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Universidad Nacional Abierta

Dirección de Investigaciones y Postgrado

Maestría en Administración de Negocios

Centro Local Anzoátegui

Unidad Curricular: Curso de iniciación

Características del adulto en situación de


aprendizaje

Alumno: Jhoreannys Saldivia C.I.19315145 Profesora: Carmen Hernández

Puerto La Cruz, Mayo de 2019


El adulto en situación de aprendizaje

En la actualidad, vivimos en un mundo donde la tecnología se expande, con cambios

drásticos y constantes que de alguna manera, inciden directa e indirectamente en la situación de

aprendizaje, especialmente en las personas adultas.

El adulto definido por Liveright y Hallenbeccks (citado por Adam,1970) como “... la

persona que llega a esa etapa de la vida en la cual asume responsabilidades propias y

generalmente por otro, y quien acepta un rol, funcionalmente productivo en su comunidad” (p.2),

por lo tanto, en virtud de esas responsabilidades que debe asumir, consolidará una serie de

expectativas a nivel individual e intelectual, traducidas en mejoras económicas, laborales,

reconocimiento social, a nivel de ego, ya que al lograr alcanzar ciertas metas propuestas,

aumentará su autoestima y su reconocimiento interno, como persona capaz y productiva, aun

cuando ya se tenga una edad en la que generalmente muchas personas se sienten frustradas y

consideran que ya su tiempo pasó. Si bien es cierto que el adulto tiene expectativas y buscará la

manera de alcanzarlas, esta motivación está basada en “tres grandes aspectos: necesidades,

intereses y logros” (p.5) citados por Kotler y Armstrong (2004), por lo cual el adulto se siente

motivado al emprender una carrera que le ayudará a minimizar este estado de carencia.

Por otra parte, el interés viene a darse como la búsqueda de un bien o situación de

provecho, que facilite la consecución de una meta o un anhelo, y va de la mano con las

necesidades del individuo. Al mismo tiempo, los logros se definen según la Real Academia

Española como la “acción y efecto de conseguir o alcanzar lo que se intenta o desea”; gozar o

disfrutar algo. Por lo tanto, el adulto se embarca en una carrera o un estudio superior para

satisfacer esas expectativas edificadas en torno a los tres aspectos mencionados anteriormente,
conllevando a procurarse un estado de bienestar general y por ende aumentar el estado de

valoración que se tiene a sí mismo.

Por otra parte, se deben mencionar además, las herramientas de las que se apropiará el

adulto, para materializar su proceso de educación, siendo determinado por causas, efectos y

necesidades muy distintas a las que se conocen en la educación convencional. Es aquí donde

entra en juego el termino andragogía, que según Márquez (citado por Capitillo, 2017), es el área

de estudio de la educación, donde su eje central es la comprensión del adulto desde el punto de

vista psicológico, biológico y social, teniendo en cuanta los factores internos y externos que

inciden sobre su aprendizaje.

Se debe agregar que el estudiante adulto posee características puntuales que lo caracterizan

y modifican positiva o negativamente, cual sea el caso, su proceso de aprendizaje. Dichas

características son: la madurez, la motivación y su integración ante nuevas situaciones donde se

requiere que modifique su comportamiento.

Considerando lo expuesto, es necesario definir estas características. Por tanto, se tiene que

la madurez, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, “es la edad de un

individuo que ancianidad”. Igualmente, la motivación, es el impulso que tiene el ser humano de

satisfacer sus necesidades (Abraham Maslow). Por su parte, Chiavenato la define como “el

resultado de la interacción entre el individuo y la situación que lo rodea” (Citado por Ramírez S.,

2012). Según Chiavenato para que una persona esté motivada debe existir una interrelación entre

el individuo y la situación que lo esté afectando en un momento determinado, dando como

resultado que este individuo este o no motivado para la consecución de la meta propuesta.

En este mismo orden de ideas, la integración constituye en las organizaciones, según

Villalba (1997), una estrategia orientada a sumar capacidades con el fin de competir en mejores
condiciones, por lo tanto si sumamos a esto, la madurez presentada por el individuo (no solo

cronológicamente), y la motivación que lo mueva a concretar sus aspiraciones, el adulto

involucrado en este proceso de aprendizaje lograra ver materializada su realización personal, lo

cual redundará en beneficios a nivel individual (autoestima), económica (mejor calidad de vida),

y social (reconocimiento de sus logros ante terceros).

En consecuencia, el aprendizaje del adulto, en términos andragógicos, es más efectivo,

debido a que, se desarrolla en condiciones de horizontalidad, participación activa y flexibilidad,

ya que desarrolla una relación equitativa e igualitaria con sus congéneres dirigido a la

consecución de un fin común: alcanzar sus metas y aspiraciones. Igualmente en este proceso

compartirá sus experiencias previas y opiniones para la toma de decisiones a fin de lograr

soluciones a las diferentes problemáticas que se pudiesen presentar en su quehacer educativo.

No obstante, en ese largo camino pueden presentarse nudos críticos que dificulten el

desarrollo armónico y pleno de este proceso de formación, tales como concepciones personales

(obligaciones, restricciones de tiempo), actitudinales (miedo al fracaso, poco dominio y

comprensión de las nuevas tecnologías), y sociales (no reconocimiento de sus iguales, o se

considera que ha llegado a una edad no productiva), por lo que debe tenerse especial cuidado en

manejar las diferentes perspectivas y puntos de vista, de manera que se subsanen estas

dificultades y permitan al adulto en formación alcanzar exitosamente el aprendizaje esperado y

por ende la consecución de las metas propuestas, traducidas como “realización”.

Cabe resaltar, que el adulto en situación de aprendizaje, debe romper con los paradigmas

ya impuestos referentes al sistemas de educación convencional, ya que el viene a ser quien

establezca las pautas necesarias para obtener el éxito en la realización de este proceso no usual

de instrucción. Por lo tanto, Zuleta (Citado por Capitillo, 2017) “considera que en este tipo de
enseñanza formal tradicional, propicia una concepción diferente del aprendizaje, y con ello de la

didáctica”, por lo tanto, el estudiante es visto como un contenedor de conocimientos acumulados

para la consecución de un fin: aprobar un examen. Por consiguiente, el adulto se enfrentará a una

nueva situación de estudio no convencional, donde no existe la interacción directa entre el

participante y su tutor, en donde predomina la utilización de medios digitales, informáticos y

comunicacionales, que faciliten el proceso de instrucción y aprendizaje, en un sentido de

horizontalidad y flexibilidad, que les da acceso a nuevas oportunidades de estudio superior a esta

rama de la población.
Bibliografía

Adam, F (1970). Andragogía Ciencia de la Educación de Adultos. Caracas – Venezuela.

Capitillo, J. (2017). El adulto y sus características en situaciones de aprendizaje. Universidad

Nacional Abierta. Caracas – Venezuela.

Stanton W,; Etzel M. y Walker B. (2004). Fundamentos de Marketing 13a. ed.). México

Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (2017). Diccionario de la lengua

Española (22ª ed.). Consultado en http://www.rae.es/

Ramírez, A. (2012). [Página web en línea]. Disponible en: http://motivaciongrupob.blogspot.com

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