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A fines de 2017, la población del Perú llegará a los 31 millones

800 mil habitantes. Así lo informó el jefe del Instituto Nacional


de Estadística ( INEI ), Aníbal Sánchez, quien anunció además
que el censo nacional está programado para setiembre próximo.

Otro dato importante respecto a la cantidad de población que


habita en el Perú es número de viviendas: 9 millones, según el
INEI. En los últimos diez años, la cifra de casas creció cerca de
un millón 700 mil. Esto quiere decir, para el INEI, más de 170 mil
viviendas cada año.

"Muchas de ellas en base al esfuerzo ciudadano y los propios


hogares", dijo el funcionario, quien destacó que el censo de
setiembre marcará la pauta demográfica que permitirá estimar a
los especialistas "cuál es la tendencia del crecimiento poblacional
hacia el futuro".

OTROS DATOS

 La cantidad de población adulta mayor de los 60 años se ha


incrementado a casi el 10% o el 12%.

 Más del 50% de la población peruana tiene menos de 30 años,


mientras que la esperanza de vida es de un promedio de 75 años.

 Las mujeres tienen en promedio 2,5 hijos. Hace 50 años, las


mujeres tenían en promedio 7 hijos por cada madre.

El rostro de la pobreza en el Perú


Por primera vez de lo que va de este siglo la pobreza aumentó en el país y afecta al
21.7% de la población, pero ¿quiénes son los más vulnerables?


Pobreza golpea a más de la mitad de los niños de entre 0 a 5 años en zonas rurales.
| Fuente:Andina

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Cajamarca es el departamento con más pobres extremos en el país


En el Perú nos habíamos acostumbrado desde principios de este siglo a que todos los años
miles de peruanos abandonaran la pobreza, sin embargo, en el 2017 cambio esta realidad.

Más pobres

Nada menos que 375,000 nuevas personas pasaron a las filas de la pobreza que ya agrupa a
6.9 millones de peruanos, es decir, al 21.7% de la población. Pero más allá de las
estadísticas, en el Perú la pobreza tiene un rostro más o menos definido.

En principio, los más pequeños son los más vulnerables. En el 2017, la pobreza afectó uno
de cada tres niños menores de cinco años de edad, pero si analizamos las áreas rurales, la
proporción pequeños que viven en estas condiciones sube hasta un 58%, según la Encuesta
Nacional de Hogares que realiza el INEI.

“La incidencia de la pobreza es alta en la población infantil y adolescente, pues la falta de


recursos en los hogares pobres suele estar asociada con situaciones de riesgo específicas
para esta población, tales como la desnutrición, el abandono escolar o la falta de acceso a
servicios médicos”, detalla el informe del ente estadístico.

Los hogares de los pobres no sólo tienen un mayor tamaño, sino que también están
conformados por una mayor proporción de niñas, niños, adolescentes y adultos
mayores implicando por consiguiente mayores tasas de dependencia económica en dichos
hogares; esta situación contrasta con los hogares no pobres.

De otro lado, nuestro país se caracteriza por su diversidad étnico-racial. Según la lengua
materna, se observa que la pobreza afecta más a la población que tiene como lengua
aprendida en su niñez, una lengua nativa: quechua, aymara o lenguas amazónicas.

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En el año 2017, la pobreza afectó al 33% de las personas que mencionaron tener como lengua
materna una lengua nativa, siendo casi el doble de la incidencia en la población con lengua materna
castellano, 18.6%.


Menos educación, más pobreza

Otro factor clave en la disminución de la pobreza es la educación. Si el nivel educativo es


alto, la probabilidad de caer en la pobreza es menor. Una de las características de la
población pobre es presentar menor nivel educativo en comparación con la población no
pobre.

Es así que el 50.1% de los pobres de 15 años y más de edad, lograron estudiar a lo más algún
año de educación primaria o no tenían nivel alguno de educación y apenas 7.5% tuvo
educación superior. En cambio entre los no pobres solo el 24% tiene primaria primaria y más
de un tercio logró estudios superiores.

“En el año 2017, una persona pobre logró estudiar en promedio hasta el primer año de
educación secundaria, ya que logra acumular 7.1 años de estudio, mientras que una persona
no pobre llegó a estudiar en promedio hasta cuarto año de secundaria (10.2 años de
estudio)”, explica el informe del INEI.

PRODUCTIVIDAD Y SECTORES
A nivel de productividad, la mayoría de los pobres trabajan en micro o en pequeñas
empresas. De cada 100 pobres que trabajan, 83 lo hacen en empresas entre 1 a 5
trabajadores, mientras que la población ocupada no pobre que trabaja en este tipo de
establecimientos es 64 de cada 100.

Pero si analizamos el tipo de sectores donde trabaja la población pobre del país vemos que el
55.3% realiza actividades relacionadas con la agricultura, pesca y minería. El 14.2% se
encuentra en la rama de Servicios, el 12,3% en Comercio, el 7,9% en Manufactura, entre
otros.

Pobreza y deterioro ambiental en el


Perú

En nuestro país la misión fundamental del desarrollo es eliminar la pobreza. En


las naciones desarrolladas el consumo medio per cápita, aumentó en un 70 por
ciento en términos reales, la esperanza de vida se elevó de 51 a 63 años y las
tasas de matrícula en la enseñanza primaria alcanzó el 89 por ciento. Si estos
avances se hubieran distribuido por igual, gran parte de la indigencia mundial se
habría eliminado; por el contrario, más de la quinta parte de la humanidad vive en
miseria extrema.

El alivio de la pobreza es tanto un imperativo moral, como un requisito


indispensable para lograr la sostenibilidad ambiental. Los pobres son a la vez,
víctimas y agentes del deterioro del medio. Así por ejemplo, los agricultores
ávidos de tierras, recurren al cultivo de zonas no adecuadas, como laderas
montañosas, tierras semiáridas y bosques tropicales. No olvidemos que
aproximadamente el 60 por ciento de la deforestación anual en el Perú (250 a
300 mil hectáreas) es producida por la denominada “agricultura migratoria”.

Los pobres que viven hacinados en asentamientos ilegales soportan servicios


inadecuados de abastecimiento de agua potable, saneamiento e inundaciones,
desprendimientos de tierras, emisiones y contaminación del aire. Teniendo que
asumir la externalización de los costos ambientales por el desenvolvimiento de
actividades económicas e industriales lesivas al ambiente y, por lo tanto,
atentatorias a su calidad de vida.

Están expuestos a los mayores peligros que el desgaste del ambiente representa
para la salud y suelen ser los más vulnerables a esos riesgos a causa de su nivel
de vida. Las familias de escasos recursos económicos, carecen frecuentemente
de los medios para evitar la depredación de su entorno. Así lo señala el
informe “Análisis ambiental del Perú” del Banco Mundial al precisar que el
impacto de la degradación ambiental para los pobres en relación a los no
pobres, es 20 por ciento más alto en términos de impacto por cada 1,000
personas.
Del mismo modo, este documentado trabajo indica que el costo de la
degradación de nuestro ambiente es más alto que en otros países con niveles
similares de ingreso, además que los impactos de salud están entre el 75 y 300
por ciento más altos entre los pobres. Los efectos de la contaminación en locales
cerrados se concentran en los pobres. Un estimado del 80 al 85 por ciento del
total de efectos a la salud estarían entre estos sectores menos favorecidos.

La pobreza se ha convertido en causa y efecto de la degradación


ambiental.Existe una interacción muy fuerte entre estos dos elementos,
componentes de un mismo sistema que, influye en otros sectores productivos,
niveles de gestión y grupos de población. No podemos dejar de considerar al
crecimiento de la economía como un sistema contenido y continente de la
variable ecológica. Para alcanzar el desarrollo se requiere la implementación y
consecución de diversas políticas. Además, una estrategia que armonice con el
mercado, considera básicamente el logro de una macroeconomía estable e
inversión en recursos humanos. Estos no son incompatibles con los objetivos
ambientales, ya que el quehacer económico y el ordenamiento ambiental son
aspectos complementarios de un mismo programa.

De modo que, el crecimiento económico es esencial para disminuir la pobreza.


Los efectos negativos causados por este crecimiento, afortunadamente, pueden
reducirse si se destinan los recursos para lograr una mejor ordenación del
medio. Para los pobres la gestión ambiental no debe ser una lejana opción en sus
vidas, sino un elemento inmerso en la agenda social del desarrollo. En
consecuencia, es importante elaborar propuestas que incluyan el componente
“verde” y sus impactos sociales, económicos, políticos y culturales en la población
de menos ingresos.

Eliminar la pobreza debe ser el compromiso prioritario de nuestros gobernantes. Los


menesterosos tienen derecho a disfrutar de un “ambiente saludable, ecológicamente
equilibrado y adecuado para el desarrollo de la vida y la preservación del paisaje y la
naturaleza”.

(*) Docente, conservacionista, consultor, miembro del Instituto Vida y ex


presidente del Patronato del Parque de Las Leyendas – Felipe Benavides
Barreda. http://wperezruiz.blogspot.com/

por Taboola
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