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Consta de varias fases que se van realizando sucesivamente, construyendo en primer lugar la
media sección superior y posteriormente el resto. Las fases de excavación y hormigonado, como
se representa en la Fig. 1, son:
- Bóveda
- Destroza central
- Hastiales laterales
- Contrabóveda
Figura 1. Fases del Método Tradicional
Bóveda
Se inicia la excavación con una galería de avance de apenas un metro de anchura, en el eje del
túnel y en la clave de la sección, con entibación continua de tabla de eucalipto de 1,50 m de
largo por 0,25 m de ancho y 2,5 cm de espesor. Las tablas se van colocando a medida que
avanza la excavación apoyadas en el propio terreno forrando la parte superior de la galería, lo
que supone una alteración mínima del terreno. Una vez ejecutada la galería en la longitud de
avance, entre 1,25 y 2,5 m según el terreno, se colocan las longarinas, que son perfiles
metálicos TH que servirán de apoyo a las tablas, disponiéndose longitudinalmente al túnel y
separadas un metro.
Entre las tablas y la longarina se coloca una tabla corrida haciendo de falso apoyo y separando
éstas con calas para dejar espacio suficiente a las tablas de los pases laterales siguientes. Esta
tabla corrida se denomina “falso”.
Una vez finalizada la galería de avance, se comienza a abrir la excavación a ambos lados de
ésta en pases, numerándose éstos con primeros, segundos, etc., según se van alejando de la
misma. La ejecución de los pases se realiza de forma análoga, pasando las tablas de entibación
a través del falso y acuñadas contra la longarina ya colocada. En el otro extremo las tablas
apoyan en el terreno hasta que se finaliza la excavación del pase y se coloca la longarina
siguiente con su falso, que permitirá pasar a su vez las tablas del segundo pase y así
sucesivamente.
El número de pases a cada lado es variable en función del terreno, jugando con la separación de
las longarinas con el fin de que los pies derechos no se claven en el terreno debido a la carga
que les transmite; se suele colocar una o varias calas de tablón como apoyo. Así mismo, en
cabeza se les zuncha una pieza de perfil TH para garantizar el apoyo de la longarina.
El método aporta una gran versatilidad, ya que se pueden modificar los parámetros básicos, en
función de la calidad del terreno: ancho del pase, longitud de avance y densidad de la entibación
y del apuntalamiento.
Normalmente se utilizan longitudes de pase desde 1,25 a 2,5 m, según el terreno atravesado, y
anchos de pase de 1 m a 1,5 m. La entibación suele ser cuajada de forma sistemática salvo
raras excepciones.
Hastiales laterales
Se excavan módulos de 2,5 m, al igual que los anillos, con las dos precauciones siguientes:
- La junta de los anillos debe caer aproximadamente en el centro del batache con el fin
de no descalzar la bóveda completamente.
- Nunca se excavan dos bataches enfrentados al mismo tiempo por las mismas razones.
Esta operación, que parece tener poca importancia cuando el terreno es relativamente bueno, se
puede complicar y llegar a ser una de las fases más comprometidas cuando existe abundancia
de agua y el terreno tiene poca cohesión.
Solera o contrabóveda
Algunas de las normas de buena práctica que deben considerarse para la ejecución mediante
este método se resumen a continuación:
- En la excavación de la bóveda:
▪ No se deben abrir primeras (1er pase a cada lado del central) de un anillo hasta que
el anterior esté hormigonado. El personal sobrante trabajará en otro tajo del túnel, si
lo hubiera.
▪ Las longarinas deben apoyar como mínimo 25 cm en las que sobresalen del anillo
anterior (Fig. 2).
▪ No debe realizarse a una presión superior a 1 bar, por lo que alcanzada ésta debe
pararse inmediatamente, pasando a inyectar desde otro taladro previsto.