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Conferencia: Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (siglas en inglés,

UNCED), Río de Janeiro, 3-14 de junio de 1992


Nombre informal: La Cumbre de la Tierra
Gobierno anfitrión: Brasil
Número de gobiernos que participaron en la Conferencia: 172 gobiernos
Secretario general de la Conferencia: Maurice F. Strong, Canadá
Organizadores: Secretariado de la CNUMAD
Temas principales: Medio ambiente y desarrollo sostenible
Presencia de las ONG: Unos 2.400 representantes de organizaciones no gubernamentales (ONG); 17.000
personas asistían al foro paralelo de ONG
Mecanismos de seguimiento: Comisión para el Desarrollo Sostenible; Comité Interagencia para el
Desarrollo Sostenible; Junta Consultiva de Alto Nivel para el Desarrollo Sostenible
Conferencia previa: Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, Estocolmo (1972)
Documentos que se obtuvieron:

 Convenio sobre Biodiversidad


 Convenio sobre Cambio Climático
 Declaración de Principios sobre Bosques
 Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo
 Agenda 21

Objetivos

El objetivo principal de esta Conferencia fue introducir un programa extenso y un nuevo plan para la
acción internacional en temas de medio ambiente y desarrollo, que ayudaran a guiar la cooperación
internacional y el desarrollo de programas en el siglo XXI.

La Cumbre de la Tierra marcó un hito porque centró la atención mundial en la idea de que los problemas
medioambientales del planeta estaban íntimamente relacionados con las condiciones económicas y los
problemas de justicia social. Demostró que las necesidades sociales, medioambientales y económicas se
deben equilibrar las unas con las otras para obtener resultados sostenibles a largo plazo. La Conferencia
también indicó que las acciones o decisiones locales más insignificantes, buenas o malas, tienen
repercusiones potenciales a escala mundial.

Esta conferencia global reunió a políticos, diplomáticos, científicos, periodistas y representantes de


organizaciones no gubernamentales (ONG) de 179 países, en un esfuerzo conjunto para conciliar el
impacto de las actividades socioeconómicas humanas con el medio ambiente, y viceversa. La Cumbre de la
Tierra tuvo una duración de dos semanas y constituyó el clímax de un proceso, iniciado en diciembre de
1989, de planear, educar y negociar entre todos los Estados miembros de las Naciones Unidas, que
condujo a la adopción de la Agenda 21, un programa de acciones que exigía nuevas formas de invertir en
el futuro para conseguir el desarrollo sostenible a escala mundial.

Los acuerdos de la Cumbre de la Tierra

Los acuerdos adoptados en la Cumbre de la Tierra fueron los siguientes:


Agenda 21: un plan de acción aplicable en los años 90 y hasta bien entrado el siglo XXI, que elabora
estrategias y un programa de medidas integradas para detener e invertir los efectos de la degradación
ambiental y para promover un desarrollo compatible con el medio ambiente y sostenible en todos los
países.

I. Dimensiones sociales y económicas


2. Cooperación internacional para acelerar el desarrollo sostenible de los países en desarrollo y políticas
internas conexas
3. Lucha contra la pobreza
4. Evolución de las modalidades de consumo
5. Dinámica demográfica y sostenibilidad
6. Protección y fomento de la salud humana
7. Fomento del desarrollo sostenible de los recursos humanos
8. Integración del medio ambiente y el desarrollo en la adopción de decisiones

SECCIÓN II. Conservación y gestión de los recursos para el desarrollo

9. Protección de la atmósfera
10. Enfoque integrado de la planificación y la ordenación de los recursos de tierras
11. Lucha contra la deforestación
12. Ordenación de los ecosistemas frágiles: lucha contra la desertificación y la sequía
13. Ordenación de los ecosistemas frágiles: desarrollo sostenible de las zonas de montaña
14. Fomento de la agricultura y del desarrollo rural sostenible
15. Conservación de la diversidad biológica
16. Gestión ecológicamente racional de la biotecnología
17. Protección de los océanos y de los mares de todo tipo, incluidos los mares cerrados y semicerrados, y
de las zonas costeras, y protección, utilización racional y desarrollo de sus recursos vivos
18. Protección de la calidad y el suministro de los recursos de agua dulce: aplicación de criterios
integrados para el aprovechamiento, ordenación y uso de los recursos de agua dulce
19. Gestión ecológicamente racional de los productos quimicos tóxicos, incluida la prevención del tráfico
internacional ilícito de productos tóxicos y peligrosos
20. Gestión ecológicamente racional de los desechos peligrosos, incluida la prevención del trafico
internacional ilicito de desechos peligrosos
21. Gestión ecológicomente racional de los desechos sólidos y cuestiones relacionadas con las aguas
cloacales
22. Gestión inocua y ecológicamente racional de los desechos radiactivos

La Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo: documento que integra 27 principios
interrelacionados entre sí, en el que se establecen por primera vez las bases para llegar al desarrollo
sostenible fijando, asimismo, el marco para todos los derechos y obligaciones individuales y colectivas en
el campo del medio ambiente y el desarrollo.

Datos y cifras
El Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) quedó listo para la firma el 5 de junio de 1992 en la
Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro y entró en vigor el 29 de diciembre de 1993.
Hasta la fecha hay 193 Partes
Los componentes de la diversidad biológica son todas las formas de vida que hay en la Tierra, incluidos los
ecosistemas, los animales, las plantas, los hongos, los microorganismos y la diversidad genética.
Con sus tres objetivos, el CDB es considerado a menudo como el principal instrumento internacional para
el desarrollo sostenible.
Los ecosistemas, las especies y los recursos genéticos deberían ser utilizados en beneficio del ser humano,
pero de manera que no lleve a la pérdida de diversidad biológica.
Para conservar la diversidad biológica hacen falta cuantiosas inversiones, pero se obtendrán considerables
beneficios ambientales, económicos y sociales.
El enfoque por ecosistemas, una estrategia integrada para gestionar recursos, es el marco de acción del
Convenio.
Según el principio de precaución, cuando haya peligro de considerable reducción o pérdida de diversidad
biológica, la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para posterg
Declaración de Rio sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo,
Habiéndose reunido en Rio de Janeiro del 3 al 14 de junio de 1992,
Reafirmando la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, aprobada
en Estocolmo el 16 de junio de 1972a, y tratando de basarse en ella,
Con el objetivo de establecer una alianza mundial nueva y equitativa mediante la creación de nuevos
niveles de cooperación entre los Estados, los sectores claves de las sociedades y las personas,
Procurando alcanzar acuerdos internacionales en los que se respeten los intereses de todos y se proteja la
integridad del sistema ambiental y de desarrollo mundial,

Reconociendo la naturaleza integral e interdependiente de la Tierra, nuestro hogar,

Proclama que:

PRINCIPIO 1
Los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible.
Tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonia con la naturaleza.

PRINCIPIO 2
De conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y los principios del derecho internacional, los Estados
tienen el derecho soberano de aprovechar sus propios recursos según sus propias politicas ambientales y
de desarrollo, y la responsabilidad de velar por que las actividades realizadas dentro de su jurisdicción o
bajo su control no causen daños al medio ambiente de otros Estados o de zonas que estén fuera de los
limítes de la jurisdicción nacional.

PRINCIPIO 3
El derecho al desarrollo debe ejercerse en forma tal que responda equitativamente a las necesidades de
desarrollo y ambientales de las generaciones presentes y futuras.

PRINCIPIO 4
A fin de alcanzar el desarrollo sostenible, la protección del medio ambiente deberá constituir parte
integrante del proceso de desarrollo y no podrá considerarse en forma aislada.

PRINCIPIO 5
Todos los Estados y todas las personas deberán cooperar en la tarea esencial de erradicar la pobreza como
requisito indispensable del desarrollo sostenible, a fin de reducir las disparidades en los niveles de vida y
responder mejor a las necesidades de la mayoría de los pueblos del mundo.

PRINCIPIO 6
Se deberá dar especial prioridad a la situación y las necesidades especiales de los países en desarrollo, en
particular los países menos adelantados y los más vulnerables desde el punto de vista ambiental. En las
medidas internacionales que se adopten con respecto al medio ambiente y al desarrollo también se
deberían tener en cuenta los intereses y las necesidades de todos los países.

PRINCIPIO 7
Los Estados deberán cooperar con espíritu de solidaridad mundial para conservar, proteger y restablecer la
salud y la integridad del ecosistema de la Tierra. En vista de que han contribuido en distinta medida a la
degradación del medio ambiente mundial, los Estados tienen responsabilidades comunes pero
diferenciadas. Los países desarrollados reconocen la responsabilidad que les cabe en la búsqueda
internacional del desarrollo sostenible, en vista de las presiones que sus sociedades ejercen en el medio
ambiente mundial y de las tecnologías y los recursos financieros de que disponen.

PRINCIPIO 8
Para alcanzar el desarrollo sostenible y una mejor calidad de vida para todas las personas, los Estados
deberían reducir y eliminar las modalidades de producción y consumo insostenibles y fomentar políticas
demográficas apropiadas.

PRINCIPIO 9
Los Estados deberían cooperar en el fortalecimiento de su propia capacidad de lograr el desarrollo
sostenible, aumentando el saber científico mediante el intercambio de conocimientos científicos y
tecnológicos, e intensificando el desarrollo, la adaptación, la difusión y la transferencia de tecnologías,
entre estas, tecnologías nuevas e innovadoras.

PRINCIPIO 10
El mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación de todos los ciudadanos
interesados, en el nivel que corresponda. En el plano nacional, toda persona deberá tener acceso
adecuado a la información sobre el medio ambiente de que dispongan las autoridades públicas, incluida la
información sobre los materiales y las actividades que encierran peligro en sus comunidades, así como la
oportunidad de participar en los procesos de adopción de decisiones. Los Estados deberán facilitar y
fomentar la sensibilización y la participación de la población poniendo la información a disposición de
todos. Deberá proporcionarse acceso efectivo a los procedimientos judiciales y administrativos, entre
éstos el resarcimiento de daños y los recursos pertinentes.

PRINCIPIO 11
Los Estados deberán promulgar leyes eficaces sobre el medio ambiente. Las normas, los objetivos de
ordenación y las prioridades ambientales deberían reflejar el contexto ambiental y de desarrollo al que se
aplican. Las normas aplicadas por algunos países pueden resultar inadecuadas y representar un costo
social y económico injustificado para otros países, en particular los países en desarrollo.

PRINCIPIO 12
Los Estados deberían cooperar en la promoción de un sistema económico internacional favorable y abierto
que llevara al crecimiento económico y el desarrollo sostenible de todos los países, a fin de abordar en
mejor forma los problemas de la degradación ambiental. Las medidas de política comercial con fines
ambientales no deberían constituir un medio de discriminación arbitraria o injustificable ni una restricción
velada del comercio internacional. Se debería evitar tomar medidas unilaterales para solucionar los
problemas ambientales que se producen fuera de la jurisdicción del país importador. Las medidas
destinadas a tratar los problemas ambientales transfronterizos o mundiales deberían, en la medida de lo
posible, basarse en un consenso internacional.

PRINCIPIO 13
Los Estados deberán desarrollar la legislación nacional relativa a la responsabilidad y la indemnización
respecto de las víctimas de la contaminación y otros daños ambientales. Los Estados deberán cooperar
asimismo de manera expedita y mas decidida en la elaboración de nuevas leyes internacionales sobre
responsabilidad e indemnización por los efectos adversos de los daños ambientales causados por las
actividades realizadas dentro de su jurisdicción, o bajo su control, en zonas situadas fuera de su
jurisdicción.

PRINCIPIO 14
Los Estados deberían cooperar efectivamente para desalentar o evitar la reubicación y la transferencia a
otros Estados de cualesquiera actividades y sustancias que causen degradación ambiental grave o se
consideren nocivas para la salud humana.

PRINCIPIO 15
Con el fin de proteger el medio ambiente, los Estados deberán aplicar ampliamente el criterio de
precaución conforme a sus capacidades. Cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de
certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razon para postergar la adopción de medidas eficaces
en función de los costos para impedir la degradación del medio ambiente.

PRINCIPIO 16
Las autoridades nacionales deberían procurar fomentar la internalización de los costos ambientales y el
uso de instrumentos económicos, teniendo en cuenta el criterio de que el que contamina debe, en
PRINCIPIO, cargar con los costos de la contaminación, teniendo debidamente en cuenta el interés público
y sin distorsionar el comercio ni las inversiones internacionales.

PRINCIPIO 17
Deberá emprenderse una evaluación del impacto ambiental, en calidad de instrumento nacional, respecto
de cualquier actividad propuesta que probablemente haya de producir un impacto negativo considerable
en el medio ambiente y que este sujeta a la decisión de una autoridad nacional competente.

PRINCIPIO 18
Los Estados deberán notificar inmediatamente a otros Estados de los desastres naturales u otras
situaciones de emergencia que puedan producir efectos nocivos súbitos en el medio ambiente de esos
Estados. La comunidad internacional deberá hacer todo lo posible por ayudar a los Estados que resulten
afectados.

PRINCIPIO 19
Los Estados deberán proporcionar la información pertinente y notificar previamente y en forma oportuna
a los Estados que posiblemente resulten afectados por actividades que puedan tener considerables
efectos ambientales transfronterizos adversos, y deberan celebrar consultas con esos Estados en una fecha
temprana y de buena fe.

PRINCIPIO 20
Las mujeres desempeñan un papel fundamental en la ordenación del medio ambiente y en el desarrollo.
Es, por tanto, imprescindible contar con su plena participación para lograr el desarrollo sostenible.

PRINCIPIO 21
Debería movilizarse la creatividad, los ideales y el valor de los jóvenes del mundo para forjar una alianza
mundial orientada a lograr el desarrollo sostenible y asegurar un mejor futuro para todos.

PRINCIPIO 22
Las poblaciones indígenas y sus comunidades, asi como otras comunidades locales, desempeñan un papel
fundamental en la ordenación del medio ambiente y en el desarrollo debido a sus conocimientos y
prácticas tradicionales. Los Estados deberían reconocer y apoyar debidamente su identidad, cultura e
intereses y hacer posible su participación efectiva en el logro del desarrollo sostenible.

PRINCIPIO 23
Deben protegerse el medio ambiente y los recursos naturales de los pueblos sometidos a opresión,
dominación y ocupación.

PRINCIPIO 24
La guerra es, por definición, enemiga del desarrollo sostenible. En consecuencia, los Estados deberán
respetar las disposiciones de derecho internacional que protegen al medio ambiente en épocas de
conflicto armado, y cooperar en su ulterior desarrollo, segun sea necesario.

PRINCIPIO 25
La paz, el desarrollo y la protección del medio ambiente son interdependientes e inseparables.

PRINCIPIO 26
Los Estados deberán resolver pacíficamente todas sus controversias sobre el medio ambiente por medios
que corresponda con arreglo a la Carta de las Naciones Unidas.

PRINCIPIO 27
Los Estados y las personas deberán cooperar de buena fe y con espiritu de solidaridad en la aplicación de
los principios consagrados en esta Declaración y en el ulterior desarrollo del derecho internacional en la
esfera del desarrollo sostenible.

La Declaración de Principios Forestales: un conjunto de 15 principios, no vinculantes, que rigen la política


nacional e internacional para la protección, la administración y el uso más sostenibles de los recursos
forestales mundiales. Estos principios son importantes porque representan el primer y principal consenso
internacional sobre un mejor uso y la conservación de toda clase de bosques.
Asimismo, también se obtuvieron resultados vinculantes de la Cumbre de Río de Janeiro, es decir, dos
convenios de cobertura y perspectivas hasta ahora desconocidas y para los que se preveía una firme
voluntad de desarrollo mediante protocolos:

Los «Principios Forestales»

La idea de adoptar principios forestales internacionales sobre la ordenación, conservación y desarrollo


sostenible de los bosques tiene su origen en la propuesta presentada en junio de 1990 por el Plan de
Acción Forestal en los Trópicos (denominación cambiada posteriormente a Programa de Acción Forestal
Tropical) de formar una misión independiente que revisara la situación con vistas a llegar a una convención
internacional sobre bosques. Esta idea estaba también implícita en la petición del Comité Preparatorio de
la CNUMAD, formulada en su primera reunión en agosto de 199O, en el sentido de que el Secretario
General de la Conferencia propusiera diferentes maneras de coordinar las actividades forestales en los
planos nacional, regional e internacional.

«Los bosques son indispensables para el desarrollo económico y el mantenimiento de todas las formas de
vida. »
Preámbulo los Principios Forestales

Aunque pronto se llegó a un acuerdo sobre la necesidad de formular principios. aplicables a todos los
bosques del mundo y sobre la oportunidad de aprovechar e proceso preparatorio de la CNUMAD para
formularlos, faltaba llegar a un consenso sobre la forma y el contenido que en definitiva debían tener.
Gracias al intensa labor desarrollada por la Secretaría de la CNUMAD. asistida por la FAO la reunión de
clausura del Comité Preparatorio presentó una «declaración autorizada, sin fuerza jurídica obligatoria, de
principios para un consenso mundial res pacto de la ordenación, la conservación cl desarrollo sostenible
de los bosques de todo tipo". llamada también «Principios Forestales». Estos son el fruto de detenidas
discusiones celebradas a lo largo de todo cl proceso preparatorio de la CNUMAD e incluso durante la
propia Conferencia. Como afirma el preámbulo, reflejan un primer consenso mundial sobre los bosques
que los países han decidido mantener «en constante evaluación a fin de determinar su idoneidad para
proseguir la cooperación internacional respecto de las cuestiones relacionadas con los bosques.» Los
países se han comprometido a aplicarlos con prontitud y a «explorar la necesidad y la viabilidad de todas
las clases de arreglos apropiados concordados internacionalmente para fomentar la cooperación
internacional en materia de ordenación, conservación y desarrollo sostenible de todos los tipos de
bosques.

No hay aspecto en que más insistan los «Principios Forestales» que en la necesidad de cooperación
internacional y asistencia técnica y financiera para la ordenación. conservación y desarrollo sostenible de
los bosques. Después de invocar en términos generales la urgencia de una mayor cooperación
internacional para compartir equitativamente «el costo adicional total convenido de alcanzar los
beneficios relacionados con la conservación y el desarrollo sostenible de los bosques» (Princ. 1b),, hacen
varias recomendaciones a la comunidad internacional en el sentido de que apoye financiera y. de ser
posible, técnicamente a los países en desarrollo para que puedan ordenar, conservar y desarrollar
sosteniblemente sus recursos forestales. Estas recomendaciones se aplican «especialmente en los países
en desarrollo» (Princ. 8c), en términos generales (Princ. 9a), con referencia a «recursos financieros nuevos
v adicionales» (Princ. 10) y a «recursos financieros específicos» para los países que establezcan programas
de conservación
En la adopción de decisiones sobre la ordenación, la conservación y el desarrollo sostenible de los
recursos forestales debería recurrirse, en la medida de lo posible, a una completa evaluación de los
valores económicos y no económicos de los bienes y servicios forestales y del costo y los beneficios para el
medio ambiente

El Convenio Marco de las Naciones Unidas contra el Cambio Climático: acuerdo legalmente vinculante,
firmado por 154 gobiernos en la Cumbre de Río, que reconoce por primera vez en términos políticos y
jurídicos la existencia del problema del cambio climático y la contribución que hacen al mismo las
actividades humanas. Establece como objetivo último alcanzar la estabilización de las concentraciones de
gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida transferencias antropogénicas
peligrosas en el sistema climático.
El Convenio de la Biodiversidad: acuerdo legalmente vinculante, que representa un paso importante hacia
la conservación de la diversidad biológica del uso sostenible de sus componentes y del reparto justo y
equitativo de los beneficios derivados del uso de recursos genéticos.

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo celebrada en 1992 en
Río de Janeiro (Brasil) – más conocida como «Cumbre de la Tierra de Río»– se dieron a conocer tres
tratados internacionales. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático
(CMNUCC), el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CNUDB) y la Convención de Lucha contra la
Desertificación (CNULD) Los tres se conocen con el nombre de Convenciones de Río.
Las Partes en el tratado de la biodiversidad, se comprometen a conservar las especies, transferir
tecnologías y compartir de manera equitativa los beneficios resultantes del uso comercial de los recursos
genéticos.
Por su parte, el acuerdo sobre la desertificación, es el encargado de realizar programas de acción
nacionales, subregionales y regionales que buscan corregir las causas de la degradación de la tierra, que
van desde las pautas del comercio internacional hasta la ordenación de las tierras
Las tres Convenciones de Río están estrechamente relacionadas. El cambio climático afecta a la
biodiversidad y a la desertificación. Cuanto más intenso sea el cambio climático y mayor sea su alcance,
mayor será la pérdida de especies vegetales y animales, y las tierras secas y semiáridas en todo el mundo
perderán vegetación y se deteriorarán.
En 2001 se estableció un grupo de enlace mixto para fomentar la colaboración entre las secretarías de las
tres convenciones. A través del grupo se comparte información, se coordinan actividades y se establecen
medidas que pueden combatir simultáneamente los tres problemas: es decir se establece lo que se
conoce como «sinergía». Ahora también incluye la Convención de Ramsar sobre los Humedales.
La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) incorporó una línea
muy importante de uno de los tratados multilaterales sobre medio ambiente que más éxito han tenido en
toda la historia: el Protocolo de Montreal de 1987, en virtud de la cual los estados miembros están
obligados a actuar en interés de la seguridad humana incluso a falta de certeza científica.
Un logro importante de la Convención, caracterizada por su carácter general y flexible, es que reconoce
que el problema del cambio climático es real.
La entrada en vigor del tratado representó un gran paso, dado que se disponía de menos pruebas
científicas que hoy en día.
Es difícil conseguir que las naciones del mundo se pongan de acuerdo en algo, mucho menos en un
planteamiento común ante una dificultad que es compleja, cuyas consecuencias no son totalmente claras
y que producirá sus efectos más graves dentro de varios decenios e incluso siglos.
La CMNUCC entró en vigor el 21 de marzo de 1994. Hoy en día cuenta con un número de miembros que la
hace casi universal. Las denominadas «Partes en la Convención» son los 195 países que la han ratificado.
La Convención reconoce que es un documento «marco», es decir, un texto que debe enmendarse o
desarrollarse con el tiempo para que los esfuerzos frente al calentamiento atmosférico y el cambio
climático puedan orientarse mejor y ser más eficaces. La primera adición al tratado, el Protocolo de Kyoto,
se aprobó en 1997.

Seguimiento
Después de la Cumbre de la Tierra, se creó la Comisión para el Desarrollo Sostenible (CDS) con el objetivo
de garantizar el seguimiento de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el
Desarrollo, mejorar la cooperación internacional y racionalizar la capacidad de toma de decisiones
intergubernamentales.

La Comisión está integrada por representantes de 53 gobiernos, elegidos entre Estados miembros de las
Naciones Unidas, que se reúnen anualmente en Nueva York para presentar informes a la Asamblea
General y trabajar en las medidas que se tenían que adoptar para aplicar los acuerdos a los que llegaron
en la Cumbre de la Tierra. Estos informes son la base fundamental sobre la que se evalúan los progresos y
se determinan los problemas que se plantean en los países.

A mediados de 1996, unos 75 gobiernos anunciaron que se habían establecido comisiones nacionales de
desarrollo sostenible u otros órganos de coordinación. Por una parte, muchos países estaban intentando
obtener apoyo legislativo para sus planes de desarrollo sostenible, y, por otra, en la mayoría de países, la
participación de las organizaciones no gubernamentales era sumamente activa.

En la actualidad, la CDS sigue siendo la comisión funcional para el desarrollo sostenible dentro del sistema
de las Naciones Unidas.

El secretario general de las Naciones Unidas también estableció en julio de 1993 una Junta Consultiva de
Alto Nivel para el Desarrollo Sostenible, siguiendo las recomendaciones de la Cumbre de la Tierra. La
Junta, integrada por 21 personalidades eminentes que desarrollan sus funciones a título personal, asesora
al secretario general y a la Comisión sobre las nuevas cuestiones que se plantean en relación con el
desarrollo sostenible y ayuda a formular propuestas de política, concebir formas innovadoras de resolver
problemas y determinar las nuevas cuestiones que merecen la atención de los comités, programas y
organismos de las Naciones Unidas. En sus primeros cuatro años de funcionamiento, la Junta Consultiva
de Alto Nivel promovió activamente varias medidas encaminadas al desarrollo sostenible. Su influencia
queda de manifiesto no sólo en la calidad de la orientación normativa que imparte, sino también en la
amplitud de los contactos que mantiene con grupos comunitarios y de profesionales.

Cinco años después de Río: Río + 5


Durante la Cumbre de la Tierra, en 1992, se acordó que la Asamblea General de las Naciones Unidas, en
un período extraordinario de sesiones que se celebraría en 1997, llevaría a cabo un examen de los avances
a los que se había llegado al cabo de cinco años, es decir, evaluar las medidas que habían tomado los
países, las organizaciones internacionales y la sociedad civil como respuesta a los retos y objetivos
establecidos en la Cumbre de la Tierra.

Cinco años después de la Cumbre de Río de Janeiro, del 23 al 27 de junio de 1997, se celebró en Nueva
York la conferencia conocida como Río + 5.

El objetivo de esta conferencia consistió en determinar y reconocer los avances conseguidos en la


aplicación de los acuerdos concertados en la Cumbre de la Tierra y en promover acuerdos similares en
todo el mundo. También se trataba de identificar errores y omisiones y proponer medidas correctivas,
todo ello para determinar las prioridades y los objetivos y trazar un plan de trabajo para la siguiente etapa
de aplicación de los instrumentos de la Cumbre de la Tierra, de cara al siglo XXI.
Sin embargo, el tema central de esta conferencia fue acelerar la aplicación de la Agenda 21 de una forma
global. Así, se adoptó un Programa para la Aplicación de la Agenda 21 y se identificaron los principales
déficits en el camino hacia la sostenibilidad. Se destacaron muy especialmente la pobreza y la desigualdad
social, en parte debido a la disminución de los niveles de ayuda oficial para el desarrollo y el incremento
de la deuda externa. Entre los objetivos se determinó la necesidad de introducir mejoras en la
transferencia de tecnología, fomentar la capacitación para la participación y en temas de desarrollo;
mejorar la coordinación institucional e introducir cambios en los niveles de producción y consumo. Este
programa preveía una nueva evaluación al cabo de cinco años más, es decir, al cabo de diez años después
de la celebración de la Cumbre de Río.

La Conferencia de Biodiversidad de la ONU

La Conferencia de Biodiversidad de la ONU se llevará a cabo del 13 al 29 de noviembre de 2018 en Sharm


El-Sheikh, Egipto. Las Naciones Unidas solicitarán a los tomadores de decisiones de más de 190 países que
intensifiquen los esfuerzos para detener la pérdida de biodiversidad y proteger los ecosistemas que
apoyan la seguridad y la salud de los alimentos y el agua para miles de millones de personas.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad incluye las reuniones de los órganos rectores
del Convenio sobre la Diversidad Biológica y sus protocolos, así como una serie de foros paralelos y
reuniones cumbre. Comprende la 14ª reunión de la Conferencia de las Partes en el Convenio sobre la
Diversidad Biológica, la novena reunión de las Partes en el Protocolo de Cartagena sobre bioseguridad y la
tercera reunión de las Partes en el Protocolo de Nagoya sobre acceso y participación en los beneficios,
Como el segmento de alto nivel de estas reuniones.

Además, al margen de la Conferencia de la ONU sobre Biodiversidad, los gobiernos, empresas, ONG y
organizaciones intergubernamentales, ciudades y autoridades subnacionales, pueblos indígenas y
comunidades locales realizarán compromisos y compromisos en apoyo del Plan Estratégico para la
Biodiversidad 2011-2020. Juventud y sociedad civil.

 Convenio sobre Biodiversidad

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