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Una de ellas es el vino; utilizamos el vino para hacernos felices, a pesar que sabemos que
puede hacer que algunos de nosotros se apropie de dicha felicidad, para llevar a cabo
acciones negativas.
Por un lado, habrá información de casos en los que el alcohol ha llevado a la gente a
situaciones tales como cometer incesto y asesinatos.
Es por ello, que puede entonces uno entender entonces que el consumo de alcohol seria
la causa para socavar nuestros principios.
Por otro lado, el vino adquiere un estatus especial en el judaísmo: tanto, que tiene una
bendición especial («Creador del fruto de la vid»)…
Gracias a ella, tendemos a santificar el Shabat, las bodas, los eventos de circuncisión y,
es incluso una mitzvá en Purim, que disfrutemos del vino.
Pregunta
«Ellos dicen: tenemos al vino para hacernos felices, aunque no siempre la felicidad sea
completa»
Pero también dicen que, aunque La Torá ha dejado al vino como un elemento consagrado
al Todopoderoso,
Ante ello Maimónides se pregunta: ¿Cómo es posible que la Torá diga que seamos
santos?
Dice que una persona puede beber, pero sólo el más elegante de los vinos kosher,
porque así podría decirse que está escrito en la Torá: Tiene cuidado de no violar los
principios de la Autoridad de Torá, porque no sólo sabe lo que debe usar, sino también la
forma de hacerlo.
Esto lo equiparan nuestros maestros al hecho cuando una persona utiliza su vehículo
para las necesidades del Eterno, pero tan pronto cuando lo utiliza de una manera salvaje
y peligrosa, se transforma: deja de ser una herramienta útil y se convierte en una máquina
de matar
Más preguntas
Nos preguntamos: ¿Qué pasa con el consumo de alcohol en bebidas como como el
vodka,la cerveza y otros?
«El concepto que se ha dado sobre la especificidad de la alegría que produce el vino, no
está limitada al vino mismo, aunque este tenga una bendición especial, aunque tampoco
hay que olvidar que las otras bebidas también suelen tener una bendición propia;
El bienestar que produce el consumo de alcohol puede crear una sensación natural,
aunque esta no es una verdadera alegría.
Pero
Pero cuando el beber se convierte en algo normal y cotidiano, se convierte en algo similar
a las drogas alucinógenas y sicoactivas, las cuales son capaces de hacernos huir de la
responsabilidad y de muchas cosas más.
Consultando…
Al consultar fuentes como el rabino Yitzjak Gabai se obtienen conceptos como estos:
Maimónides escribió que cuando una persona bebe vino en una comida, lo está
realizando con una actitud que se puede clasificar como “de honra al cielo”.
Cuando el vino es utilizado como una bebida en la dosis correcta para digerir los
alimentos, del mismo modo como lo hacen los franceses, no pasa nada, porque está
relacionado y tiene que ver con la intención positiva.
La Torá, entonces condena este comportamiento, dando a entender que Noaj perdió su
santidad después de su borrachera.
Los rabinos comparan a la persona que consume licor con tres animales: una oveja, un
león y un cerdo
Por último, cuando la persona está fuera de control, suele vomitar, por lo que semeja al
cerdo.
No hay indicación específica que nos permita que podamos estar completamente
borrachos durante esta fiesta…
Si está claro que, una persona debe tomar una dosis de vino que lo conduzca a un estado
de alegría, teniendo en cuenta que debe mantener un estado de claridad mental;
Se sabe muy bien que cuando la gente se emborracha, difícilmente tiene este grado de
claridad que se requiere por ley… esto implica que se refleje en comportamientos, en la
que, las personas que beben, están fuera de sí, adquieren un aspecto que no es muy
bien visto.
«El judaísmo siempre ha dejado constancia que la Torá no quiere la completa abstinencia
en lo que se refiere al consumo de alcohol, solamente que se utilice la dosis correcta, en
los momentos correctos, tales como el vino para el Kidush»
Pero si sugiere que, aquel que siente que no tiene el control, mientras bebe, debe
aprender a hacer las cuentas sobre sí mismo, lo cual le permitirá no caer en la
tentación, y así, conociéndose a sí mismo y sabiendo que no se puede controlar, debe
evitar el consumo de alcohol tanto como sea posible.
El Alcohol
A primera vista, parecería que son muy parecidas ya que la consumición de ambos altera
la lucidez mental. Surge la pregunta, entonces, por qué prohibir una cosa y no la otra. En
el caso del consumo del alcohol, no solo que el judaísmo lo permite, es obligatorio. Cada
sábado recitamos el Kidush sobre una copa de vino y en el Séder de Pésaj tenemos la
La respuesta es que en el caso del vino su beneficio y daño depende de la cantidad que
uno consume. Tomar la cantidad que la Halajá estipula, un“reviit” (86 ml.), en las
condiciones estipuladas, es beneficioso; tomar más que esa cantidad puede llegar a
Encontramos una discusión en el Talmud (Berajot, 40a) sobre cuál fue el Arbol de
Conocimiento del Bien y el Mal que D-os les había prohibido a Adán y Eva en el jardín del
Edén. La opinión de Rabí Meir es que fue la uva. Fundamenta su opinión en el hecho de
que “la uva lleva al llanto” como vemos en el caso de Noé que plantó una vid luego de
O sea, la uva es un árbol que nos permite conocer el bien y el mal; depende de la
En cuanto a los posibles efectos del consumo del vino cuentan nuestros sabios (Midrash
Tanjuma, Noaj, cap. 13) que cuando Noé plantó la vid, vino el Satán, sacrificó una oveja,
un león, un chancho y un mono y regó la vid con su sangre. Por eso vemos que cuando
uno toma una copa de vino se vuelve manso como la oveja, al tomar más se siente fuerte
mono…
Nuestros sabios nos advierten sobre el abuso del alcohol y exhortan a no emborracharse,
ya que uno pierde el control de sus acciones. La única excepción es el día de Purim en el
postura en cuanto al consumo de alcohol: para quienes tienen menos de cuarenta años
les prohibió consumir más de 3-4 “lejaims” en una celebración. El total de los 3-4 brindis
no debe exceder a un “reviit” o los 86 ml. Para quienes son mayores de cuarenta años,
Los programas de 12 pasos han sido un método muy efectivo para superar el sufrimiento
que causan una serie de adicciones – alcohol, drogas, comida, apuestas, sexo – y
muchas otras. He escuchado que hay voces disidentes sobre cuán apropiados son estos
programas para los judíos observantes, por lo que me gustaría traer un poco de claridad
al tema.
Dado que la mayoría de las reuniones son mantenidas en salones de iglesias, algunas
personas creen que son programas cristianos. La triste realidad es que muy pocas
sinagogas se han ofrecido para reuniones de estos programas. Y dado que las adicciones
han afectado seriamente a muchos judíos, sería una mitzvá para las sinagogas abrir sus
puertas a las reuniones.
Paso #1: Admitimos que fuimos impotentes ante el alcohol – que nuestras vidas se
habían vuelto incontrolables.
Paso #2: Llegamos al convencimiento de que un Poder más grande que nosotros
mismos podría devolvernos el sano juicio.
Esta es, esencialmente, la declaración talmúdica (Kidushin 30b) que dice que el iétzer
hará (la inclinación hacia el mal) de la persona se fortalece cada día, y que si no fuese por
la ayuda de Dios uno no podría soportarla. En otras palabras, sin la ayuda de Dios somos
impotentes ante el iétzer hará. De hecho, el Talmud relata que dos de nuestros más
rectos rabinos fueron tentados por el Satán y, estando realmente en el proceso de
someterse al pecado, fueron salvados sólo por la intervención de Dios (Kidushín 81a).
El Talmud se refiere al pecado como una locura temporal (Sotá 3a). Así, tal como somos
incapaces de resistir la tentación al pecado sin la ayuda de Dios, de la misma forma, el
alcohólico es incapaz de resistir la tentación a beber, y sólo un Poder más grande que uno
mismo (que definimos como Dios) puede prevenir el comportamiento demente.
La frase "según nuestro propio entendimiento de Él" ha sido una fuente de confusión. En
un comienzo, tenía el objetivo de evitar una referencia a la deidad de cualquier religión en
particular. El judío debería decir: "Decidimos dejar el control de nuestra voluntad y de
nuestras vidas en manos de Hashem". Este paso expresa dos conceptos de Torá: 1) Deja
de lado tu voluntad a favor de la de Hashem (Ética de los Padres 2:4), y 2) "Deja tu carga
sobre Dios, y Él te sustentará" (Salmos 55:23).
Paso #4: Sin miedo hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.
Al hacer un inventario moral, debemos hacer una lista tanto de nuestras fortalezas como
de nuestras debilidades, tanto de nuestros méritos como de nuestras faltas, porque sólo
así podremos alcanzar un verdadero conocimiento de nosotros mismos. Si una persona
no es consciente de sus faltas, no sabe lo que debe corregir. Sin embargo, una persona
que no está consciente de sus fortalezas de carácter está en una situación aún peor, ya
que desconoce las herramientas que posee para vivir una vida adecuada.
Paso #5: Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser humano la
naturaleza exacta de nuestros errores.
Este paso ha sido malinterpretado como que fuese una referencia a la confesión católica.
No lo es. En su guía para el buen vivir, el Rebe Elimélej de Lizensk dice que una persona
debería hacerse de un amigo de confianza, con quien pueda admitir todo lo que ha hecho,
incluso los pensamientos y deseos objetables que ha tenido. Verbalizar todo esto rompe
las amarras del iétzer hará, la inclinación hacia el mal.
Paso #6: Estamos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos libre de todos
nuestros defectos.
Obviamente, debemos cumplir con nuestra obligación de intentar eliminar nuestros rasgos
de personalidad que son objetables, y así es como estaremos "preparados para que Dios
quite todos esos defectos de carácter". Una vez que uno ya ha removido todo lo que está
en su poder, entonces se le puede "pedir a Dios que elimine nuestros defectos".
Paso #8: Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes hemos ofendido y
estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos.
Paso #9: Reparamos directamente el mal causado a estas personas cuando nos fue
posible, excepto en los casos en que el hacerlo les hubiere infligido más daño, o
perjudicado a un tercero.
El Talmud dice que pese a que los pecados de una persona son perdonados en Iom
Kipur, esto no aplica a ofensas cometidas en contra de otra persona. El perdón Divino se
da sólo si uno ha buscado genuinamente el perdón de la persona que uno dañó u ofendió.
Es interesante notar que hay una diferencia de opinión entre los especialistas en ética
respecto a si una persona debería buscar hacer las paces si al hacerlo incomodará a la
víctima o no. Un hombre me pidió que lo perdonase por haber divulgado un rumor malo
sobre mí. Yo lo perdoné, pero hubiese preferido que no me lo dijese, porque ahora me
preocupo por los malos rumores sobre mí que pueden estar circulando.
En tales casos, Rabí Israel Salanter dijo que es mejor no pedir perdón, porque hacerlo
lastima a la persona. Sin embargo, el Jafetz Jaim dijo que uno igualmente debe
disculparse. Me divirtió el hecho de que Bill Wilson, el fundador de Alcohólicos Anónimos,
se inclinase más hacia la opinión de Rabí Israel Salanter.
¿Son kosher los 12 pasos? Yo creo que cumplen con los estándares más altos.
La Torá nos enseña que tenemos una obligación de responsabilidad mutua el uno por el
otro. Hay una mitzvá de dar reprimenda por un comportamiento inapropiado. De hecho, si
uno tiene la posibilidad de influenciar de manera positiva a otra persona y no lo hace, uno
es considerado como responsable de las malas acciones de la otra persona.
El Talmud dice que hay un versículo del cual depende toda la Torá: "Conoce a Dios en
todos tus caminos" (Proverbios 3:6). La Torá rechaza la idea de "Dale a Dios lo que es
Suyo y al César lo que es suyo". No tenemos dos estándares, uno para la religión y otro
para lo secular. Estamos obligados a practicar los principios de la Torá en "todos nuestros
asuntos".
¿Son kosher los 12 pasos? Yo creo que cumplen con los estándares más altos
El alcohol
“El vino que alegra el corazón, el aceite que hace brillar el rostro, y el pan que sustenta la
vida.” (Salmo 104:15, Nueva Versión Internacional)
En muchos hogares, las bebidas alcohólicas son prácticamente un alimento básico que se
consume a la hora de la comida. En otros están prohibidas. Esta diferencia puede
deberse a diversos factores que influyen en la gente, como la cultura, cuestiones de salud
y la religión.
Todos los años, incontables familias sufren debido a que uno de los padres —o ambos—
abusa del alcohol. Beber en exceso también contribuye a muchísimos accidentes, como
caídas, choques de autos, etc. Y con el tiempo, puede dañar el cerebro, el corazón, el
hígado y el estómago.
Una de las maneras en las que el alcohol puede descarriar a alguien es haciendo que
baje la guardia y deje de hacer lo que es correcto. Oseas 4:11 dice: “El vino y las bebidas
fuertes quitan el buen juicio” (La Palabra de Dios para Todos). Juan aprendió esta
realidad por las malas. * Después de una discusión con su esposa, se fue a un hotel, se
emborrachó y cometió adulterio; acciones que más tarde lamentó muchísimo y que
prometió nunca repetir. El abuso del alcohol nos perjudica física, moral y espiritualmente,
y la Biblia asegura que los borrachos no tendrán vida eterna (1 Corintios 6:9, 10).
“El alcohol es una potente droga”, dice World Book Encyclopedia. Por eso, hay
circunstancias o momentos en los que hasta el consumo moderado de alcohol es
desaconsejable.
A menudo, la gente se mete en problemas por beber cuando no debe. La Biblia indica:
“Para todo hay un tiempo señalado”, incluso para abstenerse de alcohol (Eclesiastés 3:1).
Por ejemplo, hay quienes se están recuperando de un problema de alcoholismo o
legalmente son demasiado jóvenes para beber. Y otros quizás estén tomando un
medicamento que no se debe mezclar con alcohol. En el caso de muchos otros, el “tiempo
señalado” para no beber es antes y durante el trabajo, sobre todo si usan maquinaria
peligrosa. En definitiva, las personas prudentes ven su vida y su salud como hermosos
regalos de Dios (Salmo 36:9). Y una manera de valorarlos es dejándose guiar por lo que
dice la Biblia sobre el alcohol.
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AudioOpciones de descarga de audio ¿Es un pecado beber alcohol?
Beber alcohol con moderación no es un pecado. De hecho, la Biblia dice que el vino es un
regalo de Dios que puede hacernos disfrutar más de la vida (Salmo 104:14,
15; Eclesiastés 3:13; 9:7). Las Escrituras también reconocen que el vino puede ser
beneficioso para la salud (1 Timoteo 5:23).
Jesús bebió vino cuando estuvo en la Tierra (Mateo 26:29; Lucas 7:34). Además, en uno
de sus milagros más conocidos convirtió agua en vino como muestra de su generosidad
en un banquete de bodas (Juan 2:1-10).
Los peligros de beber demasiado
Aunque la Biblia menciona las cosas buenas que tiene el vino, también condena beber en
exceso y la borrachera. Por eso, si un cristiano decide beber alcohol, debería hacerlo
siempre con moderación (1 Timoteo 3:8; Tito 2:2, 3). La Biblia da varias razones para
no beber más de la cuenta:
Impide pensar con claridad y nubla el juicio (Proverbios 23:29-35). Una persona borracha
no puede cumplir con el mandato bíblico de ofrecer su cuerpo —en sentido figurado—
como “sacrificio vivo, santo, acepto a Dios, un servicio sagrado con su facultad de
raciocinio” (Romanos 12:1).
Hace que uno se desinhiba —o no controle del todo su comportamiento— y pierda la
motivación para hacer lo correcto (Oseas 4:11; Efesios 5:18).
Puede llevar a la pobreza y causar enfermedades graves (Proverbios 23:21, 31, 32).
Dios odia la borrachera y los excesos con la bebida (Proverbios 23:20; Gálatas 5:19-21).
¿Cuánto es demasiado?
Una persona ha bebido demasiado cuando la cantidad de alcohol que ha tomado la pone
en peligro a ella o a otros. La Biblia no relaciona la borrachera únicamente con beber
hasta perder el conocimiento. Según las Escrituras, uno ya está borracho cuando el
alcohol hace que se sienta desorientado, camine con dificultad, se ponga a discutir o
no articule bien las palabras (Job 12:25; Salmo 107:27; Proverbios 23:29, 30, 33). Incluso
alguien que no llegue a emborracharse puede terminar embotado por “beber en exceso” y
sufrir terribles consecuencias (Lucas 21:34, 35).
La Biblia también enseña que los cristianos no debería beber nada de alcohol en los
siguientes casos:
El primer milagro de Jesucristo fue transformar agua en vino (Juan 2:1-11). Ésta es sólo
una de las tantas ocasiones donde la Biblia habla positivamente del correcto uso del
alcohol. Pero por otro lado, las Escrituras también censuran enfáticamente el abuso de esta
sustancia.
Y sin duda cualquiera que haya caído en la trampa del alcoholismo asegurará que existen
buenas razones por las cuales la Biblia nos advierte sobre el peligro de permitir que el
alcohol tome el control de nuestras vidas. Pero, ¿cómo recuperar el control?
La realidad es que, cuando nos embriagamos—y sobre todo cuando nos permitimos llegar
al punto de la adicción—no estamos haciendo la voluntad de Dios sino la nuestra. Y como
dice Pedro, ya hemos pasado suficiente tiempo haciendo lo mismo, la cual es una buena
frase para comenzar nuestra lucha contra la adicción.
También nos será de mucha ayuda recordar diariamente que no adoramos ni dependemos
de una botella de alcohol, sino de Dios. Ser adicto al alcohol es depender de algo material y
mundano para obtener aquello que Dios tanto desea darnos: consuelo y satisfacción. Dios
quiere ser la fuente de esa “euforia” que buscamos; Él sabe que las sensaciones
momentáneas y terrenales que experimentamos al satisfacer una adicción no son nada
comparadas con lo que su verdad puede darnos: libertad, paz y gozo verdaderos.
2. Aprenda a odiar el pecado tanto como Dios lo odia y sepa por qué lo hace.
Después de reconocer que estamos pecando, debemos recordar que Dios aborrece el
pecado por una buena razón; lo odia porque es destructivo, causa división y,
eventualmente, conduce a la miseria y la muerte absolutas. No basta con admitir que el
alcoholismo es pecado, también debemos odiar la adicción. Debemos detestar la manera
en que nos ha perjudicado, y perjudica a todo el que sufre de este problema alrededor del
mundo.
Piense en todas las muertes causadas por conductores ebrios anualmente; investigue sobre
los muchos problemas de salud que produce—como daño cerebral, problemas del hígado, e
incluso una posible intoxicación etílica mortal. Visite foros o grupos de apoyo y escuche
historias de cómo el alcoholismo ha destruido matrimonios, relaciones entre padres e
hijos, amistades, oportunidades de desarrollo profesional, situaciones financieras, etcétera.
Debemos llegar a odiar tanto este pecado como para decir: “Andemos como de día,
honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas
y envidia” (Romanos 13:13).
Como sucede con tantas otras adicciones, la parte más difícil de vencer el alcoholismo es
estar dispuesto a hacer sacrificios. Podemos hablar mucho de nuestras buenas intenciones,
decir que buscaremos ayuda y tendremos auto control, pero ¿qué tan lejos nos llevará esto
si no estamos dispuestos a hacer sacrificios? Probablemente nos veremos en la necesidad
de rechazar invitaciones de amigos o familiares a “reuniones sociales” en las que siempre
terminábamos ebrios, o tendremos que pedir a nuestro compañero de sobriedad que nos
vigile muy de cerca en toda situación de peligro.
La mayoría de las personas que luchan contra el alcohol descubren que, si realmente
desean liberarse de su adicción, jamás podrán “tocar la bebida otra vez”. Si en algún
momento nos dejamos vencer y recaemos, debemos tomar la decisión de nunca más hacer
aquello que provocó la recaída, aun si parece ser algo trivial.
Muchas veces nos faltará fuerza para hacer estos sacrificios, y es ahí donde nuestro buen
compañero de sobriedad entrará para mantenernos en línea.
También debemos tener en cuenta que estos sacrificios no siempre serán de carácter físico;
además tendremos que hacer muchos sacrificios mentales. Para vencer una adicción,
necesitamos desarrollar el hábito de la oración con mucha más dedicación que antes; no
podemos dejar de comunicarnos con Dios porque nos sentimos demasiado avergonzados
para hablarle. Él debe ser nuestro primer compañero de apoyo, a quien debemos recurrir
constantemente cada día.
Le invitamos a descubrir otros consejos para comenzar a luchar contra cualquier adicción,
incluyendo el alcoholismo, en nuestro último artículo “El primer mes”, que podrá
encontrar en esta sección de “Libre de adicciones”.
Muchas personas con problemas con el alcohol no pueden decir cuándo su consumo de la bebida
está fuera de control. Usted probablemente tiene un problema de alcoholismo cuando su cuerpo
depende del alcohol para funcionar y su consumo le está causando problemas con su salud, su vida
social, su familia o su trabajo. Reconocer que tiene un problema de alcoholismo es el primer paso
para lograr estar libre del alcohol.
Hable con su proveedor de salud sobre su consumo de alcohol. Su proveedor puede ayudarlo a
encontrar el mejor tratamiento.
Usted puede haber intentado dejar de beber alcohol muchas veces en el pasado y sentir que no tiene
ningún control sobre éste. O tal vez esté pensando en dejar de beber, pero no está seguro de si está
listo para comenzar.
El cambio tiene lugar en etapas y con el paso del tiempo. La primera etapa es estar listo para
cambiar. Las etapas importantes que siguen abarcan:
Hacer pequeños cambios y pensar en cómo enfrentar las partes difíciles, como qué hacer cuando
esté en una situación en la que normalmente bebería.
Dejar de beber.
Muchas personas van y vienen a través de las etapas de cambio varias veces antes de que el cambio
realmente dure. Planee con antelación lo que hará si tiene un desliz. Trate de no desanimarse.
Evite las personas con las que usted normalmente bebería o los lugares donde tomaría.
Siga su plan para manejar las ganas de beber. Recuérdese a sí mismo por qué decidió dejar de
beber.
Invéntese una manera amable pero firme de negarse a beber cuando le ofrezcan un trago.
Brindan un espacio en donde usted puede hablar con otras personas que tienen problemas con el
alcohol.
Su sitio de trabajo, el cual puede tener un programa de ayuda al empleado. Estos programas ayudan
a los empleados con problemas personales como el consumo de alcohol.
Usted puede estar en riesgo de sufrir los síntomas de la abstinencia al alcohol si deja de beber de
manera repentina. Si usted está en riesgo, probablemente necesitará estar bajo cuidado médico
mientras deja de beber. Analice esto con su proveedor o consejero sobre alcoholismo.
Quitándonos la mentalidad de las soluciones rápidas.
Escuchamos tanto sobre diversas adicciones -alcohol, drogas, apuestas, cigarrillo, sexo,
comida, gastos, compras, internet- que la palabra “adicción” casi ha perdido su significado.
¿Acaso somos todos adictos?
La definición es simple. La distinción más grande entre el hombre y los animales no es que
el hombre es más inteligente, sino que los animales son criaturas que no deciden su
comportamiento. Ellos deben hacer lo que sea que sus cuerpos demanden. No pueden
elegir lo que deberían hacer. El hombre tiene la habilidad de controlarse a sí mismo, de
elegir su comportamiento, incluso en detrimento de sus necesidades físicas.
Si una persona pierde su habilidad de elegir y es dominada por necesidades que no puede
controlar, entonces, es una persona adicta (una excepción a esto es el desorden obsesivo
compulsivo, en donde la pérdida de control parece ser un desorden psiquiátrico). Perder la
habilidad de elegir es perder la singularidad deser un ser humano. Nos enorgullecemos
por la libertad y vemos a la esclavitud como un mal porque deshumaniza a una persona. Y
eso es exactamente lo que ocurre cuando renunciamos a nuestra habilidad para elegir.
Los adictos pueden tener problemas sicológicos, pero estos no pueden ser identificados
efectivamente mientras la adicción es activa. El control de la adicción es raramente logrado
exclusivamente a través de la psicoterapia. La participación en un grupo de apoyo
compuesto por gente que ha superado exitosamente su adicción, como los “grupos de 12
pasos”, es vital. La psicoterapia es solamente un complemento valioso.
Prevención
En lo que respecta a adicciones, una pizca de prevención vale muchas toneladas de cura.
¿Qué puede hacerse para prevenir una adicción? En especial, ¿Qué podemos hacer para
proteger a nuestros niños de caer en esta trampa mortal?
Sin importar de qué adicción se trate, el adicto está buscando algo que pueda proveer dos
cosas: placer, yrápido. Si tuvieras una droga que da la más alta embriaguez pero que el
efecto no ocurre sino hasta que han transcurrido 72 horas, ni siquiera podrías regalar la
droga. El adicto busca un efecto inmediato.
Analicemos ahora cómo es la cultura moderna. Cuando yo era un niño en la década del 30,
se pasaban muchas penurias. Antes de los antibióticos, la expectativa de vida era de 40
años, ¡ahora es 80! La comunicación era difícil. Tres días en tren para ir de Nueva York a
Los Ángeles, hoy se hace en cinco horas. Cuatro semanas para llegar a Israel, hoy son 10
horas. El trabajo era físico y muchos lugares de trabajo eran miserables. Los lugares de
trabajo de hoy en día, en comparación, son como un SPA. Cuando el calor era intenso, uno
transpiraba, pero hoy apretas un botón y la casa se enfría rápidamente.
La televisión nos dice ininterrumpidamente lo que debemos hacer para obtener más placer
en la vida. Nos hemos convertido en una de las sociedades más hedonistas de la historia.
Esto comenzó en la década del sesenta con el lema: “Si se siente bien, ¡entonces hazlo!”.
El mundo judío no se queda atrás. En Pesaj comíamos solamente papas. Hoy en día puedes
tener cualquier manjar, ¡hasta pizza de Pesaj! Desafortunadamente, el lema en el mundo
judío es: “Si se siente bien y es casher, ¡entonces hazlo!”.
La tecnología ha eliminado nuestra tolerancia por la demora. Los SMS, el viaje en jet, autos
que van de 0 a 100 kph en 6,3 segundos. Nadie está dispuesto a esperar por nada.
¿Qué podemos hacer para combatir estos valores? No hay ninguna razón para evitar
disfrutar de las cosas, pero debemos demostrarles a nuestros niños que hay cosas más
importantes en la vida que la búsqueda del placer. La observancia de la Torá debe ir más
allá de mantener la cashrut. Si queremos darle a nuestros hijos este mensaje, debemos vivir
una vida con los rasgos de personalidad que la Torá destaca. El control del enojo, la
consideración y el respeto por los demás, la dedicación de parte de nuestro tiempo y
energía a actos de bondad, y todos los demás rasgos deseables que aparecen en los
trabajos de musar, de desarrollo personal.
Los padres deben aprender a relacionarse con sus hijos de manera que ellos deseen
obedecerles por amor y respeto, y no por su control.
Todas las adicciones son ruinosas. Una persona con buena autoestima sentirá que “no
quiero hacer nada que se inmiscuya con mi autoestima. No quiero tomar o consumir
drogas porque soy demasiado bueno para eso”. Los padres deben desarrollar su propia
autoestima y deben buscar maneras de ayudar a sus hijos a desarrollar la de ellos.
No puedes mantener a los niños lejos del alcohol o de las drogas inculcándoles miedo.
Ellos deben no querer beber o consumir drogas.
Sí, la marihuana es una droga peligrosa, y su peligro es aún mayor, porque no tiene las
consecuencias dramáticas de la heroína o de la cocaína, pero envenena lentamente el
cerebro y deteriora el carácter.
Estimulación
Internet ha engendrado una nueva adicción. Mientras que no hay una demarcación precisa
sobre cuántas horas por semana son consideradas un abuso, un enfoque práctico es que si
por pasar demasiado tiempo en internet descuidas tu alimentación, sueño y relaciones
familiares saludables, entonces tienes un problema. En los niños, el uso excesivo de juegos
electrónicos puede impactar seriamente su desempeño escolar.