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El consumo de alcohol:

¿Es prohibido por la Torá? ¿Es permitido?

Consumimos alcohol rn diferentes formas:

Una de ellas es el vino; utilizamos el vino para hacernos felices, a pesar que sabemos que
puede hacer que algunos de nosotros se apropie de dicha felicidad, para llevar a cabo
acciones negativas.

Entonces, surge la duda:

¿la Torá recomienda beber?

En el caso que si lo autorice, ¿Cuál es la diferencia entre la cerveza vino o vodka?

El consumo de alcohol puede llegar a ser algo confuso.

Por un lado, habrá información de casos en los que el alcohol ha llevado a la gente a
situaciones tales como cometer incesto y asesinatos.

Es por ello, que puede entonces uno entender entonces que el consumo de alcohol seria
la causa para socavar nuestros principios.

Por otro lado, el vino adquiere un estatus especial en el judaísmo: tanto, que tiene una
bendición especial («Creador del fruto de la vid»)…

Gracias a ella, tendemos a santificar el Shabat, las bodas, los eventos de circuncisión y,
es incluso una mitzvá en Purim, que disfrutemos del vino.

Pregunta

Entonces nos preguntamos, ¿Cuál es exactamente el enfoque judío sobre el tema?


Hay opiniones entre los estudiosos que prefieren resaltar los aspectos más positivos de
alcohol.

«Ellos dicen: tenemos al vino para hacernos felices, aunque no siempre la felicidad sea
completa»

Pero también dicen que, aunque La Torá ha dejado al vino como un elemento consagrado
al Todopoderoso,

Al mismo tiempo también dice: Seamos santos.

Ante ello Maimónides se pregunta: ¿Cómo es posible que la Torá diga que seamos
santos?

¿A qué se refiere con dicho concepto?

Y él responde: Entiéndase por ser santos al concepto de someterse a la Autoridad de La


Torá.

Nuevamente se cuestiona: ¿Qué significa eso?

Dice que una persona puede beber, pero sólo el más elegante de los vinos kosher,
porque así podría decirse que está escrito en la Torá: Tiene cuidado de no violar los
principios de la Autoridad de Torá, porque no sólo sabe lo que debe usar, sino también la
forma de hacerlo.

Esto lo equiparan nuestros maestros al hecho cuando una persona utiliza su vehículo
para las necesidades del Eterno, pero tan pronto cuando lo utiliza de una manera salvaje
y peligrosa, se transforma: deja de ser una herramienta útil y se convierte en una máquina
de matar

Más preguntas
Nos preguntamos: ¿Qué pasa con el consumo de alcohol en bebidas como como el
vodka,la cerveza y otros?

«El concepto que se ha dado sobre la especificidad de la alegría que produce el vino, no
está limitada al vino mismo, aunque este tenga una bendición especial, aunque tampoco
hay que olvidar que las otras bebidas también suelen tener una bendición propia;

El bienestar que produce el consumo de alcohol puede crear una sensación natural,
aunque esta no es una verdadera alegría.

Si alguien utiliza las bebidas en la dosis correcta y en el momento adecuado, es posible y


es permitido el consumo de alcohol.

Pero

Pero cuando el beber se convierte en algo normal y cotidiano, se convierte en algo similar
a las drogas alucinógenas y sicoactivas, las cuales son capaces de hacernos huir de la
responsabilidad y de muchas cosas más.

Consultando…

Al consultar fuentes como el rabino Yitzjak Gabai se obtienen conceptos como estos:
Maimónides escribió que cuando una persona bebe vino en una comida, lo está
realizando con una actitud que se puede clasificar como “de honra al cielo”.

Cuando el vino es utilizado como una bebida en la dosis correcta para digerir los
alimentos, del mismo modo como lo hacen los franceses, no pasa nada, porque está
relacionado y tiene que ver con la intención positiva.

En la Guemará encontramos, específicamente que, comer acompañado de vino para


digerir la comida, tiene ningún inconveniente. Pero beber para emborracharse – no tiene
ninguna razón de ser. »
Desde la parashá Noaj, nos recuerda el rabino Gabai, cómo la Torá condena la
embriaguez a través del verso «, y plantó una viña, y bebió del vino, y se embriagó, y
estaba descubierto en medio de su tienda.»

La Torá, entonces condena este comportamiento, dando a entender que Noaj perdió su
santidad después de su borrachera.

Qué dicen los rabinos?

Los rabinos comparan a la persona que consume licor con tres animales: una oveja, un
león y un cerdo

¿Por qué esta comparación?

Se basan en el hecho que, cuando una persona bebe, en el principio tuene un


comportamiento como el de una oveja: es suave, tranquilo y calmado:

En la medida que continua bebiendo, empieza a hablar y comportarse como un león,


rugiendo y gritando;

Por último, cuando la persona está fuera de control, suele vomitar, por lo que semeja al
cerdo.

Y ¿Qué pasa entonces con Purim?

El mismo rabino Gabai dijo:

No hay indicación específica que nos permita que podamos estar completamente
borrachos durante esta fiesta…

Si está claro que, una persona debe tomar una dosis de vino que lo conduzca a un estado
de alegría, teniendo en cuenta que debe mantener un estado de claridad mental;
Se sabe muy bien que cuando la gente se emborracha, difícilmente tiene este grado de
claridad que se requiere por ley… esto implica que se refleje en comportamientos, en la
que, las personas que beben, están fuera de sí, adquieren un aspecto que no es muy
bien visto.

Entonces: ¿Es mejor prohibir por completo el tema del alcohol?

Después de todo, la mayoría de los bebedores no se saben o no conocen muy bien


cuáles son las dosis para mantener un estado de alegría.

Utilizando el siguiente razonamiento de Jazal, podemos pensar muchas cosas:

El escribió en algún momento la pregunta de ¿Por qué El Todopoderoso no eliminó el sol


y la luna, a sabiendas de que muchos paganos se han inclinado y adorado a estos
astros, en algún momento?

El mismo respondió a dicha pregunta a través de la inspiración divina diciendo que El


Eterno mismo creó el mundo, en beneficio de sus criaturas.

Si hay algunos que utilizan los elementos de la creación, en forma perjudicial


y negativa para sí mismos, ¿Acaso Él los tiene que eliminar para el beneficio de las otras
criaturas?

Los rabinos también añaden:

«El judaísmo siempre ha dejado constancia que la Torá no quiere la completa abstinencia
en lo que se refiere al consumo de alcohol, solamente que se utilice la dosis correcta, en
los momentos correctos, tales como el vino para el Kidush»

Pero si sugiere que, aquel que siente que no tiene el control, mientras bebe, debe
aprender a hacer las cuentas sobre sí mismo, lo cual le permitirá no caer en la
tentación, y así, conociéndose a sí mismo y sabiendo que no se puede controlar, debe
evitar el consumo de alcohol tanto como sea posible.

El Alcohol

Analicemos la similitud y la diferencia que tiene el consumo de la marihuana con el

consumo del alcohol.

A primera vista, parecería que son muy parecidas ya que la consumición de ambos altera

la lucidez mental. Surge la pregunta, entonces, por qué prohibir una cosa y no la otra. En

el caso del consumo del alcohol, no solo que el judaísmo lo permite, es obligatorio. Cada

sábado recitamos el Kidush sobre una copa de vino y en el Séder de Pésaj tenemos la

obligación de tomar cuatro copas de vino.

La respuesta es que en el caso del vino su beneficio y daño depende de la cantidad que

uno consume. Tomar la cantidad que la Halajá estipula, un“reviit” (86 ml.), en las

condiciones estipuladas, es beneficioso; tomar más que esa cantidad puede llegar a

provocar trastornos y daño.

Encontramos una discusión en el Talmud (Berajot, 40a) sobre cuál fue el Arbol de

Conocimiento del Bien y el Mal que D-os les había prohibido a Adán y Eva en el jardín del

Edén. La opinión de Rabí Meir es que fue la uva. Fundamenta su opinión en el hecho de

que “la uva lleva al llanto” como vemos en el caso de Noé que plantó una vid luego de

haber sobrevivido al Diluvio, se emborrachó de su vino y hubo consecuencias negativas.

O sea, la uva es un árbol que nos permite conocer el bien y el mal; depende de la

cantidad que uno consume. En el caso de la marihuana, en cambio, desde el vamos

causa daño, la cantidad determina simplemente si el daño será mucho o poco.

En cuanto a los posibles efectos del consumo del vino cuentan nuestros sabios (Midrash

Tanjuma, Noaj, cap. 13) que cuando Noé plantó la vid, vino el Satán, sacrificó una oveja,
un león, un chancho y un mono y regó la vid con su sangre. Por eso vemos que cuando

uno toma una copa de vino se vuelve manso como la oveja, al tomar más se siente fuerte

como el león, al tomar más parece un chancho y finalmente se termina pareciendo al

mono…

Nuestros sabios nos advierten sobre el abuso del alcohol y exhortan a no emborracharse,

ya que uno pierde el control de sus acciones. La única excepción es el día de Purim en el

cual es obligatorio embriagarse (siempre y cuando no lleva a desmanes). Podríamos decir

que la excepción reafirma la regla.

El Rebe de Lubavitch, que su mérito nos proteja, ha reiterado en numerosas ocasiones su

postura en cuanto al consumo de alcohol: para quienes tienen menos de cuarenta años

les prohibió consumir más de 3-4 “lejaims” en una celebración. El total de los 3-4 brindis

no debe exceder a un “reviit” o los 86 ml. Para quienes son mayores de cuarenta años,

confiaba en su sabiduría y madurez para que no abusen del alcohol.

¿Es kosher el programa de los 12 pasos?

Los programas de 12 pasos han sido un método muy efectivo para superar el sufrimiento
que causan una serie de adicciones – alcohol, drogas, comida, apuestas, sexo – y
muchas otras. He escuchado que hay voces disidentes sobre cuán apropiados son estos
programas para los judíos observantes, por lo que me gustaría traer un poco de claridad
al tema.

Dado que la mayoría de las reuniones son mantenidas en salones de iglesias, algunas
personas creen que son programas cristianos. La triste realidad es que muy pocas
sinagogas se han ofrecido para reuniones de estos programas. Y dado que las adicciones
han afectado seriamente a muchos judíos, sería una mitzvá para las sinagogas abrir sus
puertas a las reuniones.

Podría argumentarse que el primero de los programas de 12 pasos, Alcohólicos


Anónimos, fue el resultado de un grupo cristiano. Esto es cierto. Sin embargo, como
veremos, el contenido de los programas de 12 pasos no sólo es compatible con la Torá,
sino que incluso pareciera haber sido sacado de fuentes de Torá. No logro entender cómo
el fundador de Alcohólicos Anónimos, Bill Wilson, tuvo acceso a conceptos que
encontramos en los escritos del Talmud y en los tratados de musar (crecimiento
personal). El hecho de que hayan sido adoptados por un grupo cristiano no los descalifica,
al igual que la plegaria de la kedushá en la amidá no se vio descalificada por su adopción
en la plegaria católica del “padre nuestro”.

Veamos ahora los 12 pasos.

Paso #1: Admitimos que fuimos impotentes ante el alcohol – que nuestras vidas se
habían vuelto incontrolables.

Paso #2: Llegamos al convencimiento de que un Poder más grande que nosotros
mismos podría devolvernos el sano juicio.

Esta es, esencialmente, la declaración talmúdica (Kidushin 30b) que dice que el iétzer
hará (la inclinación hacia el mal) de la persona se fortalece cada día, y que si no fuese por
la ayuda de Dios uno no podría soportarla. En otras palabras, sin la ayuda de Dios somos
impotentes ante el iétzer hará. De hecho, el Talmud relata que dos de nuestros más
rectos rabinos fueron tentados por el Satán y, estando realmente en el proceso de
someterse al pecado, fueron salvados sólo por la intervención de Dios (Kidushín 81a).

Sin la ayuda de Dios, somos impotentes.

El Talmud se refiere al pecado como una locura temporal (Sotá 3a). Así, tal como somos
incapaces de resistir la tentación al pecado sin la ayuda de Dios, de la misma forma, el
alcohólico es incapaz de resistir la tentación a beber, y sólo un Poder más grande que uno
mismo (que definimos como Dios) puede prevenir el comportamiento demente.

Paso #3: Decidimos dejar el control de nuestra voluntad y de nuestras vidas en


manos de Dios, según nuestro propio entendimiento de Él.

La frase "según nuestro propio entendimiento de Él" ha sido una fuente de confusión. En
un comienzo, tenía el objetivo de evitar una referencia a la deidad de cualquier religión en
particular. El judío debería decir: "Decidimos dejar el control de nuestra voluntad y de
nuestras vidas en manos de Hashem". Este paso expresa dos conceptos de Torá: 1) Deja
de lado tu voluntad a favor de la de Hashem (Ética de los Padres 2:4), y 2) "Deja tu carga
sobre Dios, y Él te sustentará" (Salmos 55:23).
Paso #4: Sin miedo hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.

La literatura judía clásica se refiere en reiteradas ocasiones a la importancia del jeshbón


hanéfesh, un recuento personal que no podría ser expresado de mejor manera que "un
minucioso inventario moral sobre nosotros mismos hecho sin miedo". Realmente debe ser
hecho sin miedo, porque hace falta un gran coraje moral para hurgar honestamente en
nuestro interior y para confrontar partes de nuestro carácter y nuestra personalidad cuya
existencia podríamos no querer reconocer.

Al hacer un inventario moral, debemos hacer una lista tanto de nuestras fortalezas como
de nuestras debilidades, tanto de nuestros méritos como de nuestras faltas, porque sólo
así podremos alcanzar un verdadero conocimiento de nosotros mismos. Si una persona
no es consciente de sus faltas, no sabe lo que debe corregir. Sin embargo, una persona
que no está consciente de sus fortalezas de carácter está en una situación aún peor, ya
que desconoce las herramientas que posee para vivir una vida adecuada.

Paso #5: Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser humano la
naturaleza exacta de nuestros errores.

Este paso ha sido malinterpretado como que fuese una referencia a la confesión católica.
No lo es. En su guía para el buen vivir, el Rebe Elimélej de Lizensk dice que una persona
debería hacerse de un amigo de confianza, con quien pueda admitir todo lo que ha hecho,
incluso los pensamientos y deseos objetables que ha tenido. Verbalizar todo esto rompe
las amarras del iétzer hará, la inclinación hacia el mal.

Paso #6: Estamos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos libre de todos
nuestros defectos.

Paso #7: Humildemente Le pedimos que nos libere de nuestros defectos.

Generalmente podemos controlar nuestro comportamiento, pero es posible que tengamos


poco o ningún control sobre nuestros sentimientos. Es claro del Talmud que nacemos con
determinadas características de personalidad, algunas de las cuales podemos sublimar y
redireccionar hacia objetivos positivos. Sin embargo, es posible que no seamos capaces,
por medio de nuestros esfuerzos, de extirpar algunos rasgos indeseables.
El piadoso Jafetz Jaim era conocido por rezar fervientemente, derramando sus lágrimas
frente al Arca de la Torá, para que Dios lo aliviase de sus sentimientos de ira. El Jafetz
Jaim nunca exhibió ira, porque estaba en control de su comportamiento, pero eso no
podía evitar que sintiera enojo – y rezaba para que Dios lo aliviara de eso.

Obviamente, debemos cumplir con nuestra obligación de intentar eliminar nuestros rasgos
de personalidad que son objetables, y así es como estaremos "preparados para que Dios
quite todos esos defectos de carácter". Una vez que uno ya ha removido todo lo que está
en su poder, entonces se le puede "pedir a Dios que elimine nuestros defectos".

Artículo Relacionado: Judaísmo y el Programa de los 12 Pasos.

Paso #8: Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes hemos ofendido y
estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos.

Paso #9: Reparamos directamente el mal causado a estas personas cuando nos fue
posible, excepto en los casos en que el hacerlo les hubiere infligido más daño, o
perjudicado a un tercero.

El Talmud dice que pese a que los pecados de una persona son perdonados en Iom
Kipur, esto no aplica a ofensas cometidas en contra de otra persona. El perdón Divino se
da sólo si uno ha buscado genuinamente el perdón de la persona que uno dañó u ofendió.

Es interesante notar que hay una diferencia de opinión entre los especialistas en ética
respecto a si una persona debería buscar hacer las paces si al hacerlo incomodará a la
víctima o no. Un hombre me pidió que lo perdonase por haber divulgado un rumor malo
sobre mí. Yo lo perdoné, pero hubiese preferido que no me lo dijese, porque ahora me
preocupo por los malos rumores sobre mí que pueden estar circulando.

En tales casos, Rabí Israel Salanter dijo que es mejor no pedir perdón, porque hacerlo
lastima a la persona. Sin embargo, el Jafetz Jaim dijo que uno igualmente debe
disculparse. Me divirtió el hecho de que Bill Wilson, el fundador de Alcohólicos Anónimos,
se inclinase más hacia la opinión de Rabí Israel Salanter.

Paso #10: Continuamos haciendo nuestro inventario personal, y cuando nos


equivocamos, lo admitimos inmediatamente.
En Alei Shur, Rabí Shlomo Wolbe dice que uno debería llevar una libreta constantemente
consigo, y que en ésta debiese registrar los eventos de naturaleza moral o ética para
revisarlos al final del día.

¿Son kosher los 12 pasos? Yo creo que cumplen con los estándares más altos.

Es imposible hacer suficiente énfasis en "cuando nos equivocamos, lo admitimos


inmediatamente". La tendencia natural es defender un error y racionalizarlo; hacerlo es un
grave error. Los eventos políticos recientes han probado que los "encubrimientos" no
funcionan. Se obtienen resultados mucho mejores si se supera la tendencia a defender el
error y se admite la equivocación inmediatamente.

Paso #11: Buscamos, por medio de la plegaria y la meditación, mejorar nuestra


relación consciente con Dios, y le pedimos tan sólo la capacidad para reconocer Su
voluntad y las fuerzas para cumplirla.

La literatura clásica judía está repleta de este principio.

Paso #12: Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos


pasos, tratamos de llevar este mensaje a otras personas y a practicar estos
principios en todas nuestras acciones.

La Torá nos enseña que tenemos una obligación de responsabilidad mutua el uno por el
otro. Hay una mitzvá de dar reprimenda por un comportamiento inapropiado. De hecho, si
uno tiene la posibilidad de influenciar de manera positiva a otra persona y no lo hace, uno
es considerado como responsable de las malas acciones de la otra persona.

El Talmud dice que hay un versículo del cual depende toda la Torá: "Conoce a Dios en
todos tus caminos" (Proverbios 3:6). La Torá rechaza la idea de "Dale a Dios lo que es
Suyo y al César lo que es suyo". No tenemos dos estándares, uno para la religión y otro
para lo secular. Estamos obligados a practicar los principios de la Torá en "todos nuestros
asuntos".

¿Son kosher los 12 pasos? Yo creo que cumplen con los estándares más altos

El alcohol

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¿Está mal consumir bebidas alcohólicas?

“El vino que alegra el corazón, el aceite que hace brillar el rostro, y el pan que sustenta la
vida.” (Salmo 104:15, Nueva Versión Internacional)

LO QUE DICE LA GENTE

En muchos hogares, las bebidas alcohólicas son prácticamente un alimento básico que se
consume a la hora de la comida. En otros están prohibidas. Esta diferencia puede
deberse a diversos factores que influyen en la gente, como la cultura, cuestiones de salud
y la religión.

LO QUE DICE LA BIBLIA

La Palabra de Dios condena la borrachera y beber en exceso, pero no el consumo


moderado de alcohol (1 Corintios 6:9, 10). De hecho, desde tiempos inmemoriales, los
siervos de Dios han consumido vino, una bebida que se menciona más de doscientas
veces en la Biblia (Génesis 27:25). “Come tu alimento con regocijo y bebe tu vino con
buen corazón”, dice Eclesiastés 9:7. Como esta bebida fomenta un espíritu de alegría, se
servía en ocasiones festivas, como las bodas. Fue precisamente en una boda donde
Jesucristo realizó su primer milagro: convertir agua en “vino excelente” (Juan 2:1-11).
También se usaba con propósitos medicinales (Lucas 10:34; 1 Timoteo 5:23).

¿Establece la Biblia límites para beber?

“¡Ay de los que son poderosos en beber vino[!]” (Isaías 5:22)

¿POR QUÉ DEBERÍA INTERESARLE ESTE ASUNTO?

Todos los años, incontables familias sufren debido a que uno de los padres —o ambos—
abusa del alcohol. Beber en exceso también contribuye a muchísimos accidentes, como
caídas, choques de autos, etc. Y con el tiempo, puede dañar el cerebro, el corazón, el
hígado y el estómago.

LO QUE DICE LA BIBLIA

La moderación al beber y comer es esencial para tener la aprobación de Dios (Proverbios


23:20; 1 Timoteo 3:2, 3, 8). A él le desagrada la falta de autodominio. La Biblia señala: “El
vino es burlador, el licor embriagante es alborotador, y todo el que se descarría por él
no es sabio” (Proverbios 20:1).

Una de las maneras en las que el alcohol puede descarriar a alguien es haciendo que
baje la guardia y deje de hacer lo que es correcto. Oseas 4:11 dice: “El vino y las bebidas
fuertes quitan el buen juicio” (La Palabra de Dios para Todos). Juan aprendió esta
realidad por las malas. * Después de una discusión con su esposa, se fue a un hotel, se
emborrachó y cometió adulterio; acciones que más tarde lamentó muchísimo y que
prometió nunca repetir. El abuso del alcohol nos perjudica física, moral y espiritualmente,
y la Biblia asegura que los borrachos no tendrán vida eterna (1 Corintios 6:9, 10).

¿Cuándo no está bien beber?

“El prudente ve el peligro y lo evita; el inexperto sigue adelante y sufre las


consecuencias.” (Proverbios 22:3, Nueva Versión Internacional)

POR QUÉ ES IMPORTANTE SABERLO

“El alcohol es una potente droga”, dice World Book Encyclopedia. Por eso, hay
circunstancias o momentos en los que hasta el consumo moderado de alcohol es
desaconsejable.

LO QUE DICE LA BIBLIA

A menudo, la gente se mete en problemas por beber cuando no debe. La Biblia indica:
“Para todo hay un tiempo señalado”, incluso para abstenerse de alcohol (Eclesiastés 3:1).
Por ejemplo, hay quienes se están recuperando de un problema de alcoholismo o
legalmente son demasiado jóvenes para beber. Y otros quizás estén tomando un
medicamento que no se debe mezclar con alcohol. En el caso de muchos otros, el “tiempo
señalado” para no beber es antes y durante el trabajo, sobre todo si usan maquinaria
peligrosa. En definitiva, las personas prudentes ven su vida y su salud como hermosos
regalos de Dios (Salmo 36:9). Y una manera de valorarlos es dejándose guiar por lo que
dice la Biblia sobre el alcohol.

¿Es un pecado beber alcohol?

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La respuesta que da la Biblia

Beber alcohol con moderación no es un pecado. De hecho, la Biblia dice que el vino es un
regalo de Dios que puede hacernos disfrutar más de la vida (Salmo 104:14,
15; Eclesiastés 3:13; 9:7). Las Escrituras también reconocen que el vino puede ser
beneficioso para la salud (1 Timoteo 5:23).

Jesús bebió vino cuando estuvo en la Tierra (Mateo 26:29; Lucas 7:34). Además, en uno
de sus milagros más conocidos convirtió agua en vino como muestra de su generosidad
en un banquete de bodas (Juan 2:1-10).
Los peligros de beber demasiado

Aunque la Biblia menciona las cosas buenas que tiene el vino, también condena beber en
exceso y la borrachera. Por eso, si un cristiano decide beber alcohol, debería hacerlo
siempre con moderación (1 Timoteo 3:8; Tito 2:2, 3). La Biblia da varias razones para
no beber más de la cuenta:

 Impide pensar con claridad y nubla el juicio (Proverbios 23:29-35). Una persona borracha
no puede cumplir con el mandato bíblico de ofrecer su cuerpo —en sentido figurado—
como “sacrificio vivo, santo, acepto a Dios, un servicio sagrado con su facultad de
raciocinio” (Romanos 12:1).
 Hace que uno se desinhiba —o no controle del todo su comportamiento— y pierda la
motivación para hacer lo correcto (Oseas 4:11; Efesios 5:18).
 Puede llevar a la pobreza y causar enfermedades graves (Proverbios 23:21, 31, 32).
 Dios odia la borrachera y los excesos con la bebida (Proverbios 23:20; Gálatas 5:19-21).

¿Cuánto es demasiado?

Una persona ha bebido demasiado cuando la cantidad de alcohol que ha tomado la pone
en peligro a ella o a otros. La Biblia no relaciona la borrachera únicamente con beber
hasta perder el conocimiento. Según las Escrituras, uno ya está borracho cuando el
alcohol hace que se sienta desorientado, camine con dificultad, se ponga a discutir o
no articule bien las palabras (Job 12:25; Salmo 107:27; Proverbios 23:29, 30, 33). Incluso
alguien que no llegue a emborracharse puede terminar embotado por “beber en exceso” y
sufrir terribles consecuencias (Lucas 21:34, 35).

Cuándo no se debe beber ni una gota de alcohol

La Biblia también enseña que los cristianos no debería beber nada de alcohol en los
siguientes casos:

 Si hace tropezar a otros (Romanos 14:21).


 Si está prohibido beber alcohol en el país (Romanos 13:1).
 Si no puede controlar cuánto bebe. Los que tienen problemas con el alcohol deben estar
dispuestos a tomar medidas drásticas (Mateo 5:29, 30).
El alcoholismo:

El primer milagro de Jesucristo fue transformar agua en vino (Juan 2:1-11). Ésta es sólo
una de las tantas ocasiones donde la Biblia habla positivamente del correcto uso del
alcohol. Pero por otro lado, las Escrituras también censuran enfáticamente el abuso de esta
sustancia.

Y sin duda cualquiera que haya caído en la trampa del alcoholismo asegurará que existen
buenas razones por las cuales la Biblia nos advierte sobre el peligro de permitir que el
alcohol tome el control de nuestras vidas. Pero, ¿cómo recuperar el control?

Alcohólicos Anónimos, con su programa de 12 pasos y compañeros de sobriedad, llamados


“padrinos”, son recursos muy conocidos y útiles para superar el alcoholismo. En este
artículo esperamos entregarle una herramienta original para ayudarle a vencer este
problema, que consiste en un programa de cuatro pasos explicados brevemente a
continuación.

Programa de cuatro pasos

1. Deje de justificarse y reconozca que la adicción es pecado.

Cuando tenemos el problema del alcoholismo, normalmente tendemos a justificarnos de


muchas maneras antes de finalmente admitir que estamos pecando contra Dios. “Me dejo
llevar cuando estoy con mis amigos”, “no es un problema si lo hago cuando estoy solo”, “es
lo único que me relaja y hace desaparecer mis problemas”, “me ayuda a ser más sociable y
caerle mejor a la gente”, “soy adicto, no puedo evitarlo…”, son sólo algunas de las tantas
excusas que podemos inventar.

El abuso del alcohol es mencionado varias veces en la Biblia, y en ninguna ocasión se


asocia con algo bueno o edificante. En Pedro 4:3, por ejemplo, nos dice: “Baste ya el
tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias,
concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías”.

La realidad es que, cuando nos embriagamos—y sobre todo cuando nos permitimos llegar
al punto de la adicción—no estamos haciendo la voluntad de Dios sino la nuestra. Y como
dice Pedro, ya hemos pasado suficiente tiempo haciendo lo mismo, la cual es una buena
frase para comenzar nuestra lucha contra la adicción.
También nos será de mucha ayuda recordar diariamente que no adoramos ni dependemos
de una botella de alcohol, sino de Dios. Ser adicto al alcohol es depender de algo material y
mundano para obtener aquello que Dios tanto desea darnos: consuelo y satisfacción. Dios
quiere ser la fuente de esa “euforia” que buscamos; Él sabe que las sensaciones
momentáneas y terrenales que experimentamos al satisfacer una adicción no son nada
comparadas con lo que su verdad puede darnos: libertad, paz y gozo verdaderos.

2. Aprenda a odiar el pecado tanto como Dios lo odia y sepa por qué lo hace.

Después de reconocer que estamos pecando, debemos recordar que Dios aborrece el
pecado por una buena razón; lo odia porque es destructivo, causa división y,
eventualmente, conduce a la miseria y la muerte absolutas. No basta con admitir que el
alcoholismo es pecado, también debemos odiar la adicción. Debemos detestar la manera
en que nos ha perjudicado, y perjudica a todo el que sufre de este problema alrededor del
mundo.

Piense en todas las muertes causadas por conductores ebrios anualmente; investigue sobre
los muchos problemas de salud que produce—como daño cerebral, problemas del hígado, e
incluso una posible intoxicación etílica mortal. Visite foros o grupos de apoyo y escuche
historias de cómo el alcoholismo ha destruido matrimonios, relaciones entre padres e
hijos, amistades, oportunidades de desarrollo profesional, situaciones financieras, etcétera.
Debemos llegar a odiar tanto este pecado como para decir: “Andemos como de día,
honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas
y envidia” (Romanos 13:13).

3. Haga todos los sacrificios necesarios.

Como sucede con tantas otras adicciones, la parte más difícil de vencer el alcoholismo es
estar dispuesto a hacer sacrificios. Podemos hablar mucho de nuestras buenas intenciones,
decir que buscaremos ayuda y tendremos auto control, pero ¿qué tan lejos nos llevará esto
si no estamos dispuestos a hacer sacrificios? Probablemente nos veremos en la necesidad
de rechazar invitaciones de amigos o familiares a “reuniones sociales” en las que siempre
terminábamos ebrios, o tendremos que pedir a nuestro compañero de sobriedad que nos
vigile muy de cerca en toda situación de peligro.
La mayoría de las personas que luchan contra el alcohol descubren que, si realmente
desean liberarse de su adicción, jamás podrán “tocar la bebida otra vez”. Si en algún
momento nos dejamos vencer y recaemos, debemos tomar la decisión de nunca más hacer
aquello que provocó la recaída, aun si parece ser algo trivial.

Muchas veces nos faltará fuerza para hacer estos sacrificios, y es ahí donde nuestro buen
compañero de sobriedad entrará para mantenernos en línea.

También debemos tener en cuenta que estos sacrificios no siempre serán de carácter físico;
además tendremos que hacer muchos sacrificios mentales. Para vencer una adicción,
necesitamos desarrollar el hábito de la oración con mucha más dedicación que antes; no
podemos dejar de comunicarnos con Dios porque nos sentimos demasiado avergonzados
para hablarle. Él debe ser nuestro primer compañero de apoyo, a quien debemos recurrir
constantemente cada día.

4. Remplace la adicción con buenos hábitos.

Tan pronto como empecemos a vencer, el alcoholismo—como tantas adicciones


desagradables y persistentes—querrá volver a llenar ese vacío que dejó en nuestra vida, y
que lamentablemente le permitimos llenar en el pasado. Pero ese vacío debe ser ocupado
por el Espíritu de Dios, su palabra de verdad y el deseo de no volver a pecar. Todo ese
tiempo que antes perdíamos andando en borracheras, desenfrenos confusos y resacas,
puede ser aprovechado para enmendar las relaciones que hemos dañado, estudiar la
Palabra de Dios y servir a los demás.

Le invitamos a descubrir otros consejos para comenzar a luchar contra cualquier adicción,
incluyendo el alcoholismo, en nuestro último artículo “El primer mes”, que podrá
encontrar en esta sección de “Libre de adicciones”.

Decidirse a abandonar el consumo de alcohol

Muchas personas con problemas con el alcohol no pueden decir cuándo su consumo de la bebida
está fuera de control. Usted probablemente tiene un problema de alcoholismo cuando su cuerpo
depende del alcohol para funcionar y su consumo le está causando problemas con su salud, su vida
social, su familia o su trabajo. Reconocer que tiene un problema de alcoholismo es el primer paso
para lograr estar libre del alcohol.
Hable con su proveedor de salud sobre su consumo de alcohol. Su proveedor puede ayudarlo a
encontrar el mejor tratamiento.

¿Está listo para cambiar?

Usted puede haber intentado dejar de beber alcohol muchas veces en el pasado y sentir que no tiene
ningún control sobre éste. O tal vez esté pensando en dejar de beber, pero no está seguro de si está
listo para comenzar.

El cambio tiene lugar en etapas y con el paso del tiempo. La primera etapa es estar listo para
cambiar. Las etapas importantes que siguen abarcan:

 Pensar en las ventajas y desventajas de dejar de beber.

 Hacer pequeños cambios y pensar en cómo enfrentar las partes difíciles, como qué hacer cuando
esté en una situación en la que normalmente bebería.

 Dejar de beber.

 Llevar una vida libre del alcohol.

Muchas personas van y vienen a través de las etapas de cambio varias veces antes de que el cambio
realmente dure. Planee con antelación lo que hará si tiene un desliz. Trate de no desanimarse.

Cambios del estilo de vida que pueden ayudar

Para ayudar a controlar su consumo de alcohol:

 Evite las personas con las que usted normalmente bebería o los lugares donde tomaría.

 Planee actividades que disfrute y que no impliquen beber.

 Mantenga el alcohol fuera de su hogar.

 Siga su plan para manejar las ganas de beber. Recuérdese a sí mismo por qué decidió dejar de
beber.

 Hable con alguien de confianza cuando tenga ganas de beber.

 Invéntese una manera amable pero firme de negarse a beber cuando le ofrezcan un trago.

Recibir ayuda de los demás


Después de hablar con el médico o un asesor en alcoholismo sobre su consumo de alcohol,
probablemente lo remitirán a un grupo de apoyo o un programa de rehabilitación para alcohólicos.
Estos programas:

 Le enseñan a la gente acerca del consumo excesivo de alcohol y sus efectos.

 Ofrecen asesoría y apoyo sobre cómo mantenerse alejado del alcohol.

 Brindan un espacio en donde usted puede hablar con otras personas que tienen problemas con el
alcohol.

Usted también puede buscar ayuda y apoyo de:

 Familiares o amigos de confianza que no beben.

 Su sitio de trabajo, el cual puede tener un programa de ayuda al empleado. Estos programas ayudan
a los empleados con problemas personales como el consumo de alcohol.

 Grupos de apoyo como Alcohólicos anónimos (AA) -- www.aa.org.


Abstinencia del alcohol

Usted puede estar en riesgo de sufrir los síntomas de la abstinencia al alcohol si deja de beber de
manera repentina. Si usted está en riesgo, probablemente necesitará estar bajo cuidado médico
mientras deja de beber. Analice esto con su proveedor o consejero sobre alcoholismo.
Quitándonos la mentalidad de las soluciones rápidas.

Escuchamos tanto sobre diversas adicciones -alcohol, drogas, apuestas, cigarrillo, sexo,
comida, gastos, compras, internet- que la palabra “adicción” casi ha perdido su significado.
¿Acaso somos todos adictos?

La definición es simple. La distinción más grande entre el hombre y los animales no es que
el hombre es más inteligente, sino que los animales son criaturas que no deciden su
comportamiento. Ellos deben hacer lo que sea que sus cuerpos demanden. No pueden
elegir lo que deberían hacer. El hombre tiene la habilidad de controlarse a sí mismo, de
elegir su comportamiento, incluso en detrimento de sus necesidades físicas.

Perder la habilidad de elegir es perder la singularidad de ser un ser humano.

Si una persona pierde su habilidad de elegir y es dominada por necesidades que no puede
controlar, entonces, es una persona adicta (una excepción a esto es el desorden obsesivo
compulsivo, en donde la pérdida de control parece ser un desorden psiquiátrico). Perder la
habilidad de elegir es perder la singularidad deser un ser humano. Nos enorgullecemos
por la libertad y vemos a la esclavitud como un mal porque deshumaniza a una persona. Y
eso es exactamente lo que ocurre cuando renunciamos a nuestra habilidad para elegir.

La adicción comienza siempre a escondidas. Nadie decide: “Voy a convertirme en un


alcohólico”, o “Voy a convertirme en un apostador compulsivo”. Por razones que aún son
desconocidas, algunas personas tienen una vulnerabilidad más alta que otras a la adicción.
Algunas acciones aparentemente activan un “centro de placer” en el cerebro, que luego
demanda la repetición de la acción. La persona que es vulnerable a la adicción puede que
no reconozca lo que está ocurriendo, y esta negación persiste incluso cuando otras
personas se lo señalan.

Debido a la incapacidad del adicto de reconocer el problema, es imperativo que aquellos


que son cercanos a él –cónyuge, padres, hijos, hermanos— busquen la ayuda de un
terapeuta competente para saber qué pasos puede seguir la familia para que el adicto
acepte ayuda. La promesa sincera del adicto de abstenerse no puede ser creída. Sin la
ayuda apropiada, el curso de una adicción es invariablemente progresivo, con resultados
catastróficos para él mismo y para la familia.

Los adictos pueden tener problemas sicológicos, pero estos no pueden ser identificados
efectivamente mientras la adicción es activa. El control de la adicción es raramente logrado
exclusivamente a través de la psicoterapia. La participación en un grupo de apoyo
compuesto por gente que ha superado exitosamente su adicción, como los “grupos de 12
pasos”, es vital. La psicoterapia es solamente un complemento valioso.

Prevención

En lo que respecta a adicciones, una pizca de prevención vale muchas toneladas de cura.
¿Qué puede hacerse para prevenir una adicción? En especial, ¿Qué podemos hacer para
proteger a nuestros niños de caer en esta trampa mortal?

Sin importar de qué adicción se trate, el adicto está buscando algo que pueda proveer dos
cosas: placer, yrápido. Si tuvieras una droga que da la más alta embriaguez pero que el
efecto no ocurre sino hasta que han transcurrido 72 horas, ni siquiera podrías regalar la
droga. El adicto busca un efecto inmediato.
Analicemos ahora cómo es la cultura moderna. Cuando yo era un niño en la década del 30,
se pasaban muchas penurias. Antes de los antibióticos, la expectativa de vida era de 40
años, ¡ahora es 80! La comunicación era difícil. Tres días en tren para ir de Nueva York a
Los Ángeles, hoy se hace en cinco horas. Cuatro semanas para llegar a Israel, hoy son 10
horas. El trabajo era físico y muchos lugares de trabajo eran miserables. Los lugares de
trabajo de hoy en día, en comparación, son como un SPA. Cuando el calor era intenso, uno
transpiraba, pero hoy apretas un botón y la casa se enfría rápidamente.

La televisión nos dice ininterrumpidamente lo que debemos hacer para obtener más placer
en la vida. Nos hemos convertido en una de las sociedades más hedonistas de la historia.
Esto comenzó en la década del sesenta con el lema: “Si se siente bien, ¡entonces hazlo!”.

El mundo judío no se queda atrás. En Pesaj comíamos solamente papas. Hoy en día puedes
tener cualquier manjar, ¡hasta pizza de Pesaj! Desafortunadamente, el lema en el mundo
judío es: “Si se siente bien y es casher, ¡entonces hazlo!”.

La tecnología ha eliminado nuestra tolerancia por la demora. Los SMS, el viaje en jet, autos
que van de 0 a 100 kph en 6,3 segundos. Nadie está dispuesto a esperar por nada.

La búsqueda del placer y de la gratificación instantánea –eso es lo que caracteriza al


mundo adulto. ¿En dónde va a conseguir eso un niño de 14 años? ¡Con una droga, por
supuesto! Y la presión social es muy intensa.

¿Qué podemos hacer para combatir estos valores? No hay ninguna razón para evitar
disfrutar de las cosas, pero debemos demostrarles a nuestros niños que hay cosas más
importantes en la vida que la búsqueda del placer. La observancia de la Torá debe ir más
allá de mantener la cashrut. Si queremos darle a nuestros hijos este mensaje, debemos vivir
una vida con los rasgos de personalidad que la Torá destaca. El control del enojo, la
consideración y el respeto por los demás, la dedicación de parte de nuestro tiempo y
energía a actos de bondad, y todos los demás rasgos deseables que aparecen en los
trabajos de musar, de desarrollo personal.

Los padres deben aprender a relacionarse con sus hijos de manera que ellos deseen
obedecerles por amor y respeto, y no por su control.

Debemos transformar nuestro hogar en un castillo de shalom bait, armonía doméstica


verdadera. Muchos de los jovenzuelos que consumen drogas provienen de un hogar en
donde los padres pelean constantemente, cada uno insistiendo en lo que él/ella quieren
del matrimonio. Los padres deben aprender a relacionarse con sus hijos de manera que
ellos quieran obedecerles por amor y respeto, no por control.

Todas las adicciones son ruinosas. Una persona con buena autoestima sentirá que “no
quiero hacer nada que se inmiscuya con mi autoestima. No quiero tomar o consumir
drogas porque soy demasiado bueno para eso”. Los padres deben desarrollar su propia
autoestima y deben buscar maneras de ayudar a sus hijos a desarrollar la de ellos.

No puedes mantener a los niños lejos del alcohol o de las drogas inculcándoles miedo.
Ellos deben no querer beber o consumir drogas.

Sí, la marihuana es una droga peligrosa, y su peligro es aún mayor, porque no tiene las
consecuencias dramáticas de la heroína o de la cocaína, pero envenena lentamente el
cerebro y deteriora el carácter.

Estimulación

Basados en la evidencia del “centro de placer” en el cerebro, la diferencia entre la adicción


física y la sicológica no es tan clara. El alcohol, las drogas, la comida y las apuestas, todas
estimulan el “centro de placer”, y el comportamiento se convierte en una adicción física.

Internet ha engendrado una nueva adicción. Mientras que no hay una demarcación precisa
sobre cuántas horas por semana son consideradas un abuso, un enfoque práctico es que si
por pasar demasiado tiempo en internet descuidas tu alimentación, sueño y relaciones
familiares saludables, entonces tienes un problema. En los niños, el uso excesivo de juegos
electrónicos puede impactar seriamente su desempeño escolar.

Una adicción particularmente tóxica es la pornografía en internet. Los hombres y las


mujeres se pueden dar cuenta de que es algo nocivo, pero no se pueden resistir ante el
deseo. Las esposas han perdido el respeto por sus maridos, quienes demuestran más
pasión por las imágenes de internet que por ellas. Una queja común en las esposas es: “Me
siento traicionada”.

Cualquiera que sea la adicción, es inevitablemente progresiva, y generalmente no puede


ser superada solamente con la fuerza de voluntad. Uno debe buscar terapeutas
competentes en el tratamiento de adicciones.

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