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Antes de poder dar una explicación sobre qué es el amparo, sus características y
función, resulta indispensable conocer lo que se analizó en materias anteriores. Es
por eso que en esta unidad se explicará brevemente lo referente a qué es una
constitución y su nivel jerárquico, pues justamente en referencia a la Ley
Fundamental se analizarán los actos sujetos a control de constitucionalidad.
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Hermann Heller reconoce dos acepciones a la palabra constitución, el real y el
jurídico. El real son los factores reales de poder que señaló Ferdinand Lassalle;
sin embargo la Constitución no es sólo factores reales de poder, sino que la
Constitución como norma puede conformar nuevas realidades políticas y
transformarlas.
Karl Loewenstein concibe a la carta suprema como “la totalidad de los principios
y normas fundamentales constituye la constitución ontológica de la sociedad
estatal, que podrá estar o bien enraizada en las convicciones del pueblo, sin
formalización expresa o bien podrá estar contenida en un documento escrito”.
Burgoa Orihuela simplemente indica que distingue dos clases de constitución: “la
constitución real, ontológica, social y deontológica, por una parte, y la jurídico-
positiva, por la otra”.
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1.2 La Supremacía Constitucional.
Artículo 133. Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen
de ella y todos los tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que
se celebren por el Presidente de la República, con aprobación del Senado, serán
la Ley Suprema de toda la Unión. Los jueces de cada entidad federativa se
arreglarán a dicha Constitución, leyes y tratados, a pesar de las disposiciones en
contrario que pueda haber en las Constituciones o leyes de las entidades
federativas.
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las Cámaras de Comercio y de las de Industria no puede ser considerada
1
inconstitucional por contrariar lo dispuesto en un tratado internacional .
1
Tesis aislada, 8a. Época; Pleno; Gaceta S.J.F.; Núm. 60, Diciembre de 1992; Pág. 27
2
Tesis aislada; 9a. Época; Pleno; S.J.F. y su Gaceta; Tomo X, Noviembre de 1999; Pág. 46
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por la propia constitución, los tratados internacionales y las leyes generales;
quedando excluidas las leyes federales o locales. Esa fue la interpretación de la
Corte al resolver el amparo en revisión 120/2002, del que derivaron las tesis P.
IX/2007 y P. VII/2007, de rubros y textos siguientes:
Así pues, debemos tener en cuenta que en nuestro sistema normativo, la jerarquía
normativa será la siguiente: primeramente tendremos a la Constitución, luego a los
Tratados Internacionales, seguido de las leyes generales y, finalmente, las leyes
federales y locales; salvada la excepción de lo que estableció el Pleno de la Corte
en el caso de normas de derechos humanos, independientemente de su fuente, no
se relacionan en términos jerárquicos, esto es, todos tienen el mismo rango, o sea,
constitucional. Así lo determinó el Pleno de nuestro Máximo Tribunal, al resolver la
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contradicción de tesis 293/2011, de cuya discusión resultó la siguiente
jurisprudencia P./J. 20/2014 (10a.):
3
Jurisprudencia P./J. 20/2014 (10a.)., 10a. Época; Pleno; Gaceta S.J.F.; Libro 5, Abril De 2014; Tomo I; Pág. 202.
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1.3 La doble función del Poder Judicial de la Federación.
El Poder Judicial de la Federación tiene una doble función que está prevista en la
Constitución. Por un lado, resuelve conflictos que versen sobre la legalidad de
actos; sea entre un particular y otro, entre el Estado y un particular o, incluso,
entre dos órganos de gobierno. Además, tiene a su cargo el control de la
constitucionalidad y convencionalidad de leyes o actos de autoridad, la cual, en
teoría, tendría que corresponder a un tribunal constitucional. En el caso de nuestro
país, el control de legalidad, constitucionalidad y convencionalidad se lleva a cabo
por los órganos del mencionado poder, sin perjuicio de lo que se realice por los
poderes judiciales de carácter local.
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Lo que se prevé en los artículos 50, 50bis, 50quater, 53 y 53 bis, de la Ley
Orgánica del Poder Judicial de la Federación, tales como los juicios
ordinarios mercantiles, civiles o administrativos, así como los de proceso
penal.
Existen otras funciones que realizan los órganos jurisdiccionales del Poder Judicial
de la Federación que no se incluyen dentro de las de control de legalidad o
constitucionalidad, tales como los que se enumeran a continuación (de forma
enunciativa pero no limitativa):
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han establecido diversos medios de control de la regularidad constitucional
referidos a los órdenes jurídicos federal, estatal y de la ahora Ciudad de México. 4
Para entender este tipo de control, resulta idóneo acudir a lo que han planteado
Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Rubén Sánchez Gil:
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implementar remedios para los actos contrarios a ella. El control constitucional
recae más frecuentemente –aunque no únicamente– en leyes parlamentarias,
pues el Poder Legislativo es el primordial órgano obligado a cumplir las
disposiciones de la Carta Magna. Son dos los grandes sistemas de control
constitucional: el político y el judicial. En el primero, la inconstitucionalidad la
estudia un órgano que muchas veces juzga la conveniencia y oportunidad de
invalidar un acto de autoridad. En cambio, el judicial busca una resolución
objetiva sobre la conformidad de dicho acto con las normas constitucionales;
por ello se le encarga a órganos imparciales, formados por juristas
profesionales, y a un proceso –en el sentido más técnico y preciso–, cuyas
formalidades salvaguardan la correcta resolución del asunto. Por eso el
sistema judicial de control constitucional es el más difundido en la actualidad.
6
. Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Rubén Sánchez Gil. Control difuso de constitucionalidad y convencionalidad. Serie
“Reforma DH”, Metodología para la enseñanza de la reforma constitucional en materia de derechos humanos, México,
2013. Pp. 13 a 15.
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Por su parte, el control difuso que realizan las demás autoridades del país, en el
ámbito de su competencia, se ejerce de manera oficiosa, si y sólo si, encuentran
sustento para ello, respaldándose en el imperio del cual están investidas para
juzgar conforme a la Constitución. Por tanto, el control ordinario que ejercen estas
autoridades en su labor cotidiana, es decir, en su competencia específica, se
constriñe a establecer la legalidad del asunto sometido a su consideración con
base en los hechos, argumentaciones jurídicas, pruebas y alegatos propuestos por
las partes, dando cumplimiento a los derechos fundamentales de audiencia,
legalidad, debido proceso y acceso a la justicia. Es aquí donde el juzgador
ordinario, al aplicar la norma, puede contrastar, de oficio, entre su contenido y los
derechos humanos que reconoce el orden jurídico nacional (esto es, realizar el
control difuso) en ejercicio de una competencia genérica, sin que la reflexión que
realiza el juez común, forme parte de la disputa entre actor y demandado.
En ese sentido, la diferencia toral entre los medios de control concentrado y difuso
estriba, esencialmente, en que en el primero es decisión del quejoso que el tema
de inconstitucionalidad o inconvencionalidad de la ley forme parte de la litis, al
plantearlo expresamente en su demanda de amparo; mientras que en el segundo,
ese tema no integra la litis, que se limita a la materia de legalidad (competencia
específica); no obstante, por razón de su función, por decisión propia y
prescindiendo de todo argumento de las partes, el juzgador puede desaplicar la
norma que a su criterio no sea acorde con la Constitución o con los tratados
internacionales en materia de derechos humanos.
Finalmente, debe señalarse que todas las demás autoridades del país en el
ámbito de sus competencias tienen la obligación de aplicar las normas
correspondientes haciendo la interpretación más favorable a la persona para
lograr su protección más amplia, sin tener la posibilidad de inaplicar o declarar su
incompatibilidad.
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Además, tal como lo estableció la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación en la tesis 2a. CIV/2014 (10a.), las autoridades administrativas no
pueden ejercer control de constitucionalidad.7
Por imperativo del artículo 1o., en relación con el diverso 133, ambos de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, todas las autoridades del
país, en el ámbito de sus competencias, deben garantizar el respeto y la
protección de los derechos humanos reconocidos en la propia Constitución y en
los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, para lo cual
cuentan con la facultad de ejercer un control de regularidad constitucional difuso o
ex officio, que corresponde a un sistema que confía a cualquier autoridad, sin
importar su fuero, la regularidad constitucional de las leyes y por virtud del cual
toda autoridad debe, ante un caso concreto que verse sobre cualquier materia,
inaplicar la norma que debería fundar su acto, si ésta es violatoria de un derecho
humano contenido en la Carta Fundamental o en un tratado internacional. Ahora
bien, cuando se habla del control ex officio debe tenerse presente que dicha
expresión significa que ese tipo de examen pueden hacerlo, por virtud de su cargo
de Jueces, aun cuando: 1) no sean de control constitucional; y, 2) no exista una
solicitud expresa de las partes, pues la propia Norma Fundamental los faculta a
inaplicar una norma cuando adviertan que viola derechos humanos, de manera
que el control difuso no constituye un proceso constitucional sino sólo una técnica
al alcance del Juez para que pueda ejercer un control de constitucionalidad en un
proceso, sea éste constitucional o de cualquier otra naturaleza y cuyo ejercicio da
lugar al dictado de una resolución con efectos entre las partes.
7
La tesis mencionada es de rubro y texto siguiente: “CONTROL CONSTITUCIONAL CONCENTRADO O DIFUSO. LAS
AUTORIDADES ADMINISTRATIVAS NO ESTÁN FACULTADAS PARA REALIZARLO. El artículo 1o. de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, deben
cumplir con una serie de obligaciones en materia de derechos humanos. Sin embargo, en términos de la tesis P. LXIX/2011
(9a.) (*), del Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, las autoridades administrativas no están
facultadas para realizar algún tipo de control constitucional, sea concentrado o difuso; es decir, no pueden declarar la
invalidez de un determinado precepto e inaplicarlo, ni siquiera bajo el argumento de una reparación de derechos humanos,
ya que ello implicaría desatender los requisitos de procedencia señalados por las leyes para interponer un medio de
defensa, y que deben cumplirse de manera previa a un pronunciamiento de fondo del asunto. En todo caso, han de
interpretar las disposiciones jurídicas en el sentido más favorable a las personas, pero sin que ello llegue a descuidar las
facultades y funciones que deben desempeñar en atención a sus ámbitos competenciales. Aceptar lo contrario, generaría
incertidumbre jurídica en franca contravención a otros derechos humanos como los de legalidad, debido proceso y
seguridad jurídica, previstos en los artículos 14 y 16 constitucionales.”
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un análisis de constitucionalidad y convencionalidad exhaustivo, porque la
presunción de constitucionalidad de que gozan todas las normas jurídicas no se
ha puesto siquiera en entredicho. Lo anterior es así, porque las normas no pierden
su presunción de constitucionalidad sino hasta que el resultado del control así lo
refleje, lo que implica que las normas que son controladas puedan incluso salvar
su presunción de constitucionalidad mediante la interpretación conforme en
sentido amplio, o en sentido estricto.
La posibilidad de inaplicación de leyes por los jueces del país, en ningún momento
supone la eliminación o el desconocimiento de la presunción de constitucionalidad
de ellas, sino que, precisamente, parte de esta presunción al permitir hacer el
contraste previo a su aplicación. En ese orden de ideas, el Poder Judicial al
ejercer un control de convencionalidad ex officio en materia de derechos humanos,
deberá realizar los siguientes pasos: a) Interpretación conforme en sentido amplio,
lo que significa que los jueces del país -al igual que todas las demás autoridades
del Estado Mexicano-, deben interpretar el orden jurídico a la luz y conforme a los
derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados
internacionales en los cuales el Estado Mexicano sea parte, favoreciendo en todo
tiempo a las personas con la protección más amplia; b) Interpretación conforme en
sentido estricto, lo que significa que cuando hay varias interpretaciones
jurídicamente válidas, los jueces deben, partiendo de la presunción de
constitucionalidad de las leyes, preferir aquella que hace a la ley acorde a los
derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados
internacionales en los que el Estado Mexicano sea parte, para evitar incidir o
vulnerar el contenido esencial de estos derechos; y, c) Inaplicación de la ley
cuando las alternativas anteriores no son posibles. Lo anterior no afecta o rompe
con la lógica de los principios de división de poderes y de federalismo, sino que
fortalece el papel de los jueces al ser el último recurso para asegurar la primacía y
aplicación efectiva de los derechos humanos establecidos en la Constitución y en
los tratados internacionales de los cuales el Estado Mexicano es parte.8
Amparo, tal como lo prevén los artículos 103 y 107 de la Constitución, así
como su ley reglamentaria.
8
De conformidad con la tesis P. LXIX/2011(9a.), de rubro: “PASOS A SEGUIR EN EL CONTROL DE
CONSTITUCIONALIDAD Y CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS.”
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Controversia constitucional y acción de inconstitucionalidad, según lo
previsto en las fracciones I y II, del artículo 105 constitucional y la Ley
reglamentaria de las fracciones anteriores.
La constitucionalidad de las consultas populares, de acuerdo a lo que
establece el numeral 3, de la fracción VIII, el artículo 35 de la Constitución.
Resolver sobre la constitucionalidad de los Acuerdos emitidos por el titular
del Ejecutivo Federal, respecto a la suspensión o restricción de derechos
humanos y sus garantías, tal como se prevé en el último párrafo del artículo
29 constitucional.
Los medios de impugnación que prevé la Ley General del Sistema de
Medios de Impugnación en Materia Electoral, tales como el juicio para la
protección de los derechos político–electorales del ciudadano y el juicio de
revisión constitucional electoral.
Artículo 49.
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Preservar la supremacía constitucional, al invalidar las leyes, tratados y
reglamentos que sean contrarios a las disposiciones constitucionales.
Artículo 94.
Artículo 1o.
Artículo 94.
[…]
[…]
Pleno
Cuando los 11 Ministros se reúnen a debatir los asuntos que deben resolver, se
dice que la Suprema Corte de Justicia de la Nación funciona en Pleno. En general,
basta con la presencia de siete Ministros para que las decisiones del Pleno sean
válidas, pero en algunos casos se requiere la presencia de por lo menos ocho de
ellos; por ejemplo, cuando ha de resolverse una controversia constitucional o una
acción de inconstitucionalidad. Es importante mencionar que uno de los once
ministros funge como presidente, tanto de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, como del Consejo de la Judicatura Federal y dura en su encargo cuatro
años.
Artículo 4o.
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inconstitucionalidad y c) juicios de amparo (además de las que previamente se
mencionaron).
Salas
Cada sala está compuesta por 5 ministros, donde uno de ellos es elegido cada
dos años por los propios ministros miembros de sala como presidente de la
misma. El ministro presidente del Pleno no está adscrito a ninguna Sala, por lo
tanto no participa en decisiones de las salas.
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que el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación conservará para
su resolución y el envío de los de su competencia originaria a las Salas y a
los Tribunales Colegiados de Circuito, así como con el artículo 21, fracción
II, inciso a), de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación.
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El Tribunal Electoral funcionará en forma permanente con una Sala Superior y con
cinco Salas Regionales; sus sesiones de resolución jurisdiccional serán públicas.
Por su parte, cada una de las Salas Regionales está integrada por tres
Magistrados electorales, que duran en su cargo un periodo improrrogable de 9
años. Los Magistrados de cada Sala Regional eligen de entre ellos a su
presidente, quien durará en su cargo tres años, con posibilidad de ser reelecto por
una sola vez.
Con excepción del presidente del Consejo, los demás Consejeros duran cinco
años en su cargo, sin posibilidad de ser nombrados para un nuevo período. La
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renovación de los Consejeros se realiza de manera escalonada, es decir,
sucesivamente y no de todos al mismo tiempo.
Los Plenos de Circuito son los órganos facultados para resolver las
contradicciones de tesis que existan en un mismo circuito y, en su caso, de una
misma materia, desarrollando las funciones señaladas en el artículo 107, fracción
XIII de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Se compondrán
por los magistrados adscritos a los Tribunales Colegiados del circuito respectivo,
de conformidad con lo que establece el Acuerdo General 8/2015 del Pleno del
Consejo de la Judicatura Federal, relativo a la integración y funcionamiento de los
Plenos de Circuito, modificado mediante diversos 52/2015 y sin número de 2016.
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Son Tribunales que se integran por tres Magistrados y que son competentes para
conocer, entre otros, de los asuntos siguientes:
Los asuntos que las leyes encomiendan a los Tribunales Unitarios de Circuito son,
principalmente:
Los Juzgados de Distrito son órganos judiciales de primera instancia del Poder
Judicial de la Federación, o, en su caso, órganos de control de constitucionalidad,
distribuidos en las diversas entidades del país.
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Nacional, la Ley de la Policía Federal, la Ley General para Prevenir y
Sancionar los Delitos en Materia de Secuestro o la Ley General para
Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas
y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de Estos Delitos, según
corresponda.
Conocer de las causas respecto de adolescentes, de conformidad con el
artículo 50 quater y la Ley Federal de Justicia para Adolescentes.
Este jurado era competente para resolver, por medio de un veredicto, las
cuestiones de hecho que le eran sometidas por los jueces de distrito; conociendo
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de los delitos cometidos por medio de la prensa contra el orden público o la
seguridad exterior o interior de la Nación; previendo como requisitos para ser
jurado, ser ciudadano mexicano en pleno goce de sus derechos; saber leer y
escribir, y ser vecino del distrito judicial en que deba desempeñar el cargo, por lo
menos desde un año antes del día en que se publique la lista definitiva de jurados.
Los Centros de justicia penal estarán integrados por jueces de control, tribunales
de enjuiciamiento y de alzada, así como por un administrador del centro, y el
personal que determine el Consejo de la Judicatura Federal conforme al
presupuesto del Poder Judicial de la Federación.
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