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Entre los años 1776-77 y 1786-87, Kant dictó cuatro cursos de Pedagogía en la
Universidad de Königsberg, dando así forma académica y sistemática a su interés por
el tema de la educación. La recopilación y publicación de estas lecciones de pedagogía,
tituladas Reflexiones sobre educación o Pedagogía, se realizó en 1803 y estuvo a cargo
de su adjunto T. Rink.
El ser humano e perfectible y libre pero debe, además, devenir libre, señorear
sobre su propia libertad, trascender sus impulsos: la libertad constituye la idea
inspiradora de la pedagogía.
La educación es una tarea posible aunque ardua. Es ardua por sus malas inclinaciones.
Es posible, dada la naturaleza del hombre. Se tratará de tornarlo hábil, esto es,
capacitado para el logro de los fines propuestos; prudente para desenvolverse en la
sociedad humana, y moral, es decir, capaz de elegir siempre el bien. La educación
exige esfuerzo, dolor, disciplina: Quien no es culto, es bruto; quien no es disciplinado
es un salvaje. La carencia de disciplina es un mal mayor que la falta de cultura, pues
ésta puede remediarse luego; pero el salvajismo no puede ser desechado, y no es
posible subsanar un yerro en la disciplina.
1) La educación física, que comprende dos fases: la educación del cuerpo, consistente
en los cuidados prodigados por los padres, nodrizas y sirvientes; y la educación física
activa, la ejercitación del cuerpo.
El maestro sabe que cada fase se prepara y se funda en las anteriores, y debe
entonces trabajar los diversos tiempos anudándolos en el presente. Se tratará, pues, de
coordinar los diferentes períodos, buscando en todo momento la presencia de una
exigencia moral acorde a la edad del niño. Asimismo, será preciso subordinar
jerárquicamente las etapas entre sí: la disciplina del cuerpo prepara para la disciplina
intelectual y ambas para la moral.
Ante el niño recién nacido, Kant sigue las líneas directrices de Rousseau:
dejar actuar a la naturaleza, abstenerse de estorbarla naturaleza. Es preciso
recordar que en la educación del cuerpo ya está presente la educación moral. A este
respecto Kant retoma el ejemplo de Rousseau: no acudir a todos los gritos de los niños,
actitud que hace niños tiránicos y odiosos, sino tan sólo a los que denotan una real
necesidad.
La educación intelectual
Debe llevarse a cabo en la escuela, bajo la idea del trabajo, y no del juego:
tal es la importante presencia de la disciplina, que lleva a la libertad. Kant sabe que las
escuelas de su época son deficientes pero -separándose en esto de Rousseau- aún
así, las prefiere, antes que renunciar a la escolaridad.
El ideal kantiano de la educación intelectual es conquistar la autonomía de
juicio necesaria para la formación de una libre conciencia moral.
Nunca se debe cultivar una facultad del espíritu aisladamente, sino en relación
con las restantes: por ejemplo, trabajar la imaginación para el aprovechamiento del
entendimiento. Una educación basada en el desarrollo de una sola facultad es
deformante.Todas las facultades son necesarias al hombre.
La educación moral