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Introducción
El propósito del siguiente ensayo será mediante un análisis sobre el papel que
juega el potencial revolucionario del surrealismo en el pensamiento de Walter
Benjamin, para luego ver como dicho potencial puede ser utilizado en las distintas
manifestaciones artísticas con la finalidad de despertar la conciencia dormida de
las clases dominadas, lo que se busca entonces es explicar ¿Cómo mediante la
expresión surrealista de las diferentes manifestaciones del arte se puede
transformar no solo el pensamiento sino el actuar colectivo? Pues bien para dicho
empeño me centrare en analizar el “shock” o la fuerza emotiva que se plasma en
la obra de arte, y tratare de vislumbrar como esta puede llegar a moldear la
realidad social a partir de dichas manifestaciones artísticas.
Justificación
Indagar como el arte puede ser otra vía para el despertar de las conciencias,
demostrando no solo su importancia , sino también resaltando, como pueden
llegar a ser estas distintas manifestaciones artísticas fundamentales en el papel
revolucionario de una sociedad como la actual, esto mediante el estudio a fondo
sobre la fuerza emotiva de las distintas manifestaciones artísticas y como esta
fuerza puede golpear sobre el espectador generando así una conciencia colectiva
que sea capaz de moldear la realidad.
Objetivos específicos
“Breton explicó entonces su voluntad de romper con una praxis que expone al
público las sedimentaciones literarias de una determinada forma de existencia,
ocultándole en cambio esa forma de existencia. Lo cual significa, formulado más
breve y dialécticamente: se ha hecho saltar desde dentro el ámbito de la creación
literaria en cuanto que un círculo de hombres en estrecha unión ha empujado la
"vida literaria" hasta los límites extremos de lo posible” (El Surrealismo: La última
instancia de la Inteligencia Europea (1929) Walter Benjamin) este empujar la vida
literaria los limites posibles lo que nos muestra son esos primeros pasos que
gracias al surrealismo fueron abriendo un nuevo campo de acción a nivel de
producción artística.
Entra en juego acá el papel del inconsciente onírico “La vida parecía que sólo
merecía la pena de vivirse, cuando el umbral entre la vigilia y el sueño quedaba
desbordado” (El Surrealismo: La última instancia de la Inteligencia Europea (1929)
Walter Benjamin) pues es en el campo de lo onírico donde podremos ampliar el
rango de la experiencia “En el andamiaje del mundo el sueño afloja la
individualidad como si fuese un diente cariado. Y este relajamiento del yo por
medio de la ebriedad es además la fértil, viva experiencia que permite a esos
hombres salir de su fascinación ebria” (El Surrealismo: La última instancia de la
Inteligencia Europea (1929) Walter Benjamin) la iluminación alcanzada mediante
al sueño en el plano onírico no es una iluminación mística de carácter religioso, o
una embriaguez producto de estupefacientes, no, el carácter de esta iluminación
no es místico, sino profano se nutre de las experiencias escondidas en lo cotidiano
y de ellas toma su fuerza para transformar así mismo la realidad que interpreta.
Dicho sueño colectivo es desde el cual se construye una realidad distinta a la que
se vive, es mediante este que podemos moldear la realidad, es decir, en la obra
surrealista, la obra de arte ha perdido su carácter sagrado, lo que se representa
por medio de la obra de arte no tiene un fin moralizante o simplemente
mimetizador, tiene en este caso un efecto de shock sobre el espectador quien
observando la manifestación surrealista (onírica individual) adquiere por medio de
esta contemplación conciencia de la realidad, es gracias a esta conciencia creada
en el espectador por medio de la obra de arte que podremos empezar entonces a
moldear la realidad, nuevamente se ve el paso desde el sueño individual hacia el
sueño colectivo.
Para entender esto más a fondo, siguiendo a Kravetz en su ensayo que habla de
cómo la corriente surrealista abre las condiciones de posibilidad para transformar
el estado de cosas, visibilizar lo oculto, el inconsciente y sus deseos, centrándose
en un recorrido por figuras como Dalí y Magritte que influyeron en la corriente
surrealista y dadaísta que producía nuevas visiones del mundo y no era
reproductor de las relaciones sociales de producción capitalista, éste alcance
revolucionario que cambia las condiciones de posibilidad para trasformar la
realidad se centra más en una manera de pensar más que como un asunto
totalmente estético. Donde la obra de arte que emanaba de las sensaciones
inconscientes que pesquisaban en los sueños o en los delirios de ebriedad, y
buscaban mediante una asociación azarosa en un juego de presencias y
ausencias presentar con un carácter transformante la creación de una nueva
realidad una suprarealite. [Kravetz pg 2]
Walter Benjamín fue Filósofo crítico e idealista alemán. Fue criado en Berlín una
época donde se estaba gestando la Alemania Nazi o el Imperio Alemán 41 años
antes que estallara la primera guerra mundial, Imperio que critico de forma
decidida (por la misma razón exiliado por el fascismo) hasta el día de su muerte
1940 de la cual se habla mucho ya que no es claro si fue por su propia mano, con
morfina, o fue un asesinato. Aunque fue de familia acomodada y de educación
liberal aparece como un judío fuertemente inclinado y guiado hacia el pensamiento
de izquierda, el misticismo judío impregnado por el Sionismo, y por los trabajos
intelectuales de la Escuela de Frankfurt, cuyos exponentes más grandes fueron
Hegel Marx Y Freud, gracias a su conexión con Adorno y Horkheimer quienes
fueron ideólogos académicos que ayudaron a consolidar dicha la Escuela.
Benjamín como buen seguidor de Marx, examinar la obra de arte como ‘objeto de
goce’ (la experiencia estética de la belleza) por un lado, y como ‘objeto de culto’
(carácter áureo1) por otro. Con el objetivo, como lo especifica en final del prólogo
(primera parte) de su libro, de “Instaurar concepciones para formular exigencias
revolucionarias en la política del arte”. Uno de los trabajos dialecticos de Benjamín
consiste en formular dos concepciones donde se desenvuelve y se hace
comprensible la historia del arte: ‘el valor de culto’ y el ‘valor de exhibición’. Entre
los cuales se desarrolla la recepción artística en general, bien dice el sería posible
exponer la historia del arte como una disputa entre dos polaridades dentro de la
obra de arte y distinguir la historia de su desenvolvimiento como una sucesión de
desplazamientos del predominio de un polo a otro de la obra de arte [Benjamin
(1940) pag 52]
“El cine hace retroceder el valor de culto por la capacidad de poner al público en una
actitud examinante en tanto que la actitud examinante no procura un estado de atención
dentro de la sala sino el público es un examinador distraído. En el cambio de escenarios y
de enfoques que se introducen, golpe tras golpe, en el espectador, al igual que en las
1
Para Benjamín el arte en sus inicios desde las pinturas rupestres más básicas de búfalos contienen un ‘valor
ritual’ que se expresa como un ‘valor de culto’ de tinte religioso que desarrolla cualidades mágicas que
radican en el hecho de que las obras existan, y no en que sean vistas directamente. Esta propiedad o valor
que determina una pieza de arte como autentica está directamente relacionada con lo que llama él Aquí y el
Ahora, o bien, el momento donde surge la obra de forma singular y la hace única e irrepetible. Tal cualidad,
la describe Benjamin poéticamente en el capítulo IV sobre destrucción del aura como “un entretejido
especial de espacio y tiempo: aparecimiento único de una lejanía por más cerca que pueda estar” a esto le
llama el aura de la obra.
obras dadaístas la obra de arte dejo de ser una visión cautivadora o un conjunto
convincente de sonidos para convertirse en un proyectil que se impactaba en el
espectador, buscando la irritación pública.”
…La reproductibilidad del arte ofrecía elementos para que las masas pudieran desactivar
los ensueños fantasmagóricos de la cultura capitalista, pues «Benjamin creía que el
potencial revolucionario de la producción artística (…) estaba fundamentalmente centrado
en su industrialización técnica»… para Benjamin la reproducción tecnológica compelía a
la socialización del arte y la cultura, «socavando la importancia de la posesión exclusiva,
la separación entre valor estético y valor de uso, y la distinción entre artista y público (…)
y artista y técnico» [Vespussi pg 265 266]
Y la estructura caleidoscópica es un modelo teórico y paradigmático donde es
interrogada la estructura del tiempo; aquí se ve la influencia de las lecturas de
Freud donde la memoria al capturar el pasado, en el conocimiento de un instante
residía la posibilidad de una revelación mediante un buceo en el inconsciente del
tiempo, donde Vespussi bien interpreta que en ese proceder hay una apuesta
política, pues frente a la tradición conformista del historicismo, que percibe la
historia como una línea de puntos fijos, irreversible, un transcurrir temporal
automático, por eso Benjamin considera necesario «pasarle a la historia el cepillo
a contrapelo» es decir, «desde el punto de vista de los vencidos» [Vespussi pág.
267]. Es de resaltar que lo importante de este proceder es el surgimiento
revolucionario de otra interpretación, de otra imagen.
Los ejemplos artísticos en los que Benjamin señala este carácter destructivo
perteneciente al tipo de shock, y que a su vez detonarían una apertura al inconsciente y a
la memoria involuntaria, son: la poesía de Baudelaire, el teatro épico de Brecht y cierto
tipo de obra fotográfica (como la de Atget, Blossfeldt, Sanders, Krull) y cinematográfica
(como Eisenstein, Chaplin, los dibujos animados, Vertov). A través de todos ellos
Benjamin plantea cómo la imagen de la vida moderna se hace aparente y tangible para el
espectador. Es así como la práctica de este shock moderno representa para Benjamin el
primer paso hacia la reactivación perceptiva [Tania pág. 313]
Por eso es que Vespussi dice que Benjamin ve ese carácter potencial de
revolución en el teatro épico de Bretch como en el cine, pues en el cine mediante
la cámara se registra los gestos más sutiles y en cuanto al teatro épico la
interrupción de la actuación que permite descubrir su gesto dice Vespussi, y
también apunta, acerca de Benjamin, que Todas estas nuevas técnicas bajo la
unción crítica y cognitiva de regenerar la percepción alienada y anestesiada, de
producir shocks e interrupciones que restituyan la experiencia, para salir del
tiempo homogéneo y vacío, de lo nuevo siempre-igual son para hacer saltar el
continnum de la historia. [Vespussi pag 271].
Es por esto que Benjamin considera el dadaísmo y el surrealismo como una de las
muestras de un despertar de la conciencia, pues el carácter revolucionario está en
la reinterpretación, en desmontar y volver a montar, lo que propiciaba las obras
que surgieron en la corriente surrealista que minaban instancias como el sueño y
el inconsciente; cuando en la obra de arte se resta el valor de culto que mistificaba
la obra y se engrandece su valor de exhibición, se propicia la posibilidad de una
nueva interpretación de la obra, una reinterpretación perceptiva.
Bibliografía (tentativa)
Vespussi Gido, Despertar del sueño: Walter Benjamin y el problema del shock,
Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina. 2010