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1. CONCEPTOS GENERALES
A. ÉTICA, MORAL Y DEONTOLOGIA

Intentaremos definir estos tres conceptos, al menos de forma suficiente como para
poder saber a qué nos referimos cuando hablamos. No obstante, sabemos que el número de las
definiciones que se han dado de cada uno de ellos, es enormemente florido. Teniendo en
cuenta esa realidad haremos una primera aproximación etimológica para luego adoptar una
definición operativa, que nos sirva para nuestra reflexión a lo largo de este trabajo.

a.1. Delimitación etimológica

Los griegos utilizaban dos términos distintos para referirse a las conductas. Uno de
ellos lo empleaban para referirse a lo que nosotros llamamos “costumbre social” y otro, para
lo que nosotros llamamos "ética".

De entrada, hemos de distinguir que “ética” no se consideraba idéntico a “costumbre”.


Veámoslo.

Con el concepto "éthos" () con "ε": épsilon o "é" breve (suena ézos) designaban
lo que en castellano solemos entender por “costumbre” o conductas no reflexivas, no
racionales o no voluntariamente elegidas1. Se referían, así, a aquellas conductas y
comportamientos repetidas por el ser humano en la medida que son aceptadas por la sociedad”
o porque son consecuencias de “reflejos condicionados” no reflexionados (ej.: peinarse para el
lado derecho). En suma, comportamientos, más o menos repetitivos, hechos por el hombre,
pero que no son resultado de una opción consciente y libre. En ese sentido, algunas conductas
humanas son compartidas con los animales: comer, defecar, defenderse, cuidar las crías, etc.
en la medida que no son conductas racionales sino instintivas.

De εthos deriva la palabra castellana etología, que es la ciencia que estudia el


comportamiento a-racional de los animales.

Por el contrario, los filósofos griegos reservaban a la palabra la palabra eëthos ()
escrita con "η": eta o "ë" prolongada (suena e-ézos) para referirse a lo que en castellano
llamaríamos el "modo de ser y proceder" o "carácter"2 permanente de los seres humanos en
tanto seres racionales y libres. Es de este último vocablo griego "ë-ethos"(con "η" o "ë"
prolongada) de donde proviene la palabra castellana "ética".

Si bien eëthos comprende algunos comportamientos reiterados por el ser humano, o


“hábitos”, estos son diferentes a los “reflejos condicionados” de tipo a-racional. Por el
contrario, son hábitos que conforman la manera permanente de ser del hombre virtuoso que
repite determinadas conductas porque tales comportamientos son característicos de un
individuo racional y libre. En este caso, se trata de comportamientos que deben ser habituales

1
De este origen griego surgen vocablos castellanos como "etología" y "etopeya".
2
Originalmente denominaba la morada o el lugar donde se habita permanentemente o se pace
ARANGUREN,J.L. Ética. Madrid, Rev. de Occidente, 1972. 21ss.
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porque son “buenos” “correctos”, ó “justos” para el hombre racional. Dichos “hábitos”
racionalmente incorporados al individuo libre, (ej., el hábito de la honestidad, de la justicia, de
la fidelidad) podrían confundirse con aquel otro tipo de conductas repetitivas: las costumbres
socialmente aceptadas (por ejemplo, evitar eructar delante de otros) que, como dijimos antes,
eran designadas por la otra palabra: éthos.

Por lo tanto con la palabra ë-ethos los griegos se referían a las conductas que sólo
pueden ser llevadas a cabo por los seres racionales y libres en tanto tales, es decir, la
manera de actuar, coherente, constante y permanente del hombre para llevar a cabo "lo
racionalmente bueno".

Jamás habrían utilizado la palabra ë-ethos para hablar de las conductas de animales ya
que É-éthos solo es propio del ser humano racional.

Así resulta el concepto clásico de Etica.


éthos" () eëthos ()
Conductas comunes a seres humanos y Conductas exclusivas del ser humano
animales

Costumbres sociales aceptadas que “se” Hábitos virtuosos que el hombre escoge
repiten pero que no necesaria-mente son racionalmente como “buenos” y forman
“racionales” . Simplemente se hacen, porque parte de su modo de ser y actuar
“todos lo hacen”. permanentes
Aunque se repitan, y sean socialmente
valoradas, nunca son “instintivas” o
hechas “porque todos lo hacen”
Ej. Peinarse para el lado derecho Ej. Contestar verazmente
Derivado castellano del griego: Derivado castellano del griego:
ETOLOGÍA ÉTICA =
el latín tiene una sola palabra:
MORÁLITAS
para traducir éthos y eéthos

Derivado castellano del latín:


MORAL
Cuyo contenido conceptual se superpone
con el del griego eéthos

Cuando los latinos se ven movidos a traducir esa palabra a su lenguaje propio
utilizaron el vocablo "morálitas", que a su vez se origina de la raíz "mos", o "mores" que
significaba simultáneamente: costumbres (conductas que son comúnmente admitidas por la
sociedad) y “maneras permanentes de actuar racional y libremente” (es decir, las conductas
propiamente morales). El idioma latino al no disponer de dos palabras diferentes para referirse
a los dos conceptos que el griego podía especificar, tiene que usar una sola. De esa manera,
"moralitas" es la traducción latina de dos palabras griegas diferentes: a εthos y ë-ethos. Por
tanto, una sola palabra latina va a significar tanto el modo propio de actuar de los seres
humanos racionales en relación con lo bueno (las conductas que los griegos incluían como ë-
ethos), como aquellas conductas que éstos repiten "de hecho" sin que sean esenciales para su
naturaleza racional (el εthos).
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En suma, bajo la palabra “morálitas” los latinos incluyen dos tipos de hábitos o
conductas muy diferentes desde el punto de vista ético. Aquellas que se hacen repetidamente
porque se acostumbra hacer tal cosa en la sociedad, (ej. saludar cuando se entra a una casa) y
las que tienen que ver con la naturaleza racional (ej., ser veraz, ser leal, ser respetuoso, etc.)

Del vocablo latín "morálitas" proviene la palabra "moral" del lenguaje castellano.

Por otro lado, la palabra "Deontología" –otro concepto que suele usarse en el campo
de la ética profesional- proviene del griego "deontos": deber, y "logía": sabiduría. Se refiere al
tratado sobre el deber. Si usamos este sentido etimológico, la "deontología" es un concepto
más restrictivo que el de "Ética". Así por ejemplo, "Deontología profesional" se referiría al
tratado sobre el deber del profesional mientras que la "ética profesional" incluiría no solo los
deberes sino todo aquello que compete a sus derechos y a sus virtudes.

ETICA MORALES
Es UNA la disciplina académica que se ocupa Son MÚLTIPLES las prácticas o “tradiciones”
de formular sistemáticamente cuáles deberían morales vividas por individuos o grupos
ser las obligaciones morales respecto a los
demás y al ambiente.
Hay diversas “teorías” éticas que intentan Hay individuos que tienen su propia valoración
fundamentar lo que es obligatorio para el sobre el deber moral que quieren poner en
ser humano práctica
Hay grupos que tienen sus tradiciones morales
teórico-prácticas:
- basadas en prácticas profesionales
(médicos, militares, farmacéuticos, etc.)
- basadas en la fe religiosa (cristiana, islámica)

Su objetivo es teórico: fundamentar Tiene dimensión fundamentalmente práctica:


sobre “Lo que se debe hacer” en las Lleva a la decisión subjetiva del individuo (lo
interacciones de unos con otros que él se impone como deber”)
Lleva a una decisión corporativa (“lo que
‘nuestra profesión considera como sus deberes” )
Documento emblemático: “Declaración Documentos característicos: “códigos de ‘ética-
Universal de Derechos Humanos moral’ profesional”, “códigos de conducta
empresarial” , “reglas de etiqueta”, “reglas de
protocolo”, etc.

Alcance: el conjunto de las interacciones Alcance: los comportamientos particulares de un


humanas independientemente de donde se grupo determinado
desarrollen

a.2. Concepto actual

Del análisis etimológico podemos ver que la palabra latina "morálitas" incluye no solo
las acciones humanas en "cuanto vividas de hecho" sino también las acciones humanas en
cuanto elegidas como "rectas" de acuerdo con el mundo de valores permanente del individuo.
Hoy en día a las primeras las estudia la sociología, la antropología, la psicología, las
“relaciones públicas”, mientras que las segundas son el objeto propio de la Ética o Moral en
tanto disciplinas filosóficas.
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En el lenguaje corriente hay dos usos de la palabra ética. En algunos casos se la usa
como sustantivo y en otros como adjetivo.

Cuando la palabra se usa como sustantivo: "La Ética" o "La Moral", se da a


entender un saber específico dentro de las disciplinas humanas que tiene como objeto la
fundamentación racional de lo que debe ser la responsabilidad del ser humano para alcanzar
"lo bueno" o "lo recto". En ese sentido, denominaría el saber filosófico sistematizado y
coherente sobre las características que deben tener los valores, principios, normas y virtudes
para que el ser humano se realice como tal en su transcurrir histórico. Ese saber sistematizado
implica una concepción de lo que son los derechos y deberes que le corresponden como
individuo que vive en sociedad, así como las prohibiciones, sanciones y todos los tipos de
medios adecuados para alcanzar "el bien" en la interacción humana.

De ahí que nosotros entendamos por "Ética" (con mayúscula) la disciplina filosófica
que reflexiona de forma sistemática y metódica sobre el sentido, validez y licitud (bondad-
maldad) de los actos humanos individuales y sociales en la historia. Para llevar a cabo esta
función de valoración de las intenciones y conductas humanas, la Etica parte de la intuición
experiencial humana, y la tamiza o depura por la elaboración racional.

La definición que acabamos de formular se refiere a la dimensión objetiva o


transpersonal de la ética, en la medida que esta disciplina teórica intenta iluminar las mentes
humanas con referenciales que trasciendan al individuo.
ALGUNAS MUERTES versus 50 MILLONES DE DOLARES
Se trata del caso de la empresa Johnson & Johnson, fabricante de Tylenol. En setiembre de 1982 siete
personas murieron en Chicago, luego de haber ingerido Tylenol el analgésico más vendido de los EEUU.
Las cápsulas habían sido envenenadas fuera de la fábrica por un enfermo psiquiátrico. En un lapso
relativamente breve se hizo públicamente conocido en la sociedad norteamericana que la empresa no
tenía ningún tipo de responsabilidad en la adulteración, ya que ésta se había producido fuera de la planta.
Apenas se dieron a conocer los siete primeros casos, Johnson & Johnson tomó, por su cuenta, la decisión
inmediata de retirar la totalidad de Tylenol que estaba en los puntos de venta. Con esta decisión
organizacional se impedía que nuevos casos pudieran acontecer, a causa de la comercialización del
producto. La sociedad norteamericana, por otra parte, había sido informada que la empresa no era
responsable y su reputación ya estaba a salvo. No obstante, quedaba un cierto margen de riesgo ya que
algunos envases podían haberse vendido con anterioridad y se encontraban en las casas de los
consumidores. El número de hipotéticos nuevos casos que se produjeran sería muy bajo, presumiblemente
mucho menor a los 7 que se habían reportado antes de la denuncia y de la masiva información pública
consiguiente. Johnson & Johnson tenía dos opciones en este dilema ético: afrontar las demandas judiciales
contra la empresa que se hicieran por parte de los familiares de los pocos casos nuevos que se produjeran, o
hacer el máximo esfuerzo posible para impedir que se llegara a dar algún nuevo fallecimiento. En el cálculo
económico, la opción más barata era esperar que se produjera algún nuevo caso, afrontar los costos
consiguientes de la demanda judicial (si se hiciera) y aprovechar para reiterar a la sociedad norteamericana
lo que ya se sabía, que la empresa no había sido la culpable. Johnson & Johnson, sin embargo, decidió
lanzar una agresiva campaña de información a la población en la cual aparecía uno de los máximos
directivos de la empresa pidiendo a la gente que devolviera las cápsulas a cambio de tabletas nuevas, un
vale o, incluso, la devolución del importe. También publicaron avisos ofreciendo reemplazar las cápsulas
hasta que la empresa introdujera al mercado un nuevo envase con garantía de inviolabilidad. El costo de
esta opción publicitaria era de alrededor de 50 millones de dólares, muchísimo más que haber afrontado los
posibles nuevos casos de fallecidos que se produjeran. HARTLEY,R.F. Business Ethics: violations of the
Public Trust. New York. John Wiley, 1993, 295
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Pero con frecuencia la palabra "ética" (con minúscula) es empleada en el lenguaje


corriente como un adjetivo. Entonces se dice: "esto no es ético" “esto no es moral”. En este
caso la palabra "ética" o “moral” usadas como adjetivo, juzgan la cualidad de determinadas
acciones de los individuos y su responsabilidad frente a los valores, principios y normas
morales.

Escrita con minúscula o usada como adjetivo las palabras "ética" o “moral” hacen
referencia al modo subjetivo de encarnar los valores morales que tiene una persona o un grupo
humano determinado. Se trata de la ética o la moral en tanto vivida y experimentada. En ese
sentido el lenguaje popular se refiere a que una persona "no tiene ética" o, por el contrario, que
"la ética de fulano" es intachable.

A juzgar por lo dicho hasta el momento, tanto en el lenguaje ordinario como en el


filosófico no aparece una distinción contundente y clara entre el concepto Ética y Moral. En
muchos casos se usa de forma intercambiable. No obstante, es común encontrar que
algunos autores reservan la palabra ética para referirse a la disciplina filosófica que se
ocupa de estudiar y teorizar sobre los problemas morales, mientras que utilizan la
palabra “moral” para referirse a las conductas morales concretas que asumen los
individuos o grupos.

La definición que formulamos más arriba se refiere a la dimensión objetiva o


transpersonal de la Etica, en la medida que esta disciplina teórica intenta iluminar las mentes
humanas con referenciales que trascienden al individuo

En otras palabras, puede entenderse por "Ética" la disciplina filosófica que se ocupa
de la fundamentación racional del comportamiento moral del hombre mientras que
"Moral" sería el conjunto de valores, actitudes y conductas, en tanto asumidos y vividos
–de hecho- por los individuos o grupos. En consecuencia, lo que suele llamarse “ética
profesional” debería ser llamada “moral profesional”

En suma, mientras que Etica alude –fundamentalmente- a la dimensión objetiva de la


moralidad o “lo que se debe hacer”; Moral designa –fundamentalmente- a la dimensión
subjetiva de los valores y conductas de los individuos o grupos, o la moralidad adoptada
como propia por los individuos o grupos: “lo que yo me impongo como deber” “o lo que
nuestra profesión considera como obligatorio para su práctica”.

Por lo tanto la Ética no tiene como objeto evaluar la subjetividad de las personas, sino
justificar la obligatoriedad de las acciones humanas “rectas” o “buenas” para la convivencia.
Cuando la ética reflexiona intenta buscar aquellos criterios universales, que eliminan la
arbitrariedad de las relaciones humanas y llevan a que el ser humano se haga cada vez más
plenamente hombre. De esa manera, la Ética no busca describir si para “un sujeto” concreto
está bien matar y para “otro sujeto” está bien dejar vivir, sino que busca justificar
racionalmente (pres-cribir) si debe o no, considerarse bueno para todo ser humano (criterio
universal ético) el deber de dejar vivir o de matar. La ética se ocupa pues de encontrar las
convergencias axiológicas racionalmente justificables para todo ser humano.

La Etica y sus diversas teorías o intentos de justificación de las acciones morales


“buenas”, buscan evitar que las conductas perjudiquen las relaciones interpersonales. Los
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filósofos morales aportan así, la claridad, la precisión, el cuestionamiento y las alternativas


de decisión necesarias para que el hombre entable sus relaciones, de forma justa y
beneficiosa. El intento siempre será el de evitar la arbitrariedad. En ese sentido, la función
del ético es la de ser testigo crítico de las prácticas humanas arbitrarias y portador
cualificado de las minorías no tenidas en cuenta o marginadas

Su método es la búsqueda de "justificar racionalmente" un conjunto de principios no


arbitrarios y coherentes que aseguren una interacción armoniosa y satisfactoria entre
profesional-persona-sociedad. De esa manera, el ético o moralista profesional busca
distinguir aquellas prácticas basadas en la mera intuición o emotividad subjetiva de las
que se pueden justificar en una racionalidad universalizable, y que, por eso mismo,
resultan ser las obligatorias para la conciencia moral que busca el bien de todos los seres
humanos. Mientras que los sociólogos, antropólogos, psicólogos u otros científicos sociales se
ocupan de ver cómo se comportan los hombres, el ético se pregunta por cómo deben actuar
los seres humanos para lograr el perfeccionamiento de su condición de tales.

Antes de concluir este numeral queremos evitar un malentendido y distinguir la


palabra Etica de lo que podría llamarse “Etiqueta” 3 y/o Deontología profesional

Algunos profesionales cuando se refieren a "ética" piensan, en realidad, en lo que


podría llamarse “un manual de buenas costumbres y buena educación en el trato mutuo entre
profesionales”.

En ese sentido se entendería como falto de “etiqueta” que un empleado de una empresa
de refrescos admitiera que se tomaran bebidas de una marca de la competencia en su fiesta de
bodas. Es decir, lo "fijado" por "los usos" de la “etiqueta” profesional es que, aún en la vida
privada, se deben guardar ciertas conductas que no perjudiquen a los de “nuestro” gremio o
corporación.

Para muchos profesionales hablar de “ética” es hablar de estas normas de “etiqueta”, es


decir “aquellas maneras de tratarse las personas particulares” -según lo define la real
Academia de la Lengua- que no perjudiquen a quienes pertenecen al mismo grupo sociológico
o asociación. La diferencia entre esta noción de "etiqueta" profesional y el concepto de “ética”
es notorio. Lo característico de “lo fijado” por las costumbres de la “etiqueta profesional”, es
mantener reglas de lealtad comercial y compromiso mutuo que deben cumplirse para no
perjudicar los intereses pecuniarios o el prestigio de los que están en el mismo rubro de
actividad profesional. Y es claro que estos asuntos de “etiqueta”, suelen ocupar un lugar muy
destacado en los llamados “códigos de ética profesional”.

Pero la “Etiqueta” profesional o la “moral profesional” –como debería ser llamada


en sentido estricto- es solo un sector muy restringido del conjunto de asuntos abarcados por la
“ética”. Confundir, o hacer sinónimos a estas palabras y lo que ellas significan, lleva a
empobrecer el riquísimo contenido de la palabra ética.

3
Esta palabra proviene del alemán "stiken", que significa lo "fijado", lo "adherido", lo "clavado".
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Los "buenos" Códigos de Ética pretenden mucho más que eso -el mero
procedimentalismo corporativo gremial-, y asumen el concepto de “ética” en el sentido
amplio, que estamos aludiendo.

Sin embargo la “Etiqueta” profesional no es para nosotros un término despectivo. Al


contrario: nos parece muy conveniente que los profesionales de un determinado rubro de
actividad humana se pongan de acuerdo sobre aquellas reglas de conducta que mejor
garanticen la armonía entre ellos y la igualdad de oportunidades en el mercado de oferta y
demanda. Pero la mera etiqueta entre los profesionales no garantiza que -como cuerpo- actúen
responsablemente respecto al bien común y respecto a las futuras generaciones de ciudadanos.

Los problemas que acabamos de expresar con respecto a la “etiqueta” profesional se


dan también en ciertas formas de conceptuar a la Deontología profesional. Se entiende por
"Deontología" el "tratado sobre el deber" que tienen los profesionales respecto a sus
clientes (Deontos=deber, logía=saber).

Tampoco este planteamiento del tema resulta satisfactorio. Podría llevar a un enfoque
individualista, indiferente o irresponsable con respecto al conjunto de la sociedad o a restringir
la responsabilidad ética de los profesionales, exclusivamente a una relación entre “un” cliente
y “un” profesional. Algunos “códigos de deontología profesional” no son más que, normas de
etiqueta entre profesionales.
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MUCHAS (180) MUERTES versus 49 MILLONES DE DOLARES


A principios de los años sesenta, la posición de Ford en el mercado automovilístico estaba siendo muy
erosionada por la competencia de fabricantes extranjeros, sobre todo de las compañías japonesas que producían
coches compactos, con gran eficiencia de combustible. Lee Laccoca, el entonces presidente de Ford, estaba
luchando desesperadamente por recuperar la participación de Ford en el mercado. Su estrategia se centró en
diseñar, fabricar y comercializar rápidamente un nuevo automóvil que se llamaría "Pinto". El Pinto sería un
subcompacto de bajo costo que pesaría menos de 2000 libras, costaría menos de 2000 dólares y saldría al
mercado en dos años, no en cuatro como era normal. Dado que el Pinto era un proyecto acelerado, las
consideraciones de estilo de terminaron el diseño de ingeniería en un grado mayor que lo acostumbrado. En
particular, el estilo del Pinto exigía que el tanque de combustible se colocara detrás del eje trasero donde estaría
en mayor peligro de sufrir perforaciones en caso de un choque por atrás. Cuando se probó uno de los primeros
modelos de Pinto sometiéndolo a colisiones, se vio que si el coche era golpeado por atrás a una velocidad de 32
kilómetros por hora o más, el tanque de gasolina a veces se rompía y el compartimento de pasajeros era rociado
por el combustible. En un accidente real, una chispa podría encender explosivamente la gasolina rociada y tal
vez quemar a los ocupantes que estuvieran atrapados en el interior del coche.
Decisión de gestión empresarial con implicaciones éticas.
No obstante, la gerencia de Ford decidió producir de todos modos el Pinto por varias razones. En primer
lugar, el diseño cumplía con todas las normas legales y gubernamentales vigentes en ese momento. En ese
entonces los reglamentos del gobierno sólo exigían que el tanque de gasolina quedara intacto después de un
choque por detrás a una velocidad de menos de 20 millas por hora. (Ford estaría cumpliendo estrictamente la
ley). Segundo, los gerentes de Ford sentían que la seguridad del coche era comparable a la de varios otros
automóviles que otras compañías estaban produciendo en ese entonces. (Ford estaría acomodándose a los
patrones de conducta de otros grupos empresariales). Tercero, según un estudio de "costo-beneficio" interno
realizado por Ford, los costos de modificar el Pinto no se compensarían con los beneficios. (Ford estaría
asegurando la maximización de sus propios beneficios). El estudio reveló que modificar el tanque de gas de
los 12.5 millones de coches que en última instancia se construirían costaría cerca de 11 dólares por unidad, para
un total de 137 millones de dólares:
Costos de mejorar el tanque de nafta:
11 dólares x 12.5 millones de coches = 137 millones de dólares
Por otra parte, datos estadísticos mostraron que la modificación evitaría unas 180 muertes por quemaduras, 180
lesiones por quemaduras graves y 2100 vehículos quemados. En ese entonces, el gobierno valuaba oficialmente
una vida humana en 200,000 dólares, las compañías de seguros valuaban una quemadura grave en 67,000
dólares, y el valor residual medio de los subcompactos era de 700 dólares. Así pues, en términos monetarios, la
modificación tendría el beneficio de evitar pérdidas con un valor total de sólo 49.15 millones de dólares:
Beneficios de producir el Pinto tal cual había sido diseñado por Ford:
(180 muertes x 200,000 dólares) + (180 lesiones x 67,000 dólares) + (2100 vehículos x 700 dólares) = 49.15
millones de dólares
Así pues, una modificación que en última instancia costaría a los clientes 137 millones de dólares (puesto que
los costos de la modificación se sumarían al precio del coche), tendría como resultado la prevención de pérdidas
para los clientes, valuadas en sólo 49.15 millones de dólares. No era justo, argumentaba el estudio, gastar 137
millones de dólares del dinero de la sociedad para proporcionar un beneficio que la sociedad sólo valuaba en
49.15 millones de dólares.
Ford inició subsecuentemente la producción del Pinto no modificado. Se estima que en la década que siguió
al menos 60 personas murieron entre las llamas causadas por accidentes en los que intervinieron Pintos, y que
un número por lo menos dos veces mayor sufrió quemaduras graves en áreas extensas de su cuerpo, que en
muchos casos requirieron años de dolorosos injertos de piel. Finalmente, Ford descontinuó el modelo Pinto.
Todavía faltaban muchas muertes para llegar a las 180 calculadas.

El tipo de análisis que los gerentes de Ford utilizaron en su estudio de costo-beneficio es una versión de lo que
se conoce tradicionalmente como utilitarismo. Éste es un término general para cualquier perspectiva desde la
cual las acciones y políticas han de evaluarse con base en los beneficios y costos que impondrán a la sociedad.
En cualquier situación, la acción o política "correcta" es la que produce el mayor beneficio neto o el menor
costo neto (cuando todas las alternativas tienen únicamente costos netos). Los gerentes de Ford redujeron los
"costos" y "beneficios" primordialmente a costos y beneficios económicos (como costos médicos, pérdida de
ingreso y daño a construcciones), y éstos se midieron en términos monetarios. Muchos analistas de negocios
aseguran que la mejor forma de evaluar lo apropiado éticamente en una decisión de negocios -o de cualquier
otra decisión- es apoyarse en un análisis utilitarista de costo-beneficio. El proceder "socialmente responsable"
para un negocio es el que produce los mayores beneficios netos para la empresa.. Extraído de M.G.Velásquez.
Etica de los Negocios. Conceptos y Casos. México: Prentice Hall, 2000, 73-74.
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B REFLEXION ETICA SISTEMATIZADA

b.1. Etica y otras disciplinas que se ocupan de las conductas humanas

El Derecho es el conjunto de leyes y sus regulaciones, sus principios de interpretación


y aplicación, así como las medidas coercitivas y sistema de penas, previsto para un
determinado lugar geográfico e histórico.

La Ética, en cambio, se ocupa de fundamentar lo que es "bueno" o "recto" para la


"condición" humana, independientemente de que se trate de conductas acostumbradas,
sociológicamente mayoritarias para una determinada sociedad o positivamente legisladas
por el poder político.

Tanto la Etica como el Derecho son disciplinas prescriptivas, es decir obligan o


“mandan” que se haga una determinada acción. Pero mientras que el Derecho se ocupa de
mandar conductas para un determinado espacio geográfico, la ética busca prescribir ciertos
valores o conductas como válidos por sí mismos, no porque en una cierta geografía del mundo
se los estime –como tales- por la mayoría.

En el caso del derecho, la obligatoriedad está basada en la capacidad coercitiva, -sea


física o pecuniaria- específicamente establecida por la ley.

En el caso de la ética, la obligatoriedad de la conducta se motiva por la convicción


racional aceptada como válida por el individuo. La coercitividad de la ética es –
fundamentalmente- de tipo social. Esto significa que el individuo que no actúa en coherencia
con sus convicciones morales o perjudica a los demás, se expone al repudio, al desprecio, o la
marginación de los demás individuos de la sociedad. Sin embargo, la prescriptividad de la

DIMENSION SOCIOLÓGICA Y
ANTROPOLOGICA

DIMENSION JURIDICA

DIMENSION ETICA
ética puede llegar –en ciertos contextos sociales- a la coercitividad de tipo físico. Pensemos en
los delincuentes o terroristas que pueden tomar medidas de represalia o venganza física
cuando alguien no comparte sus valores morales. La ética puede llegar –también- a la
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coercitividad de tipo económica. Pensemos, por ejemplo, en los boicots emprendidos por
ciertos grupos sociales que se oponen a consumir los productos de ciertas empresas.

A diferencia de la Etica o el Derecho, la antropología o la sociología son disciplinas


descriptivas

En ese sentido la antropología cultural estudia y describe los valores y las


costumbres "valiosas" para los distintos grupos humanos de una determinada sociedad o
ambiente cultural. El antropólogo cultural se ocupa de describir qué es lo que los hombres o
sociedades valoran “de hecho”, no lo que “deben” valorar.

La Sociología estudia las conductas significativas o valiosas de una población, su


forma de gestarse, validarse o imponerse. El sociólogo se ocupa de ver las preferencias de
opiniones, valoraciones o influencias de valores que se dan en el seno de la sociedad y sus
diversas estructuras.

Lo "mayoritario" o lo vivido "de hecho" en una sociedad, no necesariamente tiene por


qué coincidir con lo "legal" o lo "ético", (ver esquema) aun cuando algunas teorías éticas
sostienen tal postura. Un ejemplo típico de no coincidencia entre lo ético y lo legal es el caso
de la prostitución o de los vientres de alquiler. Ambas conductas pueden estar legalizadas
(como forma de evitar males mayores) pero suelen ser valoradas por la ética como indignas de
la persona humana y de la mujer.

¿Cómo distinguir las prescripciones éticas de las que son también jurídicas o criterios
políticos? Algunos autores4 han considerado que hay -al menos- 3 condiciones fundamentales
para decir que una orientación, criterio o norma es de naturaleza ética y no política o jurídica.

1. La supremacía. Toda "tradición" "teoría" o "convicción" moral (sea la de un grupo o la de


toda una sociedad) tiene un "Valor moral último" o supremo que hace de norma o referente
para todos los demás valores que se articulan en relación con él. Ese valor moral último (sea el
de la persona humana tomada siempre como fin, o el de la utilidad para el mayor número, “lo
que yo siento que es bueno” o cualquier otro valor que se pueda considerar último o supremo)
siempre se considera no "negociable" y no "utilizable" para lograr otros fines que no sea ese
valor considerado como supremo o último. Ni el derecho ni la política reivindican un valor
que sea siempre innegociable o “supremo”. Tanto el derecho positivo como las preferencias
sociológicas se basan en criterios pragmáticos o negociables, por más que se basen -de hecho-
en valores éticos, ya sea de forma explícita o implícita.

2. La universalidad. Implica que un criterio moral se reivindica como aplicable a todos los
casos similares de forma similar, independiente del tiempo y espacio. El criterio moral va a
exigir que el derecho positivo o que las "políticas" que se instauren, concreten al valor que se
considera universalmente válido. A su vez, un mismo valor puede ser instrumentado de
diversas maneras y con diversas legislaciones. Estas pueden cambiar y ajustarse para concretar
mejor el valor universalmente válido (de ahí que toda ley o política sean siempre negociables);
y el cambio de una ley o una política no significa que se cambia el valor ético subyacente. En

4
BEAUCHAMP,T.L, CHILDRESS, J.F, Principles of biomedical ethics. New York: Oxford University
Press, 1995.
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consecuencia, puede decirse que el derecho es siempre “lugareño”, la ética –por el contrario-
busca ser “universalizable” o “global”.

3. La justificación en principios y teorías coherentes que generalmente tienen una base


antropológica y metafísica. Toda concepción ética articula los distintos valores, principios y
normas en un conjunto coherente y armónico de valores. No sucede necesariamente lo mismo
en las políticas o en las legislaciones de los países. Así, es perfectamente normal que en un
país haya una ley que impida los "vientres de alquiler" en las mujeres, (porque lo considera
explotación de la mujer), y que permita –simultáneamente- que haya venta de servicios
sexuales por medio de la prostitución. Aún cuando es obvio que los legisladores busquen una
coherencia doctrinal entre las diversas leyes, lo propio de la ley no es la coherencia doctrinal
sino la justicia de los procedimientos legales y la “posible” solución de los conflictos de
intereses sociales buscando evitar males o minimizando los perjuicios. El derecho depende de
la correlación de fuerzas políticas, no siempre se basa en una justificación antropológica o
ética determinada.

B.2. Las grandes temáticas en la reflexión ética.

La ética tiene tres grandes capítulos que podríamos detallar como sigue:

1. Ética fundamental
2. Etica de la persona
3. Etica socio-política

Aunque toda división es de alguna manera arbitraria, la que aquí exponemos es lo


suficientemente práctica como para comprender toda la gama de dilemas que son objeto de la
reflexión filosófica que nos ocupa.

1. La Ética fundamental se preocupa de las condiciones epistemológicas que debe tener


la reflexión ética, de los principios y teorías sobre las que se basan los juicios morales; en
suma, pone en evidencia las distintas concepciones antropológicas que subyacen a las teorías
éticas. Es imprescindible para la moral fundamental el tener en cuenta los datos que le
proporcionan las disciplinas “instrumentales” para la ética filosófica. Estas son aquellas que,
teniendo relación con la ética no prescriben sino describen una determinada conducta: la
sociología, la antropología, la psicología, la biología.

2. La ética de la persona se preocupa de los dilemas éticos que se suscitan en el ser


humano cuando, como individuo, es puesto en relación con sus semejantes. Comprende entre
sus ramas fundamentales, a la Bioética (que a su vez comprende a la ética bio-sanitaria, a la
psicoética y a la ética sexual) la ética de las relaciones interpersonales (familiares,
amistosas), y de los pequeños grupos humanos (barrio, etc.).

3. La ética socio-política, aún considerando que toda ética es personal, se preocupa de


aquellos dilemas suscitados en ámbitos que trascienden a las relaciones interpersonales y
tienen lugar en la sociedad o en las instituciones de ésta. La ética de la dinámica política, la
ética de los sistemas económicos, de las relaciones laborales o comerciales, la ética de los
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medios de comunicación de masas, son algunos de los problemas prácticos abordados por esta
rama de la ética.

Es oportuno señalar que no existe una ética profesional que pueda ser entendida
como “exclusiva” de una determinada profesión, es decir, teniendo valores principios o
normas éticas sólo válidos para esa profesión. Todo lo contrario. Hay que decir que lo que
existe es una ética de la relación interhumana en general que reúne características
particulares cuando esa relación se da en ámbitos especiales. Un caso de "ámbito
determinado" es el que se establece entre una persona y un profesional con cualificaciones
especiales (como por ejemplo: abogado, docente, sacerdote, médico, psicólogo, hombre de
negocios, comunicador, etc.) o una organización o empresa.

Con esto queremos decir que no existe una "ética médica" exclusivamente de los
médicos. Lo que existe es una ética de la relación interhumana, que se basa en ciertos valores-
principios-normas-virtudes y que, cuando se entabla la relación paciente-médico adquiere
ciertas características justificables ante la sociedad y el médico. El conjunto de conductas y
disposiciones resultantes es lo que convenimos en llamar "ética médica" pero que, más
exactamente habría que llamar moralidad médica.

Pongamos como ejemplo el caso de la conducta médica de informar verazmente al


paciente de lo que a éste le pasa. No es que hayan sido los médicos -por "buena voluntad"- los
que hayan considerado conveniente decirle al paciente la verdad. Todo lo contrario. Es la
norma ética general de veracidad (que prescribe la obligatoriedad de que toda relación
interhumana se base en la verdad) la que "se impone" como tal en el ámbito de la relación
médico-paciente, obligándolo a que informe a su paciente sobre el estado actual de su
enfermedad. Ninguna sociedad aceptaría como conducta ética razonable el que los médicos
decidieran por su cuenta, que "su ética" fuese no informar a los pacientes, y decidir por sí
mismos lo que debe hacer el paciente.

Y lo que afirmamos con respecto a los médicos, cabe decirlo de cualquier otro
profesional. En realidad, la función que corresponde a los llamados "códigos de ética
profesional" es recopilar esos criterios éticos universalmente aceptados como válidos por la
sociedad, y aplicarlos concretamente a un ámbito profesional específico. Sería empobrecer la
reflexión ética el pensar, por ejemplo, que la Psicoética se ocupa de lo que plantean los
códigos de los psicólogos o que la Bioética se ocupa de los códigos éticos de los profesionales
de la salud. Los conflictos de valores éticos que se establecen en esos ámbitos especiales de
actividades abarcan muchos más asuntos que lo que establecen los códigos de ética
profesional, que generalmente se ocupan de lo “mínimo" aceptable.

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