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“Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a
Iconio y a Antioquía, confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la
fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios”.
Hechos 14:21-22
INTRODUCCIÓN
Una mujer que había perdido a su hijo, se acercó muy desconsolada, entre amargas lágrimas a un
famoso filosofo chino y le dijo: “maestro consuela mi pena, si tan solo tu sabiduría pudiera devolverme a
mi hijo”.“Claro que puedo” dijo éste, pero “solo si me traes un poco de hierba del huerto de una familia
que no haya conocido el sufrimiento”.La mujer vagó por muchos sitios, centenares de hogares, y al final
volvió al filósofo y le dijo: “señor ya estoy consolada. En todas las familias he hallado lágrimas”.
¿Quién en esta vida no ha pasado sufrimientos? Los versículos anteriores nos muestran como Pablo
y Bernabé exhortaban a los discípulos a continuar en el camino del evangelio aun en medio de muchas
tribulaciones.
Las dificultades son seguras en la vida del creyente, sin embargo estas tienen un propósito.
I. PRIMER PROPÓSITO: FORTALECER NUESTRO
CARÁCTER Y FE
“Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce
paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza”.
Romanos 5:3-4
Uno de los propósitos de las pruebas en nuestra vida es formar nuestro carácter y fortalecer nuestra
fe. Pablo dice que las tribulaciones producen paciencia y la paciencia prueba. Esta palabra prueba se traduce
del griego dokimé (δοκιμή) que se puede traducir como prueba, experiencia, mérito o carácter.
“Pero hay más, podemos sentirnos felices aun cuando tenemos sufrimientos porque los sufrimientos nos
enseñan a ser pacientes. Si tenemos paciencia,nuestro carácter se fortalece y con un carácter así, nuestra
esperanza aumenta”.
Romanos 5:3-4 (PDT)
“Al mismo tiempo nos sentimos seguros incluso en las tribulaciones, sabiendo que la prueba ejercita la
paciencia, que la paciencia nos hace madurar y que la madurez aviva la esperanza”.
Romanos 5:3-4 (BL95)
Ser fiel a Dios cuando todo va bien es fácil, pero serle fiel en las dificultades es cosa diferente. Las
pruebas en nuestra vida son una oportunidad para demostrar nuestra genuina fe.
“En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser
afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el
cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea
manifestado Jesucristo”.
1 Pedro 1:6-7
Satanás buscara ocasión para hacernos tambalear de nuestra fe. Lo hizo con Job:
“Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No le has cercado alrededor
a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes
han aumentado sobre la tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema
contra ti en tu misma presencia… Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre
tiene dará por su vida. Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema
contra ti en tu misma presencia.”
Job 1:9-11; 2:4-5
“Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero
yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”.
Lucas 22:31-32
El tercer propósito es llevar más fruto para el Señor y recibir de Él mayores bendiciones.
“De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si
muere, lleva mucho fruto”.
Juan 12:24
Las mayores bendiciones y victorias de nuestras vidas se obtienen después de atravesar las
dificultades más grandes en nuestra vida.
1. Nuestro Señor Jesucristo tuvo que atravesar por los martirios del Calvario para poder resucitar en gran
victoria.
2. Pablo tuvo que sufrir grandes dificultades para poder llegar a ser el gran apóstol a los gentiles.
3. Jacob tuvo que sufrir terriblemente en su vida para llegar a ser uno de los patriarcas de la nación de
Israel.
4. José tuvo que sufrir el desprecio de sus hermanos, ser vendido como esclavo e ir a parar a la cárcel por
un crimen que no cometió antes de llegar a ser el gobernador de Egipto.
5. En general los hombres y mujeres que han alcanzado gran testimonio delante de Dios tuvieron que
atravesar grandes negaciones, sufrimientos, enfermedades, fracasos, traiciones y un verdadero bautismo de
dolor.
La pregunta seria, ¿hasta dónde estamos dispuestos soportar por causa de Dios?
CONCLUSIÓN
“Don Roberto, hombre muy rico, tenía de todo en abundancia. Podía comprar lo que se le
antojara. Una tarde tomó en sus brazos a Margarita, su pequeña hija de diez años de edad, y
después de juguetear con ella por un momento le preguntó:
— ¿Has pensado en lo afortunada que eres por ser hija del hombre más rico de esta ciudad?
—Sí, papá, todos te envidian. ¡Cómo quisieran tener ellos tu felicidad!
Todo le iba bien a don Roberto. Pero la vida tiene sus giros imprevistos, y a los pocos meses
Margarita murió en un horrible accidente. Esto era más de lo que Roberto podía sobrellevar,
así que se dio a la bebida, al juego y a la vida licenciosa. Con el tiempo perdió todos sus
bienes.
Quebrantado de espíritu, dejó la ciudad donde había sido tan popular, y se fue peregrinando en
busca de paz y consuelo.
Al pasar por una población, vio que un hombre revolvía el trigo con una gran pala.
— ¿Por qué no dejas en paz esos granos? —le preguntó.
—Para que no se pudran —fue la respuesta.
Pasando luego por un campo, vio a otro que araba la tierra con una reja muy aguda.
— ¿Por qué cortas tan profundo la tierra? —inquirió.
—Para que sea más blanda, y así se empape bien de lluvia y sol —respondió el campesino.
Mientras pasaba por un viñedo, observó que un obrero cortaba, con tijeras, los sarmientos de
las matas.
—Amigo —preguntó Roberto—, ¿por qué atormentas esos sarmientos?
—Para que den una cosecha buena y abundante —contestó el obrero.
Don Roberto se quedó muy pensativo. Caminó hacia la soledad de un bosque cercano, cayó de
rodillas, alzó reverentemente los ojos al cielo y exclamó: « ¡Señor mío!, yo soy el trigo que has
revuelto para que no me pudra. Soy la tierra que has cortado para que me vuelva blando. Y soy
el sarmiento que has podado para que dé buen fruto. Ayúdame a someterme a tu mano fuerte
para llegar a ser el siervo útil que Tú quieres que sea.»”
Pregunta: "¿Por qué nos permite Dios pasar por pruebas y tribulaciones?"
Sin embargo, debemos tener cuidado de nunca hacer excusas por nuestras
“pruebas y tribulaciones” si son el resultado de nuestra propia maldad. "Así
que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o
por entremeterse en lo ajeno." (1 Pedro 4:15). Dios perdonará nuestros
pecados porque el castigo eterno para ellos ha sido pagado por el sacrificio de
Cristo en la Cruz. Sin embargo, todavía tenemos que sufrir en esta vida las
consecuencias naturales por nuestros pecados y malas decisiones. Pero Dios
usa incluso esos sufrimientos para moldear y formarnos para Sus propósitos y
nuestro último bien.
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1-Aprendemos que nuestras pruebas revelan hasta que punto somos libres
de la idolatría. La ciudad natal de Abraham, Ur de los Caldeos, localizada a
unos 200 Km. de la presente desembocadura del Río Éufrates, a 160 Km. al
sudeste de Irak, ciudad comercial y progresista. Los habitantes volcados a
la idolatría extrema, realizaban sacrificios humanos y adoraban al dios-luna
Sin. Existen algunos escritos que denotan los nombres de los días de la
semana, como provenientes de la mitología de este pueblo. Los
arqueólogos han desenterrado fabulosos tesoros del mundo idólatra de Ur,
y que Abraham fue llamado a abandonar. De allí se trasladó Abraham y su
familia para asentarse en tierras de Canaán. Con esa decisión demostraba
que daba a Dios suprema lealtad. ¡Era libre de la idolatría! (Josué 24:2-3).
Pero Dios es soberano y aún faltaba una la prueba más grande que Abraham jamás se había
imaginado Génesis 22 narra que le hizo un examen final al corazón de Abraham, con estremecedor
mandamiento y severa prueba para Abraham. Esto es EL SACRIFICIO DE SU HIJO
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Leemos: Génesis 22:1-19
CINCO VERDADES EN CUANTO A LAS PRUEBAS DE DIOS, COMO MEDIOS ÚTILES PARA
DESARROLLAR CARÁCTER EN NUESTRAS VIDAS.
I. LAS PRUEBAS DE DIOS PONEN EN EVIDENCIA NUESTRA LEALTAD ESPIRITUAL.
¿A QUIEN AMAS MAS 1, 2, 7?
La palabra probó (missah), “poner a prueba” se encuentra en todas las versiones actuales (N. del t.). En esta
circunstancia Dios estaba probando la lealtad espiritual extrema de Abraham tocando la vida física de Isaac,
a quien amas (2).
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Lo que Dios le pide al patriarca era inexplicable, en una comunidad pagana podía justificar el sacrificio
humano sobre el argumento de que la vida del sacrificado servía para apaciguar a los dioses de ese pueblo
en tiempos de crisis. Pero ni el patriarca ni los suyos estaban pasando por circunstancias de esa índole. El
matar a Isaac no traería ningún beneficio manifiesto en la vida del muchacho, ni tampoco en la de Abraham,
ni en la vida social de la familia. Peor todavía contradecía la promesa de Dios.
1. Sin duda Abraham amaba a Isaac, pues era el hijo nacido en su vejez y el heredero de la promesa.
2. Sin duda Abraham amaba a Dios, pues era quien le había llamado para usarlo como canal de bendición.
3. La gran pregunta que Abraham tenía que resolver era ¿A quién amas más? Su respuesta diría al mundo
quién era el primer amor de su vida.
2. Abraham se levantó muy de mañana y se dirigió al lugar que Dios le había dicho.
3. Abraham estaba decidido a obedecer al Señor, eso lo revelan sus palabras: Iremos… adoraremos y
volveremos (vers. 5).
Su afirmación iremos hasta allí y adoraremos y volveremos (Génesis 22:5) es asombrosa. Lo único que el
patriarca sabía era:
(a) que Dios había planeado el futuro contando con Isaac,
Vers. 7 Y, entonces, la pregunta inevitable: ¿Dónde está el cordero para el holocausto? ¡Qué supremo
esfuerzo de fe para replicarle: Dios se proveerá de cordero! Ante la pregunta de su hijo se concreta a
responder: Dios mismo proveerá el cordero para el holocausto, hijo mío.
Hay una infinita angustia en las palabras E iban juntos. ¿Sospechaba Isaac lo que vendría?
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¿Cuándo proveería Dios el cordero? La Epístola a los Hebreos dice que Abraham pensó que “Dios es
poderoso para levantar aun de entre los muertos” (11:19). Pero el texto de Génesis no nos dice de esta
íntima convicción. Más bien lo deja a uno en suspenso histérico, mientras el cuchillo es levantado en alto.
Pero, una voz se oyó y el cuchillo fue detenido. Todo el inmenso sufrimiento de Abraham se disolvió en
maravilla, cuando oyó las palabras, porque ya conozco que temes a Dios (12). No había rehusado a Isaac,
a quien amaba con tanta ternura. Entonces, Dios proveyó un sacrificio en sustitución del muchacho, un
carnero trabado en un zarzal por sus cuernos (13) que estaba allí cerca. Ese era el sacrificio provisto por
Dios.
V. LAS PRUEBAS DE DIOS CONFIRMAN SU FIDELIDAD PARA CON SUS HIJOS. 15-19
22:15–19. Dios volvió a confirmar su pacto con Abraham (cf. 15:5, 18–21; 17:3–8). Su descendencia sería
tan numerosa como las estrellas del cielo (15:5; 26:4), y como la arena que está a la orilla del mar (cf. 32:12)
y “como el polvo de la tierra” (cf. 13:16; 28:14). A continuación, Dios añadió otro elemento: su
descendencia vencería a todas las ciudades de sus enemigos cananeos. Esto fue realizado por Josué durante
la conquista de la tierra prometida.
Las lecciones acerca de la verdadera adoración no pasan de moda:
(1) La fe obedece completamente a la palabra de Dios.
Pero Dios no lo hace sino hasta que se realiza un sacrificio personal. La adoración verdadera es costosa.
Así fue siempre para Israel cuando presentaba sus sacrificios. Se suponía que sus ofrendas debían darse en
fe, para que Dios pudiera suplir todas las necesidades de cada uno de los adoradores de buena voluntad.
El amor de Abraham hacia Dios había estado amenazado por su entrañable amor a Isaac. Este hijo era la
evidencia del cumplimiento de sus promesas y el medio humano por el cual tendría asegurada su posteridad.
Tenía que probarse que Abraham amaba a Dios sobre todas las cosas, en una situación tan concreta como
la mencionada, para que no hubiera confusión de lealtades.