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Risieri Frondizi
Paidós. Buenos Aires. 1971
Autonomía
“...en el orden jurídico, la autonomía consiste en la capacidad de darse su propia ley, regir
su comportamiento por normas que la misma institución determina.
Dicho principio puede tener dos interpretaciones: a) que la universidad sea autónoma por
propia decisión, y b) que determine las normas que la regirán una
vez que se le haya otorgado la autonomía.
Es evidente que la universidad no puede auto concederse la autonomía. De ahí que algunos
prefieran hablar de “autarquía”.Lo común es que la establezca una ley del Congreso; en
pocos casos se origina en una disposición constitucional” (277)
“…es, a nuestro juicio, el derecho de la universidad a regirse por las normas que ella
misma se impone y a disponer de los fondos sin intervención extraña. Abarca tres aspectos:
docente, de gobierno y financiero.” (277)
Alcance
“Desde el comienzo hay que indicar con toda claridad que la autonomía implica el derecho
de la universidad a elegir y destituir a sus autoridades en la forma que ella misma determine
en sus estatutos.” (278)
“El mismo derecho tiene la universidad de designar en la forma que indiquen los estatutos
que ella aprueba, a todo el personal docente y administrativo, y a removerlo en la
forma y por las razones fijadas en dichos estatutos.
El régimen de selección de estudiantes, los planes de estudio y las exigencias para obtener
un diploma universitario, deben ser también de competencia exclusiva de la universidad.
El Estado puede fijar un mínimo de exigencias para la habilitación del título, pero las
universidades tienen derecho a superar ese mínimo si lo
consideran necesario.
Más importante aún es que la universidad tenga completa libertad para programar y
realizar las investigaciones científicas que considere más convenientes.
Cualquier restricción en este sentido puede acarrear graves consecuencias: impedir un
descubrimiento de gran valor científico o social, por ejemplo….
La financiación es el punto débil de la autonomía; por ahí cojea en toda nuestra
América. Las universidades estatales dependen de la contribución que el Estado les otorga
anualmente. Aun cuando gozaran de plena libertad para disponer de ese
dinero, el poder Ejecutivo y el congreso tienen en sus manos la forma de presionar
sobre ellas restringiendo sus presupuestos”. (279)
Selección de textos para pensar la Universidad. Comisión preparatoria del documento Base de
Discusión sobre la nueva Ley de Educación Superior.
“El libre uso y distribución de las partidas asignadas no debe liberar a la universidad de la
obligación de rendir prolija cuenta al Estado del dinero invertido.”
“La autonomía y la responsabilidad están íntimamente unidas porque representan las dos
caras de la libertad. La autonomía es la libertad negativa – libre de ingerencias
extrañas -; la responsabilidad, la libertad positiva: libre para realizar una tarea. No tiene
sentido reclamar la primera sin la segunda. Una institución no puede pretender libertad
para no hacer nada, para dejar de cumplir su deber.” (292)
Libertad de cátedra
“Si bien la libertad académica tiene un aspecto positivo y otro negativo – pues no se
puede prohibir ni obligar al profesor a sostener algo – no lo ampara cuando se niega a
cumplir los deberes inherentes a su función.” (298-99)
Los límites
“Los límites pueden referirse a la materia que se enseña, a los estudiantes, a la sociedad
que sostiene la universidad y al profesor.
En lo que se refiere a la materia que se enseña, el límite está dado por la competencia
científica. Nadie debe ni puede refugiarse en la libertad de cátedra para justificar su
ignorancia o para usar criterios arbitrarios….
Toda limitación a la libertad abre una puerta al despotismo. Para que el disparate no se
cobije bajo el manto de la libertad y, al mismo tiempo, no se caiga en la imposición
arbitraria, corresponde que esta limitación esté a cargo de cuerpos
colegiados de competencia científica, y que se rodee a todo el proceso de las máximas
garantías de objetividad y ecuanimidad” (304)
considerar los requerimientos del medio como una limitación a su libertad, sino como la
oportunidad que se le ofrece para servir al contorno social.” (304-5)
“Así como hay autoridades universitarias muy celosas de la autonomía y que lego tratan
arbitrariamente a los profesores y pretenden imponerles restricciones violatorias de la
libertad académica, hay también profesores que protestan airados contra las restricciones a
su libertad y se conducen luego como déspotas frente a los estudiantes. La arbitrariedad
de los profesores se da tanto en la clase como en los exámenes. En éstos es en donde
resulta más patente y dolorosa, porque el estudiante está en inferioridad de condiciones, ya
que su suerte depende de la decisión del profesor. “ (305-6)
“Es preferible que el derecho del profesor esté limitado por la libertad de sus alumnos para
cambiar de curso. La existencia de materias electivas y de cursos paralelos permite ejerce
a los estudiantes esa libertad con sentido educativo.” (306)
“Al hacerme cargo del Rectorado en 1957, el porcentaje de graduados era muy bajo y se
logró elevarlo al doble en cinco años, a pesar de la mayor exigencia de los exámenes. Los
cursos preparatorios, el examen de ingreso, las becas, la labor de orientación vocacional y
otras medidas produjeron el efecto deseado. El incremento no fue sólo cuantitativo; también
mejoró la calidad de los graduados.
El mal es muy antiguo y no se cura con plegarias. Hay que enfrentarlo con espíritu realista,
imaginación y energía. Lo que ocurre actualmente es una estafa a los
esfuerzos de quienes sostienen la universidad, sea con dinero derivado de los
impuestos o con trabajo, sufrimiento y sacrificio, como sucede con las clases de bajos
ingresos.” (17)
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El primero es formar profesionales que la comunidad no necesita. (15)
Selección de textos para pensar la Universidad. Comisión preparatoria del documento Base de
Discusión sobre la nueva Ley de Educación Superior.
Parece claro que corresponde rechazar las alternativas a) y b). Hemos hablado de “algún
sistema de selección”; hay que precisar su índole, pues existe gran diversidad y puede haber
alguno que no justifique la medida al producir más inconvenientes que ventajas.” (194)
“El primer punto que se debe aclarar es que el propósito que tiene un sistema válido
de selección: ayudar al estudiante a escoger una carrera adecuada a su capacidad. Esta
razón ha de ser la guía real de conducta y de las decisiones de las autoridades universitarias
y no se la debe utilizar para ocultar otras intenciones.
El segundo punto es que la tarea se encomiende a expertos y no se deje en manos de gente
improvisada. Se debe recordar, por otra parte, que lo importante no es lo
que sabe el joven sino lo que es capaz de aprender. La bondad del examen de capacidad
depende, pues, del tipo de preguntas y del modo de formularlas.” (199)
“Los cursos de capacitación tienen una misión básica: crear la capacidad necesaria para
aprovechar la enseñanza en los dos primeros años. Toda información o conocimiento
agregado que no responda a esta misión está de más y debe ser eliminado” (208)
“La técnica se basa en valores instrumentales y su calidad moral depende de los fines que
sirva. En nuestra América debe ponerse al servicio del país para erradicar la miseria, la
enfermedad y la ignorancia. Puede convertirse en un mal cuando se la usa para explotar al
pueblo, a otra nación hermana, o cuando su crecimiento se realiza a expensa de valores de
mayor jerarquía.” (86)
“Cualquiera sea la naturaleza del estudio que realice, no corresponde que la universidad
ejecute nada. Su función consiste en indagar, esclarecer, impulsar a la acción e indicar el
rumbo. No es un brazo ejecutivo, sino que representa el saber científico y técnico. Por otra
parte, el descubrimiento de un método apropiado vale más que la realización de una obra
limitada por la escasa capacidad de la institución. A su vez, más importante que reparar un
mal concreto es crear una técnica que permita corregir ese y otros males similares. La
misión de la universidad es ayudar a la gente a ayudarse a sí misma.” (250)
Autonomía y financiamiento
“No falta quienes hayan pensado que las universidades deberían obtener sus recursos por
cuenta propia, aumentando los derechos que pagan los estudiantes y prestando servicios
retribuidos. De ese modo, no se cargaría sobre las finanzas del Estado el peso de su
mantenimiento. Quienes así piensan tendrían que aplicar el mismo criterio a las fuerzas
armadas, para referirnos a un solo caso. Directa o indirectamente, la universidad presta un
servicio público de alto nivel a toda la comunidad, y la comunidad debe costearlo.
Otros opinan que las universidades deberían obtener sus recursos por cuenta propia para
independizarse del Estado. La aspiración es igualmente infundada. Las
universidades son estatales y están al servicio de todo el país. El país es quien debe
sostenerlas como pago del servicio que le prestan”. (279)