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Capítulo 2

LECCION : El poder del Espíritu ,Santo


No es por accidente que Jesús instruyó a sus discípulos con estas palabras: «Y estando juntos, les mandó que
no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan
ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días»
(Hechos l: 4- 5). Jesús sabía que sin el Espíritu Santo los discípulos caerían postrados de bruces. Nosotros no
somos diferentes a ellos. Sin el Espíritu Santo somos como un globo sin aire; como un automóvil sin combustible.
Nunca podemos empezar a cumplir exitosamente nuestra misión en este mundo si no conocemos ni cooperamos con
el Espíritu Santo.
No fue por accidente que el nacimiento de la iglesia y su lanzamiento al ministerio en este mundo ocurrieron
simultáneamente al ser llenados los discípulos con el Espíritu Santo. La misma vida y crecimiento de la iglesia
depende del Espíritu Santo. Sin el Espíritu Santo no hay iglesia viva, sólo un cadáver, o el recuerdo de mejores
días, o nostalgias de lo que pudo haber sido. El único poder que levanta de los muertos a las iglesias es el Espíritu
Santo.
No fue por accidente que cuando Jesús dijo que nosotros haríamos cosas < aun mayores» eso se hallara en el
contexto de enseñarnos sobre el Poderoso, quien no sólo estaría con nosotros sino que vive en nosotros. ¿Cómo
podemos hacer obras aun mayores que las de Jesús? Por medio del poder del Espíritu Santo (Juan 14:12).
Cuando Zorobabel, el gobernador de Judea, se enfrentaba con insuperables dificultades en el trabajo de
construir la casa del Señor, Zacarías, el profeta, le dijo: «No por el poder ni por fuerza, sino por mi Espíritu, dice
el Señor de los ejércitos» (Zacarías 4:6, BLA).
Recuerdo cuando mi hijo preguntón y dado al entretenimiento, quien entonces tenía ocho años, vino a mí con una
preocupación muy seria. Dijo: < Papá, ¿el Espíritu Santo es un fantasma?» Entonces, como si hubiera pensado dos
veces el asunto, siguió su pregunta con estas palabras: «¿O es el Espíritu Santo como una nube que flota
alrededor?»
Justo ahí envié un rápido clamor de ayuda a mi Ayudador, el Espíritu Santo, para darlo a conocer mejor a mi
hijo. Dije a Scott: < ¿Te has sentido alguna vez realmente cerca de Dios?» El asintió con su cabeza, como si
entendiera exactamente lo que yo estaba diciendo. Entonces le señalé: «Eso fue el Espíritu Santo».
Sí, el Espíritu Santo es algo más que un fantasma. Algo más que una nube. Él es una persona que puedes
conocer personalmente.
El Espíritu Santo es algo más que una fría doctrina. Hay iglesias que tienen muchas doctrinas sobre el
Espíritu Santo, pero desafortunadamente no mucha vida en el Espíritu. Esto es demostrado por la actividad <
como siempre», semana tras semana, con poco o nada de crecimiento anual en la iglesia. La letra de la ley mata,
mientras que el Espíritu del Señor libera.

El Espíritu Santo es algo más que la experiencia de nacer de nuevo. Sí, es verdadero. Nacemos del
Espíritu. Es la obra del Espíritu la que nos pone en relación con Jesucristo. Es el Espíritu Santo quien nos
transforma y nos hace una persona nueva. Pero el Espíritu Santo es algo más que aquel que hace que pase la vida
nueva dentro de nosotros. Él es la vida. Sí, el Espíritu Santo es algo más, muchísimo más.
El Espíritu Santo es más que una, dos o tres experiencias de éxtasis. Del libro de los Hechos y de los
testimonios personales de cristianos que son llenados con el Espíritu Santo, concluí que hay experiencias
diferentes. Algunos tienen una experiencia muy emocional, mientras que otros tienen una experiencia muy
tranquila. Algunos pueden señalar la hora y la fecha exactas en que fueron llenados con el Espíritu Santo. Otros
han tenido una liberación progresiva al recibir al Espíritu Santo y no pueden decirte el momento exacto. Cuando la
gente es llenada con el Espíritu Santo algunos hablan en lenguas, mientras que otros no. Mi conclu sión es que todo
cristiano debe experimentar personalmente al Espíritu Santo. Pero toda experiencia, sin que importe cuán genuina
o cuán maravillosa sea, está concebida para que no sea un fin sino un comienzo, no un monumento sino un impulso.
Sí, el Espíritu Santo es algo más, muchísimo más.
¿Quién es el Espíritu Santo? Alguien más grande que tú.
No puedo tener éxito como pastor principal de la Iglesia de la Comunidad de la Nueva Esperanza sin un montón
de ayuda de alguien más grande que yo. La verdad es que ni siquiera puedo vivir la vida cristiana con victoria y
éxito sin un poder más grande que yo.
Muchos cristianos descarriados no se dan cuenta del hecho de que estamos en un mundo espiritual, donde la
batalla por las almas de hombres, mujeres y niños ruge (ver Efesios 6:10-19).
En el mundo espiritual hay tres espíritus: el Espíritu de Dios, el espíritu de Satanás y el espíritu humano. Los
tres espíritus tienen poder. Nunca subestimes el poder del enemigo de tu alma. Y tenemos que reconocer que
pasan cosas maravillosas por medio de los esfuerzos y del poder de la gente que obra en conjunto en pro de logros
comunes. Pero no hay poder mayor que el de Dios. Dios es el poder final. Gracias a Dios por esta realidad presente,
«porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo» (1 °Juan 4:4).

1. El Espíritu Santo es una persona


Ese Mayor es el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es una persona. Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. He
hallado que la persona del Espíritu Santo es todo lo que sigue y muchísimo más:

Maestro (Juan 14:26) Guía (la Tesalonicenses 5:19) El que convencerá al mundo de pecado, de justicia y de
juicio (Juan 16:8-12) Consolador (Juan 16:7) Limpiador (Hechos 15:8) Intercesor (Romanos 8:26-27)
Ayudador (Romanos 8:26) Hacedor de milagros (Hechos 2:4; 8:39) Comandante (Hechos 8:29; 13:2; Hechos
5) Caballero (Juan 1:32-33) Capacitador (Efesios 3:16) Dador de sabiduría (Santiago 1:5) Creador (Hebreos
11:3) Motivador (2a Timoteo 1:7)

En su maravilloso libro sobre el Espíritu Santo, titulado, El Ayudador (The Helper), Catherine Marshall narra la
historia de una mujer que se jubiló luego de veinticinco años de enseñar a niños muy pequeños en la escuela
dominical. En el banquete se dijeron muchas palabras de aprecio y elogio referidas a su enseñanza buena y
dedicada.

Cuando le llegó el turno de contestar, en tres minutos, tal como el Espíritu habló por ella, la maestra predicó
uno de los sermones más elocuentes.

Ella dijo: < Todos estos años los niños me han estado enseñando de Jesús. Él es real para ellos y ellos lo
hicieron más real para mí de lo que yo hubiera creído posible hace veinticinco años».

Sus ojos fulguraban: < Por ejemplo, recuerdo a un niñito que dijo esto: "Si Jesús entrara corriendo por esa
puerta ahora, yo correría derecho a abrazarlo".

< ¡Debo tanto a los niños... ! > Cuando se sentó, la gente presente no pensaba más en ella sino que sus ojos y su
atención estaban puestos en Jesús.

Donde se permite que el Espíritu Santo haga su obra, Jesucristo será glorificado y habrá personas llevadas a
Él.
¡Oh, que podamos familiarizarnos más con el Espíritu Santo para que nuestras vidas puedan cumplir
verdaderamente su propósito divino y glorificar a Jesucristo! Esta es mi oración por ti.

2. El Espíritu Santo es un don

El Espíritu Santo es un don. Jesús dijo: «No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros» (Juan 14:18). No hemos
sido abandonados. Tal como los padres terrenales gustan de dar regalos a sus hijos, así Jesús dijo que el Padre
Celestial se deleita dándonos buenos dones. Y conforme a Lucas 11:13, el don más especial que Dios tiene para cada
uno de sus hijos es el Espíritu Santo. ¿Por qué es el Espíritu Santo el regalo más especial? Porque cuando tenemos
al Espíritu Santo todos los recursos de Dios se nos ponen a disposición.
3. EL Espíritu Santo es un poder
El Espíritu Santo no sólo es una persona. No sólo es el don más especial, sino que es el poder de Dios que
debemos tener en nuestras vidas.
Tú eres el templo del Dios viviente (la Corintios 6:19-20). El Espíritu Santo vive dentro del templo, y porque Él
vive dentro de ti, todos los recursos y el poder que necesitas para dejar de sentirte inferior y llegar a ser una
persona importante están dentro tuyo. Todos los recursos para superar el odio con el amor están dentro de ti.
Todo el poder para ser liberado y liberar está dentro tuyo. Es el poder del Espíritu Santo. Sí, «porque mayor es el
que está en vosotros, que el que está en el mundo» (1 ° Juan 4: 4).
CÓMO APROVECHAR
EL PODER DE DIOS

No hay sustituto para lo real. El conocimiento y la educación tempranos, no


importa cuán buenos y refinados sean, no harán que haya obras < aun mayores» por
medio de tu vida. Las conferencias sobre el crecimiento de la iglesia, por ilus-
tradoras que sean, no harán que las iglesias muertas revivan. Los programas, no
importa cuán bien pensados estén, no harán que esto pase en tu iglesia.
Sencillamente, no podemos hacer la obra de Dios con efectividad sin el poder
del Espíritu Santo.
En Hechos 8 leemos sobre Felipe, un diácono -o lo que yo llamo un pastor laico-,
que fue con el poder de Dios dentro suyo a predicar por Samaria. Hubo señales y
prodigios maravillosos. Hubo multitudes bautizadas en la fe cristiana. El Reino de
Dios ganaba al reino de las tinieblas. La enfermedad y el pecado eran vencidos.

Justo en medio de todo esto, Simón, uno de los líderes de esa comunidad, se
interesó muchísimo por lo que vio y quiso tener este gran poder. Él ofreció dinero a
los apóstoles si tan sólo le daban este poder. Pedro respondió: «Tu dinero perezca
contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero» (Hechos
8:20).
No hay sustituto para el poder de Dios. Es algo que debemos tener. Y no hay
atajos para obtener el poder de Dios. No podemos comprarlo como lo aprendió
Simón, sino que es nuestro don.
¿Cómo aprovechar el poder? Mientras escribo esto en mi oficina de la Iglesia de
la Comunidad de la Nueva Esperanza, puedo mirar por la ventana y ver largos cables
eléctricos que van a lo largo del borde de nuestra propiedad. Esos cables eléctricos
llevan la energía para alumbrar miles de casas de nuestra zona, además de uno de
los hospitales grandes de la ciudad. Hay una energía enorme en esos cables. Me
recuerdan lo que Maurice Berquist, autor del libro El milagro y el poder de la
bendición (The Miracle and Power of Blessing), llama < el principio paralelo». Si
tiras un cable de cobre en forma paralela a esos cables aéreos, al lado, tienes un
traspaso de energía, aunque el segundo cable no toque al cable aéreo; aunque no
esté conectado a nada parecido a un generador o dínamo, la energía pasará a él tan
pronto como se ponga en paralelo. Hay un traspaso de energía que tiene lugar allí.
Cuando escuché esto pensé en que Dios es la fuente de toda la energía que
necesitamos. El Espíritu Santo es el cable de la energía, y cuando alineamos
nuestras vidas en paralelo con la voluntad de Dios para nuestras vidas, el poder
empieza a ser traspasado a y por medio de nuestras vidas.

El poder de amar sin límites


El poder para cumplir nuestra clara visión
El poder para vivir limpios en un mundo inmundo
El poder para crear el mundo de Dios donde vivimos
El poder para lograr grandes cosas para Dios
El poder para hacer obras «aun mayores»
Cuando se trata de aprovechar el poder de Dios hay tres palabras clave que me
han abierto la puerta, personalmente, para vivir en el poder del Espíritu. Estas
palabras son llenura, comunión y flujo. Ellas son como escalones, pues el primer
escalón es ser llenado con el Espíritu, el segundo es aprender a tener comunión con
el Espíritu. Entonces, el tercer escalón es moverse en el Espíritu. En 2' Corintios
3:8 se formula esta pregunta: «¿Cómo no será más bien con gloria el ministerio del
espíritu?» Yo puedo testificar que ese ministerio en el Espíritu es una experiencia
maravillosa, gloriosa.

PASO UNO: SER LLENO CON EL ESPIRITU

Todo cristiano debe conocer y vivir lo que es ser lleno del Espíritu Santo. Cuando
leemos el libro de los Hechos vemos que los creyentes primero fueron llenados con
el Espíritu, y luego empezó el ministerio de Dios a suceder realmente por medio de
sus vidas. Una persona llena del Espíritu es la que Dios puede usar para su gloria. La
iglesia llena del Espíritu es la que Dios puede usar para hacer cosas
extraordinarias.
En Efesios 5:18 leemos estas palabras: «No os embriaguéis con vino, en lo cual
hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu» ¿Lo que caracteriza a la gente
que está bajo la influencia del alcohol es también característico de la gente llenada
con el Espíritu Santo? Ellos tienen menos control de sí mismos y están bajo el
control de otra cosa. La gran pregunta es ¿quién va a estar a cargo? Como alguien
lo expresó tan apropiadamente: «Jesús debe ser el Señor de todo, o Él no será
Señor en absoluto».
Antes de poder ser llenos con el Espíritu Santo debemos vaciarnos de todo lo
ajeno a la voluntad de Dios. Digamos que el Espíritu Santo es la jarra de agua y
nosotros el vaso. El vaso no puede ser llenado con agua si primero no es vaciado de
todo lo demás.
La sola condición que debes satisfacer para ser llenado con
el Señor está establecida en Romanos 12:1 con estas palabras:
< Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios,
que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo,
agradable a Dios, que es vuestro culto racional».
La palabra «presentéis» puede traducirse también como «rindáis». Imagina un
signo de ceder el paso en la autopista ¿Qué significa? Significa que te rindas al
tránsito circulante. Ha llegado el momento en que pongas el signo de ceder el paso
en tu vida, que dejes de resistirte y rindas todo a Él. Abre las salas secretas de la
casa de tu vida. Deja que el Espíritu Santo de Dios limpie bien tu vida y te deje
totalmente limpio (ver Hechos 15:8-9).
El mayor acto de amor que puedes dar a Dios es rendir todo tu ser a El para la
ejecución de sus propósitos en esta tierra. Yo acostumbraba a pensar que la
consagración era decirle a Dios todas las cosas buenas que yo iba a hacer por Él,
pero he aprendido que es firmar en blanco, y luego, a medida que vamos, Dios llena
los detalles. Mi trabajo es seguir diciendo: > Sí, Señor. Sí».
La vida llena del Espíritu puede ser tuya. Jesús dijo: «Bienaventurados los que
tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados» (Mateo 5:6).
PASO 2: COMUNIÓN CON EL ESPÍRITU SANTO

En 2a Corintios 13:14 leemos: «La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y
la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros». Yo he experimentado la
gracia del Señor Jesucristo desde mi nacimiento espiritual, a la edad de 15. He
disfrutado del amor de Dios por treinta y uno años desde entonces. He
experimentado la llenura del Espíritu Santo en mis días del seminario. Pero sólo en
los últimos tres años he empezado a conocer el gozo de confraternizar con el
Espíritu Santo.
Esta nueva relación empezó con una profunda sed interior por conocer realmente
a Dios, y que su poder fluyera por medio de mi vida. Como el ministerio de la Iglesia
de la Comunidad de la Nueva Esperanza ha abundado en crecimiento, me ha
sobrevenido la sobrecogedora toma de conciencia de que como el pastor titular no
puedo dirigir exitosamente esta iglesia sin la ayuda diaria de Alguien más gran que
yo. El éxito conlleva problemas nuevos y más grandes para resolver.
Reuniéndome con Dios a primera hora de la mañana durante un largo rato y
aprendiendo a confraternizar con el Espíritu Santo de corazón a corazón, he
hallado que el Espíritu Santo es la conexión que faltaba y que había estado
buscando durante todos estos años. Jesús lo dijo en una parábola: Él es la vid y
nosotros somos los pámpanos y, por lo tanto, «separados de mí nada podéis hacer»
(Juan 15:5).
Es verdad. Sin El no podemos hacer la obra del ministerio. Sencillamente no pasa.
La complejidad, los problemas, la profundidad del dolor y la amplitud del quebranto
de las vidas de la gente actual queda sin ayuda, sin cambio y sin curar, salvo cuando
nos volvemos instrumentos del poder transformador de Dios. El Espíritu Santo es
la conexión faltante que engancha nuestras mentes y corazones al poder de Dios.
Por medio de la comunión con el Espíritu Santo puedes ser conectado. Jesús dijo:
«Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva
mucho fruto» (Juan 15:5). A medida que aprendes a confraternizar con el Espíritu
Santo, tu vida será fructífera porque vas a estar conectado al Dios viviente.
Con las presiones externas que cada uno de nosotros enfrenta en un día típico,
necesitamos una fuerza interior. He hallado el secreto. Con este secreto puedes,
sin que importe cuál sea tu vocación, enfrentar todo con confianza.

Me compadezco de la gente de empresa de hoy. Parece que hay tantas trampas


al acecho en las sombras del mundo de los negocios. Para tener éxito en los
negocios necesitas una fuerza interior.
Para ser un pastor o un obrero cristiano exitoso necesitas una fuerza interior.
Para cumplir tu llamamiento a ser un testigo eficaz en un mundo inmundo necesitas
fuerza interior. La asistencia al culto dominical o al estudio bíblico semanal, aunque
agregan mucha fuerza, no bastan. ¿De dónde sacar esta firmeza interior, esta
fuerza interior?
El apóstol Pablo sabía la respuesta cuando oraba por la iglesia y los líderes de
Éfeso: «para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos
con poder en el hombre interior por su Espíritu» (Efesios 3:16). He descubierto
que al confraternizar con el Espíritu Santo soy fortalecido por dentro. Gracias
a Dios por el Paracleto, el Espíritu Santo, que es la fuerza de Dios dentro nuestro.
Por la comunión con el Espíritu Santo somos preparados para el día. En Filipenses
2:1 leemos estas palabras: «...si alguna comunión del Espíritu... » De esa comunión
fluirán actitudes ganadoras, motivaciones rectas y buenas obras para con el
prójimo, lo que resultará en un vivir exitoso. La comunión con el Espíritu Santo es
la clave para que hagas un día especial de cada día.
En comunión con el Espíritu Santo nuestras mentes son liberadas de las
ansiedades, y descontaminadas. Nuestros vagabundeos mentales se vuelven
singularidad de ideas para querer y hacer lo que Dios quiere. En esta renovación de
nuestra mente somos transformados y liberados de este mundo contaminado para
ser uno con Dios, a fin de que sus ideas creadoras puedan fluir por medio de
nuestras vidas. Mi descubrimiento personal ha sido que a medida que tengo comu-
nión con el Espíritu Santo mi creatividad se vivifica y las ideas de Dios son
liberadas en mi mente.
Por medio de la comunión con el Espíritu Santo vino mi visión de edificar una
iglesia de 15.000 hacia 1990. A medida que sigo en comunión con el Espíritu Santo,
los detalles de esta visión van siendo desplegados y volviéndose realidad.
El año pasado, mientras tenía comunión con el Espíritu Santo, fue concebido
nuestro ministerio de oración de la Iglesia de la Comunidad de la Nueva Esperanza.
Estos ratos matutinos de oración han llegado a ser el centro de poder de todos los
ministerios de la Iglesia de la Comunidad de la Nueva Esperanza. Te diré más sobre
esto en el próximo capítulo. Fue cuando tenía comunión con el Espíritu Santo que
fue creado el concepto de nuestro nuevo santuario, con capacidad para 3.000
asientos, ahora terminado.
En mi comunión diaria con el Espíritu Santo justo ahora estamos hablando de
cinco cosas importantes por venir al ministerio de la Iglesia de la Comunidad de la
Nueva Esperanza.
Para tener comunión con el Espíritu Santo debes tener muy claro quién manda. El
Espíritu Santo es mi socio mayoritario. Yo soy el socio minoritario. Dependo del
Señor para fuerza y dirección. Mi parte es decir: « Sí, Señor; sí».
Al tener comunión con el Espíritu Santo, he aprendido que puedo pedir sabiduría.
«Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos
abundantemente... » (Santiago 1: 5). Si necesitas sabiduría para saber cómo llevar a
tu adolescente, ten comunión con el Espíritu Santo y
p*de esa sabiduría, y recíbela. ¿Necesitas sabiduría para una decisión importante
de negocios? Ten comunión con el Espíritu Santo y pídela, y recíbela. Espera en el
Señor y Él dirigirá tu senda.
Me he quedado absolutamente estupefacto ante la belleza con que Dios ha dado
respuestas a problemas muy complejos mientras he tenido comunión con el Espíritu
Santo.
Estoy aprendiendo que mi Ayudador, el Espíritu Santo, se interesa por cada
detalle de mi vida. Semanalmente tengo la abrumadora responsabilidad de preparar
sermones, no sólo para una congregación grande sino para distribuir por correo a
miles más.
Invariablemente, mientras preparo el sermón, viene una ilustración o un principio
a mi mente que tengo archivado hace tiempo en alguna parte. Si yo buscara por mi
cuenta el dato faltante, me llevaría horas, quizá días; pero mi Ayudador, el Espíritu
Santo, una y otra vez me ha llevado derecho donde puedo poner mis manos sobre el
material necesitado. Mi amigo y socio mayoritario me ahorra mucho tiempo valioso.
Antes de aprender a tener comunión con el Espíritu Santo, solía ir a casa
después de predicar tres veces el domingo por la mañana, estando en el punto
emocional más bajo. Permíteme contarte cómo he superado eso. Antes de ir a
predicar en los tres servicios matutinos, digo: «Espíritu Santo, este es tu sermón.
Yo soy tu instrumento. Vamos a hacer tu obra». Luego agradezco al Espíritu Santo
y dejo el resultado de ese mensaje en sus manos. Entonces no me responsabilizo
totalmente por no hacerlo justamente en la forma debida.
En el Espíritu Santo tenemos un maravilloso sistema de transporte. Toda
civilización ha sido conocida por su sistema de transportes. Una de las claves de la
prosperidad de que disfrutamos en los Estados Unidos de Norteamérica son
nuestros excelentes sistemas de transporte. Son los más grandes de la historia
mundial, pero como cristianos nosotros tenemos un sistema de transporte aun más
grandioso. El Aquél y Único Espíritu Santo de Dios, que no sólo da testimonio a
nuestros corazones de que somos los hijos de Dios sino que lleva y trae desde
nuestros corazones al corazón de Dios aquellas cosas que deben ser comunicadas.
En Romanos 8:26-27 nos es dada esta verdad: «Y de igual manera el Espíritu nos
ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos,
pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que
escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la
voluntad de Dios intercede por los santos».
Pasan cosas dentro de nosotros que ni siquiera entendemos, que no podemos
poner en palabras. El Espíritu Santo de Dios, si tenemos comunión con él, comunica
eso por nosotros a Dios Padre. De vuelta nos llega la ayuda y la respuesta que
necesitamos. Continuamente el Espíritu Santo satisface nuestra mayor necesidad
transportándonos al amor de Dios.
«Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en
nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado» (Romanos 5:5). Gracias
a Dios por el Espíritu Santo que es nuestro sistema de transporte..
En comunión con el Espíritu Santo es creada una sensibilidad espiritual que puede
describirse como una conciencia de nuestra dependencia del Señor. Esta
dependencia del Señor abre las ventanas del cielo, para que todas las cosas buenas
de Dios vengan a nuestras vidas.
A medida que tengas comunión con el Espíritu de Dios, tu vida empezará a
cumplir su propósito y a reflejar la gloria de Dios. Después de todo, fuimos
creados para glorificar a Dios. En comunión con el Espíritu Santo este
maravilloso ministerio empieza a desplegarse. Sentimos una apertura y una libertad
en el Señor que, cuando las vivimos en la vida diaria, se vuelven apertura y libertad
con otras personas. Entonces ya no nos relacionamos más con los otros por miedo
sino por el amor y el dominio propio que Dios está derramando en nuestras vidas
(2a Timoteo 1:7). Cuando esto pasa, cumplimos las palabras de 2a Corintios 3:18.
Mientras más comunión con el Espíritu Santo tenga una persona, más se volverá su
vida un "reflejo de la gloria del Señor".
Puedes efectivamente dejar de vivir en los altibajos de las circunstancias y vivir
en la libertad y la gloria que vienen por la comunión diaria con Aquel que está
dentro de ti, el Espíritu Santo. Vemos esto ilustrado en la vida de Esteban, un líder
laico de la iglesia de los primeros tiempos. Esteban fue llenado con el Espíritu
Santo y vivió en diaria comunión con el Espíritu Santo. Cuando las circunstancias
fueron terribles y enfrentó la muerte, hasta sus enemigos testificaron, después,
que su cara brillaba con la gloria del Señor (ver Hechos 6:15). Mientras más odio
escupían ellos contra Esteban, más fluían la comunión con el Espíritu Santo y el
amor sobrenatural por medio de su vida. Y parado, observando a lo lejos, estaba un
tal Saulo de Tarso, en cuyo endurecido corazón era plantado el inolvidable
testimonio del perfecto amor.

PASO TRES: FLUIR EN EL ESPÍRITU

Del ser lleno con el Espíritu Santo y de la comunión diaria con Él vienen la
sensibilidad y la obediencia para moverse con el Espíritu Santo ¿Qué significa
moverse con el Espíritu Santo?
El Espíritu Santo es un caballero. Cuando Jesús fue bautizado, la paloma, que
era un símbolo del Espíritu, descendió sobre El. La paloma es un ave dulce. El
Espíritu Santo es el perfecto caballero. Él no se impondrá a la fuerza ni forzará la
voluntad de Dios a nadie. Dios respeta el libre albedrío que nos dio al crearnos.
Las Escrituras nos enseñan que debemos ser cuidadoso para no resistir ni afligir
al Espíritu. «No apaguéis al Espíritu» (la Tesalonicenses 5:19). En Efesios 4:30
leemos: «Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados
para el día de la redención». Moverse con el Espíritu significa no resistir al
Espíritu en forma alguna, sino cooperar con el Espíritu de Dios haciendo su
ministerio. La cooperación significa hacer todo lo de tu parte para obedecer al
Espíritu Santo-y realizar en esta operación conjunta lo que Él quiere que hagas. El
programa más grandioso que una iglesia pueda tener para alcance y ministerio de
unos a otros, es para que sus miembros aprendan a moverse con el Espíritu y hacer
las cosas tal como lo manda el Espíritu. Cuando el Espíritu Santo pone a alguien en
tu corazón, responde llamando por teléfono y animando a esa persona.
Los miembros de la Iglesia de los primeros tiempos fueron exitosos conforme
a la historia registrada en el libro de los Hechos, porque ellos fluían con el
Espíritu. En el capítulo dos de Hechos vemos que después de que fueron llenados
con el Espíritu Santo, ellos fluyeron con el Espíritu y se diseminaron por toda
Jerusalén contando, con rebosante entusiasmo, lo que Jesús había hecho en sus
vidas. El resultado fue un enorme reunión cuando, fluyendo con el Espíritu Santo,
Pedro predicó su famoso sermón. En ese mismo día 3.000 fueron agregados a la
iglesia. Las cosas empiezan realmente a pasar cuando el pueblo de Dios empieza a
moverse en el Espíritu.
En Hechos 3 vemos a Pedro y a Juan yendo al templo, donde se les acercó un
paralítico mendigando dinero. Moviéndose en el Espíritu no le dieron lo que pidió
sino algo mucho más grande. Por el poder de Dios que fluía por medio de Pedro y
Juan, el paralítico se paró de un salto y empezó a caminar. El éxito y la explosión
de la iglesia de los primeros tiempos es un resultado directo de moverse en el
Espíritu obedeciendo a Dios antes que al hombre.
En Hechos 5 vemos una ilustración vívida de lo que pasa cuando la gente resiste
al Espíritu Santo. El no moverse, la resistencia, la mentira al Espíritu Santo fue la
destrucción de Ananías y Safira. Resistir al Espíritu Santo en cualquier forma es la
destrucción no sólo de la vida cristiana individual sino de la poderosa obra que Dios
quiere hacer en nuestras iglesias. Tú puedes aprovechar el poder de Dios si puedes
responder estas tres preguntas afirmativamente. (1) ¿Has sido llenado con el
Espíritu Santo? (2) ¿Tienes comunión con el Espíritu Santo? (3)¿Estás
moviéndote con el Espíritu Santo?
Mi propio testimonio es que estoy aprendiendo a moverme con el Espíritu Santo.
Ese testimonio sale de mi ser lleno con el Espíritu Santo, y de mi diario aprender a
tener comunión con el Espíritu Santo. Y sale de mí aprender a ser sensible a la guía
y a las órdenes del Espíritu Santo, diciendo < Sí, Señor; sí».
Desde que he estado aprendiendo a moverme con el Espíritu, muchas veces
cuando predico, sin que importe qué predico, cuando llego al final del mensaje y
digo las palabras de fe, la gente se para y recibe el flujo de la salvación de Cristo.
Moviéndome en el Espíritu empiezo a hablar la fe del Señor y tienen lugar
sanidades. Fluyendo en el Espíritu he visto que un maravilloso crecimiento de
iglesia tiene lugar en nuestra comunión.

Haz tuya esta maravillosa canción contemporánea:

«Diré "Sí, Señor; si'


A tu voluntad y a tu manera.
Diré "Sí, Señor; si';
Confiaré en Ti y obedeceré.
Cuando tu Espíritu me habla,
Con todo mi corazón estaré de acuerdo,
Y mi respuesta será:
"Sí, Señor; si'.»
Letra y música de Lynn Keesecker

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