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El Espíritu Santo es algo más que la experiencia de nacer de nuevo. Sí, es verdadero. Nacemos del
Espíritu. Es la obra del Espíritu la que nos pone en relación con Jesucristo. Es el Espíritu Santo quien nos
transforma y nos hace una persona nueva. Pero el Espíritu Santo es algo más que aquel que hace que pase la vida
nueva dentro de nosotros. Él es la vida. Sí, el Espíritu Santo es algo más, muchísimo más.
El Espíritu Santo es más que una, dos o tres experiencias de éxtasis. Del libro de los Hechos y de los
testimonios personales de cristianos que son llenados con el Espíritu Santo, concluí que hay experiencias
diferentes. Algunos tienen una experiencia muy emocional, mientras que otros tienen una experiencia muy
tranquila. Algunos pueden señalar la hora y la fecha exactas en que fueron llenados con el Espíritu Santo. Otros
han tenido una liberación progresiva al recibir al Espíritu Santo y no pueden decirte el momento exacto. Cuando la
gente es llenada con el Espíritu Santo algunos hablan en lenguas, mientras que otros no. Mi conclu sión es que todo
cristiano debe experimentar personalmente al Espíritu Santo. Pero toda experiencia, sin que importe cuán genuina
o cuán maravillosa sea, está concebida para que no sea un fin sino un comienzo, no un monumento sino un impulso.
Sí, el Espíritu Santo es algo más, muchísimo más.
¿Quién es el Espíritu Santo? Alguien más grande que tú.
No puedo tener éxito como pastor principal de la Iglesia de la Comunidad de la Nueva Esperanza sin un montón
de ayuda de alguien más grande que yo. La verdad es que ni siquiera puedo vivir la vida cristiana con victoria y
éxito sin un poder más grande que yo.
Muchos cristianos descarriados no se dan cuenta del hecho de que estamos en un mundo espiritual, donde la
batalla por las almas de hombres, mujeres y niños ruge (ver Efesios 6:10-19).
En el mundo espiritual hay tres espíritus: el Espíritu de Dios, el espíritu de Satanás y el espíritu humano. Los
tres espíritus tienen poder. Nunca subestimes el poder del enemigo de tu alma. Y tenemos que reconocer que
pasan cosas maravillosas por medio de los esfuerzos y del poder de la gente que obra en conjunto en pro de logros
comunes. Pero no hay poder mayor que el de Dios. Dios es el poder final. Gracias a Dios por esta realidad presente,
«porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo» (1 °Juan 4:4).
Maestro (Juan 14:26) Guía (la Tesalonicenses 5:19) El que convencerá al mundo de pecado, de justicia y de
juicio (Juan 16:8-12) Consolador (Juan 16:7) Limpiador (Hechos 15:8) Intercesor (Romanos 8:26-27)
Ayudador (Romanos 8:26) Hacedor de milagros (Hechos 2:4; 8:39) Comandante (Hechos 8:29; 13:2; Hechos
5) Caballero (Juan 1:32-33) Capacitador (Efesios 3:16) Dador de sabiduría (Santiago 1:5) Creador (Hebreos
11:3) Motivador (2a Timoteo 1:7)
En su maravilloso libro sobre el Espíritu Santo, titulado, El Ayudador (The Helper), Catherine Marshall narra la
historia de una mujer que se jubiló luego de veinticinco años de enseñar a niños muy pequeños en la escuela
dominical. En el banquete se dijeron muchas palabras de aprecio y elogio referidas a su enseñanza buena y
dedicada.
Cuando le llegó el turno de contestar, en tres minutos, tal como el Espíritu habló por ella, la maestra predicó
uno de los sermones más elocuentes.
Ella dijo: < Todos estos años los niños me han estado enseñando de Jesús. Él es real para ellos y ellos lo
hicieron más real para mí de lo que yo hubiera creído posible hace veinticinco años».
Sus ojos fulguraban: < Por ejemplo, recuerdo a un niñito que dijo esto: "Si Jesús entrara corriendo por esa
puerta ahora, yo correría derecho a abrazarlo".
< ¡Debo tanto a los niños... ! > Cuando se sentó, la gente presente no pensaba más en ella sino que sus ojos y su
atención estaban puestos en Jesús.
Donde se permite que el Espíritu Santo haga su obra, Jesucristo será glorificado y habrá personas llevadas a
Él.
¡Oh, que podamos familiarizarnos más con el Espíritu Santo para que nuestras vidas puedan cumplir
verdaderamente su propósito divino y glorificar a Jesucristo! Esta es mi oración por ti.
El Espíritu Santo es un don. Jesús dijo: «No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros» (Juan 14:18). No hemos
sido abandonados. Tal como los padres terrenales gustan de dar regalos a sus hijos, así Jesús dijo que el Padre
Celestial se deleita dándonos buenos dones. Y conforme a Lucas 11:13, el don más especial que Dios tiene para cada
uno de sus hijos es el Espíritu Santo. ¿Por qué es el Espíritu Santo el regalo más especial? Porque cuando tenemos
al Espíritu Santo todos los recursos de Dios se nos ponen a disposición.
3. EL Espíritu Santo es un poder
El Espíritu Santo no sólo es una persona. No sólo es el don más especial, sino que es el poder de Dios que
debemos tener en nuestras vidas.
Tú eres el templo del Dios viviente (la Corintios 6:19-20). El Espíritu Santo vive dentro del templo, y porque Él
vive dentro de ti, todos los recursos y el poder que necesitas para dejar de sentirte inferior y llegar a ser una
persona importante están dentro tuyo. Todos los recursos para superar el odio con el amor están dentro de ti.
Todo el poder para ser liberado y liberar está dentro tuyo. Es el poder del Espíritu Santo. Sí, «porque mayor es el
que está en vosotros, que el que está en el mundo» (1 ° Juan 4: 4).
CÓMO APROVECHAR
EL PODER DE DIOS
Justo en medio de todo esto, Simón, uno de los líderes de esa comunidad, se
interesó muchísimo por lo que vio y quiso tener este gran poder. Él ofreció dinero a
los apóstoles si tan sólo le daban este poder. Pedro respondió: «Tu dinero perezca
contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero» (Hechos
8:20).
No hay sustituto para el poder de Dios. Es algo que debemos tener. Y no hay
atajos para obtener el poder de Dios. No podemos comprarlo como lo aprendió
Simón, sino que es nuestro don.
¿Cómo aprovechar el poder? Mientras escribo esto en mi oficina de la Iglesia de
la Comunidad de la Nueva Esperanza, puedo mirar por la ventana y ver largos cables
eléctricos que van a lo largo del borde de nuestra propiedad. Esos cables eléctricos
llevan la energía para alumbrar miles de casas de nuestra zona, además de uno de
los hospitales grandes de la ciudad. Hay una energía enorme en esos cables. Me
recuerdan lo que Maurice Berquist, autor del libro El milagro y el poder de la
bendición (The Miracle and Power of Blessing), llama < el principio paralelo». Si
tiras un cable de cobre en forma paralela a esos cables aéreos, al lado, tienes un
traspaso de energía, aunque el segundo cable no toque al cable aéreo; aunque no
esté conectado a nada parecido a un generador o dínamo, la energía pasará a él tan
pronto como se ponga en paralelo. Hay un traspaso de energía que tiene lugar allí.
Cuando escuché esto pensé en que Dios es la fuente de toda la energía que
necesitamos. El Espíritu Santo es el cable de la energía, y cuando alineamos
nuestras vidas en paralelo con la voluntad de Dios para nuestras vidas, el poder
empieza a ser traspasado a y por medio de nuestras vidas.
Todo cristiano debe conocer y vivir lo que es ser lleno del Espíritu Santo. Cuando
leemos el libro de los Hechos vemos que los creyentes primero fueron llenados con
el Espíritu, y luego empezó el ministerio de Dios a suceder realmente por medio de
sus vidas. Una persona llena del Espíritu es la que Dios puede usar para su gloria. La
iglesia llena del Espíritu es la que Dios puede usar para hacer cosas
extraordinarias.
En Efesios 5:18 leemos estas palabras: «No os embriaguéis con vino, en lo cual
hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu» ¿Lo que caracteriza a la gente
que está bajo la influencia del alcohol es también característico de la gente llenada
con el Espíritu Santo? Ellos tienen menos control de sí mismos y están bajo el
control de otra cosa. La gran pregunta es ¿quién va a estar a cargo? Como alguien
lo expresó tan apropiadamente: «Jesús debe ser el Señor de todo, o Él no será
Señor en absoluto».
Antes de poder ser llenos con el Espíritu Santo debemos vaciarnos de todo lo
ajeno a la voluntad de Dios. Digamos que el Espíritu Santo es la jarra de agua y
nosotros el vaso. El vaso no puede ser llenado con agua si primero no es vaciado de
todo lo demás.
La sola condición que debes satisfacer para ser llenado con
el Señor está establecida en Romanos 12:1 con estas palabras:
< Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios,
que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo,
agradable a Dios, que es vuestro culto racional».
La palabra «presentéis» puede traducirse también como «rindáis». Imagina un
signo de ceder el paso en la autopista ¿Qué significa? Significa que te rindas al
tránsito circulante. Ha llegado el momento en que pongas el signo de ceder el paso
en tu vida, que dejes de resistirte y rindas todo a Él. Abre las salas secretas de la
casa de tu vida. Deja que el Espíritu Santo de Dios limpie bien tu vida y te deje
totalmente limpio (ver Hechos 15:8-9).
El mayor acto de amor que puedes dar a Dios es rendir todo tu ser a El para la
ejecución de sus propósitos en esta tierra. Yo acostumbraba a pensar que la
consagración era decirle a Dios todas las cosas buenas que yo iba a hacer por Él,
pero he aprendido que es firmar en blanco, y luego, a medida que vamos, Dios llena
los detalles. Mi trabajo es seguir diciendo: > Sí, Señor. Sí».
La vida llena del Espíritu puede ser tuya. Jesús dijo: «Bienaventurados los que
tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados» (Mateo 5:6).
PASO 2: COMUNIÓN CON EL ESPÍRITU SANTO
En 2a Corintios 13:14 leemos: «La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y
la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros». Yo he experimentado la
gracia del Señor Jesucristo desde mi nacimiento espiritual, a la edad de 15. He
disfrutado del amor de Dios por treinta y uno años desde entonces. He
experimentado la llenura del Espíritu Santo en mis días del seminario. Pero sólo en
los últimos tres años he empezado a conocer el gozo de confraternizar con el
Espíritu Santo.
Esta nueva relación empezó con una profunda sed interior por conocer realmente
a Dios, y que su poder fluyera por medio de mi vida. Como el ministerio de la Iglesia
de la Comunidad de la Nueva Esperanza ha abundado en crecimiento, me ha
sobrevenido la sobrecogedora toma de conciencia de que como el pastor titular no
puedo dirigir exitosamente esta iglesia sin la ayuda diaria de Alguien más gran que
yo. El éxito conlleva problemas nuevos y más grandes para resolver.
Reuniéndome con Dios a primera hora de la mañana durante un largo rato y
aprendiendo a confraternizar con el Espíritu Santo de corazón a corazón, he
hallado que el Espíritu Santo es la conexión que faltaba y que había estado
buscando durante todos estos años. Jesús lo dijo en una parábola: Él es la vid y
nosotros somos los pámpanos y, por lo tanto, «separados de mí nada podéis hacer»
(Juan 15:5).
Es verdad. Sin El no podemos hacer la obra del ministerio. Sencillamente no pasa.
La complejidad, los problemas, la profundidad del dolor y la amplitud del quebranto
de las vidas de la gente actual queda sin ayuda, sin cambio y sin curar, salvo cuando
nos volvemos instrumentos del poder transformador de Dios. El Espíritu Santo es
la conexión faltante que engancha nuestras mentes y corazones al poder de Dios.
Por medio de la comunión con el Espíritu Santo puedes ser conectado. Jesús dijo:
«Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva
mucho fruto» (Juan 15:5). A medida que aprendes a confraternizar con el Espíritu
Santo, tu vida será fructífera porque vas a estar conectado al Dios viviente.
Con las presiones externas que cada uno de nosotros enfrenta en un día típico,
necesitamos una fuerza interior. He hallado el secreto. Con este secreto puedes,
sin que importe cuál sea tu vocación, enfrentar todo con confianza.
Del ser lleno con el Espíritu Santo y de la comunión diaria con Él vienen la
sensibilidad y la obediencia para moverse con el Espíritu Santo ¿Qué significa
moverse con el Espíritu Santo?
El Espíritu Santo es un caballero. Cuando Jesús fue bautizado, la paloma, que
era un símbolo del Espíritu, descendió sobre El. La paloma es un ave dulce. El
Espíritu Santo es el perfecto caballero. Él no se impondrá a la fuerza ni forzará la
voluntad de Dios a nadie. Dios respeta el libre albedrío que nos dio al crearnos.
Las Escrituras nos enseñan que debemos ser cuidadoso para no resistir ni afligir
al Espíritu. «No apaguéis al Espíritu» (la Tesalonicenses 5:19). En Efesios 4:30
leemos: «Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados
para el día de la redención». Moverse con el Espíritu significa no resistir al
Espíritu en forma alguna, sino cooperar con el Espíritu de Dios haciendo su
ministerio. La cooperación significa hacer todo lo de tu parte para obedecer al
Espíritu Santo-y realizar en esta operación conjunta lo que Él quiere que hagas. El
programa más grandioso que una iglesia pueda tener para alcance y ministerio de
unos a otros, es para que sus miembros aprendan a moverse con el Espíritu y hacer
las cosas tal como lo manda el Espíritu. Cuando el Espíritu Santo pone a alguien en
tu corazón, responde llamando por teléfono y animando a esa persona.
Los miembros de la Iglesia de los primeros tiempos fueron exitosos conforme
a la historia registrada en el libro de los Hechos, porque ellos fluían con el
Espíritu. En el capítulo dos de Hechos vemos que después de que fueron llenados
con el Espíritu Santo, ellos fluyeron con el Espíritu y se diseminaron por toda
Jerusalén contando, con rebosante entusiasmo, lo que Jesús había hecho en sus
vidas. El resultado fue un enorme reunión cuando, fluyendo con el Espíritu Santo,
Pedro predicó su famoso sermón. En ese mismo día 3.000 fueron agregados a la
iglesia. Las cosas empiezan realmente a pasar cuando el pueblo de Dios empieza a
moverse en el Espíritu.
En Hechos 3 vemos a Pedro y a Juan yendo al templo, donde se les acercó un
paralítico mendigando dinero. Moviéndose en el Espíritu no le dieron lo que pidió
sino algo mucho más grande. Por el poder de Dios que fluía por medio de Pedro y
Juan, el paralítico se paró de un salto y empezó a caminar. El éxito y la explosión
de la iglesia de los primeros tiempos es un resultado directo de moverse en el
Espíritu obedeciendo a Dios antes que al hombre.
En Hechos 5 vemos una ilustración vívida de lo que pasa cuando la gente resiste
al Espíritu Santo. El no moverse, la resistencia, la mentira al Espíritu Santo fue la
destrucción de Ananías y Safira. Resistir al Espíritu Santo en cualquier forma es la
destrucción no sólo de la vida cristiana individual sino de la poderosa obra que Dios
quiere hacer en nuestras iglesias. Tú puedes aprovechar el poder de Dios si puedes
responder estas tres preguntas afirmativamente. (1) ¿Has sido llenado con el
Espíritu Santo? (2) ¿Tienes comunión con el Espíritu Santo? (3)¿Estás
moviéndote con el Espíritu Santo?
Mi propio testimonio es que estoy aprendiendo a moverme con el Espíritu Santo.
Ese testimonio sale de mi ser lleno con el Espíritu Santo, y de mi diario aprender a
tener comunión con el Espíritu Santo. Y sale de mí aprender a ser sensible a la guía
y a las órdenes del Espíritu Santo, diciendo < Sí, Señor; sí».
Desde que he estado aprendiendo a moverme con el Espíritu, muchas veces
cuando predico, sin que importe qué predico, cuando llego al final del mensaje y
digo las palabras de fe, la gente se para y recibe el flujo de la salvación de Cristo.
Moviéndome en el Espíritu empiezo a hablar la fe del Señor y tienen lugar
sanidades. Fluyendo en el Espíritu he visto que un maravilloso crecimiento de
iglesia tiene lugar en nuestra comunión.