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DERECHO DE PERSONAS

Tema

Respuesta al foro

Estudiante

Dominguez Tejada , Ana María

Docente

Dr. Yuri Díaz Jaime

DERECHO III CICLO

2018-II
ÍNDICE

DEDICATORIA.………………………………………………………………………..3
PRESENTACION……………………………………………………….....................6
INTRODUCCION..…………………………………………………………………….7
I.-REALIDAD PROBLEMÁTICA
II.-ANTECEDENTES
III.-MARCO TEÓRICO

3.1.- CONCEPTO DE CULPABILIDAD.


3.1.1.-Léxico jurídico
3.1.2.- Definición
3.2.- FORMAS DE CULPABILIDAD
3.3.- PRINCIPIOS DE LA CULPABILIDAD
3.4.- PRINCIPIOS DE CULPABILIDAD Y PREVENCIÓN
3.5.- FUNCIÓN DE LOS PRINCIPIOS DE CULPABILIDAD
3.6.- ELEMENTOS DE LA CULPABILIDAD
3.6.1.- LA INIMPUTABILIDAD
A) Causas de la inimputabilidad
3.6.2.- EL CONOCIMIENTO O CONCIENCIA DE LA ANTIJURIDICIDAD
3.6.3.- LA EXIGIBILIDAD
IV.- CONCLUSIONES
V.- REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
DEDICATORIA:

A Dios, por todos sus cuidados y guía en nuestro

quehacer diario por brindarnos el entendimiento, la salud

y conciencia para así poder compartir con nuestras

familias y al mismo tiempo agradecerles todo su apoyo

moral que nos brindan en cada momento..


PRESENTACIÓN

El presente trabajo monográfico, ha sido elaborado por los estudiantes del

ciclo III, de la Escuela Profesional de Derecho, de la Universidad “Señor de

Sipán” del programa de formación profesional para personas con experiencia

laboral “CRECE”, titulado “La Culpabilidad”; como parte de nuestra formación

académica especializada como futuros profesionales del derecho.

Nuestro trabajo monográfico es producto de una investigación exhaustiva que

nos permitió conocer más acerca de este tema, e identificar los factores que

convergen para determinar la culpabilidad de un agente en la comisión de un

delito; y de esa manera nos permitió enriquecer nuestros conocimientos en

derecho penal.

Esperamos cumplir con los propósitos de aprendizaje considerados en el

sílabo del curso de Derecho Penal y cubrir las expectativas planteadas.


INTRODUCCIÓN
I.-REALIDAD PROBLEMÁTICA:

Como sabemos la culpabilidad según la teoría de las penas es un


elemento de ésta, que permiten configurar un ilícito cometido por su sujeto
imputable.

Su entendimiento como tal ha recibido muchas interpretaciones desde varias


corrientes filosóficas , empero hay un principio general que al momento esta
inamovible, mismo que podemos sintetizarla, en que nadie puede ser penado
si no se ha comportado en oposición al Derecho, cometiendo un hecho previsto
en una figura de delito y referible a su persona en cuanto se encuentra en la
esfera de su voluntad.

Sobre culpa ha existido y existen una variedad de discusiones dogmáticas


y modernas en algunos casos, así por ejemplo según MacCormack, hay tres
corrientes en relación con el concepto de la culpa. a) la culpa entendida como
negligencia, es decir, la falta de cuidado de un buen padre de familia, siendo este
significado tanto en el Derecho clásico como en el tardío; b) entender que en el
Derecho clásico, la culpa expresaba solo la conexión causal entre el acto dañoso
y la persona que lo cometió, siendo el concepto de la negligencia un producto de
la jurisprudencia tardía; c) que durante el Derecho clásico, como el tardío, la
culpa fue entendida como una conducta que podía ser considerada como materia
de reproche hacia un sujeto.

Roxin , sobre el tema indica que culpabilidad constituye presupuestos de la


responsabilidad penal. Agrega Luego, el sujeto es culpable del hecho injusto, si
lo lleva a cabo a pesar de que la norma pudo haberlo motivado en sentido
contrario. Parte de dos premisas. Primero, que la norma produce una efecto de
llamada o es capaz de dirigir el actuar de las personas, y segundo, que la
persona es sensible a ese efecto de llamada y habiendo podido autocontrolarse
y actuar conforme a Derecho, sin embargo, no lo hace.

Como se puede colegir el problema subsiste desde la misma concepción de


culpabilidad entre el "efecto de llamada de la norma" y la "capacidad de
autocontrol"

Por su parte Baratta, hace una crítica a la culpabilidad desde la teoría de las
subculturas, dice este autor, "niega que el delito pueda ser considerado como
expresión de una actitud contraria a los valores y a las normas sociales
generales", y afirma que existen valores y normas específicos de diversos grupos
sociales (subculturas).

Sin embargo cualquiera sea su definición sobre culpabilidad, los pactos


internacionales de derechos humanos establecen como garantía para las
personas la necesidad de que se deba probar su culpabilidad para que sea
legítimo imponerles una pena. Es decir tratados internacionales, como,
Convención Interamericana de Derechos Humanos, artículo 8.2.7, Pacto

Internacional de Derechos Civiles y Políticos artículo 14.2.8, Convenio

Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades

Fundamentales Artículo 6 Nº 29, .descarta la culpabilidad como una mera


presunción y en la misma línea, nuestra Constitución Política establece la
prohibición de presumir la responsabilidad penal (artículo 19 Nº 3 inciso 6 de la
Constitución Política de Chile)10.
En nuestra normas, expresamente en el nuevo código penal, se precisa el
tema de culpabilidad bajo el principio que nadie puede ser declarado culpable
sino hay comisión de un delito, mismo que en el título preliminar del código
penal, en su artículo 1,4; nos habla sobre el accionar sobre el sujeto que
delinque, contemplado también en el artículo VIII.

En síntesis el problema de la culpabilidad no puede limitar al binomio justo


o injusto , injusto y pena ,urge la necesidad de abordar otros condicionantes
entre el injusto y la pena que precisamente no es exclusividad de la
"culpabilidad"

II.-ANTECEDENTES:
En primer lugar, deben abordarse los desarrollos de la categoría dogmática
del hecho punible.

a. Orígenes.
Si se tiene en cuenta que el Derecho de los pueblos más antiguos de la
Humanidad se basaba en el castigo por la sola producción del resultado
dañoso (responsabilidad sin culpa), y que la culpabilidad se fue acuñando
a través de los siglos hasta llegar a los modernos derechos penales, en
los cuales rige el principio de culpabilidad con amplitud (responsabilidad
por la culpa), se entiende por qué solo en el siglo XIX se acuña como tal
la categoría examinada aunque sus rafees se encuentran en la ciencia
penal italiana de la Baja Edad Media y en la doctrina del Derecho Común
de los siglos XVI y XVIII, elaborado a partir de aquel. En efecto, fue
PUFFENDORF, quien vivió en el siglo XVII, el primero en denominar a la
acción libre que se reputa como perteneciente al autor en la cual se funda
la responsabilidad como imputatio, a partir de lo cual FEUERBACH (1799)
pudo entender dicho concepto como el "fundamento subjetivo de la
punibilidad" y los discípulos de Hegel, a mediados del siglo XIX, asumir
que todo el sistema del Derecho Penal descansa en la "imputación
subjetiva" aunque sin aludir a la culpabilidad como una categoría
sistemática.

No obstante, más allá de las concepciones de la culpabilidad del derecho


natural y hegeliana, fue el positivismo normativista el que introdujo con
precisión la categoría de la culpabilidad en la sistemática jurídico-penal;
ello fue posible gracias a las elaboraciones de Adolf MERKEL, alumno de
JHERING, quien utilizó expresamente la locución denominándola a veces
como "imputabilidad" y concibiéndola dentro de su construcción como
presupuesto del injusto. A su turno, JHERING, criticando a aquel, postuló
un concepto de culpabilidad acuñado desde el ángulo del derecho civil
distinto, en todo caso, del injusto a partir de lo cual la dogmática posterior
pudo distinguir en el delito entre una parte puramente objetiva (el injusto)
y otra subjetiva (la culpabilidad).
Finalmente, KARL BINDING sería el primer expositor en utilizar el concepto de
culpabilidad dentro de un sistema penal cerrado; suyas son las siguientes
palabras: "la culpabilidad del sujeto que actúa es necesaria en todo crimen: dolo
e imprudencia son como se demostrará más adelante los dos conceptos
accesorios en los cuales se descompone el concepto de culpabilidad"

B. La concepción psicológica. Un desarrollo posterior, sin embargo, sufrió el


concepto examinado bajo los auspicios del Positivismo naturalista gracias a los
trabajos de von BURI y LISZT con posterioridad a 1863, correspondiendo al
primero distinguir entre relación de causalidad y relación de voluntad (1866 y
1873) sentando las bases para el primer concepto psicológico de culpabilidad en
sentido estricto, aunque sin hacer una exposición desde la perspectiva de un
sistema jurídico cerrado; esta tarea, la emprendió el segundo de los
mencionados quien concibió el delito como una acción seguida de diversos
atributos: acción antijurídica y culpable conminada con una pena. Para VON
LISZT, la imputabilidad era distinta de la culpabilidad, entendiendo la primera
como la "capacidad jurídico penal de acción" constituida por la "suma de
capacidades elementales del sujeto"; y, la segunda como los "presupuestos
subjetivos junto a los cuales tienen existencia las consecuencias del delito",
siendo dolo e imprudencia sus dos especies no obstante reconocer que ambas
tenían una naturaleza distinta y era imposible reunirlas en un concepto superior
de culpabilidad, caracterizado como una noción subjetivo-psicológica.

No obstante, esta elaboración se fue perfeccionando y transformando con el


correr de los años y con el pretexto de formular un concepto avalorado de
culpabilidad, de carácter puramente psicológico, se introdujo con toda claridad la
concepción peligrosista dentro de la noción material que se proponía rechazando
cualquier injerencia de las posturas libre arbitristas, al tiempo que reivindicaba
para el derecho penal que dejaba de ser de acto para convertirse en uno de
autor, el determinismo como única alternativa; se trataba, en otras palabras, de
formular una noción de culpabilidad que se compadeciera con las exigencias
defensistas de la época, en el marco del estado liberal intervencionista, por lo
cual al autor, se le juzgaba por su "carácter antisocial" y no por el injusto
cometido.

Con razón, criticando tal concepción, se ha dicho que "el peligrosismo siempre
fue un ardid para reemplazar la culpabilidad por la peligrosidad, llamando
culpabilidad a la parte subjetiva del injusto y haciendo ocupar a la peligrosidad el
lugar que la culpabilidad dejaba hueco en la teoría del delito, con sus lógicas
consecuencias para la pena, o bien, dejando ese lugar hueco y haciendo de lo
que llamaba 'culpabilidad' un mero síntoma de una 'culpabilidad material', en la
que más o menos camuflada iba la peligrosidad".

No debe pensarse, sin embargo, que el planteamiento psicologista terminó con


las anteriores exposiciones pues él se encuentra en las elaboraciones de
LÖFFLER, BASEDOW, RADBRUCH, KOHLRAUSCH, entre otros; amén de que
se incrustó dentro de la concepción clásica de delito.

C. La concepción personalizada. Posturas como la de LISZT, sostenida hacia


1913, en el sentido de que la culpabilidad se debe valorar a partir del "carácter
antisocial" va unida a otras que, como ella, desplazan la culpabilidad del acto a
la persona del autor convirtiendo aquella en un elemento a valorar con pautas de
contenido ético; sin embargo, con miras a hacer más ágil la exposición, deben
mencionarse las que postulan la contrariedad al deber como el núcleo de la
culpabilidad, las que entienden el hecho como un síntoma de la culpabilidad
(sintomáticas) y las de la culpabilidad de autor propias del Nacionalsocialismo.

En efecto, dentro de la primera vertiente, deben ubicarse los desarrollos de


LIEPMANN (1900) quien por primera vez postuló que la culpabilidad comportaba
"un juicio de reprobación éticamente matizado", mediando "una actuación de la
voluntad contraria al deber"; en la misma línea, MAX ERNST MAYER (1901,
1915), ampliamente influido por el neokantismo (WINDELBAND y RICKERT),
dirá que ella es "un concepto espiritual" por lo cual la culpabilidad jurídicamente
entendida debe concebirse como una parte de aquel, para añadir que debe ser
tratado culpablemente quien ha realizado un resultado típico contrariando el
deber. Por supuesto, como buen neokantiano, MAYER sostenía que éste
concepto supone un juicio referido a valor pues en el carácter valorativo del
derecho penal radica la legitimación de dicha idea, lo cual puede hacer después
de tomar partido en torno a la discusión determinismo-indeterminismo diciendo
que "la Humanidad está determinada por el indeterminismo".

De la misma manera, ALEXANDER GRAF ZU DOHNA (1905, 1907) desarrolló


una concepción ética de la culpabilidad desde una perspectiva neokantiana que
se compadece con la postura normativa de la culpabilidad expuesta más
adelante; la culpabilidad, dice, es "la determinación de voluntad contraria al
deber. Esta noción encierra la esencia de la llamada doctrina normativa de la
culpabilidad".

En cuanto hace a la segunda corriente, la sintomática impulsada por TESAR y


KOLLMANN, se caracteriza por afirmar que es el carácter del autor lo que
interesa a efectos de determinar la culpabilidad, no su hecho. En efecto, para el
primero de ellos dicha categoría comporta "la valoración del comportamiento
delictivo extremo como síntoma de un determinado substrato psiquiátrico
sobrante", mientras el segundo dirá que es "un estado de la voluntad antisocial";
tras ambas concepciones, sin duda, se esconde la postura de von LISZT llevada
hasta extremos nunca sospechados y, por ende, al igual que las expuestas al
comienzo, insostenibles desde la perspectiva de un Estado de Derecho como el
actual.

Finalmente, en tercer lugar, aparecen los planteamientos de los penalistas del


nacionalsocialismo quienes, por boca de SÍEGERT, después de afirmar que el
concepto se debe edificar a partir de un punto de partida determinista del actuar
humano rechazando el indeterminista por ser expresión del individualismo,
piensan que es necesario rebasar los marcos de la ley adentrándose en las
raíces del derecho plasmadas en "el espíritu del pueblo"; por ello, de la misma
que se entiende la antijuridicidad en sentido formal y material, la culpabilidad
material equivale a un juicio de presunción emitido por el juez (que lleva la voz
del Fíihrer) el cual "recae sobre el autor por contradecir el espíritu del pueblo",
mientras la formal se agota en las formas de dolo y culpa. Como es obvio, con
semejante manera de concebir la culpabilidad se acababa de completar el
cuadro dogmático de la más irracional teoría del derecho penal de la voluntad,
que se haya elaborado por doctrina penal alguna.

D. La concepción normativa. Una vez superada la postura psicologista e


introducida en la discusión la tesis normativista, el paso hacia una nueva
formulación era fácil de dar; en efecto, ya desde muy temprano PAUL MERKEL
(1922) y su discípulo OTTO BERG (1927) demostraron como el dolo y la culpa
no eran formas de culpabilidad entendida ésta como juicio de reproche,
afirmando que la estructura de dicha categoría era igual tanto para hechos
dolosos como culposos concebidos como forma de acción. Así, el primero de los
mencionados se preguntaba si no hablaba en favor de su concepción el
conocimiento nítido de que "dolo e imprudencia (culpa) no son especies de
culpabilidad, sino que, por el contrario, la culpabilidad es la característica
genérica tanto de los hechos dolosos como culposos".

Esta concepción analiza la relación entre el autor y el hecho, el sujeto activo debe
saber que está actuando contra una norma prohibitiva o de mandato. Es decir,
el desvalor se presenta por la confrontación entre lo que prescribe la norma y lo
que realiza el sujeto activo. Como señala Mir Puig “… la culpabilidad pasa a
entenderse como un juicio de valor: como un juicio de reproche por la realización
del hecho antijurídico cuando era exigible obrar conforme al Derecho”.

La normativa estableció, para la existencia de la culpabilidad:

 La imputabilidad, es decir el sujeto debe haber manifestado una voluntad


defectuosa reprochable.
 El dolo o la culpa son modalidades de la voluntad defectuosa. Resulta
obvio decir que se tiene que dar como base una conducta antijurídica.
 Ausencia de causas exculpantes. Es decir, no se debe presentar ni el
estado de necesidad exculpante ni el miedo insuperable. La presencia de
estas figuras impediría la reprochabilidad.

Como vemos, la teoría normativa introduce un criterio valorativo, pero a la vez


mantiene el contenido psicológico del hecho como objeto de valoración.

E. La concepción Finalista. La culpabilidad queda restringida a un juicio de


valoración, es decir a la reprochabilidad del acto cometido por el sujeto activo.
Se agrega aquí el elemento de la motivación. Si el sujeto es motivado por la
norma y a pesar de ello realiza el acto prohibido, entonces es reprochable. De
esta afirmación se deduce que el sujeto que no puede ser motivado no puede
ser culpable, por ejemplo: el loco. En este sentido, Hans Welzel dice: “La
culpabilidad no se agota en la relación de disconformidad sustancial entre la
acción y el ordenamiento jurídico, sino que además se fundamenta el reproche
personal contra el autor, en el sentido de que no omitió la acción antijurídica aun
cuando podía omitirla. La conducta del autor no es como se la exige el derecho,
aunque el habría podido observar las exigencias del deber ser del derecho. El
hubiera podido motivarse de acuerdo a la norma. En este poder en lugar de ello
del autor respecto de la configuración de su voluntad antijurídica reside la
esencia de la culpabilidad; allí está fundamentado el reproche personal que le
formula en el juicio de la culpabilidad al autor por su conducta antijurídica”. De
acuerdo a nuestro ordenamiento jurídico-penal, son motivables los mayores de
18 años. La culpabilidad, de acuerdo a esta teoría, en ningún caso sería
reprochable el actuar de una persona jurídica, dado que no puede ser motivada
por la norma.

E. La concepción vigente. Después de la vertiginosa evolución sufrida por el


concepto de culpabilidad, la doctrina actual se muestra más preocupada por
darle a este estrato del hecho punible un contenido preciso; por ello, se insiste
en una clasificación que se fundamenta en las elaboraciones del positivismo
sociológico de finales del siglo XIX, en virtud de la cual debe distinguirse entre
los aspectos formal y material de las diversas categorías delictuales distinción
que, como se recordará, ya efectuaba von LISZT al formular su cuestionable
teoría de la culpabilidad por el carácter (cfr. supra B) y cuya utilización por la
doctrina posterior, en muy variados y diversos sentidos, no ha estado siempre
exenta de abusos.

En efecto, el concepto formal de culpabilidad comprende todos aquellos


presupuestos que, en un ordenamiento jurídico dado, son indispensables para
formular al agente la imputación subjetiva; mientras que el material busca
desentrañar el contenido de esa imputación, el por qué de la misma. De ésta
manera, a la luz de la discusión actual no basta con decir que la culpabilidad es
un juicio de reproche, sino que es indispensable indagar por los presupuestos de
contenido de los cuales depende esa reprochabilidad; en torno a ello, responde
la dogmática contemporánea de diversas maneras como no se puede ver a
continuación.

En efecto, en primer lugar, se entiende la culpabilidad como el poder actuar de


otra manera por lo cual el contenido de esta categoría se basa en el "poder en
lugar de ello", de donde se infiere que la culpabilidad fundamenta el reproche
personal contra el autor que no ha omitido la acción antijurídica aunque podía
hacerlo, como alguna vez dijera la jurisprudencia alemana. En contra de esta
postura se ha dicho que no es admisible científicamente por cuanto, en el caso
concreto, es imposible demostrar la libre autodeterminación del ser humano
amén de que termina haciendo una simbiosis entre culpabilidad por el hecho y
culpabilidad por el carácter.
En segundo lugar, se afirma que el mencionado criterio debe indagarse a partir
del "ánimo jurídicamente desaprobado" o mejor: "culpabilidad es pues
reprochabilidad del acto en atención al ánimo jurídicamente desaprobado que se
realiza en él", entendiendo por "ánimo" "el valor o disvalor de la actitud
actualizada en el acto concreto". A este criterio, se le puede objetar que no
plantea nada nuevo, dejando el problema en el aire, pues no explica como se
desborda jurídicamente el ánimo del autor no estando lejos de caer en un
derecho penal de ánimo; en todo caso, no puede ser una formulación mejor que
la del "poder en lugar de ello".

Asimismo, en tercer lugar, se postula que el baremo buscado debe partir de la


responsabilidad de la persona por su propio carácter, pues se es culpable por
las cualidades que inducen a cometer el hecho, por "ser así"; como dice uno de
los más destacados voceros de esta corriente: "en la vida se responde por lo que
se es, sin consideración de las razones por las cuales esto se ha producido". Tal
manera de entender el contenido de la culpabilidad, supone una concepción
determinista del actuar humano como punto de partida, lo cual comporta llevar
el problema planteado hasta unos límites insostenibles; con razón, se ha dicho
que es una paradoja asignarle a alguien culpabilidad por un estado (disposición
caracteriológica) respecto de la cual no es culpable y nada puede hacer.

Una cuarta alternativa, es el ensayo funcionalista de reemplazar la culpabilidad


por la asignación de necesidades preventivo-generales, a partir de la idea del fin,
siendo en última instancia la "no fidelidad al derecho". Esta propuesta, como es
obvio, termina instrumentalizando al hombre al desconocerle su dignidad de
persona humana y es incapaz de explicar el contenido de la categoría en estudio,
desde la perspectiva de un derecho penal liberal.

Finalmente, en quinto lugar, se ha buscado reemplazar el concepto tradicional


por el de responsabilidad por parte de un punto de vista que se autocalifíca como
de la culpabilidad a pesar de la capacidad de reaccionar normativamente, según
la cual ella existe cuando el autor "conforme a su constitución espiritual y
anímica, estaba en disposición para la llamada de la norma; cuando, aún, le eran
accesibles posibilidades de decisión para realizar un comportamiento orientado
hacia la norma". Este criterio, según se alega, es verificable dada su naturaleza
empírico-normativa; y, propone un cambio de nombre a la categoría porque, de
un lado, se asienta en el tradicional principio de culpabilidad desechando la
función retributiva de la pena y, del otro, acude a la idea de fin que se traduce en
cometidos de carácter general y especial.

III.-MARCO TEÓRICO

3.1.- CONCEPTO DE CULPABILIDAD.


3.1.1.-Léxico jurídico:
- Culpa, (como sustantivo)- La culpa.
- Culpo culpare, culpatum (formas verbales)-Culpar.
- Culpábilis (adjetivo), que en realidad significa "el que merece ser
culpado".
- Culpabílitas (sustantivo generalizado) – Culpabilidad que significa
por tanto la condición por la que uno puede ser culpado.
- Culpatus, (Adjetivo) – Culpado, que es en quien recae la acción
del culpator; culpándus (part. pas. de fut.), que es aquel contra
quien tiene que ir el culpator.
3.1..2.- Definición:

El término culpabilidad proviene etimológicamente del


adjetivo Culpable y del sufijo abstracto idad que indica cualidad
de.
Es el reproche o circunstancia que se hace a una persona a quien
se le imputa una acción contraria al derecho de manera
deliberada o por negligencia a efectos de responsabilidad.
“La responsabilidad o culpabilidad es la posibilidad de
atribuir un hecho desvalorado a su autor” (12).pag. 133
La responsabilidad procede del latín responsum, del
verbo respondere, que a su vez se forma con el prefijo re-, que
alude a la idea de repetición, de volver a atrás, y el
verbo spondere, que significa "prometer", "obligarse" o
"comprometerse"
Es el cumplimiento de las obligaciones o el cuidado al tomar
decisiones de realizar algo siendo el hecho de ser responsable
de alguien o de algo, utilizándose también para referirse a la
obligación de responder ante un hecho.

3.2. FORMAS DE CULPABILIDAD


La culpabilidad tiene dos formas: el dolo y la culpa. La primera
es intención, la segunda, negligencia. Ambas tienen por
fundamento la voluntad del sujeto activo. Sin intención o sin
negligencia no hay culpabilidad, y sin ésta, no hay delito, por ser la

Para ejemplificar tenemos:

1. Matar a una persona con un disparo de arma de fuego


2. Atropellar a un peatón y causarle la muerte
3. Un knock out mortal en el boxeo

- En el primer caso se actúa con conocimiento y voluntad, esto es,


con: intención, la conducta es dolosa.

- En el segundo caso, es imprudencia, la conducta es culposa.

- En el tercer caso, la causa escapa al control del autor, la conducta


se debe a un caso fortuito.

Por eso la culpabilidad es una situación. Aunque una persona mato


a otro, no se puede considerar sus conductas iguales en los tres
casos.

a. Dolo: el dolo puede ser entendido como la conciencia y la


voluntad de realización del tipo objetivo, por el que se conoce el
elevado peligro de una determinada acción, previéndose el
respectivo nexo casual; en un sentido usual, por dolo se
comprende el obrar con intención, con malicia, o sencillamente
“sabiendo lo que se hace”. El dolo es la forma de responsabilidad
subjetiva más grave, dado que el sujeto no obra de manera casual
o irreflexiva, sino que conduce su inteligencia y voluntad a la
lesión de un bien jurídico e infringe las normas de manera
plenamente consciente.

Los elementos del dolo son el conocimiento, llamado también


elemento cognoscitivo o saber y la voluntad denominada
elemento volitivo o simplemente querer.
b. Culpa: si el dolo constituye la forma más grave de
responsabilidad penal subjetiva, la culpa no solo es una forma de
responsabilidad leve, sino representa el límite con la impunidad.
Así puede suceder que ante la falta de un requisito del dolo se
proponga la punibilidad a título de imprudencia; la doctrina en
estos casos alude a una relación gradual o a una relación
normativa entre dolo y la culpa, sin embargo, en caso faltar un
requisito de la imprudencia, como la infracción del deber objetivo
de cuidado o la imputación objetiva, no puede levantarse ninguna
clase de responsabilidad penal.

3.3. PRINCIPIOS DE LA CULPABILIDAD

a. GENERALES
El principio dela culpabilidad constituye en el actual desarrollo del
Derecho Penal contemporáneo siendo el más importante axioma
de los que derivan de modo directo de un estado de Derecho,
porque su violación implica el desconocimiento de la esencia del
concepto de persona, representando un principio de innegable
valor y una máxima irrenunciable político-criminalmente, su
vigencia permite que una persona sólo sea responsable por los
actos que podía y debía evitar e impide que pueda responder por
todas las consecuencias que se deriven de su acción.
Frente a un concepto de la culpabilidad que se ubica como
categoría del delito, luego de la tipicidad y la antijuridicidad, existe
la concepción de la culpabilidad como principio político-criminal
que configura y da sentido humanista al Derecho penal. La
culpabilidad sin dejar de constituir una categoría dogmática en el
armazón conceptual del delito pasa a ser una idea rectora límite
en la lucha que le Estado emprende contra la delincuencia.
Es decir el Estado peruano no le puede bastar solamente “culpar”
a alguien por la comisión de un delito sin mayor criterio que su
amplia discrecionalidad, porque perdería con esto la legitimidad y
la credibilidad ante la sociedad y ante el mismo infractor. De allí
la necesidad de determinar bajo qué presupuesto y condiciones,
tanto fácticas como jurídicas un delito puede atribuirse como obra
un autor.
CASTILLO (2002), nos dice que le principio de culpabilidad
permite “el juego limpio del Estado con el delincuente al
determinarse con anterioridad los requisitos de cómo un delito va
a ser considerado como la obra de alguien”.

b. FUNDAMENTO
El principio de culpabilidad, tal como se reconoce, tiene su
fundamento esencial en la dignidad de la persona humana, cuyo
respeto impide que un hombre sea tratado como medio o
instrumento para alcanzar otros fines distintos a los planteados
por él mismo. Es decir el estado peruano tendría en la culpabilidad
un límite y una barrera a su actuación punitiva.

No se puede desligar el concepto de culpabilidad de la noción


misma de la persona y de la imagen de ser humano que configura
la Constitución Política.
Como apunta MIR PUIG: “solo cuando la pena se impone a
alguien por algo que puede considerarse como obra suya, se
respeta la dignidad humana. Atentaría contra ella castigar a
alguien por un hecho ajeno a su racional”.

También debemos de tener presente de quienes encuentran el


fundamento del principio de culpabilidad en la consagración de un
Estado de Derecho, que lo inspira y legitima como deducción
jurídico-constitucional del mismo, la cual estaría dividida en dos
elementos:

a. Que no haya pena sin culpabilidad.


b. Que no haya una pena que exceda la medida de la
culpabilidad.

Incluso puede sostenerse, en caso exista un reconocimiento


constitucional de este principio que el estado ha optado por un
modelo particular de justicia criminal, eligiendo una opción entre
las posibles alternativas: el que deriva del principio de
culpabilidad, obligando a diseñar y concretar toda la política
criminal de un estado a partir de este principio de culpabilidad,
que no es otra cosa que la consideración del individuo y la
persona humana como base estructural del sistema penal.

3.4.PRINCIPIOS DE CULPABILIDAD Y PREVENCION

Los modelos de cómo se puede configurar el Derecho penal, entre


otras variantes, son el modelo de la defensa social, cuyo matiz más
importante es la prevención y el modelo determinado por el
principio de culpabilidad.

a. Prevención. Pretende proteger bienes jurídicos al evitar que se


cometan delitos, preservando así la sociedad de ataques de suma
gravedad.
Ve más allá del delito, reparando en su gravedad social o en la
personalidad del sujeto infractor; mirando hacia el futuro
pretendiendo que no vuelvan a cometerse delitos.

b. Principio de culpabilidad. Limita restringe las formas de


imputación respecto a cómo se puede hacer a un determinado
autor o partícipe responsable de un ilícito cometido.

La culpabilidad se limita al hecho en sí y mira el pasado


interesándose por castigar el hecho, la ventaja del derecho penal
de la culpabilidad es que limita de modo notable el poder punitivo
del Estado, su defecto reside en el riesgo de fomentar una tutela
ineficaz de los bienes jurídico-penales en aras de respetar la
dignidad de la persona humana.

a. PRINCIPIO DE CULPABILIDAD: CONCEPCION PROPIA

La breve explicación realizada pretende demostrar el errado criterio


de eliminar el principio de culpabilidad del Derecho penal o lo que es
mismo, pero con diferentes ropaje: el de fundarlo en criterios
puramente preventivos, cuando el verdadero significado y valor del
principio es asentarse en posiciones normativos-individuales, que
encuentran su fundamentos último en el respeto a la dignidad de la
persona humana y a su libertad que le es consultativa.

3.5.FUNCION DE LOS PRINCIPIOS DE CULPABILIDAD

El principio de culpabilidad desempeña un papel trascendental en la


configuración del Derecho penal al permitir legitimarlo frente a los
ciudadanos y en particular, frente al autor del delito.
Señala los presupuestos jurídicos necesarios que van a determinar
que un resultado se le impune como suyo, evitando que se le
atribuyan sucesos o hechos que él no ha causado o no querido.
Asimismo permite precisar si el sujeto ha obrado en condiciones
físicas o psíquicas normales, que le posibilitaron dirigir y orientar su
conducta conforme a la norma.
Solo cumpliéndose estos presupuestos el principio de
culpabilidad facilita que a quien haya intervenido como autor o
participe en un delito se le puede reprochar el comportamiento
realizado por no haber actuado conforme a lo que el Derecho
exigía

3.6- ELEMENTOS DEL JUICIO DE LA CULPABILIDAD


La culpabilidad tiene tres elementos: La imputabilidad, El
conocimiento o conciencia de la antijuricidad y la exigibilidad
de otra conducta (13) Bramont Arias Torres pag 135
3.6.1.La Imputabilidad :
La imputabilidad se basa en la capacidad del sujeto de
conocer la norma de conducta y de actuar conforme a
dicho conocimiento, en principio en nuestro país, un
sujeto es imputable (derecho penal de adulto), cuando
adquiere la mayoría de edad (la capacidad de ser
destinatario de las normas penales empieza a los 18
años). En el caso de los adolescentes infractores (no
sancionables por la comisión de un delito, sino de una
infracción penal), la edad del sujeto debe fluctuar entre
14 y los 18 años de edad.

En el Derecho penal de adulto la responsabilidad penal


puede ser restringida, por razones de edad. En el art 22
del CP, indica que una persona mayor de 18 y menor de
21 años, así como la persona mayor de 65 merece una
pena atenuada. Como es lógico la determinación de la
edad del autor se realizara ubicándose en el momento de
la comisión del delito.

BACIGALUPO: refiere “el momento de consideración de


la edad es el de la comisión del delito, a su vez es el de
la realización de la acción, sea que se trate de una acción
de autoría o de participación (complicidad o inducción)”.

La minoría de edad no es la única causa Inimputabilidad,


debe tenerse en cuenta que le sujeto ostente las
condiciones necesarias para poder determinar conforme
obliga la norma, debiendo tener las condiciones físicas y
mentales para recibir la realidad, comprenderla y actuar
conforme a ella. Ello no ocurre en los casos en los que
se presenta en el sujeto la anomalía psíquica de grave
alteración de la conciencia y la alteración en la
percepción tipificado en el art. 20 inc 1 CP.

Al respecto Oré Sosa sostiene “en estos casos no solo


debe tenerse en cuenta la existencia misma de la
enfermedad, sino en grado de la afectación de la
capacidad psíquica a efectos de ponderar su capacidad
de comprensión (motivación) y consecuentemente, su
imputabilidad o inimputabilidad”.

a)CAUSAS DE INIMPUTABILIDAD:
"Es inimputable la persona que no está en capacidad de

conocer y comprender que actúa antijurídicamente o

que, pudiendo comprenderlo, no está en condiciones de

actuar de otra manera”(Villavicencio, 2009 p.236)

El código penal peruano en su artículo 20 establece las

causas de la inimputabilidad:

La anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia,

alteraciones en la percepción, que afectan gravemente

su concepto de la realidad, no posea la facultad de

comprender el carácter delictuoso de su acto o para

determinarse según esta comprensión; del mismo modo

es considerado inimputable el menor de 18 años. A

continuación, desarrollemos cada uno de estos criterios.

La minoría de edad:

El inc2 del Art 20 °del Código Penal peruano sustrae de

responsabilidad penal al menor de 18 años. La minoría de

edad como causa de inimputabilidad responde a criterios de

seguridad jurídica y comprende a todo protagonista de un

injusto, cuya edad cronológica es inferior a 18 años (en el

Perú). En la actualidad se considera que el menor de edad

carece de facultades psicológicas por no haberse

desarrollado suficientemente y porque no tienen dominio

sobre el hecho, a causa del desarrollo incompleto de su

psiquis y , por ende, la aptitud para entender cabalmente la

acción injusta que llevan a cabo o, entendiéndola, de

determinarse conforme a dicha comprensión.


La determinación de la edad del autor se realizará

ubicándose en el momento de la comisión del delito. De

acuerdo con Bacigalupo: “el momento de consideración de

la edad es el de la comisión del hecho no el de la sentencia.

Por tal debe entenderse , a su vez, el de la realización de la

acción, sea que se trate de una acción de autoría o de

participación”.

Las anomalías psíquicas:

Se entiende por anomalía psíquica a todo fenómeno o

proceso mental que se desvía o diferencia de lo normal, y

cuya condición tenga carácter patológico y que se asocie a

este carácter la incapacidad de comprender la naturaleza

delictiva de su obrar o de determinarse o de actuar con

arreglo a ese entendimiento. En este sentido el artículo 20

del Código penal considera como anomalía psíquica

comprende todas las enfermedades mentales, desórdenes,

trastornos permanentes o transitorios, cuya gravedad afecta

de tal modo el sistema nervioso y el comportamiento del que

las padece, que dificulta su sentido de la realidad, su

capacidad de ajuste adaptativo racional al medio ambiente y

en consecuencia el dominio sobre la o las conductas de que

es protagonista.

Las enfermedades mentales compatible con la

inimputabilidad entonces, no son todas, sino aquellas que

atacan indiscutiblemente la culpabilidad el mayor de edad

agente de un injusto penal, por la gravedad de sus


manifestaciones patológicas en los ámbitos cognitivo,

afectivo y cognitivo. Dentro de éstas tenemos :

 Psicosis orgánicas: Comprende desórdenes mentales

originados y mantenidos en y por condiciones somáticas

y fisiológicas que no dependen entonces de alteraciones

primarias de las funciones mentales. Estas pueden ser:

Psicosis orgánica senil y presenil, psicosis alcohólica y

psicosis tóxica.

 Psicosis esquizofrénica: Enfermedad mental severa cuyo

rasgo más evidente es el de la desorganización mental.

 Psicosis maniaco depresiva o afectiva : Tiene la

particularidad de afectar el sistema emocional del

enfermo de modo que en él predominan estados

afectivos extremos (manía y depresión).

 Psicosis paranoide: Enfermedad mental crónica cuyo

rasgo fundamental son las ideas delirantes persistentes,

inalterables, sistematizados y lógicamente razonadas

 Retraso mental: Enfermedad en la que resulta afectada

la capacidad intelectual del sujeto originada en un déficit

en el desarrollo el cerebro o por un problema de

maduración vinculado con estímulos del entorno.

La grave alteración de la conciencia

La grave alteración de la conciencia acarrea

inimputabilidad cuando comprende una suerte de

perturbación cognitiva que hace que el actor pierda su

capacidad intelectual de percatarse del carácter


delictuoso de sus actos. Esta grave alteración se deriva

de un evento emocional importante en el sujeto,

ocasionado por un estímulo cualesquiera.

Para asumir la grave alteración de la conciencia como

causa de inimputabilidad deben considerarse los

siguientes puntos:

a) La alteración de la conciencia impide comprender la

naturaleza del acto, por haberse trastocado seriamente

el pensamiento lo que le impide apreciar el carácter ilícito

de su acto.

b) La grave alteración de la conciencia compromete

también el área motora comportamental, de manera que

el sujeto no puede controlar sus conductas motoras, lo

que constituyen un impedimento para ajustar sus

conductas a ley.

c) La alteración comportamental no constituye actos

reflejos ya que de ser así estaríamos frente a una

ausencia del acto.

La grave alteración de la percepción:

La percepción es el resultado de la interacción entre la

sensación obtenida por los sentidos y las características

dinámicas del observador. La alteración dela percepción

según lo establece nuestro Código penal consiste en la

incapacidad del sujeto de internalizar o comprender las

normas debido a una falta de socialización producto de

una discapacidad física .Sin embargo para ser


considerado inimputable no es suficiente que el sujeto

padezca de la discapacidad, sino que esta sea idónea

para alterar el conocimiento que tenga de la realidad en

el momento justo del hecho típico.

JURISPRUDENCIA:

El nueve de julio del 2015 la Sala penal Transitoria de la

Corte Suprema de Justicia de la República, emitió el RN

N°1377-2014 en el que declara HABER NULIDAD en la

sentencia de nueve de enero de dos mil catorce (folio

doscientos sesenta y cuatro), emitida por la Tercera Sala

Penal para Procesos con Reos en Cárcel, de la Corte

Superior deJusticia de Lima, que condenó a don Víctor

Alberto Cotaquispe Valerio como autor del delito contra

el patrimonio, en la modalidad de robo agravado, en

perjuicio de don Edson Joel Ñáñez, y se le impuso doce

años de pena privativa de libertad, con lo demás que

contiene;y, REFORMÁNDOLA, lo absolvieron de la

acusación fiscal por el delito y agraviado anotados.

11. ORDENAR la inmediata libertad del procesado don

Víctor Alberto Cotaquispe Valerio, la que se ejecutará

siempre y cuando no exista mandato de detención en su

contra, emanado de autoridad competente.

La sala basó su decisión en la inimputabilidad por grave

alteración de la conciencia, debido a que La grave

alteración de la conciencia que se presenta por ingestión

de substancias como el alcohol, debe adquirir tal


profundidad que afecte la facultad de comprender el

carácter delictuoso del acto, para que constituya causa

legal de exención de responsabilidad penal y dado el

hecho que el imputado presentaba al momento de la

comisión del delito una concentración de alcohol de

2.74g/l de alcohol en la sangre, queda demostrado la

grave alteración de la conciencia producida por el grado

de intoxicación alcohólico del imputado

3.6.2.-El Conocimiento o conciencia de la


antijuricidad :

Este principio general de presunción iuris tantum de


conocimiento quiebra, de hecho, en las denominadas
"infracciones de carácter material o elemental", esto es,
el "núcleo duro" del Derecho penal; el que
supuestamente contiene aquellas conductas que son
reconocidas en la mayoría de los sistemas morales como
contrarias al orden moral. Respecto de esta clase de
delitos el Tribunal Supremo "no considera verosímil" la
alegación del error de prohibición directo lo que, de
hecho, convierte la presunción de conocimiento sobre la
antijuridicidad en este grupo de delitos en
una presunción iuris et de iure. Sin embargo, el Tribunal
Supremo no acaba de hacer un catálogo de los delitos
que integran este conjunto de normas esenciales
"conocidas por todos y que a todos constan" o cuales son
los delitos materiales cuya ilicitud es "notoriamente
evidente y de comprensión y constancia generalizada".
Desde una postura de reminiscencias iusnaturalista el
TS define estas conductas mala in se, como "conductas
definidas en el Código, que agravian o lesionan normas
éticas con sede en la conciencia de todo sujeto,
necesarias para la convivencia y pertenecientes al
vigente contexto socio-cultural". Esta definición (o criterio
limitador, como se quiera) solo sería útil si nuestra
sociedad compartiera de forma unánime una única moral
y existiera una única interpretación de las normas
morales, lo que quizá existiera en otros momentos
históricos, pero nuestro sistema social dista mucho de
ser una democracia sustancial, entendiendo por tal
aquella en la que todos los ciudadanos comparte el
sistema de valores constitucionalmente establecido.
En este sentido, como podemos observar, a pesar de la
prevalencia histórica de la máxima error iuris nocet (la
cual señalaba que el responsable de un hecho delictivo
no podía invocar con éxito el desconocimiento, ya sea
parcial o total de las normas jurídicas), queda claro que
el citado supuesto de desconocimiento puede existir en
casos en los que por ejemplo:
La abundancia producción de normas dificulte que el
ciudadano conozca de todas aquellas que son relevantes
para el derecho penal.

En tal sentido en nuestra legislación en el art. 14 del CP


señala que el error invencible sobre la licitud del hecho
constitutivo de la infracción penal, excluye la
responsabilidad si el error fuera vencible, se atenúa la
pena.

Es decir que si el agente al momento de realizar la


conducta típica y antijurídica, desconocía de la existencia
de la norma de determinación (el agente no sabía que la
conducta estaba prohibida o que existía un mandato de
realizar un comportamiento concreto) o asumía
erróneamente estar bajo el influjo de la norma de
permisión (el agente actuó considerando erróneamente
que el hecho estaba justificado).
De otro lado, la doctrina ha elaborado distintas teorías
con la finalidad de brindar un adecuado tratamiento al
error de prohibición, teniendo entre las principales “la
teoría del dolo y la teoría de la culpabilidad”.

1. La teoría del dolo: dicha teoría es propia de la


sistemática causalista, que veía al dolo como dolus
malus, esto es, que consideraba necesario para la
afirmación del dolo que se tenga conocimiento de la
antijuridicidad de la conducta ubicándolo en la
culpabilidad.
En este sentido, se anota que en virtud de esta teoría
hay “un tratamiento unitario de todas las clases de error.
Las diferencias se plantean únicamente entre error
vencible y error invencible. En ambos casos el error
excluye el dolo.
En el supuesto error invencible, queda totalmente
excluida la responsabilidad criminal, tanto a título de dolo
como a título de imprudencia.
Por el contrario, el error vencible únicamente excluye el
dolo, subsistiendo la responsabilidad por el delito
imprudente.

2. Teoría de Culpabilidad: la teoría de la culpabilidad fue


la que prevaleció al instaurarse el nuevo sistema que
para la teoría del delito significo la adopción del finalismo.
De acuerdo a esta teoría, el error de prohibición
presupondría que el agente tuvo conocimiento de las
circunstancias del tipo y por tanto que actuó con dolo.
En esta línea, se observa que no se supone necesario
que el dolo requiera del conocimiento de la
antijuridicidad, sino todo lo contrario, esta postura se
caracteriza por diferenciar los efectos del error de tipo y
el error de prohibición; el error de prohibición no afecta el
carácter típico del hecho y el dolo es un elemento del tipo,
no una forma de culpabilidad.

3.6.3 La exigibilidad
La exigibilidad, en relación a este elemento de la
Culpabilidad hay autores que lo han llegado a
considerar como Causa de Justificación de la
Antijuridicidad, es decir, como elemento que niega
la “Antijuridicidad y no la Culpabilidad”. Sin embargo
hay un elemento importante a considerar y que es el
peso del elemento subjetivo, del elemento personal,
que es el Miedo Irresistible.

ROSALES (2016) refiere “Por eso resulta aconsejable


tratar la exigibilidad como un elemento del ámbito de
la Culpabilidad, es decir, lo incluimos como elemento
de la Culpabilidad porque consideramos que el
fundamento de esta Causa de Exención es un
elemento subjetivo, el miedo, y no la situación objetiva
que provoca ese miedo”.(p.2)
El miedo insuperable se regula o se contempla en el
art. 20 inc. 6 del Código Penal, y el Código Penal no
dice nada más. Por eso tenemos que definir de alguna
manera a que se refiere esta expresión:

“Miedo es aquél elemento que afecta psíquicamente


a quien lo sufre pero que le deja una cierta opción para
actuar”.

Pero el calificativo “insuperable” en


la exigibilidad significa que nos encontramos ante un
miedo superior, y ha de entenderse el requisito
“insuperable” como requisito objetivo, lo que quiere
decir que si el sujeto es una persona extremadamente
cobarde o fácil de asustar no se apreciara la causa de
exención. “Insuperable” se refiere a “insuperable” para
la media de los sujetos. También se puede entender el
término como “invencible”.

3.7.LA TEORÍA PSICOLÓGICA DE LA CULPABILIDAD


La teoría psicológica de la culpabilidad estaba
basada en un causalismo naturalista. El aspecto psíquico
paso, por primera vez, a ser un elemento relevante para el
derecho penal. El derecho penal dejo de ser
predominantemente objetivo para recalar en los aspectos
subjetivos. El dolo y la culpa eran considerados como
especie de la culpabilidad. La relación de estas especies con
el hecho determinaba si el individuo era culpable o no. Fue
un avance importante para asumir los aspectos subjetivos
del delito. Aunque luego demostró su carencia porque la
teoría psicológica de la culpabilidad reduce su
conceptualización al nexo psicológico, esto a la relación
psicológica del individuo con el hecho como una relación de
causa a efecto. A partir de esto no sabía explicar cómo
pueden haber conductas típicas y antijurídicas pero no
culpable a pesar de ser dolosos o culposos ya sea por ser
un enfermo mental o por emoción violenta o necesidad
exculpante; ni tampoco en los casos de imprudencia
inconsciente.

Sobre este tema Roxín opina que “el pensamiento


naturalista de finales del siglo XIX, que intentaba reconducir
todos los conceptos jurídicos a datos empíricos explicables
por las ciencias naturales, desarrollo el “concepto
psicológico de culpabilidad”, predominante hasta comienzos
de este siglo; según el mismo la culpabilidad, se concebía
como la relación subjetiva del sujeto con el resultado. Se
consideraba “formas de culpabilidad” el dolo y la
imprudencia, mientras que la mayoría de las veces la
imputabilidad se caracterizaba como “presupuesto de la
culpabilidad” o “presupuesto de la pena o de la punibilidad”.
Representante famoso de tal concepto psicológico de
culpabilidad fueron - con numerosas discrepancias entre sí
– V. Buri, y v. Lozt, Loffler, Kohl Rausch en sus primeras
publicaciones y Radbruch.

Para Urquizo Olaechea la teoría psicológica de


la culpabilidad , basada en el pensamiento naturalista de
Von Listz y Beling, se establece como una relación
psicológica del autor con su hecho, la culpabilidad se
concibe como un nexo que explica el resultado; tanto así que
Liszt recalco que la “culpabilidad debe ser equiparada a la
responsabilidad por el resultado “. El “dolo” y la “culpa” son
formas de la conexión psíquica entre el autor y su hecho.
Dolo y culpa constituían la culpabilidad y cada una de ellas
era reconocida como especie de la culpabilidad y variaban
una de otra solo por la modalidad de la acción y el resultado
típico. La relación del autor natural con el resultado era una
relación psicológica: la volición en el dolo, no volición en la
culpa. O como lo plantea Radbruch reduciendo dolo e
imprudencia a hechos psíquicos (conocimiento o
imprevisión). Base de la culpabilidad es la imputabilidad
entendida como capacidad de acción. La dificultad de la
teoría psicológica apareció al no poder englobar la culpa
inconsciente “pues en esta no existe ninguna conexión
psíquica entre el autor y la lesión.

Uno de los auspiciadores de esta teoría fue Von Liszt (1851


– 1919) quien afirmo que la “culpabilidad es aquella relación
subjetiva entre el autor y el resultado antijurídico acaecido,
al que está anudada la responsabilidad jurídica”46;
entendiéndose a la culpabilidad como el conjunto de
relaciones psíquicas del autor con el suceso externo
IV.-CONCLUSIONES
V.- REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Bramont, Luis, 2002, Manual de Derecho Penal, Parte General, Segunda


Edición, Editorial EDDILI, Lima, Perú.
2. Velásquez, F. 1993, La culpabilidad y el Principio de Culpabilidad, Revista de
Derecho y Ciencias Políticas, vol. 50, p.283 – 310, Medellín, Colombia.
3. López, S. 2012, Derecho Penal I, Primer Edición, Red Tercer Milenio, México.
4. Castillo J.(2002) Principio de derecho penal parte general. Lima – Perú :Editorial
Gaceta Jurídica.
5. Alcocer E.(2018) Introducion al derecho penal parte general pag.62 –pag 181
editorial jurista editorial 2018.
6. Muñoz F. (1990). Teoría general del delito. Bogotá: Editorial Temis
7. Villavicencio F. (2006), Derecho Penal: Parte General, Lima Perú, Editora
Jurídica Grijley.
8. Código Penal peruano (1991) DL N°365 publicado en Diario ElPeruano (8
de abril de 1991)

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