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Toda pareja para construir el mejor hogar del mundo tiene que trabajar
primeramente en los cimientos. El cimiento del hogar no depende ni de la profesión que
tenga, la cuenta bancaria que posea, ni siquiera la familia de donde proviene. “El
cimiento de un hogar es oír, guardar y practicar”; es como ladrillo, arena y cemento.
Tres elementos que conforman el fundamento: oír, guardar y practicar. La
combinación de estos tres es el cimiento; cuando el hombre va a construir una gran torre,
tiene que cavar profundamente, de acuerdo al tamaño que desee construirla, pero tiene
que colocar buenos cimientos. De esta misma forma, se debe construir un hogar,
teniendo en cuenta que los cimientos son los que le dan el soporte a la conformación de
la familia.
El matrimonio no es idea del hombre, fue idea divina. Dios creó al hombre con la
capacidad de sentir atracción hacia el sexo opuesto: el hombre hacia la mujer, la mujer
hacia el hombre. Dios le dio a Adán ayuda idónea, una compañera; una mujer que fuese
el apoyo, el soporte, que ambos fueran un equipo. En su infinita sabiduría Dios escogió a
dos personas completamente diferentes la una de la otra, y luego que esas dos personas
pactan amor fiel y permanente, ocurre un milagro: estos dos seres son fusionados
misteriosamente en uno solo. El propósito de esta unidad es establecer una generación
para Dios. (Malaquías 2: 15).
La bendición viene en plenitud no cuando las personas están solteras, sino cuando
éstas se casan. Dios bendijo a la pareja y ambos recibieron el mismo grado de
responsabilidad. Si la pareja puede mantenerse en plena armonía, estas tres bendiciones
permanecerán sobre ellos:
Dio pautas
Génesis 2: 15 – 25
IMPORTANCIA DE LA FAMILIA
Estabilidad conyugal
Lucas 14: 27 – 30
Permítame parafrasear este texto: Cualquiera pues, que quiere construir la gran
torre llamada matrimonio, primero debe analizar si puede llevarlo hasta el final, no valla
a ser que empiece con mucho entusiasmo y después de algunos años, el hombre
abandone a su mujer, o la mujer abandone a su marido, y venga la separación. Los
demás van a hacer escarnio de él, van a decir: ese hombre empezó con mucho
entusiasmo y vean como dejo a su mujer e hijos.
Para poder construir el matrimonio, usted debe tener visión hacia el futuro,
visualizar que van a ser felices para siempre y que tendrán la fuerza para perseverar
juntos y lograr reproducirse por varias generaciones. El matrimonio dentro de los
parámetros divinos, es una de las mas grandes menciones; entendiendo que la bendición
de Dios es la que enriquece y no añade tristeza con ella. En otras palabras: Dios los
guardará de verse abocados a una separación.
Descendencia
Salmo 127: 3 – 5
¿De qué le servirá al que edifica la casa, si no tiene en su familia quien habite en
ella después de él? Napoleón con todo su cuidado en este punto, no puede crear una
dinastía. Miles de personas ricas darían la mitad de sus haciendas si pudieran oír el
llanto de un niño recién nacido en su familia. Los niños son la heredad que Dios mismo
dará, pues de otro modo, si un hombre muere sin hijos con ello, su casa queda por
edificar.
Un guerrero se alegra de que sus saetas puedan volar a donde el no puede ir. Los
hijos buenos son las saetas que se dirigen al blanco que apuntan sus padres. ¡Qué
maravillas puede realizar un buen hombre, si tiene hijos afectuosos que secundan los
deseos del padre y que se prestan a sus designios!
Familia bendecida
Salmo 128: 3
Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa; tus hijos alrededor
de tu mesas. La vid es una representación de la alegría y la fructificación, estas son las
dos habilidades que el Señor ha dado a las esposas. Los hijos son como olivos. El olivo
representa la unción de Dios que es lo que da fuerza a la familia para conquistarla, pues
el significado de la unción con aceite es que Dios peleará por nosotros.