Sei sulla pagina 1di 7

VICTIMIZACIÓN Y POLIVICTIMIZACIÓN EN NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES

AYMARA Y SU RELACIÓN CON SINTOMATOLOGÍA POST-TRAUMÁTICA


Cristián Pinto-Cortez, Jerome Flores-Jara, Noemí Pereda y Cristóbal Guerra

RESUMEN

Existe evidencia de los altos niveles de victimización y polivic- con una muestra de 667 adolescentes entre 12 y 17 años de la
timización en la población chilena, así como de las consecuen- ciudad de Arica (30,4% se identifican como aymara y 69,6% no
cias negativas que estos fenómenos tienen en la salud mental de pertenecen a minoría étnica) a quienes se les administró el Ju-
las víctimas. No obstante, se desconoce el nivel de victimización venile Victimization Questionannaire (JVQ) y el Child Postrau-
en adolescentes provenientes de minorías étnicas, específica- matic Symptom Scale (CPSS). A través de los datos recogidos se
mente de la etnia aymara, en el norte de Chile. El objetivo del pudo establecer que la victimización y polivictimización afecta
presente estudio fue describir la prevalencia de victimización y de manera similar a los jóvenes aymara y a los que no pertene-
polivictimización en adolescentes aymara y compararla con la cen a minorías étnicas; sin embargo, el impacto de estas victi-
prevalencia en población que no pertenece a una minoría étni- mizaciones es distinto en los jóvenes que pertenecen a minorías
ca. Además, se pretendió determinar la relación entre polivic- étnicas, quienes presentan una mayor intensidad de sintomatolo-
timización, etnia y sintomatología postraumática. Se trabajó gía postraumática.

Introducción factores de riesgo que contribu- victimización infanto-juvenil es críticas. Probablemente, la


yen a la vulnerabilidad de los un factor clave a la hora de crítica más importante ha ido
La adolescencia es un perío- adolescentes a sufrir este tipo pensar y planificar programas dirigida a la fragmentación
do evolutivo de múltiples cam- de problemáticas son las expe- de protección social y de salud que se ha hecho de la victimi-
bios a nivel neurobiológico, riencias tempranas de victimi- mental para la infancia, sobre zación en todos estos estu-
cognitivo, emocional y social zación interpersonal (Blom et todo si se pretende con esto dios, lo que dificulta obtener
(Arnett, 2014; Konowalczyk et al., 2015; Turner et al., 2017). mejorar el bienestar psicológico perfiles de riesgo completos
al., 2018), en el que, además, Se entiende la victimización y la calidad de vida de niños, de los niños y niñas que están
se espera una integración efec- infantil como “el daño o per- niñas y adolescentes (OMS, expuestos a más de un tipo de
tiva de todas estas áreas para juicio causado a un niño, niña 2006). violencia a lo largo de su vida
que el adolescente pueda al- o adolescente por el comporta- Cabe señalar que, tradicio- (Pereda et al., 2014a).
canzar con éxito las tareas miento contrario a las normas nalmente, los estudios de victi- Siguiendo este enfoque
propias de la etapa adulta. Sin sociales de otras personas” mización han estado orientados comprehensivo de la victimi-
embargo, dadas las caracterís- (Finkelhor, 2007: 10). Así, la al análisis de tipos únicos de zación infantojuvenil, en la
ticas de esta edad, la adoles- victimización hace referencia a victimización, como son el última década se han incre-
cencia también se convierte en un conjunto de violencias más abuso sexual (Stoltenborgh et mentado las investigaciones
un período crítico donde los amplias que el maltrato y el al., 2011), el maltrato infantil referidas al estudio de la pre-
jóvenes pueden verse afectados abuso infantil, como pueden (Sith et al., 2009), la exposi- valencia de múltiples tipos de
por distintas problemáticas ser los delitos comunes, el aco- ción a la violencia (Holt et al., victimización en la infancia
psicosociales, tales como el so escolar, la exposición a la 2008) y el bullying (Ttofi et en prácticamente todo el mun-
consumo de alcohol y drogas, violencia, la explotación laboral al., 2011), entre otros. Estos do. Finkelhor (2007), pionero
las prácticas sexuales de ries- o sexual, u otras formas de trabajos han ayudado a deter- en el tema, en sus trabajos
go, conductas disociales, suici- violencia no englobadas bajo minar la magnitud del proble- seminales acuñó el término
dio y problemas de salud men- estos tér minos más ma, así como los factores de de polivictimización para re-
tal en general (Eaton et al., restrictivos. riesgo, y su relación con múlti- ferirse a la ocurrencia, duran-
2012; Ogden y Amlund, 2018). De este modo, el estudio, la ples problemas de salud mental te el crecimiento, de más de
En esa línea, la evidencia ha prevención, la detección y el (Norman et al., 2012), si bien una forma de victimización,
dado cuenta de que uno de los abordaje terapéutico de la no han estado exentos de dando lugar a experiencias

PALABRAS CLAVE / Estrés Postraumático / Minoría Étnica / Polivictimización / Victimización /


Recibido: 14/09/2019. Modificado: 30/04/2019. Aceptado: 01/ 05/2019.

Cristián Pinto-Cortez (Autor de Escuela de Psicología y Complutense de Madrid, Universidad de Barcelona,


cor respondencia). Doctor en Filosof ía, Universidad de España. Investigador, España.
Psicología, Universidad Tarapacá. 18 de Septiembre Universidad de Tarapacá, Cristóbal Guerra. Doctor en
Complutense de Madrid, #2222, Arica, Chile. e-mail: Chile. Psicoterapia, Pontif icia
España. Académico e cpinto@uta.cl Noemí Pereda. Doctora en Universidad Católica de Chile.
Investigador, Universidad de Jerome Flores-Jara. Doctor en Psicología, Universidad de Académico, Universidad Santo
Tarapacá, Chile. Dirección: Psicología, Universidad Barcelona, España. Profesora, Tomás, Chile.

APRIL 2019 • VOL. 44 Nº 4 0378-1844/14/07/468-08 $ 3.00/0 229


VICTIMIZATION AND POLY-VICTIMIZATION IN CHILEAN CHILD AND ADOLESCENT AYMARA:
RELATIONSHIP WITH POST-TRAUMATIC SYMPTOMS
Cristián Pinto-Cortez, Jerome Flores-Jara, Noemí Pereda and Cristóbal Guerra

SUMMARY
There is evidence of the high rates of victimization and matic symptoms. We worked with a sample of 667 adolescents
polyvictimization in the Chilean population, as well as the between 12 and 17 years of age (30,4% aymara y 69,6% not
negative consequences this has for the mental health of the aymara) from the city of Arica, who were surveyed with the
victims. However, the level of victimization in adolescents of Juvenile Victimization Questionnaire (JVQ) and the Child
ethnic minorities is unknown. The aim of this study is to de- Symptom Posttraumatic Scale (CPSS). Through the collect-
scribe the prevalence of victimization and polyvictimization in ed data it could be established that polyvictimization affects
Chilean adolescents belonging to an ethnic minority (aymara) young aymaras and non-aymaras in similar ways; never-
and compare it with the prevalence in a population not be- theless, the impact of this victimization is different in young
longing to an ethnic minority. It was also intended to deter- people who belong to the aymara community, who present a
mine the relationship between polyvictimization and post-trau- greater intensity of post-traumatic symptoms.

VICTIMIZAÇÃO E POLIVITIMIZAÇÃO EM CRIANÇAS E ADOLESCENTES CHILENOS AYMARA


E SUA RELACIONAMIENTO COM SÍNTOMAS POSTRAUMÁTICOS
Cristián Pinto-Cortez, Jerome Flores-Jara, Noemí Pereda e Cristóbal Guerra

RESUMO

Existe evidência do alto nível de vitimização e polivitimiza- trabalhou com uma amostra de 667 adolescentes entre 12 e 17
ção em população chilena, como também das consequências anos da cidade de Arica (são identificados 30,4% como amara
negativas que isto tem na saúde mental das vítimas. Não obs- e 69,6% não amara), foram inspecionados que com o Juvenile
tante, o nível de vitimização é ignorado em adolescentes que Victimization Questionnaire (JVQ) e Child Postraumatic Symp-
vêm de minorias étnicas, especificamente do aimaras do norte toms Scale (CPSS). Pelas datas reunidas poderia ser estabeleci-
de Chile. O objetivo do estudo era descrever a prevalência de do que polivictimização afeta aimaras jovem e não-aimaras de
vitimização e poli vitimização em aimaras adolescentes e com- modos semelhantes, não obstante, o impacto desta represália é
parar isto com a prevalência em população que no pertence a diferente em pessoas jovens que pertencem à comunidade aima-
minoria étnica. Também foi buscado determinar a relação en- rá, que apresentam uma maior intensidade de sintomas poste-
tre polivictimização, etnia e sintomas pós-traumáticos. A pessoa -traumáticos.

disruptivas y/o maltratantes quienes han experimentado agresiones con armas, el 11,6% donde los jóvenes también su-
multifocales que impactan y siete o más tipos de victimiza- de robo, 10,9% de amenazas o fren violencia, tales como la
generan daño en el desarrollo ciones, mientras que en acoso, el 13,2% de discrimina- familia y el comunitario o so-
psicológico de un niño, niña o España, Pereda et al. (2014) ción (raza, nivel socioeconómi- cial. A nivel metodológico tam-
joven (Finkelhor et al., 2011). identif icaron a este gr upo co, género, orientación sexual poco se utilizaron puntos de
En este contexto, se han uti- como aquellos que experimen- y/o apariencia física), el 18,2% cor te para identif icar
lizado distintos métodos para taron ocho o más tipos de vic- sufrió agresiones físicas y el polivíctimas.
cuantificar la polivictimización timizaciones a lo largo de su 20,5% agresión psicológica. En Un segundo trabajo desarro-
a lo largo de la vida. El crite- vida. cuanto a la victimización a llado en Chile es el realizado
rio más frecuente es el utiliza- En el caso de Latinoamérica, través de dispositivos electróni- por Pinto-Cortez et al. (2017)
do por Finkelhor et al. (2007) son escasas las investigaciones cos, el 10,6% de los estudian- en la Región de Arica y
quienes establecen el 10% su- que dan cuenta del problema tes reportó haber sido víctima Parinacota, quienes utilizando
perior de la muestra, o grupo de la polivictimización infanto- de este tipo de agresiones instrumentos específicos para
de jóvenes más victimizado, juvenil. Destacan dos trabajos (Ministerio del Interior, 2010). evaluar la polivictimización y
para identificar a la población realizados en Chile. El primero Si bien se considera que di- los criterios propuestos por
de niños y adolescentes poli- es la encuesta nacional de con- cha encuesta incluye la pers- Finkelhor et al. (2007) encon-
victimizados. Utilizando este vivencia escolar desarrollada pectiva de la polivictimización traron que el 10% de los ado-
criterio, Turner et al. (2010) en en el año 2009 por los ministe- al evaluar múltiples formas de lescentes entre 12 y 17 años
Estados Unidos estimaron que rios de Educación e Interior, en violencia que afectan a niños y han experimentado 12 tipos
las polivíctimas corresponden a donde se entrevistó a 42.373 adolescentes, no tuvo en cuenta distintos de victimizaciones o
adolescentes de entre 12 y 17 jóvenes escolarizados de entre una medida global de aquellos más durante su vida. Estas ci-
años que han vivido 11 o más 12 y 16 años. Los resultados niños y niñas que fueron vícti- fras son similares a las encon-
formas de victimización. Así indican que el 4,4% de los par- mas de más de una forma de tradas en los Estados Unidos
mismo, en Canadá, Cyr et al. ticipantes declaró haber sido violencia, así como tampoco se (Finkelhor et al., 2010), pero
(2013) hallaron que el grupo de víctima de agresiones sexuales consideró la historia de vida de superan lo señalado en estudios
polivíctimas cor responde a en su colegio, el 6,7% de los niños, ni otros contextos realizados en Canadá (Cyr et

230 APRIL 2019 • VOL. 44 Nº 4


al., 2013) y España (Pereda et mayor riesgo de sufrir proble- La muestra estuvo formada cinco áreas generales: victimi-
al., 2014), constatando los ante- mas de salud mental (OMS, por 667 niños, niñas y adoles- zación por delitos comunes
cedentes de investigaciones 2008). centes (NNA; 30,4% aymara y (nueve ítems; por ejemplo: hur-
previas que señalan una mayor En función de lo expuesto, 69,6% no perteneciente a nin- tos, robos, vandalismo), victi-
frecuencia del uso de la violen- el objetivo general del presente guna minoría étnica) con eda- mización por parte cuidadores
cia en contra de niños, niñas y estudio ha sido analizar la pre- des comprendidas entre los 12 (cuatro ítems; por ejemplo: vio-
adolescentes en la región lati- valencia/vida de victimización y los 17 años, media de 15 lencia física, violencia psicoló-
noamericana (Gar mendia- y polivictimización infantil en años y 8 meses (DT=1,34), gica, negligencia), victimiza-
Lorena, 2011; Imbusch et al., niños, niñas y adolescentes siendo 330 (49,5%) de sexo ción por par te de pares y/o
2011). (NNA) aymara y que no perte- masculino y 337 (50,5%) de her manos (seis ítems; por
Estos trabajos chilenos han necen a minorías étnicas, y su sexo femenino; 16,2% entre 12 ejemplo: acoso, agresiones físi-
aportado una aproximación a la relación con el riesgo de sufrir y 14 años y 83,8% entre 15 y cas, violencia verbal), victimi-
realidad de la polivictimización problemas de salud mental y, 17 años. En lo referente al ni- zación sexual (seis ítems; por
infantil en el contexto latinoa- más concretamente, con la pre- vel socioeconómico se utilizó ejemplo: abuso sexual, agresión
mericano, pero dichos estudios sencia de sintomatología pos- como dato el ingreso económi- sexual, violación), victimiza-
no han considerado una varia- traumática, relación que estu- co mensual del grupo familiar; ción indirecta (nueve ítems; por
ble fundamental presente en dios realizados en población el 61,9% de los NNA pertene- ejemplo: violencia intrafamiliar,
Chile y en el resto de países que no pertenecen a minorías ce al nivel socioeconómico referida a ser testigo de violen-
de Latinoamérica, la cual se étnicas han constatado (Guerra medio (ingresos mensuales en- cia entre los padres o hacia
refiere a la presencia de mino- et al., 2017). Por lo expuesto, tre US$457 y US$1.824), el otros miembros de la familia;
rías étnicas que componen la es necesario analizar si este 29,8% al nivel socioeconómico violencia comunitaria, relativa
población. En el caso de Chile, fenómeno se presenta en jóve- bajo (ingresos inferiores a a ser testigo de agresiones en
y concretamente en la zona nes de minorías étnicas y de US$456) y el 8,3% al nivel la calle, de asesinatos, de tiro-
donde se realiza el presente qué forma. Los objetivos espe- socioeconómico alto (ingresos teos o haber sufrido hurtos en
estudio, la Región de Arica y cíf icos que se persiguen se entre US$1.825 y US$5.320, o el propio hogar) y victimiza-
Parinacota, el pueblo originario centran en: 1) determinar cuá- más). En cuanto a la estructura ción electrónica (2 ítems; por
con más integrantes es la co- les son los tipos de victimiza- familiar un 61,8% vive con ejemplo: solicitudes sexuales
munidad aymara, la cual se ción más frecuentes que afec- ambos padres, un 21,6% vive no deseadas a través de las
ubica en la zona andina de la tan a los NNA aymara y a los con uno solo de sus padres, un TIC, ciberbullying o acoso a
región en la frontera con Perú NNA que no pertenecen a mi- 15,7% vive con sus padres y través de las TIC).
y Bolivia. En la Región de norías étnicas; 2) establecer si otros familiares en el mismo Cada una de esas áreas fue
Arica y Parinacota el 20% de existen diferencias entre NNA hogar, y un 0,9% con una fa- evaluada a través de un módu-
la población pertenecen mino- de minorías étnicas (aymara) y milia compuesta por su padre lo del JVQ. Se utilizó la moda-
rías étnicas, de estos, el 3% NNA que no pertenecen a mi- y la nueva pareja de ésta/ésta. lidad de cuestionario auto-ad-
corresponden a adolescentes norías étnicas respecto de la ministrado para NNA entre 8 y
aymara entre 12 y 17 años vivencia de polivictimización a Instrumentos 17, años cuyas preguntas refie-
(INE, 2012). lo largo de su vida; y 3) iden- ren a los distintos tipos de vic-
Estudios de salud intercultu- tificar la relación entre polivic- Se construyó un cuestionario timizaciones que han sufrido
ral han dado cuenta de una timización, pertenencia a mino- para preguntar sobre la ads- los participantes a lo largo de
mayor vulnerabilidad de las ría étnica y síntomas de estrés cripción de los participantes a su vida y en el último año. En
minorías étnicas a sufrir pro- postraumático. una comunidad étnica determi- el presente estudio se consideró
blemas de salud física y psico- nada. Utilizando cuatro catego- únicamente la puntuación de
lógica (Pedrero, 2014). En el Método rías, se consultó si los partici- victimización a lo largo de la
área de la salud f ísica, por pantes se identificaban como: vida. El JVQ y sus distintos
ejemplo, los aymara tienen ma- Participantes 1) aymara, 2) blanco o euro- formatos han sido adaptados al
yor riesgo de muerte por enfer- peo, 3) latinoamericano, u 4) español por el GReVIA (Grupo
medades respiratorias, infeccio- Para obtener la muestra uti- otro. de Investigación en Victimi-
sas o del sistema digestivo lizada en este estudio, se selec- zación Infantil y Adolescente)
(Oyarce y Pedrero, 2006). cionaron 12 colegios de la ciu- Victimización y Polivictimi- de la Universidad de Barce-
Asimismo, se ha encontrado dad de Arica, Región de Arica zación. Se evalúo con el lona, España, y para el presen-
que los adolescentes aymara y Parinacota, extremo norte de Juvenile Victimization Ques- te trabajo se realizó una adap-
presentan tasas más altas de Chile, tratando de mantener la tionnaire (JVQ; Finkelhor et tación al lenguaje local. En
depresión, alcoholismo, suicidio proporción de colegios que al., 2005), un cuestionario di- general, el JVQ ha demostrado
y conducta violenta (Cohen, existen en la Región en fun- señado para recabar informa- tener buenas propiedades psi-
1999). Otras investigaciones ción del número de habitantes. ción acerca de una amplia cométricas (Finkelhor et al.,
aportan evidencia sobre la rela- Se realizó un muestreo no pro- gama de victimizaciones. Se 2005).
ción entre depresión en jóvenes babilístico (De Souza et al., trata de un instrumento com-
indígenas y etnicidad, donde 2012) para llevar a cabo esta prensivo que facilita la evalua- Sintomatología Postraumática.
los eventos vitales estresantes selección. En el proceso de ción de NNA, proporcionando Se utilizó la Child PosTrau-
interactúan con la pobreza, el selección de los colegios se una descripción cuantitativa de matic Symptom Scale (CPSS)
bajo rendimiento escolar, la consideraron como variables de las principales formas de deli- en la versión para niños de la
disrupción familiar y desarmo- interés el tamaño del estableci- tos contra la infancia. La ver- escala de diagnóstico de estrés
nía comunitaria a las que están miento educacional, la zona sión del JVQ usada en el pre- postraumático para adultos
más expuestas estas comunida- donde estaba ubicado y si el sente estudio indaga sobre 36 (Postraumatic Diag-nostic
des originarias (Kirmayer et colegio era público, privado o formas de delitos contra niños Scale; PDS; Foa et al., 1997).
al., 2000), situándolos en subvencionado. y adolescentes que cubren Es un instr umento de

APRIL 2019 • VOL. 44 Nº 4 231


auto-reporte que evalúa la fre- influyera en las respuestas de paramétrico debido a la distri- antes enunciados. Del total de
cuencia de síntomas del tras- los participantes. Se informó bución de la variable victimi- NNA aymara un 79,3% señalan
torno por estrés postraumático en todo momento a los NNA zación (Siegel y Castellán, haber sido víctima de al menos
(TEPT) establecidos por el que la participación en la in- 2005) y se obtuvieron los esta- una forma de violencia a lo
DSM-IV. La CPSS está diseña- vestigación era voluntaria, y dísticos odds ratio para esta- largo de su vida, mientras que
da para ser aplicada a NNA que podían dejar de contestar blecer diferencias significativas los NNA que no pertenecen a
entre los 8 y los 18 años, y en el momento que lo desea- entre las variables. En segundo minorías étnicas el porcentaje
consta de 17 ítems con res- ran. El estudio fue aprobado lugar, se analizó la polivictimi- es de un 80,6%, sin que haya
puesta tipo Likert referidas a la por un comité de carrera de la zación como variable continua diferencias signif icativas
frecuencia de manifestación de Escuela de Psicología y y se calculó el grupo de poli- (OR=0,922).
síntomas de TEPT. Como re- Filosofía de la Universidad de víctimas utilizando el criterio En relación con los tipos de
sultado final, arroja una pun- Tarapacá, ya que cumplió los establecido en investigaciones victimización que afectan a
tuación total de la severidad de valores éticos requeridos en la previas, los cuales definen a cada grupo de NNA (Tabla I),
los síntomas. La CPSS se com- investigación con seres huma- las polivíctimas como el 10% no se presentan diferencias es-
pone de 3 subescalas: re-expe- nos, respetando los principios de los adolescentes que han tadísticamente significativas en
rimentación (cinco ítems), evi- fundamentales incluidos en la sido expuestos al mayor núme- ningún tipo de victimización,
tación (siete ítems) y aumento Declaración de Helsinki. La ro de victimizaciones excepto en la victimización por
de la activación (cinco ítems); investigación se realizó en con- (Finkelhor et al., 2009; Cyr et pares y hermanos, que es más
además, contiene siete ítems formidad a la legislación vi- al., 2013; Pereda et al., 2014). frecuente en adolescentes que
adicionales que valoran el fun- gente de la República de Chile, Adicional-mente, se calcularon no pertenecen a minorías étni-
cionamiento diario y el deterio- ajustándose a lo que indica la las medias para cada grupo y cas (51,5%; OR=0,765).
ro funcional. El instrumento ha ley 19.325 de delitos sexuales la signif icación a través de En cuanto al promedio de
presentado adecuadas propieda- contra NNA que establece la prueba t de Student. Se deter- victimizaciones por cada grupo
des psicométricas (Foa et al., obligación de notificar a las minó el porcentaje de NNA (Tabla II) los N NA aymara
2001) y se ha utilizado en in- autoridades competentes cual- sobre la media, y el percentil viven en promedio 5,48 victi-
vestigaciones en el contexto quier situación de riesgo detec- 10, para estimar el número de mizaciones a lo largo de su
nacional chileno, oscilando su tada durante el estudio. Para jóvenes sobre dicho percentil. vida, mientras que los NNA
fiabilidad para la escala total este fin, cada cuestionario se Para estimar la capacidad que no pertenecen a minorías
en estudios chilenos, entre 0,78 anonimizó a través de un códi- predictiva de las variables in- étnicas experimentan en pro-
y 0,92 (Rincón et al., 2010), de go correspondiente a cada es- dependientes polivictimización medio 5,82 victimizaciones a
forma similar al instrumento tudiante en la lista de curso, y etnia sobre la variable depen- lo largo de su vida, aunque las
original. En el presente trabajo sin embargo, si se pesquisaba diente (continua) síntomas de diferencias de medias no fue-
se han utilizado las tres subes- una situación de riesgo no de- trastornos por estrés postrau- ron significativas (t=0,606).
calas de la CPSS, y se ha cal- nunciada, se cotejaba con la mático (TEPT), se efectuó un Al utilizar los puntos de cor-
culado la puntuación global lista de curso (infor mación análisis de regresión múltiple, tes propuestos por Finkelhor et
para establecer los síntomas de manejada por los investigado- empleando el método de pasos al. (2007) se observó que el
trastorno por estrés postraumá- res principales) y se comunica- sucesivos. Finalmente, para 10% de NNA aymara más po-
tico en cada participante. ba a los equipos psicosociales especificar las influencias de la livictimizados vive 11 o más
para su posterior notificación a variable etnia sobre la variable tipos de victimizaciones a lo
Procedimiento las autoridades. TEPT se aplicó una prueba t largo de su vida y los que no
de Student para establecer las pertenecen a minorías étnicas,
En primer lugar se envió Análisis estadísticos diferencias de medias. Los aná- entre 12 o más tipos de
una carta a los establecimien- lisis de datos fueron llevados a victimizaciones.
tos educacionales seleccionados En primer lugar, se realizó cabo con el programa SPSS Posteriormente, como primer
explicando el proyecto de in- un análisis descriptivo con fre- (21.0). paso para los análisis de regre-
vestigación. Posteriormente, se cuencias simples para comparar sión, se calcularon los índices
contactó telefónicamente con la la victimización entre NNA Resultados de correlación para las varia-
dirección de los mismos y se aymara y aquellos que no per- bles independientes polivictimi-
concertó una entrevista en la tenecen a minorías étnicas. Se Los resultados se presentan zación y etnia sobre la variable
que se explicó el proyecto con utilizó un análisis no en función de los tres objetivos dependiente TEPT. Como se
más detalle y se entregaron los
consentimientos informados TABLA I
para los padres y los estudian- PREVALENCIA A LO LARGO DE LA VIDA SEGÚN TIPOS DE VICTIMIZACIÓN
tes junto con una carta expli- Prevalencia vida
cando la investigación. La apli-
Victimización Etnicidad
cación de los instrumentos se Victimización
llevó a cabo por parte de un Sin pertenencia OR
n % Aymara
grupo de investigadores exper- grupo étnico
tos y entrenados. Delitos comunes 469 70,3 71,9 69,8 1,610
La batería de instrumentos Victimización por cuidadores 238 35,7 37,9 34,7 1,150
se administró a los adolescen- Victimización por pares y/o hermanos 330 49,5 44,8 51,5 0,765*
tes en sus aulas habituales du- Victimización sexual 102 15,3 17,7 14,2 1,300
Victimización indirecta 417 62,5 61,6 62,9 0,944
rante un período regular de
clase donde el profesor (tutor) Victimización electrónica 137 20,5 18,7 21,3 0,849
no estuvo presente. Se excluyó OR: odds ratio
al profesor para que éste no *p<0,05

232 APRIL 2019 • VOL. 44 Nº 4


TABLA II comportamientos de cada cul-
TIPOS DE VICTIMIZACIONES Y PUNTOS DE CORTES SEGÚN GRUPO ÉTNICO tura. Por ejemplo, se ha com-
Prevalencia vida (%) probado que fenómenos socia-
les no varían significativamen-
Aymara No minoría étnica
(n=203) (n=464) te en ambas culturas, a pesar
Numero promedio de victimizaciones entre grupos (DT) 5,48 (6,32) 5,82 (6,74) de las diferencias que caracte-
Porcentaje de NNA sobre la media 37,8 35,0 rizan a cada una (Valdés,
Numero de victimizaciones en el percentil 10 11+ 12+ 2002). Así, los resultados del
Porcentaje de NNA por encima del percentil 10 13,0 8,6 presente estudio sugieren que
la victimización infanto-juvenil
es un problema social que ocu-
Student para muestras rre en zonas de intersección
aprecia en la Tabla III, ambas a las experiencias de polivicti-
independientes. entre ambas culturas y que
variables independientes obtu- mización a lo largo de sus vi-
En la Tabla V se muestran afecta a ambos grupos. En este
vieron correlaciones estadísti- das, y relacionarlo con la sinto-
los resultados obtenidos tras sentido, la violencia contra la
camente significativas con la matología postraumática
realizar el análisis de compara- infancia es un problema gene-
variable TEPT. actual.
ción de medias (prueba t de ralizado que, como se ha de-
Respecto al primer objetivo,
Student). Entre paréntesis apa- mostrado, afecta a todos los
no se encontraron diferencias
TABLA III rece la desviación típica. Como países y culturas (Krug et al.,
significativas en cinco de los
CORRELACIONES DE se aprecia, la variable perte- 2002).
seis módulos evaluados por el
PEARSON ENTRE nencia a minoría étnica mues- En relación con las diferen-
JVQ. Cabe destacar que, a pe-
POLIVICTIMIZACIÓN, tra una relación significativa cias encontradas, cabe pregun-
sar de las diferencias porcen-
ETNIA Y TEPT con los síntomas de trastorno tarse porqué en los NNA ay-
tuales, el único dominio que
Variables TEPT por estrés postraumático mara existe una menor victimi-
presentó diferencias estadística-
Polivictimización 0,245** (TEPT). Es decir, los NNA que zación por pares y hermanos.
mente significativas a nivel
Etnia 0,111**
pertenecen a la etnia aymara Una explicación tentativa a
estadístico, es el módulo de
puntúan más alto (M= 14,82) este hecho puede relacionarse
**p<0,001 victimización por pares y/o
en TEPT que los NNA que no con el sentido de comunidad y
hermanos que afecta más a los
pertenecen a minorías étnicas solidaridad, muy arraigado en
NNA no aymara. A este res-
(M= 12,58), siendo estas dife- la cultura aymara (Choque y
En la Tabla IV se exponen pecto, cabe ref lexionar sobre
rencias estadísticamente signi- Mamani, 2001). En la comuni-
los factores que quedaron in- las similitudes y diferencias
ficativas (0,009). dad aymara se refuerza el sen-
cluidos en cada modelo como encontradas. En relación con
variables predictoras, junto con las similitudes, podemos hacer tido comunitario hasta extender
Discusión los lazos sociales hacia otras
sus coeficientes beta (informan mención al proceso de ‘acultu-
de la importancia relativa de ración’ (Valdés, 2002). Es muy familias que conforman la co-
Los objetivos de esta investi- munidad; de hecho, es común
cada variable en la ecuación de probable que la cultura aymara
gación fueron determinar los la utilización del calificativo
regresión) tomando como va- y la chilena, en su contacto
tipos de victimización más fre- ‘hermano’ para referirse a otro
riable el criterio TEPT. En este continuo e histórico, hayan
cuentes que afectan a los NNA integrante de la comunidad
caso quedaron incluidos en el generado ‘zonas de intersec-
aymara y no aymara de Chile, (Van Kessel, 1980). Desde esta
modelo por orden de importan- ción’, influenciándose mutua-
establecer diferencias respecto lógica, es razonable pensar que
cia, la etnia (β= 0,252) y la mente e incor porando
polivictimización (β= 0,245). el rol de los pares y hermanos
Los modelos de regresión múl- este más asociado al apoyo y a
tiple fueron estadísticamente la contención emocional, cons-
significativos (F= 21,782). En TABLA IV tituyéndose como una red so-
el primer modelo, que utiliza la PREDICTORES DE SÍNTOMAS DE TEPT cial particular (Blakemore y
variable polivictimización R2 Bonheam, 1994).
Modelos de regresión R2 B β p
como variable independiente, ajustada En relación con el segundo
se observa que este constructo Modelo 1 a
0,060 0,058 0,329 0,245 0,000* objetivo, se pudo establecer
explica el 6% de la varianza Modelo 2b 0,080 0,071 0,813 0,252 0,000* que el porcentaje de NNA ay-
(R 2= 0,060), y al incorporar en a
Predictores (constante), polivictimización. mara que ha sufrido al menos
el modelo la variable etnia el b
Predictores (constante), polivictimización, etnia. un tipo de victimización a lo
porcentaje de varianza explica- *p <0,01 largo de su vida es de 89,2%
da aumenta al 8% (R 2= 0,080). mientras que en el grupo de
En su conjunto, ambas varia- NNA no aymara esta cifra al-
TABLA V
bles predicen el 8% de la va- canza a un 89,7%. Estos datos,
PRUEBA DE COMPARACIÓN DE MEDIAS ENTRE
riable TEPT, estableciéndose el evidencian una prevalencia li-
TEPT Y ETNIA
valor predictivo de la etnia so- geramente superior (de ambos
bre TEPT. Sin embargo, dados Variable Pertenencia a minoría étnica grupos) al compararlos con in-
estos resultados, se determina- Aymara No pertenencia t p vestigaciones realizadas con
ron las diferencias específicas NNA en contextos geográficos
con relación a los síntomas de TEPT 14,82 (10,13) 12,58 (8,92) 0,034 0,009*
y/o culturales similares, y que
TEPT entre el grupo de NNA
a
Predictores (constante), polivictimización.
han utilizado una metodología
(aymara / no aymara) a través b
Predictores (constante), polivictimización, etnia. similar, de 80% en Estados
del cálculo del estadístico t de *p <0,01 Unidos (Finkelhor, 2007) y

APRIL 2019 • VOL. 44 Nº 4 233


83% en España (Pereda et al., comunitario, en el contexto elevado como son las experien- comunidad originaria de esta
2014). chileno no está incorporada la cias de victimización región, como es la aymara, no
Sin embargo, al analizar el creencia a nivel social que los (Finkelhor, 2007). En ese sen- implica, en si, un mayor riesgo
porcentaje de NNA polivictimi- niños y niñas puedan sufrir tido, también es posible consi- de sufrir victimización o poli-
zados, se observa que en am- otros tipos de violencia que les derar la hipotesis que la ten- victimización, pero sí de desa-
bos grupos (aymara y no ay- causen daños (como delitos sión emocional provocada por rrollar sintomatología postrau-
mara), el número de victimiza- comunes, exposición a la vio- la aculturación puede generar mática con mayor intensidad.
ciones experimentadas a lo lencia comunitaria, conflictos en NNA aymaras un alto nivel
largo de su vida es similar, étnicos, guerras, delitos elec- de estrés derivado del contacto AGRADECIMIENTOS
pero en conjunto superan las trónicos) diferentes al maltrato con una sociedad nueva y los
cifras reportadas en investiga- físico, el abuso sexual infantil variados retos que comporta Esta publicación está basada
ciones inter nacionales. Por y/o el bullying que han sido (Fajardo et al., 2008). Estos en la investigación realizada
ejemplo, en el presente estudio tradicionalmente asociados a la niveles de estrés de acultura- por el primer autor con el fi-
se encontró que los jóvenes no infancia (Larraín y Bascuñan, ción podrían combinarse con nanciamiento del Convenio de
aymara experimentan 12 o más 2008). Esta falsa creencia po- los efectos negativos de otras Desempeño de la Universidad
tipos de victimizaciones a lo dría repercutir en que estos ti- experiencias adveras (victimi- de Tarapacá y el Ministerio de
largo de su vida, mientras que pos de violencia sean menos zación) lo que podría dar paso Educación de Chile.
los jóvenes aymara experimen- tomados en cuenta y, por tanto, a una mayor intensidad de sín-
tan 11 o más, lo que es similar no se discutan en los contextos tomas de estrés y estrés pos- REFERENCIAS
a lo encontrado por Turner et sociales ni se denuncien. Es traumático, como lo indican los
al., (2010) en Estados Unidos, más, algunos tipos de victimi- resultados de la presente Arnett JJ (2014) Adolescence and
pero superior a las siete o más zaciones descritas en este tra- investigación. Emerging Adulthood. Prentice
vicitmizaciones reportadas por bajo no están incorporada en A pesar del interés de los Hall. Upper Saddle River. NJ,
Cyr et al., (2013) en Canadá y las leyes chilenas de protección datos aportados, el presente EEUU. 472 pp.
a las ocho o más victimizacio- infantil, lo que puede reforzar estudio tiene ciertas limitacio- Blakemore K, Boneham M (1994)
nes registradas en los adoles- esta situación. nes. En primer lugar, la edad Age, Race and Ethnicit y: A
centes polivictimizados de Por último, un aspecto im- de la muestra se encuentra ses- Comparative Approach. Open
España (Pereda et al, 2014). portante a destacar en relación gada, con un mayor porcentaje University Press. Buckingham,
RU. 167 pp.
Respecto al estudio chileno de con el tercer objetivo es que, si de adolescentes mayores. La
Pinto et al., (2017) las cifras bien la prevalencia de victimi- dificultad para acceder al gru- Blom H, Högberg U, Olofsson N,
Danielsson I (2015) Multiple
son iguales, ya que en esa in- zación y la polivictimización po de N NA de menor edad violence victimisation associated
vestigación, realizada con po- afecta de igual for ma a los (12-14 años) debido a las huel- with sexual ill health and sexual
blación comunitaria, el 10% de NNA aymara y no aymara, el gas estudiantiles en el período risk behaviours in Swedish
NNA más polivictimizados ha impacto que generan estas vic- que se realizaba la investiga- youth. Eur. J. Contracept.
vivido 12 o más experiencias timizaciones es distinto. Los ción, llevó a la imposibilidad Reprod. Health Care. 21: 1-8.
de victimización a lo largo de resultados sugieren un mayor de evaluarlos. En segundo lu- Choque ME, Mamani, C (2001)
su vida. En el presente estudio impacto de la victimización en gar, el estudio se centra en los Reconstitución del ayllu y dere-
se evidencia que los adolescen- los NNA aymara, reflejado en NNA aymara de una determi- chos de los pueblos indígenas:
el movimiento indio en los
tes aymara presentan un nume- mayores niveles de sintomato- nada región de Chile, lo que Andes de Bolivia. J. Latin Am.
ro levemente menor de viven- logía postraumática. Si bien no permite generalizar resulta- Anthropol. 6: 202-224.
cias de victimización (11). esto es coherente con los datos dos a integrantes de las comu- Cohen A (1999) The Mental Health
Estos hallazgos corroboran que señalan una menor salud nidades aymara de otros países of Indigenous Peoples. An
los resultados de estudios pre- mental en los adolescentes de como Perú y Bolivia, ni gene- International Over view.
vias llevados a cabo en la comunidad aymara (Pedrero, ralizarlos a otras comunidades Department of Mental Health.
Latinoamérica y que señalan 2014), cabe ref lexionar sobre originarias de Chile. Futuras World Health Organization.
Washington, DC, EEUU. 39 pp.
un uso extendido de la violen- los mecanismos que operan investigaciones deberán consi-
cia hacia los niños en esta re- tras los procesos de victimiza- derar el estudio de este proble- Cyr K, Chamberland C, Clement
ME, Lessard G, Wemmers JA,
gión (Garmendia-Lorena, 2011; ción y, más concretamente, ma en otros pueblos originarios Collin-Vézina D, Gagné MH,
Imbusch et al., 2011). Para ex- analizar el rol de los factores de Chile y de Latinoamerica, Damant D (2013) Poly victi-
plicar estos resultados, en el de riesgo y de protección. En combinando métodos de estu- mization and victimization of
contexto chileno en particular, este contexto, cabe preguntar- dio e incluyendo protoconcep- children and youth: Results
se pueden plantear dos hipóte- nos si pertenecer a la comuni- tos que se basen en la visión y f rom a populational sur vey.
sis. En primer lugar, si pensa- dad aymara constituye una creencias de las mismas comu- Child Abuse & Neglect, 37:
814-820.
mos en la violencia al interior vulnerabilidad o no, para el nidades. Todo ello con el pro-
de la familia, ésta puede res- desarrollo de psicopatología. O pósito de mejorar la calidad de De Souza Lauretto M, Nakano F, de
Bragança Pereira CA, Stern, JM
ponder a una variante sociocul- bien, si el conjunto de múlti- vida de NNA, pero atendiendo (2012) Intentional Sampling by
tural, concibiéndose el castigo ples estresores a los que están siempre a la diversidad cultural goal optimization with decou-
físico y las diferentes prácticas expuesto los pueblos origina- y el respeto a las tradiciones pling by stochastic perturbation.
violentas como formas válidas rios (pobreza, disrupción fami- de los pueblos originarios. AIP Conf. Proc. 1490: 189-201.
de imponer disciplina, normali- liar y comunitaria) los predis- En conclusión, podemos se- Eaton DK, Kann L, Kinchen S, Ross
zándose como pautas educati- pone a desarrollar con mayor ñalar que la victimización in- J, Hawkins J, Har ris WA,
vas adecuadas para niños y intensidad problemáticas de fantil temprana es un problema Lowry R, McManus T, Chyen
adolescentes (Lar raín y salud mental (Krimayer et al., de gran extensión en la pobla- D, Shan klin S, Lim C,
Gr unbaum JA, Weschler H
Bascuñan, 2009). En relación a 2000; Pedrero, 2014), especial- ción de NNA de la ciudad de (2006) Youth risk behavior sur-
la violencia que ocurre en el mente tras un evento con un Arica en el Norte de Chile. veillance - United States, 2005.
ambiente escolar, social y potencial traumatogénico tan Asimismo, el pertenecer a una J. Sch. Health 76: 353-372.

234 APRIL 2019 • VOL. 44 Nº 4


Fajardo M, Patiño MI, y Patiño C Guerra C, Inostroza R, Villegas J, Norman RE, Byambaa M, De R, Siegel S, Castellan J (2005)
(2008) Estudios actuales sobre Salazar L, Pinto- Cor tez C Butchar t A, Scott J, Vos T Estadística No Paramétrica
aculturación y salud mental en (2017) Polivictimización y sinto- (2012) The long-ter m health Aplicada a las Ciencias de la
inmigrantes: Revisión y pers- matología postraumática: el rol consequences of child physical Conducta. Trillas. México. 436
pectivas. Rev. Iberoam. Psicol. del apoyo social y la autoefica- abuse, emotional abuse, and pp.
Cienc. Tecnol. 1: 39-50. cia. Rev. Psicol. 26: 1-10. neglect: A systematic review
and meta-analysis. PLoS Med 9: Stith SM, Liu T, Davies C, Boykin
Finkelhor D, Hamby SL, Ormrod R, Holt S, Buckley H, Whelan S (2008) EL, Alder MC, Harris JM, Som
Turner H (2005) The Juvenile The impact of exposure to do- e1001349.
A, McPherson M, Dees J (2009)
Victimization Questionnaire: mestic violence on children and Ogden T, Hagen K A (2018) Risk factors in child mal-
reliability, validity, and national young people: A review of the Adolescent Mental Health: treatment: A meta-analytic re-
norms. Child Abuse Neglect 29: literature. Child Abuse Neglect Prevention and Intervention. view of the literatura. Aggress.
383-412. 32: 797-810. Routledge. Londres, RU. 250 Viol. Behav. 14: 13-29.
Finkelhor D (2007) Developmental Imbusch P, Misse M, Car rión, F pp.
victimology: The comprehensive (2011) Violence research in OMS (2008) Una Visión de la Salud Stoltenborgh M, van IJzendoor n
study of childhood vicitmiza- Latin America and the Intercultural para los Pueblos MH, Euser EM, Baker mans-
tions. En Davis RC, Luirigio Caribbean: A literature review. Indígenas de las Américas. Kranenburg MJ (2011) A global
AJ, Herman S (Eds.) Victims of Int. J. Conflict Viol. 5: 87-154. Organización Mundial de la perspective on child sexual abu-
Crime. 3a ed. Sage. Thousand Salud. Washington, DC, EEUU. se: Meta-analysis of prevalence
INE (2012) Estadísticas Sociales de around the world. Child
Oaks, CA, EEUU. pp. 9-34. los Pueblos Indígenas en Chile 60 pp.
Maltreat. 16: 79-101
Finkelhor D, Ormrod RK, Turner 2002. Censo Nacional de Oyarce A, Pedrero MM (2006)
H A, Hamby SL (2005) Población 2012. Instit uto Perfil Epidemiológico Básico de Ttofi MM, Farrington DP, Lösel F,
Measuring poly-victimization Nacional de Estadística. Maval. la Población Aymara del Loeber R (2011) Do the victims
using the Juvenile Victimization Santiago, Chile. 24 pp. Servicio de Salud Arica. Serie of school bullies tend to become
Question naire. Child Abuse Kirmayer LJ, Brass GM, Tait CL Análisis de Situación de Salud depressed later in life? A syste-
Neglect, 29: 1297-1312. (2000) The mental health of de los Pueblos Indígenas de matic review and meta-analysis
Finkelhor D, Ormrod RK, Turner, Aboriginal peoples: Chile. MINSAL. Santiago de of longit udinal st udies. J.
HA (2007) Poly-victimization: Transformations of identity and Chile. 82 pp. Aggress. Conflict Peace Res. 3:
A neglected component in child community. Can. J. Psychiatry Pedrero MM (2014) Situación de 63-73.
victimization. Child Abuse 45: 607-616. Salud de la Población Aymara Turner HA, Finkelhor D, Ormrod R
Neglect 31: 7-26. en la Región de Arica y (2010) Poly-victimization in a
Konowalczyk S, Mello ZR, Röske
Finkelhor D, Ormrod RK, Turner Parinacota. Evidencias de national sample of children and
LA, Buhl M, Heim R, Worrell
HA (2009) Lifetime assessment Inequidades Étnicas en el Norte youth. Am. J. Prev. Med. 38:
FC (2018) Adolescent and adult
of poly-victimization in a natio- de Chile. Secretaría Regional 323-330.
time inventor y-time attit ude
nal sample of children and Ministerial de Salud. Arica,
scales: Validity and contribu- Turner HA, Shattuck A, Finkelhor
youth. Child Abuse Neglect 33: Chile. 68 pp.
tions to physical activity and D, Hamby S (2017) Effects of
403-411. self-concept in Spanish adoles- Pereda N, Guilera G, Abad J (2014a)
poly-victimization on adoles-
Finkelhor D, Turner HA, Hamby S, cents. Int. Perspect. Psychol. Victimización infantojuvenil en
cent social support, self-con-
Or mord R (2011) Res. Pract. Consult. 7: 76-90. España: Una revision sistemáti-
cept, and psychological dis-
Polyvictimization: Children’s ca de estudios epidemiológicos.
Krug E, Dahlberg L, Mercy J, Zwi t ress. J. Interpers. Viol. 32:
Exposure to Multiple Types of Papeles Psicól. 35: 66-77.
A, Lozano R (2002) World 755-780.
Violence, Crime, and Abuse. Report on Violence and Health. Pereda N, Guilera G, Abad J (2014b)
Depar tment of Justice. Valdés M (2002) La Vigencia del
Organización Mundial de la Victimization and polyvictimi-
Washington, DC, EEUU. 12 pp. Concepto de la Aculturación:
Salud. Ginebra, Suiza. 54 pp. zation of Spanish children and
Alcances y Limitaciones. Centro
Foa EB, Cashman L, Jaycox L, youth: Results from a communi-
Lar rain S, Bascuñán C (2008) de Documentación Mapuche.
Perry K (1997) The validation ty sample. Child Abuse Neglect
Maltrato infantil y relaciones Santiago, Chile. 11 pp.
of a self-report measure of post- 38: 640-649.
traumatic stress disorder: The familiares en Chile: Análisis
Pinto-Cortez C, Pereda N, Álvarez- Van Kessel JM (1980) Ecología y
Posttraumatic Diagnostic Scale. comparativo. 1994-2000-2006.
Lister S (2017) Child victimiza- orientación: Problemas de la
Psychol. Assess. 9: 445-451. Rev. Chil. Pediatr. 79: 64-79.
tion and poly-victimization in a identidad cultural de los ayma-
Foa EB, Joh nson K, Feeny NC, Lar raín S, Bascuñán C (2009) community sample of adoles- rás chilenos contemporáneos.
Treadwell K RT (2001) The Maltrato infantil: una dolorosa cents in Nor ther n Chile. J. Chungara 6: 137-144.
Child PTSD Symptom Scale realidad puer tas adent ro. Aggress. Maltreat. Trauma WHO (2006) Global Estimates of
(CPSS): Preliminary psychome- Desafíos 9: 4-9. 27(9). 20 pp. doi: Health Consequences Due to
trics of a measure for children Ministerio del Interior (2010) 10.1080/10926771.2017.1410748 Violence Against Children.
with PTSD. J. Clin. Child Tercera Encuesta Nacional de Rincón P, Cova F, Bustos P, Aedo J, Background Paper to the UN
Psychol. 30: 376-384. Violencia en el Ámbito Escolar Valdivia M (2010) Estrés pos- Secretary-General’s Study on
Garmendia-Lorena F (2011) La vio- 2009-2010. Ministerio del traumático en niños y adoles- Violence Against Children.
lencia en América Latina. Anal. Interior. Gobierno de Chile. 37 centes abusados sexualmente. World Health Organization.
Fac. Med. 72: 269-276. pp. Rev. Chil. Pediatr. 81: 234-240. Ginebra, Suiza. 386 pp.

APRIL 2019 • VOL. 44 Nº 4 235

Potrebbero piacerti anche