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CENTRO INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN CONTINUA

CARIBBEAN INTERNATIONAL UNIVERSITY


VICERRECTORADO ACADÉMICO

ENSAYO DOCTORAL SOBRE EL OBJETO DE ESTUDIO Y POSTURA


EPISTÉMICA, ONTOLÓGICA, AXIOLÓGICA, TEOLÓGICA Y NORMATIVA

Autores: Vito D´alesio


Gerardo Alvarez
….Zuheyz Hernández

Maracay, junio de 2015


ENSAYO DOCTORAL SOBRE EL OBJETO DE ESTUDIO Y POSTURA
EPISTÉMICA, ONTOLÓGICA, AXIOLÓGICA, TEOLÓGICA Y NORMATIVA

La intervención del Estado venezolano en la gestión económica por


medio de empresas públicas tiene como propósito hacerse cargado de las
actividades económicas; en este sentido, Miranda y otros1, consideran que la
intervención del Estado en los procesos económicos: “…se refiere a su
actuación como agente económico, es decir, cuando se comporta como
productor o consumidor de bienes y servicios”. Desde una dinámica del
Estado moderno, la creación de estas empresas tiene un propósito
económico, en criterio de Herrera2, las empresas del Estado: “…pueden
establecerse con fines rentísticos; es decir, con la finalidad de buscar
recursos que permitan financiar las necesidades esenciales”; desde esta
perspectiva, las empresas públicas3 desarrollan actividades económicas para
conseguir un ánimo de lucro pero para el beneficio común.

La actividad económica desarrollada por las empresas públicas envuelve


la generación de relaciones comerciales con agentes económicos privados
nacionales o internacionales que se materializa esencialmente a través de un
acuerdo contractual que conlleva obligaciones recíprocas y responsabilidad
mutua; sin embargo, el desarrollo de las relaciones comerciales suscita con
frecuencia, controversias litigiosas que requiere de una justicia ordenada,

1 Alfonso Miranda y Carlos Márquez. 2004. Intervención pública, regulación administrativa y


economía: Elementos para la definición de los objetivos de la regulación, p. 8.
2 Aleksey Herrera. 2001. Régimen jurídico de las empresas industriales y comerciales del

Estado Colombiano, p. 103. Revista de Derecho Nº 15. Colombia: Universidad del Norte.
3 El artículo 102 de la Ley Orgánica de la Administración Pública. 2008. Gaceta Oficial de

la República Nº 5.890. 31 de Julio, establece: Las Empresas del Estado son


personas jurídicas de derecho público constituidas de acuerdo a las normas de derecho
privado, en las cuales la República, los estados, los distritos metropolitanos y los municipios,
o alguno de los entes descentralizados funcionalmente a los que se refiere el presente
Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica, solos o conjuntamente, tengan una
participación mayor al cincuenta por ciento del capital social.
eficiente y eficaz. Al efecto, la Fundación Internacional y para Iberoamérica
de Administración y Políticas Públicas4 expresa:

…en la administración de justicia el tiempo es más que el oro, es


verdadera justicia. Una justicia lenta, mal endémico de numerosos
sistemas judiciales, es una auténtica rémora para el desarrollo. En el
marco de las relaciones económicas, los costes de transacción
derivados de una excesiva dilación en la resolución de los conflictos
jurisdiccionalizados, son un freno claro para el despegue económico
y un elemento claramente retraedor de inversiones procedentes de
otros países.

Desde esta óptica, la clave fundamental del sistema judicial patrio para
brindar u ofrecer seguridad a los actores económicos nacionales o
extranjeros, es la fórmula de resolución de conflictos surgidos con empresas
públicas. El órgano jurisdiccional ordinario debe enfrentar las demandas de
justicia de estos actores económicos, satisfacer los requerimientos de
confianza, seguridad y rapidez que exigen las relaciones comerciales y de
inversión con el Estado; con el propósito de generar un clima de credibilidad,
transparencia, predictibilidad y estabilidad jurídica a los agentes económicos
nacionales y extranjeros.

Bajo este contexto, el proceso judicial constituye el mecanismo


tradicional de solución de controversia litigiosa sobre relaciones contractuales
entre empresas nacionales e internacionales con empresas públicas,
respecto al cumplimiento o incumplimiento de las obligaciones contractuales
que afectan de manera grave y directa la ejecución del contrato suscrito.

4 Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas. 2011,


p. 83. Disponible: www.uimunicipalistas.org/.
Ovalle5 advierte que el proceso: “…es la suma de los actos por medio de los
cuales se constituye, desarrolla y termina la relación jurídica, teniendo como
finalidad dar solución al litigio planteado por las partes, a través de la
sentencia que debe dictar el juzgador”, siguiendo a este autor, el proceso se
configura en el cauce procesal destinado a resolver las protecciones de parte
por el órgano jurisdiccional ordinario; es decir, las partes someten a este
tercero para que dicte la solución del conflicto.

Dentro de esta línea de pensamiento, Couture6 plantea que el proceso


constituye: “…la secuencia o serie de actos que se desenvuelven
progresivamente, con el objeto de resolver, mediante un juicio de la
autoridad, el conflicto sometido a su decisión”. En ese sentido, Cañizales7,
define el proceso como: “…un conjunto de actos desarrollados en forma
sistemática y progresiva por los sujetos procesales e interesados, para la
solución del caso planteado mediante la aplicación de normas jurídicas o
mediante la equidad”.

En atención a las consideraciones teóricas formuladas por Couture y


Cañizales, el proceso judicial comprende un conjunto de actos que se
desarrollan en forma sistemática, progresiva y ordenada, uno después del
otro en el lugar que le corresponde, hasta finalizar con el proferimiento de la
sentencia definitiva que agota la instancia judicial.

La tutela judicial efectiva, junto con la celeridad procesal e igualdad


procesal constituyen los principios fundamentales que orientan la articulación
5 José Ovalle. 1991. Teoría General del Proceso. Editorial Mexicana. p. 89. México:
Universidad Nacional Autónoma de México.
6 Eduardo Couture. 2002. Fundamentos del Derecho Procesal Civil, p. 99. Buenos Aires:

Editorial de Montevideo.
7 Amadis Cañizales. 2003. Introducción al Derecho Procesal Civil I. p. 165. Mérida: Editorial

Karol.
técnica y desarrollo del proceso judicial destinado a la solución de conflictos
suscitados entre inversionistas nacionales e internacionales con empresas
del Estado venezolano. La tutela judicial efectiva, en términos de González8,
supone:

El acceso a órganos imparciales e independientes en demanda


de justicia frente a otro, cualquiera que sea la materia sobre que
verse y la persona a que se pide. Supone un proceso con las
garantías debidas a la defensa. Y supone que la decisión del órgano
judicial sea llevada a efecto. En definitiva, hacer justicia: juzgar y
hacer ejecutar lo juzgado.

Desde esta perspectiva, la tutela judicial efectiva comprende la


posibilidad reconocida a toda persona a que se haga justicia, se traduce en el
ámbito jurídico procesal en que siempre que crea que puede pretender algo
con arreglo al derecho frente a una empresa pública, tenga la seguridad de
que su petición será atendida por órganos estatales independientes e
imparciales, para que la revise y dicte decisión conforme a derecho. Según el
autor antes citado9, este principio:

…desplegará sus efectos en tres momentos distintos: primero,


en el acceso al proceso; segundo, una vez en él, haciendo posible la
defensa y la obtención de la solución en un plazo razonable, y
tercero, una vez dictada la sentencia, al llegar la hora de hacer
efectivos sus pronunciamientos.

Conforme a este planteamiento, la tutela jurisdiccional debe ser efectiva,


no sólo implica tener acceso a la justicia, a una solución razonable y fundada,
sino también, una vez dictada la sentencia en un tiempo prudencial, tengan
8 Jesús González. 1998. Comentarios a la Ley de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa,
p. 101. Madrid: Editorial Civitas.
9 Jesús González. Op. Cit., p. 101.
plena efectividad sus pronunciamientos. De esta manera, este principio
procesal fundamental ordena la aplicación de la justicia en forma breve,
rápida y eficaz.

El fundamento del principio a la tutela judicial efectiva se encuentra en


los artículos 210, 2611 y 25712 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela13; la conjugación de estos artículos ordena garantizar a toda
persona natural o jurídica la posibilidad de obtener de una decisión oportuna
y eficaz, dentro de un marco formal rápido, ágil y flexible. Dicho principio
exige que el proceso culmine con la resolución del conflicto de fondo, de
manera imparcial, idónea, transparente, independiente, expedita y sin
formalismos o reposiciones inútiles.

En estricta conexión con lo anterior, el ejercicio de la función judicial


debe ser eficaz; es decir, debe garantizar una administración de justicia
pronta y cumplida, lo que se concreta en la celeridad procesal, conforme a
este principio el proceso judicial debe tener una duración razonable y sin

10 Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que


propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la
libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en
general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político.
11 Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de administración de justicia para

hacer valer sus derechos e intereses, incluso los colectivos o difusos, a la tutela efectiva de
los mismos y a obtener con prontitud la decisión correspondiente.
El Estado garantizará una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparente,
autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin dilaciones indebidas, sin
formalismos o reposiciones inútiles.
12 El proceso constituye un instrumento fundamental para la realización de la justicia. Las

leyes procesales establecerán la simplificación, uniformidad y eficacia de los trámites y


adoptarán un procedimiento breve, oral y público. No se sacrificará la justicia por la omisión
de formalidades no esenciales.
13
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. 1999. Gaceta Oficial de la
República de Venezuela Nº 36.860. Diciembre 30.
retrasos indebidos. Según, Ochoa14 la celeridad: “…se encuentra
representada por la improrrogabilidad de los lapsos, garantizándose así una
justicia expedita, sin dilaciones indebidas”, con fundamento en el mismo, se
debe propender por un proceso ágil y sin retrasos indebidos, los actos
procesales tienen que desarrollarse fluidamente en la forma prevista en la
Ley.

La celeridad procesal se instituye en premisa básica de la efectividad de


la tutela judicial efectiva; precisamente, Ihering citado por Calvo15, señala que
la lentitud de la justicia: “…es en sí una injusticia”; en efecto, la brevedad
procesal es indispensable, ya que la justicia tardía no es justicia; en
consecuencia, la administración de justicia debe asumir el compromiso de
resolver en forma diligente y oportuna los conflictos a él sometidos dentro de
los plazos que define el legislador.

Dentro de este contexto, la materialización de los actos procesales en los


espacios de tiempo señalados por las normas procesales o sujeto a la
decisión del juez, innegablemente otorgar certeza sobre el momento en
que ocurrirá la solución de un asunto sometido a consideración del
órgano jurisdiccional y consecuentemente, permite consolidar situaciones
jurídicas en beneficio de los sujetos que intervienen en el proceso
judicial.

De otra parte, la igualdad de las partes en el proceso judicial implica que


quienes a él concurren de manera voluntaria o por haber sido citados en
forma oficiosa, deben tener las mismas oportunidades procesales para la

14 Andrea Ochoa. 2003. La oralidad en el proceso laboral venezolano. p. 7. Revista Jurídica.


Táchira: Universidad Católica del Táchira.
15 Emilio Calvo. 2000. Código de Procedimiento Civil, p. 28. Caracas: Ediciones Libra.
realización plena de sus garantías a la bilateralidad de la audiencia. Como
señala Guasp16, la igualdad de partes: “…significa que la condición de cada
una de ellas debe tener un contenido equivalente, es decir, que no pueden
diferir en sustancia los deberes y los derechos de una parte y otra”, se
traduce en la prohibición de consentir situaciones de privilegio a una de las
partes, en detrimento del perjuicio ocasionado, como consecuencia de ese
beneficio, a la otra.

En esta línea de pensamiento, De la Oliva y otros17, señalan que


igualdad procesa de las partes dentro del proceso: “…consiste en que los
distintos sujetos dispongan de iguales medios para defender en el proceso
sus respectivas pretensiones”, según lo planteado por este autor, la celeridad
procesal supone que no puede existir ningún tipo de ventaja de alguna de las
partes en el litigio, estas deben gozar de las mismas posibilidades de
actuación en el proceso en condiciones de paridad, con independencia de
quién sea el sujeto contrario en litis.

Tal como Cortez citado por Calaza18 lo advierte: “…si hubiera una parte
con predominio sobre la otra, entonces el Juez no tendría en sus manos
un mecanismo de tutela imparcial y su sentencia estaría muy
condicionada por el predominio de esa parte”; por tanto, de no
respetarse este principio, el órgano jurisdiccional encontraría expedito el
camino para favorecer alguna de las partes enfrentadas en la contienda
judicial.

16 Jaime Guasp. 1968. Derecho Procesal Civil. Tomo I, p. 171. Madrid: Instituto de estudios
Políticos.
17 Andrés De la Oliva y Miguel Fernández. 1997. Derecho Procesal Civil, p. 54. Madrid:

Editorial Centro de Estudios Ramón Areces.


18 Sonia Calaza. 2011. Principios rectores del proceso judicial español. p. 58. Revista de

Derecho Nº 8. España: Universidad Nacional de Educación a Distancia. Disponible: e-


spacio.uned.es.
Desde este punto de vista, la igualdad procesal impone que los distintos
sujetos que intervienen en el proceso, tanto él que solicita una tutela
jurisdiccional como aquél frente al cual se solicita esa tutela deben disponer
de iguales medios para hacer valer sus defensas; tienen que ser titulares de
derechos procesales semejantes, deben disponer de igual posibilidad para
sostener y fundar lo que a cada cual interesa.

Tal como se ha expuesto, hasta ahora, la administración de justicia con


arreglo a los principios de tutela judicial efectiva, celeridad e igualdad
procesal que informan el proceso judicial patrio, tiene como propósito velar
por salvaguardar la seguridad jurídica de los actores económicos privados
nacionales e internacionales en sus relaciones comerciales con las empresas
públicas y asegurarles la realización de la justicia pronta, efectiva y sin
dilaciones injustificadas.

Desde el punto de vista jurídico, el establecimiento de las formas propias


de cada proceso judicial corresponde a la Asamblea Nacional19, tiene un
amplio margen de configuración normativa para el diseño de los
procedimientos judiciales; no obstante, su poder no es absoluto, está limitado
por los valores, principios y derechos procesales fundamentales consagrados
en la Constitución de la República de Venezuela, conforme el criterio de la
Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia20; en consecuencia,
solo puede fijar las reglas procesales a partir de las cuales se asegura la

19 Artículo 187 numeral 1 del Texto Constitucional, establece: Legislar en las materias de la
competencia nacional y sobre el funcionamiento de las distintas ramas del Poder Nacional.
20 …al ser la Constitución la norma primaria a la cual debe sujetarse el ordenamiento

jurídico, la labor del legislador debe tener como norte no sólo los principios generales
expresamente consagrados, sino además los supremos fines por ella perseguidos, por lo
que está obligado a realizar una interpretación integral y coordinada de las normas que
conforman el cuerpo constitucional. Sentencia Nº 488. 30 de marzo de 2004.
plena efectividad de los derechos procesales fundamentales de tutela judicial
efectiva, celeridad e igualdad procesal en cada juicio.

Siguiendo esta línea de argumentación, los principios procesales


fundamentales de tutela judicial efectiva, celeridad e igualdad procesal que
informan en nuestro sistema procesal, chocan o coliden con una serie de
prerrogativas o especialidades procesales que por vía legislativa han sido
conferidas a la República21, las cuales han sido extendidas a las empresas
públicas22 por vía jurisprudencial23; aunque el artículo 10724 de la Ley
Orgánica de Administración Pública establece que estas empresas se rigen
por las normas de derecho privado; en consecuencia, la presencia de estas
empresas como parte procesal en posición activa o pasiva en un proceso
ante los tribunales de justicia, altera esencialmente las reglas procesales que
rigen el proceso judicial, como señala García de Enterría 25, debe ser
matizado: “…debido a la existencia de una serie de privilegios parciales que

21
El establecimiento de los privilegios a favor de la República en Venezuela ha tenido
nacimiento en la Ley, siendo su antecedente más remoto la Ley Orgánica de Hacienda
Pública Nacional sancionada en 1934, bajo la vigencia de la Constitución de 1931, y
reformada posteriormente en 1937 bajo la vigencia de la Constitución de 1936, en la cual ya
se consagraban los privilegios relacionados con la imposibilidad de practicar medidas
judiciales coactivas sobre bienes de la República y la exención absoluta de condenatoria en
costas contra la Nación. Badell & Grua. Régimen Jurídico de la Corporación Venezolana de
Guayana. Disponible: http://www.badellgrau.com/.
22 Petróleos de Venezuela PDVSA, Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares,

HOLCIM Venezuela, C.A., FÁBRICA NACIONAL DE CEMENTO, S.A.C.A., Corporación


Venezolana de Guayana CVG y sus empresas tuteladas.
23 Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Sentencia Nº 1031 de fecha 27 de

mayo de 2005. Sentencia Nº 281 de fecha 26 de febrero de 2007. Sentencia Nº 1338 de


fecha 16 de octubre 2013. Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia.
Sentencia Nº 1471 de fecha 2 de octubre de 2008. Sentencia Nº 0701 de fecha 16 de junio
de 2011. Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia. Sentencia Nº 01405
de fecha 21 de noviembre de 2012.
24 Las empresas del Estado se regirán por la legislación ordinaria, por lo establecido en el

presente Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica y las demás normas
aplicables…
25 Eduardo García de Enterría y Tomás Fernández. 2011. Curso de derecho administrativo,

p. 694.Tomo II. Madrid: Civitas.


determinan una posición especial de la Administración en los procesos
ordinarios”.

En efecto, estas prerrogativas o especialidades procesales colocan a las


empresas públicas en una situación especial frente a sus contendientes
dentro del proceso judicial. Al respecto, Hernández26, las define como:
“…aquellas regulaciones derogatorias del régimen procedimental común
cuando es la Administración la que actúa como parte o como interviniente en
un procedimiento judicial”.

Estas prerrogativas o especialidades procesales se encuentran


actualmente reguladas en la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la
Republica27, concretamente en el Título IV, Capítulo I que lleva por rubrica
Del procedimiento administrativo previo a las acciones contra la
República, artículo 56 al 62 y Capítulo II que lleva por rubrica De la
actuación de la Procuraduría General de la República en Juicio, artículo 63
al 100.

La consagración legal de estas prerrogativas o especialidades


procesales parte de la teoría de las prerrogativas públicas; pues, como lo
apunta Meilán citado por Boto28, a partir de este enfoque se busca: “…el trato
diferenciado que se da a la Administración como parte procesal es aludir a

26 Eugenio Hernández. 2009. Prerrogativas procesales de los Estados extranjeros y


organizaciones internacionales en caso de demandas laborales intentadas por el personal
local ante los tribunales nacionales, p. 231. Revista en Derecho Nº 30. Caracas: Tribunal
Supremo de Justicia.
27 Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República. 2008. Gaceta Oficial de la

República Nº 5.892. 31 de Julio.


28 Alejandra Boto. 2010. La exención de garantías procesales como privilegio de la

administración: El nuevo depósito para recurrir en la Ley Orgánica del Poder Judicial, p. 242.
Disponible: https://www.google.co.ve.
los intereses públicos que defienden”. Es así como Reyes29, plantean: “Dada
la naturaleza, importancia y realidad ambiental, en que se desenvuelve la
actividad procesal en la que el Estado es parte, el legislador ha venido a
establecer una serie de privilegios, de diversa índole, a favor del mismo”. La
base de esta teoría es la defensa del interés general que representa el
Estado como parte procesal dentro del proceso judicial; dicho interés justifica
el establecimiento de las prerrogativas o especialidades procesales para
hacer valer sus derechos e intereses ante los tribunales de justicia.

A consecuencia de ello, la actividad litigiosa de las empresas públicas


con motivo de demandas presentadas por empresas privadas nacionales e
internacionales, en relación al cumplimiento o incumplimiento de las
obligaciones contractuales que afecta la ejecución del contrato suscrito, ante
los tribunales competentes nacionales de acuerdo con la ley adjetiva
nacional, no supone un proceso en un plano de igualdad procesal; pues, el
ejercicio de estas prerrogativas o especialidades procesales, coloca a la
empresas públicas en un plano de superioridad procesal frente a las
empresas privadas nacionales e internacionales, impensable en los procesos
judiciales entre empresas privadas.

Bajo esta concepción caben dos cuestiones, la primera es, si las


empresas públicas se encontrarán en una efectiva posición de desigualdad
en un proceso judicial de dársele las mismas condiciones que a la empresa
privada y como segunda cuestión, se justifica el establecimiento de un trato
procesal diferenciado entre las empresas públicas y las empresas
privadas.

29 Jaime Reyes. 2006. Procedencia de las llamadas especialidades, prerrogativas o


privilegios procesales para el Estado litigante, s/p. Congreso Internacional Centro
Latinoamericano de Administración para el Desarrollo sobre la Reforma del Estado y de la
Administración Pública Ciudad de Guatemala. Disponible: http://old.clad.org/congresos.
En este escenario, hay que tener en cuenta que el ejercicio de estas
prerrogativas o especialidades procesales dentro del proceso judicial, ha
generado trastornos procesales que supone una colisión de dos principios
fundamentales: por un lado, la protección del interés público mediante el
ejercicio de especialidades o prerrogativas procesales y por el otro, la
reparación o indemnización de los daños y perjuicios ocasionados conforme
a los principios fundamentales de tutela judicial efectiva, de celeridad
procesal e igualdad procesal.

En palabras De Sosa30, se produce una tensión entre dos exigencias o


necesidades fundamentales: “…aparentemente irreconciliables, asegurar la
protección y tutela judicial efectiva de los justiciables a los fines de garantizar
el respeto a los derechos que le son inherentes; y por la otra, garantizar el
interés general involucrado en los intereses del Estado”. Ante la situación
planteada, la estabilidad jurídica es útil cuando es funcional a los principios
procesales fundamentales y protección del interés general.

El estudio que se haga de las prerrogativas o especialidades procesales


como régimen procesal especial aplicable a la actuación procesal de las
empresas públicas en juicio y de una comparación con los principios
fundamentales de tutela judicial efectiva, celeridad e igualdad procesal, se
aparta notablemente del Texto Constitucional, con lo cual se plantea un
problema de interpretación y aplicación de este régimen procesal especial
conforme con los principios procesales constitucionales.

Con todo ello, se plantea la necesidad de partir de la exigencia de estos


principios procesales fundamentales: un proceso judicial como medio

30Jeanette De Sousa. 2010. Límites a la aplicación de las prerrogativas procesales de la


República. Disponible: biblioteca2.ucab.edu.ve.
procesal-epistémico rápido, ágil y flexible para la solución de los conflictos de
intereses subjetivos; a fin de replantar los criterios empleados para concretar
las prerrogativas o especialidades procesales que ostenta empresas
públicas.

La investigación se concreta al estudio de la especialidad del régimen


jurídico de las prerrogativas o especialidades procesales, las condiciones
que supone su aplicación a la actuación de las empresas públicas dentro del
proceso judicial, y con ello, definir los límites de estas prerrogativas o
especialidades procesales, que constituyen concesiones adjetivas que
colocan a las empresas públicas en una situación procesal especial frente a
las empresas privadas nacionales e internacionales.

Esta serie de planteamientos lleva a los investigadores a formularse las


siguientes interrogantes: (a) ¿Cuáles son los rasgos definidores de las
especialidades o prerrogativas procesales de la empresa pública litigante?,
(b) ¿Cuáles son las derivaciones de los principios procesales que rigen la
estructura y desarrollo del proceso judicial?, (c) ¿Cuál es el límite de la
potestad de configuración legislativa en la definición de las especialidades o
prerrogativas procesales de la empresa pública litigante? y (d) ¿Cuál son los
postulados aplicables a las especialidades o prerrogativas procesales
desplegadas por la empresa pública dentro del proceso judicial?.

Estas preguntas de investigación permitirán el posterior diseño del


proceso investigativo y la adecuación de un norte para éste a partir de los
objetivos que se esperan alcanzar. El propósito general será generar
postulados aplicables a las especialidades o prerrogativas procesales
desplegadas por empresas públicas dentro del proceso judicial ordinario.
Para ello, se plantearon los siguientes objetivos específicos: (a) Caracterizar
los rasgos definidores de las especialidades o prerrogativas procesales de la
empresa pública litigante, (b) Interpretar las derivaciones de los principios
procesales que rigen la estructura y desarrollo del proceso judicial, (c)
Delimitar la potestad de configuración legislativa en la definición de las
especialidades o prerrogativas procesales de la empresa pública litigante, (d)
Formular postulados aplicables a las especialidades o prerrogativas
procesales desplegadas por la empresa pública dentro del proceso judicial.

El estudio de las especialidades o prerrogativas procesales desplegadas


por la empresa pública dentro del proceso judicial, plantea un reto de orden
paradigmático, entendiéndose por paradigma, según Guba citado Maturana y
otros31, al: “…un conjunto básico de creencias que guía la acción, tanto de la
vida cotidiana como la relacionada con la investigación científica”; en ese
sentido, Sautu y otros32, señala que el paradigma da la orientación a la
investigación y determina el eje sobre el que gira: “…ya que constituye un
conjunto de conceptos teórico-metodológicos que el investigador asume
como un sistema de creencias básicas que determinan el modo de orientarse
y mirar la realidad”.

Existe más de un paradigma científico en las ciencias sociales, cuyas


discrepancias en sus conceptos de realidad, de conocimiento, del acto de
conocer y las metodologías para acceder a éste. Para Lincoln y otros citados
por Maturana y otros33, los paradigmas se pueden dividir en dos grandes
grupos: “a) El positivismo y el postpositivismo, b) El constructivista, el

31 Humberto Maturana y Francisco Varela. 2012. Una mirada sobre el proceso y la verdad
del paradigma constructivista y la biología del conocimiento, p. 49. Argentina: Instituto de
Estudios Jurídicos.
32 Ruth Sautu, Paula Boniolo, Pablo Dalle y Rodolfo Elbert. 2005. Manual de metodología.

Construcción del marco teórico, formulación de los objetivos y elección de la metodología, p.


34. Buenos Aires: Clacso.
33 Humberto Maturana y Francisco Varela. Op. Cit., p. 49.
paradigma crítico y el interpretativo o fenomenológico”; en ese sentido,
Maturana y otros34, expresa:

Guba efectúa a través de un esquema, una clasificación de los


paradigmas científicos el cual da respuesta a tres preguntas que se
ubican en un nivel ontológico, epistemológico y metodológico. El
esquema es el siguiente: (i) La pregunta ontológica: ¿En qué
consiste la realidad?, (ii) La pregunta epistemológica: ¿De qué
naturaleza es la relación entre el investigador y aquello que desea
conocer? Esto se plantea desde el conocimiento objetivo, o sea, se
plantea si el conocimiento, puede existir como algo independiente
del observador, (iii) Pregunta metodológica: ¿De qué manera se
deberá proceder para acceder al conocimiento.

Siguiendo esta línea argumentativa, el paradigma constituye la sumatoria


de respuestas a preguntas muy abstractas que definen la cosmovisión del
mundo que tienen los investigadores. Las respuestas son la toma de postura
respecto de la definición de realidad ontología, cómo se la puede conocer
epistemología, qué papel juegan los valores del investigador axiología y
qué métodos son los mejores para llevar adelante una investigación
metodología.

En este contexto, la naturaleza fenomenológica del núcleo problemático


del ejercicio de las especialidades o prerrogativas procesales que ostenta la
empresa pública dentro del proceso judicial, justifica el posicionamiento en
los postulados del paradigma interpretativo.

Siguiendo las premisas de Guba, frente a la pregunta ontológica los


adherentes del paradigma interpretativo o fenomenológico: “…postulan una
realidad dependiente de los significados que las personas les atribuyen. Lo

34 Humberto Maturana y Francisco Varela. Op. Cit., p. 49.


que el ciudadano hace o dice es producto de cómo define el mundo”35, se
habla de una realidad social construida por los significados que las personas
les otorgan.

En la dimensión epistemológica, hay un énfasis en la subjetividad, pues


conforme a este paradigma: “La tarea del investigador será estudiar el
proceso de interpretación sobre los significados que los actores sociales
hacen de su realidad”36, como se ve, implica el estudio de esa realidad
desde el punto de vista de las personas, enfatizando el proceso de
comprensión.

En efecto, el carácter intersubjetivo de las relaciones que se establecen


entre los investigadores implicados en la investigación, así como sus
interpretaciones y juicios acerca del objeto de estudio, amerita un grado de
compresión de la realidad por parte de los investigadores para esclarecer y
articular las diversas apreciaciones particulares, con el fin de generar el
conocimiento y con él los postulados conducentes a la transformación de la
realidad jurídica de las especialidades o prerrogativas procesales ejercidas
por la empresa pública dentro del proceso judicial.

Respecto a postura metodológica, a la forma de cómo se deberá


proceder para acceder al conocimiento, el paradigma interpretativo no
supone un observador ajeno a la realidad que se encuentra
estudiando, debe ser un investigador inmerso en esa realidad con la

35 Humberto Maturana y Francisco Varela. Op. Cit., p. 51.


36 Humberto Maturana y Francisco Varela. Op. Cit., p. 51.
finalidad que pueda comprender su significado. En este sentido,
Vasilachis37, señala:

El científico social no puede acceder a una realidad simbólica


estructurada solo a través de la observación, deberá hasta cierto
punto pertenecer al mundo estudiado o compenetrándose en el para
poder comprenderlo vale decir interpretarlo porque los significados
sólo pueden ser desde dentro.

De esta manera, la postura metodológica bajo el paradigma interpretativo


se centra en el enfoque cualitativo, en tanto permitirá estructurar el eje
analítico de la investigación a partir de la indagación de la lógica interna de
un fenómeno específico: las especialidades o prerrogativas procesales
desplegadas por empresas públicas dentro del proceso judicial ordinario,
ofrece una variedad de elementos que permitirán interpretar y comprender a
profundidad el tema objeto de estudio en relación con su contexto, así
como caracterizaciones particulares, triangulación o contraste de
informaciones.

Desde la dimensión axiológica38, es un cuestionamiento o valoración


social realizado al derecho en búsqueda de un soporte desde lo correcto,
desde el deber ser. En este sentido, esta investigación procura destacar los
principios éticos en los que se sostiene la normativa jurídica regulatoria de
las especialidades o prerrogativas procesales que ostentan las empresas
públicas desde los valores39 y principios40 consagrados en el Texto

37 Irene Vasilachis. 1992. Los métodos cualitativos. Tomo I. Lo problemas teóricos


epistemológicos, p. 46. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina.
38 Esta dimensión está conformada por los valores y los principios generales del derecho. En

este orden de ideas los valores conforman el catálogo axiológico a partir del cual se deriva el
sentido y la finalidad de las demás normas del ordenamiento jurídico.
39 Los valores son considerados como normas abstractas y de tipo abierto que orientan la

producción e interpretación de las demás normas, y en tal virtud fijan criterios de contenido
Constitucional con la finalidad de encontrar el espíritu de significado que
contiene y determina la normativa y de tal manera determinar su naturaleza
con respecto a la concepción que una sociedad tenga de la justicia.

En este contexto, abordar el problema jurídico de las especialidades o


prerrogativas procesales que ostentan las empresas públicas desde este
aspecto, implica verificar su función teleológica; es decir, su correspondencia
o no con los valores y los fines del derecho. La justicia, el interés general, el
bien común, el bien público, el bienestar social, la seguridad jurídica de los
individuos y de los grupos sociales, son valores que históricamente han sido
preconizados por el derecho, expresados como sistema de una organización
política y jurídica determinada; es decir, maneras de ser y fines por alcanzar
de una sociedad soberana organizada estatalmente.

Finalmente, desde la dimensión normativa se buscará la confrontación


del derecho sobre el mismo derecho, en un metalenguaje que cuestiona y
reflexiona el mismo ordenamiento jurídico, sus incongruencias; el problema
objeto de estudio se centra en cuestionar la validez41 formal y material de la

para otras normas y por tanto prevalecen sobre los principios y sobre las reglas. Marco
Monroy. 2002. La Constitución como fuente de derecho: sistema de fuentes, p. 25.
Montevideo: Konrad Adenauer.
40 A su vez los principios pueden entenderse en dos sentidos. El principio, como proceso

creador de la norma principal o principialización, debe definirse así: preexistencia de un valor


fundamental y social, cuya aprehensión por la comunidad o constituyente primario le genera
la convicción de obligatoriedad coercible de ese mismo valor. La segunda definición, el
principio como resultado del proceso creador es definido como: la norma jurídica,
fundamental, imperativa, universal, tópica, axiológica, explícita o implícitamente positiva, que
sirve para crear, interpretar e integrar el ordenamiento. Hernán Valencia. 2005.
Nomoárquica, Principialística jurídica o filosofía y ciencia de los principios generales del
derecho, p. 57. Bogotá: Temis.
41 La validez jurídica de una norma significa ahora que ambas cosas se garantizan al mismo

tiempo: tanto la legalidad de la conducta, en el sentido de un seguimiento generalizado de la


norma, el cual en caso necesario puede ser forzado mediante sanciones, como legitimada
de la regla misma, que hace posible un seguimiento de la norma basado en cada caso en
una consideración positiva ante la ley. Jürgen Habermas citado por Juan Garcia. 1997. La
filosofía del derecho de Habermas y Luhmann. Bogotá: Universidad Externado de Colombia.
norma jurídica; asimismo reflexionar sobre el alcance, vigencia y posibles
ausencias conceptuales o de interpretación, constituye una aproximación
crítica al derecho como objeto de estudio.

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