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“JESÚS, EL CENTRO

DE MI VIDA

“Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe”.


(Juan 3:30)

Juan el Bautista había logrado ganar un lugar de honra dentro de la comunidad judía.
Muchos lo veían como el Mesías prometido; aún sus mismos discípulos fueron a
reclamarle que Jesús estaba teniendo mucho más éxito que él en Su ministerio. “Y
vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del
Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a él” (Juan 3:26).”

“Juan les respondió que su ministerio prácticamente había concluido y que él tenía
que hacerse a un lado para que Jesús tomara Su lugar. “Respondió Juan y dijo: No
puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo. Vosotros mismos me sois
testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él. El que
tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se
goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido. Es
necesario que él crezca, pero que yo mengüe” (Juan 3:27-30).”

“s interesante ver cómo este hombre de Dios, tan usado, tan ungido, tan lleno de
autoridad, humildemente reconoce que el ciclo de su ministerio ya había llegado a su
fin. Por tal motivo, él no pretendió aferrarse a lo que él ya tenía para desconocer a
Jesús, sino que decidió hacerse a un lado para que Jesús continuara con la obra
redentora.

Algunos discípulos de Juan en cierta ocasión acudieron a Jesús y le dijeron: Maestro,


Juan mandó a preguntarte: ¿Eres tú el Mesías o tenemos ”

“que esperar a otro? Jesús sanó ciegos, limpió leprosos, curó a los cojos, hizo milagros
extraordinarios expulsando también demonios de los cuerpos. Entonces les dijo: “Id
haced sabed a Juan lo que habéis visto: los ciegos ven, los sordos oyen, los paralíticos
se levantan, los leprosos son limpiados y el reino de los cielos es anunciado.
bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí” (Mateo 11:4-6).

El mismo Señor sentó un precedente de que Él era el Mesías, con esto le dio un
mensaje claro a Juan: no tengas la mínima sombra de duda de que yo soy el Mesías
prometido.”

“ALGO EN QUÉ PENSAR


Desde niño, Samuel siempre quiso volar, pero Samuel nació en 1834, cuando ni la
bicicleta se había inventado. En 1898, Samuel llegó a convertirse en el profesor Samuel
Langley, uno de los científicos más reconocidos del mundo.

Un día, alguien le dio cincuenta mil dólares para que realizara su gran sueño; entonces,
una gran multitud llegó a ver el inicio de ese gran invento: ¡la máquina voladora!, pero
la gran máquina voladora chocó contra el piso. Los medios, las personas, todos lo
criticaban; entonces Langley se dio por vencido, y murió como un hombre
destrozado.”

“A la vez, dos jóvenes que ni se habían graduado del colegio también tenían el mismo
sueño, pero ellos no pudieron conseguir el apoyo o contribución financiera. También
su máquina voladora chocó, no solo una vez, muchas veces, pero cada vez aprendían
de la sabiduría de sus intentos pasados, hasta que un día en 1903, su máquina
voladora, hecha en casa, con tan solo mil dólares tomó rumbo en aire.

Esa máquina voladora traspasó la ilusión de las imposibilidades. Langley se cayó, y los
hermanos Wright también, pero los hermanos Wright ”

“volvieron a intentarlo y lo lograron.4

ORACIÓN
Amado Jesús, así como todo lo que Tú hiciste trajo la gloria del Padre a este mundo, Te
pido soberano Señor que esa gloria me alcance a mí. Dios mío, todos mis sueños y mis
anhelos hoy los rindo a Tus pies. Sabemos que no hay otro Dios como nuestro Dios,
hoy me hago a un lado para que Tú vengas y tomes todo el control de mi vida. Te amo
Dios, en Cristo Jesús. Amén.


“DECLARACIÓN
“Sé que triunfaré porque Jesús mora en mí como un poderoso gigante”.”

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