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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE QUERÉTARO

Ingeniería Biomédica
Sustentabilidad
Dr. José Alberto Rodríguez Morales
Alumna: María del Carmen Carreño Castillo
Grupo 42 2019-2
TAREA 1
TEORÍA GAIA
La teoría Gaia es una hipótesis que plantea que la biosfera de la Tierra interacciona con la atmósfera, la litósfera
e hidrósfera de forma que se crean las condiciones planetarias propicias para la promoción de la vida (Lovelock,
1979). En contraste a teoría evolutiva convencional, la teoría Gaia postula que la vida (incluyendo humanos y
no humanos, siguiendo un acercamiento ecocentrista), en lugar de simplemente adaptarse a un ambiente
determinado, co-crea su ambiente. La teoría Gaia representa un cambio de paradigma desde el reduccionismo
al holismo científico, y más evidente en su contribución a campo integrativo de la ciencia de la Tierra.

Sin embargo, la teoría Gaia debería de tener un impacto aún más grande. Dotando la imagen de anima mundi
(o Tierra viviente) con credibilidad científica, la teoría Gaia demerita la concepción mecánica moderna de la
Tierra como un vasto almacén de recursos inertes para el consumo humano. Actualmente, la teoría Gaia está
influenciando completamente la panoplia de disciplinas académicas en su representación de la Tierra como un
sistema complejo constituido por la biosfera, la atmósfera, la hidrósfera y la litósfera (Crist and Rinker, 2009).
La teoría surgió sólo como una espada de doble filo de globalización y destrucción ambiental señalada por la
urgente necesidad de gobernanza planetaria. Mientras las implicaciones de la teoría Gaia para las instituciones
políticas no son necesariamente claras en esta coyuntura temprana, sin embargo, podemos discernir algunos
principios generales.

En un mínimo, la incompatibilidad de sistemas humanos incompatibles con el equilibrio Gaia sugiere una
necesidad por un entendimiento sistemático de grandes subsistemas biogeoquímicos de Gaia: el carbono
global, nitrógeno, oxígeno, azufre y, ciclos de agua. La economía global, la cual impulsa la materia y la energía
en una trayectoria lineal desde recursos de extracción a la producción al consumo, está profundamente en
desacuerdo con los sistemas vivos, donde el “desperdicio” de unas especies es siempre el alimento de otras
especies. Los sistemas vivos, desde la célula hasta Gaia, están constituidos a través de redes simbióticas
interdependientes que transforman desperdicio en alimento, incluso mientras impulsan la geofisiología de Gaia
(Litfin, 2012). La gobernanza de Gaia regularía la producción y el consumo dentro del equilibrio homeostático
del sistema de la Tierra. A diferencia de la economía global competitiva de hoy, los actores en una economía
Gaia operarían para el beneficio tanto de ellos mismos como del todo.

Una política Gaia implicaría redes simbióticas en lugar de instituciones centralizadas o autoritarias. Un modo
de gobierno informado por la teoría Gaia por lo tanto comprendería un sistema anidado de política democrática
participativa, aplicando modelos tales como la democracia deliberativa global en diferentes escalas. El
principio guía sería subsidiario, la idea que las decisiones sociales y políticas deberían estar hechas al nivel
practicable más bajo. Ecológicamente, la pregunta sería: ¿qué funciones son las más apropiadas a escala
global? Un Internet global pasaría la prueba, pero la mayor parte del comercio actual y viajes no lo harían. La
gobernanza de Gaia implicaría, por lo tanto, la relocalización, pero esta solas a las palancas primarias de poder
en las manos de los poderes fácticos. La necesidad, por tanto, es “pensar y actuar globalmente y, localmente”.
En un mundo profundamente desigual, esto aumenta la enorme pregunta distributiva: ¿cómo debería proceder
el desarrollo económico en un mundo completamente ecológico? (Litfin, 2010). Igualmente, la gobernanza de
Gaia destaca la perenne cuestión procesal: ¿Quién tiene que decidir y cómo? – en una escala planetaria.
Científicos naturales y sociales están colaborando en todas estas cuestiones en el surgimiento del campo de la
gobernanza Tierra-sistema (Biermann et al., 2012).

En un tiempo cuando la ansiedad y la desesperación amenazan nuestra capacidad para una acción positiva,
Gaia nos recuerda que somo una parte integral – y un resultado sorprendente– de un proceso evolutivo que ha
estado desplegándose en nuestro planeta hogar por más de cuatro mil millones de años. Ni estamos separados
de ni somos dueños de la naturaleza; más bien, como lo que significa que Gaia esté creciendo en
autoconciencia. Las ramificaciones de esta visión no dudarán en cultivar la cultura humana y las instituciones
para las generaciones venideras.
LOS OCHO PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA NATURALEZA

En abril de 1984, durante la llegada de la primavera y el cumpleaños de John Muir, George Sessions y Arne
Næss resumieron quince años de pensamiento sobre los principios de la ecología profunda mientras acampaban
en Death Valley, California. En este gran y especial lugar, articularon estos principios de una manera literal,
algo neutral, con la esperanza de que fueran entendidos y aceptados por personas provenientes de diferentes
posiciones filosóficas y religiosas.
1. Valor inherente. El bienestar y el florecimiento de la vida humana y no humana en la Tierra tienen el
valor en sí mismos (valor inherente). Estos valores son independientes de la utilidad del mundo no
humano para fines humanos.
2. Diversidad. La riqueza y la diversidad de las formas de vida contribuyen a la realización de estos
valores y también son valores en sí mismos.
3. Necesidades vitales. Los humanos no tienen derecho a reducir esta riqueza y diversidad, excepto para
satisfacer necesidades vitales.
4. Población. El florecimiento de la vida y las culturas humanas es compatible con la disminución
sustancial de la población humana, El florecimiento de la vida no humana requiere tal disminución.
5. Interferencia humana. La interferencia humana actual con el mundo no humano es excesiva, y la
situación está empeorando rápidamente.
6. Cambio de políticas. Por lo tanto, las políticas deben ser cambiadas. Estas políticas afectan las
estructuras económicas, tecnológicas e ideológicas básicas. El estado de cosas resultante será muy
diferente del presente.
7. Calidad de vida. El cambio ideológico es principalmente el de apreciar la calidad de vida (vivir en
situaciones de valor inherente) en lugar de adherirse a un nivel de vida cada vez más alto. Habrá una
conciencia profunda de la diferencia entre grande y más grande.
8. Obligación de acción. Quienes se suscriban a los puntos anteriores tienen la obligación directa o
indirecta de intentar implementar los cambios necesarios.

Bibliografía
• Morin, J., Orsini, A. (2014). “Essential Concepts of Global Environmental Governance”. Pp. 74-75.
• Crist, E. and Rinker, B. (2009). “Gaia in Turmoil: Climate Change, Biodepletion and Earth Ethics in
an Age of Crisis”. Cambridge, MA: MIT Press.
• Litfin, Karen. (2010). “Principles of Gaian Governance: A Rough Sketch.” In Gaia Turmoil: Climate
Change, Biodepletion, and Earth Ethics in an Age of Crisis”, Eds. Eileen Crist and H. Bruce Rinker,
Pp. 195-219. Cambridge, MA, MIT Press.
• Litfin, Karen (2012). “Thinking Like a Planet: Integratinf the World Food System into the Earth
System.” In International Handbook of Environmental Politics, 2nd Edition. Ed. Peter Dauvergne, Pp.
419-430. Cheltenham, Edward Elgar.
• Lovelock, J. (1979). “Gaia: A New Look of Life on Earth”. Oxford, Oxford University Press.
• Næss, A., Sessions, G. (1984). “Basic Principles of Deep Ecology”.

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