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CASO CONGA

La empresa Minera Yanacocha S.R.L. inicia las actividades de explotación del yacimiento
minero Yanacocha, en Cajamarca, en 1993. Desde aquel entonces, la relación de la empresa
con las comunidades locales no ha estado exenta de tensiones, debido principalmente a los
accidentes en los que la empresa se vio involucrada, tal como lo ocurrido en el año 2000,
cuando se derramó 151 kilogramos de mercurio a lo largo de la carretera que cruza el poblado
de Choropampa, afectando la salud de la población Sin embargo, este no es único hecho que
evidencia la forma tan poco responsable de cómo opera la empresa: entre 1998 y 2003 se
denunciaron la muerte de miles de truchas como consecuencia de la contaminación de las
aguas de los ríos con metales pesados y en otro casos con arsénico; en 2008, la intoxicación
de nueve trabajadores por el derrame de hidrocarburos en la laguna Totoracocha entre
otros.

Es en estas condiciones, donde predomina la desconfianza y el temor, que la empresa


Yanacocha anuncia su interés por ejecutar el proyecto minero Conga, desatando la escalada
del conflicto. Los pasivos ambientales producto de la actividad minera de empresa Yanacocha,
así como la necesidad de contar con acceso permanente al agua para el desarrollo de las
actividades económicas dentro del área de influencia del proyecto, terminarían por
constituirse en elementos esenciales dentro de la dinámica del conflicto. En general, el
análisis del problema nos revela que el control y acceso al recurso hídrico es el principal
motivo de disputa entre los actores primarios del conflicto.
El temor de los pobladores sobre el impacto negativo que el proyecto tendría sobre el acceso
y calidad de agua, así como al medio ambiente, se encuentra respaldada por a) los
antecedentes de contaminación de las aguas de los ríos debido al mal manejo de los residuos
e insumos por parte de la empresa; b) la ejecución del proyecto implica la destrucción de
cuatro lagunas, lo cual supone un profundo impacto sobre el ecosistema, vida y cultura de las
poblaciones ubicadas alrededor de ellas. Para compensar el impacto que el proyecto tendría
sobre el agua, la empresa propone la creación de cuatro reservorios a fin de garantizar el
acceso al agua a las poblaciones afectadas; sin embargo, debemos indicar que dicha iniciativa
no estaba inicialmente incluida dentro de la propuesta del proyecto, sino que fue producto
de las recomendaciones hechas por el peritaje internacional luego de evaluar el componente
hídrico del EIA del proyecto.

La falta de interés por atender aquellas necesidades intangibles que se vería afectadas por
el proyecto, sumado a las acciones y discursos provenientes desde la empresa y el Estado,
condujo al aumento de la percepción negativa que se tenía sobre la minería. El respeto por
los valores comunales, la relación armónica con el medio ambiente y la importancia económica
y cultural de la tierra y el agua en la vida de las personas, son aspectos que no fueron
debidamente valorados por la empresa, afectando aún más su deteriorada relación con los
pobladores. Por otro lado, la ausencia de adecuadas políticas de responsabilidad social impidió
que la empresa comprendiera que el desarrollo de una “relación armoniosa con la población
implicaba generar oportunidades de desarrollo y de fortalecimiento de capacidades de la
población local”, lo que finalmente terminaría beneficiando a la empresa.
En conclusión, el problema del conflicto nos señala que es el control y acceso al agua el
principal motivo de disputa entre la minera Yanacocha y los pobladores de Cajamarca. Sin
agua, no hay minería; y tampoco agricultura y ganadería.

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