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Posiblemente Noé, al que los muchos años de patriarca le habrían dado buena cintura,
pensaría en hacer lo propio: delegar a su vez en los bichos el diseño de una solución. Las
teoría en uso del Management predicaban que así conseguiría mejor motivación y
alineamiento estratégico, aparte de cubrirse si algo se complicaba.
Rechazo al Cambio
También Noé estaba un poco enfadado, porque sentía que cada vez que no era obedecido,
su autoridad decrecía. Así que rogó a Dios que le permitiera incorporar algún afamado
gurú como consultor del proyecto. El consultor le permitiría llevarlo a cabo sin implicarse
los conflictos que comenzaban aflorar sin comprometer su posición, y al ser independiente
ayudaría a gestionar. Pero Dios le dio a entender que aunque podría considerarse al gurú de
fama como especie aparte y por tanto salvable, eran precisamente tipos como esos a los que
no les gustaría ver tras el diluvio.
Así que Noé tuvo que arreglárselas por si mismo, sin apoyo técnico ni político. Era el
momento de concienciar el grupo. Entonces sacó el mapa de isobaras para demostrar a
todos que llegaba el diluvio. Después les recordó su condición de empleados temporales. El
único que tenía contrato fijo, elegido para salvarse por su virtud y cotizando 600 era él;
Pero Dios que tanto había invertido en la tierra, tanto le daba un bicho de determinada
especie que otro de la misma. Así que valía ser conscientes de ser un grupo, hacer el
esfuerzo de ser creativos, y empezar a ver al resto de animales como clientes y no como una
molestia. También les motivo con una visión-“una tierra llena de bichitos”- y una
misión-“Contribuir a la diversidad de la naturaleza, ofreciendo soluciones innovadoras ante
los diluvios”-
Los animales se comprometieron. Pero es también en las situaciones de crisis donde más
necesario es el liderazgo, así que solicitaron a Noé que fuese él que seleccionara los
componentes de los equipos, “equipos interfuncionales de alto rendimiento” y que pusiera a
sus tres hijos a que coordinando los equipos.
A Noé no le pareció mal, porque de acuerdo a lo que había leído a los gurús del tema,
convenía que hubiera formalmente unos supervisores formales que lideraran equipo,
fueran interfaz y facilitadores, crearan confianza y dieran mucho feedback positivo para
conseguir esas ideas innovadoras. Lo único que lo le encajaba era que como eran hermanos,
tenderían a colaborar, mientras que según los gurús, competir era lo bueno, lo que generaba
tención creadora.