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Silueta Histórica
El Siervo de Dios, Padre José María Vilaseca, nació el
19 de enero de 1831 en Igualada (Cataluña), España.
Durante los años 1847 a 1852 estudió Latinidad y
Filosofía en el Seminario Conciliar de Barcelona.
Estando en ese establecimiento fue invitado para
misionar en América, llegando a tierras de Veracruz el
20 de marzo de 1853. Inició el noviciado de la
Congregación de la misión, en 1853, y profesó el 3 de
abril de 1855. Fue ordenado sacerdote, en la ciudad de
México, el20 de diciembre de 1856.Los primeros años
sacerdotales los dedicó a las misiones. A mediados de
1869estableció, en la ciudad de México, la Biblioteca
Religiosa que, en pocos años, rebasó los 800,000
ejemplares. El primer ejemplar de la revista “El
Propagador dela devoción al Señor San José y a la
Sagrada Familia” vio la luz pública el 1º. de julio de
1871. Al año siguiente, en la misma fecha, fundó la
“Asociación Universal de San José”; en ese mismo día
apareció también el boletín vocacional “El Sacerdocio
Católico”, como suplemento de El Propagador.El 19 de
septiembre de 1872 fundó el “Colegio Clerical del Señor
San José” que fue la cuna de los Misioneros Josefinos
de México. Tres días después con la Srta .Cesárea Ruiz
de Esparza y Dávalos, dio vida a la Congregación de la
Hermanas Josefinas. Para hacer la voluntad de Dios,
manifestada por las circunstancias y la voz del
Arzobispado de México, se separó de la Congregación
de la Misión, pronunciando ante él mismo sus votos
religiosos como Misionero Josefino el 25 de enero
de1877.Después de haber dado numerosos sacerdotes
a México, en 1885 entregó el Colegio Clerical en un
estado muy floreciente, dedicándose de lleno a sus
obras josefinas. Hizo el voto de “hacer siempre y en
todo lo mejor”, tenía como lema “estar siempre
útilmente ocupado” y, en realidad, desarrolló una
actividad asombrosa .Finalmente, el 3 de abril de 1910,
murió con fama de santo en el Hospita lEscandón de
Tacubaya, D.F., mientras se disponía a inaugurar otra
de sus obras.
Consagración a María
En cierta ocasión, José María Vilaseca hace un viaje en
compañía de su madre. El carruaje donde viajan
amenaza con precipitarse a un abismo en el camino;
pero la madre de José Jaime, Francisca Aguilera,
implora el auxilio de la Virgen de Montserrat; de quien
era muy devota. De inmediato, como detenido por una
mano invisible, el carruaje se detiene. Para la señora,
esto es un milagro patente e inmediatamente, llena de
agradecimiento, consagra a su hijo a la Virgen de
Montserrat, pidiéndole que disponga del niño como
mejor le convenga a Dios. Desde ese momento, José
Jaime profesará una devoción profunda a la Madre de
Jesucristo, quien, a la postre, lo llevará a san José.
Modelo Infantil José María Vilaseca fue un niño muy
laborioso. Siempre se interesó por el quehacer familiar,
y poco a poco fue aprendiendo el oficio de su padre,
aprendizaje que combinaba con los estudios…Fue,
pues, un niño alegre, juguetón y, como todos los
demás, lleno de sueños e inquietudes; un niño de
muchos amigos que se interesaba sinceramente por los
demás y siempre buscaba el modo de
ayudarlos…virtudes que aprendió en el seno de una
familia cristiana y trabajadora .Alegre, Modelo,
Espiritual José Jaime era agradable a cuantos le
miraban; los niños de su edad siempre buscaban su
compañía; ya desde entonces se comenzaban a
delinear sus virtudes que más tarde habrían de ser las
predilectas de su vida. En sus modales reinaba la
sencillez, en sus labios nunca anidó la mentira; no
consentía que otros niños las dijeran en su presencia.
El día de su primera comunión lo conservó para siempre
en su corazón; siendo después más ferviente y
conservando constantemente el piadoso recuerdo del
que llamó muchas veces el día más feliz de su infancia.
Otros aspectos:
Misionero Vicentino
Principios espirituales
Fundaciones
Dificultades…ventajas!
Entre las adversidades que vivó, está la experiencia de la cárcel
y de la expulsión del país (1873); en enero de 1875 regresó a
México, por una gracia especialísima de San José. También los
superiores de la Congregación de la Misión, le plantearon una
disyuntiva difícil: abandonar las obras josefinas o la
Congregación de la Misión; para resolverla, consultó al
Arzobispo Ilmo. Dr. D. Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos,
y después de tres días de oración, ante la imegen de San José,
con los alumnos del Clerical, apoyado con la oración de las Hijos
de María Josefinas y de sus alumnas, decidió, como fruto de su
discernimiento, y siguiendo la indicación del Arzobispo,
dedicarse plenamente a sus misioneros, a las hijas de María
Josefinas y demás obras que había fundado. Profesó como
Misionero Josefino el 25 de enero de 1877.
En 1885, por orden del Arzobispo de México, entregó el Colegio
Clerical. Desde entonces pudo dedicarse plenamente a la
atención de sus obras josefinas y a la formación de sus
misioneros, establecidos en la Ribera de Santa María, casa
madre de los Misioneros Josefinos desde 1877.
Aprobación Pontificia
RASGOS DE SU ESPIRITUALIDAD
Amén.
Experiencia espiritual
Los años de su niñez fueron importantes, pues en ellos se
inclinó en el conocimiento y amor profundo del Señor, ella
misma escribe: «Uno de los beneficios de Dios del que vivo
agradecida, es el de haberme dado padres católicos y que
tuvieran temor de Dios». Y en otro lugar expresa: «Como las
madres son las que despiertan en la niñez el alma de la virtud,
mi mamá, a más de los frecuentes consejos para grabar en
nuestro tierno corazón horror al pecado, nos inclinaba a la
oración».
Adolescencia y juventud
Cesárea ha llegado a la adolescencia. Luce graciosamente sus
catorce años viajando nuevamente con la familia a su tierra
natal de Aguascalientes, donde permanece un año.
Cristo su centro
En este círculo, que también era de selecta cultura y de afición
a buenos libros, había un eje que centraba la vida de Cesárea:
la amistad con Cristo.
Consagrada en el mundo
San Luis Potosí, otra estampa colonial, será la ciudad que
albergará la juventud de Cesárea.
Responsable de la familia
La serenidad de la clara mañana de su vida juvenil va a
alterarse, ensombreciéndose por fuertes momentos de dolor,
crisoles de su fecunda vida.
Nuevas purificaciones
Los ocho meses de su estancia allí se interrumpen para volver
con su padre, porque la segunda esposa de su papá, después
de haber gastado todo lo que pudo de la casa, lo abandonó
enfermo, paralítico y escaso de recursos.
Fundadora
La hora del llamado a fundadora se acerca. La vida interior de
Cesárea, en el Hospital de San Andrés, se expresa en una vida
de servicio al hermano: una vida muy recogida y dedicada a la
oración, asistencia de los que entraban en agonía ea la sala de
cirugía.
Fundaciones
Se establece la primera casa en Tacuba, una escuela gratuita
para niñas pobres. Se fundan casas en la ciudad de México y
en diversos lugares de la República, la madre Cesárea recorre
incansable caminos dificiles, vence obstáculos, resuelve
situaciones, preve, dispone, establece, azompaña y enseña a
sus hijas: Huajuapan de León, Veas, San Vicente de Puebla,
San Andrés Chalzhicomula colegio y primer hospital, Analco,
Huichapan, San Agustín Tlaxco, Aculco, Manzanares…
Asociaciones establecidas
Cuando las primeras Josefinas llegaron a ocupar lugares y
obras que habían dejado las Hijas de la Caridad, se encontraron
que en algunas obras ya había oratorio y ya estaba establecida
la «Asociación de Hijas de María», como lo constatamos en lo
siguiente, que escribe la Madre Cesarita:
Esponsales definitivos
El don divino realizado en la vida de la Madre Cesárea va
alcanzando la meta. El encuentro definitivo que transformará
su esperanza llega. El velo que escondía la figura de Cristo cae.
Es el 24 de abril de 1884. Unos días antes escribe: «Terminó
mi misión por decreto de la Divina providencia… por lo que
bendigo (a Dios), lo adoro, lo glorifico a toda hora hasta el
último día de mi vida…» Su amor a Jesús, María y José toma
por última vez las palabras como vehículo de su expresión y
sellan sus labios para siempre. Resuena aun su voz moribunda
que con el último aliento exclama: «Jesús, José y María yo os
doy mi corazón y el alma mía».