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Por otro lado, como han expresado Coca y Valero en un reciente artículo
publicado en la revista Studies in Sociology of Science, la tecnología (la
biotecnología en este caso) ha traído consigo, y sigue generando, inequidades
entre las regiones del Norte y del Sur del globo. Por otro lado, el desarrollo de la
tecnología viene de la mano de un proceso de desequilibrio intrasocietario. Ello
es debido a que las personas con mayor poder adquisitivo tiene más oportunidad
de adquirir tecnología, la cual –además– genera una mayor enriquecimiento.
Por otra parte, por razones difíciles de explicar en el marco del presente
trabajo, en Colombia no existe aún la suficiente claridad, sobre las
relaciones entre innovación tecnológica, competitividad, crecimiento,
desarrollo, calidad, excelencia, impacto social, cultural y ambiental.
Ahora bien, que la participación pública sea política o no, es tema de otro
debate, pero debe quedar claro que al final de todo el camino, lo que se
espera es precisamente una decisión política, sobre el modelo de desarrollo
de la ciencia y la tecnología. Curiosamente vemos a futbolistas, actrices,
humoristas y reinas de belleza, que participan activamente en los diferentes
órganos de poder público, mientras que la representación científica brilla por
su ausencia, y son los mismos consultores de excelencia en diferentes
temas de interés nacional; como por ejemplo el caso de la construcción de la
red vial en Bogotá, del transporte público en la capital del país. Conflicto de
amplio matiz político, sobre el tipo de tecnología que se debe aplicar,
consideran en primer orden sus altos costos sociales, tema que parece a
preocupar muy pocos.
Por esta razón, considerar que las investigaciones en Colombia tengan sólo
un significado económico, es irracional frente a la dimensión cualitativa del
problema, representado en la infinita pobreza de miles de colombianos que
sobreviven en los límites de la miseria, presionando de manera creciente la
caldera social en que vivimos. Frente a tan graves circunstancias, el
conocimiento con alto significado social debe entrar cuanto antes a llenar los
espacios que hoy ocupa la guerra. Esto significa que es imposible diseñar
un plan de desarrollo sin el concurso de las comunidades científicas
regionales.