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ENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL QUE

DETERMINA QUE EL CASO POMA DEBE SER RESUELTO POR LA VÍA


ORDINARIA
CONFLICTO DE COMPETENCIAS JURISDICCIONALES

SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 2540/2012


Sucre, 21 de diciembre de 2012

SALA PLENA
Magistrada Relatora: Dra. Neldy Virginia Andrade Martínez
Conflicto de competencias jurisdiccionales

Expediente:01478-2012-03-CCJ
Departamento:Tarija

En el conflicto de competencias jurisdiccionales suscitado entre el Juez Primero de


Instrucción en lo Penal de Yacuiba del departamento de Tarija y el Tribunal
Permanente de Justicia Militar, remitido por el Juez Primero de Instrucción en lo Penal
del referido departamento.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Alegaciones del Juez Primero de Instrucción en lo Penal con asiento en Tarija

Por Auto Interlocutorio 100/2011 de 12 de mayo, cursante de fs. 7 a 8 vta., el Juez


Primero de Instrucción en lo Penal de Yacuiba del departamento de Tarija, Marcelo
Prieto Balanza, rechazó la excepción de incompetencia interpuesta, dentro del proceso
penal seguido contra Iván Inchauste Rioja y otros por el delito de homicidio culposo,
planteado por los imputados con los siguientes argumentos:

a)Conforme los arts. 117.I y 120.I de la Constitución Política del Estado (CPE) y 48 del
Código de Procedimiento Penal (CPP), en caso de duda debe primar la justicia
ordinaria sobre la militar.

b)De los arts. 26 de la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas (LOFA); 9, 10, 11 y 12
de la Ley de Organización Judicial Militar (LOJM) y art. 1 del Código Penal Militar
(CPM), para que se active la competencia de la jurisdicción militar no es suficiente que
el autor sea miembro de las fuerzas armadas, sino que es necesario: “…que su
conducta punible se exteriorice cumpliendo una de las misiones de la institución militar
que en lo principal por previsión del Art. 224 CPE, es conservar la seguridad,
estabilidad y soberanía del país…” (sic).

c)El subteniente Grover Beto Poma Guanto participaba de instrucción militar en la


Escuela de Cóndores ubicada en Sanandita -provincia Gran Chaco- y cuando sostenía
una pelea de box con un camarada, habría sido agredido por los imputados
“excepcionantes” que le causaron la muerte.

d)“…ni la víctima y menos los presuntos autores del hecho ilícito investigado, se
encontraban participando en defensa del estado, dentro de una gran guerra interna o
externa, téngase presente la misión constitucional de la Fuerzas Armadas…” (sic), y
que: “Los actos de servicio no están referidos a la formación académica o militar en
una institución castrense, sino al ejercicio de sus atribuciones y cumplimiento de sus
deberes, reconocidos por el ordenamiento jurídico nacional…” (sic).

e)“GROVER BETO POMA GUANTO era titular del bien jurídico denominado vida, el
cual por lógica es ajeno a los bienes jurídicos militares que están protegidos por el
CPM…” (sic).

Dicha determinación se confirmó en apelación incidental por el Auto de Vista 74/2011


de 3 de agosto, emitida por los Vocales de la Sala Penal del Tribunal Departamental
de Justicia de Tarija, cursante a fs. 14 a 21 vta.

I.2.Alegaciones del Tribunal Permanente de Justicia Militar con asiento en la ciudad de


La Paz

Por Resolución 01/2012 de 21 de marzo, cursante de fs. 59 a 62, los miembros del
Tribunal Permanente de Justicia Militar resolvieron ratificar su competencia con los
siguientes argumentos:

1)La Constitución Política del Estado en sus arts. 116.I y 117.I y los arts. 4 y 5 del
Código Procesal Penal Militar (CPPM), garantizan el debido proceso, la defensa y una
justicia pronta, oportuna, gratuita, transparente y sin dilaciones, misma que respeta la
justicia militar.

2)La investigación que se adelanta refiere a los arts. 12 “culpa”, 202 “maltratos a
inferiores”, 203 “lesiones” y 204 “muerte” todos del Código Penal Militar, “…cuya pena
mayor prevista es de uno a diez años; sin embargo con relación a la imputación formal
por 'Lesión seguida de muerte' tipificado y sancionado en el Art. 273 del Código Penal
Ordinario, se tiene establecida la pena de tres a ocho años” (sic).

3)La SC 0664/2004-R de 6 de mayo, se basa en hechos acaecidos los días 12 y 13 de


febrero de 2003, donde se produjo enfrentamientos entre civiles, policías y militares en
una conmoción policial y popular, en cambio el hecho analizado en el presente caso
sucedió en la Escuela de Cóndores de Bolivia (ESCONBOL) “…se dio en un
entrenamiento en la materia de combate cuerpo a cuerpo y con sujetos militares,
donde no hay participación de personas civiles, por lo que no puede ser considerado ni
tenerse el mismo tratamiento procesal” (sic), alegándose entonces que los supuestos
fácticos son diferentes.

4)La substanciación del proceso se originó por Auto de procesamiento emitido por el
Comandante de la Tercera División de Ejército de Villa Montes, quien dispuso la
organización de un sumario informativo militar “….tomando conocimiento del caso en
la administración de justicia en el ámbito castrense bajo las tres limitaciones que abren
su jurisdicción y competencia, teniendo presente que los sujetos activo y pasivo son
militares, el hecho antijurídico fue producido dentro de dependencias militares, en
actos del servicio o en ocasión de él y que dichas conductas ilícitas se encuentran
tipificadas y sancionadas en el Código Penal Militar…”(sic).

Esta determinación se confirmó en consulta por la Resolución 01/2012 de 4 de abril,


por los miembros de la Sala de Apelaciones y Consulta del Tribunal Supremo de
Justicia Militar cursante a fs. 74 a 76.

I.2.Admisión

La Comisión de Admisión del Tribunal Constitucional Plurinacional mediante AC


0731/2012-CA de 30 de agosto, cursante de fs. 214 a 216, admitió el conflicto de
competencia entre el Juez Primero de Instrucción en lo Penal de Yacuiba del
departamento de Tarija y el Tribunal Permanente de Justicia Militar con sede en La
Paz.

II. CONCLUSIONES

Del análisis minucioso de los antecedentes y de la prueba aportada, se concluye lo


siguiente:

II.1.Los procesados Jonatan Guzman Jimenez, Franz García Salas, Leonardo


Sanchez Morales, Roberto Ferreira Alanes, Ángel Ariel Lima Morales, Roberto Durán
Calle, Harold Argote Soliz, Iván Inchauste Rioja, Marcos Villa Burgos, Osmar Ramiro
Ayaviri Challapa, Alvaro José Abuna Alarcon, Hans Cristian Ovando Carvajal, Jimmy
Rolando Pardo Murillo, Jean Carlos Vásquez Ojopi, Wilson Quiroga Castillo y Roberto
Kenny Rollano Velásquez, plantearon excepción de incompetencia al Juez Primero de
Instrucción en lo Penal del departamento de Tarija (fs. 2) subsanado (fs. 5 a 6 vta.).

II.2.A través del Auto Interlocutorio 100/2011 de 12 de mayo, el Juez de la causa


rechazó la excepción de incompetencia planteada por los imputados (fs. 7 a 8 vta.).

II.3.Auto de Vista 74/2011 de 3 de agosto, de la Sala Penal del Tribunal Departamental


de Justicia de Tarija que declaró “sin lugar” el recurso de apelación incidental
interpuesto por los imputados, confirmando en su integridad la Resolución impugnada
(fs. 14 a 21 vta.).

II.4.Narda Dorado Romero, Mariana Paz Zamora y Armando Vargas Villagomez,


Fiscales de Materia, presentaron el 23 de agosto de 2011, imputación formal contra
Franz Eduardo García, Rudy Gerardo Flores, Jorge Gonzalo Castro Ureña, Roberto
Kenny Rollano Velásquez por la presunta comisión del delito de lesión seguida de
muerte tipificado en el art. 273 del Código Penal (CP) (fs. 29 a 32 vta.).

II.5.Por la Resolución 01/2012 de 21 de marzo, el Tribunal Permanente


de Justicia Militar ratificó su competencia en razón a que: “…conforme a los
antecedentes del proceso, la sustanciación del mismo, se da emergente del Auto de
Procesamiento pronunciado por el Comandante de la Tercera División de Ejército
(VILLA MONTES), al fallecimiento del SBTTE. GROVER BETO POMA GUANTO,
disponiendo como corresponde la Orden de Organización de Sumario Informativa
Militar, en función a la denuncia y en cumplimiento a los preceptos legales estipulados
en los Arts. 81 y siguientes del Código Adjetivo Penal Militar, hecho punible suscitado
en instalaciones militares dentro de una actividad de instrucción entre miembros de la
Institución; radicándose a partir de ello la causa en este Estrado Judicial Militar en
fecha 08 de abril de 2011, cumpliéndose las diligencias previas en observancia al Art.
138 del Adjetivo Penal Militar, tomando conocimiento del caso en la administración de
justicia en el ámbito castrense bajo las tres limitaciones que abren su jurisdicción y
competencia, teniendo presente que los sujetos activo y pasivo son militares, el hecho
antijurídico fue producido dentro de dependencias militares, en actos del servicio o en
ocasión de él y que dichas conductas ilícitas se encuentran tipificadas y sancionadas
en el Código Penal Militar, conllevando ciertamente que los hechos suscitados
responden a delitos de orden militar, cuyo juzgamiento reiteramos se encuentra en la
fase probatoria, dentro de la jurisdicción y competencia establecida por ley” (sic) y
cuya parte resolutiva dispone “declarar y ratificar la COMPETENCIA de este Alto
Estrado Judicial Militar… para continuar con el juzgamiento penal militar seguido a
instancias del Ministerio Público Militar contra los procesados SBTTE. INF. FRANZ
EDUARDO GARCÍA SALAS, SBTTE. RUDDY GERARDO FLORES HERRERA Y
SBTTE. INF, JORGE GONZALO CASTRO UREÑA…” (sic) (fs. 59 a 62).

II.6.Narda Dorado Romero, Armando Vargas Villagomez, Cecilio Huarachi en su


condición de Fiscales de Materia, ampliaron la imputación formal en contra de Osmar
Ramiro Ayaviri “Chayapi”, Alvaro José Abuna Alarcón, Hans Cristian Ovando Carvajal,
Jimmy Rolando Pardo Murillo, Carlos Osmar Miranda Arriaga, Jean Carlo Vásquez
Ojopi, Wilson Quiroga Castillo por el delito de lesión seguida de muerte (fs. 65 a 69).

II.7.A través de la Resolución 01/2012 de 4 de abril, los miembros de la Sala de


Apelaciones y Consulta del Tribunal Supremo de Justicia Militar resolvieron:
“…reconocer la JURISDICCION Y COMPETENCIA a favor del Tribunal Permanente
de Justicia Militar…” (fs. 74 a 76).

II.8.Por Auto Interlocutorio Definitivo 14/2012 de 9 de mayo, el Juez Primero de


Instrucción en lo Penal de Yacuiba del departamento de Tarija, indicó que: “…niega la
solicitud de inhibitoria presentada por la Sala de Apelaciones y Consulta del Tribunal
Supremo de Justicia Militar, reiterando y manteniendo su competencia para conocer el
control jurisdiccional de las investigaciones (…) existiendo conflicto de competencias
se dispone que en aplicación del Art. 14 de la Ley del Órgano Judicial, concordante
con el Art. 12 Num 3, 28 Num. 3), 119 y 120 de la Ley del Tribunal Constitucional
Plurinacional se remitan obrados al Tribunal Constitucional Plurinacional, para que
dilucide la controversia competencial” (sic) (fs. 79 a 79 vta.).

II.9.Por la nota T.P.J.M. CAM. “A” 156/12 de 2 de octubre de 2012, de Freddy Pasten
Álvarez en su calidad de Presidente del Tribunal Permanente de Justicia Militar
informó al Tribunal Constitucional Plurinacional que, “…se suspendió todo trámite del
proceso penal de referencia…” (fs. 223) y mediante memorial de 29 de octubre de
2012, manifestó que el proceso se encontraba en fase de debates (fs. 259 vta.).

II.10.Cursa R 044/2011-2012 de 21 de julio de 2011, de la Cámara de Senadores (fs.


117 a 118) por la cual dicha instancia resuelve:

“Primero CONMINAR al Tribunal Permanente de Justicia Militar, se inhiba del


conocimiento de la causa relativa a la muerte del Sbtte. Grover Beto Poma Guanto y
remita en el día los antecedentes del proceso a la jurisdicción ordinaria.

Segundo. CONMINAR al Comando en Jefe de las Fuerzas Armadas por intermedio del
Ministerio de Defensa, se adopten las medidas necesarias a efectos de erradicar las
prácticas que incidan en la vulneración de derechos y garantías constitucionales en las
diferentes reparticiones militares.

Asimismo, los casos futuros referidos a la vulneración de los derechos establecidos en


la Constitución Política del Estado, se remitan con sus antecedentes a la justicia
ordinaria a efectos de sus procesamiento de manera inmediata” (sic).

II.11.Cursa informe defensorial de mayo de 2011, sobre las circunstancias de la


muerte de Grover Beto Poma Guanto en la ESCONBOL (fs. 119 a 202).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

En el caso presente, la problemática planteada tiene por objeto dirimir un conflicto de


competencias entre la jurisdicción ordinaria penal y la jurisdicción penal militar
provocadas a raíz de la muerte de Grover Beto Poma Guanto, cuando en la Escuela
de Cóndores de Yacuiba realizaba instrucción en la materia de combate cuerpo a
cuerpo, deceso que no guardaría proporcionalidad alguna con la finalidad de las
prácticas realizadas. En consecuencia, corresponde dilucidar la autoridad competente
para juzgar penalmente los hechos referidos.

III.1.Competencia del Tribunal Constitucional Plurinacional para conocer conflictos de


competencias entre jurisdicción ordinaria y jurisdicción penal militar

Previamente a desarrollar la figura del conflicto de competencias, corresponde hacer


referencia al contexto constitucional en el cual se
desarrolla dicha figura procesal.
El art. 1 de la CPE, describe al Estado Boliviano de la siguiente manera: “Bolivia se
constituye en un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre,
independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con
autonomías. Bolivia se funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico,
jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país” (las negrillas son
agregadas).

Por su parte, el art. 7 de la Norma Fundamental, reconoce que: “La soberanía reside
en el pueblo boliviano, se ejerce de forma directa y delegada. De ella emanan, por
delegación, las funciones y atribuciones de los órganos del poder público; es
inalienable e imprescriptible” (las negrillas nos pertenecen), y el art. 196.I de la misma
CPE, establece que: “El Tribunal Constitucional Plurinacional vela por la supremacía
de la Constitución, ejerce el control de constitucionalidad, y precautela el respeto y la
vigencia de los derechos, y las garantías constitucionales” (el resaltados es nuestro).

El art. 178.I de la CPE, precisa que: “La potestad de impartir justicia emana del pueblo
boliviano y se sustenta en los principios de independencia, imparcialidad, seguridad
jurídica, publicidad, probidad, celeridad, gratuidad, pluralismo jurídico, interculturalidad,
equidad, servicio a la sociedad, participación ciudadana, armonía social y respeto a los
derechos” (negrillas añadidas).

A su vez, el art. 179.I de la Constitución, señala que: “La función judicial es única. La
jurisdicción ordinaria se ejerce por el Tribunal Supremo de Justicia, los tribunales
departamentales de justicia, los tribunales de sentencia y los jueces; la jurisdicción
agroambiental por el Tribunal y jueces agroambientales; la jurisdicción indígena
originaria campesina se ejerce por sus propias autoridades; existirán jurisdicciones
especializadas reguladas por la ley” (énfasis agregado), y el art. 179.III de la citada
Constitución, que: “La justicia constitucional se ejerce por el Tribunal Constitucional
Plurinacional”.

De lo anterior debe destacarse lo siguiente:

i)La soberanía es única y reside en el pueblo, de donde se tiene que toda autoridad,
incluyendo claro está a las autoridades judiciales, ejercen competencia emanada del
soberano.

ii)La SC 0321/2010-R de 15 de junio, establece: “…pertenecen al Órgano Judicial: a)


Los tribunales ordinarios; b) Los tribunales agroambientales; c) La justicia indígena
originaria campesina, ejercida a través de sus autoridades; y d) El Consejo de la
Magistratura.
Por otra parte, de modo separado del Organo Judicial, pero de fundamental
importancia en la aplicación de la justicia y como supremo intérprete de la Constitución
Política del Estado, que ejerce y aplica la justicia constitucional, se instituye al Tribunal
Constitucional Plurinacional, siendo un ente independiente y separado de dicho
órgano, referido el mismo en la segunda parte Título III de la CPE”, de donde se extrae
que el Tribunal Constitucional Plurinacional como guardián de la Constitución se
constituye en un órgano independiente de las jurisdicciones que componen al Órgano
Judicial.

iii)La Constitución Política del Estado, normativamente hablando se caracteriza por ser
suprema por lo que obliga a todas las autoridades, ciudadanas y ciudadanos.

iv) El Tribunal Constitucional Plurinacional se constituye en el máximo intérprete de la


voluntad popular traducida en el texto constitucional.

Ahora bien, conforme el art. 202 de la CPE, se tiene que: “Son atribuciones del
Tribunal Constitucional Plurinacional, además de las establecidas en la Constitución y
la ley, conocer y resolver: (…) 2. Los conflictos de competencias y atribuciones entre
órganos del poder público. 3. Los conflictos de competencias entre el gobierno
plurinacional, las entidades territoriales autónomas y descentralizadas, y entre éstas,
(…) 11. Los conflictos de competencia entre la jurisdicción indígena originaria
campesina y la jurisdicción ordinaria y agroambiental…”; en este contexto, el art. 100
del Código Procesal Constitucional (CPCo), establece: “El Tribunal Constitucional
Plurinacional resolverá los conflictos de competencias entre las jurisdicciones Indígena
Originaria Campesina, Ordinaria y Agroambiental” sin hacer referencia a la jurisdicción
militar, pese a ello este Tribunal entiende que cuenta con la competencia suficiente
para resolver el conflicto de competencias suscitado entre la jurisdicción ordinaria y
militar ello en razón a que:

a)La jurisdicción penal militar se estructura al igual que el resto de jurisdicciones en


una delegación popular con determinado ámbito de competencia, debiendo recordar
en este punto que la soberanía a la vez es única e indivisible por lo que la jurisdicción
militar como jurisdicción especializada también está sometida a la Constitución, siendo
el máximo intérprete de ésta Constitución el Tribunal Constitucional Plurinacional, por
lo tanto cuenta con la última palabra autorizada para preservar las competencias
distribuidas por el legislador constituyente a las diferentes jurisdicciones.

b)Siendo las jurisdicciones ordinaria, agroambiental, indígena originaria campesina y


las especializadas entre ellas la jurisdicción penal militar iguales en jerarquía y
encontrándose el Tribunal Constitucional Plurinacional como órgano independiente
cuenta con el deber de preservar el derecho al juez natural, por lo que está habilitado
para determinar competencias mediante acciones tutelares como sucedió en las
SSCC 0664/2004-R, 1107/2003-R y 1799/2004-R o mediante conflicto de
competencias.

c)La interpretación de los arts. 202.11 de la CPE y 100 del CPCo, debe hacerse con
efecto útil, es decir, que una interpretación que impida conocer al Tribunal
Constitucional Plurinacional un conflicto de competencias entre jurisdicción ordinaria y
la jurisdicción penal militar podría provocar que dicho conflicto no se resuelva, lo que
provocaría el menoscabo y la vulneración del nom bis in ídem, el derecho de acceso a
la justicia, entre otros.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en la Sentencia de 23 de


noviembre de 2009, en el en el caso Radilla Pacheco contra México , estableció que:
“…los Estados tienen la responsabilidad de consagrar normativamente y de asegurar
la debida aplicación de los recursos efectivos y las garantías del debido proceso legal
ante las autoridades competentes, que amparen a todas las personas bajo su
jurisdicción contra actos que violen sus derechos fundamentales o que conlleven a la
determinación de los derechos y obligaciones de éstas”, en este contexto la falta de
una instancia idónea que defina la competencia entre jurisdicción ordinaria y
jurisdicción penal militar podría provocar la responsabilidad del Estado.

III.2.Configuración de la jurisdicción penal militar en el bloque de constitucionalidad

Respecto a la competencia y jurisdicción militar tenemos que la SC 0664/2004-R de 6


de mayo, determinó lo siguiente: “De las normas glosadas se extrae, en cuanto a la
problemática del recurso, lo siguiente: 1) Están sujetos a la jurisdicción militar los
bolivianos y extranjeros, en razón de los delitos que afecten a materias militares (art.
10 LOJM), entendiéndose, por lo tanto, que sólo las acciones (tipificadas en el Código
penal militar) que vulneren bienes jurídicos militares, estarán sometidas a esa
jurisdicción; 2) El Código penal militar se aplica, entre otros a todos los delitos
cometidos por los miembros de las Fuerzas Armadas en actos de servicio o en
ocasión de él, dentro o fuera de los cuarteles, campamentos, zonas militares; y en
todo el territorio de la República en caso de guerra interna o externa (art. 1.1) CPM);
por consiguiente, para que a los miembros de las Fuerzas Armadas les sea aplicado
ese Código y estén sometidos a la jurisdicción militar, es necesario que se trate de
delitos cometidos en actos de servicio o en ocasión de él, dentro o fuera de zonas
militares.

Ahora bien, si se conecta lo señalado en el primer punto, con lo aseverado en el


segundo, necesariamente se concluirá en que sólo pueden ser considerados delitos
militares aquellos que afecten bienes jurídicos militares, entendiéndose por tales a
aquellos intereses protegidos por la norma penal, en función a la misión constitucional
asignada a las Fuerzas Armadas, los medios destinados al cumplimiento de esa
misión y su organización, jerarquía y disciplina. De ello se desprende que la
competencia de los tribunales militares debe estar restringida al ámbito estrictamente
militar y concretamente a los deberes propios de la función militar, configurándose
entonces, lo que en doctrina se denomina el delito de función, que para ser tal debe
reunir los siguientes elementos: 1) que el bien jurídico sea militar; 2) que el delito se
encuentre previsto en la legislación penal militar (principio de legalidad), y 3) que
exista un nexo de causalidad entre la función encomendada y el delito cometido,
entendiéndose que la tarea ordenada constituye en sí misma un desarrollo legítimo de
la misión encomendada a las Fuerzas Armadas dentro de los límites que la propia
Constitución establece…”.
De la cita jurisprudencial anterior, se tiene que los dos elementos esenciales para
analizar si un hecho presuntamente delictuoso provoca se active la competencia de la
jurisdicción penal militar son:

1)El sujeto activo militar, ello en razón a que el art. 143 de la CPE, que expresamente
prevé un cuerpo armado y profesionalizado para el cumplimiento de específicas
misiones militares (conductas de servicio o de función) cuya organización en general
se caracteriza en ser vertical y disciplinada, aspectos que provocan que la jurisdicción
penal militar alcance únicamente a militares en ejercicio de funciones. Entonces la
jurisdicción penal militar está vedada de juzgar a civiles (SC 1107/2003-R de 4 de
agosto, o la Sentencia del Caso Loayza Tamayo de 17 de septiembre de 1997 de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos).

2)El hecho militar, es decir, un hecho relacionado con el servicio o la función militar,
así el art. 244 de la CPE, orienta la conducta de los miembros de la fuerzas armadas
al establecer que: “Las Fuerzas Armadas tienen por misión fundamental defender y
conservar la independencia, seguridad y estabilidad del Estado, su honor y la
soberanía del país: asegurar el imperio de la Constitución, garantizar la estabilidad del
Gobierno legalmente constituido, y participar en el desarrollo integral del país”. En este
sentido para que se active la competencia de la jurisdicción penal militar no es
suficiente que el sujeto activo sea un efectivo militar activo; por ello, nadie podría decir
por ejemplo: que el robo a un banco por un militar activo conjuntamente a una banda
de delincuentes constituya un delito militar; ello porque la jurisdicción penal militar no
se constituye en un privilegio en razón a la persona, sino que busca preservar la
función y el servicio militar; es decir, es imprescindible que la conducta delictiva
busque el cumplimiento de los objetivos y fines constitucionales, por ello para este
Tribunal resulta claro que una conducta no puede caracterizarse o concebirse como
militar cuando:
2.1)Cuando el hecho delictivo fue planificado ab initio

Es decir, cuando se utiliza un ambiente militar, el cargo, el uniforme, el equipo militar


por pertenecer activamente a las Fuerzas Armadas de forma que el delito es meditado
y planificado justamente aprovechando dichos elementos, por lo que no existe relación
alguna con el servicio o la función militar (no existe la función o servicio de planificar
delitos). Así en el derecho comparado la Corte Constitucional de Colombia sobre este
tópico sostuvo en la Sentencia SU 1184/01 del 13 de noviembre de 2001 que: “…la
existencia de dicho vínculo desaparecía cuando el agente ab initio tenía un propósito
criminal. En tales casos, el ejercicio de funciones militares constituye un mero disfraz o
fachada para la actividad delictiva”.

2.2)La conducta inicialmente relacionada con la función y el servicio durante su


ejecución se desvía claramente hacia una conducta que no tiene relación con la
función o servicio militar

Dicha circunstancia se presenta cuando la conducta del efectivo militar activo


inicialmente se enmarca dentro de una función o servicio de naturaleza militar pero
repentinamente se realiza un acto totalmente diferente delictivo.

2.3)En ningún caso las graves violaciones a derechos humanos constituidos en delitos
de lesa humanidad son competencia de la jurisdicción penal militar

Entendimiento aceptado unánimemente en la doctrina, jurisprudencia internacional y


derecho comparado, así la Corte Interamericana de Derechos Humanos dentro del
caso Radilla Pacheco contra México sostuvo: “…tomando en cuenta la naturaleza del
crimen y el bien jurídico lesionado, la jurisdicción penal militar no es el fuero
competente para investigar y, en su caso, juzgar y sancionar a los autores de
violaciones de derechos humanos sino que el procesamiento de los responsables
corresponde siempre a la justicia ordinaria…”; mientras que en el derecho comparado
la Sentencia SU 1184/01 de la Corte Constitucional colombiana estableció: “…que el
vínculo entre el hecho delictivo y la actividad relacionada con el servicio se rompe
cuando el delito adquiere una gravedad inusitada, tal como ocurre con los llamados
delitos de lesa humanidad”.

III.3.La jurisdicción ordinaria se constituye en la regla respecto a la jurisdicción penal


militar que se constituye en la excepción

El análisis de la jurisdicción penal militar debe ser restringido; es decir,


debe asumirse como una excepción frente a la jurisdicción ordinaria que se constituye
en la regla, así el art. 180.III de la CPE, determina que: “La jurisdicción ordinaria no
reconocerá fueros, privilegios ni tribunales de excepción. La jurisdicción militar juzgará
los delitos de naturaleza militar regulados por la ley” y el Código de Procedimiento
Penal en su art. 48, establece que: “En caso de duda sobre la jurisdicción aplicable,
por razones de concurrencia o conexitud entre la jurisdicción especial y la ordinaria,
corresponderá el conocimiento de los delitos a la ordinaria. En ningún caso los civiles
serán sometidos a la jurisdicción militar” ello en razón a que:

i)Toda sustracción del juzgamiento de una conducta delictiva de la jurisdicción


ordinaria hacia la jurisdicción penal militar únicamente podría justificarse en la
disciplina, el poder de mando y obediencia correlativa que disciplina a los miembros de
la Fuerzas Armadas, es decir, la constitución de tribunales militares se justifica por la
específica formación de los juzgados militares que buscan preservar la especialidad de
la función, por lo que cuando no se presenta dicha circunstancia se vulnera el principio
de igualdad y el derecho a ser tratado de igual forma ante la ley penal que en general
y lógicamente es la ley ordinaria.

ii)La Convención Americana sobre Derechos Humanos en su art. 8, determina que la


víctima al igual que el procesado también tiene derecho a un debido proceso y el art.
25.1 de la misma normativa, refiere que: "Toda persona tiene derecho a un recurso
sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales
competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales
reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal
violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones
judiciales"; en este sentido, si el delito cometido por un militar activo no es de función y
se remite a la jurisdicción penal militar se estaría obligando a la víctima o a sus
familiares a acudir a un proceso intrincado para la misma donde sus derechos
procesales se encuentran significativamente limitados por la propia estructura y
finalidad que busca la jurisdicción penal militar.

iii)La distribución de competencias efectuada por el legislador constituyente en el art.


180.III de la CPE, entrega en primera instancia la competencia de conocer el
juzgamiento de delitos a los tribunales y jueces ordinarios que en esencia se
constituyen en los jueces naturales -la regla- respecto a los jueces penales militares
quienes tienen reservada su competencia a delitos cometidos por efectivos militares
activos en razón del servicio o la función -la excepción-, por ello y considerando los
derechos comprometidos, la excepción debe tener una interpretación restrictiva
respecto a la regla. En este sentido en el derecho comparado, el Tribunal
Constitucional Peruano en el EXP. 0017-2003-AI/TC, estableció que: “…el ámbito de
la jurisdicción ordinaria es de naturaleza global o totalizadora, mientras que el que
corresponde a las jurisdicciones especializadas, es de naturaleza restringida,
determinable a partir de la competencia que la Constitución les ha asignado”.

iv)Una de las finalidades esenciales del Estado es la de otorgar seguridad a los


ciudadanos, para eso organiza un cuerpo armado sometido a las autoridades y
gobierno democráticamente elegidas, en este sentido, el uso amplio e irrestricto de la
jurisdicción penal militar tergiversaría la función que cumplen los tribunales penales
militares,menoscabando los fines buscados por las Fuerzas Armadas y minar la
credibilidad de las instituciones militares ante el resto de ciudadanos que no comparte
la formación militar, así en derecho comparado la Corte Constitucional Colombiana en
la Sentencia C-358/97 de 5 de agosto de 1997, entendió que: “La exigencia de que la
conducta punible tenga una relación directa con una misión o tarea militar o policiva
legítima, obedece a la necesidad de preservar la especialidad del derecho penal militar
y de evitar que el fuero militar se expanda hasta convertirse en un puro privilegio
estamental…”.

v)Existe un criterio uniforme de los tribunales y organismos internacionales de


derechos humanos en sentido del uso restringido de la jurisdicción penal militar en
tiempos de paz, así la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la Sentencia de
23 de noviembre de 2009, caso Radilla Pacheco contra México, estableció: “El
Tribunal considera pertinente señalar que reiteradamente ha establecido que la
jurisdicción penal militar en los Estados democráticos, en tiempos de paz, ha tendido a
reducirse e incluso a desaparecer, por lo cual, en caso de que un Estado la conserve,
su utilización debe ser mínima, según sea estrictamente necesario, y debe encontrarse
inspirada en los principios y garantías que rigen el derecho penal moderno. En un
Estado democrático de derecho, la jurisdicción penal militar ha de tener un alcance
restrictivo y excepcional y estar encaminada a la protección de intereses jurídicos
especiales, vinculados a las funciones propias de las fuerzas militares. Por ello, el
Tribunal ha señalado anteriormente que en el fuero militar sólo se debe juzgar a
militares activos por la comisión de delitos o faltas que por su propia naturaleza
atenten contra bienes jurídicos propios del orden militar”.

III.4.La educación y la instrucción para el cumplimiento de las finalidades de las


Fuerzas Armadas

La instrucción refiere al desarrollo de una determinada habilidad y se


encuentra comprendida en la educación que se “…constituye una función suprema y
primera responsabilidad financiera del Estado, que tiene la obligación indeclinable de
sostenerla, garantizarla y gestionarla…” (art. 77.I de la CPE, concordante con el art.
9.5 de la misma Norma).
En este marco, considerando que una de las misiones fundamentales de las Fuerzas
Armadas es la de: “…asegurar el imperio de la Constitución…” (art. 244 de la CPE) y
por ende, fundamentalmente: “Garantizar el cumplimiento de los principios, valores,
derechos y deberes reconocidos y consagrados en esta Constitución” (art. 9.4 de la
CPE), lo que por supuesto incluye los derechos fundamentales y los derechos
humanos que integran el bloque de constitucionalidad se tiene que la educación no
puede ser ciega en sus finalidades sino la de formar efectivos militares sometidos al
poder civil y respetuosos del ejercicio de los derechos, valores y principios
constitucionales dentro de sus institucionales como fuera de ellas.

Es decir, si bien los procesos educativos militares deben ser lo suficientemente


idóneos para alcanzar los objetivos constitucionales de las Fuerzas Armadas debiendo
además considerarse que se prepara al efectivo militar para conflictos armados y
situaciones límite de ninguna manera se entiende autorizada la afectación a la
dignidad y los derechos de instructores y alumnos pues resultaría paradójico que
siendo una de sus misiones fundamentales la protección de los derechos humanos y
la seguridad democrática que los procesos educativos militares violen justamente los
derechos de los instructores o alumnos cuando es sabido que el alumno aprende
principalmente lo implícito del sistema educativo más que lo teórico, aspecto que nos
conduce a aseverar que los métodos de enseñanza no sólo deben enseñar valores,
principios y derechos constitucionales sino efectuarse conforme a los mismos.

III.5. Análisis del caso concreto

Corresponde determinar si la muerte de Grover Beto Poma Guanto, cuando en la


Escuela de Cóndores de Yacuiba realizaba instrucción en la materia de combate
cuerpo a cuerpo debe juzgarse por la jurisdicción ordinaria penal o la jurisdicción penal
militar, aspecto que corresponde determinarse por este Tribunal si se considera la
función que tiene de velar por la supremacía constitucional respecto a la distribución
de competencias entre jurisdicciones de igual jerarquía y el deber encomendado de
última instancia en la protección de los derechos fundamentales y humanos máxime
cuando la jurisdicción penal militar (Conclusión II.7) y la jurisdicción penal ordinaria
(Conclusión II.8) ratificaron su competencia para conocer el caso concreto.

A través de la Resolución 01/2012 de 4 de abril, los miembros de la Sala de


Apelaciones y Consulta del Tribunal Supremo de Justicia Militar resolvieron:
“…reconocer la JURISDICCION Y COMPETENCIA a favor del Tribunal Permanente
de Justicia Militar…” (fs. 74 a 76).

Primeramente corresponde establecer la normativa sobre la cual se evaluará el


presente conflicto de competencias, en este sentido, la SC 0664/2004-R, establece:
“…es necesario referir que el art. 45 del CPP, establece la indivisibilidad de
juzgamiento, al señalar que por un mismo hecho no se podrá seguir diferentes
procesos aunque los imputados sean distintos, salvo las excepciones previstas en ese
Código, entre las que no se encuentran los hechos que supuestamente
corresponderían a la jurisdicción militar, así se infiere del contenido del art. 48 del
CPP, que determina que `en caso de duda sobre la jurisdicción aplicable, por razones
de concurrencia o conexitud entre la jurisdicción especial y la ordinaria, corresponderá
el conocimiento de los delitos a la ordinaria'.

A su vez, el art. 48 del CPP, plantea dos aspectos que deben ser analizados: la
concurrencia de la jurisdicción especial y ordinaria, y la conexitud de procesos prevista
en el art. 67 del CPP. En el primer caso, habrá concurrencia cuando tanto la
jurisdicción penal como la ordinaria, coincidentemente, tengan competencia para
conocer un mismo proceso penal; en el segundo, existirá conexitud de procesos,
cuando, de acuerdo al art. 67 del CPP 1) los hechos imputados hayan sido cometidos
simultáneamente por varias personas reunidas, o por varias personas en distintos
lugares o tiempos; 2) Cuando los hechos imputados sean cometidos para
proporcionarse los medios de cometer otros, o para facilitar la ejecución de éstos o
asegurar su impunidad y 3) Cuando los hechos imputados hayan sido cometidos
recíprocamente.

En ambos casos, sea por concurrencia o conexitud, la solución adoptada por el Código
de procedimiento penal, se decanta por la jurisdicción ordinaria…”.

Por otra parte en dicho análisis debe considerarse que si bien algunas leyes militares
se denominan como “orgánicas”, ello no implica que posean un valor normativo
superior a las leyes ordinarias como sucede con el Código de Procedimiento Penal,
que por su carácter temporal posterior a las normas penales adjetivas militares es de
preferente aplicación, así la SC 0738/2006-R de 26 de julio, refirió a la tramitación de
incidentes en la jurisdicción penal militar conforme el Código de Procedimiento Penal ó
las SSCC 1050/2006-R y 0519/2011-R, que admiten la apelación incidental contra
medidas cautelares en procesos penales militares y el carácter especial que poseen
refiere a su aplicación aspecto que debe analizarse en el caso concreto como se
efectuó en la SC 0664/2004-R y se realizará en el presente caso.

Finalmente, respecto a la normativa a utilizarse en la presente causa este


Tribunal no puede ignorar lo observado por los Vocales de la Sala Penal del Tribunal
Departamental de Justicia de Tarija, en sentido de que: “…el Código Penal Militar y el
Código de Procedimiento penal Militar, son instrumentos normativos antiguos, que han
sido aprobados mediante Decreto Ley No. 13321, de fecha 22 de enero de 1.976, por
lo que de acuerdo a las múltiples reformas legales imperantes en nuestros tiempos, no
se ajustan al nuevo diseño del sistema procesal penal vigente en nuestro Estado,
corriéndose el riesgo de que la jurisdicción militar no ofrezca las garantías de respeto a
los principios y valores que proclama la C.P.E…” (sic) (fs. 21); aspecto que
evidentemente provoca que en la parte resolutiva de esta Sentencia se exhorte a la
Asamblea Legislativa Plurinacional a adecuar los Códigos militares a los estándares
contenidos en la Constitución, la jurisprudencia constitucional, los tratados
internacionales de derechos humanos y la jurisprudencia internacional existente en la
materia. Debe observarse que la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la
Sentencia de 22 de noviembre de 2005, dentro del caso Palamara Iribarne contra
Chile, recordó al Estado chileno que: “…las normas penales militares deben establecer
claramente y sin ambigüedad quienes son militares, únicos sujetos activos de los
delitos militares, cuales son las conductas delictivas típicas en el especial ámbito
militar, deben determinar la antijuricidad de la conducta lítica a través de la descripción
de la lesión, o puesta en peligro de bienes jurídicos militares gravemente atacados,
que justifique el ejercicio de poder punitivo militar, y especificar la correspondiente
sanción. Las autoridades que ejercen la jurisdicción penal militar, al aplicar las normas
penales militares e imputar el delito a un militar, también deben regirse por el principio
de legalidad y, entre otras, constatar la existencia de todos los elementos constitutivos
del tipo penal militar, así como la existencia o inexistencia de causales de exclusión
del delito”, mientras que en el caso Radilla Pacheco el mismo Tribunal recordó al
Estado mexicano sobre su obligación general de adecuar la normativa interna a
Convención Americana sobre Derechos Humanos sosteniendo que en: “…el derecho
de gentes, una norma consuetudinaria prescribe que un Estado que ha celebrado un
convenio internacional, debe introducir en su derecho interno las modificaciones
necesarias para asegurar la ejecución de las obligaciones asumidas…” y que dichas:
“…medidas de derecho interno han de ser efectivas (principio de effet utile)…” en este
caso para la preservación de la función militar y los derechos fundamentales y
humanos.

Ahora bien, en el caso concreto corresponde hacer referencia a los hechos


investigados por la jurisdicción ordinaria contenidos en la imputación formal de los
Fiscales Narda Dorado Romero, Mariana Paz Zamora y Armando Vargas Villagomez
(fs. 29 a 32), misma que refiere que el 7 de febrero de 2011, Grover Beto Poma
Guanto participaba de instrucción militar en la Escuela de Cóndores en Sanandita -
provincia Gran Chaco-y en la materia de combate cuerpo a cuerpo los alumnos se
pusieron en formación de combate que consistía en que alumnos se coloquen
sentados en círculo para observar peleas y ante la pregunta del instructor principal
Franz Eduardo García, si habían solicitudes para combatir, Jorge Gonzalo Castro
levantó la mano gritando “Cóndor” señalando que deseaba combatir con su
compañero 74A (refiriéndose a Grover Beto Poma Guanto) justificándose porque el
mismo provocaba castigos a sus compañeros, entonces: “...Poma no quería
levantarse, se puso nervioso pero todos los instructores lo ordenaron a que se pare,
llamándolo 'maricón', poniéndole, el casco…” (sic), iniciado el combate no habría
durado ni un minuto entonces: “...los auxiliares entre ellos Rudy Gerardo Flores
Herrera lo obligó a terminar la pelea, tomándole de los brazos, de tal forma que este
quedo colgado, no tenía equilibrio corporal pero los instructores lo golpeaban
diciéndole que era un maricón, y que debía defenderse…” (sic); luego, “...el instructor
Franz Eduardo García, ordena que los auxiliares (subteniente Roberto Kenny Rollano
Velásquez y Ruddy Gerardo Flores Herrera) lo 'atiendan', (refiriéndose a que lo sigan
agrediendo físicamente), es así que se acercaron y procedieron a golpearlo (…) el
Subteniente Kenny Rollano procedió a darle una patada a la altura del pecho, el
Subteniente Ruddy Gerardo Flores le propino un golpe frontal en la cara a la altura de
la frente, provocando que Poma caiga al suelo de nuca con las manos abiertas, para
posteriormente al ver esta situación el Subteniente Miguel Ángel Zambrana, quien
corre a auxiliarlo procediendo a levantarlo, viendo que Poma lloraba y agonizaba,
Zambrana fue quien lo ayudo a dirigirse al registro de combate, que consiste en
escribir su número en la pared con su sangre, en el lugar le retiraron el casco”(sic); fue
atendido por el médico quien tras preguntarle su estado lo envió a la formación para
luego de terminar el entrenamiento “La instrucción en el campo concluyó a las 18:10
p.m. aproximadamente, cuando el grupo se estaba retirando con sus respectivos
equipos, varios camaradas le preguntaron al Sbtte. Poma. '¿cómo es Pomita, todo
bien?', pero este ya no respondía, solo los miraba y se veía a sí mismo, con el rostro
sangrando, los pómulos hinchados, temblaba al caminar, no podía controlar su cuerpo
se lo veía desestabilizado con los ojos desorbitados, se pone a llorar, insinuando que
le dolía la cabeza y el pecho, rogándole a su yunta (Sbtte. Miguel Ángel Zambrana) lo
dejara echarse que no podía caminar, caminaron un poco y en razón a que el Sbtte
Miguel Ángel Zambrana notó su estado crítico, trato de cargarlo como mochila aunque
él llevaba los equipos en las manos…” (sic), siendo posteriormente llevando a
(Corporación del Seguro Social Militar) COSSMIL Sanandita, después es trasladado a
Yacuiba y luego al Hospital COSSMIL de Santa Cruz ingresando a terapia intensiva
con diagnóstico de “Ematoma Sutural TEC GRAVE (Edema cerebral)” (sic) para luego
fallecer.

En este marco fáctico concordante con los hechos investigados por la Defensoría del
Pueblo (Conclusión II.11) se fundamenta la imputación porque se admitió la solicitud
de combate “situación a la que accede el instructor contra todas las normas y reglas
previstas en la materia, son tomar en cuenta la proporcionalidad que debía existir entre
ambos contrincantes, es decir estatura, peso y otros…” (fs. 31) “…pese al cansancio y
al estado crítico de salud de Grover Beto Poma Guanto el imputado García en ningún
momento toca la campana para detener el combate, transcurridos 10 segundos
aproximadamente Poma cae de rodillas y arroja los guantes, en señal de haber sido
vencido, mostrando su negativa a seguir combatiendo, instantes en los que el
instructor (Franz García), ordena que lo animen cuyo significado es que lo agredan
físicamente por haberse rendido al combate…” (sic).
Ahora bien, el Auto Interlocutorio 100/2011 de 12 de mayo, del Juez Primero de
Instrucción en lo Penal del departamento de Tarija, rechazó la excepción de
incompetencia porque: “Los actos de servicio no están referidos a la formación
académica o militar en una institución castrense, sino al ejercicio de sus atribuciones y
cumplimiento de sus deberes, reconocidos por el ordenamiento jurídico nacional,
GROVER BETO POMA GUANTO era titular del bien jurídico denominado vida, el cual
por lógica es ajeno a los bienes jurídicos militares que están protegidos por el CPM…”
(fs. 7 a 8 vta.) y el Auto de Vista 74/2011 de 3 de agosto, de la Sala Penal del Tribunal
Departamental de Justicia de Tarija que declara sin lugar la apelación con el
argumento de que: “…la función encomendada tendría que estar ligada a la misión de
las Fuerzas Armadas, ya sea la defensa o conservación de independencia del Estado,
la soberanía del país, la estabilidad del Gobierno u otra semejante…” (sic) (fs. 14 a 21
vta.).

Al respecto, este Tribunal no comparte el razonamiento genérico de los jueces y


vocales de la jurisdicción ordinaria que excluyen la instrucción militar de la
competencia de la jurisdicción penal militar, ello porque las Fuerzas Armadas no
podrían alcanzar los fines constitucionales para los cuales fueron estatuidas, sin
instrucción previa dicho razonamiento haría ineficaz la jurisdicción penal militar,
socavando la disciplina y estructura militar, por lo que debe rechazarse toda
concepción genérica que provoque la ordinarización e intromisión discrecional de la
jurisdicción ordinaria en la jurisdicción penal militar; sin embargo, también debe
rechazarse los argumentos utilizados por los tribunales penales militares en sentido de
que la prevención en el conocimiento de una causa penal y el quantum de la pena
carece de relevancia cuando el tribunal no cuenta con competencia en razón de
materia y se aclara que si bien la SC 0664/2004-R, cuenta con supuestos fácticos
diferentes sirve para la contextualización de la presente causa.

Por otra parte y respecto al fondo del objeto procesal del presente conflicto de
competencias jurisdiccionales, debe recordarse que si bien la instrucción militar se
encuentra incluida en las actividades militares que preparan al cumplimiento de fines y
objetivos militares, dicha preparación debe efectuarse conforme a los valores,
derechos y principios constitucionales conforme se desarrolló en el Fundamento
Jurídico III.4 de esta Sentencia, en este sentido y en atención a lo explicado en el
Fundamento Jurídico III.2 de la presente Sentencia Constitucional Plurinacional puede
excluirse una conducta de la jurisdicción penal militar cuando el entrenamiento
consistente en que el combate hubiese sido utilizado dolosamente por una o varias
personas para eliminar a otra persona [supuesto 2.1) del Fundamento Jurídico III.2],
cuando en el entrenamiento consistente en el combate se lo hubiese diseñado de
forma tal que se produzca un crimen internacional como la tortura [supuesto 2.3) del
Fundamento Jurídico III.2], o cuando el entrenamiento consistente en el combate
repentinamente se torna o desvía en su función convirtiéndose en un acto
delincuencial al margen del entrenamiento [supuesto 2.2) del Fundamento Jurídico
III.2] supuesto último que a criterio del Ministerio Público se presentaría en los hechos
que dan lugar a la muerte de Grover Beto Poma Guanto y que provoca que este
Tribunal declare la competencia de la jurisdicción ordinaria.

En efecto, si bien los hechos investigados se produjeron en un ambiente militar, en un


contexto de instrucción militar, la víctima y los presuntos sujetos activos eran agentes
militares activos, el derecho penal militar excluye los comportamientos que pese a
tener relación con servicio denotan desviación total respecto de sus objetivos o medios
legítimos; en el caso concreto se busca investigar la lesión dolosa de provocar
lesiones que habrían provocado la muerte de otro militar al margen de todo
procedimiento interno, normativa militar y sin duda al margen de la instrucción; es
decir, en el caso concreto si bien la instrucción y práctica del box contaba con una
finalidad constitucional, existiría una ruptura repentina en dicha instrucción
incurriéndose a criterio del Ministerio Público en un acto delictivo que no cuenta con
relación alguna con la preparación para el servicio o la función, situación que además
provoca que los delitos culposos o conexos relacionados a los referidos hechos se
conozcan por la jurisdicción ordinaria, ello por exigencias de la propia investigación y
porque en derecho lo accesorio sigue la suerte de lo principal.

Además en este punto, debe recordarse que la tendencia en el derecho comparado es


la de considerar que los efectivos militares por el servicio que prestan no dejan de
considerarse personas humanas por lo que pueden incluso considerarse víctimas de
violaciones de derechos humanos y tanto ellas y sus familias tienen derecho en la
jurisdicción penal militar o en la jurisdicción ordinaria a la reparación integral, así por
ejemplo la Corte Constitucional de Colombia en la sentencia C-575/06 del 25 de Julio
de 2006, sostuvo respecto a los Convenios de Ginebra de 1949 y sus Protocolos I y II
que: “…de las mismas no se desprende una prohibición para el Estado Colombiano de
conceder o atribuir el estatus de víctima a los miembros de la fuerza pública en las
circunstancias a que alude la ley referida...

(…)

Ha de tenerse en cuenta en efecto que en dichos textos se señalan…una serie de


obligaciones mínimas que se imponen a los Estados en caso de conflicto armado que
no sea de índole internacional y que surja en el territorio de una de las Altas Partes
Contratantes y que están encaminadas esencialmente a proteger a la población civil y
en general a todas las personas que no participen directamente en las hostilidades,
incluidos los miembros de las Fuerzas Armadas que hayan depuesto las armas y las
personas puestas fuera de combate por enfermedad, herida, detención o por cualquier
otra causa.

Asimismo cabe recordar que en el Protocolo invocado se señala que el mismo se


aplicará sin ninguna distinción de carácter desfavorable por motivos de raza, color,
sexo, idioma, religión o creencia, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o
social, fortuna, nacimiento u otra condición o cualquier otro criterio análogo
(denominada en el mismo 'distinción de carácter desfavorable'), a todas las personas
afectadas por el conflicto armado en los términos a que en él se alude. Es decir que,
del propio protocolo se desprende que en este campo no cabe hacer discriminaciones
en relación con las personas afectadas por el conflicto, dentro de los cuales
necesariamente han de incluirse los propios combatientes.

Tampoco encuentra la Corte que con ello se vulnere el principio de distinción -entre la
sociedad civil y los combatientes- a que se aludió en la misma Sentencia C- 255 de
1995 pues en el presente caso de lo que se trata no es de asimilar a los civiles con
dichos combatientes para someter a los civiles a una situación de aquellas que
precisamente prohíben los textos internacionales citados, sino que se trata
simplemente del otorgamiento a los miembros de la Fuerza Pública para efectos de la
Ley sub examine del carácter de víctimas.

Se trata pues más bien de una norma interna más garantista que las previstas en el
ordenamiento internacional”.

En este marco este Tribunal considera que la víctima y su familia tienen derecho al
debido proceso, entre ellos, al juez natural y como medida de reparación en el caso de
que efectivamente se verifique la violación de derechos humanos a la sanción de los
responsables y a la reparación integral.

Expuesto de esa manera, un acto al margen de todo reglamento, normativa y ajeno a


toda función o servicio militar no puede ser competencia de la jurisdicción penal militar
hace que para el juzgamiento de la conducta no se requieran conocimientos técnicos
para su juzgamiento máxime si se considera que nos encontramos en tiempo de paz y
el acto investigado se realizó en un contexto de mera instrucción.

Asimismo debe considerarse que la aplicación restringida de la competencia de la


jurisdicción penal militar conforme lo desarrollado en el Fundamento Jurídico III.3 de
esta Sentencia, busca proteger las instituciones militares y los fines constitucionales
de las Fuerzas Armadas de forma que el ciudadano común tenga certeza en que los
procedimientos penales militares no se constituyen en meros privilegios personales; es
decir, debe quedar claro que la competencia de los Tribunales penales militares
protege bienes jurídicos relevantes para el efectivo cumplimiento de los fines de las
Fuerzas Armadas mismos que no pueden ser hipotéticos o supuestos como por
ejemplo la imagen o prestigio de las Fuerzas Armadas. En el presente caso los
tribunales militares no aportaron ningún argumento para justificar que la investigación
y juzgamiento de la presunta muerte de un efectivo militar al margen de los
reglamentos e instrucción militar sirva para efectivizar los fines de las Fuerzas
Armadas, preservar la disciplina y estructura militar; es decir, no se deduce si quiera
cómo el conocimiento de la muerte de Grover Beto Poma Guanto por parte de la
jurisdicción ordinaria impediría el cumplimiento de los fines constitucionales asignados
a las Fuerzas Armadas, otro razonamiento minaría la credibilidad y confianza
ciudadana en las instituciones militares.

Finalmente debe reiterarse que la presente Sentencia únicamente refiere a la


competencia de la jurisdicción competente para la investigación y juzgamiento de los
hechos referidos a la muerte de Grover Beto Poma Guanto y de ninguna manera
ninguno de sus términos puede entenderse como un prejuzgamiento de la conducta de
los imputados quienes gozan de la presunción de inocencia y merecen un trato
apropiado a dicha condición, pese a ello, se exhortará a la jurisdicción penal militar y a
la jurisdicción ordinaria coordinen su actividad jurisdiccional y el límite de sus
competencias en el marco de lo expuesto en la presente sentencia.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Plena, en virtud de la autoridad


que le confiere el art. 202.8 de la Constitución Política del Estado Plurinacional de
Bolivia, art. 12.11 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional, en revisión
resuelve:

1° DECLARAR COMPETENTE al Juez Primero de Instrucción en lo Penal de Yacuiba


del departamento de Tarija para proseguir con el control jurisdiccional de la causa
suscitada por el fallecimiento de Grover Beto Poma Guanto;

2° EXHORTAR a la Asamblea Legislativa Plurinacional a sustituir las normas penales


militares aprobadas por Decreto Ley 13321 de 22 de enero de 1976, conforme los
estándares contenidos en la Constitución y los tratados de derecho internacional de
derechos humanos.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional Plurinacional.

Se hace constar que la Magistrada Dra. Mirtha Camacho Quiroga, no interviene por
ser de voto disidente.

CORRESPONDE DE LA SCP 2540/2012 (Viene de la pág. 20)

Fdo. Ruddy José Flores Monterrey


PRESIDENTE

Fdo. Neldy Virginia Andrade Martínez


MAGISTRADA

Fdo. Ligia Mónica Velásquez Castaños


MAGISTRADA

Fdo. Efren Choque Capuma


MAGISTRADO

Fdo. Soraida Rosario Chanez Chiré


MAGISTRADA

Fdo. Tata Gualberto Cusi Mamani


MAGISTRADO

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