Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
cálculo en días
Futurcrop - 06-01-2017
Aunque cada vez en menor medida, los plaguicidas son considerados el método
más eficaz en el control de plagas y enfermedades, y en ocasiones el único método.
La mayoría de productores consideran imprescindible la utilización de estos
productos para reducir las pérdidas por plagas en los cultivos. De modo que realizan
tratamientos químicos preventivos y por fecha de calendario, que generalmente son
tratamientos innecesarios. Por ejemplo, para el control de los pulgones (Aphis
spiraecola, Aphis gossypii, Myzus persicae, Toxoptera aurantii) suele realizar
tratamientos de Acetamiprid, Clorpirifos, Dimetotato, Metil-clorpirifos, Pimetrozina,
Primicarb, Tiametoxan, etc, desde la segunda mitad del mes de abril, hasta
mediados de Junio, incluyendo a veces tratamientos entre septiembre y octubre. Es
muy común que las empresas productoras y distribuidoras de productos
fitosanitarios recomienden calendarios de tratamientos de los cultivos. Así,
habitualmente, en el mes de marzo se recomiendan tratamientos contra el odio de
la vid, contra el mildiu, en mayo contra la clorosis férrica, en junio contra pulgones,
polillas y otras muchas plagas que puedan dañar sus cultivos. Y no es de extrañar
que el mercado de los plaguicidas supuso unas ventas de unos 22 mil millones de
dólares en 2017 y un total de cerca de 1,8 millones de toneladas de sustancias
activas vertidas en el medio ambiente. Unos dos tercios del total se vendieron en
países en desarrollo o emergentes.
Sin embargo, la necesidad de realizar una agricultura más sostenible conlleva en
Europa una serie de cambios muy importantes en la protección de cultivos. Como
consecuencia de la Directiva Europea 91/414/CE el número de productos
fitosanitarios utilizados en el control de agentes nocivos en los cultivos cada vez
será menor y, debido a otras reglamentaciones como las directivas de Producción
Integrada, la utilización de estos productos también estará limitada en el número de
aplicaciones.
Actualmente, el control de plagas por medios tecnológicos permite que los propios
agricultores pueden efectuar monitoreos automáticos, facilitar la identificación de
plagas, predecir riesgos, y realizar tratamientos eficaces. FuturCrop realiza el
seguimiento de las condiciones climatológicas que determinan la tasa de desarrollo
las plagas, las cuales requieren la acumulación de cierta cantidad de calor para
pasar de un estado en su ciclo de vida a otro.Tradicionalmente se suele considerar
que la araña roja (Thetranichus urticae), desde el estado de huevo hasta la etapa
reproductiva, tarda de 9 a 14 días en completar su ciclo biológico. Y teniendo en
cuenta esa experiencia se suelen realizar los tratamientos conforme a predicciones
basadas en días de calendario. Sin embargo, ese desarrollo de la araña roja,
medido cronológicamente, se produce sólo con una temperatura uniforme de 25 ºC.
Pero una variación de temperatura, con un incremento de 5ºC, provoca que su ciclo
biológico se acorte a los 6 o 7 días. Por ese motivo, el número de días entre eventos
puede constituir un mal criterio de actuación porque las tasas de crecimiento varían
con las temperaturas, y estas son variables, necesitan un control constante, y un
reajuste de los cálculos. Por consiguiente, parece que el sistema más eficaz
consiste en un proceso automatizado que evalúe la temperatura, así como otros
condicionantes, que evidentemente varían, y que pueden acortar o alargar el
proceso de desarrollo de plagas como la araña roja. En este sentido, FuturCrop
expresa la medición de eventos como las unidades de desarrollo en términos de
tiempo fisiológico en lugar de tiempo cronológico, considerando por ejemplo la
acumulación de temperatura (Grados-Día GD). Para completarse una etapa
fenológica de la plaga (huevos, larvas/ninfas, pupas, adultos, oviposición, primer
vuelo, etc), es necesario la acumulación del Requerimiento Térmico que establece
el modelo fenológico de cada plaga, el cual se mide en grados-días. El desarrollo
de modelos que relacionan los cambios biológicos y las condiciones climatológicas,
la automatización de su cálculo y las predicciones facilitan básicamente la
determinación del momento de mayor eficacia de los tratamientos (químicos y
biológicos), pues informan de las fases de desarrollo biológico de la plaga y, por
tanto, su momentos de mayor vulnerabilidad al tratamiento. O realizar las acciones
preventivas cuando sea posible.