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Número 21

 julio - diciembre 2018

REVISTA NOTAS HISTÓRICAS Y GEOGRÁFICAS


Revista del Departamento Disciplinario de Historia
Universidad de Playa Ancha
ISSN versión en línea: 0719-4404
ISSN versión impresa: 0717-036x
Av. Playa Ancha 850. Valparaiso, Chile. Web Site www.revistanhyg.cl
© REVISTA NOTAS HISTÓRICAS Y GEOGRÁFICAS
Departamento Disciplinario de Historia
Universidad de Playa Ancha de Ciencias de la Educación.
Av. Playa Ancha 850. Valparaíso, Chile.
ISSN en línea: 0719-4404 ISSN impr.: 0717-036x
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REPRESENTANTE LEGAL
RECTOR
Patricio Sanhueza Vivanco

DECANO FACULTAD DE HUMANIDADES


Juan Saavedra Ávila

DIRECTOR DE DEPARTAMENTO DISCIPLINARIO DE HISTORIA


Alessandro Monteverde
Sánchez

DIRECTOR
REVISTA NOTAS HISTÓRICAS Y GEOGRÁFICAS
Alessandro Monteverde
Sánchez

EDITOR
REVISTA NOTAS HISTÓRICAS Y
GEOGRÁFICAS
Hugo Castro Valdebenito
Revista Notas Históricas y Geográficas
Número 21, julio – diciembre 2018
ISSN en línea: 0719-4404
ISSN impr.: 0717-036x
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COMITÉ CIENTÍFICO

ADALBERTO SANTANA MARÍA EUGENIA ALBORNOZ


Doctor en Estudios Latinoamericanos e DEA en Historia y Civilizaciones (EHESS de
investigador titular del Centro de París). Magíster en Estudios de Género y
Investigaciones sobre América Latina y Cultura (Universidad de Chile). Licenciada
el Caribe (CIALC) de la UNAM. México. en Historia y Profesora de Historia y
Geografía (P. Universidad Católica de Chile).
Integrante del Grupo de Estudios Historia y
GABRIELA PAULA LUPIAÑEZ
Justicia. Editora de la Revista Historia y
Doctoranda en Ciencias Sociales Justicia. Chile.
(Mención Historia) Magister en Historia
del Mundo Hispano (CSIC/Madrid). MARCO BELLINGERI.
Miembro de la Asociación Argentina de
Estudios del Siglo XVIII. Docente de Doctor en Letras mención en Historia de
Historia Contemporánea. América. Università degli Studi di
Departamento de Historia. Facultad de Torino. Professor Associato
Filosofía y Letras. Universidad Nacional Dipartimento di Culture, Politica e
de Tucumán. Argentina. Società. Università degli Studi di Torino.
Italia.
ADOLFO OMAR CUETO
Doctor en Historia. REJANE CAROLINA HOEVELER.
Universidad Nacional de Cuyo, Investigadora y Doutoranda em História.
Argentina. Decano Facultad de Filosofía Universidade Federal Fluminense, Rio de Janeiro.
y Letras de la Universidad Nacional de Brasil.
Cuyo. Director del Centro
Interdisciplinarios de Estudios ALBERTO SALADINO GARCÍA.
Regionales. Argentina. Doctor en Estudios Latinoamericanos.
Universidad Nacional Autónoma de México.
TIZIANA BERTACCINI Catedrático de la Universidad Autónoma del
Doctora en Storia Istituzioni e Relazioni Estado de México. México.
Internazionali dei Paesi Extraeuropei,
investigadora del Departamento Culture ALDO YAVAR M.
Politiche e Società, dell’ Università degli Doctor en Historia.
Studi di Torino, Profesora Titular de los Universidad Complutense de Madrid.
cursos de Historia del siglo XX en Profesor e investigador Universidad
America Latina y la América latina en Metropolitana de Ciencias de la
el escenario global, en la Universidad de Educación. Chile.
Torino. Italia.

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Revista Notas Históricas y Geográficas
Número 21, julio – diciembre 2018
ISSN en línea: 0719-4404
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SILVIA B. LAZZARO JOSÉ DEL POZO ARTIGAS


Doctor en Historia Universitè de Montreal. Es
Doctora en Historia. Profesora e
profesor asociado e investigador del Departamento
investigadora CONICET- Universidad
de Historia de la Univerisit è du Quèbec. Canadá.
Nacional de La Plata. Argentina.

ROBERTO LOPEZ SANCHEZ


Doctor en Ciencias Politicas y Magister en
Historia de Venezuela. Profesor Titular e
investigador de la Universidad del Zulia en las
materias de Historia de Venezuela; Historia de
América; Intercambios económicos y simbólicos;
y Poder y Movimientos Sociales, ademas de los
seminarios Lucha de clases en el siglo XXI;
Movimientos sociales y formas de participación
política; y El análisis marxista y la sociedad
global del siglo XXI, en el programa de
Doctorado en Ciencias para
el Desarrollo Estratégico de la Universidad
Bolivariana de Venezuela, en Maracaibo.
Venezuela.

INDEXACIÓN
La Revista Notas Históricas y Geográficas del Departamento de Historia de la Universidad de
Playa Ancha está incluida en los siguientes índices y catálogos:

(Directory)

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Revista Notas Históricas y Geográficas
Número 21, julio - diciembre, 2018
ISSN en línea: 0719-4404
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PRESENTACIÓN

Con el presente número de la Revista Notas Históricas y Geográficas,


editada desde 1984 por el Departamento Disciplinario de Historia de la
Universidad de Playa Ancha, iniciamos el año 2019. Muchos proyectos y
desafíos se nos presentan como publicación académica para este nuevo año.
Principalmente, seguir con la propuesta de extender internacionalmente los
canales de lectura y convocatoria de nuestra publicación. En este sentido, el
año 2018 resulto, en términos de extensión de la cobertura mencionada,
converger en un diálogo bastante fructífero con un grupo de académicos de
la Universidad Autónoma del Estado de México, liderados por el Dr. Alberto
Saladino de la Facultad de Filosofía de dicha institución, quienes aportaron –
al presente numero- un dossier originado desde la línea de trabajo del cuerpo
académico de Estudios Transdisciplinarios sobre Cultura en América Latina
que reúne a diversos académicos mexicanos. A esta contribución
internacional, se le suma la convocatoria general que, en ésta edición, se
materializa en algunos trabajos de historiadores nacionales, quienes abordan
temáticas muy interesantes como la historia del complejo de la Estación
Central de Ferrocarriles o la historia de la formulación de la Ley de la Caja
del Seguro Obrero Obligatorio. La convocatoria fue amplia. Sin embargo solo
5 artículos fueron seleccionados por el peer review, al que fueron sometidos.
Incluyendo una contribución desde Brasil, que proporciona elementos
interesantes para la discusión comparada de los procesos vividos entre Brasil
y Chile durante las dictaduras. El número incluye también una transcripción
documental, inaugurando la sección de “Fuentes”. Y junto ello, se presentan
dos reseñas de libros recientes y vinculados con la línea de nuestra revista.

El número 21, entonces, se presenta para la RNHyG, como el número


de apertura a la implementación de secciones nuevas y el inicio de un alto
grado de internacionalización. Confiamos con aquello que los aportes
académicos contenidos en ésta edición sean de utilidad para la comunidad
académica lectora de nuestra pujante publicación.

Prof. Hugo J. Castro Valdebenito


Editor Revista Notas Históricas y Geográficas
Coordinador del Programa de Postgrado en Gestión Cultural
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Revista Notas Históricas y Geográficas
Número 21, julio - diciembre, 2018
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CONTENIDO

PRESENTACIÓN 4
Hugo J. Castro Valdebenito

ARTÍCULOS

EL COMPLEJO DE LA ESTACIÓN CENTRAL DE 8-44


FERROCARRILES: CONSTRUCCIÓN, UBICACIÓN Y
RELACIÓN CON EL ESPACIO CAPITALINO (1856-1864) / THE
COMPLEX OF THE RAILWAY CENTRAL STATION: CONSTRUCTION,
LOCATION AND RELATION WITH THE CAPITAL SPACE (1856-1864)
Carlos Sottorff Neculhueque

¡PINTANDO HACEMOS PATRIA¡ CONSTRUCCIÓN DEL 45-67


ESTADO-NACIÓN CHILENO Y LA FUNDACIÓN DE LA
ACADEMIA NACIONAL DE PINTURA (1849) / ¡MAKING
NATION TROUGHT PAINTING! THE CHILEAN NATION-STATE
CONSTRUCTION AND THE NATIONAL ACADEMY OF
PAINTING FOUNDATION (1849)
José Quinteros Venegas

AS CONEXÕES ECONÔMICAS E DIPLOMÁTICAS ENTRE 68- 88


AS DITADURAS DO BRASIL E DO CHILE (1973-1985) / THE
ECONOMIC AND DIPLOMATIC CONNECTIONS BETWEEN THE
DILATIONS OF BRAZIL AND CHILE (1973-1985)
Tiago Francisco Monteiro

EL PROCESO DE FORMULACIÓN DE LA LEY DE LA


CAJA DEL SEGURO OBRERO OBLIGATORIO DE 1924
/ THE FORMULATION PROCESS OF THE CAJA DEL SEGURO
89-121
OBRERO OBLIGATORIO’S LAW FROM 1924
Daniel Ahumada Benítez

5
Revista Notas Históricas y Geográficas
Número 21, julio - diciembre, 2018
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DOSSIER
“ESTUDIOS TRANSDISCIPLINARIOS SOBRE CULTURA 123-124
EN AMÉRICA LATINA” UAEMex
PRESENTACIÓN
Alberto Saladino García

REPORTABILIDAD Y CONTEXTO INTERACCIONAL EN


UNA NARRACIÓN INTERSUBJETIVA. / REPORTABILITY AND 125-142
INTERACTIONAL CONTEXT IN AN INTERSUBJECTIVE NARRATION
Daniel Arzate

CRITERIOS EPISTEMOLÓGICOS DE LA HISTORIA DE LA 143-162


GEOGRAFÍA LATINOAMERICANA / EPISTEMOLOGICAL CRITERIA
OF THE HISTORY OF LATIN AMERICAN GEOGRAPHY
Alberto Saladino García

PRINCIPIOS PARA UNA CRÍTICA DE LA 163-187


REPRESENTACIÓN DE LAS CRISIS DE MIGRANTES Y
REFUGIADOS / PRINCIPLES FOR A CRITIQUE OF THE
REPRESENTATION OF MIGRANT AND REFUGEE CRISES
Carlos A. Garduño Comparán

AUTOBIOGRAFÍA, CONCIENCIA DE CLASE Y


FEMINISMO EN BENITA DE BENITA GALEANA /
188-201
AUTOBIOGRAPHY, CLASS CONSCIOUSNESS AND FEMINISM IN BENITA
BY BENITA GALEANA
María-América Luna-Martínez

DOCUMENTOS HISTÓRICOS

REGLAS PARA QUE LOS NATURALES DE ESTOS REINOS


SEAN FELICES EN LO ESPIRITUAL, Y TEMPORAL, POR
FRANCISCO ANTONIO LORENZANA, ARZOBISPO DE
MÉXICO. / RULES FOR THE NATURAL OF THESE KINGDOMS TO BE 202-210
HAPPY IN THE SPIRITUAL, AND TEMPORARY, BY FRANCISCO ANTONIO
LORENZANA, ARCHBISHOP OF MEXICO
Isla Citlalli Jiménez Pérez

Reseñas 210-215
6
Artículos
Revista Notas Históricas y Geográficas
Número 21, julio-diciembre, 2018
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EL COMPLEJO DE LA ESTACIÓN CENTRAL DE FERROCARRILES:


CONSTRUCCIÓN, UBICACIÓN Y RELACIÓN CON EL ESPACIO CAPITALINO
(1856-1864)

THE COMPLEX OF THE RAILWAY CENTRAL STATION: CONSTRUCTION,


LOCATION AND RELATION WITH THE CAPITAL SPACE (1856-1864)

Carlos Sottorff Neculhueque


Universidad de Santiago de Chile
carlos.sottorff@usach.cl

Recibido el 07 de octubre de 2018 Aceptado el 10 de diciembre de 2018

ABSTRACT
RESUMEN
Desde la segunda mitad de la década de 1850, se comenzó From the second half of the 1850s, the construction and
en la ciudad de Santiago la construcción y posterior puesta subsequent commissioning of the Central Railway Station
en funciones del Complejo Estación Central de los Complex began in the city of Santiago. Thus, the city not only
ferrocarriles. Así, la ciudad no sólo amplió su radio urbano extended its urban radius to the west, but also located in that
hacia el poniente, sino que también se ubicó en aquel
sector the nerve center of the railway activity, due to the
sector el centro neurálgico de la actividad ferroviaria,
debido a la convergencia de los dos trayectos ferroviarios convergence of the two most important rail routes in the
más importantes del país. A partir del análisis de fuentes country. From the analysis of diverse documentary sources
documentales diversas como el archivo del Ministerio del such as the archive of the Ministry of the Interior, the Acts of
Interior, las Actas del Congreso Nacional, Informes de las the National Congress, Reports of the Railway Companies
Empresas de Ferrocarriles y el periódico El Ferrocarril, se and the newspaper El Ferrocarril, it is intended to
pretende reconstruir uno de los hitos más importantes de
reconstruct one of the most important milestones of the
la historia ferroviaria nacional. El arribo del ferrocarril a la
national railway history. The arrival of the railroad to the
capital, no sólo marcó la expansión de este medio de
transportes, sino además la integración de un sector hasta capital, not only marked the expansion of this means of
ese momento periférico del área urbana, que con el paso de transport, but also the integration of a sector until that
las décadas se posicionó como un punto esencial dentro del peripheral moment of the urban area, which with the passing
tramado urbano de la capital de Chile.. of the decades was positioned as an essential point within
the network urban of the capital of Chile.

PALABRAS CLAVE: ferrocarril-complejo-ciudad-


KEY WORDS: Railway-Complex-City-Santiago de Chile.
Santiago de Chile.

Para citar este artículo:

Sottorff Neculhueque, Carlos. “El Complejo de la Estación Central de ferrocarriles:


construcción, ubicación y relación con el espacio capitalino (1856-1864)”. Revista
Notas Históricas y Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 8 - 44

8
Sottorff Neculhueque, Carlos. “El Complejo de la Estación Central de ferrocarriles: construcción, ubicación y relación con el espacio capitalino
(1856-1864)”. Revista Notas Históricas y Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 8 - 44
Revista Notas Históricas y Geográficas
Número 21, julio-diciembre, 2018
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1. INTRODUCCIÓN 1

En las siguientes páginas, se busca reconstruir y analizar el proceso que desembocó


en la toma de decisiones que llevó a un grupo de privados a instalar la primera
terminal ferroviaria de Santiago, la Estación Central, en su área poniente. Siendo este
medio de transporte, una novedad y producto de los avances tecnológicos de su
época, se necesitó disponer de un determinado espacio que le permitiera desplegar
cada una de las actividades relacionadas con su quehacer. Entiéndase, no sólo el
transporte de carga y pasajeros, sino también la mantención y reparación de los
equipos rodantes, la administración empresarial y los servicios ofrecidos, fuera de
convertirse el terminal en sí, en un lugar de convergencia de personas y mercancías.
Por ello, el enfoque presentado tiene como eje central establecer y destacar la
interrelación que se produjo entre el ferrocarril y la ciudad, dado que fue el espacio
urbano el lugar en donde se desplegaron y confirmaron las acciones que confluyeron
finalmente en la decisión de instalar la estación de ferrocarriles.
Para el caso de Santiago, todo el proceso que será analizado se ubicó en la
segunda mitad de la década de 1850, época en que la discusión política acerca de la
instalación de tendidos ferroviarios en la zona central del país se desarrolló, tanto en
el poder Ejecutivo como en el Legislativo. Paulatinamente, el ferrocarril y su relación
con el progreso nacional fue posicionándose como un propósito que se trató de
materializar a pesar de las dificultades, tanto de financiamiento, como topográficas y
técnicas, en una sociedad en donde los elementos atávicos fueron mayoritariamente
predominantes en los diversos planos del quehacer nacional2.
Considerando este contexto, la elite política y económica pujó de igual forma
en la búsqueda de concretar tan importante anhelo, que se insertó dentro del
proyecto modernizador impulsado desde arriba. Paralelamente a la disputa política
(y ciertamente doctrinal) sobre el ferrocarril, se comenzó a estudiar el futuro tendido
que la línea del ferrocarril del sur tendría entre la ciudad de Santiago y la villa de San

1
Este trabajo es producto de una investigación mayor, denominada “La construcción ferroviaria y la
transformación urbana y social de Santiago Poniente, 1855-1897”, que corresponde al trabajo de
titulación en el Programa de Doctorado en Historia de la Universidad de Santiago de Chile.
2
Sandra Kuntz (Coord.), Historia mínima de la expansión ferroviaria en América Latina, (México: El
Colegio de México, 2015), 17-21.

9
Sottorff Neculhueque, Carlos. “El Complejo de la Estación Central de ferrocarriles: construcción, ubicación y relación con el espacio capitalino
(1856-1864)”. Revista Notas Históricas y Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 8 - 44
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Bernardo. A partir de este hecho, la problemática histórica que se desarrolló buscó


no sólo esclarecer materialización de la respectiva línea, en el caso general. Sino que
además, en el caso particular de este trabajo, incluyó la proyección de un terminal y
los pertinentes edificios que conformaron el futuro complejo ferroviario ubicado en
el área poniente de la ciudad.
A mediados del siglo XIX la capital poseyó un matiz tradicional, del cual
resaltó su carácter de ciudad residencial y burocrática, ajena a desempeñar un papel
importante en el desarrollo de la economía, pero que atrajo a los nuevos y viejos
ricos, que encontraron en ella su lugar de residencia 3. Santiago, al igual que otras
ciudades latinoamericanas, no rompió con el modelo tradicional de orientación
hacia una plaza central, por lo que cualquier atisbo de alteración a su paisaje
urbanístico se ubicó necesariamente en esta zona, dejando a los márgenes de ésta en
una situación de precariedad y carencias de todo servicio o equipamiento urbano 4.
Continuó siendo una urbe que no presentó mayores transformaciones, aun cuando
los efectos del ciclo exportador de materias primas (minerales y agrícolas) ayudó a la
generación de ingentes fortunas, lo que significó que la presencia de elementos
modernos sólo se remitió a situaciones particulares, tanto en el espacio público
como en el sentido de las nuevas construcciones. Ejemplo de ello, es que se comenzó

3
Luis Alberto Romero, ¿Qué hacer con los pobres? Elites y sectores populares en Santiago de Chile,
1840-1895 (Santiago: Ariadna Editores, 2007), 27. Paralelamente y a diferencia de Santiago, en el
puerto de Valparaíso, en esta misma época, comenzó a desarrollarse un proceso de experimentación e
implementación de los adelantos tecnológicos, que a partir de las fortunas desarrolladas por el
comercio exterior, fueron primeramente implantadas en aquella ciudad. El objetivo de este proceso,
vinculado a la idea de progreso urbano, se planteó como un proyecto que se articuló desde los propios
dirigentes porteños, colocando a Valparaíso a la vanguardia del uso de tecnología y elementos
modernos en el país. Samuel J. Martland, Construir Valparaíso: Tecnología, municipalidad y Estado,
1820-1920, (Santiago: Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, 2017), 19-20.
4
James Scobie. El crecimiento de las ciudades latinoamericanas, 1870-1930. En Leslie Behtell (Editor),
Historia de América Latina. Tomo VII,(Barcelona: Crítica, 1992), 202-230. A mediados del siglo XIX,
Santiago siguió poseyendo ciertas características tradicionales, como el problema constante del aseo y
desborde de las acequias que cruzaron su radio urbano, foco constante de enfermedades y
pestilencias. Además, fueron perennes la existencias de zonas en que habitaron mayoritariamente los
grupos menesterosos, como en las márgenes sur y norte, en donde los ranchos y habitaciones de auto-
fabricación predominaron en el paisaje, sin siquiera tener alguna calle empedrada, una constante
recolección de desechos o un sistema de agua eficiente. Este perfil de ciudad, se consolidó aún más
teniendo presente que las obras y alteraciones a su paisaje se dieron en un radio acotado a la Plaza de
Armas y cuadras adyacentes. Recaredo Santos Tornero, Chile Ilustrado. Guía descriptivo del territorio
de Chile. De las capitales de provincia, de los puertos principales,(Santiago: Biblioteca Fundamentos
de la Construcción de Chile. Cámara Chilena de la Construcción-Pontificia Universidad Católica de
Chile-Biblioteca Nacional, 2011), 23-ss.; 42-ss.

10
Sottorff Neculhueque, Carlos. “El Complejo de la Estación Central de ferrocarriles: construcción, ubicación y relación con el espacio capitalino
(1856-1864)”. Revista Notas Históricas y Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 8 - 44
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a implementar en la capital el uso de ciertos elementos modernos como “el


alumbrado a gas para uso doméstico y público, además de la instalación de
industrias fabriles modernas”5.
Pese a este evidente atraso, en especial, considerando la utilización de
elementos y técnicas modernas en la construcción, en la actividad comercial y
aspectos culturales con respecto a Valparaíso, el principal puerto de la república, se
debe destacar que la elite y dirigencia política de la capital pudieron ubicar a la
ciudad en el centro de las decisiones políticas y económicas del país, estableciéndose
de esta forma una centralidad en el quehacer nacional, del cual fue responsable y a la
vez principal beneficiario6. A partir de este contexto, el ala política más conservadora
de la plaza consolidó también sus posiciones con respecto a otras ciudades, proyecto
al cual había aspirado “y lo había logrado, controlando a través de Santiago todo el
territorio de la República, sus negocios, sus actividades mineras, agrícolas e
industriales”7, a pesar de las limitantes doctrinarias e ideológicas que su
pensamiento (e idea de país) presentó8. Con el paso de los años, Santiago llegó a
poseer una significación e impacto en su área territorial, que influyó de sobremanera
en los desarrollos y derroteros de sus zonas adyacentes, las que se vieron alteradas
por su crecimiento demográfico, económico y la necesidad de mano de obra,
necesidades continuamente en aumento desde mediados del siglo XIX9.

5
Luis Ortega y Hernán Venegas, Expansión productiva y desarrollo tecnológico. Chile: 1850-1932,
(Santiago: Editorial Universidad de Santiago de Chile, 2005), 28. Sobre el servicio de este nuevo
sistema, la nueva empresa se obligaba “a surtir de luz a una parte de la ciudad indicada en el contrato,
desde el toque de la oración de la tarde hasta que aclare, y en las noches de luna desde un cuarto de
hora después que desaparezca la luna al horizonte”. Carlos Peña Otaeguí, Santiago de siglo en siglo.
Comentario histórico e iconográfico de su formación y evolución en los cuatro siglos de su existencia,
(Santiago: Empresa Editora Zig-Zag, 1944), 254.
6
Armando de Ramón, Santiago de Chile (1541-1991). Historia de una sociedad urbana,(Santiago:
Editorial Sudamericana, 2000), 131. Este autor, en su obra define el posicionamiento de la capital con
respecto a otras ciudades chilenas como “imperialismo”.
7
Ídem.134.
8
Simon Collier, Conservatismo chileno, 1830-1860. Temas e imágenes. Nueva Historia. Revista de
Historia de Chile. Año 1, nº7 (Londres, 1983), 143-163.; Paralelamente, se sostuvo la idea de que a pesar
del conservadurismo ideológico de una parte del grupo dirigente, “los grupos más altos de la sociedad
de Santiago no pudieron detener el proceso de cambios. Ello fue ni porque la transformación era
impulsada no sólo por el aumento explosivo de su población, sino esencialmente, por las condiciones
desatadas en el país”. De Ramón. 136-137.
9
José Luis Romero, Latinoamérica: las ciudades y las ideas, (Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 2007),
9-10.

11
Sottorff Neculhueque, Carlos. “El Complejo de la Estación Central de ferrocarriles: construcción, ubicación y relación con el espacio capitalino
(1856-1864)”. Revista Notas Históricas y Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 8 - 44
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De esta forma, la ciudad comenzó a sobrepasar al cabo de unas décadas lo que


Romero designó como los alcances de la misión instrumental. Vale decir, que la
capital a partir de los impactos del desarrollo económico y urbano, sumado a la
visión de un grupo político y social, la elite oligárquica, dejó la idea de función real
con su atávico carácter de ciudad administrativa-burocrática, con la que se le
vinculó desde los primeros años de vida republicana. Esta condición comprendió “lo
que la ciudad estaba constreñida a cumplir, la que la ciudad podía cumplir y que la
sociedad urbana quería cumplir”10. Sucediéndose diversas combinaciones, fueron
emergiendo nuevas perspectivas y objetivos, que insertos dentro del proceso de
modernización, provocó que además de las funciones propias de la capital, se
comenzaron a sumar paulatinamente otras, directamente relacionadas con los
nuevos estilos de vida de su sociedad, con las necesidades de una economía en
desarrollo y con su propia peculiaridad urbana, propias de una ciudad en
transformación11.
En Santiago, el inicio de las faenas ferroviarias en Santiago comenzó en 1856,
tanto de la línea hasta San Bernardo como del complejo ferroviario, lo que más tarde
fue complementado con la unión de Valparaíso con la capital en 1863, en la misma
zona de la Estación Central. De esta manera, la capital se convirtió en el punto
convergencia entre dos zonas geográficas relativamente distanciadas, pero unidas
por relaciones de tipo comercial, ubicándose como punto medular del tendido
ferrocarrilero la zona poniente del área urbana. En aquel lugar, las actividades
ferroviarias se desarrollaron y desplegaron, ante lo cual, surgió la necesidad de dotar
con servicios el lugar, tanto en el área de los transportes y vinculación con el centro
de la ciudad como con bodegas y hospedajes a los usuarios del ferrocarril. Así, el
servicio de transporte de cargas y pasajeros y de bodegaje se centralizó en Santiago
poniente y no únicamente en su relación con la ciudad tradicional, sino que también
con respecto al desarrollo de actividad comercial con la zona centro-sur del país al
completarse la unión de las dos principales ciudades chilenas en 1863. Al expandirse
el ferrocarril desde Santiago hacia las áreas meridionales, el flujo y reflujo de la
actividad comercial a través del ferrocarril encontró en el Complejo Estación Central

10
Ídem.17.
11
Arturo Almandoz, Modernización urbana en América Latina. De las grandes aldeas a las metrópolis
masificadas,(Santiago: Colección Estudios Urbanos UC. Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales.
Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos. Pontificia Universidad Católica de Chile, 2013).
36.

12
Sottorff Neculhueque, Carlos. “El Complejo de la Estación Central de ferrocarriles: construcción, ubicación y relación con el espacio capitalino
(1856-1864)”. Revista Notas Históricas y Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 8 - 44
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el lugar de donde se distribuirían las mercancías en ambas direcciones, además de


satisfacer las necesidades de productos en la propia capital12. En otro plano, la
necesidad de mantenimiento y reparaciones del material rodante de la Empresa del
Ferrocarril del Sur (en adelante EFS), obligó a ésta a levantar un edificio para talleres
y una casa de máquinas, ambos con el objeto de preservar de manera óptima a las
locomotoras, carros de pasajeros y vagones en servicio, lo que complementado con
los servicios anteriormente referidos, hizo que las operaciones ferroviarias y el
despliegue del comercio hacia la zona centro-sur se centralizara en Santiago, lo que
complementó más aun el rol que le cupo a la capital con respecto a las demás
ciudades del país.
Hago la referencia a la idea de complejo, ya que en la segunda mitad de la
década de 1850 se dio inicio al levantamiento no sólo el edificio que dio albergue a
las locomotoras y vagones, sino también a un conjunto de bodegas, edificios de
talleres y casa de máquinas, además de una línea de tranvías de sangre que unió el
terminal ferroviario con el centro de la ciudad. En el caso de las construcciones
ferroviarias, estas no sólo incluyeron las vías por donde circularon el material
rodante en las ciudades, sino que además un complejo ferroviario como el que se
busca analizar acá, englobó grandes espacios abiertos que a menudo incluían un
edificio para talleres y almacenes, un espacio para carga y descarga de bultos y
encomiendas, boleterías y la estación de pasajeros13, es el conjunto de estos
elementos lo que asigno con el título de Complejo Estación Central.
Inserto en el proceso mismo de la influencia del capitalismo en el país, la
definición de la ubicación del Complejo Estación Central y el trayecto de la EFS
respondieron a la lógica de los efectos del capitalismo en los nuevos de modos de
construcción y ordenamiento de las ciudades. En este sentido, su principal influencia
radicó en el nivel y escala de los proyectos de edificaciones, dado que la idea de
ciudad, con su periferia incluida, fue vista “como una totalidad en vez de como un

12
Los ferrocarriles contribuyeron a la creación de mercados internos, además de contribuir de manera
notable a las transformaciones que se extendieron hasta la década de 1870 “y que fueron producto de
la temprana transferencia de tecnología. En ella, la máquina a vapor fue el eslabón perdido. Con su
empleo se pudieron utilizar grandes cantidades de equipos y capital”. Luis Ortega. Chile en ruta al
capitalismo. Cambio, euforia y depresión, 1850-1880, (Santiago: Centro de Investigaciones Diego
Barros Arana-LOM, 2004), 97.
13
Jorge Liernur y Fernando Aliata (Comp.), Diccionario de arquitectura en la Argentina. Estilos.
Biografías. Instituciones. Ciudades,(Buenos Aires: Clarín Arquitectura, 2004) 80.

13
Sottorff Neculhueque, Carlos. “El Complejo de la Estación Central de ferrocarriles: construcción, ubicación y relación con el espacio capitalino
(1856-1864)”. Revista Notas Históricas y Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 8 - 44
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caos de proyectos individuales”14. En Chile, el caso de Valparaíso fue destacable. A


diferencia de Santiago, para mediados del siglo XIX a pesar de tener menor
población que la capital, presentó mayores dificultades de índole urbano (edificación
en altura, problemas del uso del suelo, miedo a la delincuencia y problemas de
higiene), los cuales fueron abordados desde una perspectiva moderna, según lo
expuesto por Samuel Martland, en donde las diversas esferas del quehacer local
“buscaron soluciones entre la gran oferta de nuevas prácticas urbanas visibles en el
mundo”15 de ese instante. Siendo Valparaíso una ciudad adelantada en el uso de
elementos modernos, similar a Santiago fueron sus vicisitudes y problemas urbanos,
los cuales se enmarcan al interior de la lógica de desarrollo del capitalismo,
provocando marginalidad y pobreza en amplios sectores de la sociedad 16. Esta
dinámica impulsó a que los grupos dirigentes cavilaran proyectos e ideas para una
ciudad moderna, dentro de la cual la vieja, carente y limitada infraestructura fuese
reemplazada por aquella más ad-hoc a los requerimientos del capital, con una nueva
forma de relación entre las autoridades, los privados y el capitalismo y eficiente ante
los desafíos requeridos por los nuevos modos de producción y consumo 17. Situación
que se desarrolló primeramente en Valparaíso.
Tanto en el puerto como en la capital, desde mediados del siglo XIX se fueron
configurando nuevas relaciones espaciales, dentro de las cuales el entrelazamiento
de las esferas públicas y privadas en la concreción de proyectos de gran envergadura
fue crucial. Desde la primera, la elaboración de los marcos jurídico-administrativos,
del funcionamiento y limitantes para el despliegue del capital financiero, el acceso y
el resguardo de la propiedad privada18, conjugaron una plataforma desde la cual, la
transformación gradual y sistemática de las dos principales ciudades chilenas se hizo
sentir desde la década de 1850 hasta bien entrado el siglo XX.
Por ello, el objetivo de éste trabajo radica en constituir una aproximación que
identifique las decisiones, causas y acciones que se tomaron para finalmente resolver
e instalar el complejo ferroviario en el sector poniente a mediados del siglo XIX. De

14
David Harvey, París, capital de la modernidad. 1° reimpresión,(Madrid: Ediciones Akal, 2014), 21.
15
Además, “la alta densidad de la ciudad y en particular, la del Puerto y de los barrios céntricos ofreció
condiciones aptas para el éxito económico de redes de servicios urbanos –el gas, los tranvías, el agua,
los desagües, la electricidad- aun cuando la población total de la ciudad pareciera pequeña para
ocupar tales servicios. Martland, 21
16
Harvey, 125.
17
Ídem.
18
Harvey, 134.

14
Sottorff Neculhueque, Carlos. “El Complejo de la Estación Central de ferrocarriles: construcción, ubicación y relación con el espacio capitalino
(1856-1864)”. Revista Notas Históricas y Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 8 - 44
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esta manera, la indagatoria se basa en la revisión de las opiniones y juicios, la forma


de apropiación de los terrenos y el proceso que en definitiva llevó a la EFS a instalar
los rieles y las edificaciones respectivas en el lugar en que actualmente se ubica la
Estación Central. Lo anterior, se relacionó con la perspectiva y promoción de la idea
de modernización para la capital, que la colocó en el centro de la actividad
ferroviaria nacional. En ese ámbito, a partir de la gradual alteración de las
concepciones de ciudad que se hicieron presente en Santiago, el inicio de las faenas
de construcción de la línea del ferrocarril y del Complejo Estación Central vinieron a
complementar, como un elemento moderno, el proceso que alteró la imagen de una
ciudad rotulada hasta ese instante como tradicional y anquilosada en su herencia
colonial. Así, la hipótesis que dirige este trabajo, apunta a establecer que la decisión
de instalación del Complejo ferroviario fue producto de las discusiones desarrolladas
en los ámbitos de la esfera privada como pública, lo que le permitió a Santiago
ubicarse en el centro del desarrollo de la actividad ferroviaria nacional, además de
representar una importante modificación a la configuración urbana que la ciudad
poseyó hasta ese instante.
Para determinar cuáles fueron las opiniones y los criterios que influyeron en
la EFS para tomar la decisión de ubicar y establecer el complejo en la zona de la
“boca de la Alameda” y no en otro punto, es preciso preguntarse ¿Cuál fue el
discernimiento que llevó a decidir el lugar del complejo? ¿Hubo una perspectiva en
el largo plazo que influenció al interior de la empresa para la decisión final? Estas
interrogantes son fundamentales para concretar el objetivo planteado. Para lograr
una aproximación a la problemática que se tradujo en cambios y alteraciones del
paisaje urbano de la capital, considerando la influencia del capital y las nuevas
tecnologías, es importante dividir el análisis en dos secciones. En la primera, se
apunta a dilucidar el porqué de la ubicación en un área marginal del radio urbano
del complejo ferroviario, comprendiendo el sentido de los juicios y opiniones que
tallaron para la decisión final, además del mecanismo con qué la empresa logró
hacerse del terreno necesario, conjugan este segmento. En la segunda sección, se
aborda el proceso de construcción de un conjunto de edificaciones que modificaron
el rostro del sector donde se encontraron, a partir de su tamaño, materiales y
finalidad. Es importante destacar que el proceso de construcción, tuvo una primera
etapa correspondiente a la línea del Ferrocarril del Sur, la primigenia en cuanto a la
ocupación del terreno y, una segunda relacionada con la línea del Ferrocarril de

15
Sottorff Neculhueque, Carlos. “El Complejo de la Estación Central de ferrocarriles: construcción, ubicación y relación con el espacio capitalino
(1856-1864)”. Revista Notas Históricas y Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 8 - 44
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Valparaíso a Santiago. La problemática de ambas secciones se sostiene en que a


medida que las ciudades ampliaron sus áreas de ocupación, como su población y se
complejizaban aún más sus relaciones de producción, el ferrocarril y sus actividades
contribuyeron a dar forma a las emergentes zonas periféricas que se fueron ubicando
en las franjas adyacentes, tanto de las vías como de los complejos ferroviarios 19.
El aparato documental relacionado con la finalidad de esta investigación,
debe establecerse a partir de una jerarquía que permita establecer las diversas
visiones e interrogantes que se expusieron de acuerdo al problema abordado.
Primeramente, las fuentes oficiales fueron pesquisadas desde el Fondo Ministerio del
Interior y las Memorias Ministeriales de esta misma cartera, lugar que concentró la
mayor información sobre el tema. La pesquisa en este fondo permitió conocer que
en su momento existió más de una idea y un lugar en donde instalar el terminal
ferroviario. A través de los informes técnicos emanados de los ingenieros, también se
decanta el proceso y dificultades que se fueron haciendo presentes a medida que las
faenas de construcción avanzaban en el tiempo.
Para identificar las opiniones de los privados insertos en el proyecto, se
recurrió a las Informes Anuales que la Empresa del Ferrocarril del Sur publicó
continuamente entre los años 1856 y 1864. En ellas, la propia empresa ferroviaria dio
a conocer su visión y opinión sobre las materias relacionadas con la construcción del
complejo ferroviario. En segunda instancia, se consideraron los informes y
comunicaciones emitidas por la empresa del Ferrocarril Valparaíso a Santiago,
información que se concentró en las propias publicaciones de la empresa como en el
fondo ministerial ya citado. Finalmente, la opinión de la prensa, ya sea como noticias
o como columnas de opinión, nos permitió contextualizar y colegir las visiones y
juicios que se emitieron al respecto, incluyendo noticias sobre las acciones ocurridas
en la zona donde se proyectó en definitiva el complejo ferroviario.

19
Liernur y Aliata, 80-81. Cabe señalar, que estos autores destacan el rol protagónico que tuvo en
ferrocarril en el proceso de poblamiento y construcción territorial de la Argentina, considerando al
ferrocarril “como un agente urbanizador de primer orden, ya que su aparición determinó, muy a
menudo, el surgimiento mismo de núcleos urbano. Conforme a varios factores, la relación entre el
ferrocarril y la estructura urbana emergente reconoció distintos casos”.

16
Sottorff Neculhueque, Carlos. “El Complejo de la Estación Central de ferrocarriles: construcción, ubicación y relación con el espacio capitalino
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2. LA DECISIÓN SOBRE LA UBICACIÓN DEL COMPLEJO DE LA ESTACIÓN


CENTRAL. OPINIONES, CRITERIOS Y MECANISMOS PARA ESTABLECERLA
EN UN ÁREA PERIFÉRICA DE SANTIAGO (1856-1857).

Desde que se aprobó, la autorización por parte del poder Ejecutivo de la


propuesta de un ferrocarril que uniera Santiago con la sección centro-sur del valle
Central (en una primera etapa hasta la villa de San Bernardo) a un grupo de
capitalistas nacionales, comenzó a proyectar el virtual trayecto por donde transitaría
este medio de transportes, siendo la ubicación del tendido como del terminal en
Santiago temas que se hicieron presentes desde la génesis misma de la idea. Más aun
considerando que la junta directiva consiguió en 1855 la aprobación y concesión de
todos los terrenos fiscales o municipales “que sean necesarios para la formación del
camino y edificios de [esta] empresa”20. Asimismo, la EFS logró obtener la
declaración de utilidad pública “de los terrenos de particulares que se necesiten para
el ferrocarril y sus oficinas”21, debiendo únicamente pagar la sociedad el valor que
estableciere la tasación ejecutada por un perito oficial. Ante ello, la empresa elevó
una solicitud al Ministerio del Interior, en la cual se requirió la autorización para
principiar los estudios y trabajos respectivos al trazado. Misión que se les
encomendó a los ingenieros Horacio Bliss, al servicio del gobierno y a Emilio
Chevalier, por parte de los particulares. El objetivo de ambos profesionales fue
ejecutar los debidos reconocimientos del futuro camino de hierro, “levantando
planos y perfiles, cuyos trabajos preparatorios estarán adelantados para cuando
llegue a hacerse cargo el ingeniero que debe continuar a la cabeza de su ejecución”22.
A partir de su comisión, Chevalier efectuó un reconocimiento del
potencial trayecto por donde iba a transitar el ferrocarril hacia San Bernardo. Dentro
de todas las descripciones que realizó, en el caso de la salida del ferrocarril de
Santiago al sur, su reconocimiento empezó “en el arrabal de San Diego Viejo, que se

20
Archivo Nacional. Fondo Ministerio del Interior (en adelante ANFMI). volumen 413. Proyecto de ley
sobre el Ferrocarril del Sur. 24 de agosto de 1855.
21
Ídem.
22
ANFMI. volumen 282. Inicios de los trabajos del Ferrocarril del Sur. 22 de octubre de 1855. En el caso
del ingeniero Chevalier, hacia diciembre de ese mismo año, fue contratado como el ingeniero en jefe
del Ferrocarril del Sur, contando con la autorización expresa del Ejecutivo. Hago esta referencia, ya
que Chevalier llegó al país contratado por el gobierno, y según expresa la autorización, en caso de
necesidad de la autoridad, debía dejar sus labores en la empresa del ferrocarril.

17
Sottorff Neculhueque, Carlos. “El Complejo de la Estación Central de ferrocarriles: construcción, ubicación y relación con el espacio capitalino
(1856-1864)”. Revista Notas Históricas y Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 8 - 44
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extiende como a una legua del centro de la población”23, siendo el terreno favorable
para el establecimiento de un tendido de la línea ferroviaria y, sólo presentando
como obstáculos un determinado número de acequias que cruzaban de este a oeste.
El informe del ingeniero es rico en descripciones técnicas como topográficas, pero
no expresó referencias a la relación entre la instalación de un terminal ferroviario y
su ubicación en la ciudad, y dado que dio inicio a su tarea a una cierta distancia de la
ciudad, es difícil darle una connotación a ese lugar como un potencial punto en el
cual se pudo levantar la futura estación del ferrocarril. Aunque en semanas
posteriores esta labor continuó, se anunció de parte de la prensa que el ingeniero
Chevalier fue acompañado por el Ministro del Interior, Diego José Benavente en sus
reconocimientos. Es en uno de estos recorridos, en que se enunció por primera vez
que se estaba estudiando la posibilidad de que el ferrocarril saliera por alguna de “las
calles del fin de la Alameda al poniente”24.
Pero el contexto en que se desarrolló este reconocimiento no estuvo ajeno a
dificultades y tropiezos, ya que algunas personas vieron en este proceso la
oportunidad de obtener ingentes utilidades en potenciales negocios con la EFS. Tal
es el hecho de que cuando se anunció a través de la prensa que se estaba buscando
un terreno en donde establecer una estación, se generó inmediatamente un alza en
los valores de las propiedades circundantes a la ciudad. Se argumentó que ello fue
producto de no existir una definición clara del trayecto, y que como la línea pudo ser
establecida en cualquier lugar de la zona sur-poniente de Santiago, la especulación
se hizo habitual entre quienes tuvieron tierras en esas zonas. Además, se sumó otro
aspecto que denunció El Ferrocarril: la actitud atávica de parte de algunos de los
dueños de fundos y chacras adyacentes al radio urbano, quienes sencillamente no
dejaron entrar a los ingenieros y el personal que los acompañó en las mediciones y
estudios para el trazado. Para este medio de prensa, tal postura, correspondiente al
atavismo de un sector de la sociedad chilena, sólo representó
“A quienes piensan, [que] siempre nos hallamos en tiempo de la Conquista.
Pero no solo el bajo pueblo ha de dar estas tristes pruebas, creyendo brujerías, los
telégrafos y demonios encantados, las locomotivas, sino también algunos

23
El ferrocarril. 27 de diciembre de 1855. Informe del Ingeniero Chevalier sobre el ferrocarril de
Santiago a Talca.
24
El Ferrocarril. 25 de enero de 1856.

18
Sottorff Neculhueque, Carlos. “El Complejo de la Estación Central de ferrocarriles: construcción, ubicación y relación con el espacio capitalino
(1856-1864)”. Revista Notas Históricas y Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 8 - 44
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propietarios, embaucados con la timorata lógica de nuestras abuelas, viene a hacer


más desconsoladora esta nebulosa expectativa”25.
Dado el sentido de la crítica, no sólo se desprende de ella la puesta en
discusión de una actitud a contrapelo con el sentido de progreso que impulsó por
aquel momento un sector de la elite dirigente local. Ya que, más allá del
reduccionismo que pudo significar la especulación del valor de las propiedades o
negarse el ingreso del personal de la Empresa, se colige que esta oposición, basada
en el desconocimiento, no fue circunscrita a los más pobres e ignorantes. Sino que
en algunos miembros de los grupos acomodados, surgieron opositores al proyecto
ferroviario y sus potenciales beneficios, fomentándose un perjuicio no sólo a la
empresa, sino al país. Como respuesta a este problema, la Empresa consiguió de las
autoridades la redacción de una circular a los Gobernadores departamentales, en la
cual se ordenó que todos los propietarios particulares de cada departamento, en
cuyos fundos solicitaren entrar los ingenieros, estos tuviesen las condiciones
adecuadas para sus labores. Además agregó, que el espíritu de esta acción iba en el
sentido del bien común de la sociedad y de hacer pública, si fuese necesario “esta
conducta miserable y escandalosa de nuestros propietarios. [Ante lo cual]
prometemos publicar sus nombres, si llevan adelante su resistencia, para que sean
infamados como merecen”26.
A pesar de estas dificultades, igualmente la Empresa de la EFS siguió adelante
con los estudios y análisis del lugar en donde se buscó establecer el trayecto de la
línea y el terminal en la capital. Estudiados aproximadamente los 29 kilómetros del
recorrido entre el río Maipo y el sector en donde ingresaría el ferrocarril a Santiago,
los ingenieros de la empresa concluyeron en que los trenes llegarían a un punto
situado, como a 200 metros al este del callejón que se encuentra más allá del
Callejón de Padura (actual Echaurren). Los argumentos se basaron en la
conveniencia del terreno, y según el ingeniero Chevalier, era preciso “mudar el punto
de llegada del ferrocarril todavía más al oeste; [ya que] he creído útil fijarme en un
terreno situado enfrente de la Alameda de Yungay, y allí se termina la nueva línea
que ha sido alterada sobre una distancia como de 6.000 metros”27.

25
El Ferrocarril. 7 de marzo de 1856.
26
Ídem.
27
El Ferrocarril. 22 de marzo de 1856.

19
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(1856-1864)”. Revista Notas Históricas y Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 8 - 44
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¿Y cuáles fueron los argumentos que llevaron a tomar esta decisión?


Primeramente, señaló Chevalier, lo que le llevó a determinar el trazado hacia ese
sector fueron factores de tipo técnicos, como la suavidad y escasa presencia de
elementos topográficos o hidrográficos que entorpecieran el trayecto ferroviario. Por
otro lado, y quizá tan importante como lo anterior, el ingeniero justificó el punto de
ubicación del terminal en Santiago a partir de qué;

“En el punto que he adoptado para la llegada del ferrocarril no


existe ninguna construcción importante ni quinta de mucho valor. La
estación es fácilmente accesible por la Cañada y por la Alameda de
Yungay formando además a su extremidad un punto de vista.
Si se adopta este sitio para la estación, me parece que sería
preciso comprar de una vez todos los terrenos que podrán ser útiles no
solo para la estación de pasajeros, sino para la estación especial de
mercaderías, y para los talleres destinados a la compostura del
material del ferrocarril. Por esta razón propongo que se compre todo el
terreno sobre una distancia de 100 metros de cada lado del ferrocarril
por una longitud de 800 metros sobre la línea central, lo que formaría
16 hectáreas francesas o poco más de 10 cuadras”28.

Considerando lo expuesto por el ingeniero Chevalier, su principal argumento


se sostuvo en la ausencia de edificaciones o predios agrícolas de importancia en un
área predominantemente rural, a pesar de ser adyacente a la rada urbana de
Santiago. Este juicio se hizo también extensivo a la propia dirección de la Empresa
de la LFS, dado que la localización de la estación en el sector de la “boca de la
Alameda”, se debió a ser “un punto escogido además por el Directorio dado su
inmediación al término de la línea entre Valparaíso y Santiago, atravesando los
terrenos de los señores Valdés, Jaña, Valledor, Ochagavía” 29 y otros particulares.

28
Ídem. El énfasis es mío.
29
Primer informe anual de la Junta Directiva del Ferrocarril del Sur presentado a los accionistas de
esta empresa. 16 de Septiembre de 1856. Santiago. Imprenta del Ferrocarril. 1856, 5.

20
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Imagen n°1: Ubicación de la futura estación del ferrocarril del Sur en Santiago, 1856.
Sección del plano del trazado de la línea entre el río Maipo y Santiago, elaborado por el
ingeniero Emilio Chevalier.

Fuente: Primer informe anual de la Junta Directiva del Ferrocarril del Sur presentado
a los accionistas de esta empresa. Septiembre de 1856.

El juicio del ingeniero influyó en la dirección de la Empresa en cuanto a una


visión de futuro. Por un lado, una vez establecida la terminal ferroviaria, sus bodegas
iban a servir como un depósito de los productos que vinieran desde el sur, tanto para
el consumo de la capital como para ser encaminados hacia Valparaíso, proyectando
que el mayor tráfico iba a ser de bultos y de carga en general. El otro aspecto al que
hizo hincapié tuvo que ver con un problema de carácter económico y urbano, ya que
el denuncio de un terreno de 200 metros de frente y 800 metros de fondo, respondió
a una lógica de expectativas. Esta arguyó, se fundamentó en el incremento de la
actividad ferroviaria, producto de lo cual, la ampliación de las edificaciones que
conformarían el complejo ferroviario era imprescindible en el tiempo. Así almacenes,
oficinas, corrales, talleres, andenes y boleterías iban en el breve plazo a tener que
modificarse y adaptarse a las exigencias de un mercado y una ciudad en crecimiento,
sumado al hecho de que la conclusión de la línea que unía a Valparaíso con Santiago
adicionaría nuevas exigencias e infraestructura. Ante tal contexto, la dirección de la

21
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(1856-1864)”. Revista Notas Históricas y Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 8 - 44
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Empresa calculó que en una situación semejante “sería muy difícil agrandar la
estación a menos de un costo inmenso, porque sin duda alguna sus alrededores
serán en poco tiempo ocupados por calles de edificios que no se podrán comprar
sino a precios muy subidos”30. Considerando todas estas probables circunstancias,
además de la opinión del ingeniero en jefe y sus planos, la empresa creyó pertinente
“comprar desde luego el terreno suficiente para el tráfico de la línea aun en su mayor
auge”31.
Pero el tema de la ubicación de la estación de los ferrocarriles, a pesar de los
argumentos presentados por el ingeniero en jefe como por la Empresa, al cabo de
unos años, siguió estando aun en discusión, aunque los trabajos de levantamiento de
la obra habían comenzado desde 1856. Así fue el caso, que para finales de 1858 se
allegó al Ministerio del Interior una comunicación referente a este tema. ¿Propuesta?
Situar la estación del Ferrocarril del Sur en el Campo de Marte, debido a que en ese
lugar “el Estado posee un vasto terreno muy adecuado para el establecimiento de
esta estación, terreno que podría cederse a la compañía del ferrocarril, con ventaja
para esta y para el Erario su principal accionista”32. Se argumentó que la ventaja de
aquel sitio radicó en que, a partir de la conclusión de la línea entre Valparaíso y
Santiago, la conexión entre ambos tendidos ferroviarios se haría más fácil por la
ancha calle del 18 de septiembre, de tal modo que, “siendo uno de los railways la
prolongación del otro, las mercaderías dirigidas de un punto cualquiera de una de
las dos líneas a otro de la segunda, llegarán a su término sin tener que sufrir un
trasbordo costoso”33. Huelga señalar, que este sector tuvo como objetivo planteado
por el Fisco, de servir para un campo de ejercicios militares, lo que empujó a algunos
particulares a invertir sumas ingentes para adquirir algún retazo de terreno, lo que
se tradujo en que el valor del suelo experimentó una importante alza en su precio 34.
Dado este escenario, la propuesta no tuvo mayor repercusión, e independientemente

30
Ídem, 11.
31
Ibíd.
32
ANFMI. volumen 282. Apuntes relativos a la construcción de un ferrocarril entre Santiago y Talca.
Noviembre de 1858.
33
Ídem.
34
De Ramón, 141.

22
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de su exposición, desde una óptica económica, a la empresa le siguió siendo


favorable mantenerse en el sector de la “boca de la Alameda”35.
La otra opinión acerca de la ubicación de la estación del ferrocarril, no estuvo
directamente relacionada con mover la estación de donde fue propuesta por
Chevalier. Sino que esta emanó desde la Empresa de la Línea del Ferrocarril de
Valparaíso a Santiago (en adelante EFVS), en donde el ingeniero en jefe, Guillermo
Lloyd respondió a la sugerencia hecha desde el Ejecutivo para instalar el futuro
terminal de esta empresa en la zona del puente de Cal y Canto (según lo estipulado
por el ingeniero Allan Campbell en sus planos). El ingeniero Lloyd, no consideró
muy apropiada la idea de instalar la terminal de esta línea en el sitio ya mencionado,
sino que prefirió aprovechar las “ventajas que a mi juicio proporciona a la Empresa y
al público el establecer la Estación en un punto vecino a la del Ferrocarril del Sur son
muy superiores, entrando la línea por la Alameda de Yungay” 36.
Pero ajena a estos juicios, la decisión de su instalación en la convergencia de
la “boca de la Alameda” y la Alameda de Yungay, en los terrenos de la chacra de José
Miguel Valdés, tal como lo estableció en su plano que levantó el ingeniero Chevalier,
se ubicó en el sector sur de la Alameda. Al resolver la Empresa la ubicación, está se
puso en acción para adquirir los susodichos terrenos a través del mecanismo del
denuncio, lo que hacía que aquellos sitios, chacras o fundos que se declararan de
utilidad pública, por intermedio de una ley, se someterían a una tasación del terreno
que ocupa y a la cancelación de la indemnización por su valor. Basándose en este
mecanismo, muchos propietarios declararon su oposición a esta manera de actuar de
parte de la empresa, acusando perjuicios y abusos, ante lo cual El Ferrocarril expresó
nuevamente que no desconocía aquella situación, pero que a la vez el Ferrocarril del
Sur “es una empresa que tan poderosamente ha de influir en el progreso del país y en
el desarrollo de su agricultura, que no ha de quedar sin efecto por esta causa”37.
Independientemente de las dificultades jurídicas acerca de la forma de
adquisición de los terrenos, el ingeniero Chevalier elaboró para la Junta Directiva de
la EFS un detallado listado de las edificaciones que configuraron el futuro complejo

35
Con el tiempo, el sector de la calle del 18 de septiembre, un barrio situado cerca del centro histórico
y administrativo de Santiago, “término siendo la morada preferida de parte de la clase alta santiaguina
que comenzó a trasladarse hacia allí en la década de 1860”. Ídem, 142.
36
ANFMI. volumen 400. Sobre la estación del ferrocarril de Quillota a Santiago. 15 de noviembre de
1858.
37
El Ferrocarril. 2 de abril de 1856.

23
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Estación Central”. De esta forma, en los terrenos de la chacra del señor José Miguel
Valdés, se levantarían los siguientes edificios:
“Una estación de pasajeros: patio grande en frente de la
estación, adonde quedarán los coches para tomar y dejar pasajeros,
con su edificio conteniendo salas para recibir pasajeros, salas para
equipajes a la llegada y a la salida. Un galpón de 120 metros de largo, y
de 30 de ancho, para las líneas y plataformas de la estación;
tornamesas para el servicio, plataformas para embarcar y desembarcar
los coches y caballos y galpones para artículos de poco peso.
Una estación de mercaderías: almacenes para trigos y frutos del
país; depósitos de madera de construcción y leña; corrales para recibir
el ganado; almacenes para efectos y mercaderías que serán mandadas
al sur y, varias líneas de rieles especialmente destinadas a los carros de
mercaderías.
Talleres: casa para locomotoras en servicio; casa para las
locomotivas; casa para los coches de pasajeros en reserva; taller
grande de compostura para máquinas; casa para coches y casa de
carpinteros; casa de herreros; casa de fundición; casa especial para
montar máquinas; depósitos de carbón, leña y madera, fierro y otros
materiales para el uso del ferrocarril”38.

En total, la superficie que estuvo estipulada en los planos de la Empresa


fueron diez cuadras, de las cuales sólo dos fueron destinadas para la estación de
pasajeros y las ocho restantes, para el resto del complejo ferroviario. Pero según la
fuente, existió una crítica hacia la proyección del espacio peticionada por la Empresa
para un ferrocarril que iba a cubrir la sección más fértil del país y la con mayor
población (aproximadamente un tendido de 80 leguas o 390 kilómetros en pleno
funcionamiento), siendo exagerada el área ocupada por el complejo. Ante esto, el
ingeniero Chevalier arguyó que al cabo de unos años ese espacio “no será suficiente
para las necesidades del tráfico, y es bien conocido que no hay ferrocarril en Europa
aun de menos importancia que este, que no tenga para sus principales estaciones,

38
El Ferrocarril. 3 de abril de 1856. El énfasis es mío.

24
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terrenos de mucha más extensión”39. De esta forma, se fue materializando la


proyección de lo fue el complejo ferroviario, ya definida su ubicación y composición.

Como se ha señalado, las indicaciones propuestas por el ingeniero Chevalier


en el plano que elaboró para la empresa, apuntaron al establecimiento del complejo
en el sector de la “boca de la Alameda”, más puntualmente en la chacra de propiedad
de José Miguel Valdés. Según consignan informaciones de prensa, hacia mayo de
1856 se practicaron las respectivas “diligencias acerca de la tasación de los terrenos
para la Estación en frente de la Alameda de Yungay” 40, las que dieron paso, una vez
concluidas las tareas de proyección y especificaciones, a hacer el llamamiento
público para presentar propuestas. Estas, tuvieron que ver con las obras de
albañilería, terraplenes y puentes, atravesando varios lugares para culminar “en la
Cañada frente a la Alameda de Yungay, en la chacra de José Miguel Valdés” 41. Pero
como toda obra de envergadura, está no estuvo exenta de algunas dificultades,
relacionadas con la poca disposición de sectores de la sociedad reticentes a los
avances de la modernidad. Ante lo cual, el exministro y en ese momento diputado
Antonio Varas, llamó a no decaer en los esfuerzos y empuje relativos a la concreción
del proyecto de la LFS, “fortaleciéndose la confianza en una obra gigantesca que
honra al país, y que le hará prosperar en una proporción muy basta, que no es fácil
concebir”42.
¿Estuvo el proyecto de la Estación Central con dificultades mayores?
Considerando las fuentes para la segunda mitad de 1856, el primer problema que se
presentó se vinculó con la inexistente experiencia de este tipo de trabajos en el país,
lo cual agrupó una gran cantidad de peones en un determinado punto. Ante esto, la
empresa de la EFS recurrió al poder Ejecutivo solicitando la creación de una
subdelegación ambulante, dado “que por ejemplo el hurto de animales, requeriría de
una represión instantánea, no sólo para castigar el delito, sino para introducir

39
Ídem.; Francisca Jürgensen Kroneberg, “La Estación Central, protagonista de la modernidad, 1857-
1925”, (Tesis de licenciatura, Instituto de Historia. Pontificia Universidad Católica de Chile, 2003). 5.
40
El Ferrocarril. 22 de mayo de 1856.
41
El Ferrocarril. 11 de junio de 1856. En algunos volúmenes del Fondo de Notarios de Santiago están
estipuladas las respectivas contratas que la Empresa del Ferrocarril del Sur hizo con particulares para
las diferentes tareas a lo largo del tendido de la línea. Desafortunadamente, no existe algún
documento para la construcción de la Estación Central y demás edificaciones.
42
Memoria del Ministro de Estado en el Departamento del Interior presentada al Congreso Nacional
de 1856. Imprenta de la Sociedad. Santiago. 1856, 15-16.

25
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moralidad sin la cual no pueden hermanarse los intereses de la Empresa y de los


propietarios”43. El propio diario El Ferrocarril hizo eco de esta demanda, reafirmando
que la ausencia de trabajos de este tipo en suelo nacional, hizo “que a través de
propiedades infinitas cuyos dueños suelen divisar conflictos, desordenes y perjuicios
que bien pueden ser imaginarios pero en ocasiones llegarán a ser muy verdaderos” 44,
ante lo cual, una mayor y efectiva presencia de la autoridad resultaba indispensable,
replicando lo sucedido en la construcción de la línea de Valparaíso a Santiago,
remató el medio de prensa.
Salvo algunas dificultades menores, como un problema específico con el
propietario del terreno donde se construyó el complejo, José Miguel Valdés, a partir
de la expropiación que se hizo de una porción de la chacra, éste reclamó que la
empresa estaba siendo abusiva al pretender “expropiarle aún 16 varas más de su
propiedad”45, la proyección futura de los respectivos edificios no tuvo mayores
riesgos de no concretarse. Al cabo de aproximadamente un año de haber comenzado
los estudios y trabajos que dieron forma al complejo ferroviario, estos se realizaron
de forma continua y sin grandes vicisitudes. A modo general, el mayor problema
(por causas técnicas y geográficas) fue la construcción del puente sobre el río Maipo,
ya que el terreno que llegaba hasta la “boca de la Alameda” fue una superficie
ciertamente amigable con el trabajo ferroviario, más aun considerando el proceso de
construcción y puesta en marcha de la EFSV.
Fue en el primer semestre de 1857 cuando la EFS, inició las gestiones
necesarias y definitivas para hacerse con el terreno donde se ubicó de la Estación
Central, ya que el presidente de la Junta Directiva comunicó que la Empresa, para
mayo de 1857, había denunciado y “formado con este fin un plan de trabajo, además
que una gran parte de la maquinaria y otros valiosos materiales ya se encuentran en
el país”46. Paralelamente a las positivas noticias que entregó el directivo, éste acusó
nuevamente a la autoridad la indisposición de parte de ciertos propietarios, no sólo
con la empresa, sino hacia con el progreso nacional47, en cuanto a desconocer los

43
ANFMI. Volumen 322. Solicitud de José Tomás Urmenta para la creación de una subdelegación
ambulante en las obras del Ferrocarril del Sur. 16 de octubre de 1856.
44
El Ferrocarril. 16 de octubre de 1856.
45
El Ferrocarril. 14 de octubre de 1856. La equivalencia en unidad métrica equivale a 13,37 metros.
46
ANFMI. Volumen 282. 20 de mayo de 1857.
47
Una muestra de esta situación se dio unas cuadras más allá de la ubicación del complejo ferroviario,
en la propiedad de Joaquín Valledor. Quién se indispuso con el ingeniero encargado del tendido de la
línea telegráfica hacia el sur, por lo que éste comunicó al Ministro del Interior que se estaban

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acuerdos sobre la expropiación de los terrenos, lo que causó inconvenientes serios a


la empresa, “ya que al reclamar más de lo previamente dispuesto, estas sumas
alcanzan a muy cerca de la quinta parte de todo lo gastado hasta ahora” 48 en el
proyecto ferroviario. A propósito de esta situación, y dadas las diversas
problemáticas que se materializaron por este mecanismo jurídico, recién en 1857 se
discutió en el Congreso Nacional la readecuación de la normativa vigente hasta ese
momento49. Fue el diputado Alejandro Reyes Cotapos, quien ejemplificó
taxativamente las problemáticas que este mecanismo causó a la Empresa. Debido a
que en abril de 1856 esta había denunciado los terrenos necesarios para
establecimiento tanto la línea como la estación en Santiago. Pero a pesar de que la
empresa cumplió con su parte del acuerdo, cancelando los valores correspondientes,
“la mayor parte de los terrenos denunciados, han resultado cuestiones interminables,
hasta llegar el caso que en el día se encuentren 400 peones parados sin poder dar un
barretazo en el trabajo”50, a la espera de una resolución de los tribunales de
justicia.Complementó su alocución el diputado Reyes Cotapos, denunciando que
“La empresa tiene su dinero pronto para pagarle, y sin
embargo, no puede recibirse del terreno porque el propietario no se
conforma con la tasación y ha iniciado juicio; se da traslado y más

“ocasionando graves perjuicios a la celeridad de la obra, pues quedando la línea cortada en ese punto
no puede darse principio a la colocación de los alambres”. ANFMI. Volumen 283. 8 de mayo de 1857.
48
Ídem.
49
Fue en ese año cuando en el Congreso Nacional se comenzó a discutir acerca del mecanismo de la
declaración de utilidad pública que ocupaban las empresas ferroviarias para la adquisición de los
terrenos necesarios para el trazado como las estaciones, el que dató de 1838. En este escenario, se
argumentó que aquel mecanismo estaba lleno de trámites y resquicios jurídicos, que ralentizaban el
porvenir nacional y colocaron en riesgo los capitales invertidos. Este hecho fue criticado por el
senador Victorino Garrido, basándose en que diariamente la empresa de la LFS se veía afectada “por
la lentitud con se marcha en los juicios sobre declaración de utilidad pública, de terrenos que
claramente son de necesidad para el trayecto del camino”. Actas del Congreso Nacional. Senado (en
adelante ACNS), Sesión ordinaria n°3. 8 de junio de 1857, 17; Según el otro senador, Máximo Mujica, el
aparataje legal con que se desenvolvió la primera etapa de los ferrocarriles, era anacrónico y limitado,
ya que dató del 14 de agosto de 1838. Por tanto, expresó, “es un deber de la legislatura el sustituirla por
otra que concilie los intereses del público con el respeto debido a la propiedad”, ya que en los
tribunales es común ver litigios entre empresarios y propietarios, estos últimos, “llevados por un
interés particular mal entendido afectan el progreso del país con enormes retardos”. Ídem., 18.
50
Actas del Congreso Nacional. Cámara de Diputados (en adelante ACND), Sesión n3° ordinaria. 9 de
junio de 1857, 21. El diputado Reyes, había sido contratado por el directorio de la empresa del
ferrocarril del Sur un año antes como abogado de la sociedad, con “una contrata a este efecto
pagándole 18 onzas anualmente”. El Ferrocarril. 4 de abril de 1856.

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traslados, se sigue una larga tramitación hasta que se decida la


cuestión, y mientras tanto la posesión de ese terreno que la empresa
necesita, tiene que estar sometida al largo procedimiento judicial,
estorbando que se ponga el trabajo necesario, a fin de que esté
expedito el camino y puedan correr los trenes el mes de septiembre
[de 1857]”51.

Adicionalmente a lo expuesto por el diputado Reyes Cotapos, la EFS hizo


hincapié en que ella esperó de parte de los propietarios de las adyacencias de la
capital una actitud proactiva, no solo por los intereses propios de una iniciativa
privada. También adujo que, esa expectativa debió haber estado mayormente
conectada con el espíritu de progreso que un ferrocarril entregaría a Chile.
Argumentó que una vez comenzadas las faenas de construcción ferroviaria, excepto
unos pocos dueños, la mayoría de ellos “han opuesto una tenaz resistencia al pase de
la vía por sus fundos, exigiendo condiciones muy onerosas para los intereses de la
Empresa y opuestas en un todo a lo que se ve en otras partes del mundo”52. En Chile,
según la EFS, el carácter atávico de los dueños de fundos se reducía a un
“sentimiento egoísta y mal entendido, perdiendo de vista los bienes ulteriores que
un ferrocarril producirá, tanto para ellos mismos como para los demás de su
patria”53. Ante este escenario, la Junta Directiva argumentó que el único y claro
interés de los propietarios solo se basó en obtener una ganancia pecuniaria, siendo
inexistentes en estas reclamaciones alguna idea que verdaderamente pudiera
sostenerse como importante, anteponiendo la particularidad de cada individuo o
grupo antes que el colectivo de la sociedad chilena54.
En búsqueda de darle una solución a este entuerto, la EFS consiguió
ejecutar diligencias que le permitieron ir sorteando de manera gradual la oposición
de los propietarios de los fundos agrícolas. La junta directiva, se vio en la obligación

51
Ídem, 23. El énfasis es mío.
52
Segundo Informe Anual de la Junta Directiva del Ferrocarril del Sur presentado a los accionistas de
esta empresa. Septiembre 30 de 1857. Santiago. Imprenta del Ferrocarril. 1857, 4.
53
Ídem, 5.
54
De acuerdo con una comunicación de la Junta Directiva del Ferrocarril del Sur de agosto de 1857,
tomado en consideración el estado monetario de la Empresa, “y resulta que las crecidas sumas que ha
tenido el Directorio que pagar por la expropiación de los terrenos” llevó a la empresa a pedir auxilio al
Ejecutivo para cumplir con parte de sus compromisos económicos. ANFMI. Volumen 282. 17 de
agosto de 1857.

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de recurrir a los tribunales de justicia y al Congreso Nacional 55, y de esta forma poder
conseguir la apropiación de los terrenos necesarios para la vía como para el
Complejo Estación Central. Debido a los tramites y diligencias judiciales, la empresa
se vio obligada a desembolsar ingentes sumas de recursos y a paralizar las faenas
desde el sector de la “boca de la Alameda” hasta San Bernardo, lo que se conjugó en
se tuvo que gastar más “del 9,13% sobre el total de los fondos invertidos para la
consecución de la obra”56.
A pesar de estas dificultades, reconocidas por el directorio de la Empresa, en
el segundo semestre de 1857 esta celebró el haber podido conseguir “el terreno
necesario para la Estación Central en la extensión de 800 metros de largo y 200 de
ancho, que reputaba indispensable”57 y que llenó de optimismo a los empresarios,
quienes sortearon una situación ciertamente poco clara y que ralentizó los plazos
que se habían proyectado para el funcionamiento de la línea. La adjudicación de
parte de la chacra de Valdés, de acuerdo a las mediciones ya consignadas, fue a
través de “un dilatado pleito con él, y ha sido al fin adjudicado por los Tribunales a la
Empresa”58. Y dado que la resolución judicial entregó un área de acuerdo a lo
proyectado por el ingeniero Chevalier en 1856, la EFS lo consideró como un
verdadero triunfo, más aun considerando los gastos en que incurrió (no sólo por el
juicio con Valdés). Sino que también, el veredicto judicial vio la luz en un instante en
que el precio de los predios alrededor de la Estación Central se incrementó
notoriamente, “lo que habría hecho su adquisición más adelante muy costosa, quizá
imposible”59. Pero además, el directorio argumentó que en aquella área colindante
con la ciudad, a causa de la mayor circulación de ferrocarriles, de carretas, de
personas y de bienes, experimentaría de manera gradual una transformación
profunda, lo que indujo a la empresa a suponer que el proyecto de su complejo
ferroviario en el mediano y largo plazo, evitándose el error de otras empresas de
ferrocarriles, “que formaron sus estaciones arregladas solo al tráfico del día, teniendo
después que aumentarlas a un inmenso costo” 60.

55
Ver cita n°50.
56
El Ferrocarril. 1 de octubre de 1857.
57
Ídem.
58
Segundo Informe…, 10.
59
Ídem, 11.
60
Ibíd.

29
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Una vez sorteadas las dificultades que se le presentaron para hacerse del
terreno en donde levantar el futuro complejo ferroviario, la EFS dio inició a las
faenas de construcción que dieron forma a las diversas edificaciones que se
proyectaron con antelación. De esta manera, la ciudad de Santiago iba a hacerse de
su primera estación ferroviaria, hito que marcó el principio de una integración de un
sector que hasta ese momento fue ciertamente ignorado y marginado por
autoridades y particulares, y que con el paso de los años se convirtió en un
importante área de la capital, tanto desde el plano de la actividad comercial como de
servicios, además de convertirse en forma gradual en el lugar en que hombres y
mujeres eligieron para iniciar una nueva vida en la ciudad, una vez arribados desde
distintos puntos del país.

3. EL PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DEL COMPLEJO DE LA ESTACIÓN


CENTRAL DE SANTIAGO.

Hacia 1857, ya cuando la EFS tuvo la certeza de que el litigio judicial con el
dueño de la chacra en donde se ubicó el complejo estuvo resuelto a su favor,
comenzó a dar los primeros indicios que concretaron tanto el primer edificio de la
Estación Central como las demás edificaciones que completaron las actividades
ferroviarias. Cabe señalar, que de acuerdo con lo consignado por El Ferrocarril, hacia
finales de mayo de 1857, el Complejo de la Estación Central se halló en condiciones
de iniciar las faenas respectivas que le dieron forma a los edificios, talleres y
almacenes, esto porque la Empresa acopió “una gran cantidad de materiales que se
hallaron listos para construir los edificios en un estado permanente” 61.
Aproximadamente un año antes, la Empresa hizo un llamado a presentar propuestas
para la albañilería y demás obras a ejecutar, tanto del complejo como de la línea. Los
materiales que se especificaron fueron: concreto, piedra gruesa labrada, cal
hidráulica, piedra con cal común, ladrillos y piedra labrada chica62, los que en su
gran mayoría estuvieron destinados a la obra del puente sobre el río Maipo y, en
menor medida para las demás faenas del tendido. Estos materiales, no marcaron
diferencia alguna con los usados tradicionalmente en la construcción de edificios en
la ciudad, en donde la mampostería, carpintería y utilización de cal y adobe fueron la

61
El Ferrocarril. 26 de mayo de 1857.
62
El Ferrocarril. 11 de junio de 1856; 15 de junio de 1856.

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regla. Tanto de ladrillo como de adobe principalmente, fueron de uso común en la


arquitectura local de la época, de tipo neoclásico y, lo que le dio a las construcciones
una sensación de solidez y uniformidad63.
¿Pero en qué fecha se dio inicio a los trabajos de construcción de los edificios
que constituyeron el Complejo de la Estación Central? Siguiendo las informaciones
que publicó El Ferrocarril, no hay una claridad que permita afirmar una fecha exacta.
Más bien, el medio de comunicación confundió en ocasiones el inicio de los trabajos
relacionados con el estudio y posterior construcción de la línea con los referidos a la
terminal ferroviaria64. La única referencia relativamente precisa, la entregó el
ingeniero Chevalier, quién señaló, a propósito de una consulta hecha por el
periódico, que los trabajos (de manera general) “iniciarían en el próximo mes de
abril”65, fecha en la cual, la EFS debió disponer de una primera versión de los planos
elaborados por los ingenieros comisionados para el trayecto. Pero a pesar del litigio
jurídico por la expropiación del terreno, desde un primer momento la empresa
consideró que aquello desembocaría a su favor. Muestra de ello es que en relación a
una propuesta de durmientes, se determinó que estos debieron ser entregados “en la
estación del ferrocarril en la Cañada, frente a la Alameda de Yungay”66. Lugar desde
el cual, no sólo se proyectó el citado complejo, sino también fue el centro de
operaciones logísticas desde donde se distribuyó el material y herramientas hacia las
faenas carrilanas, esto a través de carros de cuatro ruedas montados sobre rieles e
importados desde Inglaterra 67.
Considerando la información de la prensa como la de la propia Empresa, fue
el mes de julio de 1856 la fecha en donde se dio inicio a los trabajos que
constituyeron el Complejo y la línea del ferrocarril del Sur 68. Fueron 600 los
trabajadores involucrados en esta acción, lo que hace suponer que esta masa de
personas se haya reunido en las inmediaciones de los trabajos, para posteriormente
ser distribuidas a lo largo de los faenas, hecho “tan grandioso, que lleva en sí el

63
Patricio Basáez y Ana María Amadori, Estación Central/Estación Mapocho. Construcciones
ferroviarias en Santiago,(Santiago: Universidad de Chile. Facultad de Arquitectura y Urbanismo.
Departamento de Historia y Teoría de la Arquitectura, 1995), 40-41.
64
El Ferrocarril. 14 de febrero de 1856; 8 de marzo de 1856.
65
El Ferrocarril. 17 de marzo de 1856.
66
El Ferrocarril. 19 de abril de 1856.
67
El Ferrocarril. 1 de julio de 1856.
68
El Ferrocarril. 2 de julio de 1856.

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hermoso porvenir de una fracción bien importante de la República”69. De la cifra de


trabajadores reseñada, es difícil establecer cuál fue el número que se concentró en
las labores, ya que la única alusión sobre el tema se dio en relación a que el
contingente de peones aumentó con el paso de los meses70. Pero las tareas en la
Estación Central no estuvieron exentas de problemas, dado que sufrió robos y
saqueos por parte de personas que entraron a robar leña, maderas y otros materiales.
A tal punto llegó la situación, que la Empresa recurrió al Intendente de la provincia
para pedirle la autorización de que los guardias de la estación portaran armas. La
premura de esta solicitud se basó en que “un número de personas forzaron la puerta
y maltrataron al portero que está a cargo, descarrillando algunos carros y llevándose
una cantidad de leña, diciendo que podían entrar y salir cuando quisiesen” 71. La
respuesta de la autoridad vino con el nombramiento de una subdelegación
ambulante especial para el camino en construcción72.
En su etapa primigenia de construcción, la EFS proyectó la ocupación de
construcciones basadas principalmente en la madera y adobe, debido a que la idea
final abarcó que para los edificios definitivos, el uso de hierro galvanizado solicitado
a Inglaterra, cubriera tanto el terminal de pasajeros “como la casa de máquinas, que
será toda de este material; al igual que el taller de las máquinas se hará de ladrillo
con techo de fierro”73. No contando aún con aquel material importado, el complejo
ferroviario tuvo que satisfacer sus necesidades con los elementos provisionales que
dispuso, tanto para el funcionamiento y mantención del material rodante, como para
pasajeros y personal que ejerció funciones en la empresa. Según el propio informe, al
cabo de 12 meses el terminal de pasajeros iba a entrar en funciones con sus
respectivos puntos de atención al público, proyectándose que al finalizar este plazo
la Estación Central de ferrocarril
“Será toda de fierro y de 108 varas de largo; al lado de ella habrá un edificio de
ladrillo que contendrá las oficinas y salas de recibo. Los almacenes para mercaderías
deben tener 108 varas de largo hechos de modo que se puedan prolongar 72 varas

69
El Ferrocarril. 8 de julio de 1856.
70
El Ferrocarril. 6 de enero de 1857.
71
El Ferrocarril. 19 de mayo de 1857. El argumento expuesto fue que de esta forma el maestro de la
estación, Jorge Gaskill, siendo “autorizado a tener una guardia armada entre los mismos empleados,
para que vigilen, los objetos indicados, se evitarían estos males, precaviendo otros”.
72
El Ferrocarril. 23 de mayo de 1857.
73
Informe del Ingeniero en Jefe Walton Evans acerca de los trabajos del Ferrocarril del Sur. Sección
Estación Central. En Segundo Informe…, 23.

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más, cuando sea necesario. Estos edificios serán de ladrillo y adobe con techo de
fierro galvanizado y afianzado con postes de cedro, cuya división correrá por ambos
lados de la estación. Estas planchas se han pedido a Inglaterra, y probablemente
vienen en camino a la fecha”74.
La potencialidad del Complejo explicó la Empresa, no se basó sólo en
representar una edificación novedosa y digna de admiración desde el punto de vista
arquitectónico, sino que también que significó un “lugar digno de atención del
público y de aquellos que tomen un interés en la prosperidad del país” 75, más aun
considerando que el complejo se presentó como una real oportunidad para los
negocios y el comercio, debido a su ubicación como a la actividad misma de una
línea ferroviaria que iba a cubrir un área significativa de la zona centro-sur del valle
Central. Ya que los edificios provisionales estuvieron levantados y aptos para ser
ocupados, la EFS decidió ponerlo en funciones en septiembre de 1857,
“principiándose con esta acción las fiestas del aniversario patrio, la cual será popular
y solemne”76, y a la vez se esperó contar con la asistencia “de todas las notabilidades
y altas dignidades de la nación”77. De esta forma, se entregó al servicio público el
ferrocarril entre Santiago y San Bernardo el día 16 de septiembre, ofreciéndose a las
personas la posibilidad de comprar los boletos en las oficinas dispuestas por la
Empresa en la Estación Central78. Aunque es preciso destacar, que la Empresa realizó
ensayos de las maquinarias semanas antes de la inauguración oficial, como se precisó
el hecho de que a final de agosto, pasado el mediodía la “locomotiva Santiago se
lanzó por primera vez desde la estación para salir a ensayar a la vía”79.
Si a partir de septiembre de 1857 la EFS entró en funciones, y dado que la
inauguración ocurrió el 16 de ese mes, es en ese instante en que debe establecerse
como la fecha de puesta en funciones de la Estación Central. Según las
informaciones recogidas, ni en la prensa ni en algún fondo oficial, ni desde la
Empresa misma hay indicios que haya existido algún tipo de ceremonia o acto para
la entrega del terminal de pasajeros, sino que tanto la línea como el complejo fueron
abiertos el día citado. Esta acción, como se verá más adelante, recién fue efectuada a

74
Ídem, 24.
75
Ibíd.
76
El Ferrocarril. 5 de septiembre de 1857.
77
El Ferrocarril. 6 de septiembre de 1857.
78
El Ferrocarril. 10 de septiembre de 1857.
79
El Ferrocarril. 25 de agosto de 1857.

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finales de 1859, pero aquello no incide en que la operatividad de la Estación Central,


independientemente de edificios permanentes o temporales, comenzó en 1857 según
las fuentes de la época y de la propia empresa.
Como consecuencia de esta entrega, a partir de edificios provisionales como
la Empresa misma señaló y, el aumento del flujo de las personas que ocuparon el
ferrocarril, gradualmente el edificio terminal comenzó a presentar dificultades. Sus
espacios no fueron óptimos, ya que era común que los pasajeros tuviesen que
movilizarse al interior de edificio con sus bultos y maletas, lo que en un lugar de
reducido tamaño, provocó estragos. No hubo una correlación entre los lugares de
boleterías, embarque y equipaje, causando más molestias que beneficios a los
usuarios80. Situación que no fue ignorada por la EFS, debido a que no fue posible
adelantar los trabajos de la estación como fue proyectado, dando cuenta de las
incomodidades de los pasajeros debido a instancias ajenas al quehacer de la
empresa. ¿Cuáles fueron? Además de las largas distancias y tiempos que se debieron
esperar por los materiales, las quiebras de las fábricas que ejecutaban las obras y la
crisis monetaria que pesó sobre Inglaterra y los Estados Unidos, fueron los
argumentos aludidos para tratar de explicar los atrasos. Eso en cuanto al terminal de
pasajeros, ya que el panorama en los otros sectores del complejo fue distinto. En el
informe enviado por el ingeniero Walton Evans, se explicó, que hasta esa fecha, casi
la totalidad de las vías ya estaban colocadas, y solo faltó instalar los cambia-manos
respectivos; acerca de las murallas y algunos edificios, ya estaban levantados,
quedando únicamente detalles. En cuanto a las estructuras metálicas que se usaron,
Evans expuso que
“La Estación de pasajeros, edificio de fierro, está pronta, y
esperemos por momentos su llegada a Valparaíso. La casa para
locomotivas, también de fierro, está concluida en Inglaterra, y
probablemente se halla ya embarcada. Las barracas permanentes
están edificadas y concluidas como también uno de los estanques de
fierro.
La torna-mesa grande que forma el centro de la casa de
locomotivas está colocada, como también toda maquinaria de la
maestranza, con su máquina motora de vapor. Se levantan

80
El Ferrocarril. 4 de marzo de 1858.

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Sottorff Neculhueque, Carlos. “El Complejo de la Estación Central de ferrocarriles: construcción, ubicación y relación con el espacio capitalino
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actualmente galpones de techos de fierro galvanizado para proteger


carros”81.
A propósito de los materiales de fierro, como las vigas y techos que se
ocuparon en diversos edificios de la Estación Central, estos arribaron a mediados de
1858, lo que le iba a permitir a la Empresa completar las estructuras que requerían de
este material en el próximo verano, que eran de prioridad para la empresa. Se colige
que estos fueron: la sala de máquinas, maestranza y el terminal de pasajeros, ya que
para cumplir con ese objetivo la dirección de la EFS había dispuesto detener la
construcción de todos los edificios que no eran de absoluta necesidad82. Hasta ese
instante, según los costos entregados por la misma empresa, esta gastó para 1858 la
suma de 180.496,60 pesos en todo el ítem referente a la Estación Central, más otros
68.839,26 pesos en la construcción de las bodegas. Según el balance de la
contabilidad, se invirtieron 249.335,86 pesos en los preparativos del complejo
ferroviario83.
La culminación de las labores referentes a la colocación del techo metálico en
la estación de pasajeros se hizo efectiva en 1859. Así, el edificio “de 360 pies de largo
y 40 de ancho, destinado a almacenes, está concluido y pronto para el uso, del
mismo modo se ha concluido la maestranza con toda su maquinaria armada y en
juego”84. De acuerdo con el informe evacuado por la Empresa, el complejo estuvo en
condiciones de comenzar a operar de manera fluida, ya que la casa de máquinas, la
romana (de 30 toneladas), las caballerizas y las vías entraron en operación ese mismo
año. Incluso, la maestranza quedó en funcionamiento a pesar de lo dificultoso que
resultó su edificación y ensamblaje de las partes, quedando plenamente en funciones
para ejecutar “toda clase de composturas y construcciones para ferrocarril, menos
fundiciones de fierro y el tiempo dirá si sea necesario agregar una casa de fundición a
los trabajos”85. Según el informe, se gastó un total de 270.295 pesos.

81
Informe del Ingeniero en Jefe del Ferrocarril del Sur, Walton Evans, a la Junta Directiva de la
empresa. En Tercer Informe Anual de la Junta Directiva del Ferrocarril del Sur presentado a los
accionistas de esta empresa. Septiembre 30 de 1858. Santiago. Imprenta del Ferrocarril, 21-22.
82
Tercer informe anual…, 4; El Ferrocarril. 19 de octubre de 1858.
83
Es la primera ocasión en que la Empresa del Ferrocarril del Sur publicó los costos que significó la
construcción del complejo de la Estación Central.
84
Cuarto informe anual de la Junta Directiva del Ferrocarril del Sur presentado a los accionistas de
esta empresa. Septiembre 30 de 1859. Santiago. Imprenta del Ferrocarril. 1859, 10.
85
Ídem, 11.

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La propia Empresa antes de dar el balance anual, remitió al gobierno un


resumen de sus actividades del año, dentro de las cuales se destacó que en el primer
semestre de 1859 los techos de fierro de los edificios permanentes de la Estación
Central fueron instalados. Además, el terminal de pasajeros y de carros que se
levantó paralelamente al edificio destinados a boleterías y oficinas, fueron acabados
ese año. Pero un aspecto que llamó la atención estuvo referido con el edificio
destinado a la casa de máquinas o locomotivas, el cual se pensó en una primera
etapa de madera, pero que fue reemplazado por una estructura metálica proveniente
de Inglaterra. La decisión tomada por el directorio se argumentó en que se quiso
evitar el riesgo de incendios de cualquier edificación del complejo, ya que “semejante
desgracia paralizaría las operaciones del camino por mucho tiempo”86.
Paralelamente a la conclusión de los trabajos que dieron forma a los primeros
edificios del Complejo Estación Central, el terminal de pasajeros se perfiló como un
lugar de atractivo para algunos sectores de la sociedad capitalina. De acuerdo con las
informaciones, además del Teatro Municipal recientemente inaugurado, no hubo
por aquel instante en Santiago grandes y modernos edificios, por lo cual, la Estación
Central marcó una novedad. Se caracterizó a esta como un lugar con cualidades
estéticas muy a la vanguardia, y que en un breve plazo “representará uno de los más
bellos y pintorescos sitios de recreo y distracción”87, para situarse como “en el único
paseo que tenemos ahora, reemplazando la falta de cualquiera otro”88. Las masivas
concurrencias de cada fin de semana, fueron aprovechadas para montar tanto ferias
como exposiciones, generándose una interacción de los distintos miembros de la
sociedad, para quienes el terminal ferroviario fue uno “de los paseos más agradables
que al presente tiene Santiago”89. Incluso, algunas instancias de caridad
aprovecharon el nuevo espacio público, tal como sucedió con la feria de San Vicente
de Paul y otras obras de carácter filantrópico90. Huelga señalar que fue la misma
Empresa, que en 1857 instaló un servicio de carros de sangre entre la estación y la
calle San Diego. Pero independientemente de aquello, tanto hombres como mujeres
escogieron aquel lugar novedoso y ciertamente vanguardista, en el límite poniente

86
Memoria del Ministro de Estado en el Departamento del Interior presentada al Congreso Nacional
de 1859. Imprenta de la Sociedad. Santiago. 1859, 30.
87
El Ferrocarril. 17 de mayo de 1859.
88
El Ferrocarril. 13 de julio de 1858.
89
El Ferrocarril. 27 de septiembre de 1859.
90
El Ferrocarril. 1 de octubre de 1859.

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de la rada urbana de una ciudad que no se caracterizó por su brillantez y


modernidad a finales de la década de 1850.
El efecto de atracción para las personas, se vio reflejado en la ceremonia de
bendición realizada para el EFS hacia noviembre de 1859. De acuerdo con la crónica,
además de realzar el inmenso progreso nacional que la puesta en servicio de la línea
significó, también se destacó que desde que se puso en funciones el ferrocarril y las
instalaciones del complejo en 1857, se demostró que para el conjunto de las personas,
“sea en todas las clases de esta, desde los más altos hasta los más bajos, desde el rico
hasta el gañán, desde el capitalista hasta el pobre industrial, no hay quien no crea en
el poder de las líneas férreas”91. Más aún, llegando a través de la Cañada en ingentes
cantidades, las personas que se dieron cita en la Estación Central, muchas de ellas,
que por primera vez vieron y escucharon una locomotora, celebraban, a decir de la
crónica fue “la victoria del vapor sobre el espacio y el tiempo, el triunfo de la materia
animada, movida por el espíritu sobre la materia bruta que no siente y siempre sale
al paso del progreso”92. Aunque el mayor motivo haya sido probablemente la
curiosidad antes que la pertenencia a un proyecto modernizador, ya que
mayoritariamente los asistentes fueron personas de los segmentos más menesterosos
de la capital, para quienes la Estación Central no era una novedad, dado que estuvo
en funciones desde años atrás.
A pesar de las muestras de orgullo por el significado que representó el
ferrocarril como su complejo para la capital, las instalaciones del Complejo Estación
Central comenzaron a sentir el rigor producto del aumento de la demanda de
pasajeros como por el servicio de carga. Hechos que la propia empresa señaló al
gobierno, y que generó la preocupación de sus autoridades, debido a que con el
transcurso de los meses la recepción de los volúmenes de carga y transporte se
acrecentaron, en especial por los productos agrícolas que arribaron de las provincias.
Debido a ello, el presidente de la Junta Directiva comunicó la decisión de tener que
invertir capitales para dar mayor fluidez y ampliar el espacio del servicio de carga y
bodegaje93. Desde ese instante, la EFS colocó gran parte de su atención y recursos,
tanto humanos como capitales, en la extensión del trayecto hacia la zona sur del
valle Central, y dando ciertamente concluidas mayores intervenciones en la Estación

91
El Ferrocarril. 15 de noviembre de 1859.
92
Ídem.
93
Memoria que el Ministro de Estado en el departamento del Interior presenta al Congreso Nacional
de 1860. Santiago. 1860, 32-33.

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Central. En adelante, la ampliación del Complejo vino por cuenta de la línea que
vino desde Valparaíso, que proyectó e instaló igualmente su centro de operaciones
en aquella zona94 a partir de 1862.
Ciertamente, al igual que la fase de construcción ejecutada por la EFS, la
EFVS, ocupó una cantidad importante de trabajadores en sus faenas, 6.959 personas,
de los cuales no existió ninguna información relativa a las labores en la construcción
de su estación terminal en Santiago95. Tampoco esta Empresa, se vio afecta a las
dificultades que encontró la EFS cuando llevó a cabo la denuncia del terreno y la
posterior expropiación para su edificio respectivo. En este sentido, es posible colegir
que las decisiones que influyeron en levantar su estación en el mismo sitio que la
Estación Central, fue más que todo por aspectos técnicos y financieros. Acerca de los
primeros, ya había un área determinada en la ciudad, sobre la cual se construyó un
núcleo ferroviario, por tanto, fue menos dificultoso explorar esa posibilidad, lo que
finalmente se hizo. Sobre lo segundo, siguiendo la lógica anterior, en caso de tener
que efectuarse un desembolso oneroso de recursos, la Empresa pudo tener cierta
claridad de cuánto sería el valor del terreno, evitarse potenciales gastos jurídicos y
acceder a la propiedad de aquel de forma fluida y en menor tiempo.
Los trabajos que dieron forma a la sección poniente de la Estación Central,
correspondientes a la EFVS comenzaron durante la segunda mitad de 1861, una vez
confirmada la contrata para la construcción del Ferrocarril de Quillota a Santiago,
firmada en septiembre de ese año entre el poder Ejecutivo y Enrique Meiggs. En esta,
la única referencia sobre la estación de la capital señaló que el contratista debió
limitarse a las orientaciones e instrucciones que el ingeniero en jefe de las obras le
señaló, y que estas tuvieron un plazo de 3 años para ser acabadas y entregadas para
el servicio de la línea ferroviaria 96. Consagrada la relación contractual entre las
partes, se dio inicio a los trabajos que dieron forma a la terminal de la EFSV, aunque
no exenta de dificultades, ya que se destacó que los trabajos no avanzaron acorde a
las expectativas, debido a las cosechas agrícolas, “a que se dedican con preferencia

94
Ver nota n°37.
95
ANFMI. Volumen 446. Comunicación acera de los trabajos ejecutados en el Ferrocarril del Norte. 11
de diciembre de 1862.
96
ANFMI. Volumen 400. Contrata para la construcción del Ferrocarril de Quillota a Santiago. 24 de
septiembre de 1861.

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los peones hasta el mes de febrero”97, ante lo cual, únicamente se pudo realizar
trabajos limitados en la estación, como la colocación de las vías permanentes en ese
lugar98. Pero el nivel de impacto de esta conducta de los peones, se unió a otro
atavismo propio del trabajador nacional, su tendencia a la mala conducta y actos
delictivos. Tal como sucedió con las faenas de la EFS, acá también se requirió de la
autoridad provincial y nacional acciones para evitar desbordes peonales, ya que a
causa de las faenas propias de una actividad ferroviaria, las riñas y robos de toda
especie son frecuentes siendo la autoridad impotente para contener los mil abusos
que se comenten, como ocurrió en la subdelegación de Chuchunco 99 y otras
adyacentes al trayecto del ferrocarril.
En relación a los materiales ocupados en este nuevo edificio, no se
diferenciaron radicalmente en comparación a la estación de la EFS. La madera, la cal
y el ladrillo predominaron en las faenas de la casa de locomotoras, en las bodegas y
las oficinas y áreas destinadas el terminal de pasajeros. Además, se materializó la
puesta en marcha de una cisterna de agua, pozo y pescante, se asfaltó el piso de cada
una de las edificaciones y, en la entrada de la estación por la Alameda se instalaron
“puertas de fierro y una balaustrada del mismo metal entre estas y la estación del
sur”100. Adicionalmente, en su frontis se colocó su nombre y la distancia relativa que
la separó con Valparaíso101. Pero las obras ejecutadas, que estuvieron dentro del
acuerdo de Meiggs con el gobierno, al cabo de un año de entregadas para el servicio
presentaron problemas y necesitaron de reparaciones. Fue el caso del asfalto con que
se cubrió la superficie de los edificios, el cual debió ser renovado, además del techo y
detalles de la estación102; hechos ante los cuales Meiggs reconoció que era común
que se presentaran este tipo de problemas, menores en todo caso, en espacial
cuando no se contó con los mejores materiales ni con personas preparadas para las

97
ANFMI. Volumen 413. Comunicación acera de los trabajos ejecutados en el Ferrocarril del Norte. 13
de enero de 1862.
98
Ídem.
99
ANFMI. Volumen 435. Comunicación por trabajos del Ferrocarril del Norte del Intendente de la
Provincia al Ministro del Interior. 26 de junio de 1862.
100
Informe del Superintendente del Ferrocarril Valparaíso-Santiago. 4 de marzo de 1864. En Memoria
que el Ministro de Estado en el departamento del Interior presenta al Congreso Nacional de 1864.
Santiago. 1864, 233.
101
ANFMI. Volumen 469. Comunicación del ingeniero Guillermo Lloyd acerca de los trabajos en la
Estación de Santiago. 7 de mayo de 1864.
102
ANFMI. Volumen 470. Comunicación acerca de las reparaciones que debe ejecutar en las obras del
ferrocarril el contratista Enrique Meiggs. 16 de septiembre de 1864.

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diversas tareas. Además, agregó que él, únicamente siguió las instrucciones del
ingeniero en jefe, remitiéndose a la relación contractual firmada con el Ejecutivo en
1861103.
Finalmente, la empresa de la EFVS tuvo que incurrir en nuevas inversiones y
proyectos para la ampliación del terminal en Santiago, ya que se hizo hincapié con el
paso de los años a que no sólo las imperfecciones de la obra ejecutada por Meiggs
causaron dificultades, sino que el aumento de la demanda por carga y bodegaje y la
mayor cantidad de pasajeros, al igual que en la EFS, desembocó en llevar a efecto
cambios, para hacer frente a esta coyuntura104, adquiriendo nuevos terrenos en los
cuales se levantaron nuevos edificios de bodegas de trasbordo, ya que la sección
primigenia no fue suficiente en sus dimensiones con los requerimientos de la
empresa como de las clientes105. Para concretar esta necesidad, la EFVS dispuso de
un monto de 105.000 pesos, con los cuales se realizaron los trabajos para levantar los
galpones destinados a la carga, con una dimensión de 300 metros de largo, más la
ampliación del terminal de pasajeros y, una casa de máquinas con capacidad de
albergar hasta 18 locomotoras106.
De esta manera, y después de varios años el complejo de la Estación Central
se completó a partir de la unión en un mismo punto de las líneas ferroviarias más
importantes del país. Dada esta convergencia, el sector en donde se ubicó el
Complejo se fue perfilando paulatinamente en un centro de la actividad comercial y
de servicios, independientemente de estar en una zona alejada del centro
tradicional. La puesta en marcha de las actividades de transporte de pasajeros y de
carga, más los propios edificios, dieron nuevos bríos a un área que hasta antes de
todo este proceso no era mayormente considerada más allá de lo relacionado con la
agricultura. Ante estos nuevos matices, la consolidación del Complejo ferroviario le
entregó un argumento más a Santiago para perfilarse de manera definitiva como el
punto neurálgico de esta actividad y reforzar el sentido de centralidad con respecto a
otras ciudades; además del empuje a las ideas de modernidad y progreso anheladas

103
ANFMI. Volumen 470. Vicios y problemas en la línea del Ferrocarril del Norte por Enrique Meiggs.
6 de octubre de 1864.
104
ANFMI. Volumen 511. Informe del Superintendente del Ferrocarril del Norte Ángel Prieto y Cruz
sobre la Estación de Santiago. 29 de julio de 1867.
105
ANFMI. Volumen 512. Comunicación del ingeniero Jorge Lyon sobre la Estación de Ferrocarriles de
Santiago. 31 de diciembre de 1868.
106
Memoria que el Ministro de Estado en el departamento del Interior presenta al Congreso Nacional
de 1869. Santiago. 1869, 20-21.

40
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por las autoridades y capitalistas, que vieron como un proyecto que en algún
momento se debilitó, ya hacia la segunda mitad de la década de 1860 funcionó a
plenitud, abriendo potenciales oportunidades y posicionando a Chile en la
vanguardia regional en cuanto al uso de los ferrocarriles.

4. CONCLUSIÓN

Hacia finales de la década de 1850, en Santiago se materializó el tan anhelado


objetivo de tener en funciones una línea ferroviaria, al cual años más tarde se unió el
trayecto que provenía desde el puerto de Valparaíso. En este contexto, la primera
conclusión que salta a la luz tiene que ver con que la iniciativa de la Empresa del
Ferrocarril del Sur, estuvo en sintonía en cuanto a los intereses y las expectativas que
hubo en la esfera de lo público. Tanto para el poder Ejecutivo como el Legislativo, la
instalación de una línea de ferrocarril en la capital fue algo de importancia, y la
dinámica que se generó entre las esferas privadas y publica, determinó de manera
fundamental la cristalización del proyecto de que Santiago asistiese a la
inauguración de su primera estación de ferrocarriles en 1857.
A pesar de las problemáticas, la EFS fue capaz de poner en marcha su
proyecto, que si bien tuvo como eje el tendido de una línea de ferrocarril, también
apuntó al levantamiento de los respectivos edificios y galpones pertinentes para la
actividad que buscó poner en funcionamiento. A través de este trabajo, se ha podido
identificar que el mecanismo jurídico-administrativo con qué la EFS adquirió las
propiedades necesarias fue la expropiación. Para ejecutar la acción expropiatoria, la
Empresa se basó en los informes resultantes de las visitas que hicieron los ingenieros
en diversos puntos de las afueras de la ciudad. De ello, se arguyó que
independientemente de que la zona poniente no presentó ningún tipo adelanto
material, el valor de las chacras y parcelas ubicadas ahí tendrían un alza debido a la
presencia del ferrocarril, siendo casi imposible en el tiempo para la Empresa adquirir
propiedades en esa zona.
En cuanto al proceso de construcción del Complejo Estación Central, la
realidad marcó que el tipo de materiales que se ocuparon no dictaron de ser
distintos de aquellos que se ocuparon en los proyectos arquitectónicos que se
presentaron en la ciudad desde mediados del siglo XIX. Quizá, el elemento
mayormente novedoso fue el galpón metálico que cubrió el terminal ferroviario. En

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todo caso, independiente del tipo de materiales ocupados, los edificios que
albergaron la terminal de pasajeros y las bodegas, al cabo de pocos años fueron
insuficientes, lo que obligó a las Empresas a tomar medidas para dar soluciones a
aquellos aspectos vinculados al transporte de pasajeros y cargas. Pero aun cuando la
actividad se incrementó cada año, se debe comprender el Complejo ferroviario desde
una doble dimensión. La primera, en cuanto a que éste fue una alteración no sólo del
sector en donde se ubicó, modificando el paisaje de una ciudad caracterizada
mayormente por elementos atávicos. Fue éste un conjunto de edificios de carácter
moderno, lo que también incluyó el tipo de relaciones laborales y comerciales que se
desarrollaron en su interior, muy a contrapelo de lo que comúnmente se encontraba
por esa época en la capital. La segunda, es aquella que tiene que ver con el
surgimiento en el sector poniente de un núcleo ferroviario, reforzado con la
convergencia que desde la primera mitad de la década de 1860 se dio en ese punto de
los tendidos ferrocarrileros. De esta manera, el Complejo Estación Central con sus
bodegas, maestranza y talleres y la terminal, se consolidó como la plataforma desde
donde se desplegó la actividad ferrocarrilera hacia la zona Centro-Sur del país;
además, la gran mayoría de los productos o bienes que se destinaban al consumo
interno de la nación o para exportación, con destino hacia Valparaíso, Santiago o el
sur, tuvo que necesariamente pasar por este lugar.

5-BIBLIOGRAFÍA

Fuentes primarias e impresas:

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283, 322, 400, 413, 435, 446, 469, 470, 511, 512.
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junio de 1857.
Actas del Congreso Nacional. Cámara de Diputados. Sesión n°3
ordinaria de 9 de junio de 1857.
Memoria del Ministro de Estado en el Departamento del Interior
presentada al Congreso Nacional de 1856. Imprenta La
Sociedad. Santiago, 1856.

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Memoria del Ministro de Estado en el Departamento del Interior


presentada al Congreso Nacional de 1859. Imprenta La
Sociedad. Santiago, 1859.
Memoria del Ministro de Estado en el Departamento del Interior
presentada al Congreso Nacional de 1860. Santiago, 1860.
Memoria del Ministro de Estado en el Departamento del Interior
presentada al Congreso Nacional de 1864. Santiago, 1864.
Primer Informe Anual de la Junta Directiva del Ferrocarril del Sur
presentado a los accionistas de esta empresa. 16 de septiembre
de 1856. Santiago. Imprenta del Ferrocarril, 1856.
Segundo Informe Anual de la Junta Directiva del Ferrocarril del Sur
presentado a los accionistas de esta empresa. 30 de septiembre
de 1857. Santiago. Imprenta del Ferrocarril, 1857.
Tercer Informe Anual de la Junta Directiva del Ferrocarril del Sur
presentado a los accionistas de esta empresa. 30 de septiembre
de 1858. Santiago. Imprenta del Ferrocarril, 1858.
Cuarto Informe Anual de la Junta Directiva del Ferrocarril del Sur
presentado a los accionistas de esta empresa. 3 de septiembre
de 1859. Santiago. Imprenta del Ferrocarril, 1859.

Periódicos:
El Ferrocarril: años 1855, 1856, 1857, 1858, 1859.

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(1856-1864)”. Revista Notas Históricas y Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 8 - 44
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¡PINTANDO HACEMOS PATRIA¡ CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO-NACIÓN


CHILENO Y LA FUNDACIÓN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE PINTURA
(1849)

¡MAKING NATION TROUGHT PAINTING! THE CHILEAN NATION-STATE


CONSTRUCTION AND THE NATIONAL ACADEMY OF PAINTING
FOUNDATION (1849)

José Quinteros Venegas


Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
jose.quinteros.v@mail.pucv.cl

Rubén Villanueva Maulén


Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
ruben.villanueva.m@mail.pucv.cl

Recibido el 10 de octubre de 2018 Aceptado el 12 de diciembre de 2018

Resumen Abstract
En este artículo daremos cuenta bajo un enfoque In this article we’ll report, under a political-cultural
político-cultural cómo el discurso del Estado-Nación approach, about how the Chilean nation-state speech
chileno en torno a la educación basados en tópicos regarding education, based on topics such as progress,
como el progreso, el orden, la nación, la patria y el order, nation, homeland and heroism, are represented in
heroísmo se ven representado en la fundación de la the National Academy of Painting foundation and
Academia Nacional de Pintura y sus reglamentos en regulations from 1849. The development will be treated
1849.Se tratará este desarrollo por medio de tres trough three sections; the first one, based on the concepts
apartados; uno en base a los conceptos que se manejan used in the official documents about the foundation of
en los documentos oficiales sobre la fundación de la the Academy; the second one, where the educational
Academia; un segundo, en donde se tratará el programa program and the ideas behind it in the foundation will be
educacional y las ideas detrás de este en la fundación; y discussed; and finally, how it’s reflected in the pictorial
finalmente cómo se refleja en las temáticas pictóricas de themes of the first generation of Academy artists
la primera generación de artistas de la Academia pensioned by the State.
pensionados por el Estado.

Palabras Clave: Academia de Pintura- Estado- Keywords: Painting Academy – Nation-State in


Nación en la Educación- Nacionalismo cívico- Education – Civic Nationalism- Pictoric Neoclasicism.
Neoclacisismo pictórico.

Para citar este artículo:

Quinteros Venegas, José & Villanueva Maulén, Rubén. “¡Pintando hacemos patria¡
Construcción del Estado-Nación Chileno y la fundación de la Academia Nacional de
Pintura (1849)”. Revista Notas Históricas y Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018:
pp. 45 - 67

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1. INTRODUCCIÓN

Un aspecto que fue parte importante en el proceso de construcción del


Estado—Nación chileno, durante el siglo XIX, es la educación. Y dentro de esta está
un tópico que es común a cualquier sociedad, que es la educación artística. Hoy (año
2018), esa educación artística tiene el nombre en las Bases Curriculares de: “Artes
Visuales”, antes llamadas “Artes Manuales” y/o “Artes Plásticas”, presentes en los
contenidos mínimos obligatorios tanto en la enseñanza básica como media. 1
Nosotros nos preguntamos ¿en qué aspectos se vinculan las artes visuales con
la construcción del Estado-Nación en el siglo XIX? Con las “Artes Visuales” donde
están contemplados la pintura, la escultura, la arquitectura, la teoría artística, etc.2,
se puede construir una identidad y/o reflejar un tipo de estilo, como “sacarnos una
foto y sorprendernos”, y de esa sorpresa, de esa identificación, sentirse incluido o
excluido de ésta, desde la más grande a la más pequeña.
Con lo dicho anteriormente, y en base al estudio del siglo XIX, podemos ver
que este ideal pudo reflejarse en la necesaria creación y fundación de instituciones a
lo largo de todo este período. Nosotros nos basaremos para explicar y analizar la
importancia de este tema, en los discursos emanados de la fundación de la Academia
Nacional de Pintura, en 1849. De este análisis se desprende lo que será el problema
de estudio en este trabajo y es, ¿en qué aspectos se refleja el discurso educacional del
Estado-Nación decimonónico tanto en la fundación como en los primeros años de
funcionamiento de la Academia Nacional de Pintura?
Bajo el análisis de discursos y de algunas obras artísticas representativas
hemos podido responder en algún grado dicha pregunta. Podemos demostrar en
base a dicho análisis que existe la presencia de ideales representados en tópicas
como orden, progreso, nación, patria y heroísmo, centrados principalmente en la
educación y que fueron utilizados por el Estado y, que luego se concretizaron en la
fundación y en el funcionamiento Academia en 1849.

1
Mineduc, “Bases curriculares, Año 2012 para Educación Básica,” MINEDUC,
http://www.curriculumenlineamineduc.cl/605/articles-21316_programa.pdf (Consultado el 24 de junio
de 2015).
2
Ernst Gombrich, La historia del Arte (China: Phaidon, 2012). Gracias a este texto podemos
comprender los diferentes estilos que se desarrollan en este período, durante el siglo XIX, en Europa y
que inciden en el desarrollo en Chile.

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Para llevar a cabo dicha demostración, nuestro objetivo central en este


estudio es aclarar y especificar los aspectos ideológico-educacionales de la
construcción del Estado-Nación expresados, a través, de los discursos y la utilización
de tipos específicos de estilos artísticos (pictóricos), en el proceso de fundación y,
que fueron puestos en marcha por la Academia. Específicamente nos centraremos en
el análisis de aspectos como el ideal educativo -orden para el progreso de la nación-
y la relación con la enseñanza de la temática neoclásica en el arte con los ideales de
la construcción del Estado-Nación y la influencia europea en el análisis mencionado.
En lo metodológico principalmente trabajaremos en el análisis de los aspectos
mencionados presentes en los discursos del presidente de la república de entonces
Manuel Bulnes, en su cuenta pública a la nación en 18493, el discurso pronunciado
por Alejandro Ciccarrelli cuando se funda la Academia de Pintura4, y el reglamento
de esta institución dictado por el entonces ministro de Justicia, Culto e Instrucción
Pública Salvador Sanfuentes5, y su comparación entre sí. El enfoque historiográfico a
usar, es el de una historia política y cultural, que centrará su análisis en los tópicos
discursivos centrales en los documentos emanados por algunas altas autoridades del
Estado (leyes y decretos), con el fin político de crear instituciones que perduren en el
tiempo y, en lo cultural, de crear un imaginario y representación6 específicas del
discurso liberal propio de la década de la década de los años cuarenta del siglo XIX
en Chile7 y cómo este ideal se condeciría con un estilo temático de las pinturas de los
estudiantes, el neoclásico. El anterior análisis de los tópicos centrales del discurso irá
de la mano con el cotejo bibliográfico que pudo formarse a partir de la configuración
del estado del arte.
Para el análisis que llevamos a cabo en el desarrollo del trabajo, utilizamos
diferentes fundamentos teóricos que nos sirvieron para poder desarrollar el
problema planteado. Estos trataran la historia y el desarrollo de la Academia de

3
Documentos parlamentarios: Discursos en la apertura de las sesiones del Congreso, memorias
ministeriales correspondientes al segundo quinquenio de la administración Bulnes, 1847-1851, Tomo
III (Santiago: Imprenta del Ferrocarril,1888).
4
Alejandro Ciccarelli, Discurso pronunciado en la inauguración de la Academia de Pintura (Santiago:
Imprenta Chilena, 1848).
5
Salvador Sanfuentes, Reglamento de la Academia de Pintura, Anales de la Universidad de Chile,
correspondientes al año 1849, primera sección (Santiago: Imprenta del Pacífico, 1849).
6
Eduardo Cavieres, Liberalismo: ideas, sociedad y economía en el siglo XIX (Valparaíso: EUV, 2016),
157-64.
7
Ana María Stuven, “Una aproximación a la cultura política de la elite chilena: concepto y valoración
del orden social (1830-1860),” Estudios Públicos 66 (1997): 274-79.

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Pintura en mayor o menor grado, con efectos de entregar un estado del arte en
cuanto a ésta. Nosotros hemos separado estos fundamentos en cuatro áreas
temáticas de sustento para el trabajo.
En primer lugar para entender el contexto de formación donde se desarrolla la
Academia, podemos apreciar la existencia de teóricos que manejan las ideas de la
construcción del Estado-Nación desde una perspectiva modernista, que responde a
una creación propia del siglo XIX. En esta perspectiva vamos a utilizar la idea
acuñada en los años ochenta sobre lo moderno en la construcción de la nación
señalada por Benedict Anderson, definiendo la nación como: “una comunidad
política imaginada como inherentemente limitada y soberana. (…) Es imaginada
porque aun los miembros de la nación más pequeña no conocerán jamás a la mayoría
de sus compatriotas, no los verán ni oirán siquiera hablar de ellos, pero en la mente de
cada uno vive la imagen de su comunión.”.8 En este sentido, Anderson señala que
existen una serie de creaciones de artefactos para este propósito, aprovechados por
una clase en particular y, que crean lo necesario -durante el siglo XIX- para generar
comunidades políticas.9 En este sentido podemos encontrar las obras de Alejandro
San Francisco y Anthony Smith, que manejan la construcción por medio de términos
como la excepcionalidad chilena y la utilización de un tipo de nacionalismo cívico
que requería de un trabajo educativo sobre la población. Dentro de este desarrollo
de la Nación es que se habría requerido la fundación de instituciones como la
Academia.
En segundo lugar, en una forma más cercana a la creación misma de la
Academia, vemos en el desarrollo del proyecto educativo chileno, una búsqueda de
generar una identidad nacional por medio de acciones estatales, que pretendían
mejorar la sociedad chilena en su intelectualidad. 10 Autores como Ricardo Iglesias y
Sol Serrano han trabajo en los últimos veinte años la fundación de instituciones
educativas como Conservatorio Nacional de Música, la Escuela de Arquitectura, la
Universidad de Chile, la Escuela Normal de Preceptores, departamentos de
investigación en el Instituto Nacional y la misma fundación de la Academia de

8
Benedict Anderson, Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del
nacionalismo (México: Fondo de Cultura Económica, 1993), 23.
9
Anderson, Comunidades imaginadas, 18-22.
10
Ricardo Iglesias, “El papel de la educación en la construcción del estado nacional Chileno del siglo
XIX,” en Nación y Nacionalismo en Chile. Siglo XIX (Vol.1), eds. Gabriel Cid y Alejandro, San
Francisco (Santiago: Centro de Estudios Bicentenario, Santiago, 2009), 55.

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Pintura, que marcan el sentido de la historiografía sobre la construcción del Estado-


Nación en ámbitos que no habían sido abordados anteriormente. Sol Serrano plantea
que a partir de la acción del Estado y la Iglesia, a través del modelo educacional
francés ilustrado expresado por medio de la creación de instituciones, se estableciera
un acceso parcial de sectores que anteriormente no habrían podido tener ingreso a la
educación.11
En cuanto a la relación directa que las obras teóricas han tenido con el tema
del desarrollo histórico de la Academia de Pintura, podemos señalar que ha sido
tratada desde, a lo menos, dos posturas en la historiografía nacional. Como señala
Josefina de la Maza, una primera postura, es aquella que ha tratado mayormente la
historiografía durante el siglo XX, donde podemos ver explicada en forma bastante
descriptiva la historia del arte chileno, y por supuesto de la Academia, de los
primeros artistas que estudiaron en ésta, desde una perspectiva del desarrollo
artístico -personaje por personaje- en una relación de maestro a discípulo, aspecto
que nuestra autora llama el modelo “biográfico generacional”.12 En este tipo de
historiografía podríamos ubicar la obra de Eugenio Pereira, que hace un análisis de
la persona de Alejandro Ciccarelli, fundador de la Academia, señalando la
importancia del neoclasicismo en los primeros años posteriores a la fundación en
1849, su efecto sobre sus discípulos más cercanos y las disputas en cuanto a lo
artístico entre los diferentes artistas al interior de ésta.13 En un segundo grupo,
podemos ubicar a autores que en los últimos diez años le han entregado otras
perspectivas a la historia del arte nacional, donde se incluirían el actuar del Estado
en el arte, la formación de un arte público y la introducción de estilos y formas
oficiales14. En este grupo podemos incluir a autores como Patience Schell15y Jacinta

11
Sol Serrano, Universidad y nación: Chile en el siglo XIX (Santiago: Editorial Universitaria,1994), 16.
12
Josefina de la Maza, “Por un arte nacional. Pintura y esfera pública en el siglo XIX chileno,” en
Ciencia-Mundo. Orden republicano, arte y nación en América, ed. Rafael Sagredo (Santiago: Editorial
Universitaria,2010), 281-83.
13
Eugenio Pereira, Estudio sobre la historia del Arte en Chile Republicano (Santiago: Ediciones
Universidad de Chile, 1992), 63-73.
14
De la Maza, “Por un arte nacional. Pintura y esfera pública en el siglo XIX chileno”, 281-83.
15
Patience Schell, “Museos, exposiciones y la muestra de lo chileno en el siglo XIX,” en Nación y
Nacionalismo en Chile: siglo XIX (Volúmen I), eds. Gabriel Cid y Alejandro San Francisco (Santiago:
Centro de Estudios Bicentenario, 2009), 103-8.

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Vergara16, que en los últimos diez años han trabajado la idea de la construcción del
Estado-Nación a través del arte nacional –señalando en forma un tanto tangencial a
la Academia-, que si bien, en ocasiones, se encuentran en grados menores en sus
obras, podemos señalar que aportan a través del análisis de los discursos de diarios
como el Mercurio, obras de artistas como Rugendas, Monvousin o el mismo
Ciccarelli; las diferentes exposiciones o conflictos como el de los “mamarrachos”,
aportan ideas como: el progreso, la modernidad, la creación de un gusto por las
bellas artes y las influencias externas en el desarrollo histórico de la Academia de
Pintura.
Consideramos que un enfoque original a estos problemas es unir dos áreas de
estudio que se han expuesto. Por un lado, una forma tradicional de comprender la
obra de artistas importantes para la historia del arte nacional durante el siglo XIX
que estuvieron enmarcados al interior de un proceso político emanado de un
conceso liberal atingente a la mayor parte del siglo XIX y que responde a las formas
de actuar de la elite gobernante en dicho período. Y por otro lado, el reflejo concreto
el ideario del Estado-Nación en ese período a través de una institución concreta
como la Academia de Pintura, donde ha sido poco estudiado el currículo educacional
para los estudiantes por medio de los documentos fundacionales y reglamentos.

2. EL PROYECTO DEL ESTADO CHILENO EN LA FUNDACIÓN DE LA


ACADEMIA DE PINTURA

En nuestro país desde el período denominado historiográficamente hablando


como la “Patria Vieja” (1810-1814), la “Patria Nueva” (1818-1822), el periodo de los
ensayos constitucionales (1823-1830), y sobre todo durante la denominada “República
Conservadora”, se pone un énfasis en la construcción y consolidación del proceso
independentista, y por ende de la afirmación de la Nación chilena desde el Estado
aristocrático dominado por una elite, en lo que Simon Collier denomina “La Gente” 17,
existe un aspecto que es fundamental para este propósito, como lo es el educar a la
nueva población. El motivo de esta acción del Estado en el periodo comprendido

16
Jacinta Vergara, “Desde el bastidor al imaginario nacional: Rugendas y representación de la
identidad chilena,” en Nación y Nacionalismo en Chile. Siglo XIX (Vol.1), eds. Gabriel Cid y Alejandro
San Francisco (Santiago: Centro de estudios Bicentenario, 2009), 137-38.
17
Simon Collier, Chile: la construcción de una república, 1830-1865. Política e Ideas (Santiago:
Ediciones PUC, 2005), 48-51.

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entre 1830 y 1860, es formar a lo que vendrían siendo, siguiendo el ideal portaliano:
“ciudadanos virtuosos”, que bajo el ideal ilustrado liberal, como lo expone Anthony
Smith, serían personas que cumplirían el precepto de convivencia no importando su
clase social, su origen étnico o su posición intelectual, son habitantes de la Nación,
por ello se aprecia lo que denomina como: “Nacionalismo Cívico”. 18
Dentro de esta idea moderna de la construcción de un Estado-Nación, es que
existió la necesidad -por parte de los grupos de poder- de fundar una base
institucional que le solventara. Dentro de este contexto es que podemos analizar el
discurso de Manuel Bulnes, ante el Congreso Nacional en 1849.
Manuel Bulnes, en su cuenta pública al Congreso Nacional, expone dentro de
sus obras cumplidas, la siguiente en el tópico relacionado al Ministerio de Justicia,
Culto e Instrucción Pública:
“(…) Ha sido fundada en Santiago la Academia de Pintura con
las mejores esperanzas de buen éxito, como que desde sus principios
está concurriendo a ella con una constancia laudable un crecído
número de jóvenes. Entre los cuales sobresalen algunos de
aventajadas disposiciones, que prometen a este arte en Chile un bello
porvenir. A alentar esa esperanza contribuyen el celo i el entusiasmo
que ha desplegado el director por el progreso de sus alumnos(…)La
obligación que el mismo artista ya citado ( Alejandro Ciccarelli) ha
contraido también por su contrata de trabajar uno o dos cuadros
anuales, irá dotando al pais de un gabinete donde se encuentren
representados los principales sucesos i personajes de la historia
nacional(…)”.19

Podemos apreciar la necesidad, bajo una retórica del progreso, las


necesidades que tiene que sustentar la juventud al fundarse la Academia. El ideal
moderno se ve desde el tono proyectivo, al señalar la promesa de un bello porvenir
en Chile para el arte, reflejando el progreso que se le deparaba en el futuro a las
personas que concurrieran al estudio en la ésta. También podemos apreciar, en el
extracto anterior y, como señala Subercaseux, la búsqueda de fundar una cultura

18
Anthony Smith, Nacionalismo: Teoría, Ideología, Historia (Madrid: Alianza Editorial, 2004), 57-60.
19
Documentos parlamentarios: Discursos en la apertura de las sesiones del Congreso, memorias
ministeriales correspondientes al segundo quinquenio de la administración Bulnes (1847-1851) (Tomo
III), 296.

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propia con elementos ajenos, cosa que es muy bien representada con la frase hacia el
final de la cita, que nos muestra la idea de dar contenido a través de la
representación de los grandes personajes que instauraron la república y los sucesos
que la sustentan.20 El generar un imaginario colectivo, en donde se sustentaría la
imagen de la utopía, por medio de las obras de los artistas, le daría una real
legitimidad a la construcción del Estado-Nación, como algo nuevo en la historia de
Chile.21 Se buscaba así, también, sustentar una versión oficial de la historia chilena.
Podemos apreciar, que en varios discursos, anteriores y dentro de la
inauguración misma de la Academia de Pintura, se utilizaron distintos tópicos que
aluden a la construcción del Estado-Nación y, que llaman a la juventud de la época a
formar parte del proceso. Los conceptos que más se repiten son Nación y Patria.
Dentro del concepto de Nación podemos apreciar que también es utilizado en forma
constante la idea de marcar lo chileno, unido a la juventud. Podemos apreciar lo
anterior reunido dentro del discurso emitido por el primer director de la Academia,
Alejandro Ciccarelli:

“(…) estudiosa juventud chilena, para observarle, que la patria le


abre una nueva carrera, que le asegura una nueva posición social. La
carrera es vasta, i aunque opuesta a la de las armas, es gloriosa como
ella. Si los hijos de la patria derramaron su sangre en los campos de
batalla para asegurar su independencia i su grandeza, las bellas artes
tienen la misión de fecundar esta semilla de virtud i patriotismo,
ilustrando por medio del arte las hazañas de esos valientes. Así
consiguen las naciones ser respetadas por sus vecinos i estimadas por
la posteridad(…)”. 22

Como podemos apreciar, la utilización de dichos conceptos, va directamente


en dirección a generar por medio del desarrollo de las bellas artes un grupo político
cohesionado, como señalan Cid y Torres, dándole un énfasis en la creación de una

20
Bernardo Subercaseaux, Historia de las ideas y la cultura en Chile. Desde la Independencia hasta el
Bicentenario (Santiago: Editorial Universitaria, 2011), 25-26. Es interesante que el autor nos señale que
lo chileno como valor estará inventado antes de que exista como una realidad nacional.
21
Subercaseaux, Historia de las ideas y la cultura en Chile, 25.
22
Ciccarelli, Discurso pronunciado en la inauguración de la Academia de Pintura, 21.

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alta cultura uniforme.23 Por un lado se señala un llamado a la juventud chilena de


poder formar parte de una nueva posición social y, por otro lado, está el hecho de
rescatar un pasado reciente, glorioso, basado en el panteón de héroes del cual nos
referiremos más adelante.
En Chile, como en el resto de los países latinoamericanos en formación, se
pretendió inculcar a sus residentes un pasado de carácter glorioso en el cual se
sientan integrados. Se buscó dar una promoción de un país en el cual se puede hacer,
siguiendo la cita de Ciccarelli, una carrera que contribuyera a la formación de una
conciencia nacional, dentro de un marco cívico, por un instrumento que puede ser
llamativo para la población como lo es la pintura y el desarrollo del arte en general.

3. EL REFLEJO DEL PROYECTO EDUCATIVO EN LA FUNDACIÓN DE LA


ACADEMIA

En 1849, se funda la Academia. Pero al fundarse una institución, tiene que


haber reglamentos, como los que hoy existen en los establecimientos educacionales
de todo nuestro país, bajo el nombre de “Manual de Convivencia” y de “Proyecto
Educativo Institucional PEI”. En el primero se exponen los derechos y deberes de los
estudiantes y del cuerpo educacional en general, y como estas normas deberían
aplicarse para lograr un buen entorno. Y en el segundo, se refleja el proyecto
pedagógico, que podríamos incluso llegar a denominar ideológico del
establecimiento (si es religioso o laico, si defiende valores humanistas o científicos,
etc.).
Volvamos a 1849. No existía un PEI o un “Manual de Convivencia”, pero
existía una mezcla de ambos en el decreto de fundación de la Academia y en su
reglamentación. Por ejemplo, los horarios. En el Capítulo 4, cuyo título es: “Horas de
estudio i réjimen del establecimiento”, consta de tres artículos (del 11 al 13):

Art. 11. La Academia se abrirá todos los días, ménos los de fiesta
desde las ocho de la mañana hasta las una.

23
Gabriel Cid e Isabel Torres, “Conceptualizar la identidad: patria y nación en el vocabulario chileno
del siglo XIX,” en Nación y Nacionalismo en Chile. Siglo XIX (Vol.1), eds. Gabriel Cid y Alejandro San
Francisco (Santiago: Centro de Estudios Bicentenario, 2009), 36-37.

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Art. 12. El establecimiento tendrá un Bedel que abrirá la escuela


a la hora establecida, i cuidará del buen órden de los alumnos i de la
policìa del local.
Art. 13. El mismo Bedel llevará un libro de asistencia, en que
apuntará diariamente la hora de entrada i de salida de cada alumno de
número…”.24

En este extracto del reglamento se encuentra un principio fundamental al


sistema educativo decimonónico, como lo es el orden. Se tiene una rígida disciplina
con un “Bedel”, que en la actualidad podríamos hacer la analogía con un
paradocente de un establecimiento educacional. Con orden, y para el caso de la
academia, con el funcionamiento en un horario definido y con libros de registro de
quienes van y entran, es el reflejo de lo que acontece a nivel institucional en el
periodo conservador. El orden será el fundamento de la educación en general.
Puesto que ocurren situaciones similares en las Escuelas Normalistas recién creadas
y en la Escuela de Artes y Oficios, fundada ese mismo año25, como lo plantea el
Ingeniero Luis Cifuentes Seves.
Pero antes de tener el reglamento del establecimiento, cuya función es buscar
el orden, tenemos que observar los objetivos de razón de fundación de este
establecimiento superior. Sol Serrano plantea que la formación de un sistema
nacional de educación, responde entonces al afán racionalizador de los sectores
ilustrados de la clase dirigente, que buscan ordenar desde el Estado una sociedad
que aparece como caótica, desde la perspectiva de los cánones del conocimiento
racional. Además expone que en Europa en el siglo XIX, como ella lo analiza en la
universidad (y como lo podría ser también una academia o una escuela superior),
tuvo un rol importante en la homogeneización cultural, creando una cultura
nacional.26 Esto va en consonancia con lo que se expone en el reglamento en su
Capítulo 1, en el primer artículo: “ En la Academia de pintura de Santiago se
suministrará la enseñanza fundamental del dibujo, para servir de introducción a todos
los ramos de artes que suponen su conocimiento. Mas su principal objeto es un curso

24
Sanfuentes, Reglamento de la Academia de Pintura, 6.
25
Luis Cifuentes, “¿Cuándo comenzó la educación terciaria en la Escuela de Artes y Oficios?,”
Homenaje a la Universidad Técnica del Estado, www.oocities.org/uteito/articulos/jariez.rtf
(consultada el 23 de junio del 2015).
26
Serrano, Universidad y nación: Chile en el siglo XIX, 64-65.

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Quinteros Venegas, José & Villanueva Maulén, Rubén. “¡Pintando hacemos patria¡ Construcción del Estado-Nación Chileno y la fundación de la
Academia Nacional de Pintura (1849)”. Revista Notas Históricas y Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 45 - 67
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completo de pintura histórica para los alumnos de número de la academia.”. 27 En este


última parte hay que tomar un énfasis: “Mas su principal objeto es un curso
completo de pintura histórica para los alumnos de la academia”. Se enseña pintura
histórica, que sería por ello una pintura al servicio del estado, para generar una
conciencia nacional, de que a pesar que somos distintos, como se expuso
anteriormente con el planteamiento de Sol Serrano, convivimos en un mismo país
con un pasado glorioso. ¿Por qué es glorioso? para ello sigamos en el reglamento,
más en específico en su Capítulo 3, en sus artículos 8, 9 y 10:

“Art 9° Al tiempo del examen para pasar a la clase del modelo, el


alumno deberá conocer la mitolojía, o al menos los nombres de las
divinidades griegas i de las estatuas que acaba de estudiar. Art. 10 Para
entrar en la composición histórica, deberá el alumno haber seguido un
curso completo de literatura, o por lo menos de retórica, i otro de
filosofía a fin de entender i hallarse en estado de espresar las pasiones
que se desarrollan en la parte de la composición. Deberá también
conocer los cinco ordenes de arquitectura i el dibujo de paisaje, para
poder formar los fondos de los cuadros.”.28

El alumno además de aprender habilidades pictóricas, tiene que tener un


bagaje cultural lo más amplio posible, para “hallarse en estado de expresar las
pasiones que se desarrollan en la parte de la composición”. Y esa pasión sería una
pintura que sea capaz de expresar los valores republicanos, como lo serían el orden,
el progreso, el desarrollo, la integración nacional de toda índole. Pero algo llama la
atención, que en uno de los requisitos aprobatorios de los cursos se deba aprender
“mitología griega”. El aprender este tipo de materias remarca, como lo hemos
señalado anteriormente, el valor de la cultura europea por sobre el paso anterior,
colonial. En este sentido adquiere su carácter de construcción moderna ya que se
busca –como señala Juan Conejeros- reproducir sobre la realidad nacional un
universo simbólico proveniente, principalmente, de Francia.29 Este universo
simbólico francés proviene principalmente de las ideas de la ilustración, que se

27
Sanfuentes, Reglamento de la Academia de Pintura, 4.
28
Sanfuentes, Reglamento de la Academia, 5-6.
29
Juan Conejeros, La influencia cultural francesa en la educación chilena 1840-1880 (Santiago:
Universidad Católica Cardenal Raúl Silva Henríquez, 1999),15-17.

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reflejaron en el siglo XIX en un ideario pedagógico revolucionario, que instauraba el


derecho de los ciudadanos a la instrucción como principio universal y, que el Estado
tenía como deber garantizar al pueblo. 30 Lo anterior explica por qué el reglamento
de la Academia establece dos tipos de alumnos, los numerarios y los
supernumerarios, donde estos últimos se abren a la posibilidad de que cualquiera
que desee aprender podría entrar a las aulas, e inclusive como señala el artículo 5
“Como supernumerarios se admitirán por el Director todos aquellos que quieran
estudiar el dibujo por afición o para dedicarse a otros ramos. Tales alumnos no serán
obligados a asistir a las horas de reglamento ni tendrán derecho al concurso semestre
que se establece para los de número”31, buscando así abarcar el deber de dar
instrucción al pueblo. Otro aspecto, es la idea ilustrada, presente en el discurso de
las elites de crear un nuevo hombre, que ayudaría al progreso de la emergente
nación32, aspecto que explica la extensa parte al inicio del discurso inaugural del
director de la Academia, Alejandro Ciccarelli 33, que habla de todos los avances del
arte y la cultura Europea, haciendo una explicación lineal desde la antigua Grecia
hasta su actualidad y también, el tipo de materias que se buscaban impartir en la
academia, como la gramática o la historia universal 34, acentuando el poder
civilizador que deseaba imponer la elite sobre el pueblo, haciendo tabular raza con la
cultura popular, reproduciendo los ideales europeos del progreso, el saber científico ,
el conocimiento útil y la verdad práctica35 en cualquier tipo de instrucción
pedagógica.
Y para terminar esta explicación del fundamento pedagógico de la creación de
la Academia de Pintura, falta explicar las características de los alumnos que ingresan
a esta, para ello nos remitiremos a la Circular a los intendentes (autoridades
provinciales), del 6 de marzo de 1849: “Las condiciones de admisión que ellos deben
poseer son las siguientes: 1-. Tener de doce a quince años de edad. 2-. Buena conducta i
ser presentados por persona respetable 3-.Buena constitución física. 4-. Saber leer i
escribir regularmente (…) Se obligarán asimismo a que concluida su enseñanza, irán a

30
Conejeros, La influencia cultural francesa en la educación chilena 1840-1880, 17-20.
31
Sanfuentes, Reglamento de la Academia de Pintura, 5.
32
Conejeros, La influencia cultural francesa en la educación chilena 1840-1880, 21-26.
33
Ciccarelli, Discurso pronunciado en la inauguración de la Academia de Pintura, 5-20.
34
Sanfuentes, Reglamento de la Academia de Pintura, 5-6. Tratan estas materias los artículos 8,9 y 10.
35
Conejeros, La influencia cultural francesa en la educación chilena 1840-1880, 19.

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establecer por el término de seis años a la provincia, creándose con ello un taller…”.36
Esto tiene una relación, por lo evidente con la admisión y con la misión de los recién
formados en el arte para que trabajen a nombre del país en su conjunto. Ricardo
Iglesias plantea que los Estados nacionales del siglo XIX y de parte del siglo XX,
encontraron a la educación como un agente de progreso, de civilización y de
integración. Y se entiende por integración, que el Estado concibe a la educación
como elemento primordial para la obtención de nuevas lealtades y procurar que las
clases medias y superiores tuviesen un acceso a la educación secundaria y
universitaria.37 Entonces se necesita un elemento a considerar para tener en cuenta
los motivos de los sectores dirigentes del Chile de entonces con respecto a la
educación. Por ello para entrar a la Academia, como a otras escuelas creadas como la
de Artes y Oficios y las Normalistas, es de requisito importante, en primer lugar
saber leer y escribir, dentro de un contexto político en que uno de los requisitos para
ser ciudadano dentro de la lógica del sufragio censitario era ser persona alfabeta, y
en lo segundo, ser presentado por persona respetable. En este último punto podría
decirse que estas personas notables son justamente de las clases medias y superiores
a las cuales -siguiendo la idea de Iglesias- se necesita instruir, y para el caso nuestro,
en la práctica y en la posterior enseñanza del arte. Se impone también el mérito, por
medio de los premios y gratificaciones otorgadas por la Academia en la muestra
anual de pinturas de los alumnos destacados. Y por último se pretende buscar que
alumnos que vengan de provincias tengan todas las ventajas para realizar sus
estudios en la capital de la república, pero que a cambio, trabajen para el bien de sus
provincias en la creación y enseñanza pictórica, escultórica, y arquitectónica
posteriormente, puesto que las zonas alejadas del centro cultural del país como lo es
Santiago, pudieran obtener oportunidades de mejorar el nivel cultural de su
población, y quizás, crear empleos. Esa sería la aplicación práctica de la enseñanza
motivada por una intención de integración de la nación.

36
Salvador Sanfuentes, “Circular a los intendentes. Santiago, Marzo 6 de 1849,” en Decretos del
Gobierno. Anales de la Universidad de Chile (segunda sección) (Santiago: Imprenta del Pacífico.
1849), 8.
37
Iglesias, “El papel de la educación en la construcción del estado nacional Chileno del siglo XIX,” 36-
37.

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4. APLICACIÓN PRÁCTICA DE LA ENSEÑANZA DEMOSTRADA EN LAS OBRAS


PICTÓRICAS

Hasta ahora, hemos visto cómo se ven reflejadas las ideas de la construcción
del Estado-Nación a través del uso de conceptos (el lenguaje) ligado a la generación
de una identidad en las personas que conforman el territorio nacional,
principalmente en las primeras décadas de la República, dentro del discurso
institucional; también hemos analizado cómo el discurso y la estructuración que
tuvo la Academia en su fundación refleja una política nacional de educación, que se
liga fundamentalmente con los ideales pedagógicos europeos. En los primeros años
de la Academia no podríamos desligar el análisis anterior de la realidad práctica,
llevada a cabo en las obras de arte hechas en su interior, marcadas desde un inicio
por su fundador Alejandro Ciccarelli.
Pero antes de exponer esta realidad práctica hay que conocer el contexto de
las artes visuales en el Chile entre 1830 y 1850. Jacinta Vergara, expone que el autor
más representativo antes de 1849 es el paisajista alemán Maurice Rugendas, y que
sus obras tenían por factor común crear un prototipo de habitante del territorio
nacional que fuese representativo y que nos diferenciase de otras naciones. En este
caso es la figura del huaso (anexo 1). Además representa la exaltación puesta por la
élite del pueblo mapuche, en forma idílica, como forma de ruptura del pasado
español, por su fuerza guerrera. Se hace en resumen una identificación de los “tipos
populares”, retratando la singularidad del país en su cotidianeidad. A través del
dibujo y de la pintura busca retratarnos a nosotros mismos en nuestro
comportamiento simple, pero al mismo idealizado para mostrarlo a la masividad de
las personas del país, como también a la elite que busca un tipo ideal de
representación y cohesión nacional. La autora deja planteada la siguiente pregunta:
“¿Se podría afirmar lo mismo (la codificación simple de imágenes), de los cuadros
neoclasicistas como los de Monvoisin y Ciccareilli, cargadas de referencias eruditas
que requieren de una preparación intelectual mayor por parte del observador?.38 Y
esto es importante para plantearnos sobre la intención del Estado Chileno al
contratar a Ciccarelli y al fundar la Academia de Pintura, si el lenguaje de sus obras
sería de difícil comprensión para la gran masa de habitantes de Chile.

38
Jacinta Vergara, “Desde el bastidor al imaginario nacional: Rugendas y representación de la
identidad Chilena”, 173-75.

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La respuesta a la anterior pregunta, nos da pie para entrar a ver cómo


se comprendió el ideal nacional en los primeros años de la Academia. Rugendas,
según Ivelic y Galaz se diferenció de las primeras obras hechas en los círculos
académicos, ya que este representa un ideal más romántico39, representado el paisaje
chileno y sus alrededores, cómo en la pintura del “El huaso y la lavandera” (anexo 1),
donde se representa una típica escena del folclor chileno.
Las primeras obras, como las que hizo el director Ciccarelli, corresponden
principalmente al estilo que imperaba a su formación, en la Italia invadida por los
ejércitos napoleónicos, el neoclasicismo. En este sentido, Eugenio Pereira, nos ilustra
sobre las creencias artísticas del maestro Ciccarelli:

“El largo discurso del director examinaba con criterio evolutivo


el origen de las bellas artes hasta alcanzar la madurez entre los
griegos. Al finalizar esta exposición histórica proclamaba su firme
creencia neoclásica. El dibujo para el orador estaba en relación directa
con el pensamiento, el colorido con las sensaciones. Su aforismo
estético era que: "el dibujo era la gramática del arte" y podía ser
enseñado conforme a las leyes de la razón, las proporciones
geométricas áureas, los cánones y los arquetipos en consonancia con
los modelos clásicos que había traído”.40

Si bien nuestro autor no se refiere directamente a que estas formas son


correspondientes al ideal educativo reproducido e instaurado en la conformación del
Estado-Nación, es claro que éste es acorde a éstos. Los ideales de la Ilustración se
ven reflejados en la pintura de la revolución francesa, la neoclásica y por supuesto,
son reproducidos en los primeros cuadros que entrega Ciccarelli al gobierno de
Chile. Ejemplo de esto es el retrato que hace de Cristóbal Colón (anexo 2).
Podemos apreciar que la utilización de los ideales europeos, en especial los
franceses, responde a la idea venida de las elites gobernantes de crear un gusto
específico en la población chilena. Por lo que la falta de preocupación en los
primeros años posteriores a la independencia, se transforma a partir de la década de

39
Gaspar Galaz y Milan Ivelic, La Pintura en Chile. Desde la colonia hasta 1981 (Valparaíso: Ediciones
Universitarias de Valparaíso, 2009), 51-52.
40
Eugenio Pereira, Estudio sobre la historia del Arte en Chile Republicano (Santiago: Ediciones
Universidad de Chile, 1992), 65.

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los cuarentas, y en especial con la fundación de la Academia Nacional de Pintura en


1849, en la reproducción casi hegemónica de los ideales del Neoclasicismo en el
arte.41 Patience Schell trabaja este tema y señala que la Academia de Pintura es en su
fundación la idea de la Academia de San Carlos en México, puesta en la realidad
chilena. Nuestro autor señala que las exposiciones llevadas en la década siguiente, a
partir de 1850, tenían el fin de demostrar el progreso chileno, uniendo
definitivamente el ámbito artístico con el ideal nacional, abriéndose también, en
posteriores décadas, a otros estilos como el paisajismo, con el fin de nacionalizar el
territorio a través de un imaginario colectivo –aspecto que se diferencia del
programa inicial de la Academia-.42
Estos ideales también se pueden ver reflejados en los primeros
alumnos que recibe la Academia de Pintura, que bajo un ideal educativo sistemático
–como se trabaja en el apartado anterior-, dentro de un espacio oficial, como la
Academia, expresaron las ideas del neoclasicismo. Sin embargo, los primeros artistas
pensionados de la Academia, ampliaron los estilos, claramente, con una formación
de base neoclásica europea, que mantienen a lo largo en su creación. Se puede
apreciar la preferencia por temas muy del gusto europeo pero, impuestos para
generar un gusto nacional, donde primaban los retratos de héroes, la vida de la elite
europea, temas historicistas, realistas y románticos, que se alejaban de la realidad
cotidiana de la población, y que reafirmaron la imposición de los ideales
reproducidos desde Europa. 43 Podemos ver dentro de los retratos, la obra General
Adolfo Holley Urzúa (anexo 3) de Cosme San Martín, que refleja una idea de generar
un panteón de héroes; dentro de la pintura de carácter histórico, podemos ver los
ideales heroicos de la guerra en la construcción de un imaginario nacional, en
pinturas como La carga de Bueras (anexo 4) de Pedro León Carmona; también

41
Schell “Museos, exposiciones y la muestra de lo chileno en el siglo XIX”, 104.
42
Schell, “Museos, exposiciones y la muestra de lo chileno en el siglo XIX”, 104-7.
43
Gombrich, La historia del Arte, 475-97; 499-517. Con el primer apartado de cita, podemos
comprender que lo que sucede a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX afecta directamente a
América, ya que el tipo de estilo se pensó como tal antes de ser utilizado en el arte y abrió una gama
diferente de gustos dentro del arte de la Academia, en diferentes ámbitos, tanto en la arquitectura, la
escultura y la pintura, esto también producto de los nuevos estudios sobre el arte antiguo que
desencadenan en estilos como el Neoclasicismo. Con el segundo apartado de cita, podemos entender
que existió durante el siglo XIX la búsqueda de establecer un espacio para el llamado verdadero arte
de la razón, que era el lugar de las Academias y los Museos, que tiene choques a mediados de siglo
gracias a los artistas en pugna con este tipo de formas oficiales. Podemos ver que el caso de Chile fue
la reproducción del arte oficial que imperaba en Europa en esos momentos.

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dentro de las pinturas de temas europeos, ajenos a la realidad cotidiana, podemos


ver La Napolitana (anexo 5) de Pascual Ortega. 44 Si bien, en ocasiones se alejan todos
estos primeros artistas de la Academia de los ideales del neoclasicismo, podemos ver
que prima la idea –como ya hemos señalado- de reproducir las técnicas, los estilos y
los temas Europeos, pero bajo una concepción de idealizar lo que era considerado
como lo nacional, tanto en los héroes de guerra, los gustos a los que había que
proyectar la formación de la ciudadanía y el tipo de personas las cuales eran
retratadas, función fundamental con la cual la Academia de Pintura, desde su
fundación queda irremediablemente unida con la construcción del Estado-Nación.

5. CONCLUSIONES

Creemos que la idea de la expresión de la construcción del Estado-Nación, se


ve demostrada en este sentido en la fundación de la Academia, tanto en el análisis de
los discursos que están contenidos en este hecho, como la educación impartida y
expresada en los decretos, en la contratación de artistas extranjeros –como es el caso
de Ciccarelli- y en su incorporación a la elite nacionalizándolos y, en los temas
hechos por los primeros artistas de la Academia. Lo que se buscaba
fundamentalmente era entregar a la población los elementos necesarios de cohesión
que no existían en el imaginario en un primer momento, y que gracias a la fundación
de este tipo de instituciones generan todo un espacio de elementos y símbolos a los
cuales se podía aludir a los tópicos de patria, nación y chilenidad. Podemos ver la
expresión principal de los ideales ilustrados europeos que se expresan en los temas
de los primeros artistas y que le entregan a la sociedad chilena los primeros
elementos proyectivos de alcanzar la civilización que veían los personajes de la
aristocracia –como Manuel Bulnes- en los países del viejo continente, y en especial,
Francia.

44
De la Maza, “Por un arte nacional. Pintura y esfera pública en el siglo XIX chileno”, 283-298. Es
interesante –como lo señala la autora- darse cuenta de las diferencias que existieron en el arte
chileno, sobre todo con el conflicto de los llamados “mamarrachos” en la década de los ochentas,
durante el siglo XIX, puesto que se dejan de lado los temas a los cuales aludieron los primeros artistas
de la Academia de pintura, bajo la dirección de Alejandro Ciccarelli, siendo mandados al ostracismo
obras de autores que formaban parte en este instante del patrimonio nacional en cuanto a la pintura.
Estas obras, además, formaron parte de la entrega que se le hizo al gobierno, por parte de los
primeros pensionados en Europa, incluidas las obras del Ciccarelli.

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En Chile, la pintura que impone Ciccarelli en la Academia, es de carácter


Neoclasicista, es decir, es una pintura de Estado que reflejaba los ideales de la
Ilustración francesa, puesta en el resurgir de los estilos pictóricos sobre todo
renacentistas, contrario al romanticismo paisajista (Rugendas), que muestra un
espacio exterior más auténtico para el público perceptor y es más simple, a
diferencia del Neoclasicismo que se necesita un bagaje cultural para su comprensión.
Finalmente podemos ver como los medios del poder se expresan en la
creación de instituciones, que en la búsqueda de la homogeneización de la
población, se ven expresados en diferentes áreas del acervo cultural, como lo fue en
este caso, la pintura. Como señalamos en un inicio, podemos ver en este hecho y
concreción de la fundación de la Academia una de las principales características de
la Modernidad, una creación propia del siglo XIX, y que se ven como un cambio
radical con el pasado de las naciones que abrazaron este tipo de proyecto.
Claramente los reales efectos en la población no son el objetivo de este artículo, pero
si son parte de las preocupaciones que rondaron el pensamiento de nosotros, siendo
un aspecto a profundizar y trabajar que se vería como interesante posteriormente al
término de éste, ya que es fundamental comprender todas las áreas de un fenómeno
de carácter mundial que abarcó un siglo completo y que aun vemos presente en
nuestro acontecer diario.

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6. ANEXOS

1)

Juan Mauricio Rugendas, “El huaso y la lavandera”, Museo Nacional de Bellas Artes,
http://www.mnba.cl/617/articles-46250_imagen_portada.jpg (Consultada el 23 de
junio de 2015).

2)

Alejandro Ciccarelli, “Retrato de Cristóbal Colón”, Museo Nacional de Historia,


http://www.museohistoriconacional.cl/618/articles-9728_imagen_portada.jpg
(consultado el 23 de junio de 2015)

63
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3)

Cosme San Martín, “Retrato general Adolfo Holley”, Museo Nacional de Bellas Artes,
http://www.artistasplasticoschilenos.cl/658/articles-40544_imagen.jpg (consultado
el 23 de junio de 2015).

4)

Pedro León Carmona, “Carga de Bueras”, Pinacoteca Museo Escuela Militar,


http://www.pintoreslatinoamericanos.com/2015/04/pintores-chilenos-pedro-leon-
carmona.html (consultado el 23 de junio de 2015)

64
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5)

Pascual Ortega, “La Napolitana”, Museo Nacional de Bellas Artes,


http://www.artistasplasticoschilenos.cl/658/articles-44354_imagen.jpg (consultado
el 23 de junio de 2015).

7- REFERENCIAS

Fuentes

Documentos parlamentarios: Discursos en la apertura de las sesiones


del Congreso, memorias ministeriales correspondientes al
segundo quinquenio de la administración Bulnes (1847-1851)
(Tomo III). 1888. Santiago: Imprenta del Ferrocarril.
Ciccarelli, Alejandro. 1848. Discurso pronunciado en la inauguración
de la Academia de Pintura. Santiago: Imprenta Chilena.
Sanfuentes, Salvador. 1848. Reglamento de la Academia de Pintura,
Anales de la Universidad de Chile, correspondientes al año 1849,
primera sección. Santiago: Imprenta del Pacífico.
Sanfuentes, Salvador. 1849. Circular a los intendentes. Santiago, Marzo
6 de 1849. En Decretos del Gobierno. Anales de la Universidad
de Chile (segunda sección). Santiago: Imprenta del Pacífico.

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AS CONEXÕES ECONÔMICAS E DIPLOMÁTICAS ENTRE AS DITADURAS DO


BRASIL E DO CHILE (1973-1985)

THE ECONOMIC AND DIPLOMATIC CONNECTIONS BETWEEN THE


DILATIONS OF BRAZIL AND CHILE (1973-1985)

Tiago Francisco Monteiro


Universidade Federal do Rio de Janeiro
tiagobenin@yahoo.com.br

Recibido el 17 de octubre de 2018 Aceptado el 1 de diciembre de 2018

Resumo Abstract
O presente artigo pretende analisar, The present article intends to analyze, first, the
primeiramente, os vínculos econômicos economic ties established by the dictatorships of
estabelecidos pelas ditaduras do Brasil e do Chile Brazil and Chile between 1973 and 1980. Second,
entre os anos de 1973 a 1980. Em segundo lugar, we will also examine the ways in which the
examinaremos também as formas em que as foreign policies of both countries have connected
políticas externas de ambos os países se in order to to strengthen their positions in the
conectaram a fim de fortalecer suas posições no national environment and to better withstand
ambiente nacional e de resistir melhor às pressões external pressures. We will also study the official
externas. Estudaremos também as visitas oficiais visits of the heads of government from one
dos chefes de governo de um país ao outro e country to the other and will make a brief
faremos uma breve revisão bibliográfica sobre os bibliographical review of the links between the
laços entre ambas as ditaduras. two dictatorships.

Palavras-chaves: Ditadura Militar - Políticas Keywords: Military Dictatorship - Economic


Económicas - Políticas Externas.. Policies - Foreign Policies

Para citar este artículo:

Francisco Monteiro, Tiago. “As conexões econômicas e diplomáticas entre as


ditaduras do Brasil e do Chile (1973-1985)” Revista Notas Históricas y Geográficas,
21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 68 - 88

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Francisco Monteiro, Tiago. “As conexões econômicas e diplomáticas entre as ditaduras do Brasil e do Chile (1973-1985)” Revista Notas Históricas y
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1. INTRODUCCIÓN: UM BREVE DEBATE BIBLIOGRÁFICO SOBRE AS


RELAÇÕES E ASSOCIAÇÕES ENTRE DAS DITADURAS DO BRASIL E CHILE

As primeiras reflexões que se propuseram a relacionar as experiências ditatoriais do


Brasil (1964-1988), do Chile (1973-1990) e de outros países sul-americanos foram
realizadas por estudiosos que tinham como meta compreender o momento histórico
em que viviam, descobrir os fatores que resultaram na deflagração dos golpes de
estados, entender a natureza de tais ditaduras e os teores das reformas econômicas
adotadas, apontar as características dos grupos militares que assumiram o poder,
entre outras questões.
Os estudos de Guillermo O’Donnell, Manuel Garretón e Agustín Cueva estão
entre os mais relevantes desse programa de estudos e a partir deles foram
desenvolvidos alguns dos conceitos imprescindíveis para os estudos relativos às
ditaduras da América Latina como os conceitos como Estado Burocrático-
Autoritário, Fascismo latino-americano, Aprofundamento da Industrialização 1
O exame das ideias políticas que norteavam os líderes e forças políticas civis e
militares que sustentaram ditaduras gerou pesquisas que se concentraram no estudo
da Doutrina de Segurança Nacional (DSN). Joseph Comblin e Jorge Tapia Valdés
estiveram entre os pesquisadores que apresentaram os fundamentos ideológicos
básicos da DSN, suas origens estadunidense, as formas de difusão de seus valores e
como cada país reinterpretou a DSN a partir de suas realidades.2
Recentemente, diversos estudiosos revisitaram as propostas de Comblin,
Tapia Valdés e daqueles que compartilhavam dos principais argumentos dos autores
citados e concluíram que tais pesquisas não deram a devida importância a influência
que o pensamento militar francês, a chamada doutrina da guerre révolutionnaire,
teve na mentalidade dos militares latino-americanos. De acordo com esses recentes
estudos, a doutrina da guerre révolutionnaire teve maior aceitação na América latina
porque, entre outros pontos, colocou a América Latina como uma das principais
frentes da luta mundial contra o comunismo, desenvolveu uma definição de inimigo
flexível bastante para servir às diferentes realidades nacionais e no plano

1
Cueva, Agustín. “Intervencione”, Cuadernos Políticos (1978), O’Donnell, Guillermo. 1987. Reflexões
sobre os Estados Burocráticos-Autoritários (São Paulo: Vértice, 1987) e Garretón, Manuel. 1983. El
processo politico chileno (Santiago: FLASCO, 1983).
2
Comblin, Joseph. 1980. A Ideologia de Segurança Nacional (Rio de Janeiro: Civilização Brasileira,
1980) e Tapia Valdés, Jorge A. 1980. El terrorismo de Estado. La Doctrina de la Seguridad Nacional en
el Cono Sur (México D.F: Nueva Sociedad/Editorial Nueva Image, 1980).

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internacional considerava que o cenário do confronto mundial da Guerra Fria seria o


Terceiro Mundo e que os comunistas não privilegiariam o arsenal nuclear, mas a
subversão dos valores da sociedade ocidental e a ação de pequenos grupos que
promoveriam ações armadas e uma revolução comunista em um determinado país.3
O artigo “The Brazilian Connetion” de Marlise Simons publicado no jornal
Washington Post em janeiro de 1974 e os trabalhos de pesquisadores como René
Dreifuss e Luiz Moniz Bandeira foram precursores de uma vertente de estudos que
apontaram a participação de brasileiros na organização e no planejamento do golpe
que depôs o presidente chileno Salvador Allende em 1973 sem questionar que o país
estrangeiro que mais contribuiu para a instalação da ditadura no Chile foi os EUA.
Esses autores apontaram as ações de grupos e empresários anticomunistas
brasileiros nas trocas de informações entre militares brasileiros e do Chile e nas
redes de contrabando de armas e divisas para organizações de extrema-direita
opositoras ao governo Allende, como o Pátria y Liberdad.4
Uma série de fatores contribuiu para o aumento de pesquisas nessa área e um
deles foram os relatos presente no livro de Nathaniel Davis sobre sua experiência
como embaixador dos EUA no Chile de 1971 a 1973 e as entrevistas que esse
diplomata forneceu na década de 1980 uma vez que Davis refirmou o empenho do
embaixador brasileiro Antônio Câmara Canto na articulação da deposição de Allende
e citou a participação de empresários de outros países sul-americanos.5
Os relatos de vários exilados brasileiros que viviam no Chile na ocasião do
golpe foram outros fatores que contribuíram com essa perspectiva que aponta a
contribuição de setores conservadores do Brasil ao golpe de setembro de 1973. Por
exemplo, Fernando Gabeira e Alfredo Sirkis afirmaram que os exilados tinham
consciência de que a embaixada do Brasil em Santiago funcionou como um centro
de informações e vigilância dos exilados antes mesmo do golpe de 1973 e que agentes
brasileiros torturaram compatriotas no Estádio Nacional e também colaboraram

3
Martins Filho, João. R. “A influência doutrinária francesa sobre os militares brasileiros nos anos de
1960”, Revista Brasileira de Ciências Sociais 23 (2008): 39-50. Robin, Marie-Monique. 2008 Escadrons
de la Mort, l'Ecole Française (Paris: La Decouverte, 2008).
4
Jornal do Brasil, 1985. “Brasil evitou ação oficial”. 07.11.1985, p. 15. Dreifuss, René. 1981. 1964: a
conquista do Estado (Petrópolis: Vozes, 1981): 424. Bandeira, Luis A. Moniz. 2008. Fórmula para o
caos: ascensão e queda de Salvador Allende (1970-1973). (Rio de Janeiro: Civilização Brasileira, 2008).
5
Jornal do Brasil. “Médici e Allende – Informe JB”. 05.11.1985, p. 06. Jornal do Brasil, “Ex-embaixador
dos EUA conta a ‘conexão brasileira’ no Chile”. 08.11.1985, p. 13. Davis, Nathaniel. 1990. Os Dois
Últimos Anos de Salvador Allende (Rio de Janeiro, Civilização Brasileira, 1990).

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com militares chilenos envolvidos na repressão. Patricia Verdugo, por sua vez, fez
referências de que instrutores brasileiros ensinaram métodos de tortura aos chilenos
e também mencionou a importância da solidariedade de brasileiros à oposição anti-
ditatorial chilena6
O acesso aos arquivos documentais outrora fechados à consulta pública tem
sido outro fator determinante para esse campo de estudos. Moniz Bandeira, por
exemplo, pesquisou os arquivos do Departamento de Estado dos EUA, dos serviços
de informações e repressão da ditadura brasileira como o Centro de Informações do
Exército (CIEX) e o Serviço Nacional de Informações (SNI) e do ministério das
Relações Exteriores do Brasil. Assim, como resultado, apontou que táticas utilizadas
na preparação do golpe do Brasil foram utilizadas no Chile em 1973 como a prática
de desestabilizar um governo antes de depô-lo e a formação de alianças entre
associações empresariais e grupos de oficiais conservadores. Entre outros pontos. o
autor demonstrou as ações dos funcionários do general e ditador Emílio Médici
(1969-1974) em território brasileiro e chileno tiveram início antes da posse de
Allende em 1970. Seguindo a linha de Moniz Bandeira, Mila Burns privilegiou em
seu estudo a importância de Roberto Campos e do já citado embaixador Câmara
Canto nas conspirações responsáveis pelo golpe no Chile7.
As pesquisas relativas as conexões entre os aparatos de informação e
repressão das ditaduras dos países sul-americanos também cresceram em
confluência com a abertura de várias fintes documentais. Os temas mais recorrentes
nesse campo de estudos têm sido o funcionamento dos órgãos de informações e
repressão além das práticas de tais instituições como a espionagem, a prisão, a
tortura e o desaparecimento de adversários. As trocas de informações com
instituições de outros países que tinham as mesmas funções tem sido outro assunto
recorrente. Em relação a essas questões, a chamada Operação Condor ocupa uma
posição privilegiada nos estudos em função de ter reunido um número significativo
de países, Argentina, Bolívia, Brasil, Chile, Paraguai, Peru e Uruguai, por ter
realizado operações não apenas nos países membros, mas também nos EUA e na

6
Jornal do Brasil. “Diplomatas refutam livro de Davis”. 06.11.1985, p. 15. Verdugo, Patricia. 2008. A
caravana da morte (Rio de Janeiro: Revan, 2008): 11.
7
Bandeira, Luis A. Moniz. 2008. Fórmula para o caos: ascensão e queda de Salvador Allende (1970-
1973). (Rio de Janeiro: Civilização Brasileira, 2008). Burns, Mila. “El modelo brasileño: la influencia de
Roberto Campos y Câmara Canto en la dictadura chilena”, Nuevo Mundo. Mundos Nuevos, (2016).

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Europa, em razão também de ter atingido indivíduos de várias nacionalidades, pelo


volume de troca de informações, de prisões e detenções entre outros fatores.8
Diante dessa vasta produção, o presente artigo visa contribuir com esses
debates a partir de um estudo que privilegia as associações entre ambos os regimes
ditatoriais fora da área repressiva. Para tanto, examinaremos, em primeiro lugar, as
relações econômicas entre ambos os países entre o golpe de 11 de setembro de 1973 a
até o final de 1980. Escolhemos esse recorte em razão do elevado intercambio
econômico entre ambos os países e de ter compreendido a maior parte do chamado
“Milagre Chileno”. No tocante das relações políticas, estudaremos os vínculos
diplomáticos entre os países citados do período da instalação da ditadura chilena,
era de significativa afinidade, até o ano de 1985, em que foi empossado um governo
civil e simpatizante da oposição liberal-democrática do Chile.

2.OS VÍNCULOS ECONÔMICOS ENTRE BRASIL E CHILE (1973-1980)

No dia 11 de setembro de 1973 as forças armadas chilenas e os carabineiros, a


polícia nacional fardada, deferiram um golpe de Estado contra o presidente Salvador
Allende, contra o regime democrático vigente e assumiram o poder através de uma
Junta Militar formada pelo comandante-em-chefe do Exército, general Augusto
Pinochet, pelo comandante-em-chefe da Armada, almirante José Toribio Merino,
comandante-em-chefe da FACH, general-brigadeiro Gustavo Leigh, e pelo diretor-
geral dos Carabineiros, general Cesar Mendoza.
Esses acontecimentos foram recebidos com entusiasmo pelas direitas e líderes
ditatoriais brasileiros, os quais foram o primeiro país a reconhecer a nova ordem
chilena (13 de setembro de 1973). Dias depois, chegaram ao Chile os primeiros aviões
militares brasileiros carregados de alimentos e medicamentos para ajudar a Junta
Militar a consolidar sua posição.9 O reconhecimento por parte do Brasil também foi
motivado por uma solicitação do general Pinochet ao coronel Walter Mesquita de
Silveira, adido militar do Brasil e ativo colaborador dos militares golpistas. Nesse
8
Dinges, John. 2005. Os anos do Condor. Uma década de terrorismo internacional no Cone Sul. (São
Paulo: Cia das Letras, 2005). BAUER, Caroline. 2010. “De Jango, de Silvio Tendler, aos dias de hoje:
uma atualização do debate sobre a morte do ex-presidente João Goulart”. En: A Ditadura de
Segurança Nacional no Rio Grande do Sul (1964-1985): história e memória. Vol. 03. (Porto Alegre:
Corag, 2010): 230-239.
9
MRE, Ministério das Relações Exteriores. Relatório 1973 (Brasília: Serviço de publicações da divisão
de documentação diplomática, 1973), 29.

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mesmo período, segundo reportagem do jornal O Estado de São Paulo, foram


iniciadas as negociações que resultaram na chegada ao território brasileiro dos
primeiros militares e policiais chilenos que foram treinados por instrutores dos
órgãos de informação e repressão do Brasil. Alguns desses indivíduos treinados no
Brasil fizeram partes dos órgãos repressivos do Chile, como a DINA.10
Os eventos descritos no último paragrafo foram as primeiras manifestações da
intensão do Brasil em auxiliar na consolidação da ordem ditatorial no Chile. Essa
postura foi motivada por fatores como a congruência ideológica entre os dois
regimes – ambos partilhavam os preceitos da DSN e da doutrina francesa –; a meta
brasileira de se consolidar internacionalmente como uma potência emergente e, aos
olhos dos EUA, como o seu principal aliado na luta contra o comunismo no sul do
ocidente e de manter alta as suas taxas de crescimento econômico, as quais
atingiram a média de 10% de crescimento entre 1968 a 1973, período conhecido como
“Milagre Econômico”11.
No que lhe concerne, a Junta Militar chilena também considerava útil essa
aproximação com o Brasil porque sua economia estava arruinada em função do
bloqueio internacional ao governo Allende e dos atos de sabotagem promovidos
pelos conspiradores para minar a administração da Unidad Popular. Igualmente, o
apoio brasileiro poderia contrabalancear as pressões de países que reprovavam a
violência política promovida pelos militares a partir de 11 de setembro de 1973. Outro
favor que foi levado em conta pelos líderes chilenos é que os brasileiros poderiam
capacitar militares e policiais do Chile para as operações contra as oposições ao
poder ditatorial estabelecido.
É importante destacar também que os laços de amizade entre os dois países
não foram construídos exclusivamente pelas ditaduras militares. Como
demonstraram Álgel Soto, Rogelio Núñez e Cristián Garay12 (2012), Brasil e Chile
tinham uma tradição de cooperação binacional e convergência em diversas questões
internacionais por várias causas como a rivalidade de ambos os países em relação à
Argentina. Por outro lado, a partir de 1962, diferenças políticas entre os dois países
10
Bandeira, Luis A. Moniz. 2008. Fórmula para o caos: ascensão e queda de Salvador Allende (1970-
1973): 549-560. O Estado de São Paulo. “Arquivos revelem como Brasil ajudou a ditadura chilena”.
27.04.2014, http://politica.estadao.com.br/noticias/eleicoes,arquivos-revelam-como-brasil-ajudou-a-
ditadura-chilena-imp-,1159107 Acesso em 26.06.2017.
11
Francisco Luna e Herbert Klein. 2014. “Transformações econômicas no período militar”. En: A
ditadura que mudou o Brasil: 50 anos do golpe de 1964 (Rio de Janeiro: Zahar, 2014): 95-100.
12
Ángel Soto [et. al]. Las relaciones chileno-brasileiras (Santiago:RIL Ediciones, 2012).

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diminuíram essa proximidade. Contudo, as singularidades do momento histórico


pós-1973 foram a existência de ditaduras militares nos dois países e a estratégia dos
líderes e ideólogos brasileiros e chilenos em se associar para caçar seus adversários,
para enfrentar as pressões internacionais e para promover as reformas econômicas
que as parcelas das classes dominantes mais associadas ao capital internacional
exigiam, mas que não foram capazes de implementar em um sistema político
democrático.
No campo econômico, o primeiro esforço de estreitar os vínculos econômicos
entre os dois países teve início em outubro de 1973, quando chegou ao Brasil uma
missão encabeçada pelo presidente do Banco Central do Chile, general Eduardo
Cano, para negociar com autoridades brasileiras e um dos resultados dessas
conversas foi a abertura de uma linha de crédito de 50 milhões de dólares para o
Chile, os quais seriam destinados à importação de bens de capital e equipamentos do
Brasil13.
Em março de 1974, o general Ernesto Geisel sucedeu o general Emílio Médici
como presidente e ditador do Brasil. Sua equipe econômica continuou com a
estratégia de aproximação econômica com o Chile e, em maio do mesmo ano, Javier
Herrera, gerente comercial da estatal chilena Empresa Nacional de Minería
(ENAMI), visitou o Brasil e firmou com autoridades brasileiras um convênio de
exploração conjunta das jazidas de cobre chileno e uma linha de créditos de US$ 5
milhões para ampliação e compra de equipamentos para uma fábrica chilena de
ácido sulfúrico. Em julho do mesmo ano, autoridades de ambos os países se
reuniram em Santiago para reativar a Comissão Especial de Coordenação Brasileiro-
Chilena, a qual não se reunia desde 1968, e para discutir assuntos como o aumento
da cooperação econômica, financeira, cultural, técnica e científica entre ambos os
países.
Em outubro de 1974, empresários e tecnocratas brasileiros chegaram a
Santiago para discutir a possibilidade da assinatura de um acordo de cooperação
com a Empresa Nacional de Electricidad S.A. (ENDESA). Nessa ocasião, os
brasileiros foram recebidos pelo almirante Merino. Em novembro de 1974,
industriais brasileiros do ramo de máquinas e equipamentos gráficos acompanhados

13
MRE, Ministério das Relações Exteriores. Relatório 1973 (Brasília: Serviço de publicações da divisão
de documentação diplomática, 1973), 28-29.

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pelo ministro das Comunicações do Brasil, almirante Euclides Quandt, participaram


da Feira Internacional de Santiago (FISA) e fecharam vários negócios.
Durante o ano de 1975, uma missão chilena esteve no Brasil assinou um
contrato segundo o qual a Financiamento de Insumos Básicos S.A (FIBASE), que era
subsidiária do Banco Nacional de Desenvolvimento Econômico (BNDE) e que
detinha o controle acionário da empresa Caraíba Metais, faria empréstimos para a
exploração de jazidas de cobre no Chile por um consócio brasileiro-chileno14.
O ano de 1975 foi importante para ambos os países porque, em relação ao
Chile, foi o ano em que os chamados Chicago Boys – o grupo de economistas e
tecnocratas neoliberais e que contavam com apoio de importantes parcelas do
empresariado e da direção ditatorial chilena – começaram a pôs em prática a
“política do shock”, isto é, um conjunto de medidas orientadas pelo ideário
neoliberal e que visavam transformar as bases econômicas chilenas. Os pontos mais
importantes desse programa foram os programas de privatização, de diminuição dos
gatos públicos, a abertura econômica través da na redução da taxa de câmbio e dos
impostos sobre a importação, na adoção do cambio único em relação ao dólar, entre
outros pontos15.
No Brasil, por sua vez, ainda que fosse registrado um elevado déficit comercial
em 1974, as lideranças políticas continuaram convictas que a estratégia a ser seguida
deveria ser de manutenção de uma estratégia de manter as políticas
desenvolvimentistas associadas com o endividamento externo pois se acreditava que,
mantidas determinadas precauções, os valores da dívida externa não comprometeria
o crescimento econômico do país. Tal concepção já estava sendo posta em prática
através do II Plano nacional de Desenvolvimento (II PND), que foi lançado em
setembro de 1974. O II PND exigia ativa presença do Estado, através de
investimento, incentivos e planejamento, elevação dos investimentos públicos nos
setores da insumos básicos e bens de capital. No tocante aos países latino-
americanos, previa o aumento as exportações de bens industriais brasileiros para a

14
Jornal do Brasil, “Cobre tem exploração conjunta”. 15.05.1974, p. 15. Jornal do Brasil. “Brasileiros
debatem cooperação no Chile”. 27.08.1974, p. 15. Jornal do Brasil. “Máquinas Catú, na Feira
Internacional do Chile impressiona Ministro das Comunicações: tudo vendido”. 05.12.1974, p. 15.
República de Chile: Actas de la Junta de Gobierno (Santiago): 27.08.1975, p. 39. Jornal do Brasil.
“Fibase atuará na exploração das minas de cobre do Chile”. 17.09.1975, p. 19.
15
Gárate, Manuel. 2016. La Revolución Capitalista de Chile: (1973-2003) (Santiago: Ediciones
Universidad Alberto Hurtado, 4ª Edición, 2016): 196-215.

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região, a importação a preço baixo de itens fundamentais para a economia brasileira


e uma maior integração entre as economias locais16.
Desta maneira, as mudanças na área econômicas de ambos os países se
complementavam e as transações comerciais continuaram nos anos seguintes. Em
1977, o Banco do Brasil inaugurou agências nas cidades chilenas de Antofagasta,
Valparaíso e Conception, as quais tinham como principais atividades econômicas a
mineração, o comércio portuário e a indústria17.
Em setembro de 1978, outra transação resultou na aquisição de milhares de
veículos produzidos no Brasil e tal compra resultou em um incidente diplomático
entre os dois negociantes e a Argentina uma vez que nessa conjuntura estava
ocorrendo o chamado Conflito do Beagle, em que Argentina e Chile disputavam a
soberania de algumas ilhotas no canal de Beagle (extremo-sul das Américas). Uma
comissão internacional julgou o caso e deu ganho de causa para o Chile e o governo
argentino, liderado pelo general e ditador Jorge Videla, não aceitou tal decisão e isso
abriu a possibilidade de um confronto armado. Por esses motivos, o governo Videla
fechou suas fronteiras com o Brasil para impedir a passagem dos veículos comprados
pelo Chile em seu território sob a alegação de que essas mercadorias seriam
utilizadas para transportar tropas e armas para a região de Beagle. Diante da posição
argentina, os governos do Brasil e Chile anunciaram que a importação dos veículos
pesados brasileiros seria realizada por via marítima enquanto negociavam com a
administração do general Videla, a qual concordou em reabrir as fronteira com o
Brasil mas, dias depois, o governo argentino voltou a vetar a passagem de mini-
tratores e automóveis oriundos do Brasil para o Chile. Contudo, no final de setembro
as relações entre Brasil e Argentina foram normalizadas 18.
Nesse mesmo ano de 1978, os governos Geisel e Pinochet firmaram um acordo
segundo o qual o Chile venderia 112 mil toneladas de cobre e tal medida firmou o
Brasil como o segundo maior comprador do cobre chileno no ano de 1978, posição
que perdurou até 1980. Além do cobre, o vinho foi um importante item de
importação chileno para o Brasil. Para se ter uma ideia, o volume comercial passou
16
Castro, Antônio e Souza, Francisco. 1985. A economia brasileira em marcha forçada (Rio de Janeiro:
Paz & Terra, 1985): 27-47. Francisco Luna e Herbert Klein. 2014. “Transformações econômicas no
período militar”. En: A ditadura que mudou o Brasil: 50 anos do golpe de 1964 (Rio de Janeiro: Zahar,
2014): 100-107.
17
Jornal do Brasil. “Empresas”. 17.12.1977, p. 20
18
Jornal do Brasil. “Argentina reabre a fronteira a veículos vendidos ao Chile” 10.09.1978, p. 20. Jornal
do Brasil. “Itamarati se irrita com veto argentino a automóveis”. 15.09.1978, p. 16.

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de 100 mil litros em 1970 para 4 milhões de litros no ano de 1978. Ou seja, cresceu
nada menos que 4000%. O Brasil importava também salitre, celulose, papel de jornal
e outros produtos chilenos19.
Os sete primeiros anos de expressivos acordos e intercâmbios econômicos
favoreceram a estabilidade econômica e política de ambas as ditaduras. Em relação
ao Chile, as reformas neoliberais postas em prática a partir de 1975 tiveram como
efeito a redução das taxas de inflação e a recuperação econômica a partir de 1977. Os
setores econômicos que capitanearam o crescimento da economia chilena foram as
exportações de cobre, pescado, madeira e vinhos juntamente pelo investimento
privado em ramos como a construção civil e o mercado financeiro. O governo
manteve uma política de arrocho salarial e de baixo investimento público nas áreas
sociais, cujas consequências foram a persistência de elevados índices de desemprego
e pobreza. Os anos de 1977 a 1981 têm sido conhecidos como “Milagre Chileno” em
razão do fato da econômica chilena ter crescido em média 7% entre 1977 a 1981 e das
classes médias e dominantes terem tido um elevado aumento no nível de vida, cujos
principais símbolos foram o aumento das viagens internacionais, da cesta de
consumo e da compra de automóveis, televisores a cores e outros produtos
importados20.
As trocas comerciais com o Brasil foram importantes para a recuperação
econômica chilena uma vez que os brasileiros compravam os principais artigos de
exportação da economia chilena. Em segundo lugar, a balança comercial entre os
dois países favoreceria os chilenos. Por fim, a decisão do Brasil em continuar com
políticas desenvolvimentistas em meados da década de 1970, momento em que
muitos países capitalistas adotavam práticas recessivas em virtude da crise
econômica mundial iniciada com o “choque do petróleo” (1973), também propiciou
os empréstimos e linhas de crédito desse país para o Chile.
No tocante do Brasil, os últimos anos da década de 1970 foram de queda nos
índices econômicos, de aumento significativo da dívida externa, da ampliação do
desemprego e da miséria entre a população. O modelo econômico imposto ao país a
19
Jornal do Brasil. “Visita ao Chile será econômica”. 03.10.1980, p. 02. Mensaje presidencial. 11
septiembre 1976 – 11 septiembre 1977 (Santiago: Gendarmeria de Chile, 1977): 233. Divisão de
Segurança e Informações do Ministério das Relações Exteriores “Argentina – Viagem presidencial à
Argentina, 1980. Informações sobre a Argentina: dados básicos”. 03.05.1980 [g]. Secreto. 21º Despacho.
03.05.1980.
20
Gárate, , Manuel. 2016. La Revolución Capitalista de Chile: (1973-2003) (Santiago: Ediciones
Universidad Alberto Hurtado, 4ª Edición, 2016): 221-228.

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Francisco Monteiro, Tiago. “As conexões econômicas e diplomáticas entre as ditaduras do Brasil e do Chile (1973-1985)” Revista Notas Históricas y
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partir de 1964, o qual era baseado em elementos como a associação entre capital
público e privado em prol das multinacionais e das burguesias das cidades e do
campo, o incentivo fiscal ao grande capital em detrimento do investimento público
nas áreas sociais, no arrocho salarial, a aquisição de empréstimos e tecnologia
externa, resultou na maior crise econômica da história do Brasil21.
Contudo, primeiramente, a recessão não atingiu todos os setores de forma
igual. A indústria armamentista brasileira cresceu significativamente nesse mesmo
período e o Chile foi um dos principais clientes do Brasil22. Em segundo lugar, o país
governado por Pinochet importou do Brasil principalmente produtos industriais
como equipamentos eletromecânicos, motosserras, automóveis, caminhões, tratores
e o já citado material bélico. Tais negócios envolveram empresas multinacionais
instaladas no Brasil tais quais a FIAT, a General Motors, a Mercedez-Benz, Scania,
Tenenge, e empresas estatais como o Banco do Brasil, a Petrobrás, a Interbrás e
ENGESA. A empreiteira de capital nacional Andrade Gutierrez também realizou
serviços no Chile. Assim, os negócios brasileiros no Chile ajudaram a amenizar os
efeitos da crise econômica.
Todavia, a partir da década de 1980 essas relações mudaram um pouco de
sentido. Os chilenos passaram a importar cada vez mais artigos industriais de países
como Coréia do Sul, China, Indonésia, Cingapura e Japão, “país para o qual a
liberdade de importações que existe no Chile se constituiu em exemplo a ser
estimulado”23.
A balança comercial com o Brasil começou a apresentar déficits, o Chile
também ingressou em uma severa crise econômica a partir de 1982 e esses fatores
levaram os dirigentes chilenos a diminuir as importações. Em relação ao Brasil, a
recessão econômica se aprofundou e cada vez mais e ficaram escassos os
investimentos no setor externo. Por fim, mudanças políticas no país fomentaram
uma atitude de maior distanciamento em relação ao Chile, o que estudaremos no
próximo tópico.

21
. Francisco Luna e Herbert Klein. 2014. “Transformações econômicas no período militar”. En: A
ditadura que mudou o Brasil: 50 anos do golpe de 1964 (Rio de Janeiro: Zahar, 2014): 104-109.
22
Divisão de Segurança e Informações do Ministério das Relações Exteriores. 1980. “Síntese das
atividades da embaixada em 1979. Resumo analítico da Conjuntura chilena em 1979”. 21.01.1980, p. 18.
23
Divisão de Segurança e Informações do Ministério das Relações Exteriores. 1980. “Síntese das
atividades da embaixada em 1979. Resumo analítico da Conjuntura chilena em 1979”. 21.01.1980, pp.
15-16.

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3. DIPLOMACIA E POLÍTICAS EXTERIORES

Nesse campo, as relações brasileiro-chilena também foram marcadas pelos


vínculos de cooperação e proximidade na maior parte dos temas tratados. A primeira
demonstração de apoio do governo Médici à recém-instalada ditadura chilena foram
os já citados reconhecimento público e assinaturas dos primeiros acordos
econômicos. No mesmo período, uma das ambições do governo chileno era se
aproximar dos países vizinhos. Desta forma, existiu desde os primórdios da ditadura
chilena uma afinidade com a ditadura brasileira24.
Paralelamente a esses eventos, em outubro de 1973, o ministro das Relações
Exteriores do Chile, almirante Ismael Huerta, conversou o secretário de Estado dos
EUA, Henry Kissinger, e outras autoridades estadunidenses sobre a possibilidade da
venda de armas, munições e outros equipamentos militares dos EUA para o Chile.
Mas, Kissinger afirmou tal negócio não poderia ser realizado porque parcelas da
opinião pública e do Congresso dos EUA estavam contra o governo Pinochet. Diante
de tal realidade, chilenos e americanos concluíram que uma solução possível era
recorrer ao governo Médici, o qual concordou com tal proposta e iniciou
negociações que foram concluídas pelo seu sucessor, o general Geisel. Este, por sua
vez, abriu secretamente em julho de 1974 uma linha de crédito de US$ 40 milhões
para que os chilenos comprassem materiais e equipamentos bélicos de empresas
brasileiras ou instaladas no Brasil. Seus principais subordinados também
trabalharam nesse projeto e contataram empresas públicas, privadas e enviaram
também materiais solicitados pelos chilenos e que não estavam disponíveis a venda.
As documentações atestam o envio de materiais até o ano de 1978 e informam
também a realização de várias reuniões entre militares dos dois países 25.

24
Un año de construcción. Mensaje Presidencial: 11 septiembre 1973-11 septiembre 1974 (Santiago:
1974), 65.
25
US Department of State, Canonical ID: 1973STATE202418_b. “Bilateral meeting: foreign minister
Huerta with assistant secretary Kubisch”. 12.10.1973.
https://wikileaks.org/plusd/cables/1973STATE202418_b.html Consulta em 11.05.2017. US Department
of State, Canonical ID:1973STATE205536_b. “Discussion of economic problems with chilean foreign
minister and delegation, october 11”. https://wikileaks.org/plusd/cables/1973STATE205536_b.html
Consulta em 11.05. 2018. Divisão de Segurança e Informações do Ministério das Relações Exteriores.
1974. “Venda de equipamento militar ao Chile. Financiamento”. 10.06.1974. Arquivo Nacional (RJ).
Divisão de Segurança e Informações do Ministério das Relações Exteriores. 1974. “Aquisição de
armamento pelo Chile no Brasil. Crédito”. 13.06.1974. Arquivo Nacional (RJ).

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Paralelamente aos acontecimentos descritos no último parágrafo, o general


Augusto Pinochet compareceu à solenidade de posse do general Ernesto Geisel em
março de 1974 e essa foi a primeira viagem oficial do líder chileno. Em tal ocasião, os
dois ditadores conversaram privadamente e concordaram em reativar a Comissão
Mista Brasil-Chile, suspensa desde 1968. Nos dias posteriores, o general Pinochet na
cidade do Rio de Janeiro, no atualmente extinto estado da Guanabara, onde visitou
unidades castrenses e participou de eventos com políticos e militares.
Posteriormente, ele esteve em Niterói, capital do estado do Rio de Janeiro, e foi
recebido governador estadual Raimundo Padilha e por outros líderes e militantes do
partido governista, a Aliança Renovadora Nacional (ARENA)26.
A presença de Pinochet no Brasil teve implicações na política interna de tal
país porque ela foi criticada por José Francisco Pinto, deputado federal pelo partido
de oposição legal, o Movimento Democrático Brasileiro (MDB). Em resposta às
declarações de Francisco Pinto, o ministro Armando Falcão (Justiça), por
determinação do general Geisel, iniciou um processo contra Francisco Pinto com
base na Lei de Segurança Nacional para punir o parlamentar. Essa medida recebeu
apoio dos principais líderes da ARENA e o deputado do MDB foi julgado em outubro
de 1974 pelo Supremo Tribunal Federal (STF), condenado a seis meses de prisão e
teve os direitos políticos suspensos. Posteriormente, foi libertado e absolvido em tal
ação STF27.
Outra característica das boas relações entre as duas ditaduras foi o apoio
prestado pelo Brasil ao Chile nos organismos internacionais em momentos em que
vários países do mundo se organizaram para boicotar o governo chileno e acentuar o
isolamento que Pinochet e seus aliados foram colocados nos primeiros anos de
ditadura. Assim, juntamente com a Argentina, os brasileiros trabalharam para que o
Chile recebesse créditos no BIRD. Os países sul-americanos também conseguiram
que a Alemanha Ocidental disponibilizasse recursos para esse mesmo projeto apesar
da oposição dos governos da Dinamarca, Bélgica e Inglaterra28. Os diplomatas

26
Jornal do Brasil. “Pinochet será hóspede de Padilha hoje em Niterói”. 18.03.1974, p. 03. Jornal do
Brasil. “Pinochet volta sem dar entrevista”. 19.03.1974, p. 12. Jornal do Brasil. “Compra de gás chileno
será negociada na Comissão Mista”. 26.03.1974, p. 25.
27
Pinto, Francisco. “Depoimento”. En: Autênticos do MDB: Semeadores da democracia (São Paulo:
Paz e Terra, 1998): 177-186.
28
República de Chile: Actas de la Junta de Gobierno (Santiago): “Acta n. 276-A”. 29.07.1974, pp. 02-03.

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brasileiros também trabalharam para que Argentina e Chile não entrassem em


guerra da disputa das ilhas no canal do Beagle29.
No ano de 1977, James Earl Carter (Jimmy Carter), do Partido Democrata,
assumiu a presidência dos EUA e pôs em prática um programa de governo que, em
relação à América Latina, tinha como um dos pilares fundamentais a realização de
pressões políticas e diplomáticas para que os governos ditatoriais reduzissem os
abusos e as violações aos direitos Humanos dos presos políticos e da sociedade em
geral. Juntamente com essa política pró-direitos humanos, Carter e seus auxiliares
também desejavam que as ditaduras latino-americanas fossem substituídas por
sistemas políticos não ditatoriais e aliados dos EUA. Assim, eles estiveram dispostos
a apoiar a oposição liberal latino-americana.
No decorrer do governo Carter, a administração estadunidense aprovou
sanções econômicas e armamentistas ao Chile e abriu espaço para a oposição liberal
brasileira e chilena a se expressarem contra as ditaduras. Os diplomatas dos EUA
atuaram na Organização das Nações Unidas (ONU) e na Organização dos Estados
Americanos (OEA). Diante dessas ofensivas, os governos Geisel e Pinochet se uniram
em votações na OEA, na ONU e em outros fóruns internacionais30
Em março de 1979, o general Geisel foi sucedido pelo general João Figueiredo
após mais uma eleição não democrática que ocorreu na ditadura brasileira e a missão
chilena que compareceu às solenidades de posse presidencial foi composta pelo
tenente-general Cesar Raul Benevides, ministro da Defesa, e por Roberto Kelly
Vasquez, ministro da Economia.
O general Figueiredo e sua equipe mantiveram o bom nível de entendimento
com o Chile em uma conjuntura em que o país atravessava o já citado “Milagre
Chileno”. Todavia, o sucesso econômico da ditadura chilena não se traduziu em
prestígio internacional uma vez que o país continuou sendo desprezado em vários
círculos interacionais e a ações do governo Jimmy Carter aprofundaram tal situação.
Em março de 1980, o general Pinochet decidiu iniciar uma série de visitas oficiais a

29
Jornal do Brasil “Silveira exalta relações com Chile”. 06.06.1976, p. 13. Jornal do Brasil, “Embaixador
chileno diz que aliança tem que ser no TIAR”. 15.09.1976, p. 02.
30
Jornal do Brasil. “EUA e México não vinculam terror a direitos humanos”. 20.06.1977, p. 08. Jornal
do Brasil. “OEA recomenda defesa enérgica dos direitos”. 23.06.1977, p. 08. Jornal do Brasil. “Brasil
acha desrespeitoso projeto da OEA”. 24.06.1977, p. 08. Jornal do Brasil. “Comitê da ONU acusa o
Chile”. 09.12.1977, p. 13. Jornal do Brasil. “OEA repudia tortura e atos de terrorismo”. 02.07.1978, p. 14.

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países asiáticos mas foi mal recebido nas ilhas Fiji e nas Filipinas. Como resultado,
Pinochet retornou humilhado à Santiago. 31
Nesse contexto de crise que foi organizada a visita oficial do general João
Figueiredo ao Chile. Contudo, o quadro político brasileiro era parcialmente diferente
daquele que Pinochet conheceu em 1974 porque a gestão Ernesto Geisel começou a
implementar uma série de reformas e ações políticas visavam substituir o regime
ditatorial vigente desde 1964 por uma forma restrita e elitista de democracia. Esse
programa de Transição Política também tem sido conhecido como projeto de
“descompressão política” ou “abertura política” e foi concebido para que o governo
ditatorial mantivesse o controle das diretrizes gerais em todo o processo político.
Contudo, dois efeitos não esperados foram a reorganização de setores da oposição e
o fortalecimento do MDB durante todo o governo Geisel. Visando enfraquecer a
oposição, o general Figueiredo e seus aliados promoveram uma reforma eleitoral e
reinstituíram o pluripartidarismo a fim de dividir a oposição partidária.
Contudo, assim como parte significativa do MDB, os líderes dos novos
partidos de oposição não viam com bons olhos os laços de fraternidade entre as
ditaduras brasileira e chilena e, diante da lei que determinava que um presidente
necessitava da sanção do congresso para fazer uma viagem internacional, os partidos
de oposição decidiram boicotar as sessões dedicadas à aprovação da viagem ao Chile
a fim de demonstrar suas objeções.
Assim, na primeira sessão da Câmara responsável por votar a permissão de
Figueiredo, um terço dos parlamentares do Partido Popular (PP) e a totalidade dos
membros do Partido Democrático Trabalhista (PDT) votaram contra o governo. Os
membros do Partido dos Trabalhadores (PT) e a maioria do Partido do Movimento
Democrático Brasileiro (PMDB) se ausentaram de tal sessão. Os quatro partidos
citados eram oficialmente de oposição, embora o PP colaborasse frequentemente
com o governo. Em resposta a essas atitudes, o deputado Nelson Marchezan era líder
da agremiação governista, o Partido Democrático Social (PDS), e em nome do
governo declarou que os congressistas não deveriam julgar as ações e instituições de
outros países.
O governo levou 15 dias para obter a aprovação congressual e na sessão em
que obteve a sansão presidencial, após um acordo com membros do PP, do PMDB e

31
Muñoz, Heraldo. 2000. A sombra do ditador: memórias políticas do Chile sob Pinochet (Rio de
Janeiro: Zahar, 2000): 140-144.

82
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do Partido Trabalhista Brasileiro (PTB), o líder do PMDB, deputado Freitas Nobre,


retira-se do plenário em protesto e afirmou que a vista oficial de Figueiredo
prestigiaria um governo que “conquistou o status de ditadura-símbolo (sic) do
mundo” e que não foi escolhido por seu povo 32. A posição da oposição brasileira teria
importantes consequências ao longo da década de 1980.
O general João Figueiredo desembarcou em Santiago em 08 de outubro de
1980 e foi recebido por milhares de chilenos convocados pelo governo Pinochet, o
qual decretou recesso escolar e favoreceu a confecção de bandeiras brasileiras que
enfeitaram Santiago. Os generais Figueiredo e Pinochet conversaram sobre vários
assuntos e o brasileiro enfatizou a necessidade da construção de uma unidade latino-
americana em fóruns internacionais através do esforço de cada país em abandonar
suas diferenças políticas e ideológicas em prol da superação do subdesenvolvimento
e da construção de uma ordem internacional mais igualitária. Pinochet, em seus
discursos, não discordou de tais termos e afirmou que os países e organizações como
a ONU deveriam não intervir em assuntos internos de outras nações.
Ambos assinaram uma declaração conjunta que anunciava novos acordos
bilaterais, condenava todas as formas de violência política, o protecionismo
econômico, e ainda sugeria a inauguração de uma nova ordem mundial baseada na
igualdade entre os países ricos e pobres. Durante a elaboração de tal documento, os
chilenos sugeriram artigos condenando o terrorismo no Cone Sul e a intromissão de
organismos internacionais em assuntos internos dos países; mas o Brasil sugeriu um
documento mais brando e fez valer sua orientação33.
A viagem de Figueiredo representou o auge das relações entre Brasil e Chile, a
qual não foi marcada por um alinhamento total uma vez que a diplomacia brasileira
não compartilhava da crítica que as autoridades chilenas faziam da política de
apaziguamento político, militar e diplomático entre os EUA e a União Soviética
(URSS), a chamada “política da Detente”. Segundo os chilenos, tal política era
utilizada como arma pelos comunistas para impor sua “tirania” perante o mundo
com a certeza que não seriam retalhados pelos EUA.34 Os chilenos também
adotaram uma política externa ancorada no anticomunismo enquanto os brasileiros,

32
Jornal do Brasil. “PDS não consegue aprovar licença para Figueiredo viajar”. 24.09.1980, p. 02. Jornal
do Brasil. “Visita ao Chile será econômica”. 03.10.1980, p. 02.
33
Jornal do Brasil. “Figueiredo convida Pinochet para vir ao Brasil”. 10.10.1980, p. 04. Jornal do Brasil.
“Comunicado conjunto não teve novidades”. 11.10.1980, p. 04.
34
Jornal do Brasil. “Kissinger condena violações aos direitos humanos”. 09.06.1976, p. 08.

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a partir do governo Geisel, praticaram uma orientação mais pragmática e fizeram


acordos comerciais com vários países do bloco socialista 35.
Todavia, as diferenças políticas no interior do Brasil passaram a refletir cada
vez mais nas relações diplomáticas entre os dois países porque as oposições
brasileiras passaram a apoiar abertamente os grupos chilenos de resistência ao
governo Pinochet. Por exemplo, Eduardo Frei era dirigente do Partido Democrata
Cristão (PDC), ex-presidente do Chile (1964-1970), militava na oposição moderada à
ditadura, esteve no Brasil em agosto de 1980 e foi recebido com entusiasmo por
membros do PMDB, do PP e até mesmo por parlamentares governistas do PDS,
como Luís Vianna Filho (o presidente do Senado).
Em setembro de 1980, a presença de senador Paulo Brossard, líder do PMDB
no senado, a um jantar oferecido pelo embaixador no Chile despertou severas
críticas da maior parte dos membros do PMDB36. Os parlamentares conservadores
também atuaram a fim de contrapor as críticas da oposição brasileira ao Chile.
Assim, uma comitiva de parlamentares brasileiros fez uma visita oficial ao Chile em
dezembro de 1983. A maioria dela era composta por membros do PDS e eles foram
recebidos pelos membros da Junta Militar. Em uma declaração conjunta, brasileiros
e chilenos reafirmaram os laços de amizade entre os dois países, a luta comum que
ambos travavam contra o comunismo e o subdesenvolvimento e o respeito que
nutriam pelas instituições políticas existentes em cada um dos estados 37.
Essa iniciativa dos parlamentares conservadores não foi suficiente para
abrandar a principal crítica que as oposições brasileiras e chilenas faziam às
orientações política do general Pinochet e de sua equipe de governo: a falta de
vontade de promover mudanças políticas no sentido de redemocratizar o Chile. As
opiniões contrárias ao governo Pinochet se elevaram após a vitória de Tancredo
Neves no colégio eleitoral em 1985. Tal político, que foi eleito sucessor do general
João Figueiredo, tinha poucas simpatias pela ditadura chilena e fez comentários a
favor da Alianza Democrática (AD), uma coalizão chilena da oposição liberal-
democrática. Tal posicionamento incomodou membros do governo chileno como
Sergio Onofre Jarpa (ministro do Interior do Chile), o qual afirmou que ninguém

35
Ministério das Relações Exteriores. “Relatório 1974” (Brasília: Serviço de publicações da divisão de
documentação diplomática, 1974): 55.
36
Jornal do Brasil. “PMDB continuará pedindo verificação”. 24.09.1980, p. 02.
37
República de Chile: Actas de la Junta de Gobierno (Santiago): Acta nº 37/83-E, 13.12.1983, pp. 01-06.

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estava autorizado a dar lições aos chilenos sobre o que fazer e tampouco intervir nos
assuntos internos do país38.
Tancredo Neves não chegou a tomar posse porque adoeceu nas vésperas da
cerimônia e faleceu dias depois. Contudo, uma solenidade de passagem de governo
foi realizada e José Sarney, vice-presidente da chapa de Tancredo Neves, foi
empossado presidente do Brasil. Em tal ocasião, os representantes da oposição
chilena, liderados por Gabriel Valdez, foram tratados com mais reverência do que os
representantes do governo Pinochet, como Ricardo Garcia (ministro das Relações
Exteriores)39.
No decorrer da gestão de José Sarney, as relações diplomáticas entre Brasil e
Chile continuaram cordiais. Todavia, não havia mais o ambiente de fraternidade
pública entre os governos dos dois países e com mais frequência os partidos de
posição demonstravam seus apoios à oposição moderada chilena e quando os
últimos venceram a proposta do general Pinochet no plebiscito de outubro de 1988,
houve júbilos também no Brasil.

4. CONSIDERAÇÕES FINAIS

Estudamos nesse trabalho que as conexões entre os órgãos de repressão não


foram o único campo em que as lideranças ditatoriais atuaram em sintonia a fim de
consolidar a ordem que defendiam uma vez que os laços econômicos e os acordos
diplomáticos entre os regimes também foram importantes na estratégia da
construção de uma nova ordem que os ideólogos e dirigentes ditatoriais visavam
implantar a partir dos golpes militares. No que diz respeito à economia, ambos os
regimes buscavam legitimar sua existência com um bom desempenho econômico.
Assim, embora seguissem orientações diferentes, desenvolvimentista no Brasil e
neoliberal no Chile, os líderes dos dois países trabalharam juntos para fomentar a
estabilidade econômica mútua, o que, de acordo com o ideário da DSN, reduziria a
influência comunista. Em relação às políticas exteriores, entre 1974 a 1985, período
em que o Brasil foi governado por militares, existiu um ambiente de significativa
fraternidade entre ambos os países, ainda que houvesse pontos de divergências.

38
Jornal do Brasil. “Chile reage a apoio à oposição”. 19.01.1985, p. 03. Jornal do Brasil.
“Estremecimento”. 26.01.1985, p. 31.
39
Jornal do Brasil. “Desistências já são sete. Dumas não vem”. 14.03.1985, p. 04. Jornal do Brasil.
“Ortega acusa EUA de recusar o diálogo e promover a violência”. 17.03.1985, p. 16.

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Contudo, a partir do governo José Sarney, as boas relações passaram para o campo
da diplomacia secreta uma vez que grande parte da elite política brasileira de então
era simpática a oposição ditatorial.
Os contatos entre as duas ditaduras também influenciaram as duas elites
ditatoriais e moldaram a visão de mundo sobre seus países e os outros, o que
influenciou nos acordos econômicos e diplomáticos. Contudo, esse será o assunto de
trabalhos futuros.

5- REFERENCIAS

Documentos, Jornais e Revista

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Gobierno. Santiago: 27.08.1975.
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EL PROCESO DE FORMULACIÓN DE LA LEY DE LA CAJA DEL SEGURO


OBRERO OBLIGATORIO DE 1924

THE FORMULATION PROCESS OF THE CAJA DEL SEGURO OBRERO


OBLIGATORIO’S LAW FROM 1924

Daniel Ahumada Benítez


Universidad de Santiago de Chile
daniel.ahumada@usach.cl

Recibido el 10 de septiembre de 2018 Aceptado el 12 de noviembre de 2018

Resumen Abstract
El objetivo de esta investigación es analizar el This research aims to analyze the formulation
proceso de formulación de la Ley N°4.054 que creó process of the Law N°4.054 that establish the Caja del
la Caja del Seguro Obrero Obligatorio en 1924, Seguro Obrero Obligatorio in september of 1924,
indagando desde sus etapas tempranas como idea inquiring from its early stages as an idea until its
hasta su aprobación en el Congreso. Para ese approval in the Congress. For that purpose, it’s uses
propósito, se utilizan aportes de los estudios de las contributions from the study of public policies,
políticas públicas, específicamente el enfoque de specifically the John Kingdon’s multiple streams
las corrientes múltiples de John Kingdon. Se model. It’s proposed that the arrived of Arturo
plantea que la llegada de Arturo Alessandri Palma Alessandri to the presidency, plus the favorable
a la presidencia en 1920, sumado a un contexto political context to discuss social legislation and the
político favorable a discutir sobre legislación social presence of actors with ideas about how confront the
y la existencia de actores con ideas sobre cómo social problems, opened by 1921 the formulation
abordar los problemas sociales, posibilitaron la process of a public policy that addressed the social
apertura para 1921 de un proceso de formulación de security situation of the workers and that
una política pública que enfrentara la situación de culminated with the approved of the Law N°4.054 in
seguridad social de los obreros y que culminó con 1924.
la aprobación de la Ley N°4.054 en 1924.

Palabras Clave: Caja del Seguro Obrero Keywords: Caja del Seguro Obrero Obligatorio -
Obligatorio - Seguridad Social - Arturo Alessandri Social Welfare -Arturo Alessandri Palma
Palma.

Para citar este artículo:

Ahumada Benítez, Daniel. “El proceso de formulación de la Ley de la Caja del


Seguro Obrero Obligatorio de 1924”, Revista Notas Históricas y Geográficas, 21,
Julio –Diciembre, 2018: pp. 89-121

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1. INTRODUCCIÓN 1

El objetivo de este artículo es analizar el proceso de formulación de la Ley N°4.054


que creó la Caja del Seguro Obrero Obligatorio el 8 de septiembre de 1924,
indagando desde sus etapas tempranas como idea hasta su aprobación en el
Congreso. Partir estableciendo que esta institución tuvo el propósito de entregar
seguridad social a amplios sectores de la población y, en general, apuntó a todo
obrero del país, independiente de su oficio, siempre y cuando se ajustara a
determinados requerimientos, 2 por lo cual, comúnmente se considera su creación
como el inicio de la previsión social masiva en Chile. Entre las prestaciones ofrecidas
a sus afiliados estuvo la asistencia médica, atención dental, hospitalización, seguro
en caso de enfermedad, atención maternal a las aseguradas, indemnización en caso
de muerte, pensión de invalidez, jubilación por vejez, entre otros.
La Caja del Seguro Obrero tuvo su proceso de formulación entre las últimas
décadas del siglo XIX y primeras del XX, contexto en que se desarrolló la discusión
respecto de la manera de entender y entregar respuesta a los problemas sociales y de
condiciones de vida de la población, es decir, se discutía la forma de enfrentar a la
“cuestión social”, generándose, en ese mismo momento histórico, un cambio
paulatino de paradigma en la forma de abordar las soluciones a los problemas
sociales, desde uno centrado en la caridad privada y énfasis en la libertad individual
hacia otro que abogó por acciones científicas, planificadas y con mayor participación
del Estado.3

1
Este artículo es producto de la participación del autor en el FONDECYT 1160626 “Agenda y Políticas
Pública en la Vieja Democracia Chilena: análisis de los casos de las políticas de modernización de la
gestión pública y de salud”.
2
El Artículo N°1 de la Ley N°4.054 (1924) estableció que debían quedar bajo la tutela de la Caja de
Seguro Obrero todos los trabajadores que no recibieran más de cinco mil pesos anuales si habitaban
en una capital provincial o tres mil aquellos de otra localidad, a menos que se hayan encontrado
afiliados en otra institución que entregara servicios parecidos. Esta ley se puede ver en:
https://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=24431.
3
Arellano, Políticas sociales y desarrollo, 21-29; Jorge Rojas Flores, “Las políticas laborales en Chile:
1900-1970”, Archivo Chile, http://www.archivochile.com/Ideas_Autores/rojasfj/rojasfj0007.pdf;
Osvaldo Larrañaga, “El Estado Bienestar en Chile: 1910-2010”, Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo Chile,
http://www.cl.undp.org/content/dam/chile/docs/pobreza/undp_cl_pobreza_Estado_bienestar_2010.p
df; Illanes, Historia social de la salud pública, 21-282; María Eliana Labra, “Medicina social en Chile:
propuestas y debates (1920-1950)”, Cuadernos Médico Sociales 44 (2004): 207-219; Ricardo Cruz-Coke,

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A pesar de la importancia que tuvo la Caja del Seguro Obrero en la previsión


social de los trabajadores chilenos a lo largo de varias décadas del siglo XX, no hay
estudios académicos que profundicen sobre sus orígenes. La bibliografía existente
entrega antecedentes importantes sobre los orígenes de esta política pública,4 sin
embargo, no hay una investigación que aborde sobre su creación como un proceso
de formulación de una política pública y, además, donde se sistematicen los datos y
elementos importantes para la reconstrucción, siempre incompleta, de los orígenes
de la Ley N°4.054, por ejemplo, la manera en que la idea de generar seguridad social
para obreros llegó a la agenda de las políticas públicas, las propuestas que surgieron
para su creación, los actores involucrados, quiénes intervinieron en las discusiones
sobre el tema, la trayectoria que recorrieron los proyectos para finalmente concretar
una ley en 1924 y su aprobación en el Congreso en septiembre de 1924.
Para estudiar este caso, se utilizan aportes provenientes de investigaciones
que analizan procesos de formulación de políticas pública. Kingdon mediante su
enfoque de las corrientes múltiples, considera que una situación social llega a ser un
tema de la agenda pública, y así aumenta la posibilidad de concretar una política
pública que la aborde, al confluir tres procesos: 1) el reconocimiento del problema
social, es decir, se considera que una situación como un problema que debe ser
enfrentado mediante una política pública, 2) existencia de propuestas o proyectos
para su solución y 3) un contexto político favorable para tratar el tema.5 Además, el
mismo Kingdon y otras investigaciones de análisis de políticas públicas de el Chile

Historia de la medicina chilena (Santiago: Editorial Andrés Bello, 1995), 446-485; Manuel Bastías,
“Intervención del Estado y derechos sociales. Transformaciones en el pensamiento jurídico chileno en
la era de la cuestión social, 1880-1925”, HISTORIA 48 (2015): 11-42.
4
Aquella bibliografía que aborda sobre los orígenes de la Ley N°4054 es: Moisés Poblete, El derecho
del trabajo y la seguridad social en Chile (Santiago: Editorial Jurídica, 1949); James Morris, Las elites,
los intelectuales y el consenso: estudio de la cuestión social y del sistema de las relaciones industriales
en Chile (Santiago: Editorial del Pacífico, 1967); José Pablo Arellano, Políticas sociales y desarrollo.
Chile 1924-1984, (Santiago: Cieplan, 1985); Carlos Molina, “Una mirada historiográfica acerca del
desarrollo de la institucionalidad sanitaria chilena: 1889-1989” (tesis de Magister en Historia,
Universidad de Chile, 2007); Juan Carlos Yáñez, La intervención social en Chile, 1907-1932 (Santiago:
RIL editores, 2008); María Angélica Illanes, “En el nombre del pueblo, del Estado y de la Ciencia, (…)”.
Historia social de la salud pública, Chile, 1880-1973. Una historia social del siglo XX (Santiago:
Ministerio de Salud, 2010); Francisca Rengifo, “El significado de la familia en la institucionalización
del Estado de seguridad social chileno, 1920-1930”, Estudios Avanzados 26 (2016): 56-75; Daniel
Ahumada y Alejandro Salas, “La participación de la Oficina del Trabajo en la configuración del
sistema de previsión social chileno, 1909-1925”, Revista de Historia y Geografía 39 (2018): 73-97.
5
John Kingdon, Agendas, alternatives and public policies (New York: Longman, 2003).

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de los años recientes, entregan luces sobre una manera de analizar la formulación de
una política pública.6 De manera resumida, como plantean Olavarría, Navarrete y
Figueroa:
“La formulación de políticas públicas puede ser entendida,
entonces, como un proceso que transcurre en un cierto contexto
institucional, que distribuye competencias y posibilidades de actuación
a quienes se encuentran en él para que promuevan problemas y
soluciones que ellos reivindican, atendidas las circunstancias políticas
concretas del momento”7
Por tanto, en el análisis de los procesos de formulación de política públicas
tienen importancia los actores involucrados, ganando relevancia preguntas como
quiénes son esos actores, desde qué espacio están posicionados, qué acciones
realizaron y cómo se vincula con otros actores, sin perder de vista el cómo un
fenómeno social llegó a ser objeto de una posible política pública, la trayectoria de
los proyectos presentados, la forma en que se logró la aprobación de la ley y la
importancia del contexto político en el desarrollo de este proceso.
Se plantea que la llegada de Arturo Alessandri a la presidencia a fines de 1920,
sumado a un contexto donde se reconocía la falta de legislación social para mejorar
la condición de vida de la población y la existencia de actores con propuestas sobre
cómo enfrentar los problemas sociales, generaron las condiciones para la apertura en
1921 del proceso de formulación de la política pública que fue la Caja del Seguro
Obrero y que culminó con la aprobación de la Ley N°4.054 en septiembre de 1924.
Para abordar el objetivo de este trabajo, se parte revisado el contexto social
del país en tiempos de la “cuestión social”. Luego, sobre la situación política y las
primeras leyes sociales a comienzos del siglo XX. Se continúa refiriéndose a los
actores que impulsaron y participaron en el proceso de creación de la Caja del
Seguro Obrero. Luego, un apartado sobre los proyectos presentados referidos a la
seguridad y previsión social para obreros. Y finalmente sobre la aprobación de la Ley
N°4.054 en 1924.

6
Kingdon, Agendas, alternatives and public policies; Mauricio Olavarría, “Agenda and public policy:
evidence from Chile”, International Journal of Public Administration 39 (2016): 157-172; Mauricio
Olavarría, Bernardo Navarrete y Verónica Figueroa, “¿Cómo se formulan las políticas públicas en
Chile? Evidencia desde un estudio de caso”, Política y Gobierno 18 (2011): 109-154; Mauricio Olavarría,
“Política de Salud en Chile”, Revista Venezolana de Gerencia 55 (2011): 353-374.
7
Olavarría, Navarrete y Figueroa, “¿Cómo se formulan las políticas públicas en Chile?”, 114.

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2. LA “CUESTIÓN SOCIAL” EN LAS PRIMERAS DÉCADAS DEL SIGLO XX

Entre las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX se desarrolló el
fenómeno conocido como la “cuestión social”, lo cual fue una construcción
conceptual que se comenzó a forjar alrededor de 1880 para referirse a los dificultades
vinculados a las condiciones materiales de vida y trabajo de una parte importante de
la población, como los problemas de salud con pestes y enfermedades, precarias
condiciones de vivienda, falta de regulación laboral, entre otras situaciones, las
cuales eran vista como consecuencia de la modernización, industrialización y
urbanización por la que atravesaba el país,8 aunque la difícil situación de vida de la
población no era un fenómeno nuevo, siendo lo novedoso en la importancia de la
industrialización y urbanización como generadoras de los problemas sociales.9
Como ejemplo de la condición material de vida de la población, se puede
aludir a los altos índices de mortalidad, tanto general como infantil, entre fines del
siglo XIX y primeras décadas del siglo XX, donde a pesar de la mejora relativa de los
números, como se puede observar a partir de la Tabla N°1, con un aumento de los
nacimientos y un alza de la mortalidad general, pero lo primero en una proporciona
mayor que lo segundo entre 1880-1930, además de un estancamiento en los números
de la mortalidad infantil, significando un crecimiento de la población a lo largo de
los años, sin embargo, de igual forma, con el paso del tiempo la estadística continuó
con altos índices de mortalidad general e infantil a lo largo de 1880-1930.
Tabla N°1 - Mortalidad 1880-193010
Año Nacimientos Mortalidad General Mortalidad infantil
1880 85.782 70.036 40.733
1890 98.538 95.547 -
1900 110.697 104.312 37.917
1910 130.052 106.073 35.755
1920 146.725 115.428 38.654
1930 170.395 105.140 39.706

8
Morris, Las elites, los intelectuales y el consenso, 79-81; Sergio Grez, La “cuestión social” en Chile.
Idea y debates precursores (1804-1902) (Santiago: Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, 1995),
9-44.
9
Grez, La “cuestión social” en Chile, 9-44.
10
Elaboración en base a datos de Braun et al, Economía chilena 1810-1995: estadísticas históricas
(Santiago: Pontificia Universidad Católica de Chile, 2000), 233-234.

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Ahumada Benítez, Daniel. “El proceso de formulación de la Ley de la Caja del Seguro Obrero Obligatorio de 1924”, Revista Notas Históricas y
Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 89-121
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Incluso, Chile, a partir de una comparación con otros 20 países del mundo
presentada por Llanos y Lanfranco,11 para 1934 tenía la tercera tasa de mortalidad
general más alta con 25,1 por cada mil personas, solo detrás de Guatemala con 26,6 y
Egipto con 28,1 por cada mil personas, y en el caso de la mortalidad infantil, para el
mismo 1934 entre los 20 países, tenía el primer puesto con 225 por cada mil nacidos
vivos, siendo los siguientes con los índices más altos Egipto con 166 e India con 168
por cada mil nacidos vivos. 12
Llanos y Lanfranco plantean que, para fines de la década de 1950, la
mortalidad infantil en Chile seguía siendo alta en comparación a otros países de la
región, bordeando los 120 por cada mil nacidos vivos, mientras que otras naciones
como Costa Rica, Guatemala, México, Argentina, Brasil y Paraguay, tenían para el
mismo periodo una mortalidad infantil entre 100 a 60 por cada mil nacidos vivos,
destacando que la mortalidad infantil de Chile en década anteriores a 1950, en
comparación a otros países de la región, era aún más grave.13
Además, otro dato a considerar, es la esperanza de vida, teniendo Chile en las
décadas de 1920, 1930 y 1940, una de 31, 35 y 38 años respectivamente, mientras que,
en otros países como Argentina, Brasil, Colombia, México, Uruguay y Venezuela,
eran para las mismas décadas de 1920, 1930 y 1940 de 37, 38 y 44 años
respectivamente.14

3. LA BÚSQUEDA POR LAS PRIMERAS LEYES SOCIALES

Para la época del cambio de siglo se comenzó a visualizar las difíciles


condiciones materiales de vida de un porcentaje muy importante de la población,
desencadenandose un panorama donde la elite política llegó a la convicción de la
necesidad de enfrentar y dar solución a los problemas sociales, 15 existiendo a lo largo

11
Dichas naciones eran: Argentina, Costa Rica, Guatemala, Salvador, Uruguay, Colombia, Venezuela,
México, Estados Unidos, Canadá, Alemania, Dinamarca, España, Francia, Inglaterra y Gales, Nueva
Zelanda, India, Japón, Filipinas, Egipto. Los datos para cada país están en Llanos y Lanfranco (2017, p.
684).
12
Claudio Llanos y María Fernanda Lanfranco, “La discusión política sobre mortalidad infantil en
Chile durante la década de 1930. Elementos para una aproximación histórica política”, Anuario de
Estudios Americanos 75 (2017): 683-684.
13
Llanos y Lanfranco, “La discusión política sobre mortalidad …”, 679-680.
14
Llanos y Lanfranco, “La discusión política sobre mortalidad …”, 684.
15
Yáñez, La intervención social en Chile, 71-112.

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de todo el espectro político posturas y propuestas sobre cómo superar la “cuestión


social”.16
A esto hay que agregar que las discusiones en torno a la cuestión social se
desarrollaron a nivel internacional. Para las primeras décadas del siglo XX, el
tratamiento y legislación sobre seguridad social fue común en diferentes países, y
con la fundación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) después de la
primera guerra mundial y el inicio desde 1919 de la Conferencia Internacional del
Trabajo, cada vez más naciones comenzaron a ser proclives a ello.17 A nivel
continental se fueron expresando estas discusiones, por ejemplo, con la Quinta
Conferencia Pan-Americana, llevada a cabo en Santiago de Chile en 1923, donde se
trataron temas vinculados a la protección social y entre sus conclusiones estuvo la
recomendación a todos los países del continente para que generaran seguros para los
accidentes, enfermedades e invalidez. 18 Chile también fue parte de ese movimiento
de nivel mundial que buscó mejorar las condiciones sociales mediante la aprobación
de leyes desde inicios del siglo XX y, además, fue firmante del protocolo de acuerdo
de la creación del a Organización Internacional del Trabajo en 1919.19 Hay que
destacar que desde la Oficina del Trabajo20 estuvieron muy interesados con lo que
sucedía en el planeta sobre legislación social y mantuvieron constante contacto con
la OIT.21
Todo este contexto significó que, a pesar de que el Estado chileno hasta antes
de la aprobación de las leyes sociales de 1924 y la Constitución de 1925 funcionó

16
Para Cruzat y Tironi hubo tres grandes posturas a lo largo de las diferentes posiciones políticas
sobre la manera de enfrentar la cuestión social: una conservadora-católica, la radical-nacionalista y
otra demócrata-socialista. Ximena Cruzat y Ana Tironi, “El pensamiento frente la cuestión social en
Chile”, en El pensamiento en Chile: 1830-1910, eds. Mario Berrios et al (Santiago: Santiago Nuestra
América Ediciones, 1987), 151-173.
17
Juan Carlos Yáñez, “Chile y la organización internacional del trabajo (1919-1925). Hacia Una
legislación social universal”, Revista de Estudios Histórico-Jurídicos 22, (2000): 317-322.
18
Moisés Poblete y Oscar Álvarez, Legislación social obrera chilena. (Santiago: Imprenta Santiago,
1924), 7-9.
19
Yáñez, “Chile y la organización internacional del trabajo”.
20
La Oficina del Trabajo fue un organismo estatal creado en 1907 y dependiente del Ministerio de
Industria y Obras Públicas destinado a estudiar, generar estadística y conocimiento sobre asuntos
laborales y condiciones de vida de los trabajadores. La gente en ella estuvo muy interesada en el
desarrollo de la legislación social, buscando espacios y oportunidades para expandir e influenciar con
sus ideas sobre los asuntos laborales en la sociedad. Para profundizar sobre la Oficina del Trabajo ver
Yáñez (2008).
21
Yáñez, La Intervención social en Chile, 105-122.

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fuertemente guiado por principios liberales, lo que implicaba suponer que la causa
principal de la pobreza era la “irresponsabilidad, la inmoralidad, la ignorancia, el uso
inadecuado de la libertad” y que la solución a ello estaba en “la moralización del
pueblo, la contención de las enfermedades y las obras filantrópicas o de caridad”, 22
de igual forma existieron intentos por mejorar las condiciones de vida de la
población mediante proyectos de leyes sociales enviados al Congreso en las primeras
décadas del siglo XX.
Hubo una serie de leyes sociales que fueron aprobadas durante inicios del
siglo XX y antes de 1924, las que se aprecian en la Tabla N°2. Se considera que en 1901
fue presentado el primer proyecto al respecto y se refirió a reglamentar las relaciones
laborales como el trabajo infantil, limitación del tiempo de trabajo, medidas de
salubridad, seguridad laboral y sobre accidentes del trabajo, el cual fue elaborado
por el Partido Democrático y puesto en el Congreso por Malaquías Concha,23 sin
embargo, no fue aprobado. La primera ley social materializada fue en 1906 sobre las
habitaciones obreras, y a partir de ese momento se inició un periodo en que se
debatieron y generaron una serie de normas sobre problemáticas que afectaban a la
población, como una ley de descanso dominical, cajas de previsión, ley de accidentes
del trabajado, entre otras, y que culminó con la intervención militar y la aprobación
de una serie de medidas en el Congreso para septiembre de 1924 (específicamente
iniciativas presentados por el gobierno de Arturo Alessandri Palma). 24 Mediante esta
legislación se puede observar el lento y paulatino cambio de paradigma desde uno
basado en la caridad privada a otro que propició regulaciones mediante leyes e
intervención estatal.

22
Rojas, Las políticas laborales en Chile, 1.
23
Irene Rojas Miño, “El modelo normativo del sindicato en las Leyes Sociales de 1924”, Revista de
Estudios Histórico-Jurídicos 38 (2016): 305-330.
24
Una revisión acotada de las leyes sociales aprobadas los inicios del siglo XX hasta 1924 en: Rojas, Las
políticas laborales en Chile; Poblete, El derecho del trabajo, 15-16; Juan Carlos Yáñez, “Antecedentes y
evolución histórica de la legislación social de Chile entre 1906 y 1925”, Revista de Estudios Histórico-
Jurídicos 21 (1999): 203-210; y Luis Lizama, “El Derecho del Trabajo chileno durante el siglo XX”,
Revista chilena de derecho del trabajo y de la seguridad social 4 (2011): 109-142.

96
Ahumada Benítez, Daniel. “El proceso de formulación de la Ley de la Caja del Seguro Obrero Obligatorio de 1924”, Revista Notas Históricas y
Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 89-121
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Tabla N°2 - Leyes Sociales 1906-1923


Fecha Ley Número
20/2/1906 Ley de Habitaciones Obreras Ley N°1838
26/8/1907 Ley de Descanso Dominical Ley N°1990
1/2/1911 Caja de Ahorros del Personal Ferroviario Ley N°2489
4/9/1912 Protección de la Infancia Desvalida Ley N°2675
31/7/1913 Inembargabilidad de Cuotas Mortuorias Ley N°2789
25/11/1914 Ley de la Silla Ley N°2951
9/9/1915 Caja de Retiro y Montepío de la Fuerza de Defensa Ley N°3029
Nacional
27/12/1916 Ley de Accidentes y Enfermedades Laborales Ley N°3170
13/1/1917 Ley de Sala Cunas Ley N°3186
5/11/1917 Nueva Ley de Descanso Dominical Ley N°3321
10/5/1918 Caja de Retiro y Previsión Social de los Ferrocarriles del Ley N°3327
Estado
14/2/1920 Caja de Crédito Popular Ley N°3067
1/3/1923 Ley que fija peso máximo de los sacos cargados por Ley N°3915
fuerza del hombre

Se puede pensar que la legislación social aprobada desde la década de 1920 fue
el resultado de largas discusiones desarrolladas desde inicios del siglo XX que
llevaron a una paulatina institucionalización de la intervención social del Estado, lo
cual fue posible por, primero, la acción del mismo Estado, especialmente desde la
Oficina del Trabajo con individuos comprometidos que fueron influenciando y
legitimando la necesidad de intervención social estatal; y, segundo, a la existencia de
un contexto favorable donde la sociedad se encontraba receptiva a la idea y acción
de un Estado más comprometido con los temas sociales. 25 En este sentido, hay que
considerar la mayor preocupación por la seguridad social de las personas para la
década de 1920 como el resultado de un proceso que provenía, al menos, desde
inicios del siglo XX. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el sistema político
chileno no dio respuesta a muchas de las situaciones por la que es atravesaba el país,

25
Yáñez, La intervención social en Chile.

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e incluso las leyes sociales aprobadas se puede considerar que fueron limitadas en
cuanto a su cantidad.

4. ACTORES PROMOTORES DE LA CAJA DEL SEGURO OBRERO

A pesar del contexto del cambio de siglo donde la elite política e intelectual
fue preocupándose por discutir sobre la cuestión social y leyes para enfrentarla, la
creación de seguridad social mediante una caja de previsión para obreros no fue una
propuesta muy recurrente. Si bien, desde el mundo político, Valentín Letelier
planteó tempranamente en la Convención Radical de 1906 la necesidad de crear, por
parte del Estado, instituciones de previsión para algunos trabajadores 26 y, además, en
las primeras dos décadas del siglo XX se discutieron propuestas de formulación de
cajas para determinados grupos (como para los trabajadores de los Ferrocarriles del
Estado, empleados públicos y fuerzas armadas), la iniciativa de crear una institución
de seguridad social para los obreros del país no parece haber sido muy difundida.
Incluso, las cajas de previsión no estuvieron entre las principales demandas y
propuestas de los grupos de trabajadores organizados de las primeras décadas del
siglo XX.27
Sin embargo, si hubo actores y espacios donde se discutió sobre la creación de
seguridad social para obreros en las primeras dos décadas del siglo XX, entre los que
destacan, por su participación en lo que el proceso de creación de la Ley 4.054 de la
Caja del Seguro Obrero: las facultades de derecho, la Oficina del Trabajo, el gremio
de los médicos y el papel del gobierno de Arturo Alessandri Palma.

26
Respecto de la postura de Valentín Letelier sobre la creación de cajas de previsión en 1906 ver:
Francisco Hinojosa, El libro de oro de los Empleados Particulares (Santiago: Editorial Nascimiento,
1967b), 35-42; Francisco Hinojosa, La Caja de Previsión de Empleados Particulares. Génesis: cómo,
cuándo y dónde surgió la iniciativa para su creación (Santiago: 1967a), 10-11.
27
El poco interés, por parte del movimiento obrero y grupos políticos vinculados a ellos, por las cajas
de previsión como una propuesta o demanda, se puede ver en: Sergio Grez, “El escarpado camino
hacia la legislación social: debates, contradicciones y encrucijadas en el movimiento obrero y popular
(Chile, 1901-1924)”, Cuadernos de Historia 21 (2001). Recuperado de
http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-82475.html.

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4.1. LAS FACULTADES DE DERECHO

En el espacio universitario de las facultades de derecho del país se profundizó


en el estudio de temas laborales y sociales. Por un lado, a nivel de docencia
universitaria la primera cátedra de “Economía Social” (como llamaban al área
académica encargada de estudiar la situación social de las personas) se desarrolló en
Derecho de la Universidad Católica en 1891, siendo respuesta a las cátedras de
“Economía Política” (área académica que enfatizaba en los principios liberales e
individuales).28 En la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile la cátedra de
“Economía Política” pasó a denominarse “Economía Política y Social” en 1902, sin
embargo, la primera de esas dos áreas continuó siendo más importante, y para que la
economía social tuviera una mayor preponderancia se tuvo que esperar hasta 1913
cuando se estableció el curso de “Economía Social e Industrial”, que luego para
diciembre de 1914 pasó a denominarse “Economía Social y Legislación Obrera”. 29 En
la misma Facultad de Derecho de la Universidad de Chile se creó en 1918 el
“Seminario de Ciencia Económicas y Sociales”, donde se estudiaba e investigaba
sobre los problemas “económico-sociales”30
Por otro lado, desde la época del cambio de siglo se fue promoviendo entre
los estudiantes de derecho la investigación sobre los problemas sociales y para la
década de 1890 surgió la “moda” de realizar las tesis de grado sobre esos temas
(Yáñez, 2008, p. 93).31 Entre esas tesis hubo también algunas que estudiaron y
plantearon crear los seguros sociales y sistemas de previsión. Entre las tesis de
Derecho de la Universidad de Chile hubo al menos cuatro que trataron sobre la
seguridad y previsión social y que fueron antecedentes de futuros proyectos, siendo
estas las de: Malaquías Concha, “Sobre la dictación de un Código del Trabajo de la
Previsión Social”, 1907; Guillermo Rossel Silva, “De la necesidad de legislación sobre
el trabajo”, 1906; Eduardo Fontecilla, “La reforma legislativa y política y nuestra
Cuestión Social”, 1907; y Ernesto Munizaga, “El Seguro Obrero”, 1908.32 A estas se

28
Yáñez, La intervención social en Chile, 93-94.
29
Yáñez, La intervención social en Chile, 94.
30
Poblete, El derecho del trabajo, 17.
31
Yáñez la Intervención social en Chile, 93.
32
Morris, Las elites, los intelectuales y el consenso, 144.

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puede agregar como ejemplo de tesis de derecho que trataron directamente la


previsión social: Alliende de 191533 y Zañartu de 1922. 34

4.2. LA OFICINA DEL TRABAJO

Directamente en formulación del proceso que llevó a la creación de la Caja del


Seguro Obrero, la acción de la Oficina del Trabajo fue muy destacada, especialmente
mediante el involucramiento de su director, Moisés Poblete Troncos (formado como
abogado en la Universidad de Chile). Este organismo, perteneciente al Estado,
comenzó con sus funciones para 1907 y con el paso del tiempo tuvo el papel de
generar conocimiento y estadística sobre materias laborales, ayudar en la confección
de leyes sociales, fiscalizar las leyes laborales, entre otras funciones. Parte
importante de su personal fue abogado de profesión, y en ella tempranamente
estuvieron interesados en la previsión social para los trabajadores. Por ejemplo, en
1911 dieron a conocer que estaban investigando sobre las condiciones bajo las cuales
estaban funcionando los seguros obreros privados en Chile,35 y para el año siguiente
la Oficina del Trabajo pidió al Ministro de Industria y Obras Públicas que encargara
una Comisión, a cargo de Arturo Fernández Pradel, que iba a Berlín al Congreso
Internacional de Hijiene de las Habitaciones Obreras para que estudiaran sobre la
legislación de accidentes del trabajo y seguros obreros de otros países.36 Este interés
se concretó mediante su participación en las discusiones y/o diseño de leyes que
crearon las primeras cajas de previsión, las que fueron la Caja de Ahorros del
Personal Ferroviario de 1911 (luego reformulada en 1918), Caja de Seguro Obrero
Obligatorio de 1924, Caja de Empleados Particulares y la Caja de Empleados Públicos
y Periodistas de 1925.37

33
Victorino Alliende Wood, “Leyes de retiro para obreros y empleados” (tesis de licenciatura en Leyes
y Ciencias Políticas, Universidad de Chile, 1915.
34
Héctor Zañartu Urrutia, “Seguros Obreros” (tesis licenciatura, Universidad de Concepción, 1922).
35
“El seguro obrero en Chile”, Boletín de la Oficina del Trabajo, N°3, 1911, 137-138.
36
“Comisión a don Arturo Fernández Pradel”, Boletín de la Oficina del Trabajo, N°4, 1912, 53-54.
37
Ahumada y Salas, “La participación de la Oficina del Trabajo…”.

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4.3. EL GREMIO MÉDICO

Los médicos fueron otro grupo de actores que tuvieron un papel importante
en el desarrollo de iniciativas sociales y en lo que fue la Caja del Seguro Obrero.
Como antecedentes, plantear que ellos comenzaron a abogar paulatinamente desde
el cambio de siglo por una mayor intervención del Estado en la solución de los
problemas de salud y sociales.38 A la vez, fueron perfilándose como autoridades
científicas mediante su trabajo vinculado a las organizaciones y asociaciones
médicas, pero, principalmente, por su acercamiento al Estado, al que fueron
influyendo y ocupando puestos con el objetivo de abordar los problemas sanitarios
bajo una mirada científica, desde la llegada del siglo XX y especialmente con la
entrada a la década de 1920.39
El Primer Congreso de la Beneficencia Pública de 1917 puede ser considerado
como uno de los primeros hitos donde los médicos se reunieron a discutir por una
nueva institucionalidad para enfrentar los problemas sanitarios. Con la participación
de médicos y administradores de hospitales, el principal tema de este encuentro fue
la situación financiera por la que atravesaban las Juntas de Beneficencia
administradoras de hospitales,40 sin embargo, ello conllevó a otra discusión que
generó conflictos entre los participantes de la reunión: quién debía hacerse cargo de
la asistencia sanitaria, la caridad privada o el Estado (Molina, 2007, pp. 45-46;
Espinoza, 2005, pp. 217-221).41 Para el momento en que se llevó a cabo el Congreso,
las organizaciones administradoras de los hospitales llevaban años con dificultades
financieras producto del constante aumento de los costos para su funcionamiento,
por lo cual, se organizó un encuentro para conversar sobre el asunto. Existieron dos
grandes posturas, la primera planteó la necesidad de un Estado que se hiciera cargo

38
Labra, Medicina social en Chile; Illanes, Historia social de la salud pública.
39
Entre quienes destacan el papel de los médicos entre fines del XIX y principios del XX: Illanes,
Historia social de la salud pública, 21-138; Molina, Una mirada historiográfica, 51-84; Marcelo López
Campillay, “Ciencia, médico y enfermos en el siglo XX: La Caja del Seguro Obligatorio y la lucha
antituberculosa en Chile”, Estudios N° Especial (2012): 53-68.
40
Desde prácticamente la independencia hasta 1952, la Beneficencia Pública administró los hospitales
y otros centros de salud del país mediante organizaciones locales conformadas por, comúnmente,
gente de la Iglesia, filántropos y médicos.
41
Molina, Una mirada historiográfica, 45-46; Alexis Espinoza Muñoz, “De la beneficencia a la salud
pública”, Revista de Estudios Cotidianos 1, (2015): 217-221.

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de los servicios de Salud y aumentara el financiamiento a la Beneficencia Pública y la


segunda abogó por la continuidad de la preponderancia de la caridad privada.
En este Primer Congreso de la Beneficencia Pública no se trató directamente
el tema de los seguros sociales, siendo la única excepción una intervención de Julio
Philippi (abogado, profesor de la Universidad de Chile y Ministro de Hacienda en
más de una ocasión) cuando se discutía sobre formas nuevas de financiamiento a la
Beneficencia Pública, reflejando sus palabras la idea que mejorando las condiciones
de vida de las personas y generando los seguros necesarios para enfermedad,
invalidez o vejez, bajaría la asistencia a los hospitales y, en consecuencia, significaría
una menor presión financiera a la Beneficencia Pública.42 Sin embargo, más adelante
en este escrito, se observa que los problemas por el financiamiento de la
Beneficencia Pública llevaron a los médicos a involucrarse en la confección de la Caja
del Seguro Obrero, especialmente a través del médico y diputado Exequiel González
Cortés.

4.4. LA IMPORTANCIA DE LA LLEGADA A LA PRESIDENCIA DE ARTURO


ALESSANDRI PALMA

Por último, la llegada a la presidencia de Arturo Alessandri Palma (1920-1924)


fue importante, ya que se posicionó en lo alto de la agenda pública de su gobierno el
querer mejorar las condiciones de vida de la población, lo que significó impulsar
leyes sociales, entre las que estuvo el Seguro Obrero.
Como antecedentes, hay que considerar que Alessandri estudió Derecho en la
Universidad de Chile y fue uno de los primeros en tratar una temática social en su
tesis de grado llamada “Habitaciones obreras” del año 1893. Ese interés por abordar
la situación de vida de la población se vio reflejado en su actividad como político,
estando presente ideas al respecto durante su campaña presidencial de 1920,
planteando la intervención del Estado para defender física, moral e intelectualmente
a la población.43 Sobre su programa de gobierno y primer gobierno, escribió
Alessandri:

42
Ramón Santelices, Julio Philippi y Jorge Matte Gormaz, “Los impuestos a favor de la beneficencia”,
Revista de la Beneficencia Pública, 1917, 157-158.
43
Arellano, Política sociales y desarrollo, 28.

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“Mi mayor energía fue gastada para probar la necesidad urgente


e impostergable que existía en orden a establecer una legislación social
sobre la base de la solidaridad humana y de la justicia social para
producir la armonía entre el capital y el trabajo, problemas que debían
resolverse no solo por razones de humanidad, sino de conveniencia
económica y de conservación social.”44

Alessandri durante su campaña propuso una mayor protección social de las


personas en caso de enfermedades y, para ello, se debía fortalecer la salud pública
mediante una perspectiva científica. Al mismo tiempo, hizo llamados a preocuparse
por los trabajadores, no solo en caso de enfermedad, sino también para los
accidentes y vejez, lo que implicaba abogar por un seguro y previsión social. Estas
ideas se pueden encontrar es sus palabras de comienzos de su candidatura, para el 25
abril de 1920 en la Convención del Partido Liberal de Santiago, al decir:

“Hay que velar porque su trabajo [el de los trabajadores] sea


remunerado en forma que satisfaga las necesidades mínimas de su vida
y las de su familia: no sólo las de su vida física sino las de su
perfeccionamiento moral y de su honesta recreación. Hay que
protegerlos en los accidentes, en las enfermedades y en la vejez. La
sociedad no puede ni debe abandonar a la miseria y al infortunio a
quienes entregaron los esfuerzos de su vida entera a su servicio y
progreso.
(…) Defendamos también la raza combatiendo por todos los
medios, con todas las energías posibles, el alcoholismo, las
enfermedades de trascendencia social y las epidemias engendradas por
falta de higiene y de cultura. Esforcémonos por el desarrollo de la
beneficencia pública, organizándola sobre las bases del concepto
científico moderno que la impone, no por razones sentimentales, sino
como un deber ineludible y premioso de defensa social.”45

44
Arturo Alessandri, Recuerdos de Gobierno. Administración 1920-1925. Tomo I. (Santiago, Editorial
Nascimento, 1967), 33.
45
“El discurso-programa de don Arturo Alessandri”, El Mercurio, 29 de abril de 1920, 15.

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Además, el mismo Alessandri, en una carta que envió a Moisés Poblete


(director de la Oficina del Trabajo desde 1920) el 30 de noviembre de 1929, destacó
que la búsqueda durante su mandato por la aprobación de leyes sociales estuvo,
también, influenciada por el Tratado de Versalles y la creación de la OIT:
“Los pactantes del Tratado de Versalles (…) en la parte XIII,
sección I, crearon la “Organización del Trabajo” en vista de que según
ellos, la “Sociedad de las Naciones” “tiene por objeto establecer la paz
universal y que esta paz no puede fundarse, sino sobre la base de la
justicia social”. Agregaron que existen condiciones de trabajo que
implican para un gran número de personas la injusticia, la miseria y
las privaciones, lo que engendra un descontento tal que pone en peligro
la paz y la armonía universal.
(…) Estas ideas golpearon mi espíritu con inmensa fuerza.
Comprendí que, si era grande el peligro provocado por las injusticias
sociales en otros países, era mucho mayor entre nosotros donde
carecíamos en absoluto de legislación social, donde las injusticias eran
más irritantes que en el resto del mundo y, en donde, nuestra clase
proletaria seguía siendo considerada simplemente como una cosa
destinada a enriquecer o a procurar bienestar y felicidad a las clases
superiores. (…) Fueron estas consideraciones las que hicieron nacer en
mi espíritu un anhelo sincero y vigoroso de redención social y lancé mi
candidatura presidencial sobre la base de aquellas grandes
aspiraciones cimentadas en la solidaridad humana y en la justicia
social. Los nobles y elevados postulados del Tratado de Versalles se
imponían a mi espíritu como un dogma y como una realidad necesaria
de salvación nacional.”46

Hay que acotar que no fue solamente gracias a Alessandri que tomaron
relevancia estos temas sociales y que no fue único que los planteó, por tanto, hay que
desmitificar su figura.47 Él fue un sujeto que respondió a su época y en ningún caso
un personaje anormal, su importancia radica en que fue un actor político de alto

46
Carta de Arturo Alessandri a Moisés Poblete Troncoso del 30 de noviembre de 1929 en: Poblete, El
derecho del trabajo, 19-20.
47
Yáñez, La intervención social en Chile, 20-21.

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rango que posicionó en la agenda de su gobierno afrontar con políticas públicas


determinadas situaciones sociales y, debido a ello, fue posible impulsar proyectos de
leyes que apuntaron a mejorar las condiciones de vida de las personas. Hay que
considerar que ya en gobiernos anteriores la búsqueda de leyes sociales era parte de
la discusión política, como en la presidencia de Juan Luís Sanfuentes (1915-1920),
donde incluso se lograron impulsar y aprobar algunas iniciativas laborales, como la
caja de las fuerzas armadas (1915), ley de accidentes del trabajo (1916), leyes del
descanso dominical y salas cunas (1917) o la nueva caja de los Ferrocarriles del Estado
(1918).
A partir de lo revisado en este apartado, se puede plantear que, entrando a la
década de 1920, fueron convergiendo los intereses de diferentes actores respecto a
querer abordar la situación de seguridad social de la población. Desde la Oficina del
Trabajo orientaron su labor hacia la creación de legislación social, especialmente de
tipo laboral, mientras que desde el mundo médico discutieron de la necesidad de
una nueva institucionalidad para la entrega de los servicios de salud en todo el país.
Bajo ese momento histórico, la llegada de Alessandri al poder a fines de 1920
posicionó en la agenda pública las preocupaciones de los dos grupos nombrados,
dándose una convergencia de intereses entre los médicos, Oficina del Trabajo y el
gobierno de turno, lo cual llevó a iniciar el proceso de formulación de lo que
finalmente fue la Ley N°4.054.

5. LOS PROYECTOS DE CREACIÓN DE LA CAJA DEL SEGURO OBRERO


OBLIGATORIO

5.1. EL PROYECTO DE CÓDIGO DEL TRABAJO DE 1921

El 7 de julio de 1921 Arturo Alessandri presentó al Congreso un proyecto de ley


para el establecimiento de un Código del Trabajo, estando incorporado en su interior
la creación de un sistema de seguridad social, contenido en el apartado denominado
“Libro IV” de dicho proyecto.48 Esta iniciativa propuso crear una “Caja Nacional de
Seguro Obrero Obligatorio”49 y su redacción estuvo a cargo de Moisés Poblete

48
Los otros “Tres libros” del dicho proyecto se referían a los Contratos de Trabajo, a la creación de
sindicatos y sobre la conciliación arbitraje entre empleadores y trabajadores.
49
Este proyecto se puede encontrar en: “Proyecto de Código del Trabajo i de la Previsión Social”,
Boletín Especial de la Oficina del Trabajo, N° 17, 1921, 109-164.

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Troncoso, abogado por la Universidad de Chile de formación y director de la Oficina


del Trabajo a partir de 1920.
De acuerdo con palabras del mismo Alessandri, en la carta ya referida del 30
de noviembre de 1929, le pidió la confección a Poblete de un proyecto de ley que
abordara una serie de temas sociales y que estuviera inspirado en las discusiones
internacionales desarrolladas en las Conferencias del Trabajo, como se puede
observar en la siguiente cita:

“Lo llamé entonces a Ud. [Alessandri a Poblete] cuyos


vastísimos y excepcionales conocimientos en los problemas sociales y
sobre legislación obrera yo conocía desde antiguo. Le pedí que, en el
más breve plazo posible, me redactara un cuerpo orgánico de
disposiciones y leyes sociales en donde se resolvieran prácticamente
todos los problemas más entregados a la consideración del mundo por
el Tratado de Versalles. Le pedí que se ocupara principalmente del
programa mínimo trazado en las Conferencias del Trabajo celebradas
en Washington en 1919, en Génova en 1920, y en Ginebra en 1921. Ud.
con una dedicación y esfuerzo que no olvidaré nunca, y que ha
comprometido tanto mi gratitud me redactó en pocos meses el
admirable proyecto del Código del Trabajo (…). Yo asumí el mando el
23 de diciembre de 1920, y en el Mensaje al Congreso de 10 de junio de
1921, pude anunciar que ya estaba terminada la redacción del Código
del Trabajo y cuyo pronto despacho solicitaba.”50

De esto se desprende que Alessandri fue un actor político que tuvo el poder
para impulsar un proyecto de leyes social, como fue el Código del Trabajo que
contuvo la creación de la Caja de Seguro Obrero, y que posicionó a la Oficina del
Trabajo a un papel de “expertos”, al tener ese organismo la capacidad para elaborar
una propuesta concreta de leyes sociales.
En el mensaje presidencial enviado al Congreso para presentar la iniciativa de
Código del Trabajo, se hizo referencia a la importancia del Tratado de Versalles y
que esa propuesta respondía a lo estipulado por la Organización Internacional del
Trabajo y sus Conferencias, mientras que en el caso específico del seguro social se

50
Carta de Alessandri a Poblete del 30 de noviembre de 1929 en: Poblete, El derecho del trabajo, 20-21.

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planteó principalmente tres ideas: 1) que la creación de una Caja Nacional de Seguro
Obrero Obligatorio se debía a los peligros del trabajo industrial, donde los obreros
estaban en constante riegos por accidentes o enfermedades, 2) que una institución
encargada de los accidentes, enfermedades, invalidez, vejez y paro forzoso,
impactaría positivamente en la Beneficencia Pública al verse con menor presión
financiera, ya que sería la nueva Caja de Seguridad Social la encargada de costear la
salud de sus afiliados, y 3) que los peligros laborales podía ser reducidos mediante la
utilización de la estadística y así generar una planificación racional de los seguros. 51
En el Congreso se discutieron los tres primeros apartados del proyecto de “Código
del Trabajo”, que fueron el de Contrato de Trabajo, los Sindicatos y sobre
Conciliación y Arbitraje, sin embargo, la discusión del “Libro IV” no llegó a
concretarse.

5.2. EL PROYECTO DE CAJA DEL SEGURO OBRERO DE 1922

En 1922, el médico Exequiel González Cortés, desde su posición de diputado


por Caupolicán y perteneciente al Partido Conservador, presentó un nuevo proyecto
de seguridad social que contempló jubilaciones, seguros y asistencia médica. La
argumentación de esta iniciativa, que expuso ante la Cámara de Diputados el 19 de
mayo de 1922, estuvo en que: 1) las condiciones precarias bajo las que vivía la
población, ya que si el jefe de hogar, por alguna razón, dejaba de trabajar significaba
perjudicar a toda la familia, y 2) en las malas condiciones bajo las que se
encontraban muchos de los hospitales del país, dando como solución la creación de
una Caja de seguros sociales que ayudaría a la Beneficencia en el financiamiento de
las atenciones de salud.52 Esta propuesta, al igual que la de 1921, no llegó a discutirse
en el Congreso.
Importante es nombrar que Exequiel González Cortes fue miembro de la
Sociedad Médica de Santiago y, para fines de la década de 1910 y principios de 1920,
participó activamente de sus reuniones donde, además de principalmente conversar
sobre investigaciones científicas y casos médicos, discutían sobre los proyectos de ley
relacionados con la salud, por ejemplo, sobre la reforma a la Beneficencia Pública y

51
Arturo Alessandri Palma, “Proyecto del Código del Trabajo i de la Previsión Social”, Boletín Especial
de la Oficina del Trabajo, N°17, 1921, 3-21.
52
Exequiel González Cortés, “Proyecto sobre seguro obligatorio”, Boletín de la Oficina del Trabajo,
N°21, 1923, 254-259.

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Ahumada Benítez, Daniel. “El proceso de formulación de la Ley de la Caja del Seguro Obrero Obligatorio de 1924”, Revista Notas Históricas y
Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 89-121
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el Código Sanitario. 53 También, para junio de 1922, González Cortés realizó la cuenta
pública anual de la Sociedad Médica de Santiago en calidad de presidente de esa
organización, lo cual fue solo unos pocos meses después de haber presentado como
diputado proyecto de ley en cuestión,54 esto significa que en paralelo fue presidente
de una organización profesional y diputado. Y González Cortés discutió con otros
médicos al contenido del proyecto de ley de la Caja del Seguro Obrero que presentó
para 1922, como se puede constatar a partir de palabras dichas por el presidente del
Sindicato Médico en octubre de 1926 durante el I Congreso Médico Sindical:

“Participé con el Dr. Exequiel González Cortes en la preparación


de la ley 4.054 e hice todo por disuadirlo… nunca fui partidario de esa
ley, porque todas las sociedades modernas son amigas de practicar el
altruismo y la filantropía y atropellar los intereses médico… alerté a la
sociedad médica, pero mis palabras cayeron en el vacío (…)”.55

Estos antecedentes hacen pensar que la preparación del proyecto de


Caja del Seguro Obrero de 1922 no fue algo exclusivo de González Cortés, sino que
otros actores del gremio médico también fueron participes. Entonces, dicho
proyecto representó una aspiración de una parte de los médicos organizados.
Hay que destacar que, al igual que el “Libro IV” de 1921, esta iniciativa
de González Cortés no fue discutida en el Congreso. Que no se hayan trabajado estas
propuestas, por parte de los diputados y senadores, es algo que necesita indagatoria.
Posiblemente no era una prioridad inmediata, en un contexto donde en el Congreso
se discutían varios proyectos de leyes sociales, como el proyecto de Código del
Trabajo, una ley de empleados particulares y una nueva legislación de accidentes del
trabajo.

5.3. LOS ARGUMENTOS EN FAVOR DEL SEGURO OBRERO

Un hito importante ocurrió el 7 de diciembre de 1922 con la realización


del Segundo Congreso de la Beneficencia Pública. Uno de los temas tratados fue la

53
Discusión respecto a estos proyectos, por parte de la Sociedad Médica de Santiago, se puede ver en
la Revista Médica de Chile entre los últimos años de la década de 1910 y la década de 1920.
54
Ver: Revista Médica de Chile, 1923.
55
Boletín del Sindicato Médico, N°25, 1926, citado en Molina, Una mirada historiográfica, 66-67.

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creación de un sistema de previsión y seguridad social que se financiara con el aporte


económico de los mismos trabajadores y, de esa manera, ayudar a disminuir la carga
financiera de la Beneficencia, estando detrás de este planteamiento, la lógica de que
los individuos no eran sujetos de caridad ni tampoco debían ser una carga total del
Estado ni Beneficencia Pública.56 En este Congreso se trató directamente el tema de
la creación seguros sociales mediante una presentación realizada en conjunto de
Moisés Poblete Troncoso, redactor del proyecto de Código del Trabajo presentado en
1921, y Exequiel González Cortés, creador del proyecto de seguros sociales de 1922.
Dicha conferencia se llamó “Seguros obreros contra accidentes, enfermedades,
invalidez y vejez, como fuente de recursos para la Beneficencia” y en ella se aprecia la
postura de los principales actores involucrados en la redacción de los proyectos de
ley que propusieron la creación de la Caja de Seguro Obrero Obligatorio (es decir,
posición de los médicos y del personal de la Oficina del Trabajo), entregando una
serie de argumentos de por qué crear una institución de esas características. El
primero, como se muestra en la siguiente cita, estuvo relacionado con la necesidad
de quitar presión financiera a la Beneficencia Pública al plantear que:

“Felizmente (…) las leyes de previsión social tales como las leyes
de retiro para la vejez, los seguros sociales contra las enfermedades y
los accidentes, tratan de evitar garantizado un mínimo de bienestar,
que los individuos vayan a ser una carga para la Beneficencia Pública.
En efecto, gran número de naciones ha establecido los seguros
sociales, con el propósito primordial de proporcionar una ayuda justa
a los obreros víctimas de los múltiples riesgos del trabajo, y con el no
menos importante de descargar a la Asistencia Pública del peso
considerable que significa el atender a todos los elementos de la
sociedad que se encuentren lisiados.”57

El segundo argumento se refirió a lo que llamaron el contexto del trabajo


industrial y los peligros que venían con ello:

56
Molina, Una mirada historiográfica, 50; Illanes, Historia social de la salud pública, 196.
57
Moisés Poblete Troncoso y Exequiel González Cortés, “Seguros Sociales contra accidentes,
enfermedades, invalidez y vejez como fuente de recursos para la Beneficencia”, Revista de la
Beneficencia Pública, 1923, 120.

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“Nadie puede discutirlo seriamente, ni dejar de reconocer que


los peligros a riesgos inherentes o propios del trabajo se ha agravado
en forma inaudita y que los accidentes, enfermedades e invalideces,
provenientes y ocasionadas por Aquellos riesgos, se producen hoy en
número y en proporción incomparablemente mayores que en épocas
precedentes.”58

El tercer argumento estuvo en la necesidad de mantener la paz social y,


entregando como una medida para resguardarla, la creación de un seguro social:

“Si quisiéramos (…) caracterizar el momento presente de todos


los estados contemporáneos, cultos, diríamos que su norma saliente,
es la de que todos desarrollan una política social. Puede decirse que la
formula trágica ideada por Marx, como impulsiva del movimiento de
transformación del Estado, a saber, la lucha de clases, se ha resuelto
en realidades de paz y de armonía, mediante la adopción de una
política social. Pues bien ¿Cuál es el instrumento más eficaz de
aplicación y desarrollo de esta política salvadora? El Seguro.”59

Y el cuarto argumento se vinculó respecto al tipo de sociedad que pensaban y


requerían, una donde la colectividad tuviera en consideración y se hiciera cargo de
los males que afectaban a los individuos:

“En lo que concierne a la justificación moral y filosófica de los


seguros sociales, debemos llamar la atención hacia las interesantes
disertaciones de propaganda de uno de los más grandes estadistas del
presente, M. León Bourgeois que ha puesto verdades obstinación en
afirmar la necesidad primordial de que se reconozca la existencia de
males sociales, de males cuyas causas no están en el individuo mismo,
sino en las condiciones en que este se haya obligado a vivir y cuyos
efectos, lejos de detenerse en el individuo, se extienden a las familias, a
la clase, y por último, a la colectividad entera. De eso que, en su

58
Poblete y González, Seguros sociales contra accidentes, 120-121.
59
Poblete y González, Seguros sociales contra accidentes, 121-122.

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concepto, se impone como la única solución adecuada del problema, la


de que debe buscarse en la idea fundamental de remediar los males
sociales por el esfuerzo social, es decir, por la organización colectiva de
la asistencia, del seguros y de la previsión social, organización que
habrá del seguro y de la previsión social, organización que habrá de ser
común o aprovechar a todos, porque todos corren los mismo riesgos y
están expuestos a ser víctimas, de improviso, de los mismos males.”60

Y lo que explicaba este último argumento, sobre la necesidad de que el


colectivo ayudara al individuo, se resume en una de las conclusiones generadas por
la presentación de Moisés Poblete y Ezequiel González: “Que los seguros sociales
significan además una gran obra de defensa de la raza y de la solidaridad social, en
especial, para las clases desposeídas de medios de vida.”.61 Es decir, que se requería
soluciones colectivas a los problemas sociales para “defender la raza” y por
“solidaridad social”.
La decisión que se tomó en este Congreso, luego de someter a discusión los
planteamientos de la presentación de Exequiel González y Moisés Poblete, fue que
era urgente la implantación en Chile de los seguros sociales como un medio de
entregar recursos a la Beneficencia Pública y como una manera de establecer un
sistema de solidaridad social, especialmente para las clases desposeídas. A modo de
resumen colectivo se estableció en el dicho Congreso:

“Que es indiscutible y urgente necesidad la implantación en


Chile de los seguros sociales obligatorios de accidentes, enfermedad,
invalidez y vejez, como medio de proporcionar recursos a la
beneficencia pública y como fin de realizar una amplia política de
previsión y de solidaridad social, especialmente para con las clases
desposeídas de medios de vida.”62

Además, delinearon cuales consideraban que debían ser las características de


lo que sería un buen sistema de seguros sociales para obreros, destacando un aspecto

60
Poblete y González, Seguros sociales contra accidentes, 122.
61
Poblete y González, Seguros sociales contra accidentes, 149.
62
Poblete y González, Seguros sociales contra accidentes, 150-151.

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que consideraron esencial: “Principio fundamental: Contribución a la formación de


fondos del seguro por parte de los obreros, los patrones y el Estado, según la
naturaleza del seguro y en una proporción prudencial.”.63 Y finalmente acordaron:
“Solicitar del Congreso el pronto despacho de la parte del Proyecto del Código del
Trabajo relacionada con los seguros sociales o del proyecto sobre la misma materia del
Dr. González Cortes, con las modificaciones que estime necesarias (…)”.64
Por tanto, los médicos, y otros actores vinculados a la Beneficencia Pública,
hicieron definitivamente suyas las demandas por los seguros sociales y se cuadraron,
al mismo tiempo, con los postulados de la Oficina del Trabajo.
Ambos proyectos, presentados en 1921 y 1922, apuntaron a lo mismo: crear
una Caja de Seguro Obrero Obligatorio. Si bien tuvieron algunas diferencias, la
lógica de los dos proyectos fue la misma: entregar prestaciones de seguros para
enfermedad, invalidez y vejez a los afiliados de la caja, obligatoriedad para los
obreros de pertenecer a ella y un financiamiento de la institución, para su
funcionamiento y entrega de beneficios, a partir de aportes provenientes del sueldo
de los trabajadores, de una cuota entregada por los empleadores y de aportes
estatales.

6. LA APROBACIÓN DE LA LEY N°4.054

La intervención militar de septiembre de 1924, iniciada por parte de la


oficialidad joven del mundo militar como forma de expresar su descontento y pedir
la aprobación de leyes relacionadas con las fuerzas armadas y materias sociales,
obligó o aceleró legislar sobre varios proyectos que se encontraban discutiendo o
“durmiendo” en el Congreso para el 8 de septiembre de 1924.65 Aquel

63
Poblete y González, Seguros sociales contra accidentes, 150.
64
Poblete y González, Seguros sociales contra accidentes, 151-152.
65
El 2 de septiembre de 1924 un grupo de oficiales jóvenes se sentaron en las galerías del Senado
como señal de presión para que no aprobara la dieta parlamentaria, en un contexto en que las fuerzas
armadas venían pidiendo la aprobación de iniciativas para mejorar sus instituciones y leyes sociales.
Luego de ello, desde el mundo político se pidió sanciones para los militares involucrados en el
acontecimiento, pero ello genero una reacción desde el Ejército. El 4 de septiembre ocurrió lo
conocido como el “ruido de sables”, el día 5 del mismo mes un grupo de oficiales constituyó un
“Comité Militar” y pidieron a Alessandri que se aprobara en el Congreso una serie de proyectos de ley,
los cuales fueron finalmente despachados entre el 8 y 9 de septiembre, entre los que estuvieron
muchas leyes sociales. El Comité Militar siguió funcionado y pidieron al presidente que disolviera el

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involucramiento del mundo militar en la política tuvo como objetivo no solo


reivindicar aspiraciones de las fuerzas armadas, sino que también promesas que
contuvo el programa presidencial de Alessandri y que no se habían concretado,
como Ley de Código del Trabajo, ley de empleados particulares, modificación al
impuesto a la renta, reformas constitucionales, entre otras.66 Se ha planteado que
esta intervención fue de carácter espontánea y que respondió a una crisis y
descontento que se arrastraba desde décadas atrás sobre la situación, percibida como
precaria, en que se encontraba el país y las fuerzas armadas, y que una vez
descuadernada la situación, los militares consideraron que era una oportunidad para
cambiar el sistema político e iniciar un nuevo proyecto de país.67 Sobre por qué los
militares se adhirieron a las iniciativas de leyes sociales como el Seguro Obrero, se ha
planteado que al interior de las fuerzas armadas estuvo ampliamente difundido el
pensamiento de la necesidad de mejorar las condiciones de vida de la población para
evitar una degeneración de la raza (impedir la aparición de un “Sub-Hombre”) y así
poder resguardar la seguridad nacional,68 y para ello era necesario nuevas políticas
de salud y seguridad social.
Bajo ese contexto se aprobó la Ley N°4.054 de la Caja del Seguro Obrero
Obligatorio el 8 de septiembre de 1924, en base al proyecto presentado por Exequiel
González Cortés en 1922. De acuerdo con el propio Alessandri, quiso aprovechar la
presión de los militares para aprobar las leyes sociales, llegando a un acuerdo
político para evitar agravar la situación:

“(…) llamé a mi sala de despacho al presidente del Senado, don


Eliodoro Yáñez, y al de la Cámara de Diputados, don Gustavo Silva
Campos. Les hice presente a estos dos representantes del Congreso de
la necesidad de despachar las leyes juzgadas indispensables para salvar
a la República y les rogué que me hicieran el servicio de imponerme

Congreso, y ante esa situación, el 11 de septiembre renunció Alessandri y asumió y asumió el poder
una Junta Militar.
66
Cristián Gazmuri, Historia de Chile 1891-1994. Política, economía, sociedad, cultura, vida privada,
episodios (Santiago: Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, 2012), 132-133.
67
René Millar, Significado y antecedentes del movimiento militar de 1924. Memoria Chile,
http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-8439.html.
68
Illanes, Historia social de la salud pública, 198-214.

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cual era el estado de tramitación en que se encontraban los diversos


proyectos, principalmente los relativos a las leyes sociales”.69

La promulgación en el Diario Oficial de la Ley N°4.054 fue el 26 de septiembre


de 1924. Su artículo N°19 estableció que la Caja del Seguro Obrero debía comenzar su
funcionamiento un mes después de su aparición en el Diario Oficial. Sin embargo,
mediante Decreto del 24 de octubre de 1924 se suspendió hasta el siguiente año la
entrada en funcionamiento la Caja, argumentando una aprobación demasiado rápida
y se necesitaba tiempo para la redacción de un reglamento para el funcionamiento y
organización del Seguro Obrero. 70
Surge la pregunta sobre por qué se prefirió la aprobación del proyecto de
Exequiel González Cortés por sobre el “Libro IV” del proyecto de Código del Trabajo
presentado por Arturo Alessandri en 1921. Una explicación plantea que un número
importante de las leyes sociales aprobadas el 8 de septiembre de 1924 fueron aquellas
contenidas en el proyecto del Código del Trabajo de 1921 que habían sido discutidas
y aprobadas por la Comisión Mixta de Legislación Social en el Congreso (la Ley de
Contrato de Trabajo, Ley de Sindicatos y Ley de Conciliación y Arbitraje), mientras
que la sección destinada a la seguridad social, el “Libro IV”, no había sido discutida
aún y, ante esa situación, se terminó optando por la propuesta de Exequiel González
Cortés de 1922.71 Otra explicación argumenta que la aprobación de las leyes sociales
fue gracias a una convergencia de intereses y alianza que se formó entre los militares
y los médicos,72 donde en los primeros se configuró la idea de que si no se
afrontaban problemas de sanidad pública comenzaría un proceso de degeneración
de la raza y, por tanto, peligraba la soberanía nacional, lo cual permitió a los médicos
abrirse espacio y tomar protagonismo en la vida pública73 especialmente después de
1924, implicando que se optara por la iniciativa del médico y diputado González
Cortés.
No se encontró evidencia que entregue una respuesta conclusiva al respecto,
sin embargo, se puede pensar que el proyecto de Exequiel González Cortés recibió
69
Arturo Alessandri, “Las leyes sociales, su verdadera historia”, Acción Social, N°119, diciembre 1947,
6.
70
“Decreto-lei suspendiendo la aplicación de la lei N°4054”, Boletín de la Oficina del Trabajo, N°22,
1924, 238-239.
71
Yáñez, La intervención social en Chile, 244.
72
Illanes, Historia social de la salud pública, 139-284; Molina, Una mirada historiográfica, 55-56.
73
Illanes, Historia social de la salud pública, 203-204.

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un importante apoyo político. Por ejemplo, para marzo de 1923 el diputado del
Partido Democrático Artemio Gutiérrez, como represéntate de la Comisión de
Asistencia Pública, pidió que integraran a la lista de iniciativas a discutir el proyecto
de Seguro Obrero Obligatorio, ante lo cual, tuvo como respuesta, por parte del
vicepresidente de la Cámara de Diputados Matías Silva, que eso sería conversado en
otro momento.74 Arturo Alessandri, para abril de 1923, informó al Congreso que el
Consejo de Estado había decidido integrar entre los asuntos que debían discutir en el
periodo de sesiones extraordinarias de 1923 el proyecto de seguros sociales de
Exequiel González Cortes.75 En junio 1924 en un documento firmado por Ismael
Valdés Valdés, quien con anterioridad había sido diputado y senador representando
al Partido Liberal, y Fernando Jaramillo, diputado para ese momento del Partido
Liberal, a nombre de la Junta de Beneficencia de Santiago, de la que eran presidente
y secretario respectivamente, pidieron al Congreso que discutieran y apoyaran
proyectos relacionados con la Beneficencia Pública, incluyendo la iniciativa de
Seguro Obrero presentada por González Cortés.76 A esto se pueden agregar palabras
del mismo Alessandri para 1947, al decir que el proyecto del médico y diputado de
1922 “contenía con mayor detalle las materias tratadas” en comparación con su
iniciativa de Código del Trabajo de 1921.77 Esto muestra que se fue perfilando un
mayor respaldo político al proyecto presentado en 1922, destacando el apoyo por
parte de Alessandri y por la Junta de Beneficencia de Santiago.

7. CONCLUSIONES

Para 1921 convergió: 1) un contexto político favorable para la discusión de


temas sociales, donde se reconocía la existencia de malas condiciones materiales de
vida de las personas y necesidad de su solución mediante legislación social, 2) la
presencia de ideas de creación de seguros sociales entre los círculos de la Oficina del
Trabajo y del gremio médico, que luego se vieron plasmadas en los dos proyectos
que plantearon la creación de una Caja del Seguro Obrero Obligatorio, y 3) la llegada
de Arturo Alessandri a la presidencia a fines de 1920, que entregó mayor importancia

74
Chile, Cámara de Diputados. Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados, Sesión 115
Extraordinaria, 23 de marzo de 1923.
75
Cámara de Diputados, Sesión 120 Extraordinaria, 24 de abril de 1923.
76
Cámara de Diputados, Sesión 19 Extraordinaria, 17 de junio de 1924.
77
Alessandri, Las leyes sociales, su verdadera historia, 6.

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a las discusiones sobre leyes sociales y posicionó el asunto en lo alto de la agenda


pública. Estos tres elementos posibilitaron el inicio de un proceso de formulación de
una política pública de seguros sociales que culminó con la aprobación de
septiembre de 1924.
En las primeras décadas del siglo XX, diversos actores de la sociedad chilena
comenzaron a buscar soluciones para mejorar las condiciones materiales de vida de
la población del país, en base a una mayor intervención del Estado y con criterios
científicos. Se encontró recepción en los círculos políticos por discutir y, en algunos
casos, legislar sobre leyes sociales. De igual forma, simultáneamente a nivel
internacional existió el mismo interés por discutir sobre legislación laboral y social.
Tanto a nivel nacional como mundial se visualizó una situación (la “cuestión social”)
y se reconoció como un problema que necesitaba solución.
En el caso específico de un seguro social para obreros que entregara
beneficios como jubilaciones, pensiones de invalidez, asistencia médica,
hospitalización, seguro en caso de enfermedad, atención maternal a las aseguradas,
entre otras prestaciones, fue una idea que se encontraba presente, especialmente, en
la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile desde la primera década del siglo
XX. Luego, como propuestas concretas para generar una política pública al respecto,
provino, primero, desde la Oficina del Trabajo y, luego, desde grupos médicos. Estos
actores se posicionaron como grupos con conocimientos expertos y generaron
proyectos de creación de una Caja de Seguro Obrero Obligatorio en 1921 y 1922.
Muy importante fue el gobierno Arturo Alessandri, donde se elevó en
importancia dentro de la agenda pública la necesidad abordar problemas sociales, lo
cual, se puede explicar por el contexto político y, también, por un interés personal de
Alessandri sobre los asuntos y leyes sociales. Su llegada a la presidencia abrió una
“ventana de oportunidad” para que las soluciones a los problemas sociales escalaran
en las preocupaciones políticas y legislativas, es decir, que directamente posibilitó el
inicio del proceso de formulación de la Caja del Seguro Obrero. Para inicios de 1921,
como presidente de Chile, dotó de poder a Moisés Poblete Troncoso, director de la
Oficina del Trabajo en ese entonces, para que redactara un proyecto de ley para un
código del trabajo, el que tuvo en su interior la creación de un sistema de seguros
sociales para obreros. Fue presentado al Congreso para junio de 1921.
Los médicos, muy interesados en solucionar el problema de financiamiento
de la Beneficencia Pública, generaron su propio proyecto de Caja del Seguro Obrero

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mediante el entonces médico y diputado Exequiel González Cortés, actor que


presentó la iniciativa al Congreso en mayo de 1922. Hay que destacar la convergencia
de intereses que se gestó entre la Oficina del Trabajo y el gremio médico sobre los
seguros sociales y que se puede observar en la presentación realizada en conjunto
por Moisés Poblete Troncoso y Exequiel González Cortés para el Segundo Congreso
de la Beneficencia Pública en diciembre de 1922. De igual forma, esos intereses
convergieron con la agenda política de Alessandri.
Finalmente, sin haber sido discutidos en el Congreso ninguno de los dos
proyectos, la aprobación de la Ley N°4.054, en base a la iniciativa de González Cortés
de 1922, se concretó en un contexto difícilmente considerado como democrático,
bajo la presión de los militares en septiembre de 1924. Por tanto, la crisis política fue
el impulso definitivo que se necesitó para crear la Caja del Seguro Obrero
Obligatorio.

7- REFERENCIAS

Ahumada, Daniel y Salas, Alejandro. 2018. Participación de la Oficina


del Trabajo de la configuración del sistema de previsión social
chileno, 1909-1925. Revista de Historia y Geografía 39: 73-97.
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Administración 1920-1925. Tomo I. Santiago: Editorial
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de la cuestión social, 1880-1925. HISTORIA 48: 11-42.
Braun, Juan, Matías Braun, Ignacio Briones, José Díaz, Rolf Lüders,
Gert Wagner. 2000. Economía chilena 1810-1995: estadísticas
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Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 89-121
Revista Notas Históricas y Geográficas
Número 21, julio-diciembre, 2018
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Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 89-121
Dossier
“Estudios Transdisciplinarios sobre
Cultura en América Latina”
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DOSSIER
“ESTUDIOS TRANSDISCIPLINARIOS SOBRE CULTURA EN AMÉRICA
LATINA”

DOSSIER
“TRANSDISCIPLINARY STUDIES ON CULTURE IN LATIN AMERICA”

Alberto Saladino García


Universidad Autónoma del Estadio de México
asaladinog@uaemex.mx

1. PRESENTACIÓN

La génesis de este dossier aconteció el 18 de octubre de 2017, cuando llegó al correo


electrónico de Alberto Saladino García una comunicación de Hugo Castro,
académico de la Universidad de Playa Ancha, Valparaíso, República de Chile, donde
compartía su solidaridad por los sismos de septiembre anterior y planteaba que: “En
el marco de un fondo de investigación que nos hemos adjudicado con el Dr.
Alessandro Monteverde, y dentro de las actividades y compromisos que están
contempladas en dicho proyecto y su correspondiente presupuesto, existe la
factibilidad de viajar México por unos días”.
La respuesta fue inmediata: felicitarlos por su interés de visitar México además de
informarle sobre el calendario del semestre febrero-julio de 2019 con el compromiso
de organizar “… algún evento académico para que participen. Incluiría su
participación en el programa del cuerpo académico... Estudios Transdisciplinarios
sobre Cultura en América Latina”.
La visita de Hugo Castro y Alessandro Monteverde a la Universidad
Autónoma del Estado de México la efectuaron del 20 al 23 de marzo desarrollando
un programa muy exitoso: se presentaron dos libros, cada uno dictó una conferencia,
hubo intercambio de bibliografía y un conversatorio donde se adquirieron
compromisos para continuar intercambios mediante la organización de eventos y la
difusión de producción académica.

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Número 21, julio-diciembre, 2018
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El primer acuerdo por concretar consistiría en la entrega de artículos para


llenar de contenido el siguiente número de la revista de nuestro cuerpo académico,
Días contados por parte de profesores chilenos y en correspondencia integraríamos
el dossier que ahora presentamos en la Revista Notas Históricas y Geográficas,
número 21, con apego a los criterios editoriales tradicionales de esta longeva
publicación: artículos originales e inéditos, resultados de proyectos de
investigaciones con adscripción institucional o particulares evaluados.
Los artículos y las reseñas de libros que integran el dossier exhiben la
pertinencia de introducir enfoques integrados, de carácter holístico, para analizar,
suscitar debates informados e intercambios académicos que vertebramos como
estudios transdisciplinarios sobre cultura en América Latina. Los artículos son de
académicos de la Universidad Autónoma del Estado de México y una invitada de la
Universidad Autónoma de Tlaxcala; las reseñas son producto de eventos de
presentación de libros en nuestra Facultad de Humanidades.

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Dossier
“Estudios Transdisciplinarios sobre
Cultura en América Latina”
Revista Notas Históricas y Geográficas
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REPORTABILIDAD Y CONTEXTO INTERACCIONAL EN UNA NARRACIÓN


INTERSUBJETIVA

REPORTABILITY AND INTERACTIONAL CONTEXT IN AN INTERSUBJECTIVE


NARRATION

Daniel Arzate
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
d.arzate@hotmail.com

Recibido el 27 de octubre de 2018 Aceptado el 15 de diciembre de 2018

Resumen Abstract
El término reportabilidad, acuñado por los The term reportability, coined by researchers Labov
investigadores Labov y Waletzky, refiere al tipo de and Waletzky, refers to the type of events that are
hechos que se comunican en una narración oral. No communicated in an oral narrative. However, as in
obstante, como en este trabajo se defiende, el this work is defended, the study of this
estudio de dicho fenómeno debe tomar en cuenta phenomenon must take into account other aspects
otros aspectos como el contexto interaccional, para such as the interactional context, to understand the
comprender las intenciones que emergen durante el intentions that emerge during the exchange of
intercambio de información mediante un discurso information through a narrative discourse. In this
narrativo. De esta manera, desde el análisis way, from the pragmatic analysis of an
pragmático de una narración intersubjetiva, en la intersubjective narrative, in which direct
que se relatan experiencias directas de violencia experiences of school violence are reported, the
escolar, se plantea la necesidad de ampliar el need to extend the term is raised, since, in the
término, pues, en la interacción socioverbal, los socioverbal interaction, the interlocutors, in
interlocutores, además de datos (aparentemente) addition to (apparently) relevant data, they
relevantes, intercambian una imagen personal, a exchange a personal image, through language. This
través del lenguaje. Dicha imagen es social y image is social and highly protected by all subject
altamente protegida por todo sujeto enunciante. enunciating. Thus, once again, the study of language
Así, una vez más, el estudio del lenguaje en acción in action allows us to understand why we behave
nos permite comprender por qué nos comportamos linguistically in different ways.
lingüísticamente de diferentes maneras.

Palabras clave: Reportabilidad - Contexto Keywords: Reportability - Interactional Context, -


interaccional – Conversación - Contexto. Conversation - Context.

Para citar este artículo:

Arzate, Daniel. “Reportabilidad y contexto interaccional en una narración


intersubjetiva” Revista Notas Históricas y Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018:
pp. 125-142

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Arzate, Daniel. “Reportabilidad y contexto interaccional en una narración intersubjetiva” Revista Notas Históricas y Geográficas, 21, Julio –
Diciembre, 2018: pp. 125-142
Revista Notas Históricas y Geográficas
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1. INTRODUCCIÓN: LA VIOLENCIA EN EL CONTEXTO ESCOLAR

El acoso escolar es un fenómeno complejo cuyo estudio se enfatizó a partir de las


propuestas del médico Peter-Paul Heinemann y el psicólogo Dan Olweus, en los
nacientes años setenta. Desde entonces, especialistas de distintas áreas como la
psicología o la antropología han centrado su atención e interés analítico en la
búsqueda de respuestas que den cuenta de estas acciones presentes en la vida
cotidiana de diferentes seres humanos.
Como sabemos, Olweus usó por primera vez en el ámbito académico el
término bullying (hoy denominado acoso escolar en castellano) para referirse a las
acciones agresivas que un estudiante dirige a otro, mediante la palabra, el contacto
físico o la exclusión social. A decir del psicólogo sueco, para que dichas conductas
sean consideradas como hostigamiento deben ser sistemáticas y producir relaciones
jerarquizadas donde uno de los implicados es victimizado, mediante un
desequilibrio de fuerzas físicas, psicológicas o sociales, a tal grado que ve afectada su
vida en diferentes niveles.
Actualmente se sabe que el hostigamiento no es un fenómeno exclusivo de las
relaciones entre estudiantes, sino que puede dirigirse de un profesor a un alumno, o
viceversa. Además, se han identificado diferentes espacios donde puede desarrollarse
como las áreas escolares, las redes sociales vía internet, las calles cercanas a la
escuela e, incluso, en relaciones como los noviazgos entre individuos de una misma
escuela.
El acoso escolar ha sido entendido como un tipo de agresión proactiva, es
decir que, sin estar motivado por la ira, busca recompensas como el poder conferido
por la humillación del otro. 1 En ese sentido, es un fenómeno de agresividad
injustificada que, como menciona Rosario Ortega, “cursa con mayor o menor nivel
de gravedad, pero siempre es violento, porque pervierte el orden de las relaciones
sociales”.2 En este esquema social, la violencia que se presenta como acoso, puede ser

1
Cfr. Erling Roland, “Orígenes y primeros estudios del bullying escolar”, en Agresividad injustificada,
bullying y violencia escolar, coord.. Rosario Ortega (España: Alianza).
2
Cfr. Garaigordobil, Maite. y José Antonio Oñederra. La violencia entre iguales: revisión teórica y
estrategias de intervención. (España: Pirámide).

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Arzate, Daniel. “Reportabilidad y contexto interaccional en una narración intersubjetiva” Revista Notas Históricas y Geográficas, 21, Julio –
Diciembre, 2018: pp. 125-142
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requisito para pertenecer a un grupo, porque existe la creencia de que el agresor se


convertirá en el más popular, el más temido o el líder.3
Finalmente, en este panorama general del fenómeno, a pesar de que el colegio
se considere uno de los lugares más seguros para los individuos en etapa escolar, en
comparación con la casa o la calle4 las aulas, los pasillos, los patios de recreo y los
baños en la escuela son espacios donde es posible encontrar comportamientos que
dañan el clima interpersonal. Así como existen lugares propicios para que emerjan
acciones violentas (sean físicas o verbales), a los actores se les identifica o clasifica
según su participación: son agresores o victimarios quienes ejecutan directamente
las agresiones; víctimas, aquellos que las padecen, y testigos, quienes apoyan a
alguno de los anteriores.

2. DESCRIPCIÓN DEL CORPUS

A partir de estas y otras consideraciones generales, y dado que las


investigaciones sobre el acoso escolar se han desarrollado casi exclusivamente desde
la psicología o la antropología, pretendo comprender este fenómeno desde un punto
de vista interdisciplinario que conjuga las herramientas de la pragmática lingüística
y la narratología. Esta conjunción se hace necesaria porque la narración de un
alumno considerado acosador, quien da cuenta de sus vivencias cotidianas de
agresión durante una entrevista, se instauró como objeto de estudio.
Fiel al enfoque que propongo, centro mi atención en la conducta verbal de un
estudiante de secundaria a quien entrevisté frente a una cámara. De este modo, ha

3
Para diversas investigaciones de corte empírico, la prevalencia de los actos disruptivos se relaciona
con factores como la intervención de los profesores, las calificaciones, la popularidad de los
implicados, su autoestima o sus rasgos físicos y culturales. En concreto, a partir de un estudio
realizado por Fundación en Movimiento, durante el 2010, se sabe que entre los modos más comunes
de maltrato en el colegio se encuentran: hacer daño físico (22%), el asilamiento (21%) o los insultos
(19%); entre los lugares más comunes se presenta ya sea en los pasillos del colegio (27%) o al salir de
clase (26%). Asimismo, según datos de esta misma fundación y a partir de una encuesta dirigida a
estudiantes de nivel básico, ante la pregunta “¿has intimidado?”, 53% de estudiantes contestó “alguna
vez” y 35% “nunca”; mientras que 9% lo hace “con cierta frecuencia”. 25% de quienes intimidaron lo
hicieron “porque [los] provocaron” y 45% cree que aquellos que intimidan a otros lo hacen “por
bromear”. Esta misma investigación arroja que 65% de niños y niñas han declarado haber sufrido
intimidación.
4
Cfr. Irwin Hyman y Donna Perone,“Victims and victimizers: The Two Faces of School Violence en
The school violence intervention handbook, eds. Goldstein y Conoly (Estados Unidos: Guilford Press).

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Arzate, Daniel. “Reportabilidad y contexto interaccional en una narración intersubjetiva” Revista Notas Históricas y Geográficas, 21, Julio –
Diciembre, 2018: pp. 125-142
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sido posible atender tres niveles de organización del discurso imbricados: la


conversación entre un investigador y su informante; la narración oral de la
experiencia y el relato en tanto producto de esta acción por la que se cuentan
eventos pasados.5 Para el presente trabajo, centro mi atención en el segundo de ellos:
la narración. No obstante, se hace preciso mencionar –a riesgo de proferir una
verdad de perogrullo– que, dado que ésta emerge en un contexto conversacional, se
ve determinada por él y que sus límites significativos abrazan los límites de la
interacción, como trataré de mostrar más adelante.
Gracias a la transcripción de la entrevista, identifiqué 21 turnos
conversacionales6 y señalé 21 enunciados narrativos. De esta manera, se cristalizó un
texto narrativo intersubjetivo7 que da cuenta de las vivencias de un estudiante, en
una interacción socioverbal comunicativa cara a cara.8

3. LA ENTREVISTA COMO CONTEXTO INTERACCIONAL

Una vez transcritos los datos, llamó la atención que las intervenciones del
estudiante fueran breves y que la información expresada en ellas se repitiera
sistemáticamente. Lo primero es cuestionable desde el punto de vista de los estudios
conversacionales, porque cuando un hablante tiene oportunidad para contar eventos
de su experiencia, lo hace en un turno conversacional largo, 9 en el que desarrolla su

5
En este afán por dibujar el escenario de donde surge mi investigación, me parece importante
mencionar que el corpus que da pie a una serie de reflexiones y a un análisis discursivo es parte de la
entrevista con un estudiante, cuya duración es 3 minutos 57 segundos; de este tiempo sólo me
concentré en el primer minuto treinta segundos.
6
Para este trabajo sólo tomaré en cuenta los primeros cinco turnos. Este breve esquema de
comportamiento verbal se repite en el curso total de la entrevista, así que la selección servirá como
muestra significativa.
7
Rayo Sankey García y Raquel Gutiérrez Estupiñán han denominado texto narrativo intersubjetivo a
los relatos que emergen en intercambios socioverbales cara a cara. De este modo separo, por razones
analíticas, a la narración (de naturaleza pragmática) del relato (de naturaleza narratológica), puesto
que mientras que la primera se ubica dentro de la esfera de la acción social, el segundo se refiere al
producto sociocultural resultante de tal práctica. Así, el presente trabajo sólo se ha de concentrar en
la acción de narrar, en tanto práctica social con fines particulares.
8
María del Rayo Sankey García y Raquel Gutiérrez. El texto narrativo intersubjetivo (México: BUAP,
2006).
9
Sacks, Schegloff y Jefferson publican en 1974 el artículo “A Simplest Systematics for the Organization
of Turn-taking for Conversation” que se considera fundacional para el análisis de la conversación. En
este trabajo, los autores caracterizan a la interacción conversacional como un sistema específico,
dirigido localmente por la toma pertinente de turnos de habla. Toda interacción socioverbal está

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historia; mientras que el oyente espera paciente a que el conjunto de hechos se


organice en un todo coherente. No obstante, repito, esto no sucedió durante la
entrevista con Juan,10 pues dio cuenta de sus vivencias de acoso escolar de manera
escueta y breve, sin detalles ni explicaciones. El segundo rasgo, la reiteración de la
información, llama la atención porque parecía que Juan, una vez abandonado su
turno, tenía dificultades para cooperar con el evento comunicativo, fenómeno que,
según Paul Grice, obliga al interlocutor a inferir,11 es decir, a significar la conducta
verbal… Y fue eso lo que me detuve a hacer: inferir, dar significado al
comportamiento socioverbal del interlocutor. Tarea que dio como resultado las
siguientes afirmaciones.
La entrevista inició con una solicitud para que Juan contara cómo agredía a
sus compañeros. Dicha invitación se realizó mediante el enunciado: cuéntame cómo
ejerces bullying sobre tus compañeros. El lector debe notar que tal proposición tiene
como fuerza ilocutiva una acusación; en otras palabras, el investigador acusa a Juan,
de modo implícito, de ser un agresor. Este hecho determina el curso de la
conversación, pues el estudiante pone en marcha estrategias que buscan negar tal
información.
De este modo, y de manera esperada, Juan declina la invitación y afirma que
aquello que sucede es, en realidad, un juego y no un acto violento como se le
adjudica; lo cual se puede constatar en su primer turno de habla:

― //Bueno con Pedro (.) ps no e:s (.) bulin bulin bulin12 (.) Es como u::n (.)
T
1i juego (.) que: (.) ps él me molesta y yo le hago así como si le fuera a pegar
pero: (..) en sí no le pego

Como se hace notable, la declinación inicia con el marcador bueno,13


introducido sin pausa y orientado a dos tareas interaccionales: por un lado, a la

determinada por una alternancia de turnos en la que cada hablante sabe cuándo intervenir. Este
sistema de dirección local permite el control de la palabra. Cuando cada uno de los interactuantes
posee la oportunidad de habla, decimos que es su turno. Estas unidades sintácticas establecen sus
límites por sus características verbales y prosódicas, en especial de entonación (Para profundizar esta
última afirmación ver Levinson, 1989: 284.).
10
Nombre ficticio para mantener anónima la identidad del estudiante. Para el compañero agredido,
reservé el nombre de Pedro, siguiendo los mismos fines de anonimización.
11
Herbert Paul, Grice, “Meaning”, Philosophical Review, IXVI. (julio 1957): 277-278.
12
La transcripción respeta el habla del informante.

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negación de los hechos imputados; por otro, introduce la redefinición del asunto, el
cual quedará enmarcado como un juego de acciones recíprocas donde no existe
abuso o desequilibrio de fuerzas; es decir donde, desde el punto de vista del
informante, no existe acoso escolar.
Debido a la reticencia de la información que cancela la máxima de cantidad
griceana, y gracias a la predictibilidad presente en todo proceso comunicativo,
relanzo la invitación para que Juan narre sus vivencias. Esta enmienda, iniciada por
el investigador, no encuentra respuesta de modo inmediato, pues emerge una
secuencia lateral de inserción14 a través de la cual el estudiante busca aclarar la
solicitud. Una vez hecho lo anterior, Juan, mediante un solapamiento entre T4 y T5,
marcado nuevamente por un componente de declinación (digamos), repite con
ciertas variaciones lo dicho en el primer turno, como se ilustra en el siguiente
fragmento de la transcripción:

T ― Cuéntame cómo
2e
T ― (0.2) Cómo que cómo? ((ríe))
3i
T ― Nárrame el momento o sea acuér|date:|
4e
T ― |Diga|mos que: Pedro
5i me empieza: me empieza a molestar…

Gracias a que existe un elaborado mecanismo para resolver las


superposiciones (como la que se da entre T4 y T5), el entrevistador se retira y deja el
campo libre a la intervención del estudiante. Dos parecen ser las razones por las que
se da este solapamiento: la primera, porque la conversación tiene cierto grado de
informalidad debido al conocimiento y a la confianza que existe entre los
participantes; ello suaviza las leyes de la cortesía conversacional, sin poner en riesgo

13
Según Antonio Briz, tal componente sirve en la conversación como un conector, cuya función
pragmática es ser la antesala a una tarea enunciativa específica: la argumentación. Sin embargo, en el
corpus que presento, esta afirmación no se realiza de manera tan transparente, pues la tarea
discursiva que sigue no es propiamente una argumentación, sino una explicación como señalé
anteriormente.
14
Beatriz Paúls Gallardo, Análisis conversacional y pragmática del receptor,
http://www.uv.es/pauls/TODO.PDF

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la relación entre ambos. La segunda, porque con esta acción el alumno manifiesta su
deseo de cooperar en el intercambio, cuidando así su posición social frente al
entrevistador.
Los turnos 1, 2, 3, 4 y 5 conforman un patrón de comportamiento: a mayor
insistencia del entrevistador, mayor cuidado del entrevistado para dar la respuesta.
El desarrollo de la dinámica produce un contexto de tipo confesional, 15 en el cual el
alumno se ve obligado a declarar sobre un asunto que le incumbe directamente, pero
del que no está dispuesto a dar información detallada. En suma, el informante siente
amenazada su propia imagen, 16 al ser señalado como un alumno agresor. 17
Visto así, la respuesta sin pausa, la superposición parcial, la enmienda, la
secuencia lateral de inserción, o sea, el conjunto de los fenómenos, a los que me he
referido hasta este momento, son provocados por un contexto de tipo confesional
creado tanto por la acusación del investigador y su insistencia para conseguir un
relato como por la resistencia del alumno para contar pormenores de su
comportamiento.
Finalmente, no se debe perder de vista que el evento comunicativo tenía
como finalidad obtener una narración de la experiencia. Si observamos la
transcripción, podríamos poner en duda el carácter narrativo de los datos, 18 sin
embargo, su análisis desde la propuesta de Labov y Waletzky, como trataré de
mostrar enseguida, comprueba que estamos ante una narración mínima, pues
cumple con las características de este tipo de acción social.

15
Parto del concepto general (y no especializado) sobre qué es una confesión. Según la Real Academia
Española de la Lengua, la confesión es toda “declaración que alguien hace de lo que sabe,
espontáneamente o preguntado por otro”.
16
Cfr. Brown, Penelope y Stepehn Levinson, Politeness. Some Universals of Language Use (Reino
Unido: Cambridge University Press, 1987).
17
Este estereotipo es mal visto dentro de la sociedad. Recordemos, junto con Christina Salmivalli y
Kätlin Peets, que la comunidad influye en el hostigamiento, pues mientras que algunos miembros de
la escuela pueden reforzar la conducta de los agresores con silencios o con motivaciones, otros
pueden rechazarla abiertamente.
18
Por razones de espacio y por las intenciones de este trabajo, no daré cuenta de los esquemas
explicativo y argumentativo enmarcados por la narración.

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4. LA NARRACIÓN DE LA EXPERIENCIA VIVIDA: VIOLENCIA Y ACCIÓN


SOCIAL

El interés por el análisis del discurso ha crecido considerablemente en las


últimas décadas. Bajo este título, el estudio de la conversación ocupa un lugar
principal en atención al uso contextualizado de la lengua. En este sistema
interaccional emergen formas del discurso por las que transmitimos vivencias o
visiones del mundo; una de ellas, sin duda la que goza de mayor privilegio, es la
narración.19
Ya sean provocadas por un estímulo externo o interno, las personas tienden a
contar una sucesión de eventos que son parte de su propia historia o de una en la
que participaron sólo de manera vicaria. En tal sentido, la narración es una
capacidad humana, fundamental para transmitir, entre sujetos, la experiencia de
vida que posee cada uno.20
Dicha forma de organizar los acontecimientos pasados emerge durante la
entrevista que sostuve con Juan. Para poder dar cuenta de esta acción, es preciso
advertir que el objeto de estudio se construye por una dinámica conversacional entre
dos sujetos y no durante la toma de un turno largo, como se espera en todo recuento
de eventos pasados. Sin duda, esta característica nos lleva a cuestionar el estatuto
narrativo de los datos y poner a prueba su narratividad.
Para confirmar el carácter narrativo de los datos, extraje los turnos de habla
del informante; de entre ellos eliminé, primero, las convenciones propias de la
transcripción y, segundo, los rasgos de la organización de la conversación que
responden a la interacción construida localmente turno por turno. El resultado de
esta actividad exploratoria puede observarse a continuación:

“Con Pedro ps no es bulin bulin bulin. Es como un juego que ps


él me molesta y yo le hago así como si le fuera a pegar, pero en sí no le
pego. Pedro me empieza, me empieza a molestar, y ya namás le-lo
volteo a ver así como vas a ver, y ps como que se espanta, y ya, sale
corriendo. [Esto sucede] casi diario, o sea no todo el día, pero digamos

19
William Labov y Joshua Waletzky, “Narrative Analysis: Oral Versions of Personal Experience”,
http://www.clarku.edu/~mbamberg/LabovWaletzky.htm
20
Labov, William. 2011. Oral Narratives of Personal Experience.
http://www.ling.upenn.edu/~wlabov/Papers/FebOralNarPE.pdf

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en una clase [no] en el salón; en el pasillo pues del salón. Porque a


Pedro como que le da risa molestar y ya que ve que reaccionas como
que se queda así de ah.”

Una vez así constituido el objeto, el estudio de la caracterización discursiva se


vuelve necesario. Para ello, me parece, la propuesta de Labov y Waletzky constituye
el enfoque analítico más apropiado en el estudio de las narraciones orales de
acontecimientos vividos. Desde esta perspectiva, la narrativa es “un método de
recapitulación de experiencias pasadas a través de la correspondencia entre una
secuencia verbal de cláusulas y una secuencia de eventos que ocurren realmente”. 21
Desde este esquema conceptual, la base de la narrativa es la relación entre los
enunciados y los hechos; por ello, parece fundamental identificar los componentes
de la organización del habla de Juan. Para lograr tales fines, he recurrido a criterios
sintácticos, semánticos y pragmáticos. Según los primeros, defino componentes
coherentes y cohesivos que hacen referencia a una realidad pasada; mientras que
para los criterios segundo y tercero, reconozco unidades de sentido completas e
interpretables en el contexto de su emisión. Como resultado de este proceso,
identifiqué los enunciados que numero por razones de claridad en el desarrollo de la
exposición:
1. Con Pedro 12. y ps como que se
2. ps no es bulin bulin bulin espanta
3. es como un juego 13. y ya sale corriendo
4. que ps él me molesta 14. o sea no todo el día
5. y yo le hago así 15. pero digamos en una
6. como si le fuera a pegar clase
7. pero en sí no le pego 16. en el salón
8. Pedro me empieza 17. En el pasillo pues del
9. me empieza a molestar salón
10. y ya nomás (le-lo) volteo a 18. porque a Pedro
ver 19. como que le da risa
11. así como vas a ver molestar
20. y ya que ve que

21
William Labov, “Some Further Steps in Narrative Analysis”, Journal of Narrative and Live History
(enero 1997): 393.

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reaccionas
21. como que se queda así
de ah

A partir de esta segmentación de orden analítico, la secuencia narrativa en la


cadena de enunciados obtenidos se hace evidente. Dichas secuencias se componen
de cláusulas relacionadas temporalmente,22 marca de la narratividad del discurso.
Labov y Waletzky han distinguido seis tipos de secuencias que forman
secciones significativas; estas son: orientación, complicación, resolución, evaluación,
coda y resumen.23 Así, en la narración de Juan, cada uno de los enunciados
proferidos en el contexto de la entrevista tiene una función particular, como trato de
esquematizar en el siguiente cuadro:

Orientación Complicación Resolución Coda

Con Pedro que ps él me molesta y ps como que se como que le da


En el pasillo Diego me empieza espanta risa molestar
del salón me empieza a y ya sale y ya que ve que
no todo el día molestar corriendo reaccionas
en el salón como que se
queda así de a:

22
Cfr. William Labov y Joshua Waletzky, “Narrative Analysis: Oral Versions of Personal Experience”,
http://www.clarku.edu/~mbamberg/LabovWaletzky.htm; Labov, William, “Oral Narratives of
Personal Experience”, http://www.ling.upenn.edu/~wlabov/Papers/FebOralNarPE.pdf
23
Desde el punto de vista del estudio de la interacción, la narración personal de la experiencia es un
reporte oral de los eventos (emocional y socialmente evaluados) vividos de forma directa por el
hablante. Dicha organización del discurso está constituida canónicamente por los siguientes pasos:
- Resumen: Enunciados que funcionan como oferta que el narrador hace a su interlocutor
para formar parte del intercambio socioverbal.
- Orientación: Enunciados que sirven para orientar al interlocutor en cuanto a persona, lugar,
tiempo y situación de los acontecimientos narrados. Formalmente precede a la primera
secuencia narrativa.
- Complicación: Conjunto de enunciados que hacen referencia a las acciones antes orientadas.
- Evaluación: La raison d’être del relato. Es la parte en la que se revela la actitud del hablante
hacia los eventos que cuenta.
- Resolución: Recuento de los acontecimientos con los que se da por terminada la narración.
- Coda: Recurso para regresar, desde el pasado del relato, al presente de la interacción.

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.
Cuadro 1. Orden lógico de la narración de la experiencia. En el esquema los
enunciados se agrupan, resumidos según su contenido significativo. Las flechas
horizontales de una sola dirección indican los enlaces lineales de las secuencias
narrativas, las de doble dirección semejan el carácter diseminado de la evaluación

Por el objetivo de este trabajo, no me detendré en la descripción de cada una


de las secuencias narrarivas que dan cuenta de la experiencia de Juan, sino que
concentraré la atención en las evaluaciones del informante –razón de ser de todo
relato–, porque en ellas estriba uno de los rasgos peculiares de esta narración, me
refiero al tipo de información que se narra y, sobre todo, al modo en que se cuenta.
Hemos de convenir que, dado que la narración de Juan es una práctica socio-
emotiva,24 en ella se condensa el punto de vista sobre la relación bromista (es juego)
que Juan sostiene con Pedro. Si prestamos atención, notaremos que los enunciados
evaluativos son irreales (irrealis),25 en el sentido de que hacen referencia a eventos
hipotéticos que pueden suceder (le hago así como si le fuera a pegar, pero en sí no le
pego); es decir, en su hacer narrativo, el alumno plantea la posibilidad de que sus
acciones puedan tomar tintes más agresivos. Para decirlo con otras palabras, las
evaluaciones –diseminadas en la narración– a través de las cuales Juan afirma que no
le pega a su compañero, suponen que le puede pegar en algún momento; de ahí la
amenaza contenida en vas a ver.26
El vínculo entre las causas y las consecuencias de las acciones, expresadas en
la sección complicativo-evaluativa de la narración, se logra por el marcador “y” que
cumple un doble papel en el discurso: coordina dos ideas que no pueden modificar
su orden para que se desarrollen, y permite, simultáneamente, que la acción del
hablante continúe.27 Además, conjuga los enunciados él me molesta y yo le hago así

24
William Labov, “Some Further Steps in Narrative Analysis”, Journal of Narrative and Live History.7
(enero 1997): 407.
25
Labov, William, “Oral Narratives of Personal Experience”,
http://www.ling.upenn.edu/~wlabov/Papers/FebOralNarPE.pdf
26
Esta idea queda totalmente clara cuando el alumno, en T19, asegura que Pedro aún no lo ha
molestado lo suficiente como para poderle pegar.
En ese sentido, la sección evaluativa deja ver que la violencia, en la relación entre Juan y su
compañero, escala niveles de realización que van de suaves a cada vez más fuertes en una búsqueda
por re-alinear posiciones. Tema interesante que abre sus posibilidades de análisis.
27
Cfr. Deborah Schiffrin, Discourse Markers (Australia: Cambridge University Press, 1987).

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que indican una relación necesariamente simétrica por la que, según el informante,
la acción de uno provoca la reacción del otro.
Para decirlo con otras palabras, el apartado al que hacemos referencia cumple
una función pragmática central en la entrevista con el informante: justifica su
comportamiento, pues afirma y ejemplifica, de modo repetido, que sólo agrede a
Pedro cuando es provocado por éste. En suma, la justificación de las acciones
violentas es, precisamente, la razón de ser de la narración de Juan.

5. LA REPORTABILIDAD Y EL CONTEXTO INTERACCIONAL: LAS


POSIBILIDADES DEL DECIR

Este recorrido analítico no ha tenido otro objetivo más que el de centrar la


atención sobre las acciones representadas en la narración de un estudiante y la
relación que ésta guarda con el contexto construido por la interacción de dos
individuos que conversan sobre un tema particular.
Sin duda, hablar sobre el ejercicio personal de la violencia es un asunto
delicado para cualquier individuo. En ese sentido, me parece que la justificación, la
negación de los hechos y la iteración son estrategias discursivas que resultan de la
relación entre el tema y el contexto interaccional. Me explico.
Según Labov, las narraciones orales de la experiencia vivida inician,
regularmente, con enunciados orientativos, a los cuales les sigue una sección
complicativo-resolutiva, a través de la cual se encadena una serie de eventos.28 El
carácter interesante o poco común de los hechos justifica su emergencia en un
evento comunicativo; es decir, sólo si son reportables, merecen ser contados.
Ahora bien, el primer enunciado de la narración de Juan tiene, en efecto, una
función orientativa: indica con quién (con Pedro) sostiene una relación que entiende
como bromista. Sin embargo, debe notarse que inmediatamente evalúa sus acciones
mediante la negación no es bulin bulin bulin. Esta acción permite afirmar que la
reportabilidad de la narración del estudiante no recae en la complicación o la
resolución, como se espera, sino en la evaluación.

28
Labov, William, “Oral Narratives of Personal Experience”,
http://www.ling.upenn.edu/~wlabov/Papers/FebOralNarPE.pdf

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Este fenónemo se vuelve interesante si atendemos a la definición que ofrece


Labov sobre la reportabilidad.29 Para este lingüista, la reportabilidad es un concepto
relativo a las relaciones entre aquellos que participan en una conversación; esto es,
en una conversación donde existe la oportunidad para que surja una narración, el
hablante estima el valor cualitativo de la historia que va a desarrollar, de tal modo
que busca comunicar sólo aquello que sea poco común, extraordinario o pertinente;
en otras palabras, cuenta los eventos más relevantes, en términos de Sperber y
Wilson.30 En suma, el emisor hace un cálculo contextual por medio del cual articula
el bienestar de quienes forman parte del intercambio y la frecuencia con la que
ocurren los acontecimientos que se dispone a narrar, para que su acción narrativa
sea aceptable.31
En los datos que presento, la reportabilidad de los eventos a contar no es un
cálculo que haya sido puesto en marcha por el alumno, sino por el investigador, pues
fue éste quien determinó la notabilidad del tema y el tipo de acontecimientos a
tratar. ¿Quiero decir con esto que el estudiante cuenta algo irrelevante? Nada más
equivocado. Lo que sugiero es que la reportabilidad de la historia de Juan no
descansa en la relevancia de los hechos que se cuentan, sino en el acto mismo de
contar algo que será calificado como irrelevante.
Es evidente que, en el contexto confesional instaurado por la interacción, la
imagen social del estudiante, al considerarlo un sujeto agresivo, se ve efactada.
Además, dado que las preguntas estuvieron orientadas a detallar la información, el
alumno discrimina episodios de la historia que lo pudieran perjudicar. Esto quiere
decir que el cálculo de reportabilidad de los eventos que contó el estudiante no recae
en lo ordinario o lo extraordinario de los hechos, sino entre lo decible y lo indecible
que está determinado por el contexto interaccional y por las intenciones del
informante, quien busca salvaguardar, lo reiteramos, su propia imagen ante el
investigador.

29
Cfr. William Labov, “Some Further Steps in Narrative Analysis”, Journal of Narrative and Live
History (enero 1997): 398.
30
Dan Sperberg y Deidre Wilson, “La teoría de la relevancia”, en Revista de Investigación lingüística ii,
(junio 2004).
31
William Labov, “Some Further Steps in Narrative Analysis”, Journal of Narrative and Live History
(enero 1997): 393-415.

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El siguiente cuadro muestra los enunciados que contrastan entre sí por su


nivel informativo; se encuentran ubicados en la sección narrativa a la que
pertenecen:
LO DECIBLE LO INDECIBLE
Orientación Evaluación
Con Pedro ps no es bulin bulin bulin
En el pasillo del salón es como un juego
no todo el día y yo le hago así
en el salón como si le fuera a pegar
pero en sí no le pego
y ya nomás (le-lo) volteo a
ver
así como vas a ver

Complicación Resolución
que ps él me molesta y ps como que se espanta
Pedro me empieza y ya sale corriendo
me empieza a molestar
Coda
como que le da risa
molestar
y ya que ve que reaccionas
como que se queda
así de ah:

Cuadro 2. Cálculo de reportabilidad en el contexto interaccional.

El Cuadro 2 muestra que la indeterminación de los enunciados es producto


del cálculo contextual que realiza el informante en el hilo de la entrevista. Asimismo,
se puede apreciar que lo decible se ubica en las secciones de carácter referencial
como la orientación y la complicación; mientras que las marcas de lo indecible están
reservadas pragmáticamente para la resolución y la complicación, así como para los
enunciados evaluativos, cuya carga emotiva y social es alta.

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En síntesis, el comportamiento verbal del estudiante tiene como finalidad el


cuidado de su propia imagen en un contexto intersubjetivo.32 En ese sentido, Beatriz
Gallardo Paúls menciona que ante la tarea de confesar,33 el informante puede ver
amenazada su imagen. Esta autora parte de la propuesta de Ervin Goffman. En Ritual
de la interacción Goffman afirma que los individuos poseemos una cara; es decir, “el
valor social positivo que una persona reclama efectivamente para sí […]. La cara es la
imagen de la persona delineada en términos de atributos sociales aprobados”.34 En
tal sentido, la cara permite expresar la imagen de sí adquirida por los actos a partir
de los cuales manifiesta su visión de y en determinada situación (línea). Frente a los
otros, la aceptación de la línea establecida por la persona se establece
fundamentalmente en la conversación cara a cara; en ella se da una aceptación
“funcional”, más que “real”.35 De tal manera, durante la interacción, el individuo
puede alienarse hacia sí mismo, es decir, concentrar su atención excesiva hacia sí.36

6. CONCLUSIONES
La narración es una acción cultural ligada a la conciencia. A través de ella
conceptualizamos el mundo y aprehendemos formas socialmente aceptables. En ese

32
Como sabemos, gracias a Alfred Schütz, la interacción interpersonal es la relación de los individuos
cuyos actos están orientados entre sí. En ese sentido, la experiencia es social, pues es el producto de la
secuencia de acciones (o actos) recíprocas de un «yo» con otro «yo». Gracias a esta reciprocidad, la
participación en la vida de uno por parte del otro es mutua. Esto es, las vivencias que tenemos de los
otros, se establecen en una relación conjunta. Este mundo, el del nosotros, “no es privado para cada
uno de nosotros sino que es nuestro mundo, el mundo único, común e intersubjetivo, que está ahí
frente a nosotros. Solo a partir de la situación cara a cara, solo desde la vivencia común del mundo en
el nosotros, puede constituirse el mundo intersubjetivo. Este es el único punto a partir del cual puede
deducírselo”.
Así, en la relación cara a cara del mundo del «nosotros» es indispensable que los
interactuantes tengan el mismo ambiente, es uno que les pertenece, creado por ambos. Solo así puede
establecerse la intersubjetividad, cuando no es la vivencia del «tú» ni del «yo», sino del «nosotros», en
la que ambos pueden reconocerse. Constituimos el mundo a partir de nuestra co-actuación en él y de
la comprensión uno del otro.
La intersubjetividad no se da en la relación de tipos ideales, sino en el reconocimiento y la
comprensión entre sujetos que viven simultáneamente el mundo; la experiencia se interpreta y su
significado se entiende como el resultado de la interacción; en otras palabras, el significado de las
vivencias es intersubjetivo. El hecho social se constituye por la experiencia; es significativo.
33
Beatriz Paúls Gallardo, Análisis conversacional y pragmática del receptor,
http://www.uv.es/pauls/TODO.PDF
34
Erving Goffman, Ritual de la interacción (Argentina: Tiempo contemporáneo): 13.
35
Erving Goffman, Ritual de la interacción (Argentina: Tiempo contemporáneo): 18.
36
Erving Goffman, Ritual de la interacción (Argentina: Tiempo contemporáneo): 108.

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sentido, es una práctica que permite la interacción entre lo privado (o íntimo) y lo


público. Por medio del recuento de eventos, ligados por el tiempo, el narrador puede
distinguir entre su propia conciencia y la conciencia del otro. En suma, permite la
construicción de una identidad y, al mismo tiempo, dar sentido a las propias
vivencias, a la experiencia.
Como hemos visto, narrar implica más que la simple elaboración de una
trama o, en otros términos, la configuración de una historia. Si bien el relato supone
una elección de datos narrables, implica una habilidad lingüística: el individuo debe
seleccionar un lenguaje que transmita más que información, pues “el discurso
narrativo es un medio fundamental para expresar la narratividad […] contribuye a la
representación del yo”.37
La narración emerge en un contexto interaccional para dar sentido a la
experiencia, pero, al mismo tiempo, da forma a la experiencia; es decir, este acto
cristaliza la subjetividad, siempre frente a otro y da sentido a lo vivido en dicho
evento comunicativo. Por tal razón, Juan cuida su intimidad, a través de estrategias
discursivas que lo mantengan a salvo del juicio del otro. Como defiende Paul Gee,
“Children from different socio-culttural groups […] develop, from earliest ages,
different communicative strategies […]. This strategies may go hand in hand with
different approaches to problem solving, social interaction, and conceptualizing.
They are, thus, of great significance in understanding how different groups of people
make sense of experience”.38
Como he querido mostrar a lo largo de este trabajo, Juan defiende su imagen
social frente a una acusación. Por tal razón realiza un cálculo entre lo que puede
decir y lo que debe callar. En ese sentido, la narración es un esquema narrativo que
encuentra sus límites expresivos y echa mano de otro tipo de discursos como la
argumentación y la explicación. El discurso narrativo permite la configuración del
yo, permite protegerlo, pero, al mismo tiempo, no es suficiente, pues la significación

37
Martha Shiro, La construcción del punto de vista en los relatos orales de niños en edad escolar: un
análisis discursivo de la modalidad (Venezuela: DICORI UCV, 2007): 43.
38
James Paul Gee, “The Narrativization of Experience in the Oral Style”, Journal of Education 167
(enero 1985): 9.
Niños de diferentes grupos socio-culturales desarrollan, desde temprana edad, distintas estrategias
comunicativas. Dichas estrategias van de la mano de diferentes formas para resolver problemas, de la
interacción social, y de la conceptualización. Ellos son, entonces, significativos para comprender
cómo diferentes grupos sociales dan sentido a la experiencia. (La traducción es mía.)

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no descansa absolutamente en las palabras que lo configuran, sino en el conjunto de


sentidos culturales, sociales, personales y contextuales (desde mi perspectiva, la
interacción cara a cara) que lo enmarcan y en el que emerge. Retomando el
planteamiento de Gee, el lenguaje se construye en un contexto y los significados
vehiculizados por él no están totalmente determinados por la estructura lingüística.

5- REFERENCIAS

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su papel argumentativo. Contextos xxi (enero): 145-188.
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Pirámide.
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CRITERIOS EPISTEMOLÓGICOS DE LA HISTORIA DE LA GEOGRAFÍA


LATINOAMERICANA

EPISTEMOLOGICAL CRITERIA OF THE HISTORY OF LATIN AMERICAN


GEOGRAPHY

Alberto Saladino García


Universidad Autónoma del Estado de México
asaladinog@uaemex.mx

Recibido el 17 de octubre de 2018 Aceptado el 15 de diciembre de 2018

Resumen Abstract
En este artículo se analiza el papel de los datos This article analyses the role of data related to the
relativos a las tendencias y retos de la geografía en trends and challenges of geography in Latin America
América Latina desde la epistemología para from the epistemological point of view to elucidate
dilucidar conceptos, reconstruir teorías y participar concepts, reconstruct theories and participate in
en debates sobre su naturaleza y valor como ciencia. debates about its nature and value as a science.
En consecuencia, el proceso epistemológico se Consequently, the epistemological process is
efectúa con base en la revisión de estudios de los carried out based on the review of studies by Latin
historiadores de la geografía latinoamericanos para American historians of geography to identify the
identificar los criterios con los cuales legitiman la criteria they use to legitimise the scientific nature of
cientificidad de sus explicaciones, entre ellos: el their explanations, including: the object of study,
objeto de estudio, los planteamientos sobre la the approaches on the professionalisation, the study
profesionalización, la crítica de las fuentes, los of existing sources, the themes, the periodisation
temas, las propuestas de periodización, así como proposals, as well as questions related to novelty,
cuestiones relativas a la novedad, originalidad, originality, tradition, and the cultural and educative
tradición, y las funciones culturales y educativas de functions of the geographical science.
la ciencia geográfica.

Palabras clave: Epistemología - Historia de la Keywords: Epistemology - History of Geographic


geografía - Latinoamérica. - LatinAmerican

Para citar este artículo:

Saladino García, Alberto. “Criterios epistemológicos de la Historia de la Geografía


Latinoamericana” Revista Notas Históricas y Geográficas, 21, Julio –Diciembre,
2018: pp. 143-162

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1. INTRODUCCIÓN

La sistematización de la temática aquí abordada tuvo como contexto el Séptimo


Coloquio Geográfico sobre América Latina convocado con el título: “Tendencias y
retos de la geografía en América Latina en el siglo XXI”, pues me otorgó la
oportunidad para esbozar algunos aspectos relacionados con mis ámbitos de trabajo
académico: la historia de la ciencia y la filosofía de la ciencia. Considero relevantes
los datos de la historia para visualizar horizontes sobre tendencias y algunos retos de
la geografía, que contextualizo desde una perspectiva latinoamericanista.
Claro, amparo mi exposición en la filosofía al ubicarla como la actividad
intelectual reflexiva acerca de los más diversos ámbitos del cosmos, del mundo, de la
naturaleza, de la sociedad, sobre el hombre y sus creaciones, específicamente, en mi
caso, relativas a las manifestaciones de la racionalidad, tal el caso de la ciencia como
conocimiento forjado para explicar su entorno a través de las informaciones
proporcionadas por su historia.
Debo recordar que el análisis filosófico posibilita una revisión general de la
ontología del conocimiento científico y bifurca sus interpretaciones a través de áreas
gnoseológicas con los que cultiva la filosofía de las ciencias exactas, de las ciencias
naturales, de las ciencias sociales, de las ciencias humanas o, también por
disciplinas, y de este modo trabaja la filosofía de la biología, la filosofía de la física, la
filosofía de la geografía, la filosofía de la historia, la filosofía de la matemática, la
filosofía de la medicina, la filosofía política y, claro la filosofía de la geografía.
Para enfatizar los aspectos metodológicos inherentes en la construcción y en
la validez de los conocimientos científicos se requiere desenvolver una praxis
filosófica, cuyos especialistas la identifican como interpretación epistemológica. En
efecto, el análisis epistemológico analiza, estudia y fundamenta los aspectos y
elementos de la ciencia para reconocer su rigurosidad al dilucidar conceptos,
reconstruir teorías y participar en debates sobre la naturaleza y el valor de las
ciencias.
Puede particularizarse este análisis epistemológico con los estudios de
historiadores de la geografía latinoamericanos al identificar los criterios empleados
para legitimar o sustentar la cientificidad de sus explicaciones. Entre esos criterios
ubico: el objeto de estudio, los planteamientos de sus constructores sobre su
profesionalización, la crítica de las fuentes, los temas, las propuestas de
periodización, así como los planteamientos relativos a la novedad, originalidad,

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tradición, las funciones culturales y educativas asignadas, y naturalmente la


problematización de este quehacer. Esos aspectos son la materia a dosificar a
continuación.

2. ¿QUÉ ES LA HISTORIA DE LA GEOGRAFÍA?

La historiografía latinoamericana sobre la historia de la geografía aporta


elementos para bosquejar la manera como se conceptúa. Pienso que tal temática
debe atenderse porque existe carencia de exposiciones específicas donde se la defina
pues en su cultivo se ha dado por sentado como la rama de la geografía abocada al
estudio de su pasado, según la tradición existente. Pienso, sin embargo, que puede
bosquejarse la concepción latinoamericana sobre la historia de la geografía con base
en su rica y creciente historiografía.
Para mostrarlo basta remitirse a los primeros trabajos elaborados sobre
historia de la geografía donde se advierte en el proceso de su conceptualización una
atención prioritaria al término ciencia, dejando en un segundo plano la idea acerca
de la historia. Allí se vislumbra una concepción positivista, pero constituye un
antecedente ineludible para acercarse a la comprensión de la historia de la geografía
como una rama del conocimiento científico abocada a la explicación de los
fenómenos espaciales en el tiempo.
La praxis de la historia de la geografía en los países latinoamericanos ha
esclarecido la pertinencia de considerarla como un saber situado, resultado de su
profesionalización y de la consiguiente crítica a las barreras epistemológicas
impuestas por el colonialismo intelectual prevaleciente. Crítica puntual de la cual
derivó la búsqueda de alternativas al quehacer de la historia de la geografía en
nuestros países, de innovar sus interpretaciones a partir de la idea de poder escribir
de nuevo o reescribir el cultivo de los conocimientos científicos atendiendo a las
circunstancias de la realidad latinoamericana, sin descuidar los elementos propios de
las disciplinas y teorías a estudiar.
Por ello resulta factible apreciar a la historia de la geografía en América Latina
como el ejercicio intelectual abocado al estudio crítico acerca de la incardinación de
los conocimientos científicos en nuestras sociedades, atendiendo a la explicación de
su lógica interna y dialectizándo sus elementosgnoseológicos con los contextos
socioculturales que los hicieron posible.

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3. HISTORIADOR DE LA GEOGRAFÍA

Señalar que la historia de la geografía en América Latina se está cultivando


como un conocimiento situado permite comprender la importancia otorgada al
espacio y a las circunstancias socioculturales que la hacen posible, pero también
posibilita destacar el papel de quien la construye, todo como producto de la
autoconciencia de que la gnosis es producto humano sobre y a partir de la realidad.
En efecto, el sujeto de la historia de la geografía se ha singularizado porque su
profesionalización la han empujado principalmente dos tipos de estudiosos: los
geógrafos y los historiadores, quienes han dado origen a cierto especialismo toda vez
que a ellos se deben los trabajos específicos con los cuales coadyuvan a acrecentar
los temas de investigación geográfica. Esta labor la iniciaron los mismos geógrafos
por las necesidades propias de su interés por conocer los antecedentes y el estado del
arte en los rubros que investigan; los historiadores se incorporaron más
recientemente a la tarea de explicar los procesos de génesis, desarrollo, constitución
e implicaciones de los conocimientos geográficos, con el propósito de complementar
las explicaciones del accionar humano, más allá de su tradicional atención a los
asuntos de la política.
Claro, otros profesionales se han interesado en la historia de la geografía,
como el caso de los filósofos, a quienes este tipo de trabajos resulta imprescindibles
como asuntos propedéuticos para ejercer su labor analítica en la contrastación y
crítica de los conocimientos racionales –científicos y filosóficos-, sea para
diferenciarlos, compararlos, o promover su complementariedad y su interrelación.
De esta forma los filósofos, como historiadores de la geografía, se acercan elementos
para contar con materia prima para efectuar sus análisis, críticas y reflexiones en
torno al conocimiento científico.1

1
Alberto Saladino García, Ciencia y prensa durante la Ilustración latinoamericana (Toluca: Universidad
Autónoma del Estado de México, 1996): ver el capítulo “Informaciones geográficas”, 281-316 y Alberto
Saladino García, “Génesis del pensamiento geográfico latinoamericano” en el libro coordinado por
José Omar Moncada Maya, La geografía de la Ilustración (México: Instituto de Geografía de la
Universidad Nacional Autónoma de México, 2003) 17-40.

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4. OBJETO DE ESTUDIO

Los estudiosos de la historia de la geografía latinoamericana vienen


ejerciendo su trascendente labor mediante el despliegue de sus pesquisas sobre dos
ejes de trabajo, por un lado, focalizando como objeto de estudio los procesos de
generación, desenvolvimiento e impacto del conocimiento geográfico y, por otro
lado, explorando los más diversos ámbitos temáticos. De modo que los resultados de
sus investigaciones permiten mostrar los intereses gnoseológicos y la implosión de
tópicos atendidos.
En cuanto a la atención de los procesos gnoseológicos debe señalarse que
nuestros historiadores continúan la tradición marcada por los historiadores de la
geografía de los países centrales de seguir el desarrollo de las teorías científicas,
explicar su génesis, aclimatación e impacto, pero más recientemente la han
trascendido con la incorporación de modalidades de indagación recién
fundamentadas como es la vinculación de las teorías con otros sistemas conceptuales
y culturales.2
Incluso algunos latinoamericanos al colaborar con investigadores europeos
aperturaron nuevas cuestiones como lo testimonia la labor de José Omar Moncada
Maya al contribuir a la formación de geógrafos en tópicos relacionados sobre historia
de la geografía en México.3
Así como se atiende la construcción del conocimiento en sus procesos
intelectivos, también se ha focalizado como objeto de la historia de la geografía
latinoamericana las preocupaciones por realizar analogías entre acontecimientos de
carácter científico, como fomentó uno de los padres del cultivo de esta disciplina en
México, al exponer que los europeos de la época virreinal se vieron impelidos a
estudiar la naturaleza americana, por lo cual le pareció pertinente efectuar su
interpretación:

2
Cfr. Luis Carlos Arboleda, “El reto de erigir una razón matemática en el país del desencanto. Ciencia
y diversidad cultural en Colombia”, Juan José Saldaña (ed.), Science and Cultural Diversity.
Proceedings of the XXIst International Congress of History of Science (México: Universidad Nacional
Autónoma de México/Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y la Tecnología, 2003) 194.
3
H. Capel, J. E. Sánchez y O. Moncada, De Palas a Minerva. La formación científica y la estructura
institucional de los ingenieros militares en el siglo XVIII (Barcelona/Madrid: Serbal/Consejo Superior
de Investigaciones Científicas, 1988).

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En esta ocasión pretendo presentar, comparativamente la obra realizada entre


1571-1577 por Hernández y la que, prácticamente dos siglos después, llevó a cabo el
grupo encabezado por Martín Sessé.
… Nueva España fue la única a la que con intervalo de poco más de dos siglos,
se enviaron dos misiones.
Las dos cosas que mejor individualizan la expedición a Nueva España son: la
primera, que tenía un brillante antecedente, con el cual la liga explícitamente la Real
Orden que la establece; la segunda, que a pesar de que la empresa se limita a seis
años se le encargan dos empresas que por su índole misma presuponen
permanencia: establecer un Jardín Botánico y crear una cátedra de Botánica.4
El interés por confrontar estas dos expediciones que resultan similares -con
dos siglos de diferencia- pone en evidencia una constante en las interpretaciones de
los estudiosos latinoamericanos, la de buscar analogías, diferencias y semejanzas, en
los procesos de aclimatación de la práctica científica.
La concreción del objeto de estudio de la historia de la geografía en los países
latinoamericanos se ha bifurcado en una multiplicidad de tópicos, pero pueden
enmarcarse en los siguientes: trabajos sobre geógrafos, conceptos y teorías,
construcción de mapas, delimitación de fronteras, el papel del Estado en la
institucionalización de la investigación, exiliados, expediciones, publicaciones
periódicas, viajeros, etcétera.
La atención al estudio de los sujetos de la geografía se ha acrecentado con la
conmemoración de efemérides y de homenajes. Por ejemplo los homenajes se
justifican por las contribuciones al conocimiento del territorio o por los aportes a la
geografía como sería el caso del neogranadino Francisco José de Caldas a quien se
reconoce como el padre de la geografía colombiana, en particular de la geografía
económica.5 La atención a geógrafos ha considerado tanto personajes relevantes
extranjeros destacadamente los casos de Alejandro de Humboldt y Alejandro
Malaspina, y a latinoamericanos de todas las épocas como José Antonio Alzate,

4
Enrique Beltrán, “Las Reales Expediciones Científicas a Nueva España”, José Luis Peset, La ciencia
moderna y el Nuevo Mundo. Actas de la I Reunión de Historia de la Ciencias y de la Técnica de los
Países Ibéricos e Iberoamericanos (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas/Sociedad
Latinoamericana de Historia de las Ciencias y de la Tecnología, 1985) 217, 221.
5
Alberto Saladino García, “El papel de Francisco José de Caldas en la divulgación de la ciencia
moderna en la Nueva Granada”, en Cuadernos Americanos N° 47, septiembre-octubre de 1994, 217-
224.

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Francisco José de Caldas, Francisco Díaz Covarrubias, Antonio García Cubas, Claudio
Gay, etcétera.
Otro tema que ha concitado la atención de los historiadores de la geografía es
el del Estado y sobre él se han efectuado revisiones relativas a su papel en la
generación de bases educativas, económicas y jurídicas para el impulso de la
investigación científica, pero también acerca de su conformación a través del
territorio y para el efecto se ha puesto en práctica perspectivas interdisciplinarias
para enriquecer las explicaciones existentes como lo prueban los planteamientos de
Héctor Mendoza Vargas, Eulalia Ribera Carbó y Pere Sunyer Martin al señalar:
“…nos propusimos analizar la conformación del Estado
moderno a través de un eje central de discusión: el territorio. El
territorio es sin duda un factor primordial en el proceso de
configuración de los Estados nacionales…
… Se convocó a geógrafos, historiadores, economistas,
antropólogos y a otros científicos sociales procedentes de diferentes
especialidades. De esta manera, las propuestas vertidas lo fueron de
manera interdisciplinaria… “
Cabe decir también, que los países escogidos fueron, en buena medida,
porque, además de las afinidades y los contrastes históricos que hacían posible su
comparación… hay comunidades académicas en cada país con estudios avanzados en
los temas propuestos; en cada uno, los investigadores de las múltiples disciplinas
convocadas han revisado archivos, han hecho publicaciones, han impartido cursos
que coinciden en los tres ámbitos antes señalados y que son, de mutuo interés.6
Claro, el tema del Estado resulta ser muy atractivo y los estudiosos
latinoamericanos de la historia de la ciencia en general lo vienen revisando en sus
múltiples aristas. Entre los más novedosos y actuales destaca la revisión de su
función en los procesos de institucionalización de la investigación científica.
Otro tema muy bien atendido por los historiadores de la geografía
latinoamericana lo representa el estudio de las academias, asociaciones,
comunidades o sociedades científicas y al respecto han hecho contribuciones

6
Eulalia Ribera Carbó, Héctor Mendoza Vargas y Pere Sunyer Martín (coords.), La integración del
territorio en una idea de Estado, México y Brasil, 1821-1946 (México: Universidad Nacional Autónoma
de México/Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 2007) 15-17.

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espléndidas Luz Fernanda Azuela Bernal, Ana Maria Fernandes, Diana Obregón
Torres, Pedro M. Pruna, etc.

5. FUENTES

La crítica de las fuentes es de la mayor importancia epistemológica, por eso


las revisamos con base en los apuntamientos hechos por los propios estudiosos del
pasado de la geografía en Latinoamérica y que abarcan todos los periodos históricos,
en alguno de los cuales, por la conquista padecida, se carece de fuentes
bibliohemerográficas, como la etapa precolombina.
Las investigaciones realizadas para reconstruir los conocimientos racionales
de la época prehispánica proporcionan información sobre el empleo de medios que
se salen del canon de las fuentes tradicionales, como lo apuntan Laura Rodríguez
Cano y Alfonso Torres Rodríguez en su obra Calendario y astronomía en
Mesoamérica al decir: “… Enfocaremos las formas de registro en piedra, madera,
cerámica, concha, hueso y fibras, que dan cuenta de los ciclos y cómputo del tiempo
que utilizaron las distintas culturas mesoamericanas a lo largo de su historia como
norma en su vida política, religiosa, económica y social…”7. Esas herramientas de
trabajo son fuentes indiscutibles, aunque heterodoxas, para respaldar la
reconstrucción gnoseológica de tal época, pero no son suficientes.
Gracias a los estudiosos del espacio sabemos que los incas forjaron tradición
geográfica porque desarrollaron conocimientos precisos de su ámbito territorial, los
cuales les permitieron acondicionar y utilizar racionalmente los espacios que
ocuparon,8 así legaron informaciones clásicas de carácter topográfico, cartográfico,
geográfico y toponímico. De manera que la Pachamama, la madre tierra, fue
parcializada, y el imperio incaico se abrogó la responsabilidad de delimitarlo, lo cual
les permitió operar su división territorial con fines de administración política.
Igualmente puede señalarse que en Mesoamérica el conocimiento de
espacios los llevó a plasmar denominaciones específicas, por ejemplo, a las grandes

7
Laura Rodríguez Cano y Alfonso Torres Rodríguez, Calendario y astronomía en Mesoamérica
(México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2009) 9.
8
Carlos Peñaherrera Del Águila, “El desarrollo de la geografía en el Perú”, Ernesto Yepes (editor),
Estudios de historia de la ciencia en el Perú, Vol. II (Lima: Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología,
1986) 115.

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montañas como el Citlaltepel, Iztacihuatl, el Popocatepetl, el Xinantecatl, etcétera.


De manera que sus conocimientos geográficos fueron amplios y algunos de ellos
representados o pintados en sus códices, en murales, etcétera.
Asimismo debe referirse la revisión de otro tipo fuentes correspondientes al
periodo de transición entre la época precolombina y colonial. Testimonio elocuente
al respecto se ha establecido en el estudio de temas como el altepetl en el siglo XVI
donde sus autores estipulan:
“Estudiamos así la legislación agraria y urbana de los siglos
coloniales, por ejemplo las cédulas reales, las instrucciones, los títulos
primordiales y las ordenanzas. También analizamos las respuestas a la
Instrucción y memoria para la descripción de las Indias (Relaciones
geográficas) redactadas a partir de 1577, los diccionarios y
vocabularios de distintas lenguas utilizadas en la época colonial…
algunas actas de cabildos tempranos… las descripciones elaboradas
por cronistas de esa misma época… Del mismo modo estudiamos, por
supuesto, los mapas, planos, pinturas o códices…al mismo tiempo
echamos mano de la tradición oral recopilada en los sitios de
estudio…”9

El estudio de etapas posteriores, como los siguientes siglos de la época


colonial y la independiente, ha requerido de fuentes fundamentalmente escritos,
además de los documentos, boletines, epístolas, gacetas, mapas, periódicos, planos,
tesis y libros. De ahí que el trabajo de archivo resulte de primordial importancia para
los historiadores pues allí es donde obtienen fuentes primarias documentales como
cartas, informes, leyes, oficios, testamentos, etcétera.
Asimismo los investigadores le vienen otorgando creciente importancia a las
publicaciones periódicas, de las más antiguas, las gacetas editadas de manera regular
e intermitentemente en el siglo XVIII en los virreinatos de Nueva España, Nueva
Granada y Perú y en el amanecer del siglo XIX en el virreinato del Río de la Plata.
Una nómina significativa y en aumento de estudiosos lo prueba, quienes persisten en
extraer datos, informaciones e interpretaciones sobre los más variados tópicos que

9
Federico Fernández Christlieb y Ángel Julián García Zambrano (coords.), Territorialidad y paisaje en
el altépletl del siglo XVI (México: Fondo de Cultura Económica/Universidad Nacional Autónoma de
México, 2006) 17-18.

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van desde la génesis de la divulgación científica, las abundantes noticias sobre


informaciones geográficas, la revisión de los procesos de creación de instituciones, el
estudio de expediciones científicas, el arribo y circulación de libros, la formación de
sociedades culturales, etcétera. Trabajos destacados son los de Carmen Castañeda,
Virginia Guedea, José Omar Moncada, Roberto Moreno de los Arcos, Alberto
Saladino García, entre otros.
De esa circunstancia se deriva la preocupación por reeditarlas, por sugerirlas
como fuentes básicas para enriquecer el conocimiento del pasado del cultivo de la
ciencia en nuestros países, como lo argumenta Leticia Mayer al presentar el facsímil
del Boletín Número 1 del Instituto Nacional de Geografía y Estadística:
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto
Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), se complacen en presentar
[lo]”… cuya primera edición data de 1839. A la luz del ingreso al tercer milenio, el
rescate de documentos históricos cobra particular relevancia para el estudio de las
transformaciones del país a lo largo del tiempo. Este trabajo es parte de un conjunto de
proyectos relacionados con la estadística, tanto en la perspectiva histórica como en la
de sus aplicaciones…”10
La tradición en el empleo de las publicaciones periódicas se forjó a lo largo de
los dos últimos siglos, y la han mantenido los estudiosos más destacados, pero
complementada con otras fuentes como los libros.
Más recientemente fueron incorporadas las tesis, pues son producto de
investigaciones emprendidas por jóvenes que si bien resultan, a veces, poco
novedosas y originales constituyen materia prima importante por el acopio de datos
e informaciones, en muchas de las ocasiones pioneras o escasamente conocidas.

6. PERIODIZACIÓN

Una de las cuestiones insoslayables en toda revisión epistemológica sobre la


historiografía latinoamericana de la historia de las geografía lo constituye el asunto
de la periodización pues al adentrarse en la revisión de los criterios para su
establecimiento salta a la vista la falta de consenso de ellos y más bien destacan

10
Leticia Mayer Celis, La tan buscada modernidad científica. Boletín del Instituto Nacional de Geografía
y Estadística de 1839 (México: Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas de la UNAM,
2003) 7.

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como rasgos la inexistencia de justificación científica de los mismos, la aplicación de


propuestas ajenas al desenvolvimiento científico de nuestros países, o cuando más el
uso de nomenclatura sui generis o el apego a los cánones de la historia política.
Tal situación proviene de las primeras historias de la geografía escritas. Más la
enseñanza de esta preocupación proyecta propuestas alternativas. En México
tenemos dos ejemplos, uno lo constituye la obra de Elías Trabulse quien ha atendido
el asunto de la periodización con diversas alternativas, destacan la periodización por
siglos como lo testimonia su magna obra Historia de la ciencia en México al dedicar
los primeros cuatro volúmenes a los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX, respectivamente, y
la propuesta de establecer divisiones dentro de los siglos según los temas estudiados.
El otro caso lo ejemplifica Luz Fernanda Azuela Bernal quien en uno de sus estudios
sobre sociedades científicas estipula que al efectuar “… análisis de los objetivos de la
práctica científica corporativa, la periodización planteaba dificultades. Entre las
opciones a la mano estaba la periodización tradicional que considera elementos de
carácter político, así como una eventual propuesta sustentada en las transformaciones
que se verificaron en la organización de la ciencia… Las décadas naturales, por su
parte facilitaban el estudio estadístico con el que concluye este trabajo…” 11
Así se observa la existencia de criterios diferenciados que amparan
periodizaciones tradicionales y la posibilidad de propuestas apegadas a las exigencias
de los temas de estudio con lo que se sugieren elementos para generar
periodizaciones alternativas.
A otros historiadores les parece poco atractiva la problematización de la
periodización motivo por el cual prefieren ceñirse a las periodizaciones
tradicionales, las cuales se respaldan en criterios de la historia política o que incluso
echan de menos el conocimiento a destiempo de propuestas de países centrales.
La necesidad de forjar nuevos criterios se ampara no sólo en justificar mejor el
estudio de los largos procesos de las historias nacionales, sino con el abordaje de
temas concretos o de espacios reducidos de tiempo, para lo cual se han ensayado
propuestas particulares.
La profesionalización de los historiadores de la geografía en América Latina
ha tenido un impacto muy benéfico para el cultivo de su disciplina porque si bien

11
Luz Fernanda Azuela Bernal, Tres sociedades científicas en el porfiriato. Las disciplinas, las
instituciones y las relaciones entre la ciencia y el poder (México: Sociedad Mexicana de Historia de la
Ciencia y la Tecnología/Universidad Tecnológica de Nezahualcoyotl, 1996) 7.

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persiste la falta de consenso sobre periodizaciones, existe creciente interés por


generar alternativas sobre cortes convencionales que prioricen los criterios
científicos sin soslayar los factores extracientíficos. En ese punto se encuentra el
estado de la cuestión y el reto a asumir.

7. NOVEDAD

La historiografía relativa a la historia de la geografía latinoamericana aporta


material para incursionar en otros aspectos. Tal es el tema de la novedad, o sea los
tópicos nuevos, los cambios introducidos en ellos, los cuales llaman la atención por
distinguirse de los abordados en otros ámbitos espaciales.
En América Latina los estudios de historia de la geografía han resultado
novedosos tanto para latinoamericanos como para extranjeros por diversas razones.
Para los latinoamericanos porque su cultivo ha venido a develar una zona ignorada
de nuestra historia, identificada por Elías Trabulse como historia secreta y en
consecuencia ha buscado enriquecer la comprensión del pasado de los países
latinoamericanos. Para los extranjeros la novedad de la historiografía
latinoamericana sobre historia de la geografía estriba en visualizar la existencia de la
ciencia más allá de sus espacios, casi los admira el cultivo de saberes racionales en lo
que consideran su periferia.
De modo que en América Latina se sigue desarrollando la historia de la
geografía con variedad de temas por lo cual en primera instancia se puede advertir
su carácter novísimo en aspectos no abordados antes y ellos afloran por doquier.
Para mostrarlo consideraré algunos casos sustanciados por historiadores mexicanos.
La dimensión latinoamericana viene a constituirse en novedoso como primicia
pues se carecieron de trabajos al respecto. A la visión latinoamericanista se dilucidan
como novedades otras innovaciones como la conjunción de estudios sobre los
saberes científicos y técnicos autóctonos con los de la ciencia occidental.
Otro ejemplo lo constituyen los estudios sobre el asociacionismo científico por
eso los primeros elaborados al respecto se presentan como novedosos. Así lo justifica
Luz Fernanda Azuela en uno de sus primeros textos:
El propósito de este ensayo es mostrar un panorama amplio de la práctica
científica durante el Porfiriato, desde la perspectiva de las tres más importantes
sociedades científicas del periodo –la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística

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(SMGE); la Sociedad Mexicana de Historia Natural (SMHN) y la Sociedad Científica


“Antonio Alzate”-, pues fueron ellas la primera instancia organizativa de la ciencia
mexicana en el último tercio del siglo XIX… De las sociedades científicas surgieron
algunas de las iniciativas que promovieron la apertura de espacios para la práctica
científica, la organización y la participación en eventos de carácter nacional e
internacional, así como el desarrollo de investigaciones que llevaron a la ciencia
mexicana a un punto culminante en su desarrollo histórico.12
La consideración de algunos autores de presentar los productos de
investigación como novedades lo son en cuanto los temas que trabajaron estuvieron
justificados por la inexistencia de antecedentes o por las nuevas explicaciones e
interpretaciones que efectuaron.
La invocación a la novedad por parte de algunos de nuestros historiadores de
la geografía tiene múltiples respaldos pues los hay que buscan admirarnos por ser
pioneros en temas que abordan, por inaugurar la perspectiva integracionista
latinoamericana, por el uso de fuentes inéditas, por las informaciones que
proporcionan, por los instrumentos conceptuales de que se valen o por las
interpretaciones a que llegan. Sea cual sea el tipo de novedad que entregan con ella
están coadyuvando virtuosamente al cultivo de la historia de la ciencia en nuestra
América.

8. ORIGINALIDAD

Uno de los sentidos de la semántica del término original apela a lo novedoso


por lo cual este apartado debe concebirse como continuación del anterior; mas
existen otras interpretaciones acerca de la originalidad o singularidad que pueden
aplicarse a los esfuerzos de los historiadores de la geografía latinoamericana. La
atención a la originalidad como peculiaridad me permite revisar las justificaciones de
los autores de libros donde buscan incardinar el cultivo de rubros que parecen
alejados de las preocupaciones de la cultura latinoamericana.
Tenemos que el rasgo distintivo estriba en la determinación de la inexistencia
de investigaciones publicadas sobre el tema, pero también por los acotamientos y
objetivos de los mismos en los cuales se inscriben intereses gnoseológicos y

12
Ibidem, 2.

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personales, así como el deslinde de posturas ideológicas y el esbozo de argumentos a


favor del conocimiento del pasado reciente.
La originalidad se reclama incluso en el uso de fuentes directas para
desplegar investigaciones con base en ellas incrementar la historiografía e innovar
las interpretaciones o para abordar tópicos soslayados. Asimismo, nuestros
estudiosos de la historia de la geografía se han preocupado por investigar las
contribuciones originales de latinoamericanos y los temas de frontera de la geografía
mundial.
Para sustanciar los aportes de científicos latinoamericanos y de este modo
argumentar en pro de la originalidad promovida por nuestros historiadores, me
parece pertinente ejemplificarlo con un testimonio verdaderamente elocuente:
En 1784 un comentario sobre la posible relación entre las manchas solares y el
clima fue publicado por José Antonio Alzate, astrónomo y meteorólogo mexicano.
En este trabajo queremos notar que Alzate fue quizás el primer científico del siglo
XVIII en sugerir la posible relación entre manchas solares y el clima terrestre, de
manera que precedió la afirmación hecha en 1801 por William Herschel sobre este
mismo tema, citándose ampliamente la de Herschel como la primera afirmación
científicamente razonada sobre el tópico.13
Como puede apreciarse, la creatividad científica es fuente de la praxis de
originalidad entre los científicos latinoamericanos.

9. TRADICIÓN

La tradición o conformación y transmisión de valores científicos promovidos


por los historiadores de la geografía para incardinar la razón científica en las
sociedades latinoamericanas es una de las más importantes consecuencias
prohijadas por la historiografía producida. Pero nuestros historiadores han
trascendido esa labor al radiografiar, además, momentos claves del cultivo y fomento
de la ciencia en nuestra historia.
En la construcción de la tradición en la historia de la ciencia latinoamericana
participan los cultores de esta disciplina no obstante que atienden diversidad de

13
Salvador Galindo Uribarri, Marco Arturo Moreno Corral y Alberto Saladino García, El astrónomo
José Antonio Alzate (México, Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear/Lagares, 2010)
109.

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cuestionen y lo hacen con plena conciencia, entre los representantes tenemos a


Gerardo Sánchez Díaz y Porfirio García de León (coords.), Los científicos del exilio
español en México (2001); Leopoldo Zea y Alberto Saladino (comps.), Humboldt y
América Latina (2001); Gerardo Sánchez Díaz, Juvenal Jaramillo Magaña y Guillermo
Vargas Uribe (coords.), Humboldt en Michoacán. Huellas y presencia (2003), etcétera.
Algunas de esas obras, todas colectivas, tienen propósitos no sólo científicos
sino de carácter humanista como el libro coordinado por Gerardo Sánchez Díaz y
Porfirio García de León quienes explican la edición de los textos del Primer
Simposium Internacional México-España de Historia de la Ciencia y de la Tecnología
del modo siguiente: “La publicación de este libro… constituye un modesto homenaje
a aquellos hombres y mujeres, que por sus ideas libertarias, fueron obligados a dejar
su patria y los espacios académicos en los que desarrollaban su magisterio y
creatividad intelectual, para iniciar el penoso recorrido en el exilio, que para la
mayoría se prolongó durante toda su vida…”.14 Claro, el saldo de ese homenaje fue
clarificar el enriquecimiento de la tradición científica por la obra de los exiliados
españoles republicanos.
En fin, la historiografía sobre la historia de la geografía ha mostrado y
consolidado la existencia de la tradición científica en Latinoamérica y, naturalmente,
la ha impulsado desde varios ángulos. Sobre todo ha aportado elementos para la
internalización de los valores científicos en nuestras sociedades, al poner de relieve
que el cultivo de los conocimientos geográficos son soportes para mejorar las
condiciones de vida e imprescindibles como aspectos constitutivos de toda cultura.

10. ROLES

El cultivo de la historia de la geografía por parte de los estudiosos


latinoamericanos ha tenido diversas improntas, con horizontes preestablecidos,
entre los cuales pueden sistematizarse las de carácter gnoseológicas, históricas,
educativas y sociales. De modo que los argumentos con los cuales justifican sus
quehaceres son variados y dan cuenta de sus preocupaciones por consolidar el

14
Gerardo Sánchez Díaz y Porfirio García de León (coords.), Los científicos del exilio español en México
(Morelia, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo/Sociedad Española de Historia de la
Ciencia y la Técnica/Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y la Tecnología, 2001) 10.

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cultivo de su disciplina como por mostrar sus implicaciones en los más diversos
ámbitos de la vida de los países latinoamericanos.
Las funciones gnoseológicas asignadas a la historia de la geografía han sido
argumentadas de manera florida, pues se considera que esta rama de estudio es el
espacio natural para coadyuvar en el desarrollo epistemológico y metodológico de la
geografía, aporta elementos con los cuales se forja identidad nacional, impulsa la
incardinación de la ciencia en la cultura y es fuente de autognosis y necesaria para
respaldar la autoestima entre los habitantes de nuestras sociedades.
El mayor y principal interés del quehacer histórico de la geografía estriba en
radiografiar el desarrollo de los conocimientos científicos en el tiempo y en nuestro
espacio, para “… conocer mejor cuál es el origen y desarrollo del conocimiento de la
naturaleza física y biológica de nuestra tierra… Ello nos impulsa a exponer cómo la
ciencia se comienza a utilizar entre nosotros, luego a cultivarla y por fin a crearla…”. 15
En efecto, existe un evidente valor metodológico inherente en el cultivo de la
historia de la geografía.
Los argumentos orientados a evocar la necesidad de complementar el
conocimiento histórico de las sociedades latinoamericanas son recurrentes al poner
de manifiesto que el cultivo de la historia de la geografía es parte del resto de la
historia, que sirve para rescatar la memoria, rendir homenaje y para incardinar la
cultura científica en nuestras culturas.
Otro de los principales roles de los trabajos de historia de la geografía consiste
en su utilidad pedagógica al mostrar las virtudes de los libros de ciencia en las
distintas épocas históricas. La preocupación por ilustrar, con base en los
conocimientos de la historia de la geografía, es un principio rector de quienes la
cultivan, en consecuencia muchos trabajos se propusieron erigirse en herramientas
de consulta rápida y en esta perspectiva resultan básicos, por ejemplo, el recuento
histórico a través de cápsulas biográficas porque permiten obtener informaciones de
los científicos, pero también para mostrar la existencia de comunidades, grupos o
especialistas.
La labor profiláctica de la historia de la geografía es el resultado natural de
practicarla como un saber orientado a destacar más que los fracasos, los resultados
benéficos, muchos de ellos por prácticos, como bien lo reconocen estudiosas como

15
Fernando Mañé Garzón, Historia de la ciencia en el Uruguay. Tomo I. Del descubrimiento al fin de las
Misiones Jesuíticas (Montevideo: Universidad de la República, 1996) 9.

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Virginia González Claverán,16 pero además enriquece la perspectiva global de


comprender el nivel científico alcanzado y del cual nuestros países son partícipes.

11. EPÍLOGO

Ciertamente, esta rama de geografía le falta reconocimiento pues persisten


situaciones de incomprensión e ignorancia sobre el pasado científico debido a
concepciones erróneas o tergiversadas como lo ha señalado José Omar Moncada al
mencionar:
La errónea identificación de la geografía como una disciplina de saber
descriptivo-enciclopédico... e igualmente a épocas pasadas desconociendo los
aportes de los geógrafos... podría explicarse en gran parte por el escaso interés que
han mostrado los geógrafos mexicanos por los estudios históricos acerca de su
propia disciplina, pues en la investigación se ha tratado como un aspecto secundario
o meramente anecdótico, y sólo hasta años recientes se empieza a trabajar como un
área definida del saber geográfico. 17
La incomprensión de la importancia del conocimiento pasado entre los
propios científicos es por tanto causa para que en el medio académico y
naturalmente en la generalidad de las sociedades latinoamericanas exista ignorancia
de los roles de la historia de la geografía, convirtiéndose en real obstáculo
epistemológico para su mayor aclimatación en nuestro medio.
En esa situación limitativa comparte su responsabilidad la falta de
organización de documentos en archivos, bibliotecas, centros de documentación,
mapotecas, fondos dedicados a conservar la memoria escrita en nuestros países,
museos, etcétera. Para aventajar en el quehacer de la historia de la geografía
latinoamericana resulta indispensable contar con informaciones ubicables y aunque
existen avances al respecto, las carencias persisten.
La escasa excitativa para emprender trabajos de historia de la geografía en
América Latina la engendra, como lo ha apuntado Hebe Vessuri, en términos de la
nomenclatura neoliberal, la poca demanda por su escaso consumo.

16
Virginia González Claverán, La expedición científica de Malaspina en Nueva España: 1789-1794
(México: El Colegio de México, 1993) 14.
17
José Omar Moncada Maya, El ingeniero Miguel Constanzó. Un miltar ilustrado en la Nueva España del
siglo XVIII (México: Instituto de Geografía de la UNAM, 1994) 17.

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Así los obstáculos epistemológicos a enfrentar son de carácter académico y


gnoseológicos, pero también culturales, económicos, históricos, políticos y sociales.
Afortunadamente los historiadores de la geografía se las vienen ingeniando para
enfrentarlos con eficacia y trascenderlos como lo muestra ya su enciclopédica obra,
que en parte ha servido como fuentes para esta disertación.

12. REFERENCIAS

Arboleda, Luis Carlos. 2003. El reto de erigir una razón matemática en


el país del desencanto. Ciencia y diversidad cultural en
Colombia, Juan José Saldaña (ed.), Science and Cultural
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History of Science. México: Universidad Nacional Autónoma de
México/Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y la
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porfiriato. Las disciplinas, las instituciones y las relaciones entre
la ciencia y el poder. México: Sociedad Mexicana de Historia de
la Ciencia y la Tecnología/Universidad Tecnológica de
Nezahualcoyotl.
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España”, José Luis Peset, La ciencia moderna y el Nuevo Mundo.
Actas de la I Reunión de Historia de la Ciencias y de la Técnica de
los Países Ibéricos e Iberoamericanos. Madrid: Consejo Superior
de Investigaciones Científicas/Sociedad Latinoamericana de
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los ingenieros militares en el siglo XVIII. Barcelona/Madrid:
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Fernández Christlieb, Federico y Ángel Julián García Zambrano
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Nacional Autónoma de México.

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en Nueva España: 1789-1794. México: El Colegio de México.
Gorbach, Frida y Carlos López Beltrán (eds.). 2008. Saberes locales.
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PRINCIPIOS PARA UNA CRÍTICA DE LA REPRESENTACIÓN DE LAS CRISIS


DE MIGRANTES Y REFUGIADOS

PRINCIPLES FOR A CRITIQUE OF THE REPRESENTATION OF MIGRANT AND


REFUGEE CRISES

Carlos A. Garduño Comparán


Universidad Autónoma del Estado de México
eidoshumanidades1@gmail.com
Recibido el 17 de octubre de 2018 Aceptado el 15 de diciembre de 2018

Resumen Abstract
En este texto se plantea la cuestión acerca de la This text raises the question of the critique of public
crítica del discurso público que nos permita discourse that allows us to present migrant and
presentar las crisis migratorias y de refugiados con refugee crises with greater certainty. In order to
mayor certeza. Para ello, tras analizar argumentos tackle the question, after analyzing arguments of
de Hannah Arendt y Jürgen Habermas, se cuestiona Hannah Arendt and Jürgen Habermas, we question
si basta establecer un marco legal o normativo para whether it is enough to establish a legal or
integrar a los migrantes y refugiados como normative framework to integrate migrants and
ciudadanos en una comunidad política. refugees as citizens in a political community. Later,
Posteriormente, siguiendo a Jacques Derrida, se based on Jacques Derrida’s arguments, we show that
muestra que antes de realizar una propuesta before making a normative proposal we should
normativa se deberían identificar, a través de un identify, through a dialectical approach, the
acercamiento dialéctico, las antinomias propias del antinomies of the discourse on illegal migration, as
discurso sobre la migración ilegal, así como las well as the contradictions of the strategies of the
contradicciones de las estrategias de los medios de media. Finally we propose, based on Slavoj Zizek’s
comunicación. Finalmente se plantea, siguiendo a developments, that after the criticism of the
Slavoj Zizek, que tras la crítica de los marcos normative frameworks we must rethink the
normativos se debe replantear el fundamento de la foundation of the representation and the political
representación y la lucha política de los migrantes y struggle of migrants and refugees –which in our time
refugiados –que en nuestra época se lleva a cabo a is carried out through human rights–, determining
través de los derechos humanos– determinando en what its symbolic efficacy consists of and why it is
qué consiste su eficacia simbólica y por qué se suele usually perverted because of its ideological use.
pervertir a causa de su utilización ideologizada.

Palabras clave: Crítica de la ideología -Método Keywords: Critique of ideology -Dialectical


dialéctico - Crisis de migrantes y refugiados - method - Migrant and refugee crises - Human Rights
Derechos Humanos. .
Para citar este artículo:

Garduño Comparán, Carlos A. “Principios para una crítica de la representación de


las crisis de migrantes y refugiados” Revista Notas Históricas y Geográficas, 21,
Julio –Diciembre, 2018: pp. 163-187

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1. INTRODUCCIÓN

Las tensiones políticas y sociales relacionadas con los migrantes y refugiados


alrededor del mundo se han vuelto un asunto cotidiano. Los medios de cada país nos
muestran una serie de conflictos al respecto, determinados por sus propios intereses.
El fenómeno, sin duda, implica serios problemas, en situaciones que incluso
podríamos calificar de crisis humanitarias. Pero, ¿hasta qué punto la representación
del fenómeno en la discusión pública lo distorsiona ideológicamente? ¿Es posible
reconocer la auténtica naturaleza del fenómeno, aun después de su constante
mediatización?
Los populismos, particularmente los de derecha, han hecho del asunto uno de
los temas centrales de su política, siempre refiriendo a los peligros que acarrean
nacionalidades o grupos étnicos específicos, como los musulmanes en Europa o los
mexicanos en Estados Unidos. Con frecuencia, los medios afines a su política lo
presentan como un tema de seguridad nacional y de lucha contra el crimen. En ese
marco, los musulmanes son presentados como potenciales terroristas y los
mexicanos como narcotraficantes. La simpleza de esta narrativa, por supuesto, no
parece engañar respecto a su naturaleza ideológica y su descarada intención de
justificar un ejercicio de poder basado en decretos. Y aunque sus argumentos
parezcan absurdos e inhumanos, suelen ser eficaces, en el sentido de que, a pesar de
la resistencia, sus medidas son aplicadas y obtienen apoyo popular.
En los medios opositores, sin embargo, ¿el discurso funciona de otra manera?
Oponerse por principio a tales medidas o criticarlas desde un punto de vista
“moralmente superior”, no es una forma de proceder menos ideologizada.
Así pues, la cuestión que aquí planteo es acerca de la posibilidad de una
crítica del discurso público que nos permita presentar el fenómeno migratorio con
mayor certeza. Para articular una respuesta, propongo explorar el problema en dos
momentos. Primero, tras analizar argumentos de Hannah Arendt y Jürgen
Habermas, cuestionaré si basta con señalar la necesidad de establecer un marco legal
o normativo más amplio para permitir que los migrantes y refugiados puedan
integrarse como ciudadanos en los procesos deliberativos de la comunidad política.
Al respecto, junto con Jacques Derrida, mostraré que antes de adelantarnos a hacer
una propuesta sobre la normatividad del Estado, deberíamos identificar, a través de

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un acercamiento dialéctico, las antinomias propias del discurso sobre la migración


ilegal, así como las contradicciones de las estrategias que los medios de
comunicación emplean para capitalizar las representaciones que ponen en
circulación.
Posteriormente, tomando como base el análisis dialéctico de las
contradicciones de los discursos públicos, plantearé, siguiendo a Slavoj Zizek, que
aunque es necesario criticar la ideología implícita en toda propuesta de introducción
y aplicación de “derechos para quienes carecen de derechos” –postulándolos como
“naturales”, “pre-políticos” o “superiores”–, su adecuada implementación es el
fundamento de la representación y la lucha política de los migrantes y refugiados por
mejorar sus condiciones de vida. No basta, por tanto, con simplemente señalar la
necesidad de nuevas normas, ni tampoco condenarlas por encubrir y justificar
intereses hegemónicos, puesto que debemos, además, determinar en qué consiste su
eficacia simbólica y por qué se suele pervertir a causa de su utilización ideologizada
por parte de actores políticos ajenos y hasta contrarios a los intereses de las personas
en una situación vulnerable.

2. LA NORMATIVIDAD Y SUS CONTRADICCIONES

En el noveno capítulo de Los orígenes del totalitarismo,1 Hannah Arendt


aborda el tema de las crisis de los refugiados y grupos étnicos con un estatus legal
ambiguo, en el contexto de la primera mitad del siglo XX. Su perspectiva, a mi
parecer, sigue un patrón liberal.
Su argumento básicamente consiste en señalar que tales conflictos están
relacionados con la falta de un marco legal claro y estable que permita determinar la
situación de ciertos grupos que, por diversas situaciones, han perdido su patria, su
entorno cultural y, en general, sus derechos políticos. Tal fenómeno, señala, ha
permanecido irresuelto en el panorama internacional desde la Primera guerra, a raíz
de la caída de los imperios representantes del Antiguo régimen 2 y el surgimiento de
nuevos países que intentaron configurarse políticamente de acuerdo al modelo del

1
“The Decline of the Nation-State and the End of the Rights of Man”.
2
Nos referimos a los imperios Otomano,Aaustro-Húngaro y Ruso, cuya estructura política y cultural
se remontaba a la Edad Media.

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Estado-nación, cuya ideología nacionalista no bastó para albergar o reubicar a todos


los individuos que habitaban el continente europeo.
Lo grave de la situación de estos individuos, según Arendt, no fue sólo que
tuvieron que dejar su Estado a causa de los conflictos políticos y bélicos, sino que no
fueran acogidos por ningún Estado, convirtiéndose en la “escoria de la tierra” 3 por
perder la protección de cualquier forma de derecho. Ninguna ley sirvió para
aplicárseles y determinar su situación, orillándolos a vagar como apátridas, sin la
posibilidad de hacer valer su voz e intereses ante algún tipo de autoridad. La
situación, particularmente grave en el este y sur de Europa, 4 incluso empeoró con el
hecho de que los tratados de minorías –que pretendían lograr homogeneidad
cultural y seguridad nacional– abolieron el derecho a asilo que había imperado en
Occidente desde la antigua Grecia. 5 Ante tal entorno de ambigüedad legal, Arendt
aboga por un “derecho a tener derechos”, 6 así como por “un derecho a pertenecer a
algún tipo de comunidad organizada”. 7
Sin embargo, ¿basta con criticar la insuficiencia de los marcos legales para
abordar el fenómeno migratorio en su justa dimensión? Desde la antigüedad,
filósofos como Platón y Aristóteles comprendieron la naturaleza humana
esencialmente vinculada al uso de lenguaje, en el seno de sociedades organizadas
políticamente bajo el gobierno de leyes cuya validez y autoridad debía ser discutida
de manera racional y pública. La vida humana, pues, así como el discurso que la
estructuraba, era concebido en los límites de la comunidad y sus costumbres, bajo el
orden impuesto por un Estado que aspiraba a depurarse a través de la discusión
argumentada. Para estos filósofos, un hombre que, por su voluntad, vive fuera de la
comunidad política es “o un ser degradado, o un ser superior a la especie humana”. 8
Lo que Arendt señala, sin embargo, es que a partir de la Primera guerra, millones de
individuos, más allá de su voluntad, viven fuera de cualquier comunidad política y su

3
Hannah Arendt, “The Decline of the Nation-State and the End of the Rights of Man”, en The Origins
of Totalitarianism (New York: Harcourt, 1966), 267. Todas las citas de textos en inglés son traducidas
por mí mismo.
4
Se calcula que tras la restauración de las fronteras, alrededor de 25% de los habitantes no aspiraban
a tener derecho de nacionalidad (Ib. 269).
5
Ib. 280.
6
Ib. p. 296.
7
Ib. 297.
8
Aristóteles, “La política”, en Obras Selectas (Buenos Aires: Distal, 2003), 15.

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ser mismo se ha degradado, sin que los gobiernos sean capaces de subsanar esta
falta.
Entonces, ¿por qué no implementar, de manera universal, el derecho a la
hospitalidad, como un derecho a pertenecer a una comunidad política? Como un
derecho a tener derechos, como si se tratara de una especie de ley divina –como las
que Antígona evocaba para enterrar a su hermano–, para hacernos cargo de estos
casos de deshumanización causados por las diversas y recurrentes crisis políticas y
económicas.
El problema de este planteamiento, como la misma Arendt reconoce, es que,
más allá de nuestro anhelo de dar forma a una humanidad que acoja a todos los
individuos en el seno de Estados bien constituidos, la misma racionalidad de la
legalidad que sostiene un Estado parece entrar en contradicción con nuestro deseo.
Tradicionalmente, el concepto de “extranjero” parece implicar un elemento hostil
para su consolidación y correcto funcionamiento,9 y el Estado de hecho parece
funcionar como un aparato homogeneizador que, por principio, debe excluirlo. Es
como si el Estado se construyera para fundar lo propio y distinguirlo claramente de
lo extraño, aunque para ello se requiera del uso de la fuerza.
A pesar de la existencia de un deseo de acoger al otro, su “natural” e
irreductible diferencia lo vuelve un extranjero cuya mera existencia parece oponerse
fundamentalmente a nuestra voluntad como ciudadanos y a la voluntad de nuestra
comunidad, las cuales preferirían integrarlo a su lógica para funcionar de acuerdo a
su propio criterio. ¿Una comunidad puede tolerar incondicionalmente la diferencia
sin amenazar su integridad?
Ahora bien, el planteamiento de Arendt no es una defensa moralizante de la
dignidad humana, puesto que aborda el problema desde un punto de vista
pragmático. Su argumento es que si no podemos hacernos cargo de los migrantes y
refugiados en una situación legal ambigua, estos terminarán convirtiéndose en un
peligro para la civilización, pues se formarán masas de bárbaros “al forzar a millones
de personas en condiciones que, a pesar de todas las apariencias, son las condiciones
de salvajes”.10 Bajo esta perspectiva, lo que básicamente tenemos es un discurso de
defensa de la civilización, la cual, por la falta de claridad en la legislación de los
asuntos migratorios, podría estar creando las condiciones de su propia destrucción.

9
Hannah Arendt, “The Decline of the Nation-State and the End of the Rights of Man”, op.cit., 301.
10
Ib. 302.

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En cierto sentido, esto recuerda a la argumentación de la Dialéctica de la


Ilustración de Adorno y Horkheimer, en la que se postula que la barbarie es la
consecuencia del desarrollo pervertido de la racionalidad del proceso civilizatorio.
Con lo que su corrección requeriría encontrar su punto de desviación y luchar contra
ello a través de la crítica y la autorreflexión. En el caso de Arendt, la crítica parece
enfocarse en la deliberación pública sobre el marco legal que define quiénes son
ciudadanos. Pero, ¿basta con la definición de la situación legal de los individuos,
producto de la deliberación pública, para superar la distorsión de los procesos
racionales? ¿O los mismos principios de defensa de la civilización y de clarificación
de la situación legal, pueden funcionar como justificaciones ideológicas para ejercer
el poder, distorsionando la comprensión del fenómeno? ¿No son esas, de hecho, las
bases de los discursos populistas que se oponen a la aceptación de migrantes y
refugiados?
Si la clarificación del estatus legal de los migrantes y refugiados resulta
insuficiente porque las mismas constituciones de los Estados parecen requerir cierta
homogeneidad cultural para conservarse y realizar sus funciones eficazmente,
¿podríamos superar las contradicciones de un mundo globalizado que enfrenta el
reto de constituir Estados culturalmente diversos, tratando de implementar una
normatividad que posibilite la inclusión de distintos grupos culturales en la
deliberación pública?
Jürgen Habermas, a propósito de la situación del Islam en Europa, plantea
que actualmente vivimos en sociedades post-seculares en las que, aun y cuando sean
regidas por Estados laicos, los argumentos religiosos de múltiples credos tienen
notoriedad pública e influyen en la opinión de los ciudadanos gracias a la actividad
constante de las organizaciones de creyentes en relación a las principales decisiones
políticas. En tal contexto, la cuestión de la normatividad del Estado ya no puede
entenderse simplemente en términos de una práctica política ajena a cuestiones
religiosas, ideológicas o culturales, o de una práctica en la que los grupos en
conflicto mantengan sus creencias en el ámbito privado, como espera el liberalismo.
Más bien, piensa Habermas, hemos de preguntarnos “¿cómo deberíamos
entendernos como miembros de una sociedad post-secular, y qué podemos esperar
uno del otro si queremos asegurar que las relaciones sociales en Estados-nación
firmemente establecidos permanezcan civiles a pesar del crecimiento del pluralismo

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cultural y religioso?”.11 Dicho de otra manera, lo que supone Habermas es que, para
evitar la distorsión ideológica hemos de lograr que el Estado permanezca laico, sin
que ello impida que los diversos credos o principios culturales incidan en las
decisiones políticas. O también, que es necesario otorgarle derecho de ciudadanía a
un extranjero, sin que su diferencia termine minando el funcionamiento del Estado y
sin negarle el derecho a la libre participación en la deliberación pública.
Ciertamente, a lo largo de la historia moderna de Occidente hemos
presenciado una evolución en los derechos de las minorías, en lo que se refiere a la
libertad de la práctica religiosa en privado y en público, así como en la expresión de
creencias. Pero, ¿qué tanto son esas prácticas y expresiones de hecho toleradas y
respetadas?
Habermas nos recuerda que la neutralidad desarrollada por el Estado liberal
entró en conflicto cuando a finales del siglo XVIII, con el triunfo de la Revolución
francesa, la separación de la sociedad en diferentes grupos ideológicos entró en
contradicción con los ideales rousseaunianos de la igualdad de todo ciudadano y de
que la voluntad del pueblo, en su totalidad, fuera expresada y protegida por la
Constitución. El proyecto ilustrado busca reconocer a todos como ciudadanos, como
miembros de “una y la misma comunidad política”,12 pero ¿puede hacerlo respetando
las diferencias culturales de los distintos grupos que componen la sociedad? En
principio, señala Habermas, “el proyecto universalista de la Ilustración política no
contradice de ninguna manera las sensibilidades particularistas del
multiculturalismo, suponiendo que éste sea entendido de la manera correcta”. 13
¿Qué implicaría entender de “manera correcta” el multiculturalismo en sociedades
ilustradas?
La cuestión clave, para Habermas, radica en que la discusión acerca de lo que
debe o no ser tolerado sólo puede plantearse a través de “procesos deliberativos e
inclusivos de formación de la voluntad democrática”.14 Es decir, el fundamento de la
toma de decisiones debe ser incluyente de las diferencias sociales e implica el
reconocimiento mutuo de los participantes en la discusión de su pertenencia a una
comunidad de iguales donde sus acciones y opiniones políticas valgan. ¿Cómo llegar,

11
Jürgen Habermas, “What is Meant by a Post-Secular Society? A Discussion on Islam in Europe”, en
Europe: The Faltering Project (Cambridge: Polity, 2009), 65.
12
Ib. 68.
13
Ib.
14
Ib.

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sin embargo, a ese punto ideal de simetría como condición de la discusión sobre lo
tolerable, si de hecho partimos de situaciones en que la diferencia de orígenes se
impone en la percepción mutua de los involucrados?
Habermas reconoce que hay formas radicales de multiculturalismo e
Ilustración que se excluyen mutuamente. Las primeras sostienen que las diferencias
culturales son inconmensurables y permanecen en “universos cerrados
semánticamente”,15 mientras que las segundas exigen que la religión permanezca
alejada de la arena pública en el ámbito privado porque cognitivamente representa
una “formación intelectual obsoleta”. 16 Por supuesto, para Habermas, ambas
posturas son incorrectas y falsas. En contra, piensa que la compatibilidad del
multiculturalismo y la Ilustración se apoya en la posibilidad de que los religiosos se
apropien de “la legitimación secular de los principios constitucionales bajo las
premisas de su propia fe”, 17 lo cual, sin embargo, requiere que sean las comunidades
religiosas mismas las que decidan “si pueden reconocer su ‘verdadera fe’ en una fe
reformada”,18 acto que equivale, según Habermas, a la transición de una “forma de
conciencia religiosa tradicional a una más reflexiva”,19 la cual no puede ser “moral o
legalmente ordenada”.20
Tal transición, advierte Habermas, requiere de un proceso de aprendizaje,
tanto del Estado como de las comunidades religiosas, manteniendo entre ellos una
separación, pero también estableciendo un filtro que permita una comunicación que
no contamine las diversas partes y respete sus opiniones, de manera que, además,
éstas puedan ser expresadas en una forma comprensible para todos.
El planteamiento de Habermas es razonable y propone un ideal para
sociedades que aspiren a conservar un Estado moderno sólido que incluya la mayor
diversidad cultural posible, a través de procesos de deliberación democrática claros y
accesibles para todos los integrantes de la comunidad, ya sean de grupos culturales
dominantes, ya sean de minorías. Sin embargo, ante tal idealización, siempre queda
abierta la cuestión sobre cómo, a partir de un conflicto real, podemos racionalizar
los modos de comunicación del ámbito público. ¿No es verdad que, en el desarrollo

15
Ib. 72.
16
Ib. 73.
17
Ib. 75.
18
Ib.
19
Ib.
20
Ib.

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real de los conflictos, la racionalización de los procesos de comunicación suele


funcionar como una distorsión ideológica que no sólo nos impide comprender la
verdadera naturaleza del conflicto, sino su utilización por quienes desean imponer
su propia agenda política? Incluso podemos radicalizar la crítica y cuestionar si el
ideal comunicativo de Habermas no implica ya la imposición de la ideología de un
actor hegemónico, que en la práctica funciona como defensa de los intereses
dominantes, inhibiendo los discursos marginales y creando exclusiones no previstas,
bajo la justificación de defender los intereses del Estado liberal-democrático.
Ante planteamientos normativos como los de Habermas y Arendt, que
proponen resolver a través de síntesis racionales y legales los conflictos político-
culturales –lo cual es cierto a pesar de toda la diversidad y pluralidad democrático-
liberal que introducen en sus procesos mediadores–, me parece que deberíamos
oponer una crítica que se encargue de sacar a la luz las antinomias que, de hecho,
constituyen este tipo discursos. Para tal propósito nos servirán algunos de los
análisis de Jacques Derrida en su seminario sobre La hospitalidad.
Para Derrida, la primera pregunta que deberíamos hacer frente a la situación
política del extranjero es: “¿debemos exigir al extranjero comprendernos, hablar
nuestra lengua, en todos los sentidos de este término, en todas sus extensiones
posibles, antes y a fin de poder acogerlo entre nosotros?”.21 En una situación concreta
de crisis y conflicto, ¿podemos o debemos exigir al extranjero que integre los
procedimientos democráticos en sus propias creencias? ¿La condición de su
aceptación es que sea un demócrata? Si ésta es la condición de su inclusión, ¿no
funciona de entrada como un procedimiento de exclusión?
Al plantear tal cuestionamiento, Derrida nos enfrenta a un dilema, en el que
por un lado se nos presenta la opción de precisar legal o racionalmente las
condiciones de aceptación e integración de un migrante o refugiado, y por otro la
necesidad de asumir una actitud de tolerancia anterior a cualquier normatividad. La
conciencia del dilema y de la decisión que éste nos exige, por supuesto,
“compromete a un grupo familiar o étnico que recibe a un grupo familiar o étnico”. 22
¿Cómo lidiar con esta situación que de entrada, sin la mediación de una normativa –
racional, legal o cultural–, compromete a un grupo a tolerar a otro extranjero, con
base en la precaria situación de éste?

21
Jacques Derrida, La hospitalidad (Buenos Aires: Ediciones de la Flor, 2000), 21-22.
22
Ib. 29.

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El problema, muestra Derrida, es que la hospitalidad entendida en el sentido


habitual es siempre condicionada, pues requiere de ciertos requisitos lingüísticos
formales. La hospitalidad absoluta, por otro lado, requiere de un individuo en una
situación deshumanizante, cuya excepcionalidad exige romper con los códigos
normativos. Nos encontramos, pues, frente a una aporía. ¿Cómo exigir e interrogar a
un hombre en una situación de precariedad? Por otro lado, ¿cómo exigir al que
hospeda que se comprometa con alguien que es radicalmente otro y que no ofrece
ningún tipo de prueba de su fiabilidad?
Ambos casos nos llevan al límite de las normativas y nos enfrentan a la
necesidad de tomar decisiones sin el apoyo de un código, principio o ley. En ese
punto nos encontramos, según Derrida, entre “lo profano y lo sagrado, lo humano o
lo divino. ¿No es siempre la situación del recién llegado en sí mismo?”23
Lo relevante del análisis de Derrida es que, para encuadrar correctamente el
fenómeno, hemos de reconocer que en términos políticos nos coloca en una
situación de indecidibilidad. Por un lado, tenemos un hombre privado de cualquier
derecho político, que sólo puede apelar a un derecho superior, divino. Por otro,
tenemos al Estado que debe “escoger, elegir, filtrar, seleccionar a sus invitados, a sus
visitantes o a sus huéspedes”,24 estableciendo un control que corre el riesgo de
pervertir el espíritu de la hospitalidad que legitima sus leyes, al introducir elementos
coercitivos como la policía y el ejército, bajo la obsesión de determinar las
condiciones del hospedaje.
Derrida por tanto muestra que la naturaleza del problema no permite
plantear una solución puramente legal ni racional, porque implica una serie de
oposiciones irresolubles, entre la hospitalidad absoluta, las condiciones del
hospedaje y la imposibilidad de la hospitalidad.25 Como en la tragedia de Antígona,
parece que leyes de órdenes distintos entran en conflicto.26 En otras palabras,
carecemos de la posibilidad de definir de manera clara y sin contradicciones el
marco en el que podemos definir los derechos de hospedaje y ciudadanía, siendo tal
pretensión el gesto ideológico por excelencia que nos impide enfrentar lo real del
conflicto.

23
Ib. 39-41. La alusión es hecha en referencia a un análisis de la tragedia de Sófocles Edipo en Colona.
24
Ib. 59.
25
Ib. 79-81.
26
Ib. 81.

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Siempre que intentamos definir un principio sobre toda norma como base de
la crítica, lo cual equivale a tratar de definir la ley por encima de las leyes de cada
Estado, nos encontramos, según Derrida, frente a una anomalía que, como indica la
palabra, es “ilegal, transgresora, fuera de la ley, como una ley anómica, nomos a-
nomos, ley por encima de las leyes y ley fuera de la ley”.27
Si el reconocimiento de lo real del conflicto es el de una anomalía, Derrida
supone que deberíamos considerarla como un “llamado que manda sin exigir”, 28
como una especie de imperativo que se resiste a su plena inscripción en el orden
simbólico y que por ello nos enfrenta al hecho de su inconsistencia y a la necesidad
de decidir sin el apoyo de una ley, principio o regla. Por ello, para Derrida, podemos
pensar que “la situación del extranjero, también en política, [es] la de venir como un
legislador a hacer la ley y liberar al pueblo o a la nación viniendo de afuera”. 29 Como
si el principio sobre el que se funda la ley siempre fuera exterior y nunca definible en
función de criterios internos a nuestro Estado, cultura o racionalidad.
Así, pareciera que la posible emancipación de sociedades entrampadas en
sistemas políticos y constituciones que se pervierten no está en crear normativas,
sino en la decisión abismal de recibir al extranjero, incluso bajo el riesgo de
modificar los fundamentos de la vida social. Pero ello no quiere decir que la decisión
carezca de referencias. El mismo abismo, la inconsistencia del orden simbólico y las
contradicciones del sistema son ya guías en las que se puede apoyar el pensamiento.
La cuestión, por tanto, no es determinar un principio superior, sino identificar
las contradicciones en la racionalidad del sistema, las cuales, por supuesto, pueden
ser analizadas en sus medios de comunicación de consignas. La pregunta, entonces,
debe considerar, por un lado, en qué consiste la comunicación en el actual estado del
sistema y, posteriormente, frente a qué contradicciones, producto de su
funcionamiento, hemos de afrontar el problema del extranjero que se presenta como
el otro que pone a prueba sus límites.
En la Dialéctica de la Ilustración, Adorno y Horkheimer ya habían señalado, a
través del concepto de la industria cultural, que la cultura está cada vez más
determinada por el sistema económico capitalista, a través de medios que
reproducen contenidos culturales en función de un esquematismo que transmite sus

27
Ib. 83.
28
Ib. 87.
29
Ib. 123.

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consignas con el fin de condicionar nuestra experiencia para que se adapte a la lógica
de la producción industrial. Jeremy Rifkin, en La era del acceso, coincide con que en
la economía de nuestra época cada vez es más relevante la producción de contenidos
simbólicos y culturales, pero añade que ya se ha superado la lógica del capitalismo
industrial. Su tesis es que, por la dependencia del desarrollo tecnológico que
promueve el trabajo colaborativo en línea, a través de redes, la noción de propiedad
ha perdido vigencia y ahora se impone la de acceso, dando paso a un nuevo tipo de
lucha política, que ya no sólo es económica, sino generacional. Según Rifkin, el
nuevo antagonismo, más que una lucha en la que se juega la propiedad de los
medios de producción, es una pugna por tener acceso a las posibilidades de las redes.
La consecuencia de dejar atrás el marco del antagonismo de clases provocado
por el control de los medios de producción, transforma el panorama político en uno
de adaptación tecnológica y vuelve inoperante la crítica de la ideología, porque las
relaciones sociales estarían determinadas más por entornos simulados –de los cuales
se puede entrar y salir a voluntad– que por los constructos ideológicos que se
imponen sobre la mentalidad de los individuos. Rifkin llega a afirmar que en lugar de
ideología, ahora tenemos un teatro donde los individuos despliegan sus estrategias
de representación de acuerdo a sus habilidades técnicas.30 Así, la lógica de los nuevos
negocios es la del espectáculo, que traslada el centro de la actividad de la fábrica al
teatro. La misma noción de trabajo productivo pierde sentido, porque más que
condiciones materiales lo que aquí tenemos son condiciones de representación y la
posibilidad de manipularlas técnicamente con el fin de generar mitos, fantasías e
ilusiones.
El parecido con teorías sobre la actividad y la representación en la
posmodernidad, influenciadas por pensadores como Foucault, Deleuze, Lyotard o
Baudrillard, no es casualidad. Al dejar atrás los principios marxistas de la crítica de la
ideología y del materialismo dialéctico, tan sólo queda como criterio una especie de
ethos del juego y de la representación, como si la naturaleza de los nuevos conflictos
se redujera a la competencia por capitalizar el valor de las representaciones, lo cual
en la práctica suele generar una tendencia a la mercantilización de la cultura.

30
Jeremy Rifkin, The Age of Access. The New Culture of Hypercapitalism, where all Life is a Paid-for
Experience (New York: J. P. Tarcher/ Putnam, 2000). Consúltese el noveno capítulo, “The New Culture
of Capitalism”.

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¿No distorsiona este planteamiento la comprensión de fenómenos como la


migración y los refugiados? La imagen del mundo que presenta La era del acceso es
la de un entorno globalizado en que las diferencias se funden en sólo proceso
determinado por las tecnologías de redes. La imagen del migrante o del refugiado
que se sigue de ello es la de una especie de emprendedor cuya lucha consiste en
tener acceso a la posibilidad de manipular las representaciones, con la esperanza de
capitalizarlas a favor de su grupo cultural. ¿No es ésta una de las fantasías sobre la
que se apoya la ideología del multiculturalismo?
Filósofos como Slavoj Zizek 31 han denunciado esta tendencia, mostrando que
en lugar de resistir al capitalismo, realmente favorece la reproducción de sus
intereses y contradicciones. En la situación sociopolítica actual, la insistencia en la
representación de la propia identidad cultural sólo duplica la lógica del sistema, por
lo que podríamos afirmar que el multiculturalismo no es más que la ideología del
capitalismo transnacional o, siguiendo a Fredric Jameson,32 la posmodernidad es la
lógica del capitalismo de consumo.
En contra, debemos insistir que el migrante y el refugiado, como el extranjero
de Derrida, es una figura que, al no encontrar una forma de representación en el
orden simbólico, nos enfrenta a las contradicciones del sistema. Contradicciones que
no deberíamos evadir con la reproducción de representaciones en los medios de
comunicación. Lo que el migrante tendría que simbolizar no es la exigencia de
integrarlo en el orden existente, sino la de repensar este orden y tomar una decisión
que lo modifique, lo cual requiere, más que introducir en él una representación,
transformar materialmente las condiciones de trabajo, producción, propiedad y
existencia.
Mientras la situación del extranjero siga dependiendo de la imagen que se
promueve en los medios de comunicación, permanecerá como rehén de un sistema
que se reproduce haciendo un espectáculo con su desgracia. El genuino
reconocimiento de que no existen las condiciones legales, racionales y materiales
para hospedarlo en los límites del orden imperante debería ser el primer paso para
emprender una serie de transformaciones fundamentales. ¿Cómo, sin embargo,
tendría que comenzar a operar dicha transformación? ¿Bajo qué condiciones

31
Slavoj Zizek, “Multiculturalism or, the Cultural Logic of Multinational Capitalism”, en New Left
Review, Vol. I, No. 225, septiembre-octubre, 1997.
32
Fredric Jameson, Posmodernism or, the Cultural Logic of Late Capitalism, (London: Verso, 1991).

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simbólicas sería posible la modificación de las condiciones materiales? Por otro lado,
¿qué operación simbólica sería necesaria si, como he señalado, la transformación no
debería apoyarse en un marco normativo?

3. LA EFICIENCIA SIMBÓLICA, NO NORMATIVA, DE LOS DERECHOS


HUMANOS

En su crítica a la posmodernidad, Fredric Jameson33 establece que, con el fin


de juzgar los fenómenos culturales de nuestra era, se nos impone la necesidad de
representar el espacio mundial del capital trasnacional, a modo de un mapa
cognitivo, de manera que, gracias a él, podamos ubicar nuestro lugar en la cada vez
más compleja y caótica proliferación de representaciones del capitalismo de
consumo, como sujetos individuales y colectivos, a escala social, espacial y por
supuesto histórica. Tal “representación de representaciones”, además, debe ayudar a
fundamentar nuestra práctica política, en el sentido de dotarnos con una
herramienta para tomar decisiones, actuar y luchar por transformar nuestras
condiciones de vida.
Ahora bien, una cosa es señalar la necesidad y otra el desarrollo de los
criterios a los que debería obedecer la estructura del mencionado esquema
cognitivo, para evitar caer en las formas de ideologización criticadas en el apartado
anterior de este texto. ¿Qué tipo, pues, de principio puede ayudarnos a alcanzar la
universalidad necesaria para representar la situación y los intereses de quienes han
sido excluidos de cualquier comunidad política, sin que termine por ser
condicionado y manipulado por las condiciones particulares impuestas por el modo
de vida de cada comunidad política, ni a nivel legal, ni cultural?
Al parecer, los derechos humanos son el símbolo que nuestra era ha
proclamado para que los excluidos puedan emprender la lucha por su emancipación.
Sin embargo, en tanto que de hecho pueden ser utilizados para legitimar los
intereses de las entidades políticas que son las causantes mismas de la exclusión,
deben ellos mismos ser sometidos a una crítica de su posible perversión ideológica.

33
Ib.

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Los principios de tal crítica, de hecho, han sido analizados por Slavoj Zizek,34
por lo que a continuación retomaremos sus argumentos. Sin embargo, lo que su
crítica nos mostrará, en último término, es que no basta con criticar el orden
simbólico, sino que debemos redefinir sus límites de derecho, para lo cual, será
necesario remontarnos al primer filósofo que emprendió la tarea de criticar y,
además, de repensar el principio transcendental de la moral y la política; me refiero a
Immanuel Kant y su fundamentación de una metafísica de las costumbres como base
de la razón entendida en un sentido práctico.
Según Zizek, la concepción corriente de los derechos humanos está marcada
por un universalismo liberal que se presenta como antagonista de un particularismo
fundamentalista, por lo cual, termina representando las luchas políticas
fundamentales como intentos de ampliar la libertad de elección y la búsqueda
utilitarista de la felicidad, en contra de regímenes intolerantes que manifiestan un
exceso de poder que tiene su causa en la centralización de las decisiones. El
presupuesto de esta representación, por supuesto, es un sujeto psicológico
constituido por facultades naturales como la de poder decidir libre y racionalmente
lo que es mejor para él y el bien común. La pregunta que se plantea Zizek, sin
embargo, es si el “fundamentalismo intolerante” no es consecuencia de la imposición
de un espacio público liberal y si las supuestas facultades naturales no son de hecho
una condición ideológica de su práctica política.
La propuesta crítica de Zizek consiste en leer sintomáticamente el espacio
público. Y su diagnóstico es que el fundamentalismo nacionalista es síntoma de la
desestabilización de los límites del Estado-nación ocasionada por la industrialización
y el mercado, mientras que la ideología de la libre elección es una expresión de la
desaparición de la esfera pública por la misma causa, que ha traído, como
consecuencia, una “re-naturalización” de las identidades particulares e
idiosincráticas, la imposición de criterios administrativos sobre los políticos y
procesos de valoración de tipo fetichista.
En suma, lo que identifica Zizek es que la “libertad liberal” tan sólo puede ser
la base de una pseudoelección, porque no ofrece la posibilidad de modificar las
condiciones mismas en que se realizan las elecciones. A su vez, no tiene respuesta
ante la paradoja de no poder tolerar la libre elección del fundamentalista convencido

34
Slavoj Zizek, “En contra de los derechos humanos”, en Suma de negocios, Vol. 2, No. 2, diciembre,
2011, 115-127.

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de su propio modo de vida. Finalmente, limita la búsqueda de felicidad a un


hedonismo cuya base real es el control del goce excesivo, con lo que su aparente
apertura es una tolerancia hipócrita que de hecho teme al otro y termina
convirtiéndose en una obsesión por la seguridad. En el liberalismo, “la tolerancia
coincide con su opuesto”, 35 es decir, el control excesivo del Estado.
Así entendidos, los derechos humanos terminan convirtiéndose en la
legitimación de medidas de seguridad y de guerras de intervención en países
extranjeros por parte de los países occidentales. Y encubren, por tanto, que la lógica
del poder (en referencia a Marx), es excesiva por naturaleza.36 Es decir, no hay poder
político constituido en torno a una institución capaz de eficazmente representar los
intereses de la humanidad en cuanto tal. O la “humanidad” se le presentará al Estado
como un exceso a ser corregido, o el Estado se presentará ante la humanidad como
una fuerza controladora más allá de su voluntad.
Por ello, hemos de regresar a nuestra pregunta original, ¿cuál ha de ser el
carácter de la auténtica representación de lo político y de lo humano? Y, sobre todo,
¿cómo podemos repensarla para que efectivamente pueda servir de fundamento de
la lucha política de los excluidos?
Desde el punto de vista lacaniano de Zizek, el problema de la representación
es el de la lógica del significante. En este sentido, hemos de preguntarnos si es
posible representar lo humano como significante del “interés común” de una
comunidad política o si más bien éste encuentra su lugar en los espacios en que no
puede identificarse con ningún contenido particular.
Dado que el objetivo del argumento de Zizek es evitar que los derechos
humanos queden atrapados en la lógica de las luchas liberales, rechaza cualquier
identificación con los significantes que regulan los antagonismos de clase en una
sociedad, y propone que lo humano sea más bien identificado “con lo que no
encuentra lugar”.37 Lo desechado, lo excluido, y por ello mismo vulnerable que, sin
embargo, al asignársele un significante, puede ser “el representante de una clase en
particular: de la clase que, precisamente, no se encuentra lo suficientemente
cohesionada para actuar como un agente unificado que exige una representación
activa”.38 Los derechos humanos, así, deberían ser entendidos como la

35
Ib. 119.
36
Ib. 120.
37
Ib.
38
Ib. 121.

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representación política de la clase que no puede representarse y tan sólo puede ser
representada. Pero, ¿por quién y con qué fin?
Los derechos humanos no deben, por tanto, representar la realidad social tal
como es regulada por los Estados y sus ideologías. Pero sí deben posibilitar, como
significantes, indicar algo que es “común”; deben crear el sentido de una comunidad,
de una clase, a pesar de que no se encuentre aún inscrita en el orden simbólico
imperante. ¿Qué tipo de politización posibilita entonces esta representación?
Como vimos, para Arendt, el problema de los refugiados es que, al no recibir
un lugar en una comunidad política constituida legalmente, pierden toda posibilidad
de actuar como seres políticos. En cambio, para Zizek, debería repensarse el
problema de la relación entre un “ciudadano” y un “hombre” que sólo puede apelar a
los derechos humanos. Si la ciudadanía hace al hombre y el “hombre”, el excluido, es
impotente ante el Estado, entonces los hombres dependen por completo de las
condiciones ideológicas imperantes y, en consecuencia, de cómo los representen sus
medios de comunicación. Pero más allá de esta utilización ideológica, cabe la
pregunta sobre “la forma de universalidad en sí misma. ¿Cómo –en qué condiciones
históricas específicas– logra la universalidad abstracta convertirse en ‘un hecho de la
vida (social)’?”39
Para aspirar a la universalidad, los derechos humanos han de hacer su
aparición no sólo como aquello que represente lo que aún no tiene lugar en el orden
establecido, sino como una irrupción, en un acto violento,40 tal como acontece en
una auténtica revolución, lo cual no es más que un índice de su “eficiencia
simbólica” –en referencia a la noción acuñada por Claude Lévi-Strauss.41
Esta irrupción no sólo implica innovación, en el sentido de modificar la
apariencia de representaciones existentes, sino la reestructuración radical del orden
que posibilita la aparición de representaciones en el espacio público. Podemos
hablar, incluso, de una inversión de las representaciones predominantes, “en el
sentido que algo que originalmente fue una estructura ideológica impuesta […] pasa

39
Ib. 125.
40
Al respecto, la noción de violencia divina acuñada por Walter Benjamin en su ensayo “Para una
crítica de la violencia” (en Iluminaciones IV, Madrid: Taurus, 2001), es fundamental para comprender
lo que intenta mostrar Zizek.
41
Slavoj Zizek, “En contra de los derechos humanos”, op. cit. 126. La noción de eficacia simbólica es
desarrollado por Claude Lévi-Strauss en el décimo capítulo de Antropología estructural (Barcelona:
Paidós, 1995).

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súbitamente bajo el control de sus súbditos como un medio para articular sus
‘legítimas’ reclamaciones”. 42
En este caso, la eficiencia simbólica de los derechos humanos sólo será eficaz
a condición de que sea apropiada por quienes carecen de lugar en los sistema
normativos y no porque estos regulen su integración. Podríamos decir, en referencia
a Jacques Rancière, que los derechos humanos “enajena[n] a toda comunidad de sí
misma”.43 Crean un lugar para la politización del otro, el extranjero en nuestro caso,
a partir del cual puede reclamar sus derechos. Y aún más: generan la posibilidad de
la aparición de lo universal en sí, lo meta-político, sin lo cual “perdemos la política en
sí misma, es decir, la reducimos al juego ‘pos-político’ de la negociación de intereses
particulares”.44
Los derechos humanos serían, por tanto, simbólicamente eficaces, no tanto
por tener como fundamento un principio legal, cultural o racional, sino por ser
representantes de una especie de impulso revolucionario, el cual no sólo debe ser
considerado como elemento fundamental del acontecimiento político en cuestión,
sino que además implica la irrupción de un elemento ético por involucrar al sujeto
que participa en él. ¿Cómo podemos entender esta relación esencial entre ética y
política en el acontecimiento revolucionario?
La irrupción de tal elemento ético, de carácter subjetivo, debe ser entendida
como una forma de violencia porque implica subvertir el horizonte simbólico, en un
acto radical de negatividad, que Zizek suele vincular al efecto desintegrador de
estructuras simbólicas con que Freud describe la pulsión de muerte.45 A su vez, esta
desintegración simbólica implica una especie de salto de fe,46 porque nos enfrenta a

42
Ib.
43
Ib.
44
Ib. 126-127.
45
Sobre la utilización de los conceptos lacanianos que Zizek utiliza para caracterizar el acto
revolucionario consúltese: Marc de Kessel, “Act without Denial: Slavoj Zizek on Totalitarianism,
Revolution and Political Act”, en Studies in East European Thought, vol. 56, no. 4, diciembre 2004,
299-334. Para una explicación detallada por parte de Zizek de lo que entiende por pulsión de muerte,
consúltese: Slavoj Zizek, “From Desire to Drive: Why Lacan is not Lacanian”, en Atlántica.
Internacional Revista de las Artes, no. 14, Otoño 1996, 31-45.
46
La noción del acto revolucionario como un impulso o momento de locura kierkegaardiana, es
fundamental para la comprensión de lo que Zizek identifica, en una implicación subjetiva,
independientemente de las condiciones objetivas, como lo auténticamente revolucionario. Esta
conceptualización requiere además una noción particular de materialismo, así como postular un
vínculo esencial con una verdad que exige fe del individuo que es afectado por ella, por lo que Zizek
constantemente referirá al cristianismo en sus reflexiones, particularmente a los elementos de su

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la pérdida de referencias cotidianas, determinadas por la costumbre, que nos plantea


la exigencia de asumir un compromiso incondicional, como en la fundamentación
kantiana de la moralidad. ¿Quiere decir esto, entonces, que la eficiencia de los
derechos humanos equivale a la imposición de un compromiso incondicional más
allá de cualquier consideración por las circunstancias concretas, característica del
imperativo categórico?
Para entender este posible vínculo entre moralidad y revolución, a nivel
trascendental, vale la pena analizar la indicación de Zizek de que las ideas que
refieren a la constitución de una colectividad, como los derechos humanos en
nuestro caso, se sostienen “sólo por medio de una intensa actividad de los sujetos
involucrados”.47 Lo que les da validez es, precisamente, el compromiso incondicional
de las personas que lo asumen como objetivo político, en tanto que están en efecto
actuando revolucionariamente y sin reparar en las condiciones objetivas. Como en
un acto auténticamente moral, en sentido kantiano, el revolucionario no actúa en
función del cálculo de las consecuencias, 48 esperando que éstas sean favorables para
intervenir, sino impulsado por una especie de fe: “una confianza fundamental en la
estructura benevolente de la realidad”.49
Bajo esta perspectiva, por tanto, un revolucionario no trata de implementar lo
que imagina como una sociedad justa e igualitaria, porque eso sería responder a su
fantasía y no al impulso del compromiso moral,50 lo cual provocaría más bien su
propia ridiculización: “la actualización forzada en la sociedad real misma del núcleo
fantasmático de mi ser es la peor y más humillante forma de violencia, una violencia

doctrina que enfatizan la negación momentánea de la identidad personal y el mundo, pero sin
renunciar a él en pos de una verdad absoluta o un sentido trascedente. Respecto a la relación de estos
elementos con el acto revolucionario en la obra de Zizek, consúltese el siguiente capítulo que
particularmente enfatiza cómo el involucramiento apasionado de individuos puede propiciar cambios
sociales y políticos revolucionarios: Sophie Wennersheid, “The Passage through Negativity, or from
Self-renunciation to Revolution? Kierkegaard and Zizek on the Politics of the Impassioned
Individual”, en Kierkegaard and Political Theory: Religion, Aesthetics, Politics and the Intervention of
the Single Individual (Copenhagen: Museum Tusculanum Press, 2014).
47
Slavoj Zizek, Visión de paralaje, (México: FCE, 2006), 75.
48
Una revolución “calculada” más bien correspondería a una ética utilitarista, contra la cual Zizek ha
argumentado. Al respecto, consúltese su texto: “On Peter Singer”, en Cabinet, No. 4, otoño 2001
(http://www.cabinetmagazine.org/issues/4/i_singer.php).
49
Ib. 78.
50
En particular, esto opone a Zizek contra cualquier forma de socialismo utópico. Por ello, para Zizek,
la auténtica esperanza no radica en lo que la sociedad será después de la revolución, sino en el
impulso revolucionario mismo.

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que mina las bases de mi identidad”.51 Por ello, como hemos visto, en su afán de
dignificación de quien ha sido excluido, los derechos humanos no deben responder a
los patrones de representaciones determinados ideológicamente, como los que
circulan en los medios de comunicación, sino rechazar cualquier consideración
fenoménica como los criterios de éxito y utilidad, que tienden a idealizar
ingenuamente lo que la sociedad debería ser.
La dignidad propia de los derechos humanos, entonces, está más bien
relacionada con el ejercicio de la libertad en la fundamentación moral de nuestras
acciones, en el sentido de que, más allá de cualquier consideración particular, traza
una línea de separación entre el ámbito de lo nouménico y lo fenoménico. Son
emancipadores, precisamente, por dejar de depender, en términos de compromiso,
de las circunstancias en las que diversas formas de explotación y desigualdad social
son impuestas.
Ahora bien, aunque esta fundamentación de la acción no determina una
forma particular en la que debamos proceder, sino que deja abierto el horizonte para
que el sujeto se arriesgue a actuar de acuerdo a su propia decisión, sin ninguna
garantía, responsabilizándose por completo,52 Zizek se aventura a proponer una
forma de acción para nuestro tiempo: “el primer paso verdaderamente crítico
(‘agresivo’, violento) es abandonarse a la pasividad, rehusarse a participar; éste es el
necesario primer paso que esclarecerá el terreno de una verdadera actividad, de un
acto que cambiará efectivamente las coordenadas de la constelación”.53 El primer
paso, propiamente ético, para un cambio en el orden simbólico que da forma a
nuestras relaciones socio-políticas, sería negarse a ser parte de ellas. Y, en este
sentido, podríamos decir que, bajo la perspectiva de Zizek, esa sería la manifestación
de emancipación más pura: la que con más claridad haría visible la separación entre

51
Slavoj Zizek, El acoso de las fantasías (México: Siglo XXI editores, 1999), 402 (versión electrónica).
Es decir, aunque el deseo del revolucionario pueda sostenerse en la fantasía de un futuro mejor, su
efectiva realización en la realidad social terminaría humillándolo, porque ridiculizaría lo que en su
estructura subjetiva no era más un anhelo que le servía de sostén. De realizarse, el anhelo y el sostén
psíquico que ofrecía, se perderían.
52
Respecto a este punto encontramos una coincidencia entre el pensamiento de Zizek y Arendt:
ambos consideran que, en términos políticos, la facultad de juicio, tal como la fundamenta Kant, es la
base de la acción y la virtud política. Sobre los fundamentos de la filosofía política de Kant, según
Arendt, consúltese: Hannah Arendt, Conferencias sobre la filosofía política de Kant (Barcelona: Paidós,
2003).
53
Slavoj Zizek, La suspensión política de la ética (México: FCE, 2005), 9.

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la ley, lo que socialmente se me exige hacer, y aquello que subjetivamente estoy


dispuesto a aceptar como fundamento de mi identidad y soporte de mi dignidad.54
De nueva cuenta, la cuestión que se presenta respecto a este punto es acerca
de la estructura que podría servir de apoyo para que el sujeto comprometido pueda
luchar políticamente, tras negarse a ser parte de las relaciones del orden simbólico
predominante, pues, si careciera de tal base, ¿no quedaría más bien reducido a la
impotencia? Para mostrar la naturaleza de la condición que permitiría luchar
políticamente, aun y cuando se renuncie a ser parte del orden establecido, Zizek
hace notar que el fundamento de la acción no puede ser la liberación efectiva del
sujeto, sino la conservación del obstáculo en función del que de hecho se lucha. Este
obstáculo, para Zizek, es lo que Lacan denomina el objeto a.
En específico, siguiendo los desarrollos lacanianos, Zizek demuestra que el
objeto a es el límite inherente del capitalismo en el sentido de que posibilita su
dinámica de autoreproducción, al impedirle de hecho la realización de aquello a lo
que su estructura apunta y que debe ser comprendido como su verdad.55 Esta es una
de las razones de que la democracia parlamentaria sea el sistema político que mejor
se adapta a las necesidades del capital, pues en ambos “se puede pelear por la
verdad, pero no decidir qué es la verdad”.56 O dicho de otra manera, en tanto que el
objeto a es la causa del deseo de los sujetos en el orden simbólico capitalista, y que
tal deseo se estructura en torno al obstáculo del objeto a que impide su realización
efectiva, el orden simbólico se alimenta y reproduce de la actividad constante de los
sujetos que buscan realizar, infructuosamente, sus deseos, lo cual perpetúa el
movimiento, aplazando indefinidamente la satisfacción. De tal forma, el sujeto actúa
y toma una serie de decisiones, determinado inconscientemente por una verdad
sobre la que no decidió.
Ante dicho aplazamiento, el objetivo de los derechos humanos no debería ser
el de satisfacer los deseos de los sujetos, pues ello lo llevaría a proferir las típicas

54
Consúltese la manera en que Zizek ejemplifica la no participación como violencia revolucionaria, a
través de la novela de José Saramago, Ensayo sobre la lucidez: Slavoj Zizek, Sobre la violencia. Seis
reflexiones marginales (Buenos Aires: Paidós, 2009).
55
Lacan empieza a desarrollar la noción del objeto a como objeto causa de deseo en su seminario
sobre la angustia –Seminario. Libro 10. La angustia (Buenos Aires: Paidós, 2004)–, al mostrar que, en
tal afecto, no simplemente falta un objeto ante el cual angustiarse, como se especula habitualmente
refiriendo a Freud y Heidegger, sino que debe considerarse el lugar mismo del objeto como falta en
torno a la cual se estructura el deseo.
56
Slavoj Zizek, La suspensión política de la ética, op. cit., 45.

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falsas promesas que tienen como único sostén las fantasías ideológicas de la retórica
política.57 Su propósito, más bien, debe ser debilitar los mecanismos que sostienen al
orden simbólico, para que colapse, pero sin que los sujetos pierdan el deseo que
posibilita su productividad. 58 Se trata, pues, de conservar el obstáculo del objeto a en
torno al cual el deseo de los sujetos se estructura, rompiendo su vínculo de
dependencia con las estructuras del sistema económico que se pretende superar. En
ese sentido, a juicio de Zizek, la conservación del obstáculo es lo que Marx pasó por
alto,59 en el sentido de que no se debería plantear como fin de la lucha la eliminación
de los antagonismos sociales –la sociedad sin clases–, sino evitar que la lucha de
clases acontezca en el marco del orden simbólico del capital.
Los derechos humanos, entonces, deben escapar a toda determinación
ideológica, pero no purificar sus intenciones de deseos. Al respecto, podríamos decir
que Zizek hace una lectura de la fundamentación moral kantiana que se aleja del
formalismo, porque, aunque el sujeto revolucionario busque distanciarse de las
circunstancias de dominación del mundo fenoménico, no pretende hacerlo de los
elementos que dan cuerpo a sus deseos, los cuales de hecho impulsan su lucha. ¿No
contradice esto, sin embargo, el espíritu de la fundamentación kantiana?
En el tercer capítulo de la primera parte de la Crítica de la Razón Práctica,
acerca de los incentivos (triebfedern) de la razón pura práctica, Kant aborda el tema
del influjo de la ley sobre el sujeto, que de hecho genera el sentimiento de respeto en
él. Lo que se argumenta es que, para que la ley moral sea seguida no solo según la
letra, sino en cuanto al espíritu o a la intención, ella debe determinar la voluntad, no
sólo objetivamente, sino que además debe ser un incentivo para la voluntad.
Ahora bien, en tanto que la ley se erige al excluir los impulsos como
fundamentos de la voluntad, “el efecto de la ley moral como incentivo es solo
negativo”60 y el sentimiento provocado uno “que puede ser llamado dolor”.61 La ley
ejerce su influjo sobre la subjetividad oponiéndose al egoísmo de nuestras

57
Lo cual nos llevaría, nuevamente, al cálculo utilitarista o al socialismo utópico.
58
Al respecto, la noción de pulsión de muerte es particularmente relevante, porque lo que ella
implica, precisamente, es la disolución de los vínculos simbólicos que determina la actividad social
del sujeto sin que el sujeto pierda su actividad. Al respecto, léase la ejemplificación que hace Slavoj
Zizek de la pulsión del muerte con los muertos vivientes en “From Desire to Drive: Why Lacan is not
Lacanian”, op. cit.
59
Slavoj Zizek, La suspensión política de la ética, op. cit., 50.
60
Immanuel Kant, Crítica de la razón práctica (México: UAM, 2001), 71.
61
Ib.

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inclinaciones y humillando nuestro amor propio. ¿En qué sentido, entonces, podría
ser fundamento de la dignidad de los excluidos y representar su deseo de lucha? Si
seguimos a Kant, podría hacerlo en el sentido de que, humillando nuestra
representación empírica, reafirma nuestro valor como seres racionales y genera otro
tipo de amor: uno puro y racional.
La lectura de Zizek del amor puro kantiano es que, siguiendo a Lacan, se trata
de un deseo puro no patológico, no en el sentido de la perversión sadeana que
intenta justificar como su deber la satisfacción de los impulsos, sino en el de que en
el deseo puro, uno sólo sabe que desea, pero no qué desea en concreto, lo cual
significa que el sujeto debe hacerse absolutamente responsable de traducir el
carácter abstracto de su deseo en una serie de acciones particulares. Esto se relaciona
con el proceso de sublimación, el cual consiste en otorgar a un objeto o una
demanda un carácter incondicional. Lacan, de hecho, ejemplifica ese proceso en su
seminario sobre La ética del psicoanálisis, con la figura de Antígona, quien está
dispuesta a sostener incondicionalmente la demanda de entierro de su hermano
frente a la normatividad impuesta por Creonte en nombre del Estado.62
Jacques Derrida, como se mencionó en este texto, ya había señalado a
Antígona como una figura representativa del conflicto del extranjero cuyo lugar
resulta incierto por estar ubicado entre una serie de leyes contradictorias, pues la
normatividad no puede ofrecerle garantías. Lo que podemos agregar ahora, gracias a
la fundamentación que Zizek elabora a partir de Kant y Lacan, es que Antígona
además representa el deseo, más allá de marcos normativos, sobre el que se apoya su
lucha, la cual no busca su integración en el orden imperante, sino el reconocimiento
de su demanda incondicional. Una demanda que no pretende adaptarse a las
circunstancias en función del cálculo de lo conveniente, sino que exige la
modificación del marco que rige el orden de las circunstancias. En último término,
esa sería la representación más radical de la situación de los migrantes ilegales y los
refugiados en el mundo. No la de individuos carentes que requieren ser cobijados
por el Estado, como si pidieran caridad. Su presencia es en sí misma la demanda en
función de la cual deberíamos medir la dignidad y legitimidad de nuestras leyes.

62
Sobre todos estos temas, consúltese: Slavoj Zizek, “Kant and Sade: The Ideal Couple,” Lacanian Ink,
No. 13, 1998 (http://www.lacan.com/zizlacan4.htm).

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Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 163-187
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“Estudios Transdisciplinarios sobre
Cultura en América Latina”
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AUTOBIOGRAFÍA, CONCIENCIA DE CLASE Y FEMINISMO EN BENITA DE


BENITA GALEANA

AUTOBIOGRAPHY, CLASS CONSCIOUSNESS AND FEMINISM IN BENITA BY


BENITA GALEANA

María-América Luna-Martínez
Universidad Autónoma del Estado de México
americalunamtz@hotmail.com

Recibido el 17 de octubre de 2018 Aceptado el 20 de diciembre de 2018

Resumen Abstract
Narración autobiográfica de Benita Galeana de su Benita Galeana's autobiographical narrative of her
vida y rebeldía contra la pobreza y violencia life and rebellion against poverty and family
familiar. Su migración a la ciudad de México y violence. It’s migration to Mexico City and meeting
encuentro con el Partido Comunista serán with the Communist Party will be final to achieve an
definitivos para alcanzar una existencia autónoma.. autonomous existence.

Palabras clave: Autobiografía - Estudios de Keywords: Autobiography - Gender studies -


género - Partido Comunista Mexicano. Mexican Communist Party

Para citar este artículo:

Luna-Martínez, María-América. “Autobiografía, conciencia de clase y feminismo en


Benita de Benita Galeana” Revista Notas Históricas y Geográficas, 21, Julio –
Diciembre, 2018: pp. 188-201

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1. INTRODUCCIÓN

Se escribe a partir de lo que se ha conseguido ser.


Simone de Beauvoir

En las siguientes líneas me propongo abordar la novela Benita de la autoría de Benita


Galeana Lacunza, publicada por primera vez en 19401 y reditada con relativo éxito a
finales de los años setenta en medio del auge feminista planetario y mexicano. El
relato en primera persona de una mujer de origen campesino rememora las
carencias extremas de su niñez, la violencia familiar y su determinación de migrar a
la ciudad de México con la idea de alcanzar una vida mejor son el inicio de la novela
autobiográfica que emprende Benita Galeana quien nació en 1907 en San Gerónimo,
Guerrero2 y murió en la ciudad de México en 1995. La novela rememora los
acontecimientos personales y políticos en los que transcurren las primeras tres
décadas en la vida de esta mujer inteligente y valerosa, en una época en la que, según
informa el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de México, “la
esperanza de vida para las personas de sexo femenino en 1930 era de 35 años y para el
masculino de 33”. Probablemente esta condición demográfica incidió en que la novel
escritora decidiera contarnos su vida cuando todavía no cumplía cuarenta años.
En esta travesía existencial es imprescindible el encuentro de Benita con el
Partido Comunista Mexicano, a través de su entonces pareja, Manuel Rodríguez, lo
cual será un elemento fundamental en la transformación del instinto de clase forjado
por la explotación a que fue sometida durante su infancia por su hermana, en una
conciencia de clase y de género como veremos más adelante.
La novela Benita, en tanto relato autobiográfico, ofrece ricas posibilidades
interpretativas pues según señala Ángel G. Loureiro este género literario: “trata de
articular mundo, texto y yo”. A partir de lo anterior, Eugenio Núñez señala que la

1
Benita Galeana también publicó los libros de cuentos El peso mocho (1940) y Actos vividos
(póstumo).
2
El estado de Guerrero forma parte de la República Mexicana y en esa entidad se encuentra el Puerto
de Acapulco conocido mundialmente por sus atractivos turísticos.

189
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autobiografía “conjunta los temas más importantes de nuestro tiempo: historia,


poder, yo, temporalidad, memoria, imaginación, representación, lenguaje y retórica”3
En efecto, la lectura de la novela, nos inserta no sólo en las deliberaciones
interiores que enfrenta la muy joven Benita, con objeto de salir de la opresión y
explotación familiar que padece, sino recrea el contexto histórico que le tocó vivir: la
Revolución, la posrevolución mexicana 4 y la emergencia de una vigorosa
organización de izquierda: el Partido Comunista Mexicano. Desde las primeras
páginas del texto sabemos que, al morir sus padres, muy pequeña, a los seis años
queda al cuidado de su hermana mayor Camila quien la obliga a trabajar y la golpea
frecuentemente. Como en tantas historias de la vida cotidiana, aun siendo una niña,
Benita enfrenta el acoso del esposo de su hermana, evento que describe de la
siguiente manera:
Una noche ya estábamos todos dormidos, me desperté. Sentí
que una mano me testereó y andaba tentando en la cama, como
buscando algo. Como dormíamos todos mis hermanos en la misma
cama, pensé que sería la mano de alguno de ellos. La cogí y sentí que
no, que era una mano grandota, de hombre. Reconocí en seguida la
mano de Pedro, mi cuñado.
Estaba oscuro. Me levanté sin hacer ruido y fui a donde
guardaba los fierros que yo usaba cuando mataba puercos. Cogí un
cuchillo y me volví a la cama. Al poco rato volvió la mano a andar
tentando. Se la cogí rápidamente y con el cuchillo le di una cortada.
[…] Pedro dejo de venir a la casa. Cuando volvió traía la mano
vendada. Le había cortado dos dedos de la cuchillada. 5
Esta experiencia de la cual la pequeña Benita sale airosa y que muestra su
personalidad insumisa, es seguramente uno de los gérmenes que después abonaron
al desarrollo de cierta conciencia feminista que la autora expresa posteriormente en
su relato. Y es otra de las razones por las cuales, la joven tendrá como meta huir de la

3
Eugenio Núñez, Ensayo, memoria. Trabajos académicos: actividades y sugerencias (Toluca: UAEM,
2009), 63
4
La Revolución Mexicana estalló un 20 de noviembre de 1910 y durante casi una década el conflicto
armado ensombreció la nación. Hacia la década de los años veinte, aunque se había logrado cierta
pacificación, las pugnas entre las facciones combatientes se disputaron violentamente el poder, lo que
aunado a la pobreza de los trabajadores del campo y la ciudad hicieron del período posrevolucionario
un escenario conflictivo.
5
Benita Galeana, Benita (México: Lince Editores, 1990), 9.

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casa de su abusiva hermana y su amenazante marido. Aquí la reflexión de Benita: “Yo


ya estaba cansada. Pensaba: ¿cómo no viene un hombre y me lleva para México?
¡Quiero irme donde no me den ganas de volver a esta tierra mía, tan fea, donde
puros sufrimientos he tenido!”6. En reiterados segmentos de la novela, Benita
describe su necesidad de huir de un ambiente social marcado por la pobreza 7 y la
violencia familiar. Por lo cual en la primera oportunidad intenta fugarse de su casa,
la ocasión se presenta cuando un circo pasa por San Gerónimo y la joven escapa con
uno de los “artistas”, pero es denunciada por sus vecinos, y en medio de golpes y
amenazas se ve obligada a regresar con Camila.
Según se relata en la novela, en sus años infantiles, Benita siempre tiene la
inquietud de asistir a la escuela, pero Camila se lo impide, pues solo le interesa que
la pequeña trabaje arduamente. Gracias a que Benita logra que una amiga escriba
una carta para Guadalupe, otra hermana que vivía en Acapulco, es rescatada del
dominio de Camila, sin saber que el maltrato continuaría.
Para escapar de la reiterada violencia familiar padecida también en Acapulco,
Benita al conocer a un muchacho y simpatizar con él, acepta hacerse su mujer y poco
tiempo después queda embarazada. Al nacer su niña, tiene la oportunidad de formar
una familia, pero esto no satisface a una joven que espera de la vida algo diferente.
Nuestra protagonista deja a su hijita al cuidado de su suegra y se traslada a la ciudad
de México. Aunque la novela no específica fechas, dado el contexto recreado, es
probable que Benita llegara a la ciudad de México al filo de la década de los años
veinte.
Benita Galeana, Jesusa Palancares la ex soldadera ficcionalizada por Elena
Poniatowska en la novela Hasta no verte Jesús mío, al igual que miles de mujeres de
la posrevolución mexicana, dadas las condiciones de pobreza, de analfabetismo
tuvieron que someterse a relaciones extraconyugales que les permitieran sobrevivir,
como fue el caso de la escritora. En este contexto de crisis económica después de la
lucha armada, Benita sólo cuenta con su habilidad laboral (desde muy pequeña
aprendió a preparar dulces y comida), su juventud y su cuerpo, Al llegar a la capital
se hospeda con otra hermana abusiva, pasa una temporada con ella, pero Benita

6
Galeana, Benita, 15
7
Aún hoy, el estado de Guerrero es una de las entidades con mayor pobreza y violencia en México.
Cabe recordar la desaparición forzada que padecieron 43 estudiantes de la Normal Rural de
Ayotzinapa, ubicada en ese estado, el 27 de septiembre de 2014. La aclaración satisfactoria sobre el
paradero de los jóvenes es un asunto pendiente.

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tiene la firme intención de sobrevivir por ella misma y rompe sus vínculos familiares
definitivamente. Sin embargo, el mercado laboral para las mujeres de la época estaba
restringido a trabajos mal remunerados y a la prostitución, por lo que Benita se
lamenta en cierta parte de su relato: “Ya estoy cansada de la vida que llevo. Por
donde quiera estoy obligada a venderme por mi niña” 8. Un día de tantos conoce a
un taxista: Manuel Rodríguez, y entabla una relación con él que le da cierta
estabilidad, pero en una época cuando su pareja se ausenta por largos meses, Benita
se ve orillada a trabajar como fichera9 en un cabaret, pues con menos esfuerzo que
haciendo comida u otras labores domésticas, puede ganar el dinero suficiente para
cubrir la manutención de su hijita. En el centro nocturno, se corre la fama de que la
guerrerense es virgen, ya que Benita se limitaba a bailar y beber con los clientes, sin
aceptar nunca salir con ellos después de su jornada de trabajo. Esa conducta, llama la
atención de uno de sus admiradores quien entabla una apuesta con el dueño del
cabaret, en torno a la virginidad de la muchacha. La apuesta permite a Benita
manipular la situación a su favor, pues ella sabe bien que ese atributo es el gran valor
que una cultura sexista otorga a las mujeres para traficar con ellas10. El episodio se
describe como sigue:
Por fin se llegó el día en que me tuvieron que llevar con el
médico para saber si era o no señorita. Fuimos. Llegamos al
consultorio médico, […] que resultó ser muy amigo mío. Le hice un
guiño para que comprendiera. Dice el ingeniero:
–Hice una apuesta a que esta muchacha no es señorita y quiero
que tú la examines y me des un certificado.
–Muy bien –le contestó el médico. Mañana tienes el certificado.
Voy a examinarla.
Naturalmente, me dio el certificado afirmando que sí era
señorita. El ingeniero perdió la apuesta. Yo me gané en ese negocio
cien pesos, que me dio el gachupín (dueño del cabaret). 11

8
Galeana, Benita, 69
9
En México se llaman ficheras a las mujeres que trabajan en los cabarets o centros nocturnos
bailando y haciendo ingerir a sus clientes bebidas alcohólicas, por las cuales reciben una ficha que el
patrón contabiliza al final de la jornada laboral y paga a las trabajadoras por este servicio.
10
Ver: Gayle Rubin “Tráfico de mujeres. Notas sobre la ‘economía política’ del sexo” en Marta Lamas,
El género, la construcción cultural de la diferencia sexual. (México: PUEG/UNAM, 2013), 35-96.
11
Galeana, Benita, 63

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Pero no todas las jóvenes corrían con la misma suerte que Benita. Uno de los
textos clásicos de la literatura mexicana del siglo XX es Santa de Federico Gamboa
publicada en 1903, relata las desventuras de mujeres como Santa, la protagonista de
la novela quien ante la imposibilidad de consolidar un matrimonio proveedor, por
haber sido seducida y abandonada por un militar, se ve obligada a ejercer la
prostitución, lo que la llevará a la marginación y finalmente a la muerte. Sin
embargo, en el caso de Benita, la joven mujer puede salir del ambiente laboralmente
limitado del cabaret gracias a su encuentro con el partido, con el partido comunista,
a través de su compañero sentimental Manuel Rodríguez.

2. ARRIBA LOS POBRES DEL MUNDO…

La década de los años veinte en México es un período conflictivo no sólo por


las luchas por el poder político entre las fracciones posrevolucionarias, sino también
por la inconformidad de los trabajadores del campo y la ciudad que a pesar de la
lucha armada padecían precarias condiciones de vida. En esta coyuntura, la
formación del Partido Comunista Mexicano en septiembre de 1919 12 fue un elemento
fundamental en la conducción de los conflictos laborales y sociales frente a un
Estado que aún en formación, tenía el monopolio de la violencia y persiguió
implacablemente a quienes se opusieran a sus fines. A pesar de que en la joven
Constitución Mexicana se consagraban entre las garantías individuales los derechos
a la libre expresión de las ideas y a la organización, el Partido Comunista Mexicano
fue proscrito y debió pasar largos períodos en la clandestinidad, lo que significó un
sinnúmero de penalidades para sus integrantes.
En la novela de Benita hay abundantes testimonios de la brutalidad policiaca
padecida por la militancia comunista, nuestra narradora y protagonista estuvo en la
cárcel más de cincuenta veces. Según su relato, en una movilización del PCM, donde
participó nuestra protagonista, resultó gravemente herida, y debido a la golpiza
recibida tuvo que usar corsé ortopédico durante varios años y casi pierde la vista por
haber participado en una huelga de hambre.
Sin embargo, cabe detenernos en el proceso por medio del cual Benita va
resignificando su situación de pobreza e injusticia padecida a partir de la conciencia

12
Ver de Manuel Márquez y Octavio Rodríguez, El Partido Comunista Mexicano (México: Ediciones el
Caballito, 1973), 60.

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política que van adquiriendo su compañero y ella. En ocasión del ingreso de Manuel
Rodríguez al PCM, el hombre da la siguiente explicación a Benita:
[El PCM es] el Partido de los trabajadores; un Partido que
defiende los intereses de los obreros, como el que tienen en Rusia. Allí
todo lo que existe es de los trabajadores y por eso me hice miembro de
él. Al rato van a venir los compañeros que van a repartir conmigo la
propaganda porque mañana es 1º. de mayo”13.
Debido a las restricciones gubernamentales del derecho a la libre expresión de
las ideas, Manuel y sus camaradas son arrestados y Benita al denunciar tal
arbitrariedad también es llevada a la cárcel, a partir de lo cual nuestra protagonista
reflexiona:
Viendo la injusticia que cometían conmigo, empecé a pensar
que entonces mi marido también estaba preso por una causa justa y
que yo debería seguir el camino de él: luchar por los demás, por los
pobres, por los oprimidos, como me decía mi marido. Y como yo ya
había llevado una vida arrastrada, ya conocía lo que era la miseria y el
hambre, comprendí que el único camino que debía seguir era el de los
trabajadores.14
Este momento crucial en la vida de Benita, representa el arribo a una
conciencia que posibilita a los/las trabajadores/as, entender su situación de clase y
decidirse a cambiarla. Este compromiso libremente asumido, le permitirá a Benita y
tantos otros militantes soportar la persecución que padecieron.
La represión callista15 fue implacable contra los que se atrevían a criticar y a
organizarse contra el sistema, además de los frecuentes encarcelamientos y palizas,
varios militantes del PCM fueron trasladados a un temible penal ubicado en el
océano Pacífico: las Islas Marías, como le ocurrió al reconocido escritor mexicano
José Revueltas, lo cual relata en su novela Los muros de agua, publicada en 1941 y
cuyo prólogo señala:
Los muros de agua recogen algunas de mis impresiones durante
dos forzadas estancias que debí pasar en las Islas Marías, la primera

13
Galeana, Benita, 74.
14
Galeana, Benita, 76.
15
Aunque Plutarco Elías Calles gobernó formalmente de 1924 a 1928, este personaje tuvo una
influencia y poder muy importantes en la política mexicana de 1928 a 1934. A este período de gran
violencia política se le conoció con el nombre de Maximato.

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en 1932 y la segunda en 1934. La clandestinidad a que el partido


comunista estaba condenado por aquellos años nos colocaba a los
militantes comunistas en diario riesgo de caer presos y de ser
deportados al penal del Pacífico. 16
Entre las nutridas filas del PCM, destacan además de famosos militantes como
Diego Rivera, Frida Kahlo, David Alfaro Siqueiros17; los nombres de José Revueltas y
Benita Galeana quienes fueron dos activistas comprometidos y entregaron su vida en
la búsqueda incansable de que el socialismo instaurara “el paraíso bello de la
humanidad”, como preconizaba La Internacional, el himno proletario entonado por
la clase trabajadora insurrecta de la época. No obstante, la agrupación política
buscaba la igualdad y la justicia, otro de los aciertos de la novela es la visión crítica
de Benita cuando describe ciertas asimetrías en la organización política en la que la
mujer participó, pues al decir de ella, los intelectuales y artistas marcaban ciertas
diferencias con los demás militantes. En una entrevista que años después de la
publicación de la novela, Benita concedió a Elena Poniatowska, expresó:
–Nada bien me cayó nunca la dichosa Frida, nadita, no me
pasaba; gorda, me cayó siempre muy gorda, por creída, por mañosa,
porque se ponía sus moños. Yo también le hacía al cuento con mis
trajes de tehuana; claro, no tan finos ni enjoyados como los de Frida, a
quien todo le regalaba porque le rendían mucha pleitesía, no sólo
Diego, sino otros, muchos otros, así, un puño de admiradores que
tenía. Y admiradoras. Nosotras nos veíamos en las manifestaciones,
pero ella iba con los artistas, ésos ni por equivocación se juntaban con
nosotros los soldados de primera fila. 18
Pero Benita no sólo es crítica con respecto a las diferencias de clase dentro de
un grupo político que decía buscar abolirlas. Esta mujer al ir adquiriendo ciertos
elementos de la teoría revolucionaria y confrontarlos con su propia realidad, amplía
las posibilidades interpretativas de su estar en el mundo. Este diálogo con Manuel
Rodríguez, su pareja es elocuente de lo anterior:

16
José Revueltas, Los muros de agua (México: Empresas Editoriales, 1967), 18
17
Quienes junto con otras destacadas personalidades del mundo artístico e intelectual mexicano
pertenecían a la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, mejor conocida como la LEAR.
Organismo filial del PCM
18
Elena Poniatowska, “¡Agarren a Benita, Agarren a Benita!” en Benita (México: Lince Editores, 1990),
XII

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–¿Qué es eso de la jornada de ocho horas? –le preguntaba.


–Eso quiere decir que nadie debe trabajar más de ocho horas al
día.
–Y capitalismo, ¿qué es? Y ¿qué quiere decir burguesía?
Él me iba explicando todo y yo ya empezaba a entenderlo,
aunque no muy bien. Oía sus explicaciones, pero a veces no las
entendía. Él seguía en la lucha con entusiasmo. Una noche se me
presenta y me dice:
–Benita, tengo que salir luego; pégame este botón que se me
cayó.
–¡No te pego nada!
–¡¡Cómo que no!
–¡Claro! Porque yo ya trabajé mis ocho horas y tú me has dicho
que nadie debe trabajar más de ocho horas al día… 19
La mirada perspicaz de Benita devela el machismo que permeaba no sólo en
su vida de pareja, sino entre las filas del PCM, cuando denuncia la doble moral
manifiesta entre los militantes:
Veía camaradas muy capaces e inteligentes, eran los que más mal trataban a
sus compañeras, con desprecio, sin ocuparse de educarlas, engañándolas con otras
mujeres como cualquier pequeño burgués y, en cambio, (son) los primeros en decir:
¡Son unas putas!20, cuando la mujer anda con otro21.
Y aunque en ese momento ella no se asume como feminista, es claro que sus
cuestionamientos florecen porque importantes núcleos de mujeres se organizaron en
1935 en el Frente Único Pro-Derechos de la Mujer (FUPDM), agrupación que además
de exigir el derecho al voto femenino, formuló una interesante plataforma de
reivindicaciones para la defensa de las trabajadoras más desprotegidas y por el

19
Galeana, Benita, 77
20
Ciertas libertades que en el terreno sexual ejercían las militantes comunistas de la época también
son recreadas por José Revueltas en su novela Los días terrenales. En un segmento del libro, se relata
cómo a la activista Rebeca le intentan hacer un juicio por haber tenido relaciones con otro camarada
que no era su pareja, pero ella con firmeza se defiende. Ver: José Revueltas, Los días terrenales.
(México: Empresas Editoriales, S. A. 1967) 429-30.
21
Galeana, Benita, 114.

196
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derecho al descanso materno, así como promovió la autorganización de las mujeres y


su derecho a la educación22. Cervantes, “Benita
Dada la importancia histórica del FUPDM y su influencia en mujeres de
diversas clases sociales, transcribimos los once principios, base de sus
reivindicaciones:
Hacerse fuerte por el número, 2. Hacerse respetable por la
superación de sí misma, 3. Hacerse escuchar por la voz de la razón, 4.
Hacerse sentir por la conciencia de su personalidad, 5. Hacerse amable
por sus valores positivos, 6. Hacerse solidaria de toda causa humana,
7. Hacerse necesaria por su eficacia en la cooperación, 8. Hacerse
responsable de su función integral y armónica, 9. Hacerse dueña de sí
misma por el dominio de su emotividad, 10. Hacerse estimable por la
rectitud de sus procederes. Y, 11. Hacerse firmes propósitos de
solidaridad con el Frente Unico (sic) Pro-derechos de la Mujer,
condición indispensable del éxito23.
Probablemente este ambiente de movilizaciones de miles de mujeres por
dignificación de la condición femenina y la reivindicación de sus derechos,
influyeron definitivamente en nuestra escritora. A lo largo de la novela es posible,
ver la transformación ideológica y política de Benita, no sólo en su apreciación del
contexto nacional del momento, sino en su propia vida. Gracias a sus convicciones y
militancia puede solventar con menos desgarramientos las diversas rupturas de
pareja que experimenta en esa etapa de su vida.
En un fragmento del libro, denominado “Errores del partido”, Benita hace un
interesante balance de la política interior del Partido Comunista Mexicano de los
años treinta. La escritora denuncia las desigualdades padecidas entre la militancia, la
falta de interés de la organización por formar a sus integrantes:
Yo he querido ser un ejemplo para las camaradas, no lo he
logrado porque he tenido muchas desventajas, por ejemplo, la
desgracia de no saber leer; es una de mis debilidades más grandes. Pero
de esto yo no culpo al partido… Bueno, en parte, porque cuando estuvo
bien pudo haberme educado políticamente. No lo hizo. Otras veces fui

22
Al respecto ver: Erika Galeana: forjadora de la ciudadanía de las mexicanas”, en:
http://www.cimacnoticias.com.mx/node/37643).
23
Julia Tuñón, Voces a las mujeres. Antología del pensamiento feminista mexicano, 1873-1953
(México: Universidad Autónoma de la Ciudad de México, 2011), 303.

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a pedir que me ayudaran a conseguir trabajo. Vi a varios camaradas


para que me ayudaran y, a pesar de que ya el Partido estaba en mejores
condiciones, no me hicieron caso, pero en cambio sí veía con tristeza
que gentes que ni siquiera habían luchado por nuestro Partido estaban
con buenas chambas24.
Benita tiene razón, el PCM cometió con ella y tal vez con otros activistas, un
reprobable descuido, tal vez, porque sus dirigentes estaban más atentos a las órdenes
de Stalin25, que a las necesidades de la militancia. Sin embargo, el tesón de Benita no
sólo la llevo a subsanar su condición de analfabeta, pues hacia 1935 se inscribe en la
escuela nocturna y logra uno de los sueños más importantes de su vida: aprender a
leer y a escribir, lo que supera con creces pues llegó a convertirse en escritora.
La falta de atención del PCM en la formación de sus cuadros políticos, no fue
un obstáculo para que militantes como Benita se entregaran en cuerpo y alma a la
transformación social. De hecho, esta fidelidad al Partido, se antepone a su relación
con Manuel Rodríguez, quien se vuelve trotskista y Benita indoctrinada por sus
camaradas de la versión estaliniana acerca del supuesto peligro que representa León
Trotsky26 para la URSS y el movimiento comunista internacional, se va distanciando
de su pareja, pues Rodríguez, le pide a su mujer espíe a los comunistas y ellos le
exigen a Benita que lo haga con Manuel. Benita como era de esperarse no satisface ni
a unos ni a otros y es expulsada del PCM por Revueltas, aunque ella no acata la
sanción. Vayamos al episodio:
Un día me llaman de mi célula. Cuando llegué ya estaban reunidos. Empezó la
discusión. Se trataba de expulsar a los trotskistas. Yo me opuse. Proponía que se les
dieran trabajos pesados para probarlos. Entonces el secretario de la célula, Revueltas,
me dijo:
–Mira Benita, si tú te opones, también a ti te
expulsamos.

24
Galeana, Benita, 114
25
Guadalupe Pacheco “et. al”, realizan un interesante balance de los virajes políticos del PCM durante
el Cardenismo, debido a su lealtad con la III Internacional impulsada por José Stalin, en: Cárdenas y la
izquierda mexicana. (México: Juan Pablos Editores, 1975).
26
León Trotsky perseguido por José Stalin, recibió asilo político en México durante el gobierno de
Lázaro Cárdenas. El revolucionario soviético llegó a México en enero de 1937, padeció varios
atentados donde participaron miembros del PCM donde destaca el pintor David Alfaro Siqueiros.
Trotsky fue asesinado en su casa de Coyoacán el 21 de agosto de 1940 por Ramón Mercader agente
secreto de la policía política staliniana.

198
Luna-Martínez, María-América. “Autobiografía, conciencia de clase y feminismo en Benita de Benita Galeana” Revista Notas Históricas y
Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 188-201
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–Mano, si tú no eres nada. El Comité Central es el


único…
–Pero yo, como representante de él, declaro expulsado a todos
los trotskistas y a ti también.
– ¡Mira, cabronsísimo, tú no me vas a expulsar a mí.
–¡Me canso!
–Pues para que de veras te canses…
Me le eché encima y nos agarramos a trancazos27.

El seguidismo dogmático de los dirigentes del PCM hacia la Komitern


(Internacional Comunista) y al Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), los
llevó a desastrosos errores políticos. Por ejemplo, en los inicios del Cardenismo,
fueron sus más enconados críticos, pero cuando Moscú emitió la política de apoyar
los frentes populares, entregaron las centrales obreras y campesinas al partido en el
poder, con la consecuente derrota de la clase trabajadora. Específicamente sobre la
política de los comunistas durante el cardenismo, Benita relata un episodio donde
participa en la ceremonia del grito de independencia un quince de septiembre en un
pueblo chiapaneco y aprovecha para criticar acremente la política del presidente
Cárdenas, lo cual le acarrea la animadversión de las autoridades que antes la
reconocían. Páginas después reconoce que la caracterización que los comunistas
hicieron inicialmente del cardenismo fue un error.
Benita finaliza su relato autobiográfico cuando está por cumplir cuarenta
años, cuatro décadas de grandes penalidades, pero también de extraordinarias
transformaciones. En ése momento, la escritora en ciernes no sospecha que tendrá
una larga vida, que seguirá comprometiéndose con las causas de justicia y libertad en
un país de profundas desigualdades, y que como en un peculiar cuento de hadas,
encontrará un hombre cuyo amor, admiración y respeto, constituyeron fértil
compañía por varios lustros.

3. PARA CONCLUIR

Los años que recupera Benita Galeana en su novela son fundamentales tanto
para el país, para ella, como para miles de mujeres que debido al contradictorio

27
Galeana, Benita, 113

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Luna-Martínez, María-América. “Autobiografía, conciencia de clase y feminismo en Benita de Benita Galeana” Revista Notas Históricas y
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proceso de modernización accedieron paulatinamente a la educación, a la vida


cultural y política transformando la realidad y su realidad. Cuando Benita finaliza su
autobiografía novelada, no se imagina el legado que constituirá su vida y su libro
para las jóvenes de los años setenta, que al igual que ella, se incorporaron a diversas
luchas sociales por conseguir una transformación radical del país. Justo en el auge
del feminismo y de la irrupción de organizaciones políticas que conjugaban la
tradición de la izquierda en que se formó Benita, con los vientos refrescantes y
heterodoxos forjados desde la Revolución Cubana, el mayo francés del 68 y nuestro
propio movimiento estudiantil, Benita es acogida y reconocida por las nuevas
generaciones de mujeres que vieron en ella el ejemplo de tenaz militancia, el modelo
femenino que ella anhelaba ser desde los años treinta. Por ello, varias mujeres
tomaron su nombre para denominar sus colectivos y organizaciones, lo cual además
de homenaje, implica un compromiso por conseguir y afianzar el sueño de tantas,
enunciado por la escritora Rosario Castellanos, el sueño de acceder a OTRO MODO
DE SER HUMANO Y LIBRE.

4. REFERENCIAS

Cervantes, Erika. Benita Galeana: forjadora de la ciudadanía de las


mexicanas. En: http://www.cimacnoticias.com.mx/node/37643.
Consultada el 12 de julio de 2018.

Galeana, Benita. 1990. Benita. México: Lince Editores.


Gilly, Adolfo. 1983. La Revolución Mexicana en México un pueblo en la
historia, coordinador Enrique Semo, 303-407. México:
UAP/Editorial Nueva Imagen.
INEGI, Cuéntame… población. En:
http://cuentame.inegi.org.mx/poblacion/esperanza.aspx?tema=
P. (Consultada el 6 de junio de 2018).
Macías, Anna. 2002. Contra viento y marea. El movimiento feminista
en México hasta 1940. México: PUEG/UNAM/CIESAS.
Márquez, Manuel y Octavio Rodríguez. 1973. El Partido Comunista
Mexicano. México: Ed. El Caballito.

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Núñez, Eugenio. 2009. Ensayo, memoria. Trabajos académicos:


actividades y sugerencias, Toluca: UAEM.
Pacheco Guadalupe, Arturo Anguiano y Rogelio Vizcaíno. 1975.
Cárdenas y la izquierda mexicana. México: Juan Pablos Editor.
Poniatowska, Elena. 1990. “¡Agarren a Benita. Agarren a Benita!”
Prólogo a la novela de Benita Galeana, Benita, VII-XVII. México:
Lince Editores
---, 1988. Hasta no verte Jesús mío. México: ERA.
Revueltas, José. 1967. Los muros de agua en Obra Literaria, tomo 1, 17-
174. México: Empresas Editoriales, S. A.
---, 1967. Los días terrenales en Obra Literaria, tomo 1, 337-
540. México: Empresas Editoriales, S. A.
Rubin, Gayle. 2013. Tráfico de mujeres. Una “economía política” del
sexo en El género, la construcción de la diferencia sexual,
compiladora Marta Lamas, 35-96. México: PUEG/UNAM.
Tuñón, Julia. 2011. Voces a las mujeres. Antología del pensamiento
feminista mexicano, 1873-1953. México: Universidad Autónoma
de la Ciudad de México.

201
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REGLAS PARA QUE LOS NATURALES DE ESTOS REINOS SEAN FELICES EN


LO ESPIRITUAL, Y TEMPORAL, POR FRANCISCO ANTONIO LORENZANA,
ARZOBISPO DE MÉXICO.

RULES FOR THE NATURAL OF THESE KINGDOMS TO BE HAPPY IN THE


SPIRITUAL, AND TEMPORARY, BY FRANCISCO ANTONIO LORENZANA,
ARCHBISHOP OF MEXICO.

Isla Citlalli Jiménez Pérez


Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
islacitla@gmail.com

Recibido el 10 de octubre de 2018 Aceptado el 12 de diciembre de 2018

Para citar este artículo:

Jiménez Pérez, Isla Citlalli. “Reglas para que los naturales de estos reinos sean
felices en lo espiritual, y temporal, por Francisco Antonio Lorenzana, arzobispo de
México. Transcripción, introducción y notas de Isla Citlalli Jiménez Pérez”. Revista
Notas Históricas y Geográficas, 21, Julio –Diciembre, 2018: pp. 202-210

1. INTRODUCCIÓN

En el siglo XVIII, en el mundo intelectual europeo resurgió con fuerza y nuevos bríos
el tema del indio americano, tema que desde el descubrimiento y conquista de las
entonces llamadas Indias había causado polémica. En ese entonces, se discutía
acaloradamente sobre su civilidad o su carencia de ella, sus costumbres, sus
religiones, si tenía alma o no, concluyendo que era un neófito en la fe católica y un
menor de edad que necesitaba tener tutelaje para conducirlo y enseñarle cómo ser.
Para la centuria dieciochesca, estos temas se volvieron a discutir, pero ahora al calor
de la ilustración y de las diferentes corrientes de pensamiento que emanaron de ella,

202
Jiménez Pérez, Isla Citlalli. “Reglas para que los naturales de estos reinos sean felices en lo espiritual, y temporal, por Francisco Antonio
Lorenzana, arzobispo de México. Transcripción, introducción y notas de Isla Citlalli Jiménez Pérez”. Revista Notas Históricas y Geográficas, 21,
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caracterizadas por tener una marcada esencia eurocéntrica y de superioridad


respecto de América y sus habitantes, entre los que estaban los indios.
Los pensadores que formaban parte de esta corriente de pensamiento,
defendían estas tesis de inferioridad de lo americano, haciendo análisis desde
diferentes perspectivas, como las plantas, lo animales, los climas, la geografía, la
orografía, las civilizaciones y hasta la genética y morfología de los diferentes seres
vivos, rubros en los que siempre el nuevo mundo era menor, según esta visión 1. Entre
estos, resaltan Buffon (este como uno de los primigenios y de los que más aportaron
a esta corriente), Hume, Voltaire, Raynal, De Pauw, entre otros. Un común
denominador en las ideas de estos estudiosos, además de tildar de inferior a América
y a sus pobladores, es la percepción de éste continente como nuevo y por ende no
había completado su desarrollo físico, geográfico y climatológico, dando como
resultado a un entorno insalubre y poco favorecedor para la civilización humana2.
Por ende, todo lo concerniente a los moradores de América, en especial los indios
como sus primeros habitantes, como la cultura, la lengua y el intelecto estaba lejos
de la ‘‘civilización’’ y más cerca a lo ‘‘bárbaro’’.
Para el caso concreto del imperio español, en 1735 se publicaron en España las
cartas escritas por el canónigo de Alicante Manuel Martí3, quien a manera de
prevención aconseja a un joven español que desea ir a las Indias de lo inconveniente
que podría ser para él residir en la Ciudad de México, ‘‘… porque ahí no había
libros, bibliotecas, maestros o estudiantes y ni si quiera deseos de aprender. Para
Martí, México era un lugar sin cultura, donde reinaba una ‘horrenda soledad’ que
hacía imposible ‘cultivar el espíritu’ ’’4.
Sin duda, estas ideas reflejan un pensamiento generalizado cimentado en la
idea de inferioridad total de América comparada con el viejo mundo. En esta
corriente de pensamiento eurocéntrico se encuentra Francisco Antonio Lorenzana y

1
Antonello Gerbi, La disputa del nuevo mundo. Historia de una polémica 1750-1900, (México, Fondo
de Cultura Económica, 1982), 7-150.
2
Desde esta perspectiva, en América sus habitantes nativos, tanto humanos como otros seres vivos,
como los que llegaban a vivir ahí, sufrían diferentes degeneraciones y cambios en su fisonomía y
características físicas que degeneraban su esencia y a los seres humanos los acercaban a bestias. En:
Ibidem, 7-80.
3
Véase: Ibidem, 7-160.
4
Dorothy Tanck de Estrada, comp., La universidad de México: centro de identidad nacionalista en el
siglo XVIII, en Independencia y educación, cultura cívica, educación indígena y literatura infantil,
(México, El Colegio de México, 2013), 14.

203
Jiménez Pérez, Isla Citlalli. “Reglas para que los naturales de estos reinos sean felices en lo espiritual, y temporal, por Francisco Antonio
Lorenzana, arzobispo de México. Transcripción, introducción y notas de Isla Citlalli Jiménez Pérez”. Revista Notas Históricas y Geográficas, 21,
Julio –Diciembre, 2018: pp. 202-210
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Buitrón5, quien fuera arzobispo de México de 1766 a 1771. El 20 de junio de 1768, el


prelado escribió un texto titulado Reglas Para que los Naturales de estos Reynos sean
felices en lo espiritual, y temporal, en donde expone las directrices que, a su juicio, se
deberían seguir para llegar a la definitiva y entera felicidad de los indios, además de
que en ellas ‘‘está todo el nervio, y substancia de la prosperidad nacional’’. Se
buscaba mediante estas reglas modificar en lo nuclear el status quo que era visto por
el prelado de los nativos, y así crear un nuevo prototipo de los mismos. El que el
arzobispo Lorenzana mencione los términos felicidad, progreso o prosperidad, tiene
que ver con el contexto ilustrado en el que estos eran las metas a las que se aspiraba
llegar en colectividad a través de hacer útiles a los súbditos, ya que su trabajo y
producción de riqueza engrandecía al imperio. Del mismo tiempo, este progreso y
prosperidad se veía ahora en dos aspectos que se complementaban, el espiritual y
temporal.
Las catorce reglas emanan de reflexiones profundas del arzobispo en torno al
tema del indio y sus problemáticas y parten desde una idea estereotipada e inferior
de estos, cercana a lo ‘‘bárbaro’’ y ‘‘salvaje’’, en la tónica de las corrientes de
pensamiento eurocéntricas que mencioné líneas arriba. Estas reglas abarcan temas
diversos, como cuestiones religiosas, sus lenguas, educación, trabajo, organización
social, costumbres, forma de vida, vivienda y vestido, lo que nos habla de que
mediante ellas se deseaba crear un nuevo perfil del indio, que fuera acorde al nuevo
contexto ilustrado.

5
Francisco Antonio Lorenzana y Buitrón, prelado de origen leonés, fungió como arzobispo de México
de 1766 a 1772. Su designio por el monarca Carlos III corresponde como mérito a su labor y trayectoria
realizada en España, que se había caracterizado como regalista y jansenista. Su figura es considerada
hasta hoy en día por la historiografía como una de las más relevantes de la historia eclesiástica
moderna de España, además del más destacado de la iglesia hispanoamericana del siglo XVIII, debido
a sus acciones al frente del arzobispado de México y por ascender posterior a ello como arzobispo a la
sede primada de Toledo, la más rica de España. Su personalidad descrita como fuerte, prepotente y
despótica, así como dinámico, organizado, tenaz, laborioso, de genio vivo y fácil palabra, carácter que
sin duda facilitó la ejecución de sus políticas. Sin duda, estamos al frente de una figura que a todas
luces despierta inquietudes por lo trascendental de su pensamiento y acciones que delinearon el
destino de algunos de los territorios y enclaves eclesiásticos más acaudalados e importantes del
imperio español. Véase: Emilio Martínez Albesa, ‘‘Fundamentos del regalismo en el magisterio
episcopal de Francisco Antonio Lorenzana, arzobispo de México (1766-1772)’’, Mar Oceana 6, (2000),
https://dialnet.unirioja.es/servlet/revista?codigo=913 , (Consultado el 22 de agosto del 2018): 39-80,
Luisa Zahíno Peñafort, El Cardenal Lorenzana y el IV Concilio Provincial Mexicano, (México, Miguel
Ángel Porrúa, Instituto de Investigaciones Jurídicas, Universidad Nacional Autónoma de México,
universidad de Castilla-La Mancha, Cortes de Castilla-La Mancha, 1999), 871 Pp.

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Jiménez Pérez, Isla Citlalli. “Reglas para que los naturales de estos reinos sean felices en lo espiritual, y temporal, por Francisco Antonio
Lorenzana, arzobispo de México. Transcripción, introducción y notas de Isla Citlalli Jiménez Pérez”. Revista Notas Históricas y Geográficas, 21,
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Este documento tiene una gran importancia para adentrarnos a la discusión


del siglo XVIII en torno a la racionalidad y civilización de los indios, y en general de
cualquier americano ya que estás ideas no se limitaban solo a los nativos, a través de
cómo era visto por un arzobispo de unas de las principales diócesis de las Indias.
Recordemos que los obispos y arzobispos eran considerados, además de pastores
espirituales, como ministros del poder real, ya que era el monarca quien los elegía
para ocupar esos cargos, por lo que sus disposiciones tenían eco y eran llevadas a
cabo en sus jurisdicciones.
A continuación, presentaremos el documento íntegro, transcrito en forma
modernizada en ortografía y puntuación, a fin de que sea más ágil su lectura. Para
clarificar algunos puntos relevantes, añadiré a pie de página alguna breve
explicación.

2. TRANSCRIPCIÓN

Biblioteca Nacional de México, Obras Antiguas, Raras, caja 1463, expediente 7, fs. 16-
18v.[f, 1]

REGLAS PARA QUE LOS NATURALES DE ESTOS REYNOS SEAN FELICES EN


LO ESPIRITUAL, Y TEMPORAL.

PRIMERA: Que guarden el santo temor de Dios, sepan la Doctrina Cristiana, no solo
en su idioma, sino principalmente en castellano6; cuiden de educar bien sus hijos,
respeten a sus superiores, sean obedientes a los párrocos y justicias, pues sin esto
todo será desorden.
SEGUNDA: Cuidarán los padres de familias, que sus camitas o tapestles para dormir
ellos, y lo mismo las de sus hijos, estén limpias, y en alto, porque contraen muchas y

6
Para la segunda mitad del siglo XVIII, resurge con fuerza el deseo de castellanizar a la población
india, extinguir sus lenguas -las cuales también fueron tildadas de bárbaras y salvajes- y hacer de la
lengua castellana la única en todo el imperio español. Este nuevo indio tendría que hablar
únicamente castellano. Desde esta óptica la lengua era vista como un instrumento de unificación
entre todos los súbditos, que daría homogeneidad, cohesión e identidad.

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Jiménez Pérez, Isla Citlalli. “Reglas para que los naturales de estos reinos sean felices en lo espiritual, y temporal, por Francisco Antonio
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muy graves enfermedades, por acostarse en partes húmedas, y en el mismo suelo;


que haya separación en sus jacales; que los casados duerman separados de sus hijos,
y que estos no se junten los hombres con las mujeres, especialmente, pasando de
diez años; pues aunque sean pequeñas sus casitas, pueden poner una división de
cañas o de un petate7.
TERCERA: No permitan los Gobernadores que indio alguno de más de veinte y cinco
años, deje de tener oficio en el pueblo, sea de labrador o jornalero, y que luego que
se casen fabriquen su casa o jacal, procurando en esto ayudarse unos a otros, y así les
costará muy poco. Como también cuidarán de que los jacales se hagan como para
racionales, y no para bestias, señalando en cada pueblo los ancianos el modo y
fábrica de las casas de indios, y procurando que todos habiten en población cerca de
su iglesia, o a lo menos no muy distante, pues se sigue mucho perjuicio para sus
almas, y cuerpos,
[f, 2]

quedando enteramente desamparados de socorro espiritual y temporal, y expuestos


en los montes y soledad a incurrir en pecados, supersticiones e idolatrías 8.
CUARTA: Que cada indio padre de familias tenga casa y crie para su sustento
gallinas, guajolotes, cerdos, una vaca o cabras y tenga una yegua o mula para el
transporte de lo que necesita.
QUINTA: Que procuren no tener entre sí pleitos, sino que compongan sus discordias
amigablemente, y cuando se ofreciere hacer algún recurso a sus superiores, nunca se
junten muchos, sino que vaya uno o dos de los de más juicio e inteligencia del
pueblo, pues de lo contrario parece tumulto, y es causa de que los naturales pierdan
su trabajo por muchos días, y nunca se dirijan por cabecillas, ni personas de casta
infecta en sus pueblos, y en las capitales tomen consejo de personas doctas y
temerosas de Dios antes de presentar memoriales, y no de sujetos imprudentes que
no son abogados, ni saben decirles lo que les conviene9.

7
Este cambio para crear un ‘‘nuevo indio’’ sería integral. En este punto se ataca su forma de vivienda.
8
Desde la perspectiva del arzobispo Lorenzana, los modos de vivienda de los indios están cercanos a
los de ‘‘bestias’’. Así mismo, pensaba que el que los indios vivieran lejos y dispersos facilitaba sus
supersticiones. Este tema de las supersticiones e idolatrías, fue un constante argumento en contra de
los indios y su civilidad durante todo el siglo XVIII. Este tiene raíces en el siglo XVI.
9
Para el caso de la Nueva España, el año de 1767, dos años antes de la publicación de este documento,
fue un año complicado. Fue el año de la expulsión de los jesuitas, que en algunos puntos de la Nueva
España, sobre todo al norte del obispado de Michoacán, fueron tomados como pretexto para que

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Jiménez Pérez, Isla Citlalli. “Reglas para que los naturales de estos reinos sean felices en lo espiritual, y temporal, por Francisco Antonio
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SEXTA: Que cuiden del aseo de sus parroquias, oigan misa los días que tengan
obligación y no los empleen en embriagueces, que son causa de su pobreza,
ociosidad y pecados, y también de muchas enfermedades y pestes10.
SÉPTIMA: Que cuando algún indio enfermare procuren los demás asistirle, el que
tenga enviándole alguna ave, tortillas o huevos, y el que no pueda le sirva en lo que
tuviere necesidad, pues es una lástima ver que se dejan morir unos a otros sin
socorro humano, y tal vez sin sacramentos.
OCTAVA: Que los naturales trabajen y tengan las mujeres sus telares para fabricar la
ropa11 que ellos y sus hijos gastan, y nunca anden desnudos, ni sucios, porque se
pierde el pudor y la salud, y se mueren muchos niños por falta de aseo y limpieza,
matándoles la hediondez así a los grandes como a los chicos, y con la particularidad
si usan de algodón, cuya ropa no es tan sana como la de lino o cáñamo.
NONA [NOVENA]: Que tengan escuela de castellano y aprendan
[f, 3]

los niños a leer y escribir12, pues de este modo adelantarán, sabrán cuidar su casa,
podrán ser Oficiales de República, y explicarse con sus superiores, ennobleciendo su
nación y desterrando la ignorancia que tienen, no solo de los misterios de la fe, sino
también del modo de cultivar sus tierras, cría de ganados y comercio de sus frutos, a
lo que se añade ser falta de respeto hablar en su idioma con los superiores o delante
de ellos, pudiendo hacerlo en castellano, aunque sea hablando poco.

algunos sectores de la población manifestaran su inconformidad con las políticas borbónicas. De esto
se derivaron célebres motines y tumultos, entre los que participaron los indios, incluso liderando.
Suponemos que a estos acontecimientos hace alusión el arzobispo Lorenzana en esta regla quinta.
Para este asunto de los motines y tumultos véase: Felipe Castro Gutiérrez, Nueva Ley y nuevo Rey:
reformas borbónicas y rebelión popular en la Nueva España, (México, El Colegio de Michoacán,
Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 1996), 288 Pp.
También en esta regla se subraya que los indios no deben dejar de trabajar, ya que en esta atmósfera
ilustrada el trabajo era sumamente importante para generar progreso.
10
El prelado sigue partiendo de la idea estereotipada que se tenía del indio para argumentar sus ideas
desde su inferioridad.
11
El trabajo sería medio de prosperidad y al mismo tiempo traería felicidad. Todos los súbditos
tendrían que emplearse útilmente, esto pensado desde una perspectiva pragmática y utilitaria.
12
La educación es vista como el motor de cambio social y de progreso, ya que daría las herramientas
necesarias para ser un súbdito útil, productor de riqueza. En el siglo XVIII, se asociaba casi como
sinónimo la educación al progreso, prosperidad y felicidad. Para la segunda mitad de esa centuria, se
hicieron connotados esfuerzos para que los indios fueran a la escuela, aprovechando esto también
para castellanizarlos.

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Jiménez Pérez, Isla Citlalli. “Reglas para que los naturales de estos reinos sean felices en lo espiritual, y temporal, por Francisco Antonio
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DÉCIMA: Cuiden los padres de familias de casar sus hijos con los puros indios, o con
españoles y castizos, si pudiesen, y no se confundan con tanta variedad de castas que
perturban la paz de sus pueblos y también es causa de que pierdan sus privilegios en
los tribuales.
UNDÉCIMA: Cuando algún indio se embriagare, robare alguna cosa o cometiere
alguna torpeza, cuiden los gobernadores de castigarle, y todos le afeen la embriaguez
o delito, para que de este modo se conserven todos en pureza de costumbres.
DUODÉCIMA: Los caciques declarados y tenidos por tales sean horados y
distínganse en sus buenas costumbres, porte de su familia y decencia de su traje, sin
permitir que así los caciques, como los demás naturales, dejen su modo de vestir con
la limpieza que les sea posible.
DECIMATERCIA: Que no vendan sus bienes raíces, porque no lo pueden hacer sin la
real autoridad y licencia judicial, pues son menores13, y como a tales les está
prohibido por las leyes reales el enajenarlos, aunque sea con modo piadoso.
Últimamente: Tengan entendido que los sumos pontífices les han honrado con
muchos privilegios, y que nuestros reyes les aman tiernamente, y en sus leyes han
mirado y miran siempre por su bien, y particularmente nuestro reinante soberano el
señor Carlos tercero les favorece con unas expresiones muy especiales de modo que
le deben estar muy obligados y esforzarse a servirle como los más leales
[f, 3v]

vasallos. Y para que lleguen a noticia de todos los naturales estos avisos de su
prelado, que con ansia desea su bien, se han puesto en estilo sencillo como
exhortación, y no como decreto. México, y Junio 20 de 1768.

Francisco Arzobispo de México.

13
La imagen del indio como menor de edad que requiere de tutelaje, con orígenes en el siglo XVI,
sigue presente en el siglo XVIII. Aquí cae en una contradicción el arzobispo Lorenzana, ya que por un
lado se pretende crear un nuevo perfil del indio, más activo socialmente, que hable la lengua
castellana, que se emplee útilmente, que cambie su modo de vivienda, y por el otro lado se sigue
manteniendo ideas anteriores sobre los mismos. Es un cambio y permanencia a la vez.

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Jiménez Pérez, Isla Citlalli. “Reglas para que los naturales de estos reinos sean felices en lo espiritual, y temporal, por Francisco Antonio
Lorenzana, arzobispo de México. Transcripción, introducción y notas de Isla Citlalli Jiménez Pérez”. Revista Notas Históricas y Geográficas, 21,
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3. BIBLIOGRAFÍA

FUENTES DE ARCHIVO

Biblioteca Nacional de México, Obras Antiguas, Raras, caja 1463, expediente 7,


fs. 16-18v.

REFERENCIAS

Castro Gutiérrez, Felipe. 1996. Nueva Ley y nuevo Rey: reformas


borbónicas y rebelión popular en la Nueva España, México: El
Colegio de Michoacán, Universidad Nacional Autónoma de
México, Instituto de Investigaciones Históricas.
Gerbi, Antonello. 1982. La disputa del nuevo mundo. Historia de una
polémica 1750-1900. México: Fondo de Cultura Económica.
Martínez Albesa, Emilio. 2000. Fundamentos del regalismo en el
magisterio episcopal de Francisco Antonio Lorenzana, arzobispo
de México (1766-1772), Mar Oceana 6,
https://dialnet.unirioja.es/servlet/revista?codigo=913 ,
(Consultado el 22 de agosto del 2018): 39-80.
Tanck de Estrada, Dorothy. 2013. La universidad de México: centro de
identidad nacionalista en el siglo XVIII. En Independencia y
educación, cultura cívica, educación indígena y literatura
infantil, 13-24. México: El Colegio de México.
Zahíno Peñafort, Luisa. 1999. El Cardenal Lorenzana y el IV Concilio
Provincial Mexicano. México: Miguel Ángel Porrúa, Instituto de
Investigaciones Jurídicas, Universidad Nacional Autónoma de
México, universidad de Castilla-La Mancha, Cortes de Castilla-
La Mancha.

209
Jiménez Pérez, Isla Citlalli. “Reglas para que los naturales de estos reinos sean felices en lo espiritual, y temporal, por Francisco Antonio
Lorenzana, arzobispo de México. Transcripción, introducción y notas de Isla Citlalli Jiménez Pérez”. Revista Notas Históricas y Geográficas, 21,
Julio –Diciembre, 2018: pp. 202-210
Revista Notas Históricas y Geográficas
Número 21, julio-diciembre, 2018
ISSN en línea: 0719-4404
ISSN impr.: 0717-036x
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Jiménez Pérez, Isla Citlalli. “Reglas para que los naturales de estos reinos sean felices en lo espiritual, y temporal, por Francisco Antonio
Lorenzana, arzobispo de México. Transcripción, introducción y notas de Isla Citlalli Jiménez Pérez”. Revista Notas Históricas y Geográficas, 21,
Julio –Diciembre, 2018: pp. 202-210
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Alberto Saladino García y Graciela Zamudio Varela (coords)

Científicos y humanistas en la
historia de México.
Historiadores de las Ciencias y las Humanidades, México, 2017, 148 páginas.
ISBN 978-607-9236-04-5

Mariana Hernández Peña


Universidad Autónoma del Estado de México
ceciliamorant@gmail.com

Científicos y humanistas en la historia de México es una obra que surge como


resultado del Simposio organizado en el IV Congreso de Historiadores de las Ciencias y
las Humanidades en marzo de 2014 en la Universidad Michoacana de San Nicolás
Hidalgo.
El eje temático de los textos contenidos en esta obra es la gestación y desarrollo
de la labor intelectual y académica de hombres y mujeres que han ido forjando la
historia de las ciencias y la filosofía en México desde la sociedad novohispana, pasando
por las primeras manifestaciones de la independencia hasta llegar a las décadas más
cercanas a la actualidad. En este sentido, la mayoría de los artículos posee un carácter
biográfico precisamente para destacar la vida muchas veces erudita de los personajes
aquí presentados. Alberto Saladino García enfatiza en la vida y obra de Juan José de
Eguiara y Eguren a través de su texto titulado precisamente Juan José de Eguiara y
Eguren (1696-1763); a continuación Silvia Torres Alamilla presenta una biografía
científica de José Ignacio Bartolache; de modo similar, La familia Bustamante: un linaje
científico del siglo XIX es una muestra de la vida y obra científica de una familia
guanajuatense realizado por Lucero Morales Rodríguez y Ana Lilia Sabas Silva; Luz
María Oralia Tamayo Pérez centra su atención en La contribución de Francisco Jiménez
al conocimiento geográfico en el s. XIX; Graciela Zamudio Varela aborda la vida y
contribución científica a la historia de México de dos naturalistas de origen francés, su
texto intitulado es Alfredo y Eugenio Dugés: su práctica naturalista en el México
decimonónico; por su parte, Adolfo Olea Francos brinda al lector un rico análisis sobre

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la obra de Alfonso L. Herrera y Daniel Vergara Lope y su destacada contribución
científica en torno a la vida de los mexicanos en las altiplanicies de nuestro país; Irma
Escamilla Herrera y José Omar Moncada Maya rescatan la importante labor de las tres
primeras directoras del Instituto de Geografía-UNAM, refiriéndose a tal periodo como
Tres decenio con mirada de mujer; Martha Rosas Vilchis trae a cuenta un tema muy
actual en el ámbito de la arquitectura y el urbanismo, titula su texto Actores y sus
contribuciones en la Planeación Urbana en México: Carlos Contreras y Estefanía Chávez;
La tradición científica mexicana y la “norteamericanización”. El caso de José Joaquín
Izquierdo con los vecinos del norte, es una contribución de Rafael Guevara Fefer quien
destaca la experiencia del fisiólogo e historiador de la ciencia mexicano en el vecino
país del Norte, al mismo tiempo, enfatiza el autor en el carácter universal de la ciencia
al considerar que los científicos del siglo XX son parte de una comunidad
transnacional.
Puede notarse cómo en esta compilación de ponencias se abordan temas como
filosofía e historia de la ciencia, geografía, arquitectura, astronomía, ciencias naturales,
así como estudios de género desde el quehacer académico y científico. La intención
que atraviesa y unifica todos estos artículos es poner de manifiesto la necesidad de
conjuntar el quehacer de las ciencias y las humanidades. Es decir, enfatiza el hecho de
que ciencia y filosofía no pueden estar separadas dado que ambas buscan entender,
interpretar y explicar el mundo, la naturaleza y al propio ser humano. En este sentido,
este libro muestra cómo un estudio de estos elementos en conjunto brinda una
orientación correcta para conocer ampliamente la historia de México.
Es importante recalcar que en los personajes aquí investigados y biografiados
imperaba un profundo interés por su patria, por las problemáticas y necesidades de la
sociedad en la cual les había tocado vivir; a saber: las transiciones económicas,
culturales y políticas de la época, las carencias y la falta de apoyo que llegaba a haber
en las instituciones, y por supuesto, el discurso colonial y la subestimación intelectual
hacia los criollos, nativos y mestizos que irremediablemente ha existido y existe en el
país. Los intelectuales aquí rescatados hacen ciencia y cultivan las humanidades como
respuesta a muchas de las inquietudes sociales que en su momento existían.
Además, se retrata la inquietud creativa y apasionada que condujo a artistas,
científicos, tecnólogos y humanistas a conocer y dar a conocer la vida de México. Los
ecosistemas, la flora y fauna, los climas y las distintas formas de vida en las altiplanicies
de nuestro país, la vida cultural, intelectual y espiritual de México son los temas de
interés que obsequia el libro.
Enseguida hago una reseña breve de los artículos presentados por los
compiladores de este libro, Graciela Zamudio Varela y Alberto Saladino García, mismos
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que considero, me permiten dar una introducción al panorama general del contenido
de la obra.
Alberto Saladino trae a cuenta la vida y obra de Juan José de Eguiara y Eguren,
un humanista del s. XVIII comprometido con la dignificación de su patria. El autor se
refiere a este hombre ilustre como “un paradigma de un humanista dentro de la
historia de la cultura americana y específicamente de la mexicana”. Asimismo, lo
considera “el primer defensor de la vida cultural mexicana y acérrimo crítico de las
descalificaciones europeas; en este sentido, bien vale considerarlo como un verdadero
deconstructor del discurso colonialista y forjador de la identidad cultural”.
La importancia de estudiar a este personaje del periodo novohispano radica en
la extraordinaria empresa que representa la realización de su Bibliotheca mexicana. Su
intención en primera instancia, es dignificar la vida intelectual y cultural de su patria
en respuesta particularmente, a las sentencias que hacia América había dirigido el
español Manuel Martí, quien califica a la nueva España como “un huerto cerrado a la
cultura literaria, donde no es posible cultivar el espíritu ni labrar un honesto medio de
vida; México es un sitio –decía Manuel Martí– con la mayor barbarie del mundo,
envuelto en las más espesas nieblas de la ignorancia”.
Para demostrar que en la Nueva España no reinaba un ambiente precisamente
de inmensa ignorancia y responder no sólo a Manuel Martí sino a todo el discurso
colonialista que predominaba en esa época, Eguiara se da a la tarea de reunir un
extraordinario acervo de producciones literarias, filosóficas y científicas que en el suelo
mexicano se habían gestado desde antes de la llegada de los españoles y durante el
tiempo comprendido entre los comienzos del s. XVI y mediados del XVIII. Vale decir
que el contenido de la Bibliotheca mexicana es uno de los acervos bibliográficos si no es
que el primero en conservar una memoria de nuestro pasado intelectual.
Por su parte, Graciela Zamudio Varela presenta parte de la historia de dos
naturalistas de origen francés, Alfredo y Eugenio Dugés, quienes llegaron a vivir al
nuevo mundo a mediados del s. XIX. Ambos eran médicos y al llegar a México se
preocuparon principalmente por brindar sus servicios a personas de escasos recursos y
a las clases más vulnerables y desprotegidas. Alfredo Dugés, por ejemplo, ofreció sus
servicios en la Mina de Rayas donde atendía a los mineros que sufrían algún accidente,
contó además con el nombramiento de “Inspector de Mujeres Públicas” y estuvo a
cargo de la salud de los presos de la cárcel de Silao. En la misma medida en que estos
hermanos mostraban su compromiso con la sociedad es posible apreciar la pasión con
la que se dedicaron a investigar y conocer la riqueza natural del país, de modo que han
legado a la ciencia natural de México una prominente investigación que repara
especialmente en áreas como la zoología, la herpetología y la biología.
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Como resultado de los recorridos y sistemáticas exploraciones que los hermanos
Dugés realizaron en diversas regiones del país, Alfredo Dugés destaca por la formación
de su colección biológica que a su vez llevó a fundar uno de los gabinetes de historia
natural más diversos del s. XIX mexicano; cuyos ejemplares, a propósito, pueden
admirarse en el “Museo de Historia Natural Alfredo Dugés” de la Universidad de
Guanajuato. Eugenio Dugés por su parte, muestra un conocimiento amplio en las
tareas taxonómicas, “logró reunir una valiosa colección de más de diez mil coleópteros
–ha sido considerado– el fundador de la coreoptología mexicana”. Los hermanos
Dugés, aunque nativos franceses se dedicaron a hacer sus prácticas filosóficas en
nuestro país contribuyendo así de manera notable al conocimiento de la naturaleza y el
contexto social en el cual llegaron a vivir.
Quisiera volver a Juan José de Eguiara y Eguren, para hacer una analogía desde
la obra de dicho personaje y la obra hoy presentada. Considero, que así como este
ilustre novohispano realizó en su momento un homenaje sincero a aquellos que se
habían dedicado al quehacer científico, literario y filosófico, este libro realiza una labor
similar al dignificar la memoria intelectual mexicana, brinda al lector una recopilación
valiosa de la vida y la producción académica, social y cultural de individuos, mujeres y
hombres que muchas veces quedan en las sombras dentro de nuestra historia.
Como estudiantes de filosofía y como parte de nuestra formación dentro de la
academia es necesario conocer este pasado inmediato y no sólo los nombres de quienes
han hecho de nuestra historia una historia digna de contar, sino dar cuenta de los
motivos y las necesidades a las que daban respuesta. Eguiara en su momento, busca la
reivindicación y el reconocimiento de la vida cultural de su patria, este libro en la
actualidad hace lo mismo; reconoce y brinda un merecido homenaje a quienes han
sentado las bases de distintas áreas de las ciencias y las humanidades desarrolladas
desde México y para México.
Todos los textos tienen un señalamiento importante y peculiar que desembocan
siempre en la misma intención: destacar la necesidad de conocer al mismo tiempo la
historia de la ciencia y la historia de la filosofía y las artes, enriquecer la historia que en
menor o mayor medida conocemos de nuestro contexto. Los personajes sobre los que
se ha escrito en las distintas ponencias destacan un horizonte importante de
conocimientos sobre distintas áreas justamente porque sus reflexiones parten de la
circunstancia histórica, social, económica, cultural en la que les toca vivir.

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Norberto Flores Castro y Adolfo Bisama Fernández


El relato testimonial chileno.
1973-1989
Ril Editores, Santiago, 2017, 167 páginas
ISBN 978-956-01-0398-7

Eddie Morales Piña


Universidad de Playa Ancha emorales@upla.cl

En la portada del libro que tengo a la vista aparece un grupo de hombres


jóvenes a torso desnudo en un espacio desértico. Tras ellos se yergue un edificio y
alcanza a divisarse parte de una montaña agreste. Al interior de la obra se nos dice que
se trata de un conjunto de “prisioneros de guerra” y que la foto fue tomada a fines de
1973 en la localidad de Pisagua. Varios de estos muchachos fueron fusilados y
enterrados en cementerios clandestinos, y otros incrementaron la lista de detenidos-
desparecidos. La portada de la obra corresponde al testimonio del periodista Rolando
Carrasco Moya, titulada “Prigué. Prisionero de guerra en Chile”, cuya primera edición
fue realizada en Moscú en 1977 y clandestinamente en nuestro país el mismo año. La
portada descrita es de la primera edición pública chilena de 1991.
Efectivamente, a raíz del golpe militar de 1973 se desplegó en los márgenes
escriturarios de la literatura chilena un tipo de discursividad que, con el tiempo, se ha
denominado de los géneros referenciales, entre ellos, el testimonio como el relato de
Rolando Carrasco. La ruptura histórica provocada en el año mencionado afectó
radicalmente el sistema literario, tal como la crítica especializada lo ha demostrado en
el devenir del tiempo. No hay que olvidar que antes del advenimiento de los regímenes
autoritarios y dictatoriales, en la literatura hispanoamericana, incluyendo nuestro país,
había registro de la llamada novela del dictador, como “El señor Presidente” de Miguel
Ángel Asturias o“La fiesta del rey Acab” de Enrique Lafourcade . Por otra parte, según
uno de los críticos que ha estudiado la novela del último siglo en Chile –el académico y
crítico literario José Promis-, el golpe ocasionó que los escritores renovaran las
estrategias discursivas haciendo uso, por ejemplo, de las técnicas del disimulo,
especialmente de quienes vivían el exilio interior, es decir, circunscribir sus relatos en
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tiempos históricos distintos al presente de la escritura, pero que guardaban relaciones
con aquel, tal como lo hizo Guillermo Blanco con su novela “Camisa limpia”
ambientada en la remota colonia chilena, o José Donoso en “Casa de campo” situando
la acción narrativa en un espacio ficcional llamado Marulanda.
A la par de las novelas que tomaban como referente los acontecimientos
ocurridos a partir de septiembre de 1973, en Chile –y también en otros países-
comienzan a desarrollarse lo que se ha llamado el relato testimonial. La forma
escrituraria de este tipo de discursividad, al contrario de la novela descrita en el párrafo
precedente, apunta esencialmente a que se trata de un relato donde el enunciante es el
propio sujeto del enunciado. En otras palabras, quien escribe es el protagonista de los
hechos narrados que forman parte de una vivencia existencial potencialmente
traumática, ya que involucra toda suerte de vulneración de los derechos humanos. El
relato testimonial, en cierto modo rearticula el procedimiento retórico –que en sí es un
tópico literario- del criterio de “lo visto y lo vivido”. El carácter ocular del testimonio –
de raíz bíblica, sin duda- le da al relato la tonalidad de veracidad y de constatación del
evento narrado.
Dentro de este contexto da cuenta el estudio “El relato testimonial chileno.
1973-1989” de Norberto Flores Castro y Adolfo Bisama Fernández (Santiago: RiL
Editores, 2017). Se trata de un trabajo en que ambos académicos de la Universidad de
Playa Ancha revelan ante el lector las circunstancias en que emerge esta forma de
discursividad en la escritura chilena y sus características retóricas más sobresalientes.
En este sentido, el libro tiene dos partes completamente diferenciadas, pero que se
complementan entre sí. Norberto Flores se aboca en el primer capítulo a mostrar el
contexto en que nace el relato testimonial de prisioneros políticos y su adscripción a
los parámetros de la posmodernidad. Del mismo modo, Flores se refiere a las
condicionantes históricas que llevaron al golpe militar y a un registro “inevitablemente
incompleto” de los relatos testimoniales chilenos, así como del análisis selectivo de
alguno de ellos sobre la base de su principal referente: “la deconstrucción del sujeto a
través del castigo y la tortura”.
El segundo capítulo desarrollado por Adolfo Bisama está focalizado,
esencialmente, en demostrar que el relato testimonial tiene un carácter que transita
entre ser un texto documental historiográfico, pero que asume rasgos escriturarios de
la ficción literaria, sin que pierda por esto su índole de veracidad como relato. De esta
manera, Bisama aborda las estrategias textuales y las paratextuales (como la
descripción de la portada de “Prigué” a que aludimos al principio, además de los
títulos, los subtítulos, los prólogos, los epígrafes), con la finalidad de determinar a

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través de la teoría literaria “dónde comienza la ficcionalidad y dónde es posible
reconocer el valor historiográfico del relato testimonial”.
En síntesis, el estudio de Norberto Flores Castro y Adolfo Bisama Fernández nos
conducen con rigurosidad analítica a conocer el relato testimonial donde se aúnan el
valor historiográfico y también los visos ficcionales de este género de al lado que
plasma la imagen de una etapa de nuestra historia reciente signada por la violencia, el
oprobio, la violación de los derechos humanos y la muerte. El texto de Flores y Bisama
se convierte –de cierta forma- en una obra testimonial que deja el registro de la forma
discursiva que da título al libro.

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CITAS Y REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

LIBROS

Libros con un autor

Nota al pie de página


1. Soledad Loaeza, El Partido Acción Nacional: la larga marcha, 1939-1994 (México: Fondo de
Cultura Económica, 1999), 218-223.

Bibliografía
Loaeza, Soledad. 1999. El partido Acción Nacional: la larga marcha, 1939- 1994. México:
Fondo de Cultura Económica.

Libros con dos o más autores

Nota al pie de página


Kenneth Shepsle y Mark Bonchek, Las fórmulas de la política: instituciones, racionalidad y
comportamiento (México: Taurus/Centro de Investigación y Docencia Económicas, 2005), 45.

Bibliografía
Shepsle, Kenneth y Mark Bonchek. 2005. Las fórmulas de la política: instituciones,
racionalidad y comportamiento. México: Taurus/Centro de Investigación y Docencia
Económicas.
Cuando se trate de libros con más de tres autores, las notas al pie de página deben incluir el
nombre del primer autor seguido por “et al.” o “y otros”. Ambas opciones son válidas. En la
bibliografía, usualmente se ponen todos los autores, sin embargo también se puede utilizar “et
al.” o “y otros”.

Libros editados, coordinados o compilados

En obras en las que el autor citado fungió como editor, coordinador o compilador se coloca esta
aclaración después del nombre, con la abreviatura correspondiente (coord., comp., ed., etcétera).

Nota al pie de página


José Antonio Aguilar Rivera, coord., México: crónicas de un país posible (México: Fondo de
Cultura Económica, 2005).

Bibliografía
Aguilar Rivera, José Antonio, coord. 2005. México: crónicas de un país posible. México: Fondo
de Cultura Económica
Revista Notas Históricas y Geográficas.
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Libros con autor corporativo

Si una de las obras consultadas es publicada por una institución y no especifica el nombre de los
autores, se coloca el nombre de la institución como autor en la bibliografía, incluso si también
funge como editorial. Si se menciona varias veces la misma institución, se pueden usar siglas en
lugar del nombre completo, especificándolo en la bibliografía.

Nota al pie de página


Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Informe Anual, 2007- 2008 (México:
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, 2008), 23.

Bibliografía
TEPJF. Ver Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. 2008. Informe Anual, 2007-2008.
México: Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Capítulo de un libro con un solo autor

Nota al pie de página


Flavio Galván Rivera, “Juicios y recursos electorales,” en Derecho procesal electoral mexicano
(México: Porrúa, 2006), 541-646.

Bibliografía
Galván Rivera, Flavio. 2006. Juicios y recursos electorales. En Derecho procesal electoral
mexicano, 541-646. México: Porrúa.

Capítulo de un libro con varios autores

Nota al pie de página


Ciro Murayama Rendón, “Financiamiento a los partidos políticos: el nuevo modelo mexicano,”
en Estudios sobre la reforma electoral 2007: hacia un nuevo modelo, coords. Lorenzo Córdova
Vianello y Pedro Salazar Ugarte (México: Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación, 2008), 261-87.

Bibliografía
Murayama Rendón, Ciro. 2008. Financiamiento a los partidos políticos: el nuevo modelo
mexicano. En Estudios sobre la reforma electoral 2007: hacia un nuevo modelo, coords.
Lorenzo Córdova Vianello y Pedro Salazar Ugarte, 261- 87. México: Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación.

Varios capítulos del mismo libro

Si se citan varios capítulos del mismo libro de varios autores, el libro mismo, así como las
contribuciones específicas, pueden incluirse en la bibliografía. Las contribuciones individuales
pueden referir al libro del editor, para evitar tener una bibliografía reiterativa.

Nota al pie de página


José Woldenberg, “Estampas de la reforma,” en Estudios sobre la reforma electoral 2007: hacia
un nuevo modelo, coords. Lorenzo Córdova Vianello y Pedro Salazar Ugarte (México: Tribunal
Electoral del Poder Judicial de la Federación, 2008), 25-43.
Revista Notas Históricas y Geográficas.
ISSN 0717-036x
www.revistanhyg.cl

Bibliografía

Córdova Vianello, Lorenzo y Pedro Salazar Ugarte, coords. 2008. Estudios sobre la reforma
electoral 2007: hacia un nuevo modelo. México: Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación.

Luna Ramos, Margarita Beatriz. 2008. El control constitucional de las leyes a cargo del TEPJF.
En Córdova y Salazar 2008, 435-51.

Woldenberg, José. 2008. Estampas de la reforma. En Córdova y Salazar 2008, 25-43.

Ediciones subsecuentes

Cuando se considera importante que el lector conozca el número de edición consultado, éste se
coloca después del título.

Nota al pie de página


José de Jesús Covarrubias Dueñas, Derecho constitucional electoral, 2ª ed.
(México: Porrúa, 2002), 191.

Bibliografía
Covarrubias Dueñas, José de Jesús. 2002. Derecho constitucional electoral. 2ª ed. México:
Porrúa.

Libros editados en volúmenes

Nota al pie de página


Simone de Beauvoir, El segundo sexo, vol. 2, La experiencia vivida (Madrid: Ediciones
Cátedra, 2002), 44.

Bibliografía
de Beauvoir, Simone. 2002. La experiencia vivida. Vol. 2 de El segundo sexo. Madrid:
Ediciones Cátedra.

REVISTAS

Artículos de revistas de difusión

Las revistas semanales o mensuales se citan sólo por la fecha de publicación. Aunque se incluya
la página exacta de una cita, no se incluyen las páginas en las que se encuentra el artículo, pues
usualmente incluyen material distinto al de interés (por ejemplo, publicidad).

Nota al pie de página


Gabriel Zaid, “La fe en el progreso,” Letras Libres, noviembre 2004, 21.
Revista Notas Históricas y Geográficas.
ISSN 0717-036x
www.revistanhyg.cl

Bibliografía
Zaid, Gabriel. 2004. La fe en el progreso. Letras Libres, noviembre.

Artículos de revistas académicas

Nota al pie de página


Federico Estévez, Eric Magar y Guillermo Rosas, “Partisanship in nonpartisan electoral
agencies and democratic compliance: Evidence from Mexico’s Federal Electoral Institute,”
Electoral Studies 27 (junio 2008): 257-71.

Bibliografía
Estévez, Federico, Eric Magar y Guillermo Rosas. 2008. Partisanship in nonpartisan electoral
agencies and democratic compliance: Evidence from Mexico’s Federal Electoral Institute.
Electoral Studies 27 (junio): 257-71.

Artículos de periódicos

Los artículos periodísticos pueden citarse en el cuerpo del texto (“como Miriam Posada señaló
en La Jornada el 4 de noviembre de 2004…”), en lugar de en una nota al pie de página o entre
paréntesis. Normalmente, no se incluyen en la bibliografía o en la lista de referencias. Los
siguientes ejemplos muestran las maneras más formales de citarlos.

Nota al pie de página


Miriam Posada García, “En riesgo, la existencia de cientos de agencias de viajes, alertan
empresarios,” La Jornada, 4 de noviembre de 2004, sección Economía.

Bibliografía
Posada García, Miriam. 2004. En riesgo, la existencia de cientos de agencias de viajes, alertan
empresarios. La Jornada, 4 de noviembre, sección Economía.

TESIS

Nota al pie de página


Gabriel Calderón Sánchez, “La Segunda Guerra Mundial en México: política gubernamental,
opinión pública y nacionales del Eje” (tesis de licenciatura, Centro de Investigación y Docencia
Económicas, 2004), 74-76.

Bibliografía
Calderón Sánchez, Gabriel. 2004. La Segunda Guerra Mundial en México: política
gubernamental, opiniones públicas y nacionales del Eje. Tesis de Licenciatura., Centro de
Investigación y Docencia Económicas.

Conferencia, ensayo o artículo presentado en un evento académico

Nota al pie de página


Leonardo Valdés Zurita. “La reforma electoral federal desde la perspectiva del IFE”
(conferencia presentada en el seminario “Implicaciones de la Reforma Electoral Federal 2007 en
el estado de Michoacán”, Morelia, Michoacán, 23 de mayo al 20 de agosto, 2008).
Revista Notas Históricas y Geográficas.
ISSN 0717-036x
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Bibliografía
Valdés Zurita, Leonardo. 2008. La reforma electoral federal desde la perspectiva del IFE.
Conferencia presentada en el seminario “Implicaciones de la Reforma Electoral Federal 2007 en
el estado de Michoacán”, 23 de mayo al 20 de agosto, en Morelia, Michoacán.

Recursos electrónicos

Comunicaciones por e-mail

No es común que se enlisten en la bibliografía las referencias a conversaciones (comunicación


personal o por teléfono), a cartas o mensajes de correo electrónico. Si se desean incluir, sería de
la siguiente manera:

Nota al pie
Constance Colon, mensaje de correo electrónico al autor, abril 17, 2005.

Sitios Web

Cuando se consulten páginas en Internet, las referencias deben incluir tanta de la siguiente
información como sea posible determinar: autor del contenido, título de la página, título o
propietario del sitio y URL.

Nota al pie de página


Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales, “¿Qué es la FEPADE?,”
Procuraduría General de la República, http://www.pgr.gob.mx/fepade/que%20es%20la%20
fepade/que%20es%20la%20fepade.asp (consultada el 22 de mayo de 2009).

Bibliografía
FEPADE. Ver Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales. Fiscalía
Especializada para la Atención de Delitos Electorales. ¿Qué es la FEPADE? Procuraduría
General de la República. http://www.pgr.gob.mx/fepade/que%20es%20la
%20fepade/que%20es%20la%20fepade.asp (consultada el 22 de mayo de 2009).

Si es un sitio de contenido informal, como páginas personales y los títulos pueden variar,
pueden utilizarse frases descriptivas. Sitio web oficial de Pete Townshend, “Biography,”
http://www.petetownshend.co.uk/history/ biography/.

CD-ROMS

Los discos compactos se citan igual que las obras impresas. El lugar de publicación y fecha se
omiten a menos que sean relevantes.

Bibliografía
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. 2008. Gaceta jurisprudencia y tesis en
materia electoral 1, núm 2. CD-ROM. World Bank. 2005. World Development Indicators 2005.
CD-ROM.

Legislación
Revista Notas Históricas y Geográficas.
ISSN 0717-036x
www.revistanhyg.cl

Para hacer referencia a artículos de diversas legislaciones, se coloca el nombre de la legislación


como autor en la bibliografía. Si se utiliza varias veces la misma legislación, se pueden usar
siglas en lugar del nombre completo, especificándolo en la bibliografía.

Nota al pie de página


Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (México: Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación, 2008), artículo 41, base III, apartado B, inciso c. Código Federal de
Instituciones y Procedimientos Electorales (México: Instituto Federal Electoral, 2008), artículo
211.3.

Bibliografía
CPEUM. Ver Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos. 2008. México: Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación. Cofipe. Ver Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales.

• Cuando se cita la misma obra varias veces con notas al pie de página, a partir de la segunda
vez puede incluirse sólo una referencia concisa a la obra, pues el lector ya cuenta con la
información completa. De esta manera, se evita utilizar expresiones como op.cit., que pueden
resultar confusas.

Soledad Loaeza, El Partido Acción Nacional: la larga marcha, 1939-1994 (México: Fondo de
Cultura Económica, 1999), 218- 223.

Loaeza, El Partido Acción Nacional, 250.

• Las bibliografías deben estar organizadas por orden alfabético, los párrafos deben tener una
sangría francesa. Cuando se incluyen varias obras de un mismo autor, a partir de la segunda se
reemplaza su nombre con cinco guiones seguidos y se organizan por año de publicación. Si un
autor tiene varias obras en un mismo año, se incluyen letras para diferenciarlas.

Covarrubias Dueñas, José de Jesús. 2002. Derecho constitucional electoral. 2ª ed. México:
Porrúa.

Galván Rivera, Flavio. 2006. Juicios y recursos electorales. En Derecho procesal electoral
mexicano, 541-646. México: Porrúa.

Loaeza, Soledad. 1999. El partido Acción Nacional: la larga marcha, 1939-1994. México:
Fondo de Cultura Económica.

Meyer, Jean. 1999. Historia de los cristianos en América Latina. México: Jus.

_____. 2001a. El Coraje cristero: testimonios. 2ª ed. Colotlán, Jalisco: Universidad de


Guadalajara.

_____. 2001b. Del antijudaísmo al genocidio. Istor 5 (verano):139-148.

Shepsle, Kenneth y Mark Bonchek. 2005. Las fórmulas de la política: instituciones,


racionalidad y comportamiento. México: Taurus/Centro de Investigación y Docencia
Económicas.
Revista Notas Históricas y Geográficas.
ISSN 0717-036x
www.revistanhyg.cl

Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. 2008. Informe Anual, 2007-2008.
México: Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

• Normalmente, los nombres de los autores se deben incluir como aparecen en la obra
consultada. Algunas obras no especifican los nombres de pila de los autores y sólo presentan
iniciales, por lo que no es necesario investigar el nombre completo.

• En español la mayoría de los autores especifican sus dos apellidos. Éstos pueden incluirse en
la bibliografía, pero en las citas dentro del texto basta con poner el primer apellido.

• Al manejar números de páginas, sólo se deben incluir los dígitos que cambian. Por ejemplo, si
un artículo se encuentra entre las páginas 245 y 268 de una revista, en las citas y la bibliografía
sólo se escribirá “245- 68”.

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