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Quiero empezar con dos versos, el primero es un versículo del libro Eclesiastés, atribuido
al Rey Salomón, Rey que pidió sabiduría para servir al pueblo de Dios, algo escaso en los
dirigentes de nuestros tiempos:
1:10 ¿Hay algo de que se pueda decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que
nos han precedido.
Mientras que el segundo es un verso de Von Goethe, el gran poeta alemán que siglos
después escribió:
Con estos dos versos de profunda sabiduría, (pasar slide) busco reafirmar la postura de
repensarnos los elementos de una educación para la paz sin complejos adánicos y más
bien partiendo de experiencias ya existentes.
Las negociaciones llevadas a buen término con las FARC y la etapa actual que vivimos,
más allá de entrar en los debates políticos, volvieron el tema de la paz, terminación del
conflicto, posacuerdos, posconflicto, como se quiera denominar. En un tema mediático
donde impera la necesidad de reconstrucción del país, reparación a víctimas, cierre de
brechas históricas, y por ende, propuestas efectivas para la construcción de una paz
estable y duradera.
Esta transición no quiere decir que la diversidad étnica y cultural de la Nación haya
aparecido en el 91 y esto mismo está sucediendo con la construcción de la paz: diversas
propuestas llevan incluso décadas trabajando en el tema, solo que ahora lo harán en un
tiempo donde los fusiles y heridos en combate han decaído considerablemente, así como
se piensa una educación para la paz y se tiene un marco legal definido.
Como resultado, el tema de la educación para la paz, no nace con la ley 1620 de 2013 de
convivencia escolar, no nace con las negociaciones en La Habana, con la ley 1732 de
2014, o el decreto 1038 de 2015.
1
Art 7 de la CP de 1991.
a un área fundamental o materia específica, lo cual también tiene sus debilidades y
falencias.
En una encuesta realizada a docentes de diversas áreas del país, se encontraron casi que
uno a uno las formas en cómo se trabaja el tema de la paz; temas abordados, diversidad
de asignaturas en que se abordaba (desde química hasta inglés) y la forma de vinculación
de los padres y la comunidad.
Sin embargo, todos coincidían en que, si bien el tema es de gran relevancia, no se sentían
preparados para enseñar el tema en las aulas, así como ser un tema que trasciende los
espacios y está ligado a los sentidos, vivencias y prácticas de los individuos, es decir a la
cultura. Como resultado, se evidenciaba que el tema era difuso, pero también que debía
trascender de la Cátedra de Paz, a una cultura de paz, que permeara las prácticas y
relacionamientos institucionales.
Desde CINDE creemos que, si el proceso formativo no toca y atraviesa la vida misma,
difícilmente se puede optar por la construcción de nuevas y mejores maneras de
construir conjuntamente horizontes de relación.
Esto iniciando con lo que se denominó La Patria Boba, donde más allá de valorar como
bobo lo ocurrido, se refleja esa negación e invalidación del otro, una incapacidad de
llegar a consensos que lleva a la negación física incluso desaparición y sevicia por el otro
y aquí quiero leerles una frase de Antonio Nariño quien acuñó el término de Patria Boba
y da cuenta de ello “Tal vez nuestra opinión es absurda, pero esta es nuestra opinión.
¿No le parece a ud Señor patriota (refiriéndose a Santander), que todos podemos tener
nuestra opinión, como ud tiene la suya?” (Antonio Nariño, 1823.)
Como resultado, primero: surgieron al tiempo dos repúblicas una centralista, una federal,
otras provincias siguieron fieles al consejo de regencia y luego a Fernando VII, más de
veinte constituciones promulgadas a lo largo de nuestra historia. Sólo en el siglo XIX
hubo 142 guerras civiles nacionales, regionales y revueltas. Donde estos episodios de
violencia continuarían no solo en el siglo XX sino incluso en el actual siglo XXI.
Esto para decir que el grito de independencia fue un grito disperso, el proyecto de nación
no era unificador, sino que polarizaba desde sus inicios y que como colombianos hemos
tenido una incapacidad histórica de reconocimiento al otro, al diferente, así como apenas
hace 26 años reconocimos como país nuestra diversidad.
Las escuelas en lo rural jugaban un papel más allá de ser un lugar destinado a la
enseñanza; era el epicentro de todos los ritos que suponen la exaltación de hechos
sociales vitales: fungía como salón comunitario, espacio de encuentros, celebraciones de
cumpleaños e incluso como sala de velación, donde con el conflicto armado, la escuela
como símbolo fue violentada, estigmatizada y por ende se resquebrajó el tejido social.
De manera adicional, no solo la escuela sufrió afectaciones, sino que también los niños
y niñas; Las consecuencias del desplazamiento forzado2, la tortura, el homicidio, el
2 Según el Auto 251 de 2008 de la Corte Constitucional: Las diversas fuentes de medición disponibles concuerdan en el hecho de
que más del cincuenta por ciento (50%) de la población desplazada por el conflicto armado en Colombia es menor de 18 años.
secuestro, la violencia sexual, los campos minados3, el reclutamiento4, entre otros hechos
victimizantes en el marco del conflicto armado, se reflejan en los impactos psicosociales
y en las afectaciones a la vida digna de las niñas, niños y adolescentes que hoy
representan más de la tercera parte de la población víctima del país (2.380.550 niños,
niñas y adolescentes víctimas directas)5.
Por otro lado, la escuela en un ámbito urbano tiene retos y desafíos diferentes
dependiendo de su contexto, donde se tiende a potenciar como centro de enseñanza y
el tejido social de la triada escuela-familia-comunidad no juega un papel tan
trascendental a diferencia de lo rural, a pesar de contar con múltiples estrategias para el
trabajo con familias.
En cuanto a los niños y niñas urbanos, los atañen otro tipo de problemas; Para este
contexto, la violencia está relacionada con temas como el acoso escolar, consumo de
SPA y los riesgos y adicciones de la virtualidad adquieren mayor relevancia tales como
problemas en las Competencias Sociales, Problemas Psicológicos, así como Problemas
de Atención y Conducta Agresiva.
3 Según el Programa de Acción Integral Contra Minas Antipersonal, PAICMA, el 10% de las víctimas de estos artefactos explosivos
son menores.
4 Según el Registro Único de Víctimas, en 20 años unos 13.000 menores de edad han sido reclutados por grupos armados ilegales.
Tales reclutamientos han ocurrido en 25 de los 32 departamentos del país; es decir: en el 78 por ciento del territorio nacional. Según
pudo establecerlo la Defensoría del Pueblo, las regiones más afectadas por ese reclutamiento obligatorio han sido, en su orden,
Meta, Putumayo, Tolima, Cauca, Guaviare, Norte de Santander, Nariño, Caquetá, Cundinamarca, Cesar, Antioquia, Arauca y Bolívar.
Sin embargo, organizaciones de derechos humanos concuerdan en que los niños que han sido víctimas de reclutamiento forzado
podrían ser entre 11.000 y 24.000, o incluso más, teniendo en cuenta que no se sabe cuántos han muerto en medio del conflicto y
cuántos no pudieron escapar y cumplieron su mayoría de edad dentro de los grupos armados ilegales.
5 Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas. Red Nacional de Información. Fecha de Corte 2015.
6 Son estas unas de las conclusiones de un estudio realizado por el ICBF con el apoyo de la Organización Internacional para las
Migraciones, OIM, y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, en 17 departamentos de Colombia en 2013. En esta
investigación participaron 1680 menores de entre 8 y 17 años que fueron víctimas de reclutamiento ilegal, violencia sexual, de minas
antipersonales, desplazamiento y orfandad como consecuencia de la guerra, y 680 que no eran víctimas, pero sí vulnerables.
En cuanto la academia, siguiendo a Carlos Maldonado, la ciencia y la tecnología tienen
una importancia, social, política y cultural como jamás la habían tenido. Por primera vez
en la historia, dichos retos y problemas no han sido formulados por filósofos o teólogos
como en el pasado. Jamás habían existido tantos académicos, científicos, investigadores,
técnicos e ingenieros en la historia de la humanidad como en nuestra época y, por ende,
producción de conocimiento diverso.
Así mismo, basta observar aquellos nichos actuales donde se generan estas
abstracciones; universidades, centros de pensamiento, de investigación. Atrás ha
quedado la imagen del científico con instrumentos rudimentarios, atrás quedó la imagen
Marie y Pierre Curie en su cobertizo descubriendo el polonio y el radio en 1898.
Por otro lado, en cuanto las instituciones educativas y teniendo como referente las
pruebas PISA 2015, más allá de los reparos a la misma. El porcentaje de estudiantes con
alto desempeño en lectura crítica son apenas el 1% de los estudiantes en Colombia. (¿La
escuela realmente es un factor de movilidad social?)
Estamos hablando de una sociedad no gobernada por las ideas sino las emociones, con
el factor que, en Colombia, la violencia ha impuesto emociones primarias como la ira,
envidia, odio, asco, que incluso puede explicar el por qué casi fracasa el intento más
sólido de finalizar el conflicto con las FARC en el plebiscito; recordemos un hecho y es
que el promotor de la campaña del NO, afirmó que la estrategia se basó en la
indignación.
Siguiendo a la escuela de Frankfurt, la sociedad colombiana no estaría regulada por las
normas, sino que su propia praxis, a partir de excitantes eternos, ajustaría el engranaje
social. Para nuestro caso, es un tipo de indignación eterna la cual vemos a diario en las
noticias de diferentes medios de comunicación en cuanto casos de corrupción,
violaciones, delitos, etc.
Sin embargo, cuando al inicio me referí a instituciones educativas era porque también
las universidades tienen ineludibles que asumir; para no alargarme solo quiero dejar la
pregunta ¿Cuál ha sido la responsabilidad ética, política y social de las universidades
tanto públicas como privadas frente los retos y crisis actuales del país? Y para esto solo
quiero poner de presente dos temas en reflexión: dónde son educados nuestros
dirigentes y el tipo de relación actual entre las universidades-Estado.
Con esta intervención, no se quiere caer en el “entumecimiento suicida” del que hablaba
Gaitán, en ese angustioso pesimismo que tristemente lo alimentan innumerables fuentes
donde algunas ya han mencionadas. Sino poner en evidencia algunos retos, pero
también proponer algunos elementos a tener en cuenta en una educación para la paz a
partir de la experiencia de CINDE en el tema, como de otras experiencias significativas
que hemos revisado en el Programa Nacional de Investigación y Desarrollo de
Convivencia Paz y Ciudadanía. (pasar slide)
Con esto se busca ampliar los horizontes de sentido: dirigir la mirada hacia nuevas
comprensiones, transformación de actitudes, valores e imaginarios que se encuentran a
la base de la construcción de paz.
De igual manera, un despliegue y fortalecimiento de su mundo afectivo, comunicativo
ético, creativo para la transformación de conflictos y político; de modo que comienzan a
tomar conciencia de la responsabilidad de cada uno como sujeto de afectación7. (pasar
slide)
Hacer visible lo invisible significa exaltar los recursos positivos que poseen las
comunidades e instituciones educativas, los cuales sirven como formas de supervivencia
en medio de los obstáculos y dificultades que aparecen en situaciones de emergencias y
calamidades. Son formas de blindaje no sólo para abordar las problemáticas, sino para
darle solución de forma inmediata a situaciones que generalmente no dan espera y que
construyen historias de posconflicto individual y colectivo. (pasar slide)
7
Retomando a Baruch Spinoza, todos los seres humanos somos susceptibles de afectar y ser afectados
tanto positiva como negativamente, en este sentido tenemos una responsabilidad como sujetos de
afectación.