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Evaluación Psicológica en adicciones 1

Evaluación psicológica en personas consumidoras de sustancias psicoactivas

Hadman Echevarría, María Cristina

Peralta, María Raquel

Pérez Collazos, Mirelia

Porras Ocupa, Ítala

Suárez Luna Julio César

Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo


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Índice
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Resumen

El estudio de la evaluación psicológica de las personas consumidoras de sustancias psicoactivas

se ha convertido en un tema de estudio importante a realizar para la correcta intervención con los

pacientes que lo padecen. En razón a ello se planteó como objetivo describir la teoría,

características, neurobiología, factores psicológicos y evaluación de los trastornos adictivos, como

parte de la formación clínica necesaria de los profesionales que se desempeñan en el área de salud

mental. La investigación se realizó mediante la búsqueda de referencias bibliográficas y

consolidación de la información. Se concluyó que estos trastornos han sido estudiados para poder

comprender la naturaleza de la sintomatología que los caracteriza, de manera que se pueda

proponer estrategias de intervención ya que es una de las acciones básicas que se debe tener en

cuenta para el bienestar de la persona.

Palabras clave: trastornos adictivos, evaluación psicológica, consumo de sustancias

psicoactivas, salud mental.


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ADICCIONES

1. Introducción

Las drogas tienen una notable capacidad de aumentar los niveles de un neurotransmisor

denominado dopamina . Precisamente el aumento de dopamina en el cerebro de los adictos es lo

que provoca el subidón –la sensación de euforia– producido, por ejemplo, por la cocaína.

Los componentes fundamentales de los trastornos adictivos son la pérdida de control y la

dependencia. De este modo, las adicciones no pueden limitarse exclusivamente a las conductas

generadas por sustancias químicas, como los opiáceos, los ansiolíticos, la nicotina o el alcohol. De

hecho, existen hábitos de conducta aparentemente inofensivos que pueden convertirse en adictivos

e interferir gravemente en la vida cotidiana de las personas afectadas.

Las adicciones psicológicas son muy similares a las toxicomanías. Conviene resaltar este hecho

porque todavía existen muchas personas que consideran a estas conductas –el juego, por ejemplo–

como un vicio. Esta idea es un error. El vicio es una categoría moral; las adicciones psicológicas,

sin embargo, constituyen un trastorno mental.

2. CARACTERÍSTICAS DE LAS CONDUCTAS ADICTIVAS

Control inicial por reforzadores positivos.(aspecto placentero de la conducta en si misma)

Control final por reforzadores negativos.(el alivio del malestar.)

Síndrome de abstinencia.

Para el DSM-IV-TR (American Psychiatric Association, 2000) la dependencia de una

sustancia se caracteriza por un patrón desadaptativo de consumo de la sustancia que conlleva un

deterioro o malestar clínicamente significativo, expresado por tres o más de los síntomas, como

indicamos en la Tabla 1.1, y durante un período continuado de 12 meses.


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Tabla 1.1. criterios para la dependencia de sustancias, según DSM – IV TR

A. Un patrón desadaptativo de consumo de la sustancia que conlleva un deterioro o

malestar clínicamentesignificativo, expresado por tres (o más) de los ítems

siguientes en algún momento de un período continuadode 12 meses:

1. tolerancia, definida por cualquiera de los siguientes ítems:

a. una necesidad de cantidades marcadamente crecientes de la sustancia para

conseguir la intoxicación o el efecto deseado

b. el efecto de las mismas cantidades de sustancia disminuye claramente con su

consumo continuado

2. abstinencia, definida por cualquiera de los siguientes ítems:

a. el síndrome de abstinencia característico para la sustancia (criterio A y B de

los criterios diagnósticos para la abstinencia de sustancias específicas)

b. se toma la misma sustancia (o una muy parecida) para aliviar o evitar los

síntomas de abstinencia

3. la sustancia se toma con frecuencia en cantidades mayores o durante un período

más largo de lo queinicialmente se pretendía

4. existe un deseo persistente o esfuerzos infructuosos de controlar o interrumpir el

consumo de la sustancia

5. se emplea mucho tiempo en actividades relacionadas con la obtención de la

sustancia (por ejemplo, visitar a varios médicos o desplazarse largas distancias), en

el consumo de la sustancia (por ejemplo, una dosis trasotra) o en la recuperación de

los efectos de la sustancia


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6. reducción de importantes actividades sociales, laborales o recreativas debido al

consumo de la sustancia

7. se continúa tomando la sustancia a pesar de tener conciencia de problemas

psicológicos o físicos recidivantes o persistentes, que parecen causados o

exacerbados por el consumo de la sustancia (porejemplo, consumo de cocaína a

pesar de saber que provoca depresión, o continuada ingesta de alcohol apesar de que

empeora una úlcera)

Codificación del curso de la dependencia: 0 Remisión total temprana; 0 Remisión

parcial temprana; 0 Remisión total sostenida; 0 Remisión parcial sostenida; 2 En

terapéutica con agonistas; 1 En entorno controlado; 4 Leve/moderado/grave o

especificar si:

• Con dependencia fisiológica: signos de tolerancia o abstinencia (por ejemplo, si se

cumplen cualquiera de los puntos 1 ó 2)

• Sin dependencia fisiológica: no hay signos de tolerancia o abstinencia (por ejemplo,

si no se cumplen los puntos 1 y 2).

El DSM-IV-TR también considera el abuso de sustancias, el cual define como un patrón

desadaptativo de consumo de sustancias que conlleva un deterioro o malestar clínicamente

significativos, expresado por uno (o más) de los síntomas que indicamos en la Tabla 1.2.
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Tabla 1.2. Criterios para el abuso de sustancias, según el DSM-IV-TR

A. Un patrón desadaptativo de consumo de sustancias que conlleva un deterioro o

malestar clínicamente

significativos, expresado por uno (o más) de los ítems siguientes durante un período de

12 meses:

1. consumo recurrente de sustancias, que da lugar al incumplimiento de obligaciones

en el trabajo, la escuela o en casa (por ejemplo, ausencias repetidas o rendimiento pobre

relacionados con el consumo de sustancias; ausencias, suspensiones o expulsiones de

la escuela relacionadas con la sustancia; descuido de

los niños o de las obligaciones de la casa);

2. consumo recurrente de la sustancia en situaciones en las que hacerlo es físicamente

peligroso (por ejemplo, conducir el automóvil o accionar una máquina bajo los efectos

de la sustancia);

3. problemas legales repetidos relacionados con la sustancia (por ejemplo, arrestos por

comportamiento escandaloso debido a la sustancia);

4. consumo continuado de la sustancia, a pesar de tener problemas sociales continuos

o recurrentes o problemas interpersonales causados o exacerbados por los efectos de la

sustancia (por ejemplo,discusiones con la esposa acerca de las consecuencias de la

intoxicación, o violencia física).

B. Los síntomas no han cumplido nunca los criterios para la dependencia de sustancias

de esta clase de sustancia.


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3. LAS ADICCIONES CON SUSTANCIAS, O CONSUMO DE DROGAS

PSICOACTIVAS

El consumo de drogas legales (alcohol y tabaco) como de algunas ilegales (ej., cannabis, cocaína,

drogas de síntesis, etc.) se ha extendido en nuestra sociedad de modo amplio en las últimas

décadas.

etc.). En las últimas décadas se han introducido otros productos alcohólicos, o se han generalizado

otros que eran minoritarios. Nos referimos a la cerveza y a los licores, especialmente las bebidas

de alta graduación y en formas de destilados importados, como el whisky, el vodka, etc. Al mismo

tiempo, en los últimos años, ha surgido un nuevo fenómeno: el cambio en los patrones de consumo.

Mientras que el llamado consumo mediterráneo de alcohol se centraba fundamentalmente en el

vino, en dosis bajas pero diarias, los nuevos patrones de consumo que han surgido en estos últimos

años en jóvenes son radicalmente distintos, y casi idénticos al patrón de consumo anglosajón:

consumo de bebidas de alta graduación (y foráneas a nuestra cultura de consumo tradicional de

alcohol), sólo en fin de semana.

En relación al consumo de tabaco, desde hace años sabemos que fumar se considera una epidemia,

la epidemia tabáquica, especialmente a partir del estudio de Doll y Hill (1954) y los que le

siguieron. Fumar cigarrillos es la principal causa evitable de mortalidad y morbilidad de los países

desarrollados.

LAS CARACTERÍSTICAS COMUNES DE UN SÍNDROME DE ABSTINENCIA SON

LAS SIGUIENTES (Edwards, 1986; Gossop, 1987; Lesieur y Blume, 1993):( extraído por

Echeburua 2003)
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a) Impulso repetido a una Conducta que trae consigo efectos perjudiciales para la persona que la

realiza.

b) Tensión creciente (humor depresivo, irritabilidad, deterioro de la concentración, trastornos del

sueño, etc.) hasta que la Conducta es completada (Coverly Veale, 1987, Rosenthal y Lesieur 1992).

c) Desaparición temporal de la tensión cuando se lleva a cabo la Conducta.

d) Vuelta gradual del impulso con fuerza creciente, que está asociada a Estímulos internos

(disforia, tensión emocional, aburrimiento, etc.) y externos (oler a comida en el caso de un adicto

a la comida o ver una mujer a solas en el caso de un sexoadicto) que ponen en marcha la Conducta

adictiva.

f) Condicionamiento secundario a dichos estímulos internos y externos.

El consumo de cannabis, en sus distintas formas, tiene efectos psicoactivos en el individuo. Es una

droga por sus propiedades de producir intoxicación, tolerancia, dependencia, etc. (American

Psychiatric Association, 2000). Su presentación puede ser: 1) en forma de hachís, que es un

compuesto obtenido a partir de la resina de la planta, 2) como triturado seco de flores y hojas y 3)

como aceite. Habitualmente se consume fumándolo, y tiene un efecto bifásico, comenzando por

una fase de estimulación, con euforia, bienestar, aumento de la percepción y ansiedad; y seguida

por una fase de sedación, en la que predominan la relajación y la somnolencia, pudiendo llegarse

a conciliar el sueño.

El consumo habitual de cannabis durante largos períodos de tiempo se asocia a alteraciones

neuropsicológicas relacionadas con los procesos atencionales, amnésicos y de velocidad de

procesamiento de la información, así como a dificultades psicomotrices.


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La heroína es un opiáceo descubierto hace ya un siglo. Hasta hace unos años se administraba

fundamentalmente por vía intravenosa; El primer consumo de heroína produce náuseas, vómitos

y disforia; tras estas molestias propias de las primeras ocasiones aparecen los síntomas buscados,

como placer, euforia y reducción de la ansiedad; si el consumo continúa, estos efectos placenteros

se siguen produciendo durante un tiempo, conocido como la “fase de luna de miel”.

La inyección intravenosa produce inicialmente una sensación de éxtasis muy intensa

(el flash) durante 5 a 15 minutos. Después se experimenta una sensación, menos intensa, de

satisfacción, euforia y bienestar, que dura de 3 a 6 horas. Después de la misma, hay un fuerte deseo

de conseguir más droga para obtener esos efectos.

La intoxicación por heroína tiene síntomas muy característicos, como una miosis muy

intensa (pupilas en punta de alfiler), euforia, apatía, irritabilidad o disforia, retardo psicomotor,

somnolencia, lenguaje farfullante, reducción de la atención y deterioro de la capacidad de juicio.

Otros síntomas asociados son bradicardia, hipotensión, hipotermia, analgesia y, en muchas

ocasiones, un estreñimiento pertinaz. Cuando la intoxicación es muy intensa puede desembocar en

una sobredosis, que en muchos casos produce la muerte. El síndrome de abstinencia de la heroína

aparece varias horas después de que el individuo se ha administrado la dosis, sobre las 8 horas

desde el último consumo.

En relación a la cocaína, ésta se puede tomar en forma de hojas masticadas (hojas de coca), polvos

de clorhidrato de cocaína para esnifar o inyectarse, y el crack para fumar o mezclada con heroína.

Los principales efectos de la cocaína son euforia, labilidad emocional, grandiosidad, hiperalerta,
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agitación psicomotriz, insomnio, anorexia, hipersexualidad, tendencia a la violencia y deterioro de

la capacidad de juicio. Abstinencia de cocaína - efectos son: depresión, irritabilidad, anhedonia,

falta de energía y aislamiento social. Igual que ocurre con el cannabis, puede haber disfunción

sexual, ideación paranoide, alteraciones de la atención y problemas de memoria. Cuando se deja

de consumir cocaína se produce un intenso crash (síndrome de abstinencia),

Las drogas de síntesis son sustancias que, al igual que la cocaína, ejercen una acción

Estimulante sobre el SNC.

4. Uso, abuso y Dependencia.

Por uso de una droga se entiende el consumo de una sustancia que no produce consecuencias

negativas en el individuo o éste no las aprecia. El abuso se da cuando hay un uso continuado a

pesa de las consecuencias negativas derivadas del mismo. La dependencia surge con el uso

excesivo de una sustancia, que genera consecuencias negativas significativas a lo largo de un

amplio período de tiempo.

Por dependencia, o síndrome de dependencia, según la CIE-10 (OMS, 1992), se entiende: un

conjunto de manifestaciones fisiológicas, comportamentales y cognoscitivas en el cual el consumo

de una droga, o de un tipo de ellas, adquiere la máxima prioridad para el individuo. La

manifestación característica del síndrome de dependencia es el deseo, a menudo fuerte y a veces

insuperable, de ingerir sustancias psicoactivas ilegales o legales, aún cuando hayan sido prescritas

por un médico.

Según la CIE-10, el diagnóstico de dependencia de una droga, sólo debe hacerse si durante algún

momento de los últimos doce meses, o de un modo continuo, han estado presentes tres o más de
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los siguientes rasgos: a) deseo intenso o vivencia de una compulsión a consumir una sustancia; b)

disminución de la capacidad para controlar el consumo de una sustancia o alcohol, unas veces para

controlar el comienzo del consumo y otras para poder terminarlo o para controlar la cantidad

consumida; c) síntomas somáticos de un síndrome de abstinencia cuando el consumo de la

sustancia se reduzca o cese; d) tolerancia, de tal manera que se requiere un aumento progresivo de

la dosis de la sustancia para conseguir los mismos efectos que originariamente producían dosis

más bajas; e) abandono progresivo de otras fuentes de placer o diversiones, a causa del consumo

de la sustancia, aumento del tiempo necesario para

obtener o ingerir la sustancia o para recuperarse de sus efectos; y, f) persistencia en el consumo de

la sustancia a pesar de sus evidentes consecuencias perjudiciales a nivel de salud física (ej., cirrosis

hepática), salud mental (ej., depresión), deterioro cognitivo, etc.

5. ADICCIONES PSICOLÓGICAS: (Echeburua 2003)

Echeburua Adriozola, Enrique. Adicciones psicológicas: más allá de la Metáfora.. Madrid, ES:

Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, 2003. ProQuest ebrary. Web. 15 June 2017.

Las adicciones psicológicas implican la ejecución de conductas repetitivas que tienen por objeto

aliviar la tensión por medio de la realización de comportamientos que resultan contraproducentes

para el sujeto., el ejercicio físico excesivo, la dependencia de las compras, el trabajo absorbente,

etc., pueden considerarse psicopatológicamente como adicciones.

La secuencia evolutiva habitual de las adicciones psicológicas (krych, 1989) (Echeburúa 2009)

a) La conducta es placentera y recompensante para la persona.


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b) Hay un aumento de los pensamientos referidos a dicha conducta en los momentos en que

la persona no está implicada en ella.

c) La conducta tiende a hacerse cada vez más frecuente. El sujeto pierde interés por otro tipo

de actividades anteriormente gratificantes.

d) El sujeto tiende a quitar importancia al interés o al deslumbramiento suscitados en él por

la conducta (mecanismo psicológico de la negación ).

e) Se experimenta un deseo intenso –sentido periódicamente– de llevar a cabo la conducta y

se tienen expectativas muy altas acerca del alivio del malestar que se va a sentir tras la

ejecución de la conducta.

f) La conducta se mantiene a pesar de las consecuencias negativas crecientes. Hay una

justificación personal y un intento de convencimiento a los demás por medio de una

distorsión acentuada de la realidad.

g) A medida que los efectos adversos de la conducta aumentan, el adicto comienza a tomar

conciencia de la realidad y realiza intentos –habitualmente fallidos– de controlar la

conducta por sí mismo.

h) Lo que mantiene ahora la conducta no es ya el efecto placentero, sino el alivio del malestar.

Este alivio es cada vez de menor intensidad y de más corta duración.

i) El sujeto muestra una capacidad de aguante cada vez menor ante las emociones negativas

y las frustraciones cotidianas. Las estrategias de afrontamiento se empobrecen debido a la

falta de uso. De este modo, el comportamiento adictivo se convierte en la única vía para

hacer frente al estrés.

Tipos de adicciones psicológicas: (Echeburúa 2009)


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1. La adicción al juego:

El juego de apuestas o de dinero es un fenómeno viejo pero que ha irrumpido de una forma nueva

en nuestra época. La afición a los juegos de azar (loterías, cupones de la ONCE, quinielas, etc.)

El crecimiento de la ludopatía está en relación directa con el aumento y difusión sin restricciones

de la oferta de juego.

La capacidad adictiva de las máquinas tragaperras es muy alta. En primer lugar, porque están muy

difundidas y el importe de las apuestas es bajo. En segundo lugar, porque, al ser el plazo

transcurrido entre la apuesta y el resultado muy breve, la conducta queda consolidada. En tercer

lugar, porque el funcionamiento intrínseco de estas máquinas potencia una cierta ilusión de control

Transición del juego normal al juego patológico.

Gastar más dinero de lo planeado.

Apostar para recuperar lo perdido

Seguir jugando incluso cuando se ha perdido.

2. Adicción al sexo.

La sexualidad es una dimensión de la persona que impregna la vida cotidiana y que habitualmente

está asociada al amor y a la ternura. Es una fuente de motivación e incluso de inspiración artística,

pero también puede dar lugar a todo tipo de abyecciones. En el caso de la adicción, el sexo se

convierte en una obsesión para la persona de la que le resulta difícil desprenderse y que

compromete seriamente su funcionamiento cotidiano.

Características:

1. Conductas no deseadas
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2. Interferencias en la vida diaria:

Enfermedades de transmisión sexual.

Sentimientos de culpa.

Ruptura de pareja no deseada

3. Sexo como alivio de un malestar

4. Adicción a las compras.

El consumo de objetos se ha convertido en un símbolo de estatus en la sociedad actual. Los

valores sociales impulsan al consumo superfluo, al dictado de la moda, en una sociedad en la que

más se es cuanto más se tiene y que no ve ningún peligro en el consumo desmesurado. Consumir

más puede significar sentirse mejor y situarse por encima de los demás.

Comprar es una actividad rutinaria de la vida diaria para la mayoría de la gente. Pero los adictos

a las compras se muestran incapaces de controlar un fuerte impulso al consumo, que domina sus

vidas y produce consecuencias graves.

Los principales rasgos de esta conducta anómala son: que se compra por comprar, que las

compras son excesivas, que los objetos adquiridos son innecesarios y que el sujeto es consciente

de ello, pero no puede refrenar el impulso.

5. Adicción al trabajo.

La dedicación intensa al trabajo se ha considerado durante muchos años como una conducta

adecuada y socialmente valorada, que denota un sentido elevado de responsabilidad y que

responde a los valores de una sociedad en donde se priman el éxito y la posesión de un determinado

estatus. De hecho, incluso ha sido categorizada como una adicción positiva, es decir, como una
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conducta repetitiva que proporciona bienestar económico e integración social a una persona

(Killinger, 1993).

La adicción al trabajo se caracteriza por una implicación progresiva, excesiva y desadaptativa a la

actividad laboral, con una pérdida de control respecto a los límites del trabajo y una interferencia

negativa en la vida cotidiana (relaciones familiares y sociales, tiempo de ocio, estado de salud,

etc.).

6. Adicción al internet.

Internet es un instrumento de comunicación, de trabajo, de ocio, de información, de compra-venta,

etc., que puede suponer un cambio en la forma de situarse de las personas ante la realidad.

En estos casos la red no se utiliza meramente para obtener información, sino como una manera de

buscar una satisfacción inmediata y de huir de los problemas. Todo ello viene acompañado de unos

cambios psicológicos adicionales: alteraciones de humor, ansiedad e impaciencia por la lentitud

de las conexiones o por no encontrar lo que se busca o a quien se busca (por ejemplo, en un canal

“chat” de conversación), estado de conciencia alterado (con una total focalización atencional),

irritabilidad en caso de interrupción, incapacidad para salirse de la pantalla (incluso para comer o

atender una cita a la hora convenida), etc.

SIGNOS Y SÍNTOMAS DE LA ADICCIÓN A INTERNET

 Privarse de sueño (<5 horas) para invertir tiempo en la red.

 Descuidar otras actividades importantes, como el tiempo con la familia, las relaciones

sociales, el trabajo o el cuidado de la salud.

 Recibir quejas en relación con el uso de la red de alguien cercano, como la pareja o el jefe.
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 Pensar en la red constantemente, incluso cuando no se está conectado a ella.

 Intentar limitar el tiempo de conexión pero sin conseguirlo o engañarse pensando que se

van a invertir unos minutos y darse cuenta después de que ya han pasado varias horas.

Psicobiología de las Adicciones

Según el DSM-IV (American Psychiatric Association, 1994) y DSM-IV-TR (American

Psychiatric Association, 2000), dependencia es un grupo de síntomas cognoscitivos,

comportamentales y fisiológicos que indican pérdida de control del uso de una sustancia

psicoactiva y en la que el sujeto continúa consumiendo la sustancia a pesar de la aparición de

problemas significativos relacionados con ella; existe un patrón de repetida autoadministración

que a menudo lleva a la tolerancia, al síndrome de abstinencia y a una ingestión compulsiva de la

sustancia. El proceso básico por el que una persona se hace adicta a una sustancia se inicia con

pequeños consumos de la sustancia, que favorecen la compulsión de seguir consumiendo (efecto

priming) y la aparición del craving o necesidad imperiosa de consumo. Cuando este abuso se

hace crónico, se produce en el cerebro una neuroadaptación que hace que la persona sufra los

efectos de tolerancia y abstinencia, definiéndose de esta manera el fenómeno de la dependencia.

Sistema Dopaminérgico de Recompensa

El circuito del placer o circuito de recompensa desempeña un papel clave en el desarrollo

de la dependencia a sustancias, tanto en el inicio como en el mantenimiento y las recaídas. Se

trata de un circuito cerebral existente no sólo en el ser humano sino compartido con la gran

mayoría de los animales. Es, por tanto, un sistema primitivo. De manera natural, este circuito es

básico para la supervivencia del individuo y de la especie, ya que de él dependen actividades

placenteras como la alimentación, la reproducción, etc. La activación del circuito de recompensa


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facilita el aprendizaje y el mantenimiento de las conductas de acercamiento y consumatorias, en

principio, importantes y útiles para la adaptación y la supervivencia. (Becoña y Cortés, 2010)

Uno de los mecanismos que participa en las conductas adictivas es el sistema

mesocorticolímbico, formado por estructuras del cerebro medio como el Área Tegmental Ventral

(ATV) y la sustancia negra, y del cerebro anterior (amígdala, tálamo, hipocampo, corteza

cingulada y corteza prefrontal) entre otras áreas. Dicho sistema en su conjunto recibe el nombre

de circuito del placer o de recompensa (Volkow, Fowler y Wang, 2004; como se citó en Becoña

y Cortés, 2010).

Figura 2: Sistema de Placer o Recompensa


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La dopamina se encarga de manera directa de establecer y regular las sinapsis que

componen dicho circuito. En una situación normal, la llegada de un estímulo placentero supone

la liberación de dopamina al espacio presináptico, estimulando los receptores postsinápticos.

Dichos receptores pertenecen a dos grandes familias, los tipo D1 y los tipo D2. Una vez que ésta

ha cumplido su objetivo, es reintroducida a la neurona de origen por la bomba de recaptación de

dopamina. A día de hoy no se conoce de manera completa el papel que juegan cada uno de los

tipos de receptores dopaminérgicos, y su funcionamiento parece más complejo de lo que

inicialmente se proponía (Koob y Blom, 1998; como se citó en Becoña y Cortés, 2010).

Herencia y Genética en la adicción

La mayor cantidad de información al respecto se centra en los factores genéticos

relacionados con el consumo de alcohol de los padres y el que desarrollan los hijos. Los estudios

genéticos muestran que los hijos de alcohólicos en adopción tienen un mayor riesgo (1.6%-3.6%)

de desarrollar alcoholismo que los hijos de no alcohólicos en adopción (McGue, 1994; como se

citó en Rojas, et al.).

En los estudios realizados con gemelos, se encuentra una mayor concordancia entre los

dicigóticos que entre los monocigóticos, tanto en lo que se refiere al consumo de alcohol como

de otras drogas como las cocaínicas. Tambien es importante destacar que parece haber una

mayor heredabilidad en la dependencia que en el abuso (Pickens et al., 1991; como se citó en

Rojas, et al. 2013).

Los clásicos estudios de Cadoret (1992) y Cadoret et al. (1996); (como se citó en Rojas,

et al. 2013) señalan que los factores genéticos juegan un papel importante en la transición del uso
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de drogas al abuso, que en su propio uso. Identifican dos patrones biológico - genéticos

diferenciados en el desarrollo del abuso de sustancias de los sujetos adoptados: el primero

relacionado con el abuso de sustancias por parte del padre biológico, que se limita al abuso y

dependencia en el sujeto adoptado; y el segundo, que parece ser expresión de una agresividad

subyacente y que se relaciona con la criminalidad en el padre biológico.

Efecto de la Cocaína en el cerebro

Con respecto a los efectos en la neuroplasticidad a nivel funcional y estructural que

produce la cocaína en el cerebro Cruz, (2006) manifiesta “El efecto más importante de la cocaína

en el cerebro es la inhibición de las bombas de recaptura de la dopamina y el consecuente exceso

de este neurotransmisor en una zona del cerebro particularmente importante para la motivación”.

(p.4).

La estimulación química con dopamina de zonas que normalmente se activan con

estímulos naturales gratificantes lleva a la repetición de la conducta, así como también la

estimulación artificial con cocaína (…) En años recientes se han obtenido imágenes cerebrales

por tomografía de adictos a esta droga en las que se observa que tienen menos receptores a

dopamina que las personas normales. Esto se explica porque cuando hay mucho neurotransmisor

se reduce el número de receptores que pueden captarlo para así compensar el exceso de

estimulación. (Cruz, 2006).


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Figura 3: La cocaína bloquea las bombas de recaptura de neurotransmisores estimulantes

produciendo su acumulación.

Efectos de las anfetaminas en el cerebro

Cruz, 2006 “Las anfetaminas tienen un mecanismo de acción indirecto que también da

como resultado una liberación excesiva de catecolaminas; en consecuencia, estos compuestos

quitan el hambre, el sueño y el cansancio”.

Dentro de este grupo, las metanfetaminas tienen características especiales. Su abuso ha

aumentado recientemente con el consumo de las “tachas” o “éxtasis”, que contienen metilen-

dioxi-met-anfetamina (MDMA) u otras moléculas cercanamente relacionadas. A diferencia de

las anfetaminas clásicas (que sólo liberan adrenalina, noradrenalina y dopamina) las “tachas”

actúan fundamentalmente aumentando las concentraciones de serotonina en el sistema nervioso.

(Cruz, 2006).

Cruz, (2006) “Como todo neurotransmisor, la serotonina se almacena en vesículas, se

libera en respuesta a un estímulo y se recoge por acción de las bombas de recaptura”.


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FACTORES PSICOLOGICOS EN LAS ADICCIONES

INTRODUCCIÓN

Las adicciones son una problemática que está presente en diversas culturas, causando daños

no sólo a la persona afectada sino también a su entorno inmediato. Pero la adicción no es un suceso

que se da de manera inmediata sino más bien es un proceso que la persona experimenta y que

finalmente desencadena en la dependencia.

En la actualidad los efectos perjudiciales del consumo de sustancias adictivas constituyen

un tema serio y difícil de resolver. Los gobernantes de los países de todo el mundo y entidades

privadas ven la necesidad de enfrentar esta realidad tomando medidas drásticas y costosas con el

fin de reducir las consecuencias que se ocasiona por el consumo.

A la Psicología, como ciencia que estudia el comportamiento humano, para comprender

sus actos y conducta observable, sus procesos mentales (cogniciones, sensaciones, pensamientos,

memoria, motivación) y todos aquellos procesos que permiten explicar la conducta en contextos

concretos (Becoña, 2007), le corresponde un papel importante en la comprensión del fenómeno

del consumo de sustancias, así como en la consiguiente elaboración de programas de tratamiento

y prevención, más eficaces y eficientes.

En el presente apartado se tratará de explorar acerca del proceso, el epriodo crucial de la

adolescencia, sobre la influencia de los factores de riesgo y protección así como de los factores

psicológicos en las adicciones.

EL PROCESO DE LA DEPENDENCIA A SUSTANCIAS


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El paso del uso a la dependencia de las drogas no es un proceso inmediato, sino que supone

un proceso más complejo, que pasa por distintas etapas: 1) fase previa o de predisposición, 2) fase

de conocimiento, 3) fase de experimentación e inicio al consumo de sustancias, 4) fase de

consolidación, 5) abandono o mantenimiento y 6) una posible fase de recaída (Becoña, 2002).

La fase previa o de predisposición hace referencia a una serie de factores de riesgo y

protección que aumentan o disminuyen la probabilidad de consumo de sustancias, y que podemos

clasificar en biológicos, psicológicos y socioculturales.

La fase de conocimiento, que está íntimamente vinculada a la disponibilidad de la sustancia

en el entorno del individuo, consiste en el conocimiento de la misma, así como de sus efectos

psicoactivos, tanto de forma activa como pasiva.

Tras el conocimiento puede tener lugar la experimentación e inicio al consumo de

sustancias, o bien que el sujeto continúe sin consumir. La elección de una u otra opción está

relacionada con una serie de factores de riesgo y protección (constitucionales, familiares,

emocionales e interpersonales, e intelectuales y académicos) ligados a la adolescencia y a la

adultez temprana, que suele ser la etapa del desarrollo en que se inicia el consumo de sustancias

(Plan Nacional sobre Drogas, 2008).

La fase de consolidación es el período en que se da un paso del uso al abuso y a la

dependencia, lo que dependerá fundamentalmente de las consecuencias positivas y negativas

asociadas al consumo, y que estarán relacionadas con sus iguales, con su familia y con la propia

persona. Es, además, en esta fase donde puede producirse un aumento del consumo y la transición

a otro tipo de sustancias más peligrosas. Cuando la dependencia se mantiene en el tiempo podemos

hablar de una adicción consolidada.


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La fase de abandono o mantenimiento requiere una conciencia del individuo de que las

consecuencias negativas del consumo son más importantes que las positivas, pudiendo producirse

aquélla por causas externas, como la presión del entorno (familiar, pareja, legal, sanitario), o

internas. Es en esta fase donde los distintos tratamientos para el abandono del consumo cobran una

especial importancia en la consecución y mantenimiento de la abstinencia a largo plazo.

Por último, existe una fase de recaída, muy habitual en el proceso de abandono de las

sustancias, y que puede producirse incluso años después del último consumo.

ETAPA DEL DESARROLLO CLAVE EN EL CONSUMO DE SUSTANCIAS

La adolescencia es un período caracterizado por el cambio en las distintas facetas de la

vida, y supone el paso gradual de la infancia a la adultez. En esta etapa del desarrollo, la persona

tendrá como una de las principales tareas la elaboración del concepto de “sí misma”, de su

identidad, frente a la confusión reinante en su vida en ese momento (Erikson, 1977).

Esta tarea puede durar hasta la edad psicológica adulta, e implica sucesivos estados de

identidad en los que el individuo ha de comprometerse activamente para solucionar las distintas

crisis: difusión de identidad (ausencia de compromiso y de crisis), aceptación sin raciocinio

(ausencia de crisis, compromiso con los valores de otra figura significativa), moratoria (situación

de crisis, valoración de las distintas alternativas) y, por último, el logro de la identidad (Marcia,

1966).

El proceso de búsqueda de la identidad, que habitualmente se asocia a una progresiva

independencia del grupo familiar y a una creciente influencia del grupo de iguales (Andrews,

Tildesley, Hops y Fuzhong, 2002; Hay y Ashman, 2003), hace de la adolescencia un período crítico

en lo que se refiere a las conductas de riesgo en general, y concretamente al uso de sustancias,


Evaluación Psicológica en adicciones 25

siendo el momento en que se comienza a experimentar con ellas y donde se produce la mayor

prevalencia de consumos.

De todas formas, hemos de señalar que, en la mayoría de los casos, el empleo de sustancias

ilegales es esporádico y remite al final de la adolescencia, considerándolo, incluso, algunos autores

como parte del proceso de individuación (Aquilino y Supple, 2001). Por ejemplo, Von Sydow,

Lieb, Pfister, Höfler, Sonntag y Wittchen (2001) encontraron en su investigación que

aproximadamente la mitad de consumidores de cannabis durante la adolescencia abandonan su uso

durante la década de los 20, y que sólo un 8% de ellos llegan a presentar abuso o dependencia.

El paso a la adultez, marcado principalmente por el inicio de la actividad laboral y la

formación de una familia propia, es un factor que parece fundamental en la disminución del

consumo de sustancias (Becoña y Calafat, 2006), y el retraso generalizado en nuestra sociedad de

la asunción del rol de adulto podría explicar la extensión del consumo hasta la adultez temprana

(Arnett, 2005). Sin embargo, otros datos señalan que el consumo de sustancias al inicio de la

década de los 20 está relacionado con el que se realiza al final de la misma (p. ej., Brook,

Whiteman, Finch y Cohen, 2000), y parte de los adolescentes que usan las drogas acabarán

desarrollando una dependencia que condicionará de forma importante numerosos ámbitos de su

vida en un futuro.

Por tanto, será fundamental conocer las variables que aumentan y disminuyen la

probabilidad de consumo de sustancias, así como aquellas que facilitan o dificultan que el mismo

se mantenga a lo largo del tiempo, con el objeto de desarrollar programas dirigidos a la prevención

y tratamiento de las adicciones.

LAS ADICCIONES Y LOS FACTORES DE RIESGO Y PROTECCIÓN


Evaluación Psicológica en adicciones 26

Entendemos por factor de riesgo “un atributo y/o característica individual, condición

situacional y/o contexto ambiental que incrementa la probabilidad de uso y/o abuso de drogas

(inicio) o una transición en el nivel de implicación con las mismas (mantenimiento)”. Y, por factor

de protección “un atributo o característica individual, condición situacional y/o contexto ambiental

que inhibe, reduce, o atenúa la probabilidad del uso y/o abuso de drogas o la transición en el nivel

de implicación con las mismas” (Clayton, 1992).

Los supuestos básicos que caracterizan la investigación sobre los factores de riesgo en

relación con el abuso de drogas son los siguientes: 1) un simple factor de riesgo puede tener

múltiples resultados, 2) varios factores de riesgo o protección pueden tener un impacto en un

simple resultado, 3) el abuso de drogas puede tener efectos importantes en los factores de riesgo y

protección, y 4) la relación entre los factores de riesgo y protección entre sí y las transiciones hacia

el abuso de drogas pueden estar influidas de manera significativa por las normas relacionadas con

la edad.

Existe una serie de principios generales que Clayton (1992) afirma que debemos tener

presentes al referirnos a los factores de riesgo: 1) los factores de riesgo pueden estar presentes o

no en un caso concreto; obviamente si un factor de riesgo está presente, es más probable que el

individuo use o abuse de las sustancias que cuando no lo está; 2) la presencia de un solo factor de

riesgo no determina que se vaya a producir el abuso de sustancias, ni su ausencia implica que no

se dé; 3) el número de factores de riesgo presentes está directamente relacionado con la

probabilidad del abuso de drogas, aunque este efecto aditivo puede atenuarse según la naturaleza,

contenido y número de factores de riesgo implicados; 4) la mayoría de los factores de riesgo y de

protección tienen múltiples dimensiones medibles y cada uno de ellos influye de forma

independiente y global en el abuso de drogas; y, 5) las intervenciones directas son posibles en el


Evaluación Psicológica en adicciones 27

caso de algunos de los factores de riesgo detectados y pueden tener como resultado la eliminación

o la reducción de los mismos, disminuyendo la probabilidad del abuso de sustancias.

Por el contrario, en el caso de otros factores de riesgo, la intervención directa no es posible,

siendo el objetivo principal atenuar su influencia y, así, reducir al máximo las posibilidades de que

estos factores lleven al consumo de drogas.

Tabla 3.1. Factores de riesgo y protección para el consumo de drogas

1. Factores familiares

1.1 Factores de riesgo

• Consumo de alcohol y drogas por parte de los padres.

• Baja supervisión familiar.

• Baja disciplina familiar.

• Conflicto familiar.

• Historia familiar de conducta antisocial.

• Actitudes parentales favorables hacia la conducta antisocial.

• Actitudes parentales favorables hacia el consumo de sustancias.

• Bajas expectativas para los niños o para el éxito.

• Abuso físico.

1.2 Factores de protección

• Apego familiar.

• Oportunidades para la implicación en la familia.

• Creencias saludables y claros estándares de conducta.

• Altas expectativas parentales.

• Un sentido de confianza positivo.


Evaluación Psicológica en adicciones 28

• Dinámica familiar positiva.

2. Factores comunitarios

2.1 Factores de riesgo

• Deprivación económica y social.

• Desorganización comunitaria.

• Cambios y movilidad de lugar.

• Las creencias, normas y leyes de la comunidad favorables al consumo de

sustancias.

• La disponibilidad y accesibilidad a las drogas.

• La baja percepción social de riesgo de cada sustancia.

2.2 Factores de protección

• Sistema de apoyo externo positivo.

• Oportunidades para participar como un miembro activo de la comunidad.

• Descenso de la accesibilidad de la sustancia.

• Normas culturales que proporcionan altas expectativas para los jóvenes.

• Redes sociales y sistemas de apoyo dentro de la comunidad.

3. Factores de los compañeros e iguales

3.1 Factores de riesgo

• Actitudes favorables de los compañeros hacia el consumo de drogas.

• Compañeros consumidores.

• Conducta antisocial o delincuencia temprana.

• Rechazo por parte de los iguales


Evaluación Psicológica en adicciones 29

3.2 Factores de protección

• Apego a los iguales no consumidores.

• Asociación con iguales implicados en actividades organizadas por la escuela,

recreativas, de ayuda, religiosas u otras.

• Resistencia a la presión de los iguales, especialmente a las negativas.

• No ser fácilmente influenciable por los iguales.

4. Factores escolares

4.1 Factores de riesgo

• Bajo rendimiento académico.

• Bajo apego a la escuela.

• Tipo y tamaño de la escuela (grande).

• Conducta antisocial en la escuela.

4.2 Factores de protección

• Escuela de calidad.

• Oportunidades para la implicación prosocial.

• Refuerzos/reconocimiento para la implicación prosocial.

• Creencias saludables y claros estándares de conducta.

• Cuidado y apoyo de los profesores y del personal del centro.

• Clima institucional positivo.

5. Factores individuales

5.1 Factores de riesgo

• Biológicos.

• Psicológicos y conductuales.
Evaluación Psicológica en adicciones 30

• Rasgos de personalidad.

5.2 Factores de protección

• Religiosidad.

• Creencia en el orden social.

• Desarrollo de las habilidades sociales.

• Creencia en la propia autoeficacia.

• Habilidades para adaptarse a las circunstancias cambiantes.

• Orientación social positiva.

• Poseer aspiraciones de futuro.

• Buen rendimiento académico e inteligencia.

• Resiliencia.

Fuente: Becoña (2002).

Si nos centramos en los factores de riesgo que predisponen a una persona para la adicción

podemos darnos cuenta que son varios, dependiendo de la clasificación de los autores y también

que estos no son iguales para todas las personas, es decir lo que para uno podría ser situación de

riesgo para la adicción, para otro no necesariamente. Lo que finalmente lleva a la adicción es un

complejo proceso en el que influyen e interactúan diversos factores.

Veamos a continuación de manera más detallada los factores psicológicos/psiquiátricos y

los otros factores que influyen en el desarrollo de las adicciones.

LOS FACTORES PSICOLOGICOS/PSIQUIATRICOS

Los factores de riesgo más reconocidos para el desarrollo de las adicciones se resumen en

los siguientes acápites (Kumpfer, 1993; Saavedra-Castillo, 1996):


Evaluación Psicológica en adicciones 31

1. Trastornos Perturbadores de Conducta

Rebeldía con tendencia a transgredir las normas sociales, indisciplina, impulsividad y/o

agresividad, hurtos o tendencia a vínculos con pandillas callejeras. Trastorno de

Hiperactividad con Déficit de Atención que se refiere al niño(a) con problemas de inquietud ,

hiperactividad, impulsividad y serios problemas de atención con el resultante menoscabo en

el rendimiento escolar. Dada su inquietud e hiperactividad muchos de estos niños desarrollan

problemas de conducta y con frecuencias estos cristalizan en problema con alcohol u otras

drogas

2. Trastornos de Personalidad

Problemas en la forma del comportamiento (conducta), la manera de pensar (cognición), la

modalidad de manifestar sus afectos e impulsos, así como la manera de relacionarse con los

demás. En el escenario de la dependencia a sustancias muchos de los trastornos de

personalidad predisponen al consumo, por lo cual es pertinente, su adecuado reconocimiento

y atención temprana para evitar su desenlace en problemas adictivos.

Trastorno de Personalidad Dependiente: Joven que se deja llevar por el grupo, usualmente

pasivo, de poco carácter, que por lo general no asume sus propias decisiones sino deja que

otros lo hagan por él, inseguro, con marcadas necesidades de ser asistido por los demás.

Frecuentemente estas personas son presa fácil de la presión social para el consumo de alcohol

y otras drogas.
Evaluación Psicológica en adicciones 32

Trastorno de Personalidad Evitante (Ansiosa): Es la persona con rasgos de timidez de mucho

tiempo, con creencias de ser inferior, socialmente inaceptable, con serios problemas para

relacionarse a nivel social (particularmente con el sexo opuesto) por el temor a la crítica,

rechazo al no “caer bien”. Muy cohibida, temerosa al fracaso y que con frecuencia usa el

alcohol y otras drogas (estimulantes) como forma de desinhibirse , relajarse y así poder suplir

su deficiencia psicológica personal y enfrentar las situaciones sociales y temores diversos.

Trastorno de Personalidad Antisocial (Disocial): Se refiere a un trastorno con claras

perturbaciones conductuales antes de los 15 años, caracterizada por la trasgresión repetitiva y

constante de las normas sociales y de los derechos de los demás, con problemas de

indisciplina, rebeldía y variados grados de conductas antisociales (delincuenciales). Tal

trastorno suele acompañarse del uso del alcohol y otras drogas dentro del repertorio

conductual antes mencionado. Es uno de los trastornos de peor pronóstico y que es una

condición que debe ser identificada por el riesgo de manipular el entorno en beneficio

personal.

Trastorno de Personalidad Histriónica: Trastorno frecuente del género femenino,

caracterizado por la tendencia a la exageración en la expresión de sus emociones, con

búsqueda constante de ser el centro de la atención, con poca tolerancia a la frustración, con

tendencia a enfrentar sus problemas o conflictos a través de conductas mal adaptadas ejemplo;

desenfrenos impulsivos, gestos suicidas, manifestaciones conversivas (desmayos, “crisis de

nervios”, cefaleas intensas, etc.) o disociativas (ejemplo. estado de trance, desorientación en

persona, conductas regresivas ) cuya finalidad es manipular a su entorno (pareja, familia) para

satisfacer sus necesidades personales. Este tipo de personalidad con frecuencia usa el alcohol
Evaluación Psicológica en adicciones 33

, los sedantes u otras drogas para enfrentar sus conflictos de relación y/o sus tensiones

extremas, calmando transitoriamente sus angustias para luego cristalizar en la dependencia.

3. Otros Condiciones Psicológicas Psiquiátricas

A) DEPRESION:

La depresión se refiere al estado de abatimiento, tristeza, desesperanza, minusvalía,

emotividad, insomnio, pérdida de apetito e ideas de muerte o intentos suicidas con variados

grados de compromiso funcional en las áreas académicas, laborales o socio familiares de

más de dos semanas de duración, desencadenada o no por estresores ambientales (ejemplo:

muerte de familiar, problemas económicos, conflictos familiares, etc), constituye una de

las condiciones que pueden anteceder a la iniciación de la adicción o a un consumo

excesivo crónico de alcohol y otras sustancias.

B) ANSIEDAD:

Estrés es una de las condiciones más frecuentes con las que una persona se enfrenta en el

diario vivir. El estrés se define como el estado de tensión generado por los múltiples

problemas o presiones (personales, familiares, económicos, etc) que la persona puede estar

enfrentando y que es el resultado de la forma como esta aprecia tales estresores y de los

mecanismos de afrontamiento que dispone a través de su experiencia de vida. ( Goetsch,V.,

Fuller, M.,1993). Tal situación es con frecuencia el precipitante del consumo de alcohol u

otras drogas como forma de aplacar la angustia, la tensión en algunos casos, y en otros

como forma de olvidar la realidad tan dura. Aquí la orientación apropiada de las medidas
Evaluación Psicológica en adicciones 34

de relajación así como del uso adecuado de su red sociofamiliar inmediata son las medidas

más a la mano que se disponen para enfrentar tal condición .

Otro trastorno frecuente es el de la Ansiedad Generalizada que se refiere al estado de

ansiedad crónico. La persona se preocupa en demasía por todas las cosas, y tiene tendencia

a pensar en las diversas posibles eventualidades negativas de su vida o de sus allegados.

Por lo general tales personas dado los niveles elevados de tensión son candidatos plausibles

para el consumo de alcohol como forma de mediar su tensión excesiva. Las medidas

preventivas más adecuadas son similares a las del estrés.

Finalmente en el rubro de la ansiedad se tiene al Trastorno de Pánico que se refiere a aquella

condición que se presenta entre la segunda y tercera década de la vida y que se caracteriza

por episodios transitorios ( minutos) de crisis de ansiedad, desesperación , falta de aire,

sensación de vacío en el estómago, palpitaciones, tensión muscular generalizada, temor a

volverse loco, o deseos de salir corriendo, que por lo general se acompaña de inseguridad

y al repetirse las crisis deviene en un estado de tensión permanente (ansiedad anticipatoria)

que hace a la persona muy insegura y limitada y con marcadas restricciones, salir por los

temores de una recurrencia en la calle y de encontrarse sólo(a). Es un trastorno que requiere

ser reconocido y tratado psiquiátrica y psicológicamente, de manera apropiada dado que se

asocia con un curso desfavorable del alcoholismo. Otra consideración importante es que

trae consigo un riesgo elevado de habituación a sedantes por el marcado tinte ansioso.

LA INFLUENCIA DE LOS OTROS FACTORES

Los factores de riesgo familiares son los más frecuentes en especial en el alcoholismo. El

permisivismo, la mala comunicación, el abuso, la desintegración familiar, entre otros.


Evaluación Psicológica en adicciones 35

La sociedad misma al ser permisiva con el uso de alcohol y cigarro, juega un papel

importante para el inicio del consumo. El machismo y las amistades malsanas, son también

situaciones con las que nos encontramos.

Desde la perspectiva biológica se ha podido determinar que muchos de los efectos de

reforzamiento del consumo de alcohol se debe su acción a nivel del sistema mesolímbico

dopamínico, especialmente del núcleo acumbens. Del mismo modo se ha podido comprobar que

diversos receptores cerebrales juegan un papel en las adicciones, entre ellos están los receptores

opioides, el GABA, el N-metil-D-Aspartato e incluso los receptores serotoninérgicos.

A su vez una de las más recientes hipótesis postula que los estímulos condicionados

asociados con el uso de alcohol y drogas pueden elicitar sustratos neuronales (predominantemente

de opioides endógenos) que son similares a los producidos por la droga, incrementado así anhelo

intenso y el consumo de la sustancia. Muchos de estos cambios son responsables de la llamada

"neuroadaptación", que corresponde a la tolerancia celular o farmacodinámica --condición que se

refiere a cambios neuroquímicos complejos en la membrana celular con una subsecuente alteración

en el fluido iónico por lo cual el cerebro requiere de la sustancia adictiva para funcionar

apropiadamente.

Otro de los factores que no podemos ignorar es el hereditario. Hoy en día la participación

genética en el desarrollo del alcoholismo y drogadicción es un hallazgo que no tiene duda,

demostrado a través de los estudios en animales, gemelos y de adopción que han confirmado tales

asociaciones. Los estudios más actualizados sobre la tasa de herencia general para el alcoholismo

fluctúa entre el 60% y 90%. (Schukit, M., 1991). Parientes cercanos de alcohólicos primarios

tienen aproximadamente 3 a 4 veces más el riesgo de desarrollar el trastorno. Del mismo modo en

los hijos de alcohólicos se han encontrado un incremento de reacciones placenteras ante la


Evaluación Psicológica en adicciones 36

exposición al alcohol, una menor alteración cognitiva y psicomotora así como una serie de cambios

en el sistema nervioso central que los predisponen al alcoholismo. (Kumpfer,K.,1993; Harrison’s,

y col; 1994; Schukit, M.,Smith,T.,1996).

Evaluación de los trastornos adictivos

La evaluación en esta área presenta dificultades que se derivan del propio estatus legal de

estas sustancias. De Arce (S.F.) afirma que “la información obtenida a través de personas del

entorno del consumidor suele ser parcial y sesgada; incluso la propia información que se obtiene

del paciente debe considerarse con cautela al estar sometida a menudo a distorsiones, tanto

voluntarias como involuntarias” (p. 86). La peligrosidad de ciertas conductas de consumo, tanto

para el individuo como para su entorno social, llevan en muchos casos a dar una respuesta de

intervención urgente, más que por las recomendaciones teóricas y metodológicas para conseguir

la adecuada evaluación.

El objetivo de los apartados siguientes es proponer un modelo de evaluación conductual y

estructurado en áreas de evaluación describiéndose los instrumentos comúnmente utilizados.

Áreas de evaluación. Stitzer, Bigelow y McCaul (como se citó en De Arce, S.F.)

proponen la evaluación, por un lado de la conducta de uso de drogas: tipo de drogas, dosis, vías,

y momentos y circunstancias de su uso; y por otro, la evaluación de conductas colaterales: 1)

situación médica, 2) económica, 3) legal, 4) socio—familiar, y 5) estado conductual, psicológico

y personal.

La evaluación debe ser multidimensional y permitir obtener el patrón de consumo del

adicto y sus determinantes, así como posibles conductas alternativas y recursos.


Evaluación Psicológica en adicciones 37

Consumo de sustancias. Está dirigida a obtener una descripción completa de la conducta

de autoadministración, datos sobre la frecuencia, cantidad y tipos de drogas consumidas. Incluye:

antecedentes familiares de uso de sustancias, momento de inicio en el consumo, forma de inicio,

momento en el que comienza el uso habitual, cantidades consumidas, vías de consumo, períodos

de abstinencia, tratamientos previos, motivación para seguir el tratamiento, estrategias de

autocontrol

Trastornos psicopatológicos. El uso crónico de drogas puede producir alteraciones

psicopatológicas reactivas al consumo. “Algunos ejemplos son ciertos trastornos mnésicos,

cuadros psícóticos inducidos por drogas, problemas atencionales, cuadros depresivos, ansiosos, o

trastornos del sueño y la alimentación.” (De Arce, S.F., p. 93). Por otro lado, la existencia de

alteraciones psiquiátricas anteriores puede llevar al consumo como un intento de aliviar los

síntomas o de automedicación.

De Arce (S.F.) menciona que existen, “autores que sostienen la existencia de una mayor

incidencia de trastornos depresivos, previos al consumo de la droga, entre los cocainómanos.

Como también una mayor incidencia de trastornos de conducta antisocial en hombres previos a

la adicción”. (p. 84)

Área familiar. Se debe detectar cuáles son las variables familiares que puedan juegan un

papel en el mantenimiento del problema, y por otro identificar los recursos familiares que puedan

ser utilizados en la intervención. Se evalúa los recursos materiales y económicos, recursos de

tiempo, actividades desarrolladas conjuntamente por la familia, existencia de normas y actitud de

los distintos miembros de la familia ante el problema.


Evaluación Psicológica en adicciones 38

Área social. Según De Arce (S.F.), deben tenerse en cuenta tres aspectos básicos: A. El

primero de ellos debe contemplar la capacidad del sujeto para emitir conductas hábiles en

situaciones sociales normalizadas, tales como habilidades de comunicación interpersonal y

asertividad; B. en segundo lugar, el ámbito de la relación entre iguales abarcando su tipo de

amigos, calidad de las relaciones, si son consumidores y tipo de actividades que realiza con ellos;

C. y por último, el uso que hace del ocio y tiempo libre aficiones, actividad física y deportes que

practica.

Área laboral. Se debe evaluar la situación laboral actual: En el caso de que se encuentre

en situación de desempleo deberán evaluarse sus habilidades de búsqueda de empleo y

formación laboral. Si trabaja en la actualidad ha de evaluarse el tipo de trabajo, estabilidad

laboral, breve historia laboral existencia de consumidores en el ámbito laboral y relación que el

trabajo tiene con su propio consumo.

Área legal. Se refiere a las incidencias policiales o judiciales que haya podido tener el

sujeto, las actividades ilegales en las que pueda estar envuelto y la relación que estas actividades

tienen con el consumo.

Instrumentación

Historia clínica. Según la Sociedad de toxicomanías (2006), la historia clínica es un

método de recolección de información importante cuyo objetivo principal es la obtención de

datos clínicos relevantes para la formulación de un plan de tratamiento frente al problema. Las

variables clínicas en drogodependencia son: el estado actual, que abarca, la información

sociodemográfica, el motivo de consulta, el consumo los últimos treinta días, ultimo tratamiento
Evaluación Psicológica en adicciones 39

recibido, problemas médicos actuales y antecedentes mórbidos, problemas socio-familiares y

eventos estresantes en último año, examen mental y funcionamiento global.

Entrevista. ASIMcLellan, Luborsky, Cacciola, Griffith, McGahan y O’Brien (como se

citó en De Arce, S.F.), presentan la Entrevista estructurada, desarrollada para cubrir la necesidad

de un instrumento diagnóstico y de evaluación estandarizado en el campo del abuso de alcohol y

drogas que cubriera dimensiones múltiples. Recoge datos en seis áreas afectadas normalmente

por la adicción: 1) abuso de sustancias, 2) médica, 3) empleo, 4) legal, 5) familiar/social, y 6)

psiquiátrica.

Asimismo, para evaluar la posible existencia de trastornos mentales y del

comportamiento comórbidos, First, Spitzer, Gibbson y Williams (como se citó en Becoña y

Cortés, 2010), incluyen la Entrevista Clínica Estructurada para trastornos del Eje I con criterios

del DSM-IV.

La entrevista clínica resulta ser una técnica de evaluación útil para la obtención de datos.

Las entrevistas a un informante externo son importantes para contar con la visión de los

problemas del paciente por parte de una persona significativa, pudiendo ser un cónyuge, otro

familiar directo o amigo. Los objetivos de ésta son profundizar en el motivo de consulta,

corroborar la historia adictiva y descartar otra psicopatología.

De esta forma, para la realización de las primeras entrevistas, se propone la pauta de

entrevista de Graña y García (1987), que aparece en el Anexo.

Autorregistros. Del Arce (S.F.), destaca la dificultad con la que se encuentra el clínico

para conseguir su realización en esta población, así como el grado de distorsión que pueden

llegar a alcanzar los datos. Habitualmente se utiliza el autorregistro en la conducta de consumo


Evaluación Psicológica en adicciones 40

cuando no se ha producido aún la abstinencia. De esta manera, se registra: la frecuencia y

cantidad de droga consumida, tipos de droga, el momento y la situación.

Conseguida la abstinencia, se suele solicitar autorregistros del deseo de consumo de

drogas con los siguientes apartados: antecedentes, breve descripción de la conducta de deseo,

consecuentes y nivel de deseo de consumo a valorar por el sujeto en una escala de 0 a 10 puntos.

Figura 1: Autorregistro del deseo de consumo

Cuestionarios.

Evaluación Psicopatológica. Según Becoña y Cortés (2010) los instrumentos

comúnmente utilizados para la evaluación psicopatológica son los siguientes:

Inventario para la Depresión de Beck II, que evalúa la presencia de sintomatología

depresiva en las últimas dos semanas y cuantifica su intensidad. Consta de 21 ítems

diferenciados en dos factores: A. subescala afectiva (pesimismo, los errores del pasado, los

sentimientos de culpa, los sentimientos de castigo, el no gustarse uno mismo, la autocrítica, los

pensamientos suicidas y la inutilidad), B. subescala somática (tristeza, pérdida de placer, llanto,

agitación, pérdida de interés, indecisión, pérdida de energía, alteración de los patrones de sueño,
Evaluación Psicológica en adicciones 41

irritabilidad, alteración del apetito, dificultad en concentrarse, cansancio y/o fatiga y pérdida de

interés sexual).

Inventario de Ansiedad Estado-Rasgo, que evalúa únicamente síntomas psicológicos

relacionados con la ansiedad siendo uno de los más utilizados principalmente por su brevedad,

fácil corrección y por disponer de baremos estandarizados para poder comparar al sujeto con su

grupo normativo.

Para la evaluación del riesgo autolítico, se utiliza la Escala de Ideación que evalúa la

intencionalidad suicida o grado de seriedad e intensidad con el que alguien pensó o está

pensando suicidarse.

Evaluación de la personalidad y de los trastornos de personalidad. Becoña y Cortés

(2010), afirman que se han realizado numerosos estudios intentando detectar aquellos rasgos de

personalidad que pueden obrar como predisponentes de los trastornos adictivos, llegándose a

identificar algunos aspectos frecuentes “como la necesidad de gratificación inmediata y baja

capacidad de control, baja tolerancia a la frustración, tendencia al establecimiento de relaciones

interpersonales gratificantes y placenteras de carácter superficial, aplanamiento de la

autoexigencia, responsabilidad y deber.” (p. 119).

Para este autor los instrumentos de evaluación utilizados con más frecuencia son los

siguientes:

Inventario Clínico Multiaxial de Millon III, que evalúa 11 patrones clínicos de

personalidad: esquizoide, evitativo, depresivo, dependiente, histriónico, narcisista, antisocial,

agresivo, compulsivo, negativista y autodestructivo; y tres patrones graves de personalidad:

esquizotípico, límite y paranoide. Evalúa también una serie de síndromes del eje I como trastorno
Evaluación Psicológica en adicciones 42

de ansiedad, trastorno somatomorfo, trastorno bipolar, trastorno distímico, dependencia del

alcohol, dependencia de sustancias, trastorno de estrés postraumático, trastorno del pensamiento,

depresión mayor y trastorno delirante.

Inventario NEO de Personalidad – Revisado, que desde un enfoque dimensional evalúa

los factores de neuroticismo, extraversión, apertura, amabilidad y responsabilidad.

El MMPI, que ha acaparado un amplio número de investigaciones psicopatológicas en

drogodependencias. Diversos estudios han puesto de manifiesto la existencia de un perfil

psicopatológico típico caracterizado por elevaciones en la escala de Desviación Psicopática (De

Arce, S.F.).

Área familiar y social. La Escala de Ambiente familiar evalúa valores y conductas

familiares en diez dimensiones, la Escala de Asertividad de Rathus, de treinta ítems y el

Cuestionario de Apoyo Social (SSQ), que consta de veintisiete preguntas que evalúan tanto el

número de personas que ayudan al sujeto como el grado de satisfacción que siente con el apoyo

social que recibe (Becoña y Cortés, 2010).

4. EVALUACIÓN DE LOS ESTADIOS DE CAMBIO

Para evaluar un paciente con referencia a su tratamiento es importante el nivel de motivación o

predisposición al cambio que muestra al inicio de cualquier intervención, por tanto (se requiere

de un nivel mínimo de predisposición a cambiar) y a lo largo de la intervención (si desciende el

nivel de predisposición se paraliza la consecución de objetivos terapéuticos). Algunos de los

cuestionarios diseñados para ello son:


Evaluación Psicológica en adicciones 43

- Escala de Evaluación del Cambio de la Universidad de Rhode Island (The University of

Rhode Island Change Assesment Scale, URICA; McConnaugy, Prochaska y Velicer,

1983).

Es un cuestionario que consta de 32 ítems que proporciona puntuaciones en cuatro escalas que

corresponden con los estadios de cambio: pre contemplación, contemplación, acción y

mantenimiento.

- SOCRATES (Stages of Change and Treatment Eagerness Scales; Miller y Tonigan,

1996).

Esta escala surgió como una alternativa al URICA en población con dependencia del alcohol. Sin

embargo, este instrumento también se ha utilizado para la evaluación de la preparación para el

cambio en tabaquismo y en la adicción a otras drogas. Consta de 19 ítems y contiene tres escalas:

ambivalencia, reconocimiento y emprendimiento de cambios, que representarían el proceso

motivacional distribuido en un continuo.

- Cuestionario de Preparación para el Cambio ( Readiness to Change Questionnaire;

Rollnick, Heather, Gold y Hall, 1992, adaptación española de Rodríguez-Martos et al.,

2000). Consta de 12 ítems y en él se describen tres estadios motivacionales

(precontemplación, contemplación y acción), cada uno de los cuales está representado

por 4 ítems. En la versión española se han señalado dificultades de comprensión.

También contamos con cuestionarios que evalúan los estadios de cambio centrándose

en una sustancia en concreto, la droga principal consumida por el sujeto, como el Cuestionario

de Procesos de Cambio para Adictos a la Cocaína (PCQ; Martin, Rossi, Rosenbloom, Monti y
Evaluación Psicológica en adicciones 44

Rohsenow, 1992) que evalúa 10 procesos de cambio de Prochaska y Diclemente. La información

aportada por este instrumento permite que el terapeuta conozca de forma mucho más sistemática

qué procedimientos tiene que aplicar y/o enseñar para que la persona desarrolle los procesos de

cambio que le permitan progresar hacia el próximo estadio. Por tanto, resulta útil cara a la

adecuación de los diferentes procedimientos de intervención en cada momento del cambio

individual.

5. EVALUACIÓN DEL FUNCIONAMIENTO FÍSICO Y SOCIAL

Desde el punto de vista psicológico, no podemos olvidar que el consumo de drogas tiene con

frecuencia consecuencias negativas en otros ámbitos del individuo, tales como: la salud física, el

ámbito familiar, laboral, económico, problemas con la justicia, etc. Con la evaluación obtenemos

una valoración global del individuo, que permite establecer un pronóstico de qué se puede hacer,

cómo y cuándo. De este modo, la evaluación se convierte en un punto esencial de todo el proceso

terapéutico al permitir definir y ajustar el mejor tratamiento interdisciplinar para cada caso.

Como un ejemplo, en el DSM-IV-TR se consideran cinco ejes en los que hay que evaluar al

individuo, lo que muestra la necesidad de tener en cuenta tanto los aspectos del funcionamiento

psicopatológico como los del funcionamiento cotidiano y adaptativo-desadaptativo del individuo.

Con toda la información obtenida en la evaluación tenemos que proceder a seleccionar

el mejor tratamiento para nuestro paciente. En ocasiones es suficiente aplicarle sólo un

tratamiento psicológico (ej., en la dependencia de la nicotina, cannabis, cocaína, juego

patológico, etc.), el cual debe estar fundamentado en la psicología basada en la evidencia


Evaluación Psicológica en adicciones 45

(Becoña et al.,2008; Labrador, Echeburúa y Becoña, 1998; Secades-Villa y Fernández-Hermida,

2001), pero no podemos olvidar la necesidad de una evaluación completa en todas las áreas que

se han podido ver afectadas por el consumo de drogas, ya que en otros casos el tratamiento tiene

que ser multidisciplinar dadas las múltiples áreas que puede tener afectadas por su dependencia

(ej., médica, laboral, económica, legal, familiar, etc.). Especialmente, como ya hemos visto en el

capítulo anterior, la comorbilidad es un importante problema que tienen la mayoría de las

personas con adicciones. Por esta razón el trabajo interdisciplinario es clave en el abordaje de las

conductas adictivas. Es por ello tener en cuenta el DSM-IV

Tabla 7.1. Ejes del DSM-IV-TR.

EJEI Trastornos clínicos

Otros problemas que pueden ser objeto de atención clínica

EJEII Trastornos de personalidad Retraso mental

EJE III Enfermedades médicas

EJE IV Problemas psicosociales y ambientales

EJE V Evaluación de la actividad global (escala de 0-100 para la evaluación

del funcionamiento global

6. EVALUACIÓN ESPECÍFICA DE LAS DISTINTAS ADICCIONES

6.1. Dependencia del alcohol


Evaluación Psicológica en adicciones 46

6.1.1. Cuestionarios de evaluación del consumo del alcohol

-- Evaluación General del Alcoholismo Crónico (CAGE; Mayfield, McLeod y Hall, 1974,

La Validación española de Rodríguez-Martos, Navarro, Vecino y Pérez, 1986). Sostiene que es

un instrumento de cribado que permite detectar pacientes con posible dependencia al alcohol.

Consta de 4 preguntas con formato de respuesta dicotómica (si-no), que ha mostrado amplia

especificidad (100% o cercano al mismo) y un valor predictivo del 93% (San y Torrens, 1994).

Es muy utilizado en Atención Primaria para el screening de alcoholismo por su brevedad (4

ítems) pero se deben intercalar las preguntas dentro de una entrevista más amplia para evitar que

la persona ponga en marcha resistencias para reconocer el problema.

-- Test de Identificación de Trastornos por el Uso de Alcohol (AUDIT; Saunders, Aasland,

Babor, de la Fuente y Grant, 1993, adaptación española de Contel, Gual y Colom, 1999).

Cuestionario elaborado bajo los auspicios de la OMS. Es un instrumento que ayuda a

detectar el consumo abusivo de alcohol, rápido, fácil, fiable y comparable entre países. Consta

de 10 ítems con cuatro alternativas de respuesta y evalúa la presencia de consumos de riesgo de

alcohol y la sospecha de dependencia. Existe una versión reducida que recoge los tres primeros

ítems del AUDIT: el Alcohol Use Disorders Identification Test - Consumption questions

(AUDIT-C) (Bush, Kivlahan, McDonell, Fihny Bradley, 1998).

-- Cuestionario Breve para Alcohólicos (CBA, Feuerlein, 1976, adaptación española de

Rodríguez-Martos et al., 1986). Que evalúa la presencia de síntomas físicos, pensamientos


Evaluación Psicológica en adicciones 47

sobre el consumo de alcohol, posibles antecedentes de la ingesta y consecuencias de la misma.

Es más amplio que los anteriores pero no evalúa la frecuencia de consumo.

-- Interrogatorio Sistematizado de Consumos Alcohólicos (ISCA; Gual, Contel, Segura,

Ribas y Colom, 2001). Diseñado en nuestro medio, el objetivo es la detección precoz de

bebedores de riesgo en Atención Primaria. Consta de 3 preguntas del tipo cantidad frecuencia

para evaluar los consumos de alcohol teniendo en cuenta tanto los patrones regulares como

irregulares de consumo semanal.

La primera pregunta explora el consumo de alcohol.

La segunda la frecuencia de consumo y

La tercera las variaciones de consumo entre días laborales y festivos.

-- Test de Alcoholismo de Munich (Munich Alcoholism Test, MALT) (Feuerlein, Küfner,

Ringer y Antons, 1979; adaptación española de Rodríguez-Martos y Suárez, 1984).

Es un instrumento que sirve para hacer diagnóstico diferencial y para confirmar las

sospechas de alcoholismo después de haber utilizado instrumentos más cortos como el

CAGE o el CBA. Consta de dos partes. El MALT-O es la parte objetiva del instrumento, que

completa el médico durante la exploración del paciente. Consta de 7 ítems que se cubren a partir

de la exploración clínica, análisis de laboratorio y anamnesis.

La otra parte, el MALT-S, es la parte subjetiva del cuestionario.

Consta de 24 ítems en el cuestionario original y de 26 en la versión española de Rodríguez-

Martos y Suárez (1984). En ellos se evalúa la conducta de consumo de alcohol, aspectos


Evaluación Psicológica en adicciones 48

psicológicos, somáticos y sociales referidos a la dependencia alcohólica y centrada en los últimos

dos años. Es un instrumento con una sensibilidad del 100% y una especificidad del 80%.

6.1.2. Otros cuestionarios relacionados con el consumo de alcohol

Tenemos los siguientes:

-- Escala Multidimensional de Craving de Alcohol (EMCA; Guardia et al., 2004). Consta de

12 ítems agrupados en dos factores denominados: desinhibición conductual y deseo.

El craving, o deseo de consumo, es un concepto clave en drogodependencias y su evaluación

permite tanto el diseño de la intervención dirigida al cese del consumo como

la planificación de la prevención de recaídas.

-- Perfil Global del Bebedor ( Comprehensive Drinking Profile; Miller y Marlatt, 1984,

Validación española de García-González, 1991). Consta de 3 módulos:

1) variables

de identificación (edad y residencia, estatus familiar, estatus laboral, historia

educativa).

2) patrón y conductas relacionadas con el consumo de alcohol (inicio

del problema, factores desencadenantes, hábitos familiares, pautas de consumo,

bebidas preferidas, expectativas ante el alcohol, problemas bio-psico-sociales

Derivados del consumo, etc.).

3) motivaciones hacia el tratamiento y expectativas


Evaluación Psicológica en adicciones 49

ante el resultado de la terapia.

-- Inventario de Situaciones de Bebida (Annis y Graham, 1992). Consta de 100 ítems que

recogen diferentes situaciones de alto riesgo clasificadas en las dimensiones del modelo de

prevención de recaídas clásico de Marlatt y Gordon (1985):

a) determinantes intrapersonales: emociones desagradables, malestar físico, estados emocionales

positivos, comprobación de control personal, urgencias y tentaciones; y

b) determinantes interpersonales: conflictos con otros, presión social para beber y situaciones

agradables con los demás. Se obtiene un perfil del paciente en el que se indica el tipo de

situaciones de alto riesgo a las que se tiene que prestar una mayor atención porque indican una

mayor inseguridad por su parte para hacerles frente.

-- Inventario de Habilidades de Afrontamiento (Litman, Stapleton, Oppenheim y Peleg, 1983,

adaptado en España por García y Alonso, 2002). Es un Listado de 36 estrategias utilizadas

para evitar la recaída. Se agrupan en cuatro factores: estrategias conductuales de evitación, de

distracción, de búsqueda de apoyo social y otras estrategias cognitivas como pensar en las

consecuencias negativas que pueden derivarse del consumo o pensar en las consecuencias

positivas derivadas del mantenimiento de la abstinencia.

Se exploran conductas cognitivas y conductuales de carácter personal, así como las

referidas a recursos del medio como las redes de apoyo social. Al sujeto se le pide que

indique la frecuencia con la que ha utilizado cada una de las estrategias para afrontar las

diferentes situaciones de riesgo en el último año.


Evaluación Psicológica en adicciones 50

6.1.3. Pruebas biológicas

Existen varios índices para evaluar el nivel y gravedad del consumo de alcohol. Entre

los marcadores biológicos en plasma se utiliza la gamma-glutamiltranspeptidasa (GGT), la

transaminasa glutamitocooxalacética (GOT o AST), la transaminasa glutamicopirúvica (GPT o

ALT), el volumen corpuscular medio (VMC), el colesterol HDL, los triglicéridos, el ácido úrico

y el cociente GOT/GPT 1, entre los más importantes (Ponce, Jiménez-Arriero y Rubio, 2003).

También se puede detectar el nivel de alcohol en aliento y saliva.

6.2. Dependencia de la nicotina

6.2.1. Cuestionarios de evaluación de la dependencia de la nicotina

Tenemos los siguientes:

-- Test de Fagerström de Dependencia de la Nicotina (FTND; Heatherton, Kozlowski,

Frecker y Fagerström, 1991). Está formado por 6 ítems con dos o cuatro alternativas de

respuesta de fácil corrección. Tiene la peculiaridad de que también ha sido validado con medidas

fisiológicas del contenido de nicotina en sangre. Por tanto, esta característica le permite ser

utilizado para medir el grado de dependencia fisiológica. La relación entre este cuestionario y las

medidas fisiológicas de fumar es alta (Becoña y García, 1995).


Evaluación Psicológica en adicciones 51

-- Escala del Síndrome de Dependencia de la Nicotina (NDSS, Shiffman, Waters y Hickcox,

2004, validación española de Becoña, Fernández del Río, López y Míguez, 2009). Sigue la

línea de los criterios del DSM-IV-TR y consta de 19 ítems permite evaluar un factor general de

dependencia de la nicotina a partir de cinco aspectos centrales: impulso (drive), que captura el

craving y el síndrome de abstinencia y el sentido subjetivo de la compulsión a fumar; prioridad,

que refleja la preferencia conductual de fumar por encima de otros reforzadores; tolerancia, que

evalúa la reducción de la sensibilidad a los efectos de fumar; continuidad, que se refiere a la

regularidad de fumar; y estereotipia, que evalúa la invarianza o monotonía de fumar. También

existe una escala corta de la misma con un factor general de dependencia de la nicotina, la

NDSS-S (Becoña et al., 2011).

6.2.2. Otros cuestionarios relacionados con el consumo de tabaco

-- Escalas para evaluar la motivación. Se han utilizado habitualmente los estadios de

cambio de Prochaska y Diclemente (Escala URICA) o la escala de Abrams y Biener (1992), de

un solo ítem con 10 alternativas de respuesta en función de la motivación que tiene el fumador.

-- Escala de pros y contras de fumar (Prochaska, DiClemente, Velicer, Ginpil y Norcross,

1985; Velicer, DiClemente, Prochaska y Brandenberg, 1985). Consta de dos subescalas, una

de 10 ítems pros y otra de 10 ítems contras, con cinco alternativas de respuesta y es útil para

resolver la ambivalencia basándose en el balance de los pros y contras de seguir fumando o

dejarlo.
Evaluación Psicológica en adicciones 52

-- Autoeficacia: Cuestionario de confianza en situaciones de fumar de Condiotte y

Lichtenstein (1981). Evalúa la eficacia que percibe el sujeto de estar abstinente en aquellas

situaciones en las que tiene más probabilidad de fumar; es decir, los sujetos indican su resistencia

a la urgencia de fumar. Dicha escala consta de 48 ítems (situaciones), con 10 alternativas de

respuesta, en una escala de 100 puntos con intervalos de 10.

-- Escala de autoeficacia para evitar fumar de Diclemente (1981). Consta de 12 ítems

(situaciones), con siete alternativas de respuesta y evalúa el grado en que el sujeto evita

fumar en 12 situaciones que son frecuentes para cualquier fumador, es decir, evalúa la

percepción de eficacia del sujeto respecto a su habilidad para evitar fumar y mantenerse

abstinente.

6.2.3. Evaluación fisiológica

Además de los instrumentos estandarizados, en el tratamiento del tabaquismo contamos

también con medidas fisiológicas que evalúan el nivel del consumo o, cuando dejan de fumar, si

están o no abstinentes realmente. Las medidas que se utilizan con más frecuencia son el

monóxido de carbono en el aire espirado, el tiocianato y la cotinina en saliva u orina y, en menor

grado, la carboxihemoglobina y la nicotina en sangre (Becoña, 1994).

6.3. Dependencia de drogas ilegales


Evaluación Psicológica en adicciones 53

6.3.1. Entrevistas para la evaluación del consumo de drogas ilegales

-- Índice de Severidad de la Adicción (ASI 6; McLellan, Cacciola, Alterman, Rikoon y

Carise, 2006, validación española de Diaz et al., 2010). Evalúa el grado de severidad del

problema en siete áreas: estado médico general, situación laboral y financiera, consumo de

alcohol, consumo de drogas, problemas legales, familia y relaciones sociales, y estado

psicológico.

-- EuropASI (Bobes et al., 2007). Es la versión europea de la 5ª versión del ASI (McLellan et al,

1992).

-- Indicador de Tratamiento de la Adicción a Opiáceos (OTI; Darke, Ward, Hall, Heather y

Wodak, 1991). Elaborado especialmente para la evaluación de resultados en los tratamientos de

la adicción a opiáceos. Se estructura en 6 áreas: consumo de drogas,

conductas de riesgo para el VIH, funcionamiento social, actividad delictiva, estado de

salud y situación psicológica (que consiste en los 28 ítems del Cuestionario de Salud

General, GHQ-28 de Goldberg y Hillier, 1979). El OTI tiene como ventaja frente al ASI

que se administra de 20 a 30 minutos. El ASI en 45-60 minutos.

-- Perfil de Adicción del Maudsley (MAP; Marsden et al., 1998, validación española de

Torres y Fernández, 2004). Entrevista de 60 items que cubre cuatro áreas: abuso de sustancias,

inyección y conductas sexuales de riesgo, salud y contexto vital y funcionamiento social.

Respecto al tiempo de aplicación es más breve que las anteriores, de 10 a 15 minutos.


Evaluación Psicológica en adicciones 54

6.3.2. Instrumentos para identificar abuso o dependencia

-- Test de Evaluación para el Consumo de Drogas (Drug Abuse Screening Test, DAST;

Gavin, Ross y Skinner, 1989). Es una adaptación del MAST (consumo de alcohol) para detectar

problemas de abuso de drogas. Ofrece un índice cuantitativo de la medida en que se padecen

problemas o consecuencias por el abuso de drogas. Su cumplimentación requiere

aproximadamente 5 minutos.

-- Cuestionario de Severidad de la Dependencia a Opiáceos (Severity of Opiate Dependence

Questionnaire, SOPQ; Sutherland et al., 1986). Es una adaptación del SAQD (Severity of

Alcohol Dependence Questionnaire). Incluye preguntas relativas a cinco dimensiones

1) cantidad, vía de administración y patrón de consumo de opiáceos;

2) síntomas físicos de abstinencia;

3) síntomas afectivos de abstinencia;

4) consumo de opiáceos y otras drogas para aliviar la sintomatología de abstinencia; y

5) rapidez en la instauración de los síntomas de abstinencia después de reiniciar el consumo de

opiáceos tras un período de privación de la droga.

-- Cuestionario de Craving de Cocaína (Cocaine Craving Questionnaire, CCQ; Tiffany,

Singlenton, Haertzen y Henningfield, 1993). Es uno de los instrumentos más utilizados y

señalados en la medición del craving. Los componentes que evalúa el cuestionario son los

siguientes: deseo de consumir cocaína, intención y planificación del consumo de cocaína,

anticipación de los efectos positivos del consumo, anticipación de una mejora de los síntomas de
Evaluación Psicológica en adicciones 55

abstinencia y pérdida de control sobre el consumo. El cuestionario es autoadministrado, consta

de 45 ítems y se centra en el momento presente o en los últimos siete días.

Cuestionario de Craving (Weiss, Griffin y Hufford, 1995). El craving es considerado por parte

de estos autores como un fenómeno multidimensional, dinámico y episódico.

Consta de cinco ítems en los que se evalúan los siguientes aspectos: la intensidad del

craving, la intensidad del craving durante las 24 horas previas, la frecuencia del craving, la

reactividad del craving ante estímulos ambientales relacionados y la probabilidad de consumir si

está en un ambiente con disponibilidad de la sustancia. Todos los ítems se centran en la

evaluación del craving en el momento presente y la respuesta se sitúa en una escala tipo Likert

que va de cero a nueve. El análisis factorial confirma que tiene una estructura unidimensional.

6.3.4. Evaluación de la autoeficacia

-- El Cuestionario de Autoconfianza para el Consumo de Drogas (Drug-Taking Confidence

Questionnaire; DTCQ, Annis y Martín, 1985). Es un instrumento que contiene 50 ítems

basado en el autoinforme. El DTCQ fue diseñado para evaluar la autoeficacia o confianza en uno

mismo para resistir al deseo de consumir drogas en una serie de situaciones particulares “de

riesgo”.

Como instrumento de evaluación, el DTCQ también fue diseñado para hacer posible la

monitorización de la autoeficacia para resistir al consumo de drogas ante determinadas

situaciones de riesgo durante el curso del tratamiento. Existe una evidencia relativamente
Evaluación Psicológica en adicciones 56

consistente en el campo del tratamiento por abuso de drogas, señalando que el desarrollo de

autoeficacia está asociado con un resultado favorable del mismo (Llorente, 1997). En otras

palabras, el DTCQ evalúa las creencias o expectativas que el cliente tiene acerca de su capacidad

para afrontar determinadas situaciones críticas para una recaída sin consumir dichas drogas. En

su aplicación al consumo de heroína, el DTCQ-H fue validado para la población española

(Llorente, 1997; Llorente, Fernández, y Vallejo, 2002).

6.3.5. Pruebas biológicas

Además de todos estos instrumentos de evaluación, también existen pruebas biológicas que

evalúan la existencia de consumos y que son utilizadas con frecuencia dentro de la atención

sanitaria que se presta a estos pacientes. Para una mejor detección de ello existe una prueba

denominada: urino análisis, es el test biológico más ampliamente usado, aunque el período de

detección de las sustancias por este método es relativamente corto (de 1 a 3 días en la mayoría de

las drogas), estando en función de la dosis administrada y la vía de administración empleada. Los

análisis de orina no sólo tienen una finalidad meramente evaluadora, sino que también tienen una

utilidad terapéutica, como la de proporcionar un indicador objetivo para el paciente y el terapeuta

sobre la evolución del tratamiento y la de reforzar la habilidad del paciente para resistir y

afrontar el deseo de consumir drogas. Las muestras de orina se pueden recoger de forma continua

(por ejemplo, cada 2 ó 3 días en el transcurso del tratamiento), de forma intermitente (por

ejemplo, cuando se den circunstancias especiales que incrementen la probabilidad de recaída), o

de forma aleatoria. Es importante recordar que resultados positivos en los análisis de orina sólo

indican un uso reciente de drogas; no indican necesariamente abuso o dependencia.


Evaluación Psicológica en adicciones 57

6.4. Juego patológico

Según Becoña (1996), Fernández-Montalvo y Echeburúa (1997) y Ochoa et al. (1994): sostienen:

el juego patológico está clasificado en los trastornos del control de los impulsos en otros

apartados del DSM-IV-TR (APA, 2000). Son muchos los clínicos e investigadores que lo

consideran como una adicción. Por ello, lo más probable es que en el próximo DSM-V aparezca

junto al resto de las adicciones. La evaluación de este trastorno sigue los mismos pasos que para

el resto de las adicciones (a nivel de diagnóstico, entrevistas diagnósticas, entrevistas clínicas,

auto-registro, estadios de cambio, autoinformes, escalas de personalidad, etc.).

6.4.1. Evaluación de juego patológico

Aparte de los criterios diagnósticos del DSM-IV-TR y de las entrevistas clínicas para su

diagnóstico (ej., SCID, CIDI, SCAN), se han utilizado varios instrumentos para evaluar el juego

patológico como indicamos a continuación tenemos:

-- SOGS (South Oaks Gambling Screen; Lesieur y Blume, 1993). Es el instrumento que hasta

ahora más se ha utilizado para la evaluación del juego patológico. Tiene 20 ítems con un punto

de corte de 5 o más para probable jugador patológico. Existe adaptación española del mismo

(Echeburúa, Báez, Fernández y Páez, 1994) y versión corta de 4 ítems (Fernández-Montalvo,

Echeburúa y Páez, 1995). Actualmente se considera que sobreestima al menos el doble el

número de jugadores patológicos dado que sus criterios se basan en el DSM-III y DSM-III-R.
Evaluación Psicológica en adicciones 58

-NODS (NORC DSM-IV Screen for Gambling Problems; Gernstein et al., 1999). El NODS se

ha desarrollado con el objetivo de disponer de un instrumento de evaluación fiable del juego

patológico y que se adecue a los criterios del DSM-IV. Existe versión castellana del mismo

(Becoña, 2004). Consta de 17 ítems que cubren los 10 criterios del DSM-IV para juego

patológico. El punto de corte es de 5 o más criterios para el probable jugador patológico. Es

actualmente, junto con el SOGS, el instrumento más utilizado en los estudios de juego

patológico.

6.4.2. Evaluación de la comorbilidad

En el caso del juego patológico es de gran importancia evaluar varios trastornos que son

comórbidos con el mismo en muchos casos. Destacan especialmente los relacionados con el

abuso de sustancias, tanto tabaco, como alcohol y drogas ilegales. Para éstos se utilizarán los

instrumentos comentados anteriormente. De igual manera, es de gran relevancia evaluar el estado

de ánimo, mediante su diagnóstico, así como utilizar escalas como puede ser el BDI-II. Lo

mismo es aplicable para los trastornos de ansiedad. En los últimos años, también ha cobrado una

gran relevancia la evaluación de la impulsividad en los jugadores patológicos, así como de los

trastornos de personalidad.

6.4.3 Pruebas de laboratorio por uso de sustancias

Las pruebas de laboratorio en los trastornos por uso de sustancias tienen una doble utilidad

clínica y médico legal, ya que por un lado permiten un diagnóstico fiable de consumo, un
Evaluación Psicológica en adicciones 59

seguimiento del paciente, una detección de posibles problemas somáticos asociados al consumo

y sirven también como indicadores de éxito de un programa asistencial y, por otro, permiten

detectar si existe cumplimiento de determinadas normas de seguridad en medio laboral u otras

circunstancias y el establecimiento de posible relación entre consumo y hechos delictivos.

6.4.4. Diagnóstico de consumo.

El diagnóstico del consumo se basa en la detección de la droga (o del fármaco) en muestras

biológicas (cabello, uñas, etc) o en fluidos corporales del individuo (por regla general, sangre en

el caso del alcohol y orina en el caso de otras drogas. Hay que tener presente que cada droga

tiene unas características propias, dependiendo por tanto su detectabilidad de múltiples factores

tales como: el tipo de droga y la dosis consumida, la frecuencia de uso, la muestra biológica

utilizado para el análisis, las diferencias individuales en el metabolismo de la droga, el momento

de recolección del especímen en relación al momento del consumo y sensibilidad del método

analítico utilizado. A pesar de que las variables anteriormente mencionadas hacen que cada test

deba ser considerado de manera individualizada se van a exponer una serie de normas generales

que puedan ser aplicadas a todas las drogas y a todas las situaciones. Existen una buena serie de

razones por las cuales sería conveniente solicitar este tipo de pruebas, y el clínico debería de

recordar en todo momento que la información ofrecida por los pacientes en relación con el

consumo de drogas es, por lo general, poco fiable.

6.4.6. Consumo de tabaco

Para tener un buen diagnóstico de consumo debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:
Evaluación Psicológica en adicciones 60

El consumo reciente de tabaco puede ser constatado a través de diferentes métodos que se

resumen a continuación.

a. Monóxido de carbono (CO) en aire espirado: es una técnica fácil de aplicar y muy

utilizada en la clínica, que además cuenta con elevada sensibilidad y especificidad (en

torno al 90%). Además, el CO es un marcador indirecto de los niveles de

carboxihemoglobina (COHb), existiendo una relación lineal entre ambas medidas. Una

utilidad añadida de este parámetro es que los niveles de CO (y/o COHb) pueden ser

utilizados como parámetros de factor de riesgo, ya que se sabe que los fumadores con

niveles elevados de CO y/o COHb tienen más posibilidades de desarrollar cardiopatía

isquémica, EPOC y procesos neoplásicos. Su mayor inconveniente es la corta vida media

del CO (2 a 5 horas), por lo que únicamente indica sobre el consumo de tabaco en el

último día. Los fumadores suelen presentar concentraciones de CO ≥ 5-10 ppm

(partículas por millón). El cálculo de los valores de COHb a partir de los valores de CO

en aire espirado.

b. La nicotina en sangre, saliva, orina: es una prueba poco empleada debido a que su

cuantificación es costosa y a que tiene una semivida muy corta (unas 2 horas). Los

niveles plasmáticos de nicotina son los que mejor se correlacionan con los efectos

farmacológicos del tabaco. Su sensibilidad y especificidad es elevada (en torno al 90%).

Los puntos de corte para discriminar fumadores de no fumadores son los siguientes:

sangre = 2.3 ng/ml, saliva = 21.8 ng/ml y orina = 58.6 ng/ml.


Evaluación Psicológica en adicciones 61

c. Cotinina en sangre, saliva y orina: es uno de los mejores marcadores disponibles y cuenta

con muy elevada sensibilidad y especificidad (mayor 95%). Los niveles medidos en

sangre suelen ser los más estables. La cotinina persiste en el organismo unos 4 días desde

que la persona deja de fumar por lo que podría ser un mejor marcador de consumo de

tabaco que los previos (podría facilitar una idea sobre el consumo de tabaco en los

últimos 4-7 días). Los puntos de corte para discriminar fumadores de no fumadores son

los siguientes: sangre = 10 ng/ml, saliva = 15 ng/ml y orina = 50 ng/ml. Como dato

orientativo los fumadores habituales suelen presentar niveles de cotinina en sangre entre

200-400 ng/ml.

6.4.7. Consumo reciente de alcohol

El consumo reciente de alcohol puede constatarse a través de su determinación en varios fluídos

corporales: sangre, aire espirado, orina, saliva y sudor, con una duración aproximada de la

positividad en torno a 24 horas. La utilidad de la determinación de consumo reciente de alcohol

radica básicamente en el diagnóstico y valoración de la gravedad de la intoxicación aguda y en la

valoración de la tolerancia, lo cual tiene una clara aplicación desde el punto de vista médico-

legal, si bien también puede utilizarse para el seguimiento de la abstinencia, aunque en este caso

puede verse dificultada la relación médico-paciente.

6.4.8 Consumo de otras drogas

Los métodos analíticos para la detección de drogas de abuso han mejorado de un modo

significativo durante las últimas décadas y la tendencia es hacia una mejoría aún mayor. Sin
Evaluación Psicológica en adicciones 62

embargo, estos avances no significan que las modernas metodologías sean infalibles y que

puedan superar al juicio clínico. El consumo reciente de otras drogas puede constatarse a través

de su determinación en varios fluídos corporales tales como: sangre, orina, saliva, sudor y

cabello

a. Detección de drogas en orina: en líneas generales, la orina es el espécimen más

frecuentemente utilizado para la detección de consumo reciente de drogas de abuso, no

sólo por su mayor accesibilidad, sino por otras razones como: la sensibilidad de los

métodos de laboratorio usados para la detección de fármacos y drogas en sangre es

inferior a la registrada en la orina, amén de que el nivel de drogas en orina es usualmente

más elevado que en sangre.

Las estrategias de tratamiento actuales están íntimamente conectadas con la realización

de analíticas de orina, en este sentido, las presencias de orinas negativas son indicador de

éxito terapeútico, mientras que resultados positivos indican recaídas. En este contexto, las

determinaciones de drogas pueden estar planificadas o pueden realizarse de forma

aleatoria (exámenes sorpresa). Estos últimos ayudan a detectar el consumo de drogas que

tiene lugar entre las determinaciones pautadas y generalmente dificultan al

drogodependiente la posibilidad de estar prevenido ante una determinación pautada.

Por otra parte, en el contexto terapéutico del uso-abuso de drogas este tipo de

determinaciones realizadas de forma repetida, son útiles a la hora de informar acerca de

la efectividad del programa de deshabituación, así como para proporcionar una

motivación adicional al paciente para mantener su abstinencia.


Evaluación Psicológica en adicciones 63

b. Detección de drogas en saliva: esta técnica se utiliza, aunque de forma limitada, en

algunas situaciones clí- nicas, como por ej., en situaciones de intoxicación. Como ya se

ha comentado previamente, sus principales desventajas radican en que el período de

detección de drogas es corto (unas 24 horas), la concentración de la droga es más baja

que en otros fluidos como la orina y, además el uso de saliva para predecir la

concentración en sangre de la sustancia puede verse limitado por la contaminación

consecuente al uso de la droga por vía oral o respiratoria

c. Detección de drogas en sudor: podría constituir una alternativa útil a la muestra de

orina, ya que su recogida es fácil y no invasiva, y además, la posibilidad de falsificación

o sustitución de los parches de recogida es escasa. Por otra parte, permite realizar

monitorizaciones de períodos de tiempo más largos que en el caso de la orina (7-14 días,

en el caso del sudor, frente a 2-3 días, en el caso de la orina).

d. Detección de drogas en cabello: es una tecnología que puede tener utilidad con fines

médico-legales y también en el seguimiento de programas de deshabituación, ya que

permite la detección de consumos realizados mucho tiempo antes (incluso años). Esta

técnica, sin embargo, no es útil para determinar un consumo muy reciente, ya que las

sustancias tardan en incorporarse al cabello unos 7-10 días. Las principales desventajas

de esta técnica radican en que se necesita utilizar métodos de determinación muy

sensibles, ya que la cantidad de droga que se incorpora al cabello es escasa y que el

resultado puede verse afectado por la utilización de decolorantes, tintes o abrasivos, o por

contaminación ambiental.
Evaluación Psicológica en adicciones 64

7. Prevención de los trastornos adictivos

La OMS (1986) la define como “el proceso por el cual la gente se capacita para aumentar el

control sobre su salud y mejorarla. Para alcanzar un estado de bienestar físico, mental y social

completo el individuo o grupo debe ser capaz de conseguir sus aspiraciones, satisfacer sus

necesidades y cambiar o hacer frente al ambiente en el que vive”. La Promoción de la salud trata

de implicar a la población general en su conjunto, desde el mismo contexto de su vida normal,

más que concentrarse en personas concretas en riesgo de enfermedades específicas.

7.1 Promoción de la Salud y las drogas

Ya hemos señalado el solapamiento existente entre Promoción de la Salud y Prevención. La

prevención suele estar más centrada en el individuo y en el problema, mientras que la promoción

tiene que ver más con una aproximación global y más inespecífica. La promoción de la salud

tiene que ver más con lo que entendemos como reforzamiento de los factores de protección, e

incluye una movilización del individuo, la familia, la comunidad y todo el entorno (económico,

cultural, etc). El campo más activo hasta ahora tanto en la investigación como en el diseño y

evaluación de programas ha sido la prevención. Pero ambas orientaciones, como ya hemos

señalado, comparten muchos elementos a los que nos vamos a referir.

1. Factores de riesgo y protección comunes a diversas conductas.


Evaluación Psicológica en adicciones 65

Existen factores, que además de contribuir en uno u otro sentido al nivel de consumo de drogas,

también influyen sobre otras conductas como pueden ser delincuencia, depresión, embarazos no

deseados, conductas sexuales de riesgo, fracaso escolar, violencia. Ello permite planificar

actuaciones que, modificando estos factores de riesgo tengan simultáneamente la posibilidad de

modificar diversas conductas problemáticas. Son programas ya ensayados como Community

That Cares desarrollado por David Hawkins y R Catalano

(https://preventionplatform.samhsa.gov).

2. Factores de riesgo ambientales.

Los factores de riesgo o protección que mejor pronostican el consumo precoz de drogas son los

contextuales o ambientales (controles formales como las leyes o controles informales como las

normas sociales. Hay muchas cuestiones a tener en cuenta en este campo- y sobre las que se

puede actuar- como pueden ser la desorganización social, la calidad del vecindario, la de

privación social, la accesibilidad al alcohol y las otras drogas, la normativa social, la

desigualdad.

3. Percepción de normas.

Las normas y su percepción constituyen una potente influencia en la iniciación al consumo de

sustancias ilegales. Varios estudios longitudinales muestran como la percepción de las normas

son un factor de predicción de consumos importante. No obstante, en muchos países europeos


Evaluación Psicológica en adicciones 66

este aspecto todavía no se toma suficientemente en consideración cuando se decide acerca de las

estrategias preventivas a aplicar en distintos ámbitos sociales.

8. Diversos programas preventivos.

Hay programas preventivos que podrían considerarse desde una perspectiva

de la Promoción de la salud o podrían beneficiarse de incorporar elementos de esta estrategia.

Algunos ejemplos pueden ser:

- Existen diversos programas multicomponentes, como aquellos donde la familia ocupa un lugar

central (Triple P Positive Parenting Program en http://www.kidsmatter.edu.au/programs-

guide/triple-p-level-2/) o diversos

proyectos asociados al Nurturing Environments, etc.

- Empower the Community in response to Alcohol reats (ECAT) es un proyecto Europeo

aplicado en 8 regiones europeas basado en promover intervenciones basadas en la evidencia y en

campanas para aumentar la conciencia acerca del alcohol liderado por VAD de Belgica

(www.vad.be/media/47495/ecat_manual.pdf ).

Finalmente, en nuestro país existen varios centros de rehabilitación, así como programas

preventivos a las adicciones.

a. Prevención Primaria
Evaluación Psicológica en adicciones 67

El concepto de prevención no resulta siempre claro. El Institute ofMedicine de EE.UU. – IOM-

reduce la prevención al ámbito de la prevención primaria, reservando tal expresión únicamente

para referirse a las intervenciones que se aplican antes de que se manifieste el trastorno o

conducta que se desea evitar y estén diseñadas para reducir la incidencia, o lo que es lo mismo, la

aparición de casos nuevos. Esta es la idea de prevención que manejaremos en el presente

capitulo, y por lo tanto emplearemos como sinónimos los términos “prevención” y “prevención

primaria”.

No menos impreciso resulta el termino adicción que sirve de base para delimitar los trastornos

adictivos, o trastornos que tienen como base una adicción. Es posible encontrar cuatro

acepciones del concepto de adicción que presentan una amplitud variable, en función de la idea

de “irresistabilidad o incontrolabilidad” asociada al habito adictivo, y del objeto de dicho habito.

Aquí solo nos centraremos en las conductas adictivas y sus posibles trastornos que tienen como

objeto el uso de sustancias, y cuyo consumo genera problemas más o menos graves para el

individuo, la

sociedad o ambos.

Una primera propuesta de clasificación: utiliza los términos de oferta y demanda de las

sustancias. Las intervenciones preventivas operan con el objetivo de disminuir la incidencia y

prevalencia del consumo de drogas en la población, para lo que pueden actuar bien sobre la

oferta, dificultando el acceso a la droga, bien sobre la demanda,

modificando de múltiples formas la motivación de las personas para usar las drogas.
Evaluación Psicológica en adicciones 68

Una segunda clasificación hace referencia: a la propuesta de Gordon, seguida por el IOM,

según la cual pueden establecerse tres tipos de prevención de acuerdo con el nivel de riesgo de la

población a la que va destinada, y, por lo tanto, a los previsibles beneficios y costes asociados:

En un primer nivel, las actividades preventivas que tienen como objetivo a la población general

forman parte de la llamada prevención universal. Esta actividad preventiva se sustenta en la idea

de que las intervenciones de no muy alta intensidad.

Un segundo nivel, de prevención tendría como objetivo a los grupos o partes de la población que

presentan un elevado riesgo de presentar el trastorno o la conducta problema. Estas

intervenciones preventivas se agrupan bajo la categoría de prevención selectiva.

Una tercera forma de clasificar la actividad preventiva, es la que utiliza el criterio de los

distintos tipos de contexto donde se realiza. Los espacios sociales donde se llevan a cabo con

más frecuencia los programas preventivos son, de mayor o menor amplitud, el ámbito

comunitario, la escuela, y la familia. Puede haber otros ámbitos, como el laboral,

el de la salud, el religioso, el militar, pero se les presta menos atención y su desarrollo es menor.

b. Prevención secundaria/ prevención selectiva:

Este acercamiento a la realidad permite plantear estrategias de actuación en general, de

prevención en particular y en el ámbito de los trastornos adictivos de manera singular.

Clásicamente, se ha utilizado la clasificación en tres niveles de prevención: primaria, secundaria

y terciaria. Su base está determinada por aspectos directamente relacionados con las distintas
Evaluación Psicológica en adicciones 69

fases de la historia natural de la enfermedad. El objetivo sería identificar e intervenir

terapéuticamente lo antes posible sobre el problema cuyo origen no ha podido ser impedida con

las medidas planteadas desde la prevención

primaria.

9. marco teórico se fundamenta en tres perspectivas complementarias:

 La perspectiva evolutiva. Analiza porqué en la adolescencia aumenta la orientación al

riesgo, así como la vulnerabilidad existente en cada individuo en función de cómo ha

resuelto las tareas y habilidades básicas que se construyen en cada periodo crítico. Esta

perspectiva, que se inserta dentro de la psicopatología evolutiva, es de gran

relevancia para adecuar la prevención a cada edad, ayudando a desarrollar las habilidades criticas

de dicho periodo, reforzando logros conseguidos y compensando deficiencias que se hayan

podido producir en edades anteriores.

Propone que la prevención debe fortalecer cuatro capacidades básicas, que permitan al

adolescente:

1) establecer vínculos de calidad en diversos contextos.

2) ser eficaz en situaciones de estudio-trabajo movilizando la energía y el esfuerzo necesario para

ello, 3) integrarse en grupos de iguales constructivos resistiendo a presiones inadecuadas.

4) desarrollar una identidad propia y diferenciada que le ayude a apropiarse de su futuro.

 La Psicología ecológica. Analiza las condiciones de riesgo y de protección en los

múltiples niveles de la interacción individuo-ambiente, lo que permite diseñar actividades


Evaluación Psicológica en adicciones 70

destinadas a optimizar tanto el ambiente, como la representación que de él tiene el

adolescente. Las intervenciones que parecen obtener mejores resultados son las

que logran optimizar el estilo de vida global de jóvenes y adolescente. Para ello suele ser preciso

llevar a cabo importantes transformaciones en el entorno en el que deben madurar y

desarrollarse.

 La Psicología de la adolescencia. Ha prestado una atención especial a ciertas

características de gran relevancia para comprender que función puede cumplir el

consumo de drogas y otras conductas de riesgo en los colectivos a los que nos referimos:

la integración en el grupo de compañeros/as, la reducción del estrés y de la incertidumbre

sobre la propia identidad, la obtención de experiencias de poder y protagonismo social, el

establecimiento de la autonomía de los padres y las madres, el rechazo de las normas y

valores de la autoridad convencional o la transición de la infancia al estatus adulto.


Evaluación Psicológica en adicciones 71

Conclusiones

El consumo mediterráneo de alcohol se centraba fundamentalmente en el vino, en dosis

bajas pero diarias; en estos últimos años en jóvenes son distintos, consumo de bebidas de alta

graduación pero los fines de semana.

La psicobiología de la adicción a las drogas, tiene una modificación estructural en el

sistema dopaminérgico de recompensa, incrementando los neurotransmisores de dopamina e

inhibiendo su recaptación pos-sináptica, trayendo como consecuencia funcional una conducta de

aprendizaje y hacia la nueva actividad.

El uso indebido de sustancias adictivas en la actualidad es una problemática compleja en

el mundo. Se ha visto la necesidad de afrontar el tema con la asignación de millonarios fondos

tanto para prevenir como para brindar tratamiento. Se sabe que las consecuencias no son sólo

para la persona afectada sino también para el entorno inmediato y para la sociedad misma.

Tener en cuenta a los factores de riesgo y protección nos brinda una gran luz para

empezar. Reconocer la importancia del cuidado de un buen ambiente familiar, el propiciar la

construcción de una sociedad con valores, conocer la tendencia de nuestros ancestros ante las

drogas, y reconocer nuestras debilidades psicológicas son de gran ayuda para este tema.

La evaluación psicológica de los trastornos adictivos abarca las áreas familiar, social,

laboral, legal, de consumo de sustancias y trastornos psicopatológicos. Utilizando como

instrumentación la historia clínica, la entrevista conductual, los autoregistros de conducta y deseo

de consumo así como los cuestionarios de evaluación psicopatológica, personalidad y área

familiar/social.
Evaluación Psicológica en adicciones 72

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Madrid: Madrid Salud; 2010.
Evaluación Psicológica en adicciones 74

Anexo
Evaluación Psicológica en adicciones 75

GUÍA PARA LA ENTREVISTA CON DROGODEPENDIENTES. MODIFICADO DE GRAÑA Y


GARCÍA (1987)

1. DATOS PERSONALES.

2. PROBLEMA/S QUE PRESENTA EL DROGODEPENDIENTE.

3. ANALISIS FUNCIONAL DEL PROBLEMA.

3 .1. Antecedentes:

* Ambientales.

* Situaciones de consumo.

3.2. Conducta:

* Motora

— Secuencia de autoadministración.

— Estilo de búsqueda.

— Dosis, dinero, etc.

* Cognitiva

— Expectativas sobre los efectos de la droga.

— Mitos y creencias en torno a la droga.

— Qué piensa antes, durante y después de inyectarse.

— Autoimagen de sí mismo.

— Recuerdo de la droga.

* Afectiva (Sentimientos asociados o relacionados con el consumo).

3.3. Consecuencias

— Positivas (nivel personal, familiar, social, etc.).

— Negativas.

4. ANALISIS DE OTROS HABITOS ADICTIVOS.

— Otras drogas o fármacos que consume habitualmente.


Evaluación Psicológica en adicciones 76

— Actividades de azar o riesgo.

5. HISTORIA DETALLADA SOBRE LA ADQUISICION DEL PROBLEMA/S.

— Fenómeno de escalada.

— Factores de predisposición social y cambios surgidos.

6. ESTILO DE VIDA ACTUAL Y ANTERIOR AL CONSUMO DE DROGAS.

7. RESPUESTAS FAMILIARES AL CONSUMO DE DROGAS.

— ¿Cómo reaccionaron los distintos miembros ante el problema?

— Consumo de otras drogas en la familia (efecto de modelamiento).

— Manejo práctico y emocional que hace de la familia (seducción, mentira, etc.) ¿Cómo fue
surgiendo?

— Aplicación de normas de convivencia, refuerzos, castigos, etc.

8. RELACIONES INTERPERSONALES.

— Qué cambios surgieron a raíz de la adicción.

— Implicación emocional interpersonal.

— Utilización de las relaciones interpersonales.

9. AUTOCONTROL.

— Situaciones en que se da y estrategias que utiliza.

— Tratamientos anteriores.

10. MOTIVACION PARA EL TRATAMIENTO.

— ¿De quién partió la idea de tratarse?

— Expectativas que tiene con respecto al tratamiento.

11. SITUACION FAMILIAR.

— Miembros que componen la familia y lugar que ocupa el drogodependiente.

— Situación socio—económica. Fuentes de ingresos del paciente.

— Convivencia actual.

— Aspectos positivos que favorecen el tratamiento (apoyo familiar).

— Problemas actuales que dificultan el tratamiento.


Evaluación Psicológica en adicciones 77

— Relaciones familiares entre sí y con el drogodependiente.

— Estado de la vivienda. Espacio del paciente.

12. RECURSOS PERSONALES. (Aficiones o intereses que tiene de tipo cultural, social, deportes, etc.)

13. NIVEL EDUCATIVO.

* Estudios realizados.

* Dedicación, responsabilidad en el estudio.

14. SITUACION LABORAL.

— Trabajo actual.

— Historia laboral:

* Movilidad

* Responsabilidad

* Hábito de trabajo

— Cualificaciones laborales.

— Intereses actuales de formación laboral.

15. ASPECTOS SOCIOAMBIENTALES.

— Valores de su ambiente en torno a la droga: creencias, expectativas, lenguaje.

— Amistades y relaciones dentro y fuera de la droga.

— Participación en Asociaciones, etc: duración, implicación, responsabilidad.

— Recursos ambientales de tipo social, cultural, laboral útiles para el tratamiento.

— Experiencias en el uso de estos recursos.


Evaluación Psicológica en adicciones 78

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