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Sobre el texto: 1821, 1921-1951: La mexicanidad y su arte de Carlos Molina

Posadas
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El indígena del siglo XIX no era como aquel indio glorioso, guerrero y bélico de la
historia prehispánica. Entre los objetivos de Carlos Molina, en su texto, 1821, 1921-
1951: La mexicanidad y su arte1, uno de ellos es comprender los distintos momentos
en que se fue construyendo la historia prehispánica junto a la idea de mexicanidad
que se mostró en los museos. Molina propone que la mexicanidad, se formó de
discursos armados por el Estado a partir de vestigios arqueológicos que fueron
estudiados y lo más importante, acomodados en exposición en los Museos para
representar el pasado de la cultura mexicana. También contribuyeron, las bellas
artes para definir y representar la idea de una nación moderna y fructífera o, mejor
decir, con el fin de mostrar a un país que había alcanzado su estado moderno.

Entre el siglo XIX y XX se comenzó a escribir la historia prehispánica y, a


resaltar la idea de que la historia prehispánica era la herencia e historia de los
mexicanos. A diferencia del indio del pasado, el indio que vivía entre los demás
ciudadanos, representaba retroceso o la parte de los ciudadanos que faltaba por
civilizar. Siguiendo la investigación de Molina, el Estado, sus intelectuales y
científicos, produjeron una versión ficticia de México para sus propios ciudadanos,
con el fin de exteriorizar lo que significaba la mexicanidad hacia el extranjero.

La representación aquí adquiere una dimensión concreta pese a tratarse de


una idea abstracta. El retrato de la mexicanidad a través del arte y la historia

1
Molina, Carlos A., 1821-1921-1951: la mexicanidad y su arte, en: Las artes plásticas y visuales en los siglos
XIX y XX. Luz María Sepúlveda, coordinadora. México, D.F., Dirección General de Publicaciones del Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes, 2013.

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es un dispositivo mnemónico de percepción que media y condiciona la
memoria presuponiendo que la nación de hecho existe en algún momento
como el museo argumenta. Aquello que el museo muestra es entonces
rememoración consciente y colectiva de un recuerdo inventado, la nación es
siempre una utopía2.

El proyecto de Nación declaró al Museo Nacional una necesidad del Estado3. En


este sentido, se puede apreciar la importancia del Museo como pieza fundamental
del Estado para construir una memoria del pasado y una mexicanidad, así como,
para legitimar sus raíces a partir de la historia prehispánica inventada desde el siglo
XIX. Comenta Molina que así fue como la Coatlicue, la Piedra del Sol y la Piedra
de Tízoc, se transformaron de mero vestigio de una cultura a un monumento
nacional entre los años poscoloniales. “Se transformaron de curiosidades(…), en
preciosos especímenes para la antropología”4.

La hipótesis de Molina es que la creación de una identidad nacional se daba


en México al mismo tiempo que la práctica curatorial. Lo cual supone, que los
proyectos de nación no se constituyeron como una lógica ideológica que se
proyectaba al pueblo mediante las exposiciones presentadas en el Museo Nacional,
sino como realidades sociológicas “azarosas” que podían tener éxito o fallar en el
intento de provocar ideas sobre el pasado5.

2
Ibíd., p.21.
3
Ibíd., p.23.
4
Ibíd., p.28.
5
Ibíd., p.27.

pág. 2
A manera de conclusión

El proyecto del Estado que pretendió crear una mexicanidad con raíces
prehispánicas se consumó con éxito. La narrativa oficial de la historia de México
que se comenzó a escribir a partir del siglo XIX, creó un pasado análogo para los
mexicanos a la civilización romana. Esto servía en efecto de ubicar a México como
igual entre otras naciones6.

El fin del proyecto nacional era evocar las raíces de México, su tradición y
herencia, esto tenía que ver con la idea de darle a los mexicanos una historia igual
de fructífera como de la que era heredera el mundo Occidental. El museo
contribuyó a formar la idea de la existencia de la nación, también, el arte cumplió
un papel fundamental en la representación de la mexicanidad. ¿El proyecto de
nación no tuvo fines ideológicos como lo plantea Molina? En medida en que el
Estado produjo una mexicanidad con ayuda de ideólogos y científicos de la época,
se puede entender que las políticas tenían el fin de modificar y civilizar a los
ciudadanos de México. El objetivo principal de escribir una historia común que
incluyera a todos los ciudadanos de México y de desenterrar de las entrañas de la
tierra los vestigios que representaran las raíces de tal mexicanidad, ¿no fue con el
fin de crear una nueva memoria del pasado y exponer los cimientos de un México
moderno?

Por un lado, Molina presenta cuales fueron las prácticas escriturales,


artísticas y museográficas que funcionaron como un dispositivo mnémonico
mediante las cuales se inventó el sentimiento nacionalista mexicano. Se inventaron
recuerdos que se convirtieron en la historia de los mexicanos. Parece que la
invención de la mexicanidad, es este sentido, fue bastante bien planeada, era una
utopía esperando volverse realidad y no sólo una apuesta del Estado en vías de ser

6
Ibíd., p.19.

pág. 3
alcanzada por hazaña del destino. Cosa distinta es el hecho de que el proyecto de
nación fuera una ideología que se ponía en marcha de manera consciente o que de
forma inconsciente buscará plantar un sentimiento de nación y mexicanidad.

pág. 4

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