Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015 • ISSN 1666-8987 • Nº 13.
766 • AÑO LIII • ED 263
D i a r i o
FILOSOFÍA DEL DERECHO
“La doctrina del derecho ha de ser tomada de las entrañas de la filosofía”
El orden natural y cristiano desastrado
en el derecho argentino, y el número 29
Aprendemos de la Cátedra de Pedro que no solo
el destino terreno sino también ultraterreno de los
argentinos puede depender de la forma que se dé a
la sociedad. Si en el número anterior aludíamos a la
destrucción del buen orden que significaría el Ante-
proyecto de Código Penal, y hoy aludimos en diálo-
go con un experto a la relación entre la Inseguridad
argentina y el Garantoabolicionismo, otro reportaje
con otra especialista alude a la destrucción de la fa-
milia argentina con el ordenamiento que de ella trae
el nuevo Código Civil. Lo pagaremos carísimo.
Nosotros seguimos. Como cada tanto se repiten
las oleadas para aumentar el holocausto de argentini-
tos no nacidos, Pablo Yurman demuestra en la sec-
ción Herodianas que no es cierto que “nos debamos
un debate sobre”, expresión que vaticina siempre lo
peor, y nos da los argumentos para seguir protegien-
do a los más débiles.
La mejor división de poderes que existió en el
mundo fue el reconocimiento, frente al Estado que
Diálogos con...
CUENTA Nº 13.547
  Derechos humanos en la Argentina. La politicidad del derecho
Martín Etchegoyen Lynch
CASA
ARG
CO Ver pág. 2
d e D o c t r i n a y J u r i s p r u d e n c i a
(Cicerón, Las Leyes, 1, 5, 17)
avanza aniquilando el matrimonio y la familia, de la
Iglesia como sociedad perfecta, cosa que recuerda
Luis De Ruschi en la sección Cristiandad. Tener las
plumas de Sergio Castaño (que nos trae un tex-
to en que Engels coincide con la posición clásica
sobre el Estado), Héctor Giuliano (que es quien
dice la verdad en la Argentina sobre la deuda ex-
terna, estrenando el ícono de la sección Justicia y
Economía) y del nuevo secretario de redacción (que
se remonta a los fundamentos para juzgar crítica-
mente los juicios por los delitos de lesa humanidad)
siempre es un lujo para el Diario de Filosofía del
Derecho.
Capaz que llegamos al número 30 de este Diario
de Filosofía del Derecho y materias afines. Gracias a
Dios.
Héctor H. Hernández
Director
VOCES: DERECHO - FILOSOFÍA DEL DERECHO - IGLESIA
CATÓLICA
Ursula Basset
Ver pág. 5
Director:
Guillermo F. Peyrano
Consejo de Redacción:
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Daniel Alejandro Herrera
Nelson G. A. Cossari
Luis Alfredo Anaya
29
SERIE ESPECIAL
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RICARDO VON BÜREN - RODOLFO VIGO
CONTENIDO
DIRECTORIAL
El orden natural y cristiano desastrado en el derecho argentino, y
el número 29........................................................................ 1
FILOSOFÍA DEL DERECHO
Justicia y Derecho Penal. La inseguridad argentina y la ideología
garantoabolicionista. Diálogo con Martín Etchegoyen Lynch............2
Justicia y Derecho Civil, Orden natural y cristiano y Código Civil nue-
vo. Diálogo con Ursula Basset......................................................5
FILOSOFÍA POLÍTICA
La esencia y el sentido del poder político, por Sergio Raúl Cas­
taño...................................................................................... 7
BIODERECHO.......................................................................... 9
JUSTICIA Y ECONOMÍA
Los vencimientos de la deuda pública, por Héctor Giuliano........ 11
NOTAS
Parece que la Argentina no es usurpadora: acerca de dos afirma-
ciones de Carlos Escudé, por Mario Meneghini........................ 11
LA CRISTIANDAD
Vigencia de la noción de Iglesia como sociedad jurídicamen-
te perfecta y su anclaje en derecho natural, por Luis María De
­Ruschi...............................................................................12
NOTICIAS........................................................................... 16
BIBLIOGRÁFICAS
Widow, Juan Antonio, La Libertad y sus servidumbres, por Héctor
H. Hernández...................................................................... 17
Segovia, Juan Fernando, La ley natural en la telaraña de la razón.
Ética, derecho y política en John Locke, por Patricio J. López
Díaz-Valentín....................................................................... 18
Tale, Camilo, Razones para afirmar que existe un derecho natural,
por Enzo Di Fabio................................................................ 18
Tale, Camilo, Derecho Natural (Concepto. Denominaciones. Ca-
racteres. Conocimiento de sus normas. Contenido), por Juan Igna­
cio Serrano.......................................................................... 19
Terragno, Rodolfo. Josefa. Biografía de María Josefa Morales de
los Ríos. La amiga secreta de San Martín, por Mario Meneghini.. 19
Horacio Sánchez de Loria Parodi, Adolfo Korn Villafañe, un jurista
olvidado, por DFD................................................................ 20
Los libros que escribió Horacio Sánchez de Loria Parodi.......... 20
OTRAS LATITUDES
Archives de philosophie du droit Nº 56. L’entreprise multinationale
dans tous ses États, por Carlos Sanz........................................ 21
DERECHOS HUMANOS EN EL MUNDO
en los juicios de lesa humanidad, por Ramiro Dillon.............. 22
HERODIANAS
Aborto: refutaciones al documento del CELS, por Pablo Yurman...24
 2 Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015
SECCIÓN JUSTICIA Y DERECHO PENAL
La inseguridad argentina y la ideología
garantoabolicionista
Diálogo con Martín Etchegoyen Lynch
I. El conocimiento de la Seguridad pública
Diario de Filosofía del Derecho (DFD): Dr. Etche-
goyen Lynch, ¿en qué tipo de conocimiento se ubicaría el
de la Seguridad pública? ¿Qué tiene que ver con la Crimi-
nología?
Martín Etchegoyen Linch (MEL): La seguridad pú-
blica es una especialidad multidisciplinaria. En Estados
Unidos se dice que un profesional en “criminal justice”
debe saber de derecho penal y de justicia como un abo-
gado, de sistemas policiales como un jefe policial y de
sistemas penitenciarios como un jefe penitenciario. Y esos
tres ejes son los que se estudian precisamente en la carre-
ra de Criminal Justice. No hay nada parecido en nuestro
país. La Criminología, por otra parte, estudia la etiología
del crimen, sus causas, y es fundamental su conocimiento.
Quien desconoce el diagnóstico mal puede diseñar el tra-
tamiento del problema.
II. El avance de la inseguridad
DFD: Aparte lo que todo argentino conoce, ¿qué nos
puede decir un experto en seguridad en orden al avance o
no de la inseguridad en la Argentina?
MEL: Hace años que no se presta atención al problema
del alza sostenida de la criminalidad. También se han ma-
nipulado estadísticas para minimizar el problema aludien-
do a que la inseguridad era solo una “sensación”...
La ideología abolicionista imperante en ciertos
sectores del derecho que influenciaron al gobierno
nacional cree que como la sociedad causa el delito
no tiene legitimidad para penar lo que causó.
DFD: ...el elemento ideológico...
MEL: Hay una tendencia a justificar el accionar de los
delincuentes por la ideología imperante en ciertos secto-
res del derecho que influenciaron al gobierno nacional,
de corte abolicionista. Se cree que la sociedad causa el
delito y, por tal, no tiene luego legitimidad para penar
por lo que ella causó. Un absurdo pasado de moda y de-
mostrado falso. El crimen, en general, es multicausal, y
lo integran causas biológicas, sociales y hasta de medio
ambiente. En particular, cada delito tiene su motivación;
por ejemplo, no es la misma la del atacante sexual que la
del estafador. Lo que es cierto es que desde las décadas
del sesenta/setenta y desde los ochenta en Argentina, una
gran dosis del crimen violento, el que preocupa al ciuda-
dano honesto, proviene actualmente del narcotráfico. Y
es por tres motivos: 1. los asesinatos entre miembros de
  MEL: Yo a esta película ya la vi: cuando en los años
bacrims y dealers por dominio territorial (en los que tam-
bién resultan victimizadas ocasionales inocentes); 2. por
el crimen del adicto para obtener dinero para solventar
su adicción (el grupo más numeroso), y 3. por el crimen
de la persona bajo influencia de drogas, la que carente de
frenos inhibitorios causa desde hechos automovilísticos
hasta ataques sexuales. Argentina duplicó el consumo de
drogas en la última década. Estadísticamente, estos facto-
res causan, según la sociedad analizada, del 30 al 70% de
la criminalidad violenta, y allí es donde se deben volcar
principalmente los esfuerzos estatales.
DFD: ¿Qué fuentes tenemos en esto...?
MEL: Además de ser de público y notorio, y para no
aburrir con más datos, me remito al libro de Eugenio
Incidencia de los códigos positivos en el destino último del argentino
“De la forma dada a la sociedad, conforme o no a las leyes divinas, depende y se insinúa también el bien o el mal en las almas”.
FILOSOFÍA DEL DERECHO
Burzaco y Sergio Berensztein –colaboración de Gus-
tavo Carabajal– El poder narco. Drogas, inseguridad y
violencia en la Argentina, de Sudamericana.
DFD: En su artículo El Garantoabolicionismo y el
próximo gobierno, Infobae, 26-II-2015, dice Ud., por
ejemplo, que tenemos en Buenos Aires niveles de violencia
y muertos similares a los de Medellín, y que Córdoba y
Mendoza se le acercan...
MEL: Desde hace 10 años el índice de criminalidad
sube un punto por año.
DFD: Según La Nación del 17 de abril de 2015, pág.
26, sección Seguridad (me parece antes no había sección
“Seguridad” en los diarios) en Córdoba entre 2013 y
2014 aumentó la criminalidad un 10%.
MEL: Todas las grandes jurisdicciones tienen tendencia
a la suba, efecto del no tratamiento del motor del delito
violento, el narcotráfico.
III. “El INDEC de la inseguridad”
DFD: ¿Hay estadísticas?
MEL: Los elementos estadísticos en Argentina son
bastante escasos, la mayoría provienen de estudios de
universidades privadas. Recientemente el fiscal Romero
ha denunciado que hay una especie de “Indec de la Inse-
guridad” en la Provincia de Buenos Aires, que no es nada
creíble, porque se caratulan erróneamente las causas. Y
en una muerte se pone “averiguación de causa de muerte”
pero eso no se cambia cuando se verificó que era homi-
cidio. El conurbano bonaerense y Rosario tienen aproxi-
madamente unos 20 homicidios cada 100.000 personas.
Córdoba y Mendoza, aproximadamente 15. Medellín está
cerca de los 20, con la diferencia de que la tendencia es a
la baja desde hace varios años, en cambio en Argentina,
al alza.
DFD: A propósito de unas estadísticas aparecidas re-
cientemente, el Dr. Zaffaroni dijo que estábamos mejor
que el resto de los países y que debíamos ayudarlos...
MEL: Solo estamos mejor que los países más peligro-
sos de la Tierra, como algunos centroamericanos, Vene-
zuela y México. No es bueno compararse con lo peor de lo
peor. En los países que están mejor hay 2 homicidios cada
100.000 personas...
DFD: ¿Cuáles son los elementos dirimentes para esta-
blecer si avanza o retrocede la inseguridad? A lo mejor te-
nemos la tendencia a esperar del “experto en seguridad”
solamente estadísticas...
MEL: Dos son los datos más importantes: la estadísti-
ca, que en Argentina es escondida o manipulada, y tam-
bién la cifra negra, o dato delictual no registrado por la
estadística, que también es conocido por surveys, que vie-
nen a ser las encuestas que se hacen de victimización. A
cuanta más desconfianza en el sistema policial-judicial,
mayor la cifra negra. Consultoras privadas han estimado
que en Argentina se denuncia solo un tercio del delito
cometido, mientras que en los Estados Unidos se reporta
la mitad, en promedio. Cuanto más grave el delito, más es
denunciado...
DFD: Esto es una etapa en una lucha...
MEL: Es el diagnóstico. Una vez diagnosticado y
geocodificado el delito prevaleciente en el área a observar,
el experto en seguridad pública debe establecer las medi-
das preventivas y represivas para obtener una baja sosteni-
da en la tasa delictual...
Cuando en los años ochenta yo iba a New
York, no podía salir del hotel después de caída la
tarde, y esto duró hasta entrados los años noven-
ta. Luego, en los años 2000, caminé por la misma
ciudad a toda hora sin incidentes. ¿Podría hacer-
lo en Buenos Aires? Rotundamente, no. Tuvieron
problemas de inseguridad y los superaron. Esa
es la gran virtud de los Estados Unidos, donde el
crimen sigue a la baja, igual todavía lejos de los
países más seguros de Europa.
DFD: ¿Eso es posible o estamos ante una fatalidad?
MEL: Se puede. En Estados Unidos se logró y se sigue
mejorando... En San Luis, Argentina, se logró...
DFD: Se dice que en los Estados Unidos hay más gente
en prisión pero que hay una criminalidad que no para de
crecer...
MEL: Depende de los lugares. En Detroit, la crimina-
lidad es altísima. En Nueva York, hay 6 homicidios cada
100.000 habitantes, y en la Argentina es de 9... en la media
de todo el país... pero en el Gran Buenos Aires es de 20...
La mayoría de las ciudades americanas son más seguras
que las ciudades grandes de aquí. Estados Unidos estu-
vo peor que nosotros pero ahora las ciudades grandes son
más seguras que las nuestras...
DFD: ...Supongo que para un experto en seguridad va-
len no solo las estadísticas sino la experiencia... Ud. ha
vivido y trabajado en el tema en Estados Unidos...
ochenta iba a New York y no podía salir del hotel des-
pués de caída la tarde, ni hablar de pisar el Central Park.
Y esto duró hasta entrados los años noventa. De más está
decir que años después caminé por la misma ciudad a toda
hora sin incidentes. ¿Podría hacerlo en Buenos Aires? Ro-
tundamente, no. Tuvieron problemas de inseguridad y los
superaron. En un momento se tocó fondo, se dijo basta, se
votó a gente que prometió que cambiaría esa situación, la
ciudadanía luego presionó para que ello se concretara, los
políticos llamaron a gente capacitada, y en un par de años
esto cambió para mejor...
DFD: ¿Cómo?
MEL: Se sacó a los criminales de la calle, no hay otra
solución, pese a que al garantoabolicionismo le duela... La
causa de la seguridad siempre se ha relacionado con cuán-
tos delincuentes hay presos y cuántos en libertad...
Papa Pío XII, La Solemnità, nro. 5.

IV. Delito y pobreza
Si el delito fuera un fenómeno de “pobreza”, en
los países ricos no existiría. En los países nórdicos
hay distinta criminalidad, menos violenta, más sofis-
ticada, pero el delito existe al fin.
DFD: Bueno... muchos políticos argentinos, y también
abogados, hablando de estas cosas, sacan a relucir el te-
ma de la pobreza... y a partir de ahí no vuelven más al
tema penal... para Ud., que ha trabajado en Estados Uni-
dos en materia de seguridad, ¿qué atención se prestaba al
tema de la pobreza y de la inclusión social?
MEL: En Estados Unidos jamás se me preguntó sobre
qué medidas sociales tomar para paliar el crimen, sim-
plemente porque hay otras áreas de gobierno ocupadas
de ello; estos temas no corresponden a un plan de segu-
ridad. ¿Sirve tener mejor educación, mejor distribución
del dinero, una vivienda digna a los efectos de la baja del
delito? Sí en algunos casos y no en otros, dependerá de
cuál es el delito prevaleciente en el lugar que se analice.
En una criminalidad de subsistencia (ejemplo, robo de
alimentos), sí, efectivamente que servirá, aunque desta-
co que en mis tres años de Fiscal en San Isidro, jamás
tuve un caso de robo por hambre. No pretendo decir con
esto que no los hay, sino que estadísticamente son muy
pocos. El delito “por pobreza” no llega al 5% del total
delictual... Distinto es el caso del delincuente relacionado
con la droga... La educación especializada antidrogas sí
sirve, por ejemplo, la del programa DARE que se brinda
en algunos distritos escolares americanos, con resultados
probados y contrastados con distritos escolares que no la
emplean.
DFD: El delito es propio de la naturaleza caída del
hombre... con su libertad... libertad quiere decir “dueño
de sus actos”...
MEL: Si el delito fuera un fenómeno de “pobreza”, en
los países ricos por excelencia no existiría. Recorrí hace
un tiempo países nórdicos... distinta criminalidad, menos
violenta, más sofisticada, pero el delito existe al fin. Bra-
sil, que cambió la situación llevando 50 millones de per-
sonas de la clase baja a la media, tuvo que, al final del
gobierno de Lula Da Silva, reconocer que la delincuencia
seguía igual o peor y tomar medidas serias al respecto, co-
mo la militarización de las favelas para combatir el narco-
tráfico. Asimismo, hay países pobres muy seguros, como
Myanmar.
V. Inseguridad y sensación de inseguridad
DFD: Un libro suyo ya citado se llama oportunamente
Inseguridad sin sensación...
MEL: La inseguridad no es una sensación, es real y está
aquí para quedarse a menos que se unan 1) la voluntad
política en las más altas esferas de gobierno y 2) conoci-
miento especializado para combatir el flagelo.
DFD: El mismo diario La Nación ya citado, del día
de hoy, dice que durante 2014 la mitad de los hogares de
Córdoba sufrió un robo...
Toda la Argentina es rehén de aproximadamente
200.000 delincuentes.
MEL: La gente honesta de cada país, y el nuestro no
es excepción, es aproximadamente el 99,5% de la po-
blación. La criminalidad globalizada del narcotráfico, no
llega a constituir el 0,5% de la población, aunque maneja
mucho dinero e influencias. ¿Por qué no tomamos me­
didas para el 99,5% y al otro 0,5% se lo encierra, como
sucede en los países serios? Todo un país con miedo y
encerrado rehén de 200.000 delincuentes? No hay que
tener miedo de tomar decisiones... el pueblo se lo reco-
Homenaje a Guido Soaje Ramos a 10 años de su tránsito (1). Bien común temporal y bien común sagrado (1)
“...La tesis de la finalidad trascendente del hombre implica, pues, que el bien común temporal, sin perder su valor intrínseco de fin intermediario, debe subordinarse al Bien
Común Sagrado. Precisamente en razón de su naturaleza de bien humano, y por tanto moral en su contenido principal, el primero de esos bienes comunes ha de tener en cuenta y
acatar las exigencias del segundo”.
Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015
nocerá como se reconoce en USA a la dupla Giuliani-
Bratton...
VI. Teoría de las ventanas rotas y tolerancia cero
Cuando se decía que el éxito de Bratton en Nueva
York fue por la situación económica, fue nombrado
en Los Ángeles 10 años después, la que contaba con
una economía pésima y logró la baja rotunda del
crimen organizado y común año a año como antes”.
DFD: ¿Es algo serio “la teoría de las ventanas rotas”
y la “tolerancia cero”? Entiendo por lo primero la po-
lítica de tratar de obtener el orden y la limpieza aun en
cuestiones no delictuales y no tolerar grafiteadas dañosas
ni basura ni contravenciones ni velocidades ilegales... y
así siguiendo hasta combatir los delitos mayores...? No sé
si expliqué bien...
MEL: Correcto. La primera es la teoría y lo segundo
es un título mediático que se dio a los planes de reduc-
ción de criminalidad que fueran primero implementados
en New York, Los Ángeles y luego copiados en la mayoría
de las ciudades americanas. Estos planes son complejos y
se basan en el estudio pormenorizado de la criminalidad
prevaleciente en cada área de trabajo, a fin de predecir
dónde ocurrirán los delitos para prevenirlos y, en su caso,
reprimirlos.
DFD: Ud. mencionó a Giuliani-Bratton... y Ud. en sus
propuestas se ha inspirado en parte...
MEL: Yo he presentado en la Argentina Plan de Reduc-
ción del delito en la Provincia de Buenos Aires en el año
1999, con medidas inspiradas en Nueva York y Boston. Y
con medidas similares que implementamos en la Provincia
de San Luis en el año 2011 nos fue muy bien. Aquí no se
conoce mucho esto... Se habla del Intendente... Pero no se
sabe que Giuliani fue elegido Mayor (Intendente) por su
actuación como Fiscal en la lucha contra la mafia italiana
del este de USA, pero al llegar a la Intendencia su mayor
logro fue nombrar a Bill Bratton, un policía, universitario,
estudioso, líder, que venía de transformar los escritos del
criminólogo George Kelling de teoría en realidad para
su lucha antidelictual (Broken Windows Theory). Cuando
se conoció el éxito del plan, fue primero criticado porque
no se podía reconocer el éxito de la policía en la baja del
crimen (era políticamente incorrecto...). Luego, fue reco-
nocido internacionalmente.
DFD: Parece que Ud. habla de la Argentina... En todas
partes se cuecen habas... Hablar bien de la policía es ha-
blar del “Estado de Policía” demoníaco según el garan-
toabolicionismo...
MEL: ...y a la vez cuando la prestigiosa revista Time dio
crédito a Bratton poniéndolo en su portada por la notable
baja en el delito, y no a Giuliani, y este despidió a Bratton...
DFD: ...Celos políticos... “consuelo de tontos” para
países marginales politizados...
MEL: Y cuando se decía que el éxito de Bratton en
Nueva York había sido por la situación económica, fue
nombrado 10 años después en Los Ángeles, que contaba
con una economía pésima, con un gánster en cada esquina,
un Mayor latino por el que nadie apostaba, y el resultado
que produjo sorprendió a los angelinos: la baja rotunda del
crimen organizado y común año a año.
VII. El elemento doctrinal y el abandono de las víctimas
Cuando el delincuente sabe, como en Argentina,
que se pueden cometer delitos y la actividad judi-
cial es altamente ineficiente y con excarcelaciones
fáciles, el mensaje que recibe es que es muy baja
la posibilidad de quedar detenido o preso, y si esto
sucede, lo será por poco tiempo.
Guido Soaje Ramos, Los padres de Occidente y la mutación del horizonte humano,
en Philosophia, Año IV, Nº 9, Mendoza, Instituto de Filosofía, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, 1947, pág. 76.
3
DFD: ¿Qué incidencia tiene el elemento
judicial en la inseguridad argentina?
MEL: Por ser el sistema judicial uno de
los factores de la ecuación, resulta funda-
mental que el ciudadano sepa que si co-
mete un delito, será juzgado rápidamente y sentenciado
de acuerdo al delito cometido. Cuando se sabe, como en
Argentina, que un delincuente puede cometer diversos de-
litos, la actividad policial-judicial es altamente ineficiente,
y los institutos excarcelatorios tan accesibles, lo mismo
que las medidas libertarias durante la ejecución de la pe-
na, entonces el mensaje que emite –y es conocido por la
delincuencia– es que es muy baja la posibilidad de quedar
detenido o preso, y de así serlo lo será por un corto plazo.
Sobran los ejemplos de ello últimamente.
DFD: “Los delincuentes brindan con champán”... dijo
el fiscal Marcelo Romero... y ahora escribió que “la jus-
ticia penal es una j...”. Una pregunta muy parecida a la
anterior... ¿Qué incidencia tiene el ya aludido elemento
ideológico en la Justicia?
MEL: Con incipientes dosis de garantismo y abolicio-
nismo penal transitaron nuestros gobiernos democráticos
desde 1983, con la fortuna de que estos principios eran
solo tomados por los gobernantes de turno como ensayos
catedráticos (ámbito de donde nunca deberían haber sali-
do), y es por ello que no causaron especial efecto negativo
en la seguridad ciudadana. Pero a partir de los últimos
12 años, en cambio, el garantoabolicionismo, este movi-
miento que, representado en el país por Eugenio Zaffaroni
(movimiento anacrónico y demostrado fracasado en otras
latitudes hace más de 40 años), llegó al poder. Desde la
pésima elección de este como miembro de la Corte Supre-
ma, sus seguidores en las cátedras y otros oportunistas que
ingresaron en el Poder Judicial de su mano han hecho todo
lo posible por justificar a los delincuentes y su accionar,
abandonando a su suerte a las víctimas, que al contrario de
sus contrapartes, no habían elegido serlo.
VIII. La democracia
Se declaraban “garantistas” = que debíamos
buscar por todo medio el favorecer al imputado,
seamos juez, fiscal o defensor. Y así todos contentos,
salvo la sociedad agredida.
DFD: Ud. dice que esto pasa aquí desde la democra-
cia... ¿qué relación doctrinal observa entre la democracia
y el surgimiento de un garantismo abolicionista?
MEL: El garantismo bien entendido es lógico que haya
florecido en democracia con el pleno ejercicio de los dere-
chos civiles de los ciudadanos y es bienvenido. Cuando ya
se pasa al abolicionismo solo se está a favor del delincuen-
te sin tomar en cuenta a la víctima de crímenes, que en
toda nación debe ser defendida por el Estado en igualdad
de condiciones que el imputado de delitos.
DFD: Aparte de esto, inmediatamente de producida
la democracia, se produjo un avance del gramscismo, de
ideas de cuño socialista... de rechazo de la autoridad...
hubo una campaña de sacar “el agente de policía de la
esquina”... los que sabían del tema predijeron que se ve-
nía la inseguridad...
MEL: Sí... se dijo que se iba a reemplazar por una ma-
yor inteligencia... Pero siempre el problema de la inse-
guridad se ha relacionado con cuántos delincuentes tenés
presos y cuántos libres... Ya en 1998, un 20 o 30% de los
jueces eran abolicionistas... Se declaraban “garantistas”,
término que en sus casos indicaba que debíamos buscar
por todo medio el favorecer al imputado, cualquiera fuera
nuestro rol, tanto juez, fiscal o defensor. Y así todos con-
tentos. Menos la sociedad agredida, por supuesto...
DFD: La cuestión viene de la Universidad...
 4 Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015

MEL: ...pero no hay que olvidar que el
estamento judicial es muy permeable a la
ideología que tiene el poder que impera...
DFD: La cuestión es compleja, es univer-
sitaria, es judicial, pero es política... enton-
ces... pero Ud. también destaca el elemento que llamaría-
mos “técnico”...
MEL: Es las dos cosas, se necesita voluntad política y
también técnicos en la materia. En las grandes jurisdiccio-
nes argentinas no se ve claramente que existan estos dos
grupos.
DFD: Yendo al aspecto doctrinal más propio de este
DFD, ¿advierte cierta tergiversación del concepto de Es-
tado provocada por una idea de democracia identificada
ya no con la protección legal del ciudadano sino con la
irrestricta promoción de “más derechos” a toda costa?
MEL: Absolutamente; la gente honesta no está siendo
debidamente representada en estos “derechos”...
DFD: ¿No era inevitable, por la proyección de la Uni-
versidad a la vida social, que los ensayos garantoabo-
licionistas se proyectaran a la vida judicial? ¿Cree que
existe un prejuicio instalado con la palabra “orden”, que
abarca también al “Estado”, la “autoridad” y “la justicia
penal”?
MEL: Si se hubiese pensado en los efectos de estas
tendencias, se las tendría que haber guardado solo para la
cátedra. Estos experimentos en la vida real causan vícti-
mas reales. Son cosas de “delirantes de cátedra”. En otros
países la cátedra es full-time y otra cosa es la magistratura
o las posiciones de gobierno.
DFD: Precisamente, el italiano Gianni Vattimo, pro-
logando elogiosamente el libro del líder abolicionista La
cuestión penal, señala “yo no sé hasta qué punto el autor,
que no es solo un académico sino también un juez que
ejerce funciones prácticas en el sistema penal, pueda con-
cordar con las conclusiones positivistas y también algo
anárquicas que me parece que pueden extraerse del li-
bro”... pero sigamos... Ud. divide el período posdemocra-
cia en materia de seguridad, en dos partes...
MEL: El garantoabolicionismo logró llegar a la vida real
por medio de nefastas sentencias y resoluciones basadas en
los dichos de Zaffaroni (copiados de autores de otras latitu-
des). Ya no era el profesor “novedoso” sino un Ministro de
la Corte Suprema, de mucha influencia sobre legisladores,
jueces, consejos de la magistratura y la Presidencia.
DFD: Se habla de que el garantismo abolicionista, al
cambiar el lenguaje para cambiar las conductas, registra
ecos de Gramsci... y se ha hablado de la relación entre la
democracia argentina y el gramscismo... pero también de
la influencia de Foucault.
MEL: Efectivamente sí, todos ellos pensadores trans-
polados anacrónicamente a la Argentina violenta del nar-
cotráfico...
DFD: Ud. nos acaba de hablar de “copiados de au-
tores de otras latitudes”... A propósito de su experiencia
norteamericana. ¿Qué sucede allí con estas corrientes?
MEL: Estas cosas que se han copiado acá son en gran
parte creaciones norteamericanas, pero por los excesos de
benignidad de los tribunales con la delincuencia a media-
dos de los años noventa, allí no se podía salir a la calle...
DFD: La doctrina del fruto del árbol venenoso, que a
partir de la verdad del principio antimaquiavélico impul-
sa el disparate de que se den por suprimidas constancias
indubitables del delito que no dependen de la ilegitimidad
del acto procesal, v. gr. el allanamiento es ilegítimo pero
se encuentran “cosas” que hablan por sí mismas... pulu-
laron entonces...
MEL: Pero hay que saber que ante la creciente insegu-
ridad allí empezó a pararse todo esto, y hoy en “la doctrina
del árbol venenoso” en Norteamérica hay más excepcio-
nes que la regla...
DFD: Ahora sí queremos que nos hable del factor po-
licial. En el garantoabolicionismo hay una noción a pri-
mera vista de Estado ausente, que reduce la actividad po-
licial preventiva a una burocratización de medios. ¿Cómo
podría revertirse ese fenómeno?
MEL: El fenómeno debe ser revertido formando nuevas
policías profesionales y equipadas tecnológicamente, a la
que el poder político y judicial debe respaldar.
DFD: Hablando del Servicio Penitenciario, los orga-
nismos de derechos humanos y cierto sector de la Procu-
ración General militan contra la llamada “violencia ins-
titucional”, entendida como un control político contra la
actividad penitenciaria. ¿Cuál cree que sería la política
administrativa más adecuada para cumplir los estándares
constitucionales en materia de cárceles dignas y centros
de resocialización?
MEL: Las normas de la ONU son una buena base. Ellas
están recogidas en las reglas mínimas para el tratamien-
to de los reclusos, adoptadas en el Primer Congreso de
las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tra-
tamiento del Delincuente, Ginebra, 1955, aprobadas por
el Consejo Económico y Social en sus resoluciones 663C
(XXXIV) de 31-7-1957 y 2076 (LXII) del 13-5-77. Hace
años que no se construyen cárceles en Argentina. No han
acompañado el crecimiento demográfico ni el delincuen-
cial, por eso las que hay son obsoletas y están superpo-
bladas. El único caso de excepción es el de la provincia
de San Luis, donde se inauguró hace aproximadamente un
año una cárcel modelo.
DFD: ¿Es cierto que en la Argentina “las cárceles son
escuelas de reincidencia”?
MEL: En general, sí; cada delito violento que conoce-
mos por su alto perfil mediático, encontramos que es co-
metido por personas de extenso prontuario. Aunque la es-
tadística en esta materia en nuestro país escasea también.
DFD: El pasado año se verificó en nuestro país el fenó-
meno del “linchamiento público”. A propósito de ello, el
jefe abolicionista adelantó opinión respecto a que se tra-
taría de un “homicidio calificado por alevosía”. El pro-
blema es que el garantismo ideológico no usa esta misma
calificación cuando la víctima es un jubilado o un traba-
jador común. ¿Por qué cree que existe este doble estándar
de imputación? ¿Podría definirse una política criminal
más homogénea sin perjuicio de las particularidades de
cada caso?
MEL: El estándar debería ser: si la conducta se encua-
dra en el Código Penal, entonces es delito y el autor debe
enfrentar la pena establecida. No importa cuál sea el esta-
tus social del criminal o de la víctima.
DFD: ¿Es posible adecuar los parámetros internacio-
nales en materia de derechos humanos con una política
pública atenta no solo a los derechos individuales sino
también a la seguridad ciudadana, los derechos de las
víctimas y a la protección estatal de la vida cotidiana? De
ser así, ¿qué decisiones políticas concretas podrían, inme-
diatamente, tomarse?
MEL: Adecuar las normas procesales penales vigen-
tes dando un equilibrio entre los derechos de las víctimas
con los de los imputados sería un buen comienzo. Luego
deben diseñarse, por un lado, las políticas criminales, a
mediano y largo plazo. Finalmente, deben diseñarse las
medidas específicas dentro de los planes de seguridad para
que la sociedad honesta gane en libertad y el delincuente
pase a ser resocializado, separado temporalmente de la
sociedad a la que victimizó.
DFD: ¿Qué consejo daría al próximo Presidente en
materia de seguridad ?
MEL: Designe sus Ministros y asesores en base a ido-
neidad probada en cada materia. La sociedad demanda se-
guridad y esta debe darse desde el primer día de gobierno.
DFD: Qué es “Usina de Justicia”...
MEL: Es un grupo apartidario que integramos algunos
profesionales con el objeto de llevar adelante propuestas
gubernamentales que terminen con el abolicionismo y que
las víctimas del delito sean representadas debidamente pa-
ra que así mejoremos nuestra seguridad pública.
VOCES: DERECHO - FILOSOFÍA DEL DERECHO - DERE-
CHO PENAL - LEY - DERECHO PROCESAL PENAL
- DERECHOS Y GARANTÍAS CONSTITUCIONALES

Trayectoria
Martín Etchegoyen Lynch es abogado por la Universidad Kennedy. Especializado en Ciencias Penales y Doctor en Derecho y Ciencias Penales por la Universidad del Salvador.
Doctor of Philosophy in the field of Criminal Justice, Hamilton University, USA.
Crime Analyst de Crime Down Consulting, consultora especializada en planes de reducción de criminalidad y auditorías de performance policial, Los Ángeles, USA, y Buenos Aires.
Fue asesor en Planeamiento Estratégico de Seguridad Pública de la Provincia de San Luis. Miembro de American Society of Criminology; de International Association of Crime Analysts.
Crime Analyst aprobado por la Policía de Las Vegas, Nevada y El Monte, California, USA.
Fue Fiscal en lo Criminal del Departamento Judicial San Isidro, Pcia. de Buenos Aires, primero de Instrucción (1998-2000) y luego de Juicio ante el T.O.C. Nº 1, año 2001. Designado
Subsecretario de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires (Ministro Dr. Osvaldo Lorenzo, 1999), no pudo asumir por no autorizar su licencia judicial la Suprema Corte.
Primer Premio y Mención de Honor en el Concurso Nacional de Derecho Penal, Derecho Procesal Penal, Criminología y Criminalística organizado por el Colegio de Abogados de La
Plata.
Tesis Doctoral La crisis del sistema penitenciario y su posible solución: las cárceles privadas, 1994-1999, Universidad del Salvador.
Autor de Arquitectura carcelaria; de un Proyecto de ley sobre cárceles privadas; del Proyecto de Ley sobre la creación de la Agencia Federal de Búsqueda de Personas; de los trabajos
de investigación Abortion, Argentina vs. California Legal Rules, California State University, Long Beach, 1998; Cómo actuar en los delitos con toma de rehenes, para la Fiscalía General de
San Isidro, con protocolo de actuación utilizado hasta la actualidad.
Libros: Tópicos de Ciencias Penales (2008); Inseguridad sin sensación (2011).
Columnista de INFOBAE.

...Guido Soaje Ramos... (2). Bien común temporal y bien común sagrado (2)
“Si al hombre le hubiera asignado su Creador un fin último meramente natural aunque trascendente, el bien común temporal implicaría también la promoción de la religión na-
tural y la autoridad política incumbiría dirigir a los hombres hacia ese fin último. Pero no ocurre así, pues la criatura humana tiene una vocación sobrenatural a un Bonum Comune
Sagrado, trascendente y sobrenatural al que no se tiene acceso sino en virtud de la gracia divina y por y en la sociedad religiosa también sobrenatural instituida por el mismo Dios:
la Iglesia. Esta situación existencial del hombre entraña como consecuencia que no corresponda a la autoridad política la realización del más alto de los fines humanos, sino al
gobierno divino del Cristo y de su Vicario, jefe visible de la Iglesia”.
Soaje Ramos, Los padres de Occidente..., págs. 76-77.

SECCIÓN JUSTICIA Y DERECHO CIVIL
Orden natural y cristiano y Código Civil nuevo
Diálogo con Ursula Basset
Diario de Filosofía del
Derecho (DFD): Todo códi-
go tiene miles de artículos, y
no pocas influencias que ha-
cen difícil responder la pregunta. ¿Es mucho pedir que
nos haga un dictamen global sobre el Código Civil que
pronto entrará en vigencia?
Con la reforma del Código Civil es una tradición
humana, cultural y jurídica que se apaga.
Ursula Basset (UB): Una primera respuesta puede
sonar a nostalgia. Da mucha pena que nuestro país se des-
haga de un casi sesquicentenario de cultura jurídica nacio-
nal. Son bibliotecas jurídicas completas que se extinguen,
grandes padres del derecho argentino que quedan relega-
dos a la sombra. Es una tradición humana, cultural y jurí-
dica que se apaga.
Pero, en realidad, no se trata tanto de nostalgia, cuanto
de advertir que otros países, tales como Francia y Espa-
ña, hacen un culto de sus codificaciones centenarias, aun
cuando introduzcan reformas tan radicales como lo es la
del matrimonio entre personas del mismo sexo o el cam-
bio del libro de obligaciones que encara el derecho fran-
cés actualmente. En esos casos, la reforma mantiene viva
una tradición que entronca con la identidad nacional de un
país. Es una historia de continuidad, la Argentina ha op-
tado por una ruptura y la introducción del Código nuevo.
DFD: Es una especie de barbarie... o de realizar sue-
ños personalísimos de omnipotencia codificadora racio-
nalista y personalista... o de... un plan... Pero en cuanto a
los contenidos, ¿qué pensar?
UB: En cuanto a los contenidos, por especialidad me
tengo que ceñir al capítulo de personas, familia o sucesio-
nes. En el libro de las personas, con más o menos polémi-
cas sobre la regulación de la capacidad, y sobre todo del
más sensible asunto del comienzo de la existencia humana
y la regulación de los actos de disposición sobre el propio
cuerpo, consentimientos de adolescentes y su interrelación
con el derecho-deber de los padres de orientarlos y edu-
carlos, no cabe duda de que el libro más polémico y que
más posiciones encontradas y críticas ha suscitado es el
libro de familia. Sobre todo en lo que hace a la regulación
de la dimensión personal del matrimonio, las uniones con-
vivenciales y la filiación.
DFD: En síntesis, ¿cuáles son los cambios fundamenta-
les en esas tres áreas de mayor conflicto?
UB: En materia de matrimonio, se regulan relaciones
divergentes, como lo son los matrimonios entre hombre
y mujer, y los “matrimonios” entre personas del mismo
sexo, negando la diferencia y la peculiaridad de cada tipo
de relación. La reforma conserva el criterio uniformante
de regulación del matrimonio entre personas del mismo y
de diverso sexo, y así se ciega a las diferencias.
DFD: Sabemos que Ud. combatió como nadie contra el
pseudomatrimonio legal.
UB: Las dificultades de esta opción irreal se arrastran al
ámbito de la filiación.
El Estado, con el nuevo Código, se desinteresa de
la buena fe y lealtad que aparecen en todas las esfe-
ras del derecho, precisamente en el ámbito en que su
influencia debería ser mayor: la familia.
En segundo lugar, la estabilidad matrimonial desapa-
rece como valor jurídico. Se trataba de un valor jurídi-
co que protegía el bienestar de los niños (es, incluso, un
Orden natural y cristiano (1). Y liberalismo y colectivismo (1)
“...El Estado no ha de dejar hacer (liberalismo) ni hacer por sí mismo (colectivismo), sino ayudar a hacer”.
Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015
mandato del Protocolo adicional de San Salvador: que el
Estado proteja la estabilidad de la familia en beneficio de
los niños). Se facilita la ruptura del matrimonio, y esto sin
tiempos de espera. Una regulación que favorece la irre-
flexión frente a un fenómeno tan trascendente como lo es
la familia para la sociedad.
En tercer lugar, el Estado se desinteresa de la custodia
de los principios de buena fe y lealtad que aparecen en to-
das las esferas del derecho, precisamente en el ámbito en
el que su égida de influencia debería ser mayor: la familia.
El deber de fidelidad se “espiritualiza”, se vuelve “moral”
y el incumplimiento de los deberes matrimoniales no ge-
nera consecuencias jurídicas específicas en el ámbito de
familia.
El derecho no protege a la víctima de la infracción
de los deberes matrimoniales, sino al transgresor.
DFD: ¿Qué consecuencias tiene esto a corto plazo en
la vida del argentino común?
UB: Un profesor español, Carlos Martínez de Agui-
rre, sostuvo no hace mucho respecto de España, que el
hombre común viviría el matrimonio común, que no es el
que le presenta la legislación. Si fuera así en la Argenti-
na, millones de argentinos estarán casados con deberes y
derechos que no están recogidos en el derecho positivo y
que no podrán, en consecuencia, reclamar como derechos
subjetivos en un tribunal. Significa que el derecho desco-
noce las vidas reales de la mayoría de los argentinos, que
consideran que del matrimonio resultan deberes exigibles
de fidelidad, cohabitación y asistencia moral. El derecho
se aleja del hombre común, contra lo que sugería el impul-
sador principal de la reforma brasileña, el filósofo Miguel
Reale.
También significa que el derecho se transforma en la ley
del más fuerte. El derecho no protege a la víctima de la in-
fracción de los deberes matrimoniales, sino al transgresor.
O a los que hacen pactos recíprocos, implícitos o explíci-
tos, por los cuales se dan licencias en los incumplimientos.
Por último, también significa que el derecho no tutela
las opciones morales más exigentes en el sistema jurídi-
co, ni siquiera permite optar por ellas (los pactos serían
nulos), en cambio permite ampliamente la laxitud. Es de-
Carlos Alberto Sacheri, El orden natural, capítulo 45, “La función del Estado”.
5
cir que bajo la denominación de la neutralidad moral, en
realidad necesariamente se ampara la forma de vida más
relajada y no las opciones más comprometidas que prestan
mejor servicio a la sociedad y a los niños.
Si el matrimonio no tiene requisitos para ser con-
traído, no es garantía de continuidad de la especie,
ni cuna de la crianza de niños, entonces su regula-
ción carece de sentido.
DFD: ¿En qué afecta esta legislación a las personas
que tienen una visión distinta del matrimonio, conforme
al orden natural y cristiano y al sentido común, y que se
supone que se rigen por otros parámetros y no por el Có-
digo Civil?
UB: Significa que esas personas quedan invisibilizadas
por el sistema. El nuevo Código Civil y Comercial no les
da cabida.
Paradójicamente, sin embargo, son las que justifican to-
da la regulación. Son el revés de la trama, las que sostienen
la subsistencia de la institución y le dan sentido. Porque el
matrimonio carecería absolutamente de interés social. Y
si careciera de interés social, sería inconstitucional limitar
las libertades individuales, las que solo pueden ser condi-
cionadas si de ello deriva un beneficio social al bien co-
mún. Así es que, precisamente, los matrimonios que tienen
estabilidad y cumplen fines específicos que importaran a la
sociedad toda –que no son explícitamente reconocidos en
el Código Civil y Comercial–, son los que sostienen y dan
fundamento a la trama explícita que los ignora.
Una de las preguntas interesantes que se hace la doctri-
na inglesa contemporánea es precisamente cuál es la razón
para seguir regulando el matrimonio. Pienso, por ejemplo,
en dos o tres libros publicados en los últimos dos años
(Herring, Probert, Rob George), en los cuales surge la
pregunta de cuál sea el justificativo de regular las relacio-
nes privadas entre las personas si estas no cumplen un fin
social. Si el matrimonio es inestable, disoluble ad libitum,
no tiene prácticamente requisitos para ser contraído, no
implica en sí mismo una garantía de la continuidad de la
especie, ni es la cuna de la crianza de niños (pues la pro-
creación y educación de la prole no es un principio que lo
informe), entonces su regulación carece de sentido.
Sin embargo, los codificadores lo han regulado. Y pro-
lijamente. Y hasta han conservado el nombre que viene del
derecho romano y que hace relación directa a la hetero-
sexualidad (matrimonio: carga de la madre).
DFD: Pero toda ley tiene una función educativa sobre to-
dos los ciudadanos, incluso sobre los que piensan en prin-
cipio, correctamente en materia de matrimonio y familia.
UB: Jean Carbonnier, el autor de la reforma francesa
que facilitó el divorcio a mediados de la década del seten-
ta, decía: “El derecho no es maestro del derecho, si no lo
es también de los hechos”.
Es una objeción muy interesante. Y cabe preguntarse
si el legislador ha sido ingenuo y ha querido abdicar en
materia de familia de todo juicio moral sobre las conductas
privadas o si, en realidad, ha impuesto su visión sobre la fa-
milia en la legislación y así provocará nuevos cambios so-
ciales y ciertamente antropológicos y morales en la familia.
En cuanto a los cambios sociales, la idea de los pactos
prenupciales (al igual que sucede con los pactos de heren-
cia futura, que restrictivamente se admiten), el legislador
juega con la posibilidad de considerar la muerte del ma-
trimonio antes de que nazca. Los pactos prenupciales o
convenciones matrimoniales en el nuevo Código solo se
admiten para establecer inventarios y optar por un régimen
determinado, y en ese sentido son limitados. Pero el matri-
monio se contrae ya con la idea de su ruptura.
El sociólogo francés François de Singly estudió este
fenómeno: el que contrae matrimonio pensando en que si
fracasa siempre puede divorciarse, tiene muchas más altas
probabilidades de que ese divorcio ocurra efectivamente.
Lo que se concibe, lo sabía Dostoievsky, se hace.
 6 Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015

DFD: Pero esto va contra los principios generales del
derecho... El derecho natural.
UB: Una de las cuestiones más llamativas del Código
en materia de familia es el tratamiento del binomio natu-
ral-antinatural. Está recorrido de paradojas. De una parte,
se habla de una desbiologización creciente del derecho de
familia de cara a un nuevo imperio del criterio abstracto
de la autonomía de la voluntad, que haría prevalecer el
arbitrio indeterminado sobre la naturaleza o sobre princi-
pios previos propios de lo humano. Una independencia de
lo humano, el hombre que libremente elegiría su destino
y lo plasmaría, respecto del derecho o el Estado moral-
mente neutral que tendría una obligación de acompañar el
proyecto de vida, cualquiera que fuera (y aquí, cambio de
asignación sexual, proyecto conyugal, proyecto parental).
La paradoja es que en este nuevo dualismo disociativo
del alma y del cuerpo, el derecho (así en el nuevo Código)
se transforma en un instrumento que busca “naturalizar”
esas opciones. Lejos de confirmar el libre arbitrio, el de-
recho quiere volver a imponer un nombre que legitime
esas opciones asimilándolas con instituciones naturales
preexistentes. Y así surgen tantas contradicciones en la re-
gulación. Baste pensar en el matrimonio: ¿por qué la an-
siedad por conservar el nombre? Se dijo durante el debate
previo a la ley 26.618, tener el mismo nombre sirve para
tener la misma dignidad. No se trata de ser diferente, se
trata de que la ley naturalice la opción conyugal, llamán-
dola del mismo modo.
Lo mismo pasa con las presunciones de filiación ma-
trimoniales. Lo dice la doctrina francesa, que se refiere
recurrentemente al tópico del “maquillaje, camuflaje” de
la paternidad (así, Murat, Fenouillet, Mirkovic, Hau-
ser). No alcanza con alcanzar la paternidad por vía adop-
tiva, dos mujeres quieren ser llamadas, las dos, madres por
vía de la presunción matrimonial.
Y eso es lo paradójico, en una suerte de síntesis hege-
liana superadora: la naturaleza no se desprecia, es casi una
necesidad desesperada que se recrea por el artificio del
derecho. El problema es que así, el derecho se despega
de la realidad, o más bien se divorcia de ella (como en las
presunciones matrimoniales entre parejas de personas del
mismo sexo, en la que la función de emular lo que normal-
mente sucede y custodiar la identidad del niño se vuelve
quimérica).
DFD: Aníbal D’Angelo Rodríguez, que nos acaba de
dejar, decía que los hombres de las riquezas (la derecha)
sirven a los hombres de la palabra (la izquierda). Y que
no habrá globalización política estricta porque a Estados
Unidos no le interesa y porque ya hay un poder mundial
cultural globalizado. Recientemente, un político consul-
tado por un amigo sobre la posibilidad de revertir estos
procesos (por ejemplo, la marea del asesinato de chicos
no nacidos) contestó que es imposible, dada las presiones
del poder mundial cultural. En nombre del relativismo y
del rechazo de la verdad objetiva se habló de prohibido
prohibir... y el papa Benedicto XVI habló de esa paradoja
que es la dictadura del relativismo... ¿Puede haber reac-
ción contra esto?
UB: En primer lugar, me inclino a pensar que hay una
resistencia de lo humano y que aún existe, también, una
fuerza interna de las identidades culturales regionales y
locales, aun dentro de la misma Argentina, que es bueno
cultivar. Esas diversidades encierran las riquezas de los
mil rostros de lo humano. Y es bueno también apelar a esa
encarnación diversa, multiforme.
En cuanto a la reversión, hay mucha gente de buena vo-
luntad que trabaja por realizar una cultura más humana, en
la que no haya marginados ni por sus creencias ni mucho
menos cuando de sus valores surge un compromiso mayor
de cuidado y resguardo de los más vulnerables: los niños,
los pobres, los discapacitados... que, en definitiva, son los
más perjudicados por las visiones liberales... ¿Por qué no
creer que esas visiones pueden impregnar de humanismo,
de humanidad esta nueva visión desencarnada/descarnada
del derecho de familia? Prefiero apostar a la esperanza.
DFD: Suprimido como está el matrimonio, carece de
sentido la fidelidad y carece de sentido la violación de la
fidelidad, ¿en qué quedaría, entonces, el daño moral por
adulterio con la reforma?
UB: Bueno, la doctrina lo debate. De una parte, algunos
piensan que si el deber de fidelidad es “moral” y no jurí-
dico, sin el requisito de antijuridicidad no habría reclamo
posible. Otra parte sostiene que el principio de buena fe
se potencia en el derecho de familia y, en consecuencia,
defraudarla es infringir los deberes de confianza mutua más
profunda que surgen de los lazos conyugales, con o sin de-
ber moral de fidelidad. La antijuridicidad surgiría del dere-
cho civil y no de la especialidad de la familia, más allá de
que el juez pudiera regular la intensidad de la sanción en
virtud de la profundidad del daño y del deber agravado de
fe mutua. Una tercera posición sostiene que si hay un daño
al proyecto de vida (en general) o al proyecto de vida en
común (específico del derecho de familia), de allí surgiría
la antijuridicidad. Finalmente, están aquellos que sostienen
que en el Código Civil y Comercial no hay lugar para enun-
ciados morales, y que si el deber de fidelidad está enuncia-
do en la ley jurídica, entonces se trata de un deber jurídico.
A mi modo de ver es un deber jurídico más allá de
la intención del legislador y más allá de que el legisla-
dor no prevea una inmediata forma de coacción o sanción
por incumplimiento (aspecto que no es de la esencia de la
juridicidad del deber), toda vez que sobre él reposan las
demás estructuras del derecho de familia (por ejemplo, las
presunciones filiatorias, bastante vapuleadas por el matri-
monio entre personas del mismo sexo).
DFD: El derecho natural es un derecho vigente.
UB: Pero, más allá del debate sobre la subsistencia o
no del daño moral por adulterio, no hay que olvidar que
los familiaristas supieron tener reparos con el ingreso de la
reparación del daño moral en las relaciones de familia. La
responsabilidad civil en las relaciones de familia es como
un elefante en un bazar. Por eso eran preferibles las sancio-
nes específicas propias del derecho de familia a las genera-
les que tratan a los esposos como si fueran dos ciudadanos
extraños entre sí. La delicadeza de la regulación es diver-
sa. Luego se impuso el criterio de que la responsabilidad
por los vínculos familiares era mayor que
en cualquier otro vínculo civil (Salvatore
Patti) y que, en consecuencia, no cabía la
inmunidad derivada de esos vínculos.
Con el nuevo Código Civil y Comercial,
de estarse a la letra estricta no solo se retrotraería el estado
del arte a la “prehistoria antediluviana” (decimos con buen
humor, porque el tópico de los daños es hoy mayormente
aceptado por la doctrina) de la así llamada “inmunidad
familiar”, lo que es contrario a aquello que fue propulsado
por los autores de la reforma en las posiciones que se to-
maron los últimos años.
Pero tal vez la paradoja más sorprendente es que se
enuncie un deber moral, que se presenta sobre un telón
de fondo de la moralidad de las relaciones de familia, que
quedarían contradistinguidas de la juridicidad de esas rela-
ciones. Emerge, así, una antítesis moral-derecho, en la que
lo propiamente jurídico estaría opuesto a la moralidad del
deber, cuando los propulsores del “non droit” (del espacio
de no derecho) en las relaciones de familia insistían en la
dimensión fuertemente moral, y en la mayoría de los casos
jurídica, de las relaciones de familia y prevenían contra el
sociologismo que implicaría atribuirle al derecho una fun-
ción meramente descriptiva (Carbonnier, Díez-Picazo).
En el movimiento actual, en el que prevalece una
visión individual por sobre la trama solidaria fami-
liar y, sobre todo, una preeminencia de la autonomía
por sobre la responsabilidad en los vínculos familia-
res, estas orientaciones favorecen al fuerte por sobre
el débil.
DFD: ¿Qué caminos hay para neutralizar o “bonifi-
car” los males del nuevo Código?
UB: El Código Civil y Comercial tiene muchos bienes.
En algunos aspectos, es una reforma actualizada y mo-
derna, y en otros, engendra coherencia donde había una
sucesión de parches. Es verdad que la parte de familia es
la más polémica.
La Argentina, con su gran reputación jurídica, se ve
empujada a empezar de nuevo. “¿Puede volver a nacer al-
guien que ya es viejo?”, pregunta Nicodemo a Jesús cuan-
do lo encuentra de noche. Nuestro país tiene recursos. En
primer lugar, porque al igual que en la Revolución Fran-
cesa, la continuidad procede de las fuerzas vivas sociales
que encarnan la tradición jurídica antecedente y que apor-
tarán así los elementos de transición.
En este sentido, hay tres instituciones que jugarán un
rol esencial y en las que está el futuro del país: la enseñan-
za universitaria, la doctrina y la jurisprudencia. Una vez
que la reforma se transforme en texto, cobrará indepen-
dencia de sus autores y necesariamente habrá una apro-
piación y socialización del discurso. Ahí la clave de la
homogeneización y corrección de lo que fuera necesario.
Y para el resto... solo queda esperar –también las hubo
con Vélez– una nueva reforma legislativa.
(Concluye en pág. 7 abajo)

Trayectoria
Conferencias. Ursula Basset recibió al DFD el 15 de abril de 2015 en su despacho de la UCA a las 10.30, y a las 12 partía para una conferencia en Rosario, a la que le seguiría una en Paraná... Y faltaban
cuatro preguntas y se fue... Y las contestó por internet... Entre un viaje y otro...Y así sucesivamente.
Profesora. Con dedicación especial a la investigación. Titular de Derecho de Familia. Titular de Sucesiones. Adjunta de Introducción al Derecho (Cátedra Lamas). Doctora en Ciencias Jurídicas (UCA,
2008). Fue becaria en el Inst. Max Planck de Derecho Internacional y Privado de Hamburgo en 2010 y 2013. Directora del Centro de Investigaciones de Derecho de Familia (UCA). Directora de la Revista Jurí-
dica El Derecho-Familia. Vicepresidente de la Academia Internacional de Derecho de Familia. Secretaria General de la Academia Iberoamericana de Derecho de Familia y de las Personas. Miembro del Comité
Ejecutivo de la Sociedad Internacional de Derecho de Familia. Universidad Católica Argentina. Electa Secretaria General de la Academia Iberoamericana de Derecho de Familia.
Investigación. Su tema de investigación especial en el derecho de familia es el análisis de las mutaciones del parentesco en el orden jurídico, producto del debilitamiento de la diversidad sexual hombre-mu-
jer sin términos medios. Además, ha estudiado el fenómeno del dominio totalitario del comienzo de la existencia de la persona humana, desplazado del matrimonio a “la sede tecnocrática de un establecimiento
médico”. Trabaja contra “la desbiologización del parentesco” y contra su inserción en el marco de la autonomía contractual.
Publicaciones. Autora de incontables publicaciones.
Orden natural. Es, quizá, la principal exponente joven del orden natural y cristiano en el derecho de familia en la Argentina, con gran actuación más allá de la Patria.

Orden natural y cristiano (2). Y liberalismo y colectivismo (2). En los años ochenta del siglo XIX
“Entre otras paradojas, en esa época el liberalismo se tornó estatista. Practicaba el librecambismo que beneficiaba al intercambio foráneo, y el libreempresismo a favor de las com-
pañías extranjeras, mientras entregaba al Estado el monopolio de la enseñanza. Adicto a esta teoría, tenía, necesariamente, que excluir al catolicismo del campo de la educación”.
Enrique Díaz Araujo, Del laicismo del ‘80 a la reforma universitaria del ‘18, Buenos Aires, Gladius, 2015, t. I: El laicismo educativo, pág. 60.

La esencia y el sentido del poder político
Debe señalarse que la función primaria de la potestad
política no consiste en la organización de la coacción; lo
cual implica que el objeto que especifica la facultad de im-
perio político no es la represión del mal moral y jurídico.
Este problema clave vale, constituye una cuestión funda-
mental de los saberes y de la realidad políticos.
Dos autores, un teólogo aristotélico y un filósofo ma-
terialista y ateo, convergen en demostrar idéntica afirma-
ción: la función de la potestad social y política consiste
en la dirección de las conductas hacia un fin común, y
la necesidad absoluta de la autoridad social y política no
depende del mal moral, ni de deficiencia humana alguna:
Tomás de Aquino y Friedrich Engels.
I de un aristotélico cabal, que asume los principios univer-
La respuesta de la tradición aristotélica
En la Iª Parte, cuestión 96, art. 4º, de la Suma Teológi-
ca, Santo Tomás se plantea si en el estado de inocencia
(es decir, antes de producirse el pecado adánico, que intro-
dujo el desorden moral en el hombre) existiría el mando
de un hombre sobre otro(1). Para dirimir tal cuestión, nues-
tro autor distingue, en la noción de mando (dominium),
dos formas específicamente diversas. La primera forma se
opone a la de servidumbre; así, se le dice señor (dominus)
a quien alguien sirve como siervo o esclavo. El Aquinate
muestra que no podría haber dominio sensu stricto, i. e., la
forma correlativa a la esclavitud, en estado de inocencia.
Porque tal dominio es consecuencia del mal moral; y cau-
sa de sufrimiento, por lo demás. Y en estado de naturaleza
íntegra no habrá ni desorden moral ni poena.
A nosotros nos interesa la segunda forma del distingo
de Tomás de Aquino, v. gr., aquella que contempla la es-
(1) Literalmente, en latín, utrum homo in statu innocentiae homini
dominabatur. Utilizamos la “Editio altera Romana”, Roma, ed. León
XIII, 1894, t. I, págs. 743-744. El valor de este paso para la filosofía
política ya ha sido advertido por Dolf Sternberger (conf. Herrschaft
und Vereinbarung –en la edición cast., Dominación y acuerdo, Barcelo-
na, 1992, trad. J. Seña, rev. E. Garzón Valdés y R. Zimmerling, pág. 29
y sigs.).
(“Diálogo con Ursula...”, conclusión, viene de pág. 6)
DFD: La Constitución manda la protección integral de
la familia (art. 14 bis) “esto” no protege la familia... lue-
go ¿es inconstitucional?
UB: La contradicción de las normas en algunos casos,
la infracción de normas de jerarquía superior en forma ex-
plícita (sobre todo en materia de filiación), probablemente
motiven que los jueces pronuncien a pedido de parte la
inconstitucionalidad de algunas normas.
Sin embargo, a decir verdad, ese no es un resultado desea-
ble. Santo Tomás decía que, como el ejemplo evangélico, a
veces al que te pide una milla lo acompañes dos, y si alguien
te quita la túnica dale también tu manto. El bien común exi-
ge aceptar leyes que produzcan resultados injustos a fin de
afianzar un valor objetivo que supone el derecho positivo en
sí mismo de cara al orden social. Claro que ante una ley que
es gravemente injusta o inhiere en los valores fundacionales
de nuestro país (como lo sería la maternidad subrogada, por
dar uno de muchos ejemplos, o lo es ya en algunos aspectos
la grave deshumanización de la filiación), el juez deba decla-
rar su inconstitucionalidad o el legislador, reformarla. Una
medida más tenue, también consejo del sapientísimo y me-
Orden natural y cristiano (3). Liberalismo y libertad de pensamiento
“Suele leerse en las historias de aquel período (circa 1880), que el liberalismo introdujo la libertad de pensamiento y la tolerancia ideológica. Nada de eso. El liberalismo se
limitó a hacer prevalecer su ideología, a cuyo efecto atacó cuanto pudo la doctrina cristiana. Por la ley de la impenetrabilidad de los cuerpos, para hacerle lugar al liberalismo, te-
nían previamente que desalojar al catolicismo. Sin importarle, ni poco ni mucho, de la libertad, la tolerancia u otras zarandajas”.
Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015
FILOSOFÍA POLÍTICA
por Sergio Raúl Castaño
Director del Depto. de Política Fundación Bariloche/CONICET
pecie de mando que sí existiría en estado adánico. Se trata
de una forma de mando que existiría necesariamente, con
necesidad de fin, o moral, esto es, con una necesidad fun-
dada en los fines de la naturaleza humana y de la sociedad
en ella originada. O sea, que se da allí donde haya hom-
bres. En efecto, el término “dominio (dominium)”, afirma
Santo Tomás, también se aplica a la función de gobernar
y dirigir a hombres a libres. Alguien gobierna a otro como
a un hombre libre en dos casos: cuando dirige al gober-
nado a su propio bien, o cuando lo dirige al bien común.
Ahora bien, esta forma de dominio se habría dado en el es-
tado adánico de integridad moral (es decir, de pleno impe-
rio de la justicia y de cordial amistad entre los hombres).
Y esto por dos razones. La primera se funda en las exigen-
cias de la realidad social. En efecto, afirma nuestro autor,
el hombre es naturalmente social. Luego, también viviría
socialmente en el estado de inocencia originario. A la hora
de aquilatar la razonabilidad del argumento tomista, debe
repararse en que la realidad social es irreductible a la mera
yuxtaposición (multiplicidad) de partes, ya que comporta
una forma de unidad distinta de los individuos que la com-
ponen, y una realidad que excede la sumatoria de partes
en relaciones de interdependencia. Y esta realidad social
distinta del agregado de individuos recibe su unidad del fin
que la convoca, el bien común.
Ahora bien –proseguimos con Tomás de Aquino–, la
vida social no puede darse sin una instancia de dirección
que ordene la pluralidad al bien común, dado que la mul-
tiplicidad, en tanto tal, tiende a muchos fines, mientras
que la unidad tiende a uno. De allí que cuando muchos se
ordenan a uno siempre se halla la presencia de un dirigen-
te que dispone el orden a ese (fin) uno, afirma Tomás con
cita de Aristóteles (Política, l. I).
Hasta aquí la primera razón esgrimida por Santo To-
más, que es la pertinente para nosotros. Como es obvio,
este argumento del Aquinate descansa sobre una serie de
presupuestos ontológicos y prácticos de carácter funda-
mental, tales la naturaleza causal del bien común, la uni-
dad de la realidad social –sobre la cual apareció supra la
conveniencia de intercalar una explicitación–, la dialecti-
surado Tomás, es corregir por vía interpretativa, herramienta
que provee el mismo Código en la amplitud del art. 2º.
DFD: ¿Qué relación causal, secuencial, histórica se ve
entre la ley de matrimonio civil, ley de divorcio, ley del
matrimonio entre personas del mismo sexo y esto?
UB: El matrimonio antes de ser religioso fue civil, y an-
tes de ser indisoluble fue disoluble. La sacralización e indi-
solubilidad fueron propósitos que ennoblecían al hombre,
que transformaban desde dentro el corazón mismo de la ins-
titución matrimonial en algo nuevo sostenido por la gracia.
En última instancia, el hombre es el hombre de todas
las épocas. Documentan algunos estudios que la inestabi-
lidad matrimonial fue común durante la decadencia poste-
rior a la época clásica en Roma. El mismo San Agustín
relata el caso del hombre que contrae nupcias y se divorcia
para desposar a una mujer en edad fértil, concebir un hijo,
para luego divorciarse y reintroducir al hijo (así legítimo)
en su nuevo matrimonio. Una ingeniería complicada para
lo que hoy se resuelve con la maternidad por subrogación.
El hombre es el hombre. Lo que sucede es que luego de
haber atisbado lo mejor de sí mismo: la palabra dada, el
compromiso en toda circunstancia, la estabilidad vincular
7
cidad del conocimiento prudencial –como irreductibilidad
de la praxis a todo esquema infalible a priori, asequible
con certeza a quienes utilizan un método apropiado, así se
trate de personas investidas de rectitud moral intachable e
inteligencia esclarecida–; etc. Con todo, su alcance es ma-
nifiesto, y nos recuerda en lo esencial la explicación que
veremos bosquejará Engels en Von der Autorität, aunque
en el caso del Aquinate, apoyada de un fundamento meta-
físico y antropológico de mayor envergadura. La natura-
leza de la realidad social, cuya forma (en sentido ontoló-
gico) es el orden que dispone las partes al fin, exige, con
prescindencia de toda interferencia originada en la maldad
del hombre o en una imperfección cualquiera del “mundo
sublunar”, la presencia y la acción de una potestad de go-
bierno, es decir, de una instancia de dirección al fin común
participable.
El contexto teológico-dogmático del texto no es óbice
para la intelección de su referencia al orden natural, orden
asequible a la razón natural. La respuesta de Tomás de
Aquino a la cuestión del sentido del poder político es la
sales de la realidad objetiva: hay y debe haber dirección
imperativa porque existe sociedad, y existe sociedad por-
que hay un fin común necesario e inasequible a las partes
actuando aisladamente.
II
La posición clásica confirmada desde sus antípodas
Un especialista en la teoría marxista, discípulo, amigo
y editor póstumo de Hermann Heller, Gerhardt Nie-
meyer, afirma con gracejo que si por “doctrina política”
se entiende una teoría acerca de la naturaleza y la óptima
eficiencia del Estado, el derecho y el gobierno, entonces
no existe doctrina política marxista alguna. En efecto,
continúa, Estado, derecho y gobiernos son para el marxis-
mo una suerte de enfermedad transitoria de la sociedad,
aneja a su división en clases(2). Tras la victoria final del
comunismo (así lo dice, de hecho, Engels), el gobierno
(Regierung) sobre las personas será reemplazado por la
administración (Verwaltung) de las cosas y la dirección
(Leitung) de los procesos de producción. Tan pronto como
(2) Niemeyer, Gerhardt, Politische Grundlehren des Kommunis-
mus, en Bochenski, Josef - Niemeyer, Gerhardt, Handbuch des Wel-
tkommunismus, Friburgo-Munich, Karl Alber, 1958, págs. 75-76.
matrimonial y filiatoria... el retroceso impacta de manera
mayor. Indudablemente, el derecho ha buscado el despo-
jamiento del hombre viejo para sensibilizarse con la cen-
tralidad de la protección del niño como sujeto vulnerable.
En cambio, el movimiento actual sigue una directriz en
la que prevalece una visión individual por sobre la trama
relacional solidaria familiar; y por sobre todo, una visión
en la que tienen preeminencia la autonomía y la autodeter-
minación por sobre la responsabilidad sobre los vínculos
familiares. En todos los casos, estas orientaciones favo-
recen al fuerte por sobre el débil: los niños, los discapaci-
tados, los vulnerables, las personas mayores necesitan de
los vínculos familiares y de su juridicidad, necesitan que
alguien los defienda frente a los ilícitos endofamiliares,
necesitan que la autonomía de fuertes se compense con
límites que aseguren la responsabilidad sobre los débiles.
En definitiva, en el derecho de la no discriminación he-
mos involuntariamente engendrado el derecho más discri-
minatorio de todos,…el que deja atrás al que no tiene voz ni
defensa.
VOCES: FILOSOFÍA DEL DERECHO - IGLESIA CATÓLICA -
CÓDIGOS - CÓDIGO CIVIL
Enrique Díaz Araujo, Del Laicismo..., cit., pág. 84.
 8 Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015
no haya que mantener una clase social
en la opresión –sostiene el filósofo ale-
mán–, tan pronto como la dominación
de clase y la lucha por la existencia in-
dividual –fundada en la anarquía de la
producción– sean eliminadas (beseitigen), entonces ya no
quedará nada por reprimir que haga necesario un poder
de represión, es decir, un Estado. Este, pues –afirma En-
gels–, no es “abolido” (“abgeschafft”), sino que se extin-
gue (stirbt ab; subrayado original de Engels)(3).
Ahora bien, es verdaderamente notable que sea el pro-
pio Engels quien –a pesar de la identificación que hace
el marxismo del poder político con la opresión organi-
zada–, al plantearse el estadio escatológico del fin de la
historia, rescata y defiende el valor directivo y el sentido
finalista de la autoridad social. En un breve pero importan-
te artículo, Von der Autorität, aparecido en el Almanacco
Repubblicano per l’anno 1874, en italiano, en diciembre
de 1873, Engels se propone refutar las tesis de los anar-
quistas sobre el poder social(4). Algunos socialistas, refie-
re, han lanzado una suerte de cruzada contra el llamado
principio de autoridad (Autoritätsprinzip). De tal suerte,
para condenar este o aquel acto les basta con decir que es
autoritario (autoritär). Ahora bien, “autoridad” significa,
respecto de lo que en el artículo se trata, tanto como su-
praordenación de una voluntad ajena sobre la nuestra, con
lo cual ella presupone la subordinación. Dado que ambas
palabras resultan malsonantes para la parte subordinada,
surge la cuestión de si acaso no existirá un medio para
proceder de otro modo; o sea, si acaso, bajo las relaciones
sociales contemporáneas, se podría reclamar la existencia
de otro estado social en el que tal autoridad ya no tuviese
sentido alguno y, consecuentemente, desapareciese. Se si-
gue, a partir de aquí, la respuesta de Engels.
Cuando se observan las relaciones económicas e indus-
triales, que forman el basamento de la sociedad civil con-
temporánea, se constata el cada vez mayor reemplazo de la
actividad aislada por la actividad combinada de los indivi-
duos. En lugar de los pequeños talleres de otro tiempo han
aparecido grandes fábricas en las cuales cientos de trabaja-
dores vigilan complicadas máquinas; así como las carretas
han dejado su lugar al ferrocarril, y los botes a los grandes
barcos. La máquina pone progresivamente bajo su dominio
a la economía; lenta pero ineluctablemente reemplaza a los
pequeños propietarios por grandes capitalistas, que culti-
van grandes extensiones con ayuda del trabajo asalariado.
Por doquier avanza la actividad combinada, la complica-
ción de procesos recíprocamente dependientes. Ahora bien,
quien dice actividad combinada, dice organización. Y el
autor inquiere: ¿es posible la organización sin autoridad?
Engels plantea entonces la cuestión sirviéndose de un
ejemplo, a saber, la situación que se produciría como re-
sultado de una revolución socialista. Tal revolución ha des-
plazado a los capitalistas, bajo cuya autoridad (Autorität)
era dirigida (lenken) hasta ese momento la producción y
circulación de las riquezas. Al hacerlo, la propiedad de los
medios de producción ha pasado a manos de los trabajado-
res. En ese caso, pregunta Engels a los “antiautoritarios”,
¿desaparecería la autoridad o solo cambiaría de forma? A
partir de aquí, comienza una respuesta basada en una serie
de ejemplos más concretos, extraídos de la actividad de
diversos grupos u organizaciones, consagrados a una tarea
común. En el caso de una hilandería, se dan numerosas y
diversas operaciones; se necesita un ingeniero para las má-
quinas, mecánicos para reparaciones, trabajadores no cali-
ficados que transporten lo producido. Pero esos numerosos
trabajadores de toda edad, sexo y condición deben comen-
zar y terminar su tarea en un tiempo prefijado, y esta exi-
(3) Tomamos la importante cita de Anti-Dühring (Marx, Karl - En-
gels, Friedrich, Werke, Berlín, Dietz, 1978, t. 20, pág. 262). Las mis-
mas ideas las reitera Engels en Die Entwicklung des Sozialismus von
der Utopie zur Wissenschaft (conf. t. 19, pág. 224 de la edición Dietz).
(4) Von der Autorität, en Marx, Karl - Engels, Friedrich, Werke,
cit., 1976, t. 18, págs. 305-308.
La fiereza que puso a la Argentina a la cabeza del continente
“...Estampad en el alma estos dos nombres, divisa y enseña de las supremas victorias: ¡Dios y la Patria! (...) ¿Sabéis lo que no veo? (...) El espíritu argentino plasmando esa masa
de hombres y fuerzas, ni el potente nacionalismo de otros días, ni la fiereza que puso la República a la cabeza del Continente: ni advierto en los grandes aniversarios de la patria aquel
unánime gozo que asocia la posteridad a la gloria de sus padres. Hemos dejado desvanecer el sentimiento nacional...”.
gencia no tiene en cuenta las pretensiones de la autonomía
individual (literalmente: “le importa un bledo la autonomía
individual”, dice Engels). Por otra parte, surgen múltiples
cuestiones –modo de producción, distribución del material,
etc., etc.– que deben ser solucionadas rápidamente si no
se quiere que la producción entera se detenga. Ahora bien,
sea que tales cuestiones se resuelvan a partir de la decisión
de un delegado, sea que se decidan por acuerdo mayorita-
rio, siempre la voluntad de uno se hallará subordinada a la
de otro. En cualquier caso, concluye Engels, las cuestio-
nes que inevitablemente suscita la vida de una organiza-
ción deben ser autoritariamente resueltas(5).
Análoga situación ofrece el caso de un ferrocarril. Tam-
bién allí la cooperación (Kooperation) de una pluralidad
de individuos aparece como absolutamente necesaria; co-
operación que debe hacerse efectiva respecto del cumpli-
miento de horarios determinados, so pena de que acaezcan
sucesos desafortunados. Y también aquí la primera con-
dición de la empresa colectiva consiste en una voluntad
dominante, sea que tal voluntad esté representada por un
delegado individual o por un comité al cual le esté enco-
mendada la ejecución de los acuerdos de la mayoría. Sea
su forma la que fuere, nos las habemos con la autoridad.
Pero la necesidad de la autoridad, y con competencia es-
pacial, surge con mayor patencia que en ningún otro ám-
bito en el caso de un navío en alta mar. A bordo de él, ante
la proximidad del peligro, la vida de todos depende de la
presta obediencia a una voluntad absoluta.
Engels remata su razonamiento afirmando que nadie
ha escapado a la pregnancia de estos argumentos, y agre-
ga con sorna que nada cambia las cosas –como algunos
hacen– el negarse a llamar “autoridad” a la función sobre
la que se discute, y referirse a ella como una misión (Au-
ftrag), ya que la disputa no gira en torno de nombres sino
de realidades. En síntesis, se ha visto, continúa Engels,
que una autoridad, bajo la forma que fuere, acompañada
de la subordinación, constituyen elementos que se nos im-
ponen, junto con las condiciones materiales de producción,
independientemente de la clase de organización de que se
trate. Por otra parte, las tendencias económicas modernas
van extendiendo progresivamente el campo de la autoridad.
De allí que resulte absurdo tomar el principio de auto-
ridad como absolutamente malo y el de autonomía como
absolutamente bueno. Autoridad y autonomía son realida-
des relativas, cuyo ámbito de concreción varía de acuerdo
con la evolución social. Los autonomistas (se refiere a los
anarquistas) son ciegos para los hechos que hacen nece-
saria a la cosa, y se lanzan contra la palabra. Deberían,
por el contrario, contentarse con tronar contra la autoridad
política. En efecto, todos los socialistas coinciden en que
el Estado político y, con él, la autoridad política habrán
de desaparecer como consecuencia de la revolución pro-
letaria. Ahora bien, eso significa que la autoridad perderá
su carácter político, es decir, de instrumento clasista de
opresión, mas no que desaparecerán las funciones públicas
mismas. Ellas, remata Engels, se transformarán en fun-
ciones administrativas, es decir, necesarias para velar por
los intereses sociales.
En síntesis, cabe afirmar que, según Engels, son los
intereses (= fines) de la comunidad los que exigen la exis-
tencia de una función imperativa que ordene las conductas
de los miembros del grupo en pos de esos fines.
III
Conclusiones y resolución desde los principios
del orden social
1) Despojada de las accidentales consideraciones con-
fesionales o ideológicas, la esencia de la posición común
(5) Engels –en consonancia con la teoría de la evolución social por
él preconizada– vincula la necesidad de la autoridad con las consecuen-
cias del dominio técnico de la naturaleza: esta, en efecto, se venga some-
tiendo al hombre a la subordinación sin la cual organización productiva
alguna existiría, dice en el texto comentado.
a Tomás de Aquino y a Engels (rectius: al Engels de
este texto, ya que el marxismo convalida y asume la con-
cepción liberal del sentido de la política) se erige como
una explícita objeción contra las doctrinas que, desde los
sofistas a Weber, pasando por el agustinismo medieval y
Hobbes, han reducido el poder político a la coacción y a
la violencia organizadas(6). Tal posición viene a decir que
la existencia del poder de régimen se funda en la necesi-
dad absoluta de una instancia de dirección en la sociedad.
Esto, que vale para toda sociedad stricto sensu(7), adquiere
a fortiori especial relevancia en el específico caso de la
sociedad política, cuya proverbial complejidad pone aún
más de manifiesto la necesidad de la ordenación imperati-
va al fin común. Ordenación en la que estriba la esencia y
función primaria de la autoridad política, la cual existe por
un bien (la vida comunitaria autárquica) y para un bien (el
bien común político)(8).
2) Cabe hacer en este lugar una acotación sistemática
fundamental, referida al estatuto ontológico de la socie-
dad, el cual a su vez explica la función esencial de la
autoridad social –y política–. Según el planteo que en el
plano filosófico-social cabe denominar “individualista”,
la sociedad consiste en una suma de individuos; y el fin
común no es tal, sino una yuxtaposición de fines particu-
lares. Si esto es así, y además los hombres son de hecho
capaces de hacerse daño unos a otros, se sigue necesaria-
mente la idea de que el poder político es, en esencia, ár-
bitro coactivo entre los intereses particulares. Afirmamos
entonces esta tesis: desde un planteo individualista –que
niega la entidad real de la sociedad como un todo prác-
tico de orden que existe para un fin común–, el poder
será necesariamente explicado –y justificado– como la
coacción organizada al servicio de los fines particulares.
En este planteo individualista, “sociedad” es un nombre
y su referente no tiene existencia: “sociedad” significa un
ente de razón que a su vez se corresponde (en la realidad
­objetiva) con un mero agregado de grupos e individuos
contiguos en el espacio y simultáneos en el tiempo, vin-
culados por relaciones horizontales de interdependencia,
con sus respectivos intereses yuxtapuestos. Nótese asi-
mismo que desde estos presupuestos no existirá el bien
común político (en el mejor de los casos, quedará nece-
sariamente identificado con el “conjunto de condiciones”
para la protección y la promoción de los fines de los in-
dividuos).
3) Las presentes determinaciones han buscado poner
de relieve el rango de bonum per se del poder del Estado,
pero no comportan la negación de un principio básico de
la realidad política y jurídica, a saber, que la potestad de
régimen se halla legítima y necesariamente investida del
derecho al ejercicio de la coacción en vista del bien co-
mún, tanto en el ámbito interno como en el externo. En
efecto, debe señalarse sin ambages la facultad tuitiva y pu-
nitiva como una de las propiedades del poder político, tal
como él existe en un mundo signado por la defectibilidad
espiritual del hombre(9).
4) Afirmamos también por último, con carácter de prin-
cipio, que la premisa dilucidatoria de la naturaleza del
poder político la brinda la concepción que se asuma res-
pecto de la naturaleza de la sociedad política.
VOCES: FILOSOFÍA DEL DERECHO - CULTURA - IGLESIA
CATÓLICA
(6) Conf. nuestro estudio histórico-sistemático La politicidad natural
como clave de interpretación de la historia de la filosofía política, en
Castaño, Sergio R. - Soto Kloss, Eduardo, El derecho natural en
la realidad social y jurídica, Santiago de Chile, Academia de Derecho
UST, 2005.
(7) Cuya esencia viene así definida por el mismo Santo Tomás:
“adunatio hominum ad aliquid unum communiter agendum” (Contra im-
pugnantes Dei cultum et religionem, 1, 1).
(8) Hemos desarrollado este tema en Castaño, Sergio R., Lecturas
críticas sobre el poder político, México, UNAM, 2013, p. II, cap. I.
(9) Conf. Castaño, Sergio R., El Estado como realidad permanente,
Buenos Aires, La Ley, 2003 y 2005, V, II.
José Manuel Estrada

El Estado argentino no
protege la vida
El Episcopado argentino con-
tra la fecundación artificial(1)
La Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal
Argentina emitió una declaración sobre el proyecto de
fecundación artificial que, a instancias del oficialismo,
acaba de obtener dictamen, proyecto que avanza sobre la
ley 26.862. Destacan los obispos que “no todo lo técnica-
mente posible es éticamente aceptable” y recuerdan que
“el Estado no se puede retirar de su función de proteger
la vida”. Tras criticar el proyecto dictaminado, exhortan a
“buscar lo mejor para nuestra Patria y el bien de todas las
personas”. A continuación, el texto de la declaración:
“La vida humana no es descartable. Ante el tratamiento
en la Cámara de Diputados de un proyecto de ley sobre
‘técnicas de reproducción humana asistida’ (art. 1º), la Co-
misión Ejecutiva siente el deber de dar a conocer su opi-
nión y llamar a la reflexión sobre los valores subyacentes
en este debate. Comprendemos los problemas que rodean
a las situaciones de infertilidad y esterilidad y queremos
expresar nuestra cercanía a quienes están sufriendo por
ello. Alentamos la búsqueda de soluciones que procuren
remediar sus causas y un acompañamiento interdiscipli-
nario de las personas con tal padecimiento. Sin embargo,
como hemos dicho en otras oportunidades, no todo lo téc-
nicamente posible es éticamente aceptable”.
Legalización del descarte de embriones bajo la
declamación de proteger el embrión.
“El proyecto mencionado, aunque declama buscar ‘la
protección del embrión no implantado’ (art. 1º), propo-
ne la legalización del ‘descarte’ de embriones (arts. 12,
19 y 20), la discriminación entre embriones (art. 14), la
destrucción obligatoria y utilización de embriones para in-
vestigación (arts. 12 y 14), entre otras manipulaciones a la
vida concebida. También genera problemas jurídicos en
los que se puede ver afectado el derecho a la identidad de
los niños concebidos por estas técnicas”.
“En tal sentido, el Estado no se puede retirar de su
función de proteger la vida. Tampoco puede ceder un
campo tan crucial como el de la procreación humana a
intereses biotecnológicos que terminan convirtiendo al
ser humano en un objeto. El abordaje de este tema de-
be ser integral, incluyendo una prioritaria promoción del
instituto de la adopción. Ante la sacralidad de cada vida
humana, que es única e irrepetible, estamos llamados a
actuar con la máxima justicia y respeto por la dignidad
de la persona”.
VOCES: DERECHO - PERSONA - FILOSOFÍA DEL DERE-
CHO - IGLESIA CATÓLICA - BIOÉTICA
Pseudopseudo matrimonio homosexual
por militancia(2)
“Si alguien se entera y, ponele, el diario La Na-
ción publica que ustedes no son pareja, perdemos
toda la credibilidad y todo el mundo se nos va a
poner en contra”.
(1) Notivida, Año XIII, Nº 949, 22-10-14. Editores: Lic. Mónica del
Río y Pbro. Dr. Juan C. Sanahuja, www.notivida.org.
(2) El matrimonio homosexual es “pseudo”; el contraído por dos mi-
litantes de la causa gay es “pseudopseudo”, porque tampoco era realidad
la vida de pareja.
El catolicismo y el origen de la Unión Cívica Radical
“Las palabras de Estrada y la labor de la Unión Católica inspiraron a muchos católicos la idea de formar un partido político católico dedicado a derrocar a la oligarquía. No obs-
tante, la fundación de la Unión Cívica Radical (UCR) en 1891 respondió a las aspiraciones de millares de católicos que con entusiasmo se unieron al partido (...) Aunque la UCR
de ninguna manera puede definirse como un partido político católico, resulta cierto, no obstante, que los católicos fueron un número muy importante de sus afiliados”.
Robert McGeagh, Relaciones entre el poder politico y el poder eclesiástico en la Argentina, cit. por Díaz Araujo, Del laicismo..., cit., pág. 209.
Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015
BIODERECHO
El “matrimonio” de Alex Freyre y José Di Bello fue por
militancia. Hay personas que se casan para sumar puntos a
la hora de adoptar, hay otras que lo hacen para tener ingre-
sos más elevados y poder sacar un crédito; están los que se
casan para conseguir otra ciudadanía o para tener obra so-
cial; también porque el hijo de ambos ingresa a la escuela;
están los que se casan porque la mujer quedó embarazada;
otros, porque llevan muchos años de novios, algunos ma-
yores se casan para dejarle la pensión a su pareja. Razones
hay miles. El caso de Alex Freyre y José María Di Bello
fue otro: se casaron por militancia.
La noticia se conoció públicamente cuando fue difundi-
da por el periodista y activista Bruno Bimbi. “Alex Freyre
se cansó de avergonzarnos a todos –dijo–. Y alguien lo
tenía que decir”. Bimbi, conocedor del trasfondo por ha-
ber investigado durante años para escribir su libro sobre el
“matrimonio igualitario” en la Argentina, decidió difundir
este dato de la pareja como farsa porque sintió que se ha-
bía ido demasiado lejos con la mentira.
Bimbi recuerda el momento de la lucha por el homomo-
nio, y cuenta que una pareja debía asumir ese rol: “Ahora
necesitábamos dos hombres o dos mujeres que presenta-
ran el próximo amparo en Capital, en el fuero contencioso
administrativo, y se prepararan para, si todo salía bien, ser
los primeros en casarse.
”Estábamos en una reunión en la sede de la Liga Ar-
gentina por los Derechos del Hombre, que nos había pres-
tado una oficina para que la Federación contara con una
sede provisoria. ‘¿José y vos están en pareja?’, preguntó
María Rachid, presidenta de la Federación LGBT, sor-
prendida. ‘Eso no importa –dijo Alex, muy seguro–. Esto
es un compromiso militante y la Federación necesita que
alguien lo haga. Nosotros no les tenemos miedo a las
cámaras y nos sabemos el discurso de memoria. Después,
si nos tenemos que casar, nos casaremos, que todo sea por
la causa’”.
Alex y José no eran pareja. El periodista contó que en
su momento él le dijo a Freyre: “Si alguien se entera y,
ponele, el diario La Nación publica que ustedes no son pa-
reja, perdemos toda la credibilidad y todo el mundo se nos
va a poner en contra”.
“Nosotros nos casamos por militancia. Yo no sé si me
hubiese casado con José si ya existía el matrimonio igua-
litario. Nosotros en ese momento estábamos haciendo una
acción militante”.
Estas leyes no buscan satisfacer necesidades, sino cam-
biar el orden natural y cristiano en la Argentina. Tienen
“poder simbólico, político y educativo”, dijo la diputada
María Rachid.
VOCES: DERECHO - PERSONA - FILOSOFÍA DEL DERE-
CHO - IGLESIA CATÓLICA - MATRIMONIO
La ley porteña contra la discriminación arremete
contra el orden natural(3)
En una reciente sesión, la Legislatura porteña aprobó
por unanimidad el Proyecto de Ley contra la Discrimina-
ción. Si Macri no lo veta, la Capital Federal sería pionera
en incluir la no discriminación por “género”, “identidad
de género o su expresión” y “orientación sexual”. Simul-
táneamente, se convertiría en el primer distrito del país
que prevé sanciones para cualquiera que defienda el orden
natural.
El texto fue consensuado a partir de iniciativas presen-
tadas este año por los legisladores Gabriela  Seijo  y En-
(3) Notivida, Año XV, Nº 966, 15-4-15. Editores: Lic. Mónica del Río
y Pbro. Dr. Juan C. Sanahuja. Página web: www.notivida.org.
9
zo Pagani (ambos del PRO) y un expediente impulsado el
año pasado por la diputada María Rachid (FpV) y su par
Daniel  Lipovetzky  (PRO). Se aprobó sobre tablas y por
unanimidad, con 50 votos positivos.
La ley porteña incorporaría causales de discriminación
no contempladas en la Ley Nacional Antidiscriminatoria,
y agregaría motivos que según Rachid, tienen “poder sim-
bólico, político y educativo”. El enunciado no es taxativo
y podría ampliarse hasta lo inimaginable porque la lista
concluye con un “y/o cualquier otra condición o circuns-
tancia personal, familiar o social, temporal o permanen-
te”. Se castigaría la discriminación por acción u omisión y
bastaría con que lo actuado tenga por resultado “impedir,
obstruir, restringir o de cualquier modo menoscabar” a
“grupos víctima de discriminación”.
Se reproduce la no discriminación por “convicciones
religiosas” prevista en la ley nacional, pero se exceptúa
expresamente de los actos discriminatorios “el solo hecho
de someter determinados dogmas a debate”. Rachid ha de-
nunciado reiteradamente a la “jerarquía católica” por “dis-
criminar” a la comunidad homosexual cuando dice que las
uniones entre personas del mismo sexo no son “equipara-
bles” al matrimonio. Al mismo tiempo, la ley le daría nue-
vo auge a la persecución iniciada, hace muchos años ya,
contra los sacerdotes y obispos católicos y referentes de
otras creencias que enseñan la moral del orden natural y el
6º y 9º mandamiento de la ley de Dios.
VOCES: DERECHO - PERSONA - FILOSOFÍA DEL DERE-
CHO - IGLESIA CATÓLICA - DERECHOS HUMA-
NOS
Más de 500.000 por la vida en Lima(4)
En la ciudad de Lima, Perú, miles de ciudadanos adhi-
rieron a la convocatoria de respetar el orden jurídico del
país y formarse para defender la vida; multitudes de cris-
tianos de diferentes credos eclesiales se unieron sin dife-
rencias para celebrar el Día del Niño por Nacer regulado
por ley. El Congreso de la República aprobó una Moción
de Saludo a los ciudadanos partícipes en la Marcha por la
Vida convocados con el propósito de “informar y educar a
la población sobre el valor de la vida humana”.
Los principales medios de prensa ignoraron esos he-
chos, y los privaron de ser registrados en las crónicas dia-
rias y en los resúmenes semanales.
VOCES: DERECHO - PERSONA - FILOSOFÍA DEL DERE-
CHO - IGLESIA CATÓLICA - BIOÉTICA
El proyecto de insólito matrimonio gay va
al archivo en Perú(5)
Pocos días antes de la celebración del Día del Niño
por nacer, y a propósito del proyecto legal denominado
“Unión Civil No Matrimonial para Personas del Mismo
Sexo” (título eufemístico del frustrado intento de legislar
el insólito matrimonio gay), se verificó el más desemboza-
do apoyo de la prensa mayoritaria. Pero ni la inobservan-
cia de las elementales reglas de neutralidad logran alterar
la sana inclinación ciudadana, como quedó confirmado
por las diversas encuestadoras. Y el proyecto corre su fase
terminal parlamentaria para el archivo definitivo.
VOCES: DERECHO - PERSONA - FILOSOFÍA DEL DERE-
CHO - IGLESIA CATÓLICA - MATRIMONIO
(4) Sergio Tapia T., diario La Razón, Lima, 27-3-15.
(5) Sergio Tapia T., diario La Razón, Lima, 27-3-15.
10 Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015
Obispo castrense de Francia atacado
por llamar “arma de destrucción ma-
siva” al aborto(6)
“Tenemos adversarios encubiertos
pero bien conocidos: los terroristas del
pensamiento, que imponen el secularis-
mo, los adoradores de la República”.
El obispo francés monseñor Luc Ravel, que gobierna
la Diócesis de las Fuerzas Armadas de Francia, recibió la
orden de retirar el logo del Ministerio de Defensa de la
Revista Diocesana mensual por haber llamado “arma de
destrucción masiva” al aborto, en su edición de febrero.
En un extenso comentario acerca de los ataques terroristas
a comienzos de este año, el prelado habló de la “compli-
cada guerra” que hoy libran los cristianos, “atrapados”,
como están, “entre dos ideologías”.
“Por una parte, la ideología que caricaturiza a Dios, por
su desprecio del hombre y, por otra, la ideología que mani-
pula al hombre para que desprecie a Dios”. Monseñor Ra-
vel escribió que los cristianos están “en la tierra de nadie,
bajo fuego cruzado, arrastrándose por entre campos mina-
dos”. Por otra, tenemos adversarios obvios y reconocidos:
terroristas con bombas, los vengadores del profeta. Por
otra, tenemos adversarios encubiertos, pero de todas ma-
neras bien conocidos: los terroristas del pensamiento, que
imponen el secularismo, los adoradores de la República.
Nos oponemos a ser rehenes de los islamistas. Pero no
queremos ser rehenes de los partidarios del “pensamiento
correcto”. La ideología islámica ya ha arrebatado 17 vidas
en Francia. Pero la ideología del “pensamiento correcto”
destruye 200.000 vidas en los vientres maternos cada año.
El aborto, que se ha convertido en un derecho fundamen-
tal, es un arma de destrucción masiva. Por Francia, esta-
mos aliados con otros y debemos oponer un sólido frente
en contra de los ataques terroristas explícitos. Pero no hay
razón para apoyar las locuras de la eutanasia, del “ma-
trimonio para todos” y otras, incluidas las caricaturas de
Charlie-Hebdo.
VOCES: DERECHO - PERSONA - FILOSOFÍA DEL DERE-
CHO - IGLESIA CATÓLICA - BIOÉTICA
La Corte Suprema de Estados Unidos patrocina la
inmoralidad
Hubo que cambiar la noticia. La que teníamos prepa-
rada decía que, conforme a la política pro gay del presi-
dente Obama, 379 gigantes económicos patrocinados por
Morgan Lewis se presentaron como amicus curiae ante
la Corte Suprema con un documento de 127 páginas pa-
ra forzar el sí definitivo al matrimonio entre personas del
mismo sexo en los Estados Unidos (citábamos Noticias
Globales, año XVIII, nº 1135, gacetilla 1250, 15-3-15).
Ahora han obtenido el éxito en sus presiones, porque la
Corte Suprema de ese país autoriza por vía jurisprudencial
el homomonio. En cuatro estados –Michigan, Ohio, Ken-
tucky y Tennessee–, tal pseudomatrimonio estaba prohibi-
do. Son 37 estados (de un total de 50) los que aprobaron
que las parejas del mismo sexo “se casen”, autorizados por
sentencias judiciales.
Fuerte presión. Cuando fue consultado un político ar-
gentino por la posibilidad de revertir los avances de la
inmoralidad sexual en la legislación contestó que las
­presiones internacionales eran tremendas. Recuérdese que
la única vez que el diputado Kirchner acudió al Congre-
so fue para aprobar el homomonio, al que evidentemen-
te el actual gobierno concede prioridad. De hecho, los
prin­cipales políticos argentinos están descaminados en el
­tema.
(6) Ver www.LifeSiteNews.com, 2-4-15.
“Había una máxima que (Otis) inculcaba a sus discípulos... que un jurista no debe jamás estar sin un volumen de derecho natural o público o filosofía moral en su mesa o en su
bolsillo”.
Juan Francisco Linares, Razonabilidad de las leyes. (El “debido proceso” como garantía innominada en la Constitución Argentina), 2ª ed., Buenos Aires, Astrea, 1970, pág. 59.
Las empresas que se presentaron presionando. Entre
otras están Coca-Cola, Pepsi, Facebook, Apple, Google,
Amazon, United Airlines, Delta Air Lines, HSBC, Micro-
soft, Twitter, American Express, Visa, Bank of America,
JPMorgan Chase & Co., Deutsche Bank AG, CBS Cor-
poration, Microsoft, Walt Disney, Böehringer Ingelheim
Pharmaceuticals Inc., Colgate-Palmolive Company, etcé-
tera.
“Obergefell et al. v. Hodges, Director, Ohio Depart­
ment of Health, et al.”. En la citada causa, fallada el 26-
6-15, se declaró por 5 votos contra 4 que la Enmienda
14 exige a los estados dar licencias matrimoniales a dos
personas del mismo sexo y reconocer el matrimonio cele­
brado entre dos personas del mismo sexo en otro estado.
La habían iniciado catorce parejas gay que ganaron en pri-
mera instancia y habían perdido en la alzada. La mayo-
ría se integró con los jueces Kennedy, Ginsburg, Breyer,
Sotomayor, y Kagan, mientras que las disidencias fueron
firmadas por los jueces Roberts, Scalia, Thomas y Alito.
Jorge Nicolás Lafferrière. Los argumentos son los de
siempre: libertad e igualdad desentendidas de sus obje-
tos, de su moralidad, de los fines sociales del matrimo-
nio, el bien de los hijos y el futuro de nuestras socieda-
des. Nuestro experto Jorge Nicolás Laferrière entiende
que la sentencia desconoce “la riqueza de la complemen-
tariedad de varón y mujer y ha otorgado prevalencia a los
deseos de los adultos por sobre el interés de los niños”
(www.centrodebioetica.org, 29-6-15). Como afirmó He-
len Alvaré comentando la sentencia: “en nombre de la
compasión por personas que experimentan atracción ha-
cia el mismo sexo, la decisión ignora 200 años de políti-
ca sobre el matrimonio en los Estados Unidos y milenios
de experiencia histórica sobre la centralidad de la familia
natural”.
Doctrina católica. Desde este modesto órgano de una
universidad de la Iglesia recordamos con San Pablo que,
sin perjuicio de todas las comprensiones respecto de las
enfermedades, objetivamente hablando, las prácticas que
estas normas consagran como legales impiden entrar en lo
más importante (1 Corintios, 6,9: “No os engañéis: ni los
fornicarios [...] ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los
ladrones [...] poseerán el Reino de Dios”). Cfr. Congre-
gación para la Doctrina de la Fe, Declaración acerca de
algunas cuestiones de ética sexual, AAS 68 (1976), págs.
77/96. Peor es la responsabilidad de los juristas, jueces y
presidentes y políticos de los grandes poderes económi-
cos, que multiplican el mal y nos venden que es “política-
mente correcto”.
VOCES: DERECHO - PERSONA - FILOSOFÍA DEL DERE-
CHO - IGLESIA CATÓLICA - DERECHOS HUMA-
NOS - MATRIMONIO
En Chile la prohibición legal del aborto en 1989
produjo disminución de hospitalizaciones
por aborto(7)
El Dr. Elard Koch, Director del Instituto MELISA, y
su equipo han publicado el editorial de la Revista Chilena
de Obstetricia y Ginecología de noviembre de 2014, y de-
mostrado que la prohibición legal del aborto en 1989 no
solo provocó la disminución de la mortalidad por aborto
provocado en Chile, sino que, además, las hospitalizacio-
nes por esta causa habrían disminuido significativamente
en la última década.
En el editorial, el epidemiólogo discute evidencia inédi-
ta del Instituto MELISA, que confirma que Chile presenta
una disminución sostenida de los egresos hospitalarios por
abortos con alta sospecha de ser provocados –representa-
dos por algunos códigos de clasificación de la Organiza-
ción Mundial de la Salud– a razón de 2% por año desde
(7) Ver www.centrodebioetica.org, 17-11-14.
Los juristas y la filosofía del derecho
2001. Dicha disminución no se presenta en las hospitali-
zaciones por otro tipo de aborto, como las pérdidas espon-
táneas o los embarazos ectópicos, entre otros, los cuales
han permanecido constantes durante el mismo período.
La buena calidad de las estadísticas vitales chilenas, en
general, hace improbable que sea un artefacto del sistema
de registro. En consecuencia, una reducción de hospitali-
zaciones por aborto provocado en la clandestinidad parece
explicar prácticamente la totalidad de la disminución de
los egresos por cualquier tipo de aborto en Chile durante
la última década.
La experiencia chilena representa una paradoja en la
actualidad: aun al existir leyes de aborto no permisivas, los
indicadores de salud materna pueden mejorar significati-
vamente debido a otros factores, incluyendo una disminu-
ción de la mortalidad y morbilidad por abortos provocados
en la clandestinidad.
Además de resumir la evidencia previamente publica-
da por el Instituto MELISA demostrando que Chile es un
parangón de salud materna en el continente americano,
el editorial presenta resultados inéditos de un estudio en
curso acerca de los perfiles de vulnerabilidad de 3134
mujeres chilenas con embarazo no planificado en ries-
go de un aborto. La investigación muestra que mujeres
con un alto riesgo de aborto provocado parecen tener un
perfil de vulnerabilidad fuertemente marcado por coer-
ción y miedo, que representa en conjunto casi 70% de
las razones para declarar la intención de poner fin al em-
barazo. Aún más, los resultados sugieren que programas
de apoyo dirigidos a mujeres vulnerables logran prevenir
o evitar la mayoría de las veces un aborto en la clan-
destinidad, logrando un desenlace de nacido vivo (con y
sin adopción) que alcanza 69% a 94%, dependiendo del
grupo de riesgo.
En Chile, se estima que ocurren alrededor de 13.000 a
18.000 abortos provocados en la clandestinidad cada año,
con un riesgo de muerte de 1 en 4 millones de mu­jeres
en edad fértil, lo que ocasiona cerca de 16% de todas las
hospitalizaciones por aborto. Se piensa que la mayor parte
ocurre a través del uso autoadministrado de misoprostol.
A pesar de ello, varios autores coinciden en que el progre-
so chileno parece explicarse por el ­éxito de las políticas
de salud materna, acceso universal a ­métodos modernos
de planificación familiar, aumento del nivel educativo fe-
menino y, más recientemente, por la emergencia de pro-
gramas de apoyo por la sociedad civil para embarazos no
planificados en riesgo de un aborto.
VOCES: DERECHO - PERSONA - FILOSOFÍA DEL DERE-
CHO - IGLESIA CATÓLICA - BIOÉTICA
Editorial EDUCA
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RODOLFO LUIS VIGO
Iusnaturalismo
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JUSTICIA Y ECONOMÍA
Los vencimientos de la deuda pública argentina
No es cierto que el país está “desendeudado”.
El perfil oficial de vencimientos –que en los cuadros oficiales se muestra como decreciente– es engañoso, porque
parte del falso supuesto de que las obligaciones se cancelan a su vencimiento. [Síntesis de la R. del DFD]
En los últimos tiempos, parece acentuarse la preocu-
pación en medios políticos y técnicos acerca de la pesada
carga de vencimientos de la deuda pública que heredará el
próximo gobierno.
La presidenta Cristina Fernández afirmó en su discurso
ante el Congreso Nacional, el 1º de marzo: “Señoras y se-
ñores legisladores, hemos desendeudado definitivamente a
la República Argentina”.
No es cierto, empero, que el país se esté desendeudando
ni que lo haya hecho bajo la administración Kirchner.
El “stock” de deuda recibido por el gobierno K era de
150 mil millones de dólares en 2003 y ahora suma entre
240 mil y 250 mil millones; es decir, ha crecido en  100
mil millones, a un promedio de casi 10 mil millones por
año.
En ese lapso, la Presidenta dijo que el Estado argentino
pagó 190 mil millones de dólares por servicios de la deuda
(sin que haya información desagregada alguna sobre este
monto).
Según los últimos datos oficiales –Informe de Deuda
del Ministerio de Economía del 30-6-14–, el stock de las
obligaciones registradas era a esa fecha de 211 mil millo-
nes de dólares: 199 mil millones de deuda performing o
en cumplimiento y 12 mil millones de holdouts o bonis-
tas que no entraron en el megacanje Kirchner-Lavagna de
2005 y 2010.
Esta deuda no comprende los cupones PIB (entre 10
mil y 15 mil millones), el excedente estimado de las ci-
fras a pagar a los holdouts (entre 10 mil y 20 mil millo-
nes, según las fuentes) y los intereses a pagar en el futuro
(77.200 millones, a la misma fecha de corte), conceptos
todos ellos que también forman parte de las obligaciones
a ser abonadas.
Parece que la Argentina no es usurpadora:
acerca de dos afirmaciones de Carlos Escudé
El siempre controvertido Dr. Carlos Escudé realizó de-
claraciones en un reportaje televisivo(1) que no podemos
dejar de comentar, aunque sea en forma sintética. En efec-
to, manifestó: a) Argentina usurpó Formosa al Paraguay;
b) usurpó también la Patagonia, porque los verdaderos
propietarios de ella son los pueblos originarios.
Formosa
Baste señalar que Reinaldo Cubillas, cónsul paraguayo
en Posadas, indicó en declaraciones radiales que es “un
tema superado”, porque aunque “históricamente es discu-
tible” el reclamo, “a nadie se le ocurriría seriamente pedir
Formosa”.
El territorio de la provincia de Formosa integra la Re-
pública Argentina debido a una fijación de límites que, sin
estar exenta de polémicas, se basó en criterios geográficos.
Por otra parte, así como Paraguay perdió una impor-
tantísima porción de su territorio al finalizar la Guerra de
(1) Fue en el programa “Desde el llano”, conducido por Joaquín Mo-
rales Solá.
“...El (método) puramente empírico carece de filosofía y el meramente apriorístico carece de experiencia. La sola razón sin la experiencia es incapaz de constituir una doctrina
realista y objetiva; la sola experiencia encerrada en la historia o en la casuística no basta para edificar una doctrina de valor perenne y universal”.
Santiago Ramírez, O.P., El derecho de gentes. Examen crítico de la filosofía del derecho de gentes desde Aristóteles hasta Francisco Suárez, Madrid, Studium, 1955, pág. 6.
Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015
por Héctor Giuliano
Licenciado en Economía, especializado en deuda externa
Esto hace que el total real de la deuda pública argentina
en cabeza del Estado central –es decir, sin contar el Banco
Central (BCRA), provincias y municipios, empresas del
Estado, organismos nacionales, fondos fiduciarios y jui-
cios contra el Estado con sentencia en firme– supere hoy
los 300 mil millones de dólares.
Los vencimientos de servicios –por capital e intereses–
de esta deuda no presentan números oficiales claros ni
coincidentes.
Las cifras anunciadas por la Presidenta son mucho más
bajas que las consignadas en los informes del  Ministerio
de Economía y, a su vez, las cifras de este son mucho me-
nores que las aprobadas por la Ley de Presupuesto.
Según el último perfil de vencimientos de deuda
del Ministerio de Economía, en el corriente año caen pa-
gos por capital de 26.100 millones (una cifra dentro de la
cual la proporción general de la deuda por moneda es de
un 70% en divisa extranjera y el 30% restante en pesos).
El Presupuesto 2015 aprobado por el Congreso, en
cambio, dice que los vencimientos de capital durante el
corriente ejercicio son equivalentes a 53.600 millones y
que el stock de deuda aumentará en 17.700 millones, co-
mo producto de un endeudamiento público total previsto
de 71.300 millones.
Para 2016, los vencimientos de capital –según el Minis-
terio de Economía– son de 17.300 millones, pero todavía
no se conocen las proyecciones oficiales para el próximo
ejercicio. De acuerdo con la experiencia de desvíos de los
años anteriores, los importes de la realidad presupuestaria
estarían de nuevo en más del doble.
Dentro de este cuadro de vencimientos, por último,
existen varios hechos centrales que distorsionan todo in-
tento de proyecciones realistas en materia de deuda.
NOTAS
por Mario Meneghini
Córdoba
la Triple Alianza, fueron mayores las conquistas de Brasil
tras el conflicto bélico, al tiempo que también Misiones se
vio reducida a la mitad a partir del arbitraje del presidente
estadounidense Grover Cleveland a fines del siglo XIX.
Antes, el laudo de otro mandatario del país del Norte, Ru-
therford Hayes, favoreció a Paraguay con los territorios
comprendidos entre el río Pilcomayo y el río Verde (al
norte de Formosa).
Según el historiador Julio Ortiz, “el límite norte de la
Argentina con el Paraguay es un caso terminado”, a par-
tir del fallo del expresidente norteamericano Rutherford
­Hayes.
Paraguay y la Argentina se sometieron a un fallo que
dictó Hayes en el año 1878, en el que Paraguay estuvo
de acuerdo y firmó el tratado, recordó y precisó: “en las
pretensiones originales Argentina perdió toda la zona del
norte del Pilcomayo y el Paraguay acató el fallo con mucho
gusto, tanto es así que el pusieron el nombre de Hayes a lo
que antes era Villa Occidental, capital del Chaco argentino.
Ortiz dijo que Argentina entregó esos territorios el 14
de mayo de 1879. El comandante Fontana fue el encarga-
Experiencia y razón
11
Provienen no solo de la falta de información y/o las
contradicciones de cifras oficiales, sino también de cues-
tiones metodológicas en la presentación de los datos y
también de alteración de razonamientos de simple ló­gica.
La totalidad de los vencimientos de capital de la deuda
pública se pagan, íntegramente, con nuevas obligaciones
–vía novación de deuda con el mismo o con distinto acree-
dor. Esto es, sin que existan cancelaciones netas. Además,
se toma de forma sistemática deuda nueva.
El perfil oficial de vencimientos –que en los cuadros
oficiales se muestra como decreciente– es engañoso, por-
que parte del falso supuesto de que las obligaciones se
cancelan a su vencimiento, lo cual no es cierto, pues los
importes de capital (y de los intereses) es creciente.
Una muy alta proporción de la deuda pública –el 58 por
ciento del total– está compuesta por deuda intra-Estado,
producto de la “internalización” de deuda externa pagada
con reservas del BCRA.
El problema es que esta política de pago a terceros –acree-
dores privados y organismos financieros internacionales–
se ha hecho a costa de un empapelamiento del propio Es-
tado con títulos sin capacidad de repago emitidos contra
fondos que no le son propios sino que son administrados
por el Estado (caso FGS, ANSeS, BCRA, BNA y toda una
serie de organismos oficiales).
La deuda pública argentina continúa en fuerte aumento
por su propia inercia acumulativa, dado que el Estado no tie-
ne la solvencia ni la liquidez necesarias para reducir su mon-
to. Apela, entonces, a la refinanciación permanente de los
vencimientos, y paga todas sus deudas con nuevas deudas.
Con el agravante de tener que sufragar, además, défi-
cits gemelos crecientes –fiscal y externo– que hoy se cu-
bren en casi todos los casos con emisión monetaria y con
uso de reservas internacionales que se compran con deuda
(Lebac y Nobac).
Resulta claro que el objetivo final de esta política de
pagos a ultranza –hoy tensada al máximo por la presión de
los fallos de la Justicia norteamericana a favor de los fon-
dos buitre y el resto de los holdouts– no es dejar de tomar
deuda sino, por el contrario, retornar al mercado interna-
cional de capitales solo para volver a endeudarse.
VOCES: ECONOMÍA - FILOSOFÍA DEL DERECHO
do de bajar la bandera argentina y trasladar a los pobla-
dores de la villa, que luego vendrían a fundar Formosa.
A partir de la firma del acuerdo respetando y avalando el
fallo de Hayer, Argentina y Paraguay se ajustaron a lo que
dispuso el arbitraje internacional.
Patagonia
A nuestros naturales sureños, los tehuelches, de origen
pámpido, debemos clasificarlos así:
1) Tehuelches septentrionales
A) Genaken, también llamados puelches o pampas
serranos, que se recostaban contra el lado este de la cor-
dillera de los Andes.
B) Los pampas o gününa kena.
2) Tehuelches meridionales
Habitaban al sur del río Chubut hasta el estrecho de
Magallanes. Los españoles los llamaron patagones.
3) Tehuelches australes
Los españoles los llamaban onas. Ellos se decían selk-
nam. Habitaban el norte y centro de Tierra del Fuego.
4) Pehuenches boreales o del noroeste de Neuquén
Habitaban en la zona de Varvarco y el río Agrio.
Muy pocas personas descienden de estos pobladores,
aunque, por cierto, es discutible la tesis de que aquellos
tuvieran derecho al territorio; de todos modos, cuando se
habla de pueblos originarios, se los reduce a los llamados
(Continúa en la pág. 16 abajo)
 12 Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015
LA CRISTIANDAD
Vigencia de la noción de Iglesia como sociedad
jurídicamente perfecta y su anclaje en derecho
natural
Si la Iglesia dejase de considerarse a sí misma
como una sociedad perfecta no se comprende cómo
fundamentaría frente al Estado su plena autonomía,
con el consiguiente riesgo de quedar sujeta al dere-
cho común.
Nos encontramos ante el fracaso del modelo pro-
puesto en los años sesenta, que amerita buscar nue-
vos paradigmas en la relación entre Iglesia y Estado.
La reasunción por parte de la doctrina de la no-
ción de sociedad perfecta no es, por cierto, la solu-
ción a los graves problemas que enfrenta la Iglesia
en relación con los Estados, pero constituye un pre-
supuesto mínimo necesario para reflexionar sobre
el porvenir de las relaciones entre la Iglesia y la
comunidad política del que los juristas católicos no
pueden prescindir.
Dijo Paulo VI con ocasión de la aprobación del
acuerdo entre la Santa Sede y la República Argenti-
na que las dos sociedades, cada una perfecta, libre e
independiente en el ámbito de sus propias competen-
cias, podrán cumplir su misión en plena autonomía
y en plena armonía, y esto favorecerá grandemente
la serenidad y la cristiana prosperidad de la Nación.
[Síntesis de la Redacción del DFD].
Con posterioridad al Concilio Vaticano II un nuevo de-
recho público eclesiástico se ha estructurado en torno a
los conceptos de autonomía y cooperación (Gaudium et
Spes 76) y al derecho civil de libertad religiosa (Dignita-
tis Humanæ 2.1), con una significativa preterición de los
postulados del magisterio precedente. En esta exposición
intentaremos demostrar la vigencia de la noción de socie-
tas perfecta, es decir, el carácter societario de la Iglesia
con raíces no solo en el derecho divino, sino también en el
derecho natural por voluntad de Nuestro Señor Jesucristo.
Si la Iglesia dejase de considerarse a sí misma co-
mo una sociedad perfecta, no se comprende cómo fun-
damentaría frente al Estado su plena autonomía, con el
consiguiente riesgo de quedar sujeta al derecho común.
La denominada libertas Ecclesiae no se confunde con la
libertad religiosa: su fundamento se encuentra en el parti-
cular carácter con el que Cristo ha fundado la Iglesia y que
halla sus raíces también en el derecho natural, ya que una
relación inseparable entre el elemento humano y visible y
el elemento divino e invisible de la Iglesia se funda sobre
la analogía existente entre Cristo y su Iglesia. “El Verbo
de Dios asume la humana naturaleza para que, fundada la
Iglesia como sociedad visible, el hombre pueda ser atraído
a las cosas invisibles a través de lo que es visible”(1).
En los últimos años han aparecido en el ámbito aca-
démico algunas saludables reacciones que señalan la im-
portancia que tiene la noción de sociedad jurídicamente
perfecta para sostener y defender la libertad de la Iglesia
frente al Estado y poder cumplir con su mandato fundacio-
nal de predicar el Evangelio a todas las naciones.
Los desafíos frente a los que se encuentra la Iglesia hoy
son graves. Una nueva ortodoxia pública mundial, con su
agenda de “derechos de género”, diariamente hostiga a la
Iglesia por su defensa del derecho divino y natural, y no
han faltado intentos de silenciar su prédica. El optimismo
(1) Ghirlanda, Gianfranco, Sentido teológico y jurídico de la
aplicación a la Iglesia del concepto de sociedad jurídicamente perfecta
en relación al Estado, en Actas del Congreso Latinoamericano de Liber-
tad Religiosa, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del
Perú, 2001, pág. 31.
Justicia y misión del filósofo y del jurista
“...Es misión inclaudicable del filósofo, y también del jurista, calificado desde antiguo como ‘sacerdote de la justicia’, expresar la rectitud que debe imperar en la vida social,
aun en las circunstancias en que no esté en su poder influir para su inmediata instauración”.
por Luis María De Ruschi
de los años sesenta ha demostrado su inanidad, y un anti-
cristianismo a veces blando, a veces agresivo, continúa en
escena. La objeción de conciencia, con todo lo que esto
implica, parecería ser la última defensa frente a los emba-
tes de los conculcadores de los valores de la civilización
cristiana.
Nos encontramos ante el fracaso del modelo propuesto
en aquellos años, que amerita buscar nuevos paradigmas
en la relación entre Iglesia y Estado, como bien lo ha de-
mostrado una obra de reciente aparición(2).
Tomando en seria consideración las cosas viejas, nos
proveeremos de bases sólidas para nuevas reflexiones.
Quiera ser esta exposición un pequeño aporte a ese es-
fuerzo.
La polémica antiprotestante: la Ecclesia spiritualis
contrapuesta a la Ecclesia iuris
La Reforma Protestante, entre otras consecuencias ecle-
siológicas, trajo aparejada por su rechazo a la Ecclesia vi-
sibilis la negación del derecho en la Iglesia, ya que Lute-
ro, al contestar la visibilidad de la Iglesia y el primado de
jurisdicción del Romano Pontífice, socavó los fundamen-
tos del sistema jurídico construido por los canonistas de
la Edad Media. Lutero abre un camino de impostación
espiritualista y antijurídica que alcanzará su ápice a fines
del siglo XIX en la obra de Rudolph Sohm, quien radi-
calmente niega toda visibilidad y juridicidad a la Iglesia.
En lo relativo a la estructura visible de las comunidades
reformadas, al quedar estas despojadas de un fundamento
jurídico intrínseco, fueron absorbidas por el Estado. Ex-
pulsados los obispos católicos, los señores temporales asu-
men los derechos de aquellos, tanto en virtud de la teoría
luterana del triplex ordo hierarchicus de Lutero, en el
que el status politicus debía rendir protección jurídica y
externa a los otros dos órdenes, el oeconomicus y el eccle-
siasticus, como en la teoría del episcopado de emergencia.
De allí el nacimiento del Estado confesional protestan-
te, radicalmente distinto del régimen de unidad católica
que imperó en el mundo hispánico. Asimismo, se asiste
al surgimiento de aquello que, para distinguirse del ius
canonicum, comenzó a llamarse ius ecclesiasticum pro-
testantium, como lo denominó por primera vez el jurista
protestante Benedicto Carpzov (1595-1666).
Como bien apuntó Antonio Rouco Varela: “El com-
batido ‘ius canonicum’ no fue sustituido por el desorden o
la anarquía espiritualista, sino por un nuevo ‘ius ecclesias-
ticum protestantium’. Decisivo para el desarrollo ulterior
del problema Iglesia-Derecho en el pensamiento y en la
vida de las Iglesias de la Reforma en Alemania fue el he-
cho de que el sujeto jurídico (y no solo el defensor y pro-
motor político) de su proceso constituyente hubiesen sido
los Príncipes territoriales, los detentadores de la soberanía
política”(3). Aparece, pues, un conjunto de normas secu-
lares que regulan la vida de las comunidades reformadas,
dictadas por el soberano territorial, quien asume las potes-
tades que incumbían a los obispos diocesanos.
Una primera respuesta católica a la contestación pro-
testante referida a la visibilidad y juridicidad de la Igle-
sia y a su distinción con la sociedad política la podemos
encontrar en la obra De controvesiis christianæ fidei, de
San Roberto Bellarmino (1542-1621), al que algunos
(2) AA. VV., Iglesia y política. Cambiar de paradigmas, Marcial
Pons, 2013, 323 págs.
(3) Rouco Varela, Antonio, Teología protestante contemporánea
del derecho eclesial, Revista Española de Derecho Canónico, vol. XXVI
1970, nº 73, págs. 120/121.
Camilo Tale, La justicia distributiva, Córdoba (Argentina), Ediciones Trejo y Sanabria, 2012, pág. 10.
autores consideran el primer tratadista del derecho públi-
co eclesiástico. En lo atinente a nuestra materia, Bellar-
mino sostiene la personalidad moral de la Iglesia visible
(coetus fidelium), similar en lo fenomenológico a los di-
versos Estados, dotada de una potestad de jurisdicción y
gobernada por el Romano Pontífice, Supremo legislador
de la Iglesia. La visibilidad y personalidad moral de la
Iglesia aparecen como las tesis centrales de la apología
bellarminiana.
Con posterioridad, y ya en época de la Ilustración, hace
su entrada en escena la teoría de la Iglesia considerada
como un collegium aequalium dentro del Estado, esbozada
principalmente por Samuel Pufendorf (1632-1694)(4).
En sintonía con la teoría política que sustentaba los fun-
damentos del Estado-Nación, la realidad visible de las co-
munidades religiosas no podía sino entenderse desde una
mera perspectiva asociativa entre pares que recibían sus
normas internas del Estado, única sociedad capaz de pro-
ducir derecho(5).
La reacción alemana: la escuela de Würzburg
Esta disolución del derecho de la Iglesia produjo en los
medios católicos germánicos una reacción que hace eclo-
sión a principios del siglo XVIII, encabezada por varios
canonistas entre los que se destacaron Johannes Adam
von Ickstadt (1702-1776), Georg Neller (1709-1783),
Johannes N. Enders (1731-1791) y Phillip Anton
Schmidt (1734-1805)(6). La Universidad de Würzburg fue
el principal centro universitario de elaboración de estos es-
tudios. No solo razones didácticas y científicas impulsaron
sus trabajos, sino que también se ve con claridad una espe-
cífica finalidad apologética en algunos de sus exponentes,
como ser Enders y Schmidt.
La escuela de Würzburg es considerada, a justo título,
como la fundadora del moderno ius publicum ecclesiasti-
cum; no debe soslayarse, para una adecuada ponderación
del valor de sus aportaciones, la influencia ejercida por las
tesis febronianas y regalistas, tan en boga en la época en
el mundo germánico. La principal preocupación de estos
autores fue la de fundamentar el derecho de la Iglesia,
demostrar su personalidad moral frente al Estado y elabo-
rar una ciencia del derecho público de la Iglesia. Para tal
fin, los autores de la escuela de Würzburg echaron mano
a la noción de sociedad tomada de la filosofía social para
aplicarla –salvadas sus propiedades sobrenaturales– a la
Iglesia. Para ellos, dice Spinelli, la Iglesia se presenta
como una res publica, una realidad asimilable a la esta-
tal, sin limitación territorial, con un imperium absoluto no
solo sobre sus ministros, sino sobre todos los bautizados,
y con una jurisdicción independiente ejercida por sus pro-
pias autoridades(7).
El camino seguido por algunos de estos tratadistas no
fue el más adecuado, principalmente por las influencias
febronianas que hemos mencionado, lo que los hizo rela-
tivamente sospechosos, por sus aristas heterodoxas, a los
ojos romanos.
No obstante ello, como apuntaba Eugenio Corecco, la
Iglesia “está considerada por la Escuela de Würzburg, sin
posibilidad de equivocación, como una societas sui gene-
ris, porque está fundada en último término precisamente
por aquel ius divinum que había negado la Escuela iusna-
turalista. Por eso es una sociedad irreductible a una de las
formas del Estado absoluto y territorial del tiempo, pero,
como a este último, todavía se la considera profundamen-
te anclada en el derecho natural. El esfuerzo peculiar del
ius publicum ecclesiasticum ha sido precisamente el de
demostrar que la Iglesia posee una valencia iusnaturalista
(4)Pufendorf, Samuel, Ecclesiæ ideo non exeunt naturam collegii
en De habitu religionis christianæ ad vitam civilem, Brema, 1687.
(5) Rouco Varela, Antonio, Teología protestante..., cit., pág. 122.
(6) Cfr. Munier, Charles - de la Hera, Alberto, Le droit public
ecclésiastique a travers ses définitions, Revue de Droit Canonique, 1964,
T. XIV, n. 1, págs. 38/47.
(7) Spinelli, Lorenzo, Il diritto pubblico ecclesiastico dopo il Con-
cilio Vaticano II, Giuffrè Edittore, 1985, pág. 27.

que justifica su existencia dentro de la comunidad interna-
cional de los otros Estados”(8).
La escuela romana del ius publicum ecclesiasticum
Debido al suceso y expansión de la disciplina, el Pon-
tífice León XII, por medio de la Constitución Quod Di-
vina Sapientia del 20 de agosto de 1824, instituye en las
Universidades de la Sapienza y de Bologna las primeras
cátedras de ius publicum ecclesiasticum(9). Esta fundación
significó el nacimiento de una prolífica escuela de docen-
tes y escritores, quienes se esforzaron en depurar las hete-
rodoxias de la escuela de Würzburg.
Entre los principales autores de esta escuela merecen
ser mencionados los cardenales Giovanni Soglia (1779-
1856), Camilo Tarquini (1810-1874), Felice Cavagnis
(1841-1906) y Alfredo Ottaviani (1890-1979), a los
que se podrían agregar, a justo título, los padres Felice
Cappello y Emilio Fogliasso.
Es opinión común en la doctrina que fue el cardenal Tar-
quini el primero en ordenar todas sus Instituciones en torno
a la noción de sociedad jurídicamente perfecta. Los mismos
críticos de Tarquini reconocen a sus Iuris ecclesiastici pu-
blici institutionis(10) grandes méritos: simplicidad, rigor lógi-
co en su demostración y coherencia del método empleado(11).
La argumentación de Tarquini (seguido posteriormente
por la casi totalidad de la escuela romana) tiene un claro an-
claje en el derecho natural, toda vez que apela a premisas de
orden histórico-naturales y toma como punto de partida de
su reflexión una noción natural del derecho emergente de la
sociabilidad natural de los hombres –ubi societas ibi ius–,
para luego concluir que la sociedad Iglesia es una sociedad
jurídica perfecta y, por lo tanto, dotada por esa misma con-
dición de poderes y normas propias frente al Estado(12).
El cardenal Tarquini comienza su exposición indi-
cando: “Ante todo, despojando de toda preocupación y
haciendo abstracción de la existencia de la Iglesia, estu-
diaremos la condición y la extensión del poder que toda
sociedad perfecta posee en razón de su naturaleza. Luego,
estudiando la naturaleza de la Iglesia, probaremos que ella
es una sociedad perfecta” (L. I, Sect. I, c. I, n. 5).
Seguidamente apunta: “Una sociedad es una agregación
de hombres que poniendo en común sus fuerzas indivi-
duales se reúnen en miras a alcanzar un fin común y deter-
minado. Una sociedad es llamada perfecta cuando ella es
completa en sí misma y en consecuencia cuando ella po-
see en sí misma todos los medios suficientes para alcanzar
su fin” (L. I, Sect. I, c. I, n. 6).
Concluye: “La Iglesia de Jesucristo es por su naturaleza
una sociedad perfecta. Una sociedad que por su naturaleza
es suprema, y que no está ordenada en relación con otra
por su naturaleza perfecta. Ella debe por ello poseer en sí
misma todos los medios necesarios para alcanzar su fin.
Ahora, la Iglesia es por su naturaleza una sociedad su-
prema, luego, ella no está ordenada en relación con otra
sociedad” (L. I, Sect. II, a. I, n. 41).
Es decir que, probada la condición de la Iglesia como so-
cietas perfecta, será el derecho natural uno de los fundamen-
tos para determinar los derechos que le corresponden a dicha
sociedad perfecta frente al Estado, superior a él en razón de
su finalidad sobrenatural. En cuanto al método utilizado por
Tarquini, se puede decir que canoniza el método del dere-
cho natural en una estructura de impronta teológica(13).
(8) Corecco, Eugenio - Rouco Varela, Alberto, Sacramento y
derecho: ¿Antinomia en la Iglesia? Reflexiones para una teología del
derecho canónico, en Rouco Varela, Alberto, Teología y Derecho.
Escritos sobre aspectos fundamentales de derecho canónico y de las re-
laciones Iglesia-Estado, Ediciones Cristiandad, 2003, pág. 39.
(9) Por imperio de la Constitución Apostólica Deus scientiarum Do-
minus de Pío XI (AAS 23, 1931, págs. 241/262), el estudio del derecho
público eclesiástico se implanta en todas las universidades pontificias.
(10) Utilizamos la edición publicada en Roma por Officina Libraria
Bonarum Artiun en 1862.
(11) Munier, Charles - de la Hera, Alberto, Le droit public...
cit., pág. 54.
(12) Jiménez Urresti, Teodoro, Por una eclesiología de la institu-
cionalidad de la Iglesia, Revista Española de Derecho Canónico, 1979,
vol. XXXV, nº 100, págs. 15/16.
(13) Corecco, Eugenio - Rouco Varela, Alberto Sacramento y
derecho:..., cit., pág. 41.
“No hay pruebas de que exista una naturaleza innata ‘diferente’ que haga que, por ejemplo, un porcentaje de hombres con tendencias homosexuales aparezcan poco viriles o
incluso afeminados. Esto es un efecto de la educación [...] Las tendencias homosexuales nacen de un tipo especial de complejo de inferioridad”.
Gerard J. M. van den Aardweg, Homosexualidad y esperanza. Terapia y curación en la experiencia de un psicólogo, trad. Joaquín Torrents, 5ª ed., Navarra, Eunsa, 2005, pág. 22.
Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015
Esta condición de sociedad perfecta aplicada a la Igle-
sia de algún modo se corresponde a la naturaleza humana
de Nuestro Señor, ya que “la imagen de Cuerpo de Cristo
expresa también este aspecto de visibilidad y de articula-
ción social. Esta naturaleza humana de la Iglesia, no sola-
mente resplandece por ser un paralelismo con la naturale-
za humana de Cristo, sino que tiene sus raíces en ella: la
naturaleza humana de Cristo abarca también la categoría
de sociabilidad, si no sería incompleta. Pero esta natura-
leza social del Señor no se puede realizar completamente
en Él solo; por esto se realiza en una sociedad humana, es
decir, en la Iglesia”(14).
La recepción del concepto de societas perfecta
en el Magisterio Pontificio
Esta tesis capital fue asumida por el Magisterio Roma-
no por primera vez en la alocución consistorial Singulari
Quadam del 9 de diciembre de 1854, seguida por el motu
proprio Multis Gravibusque del 17 de diciembre de 1860,
que serán los primeros de una larga lista.
Una consagración más solemne la encontramos en la
Proposición 19 del Syllabus de Pío IX, en la que se con-
dena la proposición “La Iglesia no es una verdadera y
perfecta sociedad plenamente libre, que no goza de sus
propios y estables derechos que le han sido conferidos por
su divino fundador, sino que atañe al poder civil definir
los derechos de la Iglesia y los límites dentro de los cuales
puede ejercitar sus derechos”(15).
También encontramos la noción de societas perfecta
en el primer esquema de la constitución de Ecclesia del
Concilio Vaticano I(16), que –como es sabido– no llegó a
tratarse por la suspensión del concilio.
En el magisterio de León XIII encontramos varios do-
cumentos en los que se reasume la noción de societas per-
fecta. En Immortale Dei (1885) al tratar de los dos órdenes
en los que actúan la Iglesia y el Estado, el natural y so-
brenatural, los analiza desde el presupuesto de ser ambas
sociedades perfectas(17). En Libertas, del 20 de junio de
1888, se insiste sobre la condición de sociedad jurídica-
mente perfecta de la Iglesia, indicando que el rechazo de
dicha calidad implica para la Iglesia el tratamiento como
una asociación más dentro del Estado, y como tal, sujeta a
la potestad de este(18). La encontramos en la encíclica so-
bre los deberes de los fieles frente a la Iglesia y al Estado
Sapientiæ christianæ (1890)(19) y también recurre a la no-
ción de societas perfecta en Satis cognitum (1896)(20), en
la que explica las razones teológicas de la voluntad divina
constitutiva de la Iglesia: esta es el Cuerpo de Cristo con
una naturaleza humana visible y una divina invisible.
El papa San Pío X, en la encíclica Communium
rerum(21), retoma el concepto de societas perfecta para de-
fender la libertad de la Iglesia frente al Estado, como de
igual modo lo hace en Vehementer nos, al tratar de la sepa-
ración entre la Iglesia y el Estado en Francia(22).
Otro importante documento pontificio en el que se re-
coge esta noción es la Constitución Providentissima Mater
Ecclesia, por la cual el papa Benedicto XV promulga el
Código de Derecho Canónico en 1917 (“La providentísi-
ma Madre Iglesia, establecida por Cristo, su Fundador, de
tal forma que estuviera adornada de todas las notas que
convienen a cualquier sociedad perfecta, ya desde sus co-
(14) Heimelr, Hans, Aspecto cristológico del derecho canónico, Ius
Canonicum, 1967, vol. VII, nº 2, págs. 31/32.
(15) Dz 1719.
(16) “Enseñamos y declaramos que a la Iglesia competen todas las
propiedades de una verdadera sociedad. Esta Iglesia no fue dejada por
Cristo indeterminada e informe. Porque, al igual que su existencia deriva
de él, también ha recibido de su voluntad la forma de su existir y consti-
tución. Ella no es parte o miembro de ninguna otra sociedad, sea cual sea,
ni puede confundirse o entrar en composición con ninguna otra. Por el
contrario, de tal manera es perfecta, que, a la par que se distingue de las
otras sociedades humanas, está sobre todas ellas” (Mansi 51, 540-541) en
J. Collantes, La cara oculta del Vaticano I, BAC, 1970, pág. 223.
(17) Dz 1869.
(18) ASS 20, 1888, págs. 607 y 611/612.
(19) ASS 22, 1889-1890, pág. 396.
(20) ASS 28, 1895-1896, págs. 724/725.
(21) AAS 1, 1909, pág. 345.
(22) ASS, 1906, pág. 8.
“Homomonio” (1)
13
mienzos, cuando obediente al mandato del
Señor empezó a enseñar y a regir todos los
pueblos, se preocupó ya entonces de regu-
lar y defender por medio de leyes la disci-
plina del clero y del pueblo cristiano”)(23).
Durante el Pontificado de Pío XI encon-
tramos tres documentos en los que se define a la Iglesia
como sociedad perfecta: Ubi arcano Dei (“además le es
reconocido a la Iglesia el alto grado de dignidad en que fue
colocada por su mismo autor, a saber, de sociedad perfec-
ta, maestra y guía de las demás sociedades”)(24) y Divini
illius magistri (“es la Iglesia, sociedad de orden sobrena-
tural y universal, sociedad perfecta, porque tiene en sí mis-
ma todos los medios indispensables para su fin, que es la
salvación eterna de los hombres, y, por lo tanto, suprema
en su orden”)(25). La encíclica sobre la realeza de Nuestro
Jesucristo, Quas primas, también hace propia la noción de
sociedad perfecta(26).
El papa Pío XII en la célebre encíclica Mystici Corporis
(1943)(27), en dos de sus tramos también hace propia esta
noción que no se contrapone con aquella más espiritual y
que da el nombre al documento. Es evidente que para este
pontífice la Iglesia, en su género, es verdadera sociedad
perfecta, constituida también por elementos naturales, y
animada por el Espíritu Santo, que le infunde gracias, do-
nes y carismas. Para Pío XII, la Iglesia como sociedad per-
fecta no se entiende en un sentido puramente jurídico y so-
cial, “sino en el sentido más plenamente teológico, es decir,
que esta sociedad perfecta es el elemento visible del Cuer-
po Místico de Cristo, en el cual opera el Espíritu Santo”(28).
Igualmente, la noción fue utilizada de modo explícito
en los Acuerdos celebrados por la Santa Sede con España
en 1953 (“El Estado español reconoce a la Iglesia Católica
el carácter de sociedad perfecta y le garantiza el libre y
pleno ejercicio de su poder espiritual y de su jurisdicción,
así como el libre y público ejercicio del culto”)(29) y el
celebrado con la República Dominicana (este último, vi-
gente a la fecha)(30).
Analizando el Acuerdo con España, Fogliasso seña-
laba: “Es evidente que esta aceptación de la locución so-
cietas perfecta (que auguramos sea elaborada nuevamente
por la doctrina jurídica contemporánea) sirviéndose del
reconocimiento contenido en el artículo 2º del Concordato
español, por lo que atañe a la Iglesia, no se basará (para
los no católicos) en la aceptación formal de la revelación
cristiana, sino en el simple reconocimiento (abstrayendo
todo juicio) del dato de la revelación y de toda la realidad
histórica sobre la cual se funda la figura del ordenamiento
jurídico primario. Aun así, la expresión sociedad perfecta
representaría, como hemos dicho, una ventaja en la clari-
dad terminológica necesaria para expresar la naturaleza ju-
rídica de la Iglesia, y de esta manera se tendría una nítida
línea de sutura con acepción que se basa en la aceptación
formal del hecho de la revelación cristiana, para llamar a
la Iglesia sociedad perfecta”(31).
Finalmente, en vísperas del Concilio Vaticano II, en-
contramos nuevamente utilizado el concepto de sociedad
perfecta en la alocución Dei spiritu permoti, con la que el
papa Juan XXIII abrió el Sínodo Romano de 1960(32).
Como hemos podido ver, en un arco de tiempo de más
de cien años, los Romanos Pontífices hicieron uso en pro-
nunciamientos magisteriales de diverso valor, de la noción
de sociedad jurídicamente perfecta aplicable a la Iglesia.
Asimismo, dicha tesis resultó ser la clave de bóveda en la
exposición de los tratados de derecho público eclesiástico
utilizados no solo en los ateneos romanos, sino también en
(23) AAS 9 II, 1917, pág. 5.
(24) AAS 14, 1922, pág. 690.
(25) AAS 21, 1929, págs. 726/727 y 728.
(26) AAS 17, 1925, págs. 608/609.
(27) AAS 35, 1943, págs. 222 y 224.
(28) Ghirlanda, Gianfranco, Sentido teológico y..., cit., pág. 31.
(29) AAS 45, 1953, pág. 626.
(30) AAS 46, 1954, pág. 435.
(31) Fogliasso, Emilio, El nuevo concordato español y el derecho
público eclesiástico, Revista Española de Derecho Canónico, 1954, vol.
IX, Nº 25, págs. 59/60.
(32) AAS 52, 1960, págs. 185/186.
 14 Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015
las universidades católicas dispersas por
el mundo(33). La escuela romana del ius
publicum ecclesiasticum había realizado
una aportación que parecía entonces defi-
nitiva en el corpus doctrinal de la Iglesia.
Las primeras críticas
Pero no fue así. Durante la realización del Concilio Vati-
cano II, en marzo de 1964, aparece publicado en la revista
de la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad de
Estrasburgo un erudito artículo realizado por los profesores
Charles Munier, catedrático en Estrasburgo, y Alberto
de la Hera, catedrático de la Universidad de Navarra, en
el cual, en el contexto de un estudio sobre el derecho pú-
blico eclesiástico a través de sus definiciones, realizan una
solapada crítica a la definición de la Iglesia como sociedad
jurídicamente perfecta. Este estudio devino en la principal
fuente en esta materia en los estudios posteriores(34).
El artículo analiza en detalle las aportaciones de los
autores de la denominada escuela de Würzburg, haciendo
especial hincapié en la influencia que tuvieron en ellos las
tesis principales del derecho natural racionalista, que im-
pregnaba el ambiente universitario germánico de la épo-
ca(35). A ello se agrega la influencia ejercida sobre algunos
de los exponentes de la escuela de Würzburg por Johan-
nes von Hontheim, “Febronius”, difusor del regalismo
en el ámbito del Imperio de los Habsburgo, especialmente
durante el reinado del emperador José II.
Del repaso realizado a los autores tratados (von Icks-
tadt, Neller, Rauttenstrauch, Enders, Schmidt y
Zallinger) surge que estos, para explicar la personalidad
moral de la Iglesia, utilizan categorías tales como Repú-
blica, Imperio y Sociedad, que toman de los tratados de
derecho de gentes, de la filosofía social y la jurisprudencia
del Imperio.
Luego de indicar que a fines del siglo XVIII la nue-
va disciplina del ius publicum ecclesiasticum comienza a
difundirse por los países latinos, Munier y de la Hera
pasan revista de las aportaciones de la escuela romana,
tratando en particular las obras de los cardenales Soglia,
Tarquini, Cavagnis y Alfredo Ottaviani(36).
Antes de indagar puntualmente a los tratadistas de la
escuela romana, los autores anticipan de manera sintética:
“Es por ello que en función de su naturaleza de sociedad
sobrenatural necesaria y única que los publicistas de la
segunda mitad del siglo XIX organizaron sus tratados de
la Iglesia en miras de afirmar y de justificar su autonomía
y su soberanía en todas la materias tocantes a las cosas
sagradas del coetus fidelium. La noción de la Iglesia, so-
ciedad jurídica perfecta deviene, en consecuencia, el pilar
central de todo el edificio, ordenando la estructura de los
tratados del DPE y dándole sus definiciones esenciales”,
dejando en destaque la centralidad del concepto de socie-
dad perfecta(37).
Los autores entienden que no parece que la metodología
adoptada por los tratadistas del ius publicum ecclesiasti-
cum deba ser rechazada, ya que el concepto capital, la Igle-
sia entendida como sociedad perfecta, ha sido consagrado
solemnemente por el magisterio supremo de la Iglesia. Pe-
ro, agregan, la noción de sociedad es un concepto filosófi-
co incapaz de servir de soporte a la realidad mistérica que
anima a la Iglesia de Cristo. Entienden que no es suficiente
decir que la Iglesia es una sociedad perfecta, sobrenatu-
ral en su origen, fin y medios para obtener una definición
satisfactoria o exacta, agregando que en el diálogo con el
(33) “La tesi Ecclesia est societas perfecta non solo figura come
la prima inter pares tra le altre tesi del lus P. E., ma è veramente ma-
ter et caput di tutte quelle altre tesi che devono necessariamente essere
ammesse da tutti i giuspubblicisti ecclesiastici sotto pena di apparire
dissidenti circa la qualifica di società perfetta attribuita alla Chiesa, ciò
che evidentemente importerebbe la rinuncia all’ortodossia”, Fogliasso,
Emilio, La tesi fondamentale del ius publicum ecclesiasticum, Salesia-
num, vol. VIII, 1946, pág. 82.
(34) Munier, Charles - de la Hera, Alberto, Le droit..., págs.
32/63.
(35) Ibídem, págs. 41/42.
(36) Ibídem, págs. 53/56.
(37) Ibídem, pág. 53.
“...Los expertos han encontrado el mismo resultado: los grupos de homosexuales alcanzan repetidamente más puntos en las escalas de neurosis, que los grupos de ‘control’.
Esta correlación es una buena evidencia científica a favor del carácter neurótico de la homosexualidad”.
mundo moderno, la Iglesia debe buscar una presentación
irreductible a toda otra sociedad puramente humana(38).
En misma sintonía, el carácter apologético del ius publi-
cum ecclesiasticum es calificado como superado; la Iglesia
frente al mundo debe utilizar otras nociones o imágenes,
como ser las de Cuerpo Místico o Pueblo de Dios, ya que
el insistir sobre los aspectos naturales o políticos de la Igle-
sia opera en detrimento de su naturaleza más profunda(39).
Un punto que no tuvieron adecuadamente en cuenta
nuestros autores fue el que la disciplina del derecho públi-
co eclesiástico, si bien con el mismo objeto material que la
teología fundamental (hoy diríamos con la Eclesiología),
tiene un distinto objeto formal, ya que mientras la teología
fundamental estudia a la Iglesia in se ipsa, el derecho pú-
blico eclesiástico la estudia in habitu relatione Statu. Esto
fue demostrado satisfactoriamente por Emilio Fogliasso
en los años cuarenta y cincuenta en una serie de artículos
muy ponderados publicados en la revista Salesianum(40).
Esta distinción formal que se impone como piedra de to-
que en la materia no fue debidamente considerada.
Sin contestar abiertamente a los documentos magiste-
riales ni a los autores probados que estructuraban la ex-
posición del derecho público eclesiástico en torno al con-
cepto de sociedad jurídicamente perfecta, el estudio de los
profesores Munier y de la Hera abrió una brecha que
finalmente se tradujo, luego del silencio en esta materia en
los documentos del Concilio Vaticano II y del posconcilio,
en un abandono casi total por parte de los posteriores au-
tores que han tratado la materia. Una vez más, el nefasto
“circiterismo” denunciado por Romano Amerio en su cé-
lebre libro Iota unum, entró en escena(41).
El Concilio Vaticano II y el Magisterio posconciliar
Como bien señalara Teodoro Jiménez Urresti, una de
las notas dominantes durante los debates conciliares fue:
“la acusación, lanzada contra la Iglesia, de que ella peca de
juridicismo. Pero ha logrado una como canonización espe-
cial cuando desde los libros y escritos y desde las planas
teológicas, incluso de católicos, saltó a plena aula conciliar
del Vaticano II, y tronó allí la triple acusación de triunfalis-
mo, clericalismo y juridicismo. Era una acusación contra el
comportamiento institucional de la Iglesia”(42).
Fue bajo esa triple acusación que el capítulo IX del Sche-
ma de la Constitución de Ecclesia, elaborado por la Co-
misión Teológica encabezada por el cardenal Ottaviani,
(38) En una ponencia presentada en Uppsala en 1966, Derecho natural
y derecho canónico, Ius Canonicum, 1967, vol. VII, nº 1, 5/24, Munier
reafirma lo sostenido en 1964 al indicar: “Los tratados de Derecho Públi-
co Eclesiástico, que se multiplicaron en la segunda mitad del siglo XIX y
en los comienzos del XX, recurrieron ampliamente al Derecho Natural, a
partir del razonamiento siguiente: habiéndose probado la constitución de
la Iglesia como sociedad perfecta, el Derecho Natural ofrece los princi-
pios gracias a los cuales se determinan los derechos que le corresponden.
La noción de Derecho Natural a la que se hace referencia, depende de los
tratados de Derecho Natural político (o de Derecho Público Universal)
dados a la luz en los siglos XVII y XVIII por los epígonos de Grocio:
Pufendorf, Thomasius, Bohemer. Si bien la noción de sociedad perfecta
aplicada a la Iglesia ha recibido su solemne consagración por parte del
supremo magisterio, el Código de Derecho Canónico no la ha recogido,
sino que define a la Iglesia como un persona moral ex ipsa ordinatione
divina”. En esta última afirmación no podemos ver sino una manipulación
por parte del profesor Munier, ya que la noción de societas perfecta
aparece encabezando la Constitución Apostólica por la que se promulga
el CIC 1917. La personalidad moral de la Iglesia es una consecuencia de
su carácter de sociedad jurídica perfecta, querida por ordenación divina en
atención a la analogía entre la Iglesia y el Verbo Encarnado.
(39) Munier, Charles - de la Hera, Alberto, Le droit public…,
cit., págs. 59/61.
(40) Fogliasso, Emilio, Il Codice di Diritto Canonico e il ius publi-
cum ecclesiasticum, Salesianum VI, 1944, págs. 7/31; Il compito apo-
logetico del ius publicum ecclesiasticum, Salesianum VII, 1945, págs.
49/80; La tesi fondamentale del ius publicum ecclesiasticum, Salesianum
VIII, 1946, págs. 67/135; Efficienza normativa del diritto pubblico eccle-
siastico, Salesianum X, 1948, págs. 212/241; Compito e caratteristiche
del diritto pubblico ecclesiastico interno, Salesianum XII, 1950, págs.
1/36 y Compito e caratteristiche del diritto pubblico ecclesiastico ester-
no, Salesianum XVI, 1954, págs. 218/257.
(41) Amerio, Romano, Iota unum. Estudio sobre las transformaciones
de la Iglesia Católica en el siglo XX, Salamanca, 1994, págs. 84/86. [“Cir-
citerismo” = “consiste en referirse a un término indistinto y confuso como
si fuese algo sólido e incuestionable, y extraer o excluir de él el elemento
que interesa extraer o excluir”. N. de la R. tomada de Amerio, pág. 84].
(42) Jiménez Urresti, Teodoro, Por una eclesiología..., cit., pág. 9.
“Homomonio” (2)
Gerard J. M. van den Aardweg, Homosexualidad..., cit., pág. 71.
relativo a las relaciones entre la Iglesia y el Estado, fue re-
chazado. En dicho Schema se encontraban sintetizadas las
principales tesis del ius publicum ecclesiasticum sostenidas
por el Magisterio Pontificio, y de entre esas tesis ocupaba un
lugar principal la referida a considerar a la Iglesia como una
sociedad jurídicamente perfecta en relación con el Estado(43).
Como acabamos de referir, el Concilio Vaticano II en
ninguno de sus documentos utiliza la noción de societas
perfecta con relación a la Iglesia. Al no ser el objeto de
esta ponencia, no entraremos en las diferentes nociones de
Iglesia que nos da la Constitución dogmática Lumen gen-
tium, sino que haremos mención solamente a la utilización
de la noción de sociedad, y así encontramos las expresio-
nes “societas constituta et ordinata” (LG 8b), y “societas
hierarchice ordinata” (LG 20a). Dichas menciones, en el
entender de calificada doctrina, implican una aceptación
del elemento humano societario, al que se le aplican las
definiciones que Lumen gentium brinda acerca de la Igle-
sia entendida como Sacramento y como Comunión, pero
en la práctica han sido utilizadas para acentuar el conte-
nido mistérico más allá de lo debido en detrimento de la
consideración teológica de la Iglesia como sociedad(44).
Sí, por el contrario, es más llamativo que en la Cons-
titución que trata sobre las relaciones de la Iglesia con
el mundo (Gaudium et spes) no se haya utilizado. Este
silencio, sin embargo, no implica necesariamente una ne-
gación. La fórmula escogida para explicar las relaciones
entre la Iglesia y la comunidad política (autonomía y co-
operación, GS 76) presupone la condición de la Iglesia,
frente al Estado, de sociedad jurídicamente perfecta y, por
lo tanto, de persona moral.
Esta interpretación estimo que está en sintonía con los
pronunciamientos en los que el papa Pablo VI recordó
que la Iglesia es sociedad perfecta: la Audiencia General
del 25 de mayo de 1966, el Discurso de Navidad a la Curia
Romana de 1966, el Discurso a la Rota Romana del 27
de enero de 1969 y el motu proprio Sollicitudo omnium
ecclesiarum sobre los legados pontificios. Trataremos con
algún detalle solamente el discurso a la Curia Romana de
1966 y Sollicitudo omnium ecclesiarum.
En el primero de los pronunciamiento, al referirse al
Acuerdo entre la Santa Sede y la República Argentina,
primero celebrado luego del Vaticano II, el Papa puntua-
lizaba: “La convención hace más estrechas y cordiales
las relaciones existentes entre esta Sede Apostólica y la
República Argentina y pone sobre un plano de claridad
y dignidad las relaciones entre la Iglesia y el Estado en
aquella Nación. Las dos sociedades, cada una perfecta,
libre e independiente en el ámbito de sus propias compe-
tencias, podrán cumplir su misión en plena autonomía y
en plena armonía, y esto favorecerá grandemente la sereni-
dad y la cristiana prosperidad de la Nación”(45). Surge con
nitidez, pues, que en la mente de Pablo VI, la autonomía
y la libertad de la Iglesia frente al Estado encuentran su
fundamento en su condición de sociedad jurídica perfecta.
Lo mismo podemos decir con relación al motu proprio
Sollicitudo omnium ecclesiarum de 1969, que también
hace uso de la noción de sociedad jurídica perfecta para
justificar su derecho de legación dentro de la comunidad
internacional(46). Un nuevo caso de referencia a la Iglesia
in habita ratione Statu, ya que resultaría difícil justificar
el derecho de legación utilizando otras nociones de Iglesia
que si bien explican con mayor profundidad sus aspectos
mistéricos, no explicitan la razón última de esa particular
actuación en paridad a los Estados.
Como se ha dicho acertadamente, utilizar este concepto
significa “tener en cuenta que hay personas para las que la
Teología no dice nada. Ciertamente un no creyente podrá
no aceptar la fundamentación teológica del Derecho Ca-
nónico, pero no podrá negar la evidencia de la actuación
jurídica de la Iglesia. Quizás no crea que la Iglesia es algo
(43) El texto con el aparato de citas puede verse en http://disputa-
tiones.over-blog.com/article-la-liberte-religieuse-documents-pour-un-
status-quaestionis-46756291.html, consultado el 21-1-14.
(44) Gherardini, Brunero, Vaticano II: Una explicación pendiente,
Peripecia, 2011, págs. 212/213.
(45) AAS 59, 1967, pág. 50.
(46) AAS 61, 1969, pág. 476.

más que un ordenamiento jurídico, pero deberá aceptar
que por lo menos es esto”(47).
La crisis posconciliar del ius publicum
­ecclesiasticum. Las primeras reacciones
Ya he indicado que después del Vaticano II, la disci-
plina del derecho público eclesiástico entra en crisis(48).
Una de las notas dominantes de esta crisis, dejando de
lado matices que exceden a esta exposición, ha sido el
optimismo dominante durante los años sesenta y setenta.
La convicción del fin de la era de los Estados laicos agre-
sivos, la búsqueda de un modus vivendi de coexistencia
pacífica con los Estados totalitarios de corte marxista y un
genérico ralliement con el mundo moderno en torno a la
defensa y promoción de los derechos humanos llevaron a
la convicción de que una nueva impostación se imponía en
las relaciones entre la Iglesia y el Estado.
Así, se ha visto en el silencio del Concilio Vaticano II y
el Magisterio posconciliar en relación con esta tesis capi-
tal del derecho público eclesiástico una suerte de “desofi-
cialización” de las aportaciones asumidas por el Magiste-
rio precedente.
También fue objeto de críticas el carácter apologético
de la disciplina, en la inteligencia de que dicha actitud era
meramente autorreferencial y que las circunstancias en las
que había nacido (polémica con el Protestantismo y con el
Estado liberal) habían cesado.
Otros han sostenido que al centrarse el derecho público
eclesiástico en las relaciones entre la Iglesia y el Estado, se
circunscribían las relaciones Iglesia-política solamente a una
de sus manifestaciones, soslayando las relaciones con las
entidades infraestatales y que forman parte de la denomina-
da sociedad civil. Las cuestiones referidas a las Iglesias par-
ticulares y al laicado también han sido consideradas como
presupuestos superadores de las tesis de la escuela romana.
Pero el punto central de esta crítica al derecho público
eclesiástico radica en la estructuración de las relaciones en-
tre la Iglesia y el Estado en torno al derecho civil de liber-
tad religiosa tal como fue expuesto en la Declaración Con-
ciliar Dignitatis Humanæ; algunos autores llegan a funda-
mentar la Libertas Ecclesiæ en la misma libertad religiosa,
cuando en DH 13 se distingue claramente entre una y otra.
Este juicio negativo sobre el viejo ius publicum eccle-
siasticum fue matizado por algunos autores como Joseph
Listl y Lorenzo Spinelli, quienes aun compartiendo al-
gunas de las observaciones apuntadas, recalcan que la Igle-
sia después del Vaticano II, al igual que ayer, se sigue pre-
sentando como una sociedad jurídicamente perfecta, e in-
dican que su capacidad de celebrar concordatos, modo por
excelencia de relacionarse con el Estado luego del fin de la
Cristiandad, radica en su condición de sociedad perfecta y
persona moral por disposición de su Divino Fundador(49).
En igual sentido, dentro de un marco de reflexión sobre
la teología del derecho, los profesores Corecco y Rouco
Varela destacaron que en el posconcilio, el aporte de la
escuela romana relativo a la noción de sociedad perfecta
no puede ser descartado. Consideran que el gran mérito
del ius publicum ecclesiasticum radica en haber penetrado
en el tema central de la Iglesia como sociedad; este apor-
te constituye un novum sin precedentes en la historia del
pensamiento sobre la Iglesia, al afirmar que el recurso de
elevar sobrenaturalmente un valor humano, radicado en
(47) Martín Sánchez, Isidoro, La razón de ser y el objeto del dere-
cho público eclesiástico, Revista Española de Derecho Canónico, 1970,
vol. XXVI, nº 73, pág. 59.
(48) Sobre la crisis del derecho público eclesiástico pueden verse:
Soler, Carlos, Iglesia y Estado. La incidencia del Concilio Vaticano II
sobre el derecho público externo, EUNSA, 1993, págs. 43/49; Schouppe,
Jean-Pierre, Rapporti giuridici tra Chiesa e comunità politiche. Profili
espistemologici e metodologici di una rinnovata disciplina, Ius Ecclesiæ,
2008, vol. XX, págs. 65/86; Spinelli, Lorenzo, Il diritto pubblico..., cit.,
págs. 34/44 y 77/79; Martín Sánchez, Isidoro, La razón de ser y ...,
cit., págs. 39/59; Ibán, Iván, Derecho público eclesiástico, Diccionario
General del Derecho Canónico, vol. III, págs. 181/185; Siviero, Giuse-
ppe, Il diritto pubblico ecclesiastico: una disciplina canonistica tra pas-
sato e futuro, Quaderni di Diritto Ecclesiale, 1993, nº 3, págs. 332/351;
Ferrari da Passano, Paolo, Il diritto pubblico ecclesiastico. Storia,
natura e attualità, La Civiltà Cattolica, 1999, nº 3574, págs. 351/361.
(49) Spinelli, Lorenzo, Il diritto pubblico..., cit., pág. 78.
“El slogan de que la homosexualidad debe ser aceptada suena engañosamente humanitario para muchos oídos; algunos han pasado por un lavado de cerebro tan radical como
para tragarse la tontería de que las relaciones homosexuales deberían disfrutar de los mismos derechos del matrimonio”.
Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015
la naturaleza, ubica a los autores del ius publicum eccle-
siasticum en la estela de la tradición escolástica que, por
ejemplo, concibió al matrimonio como un contrato natural
elevado sobrenaturalmente a sacramento(50).
En los últimos años, en el ámbito hispanoamericano,
Ariel Busso, profesor de Derecho Público Eclesiástico en
la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Católica
Argentina, ha afirmado rotundamente que “si la misma Igle-
sia perdiera conciencia de ser una sociedad jurídicamente
perfecta en el orden natural, autónoma y paritaria con res-
pecto al Estado, ella al interior de la sociedad civil no podría
ser tratada sino como una asociación cualquiera”(51). Un cla-
ro recordatorio de lo enseñado por León XIII en Libertas.
Pero entiendo que el principal aporte en esta materia ha
venido del profesor Gianfranco Ghirlanda, catedrático
de la Universidad Gregoriana y autoridad indiscutible en la
materia(52). Con agudeza, y destacando el elemento natural
subyacente a la noción de sociedad jurídica perfecta, seña-
la una importante debilidad doctrinal de los impugnadores
de la escuela romana, y que él denomina “apolinarismo
eclesiológico”, al ponderar que las críticas reseñadas, al
soslayar el aspecto humano y por lo tanto de derecho natu-
ral de la Iglesia, se asemejan al heresiarca Apolinar, quien
para defender la Divinidad de Nuestro Señor, terminó mu-
tilando su verdadera naturaleza humana. Así, “en una ecle-
siología cargada de apolinarismo, el elemento sacramen-
tal-visible se tendría que tomar en un sentido materialista
y perdería su significado natural intrínseco; al mismo tiem-
po, la realidad total de la Iglesia tendría una vida única-
mente divina. La Iglesia dejaría de ser el instrumento que
lleva la gracia a un contacto real con el hombre y sería un
fenómeno divino humanamente inaferrable”(53).
Sostiene Ghirlanda que algunos autores afirman que
el uso de esta noción refleja una eclesiología superada por
Vaticano II y que, por lo tanto, es tarea de los iuspublicistas
verificar si la negación de este concepto acarrea consigo la
negación de la realidad que expresa o si se trata de una mera
cuestión terminológica. Luego de analizar en detalle el de-
rrotero histórico de esta noción, centra su análisis en su re-
cepción magisterial, sosteniendo, por ejemplo, con relación
al Syllabus, que “si bien no parece que se pueda decir que
la Tesis 19 sea una definición dogmática, sin embargo, ella
debe ser por lo menos considerada como magisterio ordina-
rio autoritativo del Romano Pontífice al cual se debe prestar
religioso obsequio del entendimiento y de la voluntad”(54).
Agrega que las nociones de Iglesia utilizadas en Lumen
gentium no podrían mantenerse en pie si se negasen los
elementos propios de una sociedad jurídicamente perfecta,
postulando que la negación de la condición de sociedad per-
fecta de la Iglesia implica negar su sacramentalidad, o sea,
negar la asunción de la realidad humana en la acción divina.
En relación con lo apuntado, Ghirlanda insiste en que
minimizar los elementos naturales de la Iglesia “significa-
ría negar que en la base de una eclesiología hay una antro-
pología. Pertenece a la misma naturaleza humana organi-
zar las relaciones sociales por medio de leyes que, en su
conjunto, configuran las instituciones y, en consecuencia,
forman un ordenamiento jurídico. Negar que todo eso sea
parte constitutiva de la vida de la Iglesia equivaldría a ne-
gar su misma sacramentalidad, o sea, negar que la realidad
humana ha sido asumida por la realidad divina, con el fin
de que esa realidad humana, rescatada del pecado y lle-
vada a plenitud en su significado intrínseco, sea el instru-
mento visible mediante el cual actúa la gracia divina”(55).
Ghirlanda parece tener dudas en cuanto a la conve-
niencia de mantener la terminología de la escuela romana
(se inclina por la noción de “ordenamiento jurídico origi-
(50) Corecco, Eugenio - Rouco Varela, Antonio, Sacramento y
derecho: ¿Antinomia en la Iglesia?, págs. 37/43.
(51) Busso, Ariel, La Iglesia y la comunidad política, 2000, Educa,
pág. 200.
(52) Ghirlanda, Gianfranco, Sentido teológico..., cit., págs. 27/40
y Sociedad jurídica perfecta, en AA. VV., Diccionario General del Dere-
cho Canónico, vol. VII, págs. 379/386.
(53) Ghirlanda, Gianfranco, Sentido teológico..., cit., pág. 36.
(54) Ibídem, pág. 29.
(55) Ghirlanda, Gianfranco, Sociedad jurídica perfecta, cit., pág.
385.
“Homomonio” (3)
Gerard J. M. Van den Aardweg, Homosexualidad..., cit., pág. 181.
15
nario”), pero afirma sin hesitar que la Igle-
sia no puede dejar de lado todos los conte-
nidos que subyacen al concepto de socie-
dad jurídicamente perfecta, señalando que
a la fecha no hay otra noción que exprese
esos contenidos de manera tan adecuada
como la menospreciada societas juridice perfecta(56).
Por último, el autor da una seria advertencia: si la Igle-
sia abdicase de su condición de sociedad jurídicamente
perfecta, sus relaciones con el Estado “serían reguladas
únicamente en base al respeto del derecho de asociación,
pero entonces la Iglesia correría el riesgo de estar sujeta
plenamente a las leyes dictadas unilateralmente por el Es-
tado sobre asociaciones, con la pérdida por parte suya de
toda autonomía”(57).
Conclusiones
A la largo de esta exposición hemos sintetizado el ori-
gen y desarrollo de la noción de Iglesia como societas
perfecta, su anclaje en el derecho natural, la importancia
de la escuela romana del derecho público eclesiástico, su
consagración por parte del Magisterio Pontificio a partir
de la segunda mitad del siglo XIX y su silenciamiento lue-
go de la celebración del Vaticano II.
Del mismo modo, destacamos algunas reacciones a este
silencio y las graves implicancias doctrinales y prácticas
que acarrea para la Iglesia el abandono de la noción de so-
ciedad perfecta. Estas reacciones se han orientado princi-
palmente en aras de la garantía de la libertad de la Iglesia,
fundamentada ahora en la libertad religiosa, con todas las
debilidades que esto implica(58).
La mayoría de los cultores del derecho público ecle-
siástico con posterioridad al Concilio sentenciaron el fin
de la doctrina “romana” por considerarla inadecuada a la
época. Por detrás de estas críticas estimo que subyace la
tentación historicista que denunciara Juan Pablo II en
Fides et ratio: “Para comprender de manera correcta una
doctrina del pasado, es necesario considerarla en su con-
texto histórico y cultural. En cambio, la tesis fundamental
del historicismo consiste en establecer la verdad de una
filosofía sobre la base de su adecuación a un determina-
do período y a un determinado objetivo histórico. De este
modo, al menos implícitamente, se niega la validez peren-
ne de la verdad. Lo que era verdad en una época, sostiene
el historicista, puede no serlo ya en otra”(59).
Historicismo que socavó la necesaria unidad y conti-
nuidad doctrinal al imputar un valor meramente histórico
y, por lo tanto, contingente a los pronunciamientos magis-
teriales contestes y constantes durante más de un siglo, y
que nos ha sumido en una crisis que parece no tener fin.
Ha dicho con acierto Bernard Dumont: “En cuan-
to a la situación interna de la Iglesia, no escapa a nadie
que presenta muchos contrastes y humanamente hablando,
muchas debilidades. En tales condiciones, no es posible
seguir razonando como si el mundo no hubiera zozobrado
en una crisis importante y menos aún como si el optimis-
mo conciliar no hubiera sido juzgado por la historia como
un error de previsión cargado de consecuencias. Se nos
llama ahora, pues, a un nuevo razonamiento, un profundo
cambio de perspectiva intelectual y espiritual”(60).
La reasunción por parte de la doctrina de la noción de
sociedad perfecta no es, por cierto, la solución a los graves
problemas que enfrenta la Iglesia en relación con los Es-
tados, pero constituye un presupuesto mínimo necesario
para reflexionar sobre el porvenir de las relaciones entre la
Iglesia y la comunidad política, del que los juristas católi-
cos no pueden prescindir.
VOCES: DERECHO - FILOSOFÍA DEL DERECHO - CULTU-
RA - EDUCACIÓN
(56) Ibídem.
(57) Ghirlanda, Gianfranco, Sentido teológico..., cit., pág. 39.
(58) Cfr. Alvear Tellez, Julio, El eje principal. Aproximación po-
lítica a la Declaración Dignitatis Humanæ, en AA. VV., Iglesia y políti-
ca..., cit., págs. 53/74.
(59) AAS 91, 1999, pág. 73.
(60) Dumont, Bernard, Hitos para salir de una crisis, en AA. VV.,
Iglesia y política..., cit., pág. 323.
16 Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015
CURSOS. JORNADAS. CONFERENCIAS
Realizados
Segunda reunión de la Asociación Jurídica “Santo
Tomás de Aquino”
Durante los días 1 y 2 de noviembre de 2014 tuvo lugar
la segunda reunión anual de la Asociación Jurídica “Santo
Tomás de Aquino” en la sede de la Corporación de Abo-
gados Católicos de la Ciudad de Buenos Aires. Abrió la
reunión el Vicepresidente Primero de la Asociación, Prof.
Luis Roldán, con las palabras de bienvenida, resaltando
la importancia del encuentro en un momento adverso, en
el cual se destaca la sanción del nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación. Seguidamente, se dio paso a las
comunicaciones, leídas por Juan Bautista Fos, Emilio Har-
doy y Luis De Ruschi, sobre el arraigo, los delitos de le-
sa humanidad en la jurisprudencia de la Corte Suprema
de Justicia de la Nación y aspectos canónicos del Sínodo
sobre la familia, respectivamente. Después de las comuni-
caciones, Mons. Víctor Pinto celebró la Santa Misa según
la Forma Ordinaria del Rito Romano. Tras el almuerzo,
disertó Ricardo Bach de Chazal acerca del Anteproyecto
de Código Penal, centrándose en la cuestión del aborto y
el infanticidio, dando así comienzo a las conferencias ple-
narias de la reunión. Luego tuvo lugar la conferencia prin-
cipal, a cargo del Prof. Dr. Sergio Castaño, La fundamen-
tación teórico-antropológica del orden práctico, que logró
un interesante diálogo con la participación por parte de
calificados asistentes en torno al tema de la subalternación
de la ética y el derecho a la antropología y la metafísica.
Al día siguiente, el Prof. Roldán presentó el libro pós-
tumo de Carlos Alberto Sacheri, Orden social y esperanza
cristiana (Mendoza, Escipión, 2013), y el Prof. Dr. Héctor
Hernández dictó una conferencia sobre la ética profesional
del abogado, centrada en la ley de divorcio vincular.
Finalmente, el ordinario castrense emérito, S.E.R.
Mons. Antonio Baseotto, celebró la Santa Misa según la
Forma Extraordinaria del Rito Romano, y después de la
Misa los asistentes disfrutaron el almuerzo de cierre.
De este modo, continuando la labor iniciada un año an-
tes con la primera reunión, la Asociación reunió nueva-
mente a una serie de profesionales y estudiosos de diversos
lugares de la República Argentina interesados en la discu-
sión de temas jurídicos en el marco de la tradición del pen-
samiento clásico, bajo la guía de Santo Tomás de Aquino.
Cuando el lector tenga en su poder el DFD, ya se habrá
realizado la tercera reunión, los días 27 y 28 de junio.
VOCES: FILOSOFÍA DEL DERECHO - CULTURA - DERE-
CHO - IGLESIA CATÓLICA
(“Parece que la Argentina...”, viene de pág. 11)
“mapuches”, que no son originarios de la Patagonia hoy
sometida a la soberanía argentina. Veamos, en resumen.
Los pueblos originarios de Chile que vivían al sur del
río Maule y poblaban al oeste de la cordillera de los Andes
eran los picunches al norte del Bío Bío, los mapuches en
la Araucanía y los huilliches al sur del río Toltén.
Estos indígenas trasandinos sostuvieron variadas y per-
manentes guerras con nuestros pehuenches y tehuelches
(puelches, pampas y patagones), debido a su penetración
constante en las tierras de los segundos, que eran sus po-
bladores originarios y vivían al este de la cordillera.
Tras la batalla del paso de Choele Choel, a principios del
siglo XIX (1820), nuestros tehuelches septentrionales de la
zona de entre ríos sur (se llamaba así a la región entre los
ríos Colorado y Negro) y del río Negro, llamados genaken,
puelches o pampas serranos, vencidos por indios arribanos
o moluches (mapuches), que cruzaron la cordillera apoya-
dos por milicias patriotas chilenas (que portaban incluso
Homenaje a Aníbal D’Angelo Rodríguez (1), fallecido el 21 de febrero de 2015. Mayo del 68
[Esta fue ] “una última pirotecnia del espíritu iluminista antes de entrar en quiebra. Entre los graffiti de la Sorbona –la obra intelectual más significativa de la revolución estu-
diantil– había uno que fundaba todo un modo de ver el mundo: ‘la libertad comienza con una prohibición: prohibido prohibir’. ¿Se ha visto jamás una consigna más estúpida?”.
Aníbal D’Angelo Rodríguez, Hilaire Belloc. Su mundo y su obra, setenta y cinco años después, estudio preliminar a Sobrevivientes y recién llegados.
NOTICIAS
Jornadas de “política y fe” en Villa María
Tuvieron lugar los días 22 y 23 de agosto de 2014 en
Villa María, en la sede de la Universidad Católica de Salta
(UCASAL). La conferencia inaugural estuvo a cargo de
Carlos Daniel Lasa. El obispo Samuel Jofré se refirió a
los “principios que no pueden ser puestos en juego por
un hombre de fe cristiana que intervenga en política”. El
doctor Mario Meneghini habló sobre los dilemas que se
le presentan a un cristiano que participa en política. Final-
mente, dos políticos cristianos de Córdoba, los doctores
Sebastián García Díaz y Aurelio García Elorrio, se refirie-
ron a sus propias experiencias.
VOCES: FILOSOFÍA DEL DERECHO - CULTURA - DERE-
CHO - IGLESIA CATÓLICA
Anunciados
XL Semana Tomista. Congreso Internacional: Per-
sona y diálogo interdisciplinar
“El hombre, horizonte y confín de la creación” (Tomás
de Aquino, Super Sent. Lib. 3, pr.) puede ser estudiado
desde diversos enfoques epistemológicos. Este diálogo
interdisciplinar “abre nuevos horizontes al pensamiento
y amplía las posibilidades de la razón” (Francisco, Ex-
hortación apostólica Evangelii gaudium, §242). Además,
teniendo presente que “la persona significa lo más per-
fecto que hay en toda la naturaleza” (Tomás de Aquino,
S. T., I, q. 29, a. 3, c.), proponemos un espacio de diálogo
académico en torno al hombre como ser personal, “ámbito
privilegiado para el encuentro con el ser” (Juan Pablo II,
Encíclica Fides et ratio, §83), desde una perspectiva que
integra los saberes.
Lugar y fecha: Buenos Aires, 7 al 11 de septiembre
de 2015. Facultad de Filosofía y Letras. Edif. San Alberto
Magno, UCA-Puerto Madero, Auditorio Monseñor Octa-
vio Nicolás Derisi.
Horario de sesiones: de 16 a 20.30 hs.
Programa: aparecerá después del 3-8-15 (a disposición
en la sede o vía e-mail).
Participación en la semana: Se puede participar como
oyente o miembro activo. En este último caso, se abonará
el arancel de inscripción.
Informes: Teléfono 54-11-4338-0680. Fax: 54-11-
4338-0791. E-mail: sociedadtomista1948@gmail.com.
Más información: http://www.sta.org.arh.
VOCES: FILOSOFÍA DEL DERECHO - CULTURA - IGLESIA
CATÓLICA
un pequeño cañón), debieron renunciar a sus tierras, con-
quistadas así por indios trasandinos, retrocediendo para ins-
talarse al sur del Negro o en la provincia de Buenos Aires.
Los vorogas (mapuches chilenos de la zona de Cautín),
a partir de la guerra a muerte en Chile (1818-1824), donde
lucharon a favor de Fernando VII, vencidos, huyeron a la
Argentina junto con los hermanos Pincheira y sus guerri-
lleros realistas. Tras malonear primeramente en el sur de
Mendoza, San Luis, Córdoba, Santa Fe y oeste de Buenos
Aires, luego ocuparon con el apoyo de los pincheira y sus
soldados las tierras de nuestros pobladores originarios, a
los que vencieron y persiguieron.
Estos comentarios tienden a demostrar –por ejemplo–la
sinrazón de los reclamos mapuches a tierras de nuestros
parques nacionales Lanín y Nahuel Huapi, de las que no
solamente “no fueron pobladores originarios” sino que ja-
más poblaron hasta después de la Campaña del Desierto.
Sí es verdad, en cambio, que los mapuches ocuparon
regiones de nuestro llamado desierto por la fuerza de sus
lanzas en el siglo XIX, a partir de la “guerra a muerte en
Los viejos y los nuevos enemigos de la Iglesia Católica, trad. Carlos Domínguez, Buenos Aires, Pórtico, 2004, pág. 76.
“Del buen gobierno y el liderazgo político. Dirigen-
tes para la Argentina”
El Instituto de Filosofía Práctica realiza un Ciclo de
Conferencias sobre ese tema para el año 2015. Diserta-
rán Gerardo Palacios Hardy (Política e ideología. El
deber de eficacia); Carlos Arnossi (Subsidiariedad, Es-
tado, federalismo y grupos infrapolíticos), Pablo Garat
(Política acerca de la población), Luis M. Bandieri (El
buen gobierno y las relaciones internacionales), Enrique
Molina Pico (El buen gobierno y las relaciones inter-
nacionales), Miguel Ayuso (El Estado como sujeto in-
moral), Ludovico Videla (El buen gobierno, la econo-
mía y el trabajo), Jorge Vanossi (El buen gobierno y la
función judicial), Fernando Romero Moreno (El buen
gobierno, la cultura y la educación), Juan Rego (El buen
gobierno y la salud). Las conferencias se dictarán a las
19 hs en la sede de Viamonte 1596, 1º piso, CABA. Tel:
43713315. El programa del curso puede obtenerse en in-
fip@fibertel.com.ar.
VOCES: FILOSOFÍA DEL DERECHO - CULTURA - IGLESIA
CATÓLICA
Universidad Católica de La Plata Seminario de
Epistemología
Desde el miércoles 8 de abril, en el aula San Ambrosio
de Milán de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
de la UCALP se dicta el Seminario de Epistemología “La
epistemología clásica”, a cargo de los profesores Dr. Félix
Adolfo Lamas, Dr. Julio Lalanne y Abog. Gastón Franze-
ro. Los distintos encuentros, organizados por la Secretaría
de Investigación de la UCALP y con el apoyo del De-
partamento de Filosofía, tendrán como objetivo “Consi-
derar el marco epistémico adoptado por la planificación
curricular de la universidad y su inserción en la tradición
clásica”; “Fijar el marco orientativo más general de las in-
vestigaciones particulares e institucionales de la UCALP”;
“Prestar apoyo en orden a la investigación para todas la
unidades académicas e institutos de la UCALP” y “Resu-
mir las tesis centrales del realismo epistémico”. Entre los
contenidos a tratar se encuentran: I. Teoría de la experien-
cia. Concepto, modos y divisiones. II. Concepto análogo
de “saber”. Los cinco modos de saber según Aristóteles.
La especificación por el objeto. III. Técnica. IV. Prudencia
y sus divisiones. El discurso deliberativo, dialéctica y re-
tórica. V. La ciencia. Concepto, propiedades y divisiones.
Breve comparación entre la concepción clásica de la cien-
cia y la moderna. VI. Los principios y su inducción. VII.
Chile”, exterminando o persiguiendo a nuestros naturales,
sus primitivos ocupantes, valiéndose al principio muchas
veces del apoyo de milicianos chilenos o de guerrilleros
realistas de los pincheira.
Pero las tierras que ocuparon por la fuerza de sus lanzas
las abandonaron pocos años más tarde, durante la Campa-
ña del Desierto del general Julio Argentino Roca.
Los mapuches que hoy habitan en Neuquén llegaron
mayoritariamente después de 1885, cuando fueron cru-
zando pacíficamente la cordillera, procedentes de Chile,
donde solo tenían en el Arauco usufructo de pequeños mi-
nifundios que con el correr del tiempo les resultaron insu-
ficientes para cubrir sus necesidades.
Pero este asentamiento no les acuerda el derecho a sus
reclamos como pueblo originario, que no lo son ni lo fue-
ron como absurdamente pretenden.
VOCES: DERECHO - FILOSOFÍA DEL DERECHO - CULTU-
RA - EDUCACIÓN
Fuente: Roberto E. Porcel - Academia Argentina de la Historia.

Widow, Juan Antonio, La Libertad y sus servidumbres, Santiago de
Chile, Centro de Estudios Tomistas, Ril editores, 2014, 622 páginas.
El tercer libro
La tarea de “recensor” de todos los libros de Juan Antonio
Widow ha transcurrido bastante tranquila. El hombre, animal
político. Orden social, principios e ideologías (1984, varias
ediciones más) es un excelente libro (reseña en Ethos, Bue-
nos Aires, nros. 12/13, 1984/1985). Sobre todo en el manejo
del tema de la relación de un hombre con otro y el “uso” del
prójimo, y la doctrina del bien común, punto central si los hay.
Ya entonces el maestro chileno exponía que si al hombre se
lo considera como un absoluto y a la libertad como principio
primero del orden social, inevitablemente se cae en el servirse
uno del otro como de una cosa, lo que corrompe a la socie-
dad (pág. 124). Porque “la libertad como principio” tiende
a ser “mi libertad como principio”. A su Curso de Metafísica
(2012), que no pretendía originalidad alguna pero exponiendo
didácticamente a Aristóteles y Santo Tomás no le faltaba nada,
di cuenta en DFD, nro. 25, 8-V-2013. Este es el tercero que
recensiono y el tercero del autor.
Empezar por el final
Hace años que, en sus visitas a la Argentina, lo veíamos
hurgar en el Instituto de Filosofía Práctica en la bibliografía
sobre la libertad. Y en el Prólogo nos enteramos que la cosa se
fue gestando con distintas investigaciones y trabajos parciales,
en forma de conferencias y artículos (Prólogo, pág. 15).
Quise empezar ordenado la lectura, paso a paso, pero no
aguanté y me fui a ver cómo termina: excelente, original, dis-
creto, magnífico el final sobre la libertad en el Concilio Vatica-
no II. ¿Se dijo y se redijo hasta el cansancio, para recusar reac-
ciones, que la declaración conciliar sobre libertad religiosa era
eso, una declaración? ¿Se dijo o no se dijo y se escribió que no
se cambiaba la doctrina tradicional? - Es obvio decir, entonces,
que la declaración es eso y que se mantiene la doctrina. La
doctrina católica esencial hay que encontrarla en Pío XII y los
pontífices anteriores (pág. 604).
La tesis
La tesis del libro y su doctrina más repetida es que la liber-
tad es para un fin. Entonces, su entidad y valor está en función
del fin y de su bondad. Si no se persigue un fin valioso, la
libertad es moralmente mala. Hacer lo que se me da la gana no
parece una postura inteligente de buen uso de la libertad, que
es acto de la voluntad basado en la inteligencia. La exaltación
(“Seminario de...”, viene de pág. 16)
La metafísica. La teología. VIII. El orden de los saberes.
Subordinación y subalternación de saberes.
VOCES: FILOSOFÍA DEL DERECHO - CULTURA - IGLESIA
CATÓLICA - EDUCACIÓN
Facultad de Filosofía del Centro de Estudios de
­Filosofía y Teología de la Orden de Predicadores
Seminario de posgrado sobre “La teoría política de la
escuela dominicana: desde Alberto Magno hasta Francisco
de Vitoria”, a cargo del Dr. Francisco Bertelloni. La pro-
puesta está destinada a profesionales con título de grado
del área de humanidades y afines, y será acreditable como
Seminario de Doctorado, así como también de la futura
carrera de Especialización en Pensamiento Medieval y
Dominicano (en trámite).
Se dictará en la sede de la Facultad los miércoles de 18
a 21 hs, desde el 6 de mayo al 8 de julio inclusive. www.
unsta.edu.ar/curso-de-posgrado-2/.
VOCES: FILOSOFÍA DEL DERECHO - CULTURA - IGLESIA
CATÓLICA - EDUCACIÓN
Homenaje a Aníbal D’Angelo Rodríguez (2): Mayo del 68 (2)
(Viene de zócalo anterior) “...¿Se habrá escrito jamás una necedad tan notoria? Porque es la negación misma de la convivencia, que es coordinación de voluntades divergentes y
que exige prohibir ciertas cosas y premiar otras”...
Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015
BIBLIOGRÁFICAS
de la pura libertad, por ejemplo de pensamiento, es como un
nadador que quiere nadar sin líquido. La inteligencia se ali-
menta, así como el nadador no puede nadar si no hay agua que
lo sostenga, de cosas… de fines…
El centro de gravedad del libro y de la historia
El libro consta de la Introducción, 23 capítulos y una con-
clusión; está destinado a sus amigos Patricio H. Randle y
Mirko Skarica. Admirablemente escrito e impreso, casi no hay
errores de tipeado.
Después de ver “cómo termina” fui al medio del libro, a los
autores que resultan más caros a la filosofía político-jurídica:
los contractualistas, por ejemplo Hobbes, Locke, Rousseau,
Kant, bien sintetizados en las págs. 289-400. Después viene
el cap. XVI (“La libertad de les Philosophes”, que empieza en
la pág. 401). Pero todo lo posterior a Lutero gravitaba hacia el
creador del protestantismo y había que ir hacia atrás, y todo
lo anterior me empujaba a la “libertad moderna” en que lucía
este autor. Forjé la idea de que el centro del libro, y quizá de la
historia del tema de la libertad, está en el autor alemán (cap.
VIII, págs. 201-237, “Del libre albedrío esclavo a la libertad
del cristiano”). Allí Widow alcanza la excelencia, no solo ex-
poniendo al Protestador, sino detectando los elementos per-
sonales que influyen en las doctrinas, al extremo de encontrar
indicios de sus posiciones filosófico-teológicas y personales en
sucesivos retratos pintados hace siglos con su figura. Al ser
llamado por teléfono, Juan Antonio asintió a que el centro del
tema de la libertad en la historia y en el libro estaban donde
decimos: Lutero.
Él cuenta esta historia de la filosofía centrada en la liber-
tad no como una mera historia de ideas por las que pasaron
hombres, sino como hombres que las fueron elaborando, re-
cibiendo, influenciándose e influenciando, con su cabeza y
su corazón y sus circunstancias, motivados no siempre por
razones estrictamente cognitivas o ideológicas. “He incluído al-
gunos pormenores biográficos de varios de los autores tratados,
con la convicción de que el filósofo es un hombre de carne y
hueso, con debilidades y pecados –o heroísmos– que cierta-
mente influyen en su vida intelectual” (Prólogo, págs. 15-16).
Él también asume que “no somos abstracciones incapaces de
apasionarse” (pág. 16) y no le saca el cuerpo a “tomar parti-
do”, denunciando desde el vamos su compromiso con algunos
autores. Pero nos convence de que las suyas son posiciones
filosóficamente fundadas. En esa conversación telefónica, mi
entrevistado lanzó una perla que, lamentablemente, no puedo
explorar. “Para exponer a Lutero me basé en un personaje…”;
Centro de Formación Permanente San Roberto
­Bellarmino
Curso semestral de conferencias. Programa: Sábado 11
de abril a las 11 hs.“Islas Georgias: derechos argentinos”,
por Prof. Alfio A. Pluglisi. Sábado 18 de abril a las 11
hs. “La misión del intelectual católico, hoy”, por el Dr.
Alfredo Sáenz S.J. Sábado 25 de abril a las 11 hs. “La
celeste jerarquía como modelo de la sociedad humana”,
por el Dr. Rafael Breide Obeid. Sábado 9 de mayo a las
11 hs. “María en la nueva evangelización”, por el P. José
Ignacio Ferro Terrén. Sábado 16 de mayo a las 11 hs. “Un
pensador olvidado, Máximo Etchecopar”, por el Dr. Ho-
racio Sánchez de Loria Parodi. Sábado 30 de mayo a las
11hs. “Equidad en medicina y nueva aparatología”, por
el Dr. Emilio Henry. Sábado 6 de junio a las 11 hs. “Eu-
caristía: sacrificio, presencia y comunión”, por el Mons.
Dr. Carlos Guillot. Sábado 13 de junio a las 11 hs. “La
gestión del conocimiento a nivel nacional y mundial”, por
el Dr. Javier Villanueva. Sábado 26 de junio a las 11 hs.
“Evangelización de la cultura”, por el Dr. Gerardo Pala-
cios Hardy.
VOCES: FILOSOFÍA DEL DERECHO - CULTURA - IGLESIA
CATÓLICA - EDUCACIÓN
Aníbal D’Angelo Rodríguez, Hilaire Belloc. Su mundo y su obra..., pág. 76.
17
evidentemente un paisano suyo chileno que allá conocen. Es-
to nos demuestra la fecundidad del método de la “analogía
humana” para encontrar nuevas luces en el pensamiento, y el
método realista de pensar, aun en esta historia de la filosofía
en torno al tema de la libertad, en hombres con carnes y con
huesos.
Lo nuclear de Lutero
El Reformador niega el libre albedrío. Porque afirma la po-
tencia de Dios, y no concibe una potencia de Dios que haga
una criatura libre. Preocupado –elemento psicológico– por su
salvación, sostiene que el hombre adquiere en la fe, que es
un sentimiento, la seguridad de ella. La libertad del cristiano,
es, entonces, la de alguien no sometido a nadie, ni siquiera a
una ley de Dios. Claro está que el asunto estaba preparado por
Ockham (pág. 152).
“Psicología” de la historia del pensamiento y algunos equívo-
cos o paradojas
Aquella virtud “biográfica” que antes pusimos, puede ser
explicada en muchos pasajes. Así, exponiendo a Orígenes, nos
previene: “al tratar este problema” (tanto el de la relación de
la libertad humana con la omnipotencia divina como de la
insuficiencia de aquélla para alcanzar la gracia y las promesas
de Cristo, pág. 55), “siempre ha estado presente el riesgo de
que la argumentación intente salvar a uno de los extremos,
la omnipotencia y la presciencia divinas o la libertad de la
criatura, lo cual irremediablemente resultará en el desmedro
del otro: la infinitud de Dios se ha encontrado así con el con-
trasentido de tener un límite, o la voluntad creada ha visto su
libertad disminuida hasta convertirse en mera ficción” (págs.
57-58). “Es la escuela franciscana la que se va a considerar
a sí misma, ya avanzado el siglo XIII, como depositaria de la
tradición doctrinal católica, a la cual se la identifica a su vez
con lo enseñado principalmente por San Agustín. Por esto, es
la escuela más proclive a asumir posiciones excluyentes, con-
denatorias de las posiciones contrarias”. De donde proviene su
tendencia a ver sus tesis como identificadas con la doctrina
católica y a la vez impugnar a las tesis opuestas como contra-
rias a ella.
De haberse tenido esto en cuenta, se habrían ahorrado mu-
chos males incluso políticos a Occidente, porque de una omni-
potencia de Dios (afirmada por los franciscanos piadosamente)
pero que curiosamente destruiría las esencias (afirmadas por
los neoaristotélicos griegos) vino el positivismo jurídico que
negó el derecho natural y sus garantías. Pero “los errores de los
Centro de Estudios Anacleto González Flores. Ciclo de
conferencias 2015. Los grandes misterios cristianos
y sus consecuencias en el orden personal y social
Ciclo de conferencias a cargo del P. Alfredo Sáenz SJ y
el Dr. Rafael Breide Obeid. Programa: Miércoles 8 de abril,
“La Trinidad y Dios creador. Fiat lux”, “Dios trascendente.
Persona humana. Creaturidad y realidad”. Miércoles 13 de
mayo, “La Anunciación. El fiat mariano y la encarnación
del Verbo”, “Las consecuencias en el espacio, en el tiempo
y en el hombre”. Miércoles 10 de junio, “La Navidad y la
Epifanía”, “Catolicismo y Cristiandad frente al Imperio Ido-
látrico Universal”. Miércoles 12 de agosto, “Pasión y des-
censo a los infiernos”, “Redención por la Cruz y el sacrifi-
cio contra el mesianismo azul”. Miércoles 9 de septiembre:
“Resurrección y Ascensión”, “Transfiguración del cosmos
contra el gnosticismo e iluminismo idealista”. Miércoles 14
de octubre: “Pentecostés y Asunción de María”, “El miste-
rio de la Iglesia contra la Babel mundialista”. Miércoles 11
de noviembre: “Juicio Final. Los novísimos”, “La Jerusalén
Celeste y las falsas escatologías”. De 19 a 21 hs. en el Cole-
gio San Pablo, Pacheco de Melo 2300, CABA.
Consultas: fundaciongladius@fibertel.com.ar.
VOCES: FILOSOFÍA DEL DERECHO - CULTURA - IGLESIA
CATÓLICA - EDUCACIÓN
 18 Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015
averroístas no suponían por necesidad la verdad de las posicio-
nes franciscanas” (pág. 96).
Aforismos de un clásico
Esta comprensión de las doctrinas pero también de la psi-
cología de los personajes, hacen del libro un reservorio nota-
ble de aforismos, es decir de verdades sintéticas clásicas, que
iluminan infinidad de situaciones que van más allá del objeto
para el cual se formularon. Ejemplo con Rousseau: “Cuando
propone las condiciones para una paz perpetua, produce la
impresión de ser uno de esos genios capaces de solucionar
cualquier problema, a condición de no atarse a las exigencias
impuestas por la realidad” (pág. 385).
El polo opuesto a la verdadera concepción de la libertad la
entiende “como autonomía absoluta e independencia del indi-
viduo”. Lo dice en la pág. 328, y cierra con la exposición de
Locke, al que ve como “la secularización de la idea luterana de
la libertad del cristiano”, lo cual lleva a “la completa seculari-
zación de la sociedad y de la vida de los hombres” (pág. 328).
Consecuencias políticas
En la Aufklärung y en Les Lumières, el principio es la liber-
tad de pensamiento, y lo que según ellas hay que excluir, como
causa de esclavitud, es la superstición, es decir, la religión”
(pág. 393). Les Lumières son más agresivas y “se enfrentan a
la Iglesia Católica, que por sus dogmas y sus ritos es, desde el
punto de vista ilustrado, más digna de odio que la confesión
luterana o calvinista. Las acciones de les philosophes contra
el catolicismo y, más concretamente, contra la Iglesia, no son
solo diatribas, como las de Voltaire, sino algo más contunden-
te, como fueron las persecuciones que se realizaron a partir de
1789 y que sin ninguna duda tuvieron su fuente de inspiración
y sus estímulos en la literatura de Las Luces. En todo caso, y
desde antes de la Revolución, tiene primacía el insulto sobre el
razonamiento” (pág. 393).
Lo esencial de la libertad concebida según las ideas que
parecen hegemónicas en la filosofía moderna es la de la liber-
tad como “liberación de”… esto es la libertad como absoluta
“autonomía”. “El hombre no puede ser legislado, solo puede
ser legislador” (Kant, pág. 383, que erige su sistema político
en base a una libertad que solo es un supuesto, pág. 382).
Pero de una libertad de cada individuo así entendida (li-
beralismo), o de un conjunto de individuos (socialismo), que
no respeta a Dios o que entiende al hombre como un dios, no
surge el respeto de la dignidad del hombre. Lo que da mucha
tela para cortar en el orden político-jurídico.
En definitiva, estamos ante una colosal historia del pensa-
miento occidental (filosófica, teológica, política) en torno al de-
cisivo tema central de la libertad, totalmente tomista y absolu-
tamente sobria, en que el autor exhibe su convicción de fondo
con naturalidad, sin las caricaturas ni las condenas a diestra y
siniestra al uso, buscando la lógica que llevan en sí las ideas,
y explicando con psicología vívida el decurso de los cambios y
choques de pensamiento con sus matices.
Héctor H. Hernández
VOCES: FILOSOFÍA DEL DERECHO - CULTURA - IGLESIA
CATÓLICA - EDUCACIÓN
Segovia, Juan Fernando, La ley natural en la telaraña de la razón.
Ética, derecho y política en John Locke, Madrid, Marcial Pons, 2014,
247 páginas.
El profesor Juan Fernando Segovia es Doctor en Ciencias
Jurídicas y Sociales por la Universidad de Mendoza y Doctor
en Historia por la Universidad Nacional de Cuyo, investigador
Independiente del CONICET y profesor titular de la Cátedra de
Historia de las Ideas Políticas en la Facultad de Ciencias Jurí-
dicas y Sociales de la Universidad de Mendoza. Se ha dedicado
por más de treinta años a los estudios sobre las ideas políticas,
la historia del derecho y el derecho constitucional. Nos trae en
este nuevo libro su reflexión sobre uno de los pensadores de la
modernidad de los cuales más se ha escrito, y que a juicio del
autor es clave a la hora de explicar el paso del iusnaturalismo
tradicional al moderno: John Locke (1632-1704).
Homenaje a Aníbal D’Angelo Rodríguez (3). Mayo del 68 (3)
“...[‘Prohibido prohibir’] Será el fundamento de toda una actitud del hombre occidental y se basa en una consideración prometeica del destino humano y en sentirse una copia de
Dios que, en esta perspectiva, es visto como el único que hace lo que quiere, sin que nadie le prohíba nada. Claro que el resultado será no una copia de Dios, sino su caricatura”.
En esta obra, Segovia se propone dilucidar qué entiende
Locke por ley natural, en el contexto de su obra y en relación
con la anterior tradición escolástica católica y con el naciente
iusnaturalismo racionalista. Para tal fin analiza los distintos
textos de Locke que se refieren a la ley de la naturaleza y
los pone en consonancia o disonancia con las doctrinas de su
época, para luego revisarlos a la luz del pensamiento de Santo
Tomás de Aquino, máximo exponente de la doctrina tradicional
de la ley natural.
Es un libro denso, por su profundidad y erudición, para cuya
lectura el lector deberá prepararse a fin de internarse en un es-
tudio minucioso del pensamiento de este adalid del racionalis-
mo sobre la ley natural. Contrasta la lógica del Dr. Segovia y la
fuerza de sus argumentos con las constantes contradicciones
de Locke acerca de la ley natural, no solamente al comparar
las opiniones de este último en sus distintas obras (Questions
Concerning the Law of Nature, An Essay Concerning Human
Understanding, Two Treatises of Government, etc.), sino inclu-
sive en un mismo texto.
En este sentido, al leer este trabajo del profesor Segovia
surgen innumerables interrogantes sin respuestas, que van
apareciendo a través de la telaraña, llena de contradicciones,
tejida por el padre del liberalismo. Destacamos algunas a título
ejemplificativo, a saber: si para Locke la ley natural ha sido im-
plantada en nuestros corazones por Dios, o por el contrario el
hombre es una tabula rasa que solamente por medio de su pro-
pia investigación racional puede ir descubriendo los principios
de la ley natural. Respecto del tema de la violación de la ley
natural, Segovia se pregunta si las sanciones son, como sostie-
ne Locke en las Cuestiones, de naturaleza eterna o intemporal
o por el contrario humana (intramundana); o si, como afirma
en el Ensayo sobre el entendimiento humano, se aplicaría una
sanción humana: la ley de la moda que consiste en el repudio
social y el deshonor que lleva consigo; o si es, como concreta
en el Segundo Tratado, una sanción también humana pero más
efectiva, en la que cada hombre está dotado del derecho na-
tural de juzgar y condenar por sus propios medios al infractor
de la ley natural. Tampoco queda claro si la propiedad privada
está o no fundamentada en la ley natural, ya que tanto lo afir-
ma como lo niega. Podríamos seguir con los interrogantes, pero
dejamos el resto para que el lector mismo los descubra.
Como contrapartida a tantos interrogantes, surgen del texto
reseñado varias certezas; entre las principales, resaltamos dos:
la primera es que con Locke se ha producido un quiebre funda-
mental entre el concepto de ley natural de la tradición católica
y el que Locke nos trae. Y la segunda, íntimamente relacionada
con aquella, es que queda claro que hay una incompatibilidad
absoluta entre ambas tradiciones, que no puede ser saldada
por algunas referencias a la escolástica. El planteo lockeano
parte de un nuevo modelo: racionalista, nominalista, volunta-
rista, individualista, empirista, hedonista, subjetivista y rela-
tivista que no admite conciliación alguna con el pensamiento
católico.
Creemos que estamos ante una obra sólidamente pensada,
estructurada y realizada, que con una lógica realista y una
minuciosidad propia de un avezado investigador va diseccio-
nando página a página los distintos aspectos del pensamiento
de Locke sobre la ley natural, en el cual va poniendo negro
sobre blanco cada una de las afirmaciones del pensador inglés,
y demostrando sus contradicciones a partir de sus propias pa-
labras.
Patricio J. López Díaz-Valentín
Mendoza
VOCES: DERECHO - FILOSOFÍA DEL DERECHO - CULTU-
RA - IGLESIA CATÓLICA - EDUCACIÓN
Dos obras de Camilo Tale
Tale, Camilo, Razones para afirmar que existe un derecho natural, Cór-
doba, Ediciones Trejo y Sanabria, 2011, 23 páginas.
El presente trabajo de Camilo Tale es uno más de la inte-
resante serie de opúsculos editados por Trejo y Sanabria en el
cual, en poco más de 20 páginas, se aboca a los fundamentos
racionales del derecho natural. Más precisamente, el iusfilóso-
Aníbal D’Angelo Rodríguez, Hilaire Belloc. Su mundo y su obra..., cit., pág. 76.
fo cordobés intentará explicar si el llamado derecho natural se
encuentra fundado en la naturaleza racional del hombre, o si
se trata de un antojo dogmático o de una idea apriorística.
El autor responderá dicha cuestión por medio de diez apar-
tados; los primeros tres resultan ser los más importantes, pues-
to que en ellos el Prof. Tale explica cuáles son propiamente los
fundamentos racionales que exigen la existencia del derecho
natural, mientras que en los siete apartados restantes se ocupa
de los argumentos de conveniencia que explican y sugieren la
necesidad de un derecho anterior al derecho positivo.
En el primer apartado, el iusfilósofo de la Docta demues-
tra la existencia de un derecho natural a partir de la prueba
que se deduce de los fines del hombre, y lo hace de un modo
sumamente ordenado, exponiendo premisas (el hombre por na-
turaleza posee fines propios, y para alcanzarlos debe procurar
una serie de bienes materiales y espirituales), un razonamiento
(la consecución de dichos bienes supera la capacidad de cada
individuo, por lo que espontáneamente los hombres se agrupan
en sociedad; pero, sin embargo, es evidente que en la vida
comunitaria hay conductas que deben impedirse y otras que
hay que promover a fin de que cada persona pueda asegurarse
los bienes exigidos por la naturaleza), y una conclusión final en
la que sostiene que necesariamente deben prohibirse ciertas
clases de conductas dañosas, así como también deben obrarse
ciertas conductas que “son imprescindibles para que las perso-
nas alcancen sus fines naturales, los cuales son la razón de ser
de la comunidad política que se constituye entre los hombres.
Por lo expuesto, hay un ordenamiento necesario de la conducta
humana, un derecho válido en sí mismo (que contiene la prohi-
bición de matar, de defraudar los contratos, de abandonar a los
hijos, etc.) y esto es lo que se llama derecho natural” (pág. 4).
Además, Tale aclara que para demostrarlo bastaría, respecto de
una sola conducta determinada para que ella sea necesaria en
sí misma, ya que alcanza que “exista una norma de derecho
natural para que exista derecho natural”.
En el segundo apartado, el autor demuestra por reducción
al absurdo la imposibilidad de que exista un derecho interna-
cional si no se admite un derecho natural. Aquí presenta la
misma estructura lógica que en la fundamentación anterior:
la premisa afirma que existe un “derecho internacional” que
vincula a los Estados entre sí.
Mientras, el razonamiento asevera que en el ámbito inter-
nacional no hay un legislador universal que prescriba el com-
portamiento de todos los Estados en sus mutuas relaciones.
Pero, entonces, ¿de dónde proviene el derecho internacional
si no proviene de un acto legislativo? Sucede que si preten-
diésemos fundar el derecho internacional exclusivamente en
los tratados y pactos que los Estados establecen entre sí, nos
encontraríamos con que gran parte de los derechos y deberes
no han sido materia de ningún acuerdo. Además, si bien du-
rante los últimos dos siglos se han celebrado muchos tratados
que regulan gran cantidad de asuntos, sabemos que en cen-
turias anteriores esto no fue así; por tanto, podríamos cues-
tionar: ¿en los siglos pasados no hubo derecho internacional?
Pero ocurre que siempre existió tal ordenamiento, aunque a
menudo muchos gobernantes no lo aplicaran, pese a recono-
cerlo. También podemos formular la siguiente pregunta: ¿qué
sucedería con aquellos Estados que no suscribiesen a deter-
minados tratados? ¿Tiene un Estado derecho a hacer lo que
le plazca en todo aquello respecto de lo cual no haya firmado
nada? Ciertamente que esto no parece ser sensato. Por tanto,
podemos decir que “hay normas jurídicas que vinculan a las
comunidades políticas, que no provienen de las leyes ni de
las convenciones” (pág. 5). Por último, si se concediese que
los deberes de los Estados se fundasen exclusivamente en el
deber general de cumplir los tratados que han celebrado entre
sí, y se reconociese “solo aquello que se encuentra acorda-
do en los tratados, todavía quedaría por resolver la siguiente
cuestión: ¿por qué los tratados obligan a los Estados que los
suscriben? La única respuesta posible es que hay una norma
jurídica anterior a los tratados, que prescribe: deben cumplirse
los tratados” (pág. 6).
Como conclusión, se debe admitir que la negación del dere-
cho natural conduce inevitablemente a la negación del derecho
internacional, puesto que, al eliminar al primero, no hay forma
de explicar la obligatoriedad del segundo.

El autor, en el tercer apartado, prueba –también por reduc-
ción al absurdo– la imposibilidad de fundar la obligatoriedad
del derecho positivo si no se admite un derecho natural. Como
se sabe, una de las características del derecho positivo es su
obligatoriedad: sus preceptos, como regla general, son obliga-
torios (salvo el caso de las leyes injustas, por supuesto). Pero
es necesario preguntarse por qué son obligatorias las normas
del derecho positivo. Y precisamente la respuesta la encontra-
mos en el derecho natural, es decir, que el derecho natural es
apto para fundar la obligatoriedad del derecho positivo, lo que
puede hacer de dos maneras:
a) Ya sea porque el derecho natural, en muchos casos,
provee de contenido a ciertas normas jurídicas (como cuan-
do prohíbe matar a otro ser humano, o cuando manda a los
padres a cuidar y educar a sus hijos). En este caso, la obli-
gatoriedad de esas leyes positivas es, en realidad, la obliga-
toriedad de la norma de derecho natural que la ley positiva
reconoce y expresa.
b) Ya sea porque las normas de derecho positivo son obli-
gatorias, en virtud de una norma de derecho natural que dice
que “deben obedecerse las leyes establecidas por la autoridad
de la comunidad política en el ámbito de su jurisdicción y en
aquellas cosas que son de su competencia” (pág. 7). Dicha
norma de orden natural –como ya se dijo– surge a partir del
siguiente razonamiento: es necesario que el hombre viva en
una comunidad política (premisa); para que esta pueda darse,
se requiere una autoridad que coordine las actividades de sus
miembros, delimitando lo que está permitido y lo que está
prohibido. Lo cual debe ser determinado por dicha autoridad
mediante normas; estas, si son obedecidas, pueden cumplir
el fin para el que fueron establecidas. Por tanto, las reglas del
derecho positivo son obligatorias (conclusión).
Lo dicho hasta aquí lleva al investigador cordobés a afir-
mar que “cualquier otro intento de justificar la obligatoriedad
del derecho positivo, fuera del derecho natural, ha conducido
al fracaso” (pág. 7). Esto puede verificarse sin problemas en
aquellos que, en vano, han tratado de fundar dicha obligato-
riedad en una norma positiva de rango superior, hasta llegar
a la Constitución como fuente de toda obligatoriedad, pero
sin llegar a resolver por qué obligan las normas constituciona-
les, de modo que el asunto queda sin resolverse mientras la
solución sea buscada dentro del mero ordenamiento jurídico
positivo. Por otra parte, hay quienes para poder responder de
dónde saca su fuerza obligatoria la ley positiva han sostenido
que “el derecho positivo obliga por el simple hecho de ser
impuesto por un poder superior al poder de los individuos a
quienes están dirigidos los preceptos” (pág. 8). Sin embargo,
no resuelven el problema, puesto que con ello no se explica
por qué el derecho positivo “obliga” a las personas, sino que
solamente se dice que sus normas pueden imponerse por la
fuerza. En el mismo error incurren aquellos que reconocen
como fundamento el consenso o aceptación de la ley por parte
de los obligados, puesto que tal consenso es irreal; además,
también se tendría que demostrar por qué el consenso de unos
(la mayoría) obliga a los otros (la minoría). Igualmente, nunca
se termina de responder por qué hay obligación de cumplir un
consenso o acuerdo tácito.
Responder a tal interrogante –como se demuestra– sería
imposible si no se recurre a aquel principio que “prescribe el
deber de cumplir los pactos, y debería atribuirse a tal principio
una validez independiente del acuerdo y anterior a él. Pero si
hay un principio con validez anterior a la validez de cualquier
pacto, entonces es un principio de derecho natural” (pág. 9).
Aquí el autor distingue el fundamento de la doctrina iusna-
turalista tradicional (que manda obedecer las leyes positivas
establecidas por la legítima autoridad porque son necesarias
para garantizar el bien común) y la doctrina del iusnaturalismo
liberal individualista (que funda el derecho en el imperativo de
cumplir los pactos). Por tanto, no se ve que exista ninguna vía
para explicar la obligatoriedad del derecho positivo fuera del
reconocimiento de las normas del derecho natural.
El autor expone luego “los argumentos de conveniencia”.
Queremos poner de manifiesto la relevancia del trabajo de
Camilo Tale que –a pesar de la brevedad del escrito– está do-
tado de gran valor en cuanto a la profundidad del tema tratado
y en cuanto a la sencillez y exactitud del modo en el que lo ha
Homenaje a Aníbal D’Angelo Rodríguez (4). Cristianismo, Iglesia, Cristiandad
“Aquí hace falta una distinción muy simple pero que a veces se omite: el cristianismo es la fe basada en la predicación de Cristo, la Iglesia es la institución encargada de perpe-
tuar su doctrina y administrar sus sacramentos, y la Cristiandad es la encarnación del cristianismo en una civilización...”.
Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015
abordado; no es menos importante su orden y conocimiento
exhaustivo de la materia.
Enzo Di Fabio
Beca Sacheri
San Rafael, Mendoza
VOCES: DERECHO - FILOSOFÍA DEL DERECHO - CULTU-
RA - IGLESIA CATÓLICA - EDUCACIÓN
Tale, Camilo, Derecho Natural (Concepto. Denominaciones. Caracte-
res. Conocimiento de sus normas. Contenido), Córdoba, Ediciones Tre-
jo y Sanabria, 2012, 70 páginas.
Como describe el título del ensayo, la labor del iusfilóso-
fo cordobés se ha centrado en las cuestiones generales del
estudio del derecho natural. Para eso ha dividido su trabajo
en seis apartados: concepto de derecho natural, la razón del
nombre, otras denominaciones, los caracteres, el conocimiento
y su contenido.
Este trabajo es una edición revisada, corregida y actualiza-
da de los capítulos I, II, IV y V de su Compendio de derecho
natural, del año 1991 publicado en Córdoba. A su vez, es uno
de los opúsculos de la Serie de Filosofía del Derecho que edita
Trejo y Sanabria.
En el primer apartado nos describe el ámbito en el que se
desenvolvió inicialmente –por lo que sabemos– la doctrina del
derecho natural: Grecia. Nos explica que ya Aristóteles, en
la Ética a Nicómaco, distinguía en el derecho algo natural y
algo convencional, además de haber sido el primer pensador
en definir ese término: un derecho que vale en sí mismo. Que
puede ser conocido por todos y que es independiente del arbi-
trio humano.
En el segundo, el a., nos explica el significado de cada uno
de los elementos del término compuesto “derecho natural”. En
cuanto a la primera palabra “significa que se lo concibe como
un orden obligatorio y exigible, destinado a regir la vida social”
(pág. 9), aclarando que el hecho de no estar escrito no lo priva
de forma jurídica, ejemplificando que en el derecho positivo
pasa lo mismo con la costumbre.
Por lo que respecta al término “natural”, analiza varios sig-
nificados de esta palabra (en total 6), reemplazando el signi-
ficado con expresiones equivalentes en cada contexto, lo que
luego resumirá en un pequeño cuadro de la pág. 13, explican-
do cuáles son los términos que más se acercan al concepto de
“derecho natural”.
Concluye que este término se puede relacionar con tres
significados de la palabra “natural”. En primer lugar, con “el
mundo físico y el ámbito espiritual”, ya que puede conocerse
mediante las capacidades naturales del ser humano. “Es un
orden de la conducta que se percibe con la sola ‘luz natural de
la razón’” (pág. 14).
En segundo lugar, con “lo dado, lo no artificial”. Esto se
debe a que es descubrible por la inteligencia. Ya existe, no ha
sido construido por el hombre.
Y por último, con las “inclinaciones o propiedades innatas”
de un individuo. El hombre tiene cierta tendencia a lo que el
derecho natural prescribe. Y da el ejemplo de la inclinación de
los padres a alimentar a sus hijos, cosa que hace la inmensa
mayoría. Sin embargo cuando sucede lo contrario, se habla de
padres “desnaturalizados”. El autor aclara que las inclinacio-
nes espontáneas no sirven como regla para determinar aquello
que es de derecho natural. “Solamente las tendencias que
lleven al hombre y a la sociedad humana a la perfección son
inclinaciones naturales” (pág. 15).
En el tercer capítulo el autor va describiendo otras deno-
minaciones que ha tenido el derecho natural a lo largo de la
historia y las diversas corrientes doctrinarias, marcando en ca-
da una de ellas la intención que tuvieron y sus errores corres-
pondientes.
El cuarto apartado es la parte más importante del estudio
porque ya empieza a describir el derecho natural. En primer
lugar, en sus caracteres: validez intrínseca, universalidad e in-
mutabilidad. Hace un especial hincapié en este último tema,
dando su razón de ser tan obvia pero que es difícil que el mun-
do actual acepte: “el derecho natural no cambia, y la razón de
esto es que la naturaleza del hombre no cambia” (pág. 26).
Luego describe y refuta brevemente aquellas doctrinas que nie-
Aníbal D’Angelo Rodríguez, Hilaire Belloc. Su mundo y su obra..., pág. 80.
19
gan esta cualidad: el relativismo historicista y el evolucionismo
moral. Explica el tema de la “inderogabilidad” del derecho
natural, describiendo sintéticamente el tema de las “aporías
bíblicas”, episodios del Antiguo Testamento en los que Dios
aparecía consintiendo acciones que claramente son contrarias
al derecho natural.
En el quinto apartado el estudio se centra en el conoci-
miento del derecho natural. El conocimiento de las normas
del derecho natural va de mayor a menor universalidad y es,
al mismo tiempo, una gradación de mayor a menor evidencia.
Es decir, que hay ciertas normas que son evidentísimas, como
“debe obrarse y procurarse el bien y debe evitarse el mal”,
y otras de menor grado que hay que aprender, ya sea por la
enseñanza o por la experiencia. El autor hace un estudio histó-
rico sobre cómo ciertas normas que parecen evidentes para la
sociedad occidental no lo fueron para otras culturas (pasadas
o actuales), donde hubo o hay un claro “oscurecimiento de la
razón”. Un ejemplo de los tantos que expone es el caso del
infanticidio de las niñas en China, que aún hoy forma parte de
las prácticas bien vistas de algunas ciudades (pág. 44). De es-
te modo, va describiendo la cognoscibilidad desde las normas
más generales hasta las más concretas.
En el mismo capítulo enseña el método de conocimiento
de las conclusiones del derecho natural, empezando por el
deductivo desde los principios más generales, y también ha-
ciendo inducción desde la experiencia humana y social, que
tiene también un papel importante en esta tarea. Explica que
este último método recurre a observaciones de las realidades
biológicas, psíquicas y sociales, mencionando algunos ejem-
plos muy interesantes, entre ellos: “la sujeción de los menores
hasta cierta edad a la autoridad de una persona mayor es una
norma de derecho natural fundada en la inmadurez de aqué-
llos, que es un dato de la realidad psíquica” (pág. 57).
En la última sección detalla el contenido del derecho natu-
ral. En algunas clases de la universidad escuchamos profesores
que nos dicen que “el derecho natural tiene una extensión mí-
nima” y que a partir de allí “funciona el derecho positivo”. En
esto se sigue –según el autor– a ciertos juristas franceses como
Planiol. También hay un extremo opuesto que es el “derecho
natural racionalista”, que pretende regular con sus preceptos
toda la vida social (pág. 60). En la postura intermedia están
los autores como Santo Tomás de Aquino y Francisco Suárez,
que “reconocieron al derecho natural competencia para regu-
lar muchas relaciones jurídicas con normas particulares, pero
también advirtieron su insuficiencia para alcanzar todas las
situaciones particulares”.
El autor concluye el trabajo con una explicación muy útil y
necesaria, y nos muestra el contenido de derecho natural en el
Código Civil argentino.
Este tipo de trabajo, además de ser conciso y de tener un
gran respaldo intelectual, es pequeño, de fácil lectura y con-
tundente. Agradecemos a Camilo Tale su importante labor filo-
sófica.
Juan Ignacio Serrano
Beca Sacheri
San Rafael, Mendoza
VOCES: DERECHO - FILOSOFÍA DEL DERECHO - CULTU-
RA - IGLESIA CATÓLICA - EDUCACIÓN
Terragno, Rodolfo, Josefa. Biografía de María Josefa Morales de los
Ríos. La amiga secreta de San Martín, Buenos Aires, Sudamericana,
2015.
El autor de este libro es un conocido intelectual que se ha
destacado como periodista y como político, que se ha desem-
peñado en el Gobierno nacional como Ministro y Jefe de Gabi-
nete y ocupó, también, una banca del Senado Nacional. Este
libro, que acaba de publicarse, es el tercero dedicado por el
autor a San Martín; al igual que los dos anteriores, no se trata
de una investigación histórica realizada con la metodología
apropiada para dicha ciencia.
En Josefa se ocupa de relatar la vida de María Josefa Mo-
rales de los Ríos, viuda del brigadier Pascual Ruiz Huidobro,
quien fue gobernador de Montevideo y colaborador de San Mar-
tín. La obra está elaborada en torno a una carta del prócer que
 20 Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015
Terragno compró a un anticuario “con la esperanza de encon-
trar en ella algo oculto” (pág. 13).
Por el estilo literario, la tipografía utilizada, la ausencia de
referencias al pie de página, la repetición de hechos consig-
nados en cualquier manual escolar y el abuso de inferencias y
deducciones discutibles consideramos que se trata de una obra
de divulgación.  VOCES: FILOSOFÍA DEL DERECHO - CULTURA
Es interesante recordar una reflexión de Patricia Pasquali,
académica sanmartiniana, respecto a otra obra del autor: “...la
inefable gratificación intelectual que provoca el hallazgo de
un documento desconocido considerado pasible de suministrar
el dato faltante capaz de iluminar una determinada situación
histórica puede inducir a sobredimensionar su importancia,
sobre todo si por desconocimiento u omisión no se ponderan
otros factores que hacen a la complejidad de la trama que
se pretende elucidar” (Acerca del Plan Maitland y su influen-
cia en la estrategia sanmartiniana, en Revista Desmemoria,
julio-diciembre 1999, pág. 41). Esto, precisamente, ocurrió
cuando Terragno publicó un libro de 261 páginas (Maitland &
San Martín, Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes,
1999) sobre la base de 47 hojas manuscritas que descubrió
casualmente en el Archivo General de Escocia. Ese escrito no
constituye un documento, pues no tiene destinatario, ni fecha,
ni firma.
Todo el nuevo libro parece direccionado a sugerir que Josefa
fue amante de San Martín, pero ni la carta del Libertador ni las
cuatro cartas enviadas al General por dicha señora contienen
nada que haga sostenible esa hipótesis. (“La amante de San
Martín” se titula el reportaje a Terragno, que le realizó la revis-
ta Noticias, en su edición del 14-3-15, págs. 86-89).
En la carta de San Martín, del 8-8-1820, le pide al desti-
natario (Don Pedro Advínculo Moyano): “me cuide mucho a mi
Señora Doña María Josefa Morales de los Ríos”; pero el mismo
Terragno cita una carta de Liniers (pág. 61) elogiando a “mi
Señora María Josefa Morales de los Ríos”, lo que muestra que
era una expresión habitual en la época.
En el capítulo 9 se describe la venta, en nombre de San
Martín, de una esclava de su propiedad, de nombre Jesusa,
acotando: “San Martín, según las murmuraciones, había tenido
un hijo natural con Jesusa”. No se indica la fuente de este
rumor, que no hemos conocido sea mencionado por ningún
biógrafo del general; tratándose de una cuestión delicada, no
se entiende el motivo de mencionarla, como no sea el afán
morboso de señalar algo original.
En el capítulo 14 se revela que desde 1823, en que parte el
General de Mendoza, hasta 1839 cuando fallece Josefa, no hu-
bo ningún contacto epistolar entre ellos. Conociendo lo copiosa
que fue la correspondencia de San Martín, el autor ensaya una
explicación poco creíble (pág. 171): “La historia mojigata la
forzó al anonimato póstumo. No quiso dar lugar a la sospecha
de que la relación de la gaditana y el Libertador haya traspasa-
do los extramuros de la amistad”.
Otra cuestión escabrosa se desliza en el citado reportaje de
Noticias, cuando se le pregunta al autor: “¿Tiene alguna base
real la sospecha de que Remedios de Escalada tuvo un roman-
ce con Monteagudo?”. Terragno contesta: “No hay pruebas.
Pero siempre llamó la atención que San Martín no viajara a
Buenos Aires cuando Remedios agonizaba. Viajó después de su
muerte a buscar a Merceditas”. La misma duda queda expresa-
da en la página 167 del libro.
Sorprende esta respuesta, pues el mismo autor menciona
una carta a su amigo Tomás Guido desde Europa (pág. 168),
fechada el 6-4-1829, en que consigna lo ocurrido: “Más ignora
Ud. por ventura que en el año 23 cuando por ceder a las ins-
tancias de mi mujer de venir a darle el último adiós, resolví en
mayo venir a Buenos Aires, se apostaron partidas en el camino
para prenderme como un facineroso, lo que no realizaron por
el piadoso aviso que se me dio por un individuo de la misma
administración…” (San Martín y Rosas, Instituto Nacional de
Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas”, Buenos
Aires, 1998, pág. 214).
Para concluir, aunque el autor se empeña en resaltar que
su biografiada “tuvo gran importancia, personal y política pa-
ra San Martín” y se queje de que ha sido “ignorada por la
bibliografía sanmartiniana” (pág. 13), consideramos que esta
obra carece de interés histórico y la decisión del autor de
Homenaje a Aníbal D’Angelo Rodríguez (5)
“Lo decisivo es la cuestión de inmanencia o trascendencia (...) [viene del recuadro anterior] lo sagrado o lo profano, la Ciudad de Dios o la Ciudad del Hombre. San Agustín lo
había dicho en el siglo IV. Por eso los ricos que administran medios de difusión encargan sin ningún problema a izquierdistas que pongan el lenguaje...”.
publicarla desmerece su condición de académico sanmarti-
niano.
Mario Meneghini
Miembro Correspondiente, Academia Sanmartiniana
Córdoba
Horacio Sánchez de Loria Parodi, Adolfo Korn Villafañe, un jurista olvi-
dado, Buenos Aires, Cathedra Jurídica, 2014, 246 páginas.
En su fecunda vida intelectual, de la que dan cuenta no
pocos volúmenes (v. aparte Los libros que escribió...), el autor
se ha caracterizado especialmente por la reivindicación, desde
una sólida doctrina jurídico-política de base, de la actuación
de los pensadores y políticos católicos con actuación en la
segunda mitad del siglo XIX. Ello sin perjuicio de su meritoria,
solitaria y corajuda defensa de los artículos religiosos de la
Constitución ante la Reforma de 1994 y de su crítica al libera-
lismo político-jurídico, entre otras obras. Ahora se ocupa de un
“jurista olvidado”, nacido y fallecido en La Plata (1894-1957).
Índice
El Índice del libro contiene una Introducción y dos grandes
capítulos. El Capítulo Primero consta de: 1) Los primeros años;
2) Sus maestros; 3) En la Universidad de Buenos Aires; 4) El
Colegio Novecentista; 5) La Reforma Universitaria; 6) En La
Plata; 7) Corrientes reformistas; 8) Estudiante reformista; 9)
Incipit vita nova; 10) Juan Bautista Alberdi y el alberdismo;
11) La Nueva Argentina; 12) La Nueva Universidad; 13) Los
profesores; 14) Profesor universitario; 15) El renacer católico
(1920-1940); 16) Su posición personal; 17) La irrupción mili-
tar de 1943; 18) Las elecciones de 1946; 19) El peronismo; y
20) La Constitución de 1949.
El Capítulo Segundo abarca: 1) La dimensión religiosa; 2)
Las grandes tendencias históricas; 3) Las escuelas argentinas
de derecho constitucional; 4) La escuela de Joaquín V. Gonzá-
lez; 5) Ética, estética y técnica; 6) El orden constitucional; 7)
Los principios constitucionales; 8) Propuestas concretas. La
educación y las finanzas; 9) Maestro de derecho municipal;
10) El debate sobre el municipio; 11) Antecedentes histórico-
jurídicos; 12) La Constitución de 1853 y el Código Civil; 13)
La Constitución de Santa Fe de 1921; 14) La doctrina sobre el
municipio; 15) La recepción en nuestros días; 16) El urbanis-
mo; y 17) Epílogo y conclusión.
Evolución
Korn Villafañe fue hijo del destacado filósofo y médico ar-
gentino Alejandro Korn (1860-1936), de quien se conside-
raba discípulo en el campo intelectual. Estudió Derecho en la
Universidad de Buenos Aires, y en octubre de 1921 obtuvo el
título de Doctor en Jurisprudencia. Entre 1925 y 1952, año en
que se jubiló, ejerció la docencia en la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata.
En su momento se incorporó al Movimiento de la Reforma
de 1918, pero “fue evolucionando lentamente en sus ideas
desde esa primitiva postura, siempre cristiana pero influen-
ciada por el humanismo kantiano de su padre, hasta su ads-
cripción a la escuela católica informada por el pensamiento de
Tomás de Aquino” (pág. 11).
“Fue un hombre singular, de penetrante inteligencia, des-
tacó por sus arraigadas convicciones religiosas, convicciones
que cimentaron todas sus teorías político-jurídicas. Sentía un
amor profundo por la Argentina a la que consideraba –por sus
orígenes y sus mejores tradiciones– parte integrante de la cris-
tiandad; lugar de acogida, de encuentro, en donde no debían
predominar políticas de odio ni de exclusiones” (pág. 233).
Orden natural cristiano
“Bregó –con todas las limitaciones del caso y las dificulta-
des inherentes a semejante proyecto– por la articulación del
orden constitucional con el orden natural cristiano. Militó por
la restauración del sentido comunitario-religioso y por la des-
centralización política, por un federalismo armónico, sin por
ello perder de vista la necesaria unidad del cuerpo político;
lugar aparte reservaba al municipio como espacio privilegiado
Aníbal D’Angelo Rodríguez, Aproximación a la modernidad, pág. 153.
de participación ciudadana, como célula de la organización
político-jurídica del país” (pág. 233).
El orden municipal
Acentuaba el fortalecimiento municipal, esperanzado en
que la participación de los ciudadanos en sus asuntos cambia-
ría su percepción del orden legal. “De gran sensibilidad social,
pugnó por cristianizar las relaciones laborales, por la dignidad
humana, con preferencia hacia los más sencillos, los pobres,
los enfermos y los desamparados, pero sin influencias ideoló-
gicas”. “En ese sentido le gustaba repetir que la religiosidad
pura delante de Dios consiste en ocuparse de los huérfanos y
de las viudas y de no contaminarse con el mundo, como decía
el apóstol Santiago”.
“Bien podría ser definido como un maestro del derecho –esa
vocación lo marcó desde muy joven– dedicado profundamente
a sus alumnos, a la labor docente, al estudio y la investiga-
ción” (pág. 234).
Balance
Sánchez Parodi señala algunas carencias en la formación de
este gran hombre. “Quizás la más notoria radicara en que no
llegó a medir o sopesar adecuadamente los pliegues íntimos de
la política autónoma de la modernidad, el alcance pernicioso
del fenómeno del Estado-nación moderno, nacido de la fractu-
ra del orden tradicional, aparato superpuesto a la sociedad con
su dinámica inmanentista avasalladora y centralista”. “Una
mejor comprensión de ese fenómeno le hubiese permitido vis-
lumbrar más tempranamente en las experiencias políticas con-
cretas, las fuentes inspiradoras y los objetivos últimos de su
accionar, alejados de los principios políticos cristianos”.
“Korn sufrió una profunda decepción sobre la deriva de la
vida política en general y la experiencia peronista en particular
con su propuesta de la ‘nación en armas’ y una sociedad pre-
tendidamente organizada desde el Estado como un engranaje,
con un líder carismático como guía”.
“Más allá de sus carencias y limitaciones”, concluye,
“Adolfo Korn Villafañe merece ser recordado como un digno
representante de la escuela de los juristas católicos argenti-
nos” (pág. 235).
En suma, sin prisa y sin pausa, con humildad y gran se-
riedad investigativa, Sánchez Parodi sigue iluminando la vida
cultural jurídica argentina con la preocupación concreta por
hombres concretos que amaron la Argentina, que la pensaron y
la quisieron conforme al orden natural y cristiano, juzgándolos,
en cada caso, desde las bases principiales de este orden.
DFD
VOCES: DERECHO - FILOSOFÍA DEL DERECHO - CULTU-
RA - EDUCACIÓN
Los libros que escribió Horacio Sánchez de Loria Parodi
El liberalismo político, Centro San Roberto Bellarmino,
1993.
El presidente y su confesionalidad, Depalma, 1994.
El presidente Mitre y el orden jurídico, Depalma, 1997.
Ética y democracia en Karl Popper, UMSA, 2002.
Las ideas político-jurídicas de fray Mamerto Esquiú,
Educa, 2002.
Félix Frías. Acción y pensamiento jurídico-político,
Quorum, 2004.
El pensamiento jurídico-político de José Benjamín Go-
rostiaga, Quorum, 2006.
El pensamiento jurídico-político de Tristán Achával Ro-
dríguez, Quorum, 2008.
Escritos políticos, Quorum, 2009.
Apolinario Casabal, un jurista del ochenta, Quorum,
2011.
Indalecio Gómez y su época, Cathedra Jurídica, 2012.
Adolfo Korn Villafañe, un jurista olvidado, Cathedra Ju-
rídica, Buenos Aires, 2014.
DFD

Archives de Philosophie du Droit Nº 56.
L’entreprise multinationale dans tous ses
États, Dalloz, París, 2013.
En anteriores comentarios a esta conocida publicación
hemos criticado algo así como el agostamiento en la te-
mática, aguda e iconoclasta de diversas propuestas consi-
deradas. Sucede todo lo contrario con este número, que se
inicia con una presentación de su actual director –prof. Re-
né Sève–. Valiosa, por cuanto implica la observación del
fenómeno de los “holdings” hecha por una persona vincu-
lada a la filosofía del derecho, pero también insertado en la
reflexión de la prospectiva político-jurídica de Francia.
Por empezar, aquí se recogen trabajos expuestos en dos
coloquios: uno organizado con el sostén del Institut pour
la Recherche de la Caisse de Dépôts et Consignations, y el
otro por la Associations Française de Philosophie de Droit
y la Ecole du Droit de la Universidad de París I (Sorbonne).
Ellos llevan a la publicación a detectar los problemas plan-
teados parcialmente y, desde hace muchos años, de manera
controvertida con un correlato político agonal, como suce-
de entre nosotros. La materia es el campo empresario en el
que está comprometido el comercio a escala universal de
materiales tan sensibles como los productos derivados de
la industria del tabaco, de los armamentos, del átomo, de
la minería y de las cadenas agroalimentarias... Campos que
sirven para acusar –como sucede aquí– a las multinaciona-
les de, por lo menos, utilizar todas las fisuras normativas
para disminuir el pago de impuestos y de cargas sociales,
lo que ha complicado el mundo económico y jurídico con
cuestiones políticas, ya sean de orden interno (como suce-
de aquí) o internacional (como sucede en el enfrentamiento
entre la Unión Europea y Rusia), con el impacto del ahoga-
miento de la producción frutihortícola (como sucede en Es-
paña) y el corte de la provisión de gas (como sucede a raíz
del conflicto ruso-ucraniano). Todo ello unido a la lucha
por la distribución de importantes, subsidios cuya decisión
no está en manos de las autoridades de un Estado nación,
sino en Bruselas. Y este es un fenómeno mundial no solo
europeo o estadounidense ya que estas empresas –más si
existe una apertura accionaria– no tienen un dueño y una
nacionalidad ciertas, puesto que pueden constituirse en pa-
raísos fiscales que a través de la informática terminan sien-
do no más que un instante de un entretejido universal que,
al modo de un “gran hermano”, mutan permanentemente
en busca del mayor lucro y terminan con mayor poder que
los propios Estados soberanos. Esto, tratado sin angelismo
e ingenuidad, puede colarse tras la fachada mediática hu-
manista de la lucha contra las pandemias –como el caso
de fundación Gates– y la apertura de nuevas perspectivas
genéticas –como sucede con Google–.
Esta publicación que comentamos intenta racionalizar
las emociones que generan los mass media, lo cual pone
de manifiesto la madurez de las Universidades e Institu-
ciones implicadas y a las que antes hacíamos referencia.
Pese a esta explosión de consumidores y la margina-
ción de inmensas masas de población de miles de personas
bajo nivel del desamparo, se complica aún más cuando
se advierte que el número de multinacionales se va achi-
cando. Así, de las 50.000 empresas multinacionales con
450.000 sucursales que emplean en todo el mundo un per-
sonal de alrededor de 200 millones de asalariados (datos
de la OIT), llegamos hoy a 737 firmas de top-holders que
controlan el 80% de los negocios del planeta, dentro de las
cuales 140 empresas lo hacen con el 40% de estos (datos
de la Universidad de Zurich), en torno a las que giran una
veintena de instituciones financieras como Blackrock. De
este modo, los “buitres” terminan siendo “chimangos” o
“caranchos”, sin perjuicio de otros carroñeros menores.
¿Cómo plantear un control de estos engendros? La
inexistencia de una regulación fiscal internacional eficaz
pone de relieve solo el poder retorsivo de las entidades de
mayor gravitación –de lo que se ocupa Oliver Siviude–,
pues la optimización fiscal es un justo medio entre el abu-
so del derecho y fraude fiscal, sin olvidar las exacciones
“...izquierdistas que pongan el lenguaje. Saben que tanto para formar hombres de la palabra como consumidores conspicuos, lo primero y esencial es que tengan una visión
desacralizada del mundo”.
Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015
OTRAS LATITUDES
fiscales, frente a las cuales la “corvée” puede recordar-
se como un juego de niños. A esto se refiere Gauthier
Blanluet, pero no hay que ir a Francia para considerar
estos abusos, que suceden en nuestro país.
En tal contexto, ¿dónde queda la problemática del do-
micilio de la sociedad y de sus sucursales? La una, inhalla-
ble. Las otras, sustituidas por el sistema de “franquicia”. El
profesor Benoit Delaunay se dedica a analizar este tema.
Por lo demás, ¿cuál es el orden jurídico prevalente? Los
Estados fluctúan entre la concurrencia y la convergencia, y
las empresas, entre el oportunismo y la autorregulación. De
estas tensiones, difícil será encontrar un equilibrio, pues aun-
que se ausculte de dirección final de la empresa, esta no bus-
ca equilibrio, sino el aumento del lucro como expresión de
su vitalidad; de esto se ocupa el maître Chistopher Baker.
La salida al mercado en busca de fondos implica un
aumento de costos, por lo que es menester el concurso
de analistas financieros, firmas de auditores y control de
agencias de calificación –que analiza el maître Didier
Martin– con sus altos costos, que necesariamente dejan
fuera del circuito a las pymes. Esto implica, además, ate-
nerse a rigurosas reglamentaciones que buscan los merca-
dos eficaces y eficientes,
La remuneración de los dirigentes societarios debe ser
coherente con las fortunas que se comprometen y los inte-
reses que se juegan –aspecto estudiado por Jean Gatty–,
que no puede dejar de considerar tres escollos: el control de
las remuneraciones es posible, pero poco utilizado, y son
resistentes los propios directivos a asegurar los organismos
de governanza que son, en los grandes conglomerados, el
equilibrio y la separación de poderes y funciones, unidos a
la remuneración de iguales funciones en entidades menores.
Tampoco debe olvidarse el universo de consumo y ser-
vicios que tras una marca de fantasía esconden grandes
grupos mundiales, como Coca-Cola, Johnson & Johnson,
Kraft, L’Oreal, Mars, Nestlé, Pepsico, Procter & Gamble,
Unilever, etc. Y en esta concurrencia puede que parcial-
mente apunte al gerenciamiento de otras empresas me-
nores regidas por los gobiernos locales, en los que resulta
que solo expertos pueden organizar una estrategia jurídica
para organizar un holding –sabiendo transformar las ame-
nazas en oportunidades–, de lo que se ocupa Mariléne
Marques–, velar por el cobro de royaltis, patentes, su
propiedad y condiciones de uso. Esta cuestión es estudiada
–al menos en parte– por Julien Cantegreil.
Este nuevo panorama planetario exige una nueva organi-
zación totalmente distinta en lo jurídico como en lo organi-
zacional. A esto se refiere Charlotte Karina Vaillant.
A la ingeniería logística debida a los flujos físicos se
suma una ingeniería jurídica con activos inmateriales sus-
ceptibles de ser locados –no digo vendidos, pues son rápi-
damente superados– por diferentes entidades y relativos
a la propiedad, uso de marcas, servicios de gestión, estu-
diado aquí por Michel Vivant. Se estima en 150.000 el
número de sociedades off shore sin ninguna relación con
el medio productivo (así se calculan 34 empresas por habi-
tante en las Islas Vírgenes).
Toda esta multiplicación multinacional de instancias lle-
va a consiguientes cambios en la estructura de los órganos
centrales –que estudia Marilène Marques, con el nece-
sario relato jurídico que estudia Charlotte Karina Vai-
llant–, al mismo tiempo que a la generación de un amplio
campo de querellas internas –que estudia Geneviève He-
lleringer–, maximizando el arquetipo de patrones huma-
nos siempre triunfadores y remunerados conforme al éxito o
a la ventaja frente a sus pares y competidores, potenciado en
estos últimos tiempos por la entrada de intereses puramente
financieros en el campo de la producción y distribución.
Pero la perfección cada vez más prolija del encadena-
miento de valor y perfección de calidad lleva necesaria-
mente a optimizar la logística y la organización, pero tam-
bién el contraespionaje cibernético –tema tratado por el
Prof. Philippe Baumard–. A veces con personal propio,
a veces tercerizados en empresas más o menos vinculadas.
Homenaje a Aníbal D’Angelo Rodríguez (6)
Aníbal D’Angelo Rodríguez, Aproximación a la modernidad, pág. 153.
21
La precisión de la cadena fiscal, siempre presente, es estu-
diada por Gauthier Blanluet.
Sobre este tembladeral, ¿es posible construir o desarro-
llar un cierto orden social y jurídico? Sus ventajas y difi-
cultades son presentadas por Kevin Levillan. ¿Cómo ga-
rantizar los derechos intelectuales protegidos generalmente
por los sistemas locales?, lo cual lleva a una gran fragmen-
tación regulatoria, lo que es tratado por Michel Vivant.
Configurada esta mundialización de hombres, comu-
nidades y Estados, ¿solo pueden seguir a la deriva, sin
un capitán que sepa a dónde van? Solo atados al cálculo
racional de la producción y el desplazamiento de las tradi-
ciones, creencias, vínculos religiosos envueltos en la bru-
ma de los riesgos ecológicos, tecnológicos y cibernéticos?
A algunos de estos aspectos se refiere Philippe Baumard.
Las catástrofes ecológicas, humanitarias y financieras
ya ocurridas o en desarrollo no permiten tener un horizon-
te positivo, con el agregado de que la universalización y
multiculturalismo crecientes van generando, tanto entre los
directivos como en el personal, un sentido de pertenencia a
la empresa o un panfilismo cósmico, en el que sucumbe el
enraizamiento social básico que constituye la patria. Aun
en este contexto cabe una llovida reflexión ética –realizada
por maîtrise Virginie Lefebvre Dutilleull– y la res-
ponsabilidad de las empresas –considerada por su colega
Jean-Claude Najar– con base en usos internacionales de
buenas prácticas y regulaciones o recomendaciones jurídi-
cas de los grandes organismos internacionales.
La conclusión de refundar la empresa combinando el
fin lucrativo con intereses sociales y medioambientales es
considerado por Kevin Levillain.
El número se completa con un largo trabajo de Boris
Barraud: La escala de juridicidad: un útil para medir
el derecho y fundar una teoría sincrética, viejo problema
que recuerda vanos intentos que desde el Iluminismo en
adelante han aparecido en Occidente para evitar la necesa-
ria consideración de la formación de la prudencia, que es
una virtud.
Carlos Sanz
Profesor Emérito UCA
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Tucumán 1436/1438 (C1050AAD) - Buenos Aires - Argentina
 22 Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015
DERECHOS HUMANOS EN EL MUNDO. EN LA ARGENTINA
La politicidad del derecho en los juicios de lesa humanidad
Der Feind ist unsere eigne Frage als Gestalt.
Und er wird uns, wir ihn zum selben Ende hetzen(1).
Introducción
El pensamiento jurídico actual advierte, con más o me-
nos consenso, que los juicios de lesa humanidad en nues-
tro país se están haciendo mal.
El relato criminalizador, la violación de las garantías
procesales, las penas desproporcionadas, las atribuciones
de responsabilidad por criterios objetivos, y todo lo que
ello zahiere las precarias instituciones judiciales nos obli-
ga a prestar atención al llamado de la hora. Es preciso
analizar, desde la ciencia jurídica argentina, este fenómeno
en su aspecto medular que es, según creemos, la ideologi-
zación que informa y deforma estos inéditos procesos.
Por supuesto que no es patrimonio excluyente del pro-
gresismo sostener que la sociedad, o mejor dicho, cierto
sistema social genera outsiders, periféricos, sujetos “sin
voz”(2). Los actuales imputados por delitos de lesa huma-
nidad representan hoy, en la Argentina, esos “sin voz” que
no cuentan con un proceso justo en todos los años que lle-
van sometidos a él, fruto de que no se los reconozca como
“parte”, sino como un enemigo personal.
Los diccionarios de sociología definen la voz “conflic-
to” como un fenómeno humano que pertenece tanto a la
vida interior o intrapsíquica del individuo como a la vida
social y cultural, y que genera una continua y mutua inte-
racción entre ambos niveles. Asimismo, se refieren a que
existen, a la vez, dos tipos de conflictos: el realista y el
idealista. El primero busca superar la contradicción o con-
traposición de intereses por un reacomodamiento de las
partes en pugna (yo diría, por virtud de la política que es,
básicamente, la distribución de fuerzas opuestas a un fin
común bueno); el segundo tipo de conflicto, el idealista,
busca liberar el impulso de una sola de las partes, es decir,
antagoniza tanto el choque que termina haciendo del otro
un “chivo expiatorio”. Finalmente, resulta que la conflic-
tividad es un elemento constante de las sociedades mo-
dernas y que cualquier intento de negarlo por la crimina-
lización del otro es fruto de posturas utópicas, de las que
surgen formas políticas totalitarias y antidemocráticas(3).
En efecto, el carácter geométrico legal de toda forma
jurídica criminalizadora, que es intrísecamente apolítica,
viene de la mano de un peligroso romanticismo retrógra-
do, vinculado a cierta vanguardia del pensamiento justi-
ficadora de aquella excepcionalidad legal. No es muy dis-
tinta de la vanguardia iluminista de los antiguos juristas
que se consideraron únicos intérpretes del progreso histó-
rico material y que les diera el “derecho a la tiranía”(4). En
esto, obviamente, lo mismo da reeditar la antigua razón de
Estado en nombre del socialismo tercermundista que de la
civilización occidental y cristiana: ambas son expresiones
excluyentes de la legalidad democrática, a pesar de lo que
declamen al respecto.
Como podemos ver, todo recurso de aplicación impo-
sitiva de una ideología, a costa de la representación de-
mocrática y en nombre de una supuesta vanguardia inte-
lectual, no es otra cosa que un recurso “de derecha”, vale
decir, violentamente impopular en la medida que necesita
valerse de la fuerza en lugar de valerse del orden legal.
Estos juicios de “lesa humanidad” imponen el deber de
(1) Schmitt, Carl, Glossarium, Dunker & Humblot, 1991, pág. 213:
“El enemigo es una figura típica que cuestiona la nuestra. Nos acosará o
le acosaremos nosotros hasta el fin”.
(2) Ver Ranciére, Jacques, El desacuerdo. Política y filosofía, Bue-
nos Aires, Nueva Visión, 1996.
(3) Ver Del Acebo Ibáñez, Enrique - Brie, Roberto, Diccionario
de sociología, Buenos Aires, Claridad, 2006, pág. 89.
(4) Ver Nolte, Ernst, Después del comunismo, págs. 40-41.
Homenaje a Aníbal D’Angelo Rodríguez (7)
“Una vez tenía que organizar un panel sobre no sé qué tema. Yuyo Padilla me dijo que el moderador del panel no debe ser quien cuente el tiempo y lea el currículo, sino quien más
sepa del tema, y el que más sabe de eso es Aníbal. Lo puse al Dr. D’Angelo y lo primero que dijo fue ‘no sé por qué me han puesto a mí de moderador, que nunca he sido un modera-
do’... y todos se rieron... Lo hizo magníficamente. A mí me impactó la humildad de ese hombre. Pocas veces he visto en la vida tipos que sabiendo tanto sean tan humildes”.
por Ramiro Dillon
condena de un supuesto histórico a través de la violencia
normativa de lo fáctico y a costa de los derechos funda-
mentales en nombre de los cuales se condena por medio
de una ficción legal.
Todo pensamiento político mesiánico (golpista o revo-
lucionario) precisa un chivo expiatorio(5). Y todo pensa-
miento político tiene su proceso jurídico manifestativo de
esa fuerza de régimen. En los procesos castrenses habría
sido el “militante peronista”; en los actuales procesos de
lesa humanidad, el “genocida uniformado”.
El sociólogo francés René Girard caracterizó la fi-
gura del chivo expiatorio como aquella víctima que apa-
rece responsable de las desdichas públicas y que, como
en todos los mitos, debe ser sacrificada para significar la
vigencia del “nuevo orden”(6). Hoy existe en nuestro país
un nuevo orden, un ideologismo de los derechos humanos
selectivamente aplicados, que pide regularmente el sacrifi-
cio de un chivo expiatorio.
El “hecho notorio”
En nuestros juicios de lesa humanidad se acostumbra
recurrir, primeramente, al contexto histórico del momen-
to de los hechos como un modo de distraernos del pro-
blema específicamente penal. Lo que parece una simple
aclaración introductoria es, en realidad, una técnica, una
maniobra de distracción. Porque un juicio oral criminal no
debiera ser un juicio histórico, sino penal.
En efecto, en todos estos procesos lo primero que en-
contramos no es una debida plataforma de imputación,
sino un juicio histórico: el relato de un pasado de indiscu-
tible objetividad, como si los acusadores fuesen los “guar-
dianes del relato” que, por “notorio”, tiene el deber de
integrar este nuevo “inconsciente colectivo” al modo de
un supuesto incuestionable de obligado consenso. Y nadie
puede defenderse de un hecho gravado por un juicio de
valor histórico que lo califica ilegalmente y lo vuelve de
imposible remoción o cuestionamiento.
Esto puede advertirse del párrafo correspondiente al fa-
llo “Losito, Horacio y otros s/ recurso de casación”(7). Allí
se lee lo siguiente: “Por lo demás, a estas alturas ya es de
toda notoriedad que los hechos investigados en estas actua-
ciones han sucedido en un marco de ejecución ‘en forma
generalizada y por un medio particularmente deleznable
cual es el aprovechamiento clandestino del aparato estatal.
Ese modo de comisión favoreció la impunidad, supuso ex-
tender el daño directamente causado a las víctimas, a sus
familiares y allegados, totalmente ajenos a las actividades
que se atribuían e importó un grave menoscabo al orden
jurídico y a las instituciones creadas por él’ (cfr. Fallos:
309:33). A este respecto resulta de interés destacar que las
reglas prácticas sancionadas por este cuerpo llaman a evitar
la reiteración de la tarea de acreditación de hechos notorios
no controvertidos (Ac. C.F.C.P. nº 1/12, Regla Cuarta)”.
Es claro que esta calificación incontrovertible de los he-
chos que se investigan supone una evidente forma de cri-
minalización legal. Criminalizar significa negar, y esto que
debe socialmente admitirse como “notorio” es un ejemplo
preclaro de querer negar la realidad, sustituyéndola por un
“imperativo categórico legal” y en una verdadera ficción
legal.
Ahora bien, estas ficciones legales de juicio son muy
antiguas. Y como recurso legal provienen de las guerras
(5) Ver Forster, Ricardo, El estado de excepción: Benjamín y
S­ chmitt como pensadores del riesgo, en Carl Schmitt. Su época y su pen-
samiento, Jorge Dotti y Julio Pinto (comps.), págs. 125-136.
(6) Ver Girard, René, El chivo expiatorio, Barcelona, Anagrama,
1986.
(7) CNCasación Penal, sala II, c. 10.431, Reg. 19.853.2 del 18-4-12.
civiles, como es el caso argentino, nos guste o no. Haga-
mos un recuento histórico.
Después de la Revolución Francesa, el prusiano Im-
manuel Kant escribió Sobre la paz perpetua(8), con la
pretensión de que el derecho penal internacional prohi-
biese la guerra. Pero en lugar de acotarse políticamente
los conflictos, la pretensión kantiana se convirtió en una
herramienta para que solo algunos Estados tengan el ius
belli, el derecho a la guerra, y a criminalizar toda otra ac-
ción o reacción con el calificativo de “guerra de agresión”
o “terrorismo”.
La criminalización legal, que es de cuño kantiano, es
el nudo de la guerra civil y de todo terrorismo, porque
engendra este último al negarle reconocimiento político al
otro, es decir, por negar al otro, aun considerado enemigo,
y desplazarlo de la previsión legal en nombre de una legi-
timidad superior: antes habrá sido la civilización occiden-
tal y cristiana; hoy es la responsabilidad internacional del
Estado o el “derecho a castigar de las víctimas”.
Ambas son formas explícitas de la antigua razón de Es-
tado, que nació en el lejano Renacimiento contra Maquia-
velo(9) y que se institucionalizó en la criminalización le-
gal que supuso la identidad kantiana entre derecho y ética.
El jurista que tiene una razón superior para violar la ley y
las garantías en este caso concreto porque el acusado es un
inmoral, un genocida y un criminal de lesa humanidad, es
un típico retrógrado kantiano que vuelve a caer otra vez en
la eticidad jurídica que es, como enseñara el exjuez Euge-
nio Zaffaroni(10), el punto elemental de progreso sin el
cual no podemos desprendernos del flagelo de las viejas
inquisiciones.
Por el contrario, como dijera Julien Freund(11), la paz
es un concepto político, no jurídico. La justicia de los ven-
cedores, que dijera el jurista italiano Danilo Zolo(12), no
provee la paz, sino la criminalización legal. Para el ene-
migo de nuestro derecho, no hay derecho. Así forjan una
pretendida paz los “guardianes de la verdad y la civilidad”
y engendran más odio, más rencor y más conflicto.
Cuenta Hannah Arendt en su libro sobre el juicio a
Adolf Eichmann que, para su sorpresa, lo primero que dijo
el oficial de la S.S. al juez que lo interrogó sobre los crí-
menes que se le imputaban fue: “yo soy un kantiano”(13).
Y es cierto, Eichmann actuó como un verdadero kantiano,
es decir, como un hombre del hecho notorio (y no cono-
ció el fallo “Losito”). Pues es kantiana la fórmula en que
una parte representa a la “humanidad” y la otra a los “ge-
nocidas”, de lo que se sigue una absolutización del mal
que solo genera criminalización, odio y, en definitiva, más
guerra. El imperativo categórico kantiano es una categoría
vacía que la razón llena, pero que no tiene conexión con la
realidad ni se encuentra subordinada a ella. Ese divorcio
entre ser y deber ser lleva a la criminalización arbitraria,
de momento que el contenido de ese imperativo, siempre
que no tenga un correlato objetivo, puede ser tanto la pure-
za racial como la dictadura del proletariado, la responsabi-
lidad internacional del Estado o el derecho de las víctimas
de lesa humanidad al castigo retributivo, que embandera el
progresismo dogmático de hoy.
Por su parte, a las puertas de los procesos de Nürem-
berg escribirá el neokantiano Hans Kelsen La Paz a tra-
(8) Ver Kant, Immanuel, Sobre la paz perpetua, Madrid, Tecnos,
1998.
(9) Ver Bandieri, Luis M., Inteligencia política y razón de Estado,
en Verbo, Madrid, Nº 477-478, 2009, págs. 631-646.
(10) Ver Zaffaroni, E. Raúl, Derecho penal. Parte general, Buenos
Aires, Ediar, 2002, pág. 56.
(11) Ver Freund, Julien, Las líneas claves del pensamiento polí-
tico de Carl Schmitt, en Política y orden mundial. Ensayos sobre Carl
Schmitt, en Juan C. Corbetta y Roberto Piana (comps.), Buenos Aires,
Prometeo, 2008, pág. 60.
(12) Ver Zolo, Danilo, La justicia de los vencedores. De Nüremberg
a Bagdad, Madrid, Trotta, 2007.
(13) Ver Arendt, Hannah, Eichmann en Jerusalén. Un estudio so-
bre la banalidad del mal, Barcelona, Lumen, 2003, pág. 84.
Testimonio de Mónica Del Río al DFD, abril de 2015.
 Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015 23

vés del derecho(14), en el cual reedita su preocupación por
la existencia de conflictos bélicos, que serían superados
por un concepto global de paz, un concepto jurídico que
no pueda cuestionarse y contra el cual cualquier resisten-
cia nacional e individual quedaría de suyo criminalizada.
Por supuesto, un concepto de paz jurídico como el que
Kelsen propuso no fue sino un concepto discriminador,
ya que por “paz” debía entenderse la “paz de los vence-
dores” que dijera Danilo Zolo. Existe un solo derecho a
la guerra justa, al iustum bellum, y ese derecho permane-
ce en poder de quienes integran la “corpo” internacional.
Las potencias occidentales preservarían ese ius belli solo
para sí porque su “justa causa”, su “causa santa” les daría
tal derecho contra todos los enemigos del nuevo orden,
considerados “terroristas”, “enemigos de la humanidad”,
ciudadanos del “Eje del Mal” y enemigos totales del “de-
recho humano universal” (das Weltbürgerrecht que dijera
Kant). Hoy se reedita el mismo fenómeno en nombre de
los nuevos “derechos humanos”.
Por otra parte, la categorización ilegal de “lesa huma-
nidad” es un correlato moderno del hogaño juicio de “lesa
majestad”, es decir, una forma de excepcionalidad legal
para justificar la criminalización del que representa una
oposición rebelde al statu quo del soberano absoluto. Para
tal enemigo, no rige la normalidad sino la excepcionalidad
legal.
El estado de excepción –dirá Giorgio Agamben(15)– es
un espacio anómico (sin ley), en el que se pone en juego
una fuerza de ley sin ley (vale decir, una razón de Estado).
Una fuerza de ley semejante –continúa el filósofo roma-
no–, es ciertamente algo así como un elemento místico (un
juicio colectivo contra un chivo expiatorio) y, sobre todo,
una ficción en virtud de la cual el derecho busca anexarse
la propia anomia (es decir, legitimar la razón de Estado).
Las prisiones políticas son consecuencia de una lógica
que criminaliza en lugar de juzgar, y se criminaliza desde
el Estado en nombre de la justicia y del “acceso a la jus-
ticia y al castigo”. Por sus efectos, se nota claramente que
la lógica es de persecución de un enemigo travistiendo de
legalidad la continuación de una guerra.
Pero cuando un Estado combate a su enemigo político
en nombre de la humanidad, dirá Carl Schmitt, “la gue-
rra no es una guerra de la humanidad, sino una guerra en la
que un Estado determinado trata de secuestrar en su favor,
contra su adversario, un concepto universal, para identifi-
carse con él (a costa de su adversario) (...) El concepto de
humanidad es un instrumento especialmente adecuado para
la expansión imperialista del propio poder (...) La adopción
del nombre de humanidad, su invocación, el monopolio de
esta palabra, podría servir únicamente para enunciar, dado
que no cabe introducir esos nombres sin que traigan ciertas
consecuencias, la terrible pretensión de negar al enemigo
la cualidad de hombre, de declararle hors-la-loi y hors-
l’humanité, y la afirmación de que la guerra debe llevarse,
por esa razón, hasta la más extrema inhumanidad”(16).
En la Argentina, un juicio de lesa humanidad es un jui-
cio excepcional, pues sin el relato consensuado y noto-
rio no puede jamás atribuirse el hecho que se investiga al
sujeto que calienta el banquillo. Lamentablemente, esta
intención de alcanzar la “paz perpetua” a través del dere-
cho, evitando el reconocimiento político del otro, es decir,
criminalizando al enemigo, no ha dado más resultado que
guerras civiles.
Cuando la paz política quiere ser reemplazada por lo
jurídico, se produce una categorización legal que tiende a
desplazar la figura del contrincante por medio de una dis-
criminación positiva, fruto precisamente de la apoliticidad
del derecho. La consecuencia deriva en una eticidad del
derecho, es decir, en una exclusión moral del enemigo y, a
partir de allí, en su criminalización.
VOCES: DERECHO - FILOSOFÍA DEL DERECHO - CULTU-
RA - EDUCACIÓN

(14) Ver Kelsen, Hans, La paz a través del derecho, Madrid, Trotta, (15) Ver Agamben, Giorgio, Estado de excepción, Buenos Aires, (16) Schmitt, Carl, El concepto de lo político, Buenos Aires, Stru-
2008. Adriana Hidalgo, 2010, pág. 81 y sigs. hart & Cía., 2006, pág. 72.

(“Herodianas. Refutación...”, conclusión, viene de pág. 24) la Argentina, como son Hungría, Polonia y Croacia. En nas y feministas por la descriminalización del aborto’”,
consecuencia, podría decirse que los índices de mortalidad cita que carece del más mínimo rigor científico y es pro-
tante, debe señalarse que cuando el Código Penal establece
materna no disminuyen legalizando el aborto, sino invir- porcionado, demás estaría decirlo, por una asociación de
que determinadas conductas son consideradas como delito,
tiendo recursos en salud y disminuyendo los índices de marcado sesgo ideológico y de notoria promoción del
lo que intenta es reforzar, por la vía penal, la defensa que
pobreza general de la población. aborto. La manipulación de cifras antojadizas, sin posibili-
una sociedad hace de un determinado bien, en este caso, la
Se sostiene, asimismo, que la restricción del aborto dad alguna de estimación posible toda vez que derivan de
vida humana real, no potencial, de un nuevo ser humano
“impacta negativamente en el acceso a los abortos legales” la realización de prácticas clandestina, es una herramienta
en su etapa más frágil de desarrollo. No es casual que el
(sic). El documento llama abortos legales a lo que son, en de constante utilización por parte del activismo abortis-
aborto figure entre los delitos contra la persona y, en parti-
realidad, abortos “no punibles”, que no es sinónimo. Lo ta, como ya lo denunciara contundentemente el médico
cular, contra el bien “vida”. Por ende, a lo que debe inducir
que sucede es que aun con la interpretación dada por la estadounidense Bernard Nathanson, quien de ser unos de
que matar un feto humano sea delito es al respeto de esa
Corte hace unos años, los supuestos no punibles son solo los promotores del aborto en su país se convirtió en líder
vida humana diferenciada de la madre, por lo cual mujeres
dos: en caso de riesgo para la vida de la madre y en caso provida en su obra La mano de Dios.
y varones deben hacerse cargo de las consecuencias de sus
de que el embarazo sea producto de una violación, de lo Por último, en temas como el que se analiza, vale recor-
actos previos y que derivaron en el embarazo.
que se deduce que del universo de abortos realizados los dar que el sistema jurídico no puede desentenderse del da-
Otra motivo esgrimido consiste en que “la penalización
no punibles son solo una ínfima proporción. to científico que indica que a partir del momento en el que
del aborto aumenta la mortalidad de las mujeres por abor-
La “razón” que lleva el número 9 dice así: “La penali- un óvulo es fecundado por un espermatozoide comienza
tos inseguros”. Es casi un lugar común pero que se halla
zación del aborto valida el mercado millonario y clandesti- la existencia de un nuevo ser humano digno de la mayor
desmentido por estudios serios que indican que hay países
no que lucra con la autonomía de las mujeres”, insinuando tutela jurídica. Y es un deber de toda la comunidad garan-
con una legislación restrictiva y que, sin embargo, poseen
la cifra de mil millones de pesos por año en gastos deriva- tizar a esa persona real –no potencial–, pese a su diminuto
índices de mortalidad materna aceptablemente bajos. Co-
dos de la realización de aproximadamente medio millón tamaño, el goce del primero de sus derechos.
mo ejemplo tenemos el caso de Chile y de varios estados
de México, en los que la práctica se encuentra legalizada de abortos. Cabe destacar que como “fuente” se cita un VOCES: FILOSOFÍA DEL DERECHO - DERECHO PENAL -
solo en su capital pero prohibida en la mayoría de los es- “segundo informe sobre la atención de la línea ‘Aborto: DERECHO PENAL ESPECIAL - ABORTO - DERE-
tados. O incluso de países europeos tan restrictivos como más información, menos riesgos’ elaborado por ‘Lesbia- CHOS HUMANOS - BIOÉTICA

EDICTOS
CIUDADANÍA
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil y Comercial Federal
Nº 8, Secretaría Nº 16, sito en Liber-
tad 731, 7º piso de Capital Federal,
hace saber que DAVILA TABIO, MAG-
DIEL, nacido en Yaguajay, Sancti Spi-
ritus, Cuba, el 19 de julio de 1970
con DNI: 93.800.409 ha peticionado
la concesión de la ciudadanía argen-
tina, a fin de que los interesados ha-
gan saber a este Juzgado las circuns-
tancias que pudiesen obstar a dicho
pedido. Buenos Aires, 30 de junio de
2015. Silvina A. Bracamonte, sec.
I. 10-7-15. V. 13-7-15 4777
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil y Comercial Federal
Nº 7, a cargo del Dr. Iván E. Garbari­
no, Secretaría nº 14, a mi cargo, sito
en Libertad 731, 6º piso de la Capital
Federal, comunica que la Sra. NA-
TASSIA MARIN NAVAS, con D.N.I. nº
94.445.948, nacido el 08/04/87 en
Atlántico, Barranquilla, República de
Colombia, ha solicitado la declaración
de la ciudadanía argentina. Cualquier
persona que tuviere conocimiento
de algún acontecimiento que pudie-
re obstar a dicha concesión, debe-
rá hacer saber su oposición fundada
al Juzgado. El presente se publica a
los efectos del Art. 11 de la ley 346.
Publíquese por dos días dentro de un
plazo de quince días. Buenos Aires,
25 de junio de 2015. Carlos G. Mallo,
sec. fed.
I. 8-7-15. V. 10-7-15 4774
SUCESIONES
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil 93, cita y emplaza
por 30 días a herederos y acreedores
de NILDA MARTA CASTRO. Publíque-
se por 3 días en El Derecho. ­Buenos
Aires, 20 de abril de 2015. DG. María
Marta Insinger Outon, sec. int.
I. 7-7-15. V. 10-7-15 4765
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil nº 99, secretaría
única, cita y emplaza por 30 días a
herederos y acreedores de ALEJAN-
DRO EMILIO GONZALEZ a los efec-
tos de que hagan valer sus derechos.
Publíquese por 3 días en el diario El
Derecho. Buenos Aires, 26 de junio de
2015. Guillermina Echagüe Cullen,
sec.
I. 8-7-15. V. 13-7-15 4775
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil Nº 75, cita y empla-
za por 30 días a herederos y acree-
dores de doña CARRERAS NORMA
ESTHER. Publíquese por 3 días (tres
días) en el diario El Derecho. Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, a los 26
días del mes de mayo de 2015. María
José Alonso, sec. int.
I. 8-7-15. V. 13-7-15 4776
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil Nro. 30, Secretaría
Única, sito en Av. De los Inmigrantes
1950, entre piso, de esta Ciudad de
Buenos Aires, en los autos caratulados
“Giovinazzo José s/ Sucesión Ab intes-
tato” (Exp. Nro 22.470/2013), cita y
emplaza por treinta días a herederos y
acreedores de JOSÉ GIOVINAZZO. El
presente deberá publicarse por el pla-
zo de tres días en el diario El Derecho.
Buenos Aires, 26 de junio de 2015.
Alejandro Luis Pastorino, sec.
I. 7-7-15. V. 10-7-15 4768
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil Nº 49, Secretaría
Única de Capital Federal, cita y em-
plaza por treinta días a herederos y
acreedores de JUANA RODRIGUEZ y
EMILIO MONTAGNOLI. El presente
edicto deberá publicarse por tres días
en el diario El Derecho. Buenos Aires,
junio 24 de 2015. Viviana Silvia To­
rello, sec.
I. 7-7-15. V. 10-7-15 4766
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil Nº 99 a cargo del Dr.
Camilo Jorge Almeida Pons, Secretaría
Única a mi cargo, cita y emplaza por
treinta días a acreedores y herederos
de Don JUAN CARLOS PERAZZO a los
efectos de hacer valer sus derechos.
El presente deberá publicarse por tres
días en el diario El Derecho. Buenos
Aires, 22 de junio de 2015. Guillermi­
na Echagüe Cullen, sec.
I. 7-7-15. V. 10-7-15 242
El Juzgado Nacional de Primera Ins­
tancia en lo Civil Nº 11, Secreta-
ría única, cita y emplaza por treinta
(30) días a herederos y acreedores de
GRACIANO OSVALDO CANELLA. Pu-
blíquese por tres días en el diario: El
Derecho. Buenos Aires, junio 30 de
2015. Javier A. Santiso, sec.
I. 7-7-15. V. 10-7-15 4767
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil Nº 11, Secretaría
Unica, cita y emplaza por treinta (30)
días a herederos y acreedores de NOR-
MA ANGELA AIROLDI. Publíquese por
tres días en el diario El Derecho. Bue-
nos Aires, mayo 22 de 2015. Javier A.
Santiso, sec.
I. 8-7-15. V. 13-7-15 4772
El Juzgado Nacional de 1ª Instancia
en lo Civil Nº 105, cita y emplaza a
herederos y acreedores de don JOR-
GE LUIS OTERO por el plazo de trein-
ta días, a fin de que hagan valer sus
derechos. El presente edicto deberá
publicarse por tres días en el diario
El Derecho. Buenos Aires, 8 junio de
2015. Georgina Grapsas, sec. int.
I. 7-7-15. V. 10-7-15 241
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil 93, cita y emplaza
por 30 días a herederos y acreedores
de ROQUE OSCAR FALDUTO. Publí-
quese por 3 días en El Derecho. Bue-
nos Aires, 26 de junio de 2015. M.
Alejandra Tello, sec.
I. 8-7-15. V. 13-7-15 4771
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil Nro. 103 a ­cargo del
Dr. Martín A. Christello, ­Se­cretaría a
mi cargo, sito en la Av. de los Inmi-
grantes 1.950 piso 1º. Cita y emplaza
por el término de treinta días a here-
deros y acreedores de Don OMAR RA-
MÓN CARPINTERO a los efectos de
hacer valer sus derechos. Publíquese
por tres días en el diario El Dere-
cho. Buenos Aires, junio 5 de 2015.
Eduardo Alberto Villante, sec.
I. 10-7-15. V. 14-7-15 4779
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil Nro. 42 a cargo de
la Dra. Paola Mariana Guisado, Secre-
taría Única a cargo de la Dra. Laura
Evangelina Fillia, cita y emplaza por
30 días, a partir de la última publi-
cación a herederos y acreedores de
DEMETRIA TERESA OLVIDO MARTIN
BARTOLOME, a los efectos que com-
parezcan a hacer valer sus derechos.
Publíquese por 3 días en El Derecho.
Buenos Aires, 19 de junio de 2015.
Laura Evangelina Fillia, sec.
I. 10-7-15. V. 14-7-15 4783
El Juzgado Nacional en lo Civil nº 71
cita y emplaza por el plazo de treinta
días a herederos y acreedores de AR-
MANDO RAFAEL PERRONE y ALCIRA
NIEVES DE PAEZ a presentarse en au-
tos a fin de hacer valer sus derechos.
Publíquese por tres días. Buenos Ai-
res, 1 de julio de 2015. AM. Manuel
J. Pereira, sec.
I. 10-7-15. V. 14-7-15 4781
Juzgado Nacional de Primera Ins­
tancia en lo Civil nº 51, Secretaría
Unica, sito en Uruguay 714, Piso 2º,
Capital Federal, cita y emplaza por
treinta días a herederos y acreedores
de JOSE CARRERA, a efectos de estar
a derecho. El presente edicto deberá
publicarse por tres días en El Derecho.
Buenos Aires, 9 de abril de 2015. Ma­
ría Lucrecia Serrat, sec.
I. 10-7-15. V. 14-7-15 4782
El Juzgado Nacional en lo Civil nro.
24 cita y emplaza por 30 días a acree-
dores y herederos de IRENE MARTA
FERNANDEZ para que hagan valer
sus derechos. Publíquese 3 días en el
diario El Derecho. Buenos Aires, 10
de junio de 2015. Maximiliano J. Ro­
mero, sec.
I. 10-7-15. V. 14-7-15 4780
El Juzgado Nacional en lo Civil nº 13,
Secretaría única, cita y emplaza por
el término de 30 días a herederos y
acreedores de GRAZIELLA GIANELLI.
Publíquese por 3 días en el diario El
Derecho. Buenos Aires, junio 15 de
2015. Diego Hernán Tachella, sec.
I. 10-7-15. V. 14-7-15 4778
El Juzgado Nacional de 1ª Instancia
en lo Civil Nº 16, cita y emplaza por
treinta días a herederos y acreedores de
NORMA CHIOCCA a fin que comparez-
can a hacer valer sus derechos. Publí-
quese por tres días. Buenos Aires, 1 de
Julio de 2015. Mariela Oddi, sec. int.
I. 10-7-15. V. 14-7-15 4784

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D i a r i o d e
Aborto: refutaciones al documento del CELS
El derecho no puede ignorar el dato científico que
indica que a partir del momento en el que un óvu-
lo es fecundado por un espermatozoide comienza la
existencia de un nuevo ser humano digno de la ma-
yor tutela jurídica. Es deber de toda la comunidad
garantizar a esa persona real el goce del derecho a
la vida. [Síntesis de la Redacción de DFD].
Hace poco tiempo el Centro de Estudios Legales y So-
ciales (CELS) publicó el documento “Aportes a los deba-
tes legislativos sobre derechos sexuales y reproductivos”
en el que enuncia 10 razones para la legalización del abor-
to, las que habrán de refutarse en estas líneas.
Algunos de los argumentos pueden agruparse por ca-
tegorías ya que refieren, básicamente, a un mismo punto,
y todos ellos están precedidos de consideraciones acerca
de la interpretación sobre “el derecho a la vida desde la
concepción”, o el valor que corresponde conferir a las re-
comendaciones y sentencias de organismos y tribunales
internacionales que, dada la índole de sus funciones, se
pronuncian sobre el tema.
I En otras palabras, la Corte IDH afirma que en torno al
Respecto de las consideraciones generales
que hace el documento
Quizás convenga remarcar que el CELS ha manifestado
públicamente en numerosas oportunidades su apoyo a una
legalización de los llamados “abortos tempranos”, en refe-
rencia a aquellos llevados a cabo dentro del primer trimes-
tre del embarazo. De ese claro posicionamiento ideológico
se sigue, acaso, la constante utilización en el documento
que se analiza de expresiones ambiguas o no suficientemen-
te explícitas en torno al tema de fondo. Como muestra de
ello puede decirse que el propio título “Aportes del CELS
a los debates legislativos sobre derechos sexuales y repro-
ductivos”, en el que deliberadamente se omite el vocablo
“aborto”, resulta confuso puesto que pareciera sugerir que
la práctica se encuentra tácitamente comprendida dentro los
genéricos, y no exentos de polémica a nivel internacional a
la hora de concreción, “derechos sexuales y reproductivos”.
Confusiones y verdades a medidas
En lo que refiere al alcance real de las recomendaciones
de organismos internacionales de los Derechos Humanos,
o de sentencias de tribunales, debe señalarse que el docu-
mento incurre en confusiones y verdades a medias. Así, se
(*) Doctor en Derecho, docente de las Facultades de Derecho de la
UNR y UCA.
“Cuando se observa una ceguera tan incomprensible respecto de la realidad del alma, como la que encontramos en la historia de la psicología naturalística del siglo XIX, cabe
pensar que la causa de esa ceguera y de la incapacidad de llegar a lo profundo del alma no reside simplemente en determinados principios metafísicos, sino en una inconsciente
angustia de encontrarse con Dios”.
Buenos Aires, viernes 10 de julio de 2015
J u r i s p r u d e n c i a y D o c t r i n a
“Herodes se enfureció y mandó matar”
Evangelio de San Mateo, 2,16
por Pablo Yurman(*)
menciona el caso “Artavia Murillo” de la Corte Interame-
ricana de Derechos Humanos de 2012, en el que el tribunal
interpretó el alcance de la palabra “concepción” referido al
comienzo de la existencia de la persona humana, pero des-
contextualizándolo y exagerando sus alcances reales. En
primer lugar, lo que no se dice es que en dicho precedente,
que resulta solo vinculante respecto de Costa Rica (la par-
te demandada del caso citado), la Corte IDH no analizaba
los casos de aborto (sean los casos de no puniblidad o su
legalización), sino las técnicas de reproducción humana
artificial, por lo que el contexto es distinto. Además, en el
citado precedente se reconoce que la cuestión de fondo, es
decir, establecer el momento en el que comienza la exis-
tencia de un ser humano, no está debidamente consensua-
do a nivel científico. Por lo tanto, aun siguiendo a la Cor-
te IDH que entendió que no puede hablarse de “persona”
hasta tanto el embrión humano no esté implantado en el
cuerpo de la mujer (por tomar partido por una de las teo-
rías científicas conocida como “de la anidación”), eso no
modifica sustancialmente el hecho de que cuando se plan-
tea la permisión del aborto nos encontramos ante un feto
de varias semanas de gestación, es decir, una persona en
términos jurídicos, sea quien fuere el intérprete jurídico.
término “concepción” no existe consenso a nivel científi-
co, pero cuando el CELS refiere a “abortos tempranos”,
se siga la teoría de la anidación o de la fecundación, de lo
que se trata es de la supresión biológica de un feto huma-
no que holgadamente ha superado, en su desarrollo, cual-
quiera de las dos etapas señaladas.
Se verifica otra contradicción toda vez que, en orden de
reverenciar el caso “Artavia Murillo”, elogia la labor del
Tribunal consistente en indagar sobre el sentido que quiso
dársele al término “concepción” al suscribirse, en 1969, la
Convención Americana de Derechos Humanos. Es decir,
se valora positivamente el esfuerzo del tribunal regional
por dar, ante la confusión generada por la “letra” de la ley,
una interpretación histórica del texto. Pero es precisamente
esa falta de rigor interpretativo, abrevando en los debates
parlamentarios y las discusiones doctrinarias, la que fal-
ta, curiosamente, en el otro precedente que es citado, con
notoria unción, en el documento: el fallo en autos “F., A.
L.” de la Corte Suprema de 2012. En efecto, tal como lo
destacáramos en su momento (...) en ese fallo, el Máximo
Tribunal pese a reconocer que la cuestión medular pasaba
por analizar el alcance real del inc. 2º del art. 86 del cód.
penal, llamativamente omitió toda referencia a los debates
parlamentarios de 1921, los cuales sin duda alguna limita-
ban los casos de abortos no punibles a los supuestos que
fueran “terapéuticos”, esto es, cuando corriera riesgo la vi-
La negación del alma en la psicología moderna
Edith Stein, El Castillo del alma, en Obras Selectas, Burgos, Monte Carmelo, 1997, págs. 444/5.
Nº 13.766 AÑO LIII
Primer Director: Jorge S. Fornieles (1961 - 1978)
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da o la salud de la mujer (inc. 1º), y “eugenésico”, cuando
el embarazo fuera producto de una violación o atentado al
pudor sobre mujer con disparidad psíquica (inc. 2º).
En cuanto a los compromisos que surgen para la Argen-
tina de tratados internacionales de los derechos humanos,
el documento en análisis no funda sus conclusiones en el
texto de instrumentos suscriptos por nuestro país, sino en
la interpretación que de ellos hacen algunos comités de
seguimiento.
No existe un solo documento internacional en ma-
teria de derechos humanos que reconozca un preten-
dido “derecho al aborto”.
Hay que ser claros en este punto: no existe un solo do-
cumento internacional en materia de derechos humanos
que reconozca un pretendido “derecho al aborto”, y pre-
cisamente en los últimos años la discusión, y consecuente
falta de acuerdo a nivel mundial, radica en que mientras
algunos países lo consideran incluido dentro de los lla-
mados “derechos sexuales y reproductivos”, otros países
difieren de dicha interpretación.
Caso emblemático lo constituye lo relativo a la CEDAW,
es decir, la Convención para la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación contra la Mujer. Ese tratado, al
que la Argentina adhirió en 1981, no establece un “derecho
al aborto” en ninguna parte de su texto. Lo que ocurre es
que nuestro país ratificó, en 2006, el Protocolo Facultati-
vo, que no es parte del Tratado sino un anexo de este. Y al
mismo tiempo se sometió, renunciando a su soberanía le-
gislativa, al Comité de Seguimiento de la CEDAW. Es pre-
cisamente ese Comité, constituido por 23 “expertas”, el que
hace una interpretación ideologizada del texto del Tratado y
con base en la cual considera el aborto en clave permisiva.
Al no poder el lobby abortista local imponer su
visión en un debate parlamentario serio, pretende
valerse de una imposición por presión de organis-
mos internacionales.
Todo sugiere que al no poder imponer el lobby abortista
local su visión en un debate parlamentario serio, pretende
valerse de una imposición por presión de organismos in-
ternacionales. Por ello, cuando se hace referencia genérica
a “compromisos asumidos por el Estado argentino a nivel
internacional”, hay que distinguir si tales compromisos
surgen claramente del texto de un tratado sobre DDHH
o, por el contrario, de la interpretación que de este pueda
hacer un Comité en cuya integración el país no ha tenido,
quizás, participación alguna.
II
Acerca de las razones para legalizar el aborto
Una de las razones que el documento esgrime radica en
que “la penalización del aborto no disuade a las mujeres
de practicarse un aborto”, lo que constituye una deduc-
ción errada del significado de los delitos previstos en el
Código Penal, que no buscan tanto disuadir, sino reforzar
la protección de un bien jurídico tutelado. Con ese criterio
podría decirse: “la penalización del robo no disuade a las
personas que quieren robar de hacerlo”. Lo mismo podría
decirse del delito de trata de personas con fines de explo-
tación sexual, conducta que a pesar de ser actualmente
típicamente delictiva, pareciera no disuadir demasiado a
los explotadores de llevarla a cabo.
También expresa que “la penalización induce a las mu-
jeres a recurrir a métodos inseguros y riesgosos”. No obs-
(Concluye en pág. 23 abajo)