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1. Tesis y Argumentos
La Iglesia conserva y anuncia el misterio de Dios revelado por Cristo, a través de los
apóstoles, de la tradición, la escritura, el magisterio y el evangelio.
1 “Dispuso Dios benignamente que lo que había revelado para la salvación de los
hombres permaneciera integro para siempre y se fuera transmitiendo a todas las
generaciones. Por ello Cristo nuestro Señor, en quien se consuma la revelación total
del Dios sumo (2Cor 1,30; 3, 16; 4,6), mando a los apóstoles que predicaran a todos
los hombres (Mt 28, 19-20; Mc 16,15) el Evangelio, comunicándoles los dones
divinos.” (Dei Verbum capítulo II, 7 De divinae revelationis transmissione).
2 “Los Apóstoles son el eslabón esencial entre Cristo y la Iglesia de todos los tiempos,
y su predicación constituye la norma de la fe para los creyentes.” (pág. 106)
3 “A los apóstoles les es dada una autorización extraordinaria que viene del cielo y se
orienta hacia el cielo. Por eso, rechazar a un Apóstol es rechazar a Dios mismo, pues el
enviado es como el mismo mandante: El que a vosotros recibe, a Mí me recibe, y el
que me recibe a Mí revine a quien me envió (Mat 10, 40; Mc 9,41; Lc 10,16)” (pág.
108)
4 “La misión apostólica es una participación en la misión que Cristo recibió del Padre.
Mediante ellos (los Apóstoles) –ha escrito Congar- y juntamente con ellos,
comunicamos en la conciencia que Jesucristo mismo tuvo en su alma humana de todo
el plan del Padre, en una palabra, de todo el misterio. Precisamente en esa entrega
que Jesús hizo de su conciencia humana a los Apóstoles está el origen y la autoridad
única de la tradición apostólica.” (pág. 109)
5 “En último término, ese testimonio permanece como el punto de referencia último
de lo que esencialmente ha de ser transmitido en la Iglesia, y como criterio de
autenticidad, de todo desarrollo ulterior bajo la forma de «tradición apostólica».”
(pág. 110)
11 “Dios habla a cada hombre mediante la Iglesia. La Iglesia, que vive del testimonio
apostólico, es entonces el lugar de la comunión de la fe y de la vida.” (pág. 119)
12 “La Iglesia es, entonces, la que continúa la acción salvadora de Cristo por medio de
la predicación y la reconciliación, y el ámbito en el que se encuentra la realidad plena
de la verdad salvadora. Su misión respecto a lo recibido consiste en conservarlo y
transmitirlo fielmente hasta el final de los tiempos.” (Pág. 119)
13 “La revelación, por tanto, ha sido confiada a la Iglesia, con la misión —que forma
parte de su mismo ser Iglesia— de serle fiel (conservarla) y anunciarla (transmitir). Por
eso, la Iglesia se halla en la misma línea de la mediación de Cristo participada por los
Apóstoles. Ella continúa esa mediación que hace accesible a los hombres el mensaje
de la salvación, y les introduce en el misterio de Dios revelado en Cristo.” (pág. 120)
14 “el sentido de la expresión Iglesia, depositaría es esencialmente dinámica, porque
el depósito es la revelación viviente y actuante que sólo se conserva realmente en la
medida en que es vivida y transmitida. Así nos encontramos con la tradición de la
Iglesia.” (pág. 122)
16 “el magisterio «no es norma constitutiva de la fe, sino directiva» en relación con la
fe recibida de los Apóstoles. Su misión consiste en enseñar puramente lo transmitido,
siendo fiel en su tarea —que es un derecho y un deber— de transmitir fielmente la
revelación. El magisterio, en consecuencia, no es dueño de la palabra de Dios, sino
servidor suyo en orden a la fe.” (pág. 128)
17 “Los actos del Magisterio son escuchar devotamente lo transmitido (el depósito),
custodiarlo celosamente, explicarlo fielmente, y extraer de él todo lo que propone
como revelado por Dios para ser creído.” (pág. 128)
“Todas aquellas doctrinas que se refieren al campo dogmático o moral, que son
necesaria para custodiar y exponer fielmente el depósito de la fe, si bien no son
propuestas por el magisterio de la Iglesia como formalmente reveladas. Estas doctrinas
constituyen una enseñanza definitiva de la Iglesia y exigen un «asentimiento firme y
definitivo.” (pág. 131) Me preocupa la dinámica en que se plantea esta postura o idea
ya que puede caer en un simplismo o relativismo en el que por ser algo tan
normativizado, logra pasar desapercibidas con ella, un montón de circunstancia y de
intereses que no pueden guardar relación con el mensaje revelado por Cristo. Lo digo
acentuando en lo que nos dice Leonardo Boff, la experiencia cristiana se concibe como
católica, ha de esta abierta a la universalidad, sin escoger la cultura que ha de
encarnarse, porque toda cultura es buena para testimoniar en ella la salvación
conquistada para todos por Jesucristo. Esto para notar que afirmar que la Iglesia a dado
un punto definitivo para su anuncia y predicación, no es totalmente válido, ya que falta
mucho por que conocer y dar.
Se afirma que Jesús revelo y mando a que se anunciara la buena nueva a todos los
hombre, pero, ¿Estaba en la mente del Jesús histórico la instauración de una Iglesia
organizada en sus estructuras esenciales? ¿O tal vez la institución ya perfectamente
particularizada de la Iglesia nació como resultado histórico del encuentro de diversos
factores que llegaron a conjugarse entre sí, como serían el mensaje de Jesús acerca del
Reino, ciertas estructuras escatológicas presentes en su actualización (como los Doce),
su muerte y resurrección, el hecho del retraso de la parusía, el acceso de los gentiles a
la fe, etc.?
¿La iglesia existe únicamente por el hecho de que los doce apóstoles, llamados en el
Espíritu Santo, se decidieron, a la luz del mismo, acudir en medio de los gentiles
(Hechos 15,28)?
Siendo Jesús solidaria en su entrega y revelación del Padre a los hombre, ¿De qué
manera ha surgido dentro de la Iglesia un ministerio de la solidaridad, encargado de
visibilizar entre los hombres el amor de Jesús hacia los pobres, su palabra de ayuda a
los necesitados, su búsqueda fraterna, para la transmisión de lo revelado?
¿Cuáles deben ser los rasgos para la transmisión de la revelación y la crítica que esta
abarca para que sea realmente constructiva de la Iglesia, y para el bien de todo
hombre?
Conexiones con otros conocimientos
Si bien, existen una gran diversidad de vida consagrada que se preocupa por el bien
del prójimo y de la ayuda fraterna para la comunión entre tales y con Cristo. Es
necesario resaltar que aún falta consolidar ciertos detalles, ya que al cambiar el
tiempo y los contextos es importante descubrir cuáles son las respuestas y los medios
que el hombre contemporáneo requiere para su dignificación, su encuentro espiritual
con él y con su vocación.
Hay entonces un medio, que es la solidaridad divina de Jesús. Algo que rompe todos
los esquemas de la Historia. Jesús vuelve para retomar el camino, para ofrecer el
perdón a sus amigos, para iniciar una misión de solidaridad ofrecida a todos los
hombres. De esta manera, podemos decir hoy que la Iglesia no solo es responsable de
esta misma misión, sino que es algo que ya forma parte de su esencia, es algo que la
identifica. Y esto lo vemos en el testimonio de vida de todos los consagrados y fieles
que insatisfechos por lo que ofrece el mundo pasajero, intentan dar respuesta a los
acontecimientos de sufrimiento e injusticia de la realidad que les rodea. Esto, a través
de grupos de ayuda social, espiritual, física y psicológica; que constantemente se
reúnen, tal vez como una ONG pero sí como un grupo de testigos del amor
misericordioso que Dios ha tenido con ellos, y que ese encuentro provoca la salida a
ayudar y transmitir el mensaje y la revelación, escucha a través de la oración y de la
reflexión de la palabra y del mismo actuar de ellos como de sus antecesores y como el
de Cristo. También, en la parte eclesial, vemos como en el ministerio sacerdotal, se
transmite la riqueza de su gracia y de su presencia, para la comunión de todos los
hombres en el Hijo de Dios, en la gran cena que el mismo instauró e invito a que se
transmitiera por todas las generaciones. Hay una solidaridad intra-eclesial de Jesús,
definida a través de su presencia a sus ministros diciendo: “Quien a vosotros recibe, a
mí me recibe…” (Mt 10,40)