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Discurso del Dotol Nigüín

Monólogo de Rafael Guinand

Voces De La Muchedumbre: ¡Que hable! ¡Que hable el Dotol Nigüín!


Nigüín: Señores, la Midicina es una gran confabulación nervática que no puede
vituperarse por el simple achatamiento de las ideas. El cuelpo del hombre es
numismático, y la Midicina nos prueba que sería una quirupéltica duodal
pretender que el hombre fuera un mozambique.
Muchedumbre: ¡Bravo! ¡Bravo! ¡Así se habla!
Nigüín: Los honorables cólegas aquí presentes se oponen a que el cardomomo
de mis ideas llegue hasta ustedes, realizando de este modo una vacuidad
anodina que indudablemente tiene que producir un chinchonal.
Muchedumbre: Bueno, bueno, ¡así se habla!
Nigüín: No es con monosílabos escuálidos con lo que se alcanza la maceración
senil, no, señores. Es con pernambúquicos azares y con masteletes palúrdicos
con los que la Midicina puede alcanzar un grado pantagruélico y formólico.
Muchedumbre: ¡Bueno, bueno! ¡Así se habla Nigüín!
Nigüín: Si nos remontamos a la edad panálgica encontramos inmediatamente el
enchorizamiento de las ideas. ¿Y por qué? Porque el patagrismo huye cuando se
centralizan las orquídeas en las oriflamas celestes.
Muchedumbre: Bueno, bueno. ¡¡Así se habla!! ¡Adelante!
Nigüín: La ciencia médica, señores, nace gerúndica; los bolondrones del pecado
la narvatizan. Pero ahí está el Hombre, cerecere angular de todos los tiempos,
para sacarla a flote con su fragmatismo cerebral, su obturismo moderno y su
caducidad tetánica.
Una Voz Femenina: ¡¡¡Acuña, Nigüín, acuña!!!
Nigüín: ¡¡Toy acuñando, mijita, toy acuñando!!
Y la saca, señores, sí. Y la saca de su oscurantismo hidráulico para hacerla brillar
amórfica, etiópica y dinámica en la serenidad pasmosa del cenobismo renal.
Otra Voz Femenina: ¡¡¡¡Métele, métele Nigüín, métele!!!!
Nigüín: ¡¡Le toy metiendo, mijita, le toy metiendo!! ¿Cómo, pues, permitir que
se mascullen los atavismos balúndricos, caray? ¡¡¡No, no y mil veces no!!!
Debemos paniaguarnos sobre las cabañuelas del pasado; influir en las
cavilaciones tiroideas; no dejar que el narvatismo mesentérico se adueñe del
chupanismo científico, porque eso sería descender a las profundidades caóticas
de un carburismol sensual. Así, pues, señores, unámonos todos en este
desrengamiento cletónico, pacuchemos las grandes chamaguinas del pasado; no
permitamos el barrigonismo científico, alcémonos como un solo hombre contra
las pejigueras cunénicas; demos la espalda a las traumatizaciones del dolor, y
así, de tumbo en tumbo, pero con paso firme y político, habremos llevado la
ciencia a una altura berrúgica, y todos ganaremos porque con nuestro
conocimientos pleuróticos habremos espantado para siempre el chapapote de
las violencias y el sorrocloco de la enfermedades.

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Una Voz Masculina: ¡¡Así se habla, caray!!
Nigüín: Y para terminar, señores, yo calculo…
Otra Mujer: Nigüín, Nigüín, y ¿qué me dices de ese cálculo que acaba de echar
Don Críspulo?
Nigüín: Ved, señores, antes de calcular viene un cálculo en mi poyo. Este
cálculo biliario extraído de un paciente.
Voz De Un Médico: ¡¡¡Falso, colega, falso!!!
Nigüín: No, señores, es auténtico, ¡¡caray!! Esto los convencerá, de que la
Midicina es puro cálculo, más o menos aproximado, porque las quirupérticas del
tiempo y las caparazones de la distancia se resisten a creer que pueda haber
exactitud macaliéndrica mientra los gurruparchos del organismo alberguen
obstáculos de esa naturaleza. He dicho.
(Aplausos eufóricos)

TELÓN

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