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La Musicoterapia es una disciplina científica que estudia e investiga la relación del ser
humano con el sonido, la música, el ritmo, etc. Es una especialidad que aprovecha una serie de
recursos expresivos tales como la música, el sonido, el silencio, la palabra, la voz, el ruido, los
gestos y los movimientos corporales para configurar una estructura integrada de expresión,
promoviendo la salud física y mental.
Para ello serán necesarios pocos recursos y materiales, tales como espacio físico
amplio y luminoso, instrumentos musicales, objetos sonoros que pueden ser creados por el
paciente, equipos de audio y demás elementos que se necesiten según el desarrollo de las
actividades.
La musicoterapia data de los años 40 como rama de medicina recuparativa, que con
los efectos fisiológicos, afectivos y mentales de la música, contribuye a un equilibrio
psicofísico de las personas. Es una especialidad orientada a la apertura de los canales de
comunicación por medio del sonido, la música, el gesto, el movimiento, el silencio, en un
contexto no-verbal de la terapia, situando estas técnicas en un contexto verbal. La relalción
input-output que ocurre entre la persona y el terapeuta se ve acompañada por la música. La
musicoterapia pretende posibilitar la comunicación y expresión en aquellas personas
necesitadas de ello, facilitando la apertura emocional y el acceso hacia el lenguaje, lo que
contribuye enormemente en el proceso de curación.
A veces la música puede ser el punto de partida del movimiento para comenzar un
proceso de recuperación funcional; otras veces, invita al dialogo corporal entre paciente y
terapeuta. En ocasiones puede hacer que una sesión grupal sea más completa, ayudando a
sentir el ritmo y conseguir así mayor coordinación en los movimientos. La Musicoterapia
actúa como motivación para el desarrollo del autoestima, con técnicas que provoquen en el
individuosentimientos de autorrealización, autoconfianza, autosatisfacción y mucha
seguridad en sí mismo.
Tomatis ha demostrado que cuando se estimulan las habilidades para escuchar las
personas sienten un mayor interés por la lectura, el aprendizaje y la autoexpresion. Se
despierta un profundo deseo de comunicar, de contactarse con el mundo y de vivir. En otras
palabras, encuentran una manera eficaz de satisfacer la constante necesidad de rejuvenecer
que sienten todas las personas cuando empiezan a envejecer.
Hoy día se sabe que el oído humano es una verdadero dínamo para el cerebro y que
entrega más del 90% de la energía necesaria para mantenerse en estado de vigilia. Sin
embargo, para que esto ocurra es indispensable proveer al oído de estimulaciones continuas a
través del sonido, la música y el movimiento.
Un oído que trabaja bien durante la vida activa y que cuando llega la jubilación deja de
hacer esfuerzos para escuchar, va a perder sus capacidades. Esto ocurre porque la escucha
depende de dos músculos que se encuentran en el oído medio y que, como todo músculo,
cuando dejan de ejercitarse pierden su tonicidad y se atrofian. El Oído Electrónico y la música
de Mozart ofrecen la posibilidad de reeducar esos músculos despertando el deseo de
comunicar y entregando un considerable aporte energético al cerebro.
A los pocos días de comenzar el tratamiento las personas se vuelven más dinámicas,
más comunicativas; su postura deviene menos encorvada y comienza a disminuir el tiempo
que pasan durmiendo. La piel de la cara se tensa y pone más lozana, como si se tratara de un
verdadero “lifting” dice Tomatis. El oído vuelve a entregar energía al cerebro.
Todos los ejercicios que se realizan en las sesiones de musicoterapia son «cosas muy
sencillas que ellos pueden hacer para que su autoestima suba». Igor López insiste en que no se
trata de seguir el dicho de que «la música amansa a las fieras» sino de provocar con la música
diversas reacciones. La relajación es una de ellas pero no la única también se ejercita la
memoria, el movimiento... o incluso «pasar un buen rato para evitar la depresión».
En este sentido el musicoterapeuta explica que «no siempre vas a querer que tu
paciente se relaje, tienes unos objetivos terapéuticos y utilizas la música para conseguirlos».
COMUNICACIÓN.
Igor López deja claro que no se trata de crear una orquesta profesional, que aprendan
a tocar el piano o ni siquiera que la música resultante «sea bonita sino que la utilicen». En las
sesiones de musicoterapia se da a cada anciano un instrumento «muy sencillo, de fácil manejo,
como los que utilizan los niños en la escuela». Panderos, maracas, claves, xilófonos… se
convierten en un elemento de comunicación para el que, en los casos más extremos,
únicamente hace falta un leve movimiento de muñeca como es el caso de las sonajas. Se trata
de que «ninguno se sienta imposibilitado para hacerlo sonar».
MOVIMIENTO.
Tocar los instrumentos musicales, por sencillos que sean, ya supone la realización de
movimientos lo que supone el cumplimiento de otro de los objetivos de la músicoterapia que
va dirigido al estado físico de los pacientes. Además de los instrumentos, la música facilita la
realización de movimientos más o menos coordinados con la realización de bailes.
VIAJES MUSICALES.
Entre los ejercicios puestos en práctica por Poch se encuentran los ‘viajes musicales’,
que consisten en la realización de viajes imaginarios mediante la combinación de la
visualización de paisajes o escenas y música evocadora. De esta manera, “los enfermos pueden
trasladarse mentalmente a un lugar ficticio y realizar ‘viajes’, aunque sean imaginarios, fuera
del hospital”.
Una prueba más de que la música puede mejorar la calidad de vida de los pacientes
mayores se halla en un estudio realizado por Poch en un grupo de once pacientes del
recientemente desaparecido Instituto Psiquiátrico Tomás Dolsa, de Barcelona. Los resultados
del trabajo, que tuvo una duración de tres meses, indicaron que la musicoterapia
“proporcionaba un mayor apoyo emocional casi en el 85 por ciento de los casos y favorecía la
activación sensorial y motora de pacientes muy sedentarios”.
RELACIONES INTERPERSONALES.
Asimismo, la música se convirtió en un excelente medio para fomentar “las relaciones
interpersonales, que mejoraron hasta en un 48 por ciento, y para la expresión de
sentimientos, lo cual resulta significativo si se tiene en cuenta que algunos de los pacientes ni
siquiera hablaban”.
La Musicoterapia es una disciplina científica que estudia e investiga la relación del ser
humano con el sonido, la música, el ritmo, etc. Es una especialidad que aprovecha una serie de
recursos expresivos tales como la música, el sonido, el silencio, la palabra, la voz, el ruido, los
gestos y los movimientos corporales para configurar una estructura integrada de expresión,
promoviendo la salud física y mental.