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Introducción
otras palabras, el problema para una ontología social realista surge aquí, no
debido a que los significados de todos los términos generales den forma a la
percepción misma que los científicos sociales tienen de sus referentes,
creando un círculo vicioso, sino únicamente en casos especiales dentro del
contexto de instituciones y prácicas que no son reducibles a sus significados.
Como afirma el filósofo Ian Hacking:
llamarla una nueva teoría de los ensamblajes, teoría de los ensamblajes 2.0,
o cualquier otro nombre que resulte más adecuado.
Los primeros dos capítulos introducen las ideas fundamentales de una
teoría de los ensamblajes reconstruída. Dicha teoría debe, en primer lugar,
dar cuenta de la síntesis de las propiedades del todo que no son reducibles a
sus partes. En el ámbito de esta función sintética la teoría de los
ensamblajes cuenta con rivales que son históricamente anteriores, como es
el caso de la dialéctica hegeliana. Por lo mismo, en el primer capítulo llevo
cabo una comparación entre ensamblajes y totalidades hegelianas. La
principal diferencia radica en que en la teoría de los ensamblajes el hecho de
que un todo posea propiedades sintéticas o emergentes no impide la
posibilidad de su análisis. En otras palabras, a diferencia de las totalidades
orgánicas las partes de un ensamblaje no forman un todo unifrome y
continuo. En el segundo capítulo sostengo que una vez que los procesos
históricos son usados para explicar la síntesis de lo procesos inorgánicos,
orgánicos y sociales, desaparece la necesidad de cualquier esencialismo para
explicar lo perdurable de sus identidades. Lo cual permite a la teoría de los
ensamblajes evitar una de las principales deficiencias presente en otras
formas de realismo social: el compromiso ontológico con la existencia de
esencias.
Una vez que las ideas básicas han sido trazadas, los siguientes tres
capítulos aplican la teoría de los ensamblajes a un caso concreto de estudio:
el problema del vínculo entre los niveles micro y macro de la realidad social.
Tradicionalmente, dicho problema ha sido formulado en términos
reduccionistas. El reduccionismo en la ciencias sociales se ha ilustrado a
menudo con las características del individualismo metodológico de la
microeconomía, en el cual todo lo que cuenta son decisiones racionales
llevadas a cabo por individuos aislados. Pero el individualismo
fenomenológico del constructivismo social es también reduccionista, incluso
si su concepción de los microniveles no está basada en la racionalidad
individual sino en aquellas rutinas y categorías que estructuran la
experiencia individual. En ninguno de dichos individualismos se niega que
exista, además de la racionalidad o la experiencia, la sociedad como un
“todo”. Pero semejante entidad es conceptualizada como un mero agregado,
es decir, como un todo sin propiedades que sean más que la suma de sus
partes. Por la misma razón nos referiremos a tales soluciones al problema de
las relaciones entre lo micro y lo macro como ‘micro-reduccionistas’.
La otra posición que ha sido históricamente adoptada en el problema de
lo micro y lo macro supone que lo que relamente existe es la estructura
social, las personas individuales son meros productos de la sociedad en la
que nacieron. En este sentido, Durkheim, Marx en su madurez, y
funcionalistas como Talcott Parsons serían ejemplos de dicha postura. Tales
autores no niegan la existencia de personas individuales pero asumen que
Teoría de los ensamblajes y complejidad social (introducción y capítulo 1)
una vez que han sido socializadas por la familia y la escuela, han
internalizado los valores de las sociedades o de las clases sociales a las que
pertenecen, por lo que se puede afirmar que su filiación a un orden social se
puede dar por sentado. Por lo mismo tienden a ver el micronivel como un
mero epifenómeno y es por esta razón que dicha postura a sido etiquetada
como ‘macro-reduccionista’. Existen muchas otras posiciones en las ciencias
sociales con relación al problema de lo micro y lo macro, incluyendo las que
introducen otro nivel intermedio, como la praxis, en el centro mismo de la
realidad social, en donde tanto los agentes individuales como las estructuras
sociales resultan ser meros subproductos de este nivel fundamental. Esta
parece ser la posición de prominentes científicos sociales como Anthony
Giddens, una postura que podríamos definir como ‘meso-reduccionista’.5
Estas tres posturas reduccionistas no agotan, claro está, todas las
posibilidades. Existen múltiples científicos sociales cuya labor se centra en
entidades que no son ni micro ni macro: desde las ya clásicas
investigaciones de Max Weber sobre organizaciones institucionales; los
estudios de Erwin Goffman sobre conversaciones y encuentros sociales; Los
trabajos de Charles Tilly sobre movimientos de justicia social; para no
mencionar al cada vez mayor número de sociólogos trabajando en la teoría
de las redes sociales, o a los geógrafos que estudian ciudades y regiones. Lo
que el trabajo de estos autores revela es un gran número de niveles
intermedios entre lo micro y lo macro, cuyo estatus ontológico no ha sido
propiamente conceptualizado. La teoría de los ensamblajes puede ofrecer el
marco en el cual las contribuciones de estos otros autores (incluyendo el
trabajo del bloque de posiciones reduccionistas) puedan ser correctamente
situadas y sus mutuas conexiones plenamente elucidadas. Esto es posible
debido a que los ensamblajes , siendo todos cuyas propiedades emergen de
la interacción entre las partes, pueden ser usados para modelar cualquiera
de estas entidades intermedias: las redes interpersonales y las
organizaciones institucionales son ensamblajes de gente; los movimientos
de justicia social son ensamblajes de varias comunidades interconectadas;
los gobiernos centrales son ensamblajes de múltiples organizaciones; las
ciudades son ensamblajes de personas, redes y organizaciones, así como de
una variedad de componentes institucionales que van desde los edificios y
calles hasta los conductos de flujos de energía y materia; de igual forma,los
Estados-nación son ensamblajes de ciudades y regiones geográficas
organizadas por éstas, así como de las provincias que dichas regiones
forman.
Los siguientes tres capítulos llevan al lector por una travesía que va
desde la escala personal (e incluso subpersonal), ascendiendo de una escala
a otra hasta llegar a los Estados territoriales y más allá. Solamente
experimentando este movimiento de ascenso, movimiento que en la realidad
va generando los todos emergentes, es como el lector puede tener una idea
Teoría de los ensamblajes y complejidad social (introducción y capítulo 1)
Manuel DeLanda
Nueva York, 2005
1
Ensamblajes contra totalidades
afirmando que así como los organos del cuerpo trabajan coordinadamente
para el organismo como un todo, así la función de las instituciones sociales
consiste en trabajar en armonía para beneficio de la sociedad. Como han
hecho notar los historiadores del pensamiento social Howard Becker y Harry
Barnes, existen múltiples variantes de esta metáfora con siglos de
existencia, algunas más sofisticadas que otras:
programado por los genes para ser aprendido por la experiencia de manera
más flexible. Dicha decodificación produce, por ejemplo, los territorios
animales, el ensamblaje generado cuando ciertos animales van más allá de
la expresión pasiva de los patrones de información (patrones de la clase de
las huellas digitales) para activamente hacer uso de una variedad de medios
-desde las heces y orina hasta el canto, el color y la silueta- como una
expresión de su identidad como propietarios de un área geográfica en
particular.16 Un ejemplo social del resultado del proceso de decodificación lo
podríamos encontrar en las conversaciones informales entre amigos. Como
ensamblajes sociales, las conversaciones no tienen la misma permanencia
que las redes interpersonales o las organizaciones institucionales, y nadie
estaría tentado a compararlas con organismos. Sin embargo, las
conversaciones desarrollan realmente reglas, como las que regulan los
turnos en una plática. Entre más formales y rígidas sean las reglas, mayor
número de encuentros sociales serán codificados. Pero en otras
circunstancias tales reglas pueden debilitarse y dar origen a ensamblajes en
los cuales los participantes tengan mayor espacio para expresar sus
convicciones y los estilos personales de cada uno.17
Por otra parte, e independientemente de la importancia de los
componentes genéticos y lingüísticos para la consolidación de la identidad de
los ensamblajes biológicos y sociales, es importante no conceptualizar sus
lazos con otros componentes como relaciones de interioridad. En otras
palabras, la interacción de los genes con el resto de la maquinaria corporal
no debería ser vista como si constituyera su esencia. Lo mismo se puede
decir de las interacciones del lenguaje con la experiencia subjetiva y con las
instituciones sociales. En el enfoque de la teoría de los ensamblajes, los
genes y las palabras representan un componente más de los que entran en
relaciones de exterioridad con una variedad de materiales y otros
componentes expresivos, y el proceso de codificación y decodificación
basado en estas líneas especializadas de expresión opera a la par de otros
procesos de territorialización y desterritorialización que no son genéticos ni
lingüísticos. Voy a enfatizar este punto en el siguiente capítulo. Trataré en
todo momento al lenguaje al final y como un componente separado. Lo cual
nos permitirá distinguir claramente aquellos componentes expresivos que no
son lingüísticos pero que son tratados erroneamente como si fuesen
simbólicos, así como para enfatizar que el lenguaje debería ser removido del
centro de los hechos, un lugar que por décadas ha ocupado
equivocadamente.
Hay dos cuestiones más que debemos plantear para caracterizar
nuestro enfoque de la teoría de los ensamblajes. La primera se centra en el
proceso de ensamblaje por el cual las entidades físicas, biológicas y sociales
llegan a existir, proceso que debe ser conceptualizado como recurrente. Esto
significa que los ensamblajes siempre existen en poblaciones, por pequeñas
Teoría de los ensamblajes y complejidad social (introducción y capítulo 1)
que sean, las cuales son generadas por la ocurrencia repetida del mismo
proceso. A la par que los ensamblajes generan estas colectividades
interactuando entre sí, ejerciendo una variedad de capacidades, dichas
interacciones dotan a las poblaciones con determinadas propiedades, como
cierta tasa de crecimiento o ciertas distribuiciones en promedio de las
propiedades de los ensamblajes. La segunda cuestión considera la
posibilidad de que dentro de estas colectividades ensamblajes mayores
puedan emerger de los cuales los miembros de la población pasarían a se las
partes componentes. En otras palabras, las interacciones entre miembros de
una colectividad pueden conducir a la formación de articulaciones
relativamente permanentes entre las mismas produciendo una
macroensamblaje con propiedades y capacidades propias. Dado que los
procesos que están detrás de la formación de estas articulaciones de mayor
permanencia son ellas mismas recurrentes, una población de ensamblajes
de mayor tamaño será creada conduciendo a la posibilidad incluso de que
emerjan ensamblajes todavía más grandes.
La combinación de recurrencia del mismo proceso de ensamblaje en
cualquier escala espacial, y la recurrencia de la misma clase de procesos de
ensamblaje (territorialización y codificación) a escalas sucesivas, le
proporciona a la teoría de los ensamblajes una vía única de aproximación al
problema del vínculo entre los niveles micro y macro de la realidad social. En
su mayor parte el presente libro está dedicado a proporcionar ejemplos
concretos de cómo podemos establecer un puente entre el nivel de las
personas individuales y las grandes entidades sociales (tales como los
Estados territioriales) por medio del encajamiento de ensamblajes en una
sucesión de pequeña a gran escala. En este punto será de mucha utilidad
dar un ejemplo. Una ventaja del presente enfoque es que permite
reemplazar entidades generales vagamente definidas (como el ‘mercado’ o el
‘Estado’) con ensamblajes concretos. ¿Qué entidad reemplazaría al ‘mercado’
en un enfoque de ensamblajes? Los mercados deberían ser vistos, antes que
nada, como organizaciones concretas (esto es, lugares concretos de
mercado o bazares) lo cual los convierte en ensamblajes hechos de personas
y de los bienes materiales y expresivos que la gente intercambia.
Adicionalmente, como afirma el historiador Fernand Braudel, dichas
organizaciones se deben localizar en un sitio físico en concreto, como un
pueblo pequeño y el campo a su alrededor, es decir, en un escenario que
debería ser considerado asimismo un componente del ensamblaje. En este
sentido, el más pequeño ensamblaje económico ha sido siempre, como el
propio Braudel señala: