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VARIABLE COMPLEJA
JOSÉ MIGUEL MARÍN ANTUÑA
Introducción 9
1.1.2 Definiciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
1.2.1 Definiciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
1.3.2 Continuidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
1.3.3 Ejemplos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
3
4 ÍNDICE
1.4.3 Ejemplos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
Bibliografı́a 473
Introducción
Hacer hincapié en dicha aplicación dentro del contenido de un curso matemático especializado
es difı́cil y el que al respecto se hace en los cursos elementales es insuficiente.
El fin que se propone el presente libro es precisamente eliminar esta insuficiencia desarrollando
con la rigurosidad necesaria los métodos fundamentales de la teorı́a de funciones de una variable
compleja para aquellas personas que la necesitan en aras de su aplicación a problemas fı́sicos y
técnicos. Su contenido está basado en el curso que el autor ha desarrollado durante 45 años en
la asignatura de Métodos Matemáticos de la Fı́sica para el tercer año de la carrera de Fı́sica
de la Universidad de La Habana. Dos ediciones anteriores de este libro han sido utilizadas
también como texto de los estudiantes de la carrera de Fı́sica Nuclear del Instituto de Ciencias
y Tecnologı́as Aplicadas. Como libro de consulta ha sido empleado en carreras tecnológicas y
pedagógicas de Cuba, ası́ como en la carrera de Matemáticas de la Universidad de La Habana.
Algunas universidades latinoamericanas han contado con ejemplares de esas ediciones como
texto de consulta también.
9
10 José Marı́n Antuña
El desarrollo del material es bastante cercano al tradicional. Sin embargo, no se hace un análisis
especial de las funciones elementales de variable compleja al inicio del libro, como comunmente
se lleva a cabo en otras obras, sino que éstas se introducen como una prolongación analı́tica
directa de las funciones elementales de variable real; los teoremas sobre la prolongación analı́tica
permiten, de forma uniforme, trasladar al campo complejo las propiedades conocidas de las
funciones de variable real.
Además, hemos introducido a través de ejemplos y ejercicios propuestos los conceptos de algunas
de las funciones especiales más importantes de la Fı́sica Matemática con las que el lector puede
encontrarse en el transcurso de su actividad profesional. Sin embargo, el libro no pretende
un estudio sistemático de las funciones especiales que son tratadas con mayor amplitud y
sistematicidad en el libro de Métodos Matemáticos de la Fı́sica del autor.
Este libro, como su nombre lo indica, está dedicado principalmente a la teorı́a de funciones de
una variable compleja; sin embargo, no se concibe un libro de teorı́a matemática que no contenga
ejemplos esclarecedores y que no proponga al lector ejercicios que le permitan comprobar sus
conocimientos. Por eso, sin ser un libro amplio en ejercicios, al final de cada capı́tulo se proponen
varios de ellos sobre la materia desarrollada. Al final del Capı́tulo 7 se ofrecen las respuestas a
los ejercicios propuestos y las indicaciones para la solución de algunos de ellos. Se recomienda
al lector la solución de los ejercicios propuestos, a fin de comprobar los conocimientos teóricos
adquiridos, ası́ como para adquirir la destreza necesaria en el manejo de dicha teorı́a.
Las opinones de los lectores sobre esta nueva versión del libro serán recibidas con agrado y
agradecimiento por el autor.
La propiedad fundamental de los números complejos es que las operaciones matemáticas con
ellos realizadas no se salen de los lı́mites de su definición.
El concepto de número complejo es familiar al lector inclusive de los cursos de álgebra elemental.
En dichos cursos generalmente se llega al concepto de número complejo al analizar la ecuación
x2 + 1 = 0 (1.1)
11
12 José Marı́n Antuña
Inmediatamente pueden introducirse los números complejos como la suma de los números reales
x y los números imaginarios iy. Una vez introducidos estos números, resultan solubles todas
las ecuaciones de segundo grado
x2 + px + q = 0 (1.2)
Como podemos considerar que el lector está familiarizado, desde los cursos de álgebra ele-
mental, con el concepto de número complejo, resumiremos en forma axiomática los momentos
fundamentales de la definición de número complejo y las operaciones aritméticas que con ellos
se realizan. Exigiremos solo que los axiomas y las operaciones que introduzcamos contengan,
como caso particular, los conceptos y operaciones con los números reales.
La aritmética de los números reales responde a una serie de reglas entre las cuales se encuentra
el hecho de que el producto de dos números positivos y el producto de dos números negativos
tiene que ser positivo. Por ejemplo, 5 × 3 = 15 y también (−5) × (−3) = 15. Si uno se propone
la tarea de hallar la raı́z√cuadrada de un número negativo como −15 encuentra que debe ocurrir
que, si llamamos r = −15, entonces r × r = −15 lo que contradice la regla anterior de los
números reales. Por lo tanto, r no puede ser un número real. Aunque por mucho tiempo
los matemáticos rechazaron la posibilidad de introducir entes nuevos más allá de los números
reales, llegó un momento en el que la idea tuvo que admitirse para poder seguir ampliando
el campo de aplicaciones de la Matemática. Fue en el siglo 16 donde por primera vez se hizo
dicha introducción. El médico, filósofo y astrólogo Gerolamo Cardano introdujo en su libro
”Ars Magna” (”arte superior” o ”álgebra”) el siguiente problema: Hallar los números en que
se divide el número 10 de manera que multiplicadas entre sı́ se obtenga el número 40.
Cardano expresa que el problema no tiene solución, ya que no existen dos números reales a
y b que a la vez cumplan que a + b = 10 y que ab = 40. Planteado en términos modernos
del Algebra esto significarı́a que a(10 − a) = 40, o sea, a2 − 10a − 40 = 0. Sin embargo,
profundizando en el asunto, el propio Cardano propuso como posible solución
√ √
5+ −15, 5 − −15
pues, efectivamente:
Bernhard Riemann, Casper Bessel y otros.
Funciones de Variable Compleja 13
√ √ √ √ √
(5 + −15) × (5 − −15) = 25 − 5 −15 + 5 −15 − ( −15)2 = 25 − (−15) = 25 + 15 = 40
√
Al ”número” −15 que el propio Cardano rechazaba por ser ”inquietante” y a veces ”inútil”
tenı́a la rara virtud de permitir la solución del problema planteado. Como posteriormente la
manipulación de tales raı́ces ”sofisticadas” permitió resolver todas las ecuaciones de segundo
y de tercer grado, se comenzó a aceptar, no sin reservas, tales ”números” que de otra forma
hubieran sido desechados como tantas otras cuestiones que no se han sabido apreciar. Otros
matemáticos, como Bombelli, hicieron aportes a la solución de ecuaciones de tercer grado con el
uso de tales números y solamente ya comenzado el siglo 17 René Descartes acuñó el término de
”imaginarios” para los números que eran definidos como raı́ces de números negativos. Leibnitz
quiso decirles ”números anfibios”, pero felizmente prevaleció el nombre de imaginarios, si bien
eran mirados con reserva, como ciertos objetos de segunda clase. Solamente en la segunda mitad
del propio siglo 17 ese gigante del pensamiento matemático
√ llamado Leonard Euler introdujo el
sı́mbolo i para lo que llamó ”unidad imaginaria” i = −1 y consiguió la incorporación total de
los números imaginarios y los que después se denominaron ”complejos” que fueron escritos en
su forma algebraica como a + ib, donde a y b son números reales, al universo de la Matemática.
Es a la pluma del propio Euler a la que se debe la llamada ”identidad de Euler” eiπ + 1 = 0
considerada como la más bella fórmula mamtemática y con la que Euler logró establecer su
famosa identidad eiθ = cos θ + i sin θ y la introducción de los logaritmos de números negativos,
ya que, según su propio razonamiento, si eiπ = −1, ln(−1) = iπ. Por último, en el siglo 19,
casi 300 años después de los trabajos de Cardano, un matemático irlandés, William Hamilton,
introdujo otra notación para los números complejos: el número complejo a + ib fue identificado
por Hamilton como un par de números reales (a, b) cuyas reglas de composición son las que a
continuación expondremos de manera axiomática en este capı́tulo.
1.1.2 Definiciones
z = (x, y) (1.4)
En esta definición debemos insistir en que es fundamental el orden en que se colocan los números
que conforman el par, ya que no es igual el número complejo (x, y) al número complejo (y, x).
El primer número del par recibe el nombre de parte real del número complejo z, lo que se
indica escribiendo x = Re z; el segundo número del par y se denomina parte imaginaria del
número complejo z y se representa por el sı́mbolo y = Im z.
Los números reales se entienden como un subconjunto de los números complejos aquı́ definidos:
x = (x, 0). El subconjunto de los números complejos cuya parte real es nula: (0, y) son llamados
14 José Marı́n Antuña
número imaginarios puros. Este nombre tiene su origen en los primeros tiempos de estudio
de los números complejos.
Diremos que dos números complejos z1 = (x1 , y1 ) y z2 = (x2 , y2 ) son iguales si y solo si son
iguales sus partes reales y sus partes imaginarias, es decir, z1 = z2 si y solo si x1 = x2 , y1 = y2 .
x = x1 x2 − y1 y2 , y = x1 y2 + x2 y1 (1.5)
La operación se simboliza por z = z1 ·z2 . Se puede comprobar sin dificultad que tiene lugar
la propiedad conmutativa: z1 ·z2 = z2 ·z1 , la propiedad asociativa: z1 ·(z2 ·z3 ) = (z1 ·z2 )·z3
y la propiedad distributiva: z1 · (z2 + z3 ) = z1 · z2 + z1 · z3 .
Además, considerando a los números reales como un caso particular de los números com-
plejos, vemos que se obtiene la regla conocida para la multiplicación de dos números
reales, de donde concluimos que la operación de multiplicación de dos números complejos
está bien construida.
Analicemos ahora un producto que juega un papel muy importante en la teorı́a de los
números complejos. Este producto es z · z ∗ . Según la definición de producto se obtiene:
z · z ∗ = (x2 + y 2 , 0) (1.6)
Funciones de Variable Compleja 15
Es decir se obtiene un número real. Llamaremos módulo del número complejo z a la raı́z
cuadrada de dicho producto y lo representaremos por:
p
|z| = x2 + y 2 (1.7)
4. Llamaremos división de dos números complejos a la operación inversa a la de multipli-
cación. Llamaremos cociente de los números complejos z1 = (x1 , y1 ) y z2 = (x2 , y2 ) (si
z2 6= 0) al número complejo z = (x, y) que multiplicado por el divisor nos da el dividendo:
z · z2 = z1 , lo que se expresará con el sı́mbolo z = zz12 . De lo anterior se concluye que
la parte real x y la parte imaginaria y se determinan del sistema lineal de ecuaciones
algebraicas
con determinante x22 + y22 diferente de cero. Resolviendo este sistema se obtiene :
x1 x2 + y1 y2 x2 y1 − x1 y2
x= 2 2
; y= (1.9)
x2 + y2 x22 + y22
Una vez axiomatizadas las operaciones con números complejos, podemos buscar una forma
más cómoda de escribirlos: la llamada forma algebraica o forma binómica de un número
complejo.
z = (x, 0) + (0, y)
El número (1, 0) es la unidad real: (1, 0) = 1 y el número (0, 1) recibe el nombre de unidad
imaginaria y se representa por i = (0, 1).
Por consiguiente, concluimos que el número complejo z = (x, y) puede representarse de la forma
z = x + iy (1.10)
√
i= −1
Para el estudio de las propiedades de los números complejos es muy cómoda su interpretación
geométrica. Puesto que un número complejo se define como un par ordenado de números reales,
es lógico pensar que podemos representar geométricamente al número complejo z = (x, y) =
x + iy a través del punto (x, y) en el plano R2 con un sistema de coordenadas cartesianas e
identificar al número z = 0 con el origen de coordenadas.
En lo adelante este plano recibirá el nombre de plano complejo y se le dará al eje de las
absisas el nombre de eje real y al eje de las ordenadas el nombre de eje imaginario.
Es evidente que de esta forma se establece una correspondencia entre cada número complejo
z = x + iy y cada punto (x, y) del plano. Además, cada punto (x, y) del plano complejo (es
decir, cada número complejo z = x + iy) determina de manera única las coordenadas de un
vector con base en el origen de coordenadas y vértice en el punto (x, y) del plano, cuya longitud
es, por definición de módulo de un vector
p
r= x2 + y 2 ≡ |z|
Ası́ pues, podemos afirmar que existe una relación biunı́voca entre el conjunto de los números
complejos, tal y como han sido definidos aquı́ y el conjunto de todos los vectores del plano com-
plejo con base en el inicio de coordenadas. Aquı́ estamos considerando solamente los números
con ambas partes -real e imaginaria- finitas y los vectores del plano de módulo finito. Más ade-
lante veremos cómo extender esta correspondencia a lo que posteriormente definiremos como
el punto infinitamente alejado del plano complejo correspondiente al número complejo que
llamaremos ”infinito”.
Introduzcamos ahora una nueva forma de representar a los números complejos: la llamada
forma trigonométrica de los números complejos. La relación entre las coordenadas carte-
sianas y las coordenadas polares es, como se sabe, (Fig. 1.1)
Funciones de Variable Compleja 17
x = r cos ϕ
y = r sin ϕ (1.11)
Del análisis anterior se infiere que el radio polar r es el módulo del número complejo z: r = |z|.
El ángulo polar recibe el nombre de argumento del número complejo z, lo que se representa
con la notación ϕ = Arg z.
Dados el módulo y el argumento de un número complejo, sus partes real e imaginaria quedan
definidas con precisión por la relación (1.12). Sin embargo, la afirmación recı́proca no es cierta,
pues dado el número complejo z, si bien su módulo queda definido unı́vocamente por la expresión
18 José Marı́n Antuña
p
r = |z| = x2 + y 2 ≥ 0 (1.13)
y
ϕ = Arg z = arctan + 2πn
x
para los cuadrantes I y IV
y
ϕ = Arg z = arctan + 2(n + 1)π (1.14)
x
para los cuadrantes II y III.
donde arctan es el valor principal o rama principal univaluada de Arctan, es decir, mayor que
−π/2 y menor o igual a π/2; n es un número entero arbitrario.
En lo adelante, a la par que el sı́mbolo Arg z, que representa todo el conjunto de valores del
argumento, con el número entero n arbitrario, utilizaremos el sı́mbolo arg z, que representa uno
cualquiera de los valores de Arg z cuando a n se da un valor entero concreto. En el caso que
sea necesario se señalará cuál es el valor especı́fico que se toma. A cada uno de los valores del
argumento, correspondiente a un valor fijo entero de n le llamaremos rama del argumento de
z y, en particular, a la rama correspondiente a n = 0 rama principal del argumento de z. De
esta manera, tenemos que el argumento de un número complejo es igual al valor de la rama
principal del argumento, que puede tomarse según la conveniencia de los futuros cálculos entre
0 y 2π, entre −π y π, etc. más un número entero de 2π, equivalente a un número entero de
vueltas alrededor del punto z = 0 origen de coordenadas. Es decir, si representamos a la rama
principal del argumento por arg0 z, tendremos:
donde n toma valores enteros. Esta notación será de utilidad más adelante en el análisis de las
funciones de variable compleja.
Es obvio que, como dos números complejos son iguales sı́ y solo sı́ son iguales sus partes reales y
sus partes imaginarias, dos números complejos serán iguales sı́ y solo sı́ son iguales sus módulos
y sus argumentos.
De la definición (1.5) se deduce que para multiplicar dos números complejos sus módulos se
multiplican y sus argumentos se suman. Efectivamente, si representamos al número complejo
zk por
con k = 1, 2, tenemos:
Es decir, que, efectivamente, |z| = |z1 | · |z2 | y Arg z = Arg z1 + Arg z2 . Si analizamos la división
z = z1 /z2 , de manera similar se concluye que |z| = |z 1|
|z2 |
y Arg z = Arg z1 − Arg z2 , es decir, que
en la división los módulos se dividen y los argumentos se restan.
20 José Marı́n Antuña
Es conveniente introducir aquı́ lo que comúnmente se conoce con el nombre de forma expo-
nencial de un número complejo. Dados el módulo |z| = r y el argumento Arg z = ϕ del
número complejo z = x + iy, su forma exponencial es
z1 · z2 = r1 r2 ei(ϕ1 +ϕ2 )
Solo posteriormente, al estudiar las funciones elementales de variable compleja, esta forma será
debidamente justificada con rigor, pero debido a la comodidad de su uso, la hemos introducido
ahora.
Analicemos ahora las operaciones de potenciación y radicación de los números complejos. Usare-
mos indistintamente la forma trigonométrica o la forma exponencial de los números complejos
estudiadas en el punto anterior.
Por el momento para el caso particular de una potencia entera podemos afirmar que
z n = rn einϕ
√
Por definición, el número w = n z = z 1/n se llama raı́z enésima del número z si se cumple
que wn = z. Por consiguiente, si llamamos z = reiϕ y w = Reiψ , tendremos que
Funciones de Variable Compleja 21
Como dos números complejos son iguales sı́ y solo sı́ son iguales sus módulos y sus argumentos,
de (1.20) concluimos que r = Rn y nψ = ϕ + 2kπ, con k entero. Por lo tanto, para el módulo
y el argumento de la raı́z enésima obtenemos las expresiones
√
n
ϕ + 2kπ
R= r; ψ = (1.21)
n
p √ ϕ+2kπ
w= n
(z) = n
rei n (1.22)
En nuestra deducción, hasta el momento, no existe ninguna limitación al número k que puede
tomar cualquier valor entero desde −∞ hasta +∞. Sin embargo, no es difı́cil ver que k tomará
solamente los valores k = 0, 1, 2, ..., n − 1, por lo que solo habrá n valores diferentes de la raı́z
enésima de z. Efectivamente:
Para k = 0 obtenemos:
√ ϕ
w1 = n
rei n
Para k = 1 obtenemos:
√ ϕ+2π
w2 = n
rei n
.......................................................
Para k = n − 1 obtenemos:
√ ϕ+(n−1)2π
wn = n
rei n
Todos estos números son distintos, pues sus argumentos lo son; por lo tanto, existen n raı́ces
distintas. Pero, para k = n obtenemos:
√ ϕ
wn+1 = n
rei( n +2π) = w1
Si analizamos dos raı́ces sucesivas wl y wl+1 observamos que sus módulos son √ iguales y que sus
2π
argumentos se diferencian en el valor constante n , por lo que los valores de z son los vértices
n
Ejemplos
√
3
1. Hallar todos los valores de −i
3π
Como −i = 1 · ei 2 , para k = 0 obtenemos
π
w1 = ei 2 = i
Para k = 1 obtenemos
√
i 7π 3 i
w2 = e 6 =− −
2 2
Para k = 2 obtenemos
√
i 11π 3 i
w3 = e 6 = −
2 2
w1 = 1
Para k = 1 obtenemos:
√
i 2π 1 3
w2 = e 3 =− +i
2 2
Para k = 2 obtenemos:
√
i 4π 1 3
w3 = e 3 =− −i
2 2
Funciones de Variable Compleja 23
Acordemos considerar al punto Z de la esfera, que corresponde al punto z del plano mediante la
proyección estereográfica, como una nueva representación del número complejo. Para realizar
las operaciones con números complejos dados sobre la esfera, utilizaremos sus proyecciones
24 José Marı́n Antuña
estereográficas sobre el plano y realizaremos allı́ todas las operaciones algebraicas definidas en
los puntos anteriores de este epı́grafe, para posteriormente regresar a la esfera.
Al punto P -polo norte de la esfera- no le corresponde ningún punto del plano, por lo que la
correspondencia entre los puntos del plano y de la esfera no es biunı́voca. A fin de cerrar esta
correspondencia y hacerla biunı́voca, introduzcamos un nuevo ”número” complejo en el plano:
∞ (se lee ”infinito”) que se pone en correspondencia al punto P polo norte de la esfera de
Riemann. Ası́, el número z = ∞, desde el punto de vista geométrico, cumple la misma función
que los números z = 2 + 5i, z = −3 o z = i, pues señala la posición de su correspondiente punto
P de la esfera. Sin embargo, este número no puede participar en las operaciones aritméticas
que conocemos, ya que estas están definidas solo para los números complejos (puntos de la
esfera) que corresponden a puntos del plano.
Excepto el punto P , que llamaremos infinitamente alejado, todos los demás puntos de la
esfera serán llamados puntos finitos. Si en el futuro queremos incluir en nuestras considera-
ciones al punto P , (al número z = ∞) haremos nuestro análisis en la esfera de Riemann S que
también se conoce como esfera de los números complejos. Pero si excluimos el punto P
(el número z = ∞) de nuestro análisis, utilizaremos el plano.
Funciones de Variable Compleja 25
Para denominar al conjunto de todos los números complejos (puntos) finitos usaremos el término
plano finito o plano abierto y para denominar al conjunto de todos los números, incluyendo
z = ∞, usaremos el término plano completo o plano cerrado. El término plano abierto es
equivalente al término plano complejo definido en el punto 3 de este epı́grafe donde no habı́a
sido definido el punto infinitamente alejado, en tanto que el término plano cerrado equivale al
nuevo término de esfera de los números complejos.
La proyección estereográfica transforma los lugares geométricos de los puntos del plano en
sus correspondientes lugares geométricos en la esfera. Ası́, por ejemplo, a una circunferencia
arbitraria c en el plano, le corresponde una circunferencia C sobre la esfera, que no pasa por el
polo P y a una recta arbitraria l del plano le corresponde una circunferencia L que pasa por el
polo P sobre la esfera (Fig. 1.5).
Ası́ pues, vemos que las imágenes de rectas y circunferencias del plano no se diferencian
geométricamente sobre la esfera; ambas son circunferencias. Es por eso que resulta lógico
considerar que en el plano complejo completo las rectas son casos particulares de circunferen-
cias que pasan por el punto infinitamente alejado, ya que sus imágenes sobre la esfera son
circunferencias que pasan por el punto P , imagen de z = ∞. De esta manera, dos rectas
cualesquiera en el plano no paralelas se cortarán en dos puntos, uno de los cuales es z = ∞.
Las circunferencias dividen a la esfera en dos partes, a las que llamaremos cı́rculos. En
particular son cı́rculos todos los semiplanos; por ejemplo, el semiplano superior Im z > 0 es el
hemisferio posterior de la esfera. Si la circunferencia C no pasa por el punto P (es decir, es una
circunferencia verdadera en el plano) uno de los dos cı́rculos por ella determinados contiene al
punto P ; a dicho cı́rculo le llamaremos cı́rculo exterior a la circunferencia C.
1.2.1 Definiciones
Esta definición no elimina la posibilidad de que se repitan los elementos de una sucesión; en
particular todos los elementos de una sucesión pueden coincidir.
|c − zn | < ε (1.23)
Si la sucesión {zn } tiene lı́mite, se dice de ella que es convergente al número c, lo que se
Funciones de Variable Compleja 27
lim zn = c
n→∞
|z − z0 | < ε
es decir, que todos se encuentren contenidos en el interior de un cı́rculo abierto con centro en
z0 y radio ε. Entonces podemos afirmar que el punto c es el lı́mite de la sucesión convergente
{zn } si todos los elementos de dicha sucesión, a partir de cierto número dependiente de ε se
encuentran contenidos en el interior del entorno ε del punto c.
Como cada número zn = xn + iyn está definido por dos números reales xn y yn , a cada sucesión
de números complejos le corresponden dos sucesiones {xn } y {yn } de números reales.
Teorema 1
Demostración:
1. Necesidad
Sabemos que {zn } → c; hay que demostrar que {xn } → a y que {yn } → b.
Puesto que la sucesión {zn } converge a c y como el módulo de un vector es no menor
siempre que sus coordenadas, podemos escribir que
2. Suficiencia
Sabemos que {xn } → a y que {yn } → b. Es decir, que
ε ε
|a − xn | < √ ; |b − yn | < √ , ∀n > N
2 2
Entonces, como
p
|c − zn | = (a − xn )2 + (b − yn )2
Demostrado el teorema.
Diremos que una sucesión {zn } es acotada si existe un número positivo tal que se cumple la
relación |zn | < M para todo n.
Al igual que en la teorı́a de las sucesiones de números reales, tiene lugar la siguiente propiedad;
Teorema 2
Demostración:
Si la sucesión {zn } = {xn + iyn } es acotada, resulta evidente que también lo son las sucesiones
{xn } y {yn } formadas por las partes reales e imaginarias de los elementos zn de la sucesión
{zn } .
Para las sucesiones acotadas de números reales se cumple la propiedad de poder escogerse
de ellas subsucesiones convergentes, lo que se demuestra comúnmente en los cursos de Análisis
Matemático. Esto significa que de las sucesiones {xn } y {yn } podemos escoger las subsucesiones
convergentes {xnk }, {ynk }. Llamemos a y b a los lı́mites de estas subsucesiones respectivamente.
Entonces resulta evidente, en virtud del teorema 1, que la sucesión de números complejos
Demostrado el teorema.
Para que la sucesión {zn } de números complejos sea convergente es necesario y suficiente que
para toda ε > 0 exista un número N (ε) > 0 tal que n > N y m > N impliquen
Demostración:
1. Necesidad
Tenemos que la sucesión {zn } converge y se quiere demostrar que, entonces, tiene lugar
la fórmula (1.24).
En virtud del teorema 1, convergen las sucesiones de números reales {xn } y {yn } y sabemos
de los cursos de Análisis Matemático que para las sucesiones convergentes de números
reales se cumple el Criterio de Cauchy, es decir, que para cualquier ε > 0 existen dos
números N1 (ε) y N2 (ε) tales que n > N1 , m > N1 implican que
ε
|xn − xm | < √
2
y n > N2 , m > N2 implican que
ε
|yn − ym | < √
2
Entonces tendremos que
p
|zn − zm | = (xn − xm )2 + (yn − ym )2 < ε
siempre que
Demostrado el teorema.
30 José Marı́n Antuña
El concepto de función de una variable compleja será introducido de forma similar a la definición
común de función de una variable real.
Veamos, previamente, algunos conceptos que son necesarios para introducir el concepto de
función.
Sea {E} un conjunto arbitrario de puntos del plano complejo. Diremos que z es un punto
interior del conjunto {E} si se puede encontrar un entorno ε de z totalmente contenido en
{E}.
Por ejemplo, todo punto z que cumpla que |z| < 1 es un punto interior del conjunto |z| ≤ 1,
en tanto que el punto z = 1 no es interior de dicho conjunto, ya que todo entorno ε del mismo
hay puntos que no pertenecen al conjunto. Un conjunto formado solo por puntos interiores se
llama conjunto abierto. Un conjunto se llama conexo si dos puntos cualesquiera del mismo
pueden ser unidos por una lı́nea formada enteramente por puntos del conjunto.
Por ejemplo, (ver figura 1.6) el conjunto |z| < 1 es un conjunto abierto y conexo. Igualmente,
el conjunto 2 < |z| < 3 es un conjunto abierto y conexo. Sin embargo, la unión de ambos
no es un conjunto conexo, ya que los puntos de |z| < 1 no pueden ser unidos a los puntos de
2 < |z| < 3 por una lı́nea de puntos formada totalmente por puntos del conjunto.
El punto z se llama punto exterior del conjunto {E}, si existe un entorno ε del mismo de
puntos no pertenecientes a {E}.
El conjunto de puntos que no pertenecen a {E} pero que en todo entorno ε de cada uno de ellos
hay puntos de {E} se llama frontera de {E}. Representaremos la frontera de un conjunto con
distintas letras, por ejemplo Γ, C u otras.
Por ejemplo, la frontera del conjunto |z| < 1 es la circunferencia |z| = 1. La frontera del
conjunto 2 < |z| < 3 está compuesta por las circunferencias |z| = 2 y |z| = 3. El número de
partes no conexas de la frontera de un conjunto se llama orden de conexión del conjunto.
Ası́ por ejemplo, el conjunto |z| < 1 es un conjunto simplemente conexo pues su frontera
está formada por una sola lı́nea, en tanto que el conjunto 2 < |z| < 3 es un conjunto biconexo
pues su frontera está formada por dos lı́neas no conexas.
Llamaremos dominio D en el plano complejo al conjunto {E} de puntos de dicho plano que
sea abierto y conexo. El nombre de dominio para los conjuntos abiertos y conexos está dado
por el hecho de que en ellos serán definidas las funciones de una variable compleja. En la figura
1.7 se muestra un ejemplo de dominio multiconexo (en particular, cinco veces conexo) cuya
frontera Γ está formada por los contornos cerrados Γ0 , Γ1 y Γ2 , por los cortes γ1 y γ2 y por el
punto aislado α.
Funciones de Variable Compleja 31
En la figura 1.8 (a) tenemos el ejemplo de un dominio biconexo y en la figura 1.8 (b) el de un
dominio simplemente conexo.
Diremos que en el dominio D está dada una función de la variable compleja z si a cada punto de
D se pone en correspondencia mediante una ley dada un número complejo w. Simbólicamente
representaremos lo dicho por
2
El escoger un sentido positivo y el otro negativo es totalmente arbitrario y se hace ası́ por razones históricas;
la aplicación del sentido del recorrido de la frontera de un dominio (o del recorrido en general de cualquier
contorno cerrado en el plano complejo) se verá al estudiar las integrales de funciones de variable compleja.
32 José Marı́n Antuña
w = f (z) (1.25)
A menudo se hace necesario analizar funciones multivaluadas, que son aquellas en las que
a cada valor de z corresponden más de un valor de w. Para el estudio de esas funciones
tiene importancia capital el análisis de lo que se llama sus ramas univaluadas. La función
univaluada f (z) se llama rama univaluada de la función multivaluada F (z) si el valor de
f (z) en cada punto z del dominio D coincide con uno de los valores de F (z). Por el momento
Funciones de Variable Compleja 33
1.3.2 Continuidad
Para seguir el mismo orden lógico que se establece en el estudio de las funciones de una variable
real, estudiemos la definición de lı́mite de una función de una variable compleja:
El número complejo c se llama lı́mite de la función f (z) cuando z tiende a z0 (a veces también
se dice ”para z tiende a z0 ”), si para cualquier ε > 0 existe un número δ(ε) > 0 tal que
0 < |z − z0 | < δ implica que |c − f (z)| < ε. El hecho de que c es el lı́mite de la función f (z)
cuando z tiende a z0 se representa mediante el sı́mbolo
Debemos destacar que en la definición de lı́mite dada no se exige que z tienda a z0 por una
trayectoria determinada ya que para la existencia del lı́mite se pide que cuando la distancia
modular (o sea, simplemente la distancia) entre z y z0 sea menor que δ, independientemente
del argumento de los números z y z0 , la distancia entre los números complejos c y f (z) sea
menor que ε. Lo dicho significa que el lı́mite cuando z tiende a z0 existe solamente cuando
el valor de f (z) se acerca al número c independientemente de la trayectoria por la que
z se acerque a z0 . Si por distintas trayectorias se obtienen valores lı́mites diferentes de f (z),
entonces el lı́mite de f (z) en el punto z0 simplemente no existe. Este hecho nos conducirá a
resultados importantes próximamente.
Teorema 4
Para que el número c = a + ib sea el lı́mite de la función f (z) cuando z tiende a z0 es necesario
y suficiente que existan los siguientes lı́mites:
Demostración:
1. Necesidad
Como se cumple que |c − f (z)| < ε para |z − z0 | < δ, tendremos que
2. Suficiencia
Como se cumple que
ε ε
|a − u(x, y)| < √ ; |b − v(x, y)| < √
2 2
siempre que
δ δ
|x − x0 | < √ ; |y − y0 | < √
2 2
se obtiene que
p
|c − f (z)| = (a − u)2 + (b − v)2 < ε
cuando
Funciones de Variable Compleja 35
p
|z − z0 | = (x − x0 )2 + (y − y0 )2 < δ
Demostrado el teorema.
Definición
Se dice que la función f (z) es continua en el punto z0 del dominio D, si el valor funcional
de f (z0 ) existe, el lı́mite de dicha función cuando z tiende a z0 existe y es igual a la función
evaluada en dicho punto, es decir, si
Si la función f (z) es continua en cada punto del dominio D, se dice que es continua en el
dominio.
Es evidente que la condición necesaria y suficiente para que una función de variable compleja
sea continua en el punto z0 = x0 + iy0 es que sean continuas su parte real u(x, y) y su parte
imaginaria v(x, y) en el punto (x0 , y0 ) del plano (x, y). La demostración de esta afirmación se
basa en el teorema anterior y se deja al lector como ejercicio.
Lo arriba dicho nos permite trasladar a las funciones de variable compleja las propiedades fun-
damentales que gozan las funciones de dos variables reales; por ejemplo, la suma y el producto
de dos funciones f1 (z) y f2 (z) continuas en el dominio D son continuas en dicho dominio; la
función φ(z) = ff12 (z)
(z)
es continua en todos los puntos del dominio D donde f2 (z) no se anule,
etc.
1.3.3 Ejemplos
1. Analicemos la función
w = kz (1.29)
R = kr; θ = ϕ (1.30)
Las ecuaciones (1.30) nos permiten aclarar el sentido geométrico de la función (1.29).
En efecto, la segunda igualdad (1.30) nos dice que la función (1.29) no realiza ninguna
rotación del rayo Oz trazado desde el origen de coordenadas hasta un punto arbitrario
z del plano al transformar el plano z en el plano w. La primera igualdad (1.30) indica
que los módulos de los números z crecen si k > 1 (o decrecen si k < 1) k veces al pasar
del plano z al plano w. De esta forma, la función (1.29) realiza un estiramiento (o un
encogimiento, si k < 1) del plano z en todas direcciones con coeficiente de estiramiento k
(Fig. 1.9).
2. Veamos la función
w = z2 (1.31)
R = r2 ; θ = 2ϕ (1.32)
Por consiguiente, ante la representación (1.31) todos los puntos que se encuentren en el
rayo arg z = ϕ0 se transforman en los puntos que se encuentran en el rayo arg w = 2ϕ0 y
todos los puntos que se encuentran sobre la circunferencia |z| = r0 se transforman en los
puntos que están sobre la circunferencia |w| = r02 .
Ası́, por ejemplo, el dominio encerrado en el ángulo de la figura 1.10, es decir, el sector
0 ≤ arg z ≤ π/3 se transforma mediante la función (1.31) en el sector 0 ≤ arg w ≤ 2π/3 de
forma tal que, por ejemplo, los puntos que se encuentren sobre el sector de circunferencia
|z| = 2 se transformarán en los puntos que se encuentran sobre el sector de circunferencia
|w| = 4.
38 José Marı́n Antuña
1
f (z) = , ∀|z| < 1
1 − |z|
f (z) = ∞, ∀|z| = 1 (1.33)
w = |z|z (1.34)
R = r2 ; θ = ϕ (1.35)
z∗
1 z
w = f (z) = − (1.36)
2i z ∗ z
w = sin 2ϕ (1.37)
Hasta este instante la teorı́a de las funciones de una variable compleja ha venido construyéndose
de forma completamente análoga a la teorı́a de las funciones de una variable real. Sin embargo,
el concepto de función diferenciable o derivable, que introduciremos en la variable compleja
de forma análoga a como se introduce en las funciones de una variable real, nos conducirá a
diferencias sustanciales entre ambas teorı́as en lo que a las propiedades y al comportamiento
de las funciones de variable compleja se refiere.
Definición 1
entonces la función f (z) se dice que es derivable en el punto z0 con respecto a la variable
compleja z.
Del hecho de que existe el lı́mite (1.38) se desprende que la razón incremental puede ser escrita
de la siguiente forma
Definición 2
La parte principal, lineal con respecto a ∆z del incremento (1.39) se llama diferencial de la
función f (z) en el punto z0 y se representa por
De esta manera se justifica aquı́ el uso de la notación para la derivada de una función como la
razón de los diferenciales de la función y de la variable independiente z, al igual que en el caso
de las funciones de una variable real:
df
f 0 (z0 ) =
dz
Teorema 5
Si la función
∂u ∂v ∂u ∂v
= ; =− (1.41)
∂x ∂y ∂y ∂x
Demostración:
la que por hipótesis del teorema tiene lı́mite, pues f (z) es derivable en z0 . Como existe, este
lı́mite es independiente de la trayectoria por la que se tome el incremento ∆z. Tomemos, pues,
un incremento paralelo al eje Ox: ∆z = ∆x (y = const.). Entonces tendremos:
De nuevo, el lı́mite de la izquierda existe, por lo que existirán los lı́mites de la parte derecha.
Como el lı́mite de la izquierda existe, es independiente de la trayectoria y de nuevo da la
derivada de f (z) respecto a z, de manera que obtenemos cuando ∆y → 0:
Comparando las expresiones (1.42) y (1.43) y en virtud de que dos números complejos son
iguales sı́ y solo sı́ son iguales sus partes reales y sus partes imaginarias, se obtienen las ecua-
ciones (1.41).
Demostrado el teorema.
Teorema 6
Si las funciones u(x, y) y v(x, y) de las variables reales x y y son diferenciables en el punto (x0 , y0 )
y si sus derivadas parciales en dicho punto cumplen las condiciones de Cauchy-Riemann (1.41),
entonces la función de variable compleja
42 José Marı́n Antuña
Demostración:
Del Análisis Matemático de funciones de varias variables se sabe que una función de varias
variables es diferenciable (tiene diferencial) en un punto si sus derivadas parciales son continuas
en dicho punto. Bajo esta suposición, la diferenciabilidad implica que los incrementos ∆u =
u(x0 + ∆x, y0 + ∆y) − u(x0 , y0 ) y ∆v = v(x0 + ∆x, y0 + ∆y) − v(x0 , y0 ) de las funciones se
pueden escribir de la siguiente forma:
p
donde h = ∆x2 + ∆y 2 es la distancia incremental y α y β son funciones infinitesimales de ∆x
y ∆y que tienden a cero cuando h tiende a cero. Por consiguiente, para la razón incremental
∆f /∆z de la función f tenemos:
y como por hipótesis del teorema uy = −vx , vy = ux obtenemos, haciendo los pasos pertinentes,
la siguiente expresión:
Al hacer ∆x → 0 y ∆y → 0, como ∆x
h
− i ∆y
h
permanece acotado en tanto (α + iβ) → 0
obtenemos en el lı́mite
Demostrado el teorema.
Para que la función f (z) = u(x, y) + iv(x, y) de la variable compleja z = x + iy sea derivable
respecto a z en el punto z0 = x0 + iy0 es necesario y suficiente que las derivadas parciales de u
y v en el punto (x0 , y0 ) sean continuas y satisfagan las condiciones de Cauchy-Riemann (1.41).
En segundo lugar y gracias a lo arriba expresado, contamos con un algoritmo bien preciso
para hallar la derivada de una función de variable compleja respecto al argumento complejo:
Calculamos las derivadas parciales de u y v. Si estas son continuas en el punto donde queremos
calcular la derivada y cumplen las condiciones de Cauchy-Riemann, entonces la derivada existe
en ese punto y se calcula por la fórmula
1.4.3 Ejemplos
1. Sea la función
w = kz
donde k es una constante real. Tenemos que w = k(x + iy) = kx + iky. Por lo tanto,
tenemos que u(x, y) = kx y v(x, y) = ky. Calculemos las derivadas parciales de u y
v para determinar dónde son continuas y cumplen las condiciones de Cauchy-Riemann,
condición necesaria y suficiente para que la derivada respecto a z exista. Tenemos:
ux = k, uy = 0, vx = 0, vy = k
w0 = ux + ivx = k + i · 0 = k
2. Para la función
w = z2
Por lo tanto,
Más adelante podremos percatarnos de que el hecho de haber obtenido la misma regla de
derivación de la potencia que en la variable real obedece a razones profundas dentro de
la teorı́a de funciones de variable compleja.
3. Sea la función
w = |z|2
muy parecida a la anterior, salvo que en vez de lapvariable al cuadrado tenemos en ella el
módulo de la variable al cuadrado. Como |z| = x2 + y 2 es un número real, tendremos
que para esta función
u(x, y) = x2 + y 2 , v(x, y) = 0
ux = 2x, uy = 2y, vx = 0, vy = 0
Resulta de interés destacar un hecho que está sugerido por los resultados de los ejemplos aquı́
vistos: las funciones de variable compleja tienen derivada respecto a su argumento complejo z
en todos los puntos de un dominio (en los dos primeros ejemplos, en todo el plano complejo) o
tienen derivada solamente en puntos aislados. Más adelante podremos percatarnos de la gran
diferencia en las consecuencias de esta realidad.
Funciones de Variable Compleja 45
Definición
Las funciones analı́ticas se conocen también con los nombres de funciones regulares o monó-
genas. Si el dominio de analiticidad D es finito, se dice que la función es holomorfa. Si el
dominio de analiticidad D es todo el plano complejo, la función analı́tica se llama entera.
Teorema 7
Para que la función f (z) = u(x, y) + iv(x, y) de la variable compleja z = x + iy sea analı́tica
en el dominio D es necesario y suficiente que las funciones u(x, y) y v(x, y) tengan derivadas
parciales continuas en D que cumplan las condiciones de Cauchy-Riemann (1.41).
Demostración:
1. Necesidad
Por hipótesis, f (z) es analı́tica en D, es decir, derivable en todo D con derivada continua.
En virtud del teorema 5, ello significa que la derivada respecto a z de f (z) viene dada
por la fórmula (1.45) para todo punto z0 de D, lo que significa que, efectivamente, u(x, y)
y v(x, y) tienen derivadas parciales continuas que cumplen las condiciones de Cauchy-
Riemann en todo punto de D.
2. Suficiencia
Tenemos por hipótesis que existen las derivadas parciales de u(x, y) y v(x, y) continuas
en D que satisfacen las condiciones de Cauchy-Riemann en D. Por lo tanto, de acuerdo
con el teorema 6, la función f (z) es derivable con respecto a z en todos los puntos de D,
es decir, es analı́tica en D.
Demostrado el teorema.
46 José Marı́n Antuña
El teorema 7 nos ofrece un algoritmo poderoso para investigar la analiticidad de una función
de variable compleja: para determinar si una función dada es analı́tica en un dominio dado,
debemos simplemente comprobar si su parte real y su parte imaginaria son continuas en el
dominio y cumplen en sus puntos las condiciones de Cauchy-Riemann. Desde esta perspectiva,
las funciones de los ejemplos 1 y 2 del punto anterior son analı́ticas en todo el plano complejo
(enteras), mientras que el tercer ejemplo es una función no analı́tica de la variable compleja z,
ya que tiene derivada solamente en el punto aislado z = 0.
El lector puede comprobar que, si la variable compleja z viene dada en coordenadas polares, es
decir, z = reiϕ las condiciones de Cauchy-Riemann para la función
tienen la forma
∂u 1 ∂v 1 ∂u ∂v
= ; =− (1.46)
∂r r ∂ϕ r ∂ϕ ∂r
Igualmente se puede comprobar que las condiciones de Cauchy-Riemann para la función dada
en polares:
tienen la forma
∂R ∂Φ ∂R ∂Φ
=R ; =− (1.47)
∂x ∂y ∂y ∂x
Como las derivadas parciales de u y v son continuas por definición de función analı́tica, las
segundas derivadas parciales cruzadas son iguales entre sı́, por lo que, sumando estas dos
expresiones, se obtiene para la función u la llamada ecuación de Laplace:
Funciones de Variable Compleja 47
∂2u ∂2u
∇2 u ≡ + =0 (1.48)
∂x2 ∂y 2
De igual forma, podemos obtener la misma ecuación de Laplace para la función v(x, y). Es
decir, la parte real y la parte imaginaria de la función f (z) analı́tica en D son solución de
(satisfacen) la ecuación de Laplace en D. Es decir, son lo que se conocen con el nombre de
funciones armónicas en D y, como son la parte real y la parte imaginaria de una función
analı́tica, se les llama funciones conjugadas armónicas. La ecuación de Laplace aparece en
Fı́sica al estudiar los fenómenos relacionados con procesos estacionarios (no dependientes del
tiempo). De ahı́ la importancia que adquiere para la Fı́sica el dominio de la teorı́a y de los
métodos de las funciones de variable compleja.
En el desarrollo del libro, de manera diferente a otros textos, postergaremos el estudio especı́fico
de las funciones elementales de variable compleja para el capı́tulo concerniente a la prolongación
analı́tica y dejaremos, por lo tanto, para ese momento el análisis minucioso de diversos ejemplos
de funciones analı́ticas, aunque trabajaremos con algunas funciones que definiremos a partir de
sus expresiones algebraicas. De esta manera desarrollaremos primero, de la forma más general
posible, la teorı́a de las funciones analı́ticas para, una vez logrado este propósito, pasar al
estudio particular de ejemplos.
2. Hallar:
√
a) 3 + 4i
√
b) 6 −64
√
c) 3 i − 1
3. Hallar: ii .
4. Resolver los sistemas de ecuaciones:
z1 + 2z2 = 1 + i
3z1 + iz2 = 2 − 3i
48 José Marı́n Antuña
(1 + i)z1 − (1 − i)z2 = 0
(2 + i)z1 − (1 − 2i)z2 = 0
a)|z 2 − 1| ≤ 1
a)w = 3z 2 − 4z + 7
b)w = (1 − 4z 2 )2
3z − 1
c)w =
2z + 1
8. Investigar la analiticidad de las siguientes funciones:
a)w = z 3
1
b)w =
z2
√
3
c)w = z
d)w = zRe z
e)w = z + z ∗
f )w = tan(arg z)
g)w = xy + iy
9. Demostrar que si f (z) y f ∗ (z) son analı́ticas a la vez en un dominio, entonces f (z) = const.
Funciones de Variable Compleja 49
a)u(x, y) = x3 − 3xy 2
Supongamos que tenemos definida en cierto dominio del plano complejo z una curva seccional-
mente lisa C. Con ayuda de la expresión en paramétricas de la curva C introduzcamos las
coordenadas de cada uno de los puntos x y y por medio de las ecuaciones
x = x(t); y = y(t)
que son funciones seccionalmente lisas del parámetro t; dicho parámetro varı́a entre los lı́mites
α ≤ t ≤ β. Es obvio que las funciones x(t) y y(t) deben satisfacer la condición
x2 (t) + y 2 (t) 6= 0
de variable real t.
Supongamos que en cada punto z de la curva C está definido el valor de la función f (z).
Veamos el importante concepto de integral de la función f (z) a lo largo de la curva C. Para
ello, dividamos la curva C en N partes, mediante los puntos z0 , z1 , z2 ,..., zN , que corresponden
a valores crecientes del parámetro t, (tk < tk+1 ). (Fig. 2.1). Llamemos ∆zk = zk − zk−1 y
construyamos las sumas integrales:
51
52 José Marı́n Antuña
N
X
SN = f (ẑk )∆zk (2.1)
k=1
Si existe el lı́mite de las sumas (2.1) cuando max |∆zk | → 0, independientemente del tipo de
partición efectuado e independientemente de la forma en que se escojan los puntos ẑk , dicho
lı́mite recibe el nombre de integral de la función f (z) por la curva C (dı́cese también por
el contorno C) y se representa por la expresión
Z
f (z)dz (2.2)
C
Como f (z) = u(x, y) + iv(x, y), para la suma integral (2.1) tendremos la siguiente expresión:
Integración 53
N
X
SN = [u(x̂k , ŷk ) + iv(x̂k , ŷk )](∆xk + i∆yk ) =
k=1
N
X N
X
= [u(x̂k , ŷk )∆xk − v(x̂k , ŷk )∆yk ] + i [v(x̂k , ŷk )∆xk + u(x̂k , ŷk )∆yk ] (2.3)
k=1 k=1
Cada una de las sumas de la expresión (2.3) es la suma integral de una integral curvilı́nea de
segundo tipo en variables reales, cuya definición puede verse en cualquier curso de Análisis
Matemático.
Sabemos que para que exista una integral curvilı́nea de segundo tipo es suficiente que el contorno
C de integración sea seccionalmente liso y que las funciones que se integran sean seccionalmente
continuas.1 Por consiguiente, si ello se cumple, tendremos que:
Z Z Z
f (z)dz = (udx − vdy) + i (vdx + udy) (2.4)
C C C
La expresión (2.4) puede servir como definición de la integral de f (z) por el contorno C. De ella
se deduce un conjunto de propiedades que son una consecuencia inmediata de las propiedades
de las integrales curvilı́neas de segundo tipo de variable real; por ejemplo:
2. Z Z Z
f (z)dz + f (z)dz = f (z)dz (2.6)
C1 C2 C1 +C2
4. Z Z Z
[f1 (z) + f2 (z)]dz = f1 (z)dz + f2 (z)dz (2.8)
C C C
5. Z Z
f (z)dz ≤ |f (z)||dz| (2.9)
C C
1
de donde se deduce que la integral (2.2) existe en el caso que la función f (z) no sea analı́tica, con tal que
sea seccionalmente continua
54 José Marı́n Antuña
Demostración:
Z Z Z
∂Q ∂P
(P dx + Qdy) = − dxdy (2.10)
C G ∂x ∂y
donde G es la región del plano (x, y) encerrada en el contorno C y las funciones P (x, y) y Q(x, y)
son continuas con derivadas continuas en el dominio G (es decir, P, Q ∈ C 1 (G)) y continuas en
la clausura C ∪ G (o sea, P, Q ∈ C(C ∪ G)).
Z Z Z
f (z)dz = (udx − vdy) + i (vdx + udy) =
C C
Z Z Z Z C
∂v ∂u ∂u ∂v
= − − dxdy + i − dxdy
G ∂x ∂y G ∂x ∂y
Como por hipótesis del teorema f (z) es analı́tica en D y por tanto en G, las derivadas parciales
de u y v cumplirán con las condiciones de Cauchy-Riemann, lo que significa que los paréntesis
en las integrales por el dominio G se anulan, por lo que, efectivamente,
Integración 55
Z
f (z)dz = 0 (2.11)
C
Demostrado el teorema.
Nosotros hemos definido en anteriormente como función analı́tica a aquella que es derivable (y
por lo tanto, continua) en un dominio y que, además, su derivada es continua en ese dominio.
Bajo estas suposiciones, como se ve, el teorema de Cauchy se demuestra con gran facilidad.
Sin embargo, con posterioridad a Cauchy, el matemático francés Edouard Goursat demostró el
mismo teorema sin necesidad de suponer la continuidad de la derivada de la función analı́tica.
Su demostración lo único que exigı́a era que la función f (z) fuese derivable en los puntos del
dominio.
Más adelante veremos que la continuidad de la derivada (y, aún más, la analiticidad de dicha
derivada) es una consecuencia directa de esta nueva definición de función analı́tica.
Z Z Z
dz = 0; zdz = 0; z 2 dz = 0 (2.12)
C C C
Con el fin de efectuar la demostración de Goursat del teorema de Cauchy enunciemos y de-
mostremos la siguiente afirmación:
Lema
f (z) − f (zk ) 0
z − zk − f (zk )<ε
(2.13)
Demostración:
Demostrado el lema.
f (z) − f (zk )
∆k (z) = − f 0 (zk ), ∀k = 1, 2, ..., n (2.15)
z − zk
tendremos que
Además, como las funciones ∆k (z) son continuas y sus lı́mites cuando z → zk se anulan,
postularemos que ∆k (zk ) = 0.
Integrando por el contorno Ck y teniendo en cuenta las relaciones (2.12), obtendremos que
Z Z
f (z)dz = (z − zk )∆k (z)dz (2.18)
Ck Ck
Z n Z
X
f (z)dz = f (z)dz (2.19)
C k=1 Ck
Pues en la suma de integrales se anularán las integraciones por todos los lados de los cuadrados
internos al dominio G en virtud de que dichos lados se recorrerán al realizar la integración dos
veces, una en sentido positivo y otra en sentido negativo y quedará solamente la integración
por los arcos que forman el contorno C.
Z n Z
X
f (z)dz = (z − zk )∆k (z)dz
C k=1 Ck
Z n Z
X
f (z)dz ≤ |z − zk ||∆k (z)||dz|
C k=1 Ck
Z n Z
X
f (z)dz < ε
|z − zk ||dz| (2.20)
C k=1 Ck
√
|z − zk | ≤ lk 2
Integración 59
Z √ Z
|z − zk ||dz| ≤ lk 2 |dz| (2.21)
Ck Ck
Y, además,
Z
|dz| = 4lk
Ck
Z
|dz| ≤ 4lk + Lk
Ck
Z √ √
|z − zk ||dz| ≤ 4 2lk2 = 4 2Rk (2.22)
Ck
Z √ √ √
|z − zk ||dz| < 2lk (4lk + Lk ) < 4 2Rk + 2SLk (2.23)
Ck
√ √
Z
f (z)dz < ε(4 2S 2 + 2SL) = ε0
(2.24)
C
√ √
donde ε0 = ε(4 2S 2 + 2SL).
Como ε > 0 es arbitrario, ε0 > 0 también lo será y, como C f (z)dz tiene un valor constante
R
definido para el contorno cerrado C y para la función dada f (z) y, como según (2.24), dicho
valor constante es menor que cualquier número ε0 > 0 tan pequeño como se quiera, concluimos
que dicha integral tiene que ser igual a cero.
60 José Marı́n Antuña
Demostrado el teorema.
Teorema 9
Si f (z) es analı́tica en el dominio simplemente conexo D, entonces las integrales por cualquier
curva que una los puntos fijos z1 y z2 pertenecientes a D tienen el mismo valor.
Demostración:
En virtud del teorema de Cauchy tenemos que para la curva cerrada C = C1 + C2 que pasa por
los puntos z1 y z2 (Fig. 2.3) se cumple que
Z Z Z Z
f (z)dz = f (z)dz = f (z)dz + f (z)dz = 0 (2.25)
C C1 +C2 C1 C2
La integración por C1 se efectúa desde z1 hasta z2 , en tanto que la integración por C2 se realiza
desde z2 hasta z1 .
Por la utilidad que presenta en las distintas aplicaciones debe formularse el teorema de Cauchy
para el caso en que el contorno de integración C sea la frontera del dominio de analiticidad. En
ese caso el teorema se formula exigiendo la analiticidad de la función en el dominio y, además,
su continuidad en la unión del dominio con su frontera; es decir, que el teorema se enunciarı́a
de la siguiente manera:
Z
f (z)dz = 0 (2.26)
Γ
Hasta este instante en los enunciados del teorema de Cauchy se ha especificado que el dominio
de analiticidad es simplemente conexo, lo que tiene importancia fundamental, como se puede
apreciar fácilmente en el siguiente ejemplo:
Integración 61
Sea
1
f (z) =
z
2π 2π
ieiϕ dϕ
Z Z Z Z
dz
f (z)dz = = =i dϕ = 2πi 6= 0
C |z|=1 z 0 eiϕ 0
Es decir, que al formular el teorema para dominios multiconexos hay que tener cuidado.
Teorema 10
62 José Marı́n Antuña
Figura 2.4: Ejemplo para justificar la necesidad del teorema de Cauchy para dominios multi-
conexos
Z
f (z)dz = 0
Γ
donde por Γ se entiende toda la frontera del dominio D recorrida en sentido positivo (es decir,
de manera que el dominio se encuetre siempre a la izquierda).
Demostración:
Sea, por ejemplo, un dominio triconexo de frontera Γ = C0 + C1 + C2 . Con ayuda de los cortes
L1 y L2 podemos convertir a dicho dominio en un dominio simplemente conexo (Fig. 2.5). Para
el dominio simplemente conexo tiene validez el teorema de Cauchy, por lo que podemos escribir
Integración 63
Z Z Z Z
0= f (z)dz = f (z)dz + f (z)dz + f (z)dz +
Γ C0+ C1− C2−
Z Z Z Z
+ f (z)dz + f (z)dz + f (z)dz + f (z)dz (2.27)
L+
1 L+
2 L−
1 L−
2
Demostrado el teorema.
De forma similar a como se hace en las funciones de variable real, a la función F (z) analı́tica
en el dominio D y cuya derivada F 0 (z) es igual a la función f (z), la llamaremos función
primitiva, o simplemente primitiva de la función f (z).
64 José Marı́n Antuña
Teorema 11
Sea F1 (z) una función primitiva de la función f (z). Para que la función F2 (z) sea también
primitiva de f (z) es necesario y suficiente que
F2 (z) = F1 (z) + C
Demostración:
1. Necesidad:
Sea F20 (z) = F10 (z) = f (z).
Analicemos la función Φ(z) = F2 (z) − F1 (z).
Evidentemente, su derivada Φ0 (z) = 0. Pero si suponemos que Φ(z) = U (x, y) + iV (x, y),
pues es una función de variable compleja y como, además, es analı́tica, tendremos que su
derivada viene dada por
∂U ∂V ∂V ∂U
Φ0 (z) = +i = −i =0
∂x ∂x ∂y ∂y
de donde concluimos que
∂U ∂U ∂V ∂V
= 0, = 0, = 0, =0
∂x ∂y ∂x ∂y
lo que significa que U = const. y V = const. y, por lo tanto, Φ(z) = C.
Demostrada la necesidad.
2. Suficiencia:
Sea F2 (z) = F1 (z) + C.
Derivando obtenemos F20 (z) = F10 (z) = f (z), ya que la derivada de la función constante
es cero.
Demostrada la suficiencia.
Demostrado el teorema.
Definición:
Al conjunto de todas las primitivas posibles de una función f (z) se le llama integral indefinida
de f (z).
Teorema 12
Sea la función f (z) definida y continua en el dominio simplemente conexo D y tal que su integral
por cualquier contorno cerrado contenido en D se anule.3 Entonces la función
Z z
F (z) = f (ζ)dζ (2.28)
z0
F 0 (z) = f (z)
Demostración:
Nuestro objetivo es demostrar que existe la derivada de F (z) para cualquier punto z ∈ D y que
su derivada es f (z). Para ello, calculemos el incremento
Z z+∆z Z z
∆F = f (ζ)dζ − f (ζ)dζ (2.29)
z0 z0
Como por hipótesis la integral de f (z) por cualquier contorno cerrado contenido en D se anula,
nuestra integral no depende del camino de integración. Es decir,
Z z+∆z
∆F = f (ζ)dζ (2.30)
z
3
Es bueno aclarar que el teorema de Cauchy establece que si una función es analı́tica, entonces su integral por
cualquier contorno cerrado contenido en el dominio de analiticidad es igual a cero; sin embargo, nada aún nos
permite afirmar que si una función es continua y su integral por cualquier contorno cerrado dentro del dominio
de continuidad es cero, la función sea analı́tica en ese dominio. Más adelante volveremos sobre este asunto.
66 José Marı́n Antuña
1 z+∆z
Z
∆F
≤ 1 max |η(ζ)| · |∆z|
∆z − f (z) =
|∆z| η(ζ)dζ |∆z|
z
Es decir, que
∆F
∆z − f (z) ≤ max |η(ζ)| (2.33)
Como para ∆z → 0, |η(ζ)| → 0, la expresión (2.33) nos indica que la función F (z) es analı́tica
en D, pues es derivable en todo punto de D, ya que su derivada existe en esos puntos, y que,
además, su derivada, efectivamente, es dF
dz
= f (z).
Demostrado el teorema.
Este teorema nos indica, efectivamente, que la primitiva de una función continua de variable
compleja, es decir, su integral indefinida, puede expresarse a través de la fórmula (2.28).
Z z2
f (z)dz = F (z2 ) − F (z1 ) (2.34)
z1
Demostración:
Analicemos la función
Z z
Φ(z) = f (ζ)dζ
z1
con lı́mite superior variable. En virtud de los teoremas 11 y 12 podemos escribir que
Z z
Φ(z) = f (ζ)dζ = F (z) + C (2.35)
z1
Ası́ pues
Integración 67
Z z
f (ζ)dζ = F (z) − F (z1 )
z1
Z z2
f (ζ)dζ = F (z2 ) − F (z1 )
z1
Demostrado el teorema.
Z z
dζ
F (z) = (2.36)
1 ζ
La función que figura bajo la integral es continua en todo el plano complejo excepto en el
punto z = 0 (es más, puede comprobarse que es analı́tica en ese dominio); por consiguiente, la
expresión (2.36) tiene sentido siempre que la curva de integración no pase por el punto z = 0.
Bajo estas condiciones, en virtud del teorema 12, la función F (z) es una función analı́tica
univaluada en cualquier dominio simplemente conexo D del plano complejo que no contenga
al punto z = 0, y no depende del camino de integración que tomemos en la fórmula (2.36).
Tomemos por dominio simplemente conexo D todo el plano complejo cortado por la parte
negativa del eje real y excluido el punto z = 0; es decir, el dominio {−π < arg z ≤ π, z 6= 0}.
Consideremos que el camino de integración en la fórmula (2.36) está contenido totalmente en
el dominio en cuestión, o sea, que no corta a la parte negativa del eje real, ni pasa por z = 0.
Entonces, para valores reales positivos z = x y tomando como camino de integración en la
fórmula (2.36) el segmento correspondiente del eje real, cosa que podemos hacer porque la
integral cerrada por cualquier contorno es igual a cero, de manera que la integral entre z = 1 y
z = x da el mismo valor por cualquier contorno, en particular por el segmento de eje real entre
1 y x, obtenemos
Z x
dξ
F (x) = = ln x (2.37)
1 ξ
Es decir, para valores positivos reales de su argumento, la función F (z) coincide con la función
logaritmo de variable real. Por eso, para la función (2.36) en el dominio D considerado {−π <
arg z ≤ π, z 6= 0} utilizaremos el mismo sı́mbolo y escribiremos
Z z
dζ
ln z = (2.38)
1 ζ
Esta última expresión, en la que el camino de integración es escogido como se especificó arriba,
puede considerarse como la definición de la función logaritmo para todos los valores complejos
68 José Marı́n Antuña
1
(ln z)0 = (2.39)
z
es decir, que en el dominio considerado la derivada de esta función tiene la misma expresión
que la derivada con respecto a valores reales positivos del argumento.
Z
f (z) = F (z, ζ)dζ (2.40)
C
que dependen de la variable compleja z como un parámetro. Para este tipo de integrales tiene
lugar la siguiente afirmación:
Teorema 14
Sea una función de las variables complejas z y ζ, definida para toda z perteneciente a cierto
dominio D y toda ζ perteneciente a cierta curva lisa C (la relación entre el dominio D y la
curva C es totalmente arbitraria) y tal que:
Z
0 ∂F (z, ζ)
f (z) = dζ (2.41)
C ∂z
Demostración:
Sea
Integración 69
Z
f (z) = u(x, y) + iv(x, y) = {U (x, y, ξ, η)dξ − V (x, y, ξ, η)dη} +
CZ
Por las hipótesis 1,2 y 3 del teorema, las funciones de variable real U y V son continuas y, por
tanto, podemos derivar bajo el signo de integración:
Z
∂u ∂U ∂V
= dξ − dη (2.44)
∂x C ∂x ∂x
Z
∂v ∂V ∂U
= dξ + dη (2.45)
∂y C ∂y ∂y
∂U ∂V ∂U ∂V
= ; =−
∂x ∂y ∂y ∂x
Teniendo en cuenta estas condiciones en las expresiones (2.44) y (2.45), concluimos que
∂u ∂v
=
∂x ∂y
∂u ∂v
=−
∂y ∂x
Es decir, que las funciones u(x, y) y v(x, y) satisfacen las condiciones de Cauchy-Riemann, lo
que significa que f (z) es analı́tica.
Z
0 ∂u ∂v ∂U ∂V
f (z) = +i = dξ − dη +
∂x ∂x C ∂x ∂x
Z Z
∂V ∂U ∂U ∂V
+i dξ + dη = +i (dξ + idη) =
C ∂x ∂x C ∂x ∂x
Z
∂F (z, ζ)
= dζ
C ∂z
Pues
∂F (z, ζ) ∂U ∂V
= +i
∂z ∂x ∂x
Demostrado el teorema.
Una de las consecuencias más sensacionales del teorema de Cauchy (2.10) es que con su ayuda
puede establecerse la ı́ntima relación que existe entre los valores de una función analı́tica en los
puntos internos de su dominio de analiticidad y sus valores en la frontera de dicho dominio.
Z
f (ζ)dζ
I(z) = (2.46)
C ζ −z
Evidentemente, I(z) = 0 si el punto z está fuera del dominio encerrado por el contorno C, ya
que en ese caso la función bajo la integral, como función de ζ, es analı́tica en todo el dominio
encerrado por C y, por el teorema de Cauchy, la integral (2.46) se anula.
Sin embargo, si el punto z se encuentra en el interior del dominio encerrado por el contorno
C, la función bajo la integral deja de ser analı́tica en el punto ζ = z, por lo que no podemos
afirmar en ese caso que la integral es cero.
Integración 71
Z Z
f (ζ)dζ f (ζ)dζ
+ =0 (2.47)
C ζ −z Cr− ζ −z
Z Z
f (ζ)dζ dζ
I(z) = = f (z) +
Cr ζ − z Cr ζ − z
f (ζ) − f (z)
Z
+ dζ ≡ I1 (z) + I2 (z) (2.48)
Cr ζ −z
72 José Marı́n Antuña
Analicemos las integrales I1 (z) e I2 (z) de la expresión (2.48) por separado. En la circunferencia
Cr tenemos que ζ = z + reiϕ , de donde
dζ = ireiϕ dϕ
2π
ireiϕ dϕ
Z
I1 (z) = f (z) = 2πif (z) (2.49)
0 reiϕ
Z
dζ
|I2 (z)| ≤ max |f (ζ) − f (z)| = 2π max |f (ζ) − f (z)| (2.50)
Cr ζ − z
Integración 73
En la expresión (2.50) tenemos que max |f (ζ) − f (z)| → 0 cuando r → 0, pues f (z) es analı́tica
y por consiguiente continua. De aquı́ I2 (z) → 0 cuando r → 0 y como en la expresión (2.48)
I(z) e I1 (z) (I1 (z) = 2πif (z) según (2.49)) no dependen de r, tendremos, por lo tanto que, si
hacemos r → 0, y si el punto z está encerrado por el contorno C, resulta I(z) = 2πif (z). Ası́
pues, hemos obtenido la expresión
Z
1 f (ζ)dζ
f (z) = (2.51)
2πi C ζ −z
Esta formidable fórmula nos establece el carácter orgánico que existe en la geometrı́a de las
funciones analı́ticas, algo muy nuevo y propio de la variable compleja: los valores de una función
analı́tica en los puntos contenidos dentro de un contorno C están estrechamente relacionados
con los valores de dicha función sobre el contorno C y, una vez conocidos los valores de la función
sobre un contorno cerrado, no podemos suponerle otros valores en el interior del contorno que
no sean los dados por la fórmula integral de Cauchy, si queremos que la función sea analı́tica.
La fórmula integral de Cauchy nos permite también calcular con gran facilidad las integrales
de variable compleja por contornos cerrados cuyo integrando tenga la forma de un numerador
analı́tico dentro del contorno dividido por la diferencia de la variable de integración y el valor
numérico complejo de un punto del interior del contorno de integración. Ese tipo de integrales
podrá calcularse sin usar las reglas anteriormente estudiadas de integración, a lo que llamaremos
”integrar sin integrar”. Por ejemplo, si queremos calcular la integral
eiz
Z
dz
|z|=2 z − π2
eiz
Z
i π2
π dz = 2πie = 2πi · i = −2π
|z|=2 z− 2
Podemos ahora examinar más profundamente las funciones anaı́ticas. Las consecuencias que a
continuación estudiarmeos constituyen propiedades de las funciones analı́ticas.
1. Teorema 15
Toda función analı́tica en un dominio tiene en dicho dominio derivadas de cualquier orden,
analı́ticas en el dominio.
Demostración:
En efecto, si la función f (z) es analı́tica en el dominio D, entonces, para cualquier contorno
C ∈ D podemos representar a f (z) con ayuda de la fórmula integral de Cauchy (2.51).
Como la función
f (ζ)
F (z, ζ) =
ζ −z
∂F (z, ζ) f (ζ)
=
∂z (ζ − z)2
Ahora bien, esta derivada es también una función analı́tica en D, pues la función inte-
f (ζ)
grando en (2.52), F (z, ζ) = (ζ−z) 2 , cumple también las hipótesis del teorema 14, por lo
Podemos repetir este razonamiento tantas veces como queramos, lo que nos permitirá por
inducción concluir que para la enésima derivada de la función f (z) se cumple que
Integración 75
Z
(n) n! f (ζ)dζ
f (z) = (2.54)
2πi C (ζ − z)n+1
Como n es arbitrario, queda demostrada la propiedad enunciada.
Demostrado el teorema.
La expresión (2.54) se conoce con el nombre de Fórmula generalizada de Cauchy.
Hemos ası́ concluido una importante y original propiedad de las funciones de variable
compleja: Estas funciones o son infinitas veces derivables en los puntos de un dominio (si
son analı́ticas en dicho dominio) o sólo pueden tener derivada de primer orden si acaso
en algún punto aislado del dominio, o no tener en general derivada respecto a z.
Recalcamos el hecho de que el concepto de analiticidad es un concepto colectivo; una
función es analı́tica en D si es derivable en el entorno de cada punto de D. Ello implica
automáticamente la no existencia de puntos de analiticidad aislados. Si la función es
analı́tica entonces tiene derivadas de cualquier orden todas analı́ticas, entendiendo por
tal derivables en todos los puntos del dominio D. No obstante, algunas funciones no
analı́ticas pueden eventualmente tener primera derivada respecto a z en algún punto
aislado de su dominio de definición. Por ejemplo, la función f (z) = |z|2 ≡ (x2 + y 2 ) + i · 0
que es derivable respecto a z en el punto z = 0, no tiene derivada en ningún otro punto
del plano, ya que sólo en z = 0 se cumplen las condiciones de Cauchy-Riemann.
A partir de la propiedad demostrada, podemos destacar lo siguiente: la discusión que
hicimos al definir el concepto de función analı́tica queda completamente esclarecida en este
instante. Nosotros en un principio habı́amos definido la función analı́tica en un dominio
como aquella derivable en todos los puntos del dominio y con derivada continua. La
razón de tal definición fue la de hacer más simple la demostración del teorema de Cauchy
con el uso del teorema de Green. Luego, al desarrollar la demostración de Goursat del
teorema de Cauchy, vimos que no era necesaria la continuidad de la derivada de la función
para demostrar la propiedad de que la integral por cualquier contorno cerrado dentro del
dominio de analiticidad es cero.
Como consecuencia, podemos redefinir el concepto de función analı́tica diciendo que f (z)
es analı́tica en en dominio D, si es derivable en todos los puntos de dicho dominio, sin
exigir ya la continuidad de la derivada.
La propiedad que acabamos de demostrar nos dice que la derivada de una función analı́tica
en un dominio es también analı́tica en ese dominio (y por tanto, continua en el dominio).
Es decir, que la condición de continuidad de la derivada de una función analı́tica, en vez
de ser un postulado de la definición, es una consecuencia de ella.
La fórmula generalizada de Cauchy (2.54) tiene también una gran importancia práctica,
ya que nos permite ”integrar derivando”, lo que se evidencia en el siguiente ejemplo.
Intentemos calcular la integral
eiz
Z
dz
|z|=2 (z − π2 )3
El numerador de la integral es una función analı́tica dentro del cı́rculo dde frontera dada
por la circunferencia por la que se integra. Si observamos la fórmula (2.54), vemos que
76 José Marı́n Antuña
en el punto interior z = π2 el denominador se hace cero. Como en este caso teneos que en
la fórmula (2.54) n + 1 = 3, tendremos
eiz
Z
2πi iz 00 π
π 3 dz = (e ) |z= π2 = πi(−ei 2 ) = π
|z|=2 (z − 2 ) 2!
que, de acuerdo con el teorema 12, es analı́tica en D y cumple que F 0 (z) = f (z). Pero,
por la propiedad anterior, la derivada de una función analı́tica es también anaı́tica, lo que
significa que f (z) es analı́tica en D.
Demostrado el teorema.
El teorema de Morera, junto con el teorema de Cauchy, nos permite afirmar que la
condición necesaria y suficiente para que una función de variable compleja continua en un
dominio sea analı́tica en dicho dominio es que su integral por cualquier contorno cerrado
contenido en el dominio sea igual a cero.
ζ = z + reiϕ
dζ = ireiϕ dϕ
2π
f [z + reiϕ ] iϕ
Z
1
f (z) = ire dϕ (2.57)
2πi 0 reiϕ
4. Teorema 18. Principio del máximo y del mı́nimo del módulo de una función
analı́tica
Si la función f (z) es analı́tica en el dominio D y continua en D̄ = D ∪ Γ, entonces el
máximo y el mı́nimo del módulo de f (z) se alcanzan sobre la frontera Γ.
Demostración:
Demostremos el teorema para el máximo del módulo de f (z) por reducción al absurdo.
Supongamos que el máximo se alcanza en un punto interior z0 ∈ D.
El signo ”rigurosamente menor” no es válido, ya que una constante no puede ser menor
que ella misma. Por eso concluimos que
Z 2π
1
|f [z0 + reiϕ ]|dϕ = M (2.60)
2π 0
78 José Marı́n Antuña
Figura 2.8: Para la demostración del principio del valor máximo y mı́nimo del módulo de una
función analı́tica.
Pero entonces
Integración 79
Z 2π Z ϕ2
1 iϕ 1
|f [z0 + re ]|dϕ = |f [z0 + reiϕ ]|dϕ +
2π 0 2π ϕ1
Z ϕ1 Z 2π
1 1
+ |f [z0 + reiϕ ]|dϕ +
|f [z0 + reiϕ ]|dϕ ≤
2π 0 2π ϕ2
1 1
≤ (M − ε)(ϕ2 − ϕ1 ) + M [2π − (ϕ2 − ϕ1 )] < M (2.63)
2π 2π
lo que entra en contradicción con (2.60). Por lo tanto, efectivamente, la relación (2.61)
se cumple a lo largo de toda la circunferencia. Esto significa que la función |f (z)| es
constante e igual a su valor máximo en D sobre la circunferencia centrada en z0 y de
radio r.
Puesto que el radio r es arbitrario, concluimos que
|f (z)| = M = const.
|f (z1 )| = M = const.
|f (zn )| = M = const.
M 2 = u2 + v 2 (2.64)
80 José Marı́n Antuña
∂u ∂v
2u + 2v =0
∂x ∂x
∂u ∂v
2u + 2v =0 (2.65)
∂y ∂y
∂u ∂u
u −v =0
∂x ∂y
∂u ∂u
v +u =0 (2.66)
∂x ∂y
∂u ∂u
≡ 0, ≡0
∂x ∂y
u = Re f (z) ≡ const.
v = Im f (z) ≡ const.
2π 2π
f [z + Reiϕ ] f [z + Reiϕ ]
Z Z
0 1 1
f (z) = 2 i2ϕ
iReiϕ dϕ = dϕ (2.68)
2πi 0 R e 2π 0 Reiϕ
2π
|f [z + Reiϕ ]|
Z
0 1 M
|f (z)| ≤ dϕ ≤ (2.69)
2π 0 R|eiϕ | R
Pn (z) = a0 + a1 z + a2 z 2 + ... + an z n , n ≥ 1, an 6= 0
1
f (z) = (2.70)
Pn (z)
es analı́tica en todo el plano complejo, es decir, entera. Pero como |f (z)| → 0 cuando
z → ∞, de acuerdo con el teorema de Liouville 19, tendrı́a que ser f (z) = const. lo que
evidentemente no es cierto. Por lo tanto concluimos que el polinomio Pn (z) debe tener al
menos una raı́z.
En los cursos de álgebra elemental, por lo general, el Teorema Fundamental del Algebra
se plantea sin demostración y a partir de él se demuestra que un polinomio de grado n no
tiene más de n raı́ces. Más adelante, con la ayuda del concepto de residuo logarı́tmico y del
Teorema de Rouché, veremos otra demostración más completa del Teorema Fundamental
del Algebra.
Integración 83
3. Calcular:
sin πz
Z
4
dz
C z2 − 1
donde C es la circunferencia x2 + y 2 − 2x = 0.
4. Calcular:
eπz
Z
C (z 2 + 1)2
x = ±2, y = ±2
84 José Marı́n Antuña
Capı́tulo 3
En este capı́tulo estudiaremos las series funcionales cuyos miembros son funciones de variable
compleja. El análisis de este tipo de series es de gran importancia, por cuanto nos revela más
nı́tidamente el comportamiento de las funciones de variable compleja y porque constituye un
aparato útil en los problemas que requieren el uso de la teorı́a de funciones de variable compleja.
Sea {zn } una sucesión de números complejos y establezcamos el concepto de serie de números
complejos:
∞
X
S= zn (3.1)
n=1
Analicemos lo que recibe el nombre de suma parcial (suma de los primeros N términos):
N
X
SN = zn (3.2)
n=1
Decimos que la serie de números complejos (3.1) es convergente si la sucesión {SN } de sumas
parciales (3.2) converge cuando N → ∞. El lı́mite de la sucesión de sumas parciales recibe el
nombre de suma de la serie (3.1). A la serie
85
86 José Marı́n Antuña
∞
X
rN = zn (3.3)
n=N +1
En virtud de la teorı́a desarrollada en el epı́grafe 2.2 del capı́tulo 2 para las sucesiones de
números complejos no es difı́cil comprobar que se cumple el criterio de Cauchy. Es decir, que la
condición necesaria y suficiente para que la serie (3.1) sea convergente es que para todo ε > 0
pueda encontrarse un K > 0 tal que siempre que N ≥ K y M ≥ K se cumpla que
XM
zn < ε (3.4)
n=N
De lo anterior se puede concluir que para que la serie (3.1) converja es necesario que
lim zn = 0
n→∞
En efecto, por el criterio de Cauchy, si la serie (3.1), para todo ε > 0 se puede hallar un número
K > 0 tal que siempre que n ≥ K se cumple que
∞
X
|zn | (3.5)
n=1
converge, evidentemente convergirá también la serie (3.1), la que en este caso se dice que es
convergente absolutamente.
Uno de los métodos más usados para investigar la convergencia de una serie con miembros
complejos es analizar la serie formada por los módulos de los miembros de la serie que se
quiere investigar; se puede utilizar por ello los criterios suficientes de convergencia de series con
miembros positivos, como son el criterio de D’Alembert, según el cual la serie (3.5) converge si
a partir de cierto número N > 0 se cumple que
zn+1
zn ≤ l < 1
Series de funciones analı́ticas 87
para toda n ≥ N , o el criterio de la raı́z enésima de Cauchy, según el cual la serie (3.5) converge
si a partir de cierta N > 0 se cumple que
p
n
|zn | ≤ q < 1
para toda n ≥ N .
∞
X
S(z) = fn (z) (3.6)
n=1
N
X
SN (z) = fn (z) (3.7)
n=1
Si para N → ∞ la sucesión {SN (z)} de sumas parciales converge, entonces la serie (3.6) es
convergente. El lı́mite de la sucesión de sumas parciales (3.7) recibe el nombre de suma de la
serie (3.6).
En virtud de la definición dada la suma de la serie funcional S(z) es una función univaluada en
el dominio D. Basándonos en la definición de convergencia de las series numéricas ya conocida
podemos decir, pues, que la serie (3.6) es convergente en el punto prefijado z ∈ D si, para
cualquier ε > 0 puede hallarse un número K > 0, en general dependiente de ε y del punto z
donde se analiza la convergencia, tal que para todo N ≥ K(ε, z) se cumple que
XN
S(z) − fn (z) < ε (3.8)
n=1
Destacamos que en esta definición el número K depende en general de ε y del punto z donde
se analiza la convergencia. Por esa causa, la convergencia definida se conoce con el nombre de
convergencia puntual.
88 José Marı́n Antuña
Al igual que para las funciones de variable real, en la teorı́a de series de funciones de variable
compleja juega un papel fundamental el concepto de convergencia uniforme. Por ejemplo, de
cualquier curso de Análisis Matemático se sabe que una serie convergente puntualmente (según
la definición (3.8)) de funciones continuas no siempre tiene como suma una función continua;
sin embargo, una serie convergente uniformemente de funciones continuas siempre tiene como
suma una función continua.
Si para cualquier número ε > 0 puede hallarse un número K(ε) > 0 tal que para toda N ≥ K(ε)
la desigualdad (3.8) se cumple a la vez para todo punto z ∈ D, entonces la serie (3.6) se llama
convergente uniformemente en el dominio D .
Obsérvese que el número K que se logra encontrar depende solamente del número ε y es el
mismo para todo z ∈ D y, por lo tanto, común para todo z ∈ D.
Teorema 20
Para que la serie (3.6) converja uniformemente en el dominio D es necesario y suficiente que
para cualquier ε > 0 se pueda hallar un número K(ε) > 0 tal que para todos los números
N ≥ K y M ≥ K se cumpla que
XM
fn (z) < ε (3.9)
n=N
Demostración:
Necesidad:
En virtud de la convergencia uniforme de la serie (3.6) se cumple que para todo ε > 0 puede
hallarse un número K(ε) > 0 tal que en todos los puntos z del dominio D tienen lugar la
desigualdades
M
N
X ε X ε
S(z) − fn (z) < ; S(z) − fn (z) < (3.10)
2 2
n=1 n=1
Suficiencia:
De la expresión (3.9) y por el criterio de Cauchy para las sucesiones de números complejos,
estudiado en el capı́tulo 2, se deduce que para cualquier z ∈ D fija la sucesión {SN (z)} es
convergente. Por consiguiente, al cumplirse (3.9), la serie (3.6) converge en el dominio D a
cierta función.
Series de funciones analı́ticas 89
pero, de (3.9)
XM XM XN
lim fn (z) = lim fn (z) − fn (z) =
M →∞ M →∞ n=1
n=1
n=N N
N
X X
= lim SM (z) − fn (z) = S(z) − fn (z) < ε
M →∞
n=1 n=1
para toda N ≥ K(ε) en todos los puntos z ∈ D a la vez, lo que demuestra la convergencia
uniforme de la serie (3.6) en el dominio D.
Demostrado el teorema.
Teorema 21
Si en todo el dominio D los miembros de la serie funcional (3.6) pueden ser mayorados por
miembros de una serie numérica convergente absolutamente, entonces la serie (3.6) converge
uniformemente en el dominio D.
Demostración:
Como la serie
∞
X
|zn |
n=1
por hipótesis converge, para todo ε > 0 puede hallarse una N > 0 tal que
∞
X
|zn | < ε
n=k+1
para toda k ≥ N .
90 José Marı́n Antuña
∞ ∞ ∞
X X X
fn (z) ≤ |fn (z)| ≤ |zn | < ε
n=k+1 n=k+1 n=k+1
Demostrado el teorema.
Teorema 22
∞
X
fn (z)
n=1
Demostración:
∞
X
fn (z)
n=1
para cualquier ε > 0 puede hallarse una N (ε) > 0 tal que se cumplen a la vez las relaciones
N N
X ε X ε
|F (z + ∆z) − fn (z + ∆z)| < ; |F (z) − fn (z)| < (3.12)
n=1
3 n=1
3
Por otro lado, en virtud de la continuidad de las funciones fn (z), para cualquier punto z ∈ D,
para el número ε > 0 escogido y el número N hallado, puede encontrarse una δ > 0 tal que
X N XN ε
fn (z + ∆z) − fn (z) < (3.13)
3
n=1 n=1
siempre que |∆z| < δ. De (3.12) y (3.13) y en virtud de que el módulo de la suma no es mayor
que la suma de los módulos, concluimos que para el ε > 0 puede hallarse una δ > 0 tal que si
|∆z| < δ se cumple que
Demostrado el teorema.
Teorema 23
Z ∞ Z
X
F (z)dz = fn (z)dz (3.14)
C n=1 C
Demostración:
Puesto que la serie (3.6) converge uniformemente para todos los puntos z ∈ D, para cualquier
ε > 0 se puede hallar un número K(ε) > 0 tal que se cumple
∞
X ε
fn (z) < (3.15)
L
n=N +1
Entonces
Z Z Z
N Z
X ∞
X ∞
X
F (z)dz − fn (z)dz = fn (z)dz ≤ fn (z) |dz| < ε
C C C C
n=1 n=N +1 n=N +1
Demostrado el teorema.
92 José Marı́n Antuña
Veremos ahora una propiedad fundamental de las series convergentes uniformemente cuyos
términos son funciones analı́ticas.
∞
X
F (z) = fn (z)
n=1
∞
X
F 0 (z) = fn0 (z)
n=1
3. La serie formada por las derivadas de fn (z) converge uniformemente en cualquier subdo-
minio cerrado del dominio D.
Demostración:
∞
X
F (z) = fn (z)
n=1
∞ ∞ Z
X X 1 fn (ζ)dζ
F (z) = fn (z) = =
n=1 n=1
2πi C ζ − z
Z P∞ Z
1 n=1 fn (ζ)dζ 1 F (ζ)dζ
= = (3.16)
2πi C ζ −z 2πi C ζ − z
En los cálculos arriba hemos tenido en cuenta el hecho de que como la serie converge
uniformemente, se pueden intercambiar los signos de integración y de sumatoria, ya que
Series de funciones analı́ticas 93
Z Z P∞
0 1 F (ζ)dζ 1 n=1 fn (ζ)dζ
F (z) = 2
= =
2πi C (ζ − z) 2πi C (ζ − z)2
∞ Z ∞
X 1 fn (ζ)dζ X
= 2
= fn0 (z) (3.17)
n=1
2πi C (ζ − z) n=1
Denotemos por d a la distancia menor que hay entre el contorno C y la frontera del
dominio D̄1 y l a la longitud del contorno C. Analicemos la siguiente suma finita de
términos de la serie de las derivadas:
m m Z 1 Z Pm f (ζ)dζ
X
0
X 1 fn (ζ)dζ n=k n ≤
fn (z) = =
2πi (ζ − z)2 2πi (ζ − z) 2
n=k
n=k C C
Z
Z Pm m
1 | n=k fn (ζ)| |dζ| 1 X |dζ|
≤ ≤ max f (ζ) ≤
2 n
2π C |ζ − z| 2π C |ζ − z|2
n=k
X m l
≤ max fn (ζ) (3.18)
2πd2
n=k
El intercambio entre las integrales y la sumatoria es válido por el simple hecho de que
aquı́ estamos trabajando con sumas finitas. Como por hipótesis del teorema la serie
Series de funciones analı́ticas 95
∞
X
fn (ζ)
n=1
converge uniformemente, para esta serie se cumple el criterio de Cauchy, es decir, para
un número ε > 0 escogido a priori arbitrariamente, siempre se puede hallar un número
N (ε) > 0 tal que k > N y m > N implican que
m
X
fn (ζ) < ε (3.19)
n=k
es decir, que la serie cumple el criterio de Cauchy por lo que converge uniformemente.
Demostrado el teorema.
Corolario
La demostración de este corolario es evidente a partir del hecho de que la derivada de una
función analı́tica es analı́tica.
Es necesario destacar que la demostración efectuada del punto 3 del teorema 24 nos permite
solamente garantizar la convergencia uniforme de la serie formada por las derivadas en cualquier
subdominio cerrado D̄1 del dominio D, inclusive cuando la serie
∞
X
fk (ζ)
k=1
converja uniformemente en todo el dominio cerrado D̄. Esto se debe a que en la expresión
(3.20) se puede garantizar que el miembro derecho es pequeño sólo si d es distinto de cero, lo
que significa que, efectivamente, el dominio D̄1 es un subdominio de D y no puede coincidir
con él, ya que de hacerlo, d → 0 y pese a la pequeñez de ε, la parte derecha en (3.20) se
hace inmensamente grande, no pudiéndose, por tanto, garantizar el cumplimiento del criterio
de Cauchy.
∞
X zn
n=1
n2
converge uniformemente en el cı́rculo cerrado |z| ≤ 1, mientras que derivando término a término
la serie derivada
∞
X z n−1
n=1
n
no converge en todo ese cı́rculo, sino sólo en un subdominio cualquiera de éste, ya que para
z = 1 la serie que se obtiene es la serie armónica que, como se sabe, diverge.
Por lo tanto, la tercera parte del teorema 24 no puede ser generalizada a todo el dominio.
Como será demostrado en el siguiente teorema, esta última condición puede ser sustituida por
la convergencia uniforme de la serie en la frontera Γ del dominio D.
Demostración:
Analicemos en D̄ la suma
m
X
fn (z)
n=k
y tomemos el máximo del módulo. Como es una suma finita de funciones analı́ticas, será
también una función analı́tica. Por consiguiente, podemos utilizar el principio del máximo del
módulo y escribir
m m
X X
max fn (z) = max fn (z) < ε (3.21)
n=k D̄ n=k Γ̄
la frontera Γ.
Demostrado el teorema.
Este teorema tiene importancia práctica, ya que en general es más fácil trabajar con las ecuacio-
nes de las curvas que constituyen la frontera del dominio, que con las inecuaciones que describen
los dominios, por lo que haciendo un análisis de la convergencia sobre la frontera del dominio
se puede determinar la convergencia de la serie en el dominio.
En los epı́grafes anteriores fueron analizadas las series funcionales del tipo (3.6). En ellas no se
especificaba la forma de las funciones fn (z). Un caso particular de extraordinaria importancia
se presenta en las funciones fn (z) = an (z−z0 )n , donde los coeficientes an son en general números
complejos arbitrarios y z0 es un punto fijo del plano complejo.
∞
X
an (z − z0 )n (3.22)
n=0
Inicialmente se observa que los miembros de la serie (3.22) son funciones analı́ticas en todo el
plano complejo; es decir, enteras. Por lo tanto, para dicha serie son válidos todos los teoremas
estudiados en los dos epı́grafes anteriores.
Sin embargo, es necesario establecer con mayor precisión cuáles son las propiedades de este tipo
de serie. Para conocer con exactitud el comportamiento de las series del tipo (3.22) debemos
tratar de averiguar tres cuestiones fundamentales:
Para responder a estas tres preguntas formuladas y conocer, por lo tanto, las caracterı́sticas de
las series de potencias, viene en nuestra ayuda un teorema fundamental:
Si la serie de potencias (3.22) converge en el punto z1 , entonces dicha serie converge absolu-
tamente en cualquier punto z tal que |z − z0 | < |z1 − z0 | y converge uniformemente para los
puntos z tales que |z − z0 | < ρ|z1 − z0 |, donde 0 < ρ < 1.
Si la serie (3.22) diverge en el punto z2 , entonces diverge también en todos los puntos z que
cumplan que |z − z0 | > |z2 − z0 |.
Demostración:
Por hipótesis la serie (3.22) converge en el punto z1 . Tenemos que demostrar su convergencia
en cualquier punto contenido en el cı́rculo con centro en z0 y radio |z1 − z0 | (Fig. 3.3).
Tenemos que
n
n
n z − z0
|an (z − z0 ) | = an (z1 − z0 )
(3.23)
z1 − z0
Como por hipótesis la serie converge en el punto z1 , los números an (z1 − z0 )n tienden a cero
Series de funciones analı́ticas 99
cuando n → ∞, ya que esa es una condición necesaria de convergencia. Ello implica que la
sucesión {an (z1 − z0 )n } es acotada lo que nos permite escribir:
donde
z − z0
q(z) =
z1 − z0
Es decir, hemos hallado un mayorante funcional de los miembros de nuestra serie y como dicho
mayorante converge absolutamente, por el criterio de comparación podemos afirmar que nuestra
serie converge absolutamente en cada punto z que esté en el interior del cı́rculo de radio |z1 −z0 |.
Ahora bien, si
|z − z0 | < ρ|z1 − z0 |
entonces
y por consiguiente
Es decir, en este caso el mayorante de nuestra serie es numérico, por lo que, por el criterio de
Weierstrass, nuestra serie converge uniformemente.
Demostremos ahora la tercera afirmación del teorema. Por hipótesis, la serie (3.22) diverge en
el punto z2 y queremos demostrar que diverge en todos los puntos tales que |z − z0 | > |z2 − z0 |.
Supongamos lo contrario, es decir, que la serie converge en el punto z. Como |z2 − z0 | < |z − z0 |,
en virtud de lo demostrado en las dos primeras partes del teorema, la serie debe convergir en
el punto z2 , lo que contradice la hipótesis de que en z2 diverge. Por lo tanto, la serie tiene que
ser divergente en z.
100 José Marı́n Antuña
Demostrado el teorema.
Una vez demostrado el teorema de Abel podemos hacer el siguiente análisis: veamos la serie
(3.22) y tracemos un rayo que parta del punto z0 hacia el infinito (Fig. 3.4).
Evidentemente, en el punto z0 la serie converge, ya que todos los sumandos son iguales a cero,
excepto el término a0 que, en general, no es cero, pero es acotado.
∞
X
n!z n
n=0
∞
X 1 n
z
n=0
n!
3. Que en el rayo existan dos tipos de puntos: unos donde la serie converja y otros donde
diverja.
Entonces el teorema de Abel nos garantiza que todos los puntos de convergencia se en-
cuentran rigurosamente separados de los puntos de divergencia.
Llamemos
Entonces queda definido un cı́rculo con centro en el punto z0 y radio R (Fig. 3.5) que recibe el
nombre de cı́rculo de convergencia de dicha serie.
c En todos los puntos interiores del cı́rculo de convergencia la serie de potencias (3.22) es
convergente y es divergente fuera de dicho cı́rculo. En la circunferencia frontera del cı́rculo de
convergencia existen puntos de convergencia y puntos de divergencia de la serie por la propia
definición de radio de convergencia. En cualquier subdominio circular cerrado centrado en z0
del cı́rculo de convergencia la serie (3.22) converge uniformemente.
En virtud del teorema 24 de este capı́tulo podemos afirmar que dentro del cı́rculo de convergen-
cia la serie (3.22) converge a una función analı́tica f (z), ya que las funciones fn (z) = an (z −z0 )n ,
como vimos, son analı́ticas en todo el plano complejo. Además, en virtud de la teorı́a desarrolla-
da en el epı́grafe 2 de este capı́tulo, podemos asegurar que dentro del cı́rculo de convergencia la
serie (3.22) puede ser derivada e integrada cuantas veces se desee y que el radio de convergencia
de las series obtenidas es igual al radio de convergencia de la serie inicial.
Puede comprobarse que los coeficientes an de la serie (3.22) vienen expresados a través de los
valores de la función suma de la serie y de sus derivadas evaluados en el centro del cı́rculo de
convergencia, por la fórmula
f (n) (z0 )
an = (3.28)
n!
P∞
donde f (z) = n=0 an (z − z0 )n es la suma de la serie.
∞
X
f 0 (z) = an n(z − z0 )n−1
n=1
∞
X
(k)
f (z) = an n(n − 1)...(n − k + 1)(z − z0 )n−k
n=k
f (k) (z0 ) = ak k!
El radio de convergencia R de una serie de potencias, definido mediante la relación (3.27), puede
expresarse en función de los coeficientes del desarrollo por la fórmula de Cauchy-Hadamard:
1 ¯ n |an |
p
= lim (3.29)
R n→∞
p
donde la parte derecha representa el lı́mite superior de la sucesión { n |an |}, es decir, el punto
lı́mite mayor de esa sucesión.
Demostremos la fórmula (3.29). Sea l = R1 . Tenemos que demostrar que en cualquier punto
z = z1 que cumpla la relación |z1 − z0 | < 1l la serie converge y que en cualquier punto z = z2
que satisfaga la condición |z2 − z0 | > 1l diverge.
p
Como l es el lı́mite superior de la sucesión { n |an |}, para cualquier ε > 0 puede encontrarse un
número N > 0 tal que para todo k ≥ N se cumple que
p
k
|ak | < l + ε
p
Por otro lado, para ese mismo ε existe un número infinito de miembros de la sucesión { n |an |}
mayores que l − ε. Tomemos un punto arbitrario z = z1 que satisfaga la relación l|z1 − z0 | < 1
y escojamos por ε al número
1 − l|z1 − z0 |
>0
2l|z1 − z0 |
Entonces
p
n 1 + l|z1 − z0 |
|an ||z1 − z0 | < (l + ε)|z1 − z0 | = =q<1
2
Series de funciones analı́ticas 103
∞
X
an (z1 − z0 )n
n=0
P∞
está mayorada por la progresión geométrica n=0 q n convergente, pues q < 1. Ası́ pues, queda
demostrada la convergencia en el punto z1 .
Tomando ahora un punto z = z2 que satisfaga la relación l|z2 − z0 | > 1 y escogiendo por ε al
número l|z2 −z2 0 |−1 > 0 obtenemos que
p
n
|an ||z2 − z0 | > (l − ε)|z2 − z0 | = 1
De aquı́
lo que en virtud del criterio necesario de convergencia significa que nuestra serie de potencias
∞
X
an (z2 − z0 )n
n=0
diverge.
Ası́ pues, queda demostrada la validez de la fórmula (3.29) para el radio de convergencia.
∞
X
(z − z0 )n
n=0
cuyos coeficientes an son todos iguales a 1, tiene como radio de convergencia la expresión
1
R=
l
donde
p
n
√
n
l = lim |an | = lim 1=1
n→∞ n→∞
104 José Marı́n Antuña
Es decir, R = 1, o sea, que nuestra serie converge en el cı́rculo |z − z0 | < 1 a cierta función
analı́tica. Para hallar dicha función utilicemos la definición de suma como lı́mite de sumas
parciales:
1 − (z − z0 )n 1
f (z) = lim Sn (z) = lim = (3.30)
n→∞ n→∞ 1 − (z − z0 ) 1 − (z − z0 )
En la expresión (3.30) hemos utilizado el hecho de que en el dominio de los números complejos
es válida la fórmula de la suma de la progresión geométrica con un número finito de miembros y
que es posible hacer el paso al lı́mite cuando el número de miembros en la progresión geométrica
crece indefinidamente.
Resumamos todo este análisis efectuado contestando a las tres preguntas que nos habı́amos
formulado al inicio del epı́grafe:
Hemos visto que una serie de potencias en su cı́rculo de convergencia define a una función
analı́tica en dicho cı́rculo. Es lógico plantearnos el problema recı́proco: Dada una función
analı́tica en un cı́rculo, ¿es posible ponerle en correspondencia una serie de potencias conver-
gente uniformemente a ella en dicho cı́rculo? Esta pregunta en la teorı́a de funciones de variable
real tiene respuesta negativa. Sin embargo, en la teorı́a de funciones de variable compleja la
respuesta es afirmativa y la da el siguiente teorema:
Si la función f (z) es analı́tica dentro de un cı́rculo con centro en el punto z0 , entonces ella
puede ser desarrollada dentro de dicho cı́rculo en una serie de potencias de (z − z0 ) convergente
absoluta y uniformemente a ella en dicho cı́rculo y ese desarrollo es único.
Demostración:
Series de funciones analı́ticas 105
Tenemos un cı́rculo con centro en el punto z0 , donde la función f (z) es analı́tica. Escojamos
un punto z de dicho cı́rculo y tracemos una circunferencia C, de radio mayor que |z − z0 | y
centrada en el punto z0 , que esté contenida en el cı́rculo de analiticidad en cuestión (Fig. 3.6).
Como la función f (z) es analı́tica, podemos usar la fórmula integral de Cauchy y escribir
Z
1 f (ζ)dζ
f (z) = (3.31)
2πi C ζ −z
∞ n X ∞
1 1 1 1 X z − z0 (z − z0 )n
= · = = (3.32)
ζ −z ζ − z0 1 − z−z
ζ−z0
0
ζ − z0 n=0 ζ − z0 n=0
(ζ − z0 )n+1
z − z0
ζ − z0 < 1
Para todo ζ ∈ C la serie (3.32) converge uniformemente con respecto a ζ, pues si llamamos r
al radio de la circunferencia C vemos que esta serie está mayorada por la serie numérica
∞
X |z − z0 |n
n=0
rn+1
Sustituyendo (3.32) en (3.31) e integrando término a término, lo que puede hacerse por la
convergencia uniforme de la serie y el Teorema 23, obtenemos
∞ ∞
(z − z0 )n
Z X Z
1 X
n 1 f (ζ)dζ
f (z) = n+1
f (ζ)dζ = (z − z0 ) · (3.33)
2πi C n=0 (ζ − z0 ) n=0
2πi C (ζ − z0 )n+1
Como el punto z es escogido de manera arbitraria dentro del cı́rculo de analiticidad, hemos
obtenido que la función f (z) se desarrolla en la serie de potencias
∞
X
f (z) = an (z − z0 )n (3.34)
n=0
Z
1 f (ζ)dζ 1 (n)
an = ≡ f (z0 ) (3.35)
2πi C (ζ − z0 )n+1 n!
La igualdad del extremo derecho en la expresión (3.35) tiene lugar porque la función f (z) es
por hipótesis analı́tica en el entorno del punto z0 y por la fórmula generalizada de Cauchy para
la derivada de una función analı́tica. Esa derivada, por ser f (z) analı́tica, es única, por lo que
los coeficientes son únicos y, por tanto, el desarrollo es único.
Demostrado el teorema.
La serie (3.34) de coeficientes (3.35) se conoce con el nombre de Serie de Taylor y al desarrollo
efectuado de la función f (z) analı́tica en el cı́rculo con centro en z0 se llama desarrollo de
Taylor.
3. Anteriormente habı́amos llamado función entera a aquella función que era analı́tica en
todo el plano. Por el teorema 27 podemos dar una definición equivalente y decir que una
función entera es aquella que puede ser desarrollada en una serie de potencias de radio
de convergencia infinito.
1
f (x) =
1 + x2
Esta función puede ser derivada cuantas veces se quiera y es continua junto con sus derivadas de
cualquier orden; es decir, es un análogo de función analı́tica. Si desarrollamos esta función en
serie de Taylor en la variable real con centro en x0 = 0 y buscamos el intervalo de convergencia
de dicha serie, obtenemos que, a pesar de ser una función continua y derivable en todo el eje real,
la serie de potencias de esta función converge a ella solamente en el intervalo −1 < x < 1; fuera
de dicho intervalo la serie diverge. Sin embargo, para una función similar en sus propiedades
(Fig. 3.7):
2
F (x) = e−x
que es también continua y derivable con derivada continua de cualquier orden en todo el eje
real, su serie de potencias de Taylor con centro en x0 = 0 es convergente en todo el eje real. Si
nos preguntamos por qué ocurre que dos funciones que desde el punto de vista de sus propie-
dades diferenciales son muy similares tienen desarrollos en series de potencias convergentes en
intervalos tan diferentes, veremos que en la teorı́a de funciones de una variable real no existe
ningún elemento que permita responder a tal pregunta.
1
Figura 3.6: Función f (x) = 1+x2
existe una equivalencia entre la analiticidad de una función, como función derivable un número
infinito de veces en el entorno de un punto del plano complejo y la posibilidad de que dicha
función pueda ser desarrollada en una serie de potencias convergente absoluta y uniformemente
a ella en dicho entorno.
2
Figura 3.7: Función F (x) = e−x
1
f (z) =
1 + z2
Es evidente que, con centro en z0 = 0, su cı́rculo de analiticidad es |z| < 1, ya que en los puntos
z = +i, z = −i esta función deja de ser analı́tica. Por consiguiente, su desarrollo en serie de
Taylor centrado en z0 = 0 puede ser efectuado solamente dentro de dicho cı́rculo con radio de
convergencia R = 1. De aquı́ que su caso particular, cuando
z = x + iy = x (y = 0)
tendrá el mismo radio de convergencia, es decir, la serie será convergente en el intervalo (−1, 1)
110 José Marı́n Antuña
Por el contrario, aunque aún no hemos visto qué es ni cómo se comporta la función de variable
compleja
2
F (z) = e−z
más adelante veremos que es analı́tica en todo el plano complejo (entera), por lo que el radio
de convergencia de su serie será R = ∞. Por lo tanto, su caso particular para z = x será una
serie convergente para todo x real.
1
f (z) =
1 + z2
∞
X ∞
X
n
an z ≡ z 2n
n=0 n=0
De la misma manera podemos decir que esta función puede ser desarrollada en serie con centro
en z0 = 2i :
∞ n
X i
an z−
n=0
2
con radio de convergencia R = 12 , ya que con centro en 2i siempre podemos hallar un cı́rculo
dentro del que se cumplan los requisitos del teorema de Taylor y cuyo radio máximo posible es
1
2
. Se deja al lector hallar los coeficientes de este desarrollo a modo de ejercicio.
1
f (z) =
1 + z2
∞
X
an (z − i)n
n=0
pues es imposible hallar un cı́rculo centrado en z0 = i dentro del que la función sea analı́tica,
ya que en el mismo centro de ese cı́rculo deja de serlo.
∞
X
f (z) = an (z − z0 )n (3.36)
n=−∞
Para un punto z0 fijo del plano complejo y los coeficientes an dados, debemos investigar cuál
es el dominio de convergencia de la serie (3.36), cómo es el carácter de dicha convergencia y
cuáles son las propiedades de la función suma de la serie (3.36) en el dominio de convergencia.
Con el fin de investigar estas cuestiones escribamos la serie de Laurent (3.36) en la forma
siguiente:
−1
X ∞
X
n
f (z) = an (z − z0 ) + an (z − z0 )n (3.37)
n=−∞ n=0
La parte regular de la serie de Laurent, como se ve, es una serie de potencias positivas del tipo
de las estudiadas por nosotros en el epı́grafe anterior, por lo que se puede asegurar de inmediato,
en virtud de la teorı́a allı́ desarrollada que esta parte regular tiene un radio de convergencia
R que define un cı́rculo dentro del cual la serie converge uniformemente y su suma es dentro
de dicho cı́rculo una función analı́tica y se puede integrar y derivar término a término cuantas
112 José Marı́n Antuña
veces se desee. Precisamente por eso es que esta parte se llama parte regular de la serie: su
suma es una función analı́tica en el entorno del punto z0 .
Para analizar la parte principal de la serie (3.36) hagamos el siguiente cambio de ı́ndice de
sumatoria: n = −m. Entonces para la parte principal tendremos
−1 ∞ ∞ ∞
X
n
X
−m
X 1 X
an (z − z0 ) = a−m (z − z0 ) = a−m m
= a−m ζ m (3.38)
n=−∞ m=1 m=1
(z − z0 ) m=1
donde
1
ζ=
z − z0
Esto no es más que una serie de potencias del tipo de las estudiadas en el epı́grafe 4.3 con
respecto a la variable ζ. Por eso, podemos asegurar que la expresión (3.38) será convergente en
el interior de un cı́rculo con centro en ζ = 0 y radio R1 , es decir, será convergente en el interior
del cı́rculo |ζ| < R1 .
1
< R1
|z − z0 |
es decir,
1
|z − z0 | > ≡r
R1
1
donde r = R1
.
Es decir, que la parte principal de la serie de Laurent (3.36) resulta convergente para valores
de z fuera del cı́rculo de radio r y centro en z0 .
Ası́ pues, la parte regular de la serie de Laurent converge dentro del cı́rculo con radio R y
la parte principal converge fuera del cı́rculo con radio r; ambos cı́rculos son concéntricos, con
centro en el punto z0 .
Por consiguiente, la serie completa, es decir, la serie de Laurent, será convergente en el dominio
formado por la intersección de ambos dominios de convergencia: el interior del cı́rculo de radio
R, |z − z0 | < R y el exterior del cı́rculo de radio r, |z − z0 | > r, ya que en dicha intersección
convergirá a la vez la parte principal y la parte regular de la serie, por lo que convergirá la serie
completa (Fig. 3.8).
1. Que sea R < r. En este caso, donde converge la parte principal diverge la regular y
viceversa, por lo que la serie (3.36) carece de sentido.
2. Que sea R > r. Entonces, la parte principal y la parte regular (y por lo tanto la serie
(3.36)) convergirán a la vez en el anillo con centro en z0 : r < |z − z0 | < R y se tendrá,
en virtud del teorema de Abel 26, que en cualquier subdominio anular del anillo de
convergencia de la serie (3.36) convergirá uniformemente.
Ası́ pues, las caracterı́sticas de la serie (3.36) pueden resumirse como sigue:
En la discusión efectuada en el punto anterior concluimos que la serie de Laurent (3.36) con-
vergı́a en un anillo circular con centro en el punto z0 y que la suma de dicha serie era una
función analı́tica en dicho anillo. El comportamiento de la función suma de la serie en el punto
z0 no ha quedado establecido en nuestro análisis: la función suma en el entorno del punto z0
por consiguiente, puede dejar de ser analı́tica.
Esta caracterı́stica que presenta la función suma de la serie de Laurent nos permite suponer
que una función que no sea analı́tica en el entorno de determinado punto z0 del plano complejo,
pero para la cual exista un anillo centrado en z0 dentro del que la función sea analı́tica, pueda
expresarse en términos de una serie de Laurent convergente absoluta y uniformemente a ella
en dicho anillo. Esta propiedad queda establecida rigurosamente por el siguiente teorema.
Si la función f (z) es analı́tica en un anillo circular con centro en el punto z0 , entonces ella puede
ser desarrollada en dicho anillo en una serie de Laurent convergente absoluta y uniformemente
a ella en el anillo y ese desarrollo es único.
Demostración:
Tomemos el anillo con centro en z0 , donde por hipótesis la función f (z) es analı́tica. Fijemos
un punto z del anillo y tracemos dos circunferencias C1 y C2 dentro del anillo con centro ambas
en z0 y radios respectivamente r1 y r2 tales que (Fig. 3.9)
Z Z Z
1 f (ζ)dζ 1 f (ζ)dζ 1 f (ζ)dζ
f (z) = = + =
2πi Γ ζ −z 2πi C2+ ζ − z 2πi C1− ζ − z
Z Z
1 f (ζ)dζ 1 f (ζ)dζ
= − ≡ f2 (z) + f1 (z) (3.39)
2πi C2 ζ − z
+ 2πi C1 ζ − z
+
Como la función f2 (z) está dada por una integral por el contorno C2 , tenemos que
z − z0 |z − z0 |
ζ − z0 = <1
r2
Por lo tanto
Series de funciones analı́ticas 115
∞ n X ∞
1 1 1 1 X z − z0 (z − z0 )n
= · = = (3.40)
ζ −z ζ − z0 1 − z−z
ζ−z0
0
ζ − z0 n=0 ζ − z0 n=0
(ζ − z0 )n+1
∞
X
f2 (z) = an (z − z0 )n (3.41)
n=0
donde
Z
1 f (ζ)dζ
an = , n≥0 (3.42)
2πi C2 (ζ − z0 )n+1
Es importante señalar que la expresión (3.42) no puede identificarse, como se hizo en el teorema
27, con la derivada de orden n de f (z) evaluada en el punto z0 , pues la hipótesis del teorema
116 José Marı́n Antuña
ζ − z0 r1
z − z0 = |z − z0 | < 1
∞ m
1 1 1 1 X ζ − z0
= · ζ−z0
== − =
ζ −z z − z0 1 − z−z z − z0 m=0 z − z0
0
∞ −∞
X (ζ − z0 )m X (z − z0 )n
=− = − (3.43)
m=0
(z − z0 )m+1 n=−1
(ζ − z0 )n+1
−∞
" # −1
(z − z0 )n
Z
1 X X
f1 (z) = − f (ζ) − n+1
dζ = an (z − z0 )n (3.44)
2πi C1 n=−1
(ζ − z0 ) n=−∞
donde
Z
1 f (ζ)dζ
an = , n ≤ −1 (3.45)
2πi C1 (ζ − z0 )n+1
∞
X
f (z) = an (z − z0 )n (3.46)
n=−∞
por lo que el desarrollo en serie de Laurent queda demostrado. Los coeficientes del desarrollo,
an , que vienen dados por las fórmulas (3.42) y (3.45), según sea n ≥ 0 o n ≤ −1, en realidad
son los mismos, ya que en virtud del teorema de Cauchy
Z Z
f (ζ)dζ f (ζ)dζ
− =0
C2 (ζ − z0 )n+1 C1 (ζ − z0 )n+1
f (ζ)
ya que C1 y C2 forman la frontera del dominio biconexo donde la función (ζ−z 0)
n+1 es analı́tica.
Aún más, en virtud del mismo teorema de Cauchy, ambos contornos pueden ser deformados
Series de funciones analı́ticas 117
como se desee dentro del dominio anular, sin que por ello el valor de la integral varı́e. De aquı́
que los coeficientes del desarrollo (3.46) vengan expresados para cualquier n positiva o negativa
por la fórmula única
Z
1 f (ζ)dζ
an = (3.47)
2πi C (ζ − z0 )n+1
Figura 3.10: Contorno de integración para el cálculo de los coeficientes de la serie de Laurent
Como aquı́ los coeficientes (3.47) no son la derivada de orden n de la función f (z) evaluada en
el punto z0 , aún tenemos que demostrar que el desarrollo (3.46) obtenido es único. Para ello,
supondremos que es posible otro desarrollo
∞
X
f (z) = bn (z − z0 )n (3.48)
n=−∞
118 José Marı́n Antuña
y trataremos de demostrar que los coeficientes vienen expresados por la misma fórmula (3.47);
entonces, en virtud de la arbitrariedad del desarrollo(3.48) supuesto, quedará demostrada la
unicidad.
∞
f (z) X
m+1
= bn (z − z0 )n−m−1 (3.49)
(z − z0 ) n=−∞
Z ∞ Z
f (z)dz X
m+1
= bn (z − z0 )n−m−1 dz (3.50)
C (z − z0 ) n=−∞ C
Z Z
n−m−1 dz
(z − z0 ) dz = = 2πi, ∀n = m (3.51)
C C z − z0
= 0, ∀n 6= m
Z
dz
≡0
C (z − z0 )k
Z
(z − z0 )n−m−1 dz = 2πiδnm (3.52)
C
Z ∞
f (z)dz X
= bn 2πiδnm ≡ bm · 2πi (3.53)
C (z − z0 )m+1 n=−∞
Series de funciones analı́ticas 119
de donde se deduce que bm ≡ am , lo que demuestra la unicidad del desarrollo de f (z) en serie
de Laurent.
Demostrado el teorema.
Si tenemos una función f (z) analı́tica en el plano complejo, con excepción -digamos- de los
puntos z0 , z1 , z2 y z3 = ∞, donde la función deja de ser anaı́tica (estos puntos, como veremos
después, se denominan puntos singulares y decimos que la función tiene una singularidad
en dichos puntos), entonces podemos hacer la siguiente construcción: rodeamos el punto z0 con
una pequeña circunferencia y trazamos otra circunferencia con centro en z0 y radio |z1 − z0 | y
obtenemos ası́ el anillo (1) (Fig. 3.11). En dicho anillo la función f (z) es analı́tica y cumple,
por lo tanto, los requisitos de teorema de Laurent, de manera que admite un desarrollo del
tipo (3.46) de coeficientes dados por (3.47), donde el contorno de integración será una curva
cerrada cualquiera contenida en el anillo (1) y que rodee al punto z0 . Este tipo de desarrollo en el
entorno de un solo punto como es el caso, ya que la circunferencia interior del anillo puede tener
un radio tan pequeño como se quiera, se conoce con el nombre de desarrollo en el entorno
del punto singular z0 . Por otro lado, En el anillo (2) (Fig. 3.11) de frontera formada por
las circunferencias de radios |z1 − z0 | y |z2 − z0 | de nuevo la función f (z) es analı́tica y de
nuevo se cumplen los requisitos del teorema de Laurent. Por lo tanto, la función f (z) tendrá un
desarrollo en potencias de (z − z0 ), pues el anillo está centrado en el punto z0 , también del tipo
(3.46) con coeficientes que vendrán dados también por la fórmula (3.47), aunque el contorno
de integración ahora será una curva cerrada que rodee al punto z0 , pero contenida en el anillo
|z1 − z0 | < |z − z0 | < |z2 − z0 |. La diferencia entre los contornos de integración en estos dos
casos, harán que en general los coeficientes an por ellos calculados sean distintos, por lo que los
desarrollos serán diferentes; ello es lógico, ya que ambos desarrollos expresan a la función f (z)
en dominios diferentes. El desarrollo en la región (2) no tiene un nombre especı́fico como en el
caso del desarrollo en la región (1).
Si suponemos una circunferencia de radio mayor que |z2 − z0 | tan grande como se quiera,
pues con módulo mayor que |z2 | en el caso que estamos analizando no existen más puntos de
singularidad de f (z) en el plano complejo, tendremos un ”anillo” (3) de radio interior |z2 − z0 |
y radio exterior tan cercano al infinito como se quiera donde también será factible un desarrollo
en la forma (3.46).
∞
X
f (z) = an z n
n=−∞
Tomando como centro de los anillos el punto z0 = 0, el desarrollo en el ”anillo” más exterior,
equivalente a la región (3) de la figura 3.11, pero en la que el centro de los anillos es el origen de
las coordenadas, se acostumbra a llamar desarrollo en el entorno del infinito. Este argot
se justifica por el hecho de que, si hacemos el cambio de variables z = ζ1 , el punto z = 0 se
transforma en el punto ζ = ∞.
120 José Marı́n Antuña
Figura 3.11: Diferentes anillos en los que puede realizarse el desarrollo en serie de Laurent
Si sucediera que la función f (z) fuese analı́tica en el entorno del punto z0 , pero no lo fuese en
los puntos z1 y z2 , entonces existirá un cı́rculo de radio |z1 − z0 | centrado en el punto z0 en el
que el desarrollo en potencias de (z − z0 ) será de Taylor, ya que en dicho cı́rculo se cumplen los
requisitos del teorema de Taylor. Sin embargo, con centro en z0 tendremos el anillo de radio
interior |z1 − z0 | y radio exterior |z2 − z0 | en el que se cumplen los requisitos del teorema de
Laurent, por lo que en dicho anillo tendrá lugar un desarrollo de Laurent en serie de potencias
de (z − z0 ) de la función. Igualmente, en el ”anillo” de radio interior |z2 − z0 | y radio exterior en
el infinito, también tendrá lugar un desarrollo en serie de Laurent de la función f (z), también
de potencias de (z − z0 ).
Sea la función
1
f (z) =
z 2 (1− z)
Esta función deja de ser analı́tica en los puntos z = 0 y z = 1. Por lo tanto, en serie de
Series de funciones analı́ticas 121
potencias de z, es decir, con centro en el punto z0 = 0, ella no puede ser desarrollada en serie
de Taylor, ya que no existe un cı́rculo de analiticidad de ella centrado en z = 0.
Sin embargo, con centro en z = 0 tenemos el anillo 0 < ε < |z| < 1, con ε > 0 tan pequeño como
se quiera (Fig. 3.12), en el que la función es analı́tica, por lo que ella puede ser desarrollada en
una serie de Laurent de potencias de z. Es decir
∞
X
f (z) = an z n
n=−∞
Z Z
1 1 dζ 1 dζ
an = · =
2πi C ζ 2 (1 − ζ) ζ n+1 2πi C (1 − ζ)ζ n+3
Las funciones de variable compleja, según sabemos ya, tienen la formidable propiedad de que
pueden ser integradas sin necesidad de usar las reglas de integración. Efectivamente, en el caso
122 José Marı́n Antuña
Z
1 f (ζ)dζ 1
k+1
= f (k) (z)
2πi C (ζ − z) k!
f (ζ)
siempre que k ≥ 0, ya que si k < 0 la integral es nula, pues en ese caso el integrando (ζ−z)k+1
es analı́tico.
dn+2
Z
1 dζ 1 1
an = = |ζ=0 =
2πi C (1 − ζ)ζ n+3 (n + 2)! dζ n+2 1 − ζ
(n + 2)! 1
= |ζ=0 = 1, ∀n + 2 ≥ 0
(n + 2)! (1 − ζ)n+3
= 0, ∀n + 2 < 0
∞
1 X
f (z) = 2
= zn
z (1 − z) n=−2
Hemos obtenido el desarrollo por el método ”honesto”, es decir, suponiendo el desarrollo (3.46)
y calculando los coeficientes por la fórmula para ellos obtenida. Sin embargo, es permisible -ya
que el desarrollo es único- buscar dicho desarrollo por cualquier otro método astuto, artificial,
siempre que ello sea posible; por ejemplo, en el caso de la función que estamos analizando
podemos basarnos en que como 0 < |z| < 1, se cumple la fórmula del desarrollo de la serie
geométrica:
∞
1 X
= zn
1−z n=0
Por consiguiente,
∞ ∞ ∞
1 1 X n X n−2 X
= 2 z = z = zm
z 2 (1 − z) z n=0 n=0 m=−2
∞ n ∞ −3
1 1 1 X 1 X 1 X
2
=− 3 1
=− 3 =− n+3
=− zn
z (1 − z) z 1− z z n=0 z n=0
z n=−∞
Es decir, que el desarrollo es distinto el variar el dominio donde buscamos la serie, o sea, al
variar el anillo donde buscamos el desarrollo. Si este último ejercicio lo hubiéramos hecho por
el método ”honesto”, es decir, buscando los coeficientes mediante la fórmula (3.47), hubiésemos
tenido que integrar por un contorno C contenido en el anillo donde se busca el desarrollo,
|z| > 1, de manera que C envolverı́a a dos singularidades: z = 0 y z = 1 (Fig. 3.13).
Para poder ”integrar sin integrar”, como hicimos en el caso anterior, esta situación no es
deseable, pero en virtud del teorema de Cauchy para dominios multiconexos, podemos rodear
el punto z = 0 con un contorno C0 y el punto z = 1 con un contorno C1 , según se muestra
en la figura 3.13, y tendremos que la integral por el contorno C será igual a la suma de las
integrales por los contornos C0 y C1 que pueden calcularse por la fórmula de Cauchy. El lector
puede comprobar que en este caso se obtiene que an = −1 para todo n ≤ −3 y an = 0 para
todo n > −3.
124 José Marı́n Antuña
En el epı́grafe anterior hemos visto que existen determinados puntos donde las funciones
analı́ticas dejan de serlo; incluso hemos utilizado los términos de punto singular, singu-
laridad, etc. Veamos ahora en detalle qué significan estos conceptos.
Sea el dominio D, donde está definida la función f (z) y sea z0 un punto del dominio D.
Llamaremos punto regular de la función f (z) a todo punto z0 ∈ D tal que la función f (z) es
derivable en él y en su entorno. A veces se dice en este caso que la función f (z) es analı́tica
en z0 , aunque sabemos que el concepto de analiticidad no es puntual. Cuando hablamos de
puntos regulares de las funciones de variable compleja, estamos considerando que la función es
derivable en ese punto y en su entorno. De ahı́ que no existan puntos regulares aislados.
Entre los puntos regulares están, como caso particular, los llamados ceros de las funciones
analı́ticas. El punto regular z0 es un cero de orden k de la función f (z) si en su entorno el
desarrollo de Taylor es tal que
an ≡ 0, ∀n < k (3.54)
∞
X
f (z) = an (z − z0 )n (3.55)
n=k
Es decir, el punto regular cero de orden k para la función f (z) es aquel en cuyo entorno la
serie de Taylor
∞
X
f (z) = an (z − z0 )n (3.56)
n=0
∞
X
f (z) = an (z − z0 )n
n=3
Series de funciones analı́ticas 125
f (z) = z 3
tiene en z = 0 un cero de tercer orden, ya que ella es su propio desarrollo en serie de Taylor
con centro en z = 0; los coeficientes a0 , a1 y a2 en tal desarrollo son iguales a cero y la serie se
trunca en n = 3, ya que tiene un solo sumando.
La función
f (z) = z 2 ez
tiene un cero de segundo orden en z = 0. Ello puede verse si desarrollamos en serie de Taylor
la función
∞
z
X zn
e =
n=0
n!
∞ ∞
2 z 2
X zn X z n+2
f (z) = z e = z =
n=0
n! n=0
n!
Es decir:
∞
2 z
X zn
f (z) = z e =
n=2
(n − 2)!
Nótese que por ser el cero un punto regular para la función f (z), el lı́mite cuando z → z0 de
f (z) existe y es igual a cero. Por lo tanto, es fácil elaborar un algoritmo para determinar con
facilidad del orden del cero de una función en su cero. Supongamos que z0 es un cero de orden
k para f (z); de acuerdo con la definición,
∞
X ∞
X
n k
f (z) = an (z − z0 ) = (z − z0 ) an (z − z0 )n−k =
n=k n=k
∞
X ∞
X
= (z − z0 )k an+k (z − z0 )n = (z − z0 )k bn (z − z0 )n = (z − z0 )k g(z)
n=0 n=0
donde g(z) es una función analı́tica y diferente de cero en z0 , ya que b0 ≡ ak 6= 0. Esta última
ecuación evidencia el hecho de que si z = z0 es un cero de orden k para f (z), ésta puede ser
126 José Marı́n Antuña
escrita como el producto de (z − z0 )k por una función analı́tica diferente de cero en el entorno
de z0 .
Lo dicho arriba nos permite expresar el algoritmo a que hacı́amos referencia. Si queremos
indagar el orden del cero de una función analı́tica cuyo lı́mite es igual a cero, hallamos el lı́mite
f (z)
lim
z→z0 z − z0
si este lı́mite es diferente de cero, entonces z0 será un cero de primer orden para f (z). Pero si
el lı́mite es igual a cero, hallamos entonces el lı́mite
f (z)
lim
z→z0 (z − z0 )2
Repetimos este procedimiento mientras el lı́mite de igual a cero y cuando ocurra que para cierta
k
f (z)
lim 6= 0
z→z0 (z − z0 )k
f (z) = sin2 z
Siguiendo el esquema
2
sin2 z
f (z) sin z
lim 2 = lim 2 = lim = 12 ≡ 1 6= 0
z→0 z z→0 z z→0 z
Para la función f (z) se llaman puntos singulares todos aquellos puntos del plano complejo
que no sean regulares para dicha función.
1
f (z) =
z 2 (1 − z)
1 cos z1
f (z) = cot ≡
z sin z1
el punto z = 0 es un punto singular no aislado, pues para cualquier entorno reducido del mismo,
por muy pequeño que sea su radio, en su interior se tendrán infinitos puntos singulares de la
función dados por la ecuación
1
zn = ,
nπ
con n arbitrariamente grande. Mientras mayor sea n, más cercano a z = 0 estará el punto
zn . Es obvio que en cualquier entorno reducido de z = 0 existe un número infinito de tales
puntos de singularidad de f (z), por lo que, efectivamente, z = 0 es un punto singular no aislado
para esta función. En el desarrollo del texto veremos más adelante otros ejemplos de puntos
singulares no aislados de funciones de variable compleja.
Del hecho de que, por definición, para el punto singular aislado z0 existe un entorno reducido
de analiticidad de la función f (z), dicho entorno reducido es un anillo centrado en z0 en el que
la función f (z) admitirá un desarrollo en serie de Laurent de potencias de (z − z0 ):
∞
X
f (z) = an (z − z0 )n
n=−∞
128 José Marı́n Antuña
Por ello, usaremos dicho desarrollo para clasificar los puntos singulares aislados. Los casos
posibles son los siguientes:
1. Si para toda n < 0 los coeficientes an del desarrollo de f (z) en serie de Laurent son
idénticamente nulos (an ≡ 0, ∀n < 0), entonces el punto singular aislado z0 se llama
punto singular evitable.
La razón de tal nombre para este tipo de punto singular aislado viene del hecho de que
redefiniendo la función en el punto singular aislado z0 mediante la expresión f (z0 ) = a0 ,
es decir, dándole un valor finito determinado a la función en el punto, podemos evitar -y
esa es la palabra- la singularidad. Es decir, el punto singular evitable es aquel en el que, si
bien la función no está definida, su serie se comporta como si la función lo estuviera. De
acuerdo con la definición arriba dada, en el caso de que z0 sea un punto singular evitable
para f (z), la serie de Laurent tendrá la forma
∞
X
f (z) = an (z − z0 )n (3.57)
n=0
sin z 1 − ez 1 − cos z
, ,
z z z2
tienen en el punto z = 0 una singularidad evitable.
2. Si el desarrollo de f (z) en serie de Laurent en el entorno del punto singular aislado z0 es
tal que para cierto número dado k > 0 el coeficiente a−k 6= 0, mientras que an ≡ 0 para
todo n < −k, entonces el punto singular aislado z0 se llama polo de orden k para la
función f (z). En este caso la serie de Laurent tiene su parte principal truncada en −k y
adopta la forma general
∞
X
f (z) = an (z − z0 )n (3.58)
n=−k
∞
1 X
f (z) = 2 = zn
z (1 − z) n=−2
Series de funciones analı́ticas 129
lo que, de acuerdo con nuestra definición, significa que el punto z = 0 es para esta función
un polo de segundo orden. El lector puede comprobar sin dificultad desarrollando esta
misma función en el entorno del punto z = 1, que dicho punto es un polo de primer
orden o polo simple, como se le acostumbra a llamar también. Si analizamos la función
1
f (z) = ≡ 1 · z −3
z3
Es fácil ver que ella está ya desarrollada en una serie de Laurent con centro en z = 0
cuyo único coeficiente diferente de cero es a−3 que es igual a 1. En este caso, de acuerdo
con la definición arriba dada z = 0 es un polo de tercer orden para esta función. Nótese
que an ≡ 0 para todo n < −3. El hecho de que los coeficientes an sean iguales a cero
para n > −3 no importa; lo importante para que el punto sea un polo de tercer orden,
de acuerdo con la definición es que an ≡ 0 para todo n < −3.
3. Si para cualquier N siempre existe un número k > N tal que el coeficiente a−k 6= 0,
entonces el punto singular aislado z0 es para la función f (z) un punto singular esencial.
Lo arriba dicho equivale a decir que la parte principal de la serie de Laurent para f (z)
en este caso tiene infinitos sumandos, por lo que la forma general se ella es en este caso
∞
X
f (z) = an (z − z0 )n (3.59)
n=−∞
aunque es conveniente destacar que la definición dada no implica que la parte principal
tenga todos sus términos; la suma puede ser sólo por los coeficientes pares, por los
coeficientes impares, por los coeficientes primos, etc. Tampoco resulta importante qué
ocurre con lo sumandos de la parte regular la que, incluso, puede no existir.
Ası́i las cosas, los siguientes desarrollos
−50
X 0
X 100
X
n n
f (z) = an (z − z0 ) , f (z) = an (z − z0 ) , f (z) = an (z − z0 )n
n=−∞ n=−∞ n=−∞
0
1
X zn
ez =
−∞
(−n)!
vemos que ella tiene en z = 0 un punto singular esencial o, como también se dice, una
singularidad esencial.
Las definiciones dadas de los puntos singulares aislados nos permite comprender ahora la razón
del nombre dado en la serie de Laurent a la parte de potencias negativas como parte principal
de la serie. Ello es ası́ porque la cantidad de términos que tenga de dicha parte clasifica a los
puntos singulares aislados de las funciones analı́ticas. La parte regular se denomina ası́ porque
por su forma es una serie de potencias positivas cuya suma es una función analı́tica.
130 José Marı́n Antuña
2π
f (z0 + Reiϕ )dϕ
Z Z
1 f (ζ)dζ 1
an = = (3.60)
2πi CR (ζ − z0 )n+1 2πRn 0 einϕ
2π 2π
|f (z0 + Reiϕ )|dϕ
Z Z
1 A A
|an | ≤ ≤ dϕ =
2πRn 0
inϕ
|e | 2πRn 0 Rn
Es decir,
A
|an | ≤ (3.61)
Rn
Como an no depende de R, lo dicho implica que an ≡ 0 para todo n < 0. Ası́ pues, la
serie de Laurent (3.46) queda en la forma (3.57), lo que significa que, efectivamente, z0
es un punto singular evitable para f (z).
Demostrado el teorema.
Tiene lugar un recı́proco de este teorema.
Teorema 30
Si z0 es un punto singular evitable para la función f (z), entonces f (z) está acotada en
todo el entorno del punto z0 ; es decir, existe el lı́mite finito
lim f (z) = a0
z→z0
∞
X
lim f (z) = lim an (z − z0 )n = a0
z→z0 z→z0
n=0
lim f (z) = a0
z→z0
es condición necesaria y suficiente para que dicho punto singular aislado sea un punto
singular evitable. De ahı́ que algunos autores toman dicho lı́mite como definición de
singularidad evitable y deducen que, en tal caso, la serie de Laurent de la función f (z)
en el entorno de dicho punto sólo tiene parte regular, o sea, es de la forma (3.57).
2. Polo de orden k.
El polo de orden k fue definido como aquel punto singular aislado en cuyo entorno el
desarrollo de la función era del tipo (3.58). Se verifica la siguiente afirmación
Teorema 31
Si la función crece en módulo infinitamente en el entorno de su punto singular aislado z0
independientemente del camino por el que nos acerquemos a dicho punto, entonces este
punto es un polo de f (z).
Demostración:
Por hipótesis, para cualquier número A que escojamos |f (z)| > A en el entorno del punto
singular aislado z0 , ya que ella crece infinitamente en todas direcciones. Analicemos la
función
132 José Marı́n Antuña
1
g(z) = (3.62)
f (z)
1 1
|g(z)| = < = A0
|f (z)| A
∞
X
g(z) = an (z − z0 )n (3.63)
n=k
donde k ≥ 0.
La expresión (3.63) se cumple gracias a la definición de singularidad evitable o de punto
regular. Como se sabe, si k > 0 la función g(z) tendrá un cero de orden k en z0 .
De (3.63) tenemos
∞
X
k
g(z) = (z − z0 ) an+k (z − z0 )n ≡ (z − z0 )k ϕ(z) (3.64)
n=0
donde
∞
X
ϕ(z) = an+k (z − z0 )n
n=0
es una función que por ser la suma de una serie de potencias positivas es una función
analı́tica en el entorno de z0 . Esta función, además, es diferente de cero en dicho entorno,
pues obviamente para n = 0, ak 6= 0, pues de lo contrario comenzarı́amos a sumar la serie
(3.63) desde n = k + 1 y no desde n = k.
Coloquemos (3.64) en (3.62). Entonces, para la función f (z) queda
1 ψ(z)
f (z) = = (3.65)
(z − z0 )k ϕ(z) (z − z0 )k
1
donde la función ψ(z) = ϕ(z) es analı́tica en el entorno de z0 , ya que ϕ(z) es analı́tica y
diferente de cero en dicho entorno.
Nótese que (3.65) implica que tiene que cumplirse que k > 0, pues si fuera k = 0 entonces
de (3.65) quedarı́a que f (z) = ψ(z), lo que significarı́a que f (z) serı́a analı́tica en el
entorno de z0 y ello contradirı́a la hipótesis de que z0 es un punto singular aislado para
f (z).
Series de funciones analı́ticas 133
Como ψ(z) es analı́tica y diferente de cero en el entorno de z0 , ella puede ser desarrollada
en una serie de Taylor:
∞
X
ψ(z) = bn (z − z0 )n
n=0
∞ ∞
1 X
n
X
f (z) = b n (z − z0 ) = bn+k (z − z0 )n
(z − z0 )k n=0 n=−k
lo que por definición de polo significa que el punto z0 , efectivamente, es un polo de orden
k para la función f (z).
Demostrado el teorema.
Tiene lugar la afirmación recı́proca.
Teorema 32
Si el punto singular aislado de f (z) z0 es un polo de orden k, entonces la función f (z)
crece en módulo infinitamente cuando z se aproxima a z0 por cualquier dirección. Es
decir, que existe el lı́mite
lim f (z) = ∞
z→z0
Demostración:
Por hipótesis, el punto z0 es un polo de orden k para f (z). Ello significa que en el entorno
de z0 la función se expresa por la serie de Laurent
∞
X
f (z) = an (z − z0 )n
n=−k
∞
1 X
n ϕ(z)
f (z) = a n−k (z − z0 ) = (3.66)
(z − z0 )k n=0 (z − z0 )k
ϕ(z) ak
lim f (z) = lim k
= =∞
z→z0 z→z0 (z − z0 ) limz→z0 (z − z0 )k
134 José Marı́n Antuña
Demostrado el teorema.
Los teoremas 31 y 32 permiten concluir que la condición necesaria y suficiente para que
el punto singular aislado z0 sea un polo para f (z) es que exista el lı́mite
Igual que en el caso del punto singular evitable, algunos autores toman este lı́mite como
definición de polo y deducen que en ese caso la serie de Laurent tiene la forma (3.58).
Es conveniente destacar lo siguiente. En la demostración del teorema 31 hemos visto que
existe una relación entre los polos de una función y los ceros de su función inversa: Si
1
f (z) tiene en z0 un polo de orden k, la función g(z) = f (z) tiene en z0 un cero de orden
k. Esta relación resulta de utilidad a la hora de analizar los polos de una función de
variable compleja, ya que siempre es más fácil trabajar con las funciones en sus puntos
regulares (en este caso en particular en los ceros de la función inversa) que con los puntos
singulares.
lim f (zn ) = A
n→∞
Esto significa que si el punto z0 es un punto singular esencial para f (z), el lı́mite de f (z)
en z0 no existe, ya que por distintas trayectorias da distintos valores.
Además, como A escogido a priori es cualquier número complejo, este teorema significa
que en el entorno del punto z0 la función está totalmente indeterminada, ya que en dicho
entorno ella toma todos los valores del campo de los números complejos. Por eso la
singularidad se llama esencial.
Demostración:
Supongamos inicialmente que escogemos A = ∞.
Como la función f (z) no puede estar acotada en el entorno del punto z0 , pues de serlo z0
serı́a o un punto regular o un punto singular evitable para f (z), lo que no puede ser, ya
que por hipótesis z0 es un punto singular esencial para f (z), siempre podremos encontrar
en cada entorno de la cadena de entornos que se cierran sobre z0
1
|z − z0 | < (3.68)
n
con n = 1, 2, 3, ... al menos un punto zn tal que
Series de funciones analı́ticas 135
|f (zn )| > n
Tomando por sucesión {zn } que, por construcción de la cadena de entornos que se cierra
sobre z0 , converge a z0 para n → ∞ tendremos que
lim f (zn ) = ∞ = A
n→∞
(a) Que en cada entorno de la cadena de entornos (3.68) exista al menos un punto zn
tal que f (zn ) = A. En este caso, tomando por sucesión {zn } al conjunto de dichos
puntos que evidentemente convergen por construcción a z0 para n → ∞, queda
demostrado el teorema para el caso en que A 6= ∞.
(b) Que para A 6= ∞ no se cumpla que limz→z0 f (z) = A por ninguna sucesión de puntos
zn . Es decir, que el caso anterior no se verifique nunca.
Lo dicho equivale a decir que dado cierto ε > 0, se cumple en todo el entorno de z0
que |f (z) − A| > ε.
Analicemos entonces la siguiente función:
1
F (z) = (3.69)
f (z) − A
Esta función es acotada en el entorno del punto z0 , pues
1 1
|F (z)| = < (3.70)
|f (z) − A| ε
lo que significa que z0 es para F (z) o bien un punto regular o bien un punto singular
evitable. Ambas posibilidades indican que F (z) admite un desarrollo de la forma
∞
X
F (z) = bn (z − z0 )n
n=k
donde k ≥ 0 y bk 6= 0.
Despejando f (z) en (3.69) obtenemos
1
f (z) = A +
F (z)
Aquı́ existen dos posibles situaciones:
136 José Marı́n Antuña
Demostrado el teorema.
El teorema demostrado equivale a decir que en el punto singular esencial z0 no existe el lı́mite de
la función f (z), pues por distintas trayectorias que tiendan a z0 el lı́mite da números diferentes,
y en el entorno de ese punto la función toma todos los valores del campo de los números
complejos. Como dijimos, ello explica el por qué del nombre de esencial para este tipo de
singularidad.
Es evidente que no es necesario demostrar un recı́proco del teorema 33, ya que si para z → z0
no existe el lı́mite finito ni infinito de la función f (z), en virtud de los teoremas 30 y 32, el
punto z0 no puede ser ni un punto singular evitable, ni un polo de f (z).
Ası́ pues, podemos concluir que las funciones analı́ticas en el entorno de un punto singular
aislado o bien tienden a un lı́mite bien definido (finito o infinito) o bien son completamente
indeterminadas. No hay, ni puede haber, casos intermedios.
1
f (z) = f ≡ F (ζ) (3.71)
ζ
donde ζ → 0 cuando z → ∞.
Es decir, el análisis del comportamiento de f (z) en el entorno del infinito equivale al compor-
tamiento de F (ζ) en el entorno de ζ = 0. Nótese que el entorno de z = ∞ que es el cı́rculo
exterior |z| > R con R lo suficientemente grande como para que todos los posibles puntos
Series de funciones analı́ticas 137
En caso de que no exista ese entorno del infinito de analiticidad de f (z). el punto z = ∞ será un
punto singular no aislado. Por ejemplo, z = ∞ es un punto singular no aislado para la función
f (z) = cot z, ya que como esta función tiene polos en los puntos zk = kπ, con k = 1, 2, 3, ...,
por muy grande que tomemos R, en el exterior de la circunferencia |z| = R siempre habrá un
número infinito de polos de la función, por lo que, efectivamente, z = ∞ o es un punto singular
no aislado para esta función.
Para el punto ζ = 0, que es un punto del plano complejo, tenemos la clasificación estudiada
anteriormente. Ası́ las cosas:
∞
X
F (ζ) = an ζ n
n=k
con ak 6= 0.
Regresando a la variable z, tendremos que por lo tanto el punto z = ∞ será un cero de
orden k para f (z) si en su entorno (es decir, en el cı́rculo exterior |z| > R) se desarrolla
en la serie
−k
X
f (z) = bn z n (3.72)
n=−∞
−3
1 X
=− zn
z 2 (1 − z) n=−∞
para |z| > 1 que era en aquel caso el entorno del infinito, ya que en el cı́rculo exterior en
cuestión no existen otros puntos singulares de la función en el plano. De acuerdo con lo
1
definido arriba esto significa que z = ∞ es un cero de tercer orden para la función z2 (1−z) .
Nótese que como era de esperar por definición de cero:
1
lim =0
z→∞ z 2 (1 − z)
Es fácil ver que, de manera similar a como vimos para el caso de puntos del plano, si
z = ∞ es un cero de orden k para f (z) entonces
pero
lim z k · f (z) 6= 0
z→∞
1
f (z) =
z4
que ya está desarrollada en serie con un solo término. Obsérvese que lo importante aquı́
es que b−4 6= 0 para definir el cero y el resto de los coeficientes de la serie son nulos, ya que
esta función es ya de por sı́ una potencia de z. En este ejemplo es interesante destacar
que esta función tiene en z = 0 un polo de cuarto orden, de acuerdo con la definición de
polo vista arriba.
Si en el entorno del infinito la serie es de la forma
0
X
f (z) = bn z n (3.73)
n=−∞
entonces el punto z = ∞ es un punto singular evitable para f (z). Nótese que en ese
caso existe el lı́mite
lim f (z) = b0
z→∞
2. Polo de orden k.
Vimos que F (ζ) tiene en ζ = 0 un polo de orden k si su desarrollo en el entorno de ζ = 0
es del tipo
Series de funciones analı́ticas 139
∞
X
F (ζ) = an ζ n
n=−k
Por lo tanto, volviendo a la variable inicial z y haciendo los cambios de ı́ndice de sumatoria
pertinentes concluimos que la función f (z) tiene en z = ∞ un polo de orden k si en su
entorno el desarrollo de f (z) es de la forma
+k
X
f (z) = bn z n (3.74)
n=−∞
lim f (z) = ∞
z→∞
Al igual que antes, aquı́ lo importante es que bk 6= 0 y nada se exige para el resto de los
términos de la serie.
Por ejemplo, el polinomio Pk (z) = b0 + b1 z + ... + bk z k tiene en el punto z = ∞ un polo
de orden k. Igualmente, la función f (z) = z 3 que ya es su propio desarrollo en serie de
potencias de z, con sólo un término, pues sólo b3 = 1 6= 0 y el resto de los coeficientes son
idénticamente nulos, tiene en z = ∞ un polo de tercer orden (y un cero de tercer orden,
por supuesto, en z = 0.
Es interesante destacar que, al hacer el cambio de ı́ndice de sumatoria n → −n, la parte
de potencias negativas en la serie de Laurent se convierte en la de potencias positivas y la
parte de potencias positivas se transforma en la de potencias negativas. Por tanto, en el
desarrollo de una función en el entorno del infinito lo que era en el plano la parte regular
de la serie de convierte en parte principal y la que era la parte principal se convierte en
la parte regular.
Ası́, por ejemplo, para que z = ∞ sea un polo lo importante es que la parte de poten-
cias positivas se trunque en un número finito (+k), mientras que la parte de potencias
negativas no juega en este caso ningún papel: puede estar truncada o simplemente no
existir.
∞
X
F (ζ) = an ζ n
n=−∞
∞
X
f (z) = bn z n (3.75)
n=−∞
sólo que ahora lo importante es que la parte de potencias positivas tenga un número
infinito de sumandos, en tanto la parte de potencias negativas puede existir o no.
Por ejemplo, la función
∞
z
X zn
e =
n=0
n!
(a)
∞
X 1
n=1
nz
(b)
∞
a0 X
+ {an cos nz + bn sin nz}
2 n=1
(a)
∞
X z n
n=1
n
(b)
∞
X
nln n · z n
n=1
(a)
1
f (z) = ; D : {|z| > 3}
3−z
(b)
1
f (z) = ; D : {|z| < 1}
(z + i)2
(a)
z
f (z) =
(1 − z)2
con i) z0 = 0, ii) z0 = 1, iii) z0 = ∞
(b)
z
f (z) =
1 + z2
con i) z0 = i, ii) z0 = ∞
(c)
1
f (z) =
z(z − 1)
con i) z0 = 0, ii) z0 = 1
(d)
1
f (z) =
z2 − 3iz − 2
con z0 = −2i
(e)
1
f (z) =
(z − 3)2
con i) z0 = −1, ii) z0 = ∞, iii) z0 = 3
(f)
z
f (z) =
(z + 1)2 (z − 2)
con i) z0 = 3, ii) z0 = −1, iii) z0 = 2
142 José Marı́n Antuña
(g)
1
f (z) =
z
con z0 = i
4 − z2
f (z) =
4 − 4zt + z 2
con −1 ≤ t ≤ 1, recibe el nombre de polinomio de Chebishev Tn (t). Demostrar que
1
Tn (t) = cos(n arccos t)
2n−1
6. El coeficiente de la potencia enésima de z en el desarrollo de Laurent en el entorno de
z = ∞ de la función
t 1
f (z) = e 2 (z− z )
7. ¿Qué diferencia hay entre el comportamiento en el entorno del cero de las funciones:
a) de variable real
1
y = e− x2 , ∀x 6= 0
= 0, ∀x = 0
b) de variable compleja
1
w = e− z2 , ∀z 6= 0
= 0, ∀z = 0?
En los tres primeros capı́tulos de nuestro libro hemos desarrollado la teorı́a general de derivación,
integración y desarrollo en series para las funciones de variable compleja basándonos exclusi-
vamente en el concepto y las propiedades generales de las funciones analı́ticas.
Una vez conocida la teorı́a general arriba mencionada podemos dedicarnos al estudio especı́fico
de las funciones de variable compleja -en especial de las funciones analı́ticas que son las de mayor
utilidad por su aplicación a problemas de aplicaciones fı́sicas y técnicas- a fin de observar la
forma, el dominio de definición y las caracterı́sticas de las mismas. Estudiaremos, pues en este
capı́tulo las funciones elementales de variable compleja.
Las propiedades de las funciones de variable compleja estudiadas hasta aquı́ nos permiten
concluir que para determinar una función analı́tica en un dominio dado es suficiente dar el
valor de la función en cuestión en una parte del dominio y no en todo el dominio. Por ejemplo,
si damos los valores de una función analı́tica en los puntos de la frontera del dominio de
analiticidad, podemos, con la ayuda de la fórmula integral de Cauchy, determinar los valores
de esta función en todos los puntos del dominio.
Por consiguiente, una función analı́tica en un dominio se define dando una información incom-
143
144 José Marı́n Antuña
pleta de sus valores en dicho dominio. Es lógico plantearnos la siguiente pregunta: ¿cuál es la
información ”mı́nima” que hay que tener para definir completamente una función analı́tica en
un dominio dado?
Teorema 34
Si la función f (z) es analı́tica en cierto cı́rculo con centro en el punto z0 y si existe una sucesión
de puntos {zn } (n = 1, 2, ...) convergente a z0 (zn 6= z0 ) tal que f (zn ) = 0, entonces f (z) ≡ 0
en todo el cı́rculo.
Demostración:
Como la función es analı́tica en el cı́rculo dado, ella puede ser desarrollada en serie de Taylor:
∞
X
f (z) = ak (z − z0 )k (4.1)
k=0
Pero como por hipótesis existe la sucesión {zn } → z0 arriba señalada tal que f (zn ) = 0,
tendremos que el coeficiente a0 de la serie será
Este lı́mite es ası́, pues como la función es analı́tica en el cı́rculo (o sea, los puntos del cı́rculo son
puntos regulares para f (z)), este lı́mite existe y, al existir, tiene el mismo valor por cualquier
trayectoria, y por la trayectoria {zn } → z0 en especı́fico es igual a cero.
∞
X ∞
X
f (z) = ak (z − z0 )k = (z − z0 ) ak (z − z0 )k−1 = (z − z0 )f1 (z) (4.3)
k=1 k=1
y como por condición del teorema zn 6= z0 , (4.4) significa que f1 (zn ) = 0; además, como
∞
X
f1 (z) = ak (z − z0 )k−1
k=1
ya que por ser f1 (z) analı́tica, el lı́mite al existir es independiente de la trayectoria y por la
tomada especı́ficamente ese lı́mite es igual a cero. Lo dicho implica que la serie en realidad
comienza en k = 2
∞
X ∞
X
k 2
f (z) = ak (z − z0 ) = (z − z0 ) ak (z − z0 )k−2 = (z − z0 )2 f2 (z) (4.6)
k=2 k=2
de donde concluimos -ya que zn 6= z0 - que f2 (zn ) = 0, lo que implicará que el coeficiente a2 de
la serie será
∞
X
f (z) = ak (z − z0 )k (4.9)
k=3
Demostrado el teorema.
Corolario 1
Si la función f (z) es analı́tica en cierto dominio D y si existe una sucesión de puntos {zn }
convergente a un punto a ∈ D (zn 6= a) tal que f (zn ) = 0, entonces f (z) ≡ 0 en todo el dominio
D.
34 en dicho cı́rculo y luego, tomando como nuevo centro de un nuevo cı́rculo un punto de la
frontera del cı́rculo con centro en a, podemos extender este teorema al nuevo cı́rculo y ası́
sucesivamente, hasta cubrir todo el dominio D. El algoritmo arriba expresado es idéntico al
razonamiento efectuado en la demostración del teorema 18 (Principio del máximo y del mı́nimo
del módulo de una función analı́tica), por lo que no abundamos más en su fundamentación,
dejando al lector un desarrollo más detallado del mismo.
Corolario 2
Corolario 3
Una función analı́tica puede tener un número infinito de ceros solamente en un dominio abierto
o en un dominio infinito.
De estos tres corolarios se deduce que una función entera puede tener en una parte del plano
complejo solamente un número finito de ceros; esto implica que todos los ceros de una función
entera forman en todo el plano un conjunto numerable (pueden numerarse, por ejemplo, aten-
diendo al valor de sus módulos) y que el lı́mite de dicho conjunto de ceros es el punto infinita-
mente alejado del plano complejo.
Sean f1 (z) y f2 (z) dos funciones analı́ticas en el dominio D y supongamos que existe una
sucesión de puntos {zn } convergente a z0 ∈ D (zn 6= z0 ) tal que f1 (zn ) = f2 (zn ). Entonces
f1 (z) ≡ f2 (z) en todo el dominio D.
Demostración:
Analicemos la función f (z) = f1 (z) − f2 (z). Por construcción es evidente que f (zn ) = 0.
Entonces, en virtud del teorema 34 y de su corolario 1, queda demostrado el teorema.
El teorema 35 tiene un significado fundamental, pues de él se deduce que en un dominio dado
D puede existir solamente una función analı́tica única que tome valores dados en los puntos de
una sucasión {zn } convergente al punto z0 ∈ D.
Corolario 1
Si las funciones f1 (z) y f2 (z), analı́ticas en el dominio D, son iguales sobre cierta curva L
contenida en el dominio D, entonces ellas son idénticamente iguales en todo el dominio D.
Prolongación analı́tica. Funciones elementales 147
Corolario 2
Si las funciones f1 (z) y f2 (z) son respectivamente analı́ticas en los dominios D1 y D2 que poseen
un subdominio común D12 y si dichas funciones son iguales entre sı́ en D12 , entonces existe una
función analı́tica única F (z) tal que
F (z) = f1 (z), ∀z ∈ D1
= f2 (z), ∀z ∈ D2
El teorema de unicidad 35 y sus corolarios pueden ser enunciados de las formas siguientes:
3. Sea D̄1 un subdominio cerrado del dominio D. Entonces en el dominio D puede existir
solamente una función analı́tica única que tome valores dados en el subdominio D̄1
Supongamos que en el plano complejo tenemos dos dominios D1 y D2 que tienen una intersección
no nula D12 (Fig. 4.1.).1
Supongamos que las funciones analı́ticas univaluadas f1 (z) y f2 (z) están definidas, respectiva-
mente, en los dominios D1 y D2 y son idénticamente iguales entre sı́ en la intersección D12 ,
F (z) = f1 (z), ∀z ∈ D1
= f2 (z), ∀z ∈ D2 (4.11)
Definición:
1
Aquı́ son posibles varios casos distintos; por ejemplo, a) que el dominio D1 sea un subdominio de D2 .
Entonces D12 ≡ D1 ; b) que la intersección D12 sea un dominio simplemente conexo o multiconexo; c)que la
intersección D12 esté constituida por varios (inclusive infinitos) dominios conexos.
148 José Marı́n Antuña
La función F (z) se llama prolongación analı́tica de la función f1 (z) (f2 (z)) del dominio
D1 (D2 ) al dominio D = D1 ∪ D2 .
La función f2 (z) (f1 (z)) también se llama prolongación analı́tica de la función f1 (z) (f2 (z))
del dominio D1 (D2 ) al dominio D2 (D1 ).
Veamos ahora el caso en que las funciones f1 (z) y f2 (z) sean idénticamente iguales solamente
0
en la parte D12 de la intersección D12 de los dominios D1 y D2 , pero que resulten diferentes en
00
la parte D12 de dicha intersección (Fig. 4.2).
Veamos el dominio
Prolongación analı́tica. Funciones elementales 149
00
D̂ = D1 ∪ D2 \ D12
De acuerdo con lo anteriormente dicho, en el dominio D̂ está definida una función analı́tica
única F̂ (z) dada por la expresión
00
F̂ (z) = f1 (z), ∀z ∈ D1 \ D12
00
= f2 (z), ∀z ∈ D2 \ D12
00
que es la prolongación analı́tica de la función f1 (z) del dominio D1 \ D12 al dominio D̂. Esta
00
función es analı́tica en el dominio D̂ y coincide con la función f1 (z) en el dominio D1 \ D12 y
00
con la función f2 (z) en el dominio D2 \ D12 .
00
Está claro que la función F̂ (z) puede ser prolongada analı́ticamente al dominio D12 de dos
formas diferentes:
150 José Marı́n Antuña
F1 (z) = F̂ (z), ∀z ∈ D̂
00
= f1 (z), ∀z ∈ D12 (4.12)
ó
F2 (z) = F̂ (z), ∀z ∈ D̂
00
= f2 (z), ∀z ∈ D12 (4.13)
Esta situación nos obliga a considerar una función analı́tica multivaluada F (z) definida
00
en el dominio D = D1 ∪ D2 que toma valores distintos en cada punto del subdominio D12 del
dominio D.
En particular, en el caso analizado hemos obtenido una función analı́tica bivaluada F (z) que
00
toma en el punto z0 ∈ D12 dos valores diferentes, que son los valores de las funciones f1 (z) y
f2 (z) en dicho punto.
Definición:
Rama univaluada de la función analı́tica multivaluada F (z) es cada una de las funciones
00
univaluadas que se igualan en el subdominio D12 ⊂ D = D1 ∪ D2 a la función multivaluada
F (z).
00
En el ejemplo desarrollado arriba f1 (z) y f2 (z) son las dos ramas univaluadas en D12 de la
función bivaluada F (z).
Veremos a continuación un concepto que nos permite transformar una función multivalada en
un dominio del plano complejo en una función univaluada en un conjunto más complicado
llamado Superficie de Riemann.
En el ejemplo arriba estudiado, dado por las relaciones (4.12) y (4.13), construiremos la super-
ficie de Riemann de la siguiente manera:
Consideraremos que los dominios D1 y D2 se encuentran en dos planos complejos diferentes que
0
se encuentran identificados, es decir, fuertemente ”pegados”, por su parte común D12 donde
las funciones f1 (z) y f2 (z) coinciden en sus valores funcionales, en tanto que los dos ejemplares
00
D12 pertenecientes a los dominios D1 y D2 de cada plano permanecen independientes, sin
identificarse, o sea, repetidos, ya que en ellos los valores funcionales de f1 (z) y f2 (z) son
diferentes entre sı́.
Enunciemos y demostremos el siguiente teorema que nos brinda las condiciones suficientes para
la prolongación analı́tica a través de la frontera.
Teorema 36
Entonces la función
f (z) = f1 (z), ∀z ∈ D1 ∪ γ
= f2 (z), ∀z ∈ D2 ∪ γ (4.14)
es analı́tica en el dominio D = D1 ∪ D2 ∪ γ.
Demostración:
Z Z
f (z)dz = f1 (z)dz = 0
C C
pues f1 (z) es analı́tica en D1 por hipótesis y por tanto cumple el teorema de Cauchy.
Z Z
f (z)dz = f2 (z)dz = 0
C C
Z Z Z Z Z
f (z)dz = f1 (z)dz + f1 (z)dz + f2 (z)dz + f2 (z)dz (4.15)
C C1 γ̄ + C2 γ̄ −
Z Z Z
f (z)dz = f1 (z)dz + f2 (z)dz = 0 (4.16)
C contorno cerrado en D1 contorno cerrado en D2
Prolongación analı́tica. Funciones elementales 153
Cada una de las integrales del miembro derecho en (4.16) es igual a cero en virtud de la
generalización del teorema de Cauchy ya que f1 (z) y f2 (z) son analı́ticas en el interior de
cada uno de esos contornos y continua en la frontera, lo que es garantizado por la hipótesis
del teorema al exigir en particular la continuidad sobre γ da ambas funciones, además de su
igualdad para la anulación de las integrales por γ̄ + y por γ̄ − .
La expresión (4.16) en virtud del teorema de Morera, por la continuidad de las funciones
implicadas, nos permite concluir que f (z) dada por (4.14) es analı́tica.
Demostrado el teorema.
En el caso en que el teorema demostrado se cumpla diremos que la función f1 (z) (f2 (z)) definida
en el dominio D1 (D2 ) ha sido prolongada analı́ticamente a través de la frontera γ al dominio
D2 (D1 ).
En este caso, al igual que en los anteriores, podemos obtener funciones multivaluadas si los
dominios D1 y D2 tienen, además de la porción de frontera común γ, una intersección no nula
D12 en la que las funciones f1 (z) y f2 (z) no son iguales entre sı́.
Sea la función
√
f (z) = z
Es decir si 0 < arg z < π. Hallemos la prolongación analı́tica de esta función en el semianillo
inferior {1 < |z| < 2, Im z < 0}.
Si prolongamos a través de la frontera (−2, −1) teniendo en cuenta que el argumento debe
variar de forma continua para que las funciones sean continuas, tendremos que la prolongación
en este caso será
√
f1 (z) = z, con π < arg z < 2π
√ p 3π 3π 1 i
f1 (−i) = −i = ei 2 = ei 4 = √ + √
2 2
Si por el contrario prolongamos a través de la frontera (1, 2), para que el argumento (y por
tanto la función) varı́e de forma continua, tendremos por prolongación la función
154 José Marı́n Antuña
√
f2 (z) = z, con − π < arg z < 0
√ p π π 1 i
f1 (−i) = −i = e−i 2 = e−i 4 = √ − √
2 2
Hasta aquı́ hemos obtenido explı́citamente las distintas ramas de una función analı́tica en el
plano complejo y hemos efectuado la prolongación analı́tica mediante la unión de los dominios de
Prolongación analı́tica. Funciones elementales 155
definición de dichas ramas. Veamos ahora otro método concreto para construir la prolongación
analı́tica de una función dada inicialmente en cierto dominio D del plano complejo.
Sea la función f (z) analı́tica en el dominio D (Fig. 4.5). Tomemos arbitrariamente un punto
z0 ∈ D y desarrollemos dicha función en serie de Taylor con centro en z0 , lo que se puede hacer,
ya que, al ser z0 un punto interior de D y ser f (z) analı́tica en D, siempre existirá un cı́rculo
centrado en z0 de analiticidad de f (z). Este desarrollo tiene la forma
∞
X
f (z) = an (z − z0 )n (4.17)
n=0
F (z) = f (z), ∀z ∈ D
X∞
= an (z − z0 )n , ∀z ∈ D1 (4.18)
n=0
donde D1 es la porción del cı́rculo de convergencia de la serie que se encuentra fuera del dominio
inicial de definición de f (z) D.
2. Que el cı́rculo de convergencia de la serie sı́ salga del dominio D. Entonces obtenemos
un dominio mayor en el que puede efectuarse la prolongación analı́tica con ayuda de la
función definida por (4.18).
En este caso podemos decir, igualmente, que F (z) es la prolongación analı́tica de la función
f (z) del dominio D al dominio unión de D y el cı́rculo de convergencia de la serie, o también
que la función dada por la suma de la serie (4.17) es la prolongación analı́tica de f (z) del
dominio D al dominio D1 .
Es posible que al continuar este proceso en la forma en que se ilustra en la figura 4.6 regresemos,
tras un número finito de pasos al dominio D. En este caso pueden suceder dos cosas:
1. Que al regresar a D obtengamos la misma función inicial f (z). En este caso la función
será univaluada.
2. Que al regresar al dominio D obtengamos otro valor funcional diferente al valor de f (z)
en los puntos de D. En este caso la función será multivaluada.
Veamos un ejemplo ilustrativo de este método de prolongación analı́tica. Sea la función f1 (z)
definida a través de la suma de la serie de potencias
∞
X
f1 (z) = zn (4.19)
n=0
Esta serie converge dentro del cı́rculo |z| < 1 a la función analı́tica en dicho cı́rculo
1
f1 (z) = (4.20)
1−z
Prolongación analı́tica. Funciones elementales 157
y diverge fuera de dicho cı́rculo, por lo que, ası́ dada, la función f1 (z) está definida y es analı́tica
sólo en el cı́rculo |z| < 1.
Tomemos un punto z0 dentro del cı́rculo |z| < 1 y construyamos el desarrollo de la función
f1 (z) en la serie de potencias
∞
X
an (z − z0 )n
n=0
con centro en dicho punto. El cálculo de los coeficientes an por la fórmula (3.35) resulta
1
an =
(1 − z0 )n+1
Con ayuda de un sencillo análisis geométrico (Fig. 4.7) concluimos que en el caso en que el
158 José Marı́n Antuña
punto z0 no esté sobre el segmento (0, 1) del eje real, el cı́rculo de convergencia de esta nueva
serie se sale de los lı́mites del cı́rculo inicial |z| < 1 de definición de f1 (z). La función
∞
X (z − z0 )n
f2 (z) = (4.21)
n=0
(1 − z0 )n+1
Tomando ahora como nuevo centro de desarrollo en serie de potencias el punto z1 contenido en
el cı́rculo |z − z0 | < |1 − z0 | obtenemos una nueva serie:
Prolongación analı́tica. Funciones elementales 159
∞
X (z − z1 )n
f3 (z) = (4.22)
n=0
(1 − z1 )n+1
La función f3 (z) coincide con las funciones f1 (z) y f2 (z) en las partes comunes del cı́rculo
|z − z1 | < |1 − z1 | con los dominios de definición de f1 (z) y f2 (z); por consiguiente, f3 (z) es
la prolongación analı́tica al nuevo dominio. Es importante señalar que cualquiera que sea el
punto z1 escogido, la frontera del cı́rculo de convergencia de la serie correspondiente pasa por
el punto z = 1 (Fig. 4.7).
1
f (z) =
1−z
definida y analı́tica en todo el plano complejo, excepto en el punto z = 1 que por construcción
de la cadena de cı́rculos mediante la que hicimos la prolongación analı́tica a todo el plano, es
un punto de frontera del dominio de analiticidad de esta función y, además, es, como se ve, un
punto singular de esta función.
De esta manera hemos logrado ampliar el dominio inicial de definición de la función f (z), que
era el cı́rculo |z| < 1 en el que estaba dada la función f1 (z), a un dominio mayor. Recalquemos
que a pesar de que tiene lugar un número inmenso de superposiciones de la cadena de cı́rculos
construida, la función obtenida es univaluada en todo el dominio de definición, que es, como
dijimos, todo el plano complejo, excepto el punto z = 1. Una prolongación analı́tica ulterior de
esta función a un dominio mayor ya es imposible.
Recalcamos por la importancia que tiene que, por la forma en que hemos llevado a cabo la
prolongación analı́tica, el punto z = 1 constituye la frontera del dominio de analiticidad de la
función f (z) y es un punto singular de esta función.
Las consideraciones efectuadas en los puntos anteriores nos permiten construir la prolongación
analı́tica de la función f1 (z), definida en el dominio D1 , a un dominio mayor D = D1 ∪ D2 o
a su correspondiente superficie de Riemann. Como vimos, podemos analizar la prolongación
0
analı́tica a lo largo de una cadena de dominios D1 , D2 , ..., Dn , que tienen partes comunes Di,i+1
en las que las funciones analı́ticas f1 (z), f2 (z),...,fn (z) definidas en los dominios D1 , D2 , ..., Dn
coinciden.
de la función f1 (z).
Definición:
La función F (z) obtenida mediante la prolongación analı́tica a través de todas las posibles
cadenas de dominios que salgan del dominio D1 de definición inicial de la función analı́tica
f1 (z), recibe el nombre de función analı́tica completa. Su dominio de definición R se
denomina dominio natural de existencia de la función analı́tica completa.
De acuerdo con el análisis realizado en este epı́grafe, el dominio natural de existencia R de una
función analı́tica completa F (z) puede ser una superficie de Riemann.
Por último diremos que si el dominio D1 es tal que es posible la prolongación analı́tica de
la función f1 (z) a un dominio mayor, la función f1 (z) se llamará elemento de la función
analı́tica completa F (z).
En este epı́grafe veremos una serie de consecuencias fundamentales del teorema de unicidad de
las funciones analı́ticas. Según vimos, una función analı́tica se determina unı́vocamente cuando
se define en un conjunto de puntos de su dominio de definición, ya sea dicho conjunto una curva
Prolongación analı́tica. Funciones elementales 161
o, como caso particular, el eje real x del plano complejo. Este detalle nos permitirá construir la
prolongación analı́tica al plano complejo de las funciones elementales de variable real y estudiar
sus propiedades en el plano complejo.
∞
x
X xn
e = (4.23)
n=0
n!
∞
X (−1)n x2n+1
sin x = (4.24)
n=0
(2n + 1)!
∞
X (−1)n x2n
cos x = (4.25)
n=0
(2n)!
∞
X zn
ez = (4.26)
n=0
n!
∞
X (−1)n z 2n+1
sin z = (4.27)
n=0
(2n + 1)!
∞
X (−1)n z 2n
cos z = (4.28)
n=0
(2n)!
Por el teorema de Abel sabemos que el radio de convergencia de las series (4.26), (4.27) y (4.28)
es infinito, por lo que las funciones que ellas definen son enteras.
Veamos qué relación existe entre estas tres funciones; tenemos que
162 José Marı́n Antuña
∞ n n ∞ ∞
iz
X i z X i2m z 2m X i2m+1 z 2m+1
e = = + =
n=0
n! m=0
(2m)! m=0
(2m + 1)!
∞ ∞
X (−1)m z 2m X (−1)m z 2m+1
= +i = cos z + i sin z
m=0
(2m)! m=0
(2m + 1)!
Nótese que esta fórmula es válida para cualquier número z complejo, por lo que justifica de
manera rigurosa en su caso particular cuando z = ϕ real, la forma polar de expresar un número
complejo
z = reiϕ
eiz + e−iz
cos z = (4.31)
2
eiz − e−iz
sin z = (4.32)
2i
El resto de las funciones trigonométricas se definen a través de relaciones entre estas dos fun-
ciones:
sin z
tan z =
cos z
etc.
Veamos ahora si la función exponencial definida por nosotros con la fórmula (4.26) cumple con
la propiedad fundamental de la función exponencial de variable real:
Prolongación analı́tica. Funciones elementales 163
∞
z1 +z2
X (z1 + z2 )n
e = (4.33)
n=0
n!
n
n
X n!
(z1 + z2 ) = z1m · z2n−m
m=0
m!(n − m)!
∞ n ∞ X ∞
X 1 X n! X z1m z2n−m
ez1 +z2 = z1m · z2n−m = · =
n=0
n! m=0
m!(n − m)! m=0 n=m
m! (n − m)!
∞ ∞
X z1m X z2k
= = ez1 ez2
m=0
m! k=0
k!
donde k = n − m.
ez + e−z
cosh z = (4.35)
2
ez − e−z
sinh z = (4.36)
2
Veamos ahora si son válidas en el caso de la variable compleja las conocidas relaciones trigono-
métricas para la variable real. Veamos, por ejemplo, el sin(z1 + z2 ). De acuerdo con la fórmula
(4.32) tenemos
164 José Marı́n Antuña
Efectuando las multiplicaciones en esta expresión y simplificando, se puede ver que al igual que
para la variable real se cumple la identidad trigonométrica
Como el seno y el coseno son funciones enteras, ya que las series (4.27) y (4.28) que las definen
convergen uniformemente en todo el plano complejo, la función F (z) es también una función
entera. Esta función en un subdomino del plano complejo de analiticidad (el eje real z =
x) es idénticamente igual a cero, ya que para argumento real sabemos que se cumple que
sin2 x + cos2 x ≡ 1. Es decir, F (x) ≡ 0. En virtud del teorema de unicidad de las funciones
analı́ticas concluimos que F (z) ≡ 0, para todo z del plano complejo; o sea
De esta forma podemos establecer la validez de todas las identidades trigonométricas (la del
seno del ángulo duplo, etc.) conocidas de la variable real en el caso de la variable compleja.
Esto se le deja al lector como ejercicio.
Por consiguiente, para la función exponencial obtenemos que su parte real y su parte imaginaria
son, respectivamente
y su módulo, como se ve, es una función que no depende de la parte imaginaria de la variable
z:
√
R= u2 + v 2 = ex (4.42)
Φ = Arg ez = y (4.43)
∂u ∂v
(ez )0 = +i = ex cos y + iex sin y ≡ ez (4.44)
∂x ∂x
Es decir, la regla de derivación de la función exponencial es la misma que para la variable real.
A este resultado es fácil llegar con la ayuda del teorema de unicidad de las funciones analı́ticas,
ya que como para todo x real la función
(ex )0 − ex ≡ 0
se cumplirá que
(ez )0 − ez ≡ 0
166 José Marı́n Antuña
para todo z.
Al ser una función entera, ez deberá crecer indefinidamente al menos en una dirección, cuando
z → ∞; el punto z = ∞ es para esta función un punto singular esencial, lo que puede deducirse
de la forma de su desarrollo (4.26) que es, a la vez, el desarrollo en el entorno del infinito.
La función ez , como puede fácilmente verse, nunca se anula en el plano complejo, ya que su
módulo ex 6= 0 para toda x y cos y y sin y nunca se anulan a la vez. Esto nos permite concluir
que la ecuación trascendente ez = 0 no tiene raı́ces ni reales, ni complejas.
Además de lo dicho, la función ez es una función periódica con periodo imaginario puro 2πi,
ya que
Hagamos el mismo análisis para las funciones trigonométricas. Para la función sin z, según
(4.37), podemos escribir que
Pero
Es evidente que existen las derivadas de las funciones trigonométricas (4.49) y (4.51) para todo
z del plano complejo:
∂u ∂v
(sin z)0 = +i = cos x cosh y − i sin x sinh y = cos z (4.53)
∂x ∂x
∂u ∂v
(cos z)0 = +i = − sin x cosh y − i cos x sinh y = − sin z (4.54)
∂x ∂x
resultado posible de obtener directamente teniendo en cuenta que para la variable real la regla
de derivación del seno y del coseno es la arriba expresada y aplicando el teorema de unicidad de
las funciones analı́ticas de forma similar a como hicimos en el caso de la función exponencial.
La existencia de las derivadas (4.53) y (4.54) para todo z del plano complejo permite afirmar
que las funciones (4.49) y (4.51) son enteras (analı́ticas en todo el plano complejo) y por los
desarrollos definitorios (4.27) y (4.28) tienen en el punto z = ∞ una singularidad esencial.
Además, se puede apreciar que ambas funciones trigonométricas son periódicas con periodo
real 2π, pero, a diferencia de sus casos particulares cuando z = real, no son acotadas, ya que
por ser z = ∞ un punto singular esencial, al menos a lo largo de una trayectoria que se aleje
del punto z = 0 ambas funciones deben crecer indefinidamente. Lo dicho se hace también
evidente del hecho de que el coseno hiperbólico y el seno hiperobólico son funciones que crecen
exponencialmente cuando y → ∞. Por lo tanto, si para argumento real no tiene sentido afirmar
que pueda ocurrir que cos x pueda ser mayor que la unidad, ahora esa afirmación tiene sentido,
sólo que el argumento será un número complejo. Por ejemplo,
e2 − 1
cos i = cosh 1 = ≈ 1.17 > 1
2e
Por último, observemos que el resto de las funciones trigonométricas que definimos formalmente
como
sin z cos z 1 1
tan z = , cot z = , sec = , csc = (4.55)
cos z sin z cos z sin z
Sin embargo, estas funciones son analı́ticas en el resto de los puntos del plano complejo y se
puede demostrar sin dificultad, gracias al teorema de unicidad de las funciones analı́ticas, que
se cumplen las relaciones de derivación:
1 1
(tan z)0 = 2
, (cot z)0 = − 2
cos z sin z
tan z cot z
(sec z)0 = , (csc z)0 = − (4.56)
cos z sin z
Z z
dζ
ln z = (4.57)
1 ζ
pues vimos que dicha integral para valores reales de z (z = x) e integrando por el eje real
(ζ = ξ), cosa posible de hacer pues la integral cerrada de la función ζ1 por cualquier contorno
cerrado que no envuelva al punto ζ = 0 es igual a cero, da la función elemental ln x, conocida
desde los cursos de análisis de la variable real. Fue por eso que en aquella ocasión decidimos
conservar el mismo sı́mbolo y escribimos la expresión (4.57), a la que denominamos logaritmo
natural o neperiano de la variable compleja z.
Ahora podemos decir, en virtud del teorema de unicidad y el concepto de prolongación analı́tica,
que la función (4.57) es la prolonación analı́tica de la función ln x al plano complejo y que es
una función única.
Para obtener una expresión que nos permita cómodamente trabajar y analizar las propiedades
de la función logaritmo, tomemos por contorno de integración en la fórmula (4.57), el segmento
del eje real [1, |z|] y el sector de la circunferencia con centro en el origen de coordenadas y radio
|z| que se extiende desde el punto x = |z| hasta el punto z y donde ϕ es el ángulo central bajo
el cual se observa dicho sector de circunferencia, es decir la rama principal del argumento de la
variable z (Fig. 4.8).
Z z Z |z| Z z
dζ dξ dζ
ln z = = + (4.58)
1 ζ 1 ξ |z| ζ
dζ
ζ = |z|eiα , = idα
ζ
Z z Z ϕ
dζ
=i dα = iϕ
|z| ζ 0
ln z = ln |z| + iϕ (4.59)
Supongamos que tomamos una circunferencia cualquiera que rodee al punto z = 0 (Fig 4.9) y
que nos movemos por ella partiendo del punto z arriba tomado inicialmente para calcular por
(4.59) el valor del logaritmo en ese punto y analizando en cada punto de dicha circunferencia
el valor de esta función. De esta manera comprobamos que de manera diferente a la función
logaritmo de variable real, en la función de variable compleja existe el logaritmo de números
imaginarios puros y de números negativos.
Efectivamente, de acuerdo con (4.59) para números reales negativos z = −x, como en ese caso
|z| = x y ϕ = π, tendremos por (4.59) que
ln(−x) = ln x + iπ (4.60)
π
ln ix = ln x + i
2
Ahora bien, al movernos por la circunferencia señalada dando una vuelta completa y regresando
al punto inicial z del que habı́amos partido, observamos extrañados que la función toma un
valor distinto del valor que tenı́a inicialmente en dicho punto, pues si al inicio tenı́amos como
ln z la expresión
ln z = ln |z| + iϕ
ahora obtenemos
es decir que la función en el mismo punto tiene un valor también incrementado en 2πi veces.
O sea, en un mismo punto la función tiene más de un valor numérico; si diéramos otra vuelta
por la circunferencia obtendrı́amos un nuevo valor:
y cada vez que demos una vuelta por la circunferencia el valor funcional se incrementará en 2πi
veces. Es decir, en cada punto del plano la función logaritmo tiene infinitos valores funcionales,
por lo que estamos en presencia de una función multivaluada infinitas veces en cada punto del
plano complejo.
Para cada valor univaluado del Arg z (es decir, para cada número fijo de k) obtenemos una
función univaluada, es decir, una rama de la función (4.61), la que representamos mediante el
sı́mbolo ln z.
Analicemos con mayor detalle lo relacionado con los distintos valores (ramas) de la función
Ln z.
Supongamos que el punto z, que parte de una posición z0 = 6 0, describe una curva cerrada C
que no envuelve al punto z = 0. Entonces el punto w = ln z correspondiente a la rama principal
172 José Marı́n Antuña
del logaritmo (con k = 0) recorrerá cierta curva cerrada Γ en el plano de coordenadas (u, v)
(Fig. 4.10) uno de cuyos puntos es w0 = ln z0 .
Las otras ramas de la función multivaluada Ln z correspondientes a los otros valores iniciales
del argumento de z0 recorrerán otras curvas cerradas Γk que se diferenciarán de Γ solamente en
un corrimiento de magnitud 2kπi (k = ±1. ± 2, ...) (Fig. 4.10, lı́neas continuas). En la figura
4.10 la curva Γ rodea al punto w = 0 porque hemos tomado la curva C rodeando al punto z = 1
cuya imagen es w = 0. Las curvas Γk imágenes de C dadas por las otras ramas de la función
Ln z rodearán, obviamente, a los puntos 2kπi, pues estos puntos son la imagen de z = 1 dada
por cada una de las ramas correspondientes de Ln z.
Si tomamos ahora la curva cerrada C̃ que no se corte a sı́ misma y tal que envuelva al punto
z = 0, entonces al completarse una vuelta partiendo desde z0 con la ley de la rama principal de
la función, el valor funcional se incrementa en 2πi, de manera que el valor final obtenido será
(1)
w0 = w0 + 2πi (Fig. 4.10), por lo que la imagen de C̃ no será una curva cerrada en el plano
imagen, sino la porción de curva abierta Γ̃ (lı́nea de puntos en la figura 4.10) que partiendo del
(1)
punto w0 llega al punto w0 . Pero este punto es la imagen de la función Ln z dada por la rama
correspondiente a k = 1.
Ası́ las cosas, concluimos que cuando el punto z recorre la curva cerrada C̃ en el plano (x, y), el
punto w recorre una curva no cerrada Γ̃ en el plano (u, v). Al dar z una vuelta por C̃, el valor
funcional del logaritmo salta de la rama principal a la rama correspondiente a k = 1; al dar una
segunda vuelta, el valor funcional salta a la rama correspondiente a k = 2 y ası́ sucesivamente.
De lo arriba expresado concluimos también que en cualquier dominio D que no contenga cur-
vas cerradas que envuelvan al punto z = 0 podemos separar un conjunto infinito de ramas
univaluadas de la función multivaluada Ln z, cuyos valores en cada punto de dicho dominio se
diferencian entre sı́ en los valores 2kπi. Si el dominio D contiene aunque sea una curva cerrada
que envuelva al punto z = 0 (por ejemplo, si D contiene al punto z = 0 dentro de sı́), entonces
en dicho dominio las ramas de la función Ln z no se pueden separar entre sı́. El punto z = 0
en el que parece como si se unieran todas las ramas de la función Ln z, recibe el nombre de
punto de ramificación o de escurrencia de la función multivaluada Ln z.
El nombre viene dado por el hecho de que en dicho punto se identifican todas las ramas de la
función multivaluada, es decir a partir de él se ramifica o se escurre la función.
Las ramas ln z de la función Ln z son univaluadas y analı́ticas en todos los dominios que no
contengan al punto de ramificación; sin embargo esta afirmación no es válida si el dominio
contiene al punto de ramificación, pues entonces cada rama será discontinua en una recta que
parta desde z = 0 hacia el infinito, lo que significa que el punto z = 0 para cada rama ası́
considerada es un punto singular no aislado.
Por ejemplo, la rama ln z = ln |z|+i arg z, donde −π < arg z ≤ π es discontinua en la semirrecta
(−∞, 0] (Fig.4.11), ya que
ln(−1) = ln 1 + iπ = iπ
Prolongación analı́tica. Funciones elementales 173
sin embargo
lim ln z = −iπ
z→−1+i0
Por supuesto, nosotros podemos colocar esta lı́nea de discontinuidad donde queramos atendien-
do a los cálculos que deseamos efectuar; para ello basta definir de otra forma los lı́mites de
variación del arg z (por ejemplo, entre 0 y 2π, entre π2 y 3π
2
, etc.).
En cada uno de dichos planos la parte positiva del eje real 0 ≤ x < ∞ será una lı́nea de
174 José Marı́n Antuña
discontinuidad para su rama respectiva. Cortemos, como con una tijera, cada uno de dichos
planos por su lı́nea de discontinuidad y peguemos entre sı́ los bordes de los cortes hechos en los
distintos planos de forma tal que, por ejemplo, el borde correspondiente a arg z = 2π del plano
D0 se pegue con el borde correspondiente a arg z = 2π + ε (ε es un infinitesimal) del plano D1 ,
el borde correspondiente a arg z = 0 del plano D−1 con el borde correspondiente a arg z = 0 + ε
del plano D0 y ası́ sucesivamente.
De esta forma obtenemos una superficie espiralada (Fig. 4.12), con infinito número de planos
Dk (k = 0, ±1, ±2, ...) que constituye la superficie de Riemann para la función Ln z; los planos
Dk forman lo que en el epı́grafe anterior llamamos hojas de la superficie de Riemann. Por
construcción vemos que el punto de ramificación z = 0 en dicha superficie es el mismo en todas
las hojas y único en la superficie de Riemann.
Podemos tomar contornos cerrados en cualquier hoja de la superficie de Riemann que no con-
tengan a z = 0 en su interior. En esos dominios con tales contornos podemos aplicar todos
los teoremas sobre derivación, integración y desarrollo en series hasta aquı́ estudiados. Sin em-
bargo, si tratamos de trazar un contorno que envuelva al punto de ramificación en la superficie
de Riemann obtenemos un camino espiral que saltando de hoja en hoja nunca logra cerrarse.
Prolongación analı́tica. Funciones elementales 175
Por último, veamos qué relación hay entre la función exponencial y la función logaritmo aquı́
estudiada. Tenemos que
Por consiguiente, concluimos que, al igual que en el caso real, en la variable compleja la función
Ln z es la función inversa de la función ez .
1
(Ln z)0 = (4.63)
z
Por otro lado, derivando la integral dependiente analı́ticamente del parámetro z (4.57) que
definió inicialmente a nuestra función, obtenemos que
1
(ln z)0 = (4.64)
z
Las expresiones (4.63) y (4.64) nos indican que la derivada de la función logaritmo es la misma
para todas sus ramas y que ésta es una función analı́tica univaluada en todo el plano complejo
excepto en el punto de ramificación del logaritmo z = 0 donde esta derivada tiene un polo
simple.
w = arcsin x (4.65)
w = arccos x (4.66)
−iw
eiw−e
sin w = =z
2i
e2iw − 2izeiw − 1 = 0
√
eiw = iz ± 1 − z2
de donde
Prolongación analı́tica. Funciones elementales 177
√
w = −iLn [iz ± 1 − z2]
√
Arcsin z = −iLn [iz ± 1 − z2] (4.67)
−1 √
√ = iz + 1 − z 2
iz − 1 − z 2
el cambio de signo delante del radical en la expresión (4.67) equivale a cambiar el signo delante
del logaritmo añadiéndole a la función la magnitud ikπ y, como tanto la función logaritmo
como el radical (lo que fue establecido en el epı́grafe donde estudiamos los números complejos
y las operaciones aritméticas con ellos) son funciones multivaluadas, podemos no escribir el
signo menos delante del radical y delante del logaritmo, por lo que para la función arco seno
obtenemos la expresión definitiva
√
Arcsin z = iLn [iz + 1 − z2] (4.68)
√
Arccos z = iLn [z + z 2 − 1] (4.69)
Para obtener la fórmula (4.69) hemos realizado las mismas consideraciones que para obtener la
fórmula (4.68) y hemos tenido en cuenta la igualdad
1 √
√ = z + z2 − 1
z − z2 − 1
π 1 i−z
Arctan z = Arccot z = Ln (4.70)
2 2i i+z
Todas estas funciones son multivaluadas, pues la función logaritmo que las define lo es; por eso
las expresamos con letra mayúscula a su inicio, de acuerdo con la notación acostumbrada. El
método para separar las ramas univaluadas de estas funciones en nada se diferencia del método
empleado en el estudio de la función logaritmo. Igualmente, se puede construir la superficie de
Riemann de la función multivaluada Arcsin, z donde ya dicha función será univaluada; dicha
superficie estará formada por infinitos planos paralelos que tendrán dos puntos de ramificación
178 José Marı́n Antuña
La prolongación analı́tica al plano complejo de las funciones trigonométricas inversas nos per-
mite ampliar nuestros conceptos, pues si, por ejemplo, queremos calcular el arccos 21 , por
definición tendremos
" r # " √ #
1 1 1 1 3
Arccos = iLn + − 1 = iLn +i =
2 2 4 2 2
h π i π π
= i ln 1 + i + 2kπ = − + 2kπ ≡ + 2k 0 π
3 3 3
donde al final hemos puesto el signo más, ya que la función es par. Este es un resultado real,
como era de esperar.
Si hubiéramos querido hallar el arcsin 2 antes hubiéramos dicho que no existı́a, pues sin x 6= 2.
Sin embargo, ahora decimos que no hay valores reales, pero si los hay complejos:
√ √
Arcsin 2 = iLn [i2 + −3] = iLn [i(2 + 3)] =
h √ π i π √
i ln(2 + 3) + i + 2kπ = − + 2kπ + i ln(2 + 3)
2 2
La función potencial será definida a través de las funciones estudiadas: llamaremos función
potencial a la función
Es decir
n n n n
z m = e m ln |z| ei m arg z ei m 2kπ
n
ei m 2k
eiα2kπ
eiα2k1 π = eiα2k2 π
O sea,
con n entero.
Eso equivale a decir que
n
α=
k 1 − k2
Este último resultado significarı́a que α, contrario a lo supuesto, es un número racional,
lo que contradice la hipótesis de que es un número irracional.
El absurdo obtenido demuestra la tesis de que, efectivamente, si α es irracional, la función
potencial es infinitas veces multivaluada. Su superficie de Riemann tendrá por tanto
infinitas hojas.
z α = eαLn z ≡ ea ln |z| · eib ln |z| · eia arg z · e−b arg z · eia2kπ · e−b2kπ
Inclusive en el caso en que tanto a como b sean números enteros, el último factor de la
expresión de arriba:
e−b2kπ
toma valores diferentes para valores de k diferentes. Por lo tanto, efectivamente, la función
en este caso es una función infinitas veces multivaluada y su superficie de Riemann tendrá
por lo tanto un número infinito de hojas.
Ası́ las cosas, por ejemplo, podemos ahora calcular con rigor el número ii . En este caso
a = 0, b = 1 y como z = i, |z| = 1 y ln |z| = 0. Además, arg i = π2 , por lo que, finalmente,
tendremos:
π π
ii = e− 2 · e−2kπ ≡ e−[ 2 +2kπ]
La función potencial, por tanto, excepto en el caso en que α sea entero, es una función multiva-
luada, lo que como apuntábamos arriba, significa que tiene un número (finito o infinito, según el
caso) de ramas analı́ticas univaluadas en el plano complejo y tendrá una superficie de Riemann
con un número finito o infinito de hojas, según el caso. Analicemos más detalladamente las
ramas de la función z α .
Supongamos que el punto z, partiendo de la posición inicial z0 6= 0, describe cierta curva cerrada
C1 que no rodea al punto z = 0. (Fig. 4.13). Al punto z0 le corresponde en el plano (u, v) un
punto w0 , dado por la expresión
w0 = z0α = eαLn z0
w1 = w0 · eiα2π
w2 = w0 · ei2α2π
wk = w0 · eikα2π
Los valores de wk con k = 1, 2, ... al recorrer C2 1,2,... veces son, en general, diferentes de w0
siempre que α no sea un número real entero.
Como resultado de este análisis y de manera similar a como fue realizado en el caso de la
función logaritmo, concluimos que el punto z = 0 es para la función potencial z α un punto de
ramificación o escurrencia en el caso en que α no sea un número real entero.
Es de notar que en este caso, a diferencia del caso de la función logaritmo, el punto de ramifi-
cación no constituye un punto singular; en él la función z α existe junto con sus derivadas y en
él todas las ramas se igualan.
En todos los dominios del plano complejo que no contengan en su interior al punto de rami-
ficación z = 0, las ramas de la función z α son univaluadas y analı́ticas y por lo tanto podrán
aplicarse en dichos dominios todos los teoremas estudiados en la derivación, la integración y el
desarrollo en series de potencias estudiados en los capı́tulos anteriores. Sin embargo, ésto no
será ası́ si el dominio contiene en su interior al punto de ramificación. En este caso, cada rama
tendrá una recta de discontinuidad que partiendo de z = 0 irá al infinito.
donde
−π < arg z ≤ π
es discontinua en la semirrecta (−∞, 0) (Fig. 4.14), siempre que α no sea un número entero,
ya que por ejemplo, para alpha = 12 tendremos que
1 π π π
(−1)α = (−1) 2 = 1 · e−i 2 = cos − i sin = −i
2 2
en tanto
1 π
lim z 2 = 1 · ei 2 = i
z→−1+i0
que la unión del último borde inferior con el primer borde superior no puede ser hecha según
el dibujo, pues ello significarı́a que, además de los puntos de los bordes mencionados, estarı́an
identificados con ellos otros puntos de las distintas hojas (donde la unión corta a dichas hojas),
lo que es imposible. Por eso el dibujo en la figura 4.15 debe ser interpretado de forma tal que
los puntos de los bordes en cuestión se unan de manera que no sean tocados los puntos del resto
de las hojas. Evidentemente la única forma de lograr esto serı́a uniendo el borde inferior con
el borde superior a través de una cuarta dimensión, lo que, por supuesto, no es representable
en un dibujo.
A la par que la función potencial (4.71) podemos estudiar la función exponencial generalizada
(a) e3−2i
(b) cos(1 − i)
(c) sinh(2 + 3i)
(d) tanh(1 + i)
√ √
(e) Ln ( 2 − i 2)
(f) Arcsin i
(g) Arccosh 2
(h) Arctan 2i
(i) 31+i
(j) ii+1
Prolongación analı́tica. Funciones elementales 185
5. Probar que la función Ln (1 − z 2 ) permite separar una rama regular en el plano complejo
con un corte en el segmento (−1, i), (1, i) y en el rayo x = 0, y ≥ 1. Hallar el valor en el
punto z = 2 de la rama que es igual a cero en z = 0.
En este capı́tulo estudiaremos uno de los logros más sensacionales y útiles de la teorı́a de
funciones de variable compleja: la teorı́a de residuos. Veremos cómo una sencilla definición
y algunos simples teoremas nos ofrecen amplı́simas posibilidades para el cálculo de integrales,
tanto de variable compleja como de variable real. Igualmente veremos cómo con este nuevo
concepto podemos profundizar más en la esencia y el comportamiento de las funciones analı́ticas
y obtener a la vez una regla sencilla para conocer directamente el orden de los polos y los ceros
de dichas funciones sin necesidad de utilizar su desarrollo en serie.
Z
1
Res [f (z), z0 ] = f (z)dz (5.1)
2πi C
Recordemos que si z0 es un punto singular aislado para la función f (z), ésta puede ser desarro-
llada en el entorno de dicho punto en una serie de Laurent:
∞
X
f (z) = an (z − z0 )n (5.2)
n=−∞
187
188 José Marı́n Antuña
Z
1 f (z)dz
an = (5.3)
2πi C (z − z0 )n+1
Por consiguiente y teniendo en cuenta (5.1) podemos afirmar que el residuo de una función en
su punto singular aislado es igual al coeficiente a−1 del desarrollo de dicha función en serie de
Laurent en el entorno de dicho punto:
El concepto de residuo fue introducido por Augusto Cauchy en su Manual de integrales definidas
(1814) y en sus Ejercicios de Matemáticas (1826-1829) introdujo muchas aplicaciones de este
concepto al Análisis.
Tanto de la definición (5.1) como de su equivalente (5.4) podemos concluir que el residuo de
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 189
Pese a lo dicho y teniendo en cuenta esa realidad, en cierta forma el residuo es una medida del
grado de no analiticidad de f (z), pues es lo que queda de la función al integrarla alrededor del
punto; lo que le resta analiticidad a la función. De ahı́ el origen de su nombre.
De la definición dada se desprende que para hallar el residuo de una función en su punto
singular aislado es necesario integrarla por un contorno que rodee al punto singular en cuestión,
o desarrollarla en serie de Laurent y tomar el valor de su coeficiente a−1 . Sin embargo, esto no
es siempre ası́, ya que en el caso en que el punto z0 sea un polo para la función f (z) su residuo
en dicho punto puede hallarse sin necesidad de calcular la integral.
Efectivamente, sea z0 un polo de primer orden (o polo simple, como también se le conoce) para
la función f (z). Ello significa que en el entorno de dicho punto la función se desarrolla en una
serie de Laurent de la forma
∞
X a−1
f (z) = an (z − z0 )n ≡ + a0 + a1 (z − z0 ) + a2 (z − z0 )2 + ... (5.5)
n=−1
z − z0
z2 + 1
f (z) =
z−1
z2 + 1 z2 + 1
Res , 1 = lim (z − 1) = lim (z 2 + 1) = 2
z−1 z→1 z−1 z→1
Para el residuo en un polo simple puede deducirse una fórmula más práctica y sencilla en el
caso en que la función f (z) venga dada por la relación entre dos funciones:
f1 (z)
f (z) =
f2 (z)
En el caso en que z0 sea un polo simple para esta función, se cumplirán las siguientes condiciones
que el lector puede verificar sin dificultad:
Es decir, que
f1 (z0 )
Res [f (z), z0 ] = (5.8)
f20 (z0 )
z2 + 1 z2 + 1
2
Res ,1 = |z=1 = = 2
z−1 1 1
que es, por supuesto, el mismo resultado. La fórmula (5.8) en este ejemplo no resulta claramente
más cómoda, dado que en él está evidente el orden del polo, pues la función tiene la forma de
g(z)
z − z0
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 191
donde g(z) es analı́tica y diferente de cero en z0 . Sin embargo, en otros caso donde esto
no sea ası́ (5.8) puede resultar realmente útil. Por ejemplo, veamos el caso de la función
f (z) = cot z ≡ cos z
sin z
. Es evidente que
lim cot z = ∞
z→0
por cualquier trayectoria, por lo que z = 0 es un polo para esta función. Acepte el lector que
dicho polo es simple, suponiendo que de alguna forma pudo averiguarlo, digamos analizando
su inversa tan z que tiene un cero de primer orden en z = 0 (más adelante veremos una forma
extraordinariamente rápida y eficiente de calcular los órdenes de polos y de ceros de funciones
de variable compleja). Dado que es un polo simple, su residuo se calcula por la fórmula (5.8)
muy fácilmente:
h cos z
i cos z cos z
Res [cot z, 0] ≡ Res ,0 = 0
|z=0 = |z=0 = 1
sin z (sin z) cos z
Veamos ahora el caso en que se quiera hallar el residuo en un polo de orden k de la función
f (z). Si z0 es un polo de orden k para f (z), entonces en el entorno de dicho punto la función
tendrá un desarrollo en serie de Laurent de la forma
∞
X a−k a−1
f (z) = an (z − z0 )n = k
+ ... + + a0 + a1 (z − z0 ) + ... (5.9)
n=−k
(z − z0 ) z − z0
es decir, obtenemos una función ϕ(z) que en virtud de su desarrollo en serie de potencias
positivas es una función analı́tica en el entorno de z0 . El coeficiente a−1 que estamos buscando
por ser el residuo de f (z) es el coeficiente que acompaña a la potencia (z − z0 )k−1 del desarrollo
de ϕ(z), por lo que de acuerdo con la teorı́a estudiada en el capı́tulo de series, concluimos que
dicho coeficiente es
1 dk−1 ϕ(z)
a−1 = lim
z→z0 (k − 1)! dz k−1
Es decir, que para el residuo de la función f (z) en su polo de orden k se tiene la fórmula
192 José Marı́n Antuña
1 dk−1
Res [f (z), z0 ] = lim [(z − z0 )k f (z)] (5.11)
z→z0 (k − 1)! dz k−1
Nótese que la fórmula (5.11) se transforma en la fórmula (5.7) cuando el polo es simple, es
decir, cuando k = 1.
1
f (z) =
(z 2 − 1)3
Este punto es un polo de tercer orden para nuestra función, por lo que aplicando la fórmula
(5.11) obtenemos
1 d2
1 3 1
Res , 1 = lim (z − 1) 2 =
(z 2 − 1)3 z→1 2! dz 2 (z − 1)3
d2
1 1 3·4 3
= lim 2 3
= lim 5
=
2 z→1 dz (z + 1) z→1 2(z + 1) 16
Por último digamos que en el caso en que el punto z0 sea un punto singular evitable no hay
nada que calcular, pues por definición en ese caso a−1 ≡ 0. En el caso en que el punto z0 sea un
punto singular esencial, no existen fórmulas para el cálculo del residuo como en el caso de los
polos, por lo que para obtener el residuo en un punto singular esencial no quedará más remedio
que calcular la integral (5.1) definitoria del residuo o de alguna manera calcular el desarrollo
de la función en serie de Laurent y tomar de ahı́ el coeficiente a−1 . Por ejemplo, en el caso de
la función
1
ez
∞
w
X wn
e =
n=0
n!
0
1
X zn
e =
z
−∞
(−n)!
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 193
de donde el residuo es
1
a−1 = ≡1
(−(−1))!
Residuo en el infinito
Supongamos que z = ∞ es un punto regular o singular aislado para f (z). El residuo en dicho
punto infinitamente alejado se define por la expresión
Z
1
Res [f (z), ∞] = f (z)dz ≡ −a−1 (5.12)
2πi C−
donde el contorno C se integra en sentido negativo para que a su izquierda quede el dominio
que contiene al punto z = ∞, es decir, para que dicho contorno ”envuelva” o ”rodee” al punto
infinitamente alejado (Fig. 5.2).
Aclaremos que el contorno C debe tomarse de forma tal que fuera de él no se tengan puntos
singulares de f (z) en el plano, lo que siempre es posible de hacer, pues por hipótesis z = ∞
es o regular o singular aislado de manera que tendrá un entorno de analiticidad. Por eso, de
ser tomada la integral en sentido positivo, el cálculo darı́a el coeficiente a−1 del desarrollo de
f (z) en el entorno del infinito. Esto justifica la igualdad de la extrema derecha en la expresión
(5.12).1
Es conveniente aclarar que, de acuerdo con la definición dada de residuo en el infinito, dicho
residuo puede ser diferente de cero cuando el infinito sea un punto regular. Todo está en que
el coeficiente a−1 del desarrollo de la función en el entorno del infinito sea diferente de cero.
1
f (z) =
z
Esta función tiene en el infinito un cero de primer orden y ella es su propio desarrollo en
potencias de z en el entorno del infinito; su único término corresponde a n = −1, por lo que
evidentemente a−1 = 1 6= 0. Es decir, el residuo en el infinito, que es un cero de primer orden
para esta función, no es cero, sino igual a −1 de acuerdo con (5.12). Resulta interesante, por
último, hacer notar que el residuo en z = 0 es igual a 1, de manera que la suma de ambos
residuos es igual a cero. Más adelante podremos percatarnos de que esto no es más que la
expresión particular de una ley más general.
Teorema 37
Z n
X
f (z)dz = 2πi Res [f (z), zk ] (5.13)
Γ k=1
donde los residuos se toman en todos los puntos singulares contenidos en el interior del dominio
cuya frontera es el contorno Γ.
Demostración:
Rodeemos todos los puntos singulares zk con contornos Ck , k = 1, 2, ..., n (Fig. 5.3) de manera
que cada contorno sólo contenga en su interior un solo punto singular.
1
Recuérdese que se llama entorno del infinito al exterior de una circunferencia centrada en z = 0 y de radio
lo suficientemente grande como para que fuera de ella no existan puntos singulares de la función en el plano.
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 195
n
X
Γ+ Ck
k=1
la función f (z) ya es analı́tica, por cuanto en dicho dominio no hay ya puntos singulares de la
función. Por lo tanto, por el teorema de Cauchy para dominios multiconexos
Z n Z
X
f (z)dz + f (z)dz = 0 (5.14)
Γ k=1 Ck−
Ası́ pues
Z n Z
X
f (z)dz = f (z)dz (5.15)
Γ k=1 Ck
196 José Marı́n Antuña
Demostrado el teorema.
La gran utilidad práctica del teorema que acabamos de demostrar radica en que en muchas
ocasiones es más fácil calcular los residuos de una función en los puntos singulares contenidos
en un dominio alrededor del cual se integra por una curva Γ que calcular directamente, por los
medios de integración conocidos, la integral que figura a la izquierda de la expresión (5.13).
Veamos ahora una segunda afirmación que se basa en la definición (5.12) de residuo en el infinito
y el teorema fundamental de residuos:
Teorema 38
Demostración:
Como el número de puntos singulares de f (z) en el plano es finito, existirá un contorno C fuera
de una circunferencia centrada en z = 0 de radio lo suficientemente grande como para que todos
los puntos singulares de f (z) en el plano se encuentren en el dominio interior al contorno C.
Entonces, por definición de residuo en el infinito, la integral por C tomada en sentido negativo
1
multiplicada por el factor 2πi será igual a dicho residuo y además será igual a la suma de los
residuos en los puntos singulares de f (z) en el plano con signo negativo, gracias al teorema
fundamental de residuos. Es decir, tendremos que:
Z n
1 X
Res [f (z), ∞] = f (z)dz = − Res [f (z), zk ]
2πi C− k=1
donde zk (k = 1, 2, ..., n) son los puntos singulares de f (z) en el plano. De aquı́ se obtiene
n
X
Res [f (z), ∞] + Res [f (z), zk ] = 0 (5.16)
k=1
Demostrado el teorema.
Los teoremas 37 y 38 constituyen recursos útiles para calcular integrales de variable compleja.
Veamos un par de ejemplos ilustrativos.
1. Calculemos la integral
Z
tan zdz
|z|=2
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 197
Dentro del contorno de integración la función tan z tiene dos polos simples: π/2 y −π/2.
que son ceros de primer orden del cos z. Por lo tanto
−π
Z hπi
tan zdz = 2πi Res tan z, + {Res tan z, =
|z|=2 2 2
= 2πi{−1 − 1} = −4πi
2. Calculemos la integral
Z
dz
|z|=2 (z 4 + 1)(z − 5)
En este caso, de usar el teorema fundamental de residuos, se exigirı́a calcular los cinco
residuos en los cinco polos simples dentro de la circunferencia, cálculo que puede, por ser
engorroso, conducirnos a errores numéricos. Sin embargo, nos damos cuenta de que el
infinito es para el integrando un cero de quinto orden, por lo que el residuo en el infinito
es igual a cero. Por el teorema 38, la suma de los residuos en los cinco polos interiores al
contorno de integración sumados al residuo en el polo exterior z = 5 más el residuo en el
infinito (que es igual a cero) es igual a cero. Por lo tanto,
Z
dz 1 πi
4
= −2πiRes 4
,5 = −
|z|=2 (z + 1)(z − 5) (z + 1)(z − 5) 313
Como se ve, el método obtenido para calcular integrales de contorno de funciones de variable
compleja es de un poder notable.
A pesar de la evidente utilidad de lo visto en el epı́grafe anterior respecto a la fortaleza del uso de
los residuos para el cálculo de integrales de contorno en el plano complejo, la más espectacular
aplicación de la teorı́a de residuos será vista en el presente epı́grafe.
Los métodos que vamos a estudiar ahora constituyen una de las consecuencias más importantes
de esta teorı́a de residuos: el cálculo de manera muy eficiente de integrales definidas de funciones
de variable real. Inclusive, el método que a continuación desarrollaremos nos permitirá de
manera sencilla calcular integrales que por métodos del análisis de la variable real resultan
engorrosos, voluminosos y complicados.
Z 2π
I= f (sin x, cos x)dx (5.17)
0
Para calcular (5.17) con ayuda de la teorı́a de residuos hagamos el siguiente cambio de variables:
z = eix
Entonces, cuando la variable x recorre los valores del eje entre 0 y 2π, la variable z describe
una circunferencia de radio unitario con centro en z = 0 en el plano complejo. Es evidente que
tendremos
dz eix − e−ix z − z1 z2 − 1
dx = ; sin x = = = ;
iz 2i 2i 2iz
eix + e−ix z + z1 z2 + 1
cos x = = = (5.18)
2 2 2z
z2 − 1 z2 + 1
Z Z
dz
I= f , = F (z)dz (5.19)
|z|=1 2iz 2z iz |z|=1
Si la función F (z) satisface las condiciones del teorema fundamental de residuos, esta integral
se puede calcular por la teorı́a de residuos, tomando la suma de los residuos en los puntos
singulares de la función F (z) que estén dentro de la circunferencia.
Z 2π
dx
I=
0 a + cos x
donde a > 1, condición que desde los criterios de convergencia de integrales de la variable real
es conocido.
Haciendo el cambio de variables recomendado y teniendo en cuenta las expresiones (5.18) ob-
tenemos
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 199
Z Z
1 dz 2 dz
I= z 2 +1
· =
|z|=1 z+ 2z
iz i |z|=1 z2 + 2az + 1
Por lo tanto
2 1 1 4π
I = 2πi Res 2 , z1 = 4π |z=z1 = √
i z + 2az + 1 2z + 2a −2a + 2 a2 − 1 + 2a
Z 2π
dx 2π
I= =√
0 a + cos x a2 − 1
Debemos aclarar que, tanto en este caso, como en los otros casos que analizaremos posterior-
mente, un buen criterio general para saber si se ha cometido algún error en algún paso de los
cálculos efectuados es que el resultado final que se obtenga tiene que ser real, pues no debe
olvidarse que partimos inicialmente de una integral de variable real entre lı́mites reales, cuyo
valor es el que se obtiene.
En el ejemplo concreto con que hemos ilustrado el uso de este método en este caso vemos
que para que el resultado sea real se tiene que cumplir, efectivamente, que a > 1, pues de lo
contrario la raı́z en el denominador del resultado no serı́a real y, por tanto, el resultado mismo
tampoco lo serı́a. Lo dicho significa que las exigencias del propio método de cálculo por residuos
nos brinda las condiciones de convergencia de la integral impropia de variable real, criterios que
a veces resultan también engorrosos.
R∞
5.2.2 Integrales del tipo I = −∞ f (x)dx
Z ∞
I= f (x)dx (5.20)
−∞
donde la función f (x) es una función racional. Consideraremos que la función f (x), además,
es continua para todas las x reales y que para x → ±∞ decrece con no menos rapidez que
1
x2
. Estas condiciones garantizan la convergencia de esta integral, ya que para este tipo de
integrales impropias de funciones de variable real el criterio suficiente de convergencia es que la
función integrando sea de un orden superior a x1p con p > 1 y, al ser f (x) una función racional
por hipótesis, p tiene que ser al menos igual a 2.
Supongamos ahora que la función f (x) admite una prolongación analı́tica a todo el semiplano
superior Im z > 0 de la variable compleja z = x + iy, con excepción de un número finito de
puntos singulares. Aclaremos que el número de puntos singulares será forzosamente finito, pues
la función f (z), prolongación analı́tica de f (x) al semiplano superior, tiene en el infinito un
cero de al menos segundo orden, debido al comportamiento en el entorno de z = ∞ que será al
menos del tipo z12 . Al ser el infinito un cero (que es un caso particular de punto regular) tendrá
un entorno de analiticidad, por lo que, efectivamente, el número de puntos singulares de f (z)
en el semiplano superior tendrá que ser forzosamente finito.
Z
f (z)dz
Γ
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 201
donde el contorno de integración Γ es el contorno formado por el segmento (−R, R) del eje real
y la semicircunferencia CR con centro en z = 0 y radio |z| = R (Fig. 5.5).
Tomaremos el radio R lo suficientemente grande para que todos los puntos singulares de la
función f (z) se encuentren encerrados por el contorno Γ, lo que por lo dicho arriba es siempre
posible de lograr. Entonces, por el teorema fundamental de residuos tendremos que
Z Z R Z X
f (z)dz = f (x)dx + f (z)dz = 2πi Res [f (z), zk ] (5.21)
Γ −R CR k
donde sumamos por todos los puntos singulares de f (z) en el semiplano superior, es decir que
se cumple la condición Im zk > 0.
Ahora bien, por la condición impuesta a la función f (z) cuando z → ∞, tendremos que sobre
la semicircunferencia CR se cumple
M M
|f (z)||z∈CR ≤ 2
= 2
|z| R
202 José Marı́n Antuña
Por lo tanto
M π
Z Z
Mπ
f (z)dz ≤ 2 R|i||eiϕ |dϕ = →0 (5.22)
CR R 0 R
Ası́ pues, para la integral inicial, cuando R → ∞ y teniendo en cuenta (5.22), obtenemos la
fórmula
Z ∞ X
I= f (x)dx = 2πi Res [f (z), zk ] (5.23)
−∞ k
Z ∞
dx
I=
−∞ (x2 + 1)2
1
f (z) =
(z 2 + 1)2
son z = ±i, pero como hemos cerrado el contorno por arriba (por el semiplano Im z > 0) sólo
tendremos que considerar el punto z = i, que es un polo de segundo orden (Fig. 5.6).
Z ∞
dx 1
I= 2 2
= 2πiRes ,i =
−∞ (x + 1) (z 2 + 1)2
d 2 1
= 2πi (z − i) |z=i =
dz (z + i)2 (z − i)2
−2 −4πi π
= 2πi 3
|z=i = =
(z + i) −8i 2
lo que se deduce de la fórmula (5.23) si se tiene en cuenta que por ser par la función se
cumple que
Z ∞ Z ∞
1
f (x)dx = f (x)dx
0 2 −∞
R∞ R∞
5.2.3 Integrales del tipo I = −∞ f (x) cos αx dx ó I = −∞ f (x) sin αx dx
Z ∞ Z ∞
I= f (x) cos αx dx; I = f (x) sin αx dx (5.25)
−∞ −∞
Estas son integrales impropias cuyo cálculo con la teorı́a de funciones de variable real era muy
difı́cil utilizando en no pocos casos métodos muy astutos, introduciendo parámetros, derivando
respecto a un parámetro, etc. y, en general, con construcciones complicadas y poco felices. Para
la convergencia de estas integrales se requiere sólo que la función f (x) tienda a cero cuando
x → ±∞, sin requerir una velocidad determinada para ello.
Z ∞
I= f (x)eiαx dx
−∞
Con ayuda de la teorı́a de residuos de funciones de variable compleja el cálculo de este tipo de
integrales es muy sencillo y está basado en el siguiente teorema.
Sea la función f (z) analı́tica en el plano complejo, con excepción de un número finito de puntos
singulares aislados y tal que tienda a cero uniformemente con respecto al argumento de la
variable z cuando z → ∞. Entonces
Z
lim f (z)eiαz dz = 0 (5.26)
R→∞ CR
Demostración:
Tenemos que
Z Z Z Z
iαz iαz iαz
f (z)e dz = f (z)e dz + f (z)e dz + f (z)eiαz dz (5.27)
CR AB
d \
BCD DE
d
Trataremos de valorar las integrales por los arcos de circunferencia indicados. En todos los
casos se cumple que
por lo que
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 205
|eiαz | = e−αy
y que
cuando R → ∞.
0
Z Z Z
iαz
αy αy
d f (z)e dz ≤ M (R)e |dz| = M (R)Re dϕ =
0 0
AB d AB ω
y0
= M (R)Reαy0 arcsin →0 (5.28)
R
cuando R → ∞, por tener un lı́mite notable que tiende a 1 y M (R) tender a cero.
π
Z Z Z
−αy
e−αR sin ϕ dϕ
iαz
\ f (z)e dz ≤ M (R) \ e |dz| = M (R)R (5.29)
BCD BCD 0
Ahora bien,
π
Z π Z
2
Z π
−αR sin ϕ −αR sin ϕ
e dϕ = e dϕ + e−αR sin ϕ dϕ =
π
0 0 2
π
Z
2
Z 0
−αR sin ϕ
= e dϕ − e−αR sin(π−ϕ) dϕ =
π
0 2
Z π
2
= 2 e−αR sin ϕ dϕ
0
Z Z π
2
e−αR sin ϕ dϕ
iαz
\ f (z)e dz ≤ 2M (R)R (5.30)
BCD 0
2
sin ϕ ≥ ϕ
π
2αR
e−αR sin ϕ ≤ e− π
ϕ
Z Z π
2 2αR
e−
iαz
ϕ
\ f (z)e dz ≤ 2M (R)R dϕ =
π
BCD 0
π − 2αR ϕ π2 π
= 2M (R)R e π |0 = M (R)(1 − e−αR ) → 0 (5.31)
2αR α
cuando R → ∞.
Demostrado el teorema.
Si α < 0 el Lema de Jordan sigue siendo válido siempre que el arco de circunferencia CR se
tome por el semiplano inferior como se muestra en la figura 5.8.
se toma por la derecha (CR0 en la figura 5.9) o también si α = −ia (a > 0) y el contorno de
integración se toma por la izquierda (CR00 en la figura 5.9).
En otras palabras, el Lema de Jordan puede enunciarse como que bajo las condiciones estable-
cidas para la función f (z) tienen lugar las fórmulas
Z
lim f (z)eaz dz = 0, ∀a < 0
R→∞ 0
CR
Z
lim f (z)eaz dz = 0, ∀a > 0 (5.32)
R→∞ 00
CR
donde CR0 y CR00 son los arcos de circunferencia representados en la figura 5.9.
El Lema de Jordan demostrado nos permite calcular con facilidad las integrales del tipo (5.25).
Efectivamente, ambas integrales son, respectivamente, la parte real y la parte imaginaria de la
integral
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 209
Z ∞
I= f (x)eiαx dx (5.33)
−∞
Exigiremos que la función f (x) en la integral (5.33) admita una prolongación analı́tica en el
semiplano superior Im z > 0 con excepción de un número finito de puntos singulares. Además,
exigiremos que dicha prolongación analı́tica f (z) tienda a cero uniformemente con respecto al
argumento de la variable z cuando z → ∞.
Z
f (z)eiαz dz
Γ
donde el contorno de integración Γ es tomado como el segmento (−R, R) del eje real cerrado
por arriba (es decir, por el semiplano Im z > 0) con la semicircunferencia CR de radio R y
centro en z = 0 (Fig. 5.10). Tomando R lo suficientemente grande como para que todos los
puntos singulares de la función integrando se encuentren contenidos en el interior del contorno
Γ, en virtud del teorema fundamental de residuos podemos escribir
Z Z R Z X
iαz iαx
f (z)e dz = f (x)e dx + f (z)eiαz dz = 2πi Res [f (z)eiαz , zk ] (5.34)
Γ −R CR k
donde zk (k = 1, 2, ..., n) son los puntos singulares de la función f (z)eiαz en el semiplano superior
Im z > 0).
( )
Z ∞ X
f (x) cos αxdx = Re 2πi Res [f (z)eiαz , zk ] (5.35)
−∞ k
( )
Z ∞ X
f (x) sin αxdx = Im 2πi Res [f (z)eiαz , zk ] (5.36)
−∞ k
Z ∞
cos bxdx
I=
−∞ x 2 + a2
con b > 0.
∞ ibz
eibz
Z
cos bxdx e
= Re2πiRes 2 , ia = Re 2πi |z=ia =
−∞ x 2 + a2 z + a2 2z
e−ab
π
= Re 2πi = e−ab
2ia a
Ası́ pues
Z ∞
cos bxdx π
2 2
= e−ab
−∞ x +a a
Z ∞
sin bxdx
=0
−∞ x 2 + a2
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 211
ya que la parte imaginaria del producto de 2πi por el residuo obtenido es igual a cero. Esto
era de esperar, ya que la función que se integra es impar.
La integral del ejemplo es conocida con el nombre de integral de Laplace y su cálculo por
métodos de la variable real es bastante largo y engorroso. La teorı́a de funciones de variable
compleja, como se pudo apreciar, hace que este cálculo sea extraordinariamente sencillo.
Hemos demostrado el Lema de Jordan suponiendo que la función f (z) tiene solamente un
número finito de puntos singulares en el semiplano superior. Sin embargo, no es difı́cil ver que
si se hace una variación no sustancial de la formulación del lema, éste sigue siendo válido en
el caso de un número infinito de puntos singulares aislados de la función f (z). Exijamos que
exista una sucesión de números {Rn } creciente ilimitadamente cuando n → ∞ y tal que en los
arcos de circunferencia CRn en el semiplano superior se cumpla que
Entonces la afirmación (5.26) del Lema de Jordan tendrá lugar si el paso al lı́mite en la integral
considerada se efectúa por la sucesión de arcos CRn cuando n → ∞.
Es evidente también que en el caso en que exista la integral correspondiente, podemos utilizar
el método de integración desarrollado en este punto en el caso de funciones con un número
infinito de puntos singulares aislados.
M
|f (z)| < , ∀|z| = Rn (5.38)
Rn2
En este caso se puede demostrar que la relación (5.22) tiene validez si el paso al lı́mite en la
integral considerada se efectúa por la sucesión de arcos CRn cuando n → ∞. De esta manera el
método de integración desarrollado en aquel caso es válido para aquellas funciones que poseen
un número infinito de puntos singulares aislados.
Una importante clase de este tipo de funciones la constituyen las llamadas funciones mero-
morfas. La función de variable compleja f (z) se llama meromorfa si está definida en todo el
plano complejo y si no tiene en ninguna parte finita de dicho plano puntos singulares que no
sea polos.
Como es fácil ver, en cualquier dominio acotado del plano complejo una función meromorfa
tiene un número finito de puntos singulares. Efectivamente, si el número de puntos singulares
en un dominio acotado fuera infinito, entonces, en virtud del teorema 2, en dicho dominio
existirı́a un punto lı́mite del conjunto de dichos puntos singulares, el que, por consiguiente, no
serı́a singular aislado.
Como ejemplos de funciones meromorfas podemos citar las funciones quebrado racionales, tan z,
212 José Marı́n Antuña
sec z, etc.
En los puntos anteriores ha sido expuesta en forma general la idea de la utilización de la teorı́a de
residuos y las integrales de contorno para el cálculo de integrales de variable real. Sin embargo,
debe señalarse que si bien la esencia del método en otros tipos de integrales es la misma, la
elección del contorno de integración adecuado puede presentar dificultades. En algunos casos
inclusive la elección del contorno de integración puede requerir mucha práctica y un tanto de
intuición artı́stica, aunque siempre debe uno basarse en la geometrı́a y las propiedades de la
función integrando, escogiendo de la manera más racional el contorno que nos permita llegar
al cálculo de la integral de variable real que deseamos obtener. Veremos algunos ejemplos que
ilustren lo dicho y luego trataremos de generalizar algunos resultados mediante útiles lemas.
Ejemplos
1. Calcular la integral
Z ∞
sin x
I= dx (5.39)
0 x
Para efectuar el caálculo el contorno dibujado en la figura 5.5 no nos sirve, por cuanto la función
integrada tiene una singularidad en el punto z = 0. Por eso, para poder aplicar el teorema
fundamental de residuos o simplemente el teorema de Cauchy, debemos lograr que el contorno
que tomemos sea tal que la función sobre él sea continua. Una forma de lograrlo es tomar el
contorno dibujado en la figura 5.11, formado por los segmentos del eje real (−R, −r) y (r, R)
y las semicircunferencias CR y Cr de radios R y r respectivamente y centro en el origen de
coordenadas. De esta manera excluimos el punto singular y al final de los cálculos hacer que
r → 0 y R → ∞. De esta manera, al igual que en los casos anteriores estudiados, estaremos
calculando el valor principal de Cauchy de la integral impropia (5.39).
eiz
f (z) = (5.40)
z
−r R
eix eiz eix eiz
Z Z Z Z
+ + + =0 (5.41)
−R x Cr− z r x CR z
Cuando R → ∞ la integral por el contorno CR tiende a cero por el Lema de Jordan, ya que la
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 213
función z1 satisface las condiciones de dicho lema. Para valorar la integral por el contorno Cr
utilicemos el desarrollo de la función (5.40) en serie de Laurent en el entorno de z = 0:
∞ ∞
eiz X in+1 z n 1 X in+1 z n
= = + (5.42)
z n=−1
(n + 1)! z n=0 (n + 1)!
Entonces tendremos
∞
eiz in+1 z n
Z Z Z
dz X
= + dz (5.43)
Cr− z Cr− z Cr− n=0 (n + 1)!
La segunda integral del miembro derecho de la expresión (5.43) tiende a cero cuando r → 0,
pues el integrando es una función analı́tica (es la parte regular de la serie de Laurent) y por
consiguiente acotada. Ası́ pues, cuando r → 0, de la expresión (5.43) obtenemos
214 José Marı́n Antuña
eiz
Z Z
dz
lim = lim (5.44)
r→0 Cr− z r→0 Cr− z
Z Z 0
dz
= idϕ = −iπ
Cr− z π
0 ∞
eix eix
Z Z
dx + dx − iπ = 0
−∞ x 0 x
Es decir,
∞
eix
Z
dx = iπ (5.45)
−∞ x
Z ∞
sin x
dx = π
−∞ x
Z ∞
sin x π
I= dx =
0 x 2
1. Hemos podido calcular la integral del ejemplo resuelto ası́, pues al ser par el integrando,
la integral entre 0 e ∞ es la mitad de la integral por todo el eje desde −∞ hasta ∞. De
no cumplirse esa condición, es decir, en el caso en que el integrando sea impar o no sea ni
par ni impar, el método desarrollado en el ejemplo es inaplicable; más adelante veremos
cómo resolver esa dificultad.
3. El resultado obtenido al igual que el del próximo ejemplo pueden ser generalizados por
medio de unos lemas que demostraremos un poco más adelante.
2. Calcular la integral
∞
cos ax − cos bx
Z
I= dx (5.46)
0 x2
eiaz − eibz
f (z) = (5.47)
z2
Z −r Z Z R Z
f (x)dx + f (z)dz + f (x)dx + f (z)dz = 0 (5.48)
−R Cr r CR
La integral por la semicircunferencia CR tiende a cero cuando R tiende a infinito en virtud del
Lema de Jordan. Para valorar la integral por la semicircunferencia Cr cuando r tiende a cero
nuevamente utilizaremos el desarrollo de Laurent en el entorno de z = 0:
(iaz)2 −(ibz)2
i(a − b)z + 2!
+ ... i(a − b)
f (z) = 2
= + P (z) (5.49)
z z
Z
lim f (z)dz = i(a − b)(−iπ) = (a − b)π (5.50)
r→0 Cr
∞
eiax − eibx
Z
dx + (a − b)π = 0 (5.51)
−∞ x2
2
Es conveniente aclarar que esta integral no puede descomponerse en la diferencia de las dos integrales
Z ∞ Z ∞
cos ax cos bx
2
dx, y dx
0 x 0 x2
pues cada una de esas dos integrales por separado diverge en x = 0. Como se verá en la resolución del
problema, ambas divergencias se anulan por calcularse la diferencia de las funciones en el integrando.
216 José Marı́n Antuña
de donde igualando las partes reales obtenemos para la integral que deseamos hallar la expresión
∞
cos ax − cos bx b−a
Z
I= 2
dx = π
0 x 2
Calculemos
∞ ∞
eix dx
Z Z
sin xdx
I= 2
≡ Im (5.52)
−∞ (x + 4)(x − 1) −∞ (x2 + 4)(x − 1)
Para calcular, tomaremos el contorno de la figura 5.12 formada por el segmento del eje real
(−R, 1 − r), la semicircunferencia Cr : |z − 1| = r que nos permite rodear el punto x = 1 donde
el integrando tiene un polo simple, el segmento de eje real (1 + r, R) y la semicircunferencia
CR : |z| = R. El radio r se toma lo suficientemente pequeńo como para que el otro punto
singular del semiplano superior, z = 2i, esté fuera del semicı́rculo interior centrado en x = 1 y
el radio R se toma lo suficientemente grande como para que dicho punto se encuentre dentro
del contorno cerrado formado.
Entonces tendremos:
1−r Z R
eix dx eiz dz eix dx
Z Z
2
+ 2
+ 2
+
−R (x + 4)(x − 1) Cr− (z + 4)(z − 1) 1+r (x + 4)(x − 1)
eiz dz eiz
Z
+ 2
= 2πiRes , 2i =
CR (z + 4)(z − 1) (z 2 + 4)(z − 1)
eiz π (−1 − 2i)
= 2πi |z=2i = 2 (5.53)
(z + 2i)(z − 1) 2e 5
Z 0 iϕ
eiz dz ei(1+re ) ireiϕ dϕ
Z
lim = lim =
r→0 Cr− (z 2 + 4)(z − 1) r→0 π [(1 + reiϕ )2 + 4]reiϕ
Z 0 i
e dϕ π 1 π
=i = − i = (sin 1 − i cos 1) (5.54)
π 5 2e 5 5
Por lo tanto,
∞
eix dx
Z
π 1 π π π
2
= 2 − i 2 + i cos 1 − sin 1
−∞ (x + 4)(x − 1) 2e 5 5e 5 5
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 217
De donde, finalmente,
Z ∞
sin xdx π 1
2
= cos 1 − 2 (5.55)
−∞ (x + 4)(x − 1) 5 e
Aunque vale la pena saber resolverlos ası́, usando el desarrollo en series, los resultados de estos
ejercicios con polos simples sobre el eje real se pueden sistematizar con el siguiente teorema:
Teorema 40
Sea f (z) = eimz F (z) con m > 0 y F (z) una función analı́tica que cumple que:
3. F (z) → 0, para z → ∞.
218 José Marı́n Antuña
Entonces,
Z ∞ n
X m
X
f (x)dx = 2πi Res[f (z), ak ] + iπ Res[f (z), xk ] (5.56)
−∞ k=1 k=1
Demostración:
Tomemos el contorno dibujado en la figura 5.13 donde los radios de las semicircunferencias Ck
que rodean a los puntos xk por el semiplano superior sean lo suficientemente pequeñas y el
radio R de la semicircunferencia CR lo suficientemente grande como para que todos los puntos
ak se encuentren dentro del contorno cerrado.
Z ∞ m Z
X n
X
f (x)dx + lim f (z)dz = 2πi Res[f (z), zk ] (5.57)
−∞ r→0 Ck−
k=1 k=1
Fk (z)
F (z) =
z − xk
Por lo tanto
Entonces
Z Z
Fk (z)
lim f (z)dz = lim eimz dz =
r→0 Ck− r→0 Ck− z − xk
0
Fk (xk + reiϕ ) iϕ
Z
iϕ )
= lim eim(xk +re ire dϕ = −πieimxk F (xk ) = −πiRes[f (z), xk ](5.58)
r→0 π reiϕ
z − xk = reiϕ
De aquı́ que
Z ∞ m
X n
X
f (x)dx − πi Res[f (z), xk ] = 2πi Res[f (z), ak ] (5.59)
−∞ k=1 k=1
Demostrado el teorema.
En ocasiones, a los residuos calculados sobre el eje real, por estar multiplicados por πi en vez
de por 2πi, se les llama ”semiresiduos” en los puntos en cuestión, cosa que es una simple forma
de hablar.
Este teorema simplifica mucho los cálculos, como puede apreciarse en el siguiente ejemplo:
220 José Marı́n Antuña
4. Calcular
Z ∞
cos txdx
I=
−∞ 1 − x3
con t > 0.
√ √
Los tres valores de la raı́z de 1 son x = 1, x = − 21 + i 23 y x = − 21 − i 23 . De ellos, nos interesan
los dos primeros valores, pues son los que están sobre el eje real y en el semiplano superior. De
acuerdo con el teorema demostrado, tenemos que
∞
( " √ # )
eitx dx eitz
Z itz
1 3 e
I = Re = Re 2πiRes ,− + i + πiRes ,1 =
−∞ 1 − x3 1 − z3 2 2 1 − z3
π −t √3 t √
π t
= sin t + e 2 sin + 3 cos
3 3 2 2
Z ∞ Z ∞
2
cos x dx, sin x2 dx (5.60)
0 0
Z
2
eiz dz (5.61)
Γ
pues su integrando para valores reales de z = x tiene como parte real y parte imaginaria,
respectivamente, los integrandos de las integrales (5.60).
Construyamos el contorno de integración que necesitamos para calcular estas integrales. Para
ello nos percatamos de que, lógicamente, parte del contorno debe ser el segmento del eje real
(0, R), ya que, al tomar el lı́mite cuando R → ∞, al tomar la parte real y la parte imaginaria
de esa integral por el semieje real, obtendremos las integrales de Fresnel (5.60) que queremos
calcular.
Parte del contorno puede ser un arco de circunferencia de radio R que parta del punto (R, 0)
del plano complejo pues, como veremos más adelante, la integral por ese arco de circunferencia
tiende a cero al tender R al infinito.
La cuestión ahora es cómo cerrar el contorno. Para ello analizamos la función integrando
en (5.61).
√ Si evaluamos dicha función sobre la bisectriz del primer cuadrante, es decir, para
z = r i, el integrando se convierte en
2
f (z) = e−r
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 221
Z ∞ √
−r 2 π
e dr = (5.62)
0 2
Para poder utilizar este hecho√escojamos para cerrar el contorno el segmento de recta que va
en el plano complejo desde R i a 0, de manera que el contorno de integración será el que se
muestra en la figura 5.14. Como la función integrada
2
eiz
Z R
ix2
Z
iz 2
Z 0
2 √
e dx + e dz + e−r idr = 0 (5.63)
0 CR R
(en la integración
√ por√el segmento de bisectriz hemos introducido el parámetro r, de forma tal
que z = r i y dz = idr).
Como en los ejemplos anteriores, haremos tender R al infinito. Valoremos la integral por el
arco de circunferencia CR ; integrando por partes tenemos
2 2 2
deiz eiz R√i eiz
Z Z Z
iz 2 1
e dz ≡ = |R + dz (5.64)
CR CR 2iz 2iz 2i CR z2
e−R2 iR2
e e−R
2
1
√ − ≤ + (5.65)
2i iR 2iR 2R 2R
2
eiz ei(R2 cos 2ϕ+iR2 sin 2ϕ) e−R2 sin 2ϕ
2 = = (5.66)
z z 2 R2
1
donde hemos supuesto z = R(cos ϕ + i sin ϕ), sobre el arco CR no es mayor que R2
, ya que
2
sobre dicho arco sin 2ϕ ≥ 0 y e−R sin 2ϕ ≤ 1. Por consiguiente,
Z
iz 2
e 1 π π
dz ≤ 2 R= (5.67)
CR z 2 R 4 4R
también tiende a cero cuando R tiende a infinito. Ası́ pues, en el lı́mite cuando R → ∞
obtenemos
Z ∞
ix2
√ Z ∞
2
e dx − i e−r dr = 0 (5.68)
0 0
√ √
Z ∞
2
Z ∞
2
√ π 1+i π
cos x dx + i sin x dx = i = √ (5.69)
0 0 2 2 2
∞ ∞
Z Z r
2 2 1 π
cos x dx = sin x dx = (5.70)
0 0 2 2
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 223
6. Calcular la integral
∞
eax dx
Z
(5.71)
−∞ 1 + ex
Los criterios suficientes de convergencia de este tipo de integral impropia estudiados en los
cursos de análisis permiten concluir que debe cumplirse que
0<a<1
Veremos cómo dicho criterio se desprende directamente del proceso de cálculo de la integral
con la ayuda de la teorı́a de funciones de variable compleja que aquı́ estamos estudiando.
eaz
f (z) =
1 + ez
Si se tiene en cuenta que la función ez tiene un periodo imaginario 2πi y que la función eaz
cuando z recibe un incremento igual a 2πi varı́a en el factor constante e2πai podemos razonar
de la siguiente manera para escoger el contorno de integración en este caso:
Lógicamente, parte del contorno de integración debe ser el segmento (−R, R) del eje real, para
que al tomar el lı́mite de R tendiendo al infinito nos quede la integral que queremos calcular.
Otra porción del contorno de integración puede ser el segmento de recta paralela al eje real
(−R + 2πi, R + 2πi), pues por lo analizado en el párrafo de arriba, a lo largo de dicho segmento
obtenemos el mismo valor que a lo largo del segmento del eje real multiplicado por el factor
constante e2πai .
El contorno de integración será cerrado con la ayuda de los segmentos de recta paralelos al eje
imaginario (R, R + 2πi) y (−R, −R + 2πi). El contorno cerrado obtenido es el rectángulo que
se muestra en la figura 5.15.
Nótese que como la función f (z) tiene en el interior de ese contorno cerrado un polo simple en
el punto z = πi (donde ez + 1 = 0) con residuo
Z Z Z Z
f (z)dz + f (z)dz + f (z)dz + f (z)dz = −2πieaπi (5.73)
I II III IV
224 José Marı́n Antuña
Pero
R
eax dx
Z Z
f (z)dz =
I −R 1 + ex
−R R
ea(x+2πi) dx eax dx
Z Z Z
f (z)dz = = −e2aπi
III R 1 + ex+2πi −R 1 + ex
a(R+iy) aR
e
≤ e
|f (z)| =
1 + eR+iy eR − 1
pues
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 225
|eR+iy + 1| ≥ |eR+iy | − 1 = eR − 1
y por consiguiente,
aR
e(a−1)R
Z
f (z)dz ≤ 2π e
= 2π
II
eR − 1 1 − e−R
que tiende a cero cuando R → ∞ si a < 1. Nótese que uno de los criterios acotadores del
parámetro a ha aparecido como consecuencia de la necesidad de la convergencia a cero de la
integral por el segmento II; de ser a ≥ 1 el lı́mite darı́a infinito y no se podrı́a garantizar la
convergencia de la integral por todo el contorno y por lo tanto de la integral (5.71) que queremos
calcular.
−aR
a(−R+iy)
e
≤ e
|f (z)| =
1 + e−R+iy 1 − e−R
pues
por lo tanto,
e−aR
Z
f (z)dz ≤ 2π
IV 1 − e−R
que tiende a cero cuando R → ∞ si a > 0. Véase cómo apareció la otra cota del parámetro a
para la convergencia de nuestra integral.
Ası́ pues, si 0 < a < 1, en el lı́mite cuando R → ∞ la relación (5.73) nos dará
∞ ∞
eax dx eax dx
Z Z
− e2aπi = −2πieaπi
−∞ 1 + ex −∞ 1 + ex
∞
eax dx eaπi
Z
2πi π
= −2πi = = (5.74)
−∞ 1 + ex 1 − e2aπi eaπi − e−aπi sin aπ
Si a ≤ 0 ó a ≥ 1 la integral diverge.
226 José Marı́n Antuña
7. Calcular la integral
∞
eax − ebx
Z
dx (5.75)
−∞ 1 − ex
∞ ∞
eax dx ebx dx
Z Z
y
−∞ 1 − ex −∞ 1 − ex
pues cada una de ellas diverge en el punto x = 0 donde los integrandos tienden a infinito. Sin
embargo, si hacemos z = x + πi, entonces 1 − ez = 1 − ex+πi = 1 + ex no se anula en x = 0 y
por ello para el cálculo de la integral (5.75) podemos utilizar el resultado del ejemplo anterior.
Por lo tanto suponemos que el integrando en la expresión (5.75) admite una prolongación
analı́tica al plano complejo:
eaz − ebz
f (z) =
1 − ez
Dentro del citado contorno la función f (z) es analı́tica, por lo que en virtud del teorema de
Cauchy podemos escribir
Z Z Z Z Z Z Z
f (z)dz + f (z)dz + f (z)dz + f (z)dz + f (z)dz + f (z)dz + f (z)dz = 0
I Cr II II III IV V
(5.76)
En el entorno del punto z = 0 el desarrollo del integrando en serie de Laurent es del tipo
f (z) = (b − a) + C1 z + C2 z 2 + ...
lo que se deja al lector como comprobación. Esto significa que el punto z = 0 es un punto
singular evitable y por lo tanto la función permanece acotada cuando z → 0. Por lo tanto, en
(5.76)
Z
f (z)dz → 0
Cr
cuando r → 0. Las integrales por los segmentos III y V cuando R → ∞ se anulan siempre
que 0 < a < 1 y 0 < b < 1, lo que suponemos que se cumple. Lo anterior se demuestra de
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 227
forma idéntica a como se hizo en el ejemplo anterior y el lector debe hacerlo por su cuenta. Por
consiguiente, la expresión (5.76) en el lı́mite cuando r → 0 y R → ∞ quedará
0 ∞ −∞ b(x+πi)
eax − ebx eax − ebx ea(x+πi)−e
Z Z Z
dx + dx + dx = 0 (5.77)
−∞ 1 − ex 0 1 − ex ∞ 1 − ex+πi
es decir,
∞ ∞ ∞
eax − ebx eax ebx
Z Z Z
dx = eaπi dx − ebπi dx (5.78)
−∞ 1 − ex −∞ 1 + ex −∞ 1 + ex
∞
eax − ebx πeaπi πebπi
Z
dx = − = π(cot aπ + i) − π(cot bπ + i) =
−∞ 1 − ex sin aπ sin bπ
= π(cot aπ − cot bπ) (5.79)
8. Calcular
Z ∞
2
I= cos xβe−x α dx (5.80)
−∞
2
f (z) = e−αz
2
ya que esta función sobre el eje real se transforma en e−αx , cuya integral es la de Poisson.
Además, para z = x + ih tenemos que
2 2 2 +2ixh−h2 ) 2 2
e−αz = e−α(x+ih) = e−α(x = eαh e−αx e−2iαxh
β
h=
2α
obtenemos
2 β2 2
e−αz = e 4α e−x α e−iβx (5.81)
Como dentro de dicho contorno la función integrada es analı́tica, en virtud del teorema de
Cauchy tendremos
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 229
Z Z Z Z
f (z)dz + f (z)dz + f (z)dz + f (z)dz = 0 (5.82)
I II III IV
R
Z Z r
−αx2 π
f (z)dz = e dx → cuando R → ∞ (5.83)
I −R α
Z Z −R Z R
iβ 2 β2 2
−α(x+ 2α
f (z)dz = e )
dx = −e 4α e−αx e−iβx dx (5.84)
III R −R
que, hallando el lı́mite cuando R tiende a infinito, es igual a la integral que deseamos calcular.
Además, en los segmentos II y IV , donde x = ±R, tenemos que
230 José Marı́n Antuña
2 2 2 ±2iRy−y 2 ) 2 2
|e−αz | = |e−α(±R+iy) | = |e−α(R | = e−αR eαy ≤
β2 2
≤ e 4α e−αR → 0 (5.85)
∞
r Z
π β2 2
− e− 4α e−αx e−iβx dx = 0
α −∞
∞
Z r
−αx2 π − β2
I= cos βxe dx = e 4α (5.86)
−∞ α
En todos los casos hasta ahora analizados nos hemos basado en el teorema de Cauchy y en
el teorema fundamental de residuos, válidos para las funciones analı́ticas univaluadas. Por
consiguiente, los métodos hasta ahora elaborados pueden ser aplicados solamente en el caso en
que la prolongación analı́tica f (z) de la función f (x) del eje real al dominio encerrado por el
contorno de integración sea una función univaluada.
En aquellos casos en que la función analı́tica completa F (z) sea multivaluada en el plano
complejo, es necesario escoger el contorno de integración de forma tal que que en su interior no
existan puntos de ramificación de la función F (z) y entonces se debe tomar la rama univaluada
f (z) de la función analı́tica completa F (z) que sea la prolongación analı́tica inmediata de la
función f (x) al campo complejo.
Teniendo presente estos detalles se pueden aplicar los métodos anteriormente desarrollados a
una serie de integrales impropias muy comunes en diferentes aplicaciones de las matemáticas a
la Fı́sica y a la técnica. Veamos algunos casos tı́picos:
R∞
Integrales del tipo 0
xα−1 f (x)dx
Consideremos la integral
Z ∞
I= xα−1 f (x)dx (5.87)
0
Supongamos que la función f (x) definida en la parte positiva del eje real puede ser prolongada
analı́ticamente a todo el plano complejo y que su prolongación analı́tica f (z) es una función
analı́tica univaluada excepto en un número finito de puntos singulares aislados zk (k = 1, 2, ..., n)
que no se encuentran sobre la parte positiva del eje real. Sea el punto z = ∞ un cero de orden
no menor que uno para f (z) y z = 0 un punto singular evitable. La función
La función ϕ(z) es univaluada en el dominio D y sus puntos singulares coinciden con los puntos
singulares zk de la función f (z). Tomemos en el dominio D el contorno cerrado Γ formado por
los segmentos del eje real [r, R] en las partes superior e inferior del corte y las circunferencias
Cr : |z| = r y CR : |z| = R (Fig. 5.18).
donde r es lo suficientemente pequeño y R lo suficientemente grande como para que todos los
232 José Marı́n Antuña
puntos singulares de la función f (z) se encuentren dentro del contorno de integración. Entonces,
en virtud del teorema fundamental de residuos tenemos que
Z Z R Z Z r
α−1 α−1
ϕ(z)dz = x f (x)dx + z f (z)dz + z α−1 f (z)dz +
Γ r CR R
Z n
X
+ z α−1 f (z)dz = 2πi Res[z α−1 f (z), zk ] (5.89)
Cr− k=1
Analicemos por separado cada uno de los sumandos de la izquierda de la igualdad (5.89);
tenemos
M Rα−1
Z
α−1
z f (z)dz ≤ 2πR = 2πM Rα−1 → 0 (5.90)
CR R
cuando R → ∞, ya que por condición α < 1 y en el entorno del punto z = ∞ para la función
f (z) se cumple la desigualdad
M
|f (z)| <
|z|
El tercer sumando en la expresión (5.89) es una integral por el borde inferior del corte, donde
arg z = 2π, es decir, z = xei2π (x > 0) y z α−1 = xα−1 ei2π(α−1) .
Por lo tanto
Z r Z R
α−1 i2π(α−1)
z f (z)dz = −e xα−1 f (x)dx (5.91)
R r
y por último
Z
z α−1 f (z)dz < M1 rα−1 2πr → 0 (5.92)
−
Cr
Z ∞ n
α−1 2πi X
x f (x)dx = Res[z α−1 f (z), zk ] (5.93)
0 1 − ei2πα k=1
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 233
∞
xα−1
Z
I= dx (5.94)
0 1+x
La función bajo la integral (5.94) satisface todas las condiciones enumeradas, por lo que
α−1
2πieiπ(α−1)
2πi z π
I= i2πα
Res , −1 = i2πα
= (5.95)
1−e 1+z 1−e sin απ
R1
Integrales del tipo 0
xα−1 (1 − x)−α f (x)dx
Z 1
xα−1 (1 − x)−α f (x)dx (5.96)
0
x
y=
1−x
esta integral puede ser transformada en una integral del tipo (5.87); sin embargo, en varios casos
es más fácil realizar el cálculo directo de la integral (5.96), el que efectuaremos inmediatamente,
Supongamos que la función f (x) definida en el segmento (0, 1) del eje real puede ser prolongada
analı́ticamente a todo el plano complejo y que su prolongación analı́tica f (z) tiene un número
finito de puntos singulares aislados zk (k = 1, 2, ..., n) que no pertenecen al segmento 0 ≤ x ≤ 1
y, además, que z = ∞ es un punto singular evitable para dicha función. Entonces la integral
(5.96) puede calcularse fácilmente por métodos análogos a los ya estudiados.
Es evidente que la prolongación analı́tica de la función que se integra Φ(z) = z α−1 (1 − z)−α f (z)
tiene dos puntos de ramificación: z = 0 y z = 1. El punto z = ∞ es un punto singular evitable
para la función Φ(z). Efectivamente, si recorremos una circunferencia de radio suficientemente
grande como para que encierre a los dos puntos de ramificación, los valores de la función Φ(z)
no varı́an.
Veamos el dominio D constituido por todo el plano complejo, donde se ha hecho un corte en
el segmento [0, 1] del eje real. La rama de la función Φ(z) que coincide con la función que
se integra en la expresión (5.96) sobre el borde superior del corte es una función analı́tica y
univaluada en D.
234 José Marı́n Antuña
Tomemos en el dominio D un contorno cerrado Γ constituido por ambos bordes del corte (0, 1),
por las circunferencias Cr0 : |z| = r y Cr00 : |z − 1| = r de radio r suficientemente pequeño para
que los puntos singulares del integrando estén fuera de los cı́rculos interiores a ellas y por la
circunferencia CR : |z| = R de radio R lo suficientemente grande para que encierre en su interior
el segmento [0, 1] y todos los puntos singulares de la función f (z) (Fig. 5.19).
Z 1−r Z Z r Z
α−1 −α
x (1 − x) f (x)dx + Φ(z)dz + Φ(z)dz + Φ(z)dz +
r Cr00− 1−r Cr0−
Z n
X
+ Φ(z)dz = 2πi Res[z α−1 (1 − z)−α f (z), zk ] (5.97)
CR k=1
Analicemos cada uno de los sumandos del miembro izquierdo de la expresión (5.97). Por
hipótesis, z = ∞ es un punto singular evitable para la función f (z), es decir, en el entorno de
z = ∞ tiene lugar el desarrollo
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 235
a−1
f (z) = a0 + + ... (5.98)
z
Veamos la función
α
α−1 −α 1 z
ϕ(z) = z (1 − z) = (5.99)
z 1−z
eiπα ψ1 (z)
ϕ(z) = + (5.100)
z z2
donde ψ1 (z) es una función analı́tica acotada en el entorno del punto z = ∞. De lo anterior,
para el desarrollo de la función Φ(z) en serie de Laurent en el entorno del punto z = ∞,
obtenemos la expresión
eiπα ψ(z)
Φ(z) = a0 + 2 (5.101)
z z
donde ψ(z) es una función analı́tica acotada en el entorno del punto z = ∞. De (5.101)
obtenemos que
Z
Φ(z)dz = 2πia0 eiπα (5.103)
CR
Z r Z 1−r
iπα
Φ(z)dz = −e Φ(x)dx (5.104)
1−r r
No es difı́cil demostrar, basándonos en desigualdades similares a (5.92), que para 0 < α < 1 las
integrales por las pequeñas circunferencias Cr0 y Cr00 tienden a cero cuando r → 0. Entonces,
tomando el lı́mite cuando r → 0 en la expresión (5.97) obtenemos
236 José Marı́n Antuña
n
X
(1 − ei2πα )I + 2πieiπα a0 = 2πi Res[z α−1 (1 − z)−α f (z), zk ]
k=1
de donde
n
πa0 2πi X
I= + i2πα
Res[z α−1 (1 − z)−α f (z), zk ] (5.105)
sin πα 1 − e k=1
Z 1
I= xα−1 (1 − x)−α dx (5.106)
0
Z 1
B(p, q) = xp−1 (1 − x)q−1 dx
0
π
I= (5.107)
sin πα
R∞
5.2.6 Integrales del tipo 0 f (x) ln xdx
Z ∞
I= f (x) ln xdx (5.108)
0
Supongamos que f (x) es una función racional de su argumento que tiende a cero cuando x
tiende a infinito con no menos rapidez que
1
x2
lo que exigimos con el fin de que la integral (5.108) sea convergente como integral impropia de
primer tipo, es decir, en el infinito. En x = 0 exigiremos que f (x) sea acotada con el fin de que
la integral converja como integral impropia de segundo tipo, o sea, en ese punto.
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 237
Sea f (z) la prolongación analı́tica de f (x) a todo el plano complejo, univaluada en el dominio
constituido por todo el plano complejo con un corte en la parte positiva del eje real, con un
número finito de puntos singulares aislados zk (k = 1, 2, ..., n) en dicho dominio y sin puntos
de singularidad sobre la parte positiva del eje real. Nótese que el número de singularidades zk
tiene que ser forzosamente finito porque la función f (z) tiene en el infinito un cero de segundo
orden dado el comportamiento de f (x) arriba expresado. Como el cero es un punto regular,
existirá un entorno del infinito de analiticidad de f (z) lo que conduce a que, efectivamente, n
tiene que ser finito.
Z
f (z) ln2 zdz (5.109)
Γ
Z Z R Z Z r
2 2 2
f (z) ln zdz = f (x) ln xdx + f (z) ln zdz + f (z) ln2 zdz +
Γ r CR R
Z ∞
X
+ f (z) ln2 zdz = 2πi Res[f (z) ln2 z, zk ] (5.110)
Cr− k=1
En el tercer sumando z = xei2π , por lo que en dicha integral tendremos que f (z) ln2 z =
f (x)(ln x + 2πi)2 .
Z ∞ Z ∞ ∞
X
2
f (x) ln xdx − f (x)(ln x + 2πi)2 dx = 2πi Res[f (z) ln2 z, zk ] (5.111)
0 0 k=1
Es decir,
Z ∞ Z ∞ ∞
X
−4πi f (x) ln xdx + 4π 2
f (x)dx = 2πi Res[f (z) ln2 z, zk ]
0 0 k=1
Z ∞ Z ∞ ∞
X
−2 f (x) ln xdx − 2πi f (x)dx = Res[f (z) ln2 z, zk ] (5.112)
0 0 k=1
Como quiera que la función f (x) es real para x reales, igualando las partes reales e imaginarias
en (5.112), definitivamente se obtiene
(∞ )
Z ∞
1 X
f (x) ln xdx = − Re Res[f (z) ln2 z, zk ] (5.113)
0 2 k=1
(∞ )
Z ∞
1 X
f (x)dx = − Im Res[f (z) ln2 z, zk ] (5.114)
0 2π k=1
Z ∞
ln x
I= dx
0 (1 + x)3
Como la función integrando satisface las exigencias impuestas anteriormente, podemos utilizar
la fórmula (5.113).
ln2 z 1 d2
2 1 ln z
Res , −1 = [ln z]|z=−1 = 2 − 2 |z=−1 = 1 − iπ
(1 + z)3 2 dz 2 z z
Z ∞
ln x 1 1
3
dx = − Re(1 − iπ) = −
0 (1 + x) 2 2
Z ∞
dx 1 1
3
= − Im(1 − iπ) =
0 (1 + x) 2π 2
En la obtención de las fórmulas (5.113) y (5.114) no hemos hecho ningún tipo de restricción
a la función f (x), salvo los comportamientos exigidos en cero y en el infinito. Es por ello que
la fórmula (5.114) nos sirve para calcular las integrales impropias en el semieje (0, ∞) para
cualquier tipo de función f (x), sea esta par, impar o de cualquier otro tipo. Recuérdese que la
fórmula (5.24) obtenida antes era válida solamente para funciones f (x) pares.
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 239
Aunque la fórmula (5.113) es válida para cualquier tipo de función f (x) que cumpla con los
requisitos impuestos, si como caso particular la función f (x) es par, la integral (5.108) puede
calcularse por un método más simple. Efectivamente, si tomamos un contorno Γ como el
representado en la figura 5.20, podemos, para la función f (z) ln z, donde f (z) es la prolongación
analı́tica al semiplano superior Im z > 0 y en virtud del teorema fundamental de residuos,
escribir
Z Z R Z
f (z) ln zdz = f (x) ln xdx + f (z) ln zdz +
Γ r Cr
Z −r Z n
X
+ f (x)[ln x + iπ]dx + f (z) ln zdz = 2πi Res[f (z) ln z, zk ] (5.115)
−R Cr− k=1
Figura 5.20: Contorno para el cálculo de la integral con logaritmo y una función par.
Z ∞ Z ∞ n
X
2 f (x) ln xdx + iπ f (x)dx = 2πi Res[f (z) ln z, zk ] (5.116)
0 0 k=1
La función f (x) por hipótesis es par, por lo que en virtud de la fórmula (5.24) podemos escribir
que
Z ∞ n
X iπ
2 f (x) ln xdx = 2πi {Res[f (z) ln z, zk ] − Res[f (z), zk ]} (5.117)
0 k=1
2
Z ∞ n
X iπ
f (x) ln xdx = πi Res f (z) ln z − , zk (5.118)
0 k=1
2
donde zk (k = 1, 2, ..., n) son los puntos singulares de la función f (z) en el semiplano superior
Im z > 0 y la función f (x) es par.
Z ∞
ln x
I= dx
0 (1 + x2 )2
Z ∞
ln x 1 iπ π
dx = πiRes ln z − , i = −
0 (1 + x2 )2 (1 + z 2 )2 2 4
∞
ln2 z ln2 z
Z
ln x 1
dx = − Re Res , i + Res , −i =
0 (1 + x2 )2 2 (1 + z 2 )2 (1 + z 2 )2
π
=−
4
es decir, como era de esperar, se obtiene el mismo resultado. Se deja al lector como ejercicio
efectuar los cálculos.
Por último diremos que el método expuesto para obtener la fórmula (5.113) puede aplicarse en
aquellas integrales en que la función f (x) tenga un polo de primer orden en el punto x = 1. En
este caso la integral (5.108) sigue siendo convergente, ya que la rama principal de la función
ln z tiene un cero de primer orden en el punto z = 1.
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 241
Queda como ejercicio al lector comprobar que en este caso la integral (5.108) viene dada por la
fórmula
( n )
Z ∞
1 X
f (x) ln xdx = π 2 Re{Res [f (z), 1]} − Re Res[f (z) ln2 z, zk ] (5.119)
0 2 k=1
donde zk (k = 1, 2, ..., n) son los puntos singulares aislados de la función f (z) diferentes de
z = 1.
Z ∞
ln x
I= dx
0 x2 −1
Como la función
1
f (x) =
x2 −1
satisface las condiciones impuestas, ya que tiene un polo simple en x = 1, por la fórmula (5.119)
tendremos
Z ∞ 2
ln x 2 1 1 ln z
dx = π Re Res 2 , 1 − Re Res 2 , −1
0 x2 − 1 z −1 2 z −1
1 1 1
Res 2 , 1 = |z=1 =
z −1 2z 2
∞
π2 π2 π2
Z
ln x
dx = − =
0 x2 − 1 2 4 4
Supongamos que en el dominio D tenemos definida una función analı́tica y univaluada f (z), la
que tiene en dicho dominio un número finito de polos y un número finito de ceros. Llamaremos
derivada logarı́tmica de la función f (z) a la expresión
f 0 (z)
ϕ(z) = (5.120)
f (z)
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 243
El nombre viene dado del hecho de que (5.120) es la derivada de la función ln f (z). De la
definición dada se desprende evidentemente que la derivada logarı́tmica de una función presenta
singularidades tipo polo en los ceros de dicha función.
Definición:
f 0 (z)
Res ,a (5.121)
f (z)
Este sencillo concepto nos permitirá sacar interesantes e importantes conclusiones sobre el
comportamiento y las propiedades de una función analı́tica en un dominio dado.
Teorema 41
El residuo logarı́tmico de una función en su cero es igual al orden del cero y la derivada
logarı́tmica tiene en dicho punto un polo simple.
Demostración:
Sea z = a un cero de orden n para la función f (z). Esto significa que en el entorno de dicho
punto la función tiene un desarrollo en serie de Taylor del tipo
∞
X ∞
X ∞
X
k n k−n n
f (z) = ck (z − a) ≡ (z − a) ck (z − a) ≡ (z − a) cm+n (z − a)m
k=n k=n m=0
≡ (z − a)n Φ(z) (5.122)
Φ0 (z)
Φ(z)
244 José Marı́n Antuña
es una función analı́tica y diferente de cero en el entorno del punto z = a, por lo que admite
un desarrollo en serie de Taylor.
Demostrado el teorema.
Teorema 42
El residuo logarı́tmico de una función en su polo es igual al orden de dicho polo con signo
negativo y la derivada logarı́tmica tiene en dicho punto un polo simple.
Demostración:
Sea z = b un polo de orden p para la función f (z). Ello significa que en su entorno la función
tiene un desarrollo del tipo
∞
X ∞
X ∞
X
k −p k+p −p
f (z) = ck (z − b) ≡ (z − b) ck (z − a) ≡ (z − a) cm−p (z − a)m
k=−p k=−p m=0
−p
≡ (z − b) Ψ(z) (5.124)
Ψ0 (z)
Ψ(z)
es una función analı́tica y diferente de cero en el entorno del punto z = b, por lo que admite un
desarrollo en serie de Taylor.
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 245
Demostrado el teorema.
Los teoremas 41 y 42 nos dan la posibilidad de utilizar el residuo logarı́tmico para calcular el
orden de los ceros y de los polos de funciones analı́ticas sin necesidad de efectuar el desarrollo
de éstas en serie de potencias.
Efectivamente, si tenemos la función f (z) y sabemos que el punto z = b es un polo para ella,
digamos porque calculamos su lı́mite y obtenemos ∞, tomando el residuo logarı́tmico de dicha
función en z = b obtenemos automáticamente el orden del polo. El residuo logarı́tmico se halla
fácilmente, pues el teorema demostrado garantiza que la derivada logarı́tmica tiene en el punto
un polo simple, de manera que podemos usar la fórmula (5.8) sin mayores precauciones.
1
f (z) =
(z 2 − 1)3
f 0 (z) 6z
=− 2
f (z) z −1
6z 6z
Res − 2 , 1 = − |z=1 = −3
z −1 2z
El ejemplo es trivial, ya que por la forma de la función es fácil ver que el polo es de tercer
orden. Sin embargo, no siempre esto es tan evidente. Por ejemplo, para la función
f (z) = cot2 z
lim cot2 z = ∞
z→0
por cualquier trayectoria. El orden del polo no es tan evidente. Sin embargo, por el teorema
42, tenemos
246 José Marı́n Antuña
f 0 (z) −2
=
f (z) sin z cos z
por lo que, como la derivada logarı́tmica tiene en z = 0 un polo simple, derivando el denomi-
nador calculamos el residuo
f 0 (z)
−2 −2
Res , 0 = Res ,0 = |z=0 = −2
f (z) sin z cos z cos z − sin2 z
2
A pesar de lo poderoso que resulta la aplicación de estos dos teoremas para la rápida y fácil
determinación de los órdenes de los ceros y de los polos de funciones, la importancia de los
teoremas 41 y 42 será analizada a continuación.
Teorema 43
Sea la función f (z) analı́tica dentro del dominio D excepto en un número finito de polos y sea
dicha función continua sobre la frontera C del dominio D, de forma tal que f (z) 6= 0 sobre C.
Sea, además, f 0 (z) continua sobre C. Entonces la diferencia entre el número total de ceros y
el número total de polos de f (z) en D es igual a la suma de todos los residuos logarı́tmicos de
dicha función en el dominio D, es decir,
f 0 (z)
Z
1
N −P = dz (5.126)
2πi C f (z)
Demostración:
Supongamos que la función f (z) tiene en el dominio D los ceros a1 , a2 , ..., al , de orden respec-
tivamente n1 , n2 , ..., nl y que, además, dicha función tiene en D los polos b1 , b2 , ..., bm de orden
respectivamente p1 , p2 , ..., pm . Entonces, aplicando el teorema fundamental de residuos y los
teoremas 41 y 42 a la derivada logarı́tmica de la función f (z) se obtiene automáticamente que
f 0 (z)
Z
1
dz = (n1 + n2 + ... + nl ) − (p1 + p2 + ... + pm ) ≡ N − P
2πi C f (z)
Demostrado el teorema.
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 247
El teorema demostrado puede ser empleado para calcular con gran facilidad algunas integrales
cuyo integrando tenga la forma de la derivada logarı́tmica de una función analı́tica. Si esto es
ası́, basta tan solo contar el número de ceros y de polos y multiplicar su diferencia por 2πi. Es
decir, integramos contando puntos.
Z
cos z + 6 sin z cos z
I= dz
|z−1|=3 sin z + 3 sin2 z
Es fácil ver que el numerador del integrando es la derivada del denominador, por lo que el
0
integrando tiene la forma de ff .
La función f (z) = sin z + 3 sin2 z tiene ceros de primer orden en los puntos zk = kπ con
k = 0, ±1, ±2, ... (verificar aplicando el teorema 41) y no tiene polos. Dentro del contorno de
integración están solamente los ceros z = 0 y z = π. Ası́ pues, en (5.126) N = 2 y P = 0. Por
lo tanto:
I = 2πi(2 − 0) = 4πi
Calculada la integral.
A pesar de toda la potencia que esto significa a la hora de calcular integrales similares, la
mayor importancia del teorema demostrado está en su significado geométrico que veremos a
continuación y que se conoce con el nombre de Principio del Argumento. Veamos dicho
principio:
f 0 (z)
Z Z Z Z
1 1 1 1
dz = d(ln f (z)) = d(ln |f (z)|) + darg f (z). (5.127)
2πi C f (z) 2πi C 2πi C 2π C
Z
d(ln |f (z)|) = 0 (5.128)
C
ya que es una integral real y f (z) regresa a su valor inicial, por lo que ln |f (z)| también; es decir,
no hay variación del módulo de la función: después de recorrer el contorno una vez, regresa al
248 José Marı́n Antuña
Por otro lado, si el punto w = 0 se encuentra dentro del contorno Γ, lo que ocurre si el contorno
C rodea al punto z1 en el que w(z1 ) = 0, entonces el valor final del arg f (z) en general difiere
del valor inicial de dicho argumento, por lo que,
Z
1
darg f (z) 6= 0 (5.129)
2π C
La magnitud
Z
1 1
darg f (z) = 4C arg f (z) (5.130)
2π C 2π
una vez.
Z
1
darg f (z) = N − P (5.131)
2π C
de donde
La fórmula (5.132) expresa el llamado Principio del Argumento, que plantea que la variación
del argumento de una función analı́tica que recorre en el plano z un contorno cerrado C es igual a
2π veces la diferencia entre el número de ceros y el número de polos de dicha función encerrados
en dicho contorno.
Por ejemplo, la función w = (z − 1)2 tiene en el punto z = 1 un cero de segundo orden; por
consiguiente, cualquier contorno C que envuelva al punto z = 1 se convertirá en un contorno Γ
que envolverá al punto w = 0; el contorno Γ realizará dos lazos alrededor del punto w = 0, ya
que por el principio del argumento se cumple que 4C arg w = 4π.
Al final del capı́tulo en el que estudiamos las integrales de funciones de variable compleja de-
mostramos con la ayuda del teorema de Liouville el llamado Teorema Fundamental del Algebra
que afirma que todo polinomio P (z) tiene al menos un cero. Basándonos en el teorema 43
puede demostrarse un teorema más exacto, que es la base de la teorı́a de ecuaciones algebraicas
y que establece que todo polinomio de grado n tiene exactamente n raı́ces (considerando su
multiplicidad).
Figura 5.23: Ejemplo del Principio del Argumento con la función w = (z − 1)2 .
radio lo suficientemente grande como para que todos los ceros (está garantizado que al menos
existe uno) queden encerrados dentro de dicha circunferencia C. Como dentro de C no hay
polos, en virtud del teorema 43 tendremos que el número de ceros del polinomio P (z) será:
P 0 (z)
Z
1
N= dz (5.134)
2πi C P (z)
Pero por la forma en que hemos construido el contorno C y por definición de residuo en el
infinito, tenemos que
P 0 (z)
Z 0
1 P (z)
dz = −Res ,∞ (5.135)
2πi C P (z) P (z)
y como z = ∞ es un polo de orden n para P (z), en virtud del teorema 42 podemos escribir que
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 251
P 0 (z)
Res , ∞ = −n (5.136)
P (z)
N =n
Es decir que, efectivamente, el número de ceros o raı́ces del polinomio (5.133) es igual al orden
de dicho polinomio.
El teorema que acabamos de demostrar y, en general, el problema sobre el cálculo del número
de ceros de una función analı́tica en un dominio dado puede resolverse, de forma mucho más
simple, por medio del siguiente teorema:
Sean f (z) y ϕ(z) dos funciones analı́ticas en el dominio D̄ = D ∪ Γ tales que en la frontera Γ
del dominio D se cumpla la desigualdad
Entonces el número total de ceros de la función F (z) = f (z) + ϕ(z) en el dominio D es igual
al número total de ceros de la función f (z).
Demostración:
Para las funciones f (z) y F (z) = f (z) + ϕ(z) se cumplen todas las condiciones impuestas en el
teorema 43. Efectivamente, la función f (z) no tiene puntos singulares sobre Γ (ella es analı́tica
en D̄) y no se anula sobre Γ en virtud de (5.137).
1
N (f + ϕ) = ∆Γ arg(f + ϕ)
2π
1
N (f ) = ∆Γ arg f
2π
252 José Marı́n Antuña
Analicemos la diferencia
1 1 ϕ
N (f + ϕ) − N (f ) = ∆Γ [arg(f + ϕ) − arg f ] = ∆Γ arg 1 +
2π 2π f
f +ϕ
arg(f + ϕ) − arg f = arg
f
Introduzcamos la función
ϕ
w =1+
f
Como es fácil ver, cuando el punto z recorre todo el contorno Γ el punto w que le corresponde
describirá un contorno cerrado Γ0 que, por (5.137), estará contenido totalmente dentro de cierto
cı́rculo |w − 1| ≤ ρ0 < 1 (Fig. 5.24). Por consiguiente, el punto w = 0 está fuera del contorno
Γ0 , por lo que concluimos que
∆Γ arg w = 0
Demostrado el teorema.
|f (z)|||z|=1 ≥ | − 5z 5 |||z|=1 − 1 = 4
Por consiguiente,
En virtud del teorema de Rouchet el número total de ceros de la función F (z) en el dominio
|z| < 1 es igual al número total de ceros de la función f (z), pero esta última tiene evidentemente
cinco ceros:
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 253
r
5 1 i2 kπ
zk = e 5
5
Con ayuda del teorema de Rouchet se puede demostrar fácilmente el teorema fundamental del
Algebra. Para ello representemos al polinomio
en la forma
ϕ(z) an−1 1 a0 1
= · + ... + ·
f (z) an z an z n
Como es fácil ver, para cualquier valor de los coeficientes an , an−1 ,...,a0 siempre se puede hallar
un valor R0 tal que para todo |z| = R > R0 se cumple la desigualdad
ϕ(z)
0 < ||z|=R < 1 (5.138)
f (z)
(a)
z3 + 1
; a = 3, a = −2
(z + 2)2 (z − 3)
(b)
cos z
; a=0
z 3 (z+ 4)
(c)
π
tan z; a =
2
(d)
1
e z+2 ; a = −2
(e)
4
sin ; a=1
z−1
(f)
z4 + 2
; a=∞
z 2 + 16
(g)
z 3 + 3z + 1
; a=∞
2z 2 + 5
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 255
2. Hallar los residuos de las siguientes funciones f (z) en sus puntos singulares:
(a)
1
(z + 2)2 z 3
(b)
1
(z 6= ∞)
sin z
(c)
1
ez
(d)
z 2n
(1 + z)n
(e)
cos z − sin z
(f)
ez
1+z
(g)
z n ez
(h)
ez
z 2 (z 2 + 9)
(i)
1
sin z sin
z
(j)
1
; h 6= 0
z(1 − e−hz )
(a)
ez
Z
dz
|z|=1 z
(b) Z
sin zdz
|z|=2 (z + 1)2 (z − i)
(c)
z2 + 1 x2
Z
2 2
dz; donde C es la elipse + y2 = 1
C (2z + 3) z 4
256 José Marı́n Antuña
(d) Z
dz
; donde C es la circunf erencia x2 + y 2 = 2x
C z4 + 1
(e) Z
dz
; sugerencia : usar Res[f (z), ∞]
|z|=2 (z − 3)(z 2 − 1)
(a) Z 2π
dx
5
0 4
− cos x
(b) Z 2π
dx
0 (5 + 4 cos x)2
(c) Z 2π
dx
; (a > 1)
0 cos x + a
(d) Z ∞
dx
−∞ (x2 + 25)(9x2 + 1)
(e) Z ∞
dx
−∞ (x2 + 1)(x2 + 4)(x2 + 9)
(f) Z ∞
cos ax
dx
−∞ x4 + 1
(g)
Z ∞ 2
sin x
dx
0 x
(h) Z ∞
sin xdx
0 x(1 + x2 + x4 )
(i)
∞
x2 ln xdx
Z
0 (1 + x2 )2
(j)
∞
ln2 xdx
Z
0 1 + x2
(k) Z ∞
ln xdx
0 (x + a)2 + b2
Teorı́a de residuos y sus aplicaciones 257
(l) Z 1
dx
p
−1
3
(1 − x)(1 + x)2
eiaz
f (z) =
e2πz − 1
Representaciones conformes
A lo largo del desarrollo del libro hemos visto que al definir una función de variable compleja
w = f (z) se establece la relación existente entre los puntos del plano complejo de la variable
z = x + iy y los puntos del plano complejo de la variable w = u + iv de forma tal que, por
ejemplo, determinado contorno C del plano complejo z se transforma en cierto contorno Γ del
plano complejo w.
De aquı́ es posible suponer que por medio de la función w = f (z) un dominio D del plano
complejo z se transforma en otro dominio D1 del plano complejo w.
Este tipo de transformaciones de un dominio en otro realizadas por una función de variable
compleja recibe el nombre de representaciones. Dentro de las clase de representaciones juegan
un papel fundamental las llamadas representaciones conformes, que son aquellas transfor-
maciones realizadas por funciones analı́ticas. Más adelante precisaremos las caracterı́sticas que
tiene que tener una función analı́tica para que la representación que realiza sea conforme y
aclararemos el por qué de tal nombre.
Surgida de concepciones fı́sicas (en electrostática, hidro y aerodinámica y otras ramas), la teorı́a
de representaciones conformes tiene como problema central el siguiente: dados dos dominios
determinados hallar la función analı́tica que realiza la representación conforme de un dominio
en otro. Por supuesto, es necesario determinar qué condiciones deben cumplirse para que exista
dicha función.
259
260 José Marı́n Antuña
Supongamos que tenemos definida en un dominio D del plano (x, y) una función armónica
ϕ(x, y), es decir, que en dicho dominio la función ϕ(x, y) satisface la ecuación de Laplace:
2 ∂2ϕ ∂2ϕ
∇ ϕ= + 2 =0 (6.1)
∂x2 ∂y
u = u(x, y)
v = v(x, y) (6.2)
y exijamos que esta transformación sea no degenerada, es decir, que el jacobiano de la trans-
formación D(u,v)
D(x,y)
6= 0. Entonces, como sabemos, existe la transformación inversa:
x = x(u, v)
y = y(u, v) (6.3)
Sustituyendo las expresiones (6.3) en la función ϕ(x, y) obtenemos una función de las nuevas
variables u y v:
Exigiremos que se conserven las propiedades armónicas en las nuevas variables, es decir, que se
cumpla que
∂2Φ ∂2Φ
∇2 Φ = + =0 (6.5)
∂u2 ∂v 2
Para la derivada de la función ϕ(x, y) con respecto a la variable x expresada en función de las
nuevas variables u y v, se tiene la expresión
2 2
∂2ϕ ∂2Φ ∂ 2 Φ ∂u ∂v ∂ 2 Φ ∂v
∂u
= +2 + +
∂x2 ∂u2 ∂x ∂u∂v ∂x ∂x ∂v 2 ∂x
∂Φ ∂ 2 u ∂Φ ∂ 2 v
+ +
∂u ∂x2 ∂v ∂x2
Representaciones conformes 261
Igual expresión se obtiene para la derivada con respecto a la variable y. De esta manera
obtenemos para el laplaciano la expresión
" 2 2 #
∂2Φ ∂ 2 Φ ∂u ∂v ∂u ∂v
2 ∂u ∂u
∇ϕ = + +2 + +
∂u2 ∂x ∂y
∂u∂v ∂x ∂x ∂y ∂y
" 2 #
2 2
∂Φ ∂ 2 u ∂ 2 u ∂Φ ∂ 2 v ∂ 2 v
∂ Φ ∂v ∂v
+ + + + + + =0 (6.6)
∂v 2 ∂x ∂y ∂u ∂x2 ∂y 2 ∂v ∂x2 ∂y 2
El exigir la propiedad armónica (6.5) significa que en la expresión (6.6) sólo estén presentes
2 2
las segundas derivadas ∂∂uΦ2 y ∂∂vΦ2 . Por consiguiente, para las transformaciones u y v deben
cumplirse las tres condiciones siguientes:
2 2 2 2
∂u ∂u ∂v ∂v
+ = + (6.7)
∂x ∂y ∂x ∂y
∂u ∂v ∂u ∂v
+ =0 (6.8)
∂x ∂x ∂y ∂y
Analicemos estas tres condiciones. En primer lugar podemos afirmar, por (6.9), que las fun-
ciones u y v deben ser funciones armónicas. Además, como el jacobiano de la transformación
es diferente de cero, podemos suponer que, por ejemplo,
∂u ∂v
6= 0 (6.10)
∂x ∂y
∂v ∂u
∂x ∂y
∂v
= − ∂u = k(x, y) (6.11)
∂y ∂x
∂v ∂v ∂u ∂u
=k ; = −k (6.12)
∂x ∂y ∂y ∂x
Las relaciones (6.12) deben ser satisfechas por las funciones u y v para que, una vez realizada
la transformación, se conserven las propiedades armónicas.
262 José Marı́n Antuña
∂u ∂v
=± (6.13)
∂x ∂y
Si en esta última relación tomamos el signo positivo, entonces sustituyéndola en (6.11) obtene-
mos
∂u ∂v
=− (6.14)
∂y ∂x
∂u ∂v
= (6.15)
∂y ∂x
es decir, que u y v deben ser tales que satisfagan las condiciones de Cauchy-Riemann:
∂u ∂v
=
∂x ∂y
∂u ∂v
=−
∂y ∂x
ó
∂u ∂v
=−
∂x ∂y
∂u ∂v
=
∂y ∂x
Ası́ pues, para realizar una transformación de variables que conserve las propiedades armónicas
de las funciones es necesario tomar en el dominio de armonı́a D una función analı́tica
w = u + iv, o w∗ = u − iv (6.16)
Veamos ahora qué significa geométricamente la derivada de una función analı́tica, lo que nos
permitirá introducir geométricamente el concepto de representación conforme.
Sean la función w = f (z) analı́tica en cierto dominio D y z0 un punto del dominio D donde
denotamos por w0 = f (z0 ) el valor de la función en el punto z0 ∈ D. Supongamos que la
derivada de la función f (z) en el punto z0 es diferente de cero. Como la función considerada es
analı́tica, su derivada existe y es independiente del camino que tomemos para que z → z0 (es
decir, ∆z → 0).
Si hacemos z → z0 a lo largo de la curva γ, los puntos de ella forman por medio de la ley
w = f (z) en el plano (u, v) cierta curva Γ a lo largo de la cual w → w0 cuando z → z0 a lo
largo de γ.
∆z = |∆z|eiψ
∆w = |∆w|eiΨ
∆w
w0 (z0 ) = lim = f 0 (z0 ) = Rei(Ψ0 −ψ0 ) (6.17)
∆z→0 ∆z
∆w
R = |f 0 (z0 )| = lim
(6.18)
∆z→0 ∆z
Ahora bien, si tomásemos el lı́mite cuando z → z0 a lo largo de otra curva γ1 , en el plano (x, y)
cuya pendiente en el punto z0 fuera ψ01 , en el plano (u, v) obtendrı́amos otra curva Γ1 , cuya
pendiente en el punto w0 serı́a Ψ01 ; como por definición de lı́mite -y la derivada es un lı́mite-
si éste existe es independiente del camino que se tome, razonando de forma análoga a como
hicimos anteriormente se obtiene que
El módulo de la derivada sigue siendo el mismo número R dado por (6.18), ya que no depende
del ángulo, es decir, del argumento. Comparando las expresiones (6.19) y (6.20) concluimos
Representaciones conformes 265
que
La fórmula (6.21) nos expresa que mediante la transformación w = f (z) el ángulo de giro se
conserva, es decir, permanece constante en cada punto del plano en los que la derivada de
la transformación sea diferente de cero y es igual al argumento de la derivada de la función
analı́tica f (z) en ese punto.
concluimos que mediante la representación w = f (z) dos curvas cualesquiera que se corten bajo
un ángulo α en el plano (x, y) se transforman en dos curvas en el plano (u, v), imágenes de
aquellas, que se cortarán bajo el mismo ángulo α, pero de forma tal que la bisectriz de dicho
ángulo (o sea, toda la figura en el entorno del punto z0 ) girará al pasar al punto w0 en el plano
(u, v) una magnitud Ψ0 − ψ0 = const.
Por otro lado, tenemos que el módulo de la derivada dado por (6.18), tal y como apuntábamos
arriba, por hipótesis existe y no depende de la dirección por la que tendamos al punto z0 , por
lo que es una expresión constante. Su constancia significa geométricamente que mediante la re-
presentación w = f (z) que satisfaga la condición f 0 (z0 ) 6= 0 los elementos lineales infinitamente
pequeños que estén en el entorno del punto z0 se transforman en elementos semejantes en el
entorno del punto imagen w0 con coeficiente de semejanza dado por el módulo de estiramiento
R pero girados un ángulo igual al argumento de la derivada Ψ0 − ψ0 .
Ası́, por ejemplo, un triángulo infinitamente pequeño en el entorno del punto z0 se transformará
mediante la función w = f (z) en un triángulo semejante en el entorno del punto w0 , con ángulos
iguales y lados proporcionales con coeficiente de semejanza entre los lados igual al módulo de la
derivada f 0 (z0 ), R, pero el triángulo imagen en el plano (u, v) estará girado respecto al triángulo
en (x, y) en un ángulo igual al argumento de la derivada f 0 (z0 ).
Por último, es conveniente destacar que todo este análisis es puntual; en otro punto z1 con
imagen w1 y valor numérico de la derivada f 0 (z1 ) se tendrán otros valores numéricos del módulo
y del argumento de la derivada, aunque sigue siendo válido el análisis de arriba; sin embargo, el
ángulo de giro, el ángulo bajo el que se cortan las curvas y el valor del módulo de estiramiento
serán distintos.
Además, si la derivada en un punto es igual a cero, nada de lo aquı́ analizado tiene validez; en
el entorno del punto donde la derivada se anula no se puede hablar de la conservación de los
ángulos ni de los ángulos de giro, ni del módulo de estiramiento.
266 José Marı́n Antuña
Definición: La transformación biunı́voca del plano (x, y) al plano (u, v) en la que se conservan
los ángulos y en la que el coeficiente de estiramiento de las figuras infinitamente pequeñas no
depende de la dirección en el plano complejo, se llama representación conforme.
De la definición dada, ası́ como del análisis realizado en el punto anterior se comprende por
qué se le llama conforme a la representación; esto se debe a que es una representación que
conserva la forma de las figuras infinitamente pequeñas.
Por otra parte, el hecho de que la derivada de la función w = f (z) que realiza la repre-
sentación tiene que existir en el dominio en cuestión, nos permite concluir que las representa-
ciones conformes son realizadas por funciones analı́ticas biunı́vocas (es decir, que la función
directa w = f (z) y la función inversa z = ϕ(w) sean univaluadas, es decir, ”uno a uno”) con
derivada diferente de cero en el dominio en cuestión, aunque la derivada pueda ser igual a
cero en puntos aislados en cuyos entornos la representación no será conforme, es decir no se
conservará la forma de las figuras infinitamente pequeñas en dichos puntos.
El primer punto del presente epı́grafe nos permite afirmar que las funciones analı́ticas en un
dominio del plano z con derivada diferente de cero transforman de manera conforme dicho
dominio en otro en el plano imagen w y además conservan en el citado dominio las propiedades
armónicas, o sea, mantienen invariante la ecuación de Laplace al pasar de un dominio al dominio
imagen. Esto último convierte a las representaciones conformes en un poderoso aparato para
resolver problemas fı́sicos en los que se requiera hallar potenciales y funciones en general que
satisfagan la ecuación de Laplace. Sobre ésto volveremos más adelante.
Es conveniente también destacar la necesidad de que la función f (z) sea biunı́voca para garan-
tizar que la representación que realice sea conforme.
√ Por ejemplo, la función w = z 4 no es
biunı́voca en todo el plano, pues su inversa z = 4 w es multivaluada. Por lo tanto en todo el
plano la representación que ella realiza no es conforme. Sólo serı́a conforme la representación
que realice esta función de dominios contenidos por ejemplo en el cuadrante 0 < arg z < π/2,
ya que éste se transformará en todo el plano w (con 0 < arg w < 2π) con un corte en el semieje
real positivo u > 0; en dicho cuadrante, por tanto, la función w = z 4 es biunı́voca y su derivada
para todo z 6= 0 es w0 = 4z 3 6= 0, por lo que la representación es en este caso conforme. Un
análisis más detallado de estas cuestiones se realizará posteriormente.
Sea w = f (z) una función analı́tica en el dominio D y continua en el dominio cerrado D̄ = D∪Γ
y tal que realice la representación biunı́voca del contorno Γ en el contorno Γ1 de manera que se
conserve el sentido del contorno. Entonces dicha función realizará la representación conforme
del dominio D en el dominio D1 de frontera Γ1 .
Demostración:
Veamos en el dominio D1 un valor w0 de los que la función f (z) toma cuando el punto z no
pertenece a la frontera del dominio D; digamos w0 = f (z0 ). Si suponemos que la función f (z)
toma en más de un punto z ∈ D el valor w0 , entonces el número de puntos z donde la función
f (z) se iguala a w0 , en virtud del principio del argumento (el número de polos es cero, pues
por hipótesis f (z) es analı́tica y por tanto continua en el dominio D), será
1
N= ∆Γ arg[f (z) − w0 ] (6.23)
2π
Ahora bien,
268 José Marı́n Antuña
Esto es ası́ pues el vector w − w0 da una vuelta completa alrededor del punto w0 , si éste se
encuentra encerrado en el contorno Γ1 , con una variación de su argumento igual a 2π, en tanto
que dicho valor no varı́a su argumento cuando el punto w recorre el contorno Γ1 si w0 está fuera
de él (Fig. 6.2)
Sustituyendo (6.25) y (6.24) en (6.23) concluimos que N = 1 si w0 está dentro del contorno Γ1
y N = 0 si w0 está fuera del contorno Γ1 ; esto implica que la función w = f (z) toma el valor
w0 solamente en un punto z0 del dominio D. Es decir, como w0 es arbitrario, que dicha función
toma para cada valor z ∈ D uno y sólo un valor w ∈ D1 .
Demostrado el teorema.
Representaciones conformes 269
Esto es fácil de demostrar, ya que en este caso en lugar de la expresión (6.23) obtendremos
1
N −1= ∆Γ arg[f (z) − w0 ] = −1
2π
= 0 (6.26)
donde el signo menos de la derecha aparece porque no se conserva el sentido del contorno. De
la expresión (6.26) se concluye la validez de lo expresado arriba.
Hasta el momento hemos realizado nuestro análisis suponiendo la existencia de la función f (z)
que realiza la representación conforme del dominio dado D del plano complejo z en el dominio
dado D1 del plano complejo w.
Todo dominio simplemente conexo D del plano complejo z cuya frontera esté constituida por
más de un punto, puede ser transformado, mediante una representación conforme en el interior
del cı́rculo unitario |w| < 1 del plano w.
El exigir que ambos dominios sean simplemente conexos es fundamental, ya que de lo contrario
se obtendrı́a una contradicción. Para comprender esto, tomemos en el dominio multiconexo
D un contorno cerrado Γ que encierre a puntos de la frontera del dominio D. El contorno
Γ se transforma en cierto contorno Γ1 contenido totalmente en el dominio D1 (Fig. 6.3). Si
reducimos el contorno y lo hacemos tender a cierto punto w0 interior del dominio D1 , tendremos
270 José Marı́n Antuña
que -en virtud de que la representación es continua- el contorno Γ deberá mantenerse todo el
tiempo dentro del dominio D.
Como se ve, esto es imposible, ya que el dominio D es biconexo y el contorno Γ fue tomado en la
forma indicada anteriormente. Ası́ pues, es imposible realizar la representación conforme de un
dominio multiconexo en un dominio simplemente conexo. Sin embargo, se verá que es posible
realizar la representación conforme de un dominio multiconexo en otro dominio multiconexo
del mismo orden de conexión.
Veamos ahora las condiciones que definen de forma unı́voca la función que realiza una repre-
sentación conforme dada.
Teorema 47
La función f (z) que realiza la representación conforme del dominio simplemente conexo D,
con frontera Γ consistente en más de un punto en el cı́rculo unitario |w| < 1 de forma tal que
f (z0 ) = 0 y arg f 0 (z0 ) = α, donde z0 ∈ D y α es un número real, dados a priori, es única.
Demostración:
Representaciones conformes 271
Supongamos que existen dos funciones w1 = f1 (z) y w2 = f2 (z) que realizan la representación
dada, es decir, que
Queremos destacar que las funciones w1 = f1 (z) y w2 = f2 (z) establecen una correspondencia
biunı́voca y continua entre la frontera Γ del dominio D y las circunferencias |w1 | = 1 y |w2 | = 1
respectivamente.
Puesto que ante una representación conforme se establece una correspondencia biunı́voca, pode-
mos afirmar que ha sido establecida una correspondencia biunı́voca entre los puntos de los
cı́rculos |w1 | ≤ 1 y |w2 | ≤ 1. Es decir, que las correspondencias establecidas definen una función
analı́tica w2 = ϕ(w1 ) que realiza la representación conforme del cı́rculo unitario |w1 | < 1 en el
cı́rculo unitario |w2 | < 1 y se cumple
Además, como la correspondencia entre los dominios |w1 | < 1 y |w2 | < 1 es única, se cumple
que
ϕ(w1 ) 6= 0
siempre que w1 6= 0.
dw2
Calculando el valor de la derivada dw1
por la regla de la derivada de una función compuesta
obtenemos
∆w2
dϕ dw2 ∆z k2 eiα k2
|w1 =0 = |w =0 = lim ∆w1
= = >0
dw1 dw1 1 ∆w1 →0
∆z
k1 eiα k1
1
ψ(w1 ) = ϕ(w1 ) (6.27)
w1
Es evidente que la función ψ(w1 ) es una función analı́tica univaluada en el dominio 0 < |w1 | < 1.
El punto w1 = 0 es un punto singular evitable para esta función. Por eso podemos definir a
ψ(w1 ) en el punto w1 = 0 de forma que sea continua. Desarrollando ϕ(w1 ) en el entorno del
punto w1 = 0 en serie de Taylor, obtenemos
272 José Marı́n Antuña
dϕ dϕ
w2 = ϕ(w1 ) = ϕ(0) + |w1 =0 w1 + ... = |w =0 w1 + ...
dw1 dw1 1
ϕ(w1 ) dϕ k2
ψ(0) = lim = |w1 =0 = >0 (6.28)
w1 →0 w1 dw1 k1
En virtud del principio del máximo y el mı́nimo del módulo de una función analı́tica, de (6.29)
concluimos que
|ψ(w1 )| ≡ 1
Pero por (6.28) esta constante es kk12 es decir, un número real y positivo y como según (6.29) el
módulo de dicho número es 1, concluimos que ψ(w1 ) ≡ 1. Pero según (6.27) esto significa que
w2 = ϕ(w1 ) = w1
Demostrado el teorema.
El teorema de Riemann 46, si se tiene en cuenta la aclaración hecha de que con ayuda del cı́rculo
auxiliar |ζ| < 1 puede establecerse la existencia de la representación conforme del dominio D
en el dominio D1 , junto con el teorema 47 nos permiten enunciar el siguiente teorema, al que
algunos autores le dan el nombre de teorema de Riemann, mientras que al teorema 46 le dan
la categorı́a de lema preliminar para la demostración de éste:
Teorema 48
Sean dos dominios simplemente conexos D y D1 , con fronteras consistentes en más de un punto.
Entonces existe la representación conforme única del dominio D en el dominio D1 , en la que
un punto tomado a priori z0 arbitrario del dominio D se transforma en otro punto tomado a
Representaciones conformes 273
priori arbitrario w0 del dominio D1 y en la que el valor del arg f 0 (z0 ) es igual a un número dado
a priori α.
Este teorema nos establece la existencia de la representación conforme única del dominio D en
el dominio D1 de forma que z0 → w0 y arg f 0 (z0 ) = α, pero no nos da un método para hallar
dicha representación. Esto se debe a que no existe un método universal, general, para construir
la representación conforme de un dominio en otro, salvo en el caso de la Integral de Schwarz-
Christofel, que permite transformar semiplanos en polı́gonos y que estudiaremos más adelante;
no obstante, veremos algunas funciones que han sido bien estudiadas y las representaciones que
realizan.
az + b
w= (6.31)
cz + d
a bc − ad ad − bc
w= + ; w0 = (6.32)
c c(cz + d) (cz + d)2
Con el fin de poder profundizar en el análisis de nuestra función, veremos sus casos particulares.
w = az + b (6.33)
2. z2 = z1 eiϕ , que es una transformación de rotación, pues se hace un giro o rotación del
vector z en un ángulo ϕ.
1
w= (6.35)
z
Si escribimos nuestras variables en coordenadas polares, z = reiϕ , w = Reiψ , vemos que los
módulos y los argumentos en la expresión (6.35) están relacionados entre sı́ por las fórmulas
1
R = ; ψ1 = −ϕ (6.36)
r
1
Figura 6.4: Sobre la representación de z
(a).
De acuerdo con la expresión (6.32) de la función bilineal, podemos decir que la transformación
bilineal es la combinación de tres transformaciones:
1
Figura 6.5: Sobre la representación de z
(b).
1
2. Una transformación de inversión: w2 = w1
.
a bc−ad
3. De nuevo, una transformación lineal: w = c
+ c
w2 .
No es difı́cil percatarse de que la función bilineal transforma todo el plano complejo z en todo
el plano complejo w de manera conforme, pues, de acuerdo con la expresión de la derivada w0
de (6.32), como ad − bc 6= 0, tendremos que esa derivada es diferente de cero para todo z. En
particular, esta función transforma:
el punto z = − dc en el punto w = ∞
el punto z = − ab en el punto w = 0
a
el punto z = ∞ en el punto w = c
y
b
el punto z = 0 en el punto w = d
Teorema 49
Demostración:
−dw + b
z=
cw − a
Demostrado el teorema.
Teorema 50
Demostración:
Sea la transformación
a1 z + b 1
t=
c1 z + d1
Hagamos
a2 t + b 2
w=
c2 t + d2
Entonces tendremos:
a1 z+b1
a2 c1 z+d1
+ b2 (a1 a2 + b2 c1 )z + (a2 b1 + b2 d1 ) az + b
w= = =
c2 a1 z+b1
+ d2 (a1 c2 + c1 d2 ) + (b1 c2 + d1 d2 ) cz + d
c1 z+d1
donde a = a1 a2 + b2 c1 ; b = a2 b1 + b2 d1 ; c = a1 c2 + c1 d2 ; d = b1 c2 + d1 d2 .
Demostrado el teorema.
Demostración:
para la transformación de inversión. Además, para facilitar los cálculos y sin perder generalidad,
consideraremos reales los parámetros a, b, c y d.
De aquı́:
x = au + b, y = av
A[x2 + y 2 ] + Bx + Cy + D = 0 (6.38)
Es decir:
1 1 u − iv u −v
z= = = 2 = + i = x + iy (6.40)
w u + iv u + v2 u2 + v 2 u2 + v 2
Es decir, tenemos para las variables x, y:
u −v
x= , y= 2
u2 +v 2 u + v2
Sustituyendo estas variables en la ecuación (6.38), obtenemos:
u2 + v 2
u v
A 2 2 2
+B 2 2
−C 2 +D =0
(u + v ) u +v u + v2
Representaciones conformes 279
O sea,
A + Bu − Cv + D(u2 + v 2 ) = 0 (6.41)
Como la función bilineal es la combinación de dos lineales y una de inversión, queda demostrada
la propiedad.
Demostrado el teorema.
Los puntos conjugados ante una circunferencia en el plano z se transforman mediante la función
bilineal en puntos conjugados ante la circunferencia imagen de la inicial en el plano w
Hagamos el comentario de que los puntos conjugados ante una circunferencia también se llaman
simétricos ante esa circunferencia. Si los puntos M0 y M1 son conjugados (o simétricos) ante
la circunferencia de radio R centrada en el punto O, entonces se cumple la relación
OM0 · OM1 = R2
Teorema 53
Para que los puntos M0 y M1 sean conjugados ante una circunferencia, es necesario y suficiente
que el haz de circunferencias que pasen por ambos puntos sea ortogonal a la circunferencia
inicial.
280 José Marı́n Antuña
Demostración:
1. Necesidad
Veamos la tangente OP a una de las circunferencias del haz (Fig. 6.6). Por hipótesis M0
y M1 son puntos conjugados ante la circunferencia con centro en el puntos O; es decir,
OM0 · OM1 = R2
Pero, por el teorema de la cuerda y la tangente aplicado a la circunferencia del haz para
la que la recta OP es tangente (ver figura 6.6), tenemos que
OM0 · OM1 = OP 2
2. Suficiencia
Por hipótesis OP es perpendicular a la circunferencia con centro en el punto O, luego
OP = R y, por el teorema de la cuerda y la tangente, aplicado a la misma circunferencia
del haz, tenemos que
OM0 · OM1 = OP 2 = R2
Demostrado el teorema.
Como la representación que realiza la bilineal es conforme, los ángulos bajo los que se cortan las
curvas se conservan. Por lo tanto, el haz de circunferencias ortogonales a la circunferencia en el
plano z -que, por la bilineal, se transforma en una circunferencia en el plano w- se transforma
en un haz de circunferencias que será ortogonal a la circunferencia imagen en el plano w. Por
el teorema 53, esto significa que las imágenes de los puntos conjugados ante la circunferencia
en el plano z se transformarán en puntos conjugados ante la circunferencia imagen en el plano
w
Demostrado el teorema.
6.2.4 Problemas
Con la función bilineal, al igual que con otras funciones que estudiaremos después, se pueden
resolver dos tipos de problemas: unos son aquellos problemas en los que dados dos dominios se
pide hallar la función que realiza la representación conforme de uno en otro y otros en los que
dado un dominio y una función, se pide hallar el dominio imagen dado por esa función.
Problema 1
Dados tres puntos en el plano z: z1 , z2 y z3 , hallar la función bilineal que transforma todo el
plano z en todo el plano w de forma que esos tres puntos se transformen respectivamente en
los puntos w1 , w2 y w3 del plano w.
Solución:
Es evidente que la solución es única gracias al Teorema de Riemann, pues al dar tres puntos
que se transforman en otros tres, estamos dando los datos suficientes para la unicidad de la
solución, cosa que, por otro lado, pudiéramos justificar por el hecho geométrico de que por
tres puntos dados en un plano sólo puede trazarse una circunferencia y sólo una, por lo que la
solución que encontremos será forzosamente única.
282 José Marı́n Antuña
Para resolver el problema tengamos en cuenta que, por la expresión (6.31) podemos decir que
como queremos que zi se transforme en wi , con i = 1, 2, 3,
azi + b
wi =
czi + d
A fin de hallar los parámetros a, b, c y d que satisfagan estas igualdades, tengamos en cuenta
que
w − w1 w3 − w1 z − z1 z3 − z1
: = : (6.42)
w − w2 w3 − w2 z − z2 z3 − z2
Ejemplo
Hallemos la bilineal que transforme el plano z en el plano w de manera que los puntos del eje
real z1 = 0, z2 = 1 y z3 = ∞ se transformen, respectivamente, en los puntos w1 = −1, w2 = −i
y w3 = 1 del plano w.
En esta expresión la última fracción a la derecha es igual a la unidad, ya que el infinito es del
mismo orden en el numerador y en el denominador, por lo que nos queda:
w+1 1+i z
· =
w+i 2 z−1
z−i
w= (6.43)
z+i
Es conveniente aclarar el paso dado arriba, pues no parece riguroso ”cancelar” los dos infinitos
en la fracción de la extrema derecha. Para actuar con rigor ese cociente deberı́a ser expresado
previamente de la siguiente manera, después de sacar en el numerador y en el denominador z3
factor común:
z1
z3 − z1 1− z3
= z2 →1
z3 − z2 1− z3
Problema 2
Hallar la función bilineal que transforme al semiplano superior Im z > 0 en el interior del
cı́rculo de radio unitario |w| < 1, de forma tal que el punto z = a (Im a > 0) pase al centro del
cı́rculo (w = 0).
Solución
284 José Marı́n Antuña
b
az + b az + a
w= = d
cz + d cz+ c
a b d
k= , = −z0 , = −z1
c a c
z − z0
w=k (6.44)
z − z1
z−a
w=k (6.45)
z − a∗
x−a
|w| = |k|
=1 (6.46)
x − a∗
|k| = 1 (6.47)
La condición (6.47) se cumplirá sólo si k = eiϕ donde ϕ es un parámetro arbitrario. Ası́ pues,
la transformación buscada es
z−a
w = eiϕ (6.48)
z − a∗
Problema 3
Hallar la función bilineal que realice la representación conforme del interior del cı́rculo unitario
|z| < 1 en el cı́rculo |w| < 1, de forma tal que el punto dado a priori z = a (|a| < 1) se
transforme en el centro del cı́rculo imagen w = 0.
Solución
Como el punto z = a debe pasar al centro de la circunferencia imagen, el punto conjugado ante
la circunferencia a1 deberá pasar al punto conjugado del centro, w = ∞ (Fig. 6.8).
Sea a = reiα . Entonces, como las distancias de los puntos a y a1 tienen que cumplir la relación
de una ser la inversa de la otra por ser conjugados ante la circunferencia unitaria, tendremos
que el punto a1 = 1r eiα . Por lo tanto tendremos que
1 1 1
a1 = eiα ≡ −iα ≡ ∗
r re a
donde k1 = −ka∗ .
1−a
|w| = k1
= |k1 | = 1 (6.50)
1 − a∗
z−a
w = eiϕ (6.51)
1 − za∗
Por últimmo, si se desea hallar la transformación del cı́rculo |z| < R en el cı́rculo |w| < r, se
obtendrá de forma análoga la expresión
Rr(z − a)
w = eiϕ (6.52)
R2 − za∗
Veamos ahora el segundo tipo de problemas que en el caso de la función bilineal consisten en:
dado un dominio en el plano z y una función bilineal, hallar el dominio imagen. Para ilustrar
este tipo de problemas, veamos un ejemplo:
Ejemplo
Hallar la imagen del dominio del plano z, {x > 1, y > 1} dada por la función
1
w=
z
Solución
Tenemos que
1 1 x y
w= = = 2 2
−i 2
z x + iy x +y x + y2
288 José Marı́n Antuña
x y
u= , v = −
x2 + y 2 x2 + y 2
Para x = 1 tenemos
1 y
u= 2
, v=−
1+y 1 + y2
que son las ecuaciones en paramétricas de una circunferencia. Esto es fácil de verificar si
elevamos al cuadrado ambas expresiones y sumamos:
1
u2 + v 2 = =u
1 + y2
2 2
1 2 1
u− +v =
2 2
que es una circunferencia centrada en 12 , 0 y radio 12 . El lector puede con facilidad obtener
2 2
2 1 1
u + v+ =
2 2
Nótese, además, que, en correspondencia con las propiedades estudiadas de la función de in-
versión, toda la imagen se encuentra dentro del cı́rculo unitario |w| < 1, ya que el dominio
inicial se encuentra en la región |z| > 1. Se deja al lector el dibujo de las regiones en este
ejemplo consideradas.
Representaciones conformes 289
1
w = zn (6.53)
w = Reiψ , z = reiϕ
1 ϕ
R = rn, ψ = (6.54)
n
Es fácil ver que la frontera Im z = 0 del semiplano superior se transforma de la manera siguiente:
los puntos de la frontera correspondientes a Re z < 0 (arg z = π) se transforman en los puntos
de la recta arg w = πn en el plano w y los puntos correspondientes a Re z > 0 (arg z = 0) se
transforman en los puntos del semieje real positivo Re w > 0 (Fig. 6.9).
Por lo tanto, en virtud del principio de correspondencia de fronteras, todo el semiplano superior
Im z > 0 se transforma en el interior del ángulo 0 < arg w < πn . Esta representación es
conforme, ya que para Im z > 0, w0 (z) 6= 0. Donde único deja de cumplirse esta condición es
en el punto de la frontera z = 0, de ahı́ que en ese punto, como se ve evidentemente, el ángulo
entre las curvas no se conserva.
1
Es necesario destacar que la función w = z n no es biunı́voca en todo el plano complejo, por lo
tanto la representación que esta realiza no transforma -como en el caso de la función bilineal-
todo el plano z en todo el plano w. No es difı́cil ver que Im z < 0 se transforma por esta
función en el sector
π 2π
< arg w <
n n
del plano w.
1
Figura 6.9: Representación de la función w = z n .
w = zn (6.55)
π
realiza la representación conforme del ángulo 0 < arg z < n
del plano z en el semiplano superior
Im w > 0 del plano w.
Los resultados arriba obtenidos pueden ser generalizados de la siguiente manera. Supongamos
que tenemos el ángulo α en el plano z (Fig. 6.10)
Sabemos que la función (6.55) transforma el interior del ángulo 0 < arg z < πn en el semiplano
Im w > 0. Por consiguiente, haciendo α = πn , encontramos que n = απ , que es el valor de n
para que el interior del ángulo 0 < arg z < α se transforme en el semiplano superior Im w > 0.
Es decir, la función
Representaciones conformes 291
π
Figura 6.10: Representación de la función w = z α .
π
w = zα (6.56)
α
w = zπ (6.57)
transformará el semiplano Im z > 0 en el interior del ángulo 0 < arg w < α. Este resultado
será obtenido más adelante como una consecuencia de la aplicación de la integral de Schwarz-
Christoffel.
u = ex > 0, v = 0
En esta transformación vemos que el punto (0, 0) del plano z se transforma en el punto (1, 0)
del plano w; además, para x = −∞ resulta u = 0 y para x = ∞, u = ∞. De esta forma, al
recorrer la frontera Im z = 0 desde −∞ hasta +∞, su imagen es recorrida desde 0 hasta +∞.
Veamos ahora la frontera superior de la franja, Im z = π. Las ecuaciones (6.59) en este caso
nos dan
u = −ex < 0, v = 0
lo que significa que la frontera Im z = π se transforma en el semieje real negativo del plano
w, de forma tal que para x = ∞ resulta u = −∞, para x = 0, u = −1 y cuando x = −∞,
u = 0. De aquı́ que al recorrer dicha frontera superior de derecha a izquierda su imagen se
recorre desde −∞ hasta 0.
π
w1 = z
h
transforma la franja 0 < Im z < h en la franja 0 < Im w1 < π de un plano auxiliar w1 . Esta
transformación es conforme, ya que es una función lineal y como la función ew1 transforma
dicha franja en el semiplano superior Im w > 0, finalmente obtenemos que la función
πz
w=eh (6.60)
h
w= ln z (6.61)
π
donde tomamos la rama principal de la función logarı́tmica con 0 < arg z < π realizará por
294 José Marı́n Antuña
πz
Figura 6.12: Representación de la función w = e h .
w = sin z (6.62)
En el capı́tulo donde vimos las funciones elementales obtuvimos que esta función es
u = sin x cosh y
v = cos x sinh y (6.64)
π π
− < Re z < , Im z = 0
2 2
se transforma en
u = sin x, v = 0
En los puntos z = ± π2 la derivada de la función w0 = (sin z)0 = cos z es cero, por lo que en ellos
los ángulos no se conservan. Efectivamente, es fácil ver que la semirrecta {Re z = π2 , Im z > 0}
se transforma en:
u = cosh y > 1, v = 0
Para generalizar este resultado al caso de una semifranja superior de ancho h (Fig. 6.14)
observemos que la transformación de semejanza
π
z0 = z
h
transforma la semifranja {−h/2 < Re z < h/2, Im z > 0} en la semifranja {−π/2 < Re z <
π/2, Im z > 0}. Por consiguiente, la función
πz
w = sin (6.65)
h
realiza la representación conforme de {−h/2 < Re z < h/2, Im z > 0} en Im w > 0. La función
inversa
h
w= arcsin z (6.66)
π
realizará por lo tanto la representación del semiplano superior Im z > 0 en la semifranja vertical
{−h/2 < Re w < h/2, Im w > 0}. Este resultado coincide con el que se obtiene en el ejemplo 3
de la aplicación de la integral de Schwarz-Christoffel en el punto dedicado al estudio de dicha
integral.
Como la función
Representaciones conformes 297
π
cos z = sin z +
2
z1 = ez (6.67)
z
w = e2 (6.69)
π
z1 = z α = z 3 (6.70)
w = ln z1 (6.71)
w = ln z 3 = 3 ln z (6.72)
Los pasos intermedios a planos auxiliares pueden ser tantos como se necesiten y ellos pueden
combinarse con funciones bilineales y con funciones elementales. De esta forma con una técnica
sencilla pueden resolverse problemas de representaciones conformes aparentemente muy com-
plicados.
300 José Marı́n Antuña
1 1
w= z+ (6.73)
2 z
1
0 1
w = 1− 2 (6.74)
2 z
es diferente de cero en todos los puntos del plano z, excepto en los puntos z = ±1. Por
consiguiente, la representación realizada por la función (6.73) es conforme en todo el plano,
excepto en dichos dos puntos. Hallemos el dominio donde la función de Joukovsky es univaluada;
para ello supongamos que dos puntos distintos del plano complejo z1 6= z2 se transforman en el
mismo punto del plano w, es decir, que
1 1
z1 + = z2 +
z1 z2
de aquı́ obtenemos
z1 − z2
z1 − z2 = (6.75)
z1 z2
Como z1 6= z2 , (6.75) implica que z1 z2 = 1, entonces para que la función (6.73) sea univaluada
en cierto dominio D es necesario y suficiente que el dominio D no contenga ningún par de
puntos z1 y z2 relacionados por la expresión z1 z2 = 1.
Esta condición es satisfecha por los puntos interiores del cı́rculo unitario |z| < 1 o por sus
puntos exteriores |z| > 1.
Con el fin de estudiar el cuadro de la representación (6.73) hagamos z = r(cos ϕ + i sin ϕ),
w = u + iv y hallemos las expresiones de la parte real y la parte imaginaria de la función w.
El lector puede fácilmente comprobar que se obtiene
1 1 1 1
u= r+ cos ϕ; v = r− sin ϕ (6.76)
2 r 2 r
Representaciones conformes 301
Es decir, que cada circunferencia |z| = r0 se transforma, gracias a la función (6.73) en la elipse
u2 v2
2 + 2 = 1 (6.77)
1 1 1 1
4
r0 + r0 4
r0 − r0
en el plano w. Como es fácil ver, los focos de la elipse (6.77) para cualquier r0 arbitrario son
c = ±1 (Fig. 6.17).
Ası́ pues, la función de Joukovsky (6.73) realiza la representación conforme del interior del
cı́rculo unitario |z| < 1 en el exterior del segmento [−1, 1] del eje real u (Fig. 6.17).
Destaquemos, además, que los radios de la circunferencia |z| = 1 descritos por las ecuaciones
arg z = ϕ0
donde 0 < r < 1, se transforman mediante la representación (6.73) en las ramas de las hipérbolas
(Fig. 6.17):
u2 v2
− =1 (6.78)
cos2 ϕ0 sin2 ϕ0
Los focos de estas hipérbolas, al igual que para las elipses (6.77), están colocados en los extremos
del intervalo [−1, 1].
De forma análoga se puede concluir que el dominio |z| > 1 se transforma en una segunda hoja
del plano w, cortada por el segmento [−1, 1] de su eje real, transformándose la circunferencia
superior |z| = 1, Im z > 0 en el borde superior de dicho corte y la semicircunferencia inferior
en el inferior de dicho corte.
Ası́ pues, podemos afirmar que la función de Joukovsky (6.73) realiza la representación conforme
del plano completo z en la superficie de Riemann de la función inversa
√
z = ϕ(w) = w + w2 − 1 (6.79)
La superficie de Riemann de la función (6.79) es una superficie de dos hojas formadas por dos
planos w cortados a lo largo del segmento [−1, 1] del eje real u. El borde inferior de dicho corte
en una de las hojas está unido al borde superior de dicho corte en la otra hoja y viceversa (Fig.
6.18).
La función (6.79) es una función analı́tica univaluada en su superficie de Riemann, que tiene
dos puntos de ramificación w = ±1; al envolver cada uno de estos puntos se realiza el salto de
una hoja a la otra en la superficie. Sin embargo, al envolver a la vez ambos puntos mediante
una curva cerrada que no corte al segmento [−1, 1] todo el tiempo nos mantenemos sobre la
misma hoja de dicha superficie.
Veamos ahora, como resultado del estudio de esta función, un ejemplo que juega un papel
importante en la teorı́a del ala de los aviones.
√
Figura 6.18: Superficie de Riemann de z = w + w2 − 1.
z−2
ζ= (6.80)
z+2
α = 2 arctan h (6.81)
2 r−2h
Esto se deduce de la figura 6.19 (a), ya que sin α = r
y cos α = r
= 1 − h sin α (r es el radio
del arco AB);
d por lo tanto
1 − cos α α
h= = tan
sin α 2
304 José Marı́n Antuña
Ahora, en lugar de buscar la representación del exterior del rayo hallado en el exterior del
cı́rculo C, buscaremos la representación inversa del exterior del cı́rculo C en el exterior del
rayo. Para ello, utilizaremos la función bilineal
w−1
ω= (6.82)
w+1
Con ayuda de ella, la circunferencia C se transforma en una recta en el plano ω (Fig. 6.19 (d))
dω
la que, en virtud de que dw |w=1 > 0, forma con la parte positiva del eje real Re ω el ángulo
β = π2 − arctan h (de la figura 6.19 (b) se ve que cot β = h). De esta forma, el exterior del
cı́rculo se transforma en el semiplano acotado por esta recta. Es evidente que la representación
2
2 w−1
ζ=ω = (6.83)
w+1
transforma este semiplano en el exterior del rayo que forma con la parte positiva del eje Re ζ
un ángulo igual a 2β = π − 2 arctan h = π − α. Ası́ pues, este rayo coincide con el rayo AB
Representaciones conformes 305
(Fig. 6.19 (c)). Por consiguiente, de las ecuaciones (6.80) y (6.83) obtenemos la representación
buscada:
2
w−1 z−2
= (6.84)
w+1 z+2
1
z=w+ (6.85)
w
1
es decir, la función de Joukovsky sin el factor 2
o, lo que es lo mismo,
1 √
w= z + z2 − 4 (6.86)
2
Esta es la representación buscada; ella nos da la transformación del exterior del arco ABd del
plano z en el exterior del cı́rculo C en el plano w o viceversa, según usemos la expresión (6.86)
o la expresión (6.85), respectivamente.
El método descrito para obtener los perfiles de alas de avión se conoce con el nombre de método
de redondeamiento y los perfiles ası́ obtenidos se denominan perfiles de Joukovsky, los
que son especialmente sencillos para los cálculos aerodinámicos de la fuerza de empuje de los
aviones. Ellos constituyeron una de las primeras aplicaciones de la teorı́a de funciones de
variable compleja a la hidro y aerodinámica y dieron inicio a la ciencia de los fundamentos
teóricos de la navegación aérea.
La forma de los perfiles de Joukovsky aquı́ obtenidos depende de dos parámetros: h que carac-
teriza la curvatura del ala y d, que representa la distancia entre los centros de las circunferencias
C y C ∗ en el plano w y que caracteriza el espesor del ala. Para h = 0 en particular se obtiene
un perfil con simetrı́a axial, denominado timón de Joukovsky (Fig. 6.20).
Más adelante, en este mismo capı́tulo, veremos otra aplicación de la función de Joukovsky
junto con la aplicación de las representaciones conformes al cálculo de problemas de la Fı́sica
Matemática.
306 José Marı́n Antuña
En la presente sección estudiaremos la función que realiza la representación conforme del semi-
plano superior Im z > 0 en el interior de un polı́gono en el plano complejo w y viceversa. Esta
función es la llamada integral de Schwarz-Christoffel, que tiene la forma
Z z
w=A (ζ − a1 )α1 −1 (ζ − a2 )α2 −1 ...(ζ − an )αn −1 dζ + B (6.87)
z0
En ella, z0 es un punto cualquiera del semiplano superior cerrado (Im z0 ≥ 0); los parámetros
ai son reales y tomados en sentido creciente: a1 < a2 < ... < an ; los parámetros αi son también
reales y los números A y B son, en general, complejos y arbitrarios.
0 < αk ≤ 2 (6.88)
Representaciones conformes 307
n
X
n−3< αk < n − 1 (6.89)
k=1
La expresión (6.89) significa que si se introduce un nuevo número αn+1 , éste vendrá expresado
por la relación
n
X
αn+1 = n − 1 − αk (6.90)
k=1
Estos requisitos recibirán una adecuada justificación cuando realicemos el análisis del la integral
(6.87).
En la expresión bajo la integral (6.87) han sido colocadas aquellas ramas de las funciones
(ζ − ai )αi −1 que constituyen la prolongación analı́tica directa al semiplano superior de las
funciones reales (x − ai )α1 −1 de la variable real x > ai . Ası́ pues, la función (6.87) es una
función analı́tica univaluada en el plano superior Im z > 0 y los puntos ai del eje real son
puntos singulares de esta función.
n
X
arg dw = arg A + (αm − 1) arg(z − am ) + arg dz (6.92)
m=1
Los puntos ak pertenecen al eje real Re z = x; analicemos el segmento de dicho eje [ak−1 , ak ] y
veamos en qué se transforma. Es decir, consideremos que el punto z está contenido en dicho
segmento y que lo hacemos viajar de un extremo al otro de él. Como el punto z pasa del punto
ak−1 al punto ak , a lo largo del eje real dz = dx, arg dz = 0 en ese intervalo. Además, para
m ≤ k − 1 tenemos que z − am > 0 por lo que arg(z − am ) = 0, mientras que para m ≥ k
tenemos que z − am < 0 y, por tanto, arg(z − am ) = π.
n
X
arg dw = arg A + π (αm − 1) = const. (6.93)
m=k
es decir, que al pasar el punto z por el segmento [ak−1 , ak ] el punto w se mueve a lo largo de una
lı́nea recta de pendiente (6.93). Es decir, el segmento [ak−1 , ak ] se transforma en un segmento
308 José Marı́n Antuña
de recta en el plano w con inicio en el punto w(ak−1 ) = Ak−1 y fin en el punto w(ak ) = Ak 1 ,
segmento cuya pendiente con el eje real es igual a (6.93).
n
X
arg dw = arg A + π (αm − 1) (6.94)
m=k+1
es decir, se obtiene otro segmento de recta en el plano w con inicio en el punto w(ak ) = Ak y
fin en el punto w(ak+1 ) = Ak+1 y pendiente dada por la expresión (6.94).
Veamos ahora cuál ha sido la variación de la pendiente entre ambos segmentos del plano w.
Tenemos
n
X n
X
∆ arg dw = arg A + π (αm − 1) − arg A − π (αm − 1) = −π(αk − 1)
m=k+1 m=k
es decir,
De aquı́ se observa que el ángulo que forman entre sı́ ambos segmentos en el plano w es παk
(Fig. 6.21).
Demostremos ahora que la lı́nea quebrada obtenida en el plano w es cerrada; entonces ella
definirá un polı́gono en dicho plano. Para ello, es necesario demostrar que los puntos A0 y An+1
coinciden. Es decir, que
Z ∞
A (ζ − a1 )α1 −1 (ζ − a2 )α2 −1 ...(ζ − an )αn −1 dζ = 0 (6.97)
−∞
Z Z R Z XZ
ϕ(ζ)dζ = ϕ(ζ)dζ + ϕ(ζ)dζ + ϕ(ζ)dζ = 0 (6.98)
Γ −R CR Cr
2
RR
La integral −R es la integración por el eje real entre −R y R, excluyendo los entornos de los puntos ak , es
decir, la integral por el conjunto de los segmentos(−R, a1 − r), (a1 + r, a2 − r), (a2 + r, a3 − r),..., (an + r, R).
La suma en la expresión (6.98) es la suma de las integrales por las semicircunferencias de radio r que rodean
por encima a los puntos ak .
310 José Marı́n Antuña
Atendiendo a la expresión (6.90) la igualdad (6.99) puede ser escrita de la forma siguiente
Z
πM
ϕ(ζ)dζ < M R−(1+αn+1 ) πR = αn+1 → 0, ∀R → ∞
(6.102)
CR R
Además, para las integrales por CR tenemos que, por ejemplo, para la que rodea al punto ak :
Z Z
ϕ(ζ)dζ = (ζ − a1 )α1 −1 ...(ζ − ak )αk −1 ...(ζ − an )αn −1 dζ =
CR CR
Z 0
= (ak − a1 + reiϕ )α1−1 ...(ζ − ak )αk −1 ...(ak − an + reiϕ )αn −1 ireiϕ dϕ (6.103)
π
0
Z Z
|ak − a1 + reiϕ |α1 −1 ...rαk ...|ak − an + reiϕ |αn −1 dϕ <
ϕ(ζ)dζ ≤
CR π
< πM rαk → 0, pues αk > 0 (6.104)
Z ∞
ϕ(ζ)dζ = 0 (6.105)
−∞
De esta manera queda establecido que la lı́nea quebrada construida por la integral de Schwarz-
Christoffel es cerrada, lo que significa que constituye un polı́gono de n + 1 lados y vértices (Fig
6.25). El ángulo del vértice An+1 es παn+1 ; esto es obvio, ya que de Geometrı́a sabemos que la
Representaciones conformes 313
n
X
∠An+1 = π(n − 1) − π αk = π(n − 1) − π(n − 1) + παn+1 = παn+1 (6.106)
k=1
Ası́ pues, concluimos que por medio de la integral de Schwarz-Christoffel (6.87) los puntos
−∞, a1 , a2 , ..., an , ∞ del eje real Re z = x se transforman en los vértices
A0 , A1 , A2 , ..., An , An+1 = A0
Sin embargo, puede darse el caso en que algún parámetro αk sea negativo; si esto ocurre,
obtenemos lo que se llama un polı́gono degenerado. Analicemos detalladamente este caso.
Supongamos que para cierta k se cumple que −1 < αk ≤ 0. Entonces, la valoración (6.104)
nos da que w(ak ) = ∞; es decir, que la integral (6.87) diverge en el punto z = ak , en tanto que
para 0 < αi ≤ 2 (i 6= k) la integral en el resto de los puntos es convergente.
0 00
(ζ − a0k )αk −1 (ζ − a00k )αk −1
donde a0k y a00k son dos puntos del eje real tomados respectivamente a la izquierda y a la derecha
del punto ak (Fig. 6.26) y αk0 y αk00 son parámetros tales que αk0 − 1 + αk00 − 1 = αk − 1; es decir,
que
Z z
w=A (ζ − a1 )α1 −1 ...(ζ − ak−1 )αk−1 −1 (ζ − ak−1 )αk−1 −1
z0
0 α0k −1 00
(ζ − ak ) (ζ − a00k )αk −1 (ζ − ak+1 )αk+1 −1 ...(ζ − an )αn −1 dζ + B (6.108)
Analizando la expresión (6.108) como se hizo con la expresión (6.87) al inicio del epı́grafe, no
es difı́cil comprobar que los términos sin primas darán los mismos lados del polı́gono, en tanto
que los términos con primas cerrarán el polı́gono como se ilustra en la figura 6.27
Hemos llamado A0k = w(a0k ) y A00k = w(a00k ). El ángulo formado por las lı́neas de puntos en
esta figura es efectivamente ası́, ya que en el triángulo dibujado tendremos que dicho ángulo
cumplirá la conocida relación para la suma de los ángulos de un triángulo:
∠ + παk0 + παk00 = π
y como por hipótesis −1 < αk ≤ 0, tendremos que π > −παk ≥ 0, por lo que la figura 6.27
está correctamente dibujada.
Si ahora hacemos que a0k → ak y a00k → ak simultáneamente, según se indica en la figura 6.28,
tendremos que los puntos A0k y A00k tenderán al infinito de forma tal que el resto de los ángulos
del polı́gono no varı́en, es decir, a lo largo de las flechas de puntos en la figura 6.27.
−2 < αk ≤ −1
Figura 6.27: Polı́gono no degenerado obtenido con los puntos a0k y a00k .
En realidad obtenemos que, en lugar de (6.88), el requisito que debemos imponer a los pará-
metros αk es que
−2 < αk ≤ 2 (6.110)
Sin embargo, en este caso se pueden dar de forma completamente arbitraria dos puntos cua-
lesquiera ai y ak del eje real x, de forma que estos se transformen en dos vértices escogi-
dos Ai y Ak del polı́gono en cuestión. Es posible demostrar que actuando ası́ el resto de
las constantes que aparecen en la expresión (6.87) se determinan unı́vocamente. Efectiva-
mente,
Rz la expresión (6.87) define la función w = f (z) relacionada con la función fˆ(z) =
z0
(ζ − a1 )α1 −1 (ζ − a2 )α2 −1 ...(ζ − an )αn −1 dζ por medio de una transformación lineal. Dicha
Representaciones conformes 317
Para valores dados de αk (y estos son dados, ya que según hemos dicho, lo que se considera
dado es el polı́gono) tenemos que para que la lı́nea quebrada cerrada de n + 1 lados, en la que
la función fˆ(z) transforma al eje real, sea un polı́gono semejante al dado es suficiente que n − 1
lados de esta lı́nea quebrada sean proporcionales a los lados correspondientes del polı́gono en
cuestión (los dos lados extremos se determinan completamente al darse sus direcciones). Ası́
pues, tenemos n − 2 ecuaciones con respecto a n constantes ak . Si damos arbitrariamente dos
de ellas, las restantes se determinarán unı́vocamente de las ecuaciones correspondientes. Este
hecho es una consecuencia del teorema de Riemann sobre la definición unı́voca de la función que
realiza la representación conforme de dominios simplemente conexos, dada la correspondencia
entre tres puntos de la frontera de un dominio y tres puntos de la frontera del otro dominio (en
nuestro caso los puntos son los dos escogidos arbitrariamente y el punto z = ∞).
318 José Marı́n Antuña
Por último, es necesario hacer la siguiente aclaración: la condición impuesta a los parámetros
αk en la desigualdad (6.89) es la más general posible. Pudiera, sin embargo, como caso más
restringido -ası́ lo hace la mayorı́a de los autores- exigirse solo que, en lugar de (6.89), se
cumpliera que
n
X
αk = n − 2 (6.111)
k=1
n
X
αn+1 = n − 1 − αk = 1 (6.112)
k=1
lo que significarı́a que el punto A0 = An+1 = w(±∞) no serı́a vértice de nuestro polı́gono,
ya que el ángulo bajo el que se cortarı́an los lados (A1 , A0 ) y (An , A0 ) serı́a παn+1 = π (Fig.
6.31). Esto nos hace concluir que, en el caso en que se exija la condición (6.111), la integral
Representaciones conformes 319
6.5.1 Ejemplos
Figura 6.31: Polı́gono con ángulo en el punto imagen del infinito igual a π.
Z z
1
w= ζ α−1 dζ = A z α (6.113)
0 α
Como el ángulo del vértice es πα = ϕ, obtenemos α = ϕπ ; por consiguiente, escogiendo la
constante A = ϕπ , obtenemos la función deseada:
ϕ
w(z) = z π (6.114)
Compárese este resultado con el obtenido en el punto 7.3.1. Es de interés destacar que
estas funciones no tranforman conformemente todo el plano z en todo el plano w. Se pide
al lector que analice las razones de lo afirmado.
2. Hallar por medio de la integral de Schwarz-Christoffel la función que realiza la repre-
sentación conforme del semiplano superior Im z > 0 en la franja horizontal de altura h,
0 < Im w < h (Fig. 6.33)
La franja es un ”polı́gono degenerado” de dos lados entre los cuales hay un ángulo nulo.
Por lo tanto, tendremos que α = 0. De nuevo podemos tomar arbitrariamente a = 0,
B = 0 y z = 1 (esto último para que la integral converja) y obtener de (6.87):
Representaciones conformes 321
Z z
w=A ζ −1 dζ = A ln z (6.115)
1
h
w(z) = ln z (6.116)
π
Por consiguiente, la función inversa, es decir, la función exponencial
πw
z=e h (6.117)
Figura 6.33: Representación del semiplano superior en el interior de una franja horizontal.
Z z Z z
1
−1 1
−1 dζ
w=A (ζ + 1) 2 (ζ − 1) 2 dζ = A p =
0 0 (ζ + 1)(ζ − 1)
z
A z
Z Z
dζ dζ A
=A p = p = arcsin z (6.118)
0 ζ2 − 1 i 0 1 − ζ2 i
La función inversa
Representaciones conformes 323
Figura 6.34: Representación del semiplano superior en el interior de una columna vertical.
πw
z = sin (6.119)
h
realizará la representación conforme de la columna vertical en el semiplano superior.
El lector debe analizar en que dominio del plano w se transforma el semiplano inferior
Im z < 0 por medio de la función (6.118).
Los ejemplos hasta aquı́ vistos son sencillos y fueron estudiados cuando analizamos la
geometrı́a de las transformaciones que realizaban las funciones elementales en los puntos
7.3.1, 7.3.2 y 7.3.3. Pasaremos ahora al estudio de otros ejemplos menos sencillos, pero
extraordinariamente útiles.
Figura 6.35: Representación del semiplano superior en el semiplano superior con un corte
vertical.
3
X
α4 = 3 − 1 − αk = 2 − 3 = −1
k=1
por lo que el ángulo será +π que es, efectivamente, el ángulo bajo el que se encuentran
las partes negativa y positiva del eje Re w.
Ası́ pues, tomando en la expresión (6.87) B = 0, z0 = 0, la integral de Schwarz-Christoffel
nos da
Z z Z z
− 21 − 12 ζdζ p
w=A (ζ + 1) ζ(ζ − 1) dζ = A p =A ζ2 − 1 (6.120)
0 0 ζ2 −1
Pero como
Representaciones conformes 325
√
w(0) = A −1 = iA = ih
√
w = h z2 − 1 (6.121)
En este ejercicio conocemos los vértices del rectángulo y debemos encontrar los puntos
del eje Re z = x que les corresponden. Dichos puntos, como hemos visto, no pueden
escogerse de forma arbitraria.
Con el fin de plantearnos un problema simétrico, cosa deseable, pues la figura 6.36 es
simétrica, haremos que el punto w = 0 corresponda al punto z = 0. Entonces podemos
hacer corresponder los vértices A1 y A2 con los puntos a1 = −1 y a2 = 1 respectivamente,
tomados de forma arbitraria, en tanto que los vértices A3 y A4 los hacemos corresponder
con los puntos a3 = κ y a4 = −κ respectivamente, donde κ es una magnitud a determinar
326 José Marı́n Antuña
en la transformación. Los ángulos en los vértices del rectángulo nos permiten establecer
que los parámetros αk en la integral de Schwarz-Christoffel son α1 = α2 = α3 = α4 = 21 ;
por consiguiente, tomando z0 = 0, podemos nescribir nuestra función como
Z z
1 1 1 1
w(z) = A (z + 1)− 2 (z − 1)− 2 (z − κ)− 2 (z + κ)− 2 dz + B =
0
Z z Z z
dz dz
=A p +B =A p +B =
0 (z 2 − 1)(z 2 − κ2 ) 0 κ2 (1 − z 2 )(1 − k 2 z 2 )
Z z
dz
= Ā p +B (6.122)
0 (1 − z )(1 − k 2 z 2 )
2
donde Ā ≡ Ak y k = κ1 .
Como w = 0 corresponde a z = 0, concluimos que B = 0, de manera que la función que
realiza la representación conforme deseada viene dada por la fórmula
Z z
dz
w(z) = Ā p (6.123)
0 (1 − z 2 )(1 − k2z 2)
Para determinar las constantes Ā y k utilizaremos las relaciones con los vértices conocidos
del rectángulo. Tenemos que
Z 1
l1 dz
w(1) = Ā p (6.124)
2 0 (1 − z 2 )(1 − k2z 2)
Además
Z 1
l1 k dz
w(κ) = + il2 = Ā p =
2 0 (1 − z 2 )(1 − k 2 z 2 )
1
Z 1 Z
dz k dz
= Ā p + Ā p (6.125)
0 (1 − z 2 )(1 − k 2 z 2 ) 1 (1 − z 2 )(1 − k 2 z 2 )
En la expresión (6.125) el primer sumando no es otra cosa que (6.124), por lo que obte-
nemos
Z 1
l1 l1 k dz
w(κ) = + il2 = − iĀ p (6.126)
2 2 1 (z 2 − 1)(1 − k 2 z 2 )
Z 1
k dz
l2 = −Ā p (6.127)
1 (z − 1)(1 − k 2 z 2 )
2
Z 1
dz
K= p (6.128)
0 (1 − z 2 )(1 − k 2 z 2 )
recibe el nombre de integral elı́ptica completa de módulo k. Por lo general, el módulo
k viene dado como función de cierto ángulo α:
k = sin α (6.129)
1
Z 1 Z
dz k dζ
p = p (6.131)
0 (1 − z 2 )(1 − k 02 z 2 ) 1 (ζ 2 − 1)(1 − k 2 ζ 2 )
donde hemos hecho el cambio de variable
1
ζ=√
1 − k 02 z 2
La integral del miembro derecho de (6.131), es decir, la integral del tipo
Z 1
0
k dz
K = p (6.132)
1 (z 2 − 1)(1 − k 2 z 2 )
recibe el nombre de integral elı́ptica complementaria. Para las integrales elı́pticas
(6.128) y (6.132) existen amplias y detalladas tablas que dan sus valores en función del
módulo k (o del ángulo α que define al módulo k a través de la relación (6.129)). Si ahora
dividimos (6.127) por (6.124) obtenemos
2l2 −K 0
= (6.133)
l1 K
Comúnmente se introduce la notación
−K 0
ln q = π (6.134)
K
Existen también tablas para esta expresión en función del módulo k o del ángulo α que
lo define.
Por consiguiente, si sabemos los lados l1 y l2 del rectángulo, podemos hallar la expresión
(6.133) y con su ayuda, a través de (6.134), el valor de ln q; acto seguido vamos a la
tabla correspondiente y buscamos el valor del ángulo α. Una vez hallado dicho ángulo,
buscamos con su ayuda la integral elı́ptica K que le corresponde con la que obtenemos la
constante Ā de la fórmula (6.124):
328 José Marı́n Antuña
l1
Ā = (6.135)
2K
Además, en virtud de (6.129) determinamos, con el mismo valor de α, el valor de k, por
lo que el problema de la representación del semiplano Im z > 0 en el rectángulo señalado
queda resuelto. La función que realiza la transformación resulta ser
Z z
l1 dz
w(z) = p (6.136)
2K 0 (1 − z 2 )(1 − k 2 z 2 )
donde K y k = sin α son hallados de tablas a partir de las relaciones (6.133) y (6.134).
Las integrales como la obtenida en (6.136) dependen de la variable z además de depender
del parámetro k. Esas integrales, que reciben el nombre genérico de integrales elı́pticas,
son del tipo
Z z
dζ
w= p (6.137)
0 (1 − ζ 2 )(1 − k 2 ζ 2 )
z = sn w = sn (w, k) (6.138)
(sn z)0 = cn z dn z
(cn z)0 = −sn z dn z (6.141)
(dn z)0 = −k 2 sn z cn z
3
Hemos cambiado el argumento; en lugar de w le hemos llamado z lo que, por supuesto, no ofrece dificultad
alguna.
Representaciones conformes 329
sn z1 cn z2 dn z2 + sn z2 cn z1 dn z1
sn (z1 + z2 ) =
1 − k 2 sn2 z1 sn2 z2
cn z1 cn z2 − sn z1 sn z2 dn z1 dn z2
cn (z1 + z2 ) = (6.142)
1 − k 2 sn2 z1 sn2 z2
dn z1 dn z2 − k 2 sn z1 sn z2 cn z1 cn z2
dn (z1 + z2 ) =
1 − k 2 sn2 z1 sn2 z2
Tanto las fórmulas (6.141), como las (6.142) se transforman en las reglas trigonométricas
conocidas para las funciones sin z y cos z cuando k = 0.
Las figuras 6.37 a, b, y c representan los gráficos de estas funciones. La gráfica 6.37 b
muestra el módulo de la función coseno elı́ptico.
Figura 6.38: Representación del semiplano superior en el interior del dominio dibujado.
z z
z−ξ
Z Z
−1 −1
w=A (z + 1) (z − ξ)(z − 1) dz + B = A dz + B
0 0 z2 − 1
Integrando queda
1+ξ 1−ξ
w=A ln(z + 1) + ln(z − 1) + B (6.143)
2 2
Esta expresión contiene tres constantes que debemos determinar, A, B y ξ. Para calcular
dichas constantes razonaremos de la siguiente forma: cuando el punto z rodea al punto
a2 = −1 a lo largo de una circunferencia infinitamente pequeña Cr de radio r (es decir,
Representaciones conformes 331
cuando el vector z + 1 = reiϕ rota cambiando su argumento del valor π al valor 0), el
punto w que le corresponde debe pasar de la recta A1 A2 a la recta A2 A3 , es decir, la
función w debe obtener un incremento
∆w = h1 + O(r) (6.144)
1+ξ
∆w = −A πi + O(r) (6.145)
2
donde O(r) es también una función compleja infinitesimal cuando r → 0. Comparando
(6.144) y (6.145) obtendremos en el lı́mite cuando r → 0
1+ξ
−A πi = h1 (6.146)
2
Análogamente, cuando el punto z rodea al punto a4 = 1 a lo largo de una circunferencia
infinitamente pequeña de radio r, el punto w que le corresponde debe pasar de la recta
A2 A3 a la recta A4 A1 , es decir, ∆w = h2 + O(r).
Por otro lado
1−ξ
∆w = A (−πi) + O(r)
2
1−ξ
−A πi = h2 (6.147)
2
Mediante (6.146) y (6.147) obtenemos para las constantes A y ξ las expresiones
h1 + h2 h1 − h2
A=i ; ξ= (6.148)
π h1 + h2
por lo que la función que realiza la representación toma la forma
i
w= {h1 ln(z + 1) + h2 ln(z − 1)} + B (6.149)
π
La constante B se obtiene de la correspondencia de los puntos a3 = ξ y A3 = 0:
4
Consideramos este hecho evidente, aunque en realidad es posible demostrarlo rigurosamente.
332 José Marı́n Antuña
H
2
B = −h2 π +2
πi ln hh1 1 hh2 2 (6.150)
H
donde H = h1 + h2 .
7. Hallar mediante la integral de Schwarz-Christoffel la función que realiza la representación
conforme del semiplano superior Im z > 0 en el dominio dado por la figura 6.39
Figura 6.39: Representación del semiplano superior en el interior del dominio dibujado.
Z ζ Z ζ
√
−1 1 ζdζ
w=A (ζ − 1) ζ dζ + B = A
2 (6.151)
0 0 ζ −1
Z ζ
dζ
w= + O(ζ − 1) = A{ln(ζ − 1) − πi} + O(ζ − 1) (6.152)
0 ζ −1
ζ
√ √
ζ −1 ζ
Z
h ζdζ h p
w= = 2 ζ + ln √ | =
π 0 ζ −1 π ζ +1 0
√
2h p h ζ −1
= ζ + ln √ − hi (6.153)
π π ζ +1
√
2h √ h 1 − z2 − 1
w= 1 − z 2 + ln √ − hi =
π π 1 − z2 + 1
2h √
z
= 2
1 − z + ln √ (6.154)
π 1 + 1 − z2
5
Esto puede ser demostrado rigurosamente.
334 José Marı́n Antuña
La teorı́a de representaciones conformes tiene entre sus aplicaciones una de extraordinaria im-
portancia para la Fı́sica: su utilización en la solución de problemas de frontera de ecuaciones
en derivadas parciales de segundo orden. La propiedad fundamental de las funciones analı́ticas
estudiadas por nosotros en el primer epı́grafe de este capı́tulo y que consiste en que la repre-
sentación conforme por ellas efectuada conserva las propiedades armónicas (en el sentido directo
de que el laplaciano es invariante ante las transformaciones de coordenadas si estas son la parte
real y la parte imaginaria de una función analı́tica univaluada con derivada diferente de cero en
el dominio donde se estudia la ecuación con laplaciano), nos ofrece la posibilidad de utilizar las
representaciones conformes para resolver problemas de frontera de la ecuación de Laplace, de
Helmholtz y similares en dominios bidimensionales bastante complicados. Además, el mismo
hecho de que tanto la parte real como la imaginaria de una función analı́tica son funciones
armónicas, nos permite utilizar las funciones analı́ticas y las representaciones conformes que
ellas realizan como un poderoso aparato de solución de problemas con funciones armónicas.
En el presente epı́grafe analizaremos algunas cuestiones de carácter general y desarrollaremos
algunos ejemplos de solución de problemas fı́sicos.
De los cursos sobre ecuaciones de la Fı́sica Matemática 6 es conocido que la solución del pro-
blema bidimensional de Dirichlet para la ecuación de Poisson:
donde S es un dominio bidimensional de frontera constituida por un contorno liso C (Fig. 6.40)
viene dada por la expresión
Z Z Z
∂G
Φ(x, y) = − ψ(ξ, η) dl + F (ξ, η)G(x, y, ξ, η)dS (6.156)
C ∂n S
1 1
G(x, y, ξ, η) = ln +v (6.157)
2π rM P
6
Ver José Marı́n Antuña: Métodos Matemáticos de la Fı́sica y también A.N. Tikhonov y A.A. Samarsky,
Equations of Mathematical Physics, entre otros.
Representaciones conformes 335
∇2 v = 0, en S (6.158)
1 1
v|C = − ln |P ∈C
2π rM P
La solución del problema (6.158) es necesaria para determinar la función de Green del dominio
S que nos permita, mediante la fórmula (6.156), resolver el problema inicial. En algunos
casos la función v puede ser hallada con relativa facilidad por diversos métodos, como el de
las imágenes electrostáticas, sin necesidad de resolver el problema (6.158). Sin embargo, para
dominios complicados, ya sea por su irregularidad o por la forma de su frontera, el método de las
imágenes electrostáticas o la solución directa del problema (6.158) puede presentar dificultades
insalvables.
336 José Marı́n Antuña
Entonces la función de Green del problema de Dirichlet en el dominio D viene dada por la
expresión
1
G)M, P ) = − ln |f (z, z0 )| (6.159)
2π
Para demostrar la validez de esta afirmación debemos comprobar si la función G ası́ construida
satisface las propiedades que definen a la función de Green. Primero tenemos que la función
(6.159) construida satisface la condición de frontera de la función de Green, pues como por
Representaciones conformes 337
1 1 1
G|M ∈Γ = − ln |f (z, z0 )|z∈Γ = − ln |w| = − ln 1 = 0 (6.160)
2π 2π 2π
Además, la función (6.159) es armónica para todo z 6= z0 , ya que como la función f (z, z0 ) es
analı́tica, la función ln f (z, z0 ) también lo es y, por tanto, su parte real, ln |f (z, z0 )| es armónica
(en el punto z = z0 la función deja de ser armónica, ya que, como f (z0 , z0 ) = 0, la función
ln |f (z, z0 )| tiene en dicho punto una singularidad). Ası́ pues,
∇2 G = 0 ∀z 6= z0 (6.161)
1 1 |f ((z, z0 )| 1 |f ((z, z0 )|
G=− ln |f ((z, z0 )| = − ln |z − z0 | = − ln −
2π 2π |z − z0 | 2π |z − z0 |
1 1 1 1 f (z, z0 ) − f (z0 , z0 )
− ln |z − z0 | = ln − ln
2π 2π |z − z0 | 2π z − z0
de aquı́ que
1 1 1 df
G→ ln − ln (6.162)
2π rM P 2π dz z=z0
El segundo sumando en la fórmula (6.162) es una magnitud acotada, pues como por hipótesis
la función f (z, z0 ) realiza la representación conforme del dominio D en el cı́rculo |w| < 1, debe
df
cumplirse, de acuerdo con la definición de representación conforme, que la derivada dz |z=z0 6= 0.
Ası́ pues, la expresión (6.162) nos dice que la función (6.159) tiene en el entorno del punto
singular la misma singularidad que la función de Green (6.157).
Ası́ pues, podemos concluir que, efectivamente, la función creada por nosotros (6.159) es la
función de Green para el problema de Dirichlet en el dominio D.
Es necesario aclarar que si bien el análisis realizado nos permite construir de forma sencilla,
mediante la fórmula (6.159), la función de Green, en la mayorı́a de los casos la dificultad mayor
reside en hallar la función f (z, z0 ) que realice la representación conforme del dominio D en el
cı́rculo |w| < 1, la que debe hallarse por los distintos métodos estudiados en este capı́tulo.
z − z0
w = eiϕ (6.163)
z − z0 ∗
Por lo tanto, de acuerdo con la fórmula (6.159), la función de Green del semiplano será
1 iϕ z − z0 1 z − z0
G(M, P ) = − ln e = − ln =
2π z − z0 ∗ 2π z − z0 ∗
s
1 (x − ξ)2 + (y − η)2 1 (x − ξ)2 + (y + η)2
= − ln = ln (6.164)
2π (x − ξ)2 + (y + η)2 4π (x − ξ)2 + (y − η)2
El método que estudiaremos ahora está basado en que las representaciones conformes mantienen
invariables las propiedades armónicas de las funciones. Supongamos que queremos resolver el
problema de Dirichlet para le ecuación de Laplace en cierto dominio D de frontera Γ:
∇2 ϕ = 0, en D (6.165)
ϕ|Γ = ψ(x, y)
donde el dominio D es lo suficientemente complicado como para que sea muy difı́cil o práctica-
mente imposible la solución de este problema por los métodos de solución comunes de la Fı́sica
Matemática.
Supongamos ahora que desconocemos la función analı́tica que realice la representación conforme
del dominio dado en el cı́rculo unitario con centro en el origen de coordenadas, por lo que no
podemos buscar la función de Green del problema planteado por el método desarrollado en el
punto anterior. Sin embargo, supongamos que conocemos la función analı́tica w = f (z) que
transforma al dominio D en un dominio D0 de frontera Γ0 más sencillo y en el que sı́ sabemos
resolver nuestro problema. Entonces, como (6.165) es la ecuación de Laplace (es decir, la función
ϕ es armónica), podemos afirmar que, mediante la función w = f (z) = u(x, y) + iv(x, y) al
hacer la transformación
x = x(u, v)
y = y(u, v)
la que, por ser conforme la representación, también será armónica en el nuevo dominio D0 .
De manera que en el dominio D0 obtenemos el siguiente problema que tenemos que resolver:
∇2 Φ = 0 (6.167)
Φ|Γ0 = Ψ(u, v)
Por hipótesis suponemos que el problema (6.167) en el nuevo dominio puede ser resuelto por
métodos conocidos, de manera que resolvemos dicho problema y obtenemos la función Φ(u, v);
si posteriormente regresamos a las variables iniciales x, y, obtenemos la solución deseada del
problema inicial planteado en el dominio D, por muy complicado que este sea. De esta manera
se pueden resolver problemas muy complicados, siempre que se encuentre la función analı́tica
w = f (z) conveniente, tarea que puede resultar también difı́cil.
Debemos aclarar que el método expuesto puede ser aplicado igualmente en el caso de la ecuación
de Poisson, de Helmholtz y otras que contengan al operador de Laplace. Solo se tendrá que
tener en cuenta el jacobiano de la transformaciónque deberá aparecer convenientemente en la
ecuación: el laplaciano mantiene su forma ante la representación conforme pero en la nueva
ecuación aparecerá el jacobiano de la transformación. Se invita al lector a desarrollar estas
ideas.
∇2 ϕ = 0 en D : {0 < y < π}
1
ϕ(x, 0) = (6.168)
cosh x
ϕ(x, π) = 0
en el semieje {u, 0}, donde u = ex eiπ = −ex < 0. Ası́ pues, la frontera inferior de la franja
se transforma en el semieje positivo, en tanto la frontera superior se transforma en el semieje
negativo. Además, tenemos que
1 2 2u
ϕ(x, 0) = ψ(x) = = x = ≡ Ψ(u), si u ≥ 0
cosh x e + e−x 1 + u2
∇2 Φ = 0 en D0 : {v > 0} (6.169)
2u
Φ(u, 0) = , ∀u ≥ 0
1 + u2
= 0 ∀u < 0
Representaciones conformes 341
Sabemos que la solución del problema en el semiplano viene dada por la fórmula de Poisson7 :
Z ∞ Z ∞
1 v 1 v 2ξdξ
Φ(u, v) = 2 2
Φ(ξ, 0)dξ = (6.170)
π −∞ (ξ − u) + v π 0 (ξ − u) + v 1 + ξ 2
2 2
La fórmula (5.114) nos permite calcular esta integral por la teorı́a de residuos; tenemos que
( 4 )
∞
z ln2 z
Z
ξdξ 1 X
= − Im Res , zk
0 [(ξ − u)2 + v 2 ](1 + ξ 2 ) 2π k=1
[(z − u)2 + v 2 ](1 + z 2 )
z ln2 z
F (z) =
[(z − u)2 + v 2 ](1 + z 2 )
son polos de primer orden en los puntos i, −i, u + iv y u − iv. Por consiguiente tendremos
i ln2 i π2 1
Res[F, i] = 2 2
= − 2 2
2i[(i − u) + v ] 8 u + v − 1 − 2iu
−i ln2 (−i) 9π 2 1
Res[F, −i] = 2 2
= − 2 2
−2i[(−i − u) + v ] 8 u + v − 1 + 2iu
√ 2
(u + iv) ln2 (u + iv) (u + iv) ln u2 + v 2 + i arctan uv
Res[F, u + iv] = =
2(u + iv − u)(1 + (u + iv)2 ) 2iv[u2 − v 2 + 1 + 2iuv]
√ 2
(u − iv) ln u2 + v 2 + i(π − arctan uv )
Res[F, u − iv] =
−2iv[u2 − v 2 + 1 − 2iuv]
√
Si hacemos A = u2 + v 2 y Ψ = arctan uv y realizamos las operaciones algebraicas pertinentes
obtenemos
nX o 2π 2 u
Im Res[F, zk ] = +
(u2 + v 2 − 1)2 + 4u2
1
+ [−8πuv(u2 − v 2 + 1)(π − Ψ) +
4v 2 [(u2 − v2 2 2
+ 1) + 4u v ]2
de manera que
Z ∞
ξdξ πu
=− 2 +
0 [(ξ − u)2 2
+ v ](1 + ξ ) 2 (u + v − 1)2 + 4u2
2
2uv
Φ(u, v) = − +
(u2
+ − 1)2 + 4u2
v2
2 uv(u2 − v 2 + 1)(π − Ψ) − v 2 (u2 − v 2 + 1) ln A + 2u2 v 2 ln A
+
π v[(u2 v 2 + 1)2 + 4u2 v 2 ]
u = ex cos y; v = ex sin y
√
y teniendo en cuenta que ln A = ln u2 + v 2 = ln ex = x, que Ψ = arctan uv = arctan tan y = y
y con ayuda de conocidas fórmulas trigonométricas para el ángulo duplo, se obtiene, después
de sencillas operaciones, que la solución buscada es
2 ex π(e2 x + 1) 2ex 2 1
ϕ(x, 0) = 2x 2
− 0 − 0 + 0 = 2x
= x −x
=
π (e + 1) e +1 e +e cosh x
ϕ(x, π) = 0
El lector puede comprobar que, además, la función (6.171) satisface la ecuación de Laplace, es
decir, es una función armónica.
Representaciones conformes 343
El que tanto la parte real como la parte imaginaria de una función analı́tica sean funciones
armónicas en el plano, nos posibilita utilizar las funciones analı́ticas junto con las representa-
ciones conformes que ellas realizan para resolver directamente problemas relacionados con la
ecuación de Laplace en dominios bidimensionales arbitrarios. Esto nos lleva al concepto de
potencial complejo, que analizaremos fundamentalmente en dos tipos generales de problemas
que aparecen comúnmente en la Fı́sica.
rot v = 0 (6.172)
div v = 0 (6.173)
Como el movimiento es potencial, existe una función escalar u(x, y) que recibe el nombre de
potencial de velocidades, relacionada con el vector velocidad v por la expresión
es decir,
∂u ∂u
vx = , vy = (6.175)
∂x ∂y
donde el vector velocidad v es perpendicular a las lı́neas de nivel u(x, y) = constante del
potencial de velocidades en cada punto.
∂2u ∂2u
+ =0 (6.176)
∂x2 ∂y 2
es decir, que en este caso el potencial de velocidades es una función armónica. Construyamos
una función analı́tica de variable compleja:
para la cual el potencial u(x, y) del movimiento del lı́quido considerado sea su parte real. Es
evidente que esta función está definida con exactitud de una constante aditiva; efectivamente, al
ser conocida solamente la parte real u(x, y), la parte imaginaria puede determinarse solamente
mediante las condiciones de Cauchy-Riemann, es decir, solo puede establecerse el diferencial
total de la parte imaginaria:
dv = vx dx + vy dy = −uy dx + ux dy (6.177)
De aquı́ que, integrando (6.177), la función v(x, y) queda determinada con exactitud de una
constante de integración.
Además, no es difı́cil ver que las lı́neas de nivel u(x, y) = constante y v(x, y) = constante son
ortogonales entre sı́ , ya que los gradientes de las funciones son perpendiculares a las lı́neas de
nivel y, en virtud de las condiciones de Cauchy-Riemann, tenemos que
es decir, los gradientes son ortogonales entre sı́ y, por lo tanto, las lı́neas de nivel son también
ortogonales entre sı́.
Por consiguiente, el vector velocidad v en cada punto estará dirigido a lo largo de la tangente
de la lı́nea de nivel v(x, y) = constante en dicho punto. La función v(x, y), que es la parte
imaginaria de la función analı́tica f (z) construida por nosotros, recibe el nombre de función
de corriente y la función analı́tica f (z) se de nomina potencial complejo del movimiento.
El dominio del flujo del lı́quido acotado por dos lı́neas de corriente v(x, y) = C1 y v(x, y) = C2
se llama tubo de corriente. Como la velocidad del lı́quido en cualquier punto está dirigida a
lo largo de la tangente a la lı́nea de corriente en dicho punto, en virtud de la incompresibilidad
del lı́quido y del carácter estacionario del movimiento, la cantidad de lı́quido que fluya en la
unidad de tiempo a través de dos cortes transversales cualesquiera S1 y S2 del tubo de corriente
es constante. Ası́ pues, la diferencia de las constantes C1 y C2 determina la pérdida de lı́quido
en el tubo de corriente dado.
De las condiciones de Cauchy-Riemann y las fórmulas (6.175) se deduce que las componentes de
la velocidad pueden ser expresadas a través de las derivadas parciales de la función de corriente:
∂u ∂v ∂u ∂v
vx = = ; vy = =− (6.179)
∂x ∂y ∂y ∂x
∂u ∂u ∂u ∂v d
w = vx + ivy = +i = −i = f ∗ (z) (6.180)
∂x ∂y ∂x ∂x dz
Representaciones conformes 345
En hidrodinámica juegan un papel principal los conceptos de circulación y flujo del vector
velocidad; por eso daremos la expresión de estas magnitudes a través del potencial complejo.
Z
NC = v · nds (6.183)
C
Evidentemente esta integral determina la cantidad de lı́quido que pasa a través de la curva C
en la unidad de tiempo. Escribamos la integral (6.183) de la siguiente forma:
Z Z Z Z
∂u ∂u ∂v ∂u
NC = v · nds = vx dy − vy dx = dy − dx = dx + dy (6.184)
C C C ∂x ∂y C ∂x ∂x
Al determinar la fuerza de empuje que actúa por parte del flujo de un lı́quido sobre un cuerpo
alrededor del cual el lı́quido se mueve, tiene gran importancia el grado de turbulencia del flujo,
el que se caracteriza por el valor de la circulación. Se llama circulación del vector de velocidad
a lo largo de la curva C a la integral curvilı́nea de la componente tangencial del vector velocidad:
Z
ΓC = v · ds (6.185)
C
Z Z Z Z
∂u ∂u ∂u ∂v
ΓC = v · ds = vx dx + vy dy = dx + dy = dx − dy (6.186)
C C C ∂x ∂y C ∂x ∂x
346 José Marı́n Antuña
Veamos ahora en el plano complejo la integral de la derivada del potencial complejo a lo largo
de la curva C:
Z Z Z
0 ∂u ∂v ∂v ∂u
f (z)dz = dx − dy + i dx + dy (6.187)
C C ∂x ∂x C ∂x ∂x
Z
f 0 (z)dz = ΓC + iNC (6.188)
C
Esta fórmula, que expresa la circulación y el flujo del vector velocidad a través de la derivada
del potencial complejo, tiene innumerables aplicaciones en la hidrodinámica. Hagamos notar
que si el dominio D en el que analizamos el movimiento es simplemente conexo, la integral
(6.188) por cualquier curva cerrada C contenida en el dominio D es cero en virtud del teorema
de Cauchy. En el caso de un movimiento en un dominio multiconexo, la integral por la curva
cerrada contenida en dicho dominio puede ser diferente de cero. Esto tendrá lugar cuando dentro
de la curva C se encuentre un dominio D0 , no perteneciente a D, en el que existan fuentes y
puntos de turbulencia del flujo analizado. En dicho dominio, evidentemente, no se cumplen las
ecuaciones (6.172) y (6.173). Como caso particular, el dominio D0 puede estar compuesto por
puntos aislados, que serán puntos singulares aislados de la función f (z), potencial complejo del
movimiento.
Ası́ pues, cualquier flujo potencial en un plano dentro de un dominio en el que no existan
fuentes ni puntos de turbulencia, puede ser descrito con ayuda de un potencial complejo, que
es una función analı́tica de variable compleja. De ahı́ que, para el estudio de este tipo de flujos
puede ser utilizado todo el aparato de la teorı́a de funciones analı́ticas.
Ejemplos
A continuación analizaremos una serie de ejemplos de flujos sencillos descritos por funciones
elementales de variable compleja.
f (z) = az (6.189)
u(x, y) = a1 x − a2 y; v(x, y) = a2 x + a1 y
y las lı́neas de corriente v(x, y) = C son rectas cuyas pendientes con el eje x se determinan
por la expresión tan α = − aa21 . La fórmula (6.180) nos da
d ∗
w = vx + ivy = f (z) = a∗ = a1 − ia2 (6.190)
dz
Representaciones conformes 347
de donde se deduce que la velocidad del flujo es constante y que la dirección del vector
velocidad coincide con las rectas v(x, y) = C. Ası́ pues, la función (6.189) determina un
movimiento paralelo del lı́quido en el plano.
f (z) = a ln z (6.191)
u(r, ϕ) = a ln r; v(r, ϕ) = aϕ
De lo anterior se deduce que las lı́neas de corriente son rayos que parten del origen de
coordenadas y las lı́neas equipotenciales son circunferencias con centro en el origen de
coordenadas. En este caso el valor absoluto de la velocidad será
|a| |a|
|w| = |f 0 (z)| = = (6.192)
|z| r
y el vector velocidad estará dirigido a lo largo del rayo ϕ = constante. De la expresión
(6.192) se deduce que en el origen de coordenadas la velocidad se hace infinita. El punto
z = 0 es un punto singular de la función f (z) y es en este caso la fuente de movimiento
del lı́quido (fuente positiva, si a > 0, cuando la velocidad está dirigida del origen de
coordenadas hacia el infinito y fuente negativa o sumidero, si a < 0, cuando la velocidad
está dirigida hacia el origen de coordenadas). Tomando un contorno C arbitrario que
envuelva al punto z = 0 y utilizando la fórmula (6.188) tendremos
Z Z
0 a
f (z)dz = dz = 2πia = ΓC + iNC
C C z
De lo anterior se obtiene que NC = 2πa. Por lo tanto, en este caso el flujo del lı́quido a
través de cualquier contorno cerrado que contenga en su interior a la fuente es constante
e igual a 2πa. Esta magnitud recibe el nombre de potencia de la fuente.
f (z) = ia ln z (6.193)
donde a es un número real. En este caso las lı́neas de corriente son circunferencias
concéntricas con centro en el origen de coordenadas. De la fórmula (6.188), al igual que
en el caso anterior, se obtiene NC = 0, ΓC = −2πa. El punto z = 0 en este caso recibe el
nombre de punto de turbulencia del flujo.
ln(z + h) − ln(z − h)
f (z) = 2ah
2h
y tomemos el lı́mite cuando h → 0, considerando que la potencia de la fuente y del
sumidero crece de forma tal que la magnitud m = a2h se mantiene constante. Como
resultado obtenemos
m
f0 (z) = (6.195)
z
La función (6.195) representa el potencial complejo de un dipolo de potencia m que se
encuentra en el origen de coordenadas. Las lı́neas de corriente del dipolo se determinan,
evidentemente, mediante las ecuaciones
my
− =C
x2+ y2
es decir
C(x2 + y 2 ) + my = 0 (6.196)
o sea, son circunferencias con centros sobre el eje y y tangentes al eje x en el origen de
coordenadas. Aquı́ el valor absoluto de la velocidad:
m m
|w| = 2
= 2 (6.197)
|z| x + y2
tiende a cero en el infinito.
5. Analicemos el flujo cuyo potencial complejo tiene la forma
m
f (z) = v∞ z + (6.198)
z
donde v∞ y m son números reales y positivos.
Es evidente que este flujo es la superposición de un flujo paralelo con velocidad v∞ paralela
al eje x y un flujo provocado por un dipolo de potencia m colocado en el origen de
coordenadas. Las lı́neas de corriente de este flujo se determinan mediante las ecuaciones
my
v∞ y − =C (6.199)
x2
+ y2
Al valor C = 0 le corresponde una lı́nea de corriente cuya ecuación es
m
y v∞ − 2 =0
x + y2
Representaciones conformes 349
m
Ella se descompone en la recta y = 0 y en la circunferencia x2 + y 2 = a2 , donde a2 = v∞
.
Como
a2
0 m
f (z) = v∞ − 2 = v∞ 1 − 2 (6.200)
z z
tendremos que en el infinito la velocidad del flujo es igual a v∞ y está dirigida a lo largo
del eje x. En los puntos de la circunferencia x2 + y 2 = a2 que es una lı́nea de corriente,
la velocidad está dirigida a lo largo de la tangente a dicha circunferencia. Para el valor
absoluto de la velocidad sobre los puntos de la circunferencia z = aeiϕ de las fórmulas
(6.180) y (6.200) se obtiene
d ∗
|w|||z|=a = f (z) ||z|=a = v∞ 1 − e2iϕ = 2v∞ | sin ϕ| (6.201)
dz
En los ejemplos hasta aquı́ analizados hemos determinado las caracterı́sticas hidrodinámi-
cas del flujo a partir del potencial complejo dado. Pasaremos a la resolución del problema
en cierta forma contrario, es decir, del problema sobre la determinación del potencial
complejo del flujo a partir de sus caracterı́sticas hidrodinámicas. Hagamos notar que
como la velocidad fı́sica del flujo se expresa a través de la derivada del potencial complejo
(ver (6.180)), el potencial complejo en cuestión para el flujo dado no se determina de forma
unı́voca. Sin embargo, su derivada es una función analı́tica univaluada. Esto significa
que en el entorno de cualquier punto regular del flujo tiene lugar el desarrollo
∞
X
0
f (z) = an (z − z0 )n (6.202)
n=0
∞
X
f 0 (z) = bn (z − z0 )n (6.203)
−∞
∞
X
f (z) = b−1 ln(z − z0 ) + cn (z − z0 )n (6.204)
n=0
w∞ = (vx )∞ + i(vy )∞
del flujo es acotada en este punto, entonces el desarrollo del potencial complejo en el
entorno del punto infinitamente alejado tiene la forma
350 José Marı́n Antuña
∞
∗
X cn
f (z) = w∞ z + b−1 ln z + (6.205)
n=0
zn
De aquı́ obtenemos
Z
f 0 (z)dz = 2πib−1 (6.206)
CR
2πib−1 = Γ∞
Ası́ pues, el desarrollo del potencial complejo en el entorno del punto infinitamente alejado
que no constituye un punto singular del flujo es
∞
∗ Γ∞ X cn
f (z) = w∞ z + ln z + (6.207)
2πi n=0
zn
Veamos ahora el problema sobre el flujo alrededor de un contorno cerrado. Sea un flujo
que tiene en el infinito una velocidad dada w∞ y una circulación Γ∞ y supongamos que
dicho flujo envuelve a un cuerpo S delimitado por un contorno cerrado C.
Se desea determinar la velocidad en cualquier punto del flujo a partir de las caracterı́sticas
hidrodinámicas dadas en el infinito, bajo la condición de que en los puntos del contorno
C la velocidad del flujo está dirigida a lo largo de la tangente al contorno C. Esta última
condición significa que la curva C constituye una lı́nea de corriente del flujo considerado,
es decir, que la parte imaginaria del potencial complejo que describe al flujo en cuestión
debe conservar un valor constante sobre la curva:
∞
X cn
f (z) = v∞ z + (6.209)
n=0
zn
R2
f (z) = v∞ z+ (6.210)
z
Aquı́ la velocidad en los puntos que están sobre el cilindro analizado se determina por
la fórmula (6.201), de donde se deduce que dicha velocidad se hace cero en dos puntos
crı́ticos: en el punto z = −R, en el que la lı́nea de corriente y = 0 se desdobla en dos
lı́neas de corriente que coinciden con las semicircunferencias superior e inferior |z| = R,
y el punto z = R en el que estas lı́neas de corriente convergen de nuevo a la recta y = 0.
Estos puntos reciben el nombre de punto de escurrencia y punto de convergencia
respectivamente. Debe destacarse que si la velocidad del flujo en el infinito no es paralela
al eje x, sino que tiene la forma w∞ = v∞ eiϕ0 , entonces con la ayuda de la transformación
ζ = zeiϕ0 obtenemos en el plano ζ el problema que acabamos de analizar. Entonces para
la solución del problema inicial se obtiene la expresión
∗ w∞ R2
f (z) = w∞ z + (6.211)
z
Supongamos ahora que la circulación Γ∞ no es nula. Según vimos anteriormente (ver
ejemplo 3 de potenciales complejos), las lı́neas de corriente en el flujo con potencial
complejo ia ln z (donde a es un número real) son circunferencias concéntricas con centro
en el origen de coordenadas. Por ello, el potencial complejo del flujo que envuelva a un
cilindro circular de radio R con velocidad dada v∞ en el infinito y circulación dada Γ∞ ,
tiene la forma
R2
Γ∞
f (z) = v∞ z+ + ln z (6.212)
z 2πi
Hallemos los puntos crı́ticos del flujo, en los que la velocidad del mismo se hace cero. En
virtud de la fórmula (6.180) tenemos
R2
∗ 0 Γ∞
w = f (z) = v∞ 1− 2 + =0
z 2πiz
De aquı́
Γ∞
z2 + z − R2 = 0 (6.213)
2πiv∞
y
352 José Marı́n Antuña
s
Γ∞ Γ2∞
zcr = i ± R2 − (6.214)
4πv∞ 16π 2 v2∞
Γ∞
Para R ≥ 4πv∞ la expresión bajo el radical en (6.214) es positiva. Por consiguiente,
s
Γ2∞ Γ2∞
|zcr | = R2 − + =R
16π 2 v2∞ 16π 2 v2∞
es decir, ambos puntos crı́ticos se encuentran sobre la circunferencia |z| = R del cilindro en
cuestión y se cumple que si Γ∞ > 0 (v∞ > 0) ambos puntos se encuentran sobre la semicir-
cunferencia superior y si Γ∞ < 0 (v∞ > 0), se encuentran sobre la semicircunferencia
inferior. Ası́ pues, la existencia de la circulación acerca los puntos de escurrencia y
convergencia de las lı́neas de corriente (Fig. 6.43)
Γ∞
Figura 6.43: Flujo alrededor de un cilindro si 4πv∞
< R.
Γ∞
Para el caso en que 4πv ∞
= R ambos puntos crı́ticos coinciden (con el punto z = i si
Γ∞
Γ∞ > 0, o con el punto z = −i si Γ∞ < 0). Por último, para el caso en que 4πv∞ > R
Representaciones conformes 353
en el dominio |z| > R queda solamente un punto crı́tico que está sobre el eje imaginario
y. (Como se deduce de la ecuación (6.213) el producto de las raı́ces de esta ecuacióon es
igual a −R2 ; por lo tanto el segundo punto crı́tico se encuentra dentro de la circunferencia
|z| = R).
A través de este punto pasa la lı́nea de corriente que separa a las lı́neas de corriente
cerradas de las lı́neas de corriente abiertas (Fig. 6.44).
Γ∞
Figura 6.44: Flujo alrededor de un cilindro si 4πv∞
> R.
Los resultados obtenidos permiten, en principio, resolver el problema sobre el flujo alrede-
dor de un contorno cerrado arbitrario C. Efectivamente, sea ζ = φ(z) la función que rea-
liza la representación conforme del dominio D del plano complejo z exterior al contorno
C en el dominio D0 del plano ζ exterior a la circunferencia unitaria |ζ| = 1, de manera que
φ(∞) = ∞. Entonces es evidente que el problema en cuestión resulta equivalente al pro-
blema del flujo alrededor de un cilindro circular de radio unitario y puede ser fácilmente
determinada la velocidad del flujo en el infinito, la cual, en general, no varı́a. El potencial
complejo f (z) del flujo inicial ante la transformación conforme planteada se transforma
en la función F (ζ) = f [z(ζ)], de manera que mediante la fórmula (6.180) hallamos
354 José Marı́n Antuña
∗ dF df dz dz
W∞ = |ζ=∞ = |z=∞ |ζ=∞ = w∞ |ζ=∞
dζ dz dζ dζ
y
dz ∗
W∞ = w∞ |ζ=∞
dζ
En virtud de las fórmulas (6.211) y (6.212) la solución del problema transformado adopta
la forma
∗ W∞ Γ∞
F (ζ) = W∞ + + ln ζ
ζ 2πi
De aquı́ que para la solución del problema inicial obtengamos la expresión
∗
∗ dz
w∞ dz |
dζ ζ=∞ Γ∞
f (z) = F [ζ(z)] = w∞ |ζ=∞ φ(z) + + ln φ(z) (6.215)
dζ φ(z) 2πi
En calidad de ejemplo veamos el flujo sin circulación alrededor de una placa finita por
un flujo laminar de un lı́quido. Supongamos que el plano (x, y) corta a la placa en el
segmento −a ≤ x ≤ a y que el vector velocidad del flujo está sobre el plano (x, y) y en
el infinito tiene un valor dado w∞ . Según vimos anteriormente (ver sección 7.4 sobre los
perfiles de Joukovsky) la función
a 1
z= ζ+ = ψ(ζ) (6.216)
2 ζ
realiza la representación conforme del exterior de un cı́rculo unitario del plano ζ en el plano
z cortado en el segmento −a ≤ x ≤ a y se cumple que ψ(∞) = ∞ y que dz |
dζ ζ=∞
= a2 . Por
consiguiente, el problema planteado es equivalente al problema del flujo sin circulación
alrededor de un cilindro circular de radio unitario en el plano ζ. Dicho flujo tiene en
el infinito una velocidad compleja W∞ = a2 w∞ . El potencial complejo de este último
problema tiene la forma
a ∗ w∞
F (ζ) = w∞ ζ +
2 ζ
1
Sustituyamos ζ y ζ
por las expresiones obtenidas en (6.216)
√ √
z+ z 2 − a2 1 z− z 2 − a2
ζ= ; =
a ζ a
√
donde z 2 − a2 > 0 para z = x > a.
Separemos w∞ en sus partes real e imaginaria:
w∞ = (vx )∞ + i(vy )∞
Representaciones conformes 355
Entonces para el potencial complejo del problema inicial obtenemos la expresión final
√
f (z) = (vx )∞ z − i(vy )∞ z 2 − a2 (6.217)
Finalmente, hallemos la fuerza con que el flujo que rodea al cuerpo actúa sobre este. La
fuerza de presión que actúa sobre el elemento de arco ds del contorno C es proporcional a
la presión hidrodinámica p en el punto correspondiente del flujo y está dirigida a lo largo
de la normal interior −dn = −idy + jdx. Por consiguiente, para las componentes de la
fuerza que actúa sobre el contorno C obtenemos las expresiones
Z Z
Rx = − pdy; Ry = − pdx
C C
ρv 2
p=A−
2
donde A es una constante y ρ es la densidad del lı́quido, e introduciendo la magnitud
compleja R = Ry + iRx , obtenemos
Z Z
ρ ρ
R=− 2
v (dx − idy) = − v 2 dz ∗ (6.218)
2 C 2 C
Esta fórmula, que expresa la fuerza con que el flujo que rodea al cuerpo actúa sobre
este a través de la derivada del potencial complejo, recibe el nombre de fórmula de
Chapliguin. De la expresión (6.207) para el potencial complejo fuera del cuerpo rodeado
obtenemos
∞
0 ∗ Γ∞ 1 X c0n
f (z) = w∞ + +
2πi z n=2 z n
∗ ∞
w∞ Γ∞ X bn
f 02 (z) = + w∗ 2∞ +
πi 2πi n=2
zn
Por consiguiente
356 José Marı́n Antuña
Z
f 02 (z)dz = 2w∞
∗
Γ∞
C
de donde
De los ejemplos expuestos se infiere el importante papel que jugaron y juegan los métodos de
la teorı́a de funciones de variable compleja en el desarrollo de la hidro y aerodinámica y en la
teorı́a de la construcción de aviones.
Para obtener las ecuaciones fundamentales del vector de densidad de campo electrostático
partiremos del sistema general de ecuaciones de Maxwell en un medio isótropo:
1 ∂D 4π 1 ∂B
rotH = + j; rotE = −
c ∂t c c ∂t
D = εE; B = µH
Representaciones conformes 357
4π
rotE = 0; divE = ρ (6.222)
ε
donde ε es la constante dieléctrica del medio y ρ es la densidad de las cargas estáticas que crean
el campo en cuestión.
∂v ∂v
E(x, y) = −grad v(x, y); Ex = − ; Ey = − (6.224)
∂x ∂y
donde la función v(x, y) en virtud de la segunda de las ecuaciones (6.222) satisface la ecuación
de Poisson:
∇2 v = −4πρ (6.225)
De (6.225) se desprende que en el dominio libre de cargas la función potencial v(x, y) es una
función armónica. Por ello en dicho dominio puede construirse la función analı́tica de variable
compleja
para la cual la función potencial v(x, y) del campo electrostático analizado constituye su parte
imaginaria.
La función (6.226) se denomina potencial complejo del campo electrostático. Las lı́neas de
nivel v(x, y) = C se llaman lı́neas equipotenciales del campo en cuestión. De las fórmulas (6.224)
se deduce que el vector de intensidad E en cada punto de la lı́nea equipotencial v(x, y) = C
está dirigido a lo largo de la normal a dicha lı́nea. Además, como las lı́neas v(x, y) = C y
u(x, y) = C son ortogonales entre sı́, la dirección del vector E coincide con la tangente a la
lı́nea u(x, y) = C en cada punto de dicha lı́nea. Por eso las lı́neas u(x, y) = C constituyen las
lı́neas de fuerza del campo en cuestión.
358 José Marı́n Antuña
∂v ∂v ∂v ∂u ∂u ∂v d ∗
w = Ex + iEy = − −i =− −i = −i −i = −i f (z) (6.227)
∂x ∂y ∂x ∂x ∂x ∂x dz
de donde
Las fórmulas (6.227) y (6.228) nos dan la expresión de las componentes del vector de intensidad
del campo electrostático en el dominio libre de cargas a través de la derivada del potencial
complejo.
Supongamos que las cargas que crean el campo electrostático en cuestión están contenidas en
cierto dominio limitado por una curva cerrada C0 .8 Entonces la integral por cualquier contorno
cerrado C, que contenga en su interior a C0 , de la componente normal de la intensidad del
campo eléctrico, de acuerdo con el teorema de Gauss, es igual a la carga total (referida a la
unidad de longitud del cilindro en el que están distribuidas las cargas en el espacio):
Z
En ds = 4πe (6.229)
C
En virtud de las fórmulas (6.224), (6.181) y (6.182) y teniendo en cuenta las condiciones de
Cauchy-Riemann, se obtiene
Z Z
∂u ∂v
En ds = dx − dy
C C ∂x ∂x
Como el campo electrostático es potencial en todos los puntos, la circulación de este a lo largo
de cualquier contorno cerrado es nula, es decir,
Z Z
∂v ∂u
En ds = − dx + dy = 0
C C ∂x ∂x
Analicemos ahora la integral por el contorno cerrado C de la derivada del potencial complejo:
Z Z Z
0 ∂u ∂v ∂v ∂u
f (z)dz = dx − dy + i dx + dy (6.230)
C C ∂x ∂x C ∂x ∂x
8
Esto significa que en el espacio las cargas están distribuidas dentro de un cilindro infinito para el que la curva
C0 es el contorno de su corte transversal y donde la distribución de cargas es independiente de la coordenada
z dirigida a lo largo del eje del cilindro, por lo que es solamente función de las coordenadas x, y en el corte
transversal.
Representaciones conformes 359
Z Z
0
f (z)dz = En ds = 4πe (6.231)
C C
Z
σ(s)ds = e (6.232)
C0
1 1
σ(s) = En |C0 = − (grad v)n |C0 (6.233)
4π 4π
1 0
σ(s) = ± |f (z)|C0 (6.234)
4π
El signo de la fórmula (6.234) se determina por el signo de la carga total e distribuida sobre
la superficie del conductor ideal en cuestión. La fórmula (6.234) tiene multitud de aplicaciones
en la resolución de distintos problemas de electrostática.
Por último destaquemos que, al igual que en los problemas hidrodinámicos, la derivada del
potencial complejo f 0 (z) en virtud de (6.227) es una función analı́tica univaluada de la variable
z. Si la intensidad del campo electrostático dado es acotada en el infinito, entonces el desarrollo
de f 0 (z) en el entorno del punto z = ∞ tiene la forma
∞
0
X bn
f (z) = w∞ +
n=1
zn
∞
X cn
f (z) = w∞ z + C0 + b1 ln z + (6.235)
n=1
zn
Z
1
b1 = f 0 (z)dz
2πi CR
donde el contorno CR contiene en su interior todas las cargas que crea al campo, podemos,
basados en (6.231), obtener la expresión final del desarrollo del potencial complejo en el entorno
del punto z = ∞, que toma la forma
∞
X cn
f (z) = w∞ − i2e ln z + (6.236)
n=0
zn
Como vemos, el potencial complejo del campo electrostático tiene mucho en común con el
potencial complejo hidrodinámico.9 Por ello el análisis del campo electrostático bidimensional
con ayuda del potencial complejo puede realizarse por medio de los mismos métodos utilizados
en la resolución de problemas hidrodinámicos. Ası́, todos los ejemplos de flujos analizados en
aquella ocasión pueden tener una interpretación electrostática sencilla.
1
v(r, ϕ) = −2e ln |z| = 2e ln ; u(r, ϕ) = 2e arg z = 2eϕ
r
De aquı́ se desprende que las superficies equipotenciales del campo en cuestión son circunfe-
rencias concéntricas con centro en el origen de coordenadas y las lı́neas de fuerza son los rayos
ϕ = constante. El vector E en cada punto z 6= 0 está dirigido a lo largo del rayo ϕ = constante
y su valor absoluto por la fórmula (6.228) es
2e
|E| = |f 0 (z)| =
r
Veamos algunos problemas tipos de electrostática que pueden ser resueltos con ayuda del po-
tencial complejo.
f (z) = −iC ln z
e
σ(s) =
2π
Si el contorno del corte transversal es una curva arbitraria C, entonces, realizando median-
te la función ζ = ϕ(z) la representación conforme del dominio exterior al contorno C en
el exterior del cı́rculo unitario |ζ| > 1 de forma tal que satisfaga la condición ϕ(∞) = ∞,
podemos reducir el problema al que acabamos de resolver. De esta manera el potencial
complejo tendrá la forma
−1
1 0 e 1 dζ e dζ
= e
dz
σ(s) = |f (z)|C = ϕ(z) dz = 2π
(6.239)
4π 2π C
dz
C 2π dζ
|ζ|=1
362 José Marı́n Antuña
Como
√
z+ z 2 − a2
ζ=
a
y
2 2 √ 2√z 2 − a2 √
2 2 2 2 2 − a2
ζ −1= 2 z −a + z −a = z + z
a a2
La fórmula (6.240) nos da
ea 1 1 e 1
σ(x) = √ · √ = √ (6.241)
2π a2 − x2 |x + i a2 − x2 |−a<x<a 2π a2 − x2
A1 → ζ = 0, A2 → ζ = ∞ A3 → ζ = −1
Como los ángulos en los vértices del triángulo son, respectivamente, πα1 = 0, πα2 = −πα
y πα3 = π(1 + α), la integral buscada debe tener la forma
Z ζ
z=A ζ −1 (1 + ζ)αd ζ + B (6.242)
ζ0
ζ
(1 + ζ)α d
Z
z=A ζ + ih (6.243)
−1 ζ
364 José Marı́n Antuña
∆z = ih
Por otro lado, de (6.243) y si hacemos ζ = ρeiϕ y tomamos el lı́mite para ρ → 0 obtenemos
Z π
∆z = iA lim (1 + ρeiϕ )α dϕ = iπA
ρ→0 0
h
De aquı́ A = π
y, por lo tanto, la expresión final para la integral (6.243) resulta ser
ζ
(1 + ζ)α
Z
h
z= dζ + ih
π −1 ζ
Representaciones conformes 365
eπw
(1 + ζ)α
Z
h
z= dζ + ih (6.244)
π −1 ζ
h
z= (1 + πw + eπw )
π
Entonces las ecuaciones paramétricas de las curvas equipotenciales v = v0 = constante
(0 ≤ v0 ≤ 1) toman la forma
h
x= (1 + πu + eπu cos πv0 )
π
h
y= (πv0 + eπu sin πv0 )
π
donde −∞ < u < ∞.
En particular la ecuación de la lı́nea equipotencial media (v0 = 21 ) tiene la forma
h h h x−1
y= + eπ
2 π
Las lı́neas equipotenciales que corresponden a distintos valores de v están representadas
en la figura 6.47.
1
Para v0 > 2
es fácil determinar el valor de xmax por la fórmula
h 1
xmax = ln −
π cos πv0
Los resultados obtenidos permiten fácilmente determinar la distancia del extremo del
condensador de la figura 6.47, a partir de la cual el campo dentro de dicho condensador
puede considerarse plano con determinada exactitud.
En general los métodos de representaciones conformes se emplean ampliamente en el
cálculo de las lentes electrostáticas y magnetostáticas planas que se utilizan para enfocar
flujos de electrones, lo que es necesario para el trabajo de múltiples equipos fı́sicos.
366 José Marı́n Antuña
4. Hallar todas las representaciones bilineales que mantienen a los puntos ±1 inmóviles.
5. Hallar la representación conforme del cı́rculo |z| < 1 en el semiplano Im w > 0 de forma
tal que los puntos −1, +1, i tengan como imagen los puntos ∞, 0, 1.
6. Hallar la representación conforme del semiplano superior en sı́ mismo de forma tal que
los puntos ∞, 0, 1 se transformen en los puntos 0, 1, ∞.
Representaciones conformes 367
8. ¿Qué sentido geométrico tiene el parámetro ϕ en la fórmula (6.48)? ¿En qué transforma
la fórmula (6.48) una red cartesiana del plano z?.
9. Hallar la representación conforme del semiplano superior en sı́ mismo de forma tal que
tres puntos dados a1 , a2 , a3 del eje real (a1 < a2 < a3 ) se transformen en los puntos 0, 1,
∞.
az+b
10. ¿Bajo qué condiciones la función w = cz+d
realiza la representación conforme del semi-
plano superior en sı́ mismo?
11. Hallar la representación conforme del semiplano superior en los polı́gonos de la figura 6.48
12. Hallar la representación conforme del dominio biconexo de la figura 6.49(a) en el dominio
biconexo de la figura 6.49(b). Las constantes ak deben calcularse.
13. Hallar las lı́neas equipotenciales, las lı́neas de fuerza y el vector de intensidad de campo
si el potencial complejo es w = z12 .
368 José Marı́n Antuña
tan πy
14. La función potencial del campo tiene la forma v = arctan tanh πx
. Hallar las ecuaciones de
las lı́neas de fuerza y el potencial complejo.
15. Las lı́neas equipotenciales del campo son las circunferencias x2 + y 2 = 2ax. Hallar la
relación de las magnitudes de la intensidad del campo en los puntos (2a, 0) y (a, a).
17. ¿Por cuáles cargas es creado el campo electrostático cuyo potencial complejo es w =
2qiLn z 2 + z12 ?
18. Sobre el rayo x = 0, y > 1 el potencial es igual a v0 y sobre el eje real es nulo. Hallar
la densidad de distribución de cargas sobre el eje real. Sugerencia: en electrostática se
1
demuestra que la densidad de carga en los puntos de un conductor es σ = 4π E.
20. Hallar el campo electrostático en el espacio entre dos cilindros perpendiculares al plano
z que cortan a dicho plano según |z| = 1 y |z − 1| = 52 . La diferencia de potencial entre
los cilindros es igual a 1. ¿Cuál es la densidad de distribución de carga mayor y menor
sobre los cilindros?
21. Hallar el potencial complejo del flujo de un lı́quido que pasa del semiplano izquierdo al
derecho a través de un hueco practicado en el eje imaginario entre los puntos −i y +i. El
gasto del lı́quido Q se considera dado.
22. Hallar el potencial complejo y las lı́neas de corriente para el movimiento de un lı́quido en
el primer cuadrante si en el punto z = 1 + i se encuentra una fuente de intensidad Q y
en el punto z = 0 se encuentra un sumidero de la misma intensidad.
23. Hallar la representación conforme de Im z > 1 en |w + i| < 1 de forma tal que el punto
z = 2i se transforme en el punto w = i.
24. Hallar la función bilineal que transforme el plano z en el plano w de forma tal que los
puntos −i, 0, 1 tengan como imagen los puntos −1, 1, ∞.
25. Hallar la imagen dada por la función w = z1 del dominio triangular de lados formados por
los segmentos (0, 1) del eje real, (0, 1) del eje imaginario y el segmento de recta que une
los puntos 1 e i y que se muestra en la figura 6.50.
26. Hallar en qué transforma la función w = z1 el dominio de la figura 6.51, formado por
el exterior de la semicircunferencia centrada en el punto 2i de radio 1 y los segmentos
infinitos de los ejes 0 < Re z < ∞ y 1 < Im z < ∞.
27. Hallar la función que transforma el interior de la franja de la figura 6.52(a) en la columna
vertical de la figura 6.52(b) acotada por los segmentos 0 < Re w < 2π, {Re w = 0, 0 <
Im w < ∞} y {Re w = 2π, 0 < Im w < ∞}.
370 José Marı́n Antuña
Cálculo Operacional
Ya desde el siglo 19 muchos matemáticos comenzaron a trabajar con el llamado cálculo sim-
bólico, que se basa en la construcción del análisis matemático como un sistema de operaciones
formales con el sı́mbolo
d
p=
dt
Por ejemplo, la enésima derivada de la función x(t) se interpreta como el resultado de la acción
del sı́mbolo
dn
pn =
dtn
sobre x; la parte izquierda de una ecuación diferencial lineal con coeficientes constantes
Z t
x(t)dt
0
373
374 José Marı́n Antuña
t
t2 1 tn
Z
1 1
·1= dt = t; · 1 = ; · 1 =
p 0 p2 2 pn n!
etcétera.
El cálculo simbólico resultó extraordinariamente cómodo para resolver distintos problemas rela-
cionados con ecuaciones diferenciales lineales. Su popularización a finales del siglo 19 se debe
fundamentalmente al ingeniero electricista y destacado fı́sico matemático inglés Oliver Heavi-
side1 , quien utilizó con éxito el cálculo simbólico en diferentes problemas electrotécnicos.
Para ilustrar el método de Heaviside veamos la resolución de una ecuación diferencial sencilla:
x0 − x = 1
∞
1 1 1X 1
x= 1 =
p1− p
p n=0 pn
1
Teniendo en cuenta lo anteriormente expresado sobre los sı́mbolos pn
obtenemos finalmente
Z tX∞ Z t
tn
x= dt = et dt = et − 1
0 n=0 n! 0
Esta es la solución correcta del problema planteado, cosa fácil de comprobar. Sin embargo,
Heaviside no se ocupó de justificar los métodos por él utilizados y en una serie de casos llegó a
resultados incorrectos. La justificación del método simbólico u operacional, como actualmente
se le denomina, fue dada solamente en los años veinte del siglo 20, conjugando dicho método con
el de las transformadas integrales, conocido de la teorı́a de funciones de variable compleja, el
que fue exitosamente utilizado por Cauchy, Laplace y otros matemáticos. Con ello el operador
p obtuvo una nueva interpretación como una variable compleja p = s + iσ y tuvo, a su vez, una
nueva interpretación el método operacional en sı́.2
Supongamos, por ejemplo, que se desea hallar la función x(t) de variable real t a partir de cierta
ecuación que contiene a dicha función bajo signos de derivación y de integración. El método
1
Heaviside fue un importante estudioso de los problemas de propagación de señales eléctricas a lo largo de
cables con importantes aportes a la teorı́a de la telegrafı́a de su época; a su pluma se debe también la notación
vectorial que usamos hoy en dı́a de las ecuaciones de Maxwell de la Electrodinámica y la teorı́a de operadores.
2
El método operacional tuvo otra justificación rigurosa con la ayuda de la teorı́a general de operadores
desarrollada en el Análisis Funcional, en el siglo 20.
Cálculo Operacional 375
2. Se realizan sobre la imagen X(p) las operaciones que corresponden a las dadas sobre x(t)
y se obtiene una ”ecuación operacional” con respecto a X(p). Aquı́ las operaciones sobre
la imagen resultan mucho más sencillas: por ejemplo, a la derivación le corresponde la
multiplicación por la variable p, a la integración la división por p, etcétera.
4. Se pasa de la imagen X(p) obtenida a la función original x(t) que resulta ser la función
buscada.
2. Se actúa con los logaritmos realizando las operaciones que corresponden a las operacio-
nes con los números donde sucede que a la multiplicación de números corresponde una
operación más sencilla con los logaritmos: su suma, etcétera.
1. f (t) ≡ 0 ∀t < 0.
es decir, que la función f (t) crece con menos rapidez que cierta función exponencial cuando
t tiende a infinito. El valor menor de s0 para el que se cumple (7.1) recibe el nombre de
ı́ndice exponencial de crecimiento de la función f (t).
Debe destacarse que la función f (t) puede ser una función compleja de variable real:
f (t) = f1 (t) + if2 (t), donde f1 (t) t f2 (t) son funciones reales de la variable real t.
Llamaremos transformada de Laplace del original f (t) a la función F (p) de variable compleja
p = s + iσ definida mediante la fórmula
Z ∞
F (p) = f (t)e−pt dt (7.2)
0
Para representar el hecho de que F (p) es la transformada de Laplace de f (t) se utilizan habi-
tualmente las notaciones:
Se observa claramente que la integral (7.2) es una integral impropia que depende de la variable
p como parámetro y es evidente que dicha integral converge no para todo valor del parámetro p.
Efectivamente, si la función f (t) tiende a un valor distinto de cero cuando t → ∞ y Re p < 0, la
integral (7.2) resulta divergente. Por consiguiente, es lógico plantearse el problema relacionado
con el dominio de convergencia de nuestra integral y, por lo tanto, relacionado con el dominio
de definición de la función F (p).
La definición (7.2) nos permite ver con claridad por qué se establecen las exigencias impuestas
a la definición de original. La primera condición tiene un carácter puramente fı́sico: exigimos
que f (t) ≡ 0 para t < 0, pues con ayuda de la transformada de Laplace resolveremos problemas
de Cauchy, es decir, ecuaciones diferenciales que describen fenómenos fı́sicos con condiciones
iniciales dadas y donde la variable t juega el papel del tiempo y nos interesarán solamente las
soluciones para valores positivos de dicho tiempo. La segunda condición se impone porque
la transformada de Laplace se define a través de una integral, por lo que la función original
debe ser integrable. La tercera condición nos garantiza la convergencia de la integral (7.2) para
determinados valores de p, como se desprende de las siguientes afirmaciones:
Teorema 54
Cálculo Operacional 377
Demostración
lo que nos permite afirmar que la integral (7.2) converge absolutamente siempre que s > s0 , ya
que en ese caso la integral del mayorante
Z ∞
M
M e−(s−s0 )t dt = (7.4)
0 s − s0
converge. Como el mayorante convergente es funcional (función del parámetro real s), por
el criterio comparación para integrales impropias, la integral que define a la transformada de
Laplace converge absolutamente.
es decir, en este caso obtenemos un mayorante numérico convergente, por lo que en virtud del
criterio de Weierstrass para las integrales impropias la integral (7.2) converge uniformemente.
Demostrado el teorema.
Teorema 55
La transformada de Laplace (7.2) del original f (t) define una función F (p), de variable compleja
p, analı́tica en el dominio de convergencia de dicha integral.
Demostración
En virtud del teorema 54 la integral impropia (7.2) converge absoluta y uniformemente para
Re p > s0 + δ. Dividamos el intervalo de integración en los segmentos [tn , tn+1 ] de longitud
finita arbitraria, donde t0 = 0 y tn → ∞ para n → ∞. Entonces la función F (p) para Re p > s0
puede escribirse como la suma de una serie convergente:
∞ Z
X tn+1 ∞
X
−pt
F (p) = e f (t)dt = Fn (p) (7.6)
n=0 tn n=0
378 José Marı́n Antuña
R∞
Destaquemos que como el resto de orden n de la serie (7.6) es igual a tn+1 e−pt f (t)dt, por el
teorema 54 la serie (7.6) converge uniformemente en el dominio Re p > s0 + δ. Cada una de las
funciones
Z tn+1
Fn (p) = f (t)e−pt dt
tn
está definida como una integral entre lı́mites finitos que depende analı́ticamente del parámetro
p y es, por lo tanto, una función analı́tica3 . De aquı́ que gracias al teorema 24 (de Weierstrass),
la serie (7.6) define una función analı́tica para Re p > s0 + δ.
Demostrado el teorema.
Debemos aclarar que la integral (7.2) en general define la transformada de Laplace F (p) so-
lamente en el semiplano derecho Re p > s0 y no define ninguna función para el semiplano
izquierdo, ya que en el semiplano izquierdo la integral (7.2) diverge. Sin embargo, como ve-
remos más adelante, en la mayorı́a de los problemas prácticos el dominio de definición de la
transformada es más amplio. Por eso, frecuentemente, analizaremos la prolongación analı́tica
de la transformada definida por la integral hacia la izquierda de la recta Re p = s0 y nos
basaremos en que las relaciones que se establecen, por regla general, en los semiplanos de con-
vergencia de las integrales de Laplace para transformadas diferentes, siguen siendo válidas para
las prolongaciones señaladas.
Además, no es difı́cil comprobar que si el punto p tiende a infinito de forma tal que Re p = s
crezca indefinidamente, la función F (p) tiende a cero:
Esta última afirmación se desprende directamente de la expresión (7.4). Diremos por último
que el método de Heaviside, que fue comentado al inicio del capı́tulo, consiste en pasar de la
función f (t) a la función
Z ∞
F̃ (p) = p f (t)e−pt dt (7.8)
0
Utilicemos la definición (7.2) para calcular las transformadas de algunas funciones elementales.
Entonces
Z ∞
1
θ(t) : F (p) = e−pt dt = (7.10)
0 p
380 José Marı́n Antuña
En lo adelante obviaremos el escribir que f (t) = 0 para t < 0, pues siempre será ası́, de
forma tal que escribiremos simplemente
1
1: (7.11)
p
1
eat : (7.14)
p−a
Como se aprecia, la transformada obtenida está definida y es analı́tica en el semiplano
derecho Re p > Re a. El ı́ndice exponencial de crecimiento de este original es s0 = Re a
y su transformada, prolongada hacia el semiplano izquierdo tiene en el punto p = a un
polo simple.
3. Funciones trigonométricas.
Sea
Entonces
Z ∞
F (p) = sin ωte−pt dt
0
∞ ∞
ω2 ω2 ω2 ω2
Z Z
−pt
I= sin ωte dt = 2 − 2 sin ωte−pt dt = − 2I
0 p p 0 p2 p
de donde
Cálculo Operacional 381
ω
I=
p2 + ω2
Ası́ pues
ω
sin ωt : (7.16)
p2 + ω2
Notemos que la transformada calculada es una función analı́tica para Re p > 0. La
prolongación analı́tica al semiplano izquierdo tiene polos simples en p = ±iω.
Análogamente se obtiene
p
cos ωt : (7.17)
p2 + ω2
ω
sinh ωt : (7.18)
p2 − ω2
p
cosh ωt : (7.19)
p2 − ω2
Más adelante brindaremos una tabla con las transformadas de Laplace de las principales fun-
ciones utilizadas que se pueden calcular usando la fórmula (7.2).
Denotemos por f (t), g(t),... los originales y por F (p), G(p),... sus respectivas transformadas
de Laplace
Z ∞ Z ∞
−pt
F (p) = f (t)e dt; G(p) = g(t)e−pt dt
0 0
1. Propiedad lineal
Directamente de las propiedades de las integrales obtenemos que para dos constantes
cualesquiera, reales o complejas, a y b se cumple que
eiωt + e−iωt
1 1 1 1 p + iω + p − iω p
cos ωt = : + = 2 2
= 2
2 2 p − iω p + iω 2 p +ω p + ω2
382 José Marı́n Antuña
2. Teorema de la semejanza
Para cualquier constante α > 0 se cumple que
1 p
f (αt) : F (7.21)
α α
Efectivamente, haciendo τ = αt tenemos
Z ∞ Z ∞
−pt 1 p 1 p
f (αt) : f (αt)e dt = f (τ )e− α τ dτ = F
0 α 0 α α
Ejemplos
(a) Hallar la transformada de la función escalonada cuyo gráfico viene dado por la figura
7.3. Evidentemente tenemos:
donde θ(t) es la función paso unitario de Heaviside vista en el primer ejemplo de las
transformadas de funciones elementales. Por lo tanto, de acuerdo con el teorema del
retardamiento se cumple que
1 1 −pτ 1 −2pτ
f (t) : A + e + e + ...
p p p
A la derecha tenemos una progresión geométrica convergente, pues |e−pτ | = e−sτ < 1.
Por lo tanto,
A 1 A pτ
f (t) : = 1 + coth (7.24)
p 1 − e−pτ 2p 2
Cálculo Operacional 383
(b) Hallar la transformada del impulso rectangular g(t) cuyo gráfico aparece en la figura
7.4. Es evidente que podemos escribir
e−pτ
1 2 −pτ 2 −2pτ A A pτ
g(t) : A − e + e − ... = 1−2 −pτ
= tanh (7.25)
p p p p 1+e 2 2
Efectivamente, tenemos
Z ∞
ep0 t
f (t) : f (t)e−(p−p0 )t dt = F (p − p0 )
0
Este teorema nos permite, conocida la transformada de cierta función, calcular rápida-
mente la transformada de dicha función multiplicada por una exponencial. Por ejemplo
ω p+λ
e−λt sin ωt : 2 2
; e−λt cos ωt : (7.27)
(p + λ) + ω (p + λ)2 + ω 2
5. Teorema de la convolución
Se denomina convolución de las funciones f (t) y g(t) a la función definida por la integral
Z t
(f ∗ g) = f (τ )g(t − τ )dτ (7.28)
0
(f ∗ g) = (g ∗ f ) (7.29)
El teorema de la convolución afirma que la convolución de dos originales es también
original y se cumple que
Z t
f (τ )g(t − τ )dτ : F (p)G(p) (7.30)
0
Demostremos primero que la convolución (7.28) es un original si f (t) y g(t) son origi-
nales. Las propiedades 1 y 2 de la definición de original dada al inicio son evidentes.
Comprobemos la tercera propiedad de la definición. Tenemos que
Z t Z t
M 1 M 2 s1 t 2M1 M2 s0 t
f (τ )g(t − τ )dτ ≤ M1 M2 es1 τ es2 (t−τ ) dτ = {e − es2 t } ≤ e
0
0 s1 − s2 |s1 − s2 |
386 José Marı́n Antuña
donde
s0 = max{s1 s2 }
El miembro derecho es una integral doble sobre el primer octante del plano (t, τ ) (Fig. 7.5),
pues para t fija la integración por τ se efectúa entre los puntos τ = 0 y τ = t y, después,
t varı́a de 0 a ∞. Como para Re p > s0 esta integral doble converge absolutamente,
podemos cambiar en ella el orden de integración y obtener, tras hacer el cambio de
variables α = t − τ :
Z t Z ∞ Z ∞
−p(τ +α)
f (τ )g(t − τ )dτ : f (τ ) e g(α)dα =
0 0 0
Z ∞ Z ∞
−pτ
= f (τ )e dτ g(α)e−pα dα = F (p)G(p)
0 0
pω
F (p) =
(p2 + ω 2 )2
ó
Z ∞ Z ∞
0 0 −pt −pt
f (t) : f (t)e dt = e f (t)|∞
0 +p e−pt f (t)dt = pF (p) − f (0)
0 0
f 00 (t) = [f 0 (t)]0 : p[pF (p) − f (0)] − f 0 (0) = p2 F (p) − {pf (0) + f 0 (0)}
y ası́ sucesivamente. En general, como f (n) (t) = [f (n−1) ]0 (t), por el método de inducción
completa matemática queda demostrada la propiedad. Esta es fundamental en la apli-
cación de la transformada de Laplace a la solución de ecuaciones diferenciales.
7. Transformada de la integral
Para la integral del original tiene lugar la siguiente fórmula:
Z t
F (p)
f (τ )dτ : (7.33)
0 p
388 José Marı́n Antuña
Z t
g(t) = f (τ )dτ
0
Para ella, evidentemente, tenemos que g 0 (t) = f (t) y g(0) = 0. Llamemos G(p) a la
transformada de g(t). Entonces, en virtud de la fórmula (7.31) tendremos
F (p)
de aquı́, G(p) = p
lo que demuestra la propiedad.4
De las dos últimas propiedades, concluimos que derivar un original equivale a multiplicar
por p su transformada e integrar un original equivale a dividir por p su transformada.
Estas dos propiedades serán de gran utilidad en diferentes aplicaciones.
Veamos aún dos interesantes propiedades.
8. Derivada de la transformada
La derivación de la transformada implica multiplicar por (−t) el original. En general
Efectivamente, como F (p) es analı́tica en el semiplano Re p > s0 puede ser derivada con
respecto a p y se obtiene
Z ∞ Z ∞
0 −pt 00
F (p) = − tf (t)e dt; F (p) = t2 f (t)e−pt dt, ...
0 0
Z ∞
(n) n
F (p) = (−1) tn f (t)dt
0
n! n!
tn : ; tn eat : (7.35)
pn+1 (p − a)n+1
2pω p2 − ω 2
t sin ωt : ; t cos ωt : (7.36)
(p2 + ω 2 )2 (p2 + ω 2 )2
4
La fórmula (7.33) puede obtenerse usando el teorema de la convolución y la transformada de la función
f (t) = 1 que obtuvimos en el primer ejemplo estudiado.
Cálculo Operacional 389
9. Integral de la tranformada
R∞ f (t)
Si la integral p F (p)dp converge, entonces ella es la transformada de la función t
:
Z ∞
f (t)
: F (p)dp (7.37)
t p
Z ∞ Z ∞ Z ∞
F (p)dp = dp f (t)e−pt dt
p p 0
∞ ∞
Z Z
−pt
e−(a−s0 )t dt
f (t)e dt ≤ M
0 0
Z ∞ Z ∞ Z ∞ Z ∞
−pt f (t) −pt
F (p)dp = f (t)dt e dp = e dt
p 0 p 0 t
ebt −eat
(a) Hallar la transformada de f (t) = t
.
Sabemos que
1 1
ebt − eat : −
p−b p−a
Por lo tanto, en virtud de la propiedad demostrada
∞
ebt − eat
p−a
Z
1 1
: − dp = ln (7.38)
t p p−b p−a p−b
sin t
(b) Hallar la transformada de f (t) = t
.
Igualmente se obtiene que
Z ∞
sin t dp π
: 2
= − arctan p (7.39)
t p 1+p 2
390 José Marı́n Antuña
14. sin ωt
t
: π
2
− arctan ωp ; Re p > |Im ω|
15. 1, para 2kτ ≤ t < (2k + 1)τ ; −1, para (2k + 1)τ ≤ t < (2k + 2)τ : 1
p
tanh pτ2 ; Re p > 0
ω pπ
16. | sin ωt| : p2 +ω 2
coth 2ω ; Re p > |Im ω|
√ 2
2 t2 π p2 p
17. e−α
: 2
e 4α 1−Φ 2α
−αt
e√
18. : √1
πt p+α
√
α2
h i
e−2α t
√1 e α
19. √
πt
: p
p 1−Φ √
p
√
20. J0 (2 αt) : √ 1
α2 +p2
√ 1
21. J0 (2 t) : p1 e p
√
( p2 +1−p)n
22. Jn (t) : √
p2 +1
1 π
23. si t : p 2
− arctan p
√ √
α
24. Φ( αt) : √
p p+α
Cálculo Operacional 391
√
25. 1 − Φ α
√
2 t
: p1 e−α p
NOTA: Para valores reales de los parámetros, en las funciones f (t) de las fórmulas 17-25, las
transformadas están definidas para Re p > 0. En las fórmulas anteriores han sido utilizadas las
siguientes notaciones:
Z ∞
Γ(z) = e−α αz−1 dα
0
La función de error:
Z z
2 2
Φ(z) = √ e−α dα
π 0
∞ 2k+n
X (−1)k z2
Jn (z) =
k=0
Γ(k + 1)Γ(k + n + 1)
Z t
sin τ
si t = dτ
0 τ
Hemos visto en el epı́grafe anterior cómo cada original f (t) se pone en correspondencia mediante
la fórmula (7.2) con su transformada de Laplace y hemos podido comprobar que dicha trans-
formada F (p) es una función analı́tica en el semiplano derecho de convergencia de la integral
(7.2).
Comencemos analizando el caso en que sabemos que la función dada F (p) de variable com-
pleja p es la transformada de cierta función seccionalmente lisa f (t) de ı́ndice exponencial de
crecimiento dado s0 .
Teorema 56
Z a+i∞
1
f (t) = ept F (p)dp (7.40)
2πi a−i∞
donde a > s0 .
Demostración
Por hipótesis la función f (t) existe y conocemos su ı́ndice exponencial de crecimiento. Veamos
la siguiente función auxiliar:
M es0 t
|ϕ(t)| = |f (t)e−at | ≤ → 0 ∀t → ∞ (7.42)
eat
pues a > s0 , vemos que ella cumple con las condiciones para su desarrollo en integral de Fourier5 ,
es decir
5
Ver apéndice 3
Cálculo Operacional 393
Z ∞ Z ∞ Z ∞ Z ∞
1 1
ϕ(t) = dσ ϕ(τ )e iσ(t−τ )
dτ = dσ f (τ )e−aτ eiσ(t−τ ) dτ =
2π −∞ −∞ 2π −∞ 0
Z ∞ Z ∞
1
= iσt
e dσ f (τ )e−(a+iσ)τ dτ (7.43)
2π −∞ 0
Z ∞ Z ∞ Z ∞
−at 1 iσt −pτ 1
f (t)e = e dσ f (τ )e dτ = eiσt F (p)dσ (7.44)
2π −∞ 0 2π −∞
R∞
ya que F (p) = 0
f (τ )e−pτ dτ , por definición de transformada de Laplace. Por consiguiente
Z ∞ Z a+i∞
1 −(a+iσ) 1
f (t) = e F (p)dσ = ept F (p)dp
2π −∞ 2πi a−i∞
Demostrado el teorema.
1+i∞
ept
Z
1
f (t) = dp (7.45)
2πi 1−i∞ p
pt
1 e
f (t) = 2πiRes .0 = ept |p=0 = 1 ∀t > 0
2πi p
Para t < 0, en virtud del Lema de Jordan, debemos cerrar por la derecha y como en ese dominio
la función p1 es analı́tica tendremos por el teorema de Cauchy que la integral es igual a cero,
por lo que obtendremos que
394 José Marı́n Antuña
f (t) = 0 ∀t < 0
1
: f (t) ≡ θ(t) = 1 ∀t > 0 (7.46)
p
= 0 ∀t < 0
Claro que en el ejemplo expuesto hay algunos pasos que no están claros:
1. Nos hemos lanzado al cálculo del original sin tener algún criterio que nos permita afirmar
que la función de variable compleja F (p) es una transformada de Laplace.
Cálculo Operacional 395
Figura 7.7: Cierre de contorno de integración para calcular con ayuda del Lema de Jordan.
2. Hemos tomado arbitrariamente en la fórmula (7.40) a = 1 sin tener algún criterio para
hacerlo, pues al desconocer la función original f (t) = 1 (es precisamente esa función lo
que queremos hallar) no podemos saber cuál es su ı́ndice exponencial de crecimiento s0 a
la derecha del cual sobre el eje real debe tomarse el punto a, según el teorema 56.
Las razones expuestas, obtenidas a partir de este sencillo ejemplo, nos permiten concluir que
aún la teorı́a está incompleta. Por ello debemos plantearnos un problema más general:
Tenemos cierta función de variable compleja F (p) de la que solo conocemos sus propiedades
analı́ticas. Debemos preguntarnos si esta función es la transformada de algún original y, si
la respuesta es afirmativa, debemos demostrar que la función hallada por la fórmula (7.40)
satisface todas las condiciones impuestas en la definición de original y que al colocarla en la
definición de tranformada (7.2) obtenemos F (p).
Además, debemos tener en cuenta que para poder utilizar la fórmula de Mellin es indispensable
que exista el semiplano en el que F (p) sea analı́tica, pues, por ejemplo, para F (p) = cot p no
existe dicho semiplano, ya que los puntos pn = nπ son singulares, por lo que esa función no
debe ser transformada de ningún original. Todas estas inquietudes quedan satisfechas con el
396 José Marı́n Antuña
siguiente teorema.
Teorema 57
Sea la función F (p) de variable compleja p = s + iσ que satisfaga las siguientes condiciones:
Z a+i∞
|F (p)||dp|
a−i∞
converge.
Entonces la función F (p) es la transformada de Laplace del original f (t) que se determina por
la fórmula de Mellin:
Z a+i∞
1
f (t) = ept F (p)dp (7.47)
2πi a−i∞
Demostración
es decir, que dicha integral está mayorada por una integral que por hipótesis del teorema
converge, de donde se desprende la convergencia uniforme de nuestra integral. Por lo tanto, la
fórmula (7.47) nos define una función f (t) de variable real t. Debemos comprobar ahora que
dicha función no depende del parámetro a > s0 elegido; para ello analicemos la integral
Z
ept F (p)dp (7.49)
C
donde el contorno de integración C está formado por los segmentos de recta [a1 − iA, a1 + iA],
[a1 + iA, a2 + iA], [a2 + iA, a2 − iA], [a2 − iA, a1 − iA] a la derecha de la recta Re p = s0 (Fig.
7.8). Como dicho contorno está totalmente contenido en el semiplano de analiticidad de F (p),
en virtud del teorema de Cauchy la integral (7.49) es nula. Tomando el lı́mite cuando A tiende
a infinito dejando fijos a1 y a2 y teniendo en cuenta la condición 3 de la hipótesis del teorema
Cálculo Operacional 397
para F (p), obtenemos que la integración por los segmentos [a1 + iA, a2 + iA], [a2 − iA, a1 − iA]
tiende a cero cuando A tiende a infinito, por lo que en el lı́mite nos queda
Z a1 +i∞ Z a2 +i∞
pt
e F (p)dp = ept F (p)dp
a1 −i∞ a2 −i∞
Z a+i∞ Z a+i∞
1 pt 1 at
|f (t)| ≤ |e F (p)dp| = e |F (p)dp| = M eat
2π a−i∞ 2π a−i∞
Es decir
1
R a+i∞
donde M = 2π a−i∞
|F (p)dp| < ∞, pues por hipótesis esta integral converge.
Ası́ pues, queda demostrado que la fórmula (7.47) define una función f (t) cuyas caracterı́sticas
coinciden con las condiciones impuestas a los originales en su definición. Por lo tanto, la función
f (t) dada por la fórmula (7.47) es un original.
Z ∞ Z ∞ Z a+i∞
−pt −pt 1 qt
e f (t)dt = e e F (q)dq dt (7.52)
0 0 2πi a−i∞
Z ∞ Z a+i∞ Z ∞ Z a+i∞
−pt 1 −(p−q)t 1 F (q)
e f (t)dt = F (q) e dt dq = dq (7.53)
0 2πi a−i∞ 0 2πi a−i∞ p − q
Z ∞
−pt 1 F (q) F (q)
e f (t)dt = 2πi −Res ,p =− |q=p = F (p)
0 2πi p−q −1
Z a+i∞
1
ept F (p)dp : F (p) (7.54)
2πi a−i∞
Cálculo Operacional 399
Demostrado el teorema.
Es evidente que la fórmula (7.47) coincide con la fórmula de Mellin (7.40) obtenida antes bajo
la suposición de que el original existı́a.
Debe destacarse que este teorema es condición suficiente solamente para que F (p) sea la trans-
formada de un original, cosa clara por el enunciado del teorema. Por ejemplo, vimos ya que la
función F (p) = p1 es la transformada de f (t) = 1; sin embargo la integral
a+i∞
Z
dp
p
a−i∞
Antes de pasar a ver algunos ejemplos de aplicación, demostremos un útil e interesante teorema:
Teorema 58
Z a+i∞ Z a+i∞
1 1
f (t) = f1 (t)f2 (t) : F (p) = F1 (q)F2 (p − q)dq = F1 (p − q)F2 (q)dq (7.55)
2πi a−i∞ 2πi a−i∞
Demostración
Como la función f (t) satisface todas las condiciones de existencia de los originales, para ella
tiene lugar la transformada de Laplace:
Z ∞
f (t) : F (p) = e−pt f (t)dt (7.56)
0
es decir
Z ∞
f1 (t)f2 (t) : F (p) = e−pt f1 (t)f2 (t)dt (7.57)
0
Z ∞ Z a+i∞
1 −pt qt
F (p) = e f2 (t) e F1 (q)dq dt =
2πi 0 a−i∞
Z a+i∞ Z ∞ Z a+i∞
1 −(p−q)t 1
= F1 (q) e f2 (t)dt dq = F1 (q)F2 (p − q)dq (7.58)
2πi a−i∞ 0 2πi a−i∞
Demostrado el teorema.
Este teorema es, en cierto sentido, el recı́proco del teorema de la convolución de los originales.
p 1
cos ωt : y t: 2
p2 +ω 2 p
tendremos que
Z a+i∞
1 qdq
F (p) = (7.59)
2πi a−i∞ (q 2 + ω 2 )(p − q)2
donde Re p > |Im ω| y la integración se efectúa por cualquier recta paralela al eje imaginario
y contenida en el dominio a la derecha de la recta Re q = |Im ω|. Como recta de integración
escojamos una a la izquierda del punto q = p e integremos por el contorno cerrado señalado
en la figura 7.10. Haciendo tender R al infinito y aplicando la teorı́a de residuos tendremos (la
integral está tomada en sentido negativo) que
Figura 7.10: Contorno para el cálculo del ejemplo de aplicación del teorema 58.
402 José Marı́n Antuña
p2 − ω 2
d q
F (p) = − |q=p =
dq q 2 + ω 2 (p2 + ω 2 )2
Por consiguiente
p2 − ω 2
t cos ωt : (7.60)
(p2 + ω 2 )2
7.2.2 Ejemplos
Veamos con ayuda de algunos ejemplos el método mediante el cual puede calcularse la fórmula
de Mellin (7.47) para hallar el original de una transformada dada.
ω
1. Hallaremos el original de la función F (p) = p2 +ω 2
.
Evidentemente esta función satisface todas las condiciones del teorema 57, ya que ella es
analı́tica en el semiplano Re p > 0, su integral converge absolutamente y es una función
que tiende a cero cuando p → ∞. Por lo tanto, tomando como parámetro en la fórmula
de Mellin cualquier número real positivo tendremos que
Z a+i∞
1 ω
F (p) : f (t) = ept dp
2πi a−i∞ p2 + ω2
La función F (p) tiene dos polos simples en los puntos p = ±iω. En virtud del Lema de
Jordan , si t > 0 debemos cerrar por la izquierda (Fig. 7.11), por lo que aplicando la
teorı́a de residuos obtenemos
ω ω
f (t) = Res ept , iω + Res e 2pt
, −iω =
p2 + ω 2 p + ω2
ω ω eiωt − e−iωt
= eiωt − e−iωt = = sin ωt
2iω 2iω 2i
donde t > 0.
Si t < 0, según el Lema de Jordan debemos cerrar por la derecha, donde la función F (p)
es analı́tica, por lo que obtendremos en ese caso
f (t) = 0
donde t < 0.
Ası́ pues, el original de la función F (p) es
ω
F (p) = : f (t) = sin ωt , t > 0
p2 + ω2
= 0, , t < 0
Cálculo Operacional 403
1
F (p) =
pα+1
donde −1 < α < 0.
Esta función es multivaluada en el dominio Re p > 0. Nosotros entenderemos, por lo
tanto, por F (p) la rama de la función multivaluada dada que constituya la prolongación
1
analı́tica inmediata en el dominio Re p > 0 de la función real ξα+1 de variable real ξ > 0.
Entonces se ve claro que debemos considerar arg p = 0 para p = s, s > 0. La función
F (p) ası́ considerada tiene como semiplano de analiticidad el dominio Re p > 0 y además,
tiende a cero uniformemente cuando p tiende a infinito; sin embargo, la condición 2 del
teorema 57 no se cumple. No obstante, comprobaremos que la función
Z a+i∞
1 1
f (t) = ept dp (7.61)
2πi a−i∞ pα+1
1
Como la función ept pα+1 en el dominio D no tiene puntos de singularidad, por el teorema
de Cauchy su integral por el contorno Γ es igual a cero. Hagamos R → ∞, R0 → ∞
y r → 0; por el Lema de Jordan el lı́mite de las integrales por las curvas CR0 es cero.
Valoremos la integral por la circunferencia Cr . Haciendo p = reiϕ tenemos que
Z Z π
1 pt dp 1
2πi e α+1 ≤ α
eir cos ϕ dϕ
Cr p 2πr −π
y como −1 < α < 0, la integral por Cr también tiende a cero para r → 0. Por consiguien-
te, solo quedan las integrales por las trayectorias rectas del contorno de integración Γ.
Teniendo en cuenta que en el borde inferior del corte arg p = −π y en el borde superior
arg p = π, obtenemos que
Cálculo Operacional 405
Z a+i∞
1 1
f (t) = ept α+1 dp =
2πi a−i∞ p
Z 0 Z −∞
1 st ds st ds
= e + e =
2πi −∞ (−s)α+1 eiπα 0 (−s)α+1 e−iπα
Z ∞ Z ∞
1 −iπα −st −α−1 iπa −st −α−1
= e e s ds − e e s ds =
2πi 0 0
sin(−πα) ∞ −st −α−1
Z
= e s ds (7.62)
π 0
sin(−πα)
f (t) = tα Γ(−α)
π
o, teniendo en cuenta la conocida relación entre las funciones gamma:
π
Γ(−α)Γ(1 + α) =
sin(−πα)
obtenemos en definitiva la fórmula
1 tα
: f (t) = (7.63)
pα+1 Γ(1 + α)
3. Hallemos el original de la función
1 √
F (p) = e−α p
p
donde α > 0.
√
Al igual que en el ejemplo anterior tomaremos la rama de la función multivaluada √p
que sea la prolongación analı́tica inmediata al dominio Re p > 0 de la función real s
de variable real s > 0. Recordemos que en este caso debemos considerar arg p = 0 para
p = s > 0. La√prolongación analı́tica considerada nos definirá a la función univaluada y
analı́tica p1 e−α p en el dominio formado por el plano complejo p con un corte hecho a lo
largo de la parte negativa del eje real. Puede comprobarse que esta función cumple con
todas las condiciones del teorema 57 y cumple además con el Lema de Jordan cuando t > 0
para Re p < 0. Por lo tanto, tomando el mismo contorno de integración Γ del ejemplo
anterior (fig. 7.12) y teniendo en cuenta que en el borde superior del corte arg p = π, lo
que nos da
√ p iπ p
p = ξeiπ = −ξ; p= ξe 2 = i ξ
√ p −i π p
p = ξe−iπ = −ξ; p= ξe 2 = −i ξ
406 José Marı́n Antuña
Z a+i∞ √
−α p
1 pt e
F (p) : f (t) = e dp =
2πi a−i∞ p
(Z √ √ ) √
∞ −iα ξ Z ∞ iα ξ Z −α p
1 −ξt e −ξt e 1 pt e
= e dξ − e dξ + lim e dp
2πi 0 ξ 0 ξ r→0 2πi C
r
p
Como
√ ϕ
Z −α rei 2
1 rteiϕ e
lim e ireiϕ dϕ = 1
r→0 2πi Cr reiϕ
tendremos
Z ∞
√
1 −ξt sin α ξ
f (t) = − e dξ + 1
π 0 ξ
√
Hagamos en esta integral el cambio de variable ξ = x y tengamos en cuenta que
Z α
sin αx
= cos βxdβ
x 0
La integral con respecto a x en la expresión (7.64) fue calculada con la ayuda de la teorı́a
de residuos. Su valor es
∞
Z r
−tx2 1 π − β2
e cos βxdx = e 4t
0 2 t
Por consiguiente,
r Z α
2 1 β2
f (t) = 1 − √ e− 4t dβ
π 4t 0
Veamos ahora un caso particular cuando la determinación del original de una función dada F (p)
de variable compleja se realiza de forma sencilla. Supongamos que la función F (p), analı́tica
en el semiplano Re p > a, es una función univaluada en todo el plano de la variable compleja
p y que el punto p = ∞ es un punto regular de esta función. Esto significa que el desarrollo de
la función F (p) en serie de Laurent en el entorno de p = ∞ tiene la forma
∞
X cn
F (p) = (7.67)
n=0
pn
∞
X cn
F (p) = (7.68)
n=1
pn
Es fácil hallar la función f (t) de variable real t para la que la función (7.68) es su transformada:
Teorema 59
donde cn son los coeficientes del desarrollo de la función F (p) en serie de Laurent en el entorno
del punto p = ∞.
Demostración
En el capı́tulo de series se demostró que los coeficientes del desarrollo (7.68) vienen dados por
la fórmula
Z
1
cn = F (p)pn−1 dp
2πi CR
donde CR es la circunferencia |p| = R fuera de la cual la función F (p) no tiene puntos singulares.
Como el punto p = ∞ es un cero para la función F (p) tendremos que |F (p)| < M R
para |p| > R.
Por consiguiente, para los coeficientes cn obtenemos
408 José Marı́n Antuña
∞ n ∞ ∞
X t X |t|n X Rn |t|n
c ≤ |c | < M = M eR|t|
n+1 n+1
n! n! n!
n=0 n=0 n=0
De lo anterior se deduce que en el cı́rculo de radio finito R arbitrario la serie (7.69) converge
uniformemente y define, por lo tanto, cierta función continua de variable t:
∞
X tn
f˜(t) = cn+1
n=0
n!
Es necesario destacar que la función f (t) definida por la fórmula (7.69) puede interpretarse
como el producto de esta función f˜(t) por la función paso unitario de Heaviside θ(t).
Multiplicando la función f (t) por e−pt , integrando miembro a miembro con respecto a t la serie
(7.69) convergente uniformemente y utilizando la relación obtenida anteriormente
n!
tn :
pn+1
obtenemos
∞ ∞ ∞
X tn X 1 X
cn+1 : cn+1 n+1 = cn p−n = F (p) (7.70)
n=0
n! n=0 p n=1
Demostrado el teorema.
1
F (p) = p
p2 + 1
Esta función tiene dos puntos singulares (p = ±i) y es una función univaluada y analı́tica en
el entorno del punto p = ∞. No es difı́cil de obtener el desarrollo de esta función en serie de
Laurent con centro en p = ∞; dicho desarrollo resulta ser
∞
X (2k)! 1
F (p) = (−1)k
k=0
22k (k!)2 p2k+1
Cálculo Operacional 409
∞ ∞ t 2k
2k
1 X t X
p : (−1)k 2k 2
= (−1)k 2 2 (7.71)
p2 + 1 k=0
2 (k!) k=0
(k!)
∞ t 2k
X
J0 (t) = (−1)k 2 2
k=0
(k!)
Por consiguiente
1
p : J0 (t) (7.72)
p2 + 1
1 1 1
= p p
p2 + 1 p2 + 1 p2 + 1
teniendo en cuenta que p21+1 es la transformada de la función sin t y en virtud del teorema de
la convolución, obtenemos
Z t
J0 (τ )J0 (t − τ )dτ = sin t
0
1 1
F (p) = e− p
p
Esta función, evidentemente, satisface las condiciones del teorema 59; se cumple que
∞
X 1
F (p) = (−1)n−1
n=1
(n − 1)!pn
Entonces
410 José Marı́n Antuña
√ 2n
∞ ∞ 2 t
1 − p1 X tn X 2 √
e : (−1)n = (−1)n = J0 (2 t) (7.73)
p n=0
(n!)2 n=0
(n!)2
Supongamos que deseamos resolver el problema de Cauchy para una ecuación diferencial lineal
con coeficientes constantes; es decir, que tenemos dadas la ecuación y las condiciones iniciales:
Con el fin de hallar la solución de este problema mediante la transformada de Laplace supon-
dremos que a0 6= 0 y que la función f (t) y la solución y(t) junto con sus derivadas hasta el
orden n son originales. Introduzcamos la notación
es decir
F (p) B(p)
Y (p) = + (7.76)
A(p) A(p)
Por consiguiente, la solución buscada se obtendrá de aquı́ con ayuda de la fórmula de Mellin:
Z a+i∞ Z a+i∞
1 pt F (p) 1 B(p)
y(t) = e dp + ept dp (7.77)
2πi a−i∞ A(p) 2πi a−i∞ A(p)
Ejemplos
Resolver
1.
y 0 + y = e−t
y(0) = 0
Tenemos que
Z ∞ Z ∞
−t −pt −t 1
e : e e dt = e−t(p+1) dt =
0 0 p+1
siempre que Re p > −1. Por lo tanto, la ecuación operacional (7.75) en este caso es
1
(p + 1)Y (p) =
p+1
de donde
1
Y (p) =
(p + 1)2
Ası́ pues la solución buscada es
Z a+i∞
ept ept
1
y(t) = dp = Res , −1 = te−t
2πi a−i∞ (p + 1)2 (p + 1)2
la derecha donde, por ser analı́tico el integrando, la integral es igual a cero. Es decir,
como era de esperar, obtenemos en realidad la solución como un original, igual a cero
para t < 0 e igual a te−t para t > 0. Esto será ası́ en todos los ejercicios y problemas que
se resuelvan.
2.
y 00 + a2 y = b sin at
y(0) = y0 , y 0 (0) = y00
Sabemos que
a
sin at :
p2 + a2
Por consiguiente, la ecuación operacional tiene la forma
ab
(p2 + a2 )Y (p) = + py0 + y00
p2 + a2
de donde la solución operacional es
ab p 1
Y (p) = + 2 y0 + 2 y0
(p2 2
+a ) 2 p +a 2 p + a2 0
Hallando de la expresión anterior el original por la fórmula de Mellin se obtiene en defini-
tiva la solución:
b sin at bt
y(t) = y00 + + y0 − cos at
2a a 2a
Observación al ejercicio resuelto: Fı́sicamente el problema responde al caso resonante
de un sistema oscilante, ya que a es a la vez la frecuencia propia del sistema y la frecuencia
de la fuerza externa aplicada al mismo. De ahı́ que la solución tiene una dependencia lineal
respecto a t, lo que significa que la amplitud de las soluciones encontradas es creciente
con el tiempo. Se recomienda al lector resolver el mismo problema cuando la frecuencia
propia a es diferente de la frecuencia de la parte derecha de la ecuación; es decir, cuando
la ecuación a resolver con las mismas condiciones iniciales es y 00 + a2 y = b sin ct con
a 6= c. También es conveniente destacar que de contar con una de las amplias tablas
de transformadas existentes, sin tener que aplicar la fórmula de Mellin el lector puede
obtener la solución simplemente buscando los originales correspondientes a cada uno de
los sumandos de la expresión obtenida para Y (p). Precisamente gracias a la existencia
de tales tablas de transformadas, el método de solución aquı́ expuesto resulta de mucha
utilidad.
3.
y 000 + 3y 00 + 3y 0 + y = 1
y 00 (0) = y 0 (0) = y(0) = 0
Cálculo Operacional 413
1
(p + 1)3 Y (p) =
p
de donde obtenemos
1 1 1 1 1
Y (p) = = − − −
p(p + 1)3 p p + 1 (p + 1)2 (p + 1)3
t2 −t
y(t) = 1 − e−t − te−t − e
2
4.
y 000 + y = 1
y 00 (0) = y 0 (0) = y(0) = 0
1
Y (p) =
p(p3 + 1)
cuyo original es
√
1 −t 2 ( 2t ) t 3
y(t) = 1 − e − e cos
3 3 2
5.
a(1 − e−bp )
Y (p) =
p(p2 + ω 2 )
a a a 2a ωt
: 2 − 2 cos ωt = 2 sin2
p(p2 2
+ω ) ω ω ω 2
ae−bp 2a 2 ω(t − b)
: sin θ(t − b)
p(p2 + ω 2 ) ω2 2
En definitiva
2a 2 ωt 2 ω(t − b)
y(t) = 2 sin θ(t) − sin θ(t − b)
ω 2 2
n
X
(alk yk00 + blk yk0 + clk yk ) = fl (t), l = 1, 2, ..., n (7.78)
k=1
yk (0) = αk , yk0 (0) = βk
Si consideramos que yk (t) y fl (t) son originales y representamos por Yk (p) y Fl (p) a sus trans-
formadas, entonces el sistema del ecuaciones con las condiciones iniciales dadas obtenemos el
siguiente sistema operacional:
n
X n
X
(alk p2 + blk p + clk ) = Fl (p) + [(alk p + blk )αk + alk βk ]
k=1 k=1
Resolviendo este sistema como un sistema lineal algebraico de ecuaciones hallamos Yk (p) y de
aquı́ los originales yk (t).
Ejemplos
1. Resolver el sistema
p+1 1
2X − Y = 2 2
; X +Y =
p +4 p−1
de donde
1 1 2 p 2 1
X= + +
3 p − 1 3 p + 4 3 p2 + 4
2
2 1 2 p 2 1
Y = − −
3 p − 1 3 p + 4 3 p2 + 4
2
1 1
x = (et + 2 cos 2t + sin 2t); y = (2et − 2 cos 2t − sin 2t)
3 3
2. Resolver el sistema
x00 − x + y + z = 0
x + y 00 − y + z = 0
x + y + z 00 − z = 0
(p2 − 1)X + Y + Z = p
X + (p2 − 1)Y + Z = 0
X + Y + (p2 − 1)Z = 0
p3 p
X= 2 2
; Y =Z=− 2
(p + 1)(p − 2) (p + 1)(p2 − 2)
Calculando los originales obtenemos
2 √ 1 1 √ 1
x= cosh(t 2) + cos t; y = z = − cosh(t 2) + cos t
3 3 3 3
416 José Marı́n Antuña
3. Tres masas puntuales idénticas m están atadas en una cuerda de forma que tal que
la distancia entre ellas y la distancia de las masas de la izquierda y de la derecha a los
extremos fijos de la cuerda son iguales a l (Fig.7.13). En el momento inicial las tres masas
se encuentran en estado de equilibrio; a la masa central se le imprime una velocidad inicial
v0 . Hallar las ecuaciones que describen el movimiento del sistema.
Las ecuaciones diferenciales de movimiento del sistema pueden ser halladas con ayuda de
las ecuaciones de Lagrange que, para pequeñas oscilaciones libres, tienen la forma
d ∂T ∂Π
+ =0
dt ∂ q̇k ∂qk
donde T es la energı́a cinética, Π la energı́a potencial del sistema, qk son las coordenadas
generalizadas y el punto encima de q señala la derivación con respecto al tiempo.
En nuestro caso, si llamamos x1 (t), x2 (t), x3 (t) al desplazamiento de las masas con res-
pecto a la posición de equilibrio, tendremos
m 2 P
T = (ẋ1 + ẋ22 + ẋ23 ); Π = (x21 + x22 + x23 − x1 x2 − x2 x3 )
2 l
Cálculo Operacional 417
ẍ1 + λ(2x1 − x2 ) = 0
ẍ2 + λ(2x2 − x1 − x3 ) = 0
ẍ3 + λ(2x3 − x2 ) = 0
P
donde λ = ml
. Teniendo en cuenta las condiciones iniciales:
p2 + 2λ λ
X2 = v 0 ; X1 = X3 = v0
(p2 + 2λ)2 − 2λ2 (p2 + 2λ)2 − 2λ2
donde
q √ q √
ω1 = (2 + 2)λ; ω2 = (2 − 2)λ
El método operacional puede ser utilizado con éxito en la solución de problemas no estacionarios
de la Fı́sica Matemática. Para simplificar nuestro análisis nos limitaremos al caso en que la
función buscada u depende de dos variables independientes x y t que interpretaremos como la
coordenada espacial y como el tiempo, respectivamente. Además, supondremos que la ecuación
diferencial tiene la forma
418 José Marı́n Antuña
∂2u ∂u ∂2u ∂u
L[u] = a 2
+ b + cu + a 1 2
+ b1 =0 (7.79)
∂x ∂x ∂t ∂t
∂u(x, 0)
u(x, 0) = ϕ(x); = ψ(x) (7.80)
∂t
(la segunda condición inicial se da solamente en el caso hiperbólico) y las condiciones de frontera
∂u(l, t) ∂u(l, t)
u(0, t) = f (t); α +β = γu(l, t) (7.81)
∂x ∂t
Z ∞
U (x, p) = u(x, t)e−pt dt
0
∞ ∞
dU ∂ 2 u ∂ 2 u −pt d2 U
Z Z
∂u ∂u −pt
: e dt = ; : e dt =
∂x 0 ∂x dx ∂x2 0 ∂x2 dx2
6
Las condiciones de frontera pueden tener otra forma. Además, comúnmente se tiene el caso en que l = ∞;
entonces la condición en la frontera no se escribe, aunque por el sentido fı́sico de la función u se exige que esta
sea acotada en el infinito.
Cálculo Operacional 419
∂u ∂2u ∂u(x, 0)
: pU − u(x, 0); 2
: p2 U − u(x, 0)p −
∂t ∂t ∂t
∂u ∂2u
: pU − ϕ(x); : p2 U − pϕ(x) − ψ(x)
∂t ∂t2
Supongamos, además, que f (t) es un original y que F (p) : f (t); entonces las condiciones de
frontera nos dan
dU
U |x=0 = F (p); α + β(pU − ϕ) = γU |x=l
dx x=l
Ası́ pues, el método operacional transforma el problema no estacionario arriba planteado para
la ecuación en derivadas parciales (7.79) en el problema para la ecuación diferencial ordinaria
d2 U dU
a + b + AU + B = 0 (7.82)
dx2 dx
dU
U |x=0 = F (p); α + (βp − γ)U − βϕ =0 (7.83)
dx x=l
Los razonamientos arriba expuestos nos muestran que bajo las condiciones impuestas la trans-
formada U de la solución u del problema no estacionario satisface la ecuación (7.82) con la
condición de frontera (7.83). Si el problema no estacionario tiene solución única que satisfaga
junto con sus derivadas de primero y segundo orden las condiciones impuestas en el primer
epı́grafe a los originales y si el problema (7.82)-(7.83) tiene solución única U , es evidente que
la solución del problema no estacionario puede obtenerse como el original de U .
Ejemplos
1. Hallar las oscilaciones de una cuerda seminfinita si conocemos la ley µ(t) de movimiento
del extremo de la cuerda.
La elongación u(x, t) de los puntos de la cuerda (0 < x < ∞) satisface para todo t > 0 la
ecuación
420 José Marı́n Antuña
donde a2 es un coeficiente constante que tiene el sentido fı́sico del cuadrado de la velocidad
de la onda que se propaga en la cuerda. Si en el momento inicial la cuerda se encuentra
en reposo, las condiciones iniciales serán
En virtud de consideraciones fı́sicas debemos exigir que la solución u(x, t) sea acotada
cuando x → ∞.
Si llamamos M (p) : µ(t) y U (x, p) : u(x, t), tendremos , atendiendo a las condiciones
iniciales, que utt : p2 U y además, uxx : Uxx . Por consiguiente, de (7.84) obtenemos la
ecuación diferencial ordinaria:
p2 U = a2 Uxx (7.87)
p
U (x, p) = M (p)e− a x
Z s+i∞
1 x
x x
u(x, t) = ep(t− a ) M (p)dp = µ t − , si t − ≥ 0
2πi s−i∞ a a
x
= 0, si t − < 0
a
ut = a2 uxx (7.89)
donde a2 es un coeficiente constante que tiene el sentido fı́sico de la razón entre la con-
ductividad térmica del material y el producto de la capacidad calorı́fica por la densidad
del material (la conductividad térmica en unidades de calorı́as). Supongamos que en el
momento inicial la barra se encontraba a temperatura cero; entonces la condición inicial
será
u(x, 0) = 0 (7.90)
y si está dada la ley µ(t) mediante la que varı́a la temperatura del extremo x = 0 de la
barra, la condición de frontera será
Además, basados en consideraciones fı́sicas debemos exigir que la solución u(x, t) sea
acotada cuando x → ∞.
Llamando M (p) : µ(t) y U (x, p) : u(x, t) obtenemos para la transformada U el siguiente
problema:
pU = a2 Uxx (7.92)
U (0, p) = M (p)
|U (∞, p)| < ∞
donde
Z s+i∞ √ √
1 pt−
p
x −
p
x
ν(x, t) = e a dp : e a (7.95)
2πi s−i∞
Nos encontramos ante una integral de Mellin muy difı́cil de calcular, aunque no imposible,
debido a la presencia de la raı́z de p en la exponencial que implica la existencia de un punto
422 José Marı́n Antuña
∂u0 (x, t)
ν(x, t) = (7.96)
∂t
Por consiguiente, nuestro problema consiste en resolver lo siguiente:
wt = a2 wxx (7.98)
w(x, 0) = 1
w(0, t = 0
Z z
2 2
Φ(z) = √ e−α dα
π 0
es la función de error.
Ası́ pues, la solución del problema (7.97) es
x
u0 (x, t) = 1 − Φ √ (7.102)
2a t
En virtud de (7.96) y (7.102) obtenemos
∂u0 (x, t) x x2
ν(x, t) = = √ 3 e− 4a2 t (7.103)
∂t 2a πt 2
Sustituyendo esta expresión en (7.94) obtenemos, definitivamente, que la solución del
problema planteado (7.89), (7.90), (7.91) es
Z t Z t x2
x µ(τ ) −
u(x, t) = ν(x, t − τ )µ(τ )dτ = √ 3 e
4a2 (t−τ ) dτ (7.104)
0 2a π 0 (t − τ ) 2
3. Resolver el mismo problema del ejemplo anterior si en lugar de estar dada la temperatura
en el extremo de la barra se conoce el gradiente de la temperatura en dicho extremo. Es
decir, queremos resolver la misma ecuación (7.89) con la misma condición inicial (7.90),
pero con la siguiente condición de frontera:
Haciendo N (p) : ν(t) y realizando las mismas operaciones del ejemplo anterior obtenemos
para la transformada U (x, p) de la solución buscada el siguiente problema:
pU = a2 Uxx (7.106)
Ux (0, p) = N (p)
|U (∞, p)| < ∞
donde
s+i∞ √
a − √p x
Z
1 pt−
p
x a
w(x, t) = − e a √ dp : − √ e a (7.108)
2πi s−i∞ p p
La integral de Mellin (7.108) resulta, de nuevo, difı́cil de calcular con ayuda de residuos;
por eso haremos lo siguiente. No es difı́cil de observar que
424 José Marı́n Antuña
a − √p x ∂ a2 − √p x
w(x, t) : − √ e a = e a (7.109)
p ∂x p
t
1 − √p x
Z
e a : ν(x, τ )dτ = u0 (x, t) (7.110)
p 0
donde u0 (x, t) es la misma función (7.102) del ejemplo anterior. Por lo tanto
∂ a2 − √p x 1 − √p x
2 ∂ ∂
w(x, t) : e a =a e a : a2 [u0 (x, t)] (7.111)
∂x p ∂x p ∂x
Es decir,
∂ x a x2
w(x, t) = a 2
1−Φ √ = √ √ e− 4a2 t (7.112)
∂x 2a t π t
Z t
F (p) = f (t)e−pt dt (7.114)
0
Z a+i∞
1
f (t) = F (p)ept dp (7.115)
2πi a−i∞
Z ∞
F (p) = f (t)K(t, p)dt (7.116)
0
Para cerrar el presente capı́tulo del Cálculo Operacional señalaremos las más importantes de
estas transformadas.
∞
eat
Z
f (t) = F (a + iσ)eiσt dσ
2π −∞
1
f (t)e−at = g(t); √ F (a + iσ) = G(σ) (7.117)
2π
Z ∞
1
g(t) = √ G(σ)eiσt dσ (7.118)
2π −∞
Z ∞
F (a + iσ) = f (t)e−at e−iσt dt
0
Z ∞
1
G(σ) = √ g(t)e−iσt dt (7.119)
2π 0
que relaciona las funciones g(t) = f (t)e−at y G(p) = √12π F (a + iσ), donde a es un número real
arbitrario mayor que el ı́ndice de crecimiento de la función f (t).
Z ∞
|g(t)|dt
−∞
La presencia en la integral de Laplace del factor e−at que ”anula” a los valores de f (t) para
valores grandes del argumento, permite ampliar la clase de originales hasta incluir funciones
que crezcan en el infinito con menos rapidez que cierta función exponencial, condición no tan
rigurosa como la que debe cumplir la función f (t) para la existenca de su transformada de
Fourier.
La transformada de Fourier desde el punto de vista de la Fı́sica resulta más natural que la
transformada de Laplace. Esto se explica por el hecho de que las fórmulas (7.118)-(7.119) son
análogas a las fórmulas del desarrollo de la función g(t) en serie de Fourier:
∞ Z T
X 1
g(t) = Gn einσt
; Gn = g(t)e−inσt dt
n=−∞
T 0
Cambiemos en las fórmulas de la transformada bilateral de Laplace (7.114) y (7.115) las varia-
bles p por −p y t por τ = et . Entonces estas fórmulas se convierten en
Z ∞ Z a+i∞
dτ 1
F (−p) = f (ln τ )e p ln τ
; f (ln τ ) = F (−p)e−p ln τ dp
0 τ 2πi a−i∞
Si además llamamos g(τ ) = f (ln τ ) y G(p) = F (−p), llegamos entonces a las llamadas fórmulas
de transformación de Mellin10
Z ∞ Z a+i∞
p−1 1 G(p)
G(p) = g(t)t dt; g(t) = dp (7.120)
0 2πi a−i∞ tp
De manera elemental se demuestra que la transformada de Mellin posee una serie de propiedades
análogas a las propiedades de la transformada de Laplace; por ejemplo,
Z a+i∞
G(p)
g(αt) : p
; tα g(t) : G(p + α); f (t)g(t) : F (q)G(p − q)dq (7.121)
α a−i∞
la recta de integración en la segunda fórmula debe también pertenecer a la franja s1 < s < s2 .
428 José Marı́n Antuña
Aplicando este teorema varias veces se obtiene la fórmula para la transformada de derivadas
de orden superior. Los productos del tipo tk g (k) (t) tienen transformadas sencillas; integrando
por partes y si g(t)tp |∞
0 = 0 obtenemos
y si además g 0 (t)tp+1 |∞
0 = 0, se obtiene
etcétera. Esta última propiedad resulta muy útil para resolver ecuaciones diferenciales que
k
contengan miembros del tipo tk ddtky .
Z ∞ Z ∞
1
G(σ, τ ) = g(x, y)e−i(σx+τ y) dxdy
2π −∞ −∞
Z ∞ Z ∞
1
g(x, y) = G(σ, τ )ei(σx+τ y) dσdτ
2π −∞ −∞
Z ∞ Z 2π
1
G(ρ, θ) = rdr g(r, ϕ)e−irρ cos(ϕ−θ) dϕ (7.125)
2π 0 0
Z ∞ Z 2π
1
g(r, ϕ) = ρdρ G(ρ, θ)eirρ cos(ϕ−θ) dθ
2π 0 0
Supongamos en particular que g(r, ϕ) = e−inϕ g(r), donde n es un número entero y cambiemos
en la primera de las fórmulas (7.125) ϕ−θ = π2 +t. Teniendo en cuenta las conocidas propiedades
de la integral de una función periódica obtenemos
Z ∞ Z 2π
1 −in(θ+ π2 )
G(ρ, θ) = e g(r)rdr ei(rρ sin t−nt) dt
2π 0 0
Cálculo Operacional 429
La integral interior en esta expresión no es otra cosa que la representación integral de la función
de Bessel de orden n11 :
Z 2π
1
Jn (rρ) = ei(rρ sin t−nt) dt
2π 0
π
Por consiguiente, llamando G(ρ, θ)ein(θ+ 2 ) = Gn (ρ) podemos escribir dicha expresión en la
forma
Z ∞
Gn (ρ) = g(r)Jn (rρ)rdr (7.126)
0
Z ∞ Z 2π
1 π
g(r) = Gn (ρ)ρdρ ei[n(ϕ−θ− 2 )+rρ cos(ϕ−θ)] dθ
2π 0 0
Z ∞
g(r) = Gn (ρ)Jn (rρ)ρdρ (7.127)
0
Z ∞ Z ∞
0 dg d
g (r) : Jn (rρ)rdr = rg(r)Jn (rρ)|∞
r=0 − g(r) [rJn (rρ)]dr
0 dr 0 dr
Suponiendo que el primer sumando es nulo y teniendo en cuenta la fórmula de recurrencia para
las funciones de Bessel12 :
r
Jn0 (rρ) = Jn−1 (rρ) − Jn (rρ)
rρ
obtenemos
11
Ver el libro de Métodos Matemáticos de la Fı́sica del autor.
12
Ver el libro de Métodos Matemáticos de la Fı́sica del autor.
430 José Marı́n Antuña
d
[rJn (rρ)] = Jn (rρ) + ρrJn0 (rρ) = −(n − 1)Jn (rρ) + ρrJn−1 (rρ)
dr
Z ∞ Z ∞
0
g (r) : (n − 1) g(r)Jn (rρ)dr − ρ g(r)Jn−1 (rρ)rdr
0 0
Jn (rρ) ρ
= [Jn−1 (rρ) + Jn+1 (rρ)]
r 2n
0 n+1 n−1
g (r) : −ρ Gn−1 (ρ) − Gn+1 (ρ) (7.128)
2n 2n
La fórmula obtenida es bastante más complicada; más complicadas aún son las fórmulas que se
obtienen para la transformada de g 00 (r) y para derivadas de orden superior. Sin calcular estas
fórmulas hallemos la transformada de cierta combinación de funciones g, g 0 y g 00 .
∞ ∞
d2 g
Z Z
dg d
Jn (rρ)rdr = − [rJn (rρ)]dr
0 dr2 0 dr dr
Por consiguiente,
∞ ∞ ∞
d2 g 1 dg
Z Z Z
dg 0 d
+ Jn (rρ)rdr = −ρ rJ (rρ)dr = ρ g(r) [rJn0 (rρ)]dr
0 dr2 r dr 0 dr n 0 dr
Hemos integrado otra vez por partes basándonos en que rg(r)Jn0 (rρ)|∞
0 = 0. Pero como la
función de Bessel Jn (rρ) es solución de la ecuación de Bessel:
n2
d 0 2
ρ [rJn (rρ)] = − ρ − 2 rJn (rρ)
dr r
∞ Z ∞
d2 g 1 dg n2
Z
2
+ − 2 g Jn (rρ)rdr = −ρ g(r)Jn (rρ)rdr
0 dr2 r dr r 0
1 n2
g 00 (r) + g 0 (r) − 2 g(r) : −ρ2 Gn (ρ) (7.129)
r r
1
g 00 (r) + g 0 (r) : −ρ2 G(ρ) (7.130)
r
donde
Para terminar veremos el ejemplo de una fórmula de transformación de otro tipo. Este tipo de
fórmula se utiliza para resolver ecuaciones diferenciales con ayuda de integrales de contorno.
Sea la función g(z) analı́tica en el dominio D que contiene al origen de coordenadas y sea
ζ N g(ζ)dζ
Z
1
f (z) = (7.132)
2πi C (ζ − z)N
ζ N
donde C es la frontera del dominio D, N es un número positivo y (ζ−z) N es una rama univaluada
y analı́tica en el dominio D con un corte a lo largo de una trayectoria γ que una los puntos 0
y z.
Z 1
g(z) = (1 − ζ)N −1 f 0 (zζ)dζ (7.133)
0
Para demostrar esta afirmación supongamos de inicio que el punto z pertenece al cı́rculo de
convergencia del desarrollo de Taylor
432 José Marı́n Antuña
∞
X
g(z) = ck z k
k=0
y deformemos el contorno C en uno que también pertenezca a dicho cı́rculo y que envuelva al
corte γ. Sustituyendo este desarrollo en la fórmula (7.132) e integrando miembro a miembro
obtenemos
∞
ζ N +k dζ
Z
X ck
f (z) = (7.134)
k=0
2πi C (ζ − z)N
El residuo de la función bajo la integral en el punto ζ = ∞ se halla del desarrollo de esa función:
−N
ζ k 1 − zζ y será
Γ(N + k + 1)
bk+1 = ck (7.135)
Γ(k + 2)Γ(N )
donde k = 0, 1, 2, ...
∞ Z 1 ∞
X
k k N −1
X Γ(k + 1)Γ(N )
(k + 1)bk+1 z ζ (1 − ζ) dζ = (k + 1)bk+1 z k =
k=0 0 k=0
Γ(N + k + 1)
∞ ∞
X Γ(k + 2)Γ(N ) k X
= bk+1 z = ck z k = g(z)
k=0
Γ(N + k + 1) k=0
Para calcular la integral, que es la llamada función beta de Euler, hemos utilizado la conocida
relación existente entre las funciones beta y gamma de Euler:
Γ(z)Γ(w)
B(z, w) =
Γ(z + w)
y hemos sustituido bk+1 por ck , según la fórmula (7.135). Ası́ pues, la fórmula (7.133) queda
demostrada bajo la suposición arriba realizada. Para demostrarla para toda z del dominio D
es suficiente utilizar la prolongación analı́tica.
Cálculo Operacional 433
Las fórmulas de transformación (7.132)-(7.133) fueron obtenidas por Mackie13 y utilizadas por
él para resolver la ecuación de Euler-Poisson que tiene grandes aplicaciones en la aerodinámica.
En el primer punto de este epı́grafe definimos a través de las fórmulas (7.118) y (7.119) la
transformada inversa y la de Fourier respectivamente. Colocando (7.119) en (7.118) obtenemos
la conocida integral de Fourier:
Z ∞ Z ∞
1
g(t) = g(τ )eiσ(t−τ ) dτ dσ (7.136)
2π −∞ 0
Consideremos que la función g(t) no se anula para t < 0. Entonces la integral interior en (7.136)
1
deberá tomarse desde −∞ hasta +∞. Por lo tanto, adscribiendo el factor constante 2π a la
transformada inversa, podemos definir la transformada de Fourier como:
Z ∞
G(σ) = g(t)e−iσt dt (7.137)
−∞
Z ∞
1
g(t) = G(σ)eiσt dσ (7.138)
2π −∞
z = σ + iγ (7.139)
Z ∞
G(z) = g(t)e−izt dt (7.140)
−∞
Z ∞+iγ
1
g(t) = G(z)eizt dz (7.141)
2π −∞+iγ
donde la integración se realiza en general por una recta paralela al eje real en el plano complejo
z.
Para analizar las caracterı́sticas de la transformada (7.140) supongamos que la función g(t)
cumple que:
donde a y b son en general parámetros reales arbitrarios. Entonces, escribiendo (7.140) como
la suma de dos integrales:
Z ∞ Z 0
−izt
G(z) = g(t)e dt + g(t)e−izt dt ≡ I1 + I2
0 −∞
y para I2
Las integrales de los mayorantes obtenidos en (7.143) y (7.144) son convergentes si γ < −a y
γ > −b respectivamente. Por consiguiente, la transformada de Fourier (7.140) será convergente
absoluta y uniformemente en la franja horizontal del plano complejo z:
y la función G(z) por ella definida será analı́tica en dicha franja. De acuerdo con el teorema de
Cauchy, la transformada inversa (7.141) se calculará integrando por cualquier recta paralela al
eje real σ contenida en la franja de analiticidad (7.145).
Las condiciones (7.142) impuestas a la función g(t) son mucho menos rigurosas que las im-
puestas en el punto 1 del presente epı́grafe para la existencia de la transformada de Fourier;
por consiguiente, mediante la prolongación analı́tica (7.139) de la transformada de Fourier esta
puede ser aplicada a una clase mucho más amplia de funciones.
(7.142) para esos valores de a y b, es decir, para funciones que crezcan con menos rapidez que
cierta exponencial para t → ∞ y decrezcan con menos rapidez que cierta exponencial para
t → −∞, existe la transformada de Fourier compleja, aunque no exista la transformada real.
Si fuera a < 0, b > 0 entonces la franja (7.145) contiene al eje real σ y obviamente g(t) será una
función que decrece con menos rapidez que ciertas exponenciales para t → ±∞ lo que significa
que será una función absolutamente integrable en todo el eje real. En este caso existirá la
transformada real de Fourier en el sentido en que fue definida en el punto 1 de este epı́grafe;
como la integral (7.141) puede calcularse, gracias al teorema de Cauchy, por cualquier recta
paralela al eje real σ contenida dentro de dicha franja, se puede hacer el cálculo simplemente por
el
√ eje real σ, de manera que esta coincide con la fórmula (7.118) aunque en ella debe sustituirse
2π simplemente por 2π de acuerdo con nuestra notación en este epı́grafe. El cálculo de dicha
integral podrá hacerse, gracias a la prolongación analı́tica arriba realizada con la ayuda del
lema de Jordan y la teorı́a de residuos. Si a < 0 y b < 0 (b > a) de nuevo la franja no contiene
al eje real σ y no existirá la transformada real de Fourier, aunque sı́ existirá la transformada
compleja que será analı́tica en la franja mencionada. La condición de que b > a es indispensable
en todos los casos para la existencia de la transformada compleja dada por (7.140).
Consideremos, por último, la transformada unilateral de Fourier: sea g(t) ≡ 0 para t < 0.
Entonces, para no caer en contradicciones con (7.142) es evidente que debemos tomar el caso
b → +∞. Por consiguiente, de (7.145) vemos que la transformada unilateral de Fourier
Z ∞
G(z) = g(t)e−izt dt (7.146)
0
Im z < −a (7.147)
La transformada inversa (7.141) se calculará por una recta paralela al eje real σ contenida en
el semiplano de analiticidad.
Si hacemos una rotación del plano complejo z en un ángulo igual a π2 , lo que equivale a decir
que hacemos el cambio de variables p = iz, entonces obtenemos de (7.146):
p Z ∞
G = g(t)e−pt dt ≡ Gl (p) (7.148)
i 0
La expresión (7.148) no es otra cosa que la transformada de Laplace de la función g(t) que, por
tanto, representaremos por Gl (p). Llamando p = s+iσ, entonces tendremos que la transformada
de Laplace Gl (p) será analı́tica para s > a, es decir, en el semiplano derecho Re p > a del plano
complejo p. Al efectuar la rotación indicada la transformada inversa (7.141) toma la expresión
con s > a. Es decir, como era de esperar, se obtiene la fórmula de Mellin. Los cálculos
efectuados nos permiten concluir la fuerte relación existente entre las transformadas de Laplace
y la unilateral de Fourier: la primera es la segunda rotada un ángulo π2 en el plano complejo.
f (t) = at + b; 0 ≤ t < t0
= 0; t > t0
(d) f (t) = a + bt
√
(e) f (t) = t
(f) f (t) = cosh t cos t
(g) f (t) = cosh at sin at
(h) f (t) = 12 sinh t sin t
(i) f (t) = sin4 t
(j) f (t) = e−4t sin 3t cos 2t
4. Resolver los siguientes sistemas de ecuaciones diferenciales con las siguientes condiciones
iniciales:
(a)
(b)
x0 − x − 2y = t; x(0) = 2, y(0) = 4
−2x + y 0 − y = t
(c)
1
x0 − x + 2y = 0; x(0) = 0, x0 (0) = −1, y(0) =
2
x00 − 2y 0 = 2t − cos 2t
d2 x eH dy
m 2
= Ee +
dt c dt
d2 y eH dx
m 2 = −
dt c dt
2
dz
m 2 = 0
dt
d2 x dy dz
2
− 2ω sin λ + 2ω cos λ = 0
dt dt dt
d2 y dx
+ 2ω sin λ = 0
dt2 dt
2
dz dx
2
− 2ω cos λ = −g
dt dt
10. Resolver el problema clásico sobre el potencial creado por un disco plano cargado con
ayuda de la transformada de Hankel.
Capı́tulo 8
8.1 Capı́tulo 2
1. a) 2 cos π3 + i sin π3 ; b) 2 sin α2 cos π−α π−α
2
+ i sin 2
√
2. a) ±(2 + i); b) 2 cos 6 + 3 + i sin 6 + 3 , (k = 0, 1, ..., 5); c) 3 2 cos π4 +
π kπ π kπ 2kπ
3
+
√
+i 3 2 sin π4 + 2kπ
3
, (k = 0, 1, 2)
π
3. e− 2
6. a) no; b) sı́
5
7. a) 6z − 4; b) −16(z − 4z 3 ); c) (2z+1)2
8.2 Capı́tulo 3
1. a) i) i; ii) 2i; b) 4πi; c) i(sinh 1 − cosh 1); d) i) e(2 − e? −i − 1); ii) 1 + e−i (e − 2); e) − 3i
439
440 José Marı́n Antuña
√
π 2
3. 2
i
π
4. 2
(πi − 1)
8.3 Capı́tulo 4
1. a) El semiplano Re z > 1; b) La serie puede ser escrita en la forma ∞ inz
P
n=−∞ cn e ; en
iz
el plano ζ = e su dominio de convergencia es un anillo, en el plano z es una franja
horizontal.
2. a) ∞; b) 1
3. a) − ∞
P 3n
P∞ n−1 n−1
n=0 z n+1 ; b) − n=1 i nz
4. a) i) ∞
P n 1 1
P∞ n
n=1 nz ; ii) (z−1)2 + z−1 ; iii) n=1 z n ;
n P∞ (−1)n (−1)n
+ 4i ∞
1
P n (z−1) 1
P∞ n P∞
b) i) 2(z−i) n=0 (−1) (2i)n ; ii) n=0 z 2n−1 ; c) i) − z − n=0 z ; ii) n=0 (z−1)n+1 ; d)
n n(z+1)n−1
−i
+ ∞ n (z−2i)
; e) i) ∞ ; ii) ∞ n3n−1 1
P P P
z−2i n=0 (−1) in n=1 4n+1 n=1 z n+2 ; iii) (z−3)2 ; f) i)
∞
X
n A(n + 1) B
(−1) n+2
+ n+1 + C (z − 3)n
n=0
4 4
;
h i
(z+1)n
−C ∞
A B
P∞ n A(n+1) B C
(z − 2)n +
P
ii) (z+1)2
+ z+1 n=0 3n+1 ; iii) n=0 (−1) 3n+2
+ 3n+1 z−2
; donde
= 13 , B = − 29 , C = 92 ; g) ∞ n−1
(z − 1)n
P
A n=0 i
1 1
−1 + z −iϕ +
1− 2
e 1 − z2 eiϕ
Desarrollemos
P cada uno de estos quebrados en una progresión geométrica; obtenemos:
f (z) = 1 + ∞ cos nϕ n 1
n=0 2n−1 z , de donde Tn (cos ϕ) = 2n−1 cos nϕ.
(−1)k t n+2k
6. Jn (t) = ∞
P
k=0 k!(n+k)! 2 . Este desarrollo se obtiene haciendo el cambio de variable
t 1
ζ = 2 z − z en la serie para eζ y agrupando luego en potencias de z. De las fórmulas
1
R t (z− 1 ) dz
para los coeficientes en la serie de Laurent tenemos Jn (t) = 2πi C
e 2 z zn+1 . Tomando
iθ
por contorno de integración C a |z| = 1 y suponiendo z = e se obtiene:
Z 2π Z 2π
1 it sin θ −inθ 1
Jn (t) = e e idθ = cos(nθ − t sin θ)dθ
2πi 0 2π 0
R 2π
pues 0
sin(nθ − t sin θ)dθ = 0 lo que puede fácilmente comprobarse haciendo θ = 2π − θ.
Respuestas e indicaciones a los ejercicios 441
7. a) Es una función continua junto con sus derivadas de cualquier orden en x = 0; b) tiene
en z = 0 una singularidad esencial.
8. a) Singularidad esencial en z = 1, polos de primer orden en z = 2kπi, z = ∞ es una
singularidad no aislada; b) polos de primer orden en los puntos z = − π4 + kπ (k =
0±1, ±2, ...) donde sin z+cos z = 0, z = ∞ es una singularidad no aislada; c) z = (2k+i)π
son polos de primer orden, z = ∞ es una singularidad no aislada; d) un punto singular
esencial en z = ∞.
8.4 Capı́tulo 5
1. a) e3 (cos 2 − i sin 2); b) cos 1 cosh 1 + i sin 1 sinh 1; c) sinh 2 cos 3 + i cosh 2 sin 3; d)
f)
√
2kπ − i ln( 2 − 1)
√
π(2k + 1) − i ln(1 + 2)
g)
√
ln(2 + 3) + i2kπ
√
ln(2 − 3) + i2kπ
1
1
π − 2i ln 3; i) 3e−2kπ [cos(ln 3) + i sin(ln 3)]; j) ie−π(2k+ 2 )
h) k + 2
2 2 −y 2 2 2 −y 2
2. a) Re ez = ex cos(2xy); Im ez = ex sin(2xy)
2 2 2
b) Re (z sin z) = (x − y ) sin x cosh y − 2xy cos x sinh y
Im (z 2 sin z) = (x2 − y 2 ) cos x sinh y − 2xy sin x sinh y
tan x(1−tanh2 y) y(1−tan2 x)
c) Re (tan z) = 1+tan2 x tanhy
; Im (tan z) = tanh
1+tan2 x tanhy
d) Re Ln z = 21 ln(x2 + y 2 ); Im Ln z = arg z + 2kπ
p
e) Re z 3+i = (x2 + y 2 )3 e− arg z+2kπ cos 21 ln(x2 + y 2 ) + 3 arg z
p
Im z 3+i = (x2 + y 2 )3 e− arg z+2kπ sin 21 ln(x2 + y 2 ) + 3 arg z
8.5 Capı́tulo 6
28
1. a) 25
; − 53
25
7
; b) − 64 ; c) −1; d) 1; e) 4; f) 0; g) − 14
3 3
2. a) Res[f (z), −2] = − 16 ; Res[f (z), 0] = 16
b) Res[f (z), kπ] = (−1)k ; c) Res[f (z), 0] = 1;
n+1 n+1
d) Res[f (z), −1] = (−1)n+1 C2n ; Res[f (z), ∞] = (−1)n C2n ; e) Res[f (z), ∞] = 0;
−1 −1
f)Res[f (z), −1] = e ; Res[f (z), ∞] = −e
g) Res[f (z), ∞] = 0; h) Res[f (z), 0] = 19 ; Res[f (z), 3i] = − 54
1
(sin 3 − i cos 3);
1 1
Res[f (z), −3i] = − 54 (sin 3 + i cos 3); Res[f (z), ∞] = 27 (sin 3 − 3); i) Res[f (z), 0] = 0,
Res[f (z), ∞] = 0; j) Res[f (z), 0] = 12 ; Res f (z), 2kπi 1
h
= 2kπi , (k = ±1, ±2, ...)
1 1+e−a
5. 2 1−e−a
− a1 , (a > 0)
8.6 Capı́tulo 7
1. En una semifranja cuyas fronteras son: dos semirrectas paralelas y una semicircunferencia
de diámetro igual al ancho de la semifranja.
2. En el cuarto cuadrante al que se le separa el semicı́rculo w − 12 ≤ 2; Im w < 0.
1 4z + 1
α = − ; β = −4; w = ; R=2
4 z+4
w−1
4. w+1
= a z−1
z+1
, donde a es una constante compleja arbitraria.
1−z
5. w = i 1+z
1
6. w = 1−z
7. w = 2i z−i
z+i
;R=2
12. Hacer un corte auxiliar a lo largo del eje imaginario, transformar la mitad derecha en
el semiplano superior según la fórmula de Schwarz-Christoffel y utilizar el principio de
simetrı́a.
q q
sin 2ϕ
13. r = c
, r = − cosc2ϕ , E = z∗2i3
i
19. w = ln 2
Ln 4z+1
z+4
; en el primer cilindro 9a y 25a; en el segundo 2a y 18a donde a = 1
60π ln 2
.
Q
√
20. w = π
Ln (z + z 2 − 1)
Q 4
; las lı́neas de corriente son sin 4ϕ = c(r4 + 4 sin4 ϕ).
21. w = 2π
ln 1 + z4
(−1+2i)z−1
23. w = z−1
.
25. En el dominio de frontera {u > 0, v = 0}; {u = 0, 0 < v < 1}; {u >=, v = 1}.
h πd πz i
−iα
26. w = π + 2 arcsin e− h e h e
444 José Marı́n Antuña
8.7 Capı́tulo 8
√
π p3
1. a) p1 e−pt ; b) p1 (e−pτ1 − e−pτ2 ); c) pa2 + pb (1 − e−pt0 ) − ap e−pt0 ; d) ap+b p2
; e) √ ; f) p4 +4
; g)
2 p3
h i
a(p2 +2a2 )
p4 +4a4
p
; h) p4p+4 ; i) 81 p2 +16 − p24p+4 + p3 ; j) 21 (p+4)52 +25 + (p+4)1 2 +1 .
2. a) e−2t (cos t + 6 sin t); b) 1
2
+ 12 e−2t ; c) et + e2t (t − 1); d) (b−a)
c−a
2e
−at
+ c−b
a−b
a−c
+ t (a−b) 2 e−bt ;
−at
1
− ate−at ; g) et − e−t cos 2t − 32 sin 2t ; h) 1
e) b2 −a 2 (cos at − cos bt); f)1 − e 2a3
(sin at −
at cos at); i) 12 te−2t sin 2t − 16
1 −2t
e (sin 2t − 2t cos 2t).
3. a) y = 4t + 3 − 2et ; b) y = et (cos t + sin t) − e−t sinh 2t; c) y = t(sin t + cos t); d)y =
− 59 sin t + 185
sin 2t +13 12 sin 2t − t cos 2t ; e) y = (y0 − y2 ) + (y1 − y2 )t + y2 et ; f) y =
a
2n n
1
sin nt − t cos nt + y0 cos nt + yn1 sin nt;
t 1 √ √ √ t
1 −t
g) y = 4 t − 3t + 2 e − 3 cos 2 t − 3 sin 23 t e 2 − 24
1 2 3 3
e ;
a
h) y = n(m2 −n2 )
[m cos α sin nt + n sin α cos nt − n sin(mt + α)];
i) y = a
2m2
(mtemt − sinh mt) + b
2m(m2 −n2 )
[(m − n)e−mt + (m + n)emt − 2ment ]
6t
6t
3 − 11
4. a) x = 12 − 15 e−t − 10 e ;y= 1
5
e−t − e 11 ; b) x = e −e−t − 13 t− 19 ; y = 28
28 3t
9 9
e3t +e−t − 31 t−
1 t 2 t
9
c) x = −6−4t−t2 + 100
; 17
2
e 2 + 17 1
cos 2t+ 34 sin 2t; y = −1−t− t2 + 25 17
1
e 2 + 34 9
cos 2t+ 68 sin 2t
h 3
i 4
5. a) y(t) = a t + t6 ; b) y(t) = t4 − 4t − 81 + 18 e2t
6. x = Hv+cE
Hα
(1−cos αt)+ αu sin αt, donde α = eH
mc
; y = vt− Hv+cE
Hα
(αt−sin αt)− αu (1−cos αt);
z = wt
v sin λ−cos λ g cos λ u
7. x(t) = 2ω
(1 − cos 2ωt) + 4ω 2
(2ωt − sin 2ωt) + 2ω
sin 2ωt;
− sin λ(v sin λ−ω cos λ)
y(t) = 2ω
(2ωt−sin 2ωt)− g sin4ωλ 2cos λ (2ω 2 t2 −1+cos 2ωt)− u sin
2ω
λ
(1−cos 2ωt)+
vt;
g cos2 λ
z(t) = cos λ(v sin2ωλ−ω cos λ) (2ωt − sin 2ωt) + 4ω 2
(2ω 2 t − 1 + cos 2ωt) + u cos λ
2ω
(1 − cos 2ωt) +
3
ωt − gt2
p2 U = a2 Uxx
A ω
U (0, p) = 0, Ux (l, p) =
E p2 + ω 2
Su solución es
b sinh xa p Aaω
U (x, p) = , b =
p(p2 + ω 2 ) cosh al p E
Teniendo en cuenta que esta función tiene polos en los puntos p = 0, p = ±iω, pk =
i (2k+1)aπ
2l
= iωk , (k = 0, 1, 2, ...), que todos estos polos son simples, si ωk 6= ω para todo
k (condición de ausencia de resonancia, que suponemos que se cumple), el original de
U (x, p) se puede hallar por la fórmula de Mellin y se obtiene:
∞ ωk x
1 ωx 2ab X k sin a sin ωk t
u(x, t) = 2 sin sin ωt + (−1)
ω cos ωl
a
a l k=0 ωk2 − ω 2 ωk
donde
(2k + 1)aπ
ωk =
2l
9. El problema a resolver es el siguiente:
∂2u ∂u ∂ 2 u
r 2 ∇2 u = r 2 + r + =0
∂r2 ∂r ∂ϕ2
u|ϕ=±α = u0 , si r < a
= 0, si r > a
p2 U + Uϕϕ = 0
y la condición de frontera es
a
ap
Z
U |ϕ=±α = u0 rp−1 dr = u0
0 p
La solución es
ap cos pϕ
U = u0
p cos pα
446 José Marı́n Antuña
Z s+i∞
u0 a p cos pϕ dp
u=
2πi s−i∞ r cos pα p
La función bajo la integral es analı́tica en la franja 0 < Re p < 1, pues el polo más
π
cercano a p = 0 de esta función es p = 2α > 1 si α < π2 , lo que supondremos cumplido.
Por consiguiente, en la última fórmula podemos tomar por s cualquier número 0 < s <
1. Tomando el lı́mite para s tendiendo a cero podemos calcular la integral por el eje
imaginario del plano p y evitar el punto p = 0 con una semicircunferencia pequeña
recorrida en sentido contrario a las manecillas del reloj. Entonces se obtiene:
Z ∞
u0 u0 a iσ cosh σϕ dp
u= +
2 2πi −∞ r cos σα p
∂ 2 u 1 ∂u ∂ 2 u
+ + 2 =0
∂r2 r ∂r ∂z
donde z es la coordenada a lo largo del eje perpendicular al disco bajo las condiciones de
frontera
u|z=0 = u0 , 0 ≤ r < 1
∂u
|z=0 , r > 1
∂z
(u0 es constante; la segunda condición expresa la simetrı́a del campo con respecto al plano
z = 0).
La ecuación operacional, en virtud de (7.140) tiene la forma
d2 U
−p2 U + =0
dz 2
Su solución general es
U = A(p)e−ρz + B(p)eρz
Respuestas e indicaciones a los ejercicios 447
En virtud de la simetrı́a del problema, es suficiente buscar el campo para z > 0. Como
para z → +∞ el potencial debe tender a cero, tendremos que B = 0 y por la fórmula
(7.127)
Z ∞
u(r, z) = A(p)e−ρz J0 (rρ)ρdρ
0
Z ∞
A(p)J0 (rρ)ρ2 dρ = 0, ∀r > 1
0
sin ρ
A(p) = f rac2u0 π
ρ2
Teniendo en cuenta la unicidad de la solución del problema (lo que se ve claro de consi-
deraciones fı́sicas) se obtiene definitivamente:
Z ∞
2u0 sin ρ
u(r, z) = e−ρz J0 (rρ) dρ
π 0 ρ
448 José Marı́n Antuña
Capı́tulo 9
El principio de simetrı́a que a continuación formularemos ofrece un caso particular, una condi-
ción suficiente muy sencilla para la existencia de la prolongación analı́tica de funciones que
realizan una representació conforme.
w = f (z) = f1 (z) en D1
= f1 (z) = f2 (z) sobre C
= f2 (z) en D2
Demostración:
az + b âw + b̂
ζ= = l(z); ω = (9.1)
cz + d ĉw + dˆ
que transforman a C y Ĉ en los segmentos Γ y Γ̂ de los ejes reales de los planos ζ y ω; los
ˆ 1 y la función w = f1 (z)
dominios D1 y D̂1 se transforman mediante (9.1) en los dominios ∆1 y ∆
449
450 José Marı́n Antuña
ω = ϕ2 (ζ) = ϕ∗1 (ζ ∗ )
y comprobemos que ella es la prolongación analı́tica de la función ϕ1 (ζ). Ante todo, la función
ϕ2 (ζ) es analı́tica en el dominio ∆2 . Efectivamente, para dos puntos cualesquiera ζ y ζ + ∆ζ
de ∆2 tenemos
∗
ϕ∗ (ζ ∗ + ∆ζ ∗ ) − ϕ∗1 (ζ ∗ ) ϕ1 (ζ ∗ + ∆ζ ∗ ) − ϕ1 (ζ ∗ )
ϕ2 (ζ + ∆ζ) − ϕ2 (ζ)
= 1 =
∆ζ ∆ζ ∆ζ
en cualquier punto ζ del dominio ∆2 ; es decir, ϕ2 (ζ) es analı́tica en ∆2 . Por construcción los
valores de la función ϕ2 (ζ) sobre el segmento Γ existen:
ϕ2 (x) = lim
∗
ϕ2 (ζ ∗ ) = ϕ1 (x) (9.3)
ζ →x
La relación (9.3) toma la forma ϕ2 (x) = ϕ∗1 (x), pero como los valores de ϕ1 (x) son reales, pues
Γ por hipótesis es un segmento del eje real, sobre el segmento Γ se cumple que
Por el principio de prolongación continua se puede, por lo tanto, afirmar que ϕ2 (ζ) es la pro-
longación analı́tica de ϕ1 (ζ) a través de Γ.
ϕ(ζ) = ϕ1 (ζ) en ∆1
= ϕ1 (ζ) = ϕ2 (ζ) sobre Γ
= ϕ2 (ζ) en ∆2
ˆ 1 + Γ̂ + ∆
realiza la representación conforme de ∆1 + Γ + ∆2 en ∆ ˆ 2.
Volviendo ahora a las variables z y w con ayuda de las inversas de (9.1), en virtud de las
propiedades de las transformaciones bilineales, obtenemos en el dominio D2 simétrico con D1
con respecto al arco C la función f2 (z) que prolonga analı́ticamente a f1 (z) a través del arco
C y que realiza la representación conforme del dominio D2 en el dominio D̂2 simétrico con D̂1
con respecto al arco Ĉ.
Demostrado el teorema.
Veamos algunos ejemplos de aplicación del principio de simetrı́a en la práctica de las repre-
sentaciones conformes:
p √
z2 = z1 − a2 = z 2 − a2 (9.5)
La función (9.5) satisface las condiciones del principio de simetrı́a, por lo tanto, admite una
prolongación analı́tica a través de F AB al semiplano√izquierdo y junto con su prolongación
analı́tica, que representaremos de nuevo por z2 = z 2 − a2 , realiza la representación del
exterior de la cruz dada en el exterior del segmento BF del eje imaginario del plano z2 .
Queda solamente transformar este último dominio en el exterior del cı́rculo unitario. Para
ello apliquemos la transformación lineal
2i f −g
z3 = z2 −
f +g f +g
que transforma el exterior del segmento BF en el exterior de un segmento unitario y
después apliquemos la representación inversa de Joukovsky:
Principio de simetrı́a 453
q
w = −i z3 + −1 =z32 (9.6)
√ √
2 f + g
q
= z 2 − a2 + z 2 − a2 + f g + (f − g)i z 2 − a2 + i
f +g 2
1
√ √
En particular, si b = c = a se obtiene w = √
a 2
( z 2 − a2 + z 2 + a2 de donde
√
a w4 + 1
z=√ (9.7)
2 w
2. Representación del semiplano superior excluyendo los segmentos 0 ≤ y ≤ h, x = ka,
(k = 0, ±1, ±2, ±3, ...) en el semiplano superior.
Hagamos los cortes auxiliares A−1 C y A0 C desde los extremos de los segmentos hasta
el infinito (lı́neas de puntos en la figura 9.3) y representemos la semifranja ası́ obtenida
CB−1 B0 C en otra semifranja igual, pero de forma tal que los puntos A−1 y A0 pasen a
los vértices de dicha semifranja. Para ello transformemos primero nuestra semifranja en
454 José Marı́n Antuña
(a) Parábola
Supongamos que el origen de coordenadas está en√el foco de la parábola y 2 =
2p x + p2 (Fig. 9.4). Con ayuda de la función w = z el exterior de esta parábola
w = u + iv hallamos:
x = u2 − v 2 ; y = 2uv
de donde p se ve que las rectas v = c se transforman en las parábolas y 2 = 4c2 (x + c2 );
para c = p2 obtenemos la parábola dada.
Ası́ pues, la función
√
r
p
w= z−i (9.9)
2
realiza la representación conforme del exterior de la parábola en el semiplano supe-
rior. En el interior de la parábola la función (9.9) tiene un punto de ramificación.
Para obtener la representación del interior de la parábola hagamos un corte a lo
largo del rayo BF G (Fig. 9.4) y observemos√ que la mitad superior de la p parábola se
p
transforma por medio de la función z1 = z en la semifranja 0 < y1 < 2 , 0 < x1 <
p p
∞. Con ayuda de la función z2 = cos 2
πiz1 esta semifranja se transforma en el
semiplano superior y al corte BF G le corresponde el rayo −1√< x < ∞. Aplicando
el principio de simetrı́a y después la transformación w = i 1 + z2 obtenemos la
representación buscada del interior de la parábola en el semiplano superior
√ πiz1 √ r
z
w = i 2 cos √ = i 2 cosh π (9.10)
2p 2p
(b) Hipérbola
Para hallar la representación conforme en el semiplano superior del dominio ence-
rrado entre las ramas de la hipérbola (Fig. 9.5)
x2 y 2
− 2 =1
a2 b
Principio de simetrı́a 455
1 √
z1 = z + z 2 − c2
c
√
donde c = a2 + b2 transforma la mitad superior del dominio dado en el sector
Θ < arg z1 < π − Θ donde |z| > 1 y Θ = arcsin ac .
Por el principio de simetrı́a esta misma función realiza la representación conforme
de todo el dominio en cuestión en todo el sector Θ < arg z1 < π − Θ. Ası́ pues, la
función
√ π
π−2Θ
−iΘ π z+ z 2 − c2
w = (e z1 ) π−2Θ = (9.11)
ceiΘ
1 √ z
z1 = z + z 2 − c2 = earccosh c
c
realiza la representación conforme de la mitad superior del dominio señalado en el
sector 0 < arg z1 < Θ (|z1 | > 1). La función
1 π π
π z
z2 = (z1 e Θ + z1 e− Θ ) = cosh arccosh
2 Θ c
transforma dicho sector en el semiplano superior; al rayo BF G le corresponde el rayo
(−1, ∞)
√ del eje real. Aplicando el principio de simetrı́a y, después la transformación
w = 1 + z2 obtenemos la representación buscada del interior de la rama derecha
de la hipérbola en el semiplano superior
√
r π z π z
w=i 1 + cosh arccosh = i 2 cosh arccosh (9.12)
Θ c 2Θ c
(c) Elipse
La representación conforme del exterior de la elipse
Principio de simetrı́a 457
x2 y 2
+ 2 =1
a2 b
en el exterior de un cı́rculo unitario se efectúa por medio de la función
√
z+ z 2 − c2
w=
a+b
√
donde c = a2 − b2 . Esta función tiene puntos de ramificación en el interior de la
elipse (Fig. 9.6)
1 √
z1 = (z + z 2 − c2 )
c
Entonces obtenemos la representación de la mitad superior de la elipse en la mitad
superior del anillo 1 < |z1 | < a+b
c
, Im z1 > 0 y el corte se transforma en los segmentos
AF1 , F2 C del eje real y en la semicircunferencia unitaria. La función z2 = ln z1
458 José Marı́n Antuña
Apéndice 2. Redondeamiento de
ángulos
Hallemos primero la función que realiza la representación del semiplano superior z en el semi-
plano superior ζ, al que se le ha excluido un área pequeña limitada por el segmento (−1, 1) del
eje real y por otra curva que se apoya sobre dicho segmento y que es p tangente a este en sus
extremos (Fig.10.1). Para esto analicemos la representación z1 = ζ + ζ 2 − 1 del semiplano
superior ζen el semiplano superior z1 al que se le ha excluido un semicı́rculo unitario y tomemos
por nuestra curva la imagen de la mitad de una elipse con semiejes 1 y 1 + h, muy cercana al
semicı́rculo (Fig. 10.1).
Lo que ahora queda por hacer es hallar la representación del semiplano superior z. Esto
último se hace de forma elemental. Mediante la transformación de semejanza z2 = zc1 , donde
p p
c = (1 + h)2 − 1 = h(2 + h) transformamos los focos de la elipse en los puntos ±i y después
aplicamos la representación
1 1
z2 = z3 −
2 z3
√ q
1+ 1+c2 2+h
para obtener en el plano z3 , en lugar de la elipse, un cı́rculo de radio r = c
= h
. Por
último, mediante la transformación
459
460 José Marı́n Antuña
1 z3 r
z= +
2 r z3
√ 1 √ 2
c 1
z3 = r(z + z2 − 1, z1 = r− z+ r+ z −1
2 r r
√
o, teniendo en cuenta la expresión para r y c: z1 = z + (1 + h) z 2 − 1.
Por último, despreciando las magnitudes menores de orden superior a h obtenemos definitiva-
mente
1 1 p
ζ= z1 + ≈ z − h{ (z 2 − 1)3 − z(z 2 − 1)} (10.1)
2 z1
Redondeamiento de ángulos 461
h p
ζ =z− { (z − b1 )3 (z − b2 )3 − (z − b1 )(z − b2 )(z − b)} = gb (z) (10.2)
a2
Supongamos ahora que la función w = f (ζ) realiza la representación conforme del semiplano
superior Im ζ > 0 en cierto polı́gono ∆, correspondiendo el punto b al vértice B del polı́gono
cuyo ángulo es menor que π. Realizando la representación auxiliar ζ = gb (z) con ayuda de la
función (10.2) obtenemos la representación conforme
del semiplano superior z en el dominio ∆ ˜ que se obtiene del polı́gono ∆ mediante el re-
dondamiento del ángulo del vértice B en un entorno suficientemente pequeño de dicho vértice
(Fig. 10.2). Mediante la repetición de este método pueden redondearse todos los ángulos del
polı́gono ∆ que sean menores que π.
Sin perder generalidad podemos considerar que el vértice A1 del polı́gono ∆ (Fig. 10.3), cuyo
ángulo queremos redondear, se encuentra en el punto w = 0. Tomemos el lado A1 A2 a lo
largo del semieje positivo real y a1 = 0; además, tomemos los puntos −a2 , −a3 ,..., −an , cuyas
imágenes son los demás vértices del polı́gono ∆ negativos (esto siempre se puede lograr mediante
transformaciones bilineales auxiliares de los planos). Bajo estas suposiciones la función que
realiza la representación conforme del semiplano superior z en el polı́gono ∆ puede escribirse
con la ayuda de la integral de Schwarz-Christoffel en la forma
Z z
w=C z α1 −1 ϕ(z)dz (10.4)
0
donde ϕ(z) = (z + a2 )α2 −1 ...(z + an )αn −1 y C es una constante positiva (arg C = 0 en virtud de
nuestra elección del lado A1 A2 ).
Z z
w = f (z) = C {z α1 −1 + γ(z + β)α1 −1 }ϕ(z)dz (10.5)
0
Z z
w = f2 (z) = Cγ (z + β)α1 −1 ϕ(z)dz
0
realiza la representación del semiplano Im z > 0 en un polı́gono con lados paralelos a los lados de
∆; al vértice B 00 le corresponde el punto z = −β, el cual se encuentra sobre el semieje negativo
u (el ángulo de este vértice es igual a α1 π) y el resto de los vértices A002 , ..., A00n corresponden a
los puntos −a2 , ..., −an (este polı́gono está representado por lı́neas de puntos en la figura 10.3).
Analicemos la función
Redondeamiento de ángulos 463
Z z
w = f1 (z) = C z α1 −1 ϕ(z)dz
0
que realiza la representación del semiplano Im z > 0 en el polı́gono A1 , A02 ,...,A0n (este polı́gono
está representado en la figura 10.3 por lı́neas continuas delgadas). Para cada z fija el vector
w definido por la fórmula (10.5) se obtiene mendiante la suma de los vectores f1 (z) y f2 (z).
Llevando a cabo dicha suma nos convenceremos de que cuando z describe el eje real, el punto
w describe el camino cerrado A1 A2 ...An BA1 el cual, menos el pedazo BA1 , está formado por
segmentos paralelos a los correspondientes lados del polı́gono dado (lı́neas gruesas en la figura
10.3). Para obtener las ecuaciones paramétricas del pedazo BA1 introduzcamos el parámetro
positivo t = −z (0 < t < β). La fórmula (10.5) entonces dará
dw du dv
= + i = C{eiα1 π tα1 −1 − γ(β − t)α1 −1 }ϕ(−t)
dt dt dt
dv
dt sin α1 π tα1 −1 sin α1 π
tan ϕ = du
= = α1 −1
dt
cos α1 π tα1 −1 − γ(β − t)α1 −1 cos α1 π − γ βt − 1
De esta expresión se infiere en el caso de un ángulo mayor que π (es decir, para 1 < α1 < 2),
que tan ϕ valdrá cero en el punto t = 0 correspondiente a A1 y valdrá tan α1 π en el punto
t = β correspondiente a B. Por consiguiente, en el caso de un ángulo mayor que π el arco BA1
efectivamente redondea el ángulo del vértice A1 1 .
Considerearemos que a los puntos A1 , A2 y A3 les corresponden los puntos 0, 1 e ∞ del eje
real. Entonces la integral de Schwarz-Christoffel se escribe en en la forma
Z z √
zdz
w=C (10.6)
0 1−z
donde C es una constante positiva (en el segmento (0, 1) w debe tomar valores positivos). En
concordancia con lo desarrollado arriba tomamos en lugar de (10.6):
Z z √ √
z+γ z+β
w=C dz (10.7)
0 1−z
Esta función transforma el segmento (0, 1) en el semieje positivo y exigimos que al pasar a
través del punto z = 1 obtenga un incremento igual a ih. De aquı́ obtenemos
p
Cπ(1 + γ 1+β =h (10.8)
β
√ √
i t+γ β−t
Z
ρ + iρ = C dt
0 1+t
1 dv dv
Para α1 < 1 tenemos du |t=0 = tan α1 π, du |t=β = 0 y el arco A1 B no redondea
R z el ángulo. El redondeamiento
en este caso puede lograrse si en lugar de (10.5) tomamos la función w = C 0 {z α1 −1 + γ(z + β)α1 −1 }ϕ(z)dz
donde β > 0; sin embargo, este método es menos cómodo que el desarrollado en el punto anterior de este
apéndice.
Redondeamiento de ángulos 465
Igualando las partes real e imaginaria e integrando llegamos a las dos relaciones siguientes:
p p
ρ = 2C{ β − arctan β} (10.9)
( s )
p β p
ρ = 2Cγ 1 + β arctanh − β
1+β
Las tres relaciones obtenidas (10.8) y (10.9) permiten hallar ρ, C y γ como funciones del
parámetro β. Para pequeñas β tenemos
h 3 h 3
ρ≈ β2; C ≈ 1− β ; γ ≈1+β (10.10)
3π 2π 4
Entonces la función que realiza la representación toma la forma (con exactitud hasta magnitudes
de orden superior respecto a β):
466 José Marı́n Antuña
√ √ √
2h β
w= arctanh z − z+ −1 z (10.11)
π 4
Apéndice 3. La transformada de
Fourier
Sea una función f (x) dada en todo el eje real x, seccionalmente lisa en cada intervalo finito
[−l, l]. Entonces, para cualquier l > 0 esta función se puede expresar para todo x del intervalo
en la serie de Fourier siguiente:
∞
a0 X kπx kπx
f (x) = + ak cos + sin (11.1)
2 k=1
l l
Z l Z l Z l
1 1 kπξ 1 kπξ
a0 = f (ξ)dξ; ak = f (ξ) cos dξ; bk = f (ξ) sin dξ (11.2)
l −l l −l l l −l l
P∞
La serie (11.1) puede ser escrita simplemente como k=0 ak cos kπx kπx
1
l + sin l si se tiene en cuenta que
el cociente que aparece delante de las fórmulas de los coeficientes ak y bk en (1.24) es el inverso de la norma
Rl
de la función que acompaña a f (ξ) en la integral. Ası́, para k = 0 cos 0 = 1 y por tanto k1k2 = −l 1dx = 2l
mientras que k cos kπx 2 kπx 2
l k = k sin l k = l para todo k > 0. De esta forma se justifica la expresión (11.1) a
la luz del desarrollo en serie de las funciones ortogonales en (−l, l): 1, cos πx 2πx πx 2πx
l , cos l ,...,sin l , sin l ,... Una
fundamentación más general puede estudiarse en cualquier curso de análisis funcional.
467
468 José Marı́n Antuña
Z l ∞ Z l
1 1X kπ
f (x) = f (ξ)dξ + f (ξ) cos (ξ − x)dξ (11.3)
2l −l l k=1 −l l
Supongamos ahora que laR función f (x) es absolutamente integrable en todo el eje (−∞, ∞) lo
∞
que equivale a decir que −∞ |f (x)|dx < ∞. Entonces, si tomamos el lı́mite cuando l → ∞, el
primer sumando de (11.3) se anula, de manera que nos queda
∞ Z l
1X kπ
f (x) = lim f (ξ) cos (ξ − x)dξ (11.4)
l→∞ l −l l
k=1
∞ Z l
1X
f (x) = lim ∆ωk f (ξ) cos ωk (ξ − x)dξ (11.5)
∆ωk →0(l→∞) π −l
k=1
Rl R∞
1. Que para l → ∞ se cumple que −l puede ser sustituida por −∞ .
R∞
2. Que la suma ∞
P
k=1 ∆ωk −∞ f (ξ) cos ωk (ξ − x)dξ es la suma integral de la integral
Z ∞ Z ∞
dω f (ξ) cos ω(ξ − x)dξ
0 −∞
.
Esto puede ser rigurosamente fundamentado.
Z ∞ Z ∞
1
f (x) = dω f (ξ) cos ω(ξ − x)dξ (11.6)
π 0 −∞
Por la forma en que hemos obtenido esta expresión se ve que las funciones no periódicas en
x (es decir, con perı́odo l = ∞) se desarrollan en integral de Fourier (11.6), en tanto que las
funciones periódicas con perı́odo 2l se desarrollan en serie de Fourier (11.1).
La transformada de Fourier 469
Transformemos la fórmula (11.6) teniendoR ∞en cuenta que como la función sin ω(ξ R−∞x) es impar
respecto a su argumento ω, la integral −∞ sin ω(ξ − x)dω ≡ 0, mientras que −∞ cos ω(ξ −
R∞
x)dω ≡ 2 0 cos ω(ξ − x)dω. Como la función cos ω(ξ − x) ≡ cos ω(x − ξ) y la conocida fórmula
de Euler establece que eiω(x−ξ) = cos ω(x − ξ) + i sin ω(x − ξ). Entonces tendremos que
Z ∞ Z ∞
1
f (x) = dω f (ξ)eiω(x−ξ) dξ (11.7)
2π −∞ −∞
Z ∞
1
f (x) = eiωx F (ω)dω (11.8)
2π −∞
donde
Z ∞
F (ω) = f (x)e−iωx dω (11.9)
−∞
En primer lugar, en lo referente a la notación, en muchos lugares en los que se trabaja con la
transformada de Fourier en lugar de ω, que fı́sicamente representa la frecuencia de una onda,
se emplea la variable k asociada en Fı́sica al vector de onda de una onda. Ambos casos son
equivalentes debido al significado fı́sico de dichas variables. Como habitualmente x es una
variable espacial, la transformada de Fourier asocia el espacio de coordenadas al espacio de
frecuencias o equivalentemente al espacio de vectores de onda, es decir, al de momentos. Lo
dicho tiene un fuerte fundamento matemático y resulta de gran utilidad en las aplicaciones
fı́sicas y técnicas.
Por otro lado, en virtud de que en la expresión de la integral de Fourier (11.7) el factor eiω(x−ξ) ≡
eiω(ξ−x) debido a que el cos ω(x − ξ) ≡ cos ω(ξ − x) y la integral del seno respecto a ω desaparece
por ser impar entre lı́mites simétricos, es totalmente posible definir la transformada de Fourier
en la forma
Z ∞
F (ω) = f (x)eiωx dω (11.10)
−∞
Z ∞
1
f (x) = e−iωx F (ω)dω (11.11)
2π −∞
y todas las propiedades que a continuación veremos ası́ como todas las aplicaciones de la trans-
formada de Fourier siguen siendo las mismas. Esto puede ser verificado de manera exhaustiva
por el lector sin grandes dificultades.
En tercer lugar, la transformada de Fourier y su transformada inversa han sido aquı́ definidas
1
con el factor 2π delante de la integral en la expresión de la transformada inversa. En muchas
ocasiones y en aras de expresar de una manera más simétrica ambas fórmulas, como dicho
factor proviene de la expresión
q general de la integral de Fourier, delante de la transformada de
1
Fourier se coloca el factor 2π
e igual factor delante de la fórmula de la transformada inversa.
1
Aunque nadie lo hace, igualmente pudiera colocarse el factor 2π delante de la fórmula de la
transformada de Fourier y no colocarla delante de la transformada inversa.
Z ∞ Z ∞
|f (x)|dx < ∞; |f (x)|2 dx < ∞
−∞ −∞
y que, además, f (x) sea seccionalmente continua y seccionamente lisa, condiciones que siempre
supondremos cumplidas. Ya vimos al final del capı́tulo de cálculo operacional que, mediante
la prolongación analı́tica al plano complejo puede ampliarse la clase de funciones a las que es
posible aplicar la transformada de Fourier. Aquı́ para concluir veremos un ejemplo sencillo de
función cuya transformada de Fourier es calculable y enunciaremos las principales propiedades
de la transformada de Fourier cuya demostración queda al lector como ejercicio. Sea la función
f (x) = e−|x|
que cumple con los requisitos para su desarrollo en integral de Fourier. Por lo tanto, su trans-
formada de Fourier es
Z ∞ Z 0 Z ∞
−|x| −iωx x −iωx 1 1 2
F (ω) = e e dx = e e dx + e−x e−iωx dx = + =
−∞ −∞ 0 1 − iω 1 + iω 1 + ω2
4. Cartan, H.: Elementary theory of analitic functions of one or several complex variables.
14. Sánchez Fernández, Carlos y Roldan Inguanzo, Rita: Paseo por el universo de los números.
15. Smirnov, V. I.: Curso de matemática suprior, tomo III, segunda parte.
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