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INSTITUTO BÍBLICO EMAÚS, INC.

SANIDAD PARA EL ALMA HERIDA

Tesis Trabajo presentado a la Rev. Alejandrina Hernández y a la facultad del Instituto


Bíblico Emaús como requisito parcial para recibir el grado de Maestría en Teología
Cristiana

Presentado Por: Jeannette Pérez

Hartford, CT

Junio 2019
ÍNDICE

INTRODUCCION ………………………………………………………………………....2

Capítulo I. Las Heridas de la Violencia y el Abuso .…………………….............................7


.
a) Ver Todas las Cosas con una Actitud Positiva ……………………………………..8

Capítulo II. Cuando Hay Heridas Internas………………………………………...............11

Capítulo III. Reparando Corazones Rotos…………………………………………………15

Capítulo IV. Liberando el Corazón Herido ……………………………………………….22

Capítulo V. El proceso de renovación Interior..…………………………………………...25

Capítulo VI. Identificando las heridas que nos duelen .……………………………….......27

a) Las heridas del alma causan amargura ……………………………………………28

Capítulo VII. Las Heridas del Alma Causa Complejo de Inferioridad…………………….30

Capítulo VIII. Lo que puede cambiar nuestra Inferioridad………………………………..32

Capítulo IX. Como Retener la Sanidad Interior ……………………… ……………..........37

a) Los Hábitos Negativos al Pensar ………………………………………………….38

Capítulo X. Como Vivir Con las Ansiedades Diariamente………………………………...41

a) Tener gozo en medio de las pruebas ……………………………………………….41

Capítulo XI. Como Ser Útiles Para Dios A través del Dolor…………… …………………44

Capitulo XVI Conclusión: Dios Quiere Sanar las Heridas que Marcaron Nuestra Vida …..52

Bibliografía…………………………………………………………………………….........56

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INTRODUCCIÓN

El Señor restaura a los de corazón quebrantado y cubre con vendas sus heridas.

(Salmos 147:3)

Una de las razones por las cuales yo escogí este tema para mi tesis, es porque este tema ha

tocado mi corazón, por la simple razón que hay mucha gente a nuestro alrededor que han sido

maltratas han sido heridas y están sufriendo calladas. Existe mucho maltrato dentro de la

sociedad incluyendo dentro del pueblo de Dios. Ya nadie confía en nadie. Se hace tan difícil

poder confiar hasta en los líderes religiosos, y por esta causa muchas personas ya no saben ni

qué hacer. Muchos de aquellos que han sido heridos creen que no existen una salida o una

solución que los pueda sacar del lugar que se encuentran por causa de la depresión que los ha

atacado que muchos creen que la única solución es terminar con sus vidas.

En medio del laberinto en el que se encuentran o pueden ni siquiera hablar con Dios.

Ellos no saben e ignoran que aún existen personas en las cuales pueden confiar tanto dentro

del pueblo de Dios, como en la sociedad en la que viven. Aunque sea raro decirlo aún existen

personas que son dignos de confianza, en los cuales ellos puedan ir, hablar y confiar. El dolor

que sienten juntamente con la angustia es tan grande que esto ha tomado tanto control de sus

vidas que han tomado la decisión de alejarse de todos y todo aquellos que le han hecho daño.

Ellos ignoran que también Dios puede sanar sus corazones heridos, y que de igualmente

dentro de las páginas de la Palabra de Dios podemos encontrar sanidad para nuestras almas

heridas. Por medio de esta tesis intento exponer que aun si existen remedio para el alma herida,

para aquella que busca descanso en medio del dolor. Así como la mujer que fue sorprendida

en el mismo acto del adulterio, encontró paz, y fue regenerada por medio del perdón de nuestro

Señor Jesús. Al ver el Señor que todos la estaban señalando “les dijo quién de ustedes que esté

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libre de pecado arroje la primera piedra” (Juan 8:4). Y de repente todos aquellos que la

juzgaban se fueron uno a uno porque ninguno de ellos estaba libre de pecado. Por lo tanto,

nadie puede juzgarte por tus pecados, nadie puede levantar contra ti el dedo acusador, solo lo

que Jesús te dice es “vete y no peques más”. Porque cuando llega Jesús todo cambia, el

comienza a sanar las heridas del alma sedienta de justicia.

Jesús es nuestro sanador, Isaías 53:5ª dice: “que el castigo de nuestra paz fue sobre él”.

Por lo tanto, él es nuestra paz, no hay nada que se pueda comparar con la paz que el nos da.

(Juan 14:27). De igual manera también podemos ver a la mujer del flujo de sangre, ella había

sido marginada por causa de su condición, todos a su alrededor le daban la espalda, estaba en

constante angustia y no sabía qué hacer. Pero en medio de su sufrimiento ella se acordó de

uno que se llama Jesús, ella dijo en su corazón “si tan solo tocare su manto podre ser sana”, ¿y

que paso? Que al instante se detuvo el flujo de su sangre. A ella no le importo que las personas

podían herirla nuevamente, que podía ser hasta apedreada, porque para el mundo ella estaba

inmunda, pero ella sabía que solamente en Jesús hallaría la sanidad que tanto necesitaba, pero

sobre todo la paz que su alma tanto anhelaba.

Las heridas traen como resultado amargura, tristeza, depresión, sentimientos que echan

a perder el gozo y la paz interior. Pero cuando confiamos en Dios y cuando estamos dispuestos

a sentir y recibir el poderoso aliciente que proviene del poderoso amor del Señor, sanara toda

alma herida. Unos de los primeros libros escritos por Joyce Meyer fueron “Belleza en lugar de

cenizas”, este libro fue publicado en el 1994. En este libro de “Belleza en lugar de cenizas la

autora Meyer hace varias preguntas tales como” ¿Puede ser sanado un corazón roto y un alma

herida? ¿Puede volverse a amar y a confiar? ¿Podemos salir del laberinto donde nos

encontramos por causa del dolor que sentimos? Esta y muchas otras preguntas son las que

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suelen hacerse aquellos que han sido heridos, fuese la causa que fueses no es fácil volver a

confiar en aquellos por los cuales fuimos heridos.

Incontables números de personas caminan de un lado a otras heridas en sus almas por

daños del pasado, y no saben que pueden ser sanadas o simplemente no saben qué hacer o

cómo comenzar. Porque tome este título como parte de mi tesis, como ella podrá ayudar a los

que tengan la oportunidad de leerla. Creo en mi corazón que cualquiera que pueda leerla se

beneficiara de la información que hay en ella. En ella está plasmado todo aquello que he

aprendido en mi jornada de vida, y aunque dilema que usted ha vivido no sea exactamente

igual que el mío, espero que esta tesis pueda ser de inspiración y una luz que nos guíe (en

especial a mí misma) mientras recorremos nuestro caminar rumbo hacia la sanidad del alma.

Así como nuestro cuerpo puede estar enfermo, también nuestra alma puede estar

enferma, pero Dios quiere sanarnos en todas las áreas donde estemos heridos, incluida nuestra

alma. Ahora más que nunca, las personas se sienten atascadas, y están hartas de vivir en modo

de supervivencia. Los padres tienen temor a trasmitir su bagaje a sus hijos. Las personas están

cansadas de sentirse indefensas antes las adicciones que parecen no poder vencer. No quieren

que el dolor de viejas heridas evite que sigan avanzando. No quieren sabotear su capacidad

de subir por la escalera corporativa del éxito. Todos queremos ser libres de las cosas que nos

refrenan, y entre ellas están las heridas que llevamos en nuestra alma.

El alma consiste en la mente, la voluntad y las emociones; es la parte interior de

nosotros, y una parte muy importante. Sin importar lo que tengamos materialmente o qué tan

buenas sean nuestras circunstancias en la vida, si hemos sido heridos, golpeados, y nuestra

alma sangra, no disfrutaremos de la vida. Sea que nuestro dolor provenga de la vergüenza,

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amargura, depresión, duda, inseguridad, culpabilidad o temor, eso es algo que hay que

enfrentar y abordar.

¿Cómo comienza el cambio? El cambio no comienza cuando entendemos los errores

que cometimos y entonces tratamos de corregirlos. Por el contrario, el primer paso para

romper patrones destructivos es descubrir la razón por la que queremos cambiar. Esa es la

razón la cual nos tumba de nuestros asientos y hace que nos movamos en una cierta dirección.

Esto se conoce como el ¿Por qué?

¿Qué es lo que nos conduce al cambio? Al comenzar nuestro viaje de cambiar,

necesitamos entender que este comienza cuando reconocemos que Dios es el sanador y

restaurador de nuestras almas. El salmista David dijo que Dios había restaurado su alma

(Salmos 23:3). Cuando algo es restaurado, es hecho como nuevo otra vez.

¿Qué tipo de vida quiso Dios para nosotros como una criatura que es creada a su

imagen? Sin duda, no es una vida donde se es minimizada, devaluada, maltratada, abusada,

utilizada y golpeada. Él nos ofrece amor incondicional, dignidad y valía infinitos, integridad,

justicia, paz y gozo; ¡y eso es tan solo el comienzo de sus bendiciones para quienes creen y

caminan con Él por la vida! Al comenzar el viaje de sanidad para su alma, le pido que recuerde

que la sanidad toma tiempo. A veces, también es doloroso porque tenemos que permitir que

se abran viejas heridas para que así salga de ellas la infección que está supurando y

envenenando nuestra alma.

Las personas que tienen necesidad de sanidad para su alma tienen solamente dos

opciones. La primera es continuar dando traspiés en la vida, tan solo intentando sobrevivir

cada día, y la segunda, es decir: “Ya he tenido suficiente tristeza, infelicidad, excusas,

culpabilidad y vergüenza, ¡y estoy listo o lista para hacer lo que sea necesario para ser

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sanada!”. El cambio es necesario porque quedarnos igual como estamos se vuelve inaceptable.

Generalmente, esto altera nuestra dirección o conducta porque de cuatro razones que

tengamos a la mano es importante encontrar la que funcione mejor para nosotros: eso te

impulsa en todo momento hacia el cambio que necesitas.

Muchas veces tratamos de buscar la manera más fácil de mejorar el sufrimiento, de

como sanar nuestras heridas, pero te puedo decir con toda certeza que todo lo que puedas

hacer, si lo haces si la ayuda de Dios vas a fracasar en todo lo que hagas. En especial si tratas

solo de conseguir sanar las heridas de la violencia o el abuso mental, emocional o físico, el

cual es el tema de mi primer capítulo.

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CAPÍTULO I

LAS HERIDAS DE LA VIOLENCIA Y EL ABUSO

Saque lo mejor de usted mismo, avivando las diminutas chispas de posibilidad para que se

conviertan en llamas de logro. (Golda Meir)

De acuerdo con las estadísticas de los Estados Unidos, el 79% de los seres humanos

han sufrido maltrato de diferentes maneras de ese 79% han sido en su mayoría mujeres. Se

calcula que el 35% de las mujeres del mundo han experimentado violencia física o sexual a

manos de alguien cercano o violencia sexual a manos de alguien que no era cercano en algún

momento de su vida. Sin embargo, en la historia algunos estudios nacionales revelan que

hasta el 70% de los que han experimentado violencia física o sexual a manos de alguien

cercano a ellos.

La lista de lo que puede pasar alrededor del mundo y de cómo las personas pueden ser

heridas diariamente es interminable. La batalla por la libertad y la restauración de las de las

heridas del alma es continua, pero me alegra saber que se puede encontrar la sanidad mediante

la fe en Dios, y una cosa lleva a la otra. Cuanto más crees que la gracia de Dios abunda más

en ti, más convencida podremos estar de que siempre obtendrás lo que necesitas para sanar.

Y cuando más segura estés de que nada te faltará, mediante la fe en nuestro Señor Jesucristo

más dispuesta estaremos para entregar nuestros recursos y nuestro tiempo cuando sea

necesario, para ayudar a otros a sanar también, porque el Señor siempre tendrá nuestra reserva

llena para así ayudar a aquellos que necesitan también.

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No es fácil ayudar a otros cuando en ese mismo proceso estamos nosotros. Pero

cuando ponemos nuestras propias debilidades, frustraciones y heridas a un lado, podremos

ver que somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Y que nada se compara

con la gloria venidera que nos esperar con nuestro Salvador. (Romanos 8:18, 38).

Ver todas las cosas con una Actitud positiva

Se han escrito numerosos libros sobre el peligro de tener una mala actitud y el poder de

una buena. Esta sección no pretende ser un estudio profundo y exhaustivo sobre el tema, pero

quiero mencionarlo. Como la mayoría de las personas que tienen el alma herida, yo tenía una

actitud muy mala. En mi cabeza sonaba algo parecido a esto y decía dentro de mí: ¡Ningún

hombre me va a volver a zarandear más! ¡Nadie me va a decir lo que debo hacer a partir de

ahora! ¡Cuidaré de mí misma, así que nunca tendré que pedirle nada a nadie! ¡No se puede

confiar en nadie porque solo les interesa usarte para sus propios intereses egoístas! ¡No

volveré a estar jamás en una posición en la que alguien sea capaza de herirme!

Estos pensamientos y otros muchos parecidos sonaban en mi mente una y otra vez

durante muchos años. Mi actitud estaba endurecida y me mente fijada. Si esto le describe a

usted en alguna forma, le sugiero que después de invitar a Jesús a entrar en su corazón, le

invite también a entrar en su actitud. No le diré que nunca volverá a recibir una ofensa si abre

su corazón y deja que entren personas en su vida, pero le puedo prometer que, si recibe una

ofensa, Jesús, su Sanador, estará con usted para ayudarle otra vez.

Si pasamos nuestra vida intentando protegernos. ¡Jamás podremos tener un buen

comienzo en la vida, ¡pero si podremos tener un buen final! El apóstol Pablo escribió a los

Filipenses, instruyéndolos a dejar que la misma actitud de humildad que hubo en Cristo Jesús

estuviera también en ellos (Filipenses 2:58). La idea de humillarnos ante cualquier otro da

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miedo porque lo vemos como una debilidad, y suponemos que, si mostramos alguna

debilidad, se aprovecharán de nosotros. Pero realmente, la mansedumbre y la humildad son

fuerza bajo control, no debilidad.

Pero también sé que si hago lo que Dios dice porque es lo correcto, entonces Él siempre

cuidará de mí, y Él hará lo mismo con usted. Parte de la restauración que Dios nos ofrece es

tener una actitud saludable, una que sabe cuándo resistir contra cosas que no están bien y

cuándo ceder y hacer lo que otra persona nos está pidiendo hacer. Estoy muy agradecida con

Dios porque ya no tengo que sentir que estoy luchando contra el mundo, intentando conseguir

lo que me corresponde legítimamente, y me emociona tener la oportunidad de enseñarle que

usted tampoco tiene que vivir así. Dios quiere pelear sus batallas, y créame cuando digo que

cuando Dios pelea a su lado, ¡usted siempre gana!

Si observas de manera cuidadosamente las Escrituras podrás ver en ellas los principios

e ideales que, a través de Sus historias bíblicas, hubo hombres y mujeres que defendieron

desesperadamente las injusticias legitimas a las cuales fueron expuestas: estas fueron y siguen

siendo valoraciones pobres, las cuales siempre han ido en contra de la enseñanza bíblica y el

corazón de Dios. Nosotras, como hijos y creación de Dios, fuimos diseñados fuertes y

vulnerables. Poderosos, pero tiernos. Mas que capaz, pero dispuestos a ceder.

Somos seres inteligentes, sabios, capaz, igual en valor y seguro de nosotros mismos

al relacionarte con los demás, pero contentos sobre todo con la función que Dios nos dio,

aunque está en si conlleve tiempos de sufrimientos, los cuales puedan causar heridas

profundas, sigues siendo creación exclusiva de Dios. Delante de los hombres cuando estamos

en Cristo somos una paradoja: somos como una mezcla potente que sorprende con su energía

controlada, que inspira y atrae con su gracia misteriosa, y cuyo estilo de vida hace que los

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demás reconsideren y reorienten sus suposiciones, y se acerquen al Dios que le da al alma

herida su riqueza, su profundidad y su atractivo.

Después de recibir sanidad, la persona tiene que aprender a andar en ella. ¿Qué tal si

sufre nuevos traumas? Si Dios le amo tanto y le sana. ¿Por qué no han sido resueltos todos

sus sufrimientos? ¿Cómo puede uno ayudar a otros que sufren? Estas y otras preguntas

semejantes surgen con tantas frecuencias, que nos es necesario buscar al Señor para

desarrollar nuestras propias respuestas que pudiesen proveer herramientas, para permanecer

sana y ayudar a otros en esas áreas también. No es fácil ayudar a otros cuando en ese proceso

también nuestras heridas podrían abrirse nuevamente por lo tanto la ayuda de Dios por medio

de la oración y la búsqueda de su presencia en nuestras vidas puede ser la mejor medicina que

nos podría llevar a nosotros mismo a través del proceso de ayudar a aquellos que lo necesitan

y nosotros permanecer de pie, porque el que nos ayudó en todo momento fue nuestro Creador,

el cual nos conoce y sabe que sin el nada de lo que hacemos tendría valor. Y con esta expresión

doy paso a mi próximo capitulo bajo el tema “Camino a la Sanidad Interior”.

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CAPÍTULO II

CUANDO HAY HERIDAS INTERNAS

En el libro “Resolución para Mujeres” (página 132) Priscilla Shirer cuenta una

anécdota sobre una noticia que se están dando en la televisión cuando apenas ella se había

acomodado en el sofá para ver uno de sus programas favoritos sobre temas médicos, la acción

que se estaba presentando en esos momentos capto de inmediato su atención. El programa en

esos momentos estaba transmitiendo un choque catastrófico donde múltiples heridos fueron

llevados a la sala de emergencia donde el personal médico se vio abrumado por la cantidad

de heridos que necesitan asistencia médica de inmediato.

Sigue contando ella que, dentro del remolino de pacientes, había dos intimas amigas

que habían estado dentro de lo que fueron llevados al hospital. A simple vista una de las

mujeres parecía está bien, pero la otra que estaba atada a una camilla, parecía estar en grave

estado. Los médicos se apresuraron a ayudarla y la llevaron de inmediato para hacerle unos

exámenes, mientras varias enfermeras intentaban que la otra mujer que se encontraba menor

herida se dejara hacer una revisión ligeramente sobre sus signos vitales, y para asegurarse de

que estuviera bien. Pero ella preocupada por la salud de su mejor amiga, se negó.

A medida que avanzaba el programa, cuenta la autora del libro Priscilla Shirer, que la

cámara mostraba las distintas historias y los traumas que rodeaban a este acontecimiento, pero

que la cámara volvía una y otra vez a esta mujer que estaba sumamente preocupada por su

amiga. Ella oraba junto a la cama de ella. Le rogaba a los médicos y a las enfermeras le

prestaran atención para que le dieran medicamentos y asistencia a su amiga. En todo esto

trataba de hablarle a su amiga semiconsciente, en un intento abnegado de acompañarla. Por

fin, cuando la condición de su amiga pareció estabilizarse, y al ver a su amiga mejor aliviada

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se alejó un poco y comenzó a entretener al personal médico con su personalidad y su ingenio

cautivador. Todo parecía salir bien. No solo se mejoraría su amiga; ella también está bien.

Pero de repente si advertencia alguna, ella se desplomo al suelo. Todo el personal médico

que estaba a su alrededor hizo todo lo posible por ayudarla, pero todo había sido en vano, en

60 segundos la mujer había muerto.

En el informe médico que obligatoriamente le hicieron revelo que, al parecer había

sufrido en el accidente heridas internas que le causaron hemorragias, que durante el día

“aunque nadie se había dado de cuenta”, su vida había comenzado a consumirse lentamente.

Durante horas estuvo al alcance de tratamientos y procedimientos curativos, mientras se moría

en secreto.

Lamentablemente esto refleja la gravedad de las propias heridas que todo ser humano

lleva por dentro, se consumen en sus propios sufrimientos que ignoran como esta mujer que

estaba luchando por su propia vida mientras cuidaba de su amiga. Así somos nosotros, nos

preocupamos por lo que nos hicieron otros, descuidando e ignorando que para nosotros

existen remedios que pueden también sanar nuestras heridas internas.

En otras palabras, esto ilustra de manera gráfica el trauma interno de las faltas de

perdón. Pasa inadvertido fácilmente, enterrando detrás de un disfraz de sonrisas y risas

externas. Nos sumergimos en la actividad y en el exceso de trabajo para evitar pensar en esto,

y nos medicamos con las necesidades de los demás en lugar de ocuparnos de la cirugía que

nosotros necesitamos para sanar nuestras heridas internas.

Cuando estamos heridos funcionamos continuamente a un nivel superficial, somos

expertos en manejar lo exterior, aunque la agitación de la enfermedad del alma y desasosiego

permanece en lo profundo, devastando y deteriorando nuestras almas. “Examinaos a vosotros

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mismos”, declaro el apóstol Pablo, no solo una vez, sino dos veces en sus cartas a los Corintios

(1 Corintios 11:28; 2 Corintios 13:5). En lugar de pasar el tiempo intentando arreglar a los

demás, mira en lo profundo de tu ser y considera que puede estar infectando tu interior, lo que

la Biblia llama «raíz de amargura», (Hebreos 12:15), creciendo en el suelo de tu corazón y

echando brotes de resentimientos que afecten cada aspecto de tu vida.

En el libro de Lucas capítulo 4 en los versículos 18 encontramos unas palabras

maravillosas expresadas por nuestro Señor Jesucristo donde dice: “El Espíritu del Señor está

sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar

a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos” Cristo vino para liberar a

los cautivos, incluyendo la cautividad que generan nuestros propios sufrimientos. ¡Cristo ha

venido para darnos libertad! en el Salmo 147:3 dice “El sana a los quebrantados de corazón y

venda sus heridas”. Dios no nos regaña cuando tenemos heridas; Él nos sana.

En Isaías 53:4-5 dice “Ciertamente llevó nuestra enfermedad, y sufrió nuestros

dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido y abatido. Mas Él herido de Dios fue

por nuestras rebeliones, molido por nuestro pecado; es castigo de nuestra paz fue sobre Él, y

por su llaga fuimos nosotros curados. Observemos el versículo 4 nuevamente. Cristo llevó

nuestras enfermedades y nuestros dolores. Dolores y enfermedades son dos vocablos

diferentes, con distintos significados que pueden presentarse simultáneamente o en

situaciones independientes.

La Palabra del Señor nos habla en cuanto a nuestras enfermedades físicas y nuestros

dolores psíquicos. El también llevó nuestros pecados. Todo lo anterior nos permite concluir

que enfermedad, dolor y pecado son nominativos diferentes que afectan diferentes partes de

nuestro ser. En la primera carta a los Tesalonicenses, capítulo 5, versículos 23 y 24, la Palabra

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del Señor nos dice “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser,

espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo".

Fiel es el que os llamó, el cual también así hará. Examinémonos. Porque al hacerlo, podríamos

estar camino a la sanidad. Y así podríamos vivir. Vivir de verdad.

No podemos detenernos en nuestro camino hacia la sanidad. Cuando hacemos eso

estamos prologando la sanidad de nuestras almas. Queremos ser sanos, pero no queremos

buscar el que sana, queremos vivir una vida alegre, libre de todo sufrimiento, pero no

buscamos al que provee esa libertad, preferimos seguir viviendo en un mal de sufrimiento,

dejando que este procree en nosotros raíces de amargura, que a la larga solamente nos llevara

a vivir una vida llena de desalientos y decepciones.

Todo en esta vida tiene su remedio, todo tiene su tiempo debajo del sol, hay tiempo

de llorar, pero también hay tiempo de reír (Eclesiastés 3:4), por lo tanto, procuremos reír en

medio de las circunstancias para que podamos hallar refrigerio en medio de las tempestades,

porque realmente el reír y mantenernos sonriendo en medio de todo pronóstico conlleva ir

rumbo a obtener la sanidad que nuestra alma tanto necesita. Pero en ese proceso también sin

darnos cuenta vamos rumbo a reparar nuestros corazones rotos. Este es el tema de mi próximo

capitulo.

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CAPÍTULO III

REPARANDO CORAZONES ROTOS

Los días de nuestro ministerio podría llegar a su término si no decidimos de forma

deliberada y resuelta a ayudar a los demás de manera práctica, y alentar a otros a hacer lo

mismo, siempre nos faltaría algo y nos sentiríamos culpables de hacerlo solo la mitad de lo

que el pueblo de Dios fue llamado a realizar. Por lo tanto, debemos inclinar nuestra cabeza

delante de Dios y simplemente debemos preguntarle qué quieres que yo haga en respuesta a

esta sensación acuciante que percibimos de gran manera del Espíritu. Y aun antes que las

respuestas de Dios puedan comenzar a fluir o a tomar forma en nuestras mentes, debemos

dejar que el Espíritu nos ayude a entender por el proceso por el cual hemos pasado.

En general, le pedimos a Dios que sane, fortalezca o restaure. Pero ¿Qué clase de poder

sobrenatural evitamos experimental al no tener un corazón roto por las aflicciones qué nos

rodean? Jesús tenía un corazón roto. En toda la Escritura, vemos el retrato de un Hombre

que no caminó a ciegas por los caminos polvorientos y antiguos de Su época, pasando junto

a la desolación y la necesidad de la humanidad sin volver a mirar. En cambio, presto mucha

atención. A él lo movió la compasión. Se detuvo para ocuparse de aquellos privados de

derechos y afligidos.

Dios desea que seas libre de los traumas y las decepciones que la vida trae a menudo.

Todos lo que hemos experimentado, todo lo que hemos vivido, todo aquello que nos hicieron

nos impide ver la necesidad que está a nuestro alrededor. Nos olvidamos de que no estamos

solos en este caminar. Todos los días, las tiendas "cancelan", descartan o devuelven

productos rotos. Como por ejemplo una batería no utilizada que se guardó en un cajón

también pierde su carga de energía. La energía que une los átomos y las moléculas juntos se

deteriora lentamente. En última instancia, todo se deteriora y se desgasta. Reparar lo que está

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roto hace parte de muchas economías. Desde automóviles hasta cremalleras, los artículos

manufacturados se descomponen y necesitan mantenimiento y reparaciones. Muchos otros

artículos necesitan un mantenimiento o reparación de vez en cuando. Millones de personas

son empleadas en el campo de "mantenimiento y reparación" de partes en nuestras

economías. Ellos se ganan la vida arreglando o reparando cosas, ya sean nuestras casas,

nuestros automóviles, o incluso nuestros cuerpos en clínicas y hospitales. Porque nosotros

nos desgastamos también.

Lamentablemente, nuestras sociedades han sido testigos de pactos matrimoniales rotos, y

mucho más en las últimas décadas. Los divorcios y anulaciones son tan comunes hoy en día

que casi ni parpadeamos cuando oímos hablar de ello. Antes no solía ser así. Los pactos rotos

traen corazones rotos. Los corazones rotos no se reparan fácilmente. Pero, lo extraño acerca

de los corazones es que parece que necesitan ser rotos para poder repararse.

En la oración de arrepentimiento de David del Salmo 51, dice: "Los sacrificios de Dios

son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh, Dios".

Jesucristo tiene el poder de sanar los corazones rotos: "Él sana a los quebrantados de corazón,

y sana sus heridas" (Salmo 147: 3). Y en el Salmo 34:18, "Cercano está el Eterno a los

quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu." Y cuando Jesús comenzó Su

ministerio, Él dijo que Él fue enviado para "sanar a los quebrantados de corazón "(Lucas

4:18).

¡Dios va a arreglarlo todo! De eso se trata el evangelio. Es el anuncio de las buenas nuevas

del regreso de Jesucristo a la tierra para establecer su reino y reinar sobre todas las naciones;

para poner fin a la guerra y a todos los sufrimientos que hoy nos rodean, de igual manera

vendrá para quitar toda obra de Satanás, para que el hombre ya no sea más engañado; para

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traer paz real y duradera, sanar los corazones quebrantados y los cuerpos rotos y la tierra

misma, y llenar la tierra con el conocimiento de Dios, trayendo paz, felicidad y prosperidad.

El problema de las personas heridas es que piensan que su forma de actuar es la normal,

puesto que, en muchas ocasiones, es lo único que han vivido. Quizás te han hecho daño en

más de una ocasión, pero ¿te has parado a pensar en por qué lo han hecho? Nunca pensamos

por lo que puede haber pasado el otro para actuar así. Las personas heridas suelen proceder

de esta manera.

A veces, esto sucede porque han aguantado tanto que todo lo que sentían ha derivado

en un rencor que no discrimina entre los que se portan bien con ellos y los que no. Otras

veces, simplemente, intentan protegerse de esta forma tan incorrecta. Sin darse ellos de

cuenta prefieren lastimar a otros antes de que los lastimen a ellos mismos. Por lo tanto, ellos

viven bajo el panorama de la defensa propia donde antes que ellos sean heridos prefieren

vivir bajo esa defensiva que los aleja más y más de lo que es correcto.

Por lo general aquellos que causan dolor, son personas que han sido heridas y han sufrido

mucho. Como por ejemplo imagínate que un niño ha sido maltratado desde pequeño por medio de

uno de sus progenitores. Sin saberlo, el pequeño creerá que esto es “normal” y, por lo tanto, lo

reproducirá. Aunque llore, a pesar de que sienta dolor, en la edad adulta tal vez maltrate a su pareja

o ejerza la violencia contra quien le lleve la contraria. Es el patrón de comportamiento que ha visto

desde pequeño. En el caso de que este tipo de agresión se produzca solo en la edad adulta, quizás

la persona intente comportarse de la misma manera en futuras relaciones para evitar que le pase

eso a ella. En su interior piensa “mejor otro que yo de nuevo”.

Existen una sutileza de maltrato el cual no debes permitirse en nuestra vida. Lo mismo

pasa con aquellos que han tenido algún tipo de falta de amor. En sus relaciones se apegan y

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sufrirán de la terrible dependencia emocional. ¿De qué manera hace daño esta? Los celos, la

necesidad de controlar a nuestra pareja para que no nos abandone, la culpabilidad, hacerle

responsable de nuestra propia infelicidad. Al final, la otra persona termina desgastada pues se

encuentra sumergida en una relación tóxica. Y comenzamos a ser con dependientes de estas

personas, creemos que porque sufrieron muchos cuando pequeños tienen el derecho de actuar y

maltratar a otros, pero eso no es verdad. Estas personas nunca buscaron ayuda en ningún lugar,

nunca nadie les dijo que existen lugares para ayuda y sobre todo que en Jesús hay libertad para

el alma sedienta, que busca reposo y la paz que tanto anhela tener.

Realmente, no podemos intentar cambiar a estas personas. A veces, ellas saben que

no pueden seguir así y son conscientes de lo que están haciendo mal. No obstante, es una

decisión de ellas y algo ante lo que los demás no podemos abrirles los ojos. Su

comportamiento, la mayoría de las veces, no es premeditado. Cuando nosotros nos

encontramos con estas personas debemos ayudarlas a que aprendan a fijarse en el lado bueno

de las situaciones. Cuando las cosas no salen como uno ha planeado, en lugar de quejarse,

busquemos algo bueno entre las circunstancias. Ayudemos a esas personas a llenar su mente

con pensamientos buenos.

Nuestra mente es parecida a una computadora: lo que logremos programar en nuestras

mentes dicta como esta funcionara. Así trabaja la mente de las personas cuando son heridas,

esos pensamientos negativos, le llegan a la mente de repente y esos pensamientos son los que

programa nuestras formas de actuar. Existen tantas formas de herir a los seres humanos, estas

se puede categorizar como diferente clases de virus que atacan nuestro disco duro que es

nuestra mente tomando control de todos nuestros pensamientos distorsionándolos, así como

la computadora es distorsionada por medio de un virus así es nuestra mente, la computadora

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jamás podrá funcionar de acuerdo como el fabricante la diseño, por causa de este virus, así

nosotros tampoco podremos funcionar cuando nuestros pensamientos son distorsionados por

medio de las heridas que llevamos en el alma, las cuales dictan como debemos de vivir y

actuar.

¿Cómo es posible que lo sucedido en el pasado nos siga haciendo daño y nos moleste

tanto? Nos decimos: ¡Ya no me duele tanto! ¡Ya he olvidado eso! Ahora me va mejor, Pero

seguimos acomplejado y deprimidos. ¿Qué Es lo que nos pasa? Todos hemos oído decir que

tenemos una parte consciente, la cual está enfocada en las actividades que estamos realizado.

Somos consciente de lo que sucede a nuestro alrededor. Cuando usted va a un salón de

conferencia uno enfoca su mente en lo que está escuchando.

A la vez, se está consciente de las luces del salón que están encendidas, la persona

sentada al lado, y el ruido de los vehículos que transitan por la calle. Al enfocar la mente en

el bebé que está llorando en el mismo salón, podemos apenas levemente percibir la voz del

conferencista. Sin embargo, de una forma u otra somos consciente de mucho de lo que sucede

alrededor nuestro.

En la parte de la mente que se llama el estado consciente es el lugar donde se recibe

las experiencias e impresiones del diario vivir. Es fácil recordar lo que ocurre en el momento

presente, cuando ellas están sucediendo y afectándonos. Sin embargo, con el paso del tiempo,

lo sucedido desciende al subconsciente, donde solamente nos es posible recordarlo

deteniéndonos a pensarlo cuidadosamente. Entre más tiempo transcurre, el llegar a recordarlo

se hace más difícil.

Cuando la imagen del evento sucedido pasas al inconsciente, ya no podemos

recordarlo. Este proceso se llama “olvido pasivo”. Es normal e indispensable, porque de otra

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forma sería horrible si tuviéramos presente lo que nos ha sucedido durante toda la vida. Hay

otra clase de olvido llamado “olvido activo”. Cuando nos sucede algo que nos duele

demasiado, la mente lo reprime en el inconsciente. Podemos imaginar esto, trazando una línea

de represión, La mente reprime el recuerdo demasiado doloroso.

No podemos recordar lo sucedido, pero eso no significa que ha desaparecido de la

memoria. Dios nos dice que El olvida nuestro pecado, pero nosotros no podemos hacerlo. No

podemos recordar todo, pero lo sucedido está allí debajo, guardado muy profundamente en el

fondo de nuestro inconsciente. La mente lo coloca debajo de la línea de represión. La mente

es el campo de batalla del enemigo, no es fácil poder lidiar con tantos pensamientos negativos.

Las heridas que muchas personas llevan en el alma son por causas de tantas adversidades,

muchos luchan por seguir viviendo conforme a la voluntad de Dios, pero si no procuramos

sanar esas heridas esta serán las que dirijan nuestras vidas a vivir constantemente con ese

dolor causado por otros.

No importa lo que pase, ni lo que otros digan, Dios lo hizo, y él nos ha programado

para la victoria. Todo es cuestión de los pensamientos. De la manera que Dios diseñó nuestras

emociones funcionan tal y como él así lo dispuso. Nuestras emociones sencillamente

responden a lo que estamos pensando, no son positivas ni negativas, simplemente nos

permiten sentir lo que estamos pensando.

Si constantemente nos pasamos pensando en aquello que nos hiere, siempre estará

triste; si constantemente se la pasa pensando en pensamientos llevados por su coraje, siempre

estará enojado. Pero si siempre está pensando en cosas alegres, pensamientos de victoria,

estará siempre contento; usted será victorioso. No podemos vivir cada día pensando en cómo

20
las personas nos han lastimado y todos los errores que han cometido, y esperar vivir algún

tipo de vida contenta y positiva. Hay que soltar el pasado y comenzar a meditar en que Dios

tiene un futuro mucho mejor para nosotros.

Dios tiene un nuevo comienzo para nosotros, comencemos a meditar en el hecho de

que Dios ha prometido tomar esa situación y usarla para nuestro bien. Escojamos vivir

pensando en cosas buenas; tenemos que volver a programar nuestra computadora mental, y al

hacerlo eso, nuestras emociones cambiaran. La Biblia dice “…os he puesto delante la vida y

la muerte, la bendición y la maldición; escoges, pues, la vida” (Deuteronomio 30:19).

Esto no es un asunto que se arregla a la primera, es una decisión que tenemos que

hacer momento tras momento. No podemos evitar que los pensamientos negativos toquen a

la puerta, pero si podemos controlar si abrir o no la puerta para darle paso. Si nos mantenemos

en alerta frente a esa puerta y mantenemos nuestra mente enfocada en las cosas buenas de

Dios, seremos victoriosos. La Biblia dice en Isaías 26:3 “Tú (Dios) guardaras en completa

paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera”

Quizás hayamos pasado por algunas decepciones, y las cosas en nuestra vida pueden

no haber salido como lo planeamos. Posiblemente las personas nos hayan tratado mal o puede

ser que hayamos sufrido algunos contratiempos muy grandes, pero nunca llegaremos a un

lugar sin salida sin la ayuda de Dios. Él siempre tiene un nuevo comienzo disponible para

nosotros. Cuando se cierra una puerta, Dios siempre abrirá una puerta más grande y mejor,

pero tenemos que hacer nuestra parte y mantenernos con una actitud de fe y llenos de

esperanza.

21
CAPÍTULO IV

LIBERANDO EL CORAZON HERIDO

Durante el proceso de mi sanidad interior, había una parte de mi corazón que no había

sido sanado, y aun dolía. Era la parte donde yo albergaba ese terrible coraje contra los hombres

por causa de aquel que había abusado de mí. Recuerdo que a veces sentía que Dios me hablaba

acerca de perdonar a esa persona y decía porque tengo que ser yo la que tenía que pedir perdón

si había sido él, el que me había hecho daño. En ese proceso no podía entender que Dios

estaba tratando conmigo para sanar mi corazón.

“Pero quiero decirte que llegó el día en que le dije a Dios no puedo más, que ese dolor

que sentía en mi corazón era demasiado fuerte para soportándolo. Entonces fue ahí donde

Dios me dio nuevas fuerzas y pude entonces perdonar a esa persona, y de igual manera pude

comprender que iba rumba a liberar mi corazón herido. Con la ayuda de mi Dios pude liberar

mi corazón. El sano mi corazón, varios años después toco a mi puerta otro episodio de

sufrimiento. Esta vez se presentaba en mi vida un dolor diferente y aún más grande.

Este dolor dejo un vacío en mi corazón del cual creía que jamás me levantaría, este

fue la muerte de mi amada madre. Cuando ella partió con el Señor yo me puse bien rebelde y

me enoje con Dios echándole la culpa a él por su muerte y el enemigo se estaba aprovechando

de ese dolor para hacer crecer un odio inmenso dentro de mi corazón. Durante 5 años no podía

entender que ella estaba en un mejor lugar. Durante esos 5 años el enemigo de las almas puso

en mi corazón un odio que llegue a no querer saber ni siquiera de Dios ni de nadie.

Pero Dios en su infinita misericordia nuevamente volvió a hablar a mi vida de una

manera diferente y tuve que reconocer que la muerte de mi madre compone unos de los

designios de Dios y tuve que dejarle a él todo todas mis cargas porque no podía más y cuando

22
finalmente deje que Dios sanara esa herida pude comprender que cuando Dios llega todo

cambia, él cambio mi lamento en baile, con esto quiero que entiendas que Dios nunca llega

tarde, él llega en el momento cuando tú más lo necesitas.! ¡Tú también puedes dejar atrás las

heridas de tu pasado los vacíos de tu ser y experimentar una vida victoriosa y llena de

bendiciones en Cristo Jesús!

El lamento de este dolor se escucha en el corazón de una gran multitud de personas que

han vivido situaciones trágicas por las cuales han quedado traumatizadas. Sabemos que todas

estas experiencias negativas dañan el alma, y dejan heridas y, como consecuencias, estas

personas son incapaces de recuperarse del efecto de las heridas emocionales sufridas. Para

nosotros comprender donde se ubica ese dolor, primero tenemos que comprender la

composición del ser humano.

Nosotros, los seres humanos, hemos sido hechos por Dios a su imagen. Dios que es

tripartito-Padre, Hijo y Espíritu Santo hizo al hombre también compuesto de tres partes

cuerpo, alma y espíritu. “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro

ser, espíritu, alma y cuerpo”, 1ra de Tesalonicenses 5:23. Estos aspectos invisible- el espíritu,

el alma, el corazón, la conciencia, la mente y las emociones- componen toda la personalidad

del individuo.

El espíritu siempre esta presto a estar conectado con Dios, pero la carne es débil y se

duele. Cuando llegan los maltratos, las heridas causadas por diferentes circunstancias la carne

tiende a dolerse, y el subconsciente o el alma juntamente con la carne se aflige. No es malo

llorar, no es malo el sufrimiento ya que cuando este llega es para mostrarnos un camino mejor

a la restauración y la liberación del corazón herido. Si no somos heridos, sino sentimos el

dolor, como medio de restauración interior, como podremos ayudar a aquellos que buscan

23
desesperadamente la misma sanidad que nosotros hemos alcanzado en nuestro Dios y

Salvador.

Por lo tanto, nosotros que hemos alcanzado esa liberación interior, somos mas que

privilegiados porque hemos aprendido a depender de Dios en medio de las pruebas. Y estamos

mas que preparados para servir como puente y bálsamo para aquellos que están en este

proceso de liberación interior. El cual de la misma manera nos llevara al proceso de la

renovación de nuestro hombre interior, para el bien de nuestras almas.

24
CAPÍTULO V

EL PROCESO DE RENOVACION INTERIOR

Nuestras almas necesitan pasar por el proceso de renovación. Tenemos almas que

estaban acostumbradas al mundo secular, con ideas permisivas que iban en contra de la

Palabra de Dios. Es posible, entonces, entregar la vida a Cristo, ser un cristiano nuevo y

todavía estar atado por los hábitos y actitudes pecaminosas, por relaciones disfuncionales, con

cicatrices profundas en la personalidad, adicciones y compulsiones. En consecuencia, este

pasado causó estragos en su vida, aunque el espíritu ahora pertenezca a Dios.

Nuestra vieja naturaleza es, en realidad, parte de nuestra alma, pero vamos a igualarla

a una maleta donde antes de la salvación se acumulaban el dolor y las cicatrices que satanás

iba poniendo para moldearnos a su imagen. Después de la salvación seguimos cargando el

bagaje, ya que es una parte de nuestra antigua naturaleza. Durante nuestra antigua manera de

vivir aprendimos cómo reprimir los sucesos dolorosos: tales como abandono, rechazos,

traición, desilusiones, y guardarlos en esta maleta, la cual sigue doliendo y nos paraliza en el

desarrollo de nuestra nueva vida.

Por lo tanto, necesitamos que el Espíritu Santo sane los dolores que están contenidos

en ella para así cortar la cadena que nos mantiene sujetos a la maleta de nuestra vieja

naturaleza. Muchos pasan toda una vida acordándose de los dolores de su pasado, sin cortar

la cadena que sujeta esta terrible y dolorosa maleta. Yo misma tuve la experiencia, porque

después de conocer y recibir a Cristo como mi único salvador todavía albergaba rencor y gran

dolor en mi ser cada vez que me acordaba de la muerte de mi amada madre.

25
Así como yo y muchos creyentes piensan que, cuando vienen a Cristo, todo en su

vida quedará en perfecto orden. Y me preguntaba, ¿Si mi pasado fue perdonado, porque sigue

doliendo mi corazón Es cierto? Ha sido perdonado, pero no ha sido sanado.

La herida emocional tiene serias ramificaciones y, tristemente, yo puse una pared de

protección para evitar más y dolorosos daños a mi corazón. Como resultado la persona termina

desarrollando grandes y poderosas barreras de pensamientos negativos que pueden generar

toda una estructura de creencias erróneas, procedente del área donde se encuentra el dolor.

No tenemos que aceptar este dolor en nuestro ser, ya que el propósito de Dios es que

seamos sanos en todas las áreas que componen nuestro ser. “Amado, yo deseo que tú seas

prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (1 Juan 1:2).

Tarde o temprano, las presiones inevitables de la vida revelaran la verdad de lo que

hay dentro de todos nosotros. Sin duda, la fortaleza externa puede ser suficiente para manejar

alguna de las situaciones más sencillas y menos exigentes, pero cuando la presión alcanza

determinado peso y fuerza, y supera lo que nuestros recursos externos pueden soportar, la

persona sin integridad profunda se quiebra.

Se rompe en pedazos. Se implosiona (implosiona procede de explosión, una explosión

es el proceso que se desarrolla cuando, por el aumento rápido de presión, se libera energía de

manera violenta, desprendiendo gases, luces y calor, haciendo ruido y rompiendo el objeto

donde estaba contenida). Y entonces cuando esto sucede todos pueden ver claramente que

bajo el camuflaje de fortaleza se escondía una vida interior plagada de deterioro, desatendida

y abandonada por causa de las heridas tan profundas que llevaba dentro.

26
CAPÍTULO VI

IDENTIFICANDO LAS HERIDAS QUE NOS DUELE

Por naturaleza nosotros no queremos admitir que tenemos heridas emocionales. Y que

de igual manera muchas veces albergamos odio en nuestro corazón, existe dentro de nuestro

corazón lugares donde tenemos aguardado los sentimientos oscuros en de nuestras vidas y,

por lo tanto, estamos fuera del alcance de la mano de Dios para sanarnos. Lo más importante

en este proceso de sanidad es comprender que el poder de satanás sobre nuestras vidas ha sido

destruido, y él solo puede tener entrada en nuestras vidas de acuerdo con la oportunidad que

nosotros le demos.

Todos aquellos que tienen heridas emocionales normalmente responden de tres formas

• La primera es que sienten que son víctimas, y por lo tanto se entregan al dolor. Este

dolor aumenta hasta el punto de sentir depresión y según se siga desarrollando el dolor

ella al punto de tener pensamientos suicidas yo sé lo que es eso porque yo intente

contra mi vida muchas veces y de igual manera yo era una persona que se cortaba

constantemente para satisfacer mi dolor.

• La segunda forma de responder es que la persona se convierte en un luchador y pelea

contra la herida a través de pensamientos negativos y resentimiento, lo cual abrigara

el odio en su corazón. Desgraciadamente, muchas de estas personas terminan

convirtiéndose en abusadoras.

• La tercera es que puede reaccionar la persona es defendiéndose contra la persona o la

circunstancia que le ocasionó este dolor. La herida ha causado una agonía interna muy

profunda y se vuelve indiferente a la misma. Cuando logra superar las crisis en su

propia vida, busca y desea la alabanza de otros. Una persona herida también crea

27
heridas en otros, causando un círculo vicioso de dolor. Y el triste resultado será que

continuarán este mismo patrón en sus hogares, los cuales estarán plagados de abusos.

Cuando la herida no se aborda, esta desarrolla una idea para que la persona sea

controlada u obstruida en su desarrollo espiritual y social. En muchas ocasiones, el

patrón de pensamiento negativa causa dolor y heridas en aquellos que ellos aman.

Las heridas en el alma causan Amargura

La Biblia nos explica que la amargura es una raíz. “Mirad bien, no sea que alguno deje

de alcanzar la gracia de Dios: que, brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella

muchos sean contaminados: (Hebreos 12:15). ¿Cómo es que funciona una raíz? Las raíces

normalmente están bajo la superficie y no se ven, pero son la fuente de alimento de la planta.

Su trabajo se concentra bajo la superficie, alimentando todo lo que se encuentra arriba. Lo

mismo es cierto cuando la amargura invade el alma de la persona. Cuando la amargura ha sido

alimentada por tanto tiempo que al brotar como toda planta su producto será el enojo,

emociones dañinas contra otros y destrucción.

Todos sabemos que la gente amargada tiene una memoria increíble para acordarse del

más mínimo detalle e involucrarse profundamente en el resentimiento. Normalmente, están

listo para mostrar a los demás lo mucho que han sido lastimado en sus vidas. El rechazo puede

comenzar desde el embarazo, donde la criatura no fue deseada y, por lo tanto, desde ese

momento, el sentimiento de rechazo seguirá a la persona. Durante mi caminar cristiano he sido

siempre rechazada por aquellos que supuestamente se llaman cristianos. Muchos decían que

mi manera de ser era la razón del rechazo. Y que en muchas ocasiones decía la verdad y

posiblemente lo hacía de una manera equivocada y por eso esa razón nunca fui aceptada.

28
Por esa causa comencé a aislarme de todos, en mi soledad aprendí o creía que era mejor

estar sola, que mal acompañada, para evitar que nadie más me volviera a rechazar. El rechazo

causa un dolor muy profundo que mucho no pueden superar, el rechazo es tan común que

normalmente no nos detenemos a considerarlo, y, por lo tanto, yo me acostumbre a él.

Pero existen mucho individuo que debido a las experiencias dolorosas que han pasado

y experimentado prefieren vivir su vida al estilo del llanero solitario, y de esa misma manera

yo vivo por causas de lo mucho que he sido rechazada en el pasado. Me he convertido en una

persona altamente sensible, con un alto volumen de protegerme a mí misma y por momentos

pareciese que tengo antenas listas para reaccionar a la primera señal de rechazo.

Mi dolor del rechazo fue tan real que destruyó mi autoestima. Pero ahora puede

entender y decir con toda seguridad que Dios es mi refugio, mi castillo fuerte y puedo decir

con toda certeza, aunque todos me dejaren “Jehová con todo me recogerá” (Salmos 27:10). Es

difícil volver a confiar en las personas, pero se que cuando ponemos nuestra confianza en el

Rey de reyes y Señor de señores, tenemos todo lo que necesitamos para sobrevivir

exitosamente en este peregrinar del evangelio.

29
CAPÍTULO VII

LAS HERIDAS CAUSAN COMPLEJO DE INFERIORIDAD

Yo siempre tenía complejo por qué fui criticada. Yo nunca he recibido amor, solo

recibía maltrato verbalmente, nunca recibí un elogio que me hiciera sentir feliz y segura de

mí misma. Todo esto me llevo a tener muchos complejos de inferioridad muy agudos. El

complejo de inferioridad podríamos decir que es como un termómetro. Cuando las

temperaturas están bajas el termómetro indica esto, pero cuando las temperaturas están altas

de igual manera demuestra esto. Cuando somos marginados, heridos y maltratados nuestro

termómetro esta bajo, esto nos impide tener una autoestima elevada.

Pero cuando venimos a Cristo, cuando encontramos que en el no hay sombra de

variación, ni hay acepción de personas, que para él todos somos iguales, que no hay grande

ni pequeño, ni griego ni judío, comenzamos a ver la vida de una manera diferente. Porque

durante su travesía por este mundo él fue el único que estaba completamente equilibrado. Él

no se sintió inferior ni superior. Estaba en el punto cero del termómetro. Cristo fue la única

persona en este mundo que pudo vivir en este punto.

En Juan 8:14 dijo “Yo sé de dónde he venido, yo a sé dónde voy”. Él era Dios. Fue

clavado en la cruz, pero no se sintió inferior. Pudo enfrentarse con reyes, pero no se sintió tan

superior que no quisiera hablar con la mujer de la calle. Nosotros nunca podremos llegar al

grado a que él llego. Pero esa debe ser nuestra meta. Nosotros siempre nos encontramos

debajo de la línea cero; siempre nos sentimos inferiores a otras personas en algún grado.

Tenemos constantemente esos sentimientos de inferioridad de dos grados en el termómetro,

tenemos que compensar esa deficiencia haciendo cosas que nos hagan sentir en dos grados

superiores a los demás; de lo contrario vamos al suicidio, no podemos vivir con esa

30
descompensación. Por eso, tenemos que comportarnos en una forma de superioridad de cuatro

grados, o no podríamos aguantar la deficiencia.

Muchas veces yo trataba de llamar atención, pero era la forma equivocadamente.

Mientras todo gira nuestro alrededor, sentimos que menos tenemos algo de valor. Es por eso

por lo que tratamos de llamar la atención. Hay personas que “tiene que “hacer todo perfecto.

Si no lo hacen así, Se sienten sin valor. Si no pueden alcanzar el 100% de perfección, sienten

que ya no valen nada. Otras personas que tienen a penas un grado de inferioridad pueden

tolerar cometer algunos errores, sin descompensarse.

Los que son inferiores critican demasiado a los demás. Dicen: “él no sabe nada. Mire lo

que ha hecho. ¿Como puede ser tan bobo para hacer eso”? Si alguien se siente inferior a otra

persona, pero ve que aún es capaz de notar las faltas de los demás, siente que por lo menos

vale un poco.

De otro lado, vemos personas que tienen un complejo tan grande de inferioridad o de

persecución que cuando pasa por el lado de un grupo de personas que está hablando de

inmediato piensa que “Están hablando mal de él”. No se le puede ocurrir la idea de que ellas

podrían estar planeando celebrar su cumpleaños. Esto es lo que sucede cuando estamos

viviendo en un estado de inferioridad. No procuramos pro ningún medio de cambiar ese sentir

en nuestra vida, siempre buscamos la aprobación del ser humano en todo lo que hacemos.

Sin embargo, la aprobación que debemos buscar es la de aquel que no estimo en dar a

su Hijo Unigénito, por amor a la humanidad. Es duro decirlo, pero no debemos vivir buscando

complacer al hombre, porque siempre de ellos recibiremos rechazos, sino que debemos de

vivir agradando en todo tiempo a aquel que nos amo desde antes de la fundación del mundo

es decir; a “Jehová de los ejércitos”. Nuestro Hacedor, Dueño y Señor.

31
CAPÍTULO VIII

LO QUE PUEDE SANAR NUESTRA INFERIORIDAD

Hay que hacer borrón y cuenta nueva (el perdón)

¿Qué has hecho tú que nunca te hayas perdonado? Cuando le pregunté a Dios si él me

ha perdonado, él me asegura que sí. Pero yo siempre me cuestionaba a mí misma por qué yo

no sentía el perdón de Dios en mi vida. Aunque la gente me decía si él te perdono, se me

hacía difícil el creerlo, pero con el pasar de tiempo me di de cuenta que era yo la que no me

había perdonado, no sabía que realmente el perdón de Dios se siente cuando en realidad

aprendemos a perdonarnos a nosotros mismos. Por lo tanto, tenemos que hacer borrón y

cuenta nueva.

En el libro de Nancy Leigh DeMoss llamado “Choosing Forgiveness” (Ecogiendo

Perdonar) tiene arriba del título una pequeña porción de un teclado de computadora; es como

un pequeño grupo de teclas comunes en específico, en esta imagen desdibujada se puede ver

los comandos del teclado. Sin embargo, en el medio, hay una tecla en particular que sobresale

entre las demás. Bien clara, pronunciada y vibrante. Una tecla en específico. Es el botón de

borrar (delete) por lo tanto el hacer borrón y cuenta nueva es como utilizar esta tecla de borrar.

Escoger el perdón es como presionar la tecla para borrar en la computadora, y

retroceder por encima de los accidentes y las acciones inaceptables que se escribieron en las

páginas de nuestra vida. Perdonar significa tomar la decisión de seguir hacia adelante y de

crear los próximos capítulos sin tener que incorporar el residuo estropeado de los últimos.

Presionar la tecla para borrar es una decisión; una decisión contundente y única,

seguida de una serie de decisiones más pequeñas, pero igualmente importantes, de seguir

borrando, liberando el deseo de aferrarnos a los que nos hicieron. Sabes a lo que me refiero,

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es a perdonar. Terminar con el asunto, y sabes que es lo correcto, aunque sea lo último que

quieras hacer es lo más conveniente. Por más difícil que pueda ser borrar el daño que otra

persona escribió por error en tu vida, quizás cueste aún más borrar el historial de errores que

nosotros mismos hemos cometido.

Aunque en realidad puedas perdonar a otros de verdad, no siempre te puedes perdonar

a ti misma. Pero la verdad es que, si no puedes perdonarte a ti misma, esto significa que no

crees del todo que lo que hizo Jesús en la cruz del Calvario fue suficiente; que, de alguna

manera extraña, Su perdón para ti no basta. Esta es una tendencia arrogante y soberbia de la

humanidad caída que se niega a aceptar que el don divino fue y sigue siendo suficiente.

Otro obstáculo para decir la verdad es el temor a lo desconocido. Tu puede pensar:

“Pero si empiezo a decir la verdad en cuanto a lo que yo siento, ¿qué es lo que voy a encontrar

más adentro?” Una vez le conté algo de mi vida a una pastora y eso fue como abrir una

ventanilla en mi vida, a alguien en quien no debí confiar. El hacerlo le mostro el lado oscuro

de lo que es depositar nuestra confianza en las personas equivocadas.

Cuando me di de cuenta las cosas se habían tornado en contra mía, vi las cosas tan

negras y feas, que preferí cerrarla rápidamente y no hablar más nada. Siempre me vi como

una casa con las puerta y ventana cerradas.! Era muy oscuro porque me gustaba está en la

oscuridad, Pero ahora veo mi casa con la puerta abiertas. El viento está jugando con las

cortinas y lo mejor de todo es que Cristo está ella.

Tenemos temor de lo que puede estar escondido dentro de nosotros que no hemos

descubierto. ¿Si digo la verdad, que es lo que voy a encontrar debajo de todo? Decir la verdad

duele; dolió cuando entro y va a doler al salir. No es suficiente hablar en cuanto a lo que ha

pasado, es necesario sentir el dolor otra vez. Tu puede llorar amargamente en cuanto lo que

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te ha pasado, pero si no sacas el dolor en sí, va a quedar lo mismo que antes. Tienes que sacar

lo que tu sentiste cuando las cosas pasaron. ¿Cuál fue el sentimiento que acompaña la difícil

experiencia que viviste? Precisamente de ese sentimiento es que tenemos temor y es porque

nos dolió tanto cuando aquello pasó, que ahora no queremos que ese dolor se repita otra vez.

Casi siempre en la mitad del proceso de sanidad, cuando la persona está excavando más

y más en su vida pasada, llega a gritar; “Pero no va a terminar esto nunca? ¿Tengo que seguir

sintiéndome así por toda la vida?

¡Este proceso no sigue por siempre! Hay un final. Sin embargo, cuando uno está en la

mitad del proceso, parece como si no fuera a terminar. Piensa, si tiene veinte o cuarenta años

de vivir con estos dolores, tienes veinte o cuarenta años para excavar antes que todo salga.

Empero, hay un final. El proceso no va a continuar por siempre “Yo he tenido un viaje muy

largo a través de mi vida, pero ahora he llegado a casa otra vez”.

Otro obstáculo que nos detiene en el camino es nuestro concepto de Dios. ¿Cómo es Dios

para ti? ¿Es como tu padre? ¿Muy rígido, listo para aprehender y castigarte? Es muy

interesante saber que nuestro concepto de Dios concuerda con lo que nosotros

experimentamos y sentimos en cuanto a nuestro padre terrenal. No estoy hablando en cuanto

a lo que nuestra mente sabe acerca de Dios.

Muchas personas proyectan a Dios, partiendo del concepto que tenemos de nuestro

padre. Es cierto que nosotros formamos nuestro concepto del carácter de Dios según lo que

hayamos recibido de parte de lo que mama nos haya dicho de nuestro padre terrenal. Pero esto

es completamente diferente, esto no es lo que Dios realmente es. A veces vemos a Dios como

un padre bondadoso, pero por otro lado lo vemos como un padre que nos disciplina duramente.

Pero sin embargo, a pesar de nuestro concepto de él, nuestras experiencias con nuestros padres

34
terrenales en muchos casos nos debería de dibujar ese mismo cuadro que debemos de tener

en nuestra mente, a través del cual podemos filtrar en nuestra vida como seria nuestra relación

con él.

Es interesante saber por qué Dios nos dice que él es como un padre. Dios tenía todo

nuestro vocabulario delante de sí, del cual podía escoger una palabra para decirnos como es

él. Habría podido escoger la palabra árbol. Un árbol es muy agradable en los tiempos de

verano, porque podemos cobijarnos debajo de su rama para refrescarnos cuando hace mucho

calor, y de igual manera es bueno cuando hace frío porque podemos cortarlo y hacer fuego;

podemos construir con él una casa. Pero un árbol no es un buen amigo, desde luego,

quisiéramos tener algo más que un árbol como Dios.

Dios hubiera podido escoger la palabra perro para decirnos como es él. Un perro

es el mejor amigo del hombre; es un buen compañero cuando uno se siente solo. Un perro

amable nos protege, pero en ocasiones es sucio también, ¿Cierto que o sería agradable tener

como Dios a un perro? Dios tenía acceso a todo nuestro vocabulario para escoger una

palabra para decirnos cómo es él, y escogió la palabra “Padre”, porque esta lo representa

él mucho mejor que cualquier otra de las palabras que tenemos.

Esa seguramente era la palabra precisa para describirlo cuando nosotros,

representados en Adán y Eva, cuando estuvieron en el paraíso. Antes de la caída del ser

humano, el padre no hubiera tenido los problemas que afronta ahora, hubiera sido un padre

como nosotros hubiéramos querido tenerlo. Pero la raza humana cayó en el pecado y con ella,

todo lo que representaba Dios para el ser humano. Por esa razón se distorsiono lo que hoy

nosotros podríamos entender por nuestro Padre celestial.

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Dios aun como nuestro Padre esta dispuesto a cuidarnos, protegernos, velar por

nosotros a través de las adversidades, no porque su carácter moral así lo desee, sino por su

amor eterno hacia sus criaturas. El suplirá todas nuestras necesidades conforme a sus riquezas

en gloria. Nunca nos dejara desamparados ni menesterosos. Debemos de cambiar ese

concepto equivocado que tenemos de Dios y comencemos a verlo como nuestro Ayudador en

medio de las pruebas y los sufrimientos.

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CAPÍTULO IX

COMO RETENER LA SANIDAD INTERIOR

¿Cómo te sientes ahora? Puede ser que todo el dolor de tus heridas y traumas haya

desaparecido, pero puede ser que no estés seguro del todo. Si fuese así, no digas que todo está

bien, porque es solo la verdad la que te hace libre. Pide que Cristo te muestre si hay algo que

todavía está reprimido dentro de ti.

Tú has sido sanado hasta el punto en el cual has podido abrirte y reconocer como poder

decirle a Dios la verdad en cuanto a tus dolores. Además, Dios sabe cuánto podías soportar

durante esa experiencia. Por lo tanto, todo lo que pudiste aguantar, y todo lo que él te mostró,

era apenas el primer nivel de dolor que tu habías acumulado. Ahora, él quiere llevarte a un

nivel más profundo. solamente quédate quieto o quieta delante de él y permite que te muestre

lo que está en ese nivel. Confía en él y él te guiará con suavidad y cariño; él quiere sanarte

mucho más de lo que tú mismo puedas desear.

Si te parece que has llegado a un punto donde no puedes seguir adelante, no hay nada

malo con acudir a un profesional, en este caso si eso llegase a suceder pídele a Dios que te

dirija sabiamente para ponerte en contacto con un buen consejero cristiano que te pueda

ayudar a entender lo que Dios quiere mostrarte. Si en cierto momento sientes que todo aquello

que ha sido llevado por Cristo en la cruz, ha ido mejorando entonces vas rumbo al camino

correcto. Por lo tanto, deja todo lo que te molestaba y agobia en el olvido; no la guardes

porque Cristo ya te has despojado de esa carga. Nada de lo que está escrito allí te pertenece a

ti, todo es ahora propiedad de él. Si por alguna razón satanás quiere agobiarte nuevamente

trayedote a la memoria todo aquello que una vez te hicieron, solamente puedes responder sin

temor y sin miedo “yo eche todo eso sobre Cristo, y ahora soy libe de toda opresión”. Él lo

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llevo por mí en la cruz y eso ya no tiene nada que ver conmigo; si tu quiere hablar en cuanto

a este asunto con alguien, habla con Cristo. ¡El problema ya no es mío y yo no me meto en

asunto ajeno! Luego ora, “Señor Jesús, gracias porque tú llevaste esa situación en la cruz por

mí y me hiciste libre”.

Los Hábitos Negativo de pensar

Nosotros como seres humanos desarrollamos hábitos al pensar. Cuando recordamos algo

o a alguien que nos causó heridas, al mismo tiempo recordamos el dolor en sí que tal persona

o situación nos causó. El hecho de que yo no pudiera desenvolverme bien en ciertas áreas con

ciertas personas no quiere decir que todos son iguales. Al no poder tener una buena amistad

con una persona en particular por lo que otra me hizo, me lleva a pensar que estas personas

es igual a la persona que me lastimo, y esto demuestra que ya yo había desarrollado un hábito

de pensar negativamente de que todas las personas son iguales.

Todos por lo usual tendemos a desarrollar estos “hábitos de pensar”. ¿Pero cómo

podemos romperlo? La Biblia nos dice en Romanos 12:2 “No os conforméis a este siglo, sino

transformaos, por medio de la renovación de vuestro entendimiento”. Nosotros debemos vivir

conforme a nuestro entendimiento, o sea conforme a nuestra manera de pensar. Quizás alguna

vez has tratado de romper con cierto hábito con el cual llevabas tiempo atado. Entonces ya

sabes por experiencia propia que un hábito no se rompe de un día para otro, hay que luchar;

lo mismo pasa con nuestros hábitos de pensar. Entre más firme este el hábito arraigado en ti

más tiene que luchar.

¿Como vas a romper esa manera de pensar? No se rompe solo con decir “Yo no voy

a pensar más en eso”. Hay un aspecto muy interesante relacionado con la dinámica de;

pensamiento humano. Para decidirnos a olvidar algo, tenemos que recordarlo, primeramente.

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Si digo: “Yo no voy a pensar más en esto”, tengo que pensar precisamente en eso para decir

que no voy a continuar haciéndolo. Tú no puedes decir sencillamente: “Yo no voy a

recordarlo”, porque ya has negado que estabas pensando en ello.

Haz cuidadosamente el siguiente experimento. No piense más en la palabra “Dios”.

¿Ahora dime, en que estás pensando? ¿En la palabra “¿Dios”, no es verdad? Mientras más

trata de no pensar en esa palabra más vas a hacerlo. Los pensamientos se parecen a la goma

de mascar, la sacamos de una mano y se pega a la otra. Luego la sacamos de esta última y se

pega en la primera; no podemos quitarla. Así sucede también cuando tratamos de cambiar el

hábito de pensar.

Dios sabía que éramos así y nos dio la solución. Esta se encuentra en Filipenses 4:8

Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro,

todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza,

en esta pensad. Lee este versículo otra vez y observa cuántos de los pensamientos enumerados

son negativos. Ninguno de ellos, todos son positivos. Debemos solamente pensar en lo

positivo esta es una orden de Dios la cual no nos “permite el lujo” de recordar y pensar en lo

negativo.

Dios nos conoce, él sabe cómo nos hizo. Él sabe que la única manera que tenemos de

cambiar la nuestra vana manera de pensar es sometiéndonos bajo el poder del Espíritu Santo.

O seguir viviendo bajo nuestra vana manera de vivir que recibimos de nuestros padres

terrenales, 1 Pedro 1:18 dice: “sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de

vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata” sino

llenando nuestra mente con lo positivo. Pero esto es difícil de hacer. Si vemos a alguien que

nos hizo daño, lo primero que pensamos es: “Te acuerdas lo que ella te hizo?” Haz otro

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experimento, hazlo con cuidado. No piense en la palabra “pan”, piensa en la palabra “agua”.

¿En qué estás pensando ahora? Supongo que en la palabra “agua”. Como ves, la segunda

palabra desalojo a la primera. Y así es como podemos ver que por mas que no queramos

pensar en lo que nos hicieron sería difícil hacerlo por nosotros mismos, pero cuando

renovamos nuestra mente de esa vana manera de vivir estamos seguro que podremos

conquistar nuestros pensamientos y sobre todo llevarlos cautivos en Cristo Jesús por medio

de renovación de nuestro entendimiento.

40
CAPÍTULO X

COMO VIVIR CON LAS ANSIEDADES DIARIAMENTE

Tú ya oraste en cuento a todo aquello que te dolía. ¿Pero harías si en el día de mañana

alguien te hace algo que te cause dolor nuevamente? ¿Qué vas a hacer en ese caso? Cada día

no podemos negar el hecho de que tú por algún motivo seres heridos nuevamente, es algo que

esta fuera de nuestro alcance evitar. Pero una vez más tenemos que pedirle a Dios

discernimiento de espíritu para que esa nueva ofensa tomo lugar en nuestra vida y trate de

detenernos cuando ya hemos avanzado en el camino a la sanidad. Lo que esta por delante de

nosotros es mucho mejor que lo que esta atrás.

Dios tiene el poder de hacer todas las cosas nuevas. Cuando realmente echamos sobre

el todo aquello que en un momento nos hizo daño, no le debemos dar nuevamente tregua a

nadie para que nos pueda herir nuevamente. Toda experiencia vivida debe de servirnos de

guía para que nunca mas tengamos que pasar por ese mismo proceso otra vez, cuando le

damos espacio a las personas para que nos hieran es porque no tenemos el valor suficiente de

decirles basta ya. Tenemos que armarnos de corazón y valor y poner todo fin y arrancar de

rais todo aquello que pueda hacernos daños, esta en nuestras manos la decisión de romper con

el siglo del sufrimiento “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía sino de poder, amor

y dominio propio” (2 Timoteo 1:7)

Gozo en medio de las pruebas

Muchas veces nos preguntamos: “¿Si Dios me ama tanto, Porque permite este

sufrimiento? ¿Por qué no me saca de esta prueba? ¿Por qué tengo tantas tentaciones? ¿Por

qué no hace algo?”! ¡Él ya lo hizo! Cuando Dios nos creó, su intención era que viviéramos en

el paraíso y nos dio la capacidad de vivir en ese ambiente. Nunca tuvo en sus planes que

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viviéramos como en el que nos encontramos ahora: lleno de conflictos, disputas, catástrofes,

separaciones y angustia. Su plan era que nosotros permaneciéramos en el paraíso, donde todo

fuese paz, gozo, entendimiento, y comprensión.! ¡Ese era el plan original que él tenía para

todos nosotros! Sin embargo, nosotros escogimos no permanecer allí al caer nuestra raza en

pecado. Nos alejamos del plan de Dios y quedamos fuera de nuestro ambiente natural. Somos

ahora como peces viviendo en un árbol o pájaros en el agua. Dios hubiera podido lavarse las

manos delante de nosotros, diciendo: “Ustedes se metieron es esto, ustedes verán cómo van a

salir”. Pero no lo hizo así.

El vino a nosotros por medio de Jesucristo y nos rescató. Cristo nos ha prometido que

volverá y restaura las circunstancias de nuestra forma de vivir conforme a su plan original y

al medio para el cual no podemos vivir. Pero mientras eso ocurre, estaremos viviendo entre

el tiempo de la cruz y el tiempo cuando Cristo lo restaure todo. En tal transición, él no nos

deja solo, pues él está a nuestro lado, queriendo llevar nuestras cargas, nuestro dolor y nuestro

afán. Él está más triste por nuestra condición que lo que nosotros mismo podemos estar. El

no quiso que sufrimos así.

¿Siendo esa la verdad, cuál debe ser nuestra actitud ante las pruebas y los problemas?

Muchas veces hemos orado, diciendo: “Oh Señor, quítame esta prueba; quítame esta

tentación; no puedo soportarlo más”. Sin embargo, observemos detalladamente lo que la

palabra del Señor nos dice en Santiago 1:2,12,17: “Hermanos míos tened por sumo gozo

cuando os halléis en diversas pruebas…. Bienaventurado el varón que soporta la tentación;

porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a

los que la aman…. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de

las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación”.

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Dios no nos manda algo que no sea bueno. Él nos dice que cuando nos encontramos

en medio de la prueba, debemos aceptarla con gozo. ¡Eso es exactamente lo opuesto de lo que

hacemos! Cuando decimos: “Oh Señor, quítame esta prueba”, en realidad lo que estamos

diciendo según el versículo 12 es: “Oh Dios, quítame la corona de vida”. Porque lo que Dios

dice es que, cuando hayamos resistido la prueba, recibiremos la corona de vida. Que nos

importa más: ¿tener la corona de vida que él nos ofrece por toda una eternidad o tener ahora

un poco de paz por unos días?

En realidad, le estamos diciendo a Dios: “Dios, no me importa la corona que tú me vas

a dar, yo quiero tener paz; quiero vivir bien aquí y no me importa lo que pase en el más allá.

Quítame, siempre esa corona, porque yo no la quiero”. Pero realmente la vida venidera no se

compara con los deleites de este mundo, aunque aquí tengamos luchas, pruebas y sufrimiento,

lo que nos espera con él es mucho mejor.

43
CAPÍTULO XI

COMO SER UTILES PARA DIOS A TRAVES DEL DOLOR

En 1 de Corintios 10:13 Dios nos dice: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que

no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir,

sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”. Si

meditamos bien en este versículo podemos ver que no dice: “Dios os dejará ser tentados para

ver lo que podéis resistir”. Dios ya sabe cuan fuerte somos, ¿Acaso él no lo sabe todo? ¿Acaso

es que él tiene que probarnos para darse cuenta cómo somos?! ¡Claro que no! él ya lo sabe;

somos nosotros los que no sabemos cuán fuerte somos en él.

En Job 1:8 dice que un día satanás se presentó delante de Dios y le preguntó: “Has

visto a mi siervo Job? Es un hombre muy bueno”. Satanás le dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de

balde? ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus

manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra”. He aquí que

pasó: satanás quería tentarlo y hacerle caer. Le trajo toda clase de calamidades, pero cuando

llegó a Job encontró alrededor de él una cerca y no pudo alcanzarlo.

Job quería servir a Dios con todo su corazón, le había buscado y quería conocerle a

fondo. Él estaba dentro de la voluntad de Dios. Cuando satanás llegó donde estaba Dios le

dijo: “Es lógico que Job te sirva con fidelidad, porque tú no me has permitido hacerle nada”.

Dios le dijo “Mirad hagamos una cosa: te hago un hueco en la cerca para que todo lo que él

tiene esté al alcance de tu mano. Solamente, no pongas tu mano sobre él” (Job 1:12).

(versículos improvisados).

Dios había visto cuán fuerte era Job y calcular exactamente la prueba. Satanás podría

destruir todo lo que Job tenía, pero no podría tocarle a él. Satanás volvió otra vez dónde estaba

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Dios, y Dios le dijo: “Mira todo lo que has hecho a mi siervo y no ha pecado” Satanás le dijo

nuevamente “Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará para su vida. Pero extiende ahora

tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia”

(Job 2:4-5). Dios le dijo a satanás: “He aquí, él está en tu mano más guarda su vida”. Job

había crecido con la primera prueba. Dios sabía que estaba más fuerte y abrió otra brecha en

la cerca, diciendo a satanás; “Puedes tocar el cuerpo, pero no le quites la vida”. Nuevamente,

la tentación fue calculada exactamente según la fuerza de Job.

Por esta historia de Job yo en mi ignorancia pensaba que Dios era severo. Que el proceso

por el cual estaba pasando eran consecuencia de que Dios se estaba aprovechando de mi debilidad

y desobediencia para castigarme también. Pensaba que Dios no era parte de nuestro sufrimiento.

Yo no creía que Dios pudiera lidiar con la maldad de esta tierra, o que el sufrimiento que esta

causa le era indiferente. Pero a pesar de todo pronóstico podemos ver el amor de Dios en medio

del dolor. Dios permitió que satanás tocara todo lo que Job tenia, para probarle que a pesar de toda

circunstancia adversa el ama al hombre y nunca lo dejara solo en medio del dolor.

El único amor que complace a Dios es el amor voluntario y sincero. El amor de Dios es

invariable; él sabe de sobra y lo que soy y a pesar de todo y me sigue amando. Dios es un

Dios de amor y no es ciego al nuestro clamor del hombre y de la mujer. Dios no se para

encima de una montaña para presenciar las calamidades humanas, sin ante advertirnos del

peligro. Dios está al tanto de todo lo que nos sucede el no está ajeno a nuestro sufrimiento.

Desde antes de comenzar mi dura jornada pro este caminar del evangelio, Dios tenía un plan

para liberarme.

De hecho, el plan de Dios era tan maravilloso que, por último, me llevo hasta que yo

aceptara su plan divino, el inmenso amor y la compasión de Dios hacia mi persona se

45
demuestra cuando Su Hijo, murió en la cruz. La palabra compasión proviene de dos vocablos

del latín que significa “sufrir con”. Quiere decir, que Dios estaba dispuesto a sufrir juntamente

con el hombre y la mujer, porque en este caminar él nunca nos dejara solos. El amor de nuestro

Dios no se originó en la cruz. Surgió en la eternidad, antes de la fundación del mundo; antes

que el reloj de la civilización comenzará a funcionar.

El amor de Dios, desde el principio, dio a nosotros libertad para actuar. Pero nosotros

tomamos decisiones que son trajeron consecuencias, o bien positivas o negativas. Vemos que

Adán y Eva disfrutaron por un tiempo de la libertad y también de las consecuencias positivas.

Pero sabemos que por la culpa de ellos todas las generaciones que han nacido, han tenido que

hacerles frente a las consecuencias negativas que también vino por su desobediencia.

El amor de Dios fue lo que colocó los diez mandamientos en manos de su siervo

Moisés. Fue el amor de Dios lo que grabó esas leyes, no solo en la tableta de piedra, sino

también en los corazones de todos los pueblos. Esos mandamientos se convirtieron en la base

de toda ley civil, estatal y moral, y en el fundamento de toda conciencia. Dios, en su amor,

sabía que el hombre no podía obedecer sus leyes, y en su amor prometió un Redentor, un

Salvador, quien salvaría a su pueblo de sus pecados.

Yo estoy convencida de que Dios, en su amor, nos está preparando para la segunda

venida de Cristo. Y ese día quizás esté más cerca de lo que nos imaginamos. El amor de Dios,

además, puso promesas en las bocas de sus profetas, cientos de año antes que Cristo viniera a

este mundo. El amor de Dios, también, preparó las condiciones políticas del mundo antes de

la venida de Jesucristo.

46
El Imperio Romano se encargó de la construcción de una gran red de carreteras, a la

vez que desarrolló un sistema de orden y leyes. Así que, por medio de un lenguaje común, de

las carreteras y el sistema jurídico de los romanos, Dios esparció su Palabra por medio de los

cristianos primitivos. Las Escrituras nos dice “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo,

Dios envió a Su Hijo nacido de mujer y nacido bajo la ley” (Gálatas 4:4).

Entre seres humanos, a menudo amamos solo a los que nos aman. En el reino

espiritual, la gente no puede ni siquiera imaginar la inmensidad del amor de un Dios santo,

pero sí podemos comprender el amor de Dios si lo conocemos por medio de Jesucristo. Nadie

es capaz de comprender el amor del Dios del universo sin conocer a su Hijo. Cuando hablamos

sobre el amor de Dios nuestras caras se iluminan, pero cuando hablamos de Dios como juez,

enseguida nuestra actitud cambia.

Sin embargo, Dios es el juez, del mundo que él ha creado. Como Creador nuestro, le

pertenecemos a Dios. Él es un juez que ama la justicia y aborrece el pecado la palabra dice

que es mejor caer en las manos de Dios que la del hombre porque Dios tiene misericordia y

el hombre no. Los juicios de Dios se basan en su sabiduría, que es mayor que la de los

hombres. Nosotros no somos muy diferentes del escritor del Salmo 73, quien observó la

prosperidad de los malos y afirmó: “No tienen congojas por si muerte, pues su vigor está

entero. No pasan trabajo como los otros mortales”.

A Dios no le son indiferentes el bien y el mal. El juicio de un Dios Santo es tanto parte

de su naturaleza, como lo es su amor hacia nosotros. Juicio significa que al final la voluntad

de Dios se cumplirá a la perfección. yo siempre decía: “Cómo puede Dios amarme cuando yo

he vivido una vida tan triste? ¿Cómo puede Dios amar a este mundo cuando hay tanta maldad

47
y sufrimiento? Sea cual sea nuestro pecado que hemos cometido, o cuán malo hemos sido

Dios nos sigue amando.

¿Podría Dios haber creado un mundo en el que no existiera el sufrimiento? Sí, podría,

y ciertamente lo creó. Hace miles de años hubo una vez en que el universo y sus galaxias aún

sin descubrir, se hallaban en un perfecto estado de armonía con su Creador. Se trataba de una

existencia que iba más allá de lo que nuestras mentes finitas pueden comprender. No podemos

imaginarnos un mundo que pueda ser más antiguo que lo que nuestras mentes pueden

concebir; un mundo que existía sin mostrar ningún indicio del sufrimiento que habría de venir.

Sin embargo, satanás hizo acto de presencia en este paraíso. Él es, probablemente, la persona

sobre la cual se tienen más conceptos erróneos.

Antes de satanás no existía el pecado. Y antes del pecado no existía el sufrimiento.

¿Quién es satanás? En (1 Mac. 1,36) (texto griego) encontramos la palabra diábolos con el

significado de 'adversario', como 'el enemigo'. También en algunas ocasiones incluye el

sentido de 'acusador' o el de 'calumniador'. En principio, conviene aclarar que el judaísmo no

identificaba a Satanás con el príncipe de los demonios Lucifer.

¿Qué dice la Biblia? Las Escrituras señalan que Satanás es una persona real que vive en

un ámbito invisible: el mundo espiritual (Job 1:6). Además, exponen su personalidad sádica y

sus malvados actos (Job 1:13-19; 2:7, 8; 2 Timoteo 2:26). Hasta nos brindan acceso a

conversaciones que mantuvo con Dios y con Jesús (Job 1:7-12; Mateo 4:111).¿De dónde salió

un ser tan perverso? Mucho antes de existir el hombre, Dios creó a su Hijo “primogénito”, a

quien milenios más tarde se conocería como Jesús (Colosenses 1:15).

Después de él fueron creados otros “hijos de Dios”, Job 38:4-7. Aunque todos ellos

eran perfectos y justos, hubo uno que se convirtió en Satanás. La Biblia dice que el diablo vino

48
a matar a robar y a destruir, pero Dios vino para darnos vida y vida en abundancia. Pero

muchas veces llegan momento en nuestra vida en donde nos sentimos solos y que Dios ya no

nos escucha y en ese preciso momento en que estamos pasando por momento de depresión y

abandono, es exactamente el momento de clamar, aunque creamos que él no nos escucha, pero

tenemos que orar y confiar en por qué cuando menos lo piense Dios obrará a tu favor.

Satanás entró en el huerto en forma de serpiente. Tenemos que conformarnos con

conjeturas en lo que respecta a la forma en que ocurrió. Lo que sí sabemos es que el andaba

rondando al acecho, estaba buscando una forma para destruir a Dios, desde el día en que Dios

lo sacó del cielo. Vemos en Edén que se le presentó la oportunidad de perjudicar a dos personas

a quienes Dios amaba intensamente. Satanás usó su labor allí en el huerto del Edén y esa

misma sutileza es la que sigue usando ahora en el presente para destruir la obra más preciada

de Dios que son sus escogidos. A veces tenemos también que entender que nuestra lucha en

esta vida no es contra carne ni sangre, sino contra los huestes celestiales de este mundo, contra

toda potestad de las tinieblas. (Efesios 6:10).

Cuando viene una persona a herirnos tenemos que mirar bien bajo el poder del

discernimiento que es lo que está detrás de esa persona. Porque aun dentro del ámbito

cristianos hay muchos que se dejan usar por satanás para herir matar y destruir. No podemos

dar por sentado que esa persona, no esta bien espiritualmente, sino que alguna área de su vida

dejo que satanás tomara ventaja de ella, y sin pensar fue instrumentó de satanás para hacer

daño, por lo tanto, debemos de orar y velar para que no entremos en tentación, pero sobre todo

para que no seamos piedra de tropiezos a nuestros hermanos de la fe.

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CAPITULO XII

LA ORACION QUE NOS GUIA A LA SANIDAD DEL ALMA

La oración por tus propias heridas es aquella que nos lleva reconocer nuestra debilidad

delante de Dios. Es orar de tal manera pidiéndole a Dios que abra nuestros ojos espirituales

para ver y entender que Dios si estaba a nuestro lado con un “saco espiritual “abierto, para

que yo pueda recibir todo lo que me ha prometido. Eso no quiere decir verle físicamente sino,

captar interiormente lo que tú estás pidiendo, como de veras llevando a cabo. Preséntale a la

cada escena de tu vida donde tu hayas recibido una herida o un trauma. Mírale a él en cada

una de esas escenas y permite que todo lo que te paso a ti, caiga sobre él.

Observa cuidadosamente cómo Jesús llevo todas tus ansiedades con él en la Cruz del

Calvario. Cuando ya no puedas recordar nada más para echar sobre él pídele que te traiga a la

memoria aquellas cosas que pueden seguir haciéndote daño. Si no hay nada más, en tu nombre

yo cierro este periodo tan doloroso de mi vida, y te pido que lo selles con tu sangre preciosa.

Señor, yo echo sobre ti todo lo que me agobia todas mis heridas del alma, y te pido

que todas ellas las lleves sujetas a ti. Que en mi proceso de sanidad solamente pueda verte a

Ti, Señor, caminando juntamente para sanar mis heridas, pongo toda mi ansiedad sobre tus

hombros. Gracias, Señor por ayudarme a cargar todo lo que me hace daño. Se que en ti puedo

confiar. Gracias por venir a mí, gracias por ser mi refugio, por ser el aliento de mi vida.

Que pueda ver en ti el amor, perdón, compasión que has tenido para conmigo. Yo

me acojo a ti para recibir tu sanidad, para recibir de amor y tu perdón, y sobre todo te pido

Dios que tengas misericordia de mí y que tu compasión sea mi aliciente en medios de las

pruebas. Y que en medio de las adversidades de igual manera yo pueda encontrar la forma de

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orar por aquellas personas que están viviendo de esta misma manera, que pueda entender que

no estamos solos en este proceso. Que han sido y seguirán siendo muchos lo que serán heridos

por diferentes causas. Que yo pueda poner a un lado todo lo que me agobie para darle paso a

la maravillosa intercesión y plegarias delante de tu trono por aquellos que te necesitan tanto

o más que yo. Y que durante mis momentos de plegaria seas tu tomado la mano de esas

personas y que las guíe a través de su vida, hacia el camino de la sanidad interior de su alma.

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CAPITULO XIII

CONCLUSIÓN

DIOS QUIERE SANAR LAS HERIDAS QUE MARCARON NUESTRA VIDA

Dios quiere sanar nuestras heridas, esas que marcaron nuestra vida de una forma

negativa. Una forma de permitirle a Dios sanar nuestras heridas es siempre estar cerca de él.

Si nosotros estamos lejos de Jesús corremos el riesgo de ignorar su voz y caer preso de las

tramas del enemigo. A veces vienen traumas o situaciones que nos marcan de una manera

increíble. Todo lo que nos sucede en esta vida o todo lo que nosotros hagamos deja huellas

en nuestra vida que en ciertos momentos son difíciles de reparar.

Aparte de estar cerca de Dios, también existe una formula muy buena la cual podemos

utilizar para evitar que seamos heridos y de paso ayudar a otros a superar la adversidad. La

Biblia nos instruye a que “no nos cansemos de hacer el bien, porque a su tiempo segaremos

si no desmayamos” (Gálatas 6:9). Posiblemente el apóstol Pablo, quien escribió estas

palabras, debió haber sabido acerca de la fatiga que frecuentemente viene del ayudar a otros.

¿Pero cómo podemos ayudar a otros? Sin agotarnos nosotros ni abrir viejas heridas.

En el libro de “Consejería Cristiana Efectiva” de Gary Collins, este hace algunas sugerencias,

y que cada una de ellas tiene que ver con el manejo de las tensiones propias y la necesidad de

como estabilizar a otros por medio de ellas.

• Primero nosotros necesitamos estabilidad espiritual. Efesios 6 nos es útil para

hablar de este tema. ahí demuestra que estamos en una batalla con fuerzas

espirituales de las tinieblas. Satanás solo busca debilitarnos y si es posible

extinguir nuestro ministerio. No podemos pelear esta batalla solos. Los

constantes periodos de meditación y estudio bíblico son absolutamente

52
indispensables si vamos a ser efectivos, como ministros y siervos de

Jesucristo. Jesús es nuestro mejor ejemplo de cómo podemos librar esa batalla

espiritual. Aun cuando estaba involucrado en su ministerio, realmente

ocupado siempre saco tiempo para estar con su padre (Mateo1:35)

• Segundo, necesitamos reconocer nuestras limitaciones. Muchas personas

tienden a presionarse a si mismos casi más allá de los limites humanos. Es

importante recordar que Jesús nunca pidió a ninguna persona que cambiara el

mundo o que hiciera todo sola. Muchas personas tratan de hacer ver a los

demás que tiene más habilidades y energía de la que realmente Dios les ha

dado. Nosotros necesitamos reconocer que hay limitaciones más allá de las

cuales no podemos ir sin lastimarnos emocional y físicamente. Otras personas

pueden frecuentemente llevarnos a ver qué tan lejos podemos presionarnos a

nosotros mismos, por lo tanto, es necesario hacer todo lo que nos venga a la

mano sin exagerar en nada.

• Tercero, es necesario acudir o tener un grupo de apoyo. No existe el concepto

“hágalo usted solo” el cristianismo es una forma de vida constituida alrededor

de la persona de Jesucristo y esta caracterizada por el amor de los unos por

los otros. Necesitamos personas que oren por nosotros y con nosotros.

Necesitamos amigos y familiares quienes nos acepten, animen, y ministren; a

personas quienes nosotros también podamos animar y ministrar a cambio.

• Cuarto, necesitamos tiempo a solas. Alejarnos para tener un tiempo de

rejuvenecimiento frecuentemente es imposible. Aun cuando tomamos unos

minutos para alejarnos, algunos nos sentimos culpables, aun cuando Dios

53
ordeno descansar. El nos dio ejemplo cuando descanso después de haber

creado el mundo. Jesús también tomo tiempo aparte de las multitudes para

meditar, orar, descansar y tener tiempo de relajación. Estos descansos nos

ayudan a aclarar nuestra mente de actitudes que pueden sobrecogernos cuando

estamos heridos y lastimados. Al alejarnos descubrimos una mejor

perspectiva en como invertir nuestro tiempo para mejor tanto nosotros como

aquellos a los que queremos ayudar

• Finalmente, necesitamos confesar y entregarle a Dios todos nuestros pecados

ocultos y no ocultó para que el diablo no se aproveche y pueda usar eso en

nuestra contra. Hasta que no se cumpla el propósito de Dios en nuestra vida,

él nunca nos va a dejar solo. El propósito es previo en nuestra vida, por eso

va más allá de nuestra vida. Dios nos quiere sanar nuestro corazón.

La Biblia dice que todo pecado es perdonado excepto la blasfemia contra el Espíritu

Santo queriendo decir que no te cohíbas en hablar con Dios porque él no te acusaras. También

dice la palabra que es mejor caer en las manos de Dios que en la del hombre porque Dios es

misericordioso y el hombre es el que te acusa y el que te señala. Recuérdate que cuando Dios

perdona él también se olvida y nunca más te recuerda de tu pecado queriendo decir que no

dejes que el hombre te acuse y te recuerdes de tu pasado que ya Dios perdonó y se olvidó.

Dios vino a sanar a los quebrantado de corazón todas tus heridas son sana por el

caballero de la Cruz no importando cuántos años y de quien vengan el rechazo y el desprecio,

Dios es tan poderoso que en su inmenso amor él nos cubre de todo pecado, dolor y sufrimiento

y somos sanado al instante. A Veces no entendemos el plan ni el propósito de Dios en nuestra

vidas y cuando pasamos por el desierto por las situaciones que nos causan dolor y amarguras,

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no podemos entender que Dios lo permite para nuestro crecimiento espiritual. Es inevitable

que en muchas ocasiones venga el enemigo y se aproveche y comience a poner pensamientos

negativos nuevamente en tu mente como le paso Job cuando el estaba pasando por el proceso

del sufrimiento, cuando su esposa se le acerco y le dice “maldice a tu Dios y muérete”, eso

tuvo que ver sido muy doloroso para Job escuchar esas palabras pero que le respondió Job

diciendo. “acaso me he de gozar en las buenas y no en el sufrimiento”

Dios es nuestro sanador integral, Jesús vino a sanar, restaurar y liberar a los

quebrantados de corazón y del espíritu, alma y cuerpo del ser humano. Por eso debemos de

poner nuestra confianza al Dios todo poderoso, y permitir que él restaure nuestra mente,

voluntad y emociones para ponernos a Su servicio completamente. Dios sana y renueva el

alma herida y quebrantada. Dios sana a los quebrantado de corazón como dice en Lucas 4:18

“El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los

pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón”.

También en Salmo 147:3 “Él sana a los quebrantados de corazón, Y Venda sus heridas

“esto quiere decir que Dios es nuestro sanador y libertador no importando cuán grande sean

su herida o su dolor él llevó nuestra enfermedad y todo dolor en la Cruz del calvario y por

medio de sus heridas hemos obtenido la paz para nuestras almas sedientas de él. No te des por

vencido porque tú no estás solo Dios está contigo como poderoso gigante, si te vas a rendir

ríndete a las los pies de Cristo, porque ese es el lugar más alto en el cual puedas estar, y él es

el único que no te abandona en medio de tu dolor y de tu crisis él estará contigo hasta el final,

recuérdate que es el hombre es el que te deja pero no podemos confiar en los hombre pero si

podemos confiar en el caballero de la cruz que dio su vida por ti y por no vio tu pecado sino

que él solo vio que tú eres un alma de salvación

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BIBLIOGRAFIA

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TN. 2001

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10. Reina, José “Sanidad para el alma herida” <Editorialimagen.com> América Latina

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11. Shirer, Priscilla., “La resolución para mujeres” Publicado por B&H Publishing Group,

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57

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