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Dos de
CIRUGI
Mayo
AI
Manejo en infecciones en pacientes quirúrgicos: Mecanismo
de defensa, mediadores, tratamiento antibiótico y profiláctico.
Infección de sitio operatorio e infecciones virales (SIDA,
Hepatitis Virales)
Integrantes:
Flores Consoli Gonzalo
Galarza Osorio Victor
Docente:
Doctor Delgado
2019
ÍNDICE
I. Introducción
II. Mecanismo de defensa
III. El sistema inmunitario y los mediadores de la inflamación
IV. Tratamiento antibiótico y profilaxis
V. Infecciones del sitio quirúrgico
VI.Infecciones Virales (VIH y Hepatitis virales)
VII. Conclusiones
VIII. Referencias bibliográficas
I. Introducción
Una infección del sitio quirúrgico es una infección que ocurre después de la cirugía
en la parte del cuerpo donde se realizó la operación. La mayoría de los pacientes
que tienen cirugías no contraen infecciones. Sin embargo, de cada
aproximadamente 100 pacientes que tienen cirugías, entre uno y tres contraen
infecciones. La infección del sitio quirúrgico (ISQ) es la complicación más común
después de cualquier cirugía, con tasas reportadas desde el 1% al 30%. El
paciente con ISQ tiene 60% más de probabilidades de ingresar a una unidad de
terapia intensiva, tiene 5 veces más probabilidades de ser readmitido en el
hospital y dos veces más probabilidades de morir que los pacientes sin ISQ.
Múltiples estudios comprueban que las ISQ aumentan la estancia y los costos
hospitalarios. Actualmente existe proliferación de guías para la prevención, cuyo
problema no es su inexistencia sino su falta de adherencia e implementación.
Integumento o piel:
Tracto gastrointestinal:
Erradicación.
Infección sistémica.
A nivel de una infección local existirán síntomas típicos como: Rubor, calor, tumor
y dolor; estos son los síntomas típicos de una persona sana, he ahí la diferencia
entre una buena o mala respuesta inmune del hospedador.
También está el control de origen que viene a ser el tratamiento de una infección
quirúrgica, se indica drenar todo el material, consiste en drenar todo el material
purulento, desbridar el tejido desvitalizado e infectado, suprimir la causa de
infección con antimicrobianos en caso si hubiera, a esto se le atribuye como
importancia secundaria, ya que también constituye una posible fuente de infección
durante una intervención quirúrgica.
1. CLASIFICACION:
3. DIAGNOSTICO:
4. TRATAMIENTO:
Las ISQ más graves, especialmente las peligrosas infecciones
necrosantes de tejidos blandos (INTB), constituyen auténticas urgencias
que requieren atención quirúrgica inmediata. Retrasos incluso modestos
pueden incrementar notablemente la mortalidad. Freischlag ha
demostrado que la mortalidad aumenta del 32 al 70% cuando el
tratamiento se retrasa más de 24 h. Está indicado el amplio
desbridamiento inmediato de INTB establecidas, sin esperar a la
identificación del agente patógeno causal o al desarrollo de un síntoma
concreto. Para controlar la infección pueden ser necesarios
desbridamientos quirúrgicos secuenciales.
Las primeras etapas en el tratamiento de las ISQ son la apertura y la
exploración de la porción sospechosa de la incisión y la decisión sobre el
ulterior tratamiento quirúrgico. Cuando la infección se limita a la piel y el
tejido subcutáneo subyacente, puede bastar con proceder a la apertura
de la incisión y la aplicación de cuidados a la herida a nivel local. El
tratamiento antibiótico de las ISQ incisionales superficiales está indicado
solamente para el eritema que se extiende más allá del borde de la
herida o para signos sistémicos de infección. Las ISQ más profundas
pueden requerir exploración quirúrgica detallada y desbridamiento, con
el fin de conseguir el control local de la infección. La ISQ debe también
contemplarse como causa de retraso o de falta de cicatrización de la
herida y ha de conducir a las decisiones anteriormente descritas. Las
ISQ de órganos o espacios se producen en el interior de una cavidad
corporal (p. ej., intraabdominal, intrapleural, intracraneal) y guardan
relación directa con un procedimiento quirúrgico. Estas infecciones
profundas pueden permanecer ocultas o presentarse con pocos
síntomas, remedando ISQ incisionales y conduciendo a un tratamiento
inicial inadecuado; se manifiestan solo cuando se produce a
continuación una complicación importante. El diagnóstico de ISQ de
órganos o espacios suele requerir la realización de alguna prueba de
imagen para confirmar el sitio y la extensión de la infección. Un
adecuado control de la fuente de origen requiere un procedimiento de
drenaje, ya sea abierto o percutáneo.
El cierre de heridas asistido por vacío (VAC) fue valorado por primera
vez de forma experimental por Morykwas et al. en un modelo porcino en
1997. El tratamiento mediante VAC optimiza el flujo sanguíneo, reduce el
edema y aspira el líquido acumulado, facilitando, en consecuencia, la
limpieza bacteriana. La presión negativa favorece la contracción de la
herida para cubrir el defecto y puede desencadenar señales
intracelulares que incrementan la proliferación celular. La utilidad clínica
de VAC ha sido descrita solo a título anecdótico, en la mayor parte de
los casos para infecciones posteriores a cirugía cardíaca, dehiscencia de
pared abdominal, abordaje de heridas perineales complejas o uso de
injertos cutáneos.
5. PREVENCION:
2. HEPATITIS VIRALES
El virus de la hepatitis B (HBV) es un virus DNA que sólo afecta a los
seres humanos. La infección primaria con HBV remite casi siempre de
manera espontánea, pero puede causar hepatitis fulminante o progresar
a un estado de portador crónico. En cerca de 30% de las personas con
infección crónica sobreviene la muerte por una enfermedad hepática
crónica o cáncer hepatocelular. Los cirujanos y otro personal de
cuidados de la salud tienen un riesgo alto de esta infección de origen
sanguíneo y deben recibir vacuna para HBV; en Estados Unidos se
vacuna sistemáticamente a todos los niños. Esta vacuna ha contribuido
al declive significativo en el número de casos nuevos de HBV cada año
en ese país, desde cerca de 250 000 cada año en la década de 1980 a 3
350 en 2010. Ésta es una de las victorias no aclamadas de la estrategia
de vacunación en los últimos 20 años.
El virus de la hepatitis C (HCV), que se conocía antes como hepatitis no
A, no B, es un flavivirus RNA que se identificó por primera vez de
manera específica a finales de la década de 1980. Este virus se limita a
seres humanos y chimpancés. En 75 a 80% de los pacientes con la
infección se desarrolla un estado de portador crónico y aparece una
enfermedad hepática crónica en tres cuartas partes de quienes
desarrollan una infección crónica. El número de nuevas infecciones por
año disminuyó desde la década de 1980 por la incorporación de pruebas
habituales para este virus en los suministros de sangre. Por fortuna, el
HCV no se transmite con eficiencia por exposiciones ocupacionales a
sangre y la tasa de seroconversión de piquetes accidentales con agujas
es de aproximadamente 1.8%. Hasta la fecha, aún no se desarrolla una
vacuna para prevenir la infección por HCV. Estudios experimentales en
chimpancés con inmunoglobulina para HCV que usaron un modelo de
lesión por pinchazo de aguja no pudieron demostrar un efecto protector,
tampoco se cuenta con antivirales efectivos para la profilaxis posterior a
la exposición. El tratamiento de los pacientes que desarrollan infección
por HCV incluye ribavirina e interferón γ pegilado.
VII. Conclusiones
VIII. Bibliografia