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personas y las sociedades, a través de ella, se transmite la cultura, la episteme, los valores,
los hábitos y los principios que caracterizan a los seres humanos en sus diversas
dimensiones. Sin embargo, en el presente Siglo XXI, educar se ha vuelto una tarea
No obstante, hoy en día son varios los factores que circunscriben a muchas familias
valores y hábitos académicos dentro del núcleo familiar se ven acotados, puesto que los
Dentro del contexto nacional esta tarea se torna aún más exigente, lo afirma Rolando
de valores y la falta de cobertura en los servicios básicos. Datos que se complementan con
los resultados publicados por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF,
2016) donde se resalta que en Guatemala seis de cada 10 parejas se divorcian antes de los
sufren de violencia intrafamiliar. Cifras que revelan una lúgubre situación del país.
familiar sólido, por lo que promover una educación de calidad resulta mucho más
comunicación que tienden al ocio y al hedonismo, son factores determinantes del abandono
hábito de lectura debe promoverse dentro de la familia en primera instancia, puesto que es
aquí donde el individuo recibe las primeras pautas y directrices de cómo encaminar su
proceso de formación lectora, sin embargo, dentro del contexto quetzalteco esta realidad se
falta del hábito lector y su implicación en el desarrollo académico de los estudiantes del
nivel básico, para identificar y evaluar sus causas. Se partió de una hipótesis establecida en
que los espacios de lectura que se comparten en el núcleo familiar influyen para que se
hábito lector de los hijos, al que se le podrá contribuir incentivándolo con buenas y variadas
lecturas que favorezcan la evolución de sus gustos personales y les ayuden a perfilar y
recorrer su propio itinerario lector (Corchetes e Iglesias 2007). En este sentido, al preguntar
a los estudiantes cómo son ayudados por su familia para desarrollar el hábito de la lectura
(ver gráfica no. 9), el 63% de jóvenes mencionó que sus familiares los incentivan; el 18%
manifestó que sus papás leen con ellos; el 15% dijo que sus mayores no les dicen nada, y
indicaron que sus papás sólo los incentivan, mencionan que estos les hablan
compartidos. Por otro lado, aquellos que sí comparten espacios de lectura con sus padres,
fueron iniciados en la infancia, pues les enseñaron a leer a través de la Biblia, como texto
fundamental, complementado por libros o periódicos. Quienes enfatizaron que se les obliga
a leer, es porque sus progenitores les exigen que estudien y hagan sus tareas. Y los que
recalcaron que sus papás no les dicen nada, es debido a la ausencia de ellos y la falta de
Al respecto, una gran mayoría de padres de familia coincide con lo mencionado por
los estudiantes, pues estos son conscientes de la importancia que tiene la lectura en sus
compartir espacios de lecturas con ellos y solo los incentivan para que lean y tengan un
Otros padres recalcan que en la infancia sí leían juntos, pero ya de grandes son más
independientes y consideran que sus hijos ya tienen la capacidad de leer por sí mismos.
Algunos papás también mencionan que no les dicen nada a sus hijos, sino que los dejan
trabajar solos porque estos nos les hacen caso. No obstante, cabe resaltar que ningún padre
mencionó que les obliga a leer a sus hijos (ver cuadro no. 3).
comparten
espacios de lectura con sus hijos, estos en su mayoría desarrollan el gusto e interés
infancia, tomando en cuenta que, muchas veces, son los abuelos, hermanos o primos
quienes les inculcan este hábito (ver tema 7 del cuadro no. 4)
- A la segunda tendencia pertenecen las familias cuya relación con sus hijos es
impositiva, distante o
(ver
cuadro no. 1)
de su agrado porque sus atracciones son otras, la lectura les causa aburrimiento y
sueño (ver
cuadro no. 1)
padres, leen
constantemente por gusto, interés y motivación personal (ver cuadro no. 1).
Estos resultados coinciden con las afirmaciones de Garrido (2014) quien enfatiza que “el
gusto por leer no nace, se hace y para ello, dentro de la familia se debe empezar a
desarrollar el gusto por la lectura, cosa contraria es la obligación, que inhibe el hábito lector
Para suplementar los resultados, se tomaron en cuenta las entrevistas realizadas a los
docentes. Una parte considerable de los mismos, argumentaron que los padres son los
culpables de que los estudiantes no posean un hábito lector, puesto que no les exigen
miembros adultos, en el hogar que no saben leer, y a menudo no les interesa la formación
de sus hijos. Los docentes entrevistados consideran que es en el hogar dónde se debe
no.2).
Esta información revela la brecha existente entre la escuela y el hogar, los docentes
por su parte, los papás sostienen que por eso van sus hijos a la escuela, a aprender,
Sin embargo, tomando en cuenta las opiniones de los estudiantes en cuanto a la labor
de los docentes, también se evidencian grandes vacíos. Los maestros asignan pocas lecturas
para realizar en casa (ver gráfica no. 1); solo el 15% de jóvenes indicó que sus docentes los
incentivan a leer (ver gráfica no.7); los maestros no promueven muchas actividades de
acuerdo con las necesidades e intereses de los alumnos (ver gráfica no. 12); y, en su
establecidos por los institutos no están bien organizados y son muy cortos de tiempo. No
cuentan con los espacios y materiales necesarios, las aulas están sobrepobladas, pero,
principalmente, resaltan que si los estudiantes no están interesados, es muy difícil promover
hábito lector ignoran que el problema reside muchas veces en el qué y el para qué de la
lectura, más que en el cuánto. Al respecto Argüelles (2017) considera que los problemas
prácticamente los mismos, Se necesita un trabajo arduo, un análisis amplio y una crítica
Por consiguiente, pese a que todos los integrantes de la comunidad educativa son
conscientes de la importancia y valor que tiene la lectura (ver cuadros no. 1, 2, 3 y 4), no se
evidencia un hábito lector (ver gráficas no. 14,15,16). Por ello, “ lo importante es que los
padres de familia y los maestros trabajen en conjunto, pues deben brindar a los estudiantes
amplias oportunidades para hablar y ampliar sus perspectivas del contexto a través de la
Los estudiantes enfatizan que, dependiendo del tipo de lectura, esta les provoca emoción e
interés, o, por el contrario, no les motiva y prefieren no leer (ver cuadro no. 1). Sin
embargo, como recalca Torres (2016) asimismo es importante que “el estudiante lea para
conocer más, no porque el profesor le impone consultar, … debe leer para complementar el
conocimiento y no debe pasar por ellos la pereza mental” (p.88). Por lo tanto, más allá de
ser conscientes de la importancia de la lectura, los jóvenes deben desarrollarla como una
Por su parte, Moreno (2001) sostiene que los hábitos lectores se fundamentan en la
calidad del ambiente familiar y escolar en el que se desarrollan las personas durante su
vida, si no existe una convivencia, si no hay tiempo ni preocupación por pasar un momento
con los hijos no se puede promover el hábito de la lectura, puesto que, de determinada
manera, la lectura se ve reflejada en el ejemplo que los padres y maestros transmiten a los
escuela.
Atwell (2016), resalta que “los lectores con dificultades, en la mayoría de los casos,
entre las que se destacan el nivel socioeconómico o el tiempo que los padres comparten con
sus hijos. (pág 65). Por consiguiente podemos destacar que la influencia de la familia en
cuanto a la falta del hábito de lectura en los estudiantes, radica principalmente en dos
supervivencia más que a una preocupación académica, por lo que promover hábitos de
constancia con relación al hábito de lectura por parte de los padres, a través de espacios y
momentos adecuados que contribuyan a la motivación de sus hijos, determina que estos
Se conciben los espacios familiares de lectura como los lugares y momentos en los
que se aprovecha, se comparte y se promueve la lectura dentro del hogar. Compartir estos
espacios fortalece los vínculos afectivos entre los adultos que forman el hogar y los hijos,
asimismo, propicia el desarrollo óptimo del hábito lector. Al respecto, Dickinson (2010)
considera que leer de manera conjunta afianza el vínculo familiar y genera una convivencia
armónica.
el que los lectores se sientan a gusto para leer, con las características físicas esenciales de
Sobre el espacio físico, en el que los estudiantes se sienten cómodos para leer, estos
respondieron en un 52% que leen en su cuarto, un 25% en el jardín, otro 11% en la sala y
consideran que se sienten cómodos al realizar lecturas o estudiar en su cuarto, puesto que es
un lugar personal y en dónde cuentan con los materiales necesarios para realizar sus
lecturas. Por otro lado, varios estudiantes manifestaron un gusto por leer en un espacio al
aire libre, como el jardín y el patio, debido a que son lugares que les transmiten tranquilidad
para hacer sus lecturas y tareas. Por último, algunos jóvenes les gusta leer en la sala o en el
estudio porque en estos sitios no se distraen (ver gráfica no. 10 y cuadro no. 4 tema 7).
espacios del hogar, tienen un papel determinante en la práctica de la lectura. Sin embargo,
según los resultados obtenidos, en la mayoría de las familias, los diferentes miembros no
Los jóvenes, sienten cierta independencia de sus padres en cuanto a los hábitos de lectura y
es solamente, cuando tienen alguna duda, que optan por consultarles, de lo contrario, leen
infancia cuando aún están aprendiendo. Los progenitores aluden como referencia a su baja
escolaridad, la dificultad para compartir momentos de lectura con sus hijos, por ello, optan
por motivarlos únicamente con palabras más que con acciones conjuntas (ver cuadro no. 3).
En muchos de los casos, los estudiantes resaltan que sus padres les proporcionan objetos
materiales o dinero, entre otras cosas, pero no pasan tiempo con ellos (ver cuadro no.1). Es
asiduo que las familias se preocupen más por suministrarles las necesidades materiales, que
Ante tal situación, los momentos para la promoción de valores y hábitos familiares, se
ven limitados e incluso privados principalmente por esa falta de relación conjunta (ver
cuadro no. 3). Gil (2009) menciona que “los resultados de algunas investigaciones
confirman que los estudiantes que tienen mayor competencia lectora son los que tienen
padres con mejor actitud hacia la lectura y dedican más tiempo semanal a esta actividad”
(p.25).
A tal razón, la influencia de los padres es determinante, ya sea para crear buenos o
comportamiento de las familias hacia la lectura será determinante sobre la actitud de los
hijos hacia la misma: los hábitos lectores de los padres generaran los hábitos lectores de los
hijos” (p.47). Los padres o en su defecto, los adultos de la familia, son el elemento de
influencia primordial, para la creación del hábito lector, siendo completado con el espacio
La familia es el vínculo más fuerte que existe en la sociedad, Enkvist (2016) explica
que “lo salutógeno es vivir una estructura familiar con fuertes lazos de amor, una red
familiar que permita juntar todos los recursos personales y económicos de la familia para
En base a los resultados obtenidos, muchos estudiantes reflejan una carencia en cuanto al
contexto, crítica de la realidad, contundencia del discurso y la expresión con propiedad (ver
cuadro no. 4). En la mayoría de los trabajos y cuadernos se evidencian faltas de ortografía
y mala redacción, así como mucha información pegada literalmente del internet (ver cuadro
no. 6). No obstante, también se observaron estudiantes cuyo nivel de léxico, expresión,
redacción, comprensión lectora y ortografía, entre otros aspectos, sobresalen y son bastante
Añadimos que“el fracaso escolar, suele venir explicado en primer lugar por el poco
esfuerzo del alumno, en segundo lugar, la poca colaboración de la familia con la escuela, y
en tercero, la escasa preparación de los docentes” (Enkvist, 2016. p. 27). Por ello, es una
En este sentido, como enfatizan Moreno (2001) y Bernal (2011), los hábitos lectores
en tanto que son actitudes y valores que las personas portan y moldean durante su vida,
han desarrollado. Por lo tanto, el fomento del hábito de lectura implica generar un apego
tanto afectivo como intelectual por medio de estrategias, actividades, espacios y momentos
Por su parte, Coello (2015) menciona que un componente clave para la promoción y
puesto que la lectura no se convertirá en una experiencia significativa, sino en una actividad
hábito de lectura que esté apoyado, compartido y reforzado desde el ámbito familiar,
en el desarrollo del hábito lector para fomentar el espíritu crítico y responsable de los
futuros adultos.
CONCLUSIONES
Los lectores con dificultades en la mayoría de los casos provienen de un contexto en el que
escolaridad de sus miembros adultos, determinan en gran manera la capacidad lectora que
desarrollan los hijos. Así mismo, los hogares en los que se obligó a leer a los niños, sin
la lectura en los años posteriores. Contrariamente los estudiantes, en cuyo ámbito familiar
Libros
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