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Jhonatan Josué Gómez Guevara.

Gestión de empresas culturales.


ID 000149892.
Para poder abordar y responder la pregunta en cuestión, debemos hacer primero un breve
repaso de la función de la Historia como disciplina positivista en el siglo XIX, pues esas
primeras pautas responden a unas necesidades que se presentaron con la conformación de los
Estados Naciones. La Historia como tal, surge como un proceso de legitimación de las élites
de las naciones Europeas y en función de crear patriotismo, nacionalismo con hitos y
acontecimientos históricos.
Además de esto, la historia buscó inscribirse con ciertos parámetros de investigación,
buscando asemejarse más que todo a los postulados de la ciencia positivista de su época,
llevando así a tener como meta la necesidad de crear teorías que expliquen problemas
sociales, sumado con la idea de “verdad” que se obtenía de los archivos positivos, algo así
asemejado al laboratorio científico donde se podía substraer la “verdad” histórica de su
civilización.
La historia surgió enlazada con las ideas de conformación de los Estados, de las élites que
gobernaban, siendo así una herramienta única y exclusivamente para los de más alta escala a
nivel de poder. Por lo tanto, la historia como disciplina no se interesó en su momento en la
cadena más baja que conformaba una nación, un pueblo o de diferentes comunidades. La
historia como tal no tuvo una implicación directa a ciertos sectores de población más
desfavorecidos por así decirlo, pues en su construcción de relatos se centraron en buscar el
beneficio de los sectores más poderosos como la historia de las grandes familias, de los
hombres que gobernaban o diferentes instituciones que ostentaron cierto poder.
Así mismo, se puede intuir que las políticas que surgieron a raíz de la disciplina histórica se
centraron en favorecer algunos pocos por encima de otros, por lo tanto la historia como tal
ha tenido implicación muy profunda en los campos políticos, más no en las políticas
culturales en beneficio de las comunidades desfavorecidas del poder o lo que viene siendo
en la búsqueda del reconocimiento de identidades culturales, étnicas y subalternas de las
comunidades.
A pesar de esto, este proceso o idea positivista que surgió con la escuela alemana de historia
a manos de Leopold Von Ranke, se tuvo que enfrentar con una nueva ola de historiadores
franceses, ingleses e italianos que empezaron a revolucionar el campo de la historia con sus
nuevos aportes. Dicho cambio tuvo una orientación de las formas de escribir la historia tanto
metodológicamente y de a quién iba dirigida esta “nueva historia”.
La primera “estocada” o enfrentamiento, por así decirlo, provino de la escuela francesa más
conocida como los annales, a su vez y casi simultáneamente de la escuela británica marxista
y su especial énfasis en hacer historia desde los personajes sin poder o subalternos,
sumándose con la microhistoria que también adoptaba ciertas ideas de las dos escuelas
anteriores. Cada una de estas corrientes, aunque con ciertas diferencias, apuntaban a
desprenderse de esa idea de hacer historia que legitimaba las élites o los grandes relatos (en
su mayor medida) nacionales. Agregando a esto, van a surgir nuevas olas de escuelas que se
refrescarían poco a poco sus metodologías y formas de hacer historia para adaptarse a las
demandas o necesidades de la disciplina.
Es necesario haber hecho énfasis en cómo se ha involucrado la historia con la esfera política,
pues la historia siempre ha estado involucrado en su mayor medida con el Estado, para
legitimar o revaluar posturas nacionales. Por lo tanto, este pequeño y breve repaso del
surgimiento de la historia, nos ayuda a esbozar su implicación en posturas políticas.
En este caso, podríamos abordar un pequeño ejemplo como sucedió a principios del siglo XX
con el surgimiento de nacionalismos como lo aborda el historiador Eric Hobsbwam en su
libro “Naciones y nacionalismo desde 1780” en el cual abordó el surgimiento ideas de
extrema derecha por todo el continente europeo, que utilizaban ciertos imaginarios de raza
para justificar posturas políticas, basados en un aparataje teórico racial y discursos históricos
de las naciones, llevando así a ideas de odio y xenofobia contras otras identidades que no
correspondieran a la tradicional del hombre blanco y entre otros1. Todo esto fue influenciado
bajo el surgimiento o “boom” de los medios de comunicación de la época: radio, cine y prensa
según Hobsbwam2.
Por dicha razón llegamos a la pregunta central ¿qué aportes y/o retos tiene la historia y las
humanidades en torno a la planeación e implementación de políticas culturales locales
con principios de interculturalidad, respeto por la diferencia y derecho a la creatividad?
Como se esbozó anteriormente, la historia siempre ha estado ligado en mayor medida o
menor (dependiendo de la época) a las políticas nacionales, desde su creación como
disciplina que respondió a ciertos fines particulares de élites y su giro a sectores subalternos
o sus diferentes enfoques de hacer historia.
Los aportes que nos puede brindar la historia, las ciencias sociales o humanidades pueden
darnos distintos resultados, dependiendo del enfoque que se necesite. Principalmente es el
análisis o el estudio de las poblaciones que se deseen implementar las políticas culturales,
pues es necesario la capacidad de observación que los investigadores sociales puede
encontrar en ciertas poblaciones y que pueden brindar a solucionar problemas de las
comunidades.
Puede ser que en X comunidad hace falta un elemento como Y, pero las políticas nacionales
están enfocadas en conseguir o dar a sus pobladores algo que puede ser C y que puede
beneficiar a otros pobladores identificados como Z, por tal motivo, X no estaría a gusto con
lo suministrado por la nación que es C, cuando lo primordial es para esa comunidad adquirir
Y por sus implicaciones esenciales que lo pueden ameritar por las condiciones geográficas o
culturales, muy distintas a la visión del Estado que piensa que Z representa a todos como
algo homogéneo. Por dicha razón, los investigadores o científicos sociales pueden dar los

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Eric Hobsbwam. “Naciones y nacionalismo desde 1780” (Barcelona: Crítica, 2012)P 115
2
Eric Hobsbwam. “Naciones y nacionalismo desde 1780” (Barcelona: Crítica, 2012)P 151
parámetros o pautas a al Estado de las verdades necesidades de X, esbozando el por qué es
más importante no aplicar ciertas políticas algunos lugares.
La capacidad de observación de las comunidades, bien sea observación participativa o no
participativa como lo propuesto por los antropólogos, se presentan como de gran importancia
para la implementación de políticas culturales. Además, con la diversidad poblacional que se
tiene dentro del territorio colombiano, la necesidad étnica pueden ser distintas.
Por lo tanto, uno de los puntos que aborda Ezequiel Ander Egg, es la inclusión de
comunidades que han sido olvidadas. Esto quiere decir, que cuando hablamos de inclusión
de comunidades es tener en cuenta las necesidades primordiales que están tienen y que a
veces no se tienen en cuenta en procesos políticos “Entre nosotros, en América Latin, todavía
tenemos que dar pasos importantes para descentralizar los servicios culturales, superando
la inadecuación, la inoperancia e, incluso, las realizaciones de programas culturales
desconectado de los intereses y necesidades de la población3”.
Esto se puede enlazar con una ética del gestor cultural, que además están ligada con la base
de las humanidades o la ética que asume algunos historiados en resaltar la importancia de
comunidades, buscar su inclusión en diferentes campos bajo la necesidades que estas pueden
de tener. Por lo tanto, el proceso de observación y comprensión es esencial para implementar
políticas culturales por las variaciones locales de las necesidades que responden a dinámicas
distintas, tanto a nivel geográfico y étnico.
Agregando a lo anterior, gracias a identificar los distintas variables y necesidades de la
población, esto nos permite generar diferentes métodos que puedan puntualizar a responder
un problema de la comunidades, llevando así a los ciudadanos de dichas poblaciones a
involucrarse directamente en una aparatado político, tanto a nivel local como nacional. Esto
llevaría que los ciudadanos o pobladores puedan aportar a solucionar los problemas que
ocurren dentro de su entorno.
“Lo que importa –y ésta es su finalidad- es mejorar la participación de las organizaciones, grupos y
movimientos sociales, con el fin de hacer más dinámica y profunda la participación de la gente, para
que asuma su protagonismo en la solución de problemas que le concierne en un determinado ámbito
territorial y, así, tener voz –y, en algunos casos, posibilidad de intervenir- en las decisiones que se
tomen desde el municipio4”

Además, la historia nos puede brindar un estudio detallado sobre los procesos sociales y
culturales de las comunidades para identificar problemas que tienen raíces dentro de la
historia. Esto quiere decir, que bajo los estudios de la población, se pueden identificar
problemas persistentes y en base a la participación de los ciudadanos y sus pobladores, buscar

3
Ezequiel Ander Egg. La política cultural a nivel municipal (México: Universidad Autónoma de Zacatecas,
2003) P30
4
Ezequiel Ander Egg. La política cultural a nivel municipal (México: Universidad Autónoma de Zacatecas,
2003) P35
soluciones más óptimas ante estos problemas persistentes, teniendo en cuenta a la diversidad
y las comunidades que lo componen.
Por otro lado, otro aporte que surge desde la idea de historia, es la necesidad de reconstruir
la idea de nación, de quiénes la conforman o la integran, pues anteriormente los discursos
eran excluyentes, además de ser elitistas. Con los cambios sociales y que se están
presentando, la historia toma el reto de volver a escribir la nueva historia nacional donde
pueden “entrar” todos, es decir, indígenas, negros, mujeres, trabajadores u otra categoría
subalterna que conforman nuestra nación.
Hoy en día (abril de 2019) con el tema del bicentenario de la independencia colombiana, la
idea que están apuntando diferentes programas de historia es con reconocer a ciertos
pobladores que hicieron parte de la independencia. Ver la implicación de los grupos
subalternos, de los de abajo, para crear una idea de nación más incluyente o amplia.
Por dicha razón, uno de los retos que debe y tiene la historia hoy en día es precisamente el
de escribir la historia, teniendo en cuenta principios de interculturalidad que conforman
nuestra nación, y que han sido opacados por los discursos decimonónicos o excluyentes de
épocas pasadas, sin llegar a construir historias apologéticas que sirvan de base para
resentimientos. Lo ideal, sería reconstruir sin llevarlo a un extremo, desde el punto de vista
más objetivo posible y que en teoría, apunta la historia.
Por otro lado, algo que ha servido como aporte del campo de la historia como diferentes
disciplinas que conforman la interdisciplinaridad, es la implementación de los museos de la
memoria, o casas de las memorias del conflicto armado del país, que hace parte de un gran
proyecto nacional, que a su vez se ejecuta con diferentes procesos y comunidades del
conflicto armado colombiano.
Por ejemplo, en la Casa Museo de la Memoria en Medellín, nos demuestra los diferentes
factores de la violencia que han afrontado el país, desde el conflicto armado por parte de los
grupos subversivos, los grupos paramilitares en el campo hasta los grupos de la ciudad. En
este lugar, cuenta con un gran abanico de salas de exposiciones de parte del conflicto armado,
donde se han desarrollado el conflicto y han dejado innumerables víctimas.
Este lugar brinda un cierto acompañamiento a las víctimas del conflicto, ayudándolos a
reconstruir su memoria ante un hecho histórico. En ellas y en sus distintas salas de
exposiciones se reconstruye el conflicto, exponiendo las crudezas de la guerra y como lo han
afrontado las distintas comunidades, es decir, el conflicto que ha tenido que vivir el negro, el
indígena, las mujeres y entre otro grupo que puedan albergar.
Además de esto, como parte de preservar la memoria, publican diferentes libros e
información para el público del común a mano de un grupo interdisciplinario que lo
conforman una amplia gama de periodistas, sociólogos, algunos historiadores y víctimas del
conflicto armado y sus comunidades. Esto por una parte, se acoge a la idea base del libro de
Ezequiel Ander Egg, con la idea de políticas culturales a nivel nacional y su coordinación
con los mismo procesos locales por parte de las comunidades, llevándolos a involucrarse.
Es por esto que podemos observar las tres ideas de la pregunta central, el tema de cómo se
involucran las humanidades o la carrera de historia con los temas de implementación de
políticas culturales, locales y los principios de interculturalidad y el respeto hacia los otro
ect.
Todos estos procesos de conformación e implementación, pueden llevar al historiador,
sociólogo, humanista o cualquier rama de las ciencias sociales y humanas a llevar nuevas
implementación metodológica, que puedan brindar soluciones de una manera más efectiva e
innovadora. Apuntar a nuevos métodos hace parte de la creatividad y de la mano a los nuevos
procesos contemporáneos que nos brinda la tecnología.
Por tal motivo, es necesario hacer un repaso de como la historia estuvo involucrada en
aspectos políticos tradicionales, su renovación a los diferentes campos subalternos de hacer
la historia, su nueva implicación y los aportes que pueden ayudar a políticas, teniendo en
cuenta a los diferentes grupos y sus necesidades, buscando así el bien óptimo para cada
comunidad.

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