El ambiente naturalmente regula el equilibrio termodinámico de un sistema. Si por algún
tipo de alteración se alejara de dicho equilibrio se produce un aumento de la entropía y una disminución de su estabilidad ya que se reducirá la energía dentro de los límites del sistema para que este no pierda su estructura (Giampietro et al. 1992; Ferraro, 2014). En términos estructurales, los cambios producidos ponen de manifiesto una disminución de la estructura física, de la frecuencia y de la información que se incorpora al sistema (Jorgensen y Fath 2004). Si bien la acción antrópica produce este tipo de desequilibrios por un lado, por otro, el hombre realiza importantes aportes de energía asegurando el funcionamiento del sistema como si no hubiese existido la perturbación. Si el sistema en cuestión es un sistema agrícola, de este modo se asegurará la producción de biomasa cosechable (Giampietro et al. 1992, Tilman 1999). Es por esto que se puede entender a la agricultura como una actividad que en definitiva organiza el sistema biológico para poder mantener su estructura y funcionalidad en el tiempo (Odum, 1989; Giampietro et al., 1992; Jorgensen and Nielsen, 1996; Ferraro, 2014). Sin embargo la energía puede presentar diferentes calidades aceptándose como medida de la calidad su capacidad para producir trabajo. La exergía es justamente un parámetro que mide la calidad de la energía y puede emplearse para analizar la eficiencia energética de un proceso con la ventaja que sólo se requiere conocer los estados inicial y final sin importar el recorrido. Con un análisis de exergía se pueden comparar diferentes alternativas para comprobar cuál tiene mayor rendimiento energético (Ferraro, 2014). Un sistema agrícola tiene varias fuentes de entrada de exergía (energía útil) entre los que se pueden mencionar la energía solar, los recursos ambientales y los insumos aportados para el proceso productivo. La eficiencia y correcto funcionamiento del sistema estaría dada por la canalización de la exergía pero las ineficiencias de manejo de los sistemas agroecológicos producen una disminución en la calidad de los procesos afectando directamente la estabilidad del sistema produciendo la degradación del mismo (Ferraro, 2014). El uso del concepto de exergía ha permitido verificar la eficiencia de los procesos tecnológicos relacionándolo con otro concepto debido a David Scienceman (1986) conocido como emergía y que es la energía útil o exergía de un determinado tipo que se ha usado directa o indirectamente en las transformaciones necesarias para generar un producto o servicio. Para expresar la magnitud de emergía sobre una base común, la clase de energía usada como referencia es la energía solar y la cuantificación se realiza en emjoules solares (sej) lo que permite una más fácil y significativa comparación de los flujos y las variables de estado dentro y entre sistemas (Ferraro, 2014). El enfoque emergético permite establecer el balance entre la entrada y salida de materia, energía y capital en un agroecosistema a través de una moneda común, el emjoule solar, siendo este un concepto netamente físico que permite vincularlos (Ferraro, 2014). Si bien su cálculo es complejo, la International Society for the Advancement of Emergy Research se reúne cada 2 años en la Universidad de Florida a fin de discutir avances y aplicaciones. Parámetros de la sustentabilidad Para lograr avances en el estudio de la sustentabilidad se impone la determinación de parámetros empíricos que permitan realizar mediciones concretas para estudiar los impactos antrópicos sobre los agroecosistemas. Según Ferraro (2014) es importante establecer las características deseables para que un índice sea sólido entre las que se pueden mencionar: a. las funciones y las reglas a usar en su desarrollo sean formalizaciones de criterios, b. se basen en la información científica disponible, c. se establezca de esta manera un escenario con un mejor grado certidumbre y, d. que se evalúe el grado de su cumplimiento de manera objetiva. e. que evalúe el impacto de la toxicidad de los agroquímicos sobre grupos de organismos de los ecosistemas agrícolas f. que refleje la multiplicidad de efectos de los agroquímicos sobre el funcionamiento del sistema