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FOJA: 964 .

NOMENCLATURA : 1. [40]Sentencia
JUZGADO : 30º Juzgado Civil de Santiago
CAUSA ROL : C-13603-2007
CARATULADO : DIAZ PAREDES MARIA /HIOSPITAL

Santiago, diecis éis de Agosto de dos mil diecis éis

A fojas 963, estese a lo que se resolverá.


VISTOS:
A fojas 6, corregida a fojas 93, 113, 114 y 141 comparecen doña
María Inés Díaz Paredes, dueña de casa; doña Javiera Paz
Berroeta Díaz, estudiante; don Luis Alberto Berroeta Díaz,
estudiante; y don Harnaldo Patricio Berroeta Díaz, estudiante, todos
domiciliados en Avenida Alonso de Córdova N° 5079, departamento
183, Las Condes, quienes deducen demanda de indemnización de
perjuicios en contra del Hospital Clínico de la Universidad de Chile
Doctor José Joaquín Aguirre, persona jurídica representada por el
Rector de la Universidad de Chile don Víctor Pérez Vera, ingeniero
civil industrial, domiciliado en Avenida Libertador Bernardo O’Higgins
N° 1058, y también representado por el Director del Hospital Clínico de
la Universidad de Chile Doctor José Joaquín Aguirre, don José
Salvador Alejandro Amat Vidal, médico cirujano, domiciliado en Santos
Dumont N° 999, Independencia; y en contra de don Armando
Cortínez Castro, médico cirujano, domiciliado en Santos Dumont
N°999, Independencia.
Señalan que el día 4 de marzo de 2007, aproximadamente a las
9:00 horas, llegó doña María Victoria Berroeta Díaz de urgencia al
Hospital Clínico de la Universidad de Chile, presentando molestias en
la pierna derecha, específicamente en la ingle, siendo atendida por el
doctor Miranda.
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Agregan que la paciente llevaba sus antecedentes de quiste


ovárico de hace un año.
Indican que el diagnóstico de la paciente fue que su ovario
izquierdo podría estar torcido y provocar dolor reflejo en la pierna
derecha, por lo que se solicitó ecografía transrectal y se le recetó
tomar antiinflamatorios.
Exponen que el examen fue realizado el día 5 de marzo de 2007
a las 8:30 horas por el doctor Nelson Burgos, quien le pidió a María
Victoria que se presentara el día jueves 8 de marzo, con el ginecólogo
don Armando Cortínez.
Manifiestan que María Victoria asistió a la cita el día 8 de marzo
a las 8:30 horas acompañada por su padre don Patricio Berroeta y su
hermano Harnaldo Berroeta, llevando el examen transrectal y una
ecografía abdominal realizada en el Hospital Militar en noviembre del
año 2006. Agregan que María Victoria llegó “en estado de salud
normal, sintiendo solo molestia de su pierna derecha”.
Indican que luego de una conversación con el doctor Cortínez,
señala este último que María Victoria debía quedar hospitalizada para
efectuar la cirugía al quiste ovárico.
Afirman que se omitieron procedimientos importantes en la
praxis médica, dado que no se le practicó anamnesis pre-operatorio,
ya que el médico en ningún momento indaga sobre el estado de salud
en que se encuentra la paciente.
Refieren que, pese a no habérsele efectuado el examen de
anamnesis preoperatorio, se practicaron algunos exámenes cuyos
resultados evidenciaban un riesgo de efectuar una intervención
quirúrgica.
Agregan que se tomó el hemograma a las 10:19 y el tiempo de
protrombina, mostrando una alteración en un hematocrito de 33,1; un
leucocito de 45.700; plaquetas de 62.600 y protrombina actividad
62.000, antecedentes que no permitían realizar la intervención
quirúrgica que en la práctica se efectuó, sino que se debía esperar
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hasta su estabilización.
Señalan que el día 8 de marzo del año 2007 por la tarde,
visitaron a María Victoria, constatando una palidez extrema, lo cual les
llamo la atención, pidiéndole explicaciones al doctor Cortínez, quien
señaló que todo era “producto de la cirugía”.
Indican que en ningún momento los alertó de que algo andaba
mal o que había sangrado más de la cuenta, ocultando el nefasto
resultado de la operación, e infringiendo el derecho a la información
que tiene todo paciente o el derecho de informar a los padres
tratándose de un menor de edad.
Refieren que el día 10 de marzo de 2007 a las 15:30 horas
recibieron un llamado de urgencia del hospital indicando que María
Victoria se había agravado. El doctor de turno –continúa- les informó
que ella había ingresado con las plaquetas bajas y que presentaba
una anemia severa, que su grupo de sangre era RH negativo y que
debían buscar donantes para las siguientes horas.
Agregan que le señalaron que el equipo médico pensaba volver
a intervenirla pero en esas condiciones era muy riesgoso,
explicándoles con el objeto de justificar la posible desgracia, que María
Victoria tenía leucemia mieloide, cuando dicha patología jamás la tuvo,
según su historia clínica.
Exponen que el día 11 de marzo de 2007 comenzaron con la
transfusión de sangre y plaquetas, pese a lo cual María Victoria siguió
agravándose con temperatura alta y suministro de oxígeno debido a
una insuficiencia pulmonar, “existiendo contradicciones ya que en un
principio nos hablan de anemia severa”.
Indican que ella fue trasladada a la Unidad de Cuidados
Intensivos (UCI) el día 13 de marzo de 2007 a las 03:00 horas,
agravándose cada vez más y aumentando la capacidad de ventilador.
Refieren que el día 15 de marzo ella entró en estado de extrema
gravedad, se le realiza un TAC de cerebro con resultados de focos
hemorrágicos además de sagrado digestivo, informándoles su pronto
fallecimiento.
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Manifiestan que “hasta el día de hoy no se sabe el por qué se


decide operar con esos exámenes que a todas luces demuestran que
no debía operarse; por qué no le pusieron sangre de inmediato viendo
el hematocrito y su palidez; por qué duró 3 horas y 30 minutos la
cirugía; por qué el doctor Cortínez ocultó información y cuando ya era
un hecho el deceso recién ahí decide informar a la familia. Por último,
por qué tratan de justificarse argumentando con que la paciente tenía
leucemia mieloide; por qué los médicos hablan de que un virus la
atacó? por qué señalan que le dio neumonía. Finalmente, por qué se
operó si estaban mal sus defensas?”, preguntándose finalmente el por
qué los médicos no se ponen de acuerdo en dar una respuesta a la
causa del fallecimiento de María Victoria.
Expresan que todo lo expuesto se tradujo en inmensos
sufrimientos para la familia, quienes no logran encontrar una respuesta
a lo sucedido. Los daños sufridos, continúan, serían producto del
actuar negligente del personal médico, cuestión que generó una
responsabilidad civil extracontractual a la que estaría sujeto el
señalado personal.
Citan los artículos 2314, 2316 y 2317 del Código Civil, señalando
que los hechos que padecieron se tradujeron en daños material y
moral irreparables, por lo que deben ser indemnizados.
Refiere normas constitucionales y jurisprudencia en apoyo de la
doctrina que hace aplicable el estatuto de responsabilidad por daño
moral.
Solicitan los siguientes daños:
- Daño emergente: a) $8.500.000.- por gastos médicos de
hospitalización y operación de María Victoria Barroeta Díaz, según
desglose de informe de exámenes, honorarios y servicios médicos
emitido por el Hospital Clínico de la Universidad de Chile e
Instituciones de Salud; y, b) $937.000 por concepto de expensas
fúnebres.
-Daño moral, que corresponde a los intensos padecimientos que
debió enfrentar María Victoria a causa del grave descuido y las
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negligentes actuaciones de los demandados, el dolor físico causado,


la presión psicológica por la pérdida de un ser querido la impotencia
de pagar injustamente por la muerte una suma ascendente a
$8.500.000.-, lo que ocasionó un complejo cuadro de sufrimiento,
frustración, depresión y angustia, que ha deteriorado progresivamente
la salud de la familia, debiendo iniciar tratamientos psicológicos para
superar la muerte de María Victoria Berroeta Díaz.
Advierten que en razón de lo expuesto, el daño moral que
padeció María Victoria Berroeta Díaz, hoy fallecida y que padece
actualmente su madre y sus hermanos no se satisface con una suma
inferior a los 140 millones por cada hermano y madre, que lo cifra en
un total de $700.000.000.-., habida consideración que la víctima tenía
apenas los 17 años de edad cumplidos, que siempre había gozado de
excelente salud, el nivel socioeconómico y grado cultural de la familia,
más las perspectivas de desarrollo personal y social que se vieron
brutalmente truncadas con el fallecimiento de María Victoria.
En cuanto a su fundamentación jurídica, cita los artículos 2314,
2317, 2329 y 2319 del Código Civil, haciendo especial mención al
artículo 2320 del citado texto que prescribe en su inciso primero que
“Toda persona es responsable no solo de sus propias acciones, sino
del hecho de aquellos que estuvieren a su cuidado”.
En síntesis, solicita condenar a los demandados solidariamente
al pago de una indemnización de perjuicios por una suma ascendente
a $709.447.940, correspondientes a daños emergentes y morales,
antes detallados, o la suma que el Tribunal determine conforme al
mérito del proceso, más reajuste conforme a la variación del Índice de
Precios al Consumidor, desde la fecha de presentación de la
demanda hasta el pago efectivo, más intereses y costas.
CONTESTACIÓN DEL DEMANDADO DON ARMANDO
CORTINEZ CASTRO.
A fojas 230 don Armando Cortínez Castro contestó la demanda
solicitando su rechazo, con costas.
Señala que es médico cirujano especialista en ginecología y
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obstetricia y que el día 8 de marzo de 2007 se encontraba de turno en


el Policlínico del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital
Clínico de la Universidad de Chile.
Agrega que aproximadamente a las 9:30 de ese día le tocó
evaluar a la menor de 17 años, María Victoria Berroeta, quien
concurrió en compañía de su padre.
Indica que en aquella ocasión le realizó una completa anamnesis
o entrevista dirigida con el fin de determinar sus antecedentes y motivo
de consulta, constatando que se trataba de una paciente con historia
de ser portadora de un tumor ovárico izquierdo diagnosticado por
ecografía hacía ya un año y con dolor persistente en el último mes
que, según sus dichos, habría aumentado durante la última semana.
Además –continúa- existía una consulta en urgencia de
maternidad en el Hospital el día domingo 4 de marzo del mismo año
por dolor.
Manifiesta que realizó un examen físico constatando dolor
abdominal con resistencia muscular, sin signos de irritación peritoneal
y evaluó una ecografía transrectal que demostraba una imagen anexial
derecha compatible con un quiste dermoide de 8x7 centímetros.
Refiere que considerando la ecografía, los hallazgos del examen
físico, asociado a la historia de dolor mantenido hizo un diagnóstico
presuntivo de “Quiste ovárico complicado”, el cual como lo establece la
especialidad, tiene indicación quirúrgica de urgencia, toda vez que el
dilatar la intervención, trae aparejada una serie de complicaciones
como infección, torsión, pérdida del ovario, hemorragia interna e
incluso riesgo de muerte para la paciente.
Todo esto fue informado –agrega- a la paciente y a su padre,
firmando este último él respectivo consentimiento informado para
realizar la intervención.
Señala que la cirugía se efectuó en tiempo normal, y que él
participó como primer cirujano; como ayudante la doctora Catalina
Hitschfeld; segunda ayudante la doctora Carolina González y
anestesista el doctor Cerda. Durante el procedimiento –continúa-
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se constató un ovario izquierdo quístico con signo de complicación,


(trompa izquierda seccionada espontáneamente y con adherencias), y
la presencia de varios quistes de tipo “dermoides”, los que se
extrajeron y fueron enviados a biopsia.
Indica que dado los hallazgos se realizó una anexectomía o
extirpación de ovario y trompa izquierda. El ovario derecho –prosigue-
contaba con tres quistes dermoides de dos centímetros de diámetro y
la presencia de un cuerpo lúteo, que fue extirpado, conservando su
funcionalidad.
Argumenta que la cirugía se completó sin incidentes ni
complicaciones y la paciente ingresó a recuperación en buenas
condiciones.
Advierte que los exámenes de sangre que solicitó, finalmente
dieron cuenta de un hemograma con aumento de leucocitos por lo que
se solicitó interconsulta a hematólogo.
Manifiesta que al día siguiente la paciente evolucionó con una
rápida recuperación y fue trasladada a la sala de ginecología en
buenas condiciones.
Refiere que en la madrugada del 10 de marzo la paciente presentó
una palidez marcada sin baja de presión arterial y se le realizó una
ecografía abdominal, sin registrar sangrado. En estas condiciones –
continúa- el residente de medicina planteó un diagnóstico probable de
Leucemia Linfática Aguda, es decir, cáncer a la sangre y se indicó
transfusión de glóbulos rojos y plaquetas.
Señala que ese mismo día la evaluó y constató una presión
arterial estable y ausencia de signos abdominales de complicación y
que el TAC obtenido ese día no demostró aumento de líquido libre
intraabdominal, descartándose una hemorragia.
Indica que los días siguientes la paciente presentó un
compromiso respiratorio que se fue agravando y requirió manejo por
un equipo interdisciplinario, presentando una falla orgánica múltiple
que la llevó a su fallecimiento el día 15 de marzo de 2007.
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En este contexto manifiesta que la imputación hecha por la


demandante, consistente en no haber examinado a la paciente y haber
indicado su intervención pese a los resultados de los exámenes de
hemograma, es improcedente.
Refiere que llevó a efecto la evaluación de acuerdo a las normas
y protocolos de la especialidad, cumpliendo con la llamada buena
práctica médica o lex artis y que concretamente evaluó a la paciente,
procediendo a efectuar un completo examen físico, revisó los
antecedentes aportados y realizó una completa anamnesis o
entrevista dirigida a recabar las posibles patologías y motivo de la
consulta.
Expone que se planteó un diagnóstico presuntivo que fue
confirmado luego en la intervención que es de urgencia y que requiere
una rápida resolución, toda vez que de lo contrario pueden aparejarse
múltiples complicaciones.
Señala que no es efectivo que teniendo los resultados de los
exámenes de hemograma haya considerado intervenir a la paciente,
sino que debió actuarse de forma inmediata, toda vez que al tratarse
de una urgencia no podían esperar sus resultados. De todas formas,
continúa, una vez obtenidos, se tomaron todas las acciones médicas
tendientes a controlar y tratar a la paciente.
Afirma que aun habiendo tenido los exámenes a la vista, la
paciente igualmente se habría intervenido, toda vez que el cuadro
ginecológico era de carácter de urgencia, siendo prioritario por sobre
otros antecedentes.
Sostiene que no existía sospecha de que la paciente hubiere
tenido alguna alteración, como Leucemia Linfática Aguda u otra
patología, toda vez que era una mujer joven, sana, que no presentaba
ninguno de los síntomas propios de dicha enfermedad, factores que
apoyaron las acciones tendientes a preservar los ovarios, fertilidad y,
en definitiva, su vida.
Manifiesta que fue durante el curso de su hospitalización que se
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diagnosticó leucemia linfática aguda que tuvo una rápida evolución, la


cual tal como señalan los actores no se habría manifestado con
anterioridad.
Argumenta que hay ausencia de culpa ya que todo se realizó
conforme a las normas de la lex artis, es decir, lo que dicta la buena
práctica médica.
Indica que la lesión o daño no le es atribuible, más aún cuando el
procedimiento fue realizado con estricto apego a los protocolos
establecidos por la especialidad.
Con respecto al nexo de causalidad, manifiesta que el origen de
los daños sufridos por la paciente no son de su autoría, pues no son
derivados de una tardanza o negligencia.
En cuanto al daño emergente refiere que éste no es cierto,
concreto ni detallado, representando un enriquecimiento sin causa que
debe ser rechazado.
Señala que es improcedente la reparación por daño moral y, en
el evento que se estimare procedente, deberá ponderarse justa y
prudentemente, evitando un enriquecimiento injustificado del actor.
CONTESTACIÓN DE UNIVERSIDAD DE CHILE.
A fojas 240 la demandada Hospital Clínico de la Universidad de
Chile contesta la demanda, solicitando desde ya su total rechazo, con
costas.
Indica que la paciente doña María Berroeta Díaz ingresó al
Servicio de Emergencia de Maternidad del Hospital Clínico de la
Universidad de Chile el 4 de marzo de 2007, acompañada por sus
familiares, y que el 8 de marzo del mismo año reingresó para
realizarse una quistectomía de su ovario derecho, en base a un
diagnóstico efectuado en otro establecimiento de salud.
Manifiesta que en la segunda ocasión la paciente proporcionó los
exámenes médicos que daban cuenta de su estado de salud y que
hacían necesaria la señalada intervención, pero que ni ella ni sus
familiares aportaron antecedentes acerca del padecimiento de una
leucemia mieloide, no obstante haber concurrido a otros centros de
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salud para practicarse exámenes.


Concluye que la presencia de complicaciones derivados de la
patología no informada por la paciente, no son imputables al
nosocomio universitario ni al personal médico que intervino en los
hechos, toda vez que al tratarse de una atención de salud electiva y
programada, y al ser la segunda prestación por ella requerida, no se
contaba con antecedentes clínicos que permitiese colegir la existencia
de una leucemia mieloide.
Refiere que en aquellas condiciones y dado los síntomas de la
paciente no era posible prever que ella no podía ser operada, y que
los resultados de los exámenes tomados previo a la intervención, no
otorgaban una información concluyente en sentido contrario, a lo que
se debe agregar los crecientes dolores experimentados por su quiste
ovárico, que forzaba a una pronta intervención. No era posible –
continúa- en esa oportunidad ligar ese problema de salud con la
leucemia mieloide que posteriormente se detectó, enfermedad que la
paciente y su familia ignoraban de manera inexplicable.
Señala que después de realizada la intervención, la paciente
sufrió un shock séptico; hecho que motivó la toma de exámenes, un
hemograma, entre otros, que dio cuenta de una leucemia mieloide
aguda, derivando su estado de salud a un cuadro crítico, que pese a
los esfuerzos médicos, culminó con su fallecimiento.
Manifiesta que no obstante el desenlace fatal que tuvo la
atención de salud realizada por el Hospital Clínico de la Universidad
de Chile en este caso, derivado de eventos adversos no previsibles ni
imputables a un acto negligente, pues los datos clínicos aportados por
la propia paciente y su familia no permitían inferir la existencia de una
leucemia mieloide, ni tampoco la atención de salud por ella solicitada
permitía al equipo médico a cargo arribar a un diagnóstico previo a la
intervención quirúrgica antes citada.
Afirma que no se ha cometido un acto negligente o doloso
imputable a algún facultativo del Hospital Clínico de la Universidad de
Chile o algún integrante del equipo de enfermería y auxiliares
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coadyuvantes en la atención de salud realizada a la señorita Berroeta


Díaz.
Específica que el daño sufrido por los demandantes, no fue
consecuencia de una infracción a la lex artis, como tampoco
deficiencias operativas del Hospital, sino el efecto provocado por una
patología que, dada su gravedad y complejidad, debió ser conocida
por la paciente y su familia. Agrega que la paciente, antes del 4 de
marzo de 2007, no tenía historial clínico en el Hospital y los problemas
de salud que entonces motivaron su concurrencia a éste no guardaban
relación con la patología señalada.
Manifiesta que desencadenado el cuadro crítico ulterior a la
quistectomía, los facultativos intervinientes realizaron todos los
procedimientos que aconsejaba la técnica para revertir el estado de
gravedad que afectaba a la paciente, empleando los medios al
alcance.
Refiere que el shock séptico que sobrevino a la quistectomía fue
consecuencia de la leucemia mieloide que se detectó luego de esa
intervención, lo cual fue un evento adverso no previsible para los
médicos del hospital, por lo que no puede ser atribuible a su
negligencia o dolo.
Expresa que al faltar un elemento de suyo decisivo en materia de
responsabilidad extracontractual civil, cual es la culpa, no puede
aplicarse en la especie la norma del artículo 2329 del Código Civil,
luego, tampoco es admisible atribuir responsabilidad en este caso, sea
a los médicos intervinientes o a la Universidad de Chile-dependencia
Hospital Clínico, invocando el artículo 2320 del mismo Código.
Señala que tampoco es posible sostener la ocurrencia de una
falta de servicio, en razón de que a la paciente se le brindaron todas
las atenciones médicas que ameritaba el estado de salud por el que
ella acudió al Hospital y, además, el diagnóstico de aquella
enfermedad no fue requerido, sólo descubriéndose cuando la
intervención ya se había realizado, lo que explica que los protocolos
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médicos ejecutados antes y durante esa intervención no contemplaron


exámenes conducentes a diagnosticar una leucemia mieloide.
Expresa que de haberse contado con ese diagnóstico previo con
toda seguridad los facultativos del Hospital Clínico de la Universidad
de Chile que atendieron a dicha paciente habrían tomado las
providencias de rigor, conforme a la lex artis.
Indica que si sostienen una supuesta falta de servicio, ésta y su
determinación como causante del daño sufrido por la parte
demandante constituye una carga procesal para ella.
Sostiene que el Hospital Clínico de la Universidad de Chile, a
través del equipo de facultativos que atendió a la paciente señorita
Berroeta Díaz, realizó un servicio clínico de acuerdo a los protocolos
clínicos normales, con las condiciones quirúrgicas adecuadas y sobre
la base de la información que la paciente y su grupo familiar aportó.
Manifiesta que si un daño no es atribuible a malicia o negligencia
de otro, o a la falta de servicio del Estado o de sus organismos, no
puede ser indemnizable sin incurrir en ultra petita.
Refiere que respecto del daño emergente se debe probar su
ocurrencia y monto de los perjuicios acreditados, y que se debe
indemnizar sólo los daños previsibles o directos.
Con respecto al daño moral –finaliza- aparte de ser
improcedente por lo ya señalado, el monto reclamado denota sólo una
intención de lucro.
REPLICA DE LA CONTESTACIÓN DEL DEMANDADO
CORTINEZ CASTRO.
A fojas 271 el demandante replica la contestación del
demandado don Armando Cortínez Castro.
Relata que María Victoria se presentó el día domingo 4 de marzo
del año 2007, entre las 8:30 y 9:00 horas al Hospital Clínico de la
Universidad de Chile, ya que presentaba molestias y dolor en la pierna
derecha específicamente en ingle, siendo atendida por el doctor de
turno de apellido Miranda.
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Agrega que el día lunes 5 de marzo del año 2007, María Victoria
que poseía antecedentes de quiste ovárico hace un año, concurrió
nuevamente al Hospital Clínico de la Universidad de Chile, se realizó
ecografía transrectal y se le recetó tomar antiinflamatorios. Específica
que el doctor Nelson Burgos le practicó el examen y le habría pedido
que se presente el día jueves 8 de marzo de 2007 con el ginecólogo
don Armando Cortínez.
Relata que se presentó el día junto a su padre y su hermano,
practicándole anamnesis actual a las 9:50, detallando la ficha clínica
que la paciente se encontraba lúcida, orientada, normotensa, afebril y
pulso normal, piel y mucosas rosadas, sin adenopatías (o ganglios
palpables), sin congestión faringeas y auscultación pulmonar sin
ruidos agregados.
Manifiesta que examinada por el doctor Cortínez a las 9:30
horas, le diagnostico “Quiste ovárico complicado”, solicitando
exámenes preoperatorios los que fueron practicados rápidamente a
las 10:19 horas. Añade que faltó comunicación del doctor Cortínez
con el personal del laboratorio del hospital, quien no informó los
resultados de los exámenes para ingresar a pabellón a la paciente.
Posteriormente, continúa, a las 11:45 ingresó a pabellón la
paciente, estando los resultados de los exámenes obtenidos a las
11:50 que arrojan anemia, plaquetas bajísimas, leucocitos elevados
que son indiciarios de leucemia o infección grave.
Enfatiza que la anamnesis realizada y la prontitud con que se
obtienen los resultados de los exámenes por parte del Laboratorio
Central del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, el demandado
estaba en condiciones de conocer los resultados de los exámenes y
no lo hizo, amparando su defensa en una urgencia, que conforme a la
anamnesis se puede apreciar no es de tal naturaleza, dado que la
paciente no se moría si esperaban los resultados de los exámenes, los
que se obtuvieron el mismo día a las 11:50 horas, siendo ingresada la
paciente a ser intervenida a las 11:45 horas, sin tener a la vista los
exámenes, de los que recién se enteran y consignan en la ficha a las
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17:30 horas.
Añaden que el demandado debió comunicarse con el laboratorio
del hospital, lo que no sucedió. Expresan que tampoco se explican que
el demandado no haya informado al Laboratorio que la paciente seria
operada y, en caso de haberlo hecho, no se explica tampoco por qué
el personal del laboratorio no se comunicó con el demandado.
Afirma que conforme a la negligente falta de comunicación entre
los profesionales que participaron en las prestaciones de salud a
María Victoria, el doctor Cortínez Castro opera sin los resultados de
los exámenes, queda en evidencia la desidia con que se llevó a cabo
el procedimiento.
Agregan que si al menos se hubiese preocupado, coordinado las
gestiones hubiese derivado inmediatamente a la paciente a un
hematólogo.
Concluye que la consecuencia de operar en las condiciones
descritas, lo natural y obvio es que se genere un shock séptico y fue lo
que efectivamente sucedió.
Expone que el demandado y su equipo médico fue negligente ya
que los padecimientos que sufrió la paciente fallecida, eran previsibles
y evitables, dado que estaba en manos del demandado Armando
Cortínez verificar con todos los profesionales y, en especial, con el
laboratorio del hospital, las condiciones de la misma antes de ser
operada o inmediatamente después.
Indica que es imposible con los antecedentes clínicos invocados
que la operación haya sido efectuada sin incidentes, ni complicaciones
y la paciente haya ingresado a recuperación en buenas condiciones,
como señala el demandado. Por el contrario, continúa, en la operación
que debió durar cuarenta minutos se prolongó por dos horas y media,
la paciente presentó hemorragias lo que debilitó su estado general,
porque su tiempo de protombina no era el adecuado para una cirugía.
Agrega que ante esta pérdida de sangre no hicieron transfusión
sanguínea inmediata, porque no habían adoptados los resguardos
necesarios para realizarla ya que el grupo de sangre de la paciente
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era RH negativo que solo el 20% posee.


Señala que si se opera a una persona con leucocitos elevados a
45.000 mm3 es indiciario de leucemia mieloide, cuyo diagnóstico debe
ser confirmado con muestras de médula ósea, lo que no constaría en
la ficha clínica.
Afirma que fue el demandado quien provocó la falla orgánica
múltiple que activó a su punto máximo la leucemia mieloide, porque no
vio los exámenes preoperatorios, no derivó a la paciente a un
hematólogo de inmediato, no realizó transfusión sanguínea, lo que
demostraría la relación de causalidad, previsibilidad y que el daño se
podía evitar.
Manifiesta que los hechos ocurridos costaron una ruptura
familiar, un daño económico y moral de proporciones, la familia se
desintegró, ya que se culpa al padre de no requerir todos los
antecedentes médicos y no exigir al demandado que preparara a su
hija para ser operada, lo que habría ocasionado el divorcio del
matrimonio Berroeta Díaz, transformando a una familia tradicional en
una familia disfuncional, lo que evidenciaría un grave daño moral en
los demandados.
Agrega que la hija menor tuvo un tratamiento psicológico
producto de la muerte de su hermana, y reprobó primero medio
producto de todo el trastorno que originó su muerte. Por su parte,
continua, su hermano Luis reprobó ramos en la universidad, no
titulándose hasta el día de hoy, y el hermano mayor Harnaldo
abandonó el hogar común.
Indica que detallar los niveles de stress, angustia, sufrimiento,
miedos que conlleva la muerte de un hijo, sumada a la desintegración
de una familia, no puede recibir el trato efectuado en la contestación
de la demanda de querer lucrar con la indemnización solicitada, ya
que no se trata de personas que vean en esta acción la oportunidad
de poder mejorar su nivel de vida, sino que buscan justicia.
Señala que producto de la muerte de su hija, la madre sufrió una
disfunción de la articulación temporomandibular, que le ocasiona dolor
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de oídos, cuello y espalda, motivo por el cual está en tratamiento


ortopédico de plano de ajustes, patología que obedece a factores
psicológicos y de stress. Además –agrega- tuvo desequilibrios
hormonales, ansiedad, angustia, trastorno psicológico, frustración, sus
pechos se hincharon y a partir de septiembre de 2009 se le produjo un
bruxismo que habría derivado en una deformación maxilofacial.
Afirma que todo lo relatado evidencia y prueba un fuerte daño
moral, producto del accionar negligente del personal médico del
hospital clínico de la Universidad de Chile, que operó a María Victoria
causándole la muerte, más aún si a la fecha el doctor que presidía el
equipo médico, el demandado señor Cortínez, no dio explicaciones,
rehusándose a conversar con los familiares, vulnerando así el derecho
que tienen los pacientes y familiares a la información que está
consagrado en el correcto proceder que implica la lex artis médica,
más aún en caso de muerte.
Sostiene que a tal punto llego la impotencia de la demandante,
que debió adquirir un bono de atención para ir a la consulta del doctor
Cortínez a requerir la información necesaria para entender el deceso
de su hija. Relata que fue recibida con una sonrisa del doctor,
señalándole que no le entregaría información al respecto y que
exigiera la devolución del dinero de su consulta. Todo lo anterior –
finaliza- vulneró el derecho a información.
Agrega que el Hospital le negó la entrega de la copia completa
de la ficha clínica, con exámenes y hojas de enfermería, manifestando
que esta falta de información para llevar adelante la acción y el
ocultamiento de lo sucedido, provocó un daño moral enorme
manifestado en la angustia, impotencia y dolor adicional al que
provocó la muerte de María Victoria.
Señala que todos los integrantes de la familia tienen depresión,
han participado en talleres de ayuda psicológica, mientras que Javiera
y Luis están sufriendo de alcoholismo y tuvieron repitencia
universitaria, y la hermana menor, Paulina, repitió su curso de primero
medio.
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En el segundo otrosí de la presentación y, en razón de tener


ahora claro el monto preciso de los costos de los servicios del Hospital
demandado, viene en señalar la suma en la cifra de $8.215.718.- para
efectos de determinar la indemnización.
REPLICA DE LA CONTESTACIÓN DEL DEMANDADO
HOSPITAL CLÍNICO DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE.
A fojas 294 la parte demandante replica la contestación de la
demandada Hospital Clínico de la Universidad de Chile.
Señala que es efectivo que la paciente ingresó al Servicio de
Urgencia de Maternidad del Hospital Clínico de la Universidad de
Chile, el 4 de marzo de 2007 por una molestia en su ovario derecho.
En esa ocasión –continúa- el doctor Miranda, quien se encontraba de
turno, le solicitó que se realizara una ecografía transrectal y recetó
antiinflamatorios, derivándola al doctor Burgos, quien el 5 de marzo de
2007 le realizó la señalada ecografía, recetándole antiinflamatorios e
indicándole que tomara hora para el 8 de marzo de 2007.
Manifiesta que la paciente llegó el 8 de marzo con un diagnóstico
practicado en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile, lo que
constaría en la ficha clínica, acompañada de su padre, Patricio
Berroeta Narváez y su hermano mayor Harnaldo Berroeta Díaz con el
objeto de ser atendida por el doctor Cortínez, quien decidió de manera
intempestiva y sin preparación previa que la paciente debía ser
intervenida.
Refiere que la orden de intervenir a la paciente se originó en el
Hospital Clínico de la Universidad de Chile y no por derivación, como
lo habría señalado el demandado. Agrega que a fojas 65 del
expediente, se encuentra la Resolución Exenta N° 1452 de 4 de mayo
de 2007 del Consejo de Defensa del Estado, la cual expresa: “Que la
paciente no fue derivada al Hospital reclamado por algún servicio de
salud en virtud de un convenio, de modo tal que no actuó como
integrante de la red asistencial de alguno de dichos servicios”, motivo
por el cual se declaró inadmisible el reclamo de mediación.
YOJPFAMVX

En consecuencia –sostiene- sería falso lo señalado por el


demandado, ya que a la paciente no se le practicó una quistectomía
en base a un diagnóstico realizado en otro establecimiento de salud,
como pretendería confundir el demandado, sino que concurrió por su
molestia en el ovario, y fueron los médicos quienes decidieron operarla
en base a la ecografía transrectal practicada el 5 de marzo de 2007 en
el mismo Hospital.
Afirma que los exámenes preliminares aportaron varios
antecedentes para abstenerse de operar y que el equipo médico
prescindió de toda información.
Señala que la paciente proporcionó los antecedentes médicos
que daban cuenta de una buena salud, pero basado en exámenes que
databan de hacía un año y al no estar ellos vigentes, conforme lo
prescribe la lex artis, el 5 de marzo se realizó la ecografía transrectal,
se le recetaron antiinflamatorios y el doctor Burgos le indicó que debía
presentarse el 8 de marzo en el Hospital. Ese día –agrega- la paciente
llegó caminando a las 8:30 horas y, aproximadamente, a las 9:30
horas fue examinada por el doctor Cortínez, quien decidió operarla y a
las 10:19 ordena exámenes de sangre pre-operatorios que todo
protocolo de cirugía aconseja tener a la vista antes de intervenir a un
paciente, cuestión que no se hizo.
Sostiene que cuando el doctor Cortínez comunicó esa decisión al
padre y hermano de la paciente, éste preguntó cuánto duraría la
operación y la respuesta fue no más de 40 minutos, por ser una
operación sencilla que no corría ningún riesgo, pero que prefería
hacerla rápidamente para evitar complicaciones, ingresándola a
pabellón a las 11:45 horas.
Se cuestiona el demandante si el Laboratorio Central del
Hospital tenía los resultados de los exámenes pre-operatorios a las
11:50 horas, por qué el médico no esperó 5 minutos, conforme al
protocolo respectivo, que le permitiera tener a la vista los exámenes
de sangre, máxime cuando la paciente no corría riesgo vital. Es más –
agrega- la paciente llegó caminando al Hospital, fue examinada por el
YOJPFAMVX

médico y se tomaron las muestras de sangre, cuyos resultados ya los


tenía el Laboratorio cuando ella estaba ingresando al pabellón.
Concluye que si el médico Cortínez y todo el equipo médico hubiesen
tenido a la vista los resultados de los exámenes, se habrían abstenido
de operar en tanto no se presentara un hematólogo y preparara a la
paciente para intervenirla.
A continuación detalla los resultados de los siguientes
exámenes: alteración de hematocrito, leucocito, plaquetas y tiempo de
protrombina.
Señala que si bien los exámenes estuvieron disponibles desde
las 11:50 horas, recién fueron incluidos en la ficha clínica seis horas
después de la operación, es decir, a las 17:30 horas.
Manifiesta que conforme a los resultados de los exámenes se
tornó urgente estabilizar a la paciente y, en consecuencia, el
demandado debió comunicarse con el laboratorio del hospital,
habiendo contabilizado a diez profesionales que estaban para apoyar
la cirugía, y nadie hizo nada, existiendo teléfonos, estafetas y otros
medios para informarse, lo que a todas luces no habría sucedido.
Agrega que no se explica por qué el doctor Cortínez no informó
al Laboratorio que la paciente sería operada y, si es que lo informó, no
se explica por qué el personal del laboratorio no se comunicó con el
médico.
Concluye que si se opera a una persona con leucocitos elevados
a 45.000 mm3, cifra indiciaria de leucemia mieloide (cuyo diagnóstico
debe ser confirmado con muestras de médula ósea), activa las células
cancerígenas provocando un shock séptico, falla orgánica múltiple y la
muerte. En consecuencia –agrega- fue el demandado y el personal del
hospital que estuvo a su cargo, quienes provocaron la falla orgánica
múltiple que activó a su punto máximo la leucemia mieloide, por no
haber visto los exámenes preoperatorios, ni derivar de inmediato a la
paciente a un hematólogo, ni realizar transfusión sanguínea, todo lo
cual demuestra la relación de causalidad, previsibilidad y el daño que
se podía evitar.
YOJPFAMVX

Detalla el contenido de la ficha clínica N° 17259209 de 8 de


marzo de 2007, 09:50 horas, y replica que quien tiene la obligación de
determinar los padecimientos al momento de practicar los exámenes
pre-operatorios y derivar al paciente inmediatamente a la especialidad
es precisamente el equipo médico, equipo que si bien ordenó practicar
los exámenes de rigor, y que pese a que los exámenes preliminares
aportaron varios antecedentes para abstenerse de operar, prescindió
de toda información. Afirma que de haber actuado conforme a la lex
artis, esto es verificando todos los exámenes antes de operar, se
hubiese evitado la muerte de María Victoria.
Explica que no existe controversia en cuanto no haber
suministrado de manera verbal información de la patología leucemia
mieloide de la paciente, pero sí existe controversia en cuanto estuvo
en las manos del equipo médico tener a la vista los exámenes pre-
operatorios antes de operar, ya que María Victoria no llegó de
urgencia y sí existía tiempo para esperar los resultados de los
exámenes, por lo tanto debió abstenerse de operar, esperar o
consultar los exámenes y conforme a su resultado, haber estabilizado
a la paciente y haberla derivado inmediatamente a un hematólogo
para preparar en buenas condiciones la operación.
Refiere que con los exámenes pre-operatorios solicitados a las
10:19 horas del día 8 de marzo de 2007, que no se tuvieron a la vista,
sí era previsible y evitable todo lo ocurrido, ya que la finalidad de
dichos exámenes es verificar antes de la operación si la paciente esta
apta para ser intervenida quirúrgicamente, y la existencia de focos
infecciosos o leucemia y/u otras alteraciones que prohíben operar.
Señala que el mismo día de la operación en la tarde (8 de marzo
de 2007), sus padres y hermanos visitaron a la paciente, constando
una palidez extrema, y llamaron al doctor Cortínez, quien, ante ese
hecho, sostuvo que era normal, que la paciente se había operado en
óptimas condiciones, escondiendo información de los exámenes.
Manifiesta que debió haberse derivado inmediatamente a la
paciente a un hematólogo luego de que el Laboratorio Central del
YOJPFAMVX

Hospital obtuvo los resultados de los exámenes, esto es, a las 11:50
horas. Sin embargo –agrega-, cuando se determinaron los resultados
por el laboratorio, la paciente estaba siendo ingresada a pabellón y
sólo cinco horas después de la operación (17:50 horas), recién los
médicos se enteraron de los resultados.
Señala que con los resultados de aquellos exámenes pre-
operatorios se debió derivar inmediatamente a la paciente a
hematólogo, pero que por su negligencia no detectaron sus
complicaciones y esperaron a que le diera un shock séptico para la
derivación a dicha especialidad.
Expresa el demandado que la indicación de interconsulta con un
hematólogo se hizo cuando llegó el análisis de sangre, a las seis horas
después de operada la paciente, y según se pudo constatar en la ficha
clínica transcurrirían más de 48 horas sin ser vista por el especialista.
Manifiesta que con los resultados de los exámenes practicados
antes de la operación, los eventos adversos eran previsibles y la
muerte de la paciente dice directa relación con un actuar negligente
del personal médico, doctor Armando Cortínez Castro, quien tomó la
decisión de ingresar a pabellón a María Victoria sin los resultados de
los exámenes o sin considerarlos.
Reitera que si el equipo médico hubiese esperado el resultado
de los exámenes pre-operatorios, dando respeto a la lex artis, se
habría dado cuenta de que la paciente presentaba un cuadro clínico
de una anemia importante, problemas de coagulación sanguínea,
focos infecciosos y otras alteraciones indiciarias de leucemia mieloide,
pero, sin embargo, la operan a ciegas, sin exámenes a la vista y tan
solo cuando advierten el error de haberla operado sin los exámenes
pre-operatorios, ordenan la práctica de los mismos exámenes, siendo
lo más grave que solo cuando la paciente realiza un shock séptico,
según los propios dichos del demandado, la paciente es derivada a un
hematólogo.
En cuanto a la defensa del demandado relativo a que no se ha
cometido un acto negligente o doloso imputable a algún facultativo del
YOJPFAMVX

Hospital Clínico de la Universidad de Chile, refiere que fue el mismo


demandado quien respondió el oficio enviado por este Tribunal con la
finalidad de averiguar si el doctor Armando Cortínez Castro formaba
parte de la dotación funcionaria del Hospital, cuestión que fue
contestada afirmativamente, agregando que forma parte del personal
desde el año 2007.
Señala que en cuanto al daño sufrido es suficiente nexo causal
el actuar negligente que causó la muerte de la paciente, por las
razones ya latamente expuestas.
Indica que según lo consignado en la ficha clínica existió
tardanza en la derivación a hematólogo, agregando que siendo un
caso de extrema urgencia, no es posible pensar que se realizaron
todos los procedimientos para revertir la gravedad de la paciente
“cuando el mismo día de la operación se cuenta con la información de
leucocitos elevados cuatro veces del máximo permitido y no se la
deriva inmediatamente a un hematólogo sino que el personal médico
del hospital espera un shock séptico de la paciente. Por último, ni
siquiera hicieron transfusión de sangre, ya que la paciente sufrió
hemorragias masivas”.
Refiere que en cuanto a la defensa del demandado consistente
en que no sería aplicable la norma del artículo 2329 del Código Civil,
al atribuir responsabilidad en virtud del artículo 2320 del Código Civil,
pues el shock séptico sobrevino tras la quistectomía y fue la
consecuencia de la leucemia mieloide, ella sería impertinente ya que
recién cuando la paciente genera aquel shock se la deriva a un
hematólogo, en circunstancias que los exámenes preparatorios que no
se tuvieron a la vista al operar arrojaron problemas de coagulación,
anemia, leucocitos elevados y plaquetas disminuidas.
Manifiesta que la leucemia mieloide no es la causa basal de los
perjuicios que se demandan por la negligencia ocurrida, sino que lo es
el hecho de que los médicos operaron sin tener a la vista los
exámenes de sangre.
Señala que es imposible que la paciente haya ingresado a
YOJPFAMVX

recuperación en buenas condiciones, sino que, por el contrario, se


desangró en la intervención, la que debiendo durar cuarenta minutos,
se prolongó por dos horas y treinta minutos, porque su tiempo de
protrombina no era el adecuado para una cirugía.
Indica que cuando el demandado Cortínez y el equipo médico
toman conocimiento de los exámenes preoperatorios, el demandado
tampoco adopta los resguardos necesarios para realizar una
transfusión sanguínea del grupo de sangre de la paciente, RH
negativo que solo el 20% de la población tiene.
Asevera que con lo solicitado en su demanda no pretende lucrar,
ya que con el eventual hecho dañoso se produjo “la ruptura de relación
del ex cónyuge de su representada, doña María Inés Díaz, ya que la
madre no fue consultada por el padre acerca de la decisión de dejarla
hospitalizada, pese a tener ella el cuidado personal y crianza de la hija
y, por tanto, la patria potestad”. La madre de la paciente –continúa-
sólo se enteró de los errores el día siguiente de la operación, cuando
una auxiliar le habría comentado que “todos los médicos se mandaron
la embarrada”. En ese momento –continúa- ella enfrenta al doctor
Cortínez, quien no sabía explicar lo sucedido y que trató de ocultar los
exámenes pre-operatorios para eximirse de toda responsabilidad.
Manifiesta que los hechos ocurridos costaron una ruptura
familiar, un daño económico y moral de proporciones, la familia se
desintegró, ya que se culpa al padre de no requerir todos los
antecedentes médicos y no exigir al demandado prepararla primero
para ser operada, lo que habría ocasionado el divorcio del matrimonio
Berroeta Díaz, transformando a una familia tradicional a una familia
disfuncional, lo que evidenciaría un grave daño moral en los
demandados.
DUPLICAS.
A fojas 334 la demandada Universidad de Chile evacúa el trámite
de la dúplica, sin aportar nuevos antecedentes.
A fojas 337 el demandado Armando Cortínez Castro evacúa el
YOJPFAMVX

trámite de la dúplica, sin aportar nuevos antecedentes.


A fojas 374 consta la audiencia de conciliación con la sola
asistencia de la parte demandante y en rebeldía de las demandadas.
Llamadas las partes a conciliación, ésta no se produjo, atendida la
anotada incomparecencia.
A fojas 473 modificada a fojas 518 se recibió la causa prueba.
A fojas 962 se citó a las partes a oír sentencia.
CONSIDERANDO:
A.- EN CUANTO A LA OBJECIÓN DE DOCUMENTOS:
PRIMERO: Que a fojas 418 la demandante objeta el
consentimiento informado para la cirugía de María Victoria Berroeta
Díaz, remitidos por el Hospital demandado a fojas 405 mediante oficio
Nº406 de fecha 5 de junio de 2012, por falsedad y falta de integridad
fundado en que no es el documento original y por no referirse que se
trata de una cirugía abierta.
SEGUNDO: Que el Hospital demandado evacúa el traslado a
fojas 422, solicitando su rechazo, remitiéndose a la explicación dada
en el oficio remisor, que indica que no se pueden enviar los
antecedentes en original, ya que por su naturaleza son documentos
únicos e irremplazables que forman parte del historial clínico.
TERCERO: Que el fundamento esgrimido por el actor para
objetar el documento, consistente tanto en que no es el documento
original, como en que no hace alusión a que se trata de una cirugía
abierta, no se enmarca en el contenido de las causales aludidas, razón
por la que será desestimada.
CUARTO: Que a fojas 426 el demandado Armando Cortínez
Castro objeta el informe policial de la Brigada de Homicidios,
acompañado por el demandante a fojas 414, alegando que carece de
la calidad de instrumento público, y en subsidio por ser inexacto por no
haber sido suscrito por su autor, no presenta número que lo
individualice, ni tiene el logo de la institución de la cual dice emanar.
QUINTO: Que no se evacuó el traslado conferido a fojas 435.
SEXTO: Que la objeción deducida junto con no configurar causal
YOJPFAMVX

legal alguna, su fundamento queda desvirtuado con el Oficio Nº2401


emitido el 9 de agosto de 2012 por la Brigada de Homicidios de la
Policía de Investigaciones, que reconoce la elaboración y autoría del
informe policial cuestionado, y su copia en original es acompañada
con posterioridad por el actor y custodiada bajo el Nº2234-2013, razón
por la que será desestimada.
SEPTIMO: Que a fojas 600 el demandado Armando Cortínez
Castro objeta los siguientes documentos acompañados por la
demandante: informe emitido por el doctor Daniel Moretti Castillo,
médico auditor de registros clínicos; pre-informe pericial elaborado por
el comisario médico asesor José Belletti Barrera, y declaración en
fiscalía de don Patricio Berroeta Díaz, todos ellos por ser documentos
privados no reconocidos por sus autores en juicio, lo que le resta todo
valor probatorio.
OCTAVO: Que evacuando el traslado la parte demandante a
fojas 681, indica que el informe médico del doctor Daniel Moretti será
reconocido en el término probatorio especial, y sostiene que el pre-
informe pericial tiene el carácter de documento público por tratarse de
una copia autorizada de un instrumento público otorgada por el
Ministerio Público.
NOVENO: Que el motivo de la objeción dice relación con el valor
probatorio que se le concederá en definitiva a dichos documentos,
facultad que corresponde en forma privativa a esta juez, razón por la
que la objeción será desestimada.
DECIMO: Que la demandante objeta a fojas 604 los informes
periciales acompañados por el demandado Armando Cortínez Castro
a fojas 593, elaborados por los médicos don Nigel Murray y don
Ricardo Benítez Molina, por falta de integridad y falsedad, dado que
los documentos acompañados y denominados informes periciales
carecen de todo valor como tales, en razón que los profesionales que
aparecen suscribiendo los documentos, no han sido nombrados por
las partes o por el tribunal como peritos en este juicio, careciendo de la
imparcialidad necesaria para considerar dichos informes como válidos,
YOJPFAMVX

ya que los profesionales que los suscriben prestan servicios en el


mismo Hospital Clínico de la Universidad de Chile y desconociendo las
calidades profesionales que se invocan. Por su parte, agrega que la
falsedad de los referidos informes se corrobora con un simple examen
a la ficha clínica, ya que en dichos informes se han omitido los
procedimientos clínicos que de acuerdo a las directrices del Ministerio
de Salud debía seguirse en este caso concreto.
UNDECIMO: Que el demandado Armando Cortínez Castro a
fojas 683 evacua el traslado de la objeción, solicitando su rechazo,
basado en que el demandante confunde las causales de impugnación
de los instrumentos con su valoración como medios de prueba,
facultad exclusiva del tribunal, agregando que su parte jamás ha
señalado que son informes emanados de peritos designados por el
tribunal.
DUODECIMO: Que efectivamente el motivo de la objeción dice
relación con el valor probatorio que se le atribuirá a dichos
documentos, facultad privativa de esta juez, considerando, además,
que ellos fueron agregados al proceso como prueba instrumental y no
pericial, razón por la que la objeción será desestimada.
B.- EN CUANTO A LAS TACHAS:
DECIMO TERCERO: Que a fojas 563 la demandante formula la
tacha del artículo 358 Nº4, 5 y 6 del Código de Procedimiento Civil,
respecto del testigo de la demandada Hospital Clínico Universidad de
Chile, don Victor Illanes Riquelme, fundado en que forma parte del
staff de médicos de dicho centro asistencial, trabajando en su servicio
de urgencia.
DECIMO CUARTO: Que la demandada Hospital Clínico
Universidad de Chile solicita el rechazo de las tachas deducidas, con
costas, argumentando que si bien el testigo trabajó en dicho centro, su
comparecencia se debe a que él intervino en la atención de salud de
María Victoria Berroeta Díaz, como consta de la ficha clínica. Agrega
que el Hospital forma parte de la Universidad de Chile, entidad de
derecho público y, por ende, los profesionales que sirven sus cargos,
YOJPFAMVX

como el testigo mencionado, revisten la calidad de funcionarios


públicos, teniendo la obligación legal de comparecer al juicio cada vez
que se le requiera, independiente del vínculo que tenga con la
institución pública. Por último, esgrime que el propio testigo indicó que
no tenía interés en que el Hospital Universidad de Chile obtuviera un
resultado favorable, por lo que no sería procedente la tacha fundada
en la causal Nº6.
DECIMO QUINTO: Que conforme al artículo 358 del Código de
Procedimiento Civil son inhábiles para declarar: “4º Los criados,
domésticos o dependientes de la parte que los presenta. Se entenderá
por dependiente, para los efectos de este artículo, el que preste
habitualmente servicios retribuidos al que lo haya presentado por
testigo, aunque no viva en su casa”.
Que en cuanto a esta causal de inhabilidad planteada por el
demandante, resulta evidente que el testigo individualizado no reviste
el carácter de doméstico o dependiente de la demandada, en los
términos descritos por la norma, al desempeñarse como médico
internista en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile, razón por la
que no será acogida.
Que en cuanto a la inhabilidad del Nº5 del artículo 358 del
Código de Procedimiento Civil, recaída en los trabajadores y
labradores dependientes de la persona que exige su testimonio, si
bien el testigo reconoce que trabaja como médico internista en el
servicio de urgencia del Hospital Clínico de la Universidad, dicha
circunstancia no queda incorporada en la inhabilidad mencionada,
dado que la dependencia es entendida en función de las normas
laborales contenidas en el Código del Trabajo, campo normativo que
consagra la institución de subordinación y dependencia, mientras que
el testigo tiene la calidad de un funcionario público, sujeto a otro tipo
de estatuto normativo, motivo por el que la tacha será también
desestimada.
Que, por último, la inhabilidad fundada en el numeral 6 del
artículo 358 del Código de Procedimiento Civil, que contempla a los
YOJPFAMVX

que tengan en el pleito interés directo o indirecto, de las respuestas


del testigo a las preguntas de tacha formuladas por la contraria, no se
desprende, a juicio de este Tribunal -como la norma legal lo indica-,
ningún antecedente que permita siquiera suponer que tiene interés en
el mismo, ya sea directo o indirecto, el que además, de acuerdo a la
reiterada jurisprudencia de nuestros Tribunales Superiores de Justicia,
debe ser de carácter económico, razón suficiente para ser igualmente
desestimada dicha tacha.
DECIMO SEXTO: Que a fojas 660 la parte demandada de don
Armando Cortínez Castro formula la tacha del artículo 358 Nº6 del
Código de Procedimiento Civil, al testigo de la demandante, don
Daniel Moretti Castillo, por cuanto de su declaración se desprende que
existe una relación económica con el abogado de la parte que lo
presenta, al reconocer que éste le deriva pacientes y que el testigo
cobra honorarios a dichos pacientes, siendo esta relación económica
la que determina el no cobrar honorarios a la parte por el trabajo
realizado, aun cuando entiende que es una labor naturalmente
remunerada.
DECIMO SEPTIMO: Que el demandante solicita el rechazo de la
tacha opuesta, en razón que el propio testigo ha declarado no tener
vinculación económica con el abogado, ni dependencia o
subordinación respecto a las labores que ejerce como médico, y
atender un paciente por recomendación no le resta valor a sus dichos.
DECIMO OCTAVO: Que la recomendación que pueda haber
efectuado el abogado de la parte demandante a terceras personas
respecto de la calidad de médico del testigo, en ningún caso configura
la causal de inhabilidad invocada, la que exige una falta de
imparcialidad que debe manifestarse en un interés, directo o indirecto,
pero en el juicio, y no en situaciones ajenas a éste, cuestión que
conllevará a su rechazo.
DECIMO NOVENO: Que la parte demandante a fojas 693
deduce la tacha del artículo 358 Nº5 y 6 del Código de Procedimiento
Civil, al testigo del demandado don Armando Cortínez Castro, don
YOJPFAMVX

Néstor González Gómez, fundado en que el testigo ha señalado que


tiene un vínculo como trabajador con el Hospital Clínico de la
Universidad de Chile, y que conoce al señor Cortínez Castro en el
ámbito laboral.
VIGESIMO: Que el demandado Armando Cortínez Castro solicita
el rechazo de las tachas deducidas, con costas, indicando que la
inhabilidad del Nº5 se refiere a personas que dependan
económicamente de la parte que los presenta, cuyo no es el caso del
señor Cortínez, dado que el testigo ha señalado reiteradamente que
presta servicios al Hospital Clínico de la Universidad de Chile. En
cuanto a la segunda causal señala que tanto la doctrina como la
jurisprudencia han señalado que el interés que se exige al testigo para
declarar su inhabilidad es de carácter económico, circunstancia que no
puede deducirse de los dichos del testigo.
Que el demandado Hospital Clínico de la Universidad de Chile
adhiere a la solicitud de rechazo de las tachas opuestas por los
fundamentos esgrimidos.
VIGESIMO PRIMERO: Que de los dichos del testigo se
desprende que trabaja para el Hospital Clínico de la Universidad de
Chile, mas no respecto del demandado Cortínez Castro, razón por la
que será rechazada la tacha fundada en el Nº5 del artículo 358 del
Código de Procedimiento Civil.
Que, por otro lado, el solo hecho de conocer al demandado
Cortínez Castro en el ámbito laboral, tampoco configura la causal
establecida en el numeral 6 del artículo ya mencionado, motivo por el
que será desestimada.
VIGESIMO SEGUNDO: Que el demandante a fojas 732 formula
la tacha del artículo 358 Nº6 del Código de Procedimiento Civil,
respecto del testigo del demandado Armando Cortínez Castro, don
Sergio Cerda San Martín, dado que el testigo ha declarado ser
funcionario formando parte del staff de profesionales del Hospital
Clínico de la Universidad de Chile, recalcándose que participó en los
YOJPFAMVX

hechos que motivan la demanda, en su calidad de médico


anestesiólogo del equipo médico que intervino a la paciente, motivo
más que suficiente para presumir a lo menos un interés indirecto en el
resultado del juicio.
VIGESIMO TERCERO: Que el demandado Armando Cortínez
Castro solicita el rechazo de la tacha, con costas, argumentando que
tanto la doctrina y jurisprudencia han señalado unánimemente que el
interés que exige la causal de inhabilidad debe ser de carácter
económico o patrimonial, y su calidad de médico del staff del
codemandado no significa de manera alguna que el testigo tenga un
interés económico en el resultado del juicio, ya que éste no afecta de
manera alguna su patrimonio. Agrega que la calidad de testigo
presencial de los hechos en lugar de constituir una causal de
inhabilidad, le otorga por el contrario mayor credibilidad a su
testimonio, siendo un motivo de valoración esencial de su testimonio.
Que el demandado Hospital Clínico Universidad de Chile
también solicita el rechazo de la tacha opuesta, con costas, haciendo
suyos los fundamentos esgrimidos por su codemandado, agregando
que el testigo ha declarado que es funcionario de planta de dicho
Hospital, el que a su vez pertenece a la Universidad de Chile, persona
jurídica de derecho público, por consiguiente, el testigo reviste la
calidad de funcionario público y, en razón de ello, se encuentra
obligado a prestar declaración cada vez que un tribunal lo requiera.
VIGESIMO CUARTO: Que de las respuestas otorgadas por el
testigo a las preguntas de tachas formuladas por la parte demandante,
no se desprende, a juicio de este tribunal, ningún antecedente que
permita siquiera suponer que tiene interés en el mismo, ya sea directo
o indirecto, entendiendo éste de carácter económico, de acuerdo a la
reiterada jurisprudencia de nuestros Tribunales Superiores de Justicia,
razón por la que será rechazada.
VIGESIMO QUINTO: Que la parte demandante formula a fojas
748 la tacha del artículo 358 Nº 5 y 6 del Código de Procedimiento
YOJPFAMVX

Civil, respecto del testigo del demandado Armando Cortínez Castro,


don Ricardo Benítez Molina, basado en que ha declarado percibir
remuneraciones por parte de FALMED por la elaboración de su
informe, el cual viene a ratificar en esta declaración, existiendo un
interés pecuniario y una vinculación contractual directa con la parte
que lo presenta.
VIGESIMO SEXTO: Que el demandado Armando Cortínez
Castro solicita el rechazo, con costas, de la tacha deducida, fundado
en que la causal Nº5 exige que el testigo detente la calidad de
trabajador o labrador dependiente de la persona que exige su
testimonio –doctor Cortínez-, carácter que no ostenta. Agrega que el
testigo tampoco es trabajador o dependiente de la Fundación de
Asistencia Legal del Colegio Médico o Falmed, reconociendo que es
natural y obvio en estas materias solicitar los servicios profesionales
de expertos en las materias que se discuten. Reitera que Falmed
carece de la calidad de parte en el juicio, siendo solo el apoderado del
demandado.
Respecto de la segunda causal esgrimida, señala que es
evidente que no existe relación alguna entre el testigo y ninguno de los
codemandados, motivo por el cual la hipótesis de su patrimonio se vea
afectado por el resultado de este juicio es imposible.
Agrega que ante la prestación de un servicio profesional, el
prestador tiene todo el derecho de cobrar los honorarios que estime
pertinentes y que la valoración técnica de la pericia no obedece a si el
perito recibió o no remuneración.
La demandada Hospital Clínico Universidad de Chile también
solicita el rechazo de las tachas opuestas, con costas, en razón que
los fundamentos esgrimidos para formularlas no son coherentes con
las causales del artículo 358 del Código de Procedimiento Civil.
VIGESIMO SEPTIMO: Que de los dichos del testigo no se
desprende que tenga la calidad de trabajador de la persona que le
exige su testimonio, en este caso el demandado Cortínez Castro. Mas
bien realizó un informe de los hechos a petición de la defensa de dicho
YOJPFAMVX

demandado, siendo remunerado por ello, situación que no configura la


causal de subordinación o dependencia que contempla el Nº5 del
artículo 358 del Código de Procedimiento Civil.
Por su parte, tampoco sus respuestas dan cuenta de una falta de
imparcialidad que se manifieste en un interés económico en el pleito,
como ya se ha señalado anteriormente, razón por la que la tacha
fundada en su numeral sexto será igualmente desestimada.
C.- EN CUANTO A LA EXCEPCION DE FALTA DE
JURISDICCION DEDUCIDA EN LO PRINCIPAL DE FOJAS 37:
VIGESIMO OCTAVO: Que en lo principal de fojas 37 el
demandado Hospital Clínico de la Universidad de Chile, opone la
excepción perentoria de falta de jurisdicción de este tribunal, fundado
en que no se ha cumplido el procedimiento de mediación ante la
Superintendencia de Salud, trámite exigible, previo y obligatorio según
el artículo 43 de la Ley Nº19.966 en aquellos casos en los que se
demande a los prestadores de salud, como acontece en autos.
VIGESIMO NOVENO: Que se tuvo por evacuado en rebeldía el
traslado conferido a la parte demandante.
TRIGESIMO: Que a fojas 149, modificado a fojas 185, se recibió
la incidencia a prueba.
TRIGESIMO PRIMERO: Que la parte demandante acompañó los
siguientes documentos:
a.- Copia de Oficio Ord. Nº576 emitido el 12 de marzo de 2007
por el Superintendente de Salud, informando sobre la aplicación de la
mediación establecida en la Ley Nº19.966 al Hospital Clínico de la
Universidad de Chile a petición de dicho centro asistencial, rolante a
fojas 41, 60 y 159.
b.- Copia de Resolución Exenta del Consejo de Defensa del
Estado Nº1452, de 4 de mayo de 2007, que señala que el Hospital
Clínico de la Universidad de Chile, no integra los establecimientos que
pertenecen a algún servicio de salud, rolante a fojas 46, 65 y 156.
c.- Copia de carta emitida el 7 de mayo de 2007 por el Jefe de la
Unidad de Mediación del Consejo de Defensa del Estado, por la que
YOJPFAMVX

remite a la demandante copia de la Resolución Exenta Nº MED 1452,


en que se declara la inadmisibilidad del reclamo Rol STGO 200-01250,
dando por concluida la intervención de dicha unidad, rolante a fojas
179.
d.- Copia de dictamen Nº17.159 de la Contraloría General de la
República, rolante a fojas 180.
e.- Copia de Oficio Ord Nº1524 de fecha 15 de julio de 2011,
emitido por la Jefa del Area de Gestión y Análisis de Reclamos de la
Superintendencia de Salud, informando que según Dictamen de la
Contraloría General de la República Nº17.159 de 3 de abril de 2009,
los profesionales que integran la dotación funcionaria del Hospital
Clínico de la Universidad de Chile, no se encuentran afectos al
proceso de mediación establecido en la Ley Nº19.966, rolante a fojas
195.
TRIGESIMO SEGUNDO: Que la parte demandada de don
Armando Cortínez Castro acompaña a fojas 187, copia del Oficio Ord
Nº716, de fecha 7 de abril de 2011, emitido por el Area de Gestión y
Análisis de Reclamos de la Superintendencia de Salud, que da cuenta
que se ha recibido una solicitud de mediación Nº6245-2011 de fecha 7
de abril de 2011, efectuada por doña María Inés Díaz Paredes por los
daños sufridos por su hija María Victoria Berroeta Díaz.
TRIGESIMO TERCERO: Que el artículo 43 de la Ley Nª19.966
prescribe: “El ejercicio de las acciones jurisdiccionales contra los
prestadores institucionales públicos que forman las redes asistenciales
definidas por el artículo 16 bis del decreto ley Nº 2.763, de 1979, o sus
funcionarios, para obtener la reparación de los daños ocasionados en
el cumplimiento de sus funciones de otorgamiento de prestaciones de
carácter asistencial, requiere que el interesado, previamente, haya
sometido su reclamo a un procedimiento de mediación ante el Consejo
de Defensa del Estado, el que podrá designar como mediador a uno
de sus funcionarios, a otro en comisión de servicio o a un profesional
que reúna los requisitos del artículo 54.
YOJPFAMVX

En el caso de los prestadores privados, los interesados deberán


someterse a un procedimiento de mediación ante mediadores
acreditados por la Superintendencia de Salud, conforme a esta ley y el
reglamento, procedimiento que será de cargo de las partes. Las partes
deberán designar de común acuerdo al mediador y, a falta de acuerdo,
la mediación se entenderá fracasada”.
TRIGESIMO CUARTO: Que, dejando a un lado la situación de
los prestadores privados por no corresponder a nuestro caso, el
artículo recién transcrito sujeta a un procedimiento de mediación
previo ante el Consejo de Defensa del Estado, el ejercicio de las
acciones civiles contra los prestadores públicos que forman las redes
asistenciales para obtener la reparación de los daños ocasionados en
el cumplimiento de sus funciones.
Que, así, para que sea exigible y procedente el procedimiento
previo de mediación ante el Consejo de Defensa del Estado, se
requiere que se reúnan dos condiciones. Primero, que se trate de un
prestador institucional público y, segundo, que forme parte de las
redes asistenciales definidas por el artículo 16 bis del Decreto Ley Nº
2.763 de 1979, actualmente contenido en el artículo 17 del Decreto
con Fuerza de Ley Nº1 del año 2005 del Ministerio de Salud.
TRIGESIMO QUINTO: Que el Hospital Clínico de la Universidad
de Chile es indiscutiblemente un prestador institucional público, por
cuanto pertenece al Estado de Chile.
Que, sin embargo, dicha institución no integra las redes
asistenciales del artículo 16 bis del Decreto Ley Nº 2763 de 1979
(refundido en el artículo 17 del Decreto con Fuerza de Ley Nº1 del año
2005), y como tampoco la paciente fue derivada al hospital por un
convenio con un servicio de salud, en cuyo caso pasaría a integrar la
red respectiva en relación a ese paciente, el procedimiento de
mediación no es procedente en el caso sublite.
TRIGESIMO SEXTO: Que en el mismo sentido se ha
pronunciado tanto la Superintendencia de Salud, en el Oficio Ord.
Nº576 emitido el 12 de marzo de 2007, agregada a los autos a fojas
YOJPFAMVX

41, 60 y 159, como la Contraloría General de la República, en su


dictamen Nº17.159, rolante a fojas 180.
TRIGESIMO SEPTIMO: Que, asimismo, la improcedencia de
mediación fue reconocida para este caso concreto por el Consejo de
Defensa del Estado, mediante Resolución Exenta Nº1452 de 4 de
mayo de 2007, al declarar inadmisible dicho proceso previo que los
actores solicitaron mediante el reclamo respectivo efectuado en abril
del año 2007, esto es, con antelación a la presentación de la
demanda, razón por la que la excepción de falta de jurisdicción será
desestimada, no pudiendo considerarse aplicables pronunciamientos
posteriores y disímiles de la misma Contraloría sobre la materia.
D.- EN CUANTO AL FONDO:
TRIGESIMO OCTAVO: Que doña María Inés Díaz Paredes,
doña Javiera Paz Berroeta Díaz, don Luis Alberto Berroeta Díaz y
don Harnaldo Patricio Berroeta Díaz, deducen demanda de
indemnización de perjuicios en contra del Hospital Clínico de la
Universidad de Chile Doctor José Joaquín Aguirre, y de don
Armando Cortínez Castro, todos ya individualizados, en atención a
los antecedentes de hecho y fundamentos de derecho latamente
consignados en lo expositivo de la presente sentencia.
TRIGESIMO NOVENO: Que los demandados contestaron la
demanda al tenor de lo narrado en lo expositivo de este fallo.
CUADRAGESIMO: Que se evacuaron en tiempo y forma los
trámites de la réplica y dúplica.
CUADRAGESIMO PRIMERO: Que a fojas 374 se llevó a efecto
la audiencia de conciliación, con la sola asistencia de la parte
demandante. La conciliación no se produjo atendida la
incomparecencia de los demandados.
CUADRAGESIMO SEGUNDO: Que a fojas 473, modificada a
fojas 518, se fijaron como hechos sustanciales, pertinentes y
controvertidos respecto de los cuales debía recaer la prueba, los
siguientes:
YOJPFAMVX

1. Hechos, motivos y circunstancias en las cuales falleció María


Victoria Berroeta Díaz.
2. Efectividad de que producto de ello, se han generado daños o
perjuicios a la parte demandante.

3. En la afirmativa del punto anterior, naturaleza y monto de los


perjuicios sufridos por la demandante.

4. Existencia de un vínculo de dependencia entre el Hospital Clínico


de la Universidad de Chile y el demandado Armando Cortínez
cuando ocurrieron los hechos motivo del juicio. En caso
afirmativo, si dicho Hospital estuvo en condiciones de haber
impedido un supuesto actuar negligente de ese demandado.

5. Existencia de actos u omisiones culpables o negligentes


imputables al demandado Armando Cortínez en relación a la
muerte de doña María Victoria Berroeta producto del cual se
causó daño a la parte demandante. Circunstancias o
características de las mismas.

6. Efectividad de ser acreedora la parte demandante de las


indemnizaciones demandadas por daño emergente y daño
moral.

CUADRAGESIMO TERCERO: Que a fin de acreditar sus dichos,


la demandante acompañó los siguientes documentos:
1. Certificado de nacimiento de don Harnaldo Patricio Berroeta
Díaz, agregado a fojas 1.

2. Certificado de nacimiento de don Luis Alberto Berroeta Díaz,


agregado a fojas 2.

3. Certificado de nacimiento de doña Javiera Paz Berroeta Díaz,


rolante a fojas 3.

4. Certificado de nacimiento de doña María Victoria Berroeta Díaz,


agregado a fojas 4.
YOJPFAMVX
5. Certificado de defunción de doña María Victoria Berroeta Díaz,
ocurrida el 15 de marzo de 2007 a las 21:50 horas en el Hospital
José Joaquín Aguirre, rolante a fojas 5.

6. Copia simple de ficha clínica N°17259209 del Hospital Clínico de


la Universidad de Chile respecto de la paciente doña María
Victoria Berroeta Díaz, custodiada en el tribunal bajo el N°3094-
2007.

7. Copia simple de examen denominado Ecografía Ginecológica


Transrectal practicado por el doctor Nelson Burgos a doña María
Berroeta Díaz el día 5 de marzo de 2007, el cual arrojó como
conclusión un quiste ovárico derecho practicado, agregado a foja
266, 289 y 387 de autos.

8. Copia simple de foja de ficha clínica de la paciente doña María


Victoria Berroeta Díaz, donde se consigna los resultados del
hemograma el día 8 de marzo del año 2007 a las 17:30 horas,
agregado a fojas 267 y 290 de autos.

9. Copia simple de examen de hemograma de la paciente doña


María Victoria Berroeta Díaz, en que se detalla el día de su
realización 8 de marzo del año 2007 a las 10:19 horas y la hora
de obtención de los resultados a las 11:50 horas del mismo día,
rolante a fojas 268 y 291 de autos.

10. Copia simple de cartola de prestaciones hospitalarias de la


paciente doña María Victoria Berroeta Díaz desde el 1 de
octubre del año 2006 al 30 de marzo del año 2007, agregado a
fojas 269 y 292 de autos.

11. Copia simple de Informe Policial N° 00911, de fecha 8 de


junio de 2012, suscrito por el Comisario Médico Asesor, don
José Belletti Barrera, rolante a fojas 414.
YOJPFAMVX

Bajo custodia 2234-2013:


12. Copia de parte de la ficha clínica de María Victoria Berroeta
Díaz.

13. Set de exámenes de laboratorio practicado a María Victoria

Berroeta Díaz en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile.

14. Informe emitido por el doctor Daniel Moretti Castillo el 12


de enero del año 2012 respecto de los antecedentes clínicos de
María Victoria Berroeta Díaz.

15. Copia original del informe pericial Nº1312 elaborado por el


comisario (s) asesor médico, don José Beletti Barrera.

16. Copia del informe radiológico realizado a María Victoria


Berroeta Díaz el 10 de marzo de 2007 en el Hospital Clínico de
la Universidad de Chile.

17. Declaración de don Patricio Berroeta Díaz ante la Fiscalía


Local Santiago Poniente.

18. Declaración de don Nelson Burgos Siegmund ante la


Fiscalía Local Santiago Poniente.

19. Guía clínica de leucemias en personas de 15 y más años


elaborada por el Ministerio de Salud, cuya copia simple rola a
fojas 777 de autos.

CUADRAGESIMO CUARTO: Que la parte demandante solicitó


que se remitiera la ficha clínica Nº17259209, a nombre de María
Victoria Berroeta Díaz, registrada en el Hospital Clínico de la
Universidad de Chile, diligencia que fue cumplida por oficio Nº534 de 3
de agosto del año 2011, rolante a fojas 202, documento custodiado
bajo el Nº3419-2011.
CUADRAGESIMO QUINTO: Que la demandante, además, pidió
informe al Hospital Clínico de la Universidad de Chile, relativo a si el
YOJPFAMVX

médico don Armando Cortínez Castro formaba parte de su dotación


funcionaria desde marzo del año 2007, solicitud que fue respondida
por Oficio Nº572, de fecha 11 de agosto de 2011, agregada a fojas
207.
CUADRAGESIMO SEXTO: Que, asimismo, a petición de la
parte demandante, el Hospital Clínico de la Universidad de Chile
remitió mediante oficio Nº406, de 5 de junio del año 2012, los
siguientes antecedentes clínicos de la paciente María Victoria Berroeta
Díaz: consentimiento informado para la cirugía suscrito por el señor
Patricio Berroeta; tomografía computada de abdomen y pelvis
realizada el 10 de marzo del año 2007; ecografía ginecológica
transrectal realizada el 5 de marzo del año 2007; hojas de evolución
clínica comprendida entre el 8 y el 10 de marzo del año 2007, y
protocolo de anestesia de fecha 8 de marzo del año 2007, agregadas
a fojas 385 y siguientes.
CUADRAGESIMO SEPTIMO: Que la parte demandante solicitó
que el Ministerio de Salud remitiera copia de la guía clínica o de
protocolos médicos, para diagnosticar y tratar a un paciente ante la
sospecha de leucemia mieloide aguda, diligencia que fue cumplida a
fojas 787, enviando el mencionado Ministerio el Memorándum B23/417
de 2013 de la División de Prevención y Control de Enfermedades de
esa cartera ministerial, adjuntando el Protocolo de Tratamiento de
Leucemia Mieloblástica Aguda 2009 y el extracto de la guía clínica de
leucemia en mayores de 15 años.
CUADRAGESIMO OCTAVO: Que la parte demandante rindió
prueba testimonial a fojas 574 bis, 583, 616, 630 y 657 (761),
deponiendo doña Isabel Alejandra Fonseca Alomar; don Fernando
Andrés Orquera Rojas; doña Paz Nicole Stepke Brander; doña María
Estela Cabezas Leiton y don Daniel Alejandro Moretti Castillo.
CUADRAGESIMO NOVENO: Que la parte demandante rindió
además informe pericial elaborado por el médico don Angel Javier
Cabrera Barrera, agregado a fojas 902 y siguientes.
YOJPFAMVX

QUINCUAGESIMO: Que el demandado Armando Cortínez


Castro acompañó los siguientes instrumentos custodiados bajo el
Nº2235-13:
a) Informe de peritaje médico emitido por el doctor Nigel P.
Murray, médico cirujano, especialista en medicina interna y
hematología.

b) Informe de peritaje médico emitido por el doctor Ricardo


Benítez Molina, médico cirujano, especialista en ginecología y
obstetricia, magister en genética.

QUINCUAGESIMO PRIMERO: Que el demandado Armando


Cortínez Castro rindió prueba testimonial a fojas 641, 692 y 743, 718,
731 y 746, deponiendo doña Nivia Rosa Estuardo Agurto; don Néstor
Alfredo Gonzalez Gómez; don Nigel Peter Murray Mc Clure; don
Sergio Emilio Cerda San Martín y don Ricardo Alonso Benítez Molina.
QUINCUAGESIMO SEGUNDO: Que a fojas 563 rinde prueba
testimonial el demandado Hospital Clínico Universidad de Chile,
prestando declaración don Victor Illanes Riquelme.
QUINCUAGESIMO TERCERO: Que son hechos de la causa,
por encontrarse reconocidos o acreditados en el proceso, los
siguientes:
1.- Que el día 4 de marzo de año 2007 María Victoria Berroeta
Díaz, de 17 años, concurrió al Hospital Clínico de la Universidad de
Chile por presentar dolor en la pierna derecha, específicamente en la
ingle, desde hacía aproximadamente un mes, intensificándose la
última semana.
2.- Que María Victoria Berroeta Díaz presentaba antecedentes
de quiste ovárico de hacía más de un año.
3.- Que se le ordenó a la paciente la realización de una ecografía
transrectal, la que fue efectuada el día 5 de marzo del mismo año, en
el mismo centro asistencial, cuya conclusión fue “quiste dermoides
ovario derecho”.
4.- Que luego de practicado el examen mencionado, fue citada a
una consulta para el día 8 de marzo del año 2007 con el médico
YOJPFAMVX

ginecólogo Armando Cortínez Castro, quien formaba parte de la


dotación funcionaria del Hospital Clínico de la Universidad de Chile.
5.- Que María Victoria Berroeta Díaz se presentó, junto a su
padre y hermano, ante el doctor Cortínez Castro, llevando el examen
transrectal practicado tres días antes y una ecografía abdominal
realizada en el Hospital Militar en noviembre del año 2006.
6.- Que la paciente al momento de su ingreso se presentó lúcida,
orientada, no febril y sin adenopatía.
7.- Que en la anamnesis realizada a la paciente junto a sus
familiares, no apareció antecedente médico alguno que permitiera
suponer una alteración sanguínea.
8.- Que el doctor Cortínez Castro después de efectuar la
anamnesis, revisar los resultados de los exámenes practicados y
realizar un examen físico a la paciente, planteó el diagnóstico de
“quiste ovárico complicado”.
9.- Que atendido el diagnóstico probable, el médico Cortínez
Castro determinó la hospitalización y la intervención quirúrgica de la
paciente Berroeta Díaz por medio de una quistectomía laparoscópica.
10.- Que, previo a la intervención quirúrgica, el doctor Cortínez
Castro solicitó la realización de un hemograma.
11.- Que luego, sin esperar el resultado de dicho hemograma, el
demandado Cortínez Castro decide intervenir quirúrgicamente de
inmediato a la paciente, ingresando ésta a pabellón ese mismo 8 de
marzo a las 11:45 horas, actuando él como primer cirujano médico, y
teniendo la operación una duración de dos horas cincuenta y cinco
minutos.
12.- Que cinco minutos después del ingreso a pabellón, es decir,
a las 11:50 horas, estuvieron listos los resultados del hemograma, los
que arrojaron una alteración en hematocrito (33,1); hemoglobina
(11.3); leucocitos (45700) y plaquetas (62600). Mientras que el
examen del tiempo de la protombina (coagulación), estuvo disponible
a las 12:56 horas del mismo día, consignando su actividad en 62.00.
YOJPFAMVX

13.- Que los exámenes indicados muestran claramente una


alteración en sus resultados a nivel sanguíneo, los que no fueron
analizados por el doctor Cortínez Castro antes de proceder a la
cirugía.
14.- Que en vez de la quistectomía laparoscópica originalmente
ordenada, se le realizó a la paciente una laparotomía, consistente en
la apertura del abdomen quirúrgicamente, con el objeto de establecer
el origen de alguna patología abdominal.
15.- Que en la operación se observó que el ovario izquierdo
estaba aumentado de tamaño, con adherencias laxas a FSP y su
trompa izquierda seccionada, a nivel del cuerno y acodada, realizando
la extirpación o anexectomia del ovario y trompa izquierda. Por su
parte, el ovario derecho presentaba tres quistes dermoides y cuerpo
lúteo que fue extirpado.
16.- Que los resultados de los exámenes de sangre practicados
a la paciente, fueron consignados en la ficha clínica el mismo 8 de
marzo del año 2007 a las 17:30 horas, ordenando la repetición del
examen y su atención por hematología.
17.- Que dos días después, el 10 de marzo de 2007, es evaluada
por primera vez por un hematólogo, observando que María Victoria
Berroeta Díaz podría padecer de leucemia mieloide aguda, diagnóstico
confirmado con los resultados del mielograma (12 de marzo), y de la
citometría de flujo y citogenética (14 de marzo).
18.- Que el mismo 10 de marzo de 2007, a las 16:25 horas, se le
practica a la paciente la primera transfusión de una unidad de
glóbulos rojos; y los días siguientes se efectúa transfusión de unidades
de plaquetas y glóbulos rojos.
19.- Que el día 11 de marzo de 2007, la paciente comienza con
dificultades respiratorias y episodios de desaturación.
20.- Que el día 11 de marzo de 2007 se traslada a la paciente a
Intermedio médico, y debido a su mala evolución general, el 13 del
mismo mes ingresa a Unidad de Cuidados Intensivos, manteniéndose
YOJPFAMVX

grave e inestable, principalmente por problemas respiratorios y shock


séptico.
21.- Que el día 15 de marzo del mismo año la paciente se
encuentra en extrema gravedad: TAC de cerebro evidencia edema
cerebral asociado a múltiples focos hemorrágicos, junto a sangrado
digestivo relacionado a patología hematológica.
22.- Que el día 15 de marzo de 2007, a las 21:50 horas, se
constata el deceso de María Victoria Berroeta Díaz.
QUINCUAGESIMO CUARTO: Que atendida la naturaleza de la
acción impetrada, ha de señalarse que son requisitos copulativos del
estatuto de responsabilidad civil extracontractual o aquiliana, además
de la capacidad –que por constituirse en la regla general y no haberse
alegado hipótesis de incapacidad alguna se da por concurrente-: a)
una acción u omisión imputable a culpa o dolo de su agente; b) el
perjuicio o daño a la víctima y c) relación de causalidad entre la acción
u omisión culpable o dolosa y el daño producido.
QUINCUAGESIMO QUINTO: Que conforme a lo establecido, el
raciocinio que se verterá se circunscribirá, en primer lugar, a
determinar si la paciente María Victoria Berroeta Díaz, al concurrir el 8
de marzo de 2007 al Hospital Clínico de la Universidad de Chile,
presentaba un diagnóstico de urgencia médica que justificara la
presurosa intervención quirúrgica a que fue sometida. Acto seguido y
derivado de lo anterior, si su condición de salud otorgaba o no el
tiempo prudente para que el médico examinara los resultados del
hemograma solicitado, y si su conocimiento necesariamente hubiera o
debiera haber conllevado a un cambio en el procedimiento aplicado.
En segundo lugar, corresponde determinar si el modo de
proceder con posterioridad a la cirugía, y los cuidados que se le
proporcionaron a María Victoria Berroeta Díaz, se sujetaron a las
normas que la lex artis exige.
Que solo determinado lo anterior se podrá determinar si el
fallecimiento de doña María Victoria Berroeta Díaz derivó de una
YOJPFAMVX

equivocada praxis médica.


QUINCUAGESIMO SEXTO: Que es un hecho indiscutido en
autos que el diagnóstico realizado por el doctor Cortínez Castro a la
paciente María Victoria Berroeta Díaz, y que determinó su intervención
quirúrgica, fue “quiste ovárico complicado”, calificando dicho
padecimiento de urgencia en la orden de hospitalización, apreciación
que fue compartida por distintos testigos del demandado (doña Nivia
Estuardo Agurto a fojas 641; y don Néstor González Gómez a fojas
692).
QUINCUAGESIMO SEPTIMO: Que, sin embargo, esta
calificación de urgencia, contrasta con el procedimiento adoptado por
el propio Hospital Clínico de la Universidad de Chile el día 4 de marzo
del 2007, quien en conocimiento que la paciente tenía antecedentes
de quiste ovárico desde hacía más de un año, y de presentar un dolor
que se fue acrecentando la última semana en la zona, ordenó la
realización de exámenes y su derivación a la consulta del médico
demandado, que recién se efectuó cuatro días después de la primera
consulta.
Esta situación de por sí lleva a cuestionar la urgencia con que
fue catalogado el padecimiento de María Victoria Berroeta Díaz por el
doctor Cortínez Castro, pues pese a considerar la evolución propia de
toda enfermedad, el Hospital Clínico estimó en su oportunidad que
había un período de tiempo (al menos cuatro días), en que la paciente
podía realizar sus exámenes y ser revisada por un especialista, sin
que su salud corriera un riesgo superior.
QUINCUAGESIMO OCTAVO: Que tampoco se puede obviar
que María Victoria Berroeta Díaz llegó a la consulta médica del doctor
Cortínez Castro, en buenas condiciones generales, por sus propios
medios, caminando, consciente, no febril, con la presión arterial y
pulsaciones cardiacas en un rango normal, según quedó establecido
por el propio doctor Armando Cortínez Castro en la anamnesis
practicada al momento de su ingreso.
QUINCUAGESIMO NOVENO: Que, no obstante lo anterior, el
YOJPFAMVX

médico tratante Cortínez Castro, califica de urgencia la operación el


día 8 de marzo de 2007, apoyándose junto a la revisión física de la
paciente y el dolor que experimentaba, principalmente en los
resultados del examen practicado en el año 2006 y la ecografía
ginecológica transrectal realizada el 5 de marzo de 2007, al no existir
otro antecedente a considerar que se haga mención en la ficha clínica
de ingreso de la misma, ni tampoco haberse dejado constancia de
otros signos de gravedad o alteraciones de importancia que se hayan
observado en el protocolo operatorio, que permitieran demostrar lo
impostergable que se hacía la cirugía.
SEXAGESIMO: Que, ahora, la lectura de la ecografía
ginecológica transrectal practicada tres días atrás, no daba cuenta de
una alteración importante, limitándose a indicar la presencia de quiste
dermoides del ovario derecho, dejando constancia que el ovario
izquierdo no fue observado.
En el mismo sentido, el doctor que practicó el examen, don
Nelson Burgos Siegmund, en su declaración prestada en la Fiscalía
Local Santiago Poniente, custodiada bajo el Nº 2234-2013, indica
que : “Generalmente los quistes dermoides de más de 5 cm. entrañan
un riesgo de torción lo que puede generar a su ves [sic] que el ovario
se involucre en la torsión y que esto en definitiva provoque una
necrosis o muerte del tejido ovárico por la falta de circulación que se
genera en este mecanismo. Yo busque si había circulación en el
ovario que es lo que se llama Doppler y que aparece consignado en el
examen. El Doppler en este caso arrojaba que había circulación…”.
SEXAGESIMO PRIMERO: Que el resultado de la operación
consistió en una anexectomía izquierda (extirpación de ovario y
trompa) y quistectomía de ovario derecho (extirpación de quiste).
SEXAGESIMO SEGUNDO: Que, así, lo informado en la
ecografía transrectal y que sirvió de base para catalogar de urgencia el
padecimiento de María Victoria, resultó del todo insuficiente al
contrarrestar los resultados de la intervención. En efecto, el examen
aludido observaba quistes dermoides en el ovario derecho, omitiendo
YOJPFAMVX

toda referencia al ovario izquierdo al no haber sido visualizado;


mientras que en la operación este último ovario junto a su trompa eran
los que presentaban más daño, motivo por el cual ambos órganos
fueron extirpados, limitándose a extraer los quistes dermoides del
ovario derecho y proceder a su aseo peritonial.
SEXAGESIMO TERCERO: Que de lo que se viene exponiendo,
los mayores problemas ginecológicos que presentaba María Victoria
Berroeta Díaz, estaban circunscritos a su ovario y trompa izquierda,
antecedente que el doctor Cortínez Castro no pudo tener a la vista, por
cuanto los exámenes no lo informaban y, por lo mismo, tampoco los
pudo considerar al calificar la operación de urgencia.
SEXAGESIMO CUARTO: Que incluso dicha calificación de
urgencia es relativizada por la declaración de algunos testigos del
propio demandado, como el anestesista don Sergio Cerda San Martín
quien a fojas 731, indica que los cuadros agudos ginecológicos son de
urgencia y, en este caso particular, se fundamentaba en salvar el
anexo de la paciente y preservar su futuro reproductivo.
En el mismo sentido, se pronuncia el médico don Nelson Burgos
Siegmund, en su declaración ante la Fiscalía a que ya hemos aludido,
al señalar: “En un caso de torsión ovárica puede presentarse una
urgencia, pero no vital, aunque si de la vitalidad del órgano”.
SEXAGESIMO QUINTO: Que, de lo que se viene exponiendo,
se puede desprender que el tratamiento quirúrgico a que fue sometida
la paciente, si bien fue catalogado de urgencia por el médico
demandado, ello lo fue en atención a evitar y corregir complicaciones
que pudieran presentar los ovarios de la misma y, principalmente, para
salvaguardar su órgano reproductor, lo que era atendible, en atención
a la edad de María Victoria Berroeta Díaz.
SEXAGESIMO SEXTO: Que, así, la operación a que fue
sometida María Victoria no implicaba estar actuando en un caso de
riesgo vital, al menos hasta ese momento, situación que hubiera
justificado un actuar rápido y sin información médica completa y
actualizada, ya que en tal hipótesis lo que se busca es preservar la
YOJPFAMVX

vida del paciente que está en peligro inminente de pérdida.


SEXAGESIMO SEPTIMO: Que lo expuesto no significa que la
operación no debía ser realizada o no se justificara. Más bien lo que
resulta cuestionable es la premura con la que se actuó, existiendo un
margen de tiempo que permitía al médico revisar los exámenes de
laboratorio que él mismo había solicitado, y en virtud de su estudio,
postergar la operación el período que fuere recomendable para
corregir las condiciones de riesgo de la paciente, o bien proceder a la
intervención pero con el debido conocimiento de la patología que
presentaba, pudiendo adoptar los resguardos y cuidados pre y post
quirúrgicos que la situación ameritaba.
SEXAGESIMO OCTAVO: Que, en este sentido, resulta
cuestionable que el médico Cortínez Castro, al momento de decidir la
intervención quirúrgica de María Victoria Berroeta Díaz, haya solicitado
un hemograma, examen que si lo pidió es porque lo consideraba
necesario para dicho efecto, pero que acto seguido haya decidido
prescindir de su revisión, pese a que sus resultados estuvieron
disponibles cinco minutos después del ingreso a pabellón.
SEXAGESIMO NOVENO: Que la orden de practicar exámenes
de laboratorio antes de toda cirugía, es una práctica común e
imprescindible tanto nacional como internacional, siendo considerado
un antecedente de relevancia para determinar el riesgo de posibles
complicaciones durante y post-cirugía, como lo reconoce el testigo de
la demandada don Nigel Murray Mc Clure y el testigo de la
demandante don Daniel Moretti Castillo, ambos en sus respectivos
informes.
SEPTUAGESIMO: Que, por su parte, el hemograma es un
examen rápido e ilustrativo del estado general de salud de una
paciente, cuya necesidad se hace más patente en el caso de una
intervención quirúrgica, y del que únicamente se podría prescindir en
caso de peligro inminente de la vida del paciente, que como ya ha
quedado establecido en los considerandos anteriores, no era el caso
de María Victoria Berroeta Díaz.
YOJPFAMVX

SEPTUAGESIMO PRIMERO: Que, además, el hemograma


practicado a la paciente arrojó resultados de gran trascendencia. Así,
se consigna en el resultado de laboratorio que María Victoria Berroeta
Díaz el día 8 de marzo de 2007 tenía 33.1 de hematocrito (valor
referencial 37 – 47%); 11.3 de hemoglobina (valor referencial 12 –
16%); 45.700 de leucocitos (valor referencial 4.000 – 10.000); 62.600
de plaquetas (valor referencial 150.000 – 400.000) y 62% tiempo de
protombina (valor de referencia 70 – 100%).
SEPTUAGESIMO SEGUNDO: Que dichos exámenes alertaban
de una alteración sanguínea y constataban que al menos la paciente
tenía anemia (por resultados de hematocrito y hemoglobina),
problemas de coagulación (por resultados en el tiempo de protombina)
y signos de infección u otra condición patológica de cuidado (por
resultados de leucocitos). Además el recuento de plaquetas de por sí
ameritaba un estudio para determinar su causa, más aún si se
encontraba acompañada con las variaciones ya enunciadas.
SEPTUAGESIMO TERCERO: Que, asimismo, el elevado
resultado obtenido de los leucocitos, permitía cuestionarse junto a la
existencia del proceso infeccioso, la posibilidad de que María Victoria
Berroeta Díaz padeciera de una leucemia mieloide aguda, enfermedad
que posteriormente fue confirmada con los resultados del mielograma
(12 de marzo), y de la citometría de flujo y citogenética (14 de marzo).
SEPTUAGESIMO CUARTO: Que de las declaraciones e
informes allegados a los autos, es posible concluir que la leucemia
mieloide aguda es un tipo de cáncer que afecta a la médula ósea,
caracterizándose por su invasión por células leucémicas, también
conocidas como glóbulos blancos, siendo estas células blancas las
que proliferan, se acumulan en la médula ósea e interfieren en la
producción de glóbulos rojos normales, plaquetas y leucocitos
normales.
SEPTUAGESIMO QUINTO: Que dificultades en la respiración,
susceptibilidad a las infecciones y alteraciones en la coagulación,
constituyen parte de la sintomatología de una paciente con leucemia
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mieloide aguda, según lo reconocen los testigos de los demandados:


don Victor Illanes Riquelme a fojas 563; doña Nivia Estuardo Agurto a
fojas 641; don Néstor González Gómez a fojas 692 y don Nigel Peter
Murray a fojas 716.
SEPTUAGESIMO SEXTO: Que dados estos problemas de
coagulación y propensión a las infecciones que presenta un paciente
con leucemia mieloide aguda, cabe preguntarse si el médico Cortínez
Castro, de haber conocido los resultados de los exámenes o al menos
la alteración sanguínea de la paciente, hubiera procedido igualmente a
realizar la intervención o si, en cambio, la hubiera o debiera haber
suspendido o al menos retrasado.
SEPTUAGESIMO SEPTIMO: Que todo lleva a concluir que de
haber conocido los resultados sanguíneos de la paciente, el doctor
Cortínez Castro no habría –o no debió haber- realizado la operación
en ese momento, toda vez que era una paciente susceptible de
desarrollar infecciones y hemorragias que podían ocasionarle la
muerte en la intervención, al margen que así no haya acaecido en este
caso puntual. El riesgo, como tal, existió, independientemente de si se
concretó o no el suceso contingente.
SEPTUAGESIMO OCTAVO: Que tal como lo afirma en su
informe el testigo de la demandante, don Daniel Moretti Castillo,
atendido el elevado recuento de los leucocitos que presentaba María
Victoria Berroeta Díaz, era “muy poco probable que correspondiera a
una infección haciéndose mucho mas probable una reacción
cancerosa de tipo leucemoide, con cifras que van desde los 40 mil
hasta los 150 mil y más. Este valor alterado por si solo debió ser
considerado para suspender la cirugía y realizar un examen adicional
para determinar si la paciente presentaba leucemia, la cual puede ser
agravada con consecuencia de muerte (por reacción leucemoide
severa) si alguien que la sufre se expone a infecciones o hemorragias
severas, como puede ocurrir en una cirugía abdominal”.
SEPTUAGESIMO NOVENO: Que no resulta discutible que el
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sometimiento a una intervención quirúrgica, a una persona que


presenta alteraciones en su coagulación y susceptibilidad a desarrollar
hemorragias, constituye un claro riesgo a la vida y salud de la misma,
que solo puede estar justificado en un caso indubitado de urgencia,
que como ya se ha concluido, no se configuró en la especie.
OCTOGESIMO: Que tampoco es posible desconocer que una
laparotomía para patologías intra-abdominales en una paciente con
una leucemia sin remisión, es decir, sin evidencia de padecerla, tiene
asociada una tasa de mortalidad mucho mayor (78%) en relación con
las que son sometidas a una cirugía extra-abdominal (14%), como lo
reconoce en su informe el testigo de la demandada don Nigel Murray
Mc Clure.
OCTOGESIMO PRIMERO: Que de lo que se viene exponiendo,
a juicio de esta magistrado, ha quedado demostrada la falta de
urgencia del padecimiento de María Victoria, única situación que
hubiera justificado la premura con la que se desarrolló la intervención
quirúrgica, sin un estudio previo de los resultados de laboratorio
pedidos, que estuvieron disponibles tan solo cinco minutos después
del ingreso a pabellón, y que daban cuenta de una importante
alteración sanguínea, de todo lo cual se infiere que conforme a la lex
artis, el procedimiento médico a adoptar habría o debió haber sido
distinto, al menos en cuanto a que era recomendable una postergación
de la operación.
OCTOGESIMO SEGUNDO: Que, sentado lo anterior,
corresponde analizar si los procedimientos y cuidados otorgados a
María Victoria Berroeta Díaz, con posterioridad a su intervención
quirúrgica, corresponden a los exigibles por la lex artis.
OCTOGESIMO TERCERO: Que el propio Hospital Clínico de la
Universidad de Chile en su contestación, específicamente a fojas 245,
señala que de haberse contado con el diagnóstico previo de leucemia
mieloide aguda: “con toda seguridad los facultativos del Hospital
Clínico de la Universidad de Chile que atendieron a dicha paciente
habrían tomado las providencias de rigor, conforme a la lex artis”.
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Que junto con haber podido contar con dicho pronóstico probable
de leucemia mieloide aguda con la lectura de los exámenes de
laboratorios solicitados y que, pese a su importancia, no fueron
esperados, cabe preguntarse cuáles eran las medidas que se debían
haber adoptado con la paciente después de la intervención y si éstas
fueron ejecutadas por los demandados.
OCTOGESIMO CUARTO: Que los pacientes con sospecha de
leucemia mieloide aguda, como lo era María Victoria Berroeta Díaz,
deben necesariamente recibir cuidados especiales en atención a su
condición, dentro de los cuales se cuentan como estrictamente
necesarios, al menos, los siguientes: la derivación inmediata a un
hematólogo; suministrar tratamiento antibiótico y aislamiento protector.
OCTOGESIMO QUINTO: Que dichos cuidados especiales que
ameritaba el caso de María Victoria Berroeta Díaz, no fueron seguidos
después de practicada la cirugía y una vez registrados los resultados
del hemograma en su ficha clínica, toda vez que fue atendida por un
hematólogo recién el 10 de marzo de 2007 (dos días después de ser
operada), pese a haberse practicado dos nuevos hemogramas antes
de dicha atención, que corroboraban la alteración sanguínea e
informaban resultados aún más adversos.
OCTOGESIMO SEXTO: Que, asimismo, tampoco fue derivada
la paciente, desde el primer momento, a un lugar aislado dentro del
centro hospitalario, con el objeto de evitar que contrajera infecciones a
las que, por su estado de salud, era más susceptible. En efecto, de la
ficha clínica resulta demostrado que fue derivada en un principio a
sala, y solamente una vez que presentó dificultades respiratorias y
éstas se fueron complicando, fue determinado su traslado, en un
primer lugar, a intermedio médico el 11 de marzo y a la unidad de
cuidado intensivo el 13 del mismo mes.
OCTOGESIMO SEPTIMO: Que igualmente se advierte de la
mentada ficha clínica, que recién el 10 de marzo del año 2007, se
inició tratamiento endovenoso de antibióticos, cuando las
circunstancias del caso lo hacían necesario con anticipación.
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OCTOGESIMO OCTAVO: Que si bien no se desconoce que la


evolución médica de María Victoria hasta su fallecimiento puede
atribuirse al padecimiento de su enfermedad base –leucemia mieloide
aguda-, no es posible tampoco obviar la implicancia que tuvo la cirugía
en ello.
OCTOGESIMO NOVENO: Que según la epicrisis y declaración
de diversos testigos médicos que participaron en la atención de la
paciente (doña Nidia Estuardo Agurto a fojas 641; don Néstor
González Gómez a fojas 692); la causa de muerte de María Victoria
Berroeta Díaz fue una falla orgánica múltiple en el contexto de un
shock séptico secundario a una bacteremia por un bacilo gram
negativo, en consonancia con una leucemia mieloide aguda como
base. A ello se asoció como causa final un síndrome de hipertensión
endocraneana secundario a múltiples hematomas intracerebrales,
debido al trastorno de coagulación derivado del shock séptico y del
cáncer hematológico que padecía.
NONAGESIMO: Que establecido que la muerte de María Victoria
Berroeta Díaz se produjo producto de complicaciones infecciosas y
hemorrágicas al cáncer hematológico que padecía, es imposible
desconocer la influencia causal que tuvo la intervención quirúrgica a
que fue sometida en el desencadenamiento de los hechos.
NONAGESIMO PRIMERO: Que, en primer término, es de
aclarar que si bien fue programada una quistectomía laparoscópica,
según consta del ingreso médico, la que conlleva menores
complicaciones que la cirugía convencional, al disminuir los riesgos de
hemorragias por emplear aberturas de menos tamaño en el órgano; en
definitiva María Victoria Berroeta Díaz fue sometida a una
quistectomía abierta, según lo descrito en el protocolo médico, sin
dejar constancia de los motivos que llevaron a este cambio de
procedimiento.
NONAGESIMO SEGUNDO: Que no existe duda que toda
intervención quirúrgica, y mas aún una abierta, necesariamente
envuelve mayores efectos en la coagulación de la paciente como
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también en su exposición a contraer infecciones.


NONAGESIMO TERCERO: Que, por consiguiente,
considerando las condiciones en que la operación se realizó,
aplicando el procedimiento común y general, sin los resguardos pre y
post operatorios (al menos en los dos días siguientes), que se hacían
necesarios atendida la enfermedad que la paciente padecía, y cuyo
diagnóstico era probable con los exámenes de laboratorios que se le
realizaron, queda en evidencia que ella fue expuesta a sufrir
problemas de coagulación e infecciosos, o que al menos aceleraron
dicho proceso.
NONAGESIMO CUARTO: Que no obsta a lo anterior, el que la
tomografía computada de abdomen y pelvis practicada a María
Victoria Berroeta Díaz el 10 de marzo de 2007, agregada a fojas 386,
dé cuenta de leve cantidad de líquido libre a nivel de la pelvis y
cambios postquirúrgicos, sin evidenciar signos de complicación
quirúrgica, por cuanto aquello no reviste trascendencia a la luz de los
hechos discutidos, centrándose la controversia en si la intervención
tuvo implicancias o influyó en el posterior deceso de la paciente.
NONAGESIMO QUINTO: Que de todo lo expuesto no cabe si no
concluir que entre el actuar del médico demandado y el hecho dañoso
(muerte de la paciente), existió la debida relación de causalidad
exigida por la ley, compartiendo las conclusiones arribadas por el
perito médico judicial don Angel Javier Cabrera Barrera, quien en su
informe allegado a fojas 902, concluye: “En resumen, en este caso
existe una relación de causalidad, que está dada porque la cirugía fue
determinante en el fallecimiento de la paciente María Victoria Barrueta
Díaz, ya que el Dr. Armando Cortínez, como cirujano principal a cargo
del equipo médico-quirúrgico, prescindió de los resultados de los
exámenes básicos y obligatorios del pre-operatorio, los cuales daban
cuenta de una enfermedad subclínica, que por sus graves alteraciones
hematológicas y de coagulación, contraindicaban y a su vez
postergaban cualquier intervención quirúrgica. Sin embargo el acto
quirúrgico trajo como consecuencia el desencadenamiento de una
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serie de complicaciones post-quirúrgicas, detalladas anteriormente


que conllevaron a la muerte de la paciente. Por consiguiente si la
paciente no hubiera sido operada, se hubiera podido manejar y
controlar adecuadamente su patología de Leucemia Mieloide Aguda,
evitando dichas complicaciones”.
NONAGESIMO SEXTO: Que esclarecido el actuar negligente
del doctor Cortínez Castro, quien formaba parte del staff de médicos
del Hospital Clínico de la Universidad de Chile en el año 2007, según
Oficio Nº572 de 11 de agosto de 2011, emitido por la misma entidad,
rolante a fojas 207, ha quedado acreditada igualmente la
responsabilidad de dicho centro asistencial. Esto por aplicación de lo
dispuesto en el artículo 2320 del Código Civil, en virtud del cual el
establecimiento de salud ha de responder por el hecho de su
facultativo, al encontrarse bajo su dependencia.
Que, así, concurriendo los requisitos de la responsabilidad
extracontractual respecto del médico Cortínez Castro y existiendo una
relación de dependencia con el centro asistencial del que formaba
parte, surge necesariamente la responsabilidad derivada de éste
último.
NONAGESIMO SEPTIMO: Que a continuación, corresponde
detenerse en la determinación y prueba de los daños que los
demandantes alegan haber sufrido como consecuencia del
fallecimiento de María Victoria Berroeta Díaz.
NONAGESIMO OCTAVO: Que en cuanto al daño emergente,
consistente en los gastos médicos y de expensas fúnebres que
señalan haber incurrido con ocasión del fallecimiento de María Victoria
Berroeta Díaz, ellos no resultan suficientemente acreditados, toda vez
que los únicos documentos acompañados para tales efectos,
agregados a fojas 269 y 292, singularizadas como cartolas de
prestaciones hospitalarias de la paciente María Victoria Berroeta Díaz,
consiste en un listado que no entrega mayores antecedentes y, lo más
importante, que no da cuenta que las mismas hubieren sido pagadas
por los actores.
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NONAGESIMO NOVENO: Que en cuanto al daño moral, se ha


sostenido que está “constituido por el menoscabo de un bien no
patrimonial que irroga una lesión a un interés moral por una (persona)
que se encontraba obligado a respetarlo” (Domínguez Hidalgo,
Carmen. El daño moral, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2000, p.
84).
CENTESIMO: Que si bien la demanda no es del todo clara en
cuanto a solicitar y fundamentar el daño moral que habría padecido
María Victoria Berroeta Díaz desde que fue operada y hasta su
muerte, no se rindió prueba alguna al efecto, lo que unido que a la
fecha de la presentación de la acción no era sujeto de derecho, es
fundamento suficiente para desestimar dicha pretensión, pues el daño
moral es personalísimo e intransmisible.
CENTESIMO PRIMERO: Que no sucede lo mismo con el daño
moral demandado por la madre y hermanos de María Victoria Berroeta
Díaz, toda vez que para acreditar este tipo de padecimiento, prestó
declaración doña Isabel Fonseca Alomar, don Fernando Orquera
Rojas, doña Nicole Stepke Brande y doña María Estela Cabezas
Leiton, quienes declaran a fojas 574 bis, 583, 616 y 630,
respectivamente, acerca de la efectividad de los daños emocionales y
sicológicos que la muerte de María Victoria Berroeta Díaz produjo en
la familia, conllevando a la separación del matrimonio, y la depresión
de algunos de sus miembros, razón por la que se sometieron a
tratamiento sicológico y la repitencia de curso de la hermana menor.
CENTESIMO SEGUNDO: Que dicha prueba testimonial es
suficiente para dar por acreditado la aflicción, dolor y angustia que la
muerte de uno de sus miembros produjo en parte de la familia, al
reunir los requisitos del artículo 384 regla 2ª del Código de
Procedimiento Civil.
CENTESIMO TERCERO: Que, sin embargo, es necesario
precisar que el fallecimiento de María Victoria Berroeta Díaz no fue la
causa de la separación de sus progenitores, como es afirmado en la
demanda, dado que ellos ya se encontraban separados a la época de
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los hechos, según la propia declaración de su padre don Patricio


Berroeta, prestada ante la Fiscalía Local de Santiago Poniente, por lo
que dicha circunstancia no puede ser ponderada al determinar el
monto de los daños.
CENTESIMO CUARTO: Que para efectos de determinar el
quantum a que serán condenados los demandados, se tendrá en
especial consideración el parentesco que unía a los demandantes con
la víctima; la edad de María Victoria, apenas 17 años, lo intempestivo
de su fallecimiento, como asimismo el tiempo que permaneció en
agonía.
Por otra parte, también se tendrá en cuenta la enfermedad
cancerígena grave y, en algunos casos, mortal que padecía María
Victoria, hecho que transforma en incierta su expectativa de vida,
antecedente que no puede ser obviado al momento de determinar el
monto de la indemnización.
CENTESIMO QUINTO: Que conforme a lo expuesto en el
considerando anterior, se determina que los demandados deberán
pagar a doña María Inés Díaz Paredes la suma de $70.000.000.-
(setenta millones de pesos) y a los hermanos Javiera Paz, Luis Alberto
y Harnaldo Patricio, todos ellos Berroeta Díaz, la suma de
$50.000.000.- (cincuenta millones de pesos) para cada uno de ellos.
CENTESIMO SEXTO: Que, en este caso, ambos demandados
son responsables del total de los perjuicios precedentemente
determinados, por las culpas concurrentes de uno y otra, ora culpa
personal del doctor Cortínez Castro, ora culpa derivada que recae
sobre el Hospital Clínico de la Universidad de Chile por el hecho de su
facultativo, y ello, naturalmente, sin perjuicio de las eventuales
acciones de repetición que se ejerzan ulteriormente. Como señala el
profesor don Enrique Barros Bourie a propósito de las culpas
concurrentes: “cada uno de quienes han intervenido causalmente en la
producción del daño es responsable por el total de los perjuicios,
porque, como se ha visto la concurrencia de culpas no excluye ni
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disminuye la responsabilidad. Se presenta en esos casos la situación


que la doctrina francesa denomina obligaciones in solidum,
caracterizadas porque comparten sólo los rasgos esenciales de las
obligaciones propiamente solidarias: se puede reclamar a cada deudor
el total de la obligación; una vez pagada la deuda, los demás
responsables pueden oponer la excepción de pago; y el que paga
tiene respecto de los demás acciones personales restitutorias”
(Tratado de Responsabilidad Extracontractual, primera edición, página
423).
Esta responsabilidad por el total de los perjuicios se explica,
además, porque no se incurre en la hipótesis de solidaridad del
artículo 2317 del Código Civil, que supone un cuasidelito cometido por
dos o más personas, y en la especie, el autor del cuasidelito fue nada
más que el médico demandado por cuyos hechos es responsable el
establecimiento de salud.

CENTESIMO SEPTIMO: Que el resto de antecedentes


probatorios, en nada obstan al raciocinio hasta aquí vertido, por lo que
resulta inoficioso extenderse en un mayor análisis.
Y visto, además, lo dispuesto por los artículos 1437, 1698 y
2314 y siguientes del Código Civil; 144, 170, 254, 384 regla 2ª, 426 y
427 del Código de Procedimiento Civil, se declara:
I.- En cuanto a la objeción de documentos:
a) Que se rechazan las objeciones de documentos opuesta por
la demandante a fojas 418 y 604.
b) Que se rechazan las objeciones de documentos opuestas por
el demandado Cortínez Castro a fojas 426 y 600.
II.- En cuanto a las tachas de los testigos:
a) Que se rechazan las tachas formuladas por la parte
demandante a los testigos de la demandada don Victor Illanes
Riquelme; don Néstor González Gómez; don Sergio Cerda San Martín
y don Ricardo Benítez Molina.
b) Que se rechaza la tacha deducida por el demandado Cortínez
Castro al testigo de la parte demandante don Daniel Moretti Castillo.
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III.- En cuanto a la excepción de falta de jurisdicción:


Que se rechaza la excepción de falta de jurisdicción deducida a
lo principal de fojas 37 por el demandado Hospital Clínico de la
Universidad de Chile.
IV.- En cuanto al fondo del asunto:
a) Que se acoge la demanda solo en cuanto se condena a los
demandados a pagar por concepto de daño moral a doña María Inés
Díaz Paredes la suma de $70.000.000.- (setenta millones de pesos) y
a los hermanos Javiera Paz, Luis Alberto y Harnaldo Patricio, todos
ellos Berroeta Díaz, la suma de $50.000.000.- (cincuenta millones de
pesos) a cada uno de ellos.
b) Que las sumas indicadas precedentemente se pagarán
reajustadas conforme a la variación que experimente el Indice de
Precios del Consumidor, entre la fecha de la dictación de esta
sentencia definitiva y hasta el pago de lo condenado, y con los
intereses corrientes para operaciones reajustables desde el día que el
fallo quede ejecutoriado.
c) Que se rechaza la demanda en cuanto a lo solicitado por daño
emergente.
d) Que se condena en costas a los demandados.
Rol Nº13.603-2007

Pronunciada por doña Daniela Royer Faúndez, Juez Titular.

Autoriza don Iván Pinochet Covarrubias, Secretario Subrogante.

En Santiago, a diecis éis de Agosto de dos mil diecis éis , se notificó por el
estado diario, la resolución precedente.
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Este documento tiene firma electrónica


DANIELA ANDREA ROYER FAUNDEZ IVAN ABELARDO COVARRUBIAS y su original puede ser validado en
Fecha: 16/08/2016 17:01:37 PINOCHET http://verificadoc.pjud.cl o en la
Fecha: 16/08/2016 17:14:49 tramitación de la causa.

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