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FACULTAD DE CIENCIAS ADMINISTRATIVAS CONTABLES Y ECONOMÍAS

PROGRAMA COMERCIO INTERNACIONAL

ADNUER ANDRÉS SUÁREZ ALVEAR


ESTUDIANTE

SANDRA LILIANA PABÓN CUELLAR


DOCENTE

VALLEDUPAR – CESAR
UNIVERSIDAD POPULAR DEL CESAR
2019
El mapa conceptual trata de las etapas que tiene o que conforma la integración
económica que son las siguientes:
Área de preferencias comerciales: son los países establecen preferencias sociales
para comerciar unos con otros, hay libre cambio de productos alimenticios u otros
que sean tomados en el Acuerdo de Integración. Es el nivel más sencillo de bloque
económico.
Zona de libre comercio:
Este tipo de bloque económico está formado por un tratado entre dos países o más
países (Tratado de libre Comercio). Por ejemplo:
Unión aduanera: En este caso se vinculan dos mecanismos; a) los aranceles únicos
para el intercambio de productos entre los países que conforman el bloque, y b) los
aranceles únicos para la comercialización de productos con otros países que no
forman parte del bloque. Por ejemplo La Comunidad Andina de la cual nuestro país
es miembro.
Mercado común: Este es un bloque en el que al igual que el Libre Comercio se
establece un único arancel para países externos y hay libre circulación de bienes
y personas. El mejor ejemplo para este tipo de bloque es el Mercado Común del
Sur MERCOSUR que integran las naciones sudamericanas.
Unión económica o monetaria: Este tipo de bloque incluye los acuerdos que plantea
la zona de libre comercio y la unión aduanera pero incluye además la creación de
una moneda común. Esto se ha realizado en la Unión Europea a partir de la
creación del euro como moneda común de los países miembros.
Como podemos observar la mayoría de los bloques económicos son regionales,
conformados por países próximos geográficamente.
Luego de finalizado el presente trabajo y una vez profundizado en el concepto de
Integración Económica como objeto de estudio del mismo, podemos afirmar, en
teoría, que los procesos de integración debieran seguir una lógica bastante clara,
partiendo desde lo que denominamos como una zona de libre comercio, hasta llegar
a lo que se conoce como una unión económica y monetaria, para posteriormente
dar un paso bastante más difícil hacia lo que sería la unión política, lo que implica
entre otras cosas la creación de instituciones supranacionales, es decir, con la
atribución de dictar normas obligatorias para los Estados y cuya aplicación sea
inmediata y prevalente, producto de una voluntad de ceder grados de soberanía,
siendo esto último una de los aspectos polémicos y que hace difícil el avanzar en la
integración.
Es necesario reconocer que la integración es posible gracias a una voluntad
manifiesta o explícita por parte del poder político de cada uno de los Estados que
se hacen partícipes de un proceso de integración. Lo anterior nos lleva a afirmar
que la integración es un proceso esencialmente político -por tanto una de sus
características es la presencia del conflicto-, siendo este último un elemento que
está presente durante todo el proceso integrativo independientemente del grado al
que se llegue o se quiera llegar.

Si bien el elemento político es de gran importancia, no es posible considerarlo como


una variable aislada, ya que, de manera obligada debemos considerar otros factores
que complementan lo que hasta ahora hemos dicho.
Complementario a la voluntad política, creemos necesario el surgimiento de un
sentido de identidad que emane desde la sociedad -desde el ciudadano común
hasta las cúpulas de poder- para con el proceso y las nuevas estructuras que éste
vaya creando -recordemos que a medida que se avanza en la integración, se
debieran crear órganos supranacionales encargados de la coordinación de las
políticas comunes de la comunidad que se ha formado-; esta identidad o en cierta
medida traspaso de lealtades, produce que los grupos opositores al esquema de
integración, estén menos dispuestos a atacar de manera frontal la evolución del
proceso, permitiendo que éste sea más dinámico.
Asimismo, importante también es destacar que un proceso de integración, ya sea
en sus aspectos tanto políticos como económicos, se hace mucho más difícil en
presencia de factores como la asimetría económica entre las partes del proceso -el
ejemplo más cercano es el caso de América Latina con el MERCOSUR-, el
subdesarrollo como complemento de lo anterior y por tanto la inestabilidad producto
entre otras cosas del descontento social que se manifiesta en forma de violencia, la
escasa capacidad de adaptación a los cambios y la incapacidad de las élites de
llevar a cabo un proyecto común de integración. Lo anterior visto desde una
perspectiva funcionalista, se constituye en un obstáculo al proceso de derrame que
supone la integración funcionalista. En este sentido nos es fácil entender el porqué
del éxito en el proceso de integración de Europa, ya que precisamente los Estados
que iniciaron el proceso y los que posteriormente se fueron integrando, en su
mayoría se caracterizan por ser países industrializados, con economías más o
menos simétricas, con una alta capacidad de adaptación por su condición de países
desarrollados y por último con una élite que es capaz de complementarse y alcanzar
acuerdos.

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