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¿Qué son los miomas?

Los miomas (fibromas, fibromiomas o leiomiomas) son los tumores benignos más frecuentes del aparato genital
femenino, apareciendo en un 20 a un 50% de las mujeres en edad reproductiva. Su más alta incidencia ocurre entre los 35 y
los 49 años, y es de 3 a 9 veces más frecuente en la raza negra que en la blanca.

La mayoría de los miomas no producen síntomas y no necesitan ser tratados, como de hecho ocurre en más del
50% de las mujeres que los tienen. Las mujeres que presentan síntomas se quejan de reglas muy abundantes y/o sangrado
entre reglas fundamentalmente. A veces también refieren dolor en el bajo vientre u otros síntomas más inespecíficos, como
un aumento de la frecuencia urinaria, ciática.

Las causas de la aparición de miomas no se conocen exactamente, aunque parece ser que existe una predisposición
genética (cromosomas anormales) y una influencia hormonal. Los miomas crecen durante el embarazo cuando hay un nivel
elevado de hormonas y regresan en la menopausia cuando los niveles hormonales son más bajos.

La mayoría de las mujeres que tienen esta enfermedad no suelen tener un solo mioma, sino que suelen tener
varios, es decir, que en la mayoría de los casos son múltiples.

El tamaño de los miomas es muy variable, llegando algunos a adquirir un tamaño que pueden simular hasta un
embarazo de 6 meses.

Según la localización en el útero podemos dividirlos en:

Miomas
Submucosos
Miomas
Subserosos
Miomas
Intramurales
Miomas
Transmurales

1 - Submucosos: Nacen y crecen justo debajo del endometrio (la capa interna del útero). Estos miomas pueden tener una
base ancha de inserción al útero, o pueden estar atados al útero por un tallo fino y la mayor parte del mioma estar colgando
en la cavidad uterina (miomas submucosos pediculados).
Este tipo de mioma es el menos frecuente de todos, pero es el que más problemas suele causar.
2 - Subserosos: Aparecen y se desarrollan bajo la serosa (capa externa del útero). Los hay de base ancha, abultando
externamente el útero o los hay atados a un tallo fino quedando la mayor parte del mioma colgando dentro de la cavidad
abdominal. Este tipo de mioma no suele producir reglas abundantes o sangrado entre reglas, pero al crecer hacia fuera
puede ocasionar dolor en la parte baja de la espalda o sensación de presión en el bajo vientre o en todo el abdomen,
estreñimiento...
3 - Intramurales: Se desarrollan en el espesor de la pared del útero y no distorsiona, o solamente de una forma moderada,
el endometrio o la superficie serosa.
4 - Transmurales: Se desarrollan en el espesor de la pared del útero pero llegan a adquirir un tamaño que distorsionan
sustancialmente el endometrio y la superficie serosa.
Estos dos últimos son los tipos más comunes de mioma. Pueden causar reglas muy abundantes o sangrado entre reglas,
dolores en el bajo vientre, aumento de la frecuencia urinaria, y son los que fundamentalmente se benefician de la
embolización.

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¿Cuáles son los síntomas?
La mayoría de las mujeres con miomas no tienen síntomas, y de hecho sólo de un 10 - 20% de estas mujeres necesitarán
tratamiento.
Dependiendo de la localización, del tamaño y del número de miomas , los síntomas varían. Los más frecuentes son:

- Reglas muy abundantes o sangrado entre reglas.


Las pacientes se quejan de sangrar en mucha cantidad y durante varios días en sus reglas. Otras refieren además, o
solamente, sangrado vaginal entre las reglas. Algunas veces estos sangrados llevan verdaderos coágulos de sangre y la
paciente puede presentar anemia.
Otros síntomas menos frecuentes son:

- Dolores cólicos en el bajo vientre durante las reglas (dismenorrea).

- Sensación de peso o presión en el bajo vientre.

- Dolor en la parte baja de la espalda (región lumbar) o incluso dolor irradiado a una pierna (ciática) ya que
los miomas pueden presionar los nervios que pasan cerca de él.

- Algunas pacientes se quejan de tener que orinar muy a menudo (aumento de la frecuencia urinaria), y esto
es debido a la presión que ejerce el mioma en la vejiga de la orina.

- Estreñimiento y sensación de distensión abdominal por gases. Esto se debe a la presión que pueden causar
en el intestino grueso.

- Aumento del perímetro abdominal que puede interpretarse como un aumento de peso.

-Dolor durante el acto sexual.

¿Quién es más propenso a tener miomas?


Los miomas son tumores muy frecuentes en las mujeres. A medida que aumenta la edad, aumenta el número de
mujeres con miomas y cuando se llega a la menopausia suelen disminuir por falta de estímulo hormonal.

La mayor incidencia ocurre entre los 35 y los 49 años de edad, pero aproximadamente un 20% de las mujeres
presentan miomas entre los 20 y 30 años, un 30% entre los 30 y 40, y un 40% entre los 40 y 50 años.

En las mujeres de raza negra, los miomas son de 3 a 9 veces más frecuente que en las de raza blanca. Parece ser
que el factor genético juega un papel importante en el desarrollo de los mismos.

¿Cómo se diagnostican los miomas?


El ginecólogo puede sospechar la presencia de miomas en un examen físico realizado a la paciente, al percibir un
aumento de tamaño del útero.

La confirmación del diagnóstico suele hacerse a través de una ecografía (ultrasonografía).

Otra forma más segura de hacer el diagnóstico, así como de saber exactamente la localización, el número y el
tamaño de los miomas es a través de una Resonancia Magnética.

La histeroscopia diagnóstica es una buena opción, sobre todo para evaluar la presencia de miomas submucosos.

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Embolización de miomas uterinos
La embolización consiste en interrumpir el flujo sanguíneo de las arterias que alimentan los miomas. Con este
procedimiento se detienen las hemorragias, y se reduce el tamaño de los miomas. Por otra parte, se evitan procedimientos
más agresivos, como la miomectomía (cirugía para extraer los miomas) o la histerectomía (extirpación del mismo útero).
La parte sana del útero seguirá recibiendo sangre por otras arterias.

¿Cómo se hace?
La paciente es valorada en primer lugar por un ginecólogo, que es el que hace la sospecha diagnóstica. A
continuación, se le realiza una ecografía y/o Resonancia magnética, para definir bien el número de miomas, su tamaño y la
localización; así como una analítica de sangre de rutina.

La embolización es realizada por el radiólogo intervencionista, en una sala de Vascular que dispone de un equipo
de Rayos X especial.

La paciente es ingresada el mismo día del procedimiento, y una vez en la sala de Radiología Vascular, se le coge
una vena en el brazo por donde se le irán suministrando los sedantes y analgésicos que sean necesarios. También se le
coloca una sonda en la vejiga, para que se vaya eliminando el contraste que se va introduciendo y no interfiera en la
visualización del radiólogo mientras está realizando la intervención.

Aunque este procedimiento se realiza sin anestesia general, siempre hay un anestesista presente que es el que va
controlando los medicamentos que vaya necesitando la paciente.

La intervención se lleva a cabo, a través de la ingle por donde pasa una arteria llamada femoral común. Después de
desinfectar la zona con un antiséptico, se inyecta un anestésico local con una aguja muy fina.

Al cabo de un minuto, la piel está anestesiada y se procede a pinchar la arteria con una aguja más gruesa. Una vez
dentro de la arteria, se introduce un tubo muy fino de plástico (catéter), y se va navegando hasta llegar a las arterias que
llevan la sangre al útero y a los miomas.

Todo esto se hace guiándose a través de una televisión conectada al equipo de Rayos X.

Una vez con el catéter en su sitio, se introducen unas partículas de muy pequeño tamaño, que van cerrando las
arterias que alimentan a los miomas.

Terminado el procedimiento, se quita el catéter y se hace una compresión local con la mano, igual que se hace
cuando se aplica una inyección a la vena. Después de esta compresión, la paciente es llevada a su cuarto, donde deberá
permanecer ingresada durante unas 18-24 horas.

Durante ese periodo, ya podrá comer, leer y ver televisión.

Después de dormir una noche en la clínica, al despertar por la mañana, en general la paciente ya se encuentra en
condiciones de ser dada de alta.

Contactaremos con la paciente a la semana del procedimiento a ver cómo se encuentra y transcurridos tres meses,
se hace otra ecografía o Resonancia Magnética, para medir la reducción del volumen del útero y de los miomas. La
paciente también debe hacer el chequeo normal con su ginecólogo.

Catéter en la arteria uterina


derecha. Se introduce contraste por
el catéter y se delimitan dos
miomas de gran tamaño.

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Anestesia y tratamiento del dolor
La embolización se realiza con anestesia local en el lugar donde se introduce el catéter. No se necesita anestesia
general, pero la paciente estará sedada para que se sienta soñolienta, aunque no profundamente adormecida, para asegurar
su máxima comodidad.

En la mayoría de las pacientes, en las horas siguientes al procedimiento, e incluso en los primeros días después de
ser dadas de alta, sufren dolores cólicos en el bajo vientre, semejante a los dolores de la menstruación. Esto es debido al
súbito corte en el abastecimiento sanguíneo de los miomas. Aunque esto puede resultar un poco incómodo, la paciente se
lleva una pauta de analgesia a casa que se le proporciona antes de ser dada de alta y tendrá un teléfono de consulta por si
desea ponerse en contacto con el equipo que le ha realizado el procedimiento.

Complicaciones
La embolización es un procedimiento mínimamente invasivo, pero aun así sujeto a algunas complicaciones:
Hematoma en la ingle, en el sitio de la punción, que no suele requerir ningún tratamiento y desaparece en unos días.

Como consecuencia de la embolización, en las 48 horas siguientes la paciente suele presentar malestar y dolor en
el bajo vientre, a veces acompañado de fiebre (síndrome postembolización). Normalmente cede con tratamiento médico,
pero a veces persisten días o incluso semanas después del procedimiento, y excepcionalmente pueden requerir intervención
quirúrgica para quitar el útero.

Descarga vaginal. En un 20% aproximadamente de las pacientes, después de la embolización pueden presentar un
manchado sanguinolento a través de la vagina, que suele desaparecer, pero que a veces persiste durante mucho tiempo.

Como en cualquier otro procedimiento en que se utiliza contraste, puede presentarse una alergia al mismo. Las
reacciones alérgicas pueden variar de leves a severas. Estas reacciones ocurren en una de cada mil pacientes, siendo las
reacciones severas muy raras.

De todas formas, si ocurriera cualquier complicación no dude que todos los medios médicos del hospital están
dispuestos para intentar solucionarlas.

¿Qué éxito tiene la embolización?


Ha quedado demostrado en diferentes estudios que la embolización de miomas uterinos es una buena alternativa a
otro tipo de tratamientos más agresivos y con más complicaciones como es la histerectomía. Se está viendo que esta nueva
técnica se está implantando cada vez más en los países de nuestro entorno por los siguientes motivos:

- El 87-90% de las mujeres embolizadas cesan de sangrar y les desaparecen los otros síntomas acompañantes,
como dolor, sensación de opresión.
- Las pacientes se recuperan pronto y pueden reanudar sus actividades diarias en un mínimo de tiempo.
- En una única sesión se pueden tratar todos los miomas a la vez.
- La embolización se considera un tratamiento poco traumático ya que no se pierde el útero.
- La embolización de miomas uterinos no impide que la paciente se someta después a otras intervenciones, en caso
de que la embolización no resuelva los problemas (5-10% de los casos).

Fertilidad
La relación entre miomas y esterilidad no está claramente demostrada.

Los miomas subserosos no parecen afectar a la fertilidad, sin embargo los miomas submucosos o los intramurales
(que afectan a la cavidad uterina) parecen disminuir las probabilidades de quedarse embarazada y su tratamiento mejora las
tasas de gestación.

Por tanto, en mujeres jóvenes con miomas submucosos o intramurales, que no logran un embarazo (aunque no
presenten otros síntomas) hay que plantearse el tratamiento de estos miomas.

Embolización

Se ha visto que algunas mujeres, después de ser embolizadas se quedan sin reglas, y por lo tanto sin la posibilidad
de concebir. Esto ocurre en 1-2% de mujeres más jóvenes de 45 años y hasta un 15% en mujeres mayores de 45 años. Por
lo tanto cuando una paciente con mioma desea mantener la fertilidad el mejor tratamiento, demostrado hasta ahora, es la
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miomectomía. La embolización puede considerarse en el caso de que se plantee una cirugía muy difícil y las probabilidades
de tener que quitar el útero sean muy altas.

Embarazo: Entre el 4-5% de las mujeres que se quedan embarazadas, se les diagnostican miomas uterinos en ese
momento. El 80% de estos miomas van a permanecer estables o van a regresar, y sólo el 20% de ellos pueden dar algún
tipo de problema (aborto espontáneo, trabajo de parto pretérmino, rotura prematura de membranas, presentación anómala y
cesárea). Todo esto va a depender del tamaño del mioma, del número de ellos y de su localización.
Durante el embarazo no hay que hacer ningún tratamiento para los miomas, pero hay que seguir puntualmente los
controles y consejos ginecológicos.

Otras opciones de tratamiento


La embolización no es el único tratamiento de los síntomas causados por miomas. Existen otras alternativas, que podemos
dividir en:
1. Tratamiento medicamentoso
2. Tratamiento quirúrgico

1. Tratamiento Medicamentoso
Consiste en un tratamiento hormonal, de diferentes tipos, incluidos los medicamentos agonistas de la GnRH. Con
este tratamiento se reduce el tamaño de los miomas, pero tiene el inconveniente de que cuando se interrumpe el tratamiento
los miomas vuelven a crecer. Por lo tanto se suele utilizar sólo temporalmente hasta que se decida la solución definitiva.

2. Tratamiento Quirúrgico
Existen diferentes tipos de cirugía:

Miomectomía: consiste en la extracción de uno o más miomas a través de cirugía abriendo el abdomen, o a través de un
pequeño orificio (laparoscopia).

Este tratamiento tiene la desventaja, de que en un 35% de las pacientes vuelven a aparecer los miomas. Por otra
parte, la paciente es sometida a una cirugía y por lo tanto el periodo de recuperación después de la operación es largo. Otras
complicaciones que pueden producirse son la formación de adherencias entre los órganos de la pelvis (trompas, ovarios,
útero e intestinos), que pueden llegar a provocar dolores.

También hay que decir que a veces durante este tipo de cirugía hay que acabar quitando todo el útero, debido al
tamaño del mioma, a problemas de sangrado durante la cirugía.

Resección histeroscópica: este tipo de intervención se realiza fundamentalmente, y es el ideal, en los casos de miomas
submucosos. Tiene la ventaja de que la recuperación es muy rápida, no se quita el útero y no se suele hacer con anestesia
general.

Histerectomía: consiste en extraer el útero totalmente (cuerpo y cuello) o parcialmente (sólo el cuerpo). Se puede hacer
abriendo el abdomen (histerectomía abdominal) o a través de un orificio (histerectomía laparoscópica).

Algunas veces también se extraen los ovarios y trompas (histerectomía total con anexectomía bilateral).
Entre las desventajas de la histerectomía se encuentran:

Del 25 a 50% de las pacientes sometidas a una histerectomía sufrirán una o más complicaciones, aunque de poca
importancia, o reversibles.

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Como cualquier tipo de cirugía, la histerectomía puede conllevar riesgos mayores, tales como la muerte.
La retirada del útero, que produce una sustancia llamada prostaciclina, responsable de la inhibición de la
formación de coágulos sanguíneos, puede predisponer a la mujer a padecer trombosis, y puede ser un factor de aumento del
riesgo de un infarto.

Si los ovarios también son extraídos se pierde la fuente hormonal, y las mujeres que no puedan ser tratadas con
terapia de reposición hormonal, tendrán una menopausia instantánea y mayor riesgo de desarrollar osteoporosis e infartos
de miocardio.

EMBOLIZACION DE LA ARTERIA UTERINA

Una alternativa eficaz contra los fibromas


La embolización de fibromas es un procedimiento radiológico mínimamente invasivo · Consiste en la inyección de
pequeñas partículas a las arterias uterinas -mediante un catéter- para obstruirlas y así detener el flujo de sangre a los
fibroides, provocando que disminuyan hasta desaparecer · La duración de la intervención oscila entre 40 minutos y una
hora · Se realiza con anestesia local y sedación

Los miomas o fibromas uterinos, un problema que padece alrededor del 25 por ciento de las mujeres, son tumores
benignos (no cancerígenos) que se desarrollan en la pared muscular del útero. Aunque no siempre provocan síntomas,
pueden desencadenar problemas en algunas mujeres, incluyendo dolor, aumento del sangrado menstrual y -cuando son muy
grandes- compresión de la vejiga, los uréteres, el recto, constipación y aumento de la frecuencia urinaria. Habitualmente
disminuyen o desaparecen con la menopausia, cuando los niveles de estrógeno -la hormona femenina que circula en la
sangre- decaen drásticamente. Los fibromas pueden ser del tamaño de la cabeza de un alfiler o tan grandes como para
provocar que el útero crezca hasta el tamaño de un embarazo de cinco meses.

Los tratamientos más habituales de los miomas -que se realizan sólo cuando hay síntomas- son la histerectomía, la
miomectomía y las hormonas. Pero en los últimos años comenzó a implementarse un sencillo procedimiento conocido
como embolización de la arteria uterina. Esta técnica utiliza un catéter para inyectar micropartículas en la arteria uterina
que bloquean el flujo sanguíneo a los miomas, provocándoles la muerte.

De acuerdo a su ubicación en el útero, los fibromas se clasifican en:

subserosos (aparecen sobre la


superficie uterina)
intramurales (son los más
frecuentes, se desarrollan en el
espesor de la pared uterina y
aumentan de tamaño)
submucosos (protruyen hacia la
cavidad endometrial y pueden
producir sangrado y
menstruaciones abundantes)

-¿Cómo se tratan habitualmente los fibromas?

Se pueden tratar con hormonas para inhibir las hormonas femeninas. Si bien casi todas las pacientes responden,
existen dos problemas: cuando dejan el tratamiento los fibromas vuelven a aparecer inmediatamente y, en las mujeres
mayores, aumenta el riesgo y los síntomas de la osteoporosis. En estas dos eventualidades no se puede aplicar este
tratamiento y se pasa a lo que se llama tratamiento quirúrgico, con el objetivo de extirpar el mioma. Puede hacerse en
forma clásica (haciendo un corte en la piel similar al que se realiza para una operación de cesárea) o bien por laparoscopia
(se realizan sólo tres pequeños cortes menores de 1 cm en el abdomen para introducir una fuente de luz, una camarita y una
pinza). Una tercera opción es la de realizarla por vía histeroscópica, que consiste en entrar a la cavidad del útero por la
vagina y sacar el mioma desde allí. Finalmente se puede optar por el más clásico y común de todos los procedimientos: la
histerectomía (sacar el útero completamente y con él los miomas).

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Imagen: Sociedad de Radiología Cardiovascular &
Intervencional

¿En qué consiste exactamente la embolización de fibromas?

La embolización consiste en entrar con un catéter dentro de la arteria que va al útero (por punción de una arteria
que está en la ingle, la arteria femoral), y desde allí pasar a la arteria que va al mioma para obstruirla, inyectando unas
partículas, que impiden el paso de la sangre. De esta manera, al quedar sin irrigación se seca el mioma, disminuye de
tamaño y disminuyen o desaparecen los síntomas.

El procedimiento exige internación?

La gran mayoría de las pacientes -el 90 por ciento- necesita 24 horas de internación, pero muchas pueden irse
antes. El motivo para internar a una paciente después de una embolización es controlar el dolor producido por la muerte de
los miomas por infarto (porque se los deja sin sangre). Ese dolor se maneja perfectamente con medicación. La internación
es paradarle esa medicación, que la paciente sólo recibe mientras está internada.

¿Quién es el especialista que realiza la embolización?

Especialistas que se dedican a hacer otras técnicas por catéteres. Se llaman radiólogos intervensionistas, es una
subespecialidad de la radiología que se dedica a tratamientos mediante catéteres. Lo más clásico es la angioplastia.
Nosotros embolizamos otros territorios, como el cerebro, el hígado, otras cosas.

¿Cuánto tiempo lleva la intervención?

Entre 40 minutos y una hora. Es raro que se extienda más tiempo porque es bastante homogénea la anatomía y
además las arterias de las pacientes -que en general son jóvenes- no tienen arteriosclerosis, que es lo que puede complicar
un cateterismo. Son arterias sanas que facilitan el avance del catéter.

¿Cómo debe preparase la paciente antes de la embolización?

Sólo tiene que estar en ayunas para la anestesia. No tiene que tener ninguna otra preparación. Salvo las mujeres
que habían estado con tratamientos hormonales (Lupron), que deben suspenderlo un tiempo antes, porque lo que hace esta
medicación es vasoconstricción, es decir, disminuye el calibre de las arterias. Entonces disminuiría el efecto de la
embolización si tiene las arterias con vasocontricción. Hay que suspenderlo tres cuatro o meses antes y después, cuando las
arterias vuelven a su calibre normal, se hace la embolización.

¿Es necesario hacer reposo luego de la intervención?

La paciente necesita 24 horas de internación. Las alternativas quirúrgicas, en cambio, llevan mucho más tiempo de
internación y llevan más tiempo para reestablecer la vida normal. La embolización es una punción de un par de milímetros
en la arteria femoral y es la única cicatriz que va a tener la mujer, o sea que casi no le va a quedar cicatriz.

¿Se eliminan todos los fibromas o sólo los principales?

Se eliminan todos los fibromas. Y el procedimiento también es efectivo para los úteros miomatosos (con fibromas
múltiples).

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¿Es dolorosa la intervención?

No, la intervención no es dolorosa, lo que es doloroso es el postoperatorio, pero se maneja con medicación
perfectamente bien; la mujer no tiene porqué sentir dolor en ningún momento. El procedimiento se hace con anestesia local
en el punto de punción y con sedación, o sea que la paciente está despierta pero sedada.

¿Los miomas pueden volver a aparecer luego de la embolización?

No se ha visto que aparezcan de vuelta los miomas. Esto se realiza desde hace 7 u 8 años, quizás necesitamos 20
años de seguimiento de estas pacientes para ver si vuelven a aparecer o no; pero en principio, no.

¿Puede tratarse cualquier tipo de mioma con esta técnica?

Sí, pero cuando los fibromas pueden sacarse fácilmente por histeroscopia o laparoscopia quizás sea mejor usar
estas técnicas porque están más probadas. Sin ninguna duda, en casos en que los fibromas van a ser tratados con
histerectomía, que se va a sacar el útero y con ello la fertilidad de la mujer, primero hay que hacer una embolización.

¿Puede hacérsele a cualquier mujer?

Sí, a menos que haya una infección previa o que la mujer esté embarazada.

¿La embolización puede afectar la fertilidad?

No está confirmado. En principio, no disminuye la fertilidad, pero no debería indicarse absolutamente cuando la
mujer quiere quedar embarazada posteriormente, salvo que la alternativa sea la histerectomía.

¿Que ventajas tiene esta técnica con respecto a la histerectomía, la miomectomía y los tratamientos con hormonas?

Con respecto a la histerectomía, la principal ventaja radica en que con la embolización el útero permanece en su
lugar y la mujer no pierde, en principio, fertilidad. En cuanto a la miomectomía, la mujer ve que no tiene cicatrices, el
posoperatorio es mucho más rápido, no tiene dolor y la recuperación a su vida normal es mucho más rápida. Con respecto a
las hormonas, las ventajas son que el resultado es permanente; en cambio, con las hormonas el mioma vuelve a aparecer
rápidamente. Además, la embolización no tiene efectos secundarios, como sí los tienen las hormonas.

¿Cuáles son las desventajas de la técnica frente a otros tratamientos?

Con respecto a la histerectomía, no tiene desventajas, aunque falta tiempo para ver realmente cuál es el efecto a
largo plazo. Ese sería el primer gran punto negativo. En cuanto a las hormonas, hay que tener en cuenta que la
embolización es un tratamiento quirúrgico y el otro, médico. Pero más allá de eso, no hay desventajas.

¿Es riesgosa la técnica? ¿Qué complicaciones puede desencadenar?

A través de redes arteriales colaterales, estas micropartículas pueden llegar a los ovarios y producir lo que se
conoce como insuficiencia ovárica y adelantar la menopausia. Esto pasa en alrededor del 10 por ciento de los casos. Pero la
mitad de estos casos se revierte a los 3 meses. Podemos decir entonces que un 5 por ciento las mujeres, o tal vez un poco
menos, quedan con insuficiencia ovárica permanente, pero sabiendo que en general estos procedimientos se realizan a los
35/40 años (cerca de la menopausia) es difícil determinar si el procedimiento adelanta la menopausia o ésta llega en su
momento. Otra complicación que puede producirse es la infección del útero, por estar disminuida su vascularización. Esto
también sucede con muy poca frecuencia (en alrededor del 0,2 por ciento de los casos). El tratamiento de este problema
consiste en sacar el útero.

¿Cuánto hace que se usa esta técnica y cómo fue evolucionando?

En Argentina se usa hace unos 5 años. Pero la embolización existe desde hace 20 años en otros territorios. Se
empezó a utilizar en ginecología en el útero hace unos 10 años para cohibir hemorragias posparto. Uno de los problemas
del parto es que en uno o dos por ciento de las mujeres sigue sangrando, y mucho; lo que se hace es sacar el útero en ese
momento. Para evitar esta histerectomía se empezaron a hacer embolizaciones, no para tratar miomas sino para tratar el
sangrado; y se vio que el útero seguía viable, no se moría, y que la mujer podía quedar embarazada después. Entonces
comenzaron a tratarse los miomas muy grandes para desvascularizarlos (sacarles los vasos) y después tratarlos
quirúrgicamente. Después se vio que los resultados eran mucho más alentadores y permanentes en el tiempo, por lo que se
empezó a utilizar como técnica única. Esto sucede hace alrededor de 8 años. En nuestro país, en relación con las técnicas
clásicas, es muy poco frecuente y hay pocos centros en donde se hace.

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¿Qué otras indicaciones tiene la embolización en ginecología?

La embolización se usa para la hemorragia posparto, los miomas, los sangrados y los cánceres de cuello uterino.
También se utiliza para lo que se llama síndrome congestivo pélvico: mujeres que han tenido hijos y que les han quedado
las venas de la pelvis muy dilatadas, lo que produce dolor menstrual importante. Entonces se entra por la vena, no por la
arteria, y se tapan esas venas y disminuye o desaparece el dolor del síndrome congestivo pélvico.

¿Se redujo el número de histerectomías gracias a esta técnica?

El procedimiento no está totalmente difundido; y no se está utilizando tanto como para afirmar que
estadísticamente ha disminuido el número de histerectomías, pero teóricamente debería suceder.

En cuanto a los costos, ¿la embolización es más económica que una cirugía?

El costo es el mismo que el de la histerectomía. Tal vez tenga más costo la intervención per se porque se hace con un
equipo que es caro, pero al tener menos días de internación el costo global debería ser el mismo que el de la histerectomía.

¿Está cubierta por las obras sociales y prepagas?

Es complicado que la cubran. En este momento de crisis es difícil implementar técnicas nuevas. Las
embolizaciones se autorizan esporádicamente pero no en forma rutinaria.

UN ESTUDIO DE LA UNIVERSIDAD DE GEORGETOWN COMPARÓ AMBOS PROCEDIMIENTOS

Embolización: tan segura y efectiva como la histerectomía

Un nuevo estudio difundido el mes pasado en el 27º Congreso Científico Anual de la Sociedad de Radiología
Cardiovascular e Intervencional (SCVIR) de los Estados Unidos concluyó que la embolización de los fibromas uterinos es
una alternativa válida frente a la histerectomía.

El doctor James Spies, de la Universidad de Georgetown, fue el encargado de presentar los primeros resultados de
una investigación cuyo objetivo fue comparar las consecuencias de la embolización de fibromas uterinos (utilizando un
nuevo tipo de micropartículas desarrolladas por la empresa BioSphere Medical) con las de la histerectomía, el más
tradicional de los procedimientos para tratar los miomas. El estudio comparó 102 pacientes que optaron por la
embolización con 47 que se sometieron a una histerectomía, aunque hasta el momento sólo hay datos de un porcentaje de
ellos.

Según reveló el estudio, entre los 27 pacientes de embolización que estuvieron disponibles para realizar un
seguimiento con diagnóstico por imágenes a los 3 meses, el útero se redujo, en promedio, un 29 por ciento, y los fibromas
principales se redujeron un 42 por ciento.

Los pacientes recibieron un cuestionario para determinar la calidad de vida física y mental antes y después de los
procedimientos. Cincuenta puntos o más se consideran normales. En los pacientes de embolización, los puntajes físicos
mejoraron de 45 antes del procedimiento a 52 luego del mismo; para histerectomía, los puntajes se incrementaron de 42 a
51. Para salud mental, los puntajes de embolización se incrementaron de 42 a 52, y para histerectomía de 41 a 50.

En conclusión, los índices globales de satisfacción de ambos procedimientos fueron similares (94 por ciento para
embolización y 95 por ciento para histerectomía). El doctor Spies señaló que estos resultados sugieren que las mujeres
pueden aliviar los síntomas de los fibromas sin tener que someterse a cirugía mayor, aunque advirtió que la embolización
de fibromas no es recomendable para mujeres que quieren quedar embarazadas dentro de un año o dos luego del
procedimiento.

En otro estudio, un investigador de Georgetown, Estados Unidos, analizó archivos médicos y determinó que el
costo de la embolización de fibromas uterinos era levemente menor que el de la cirugía para remover fibromas. Incluyendo
aranceles de diagnóstico por imágenes, hospital y atención médica, la embolización de miomas cuesta alrededor de 6,713
dólares en promedio. El costo de la cirugía, según el estudio, es de 8,204 dólares.

De acuerdo a la SCVIR, en el mundo se realizaron hasta hoy cerca de 20.000 embolizaciones de fibromas uterinos,
de los cuales al menos la mitad se hizo en Estados Unidos. Con el objetivo de hacer un seguimiento de los resultados a
largo plazo de estas pacientes, la SCVIR ha establecido un registro mundial de información sobre embolización de
fibromas.

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