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Arquímedes de Siracusa. Nació en Siracusa, Sicilia, en 287 AC, y murió en la misma ciudad en 212 AC. Su
padre fue Fidias, un astrónomo, del cual casi no se sabe nada.
Arquímedes probablemente visitó Egipto, donde inventó un artefacto conocido ahora como el tornillo de
Arquímedes. Es una bomba, aún utilizada en muchas partes del mundo.
Es muy probable que, cuando todavía era un joven, Arquímedes haya estudiado con los sucesores de
Euclides en Alejandría. Es un hecho que tenía un pleno manejo de las matemáticas desarrolladas ahí, pero lo
que más certidumbre da a esta hipótesis, es que conoció personalmente a los matemáticos que trabajaban
ahí, y enviaba sus resultados a Alejandría con mensajes personales. A Conón de Samos, uno de los
matemáticos de Alejandría, lo apreciaba mucho, tanto por sus habilidades como matemático, como por
considerarlo un amigo cercano.
En el prólogo de su libro Sobre espirales, Arquímedes relata una divertida historia referente a sus amigos de
Alejandría. Nos cuenta que tenía el hábito de enviarles los enunciados de sus últimos teoremas, pero sin
darles las demostraciones. Parece ser que uno de los matemáticos de ahí había reclamado como propios
esos teoremas, de manera que Arquímedes dice que la última vez que les envió teoremas, incluyó dos que
eran falsos para que los que afirmaran descubrir todo, pero no proporcionan demostraciones de lo ello, sean
refutados por haber intentado descubrir lo imposible.
También nos ha llegado información sobre Arquímedes de diversas fuentes, tales como historias de Plutarco,
Livio y otros. Plutarco nos cuenta que Arquímedes estaba emparentado con el rey Hierón II de Siracusa, como
lo sugiere el hecho de que El contador de arena estaba dedicado a Gelón, el hijo del rey Hierón.
De hecho, hay un sinnúmero de referencias a Arquímedes en los escritos de la época, pues había alcanzado
gran fama en sus tiempos, a diferencia de casi todos los demás matemáticos de entonces. La razón de esto,
no es que haya habido un amplio interés por las nuevas ideas matemáticas, sino más bien porque
Arquímedes había inventado muchos aparatos que se usaban como máquinas de guerra. Ellos fueron
particularmente efectivos en la defensa de Siracusa, cuando ésta fue atacada por los romanos bajo el mando
de Marcelo.
Quizá sea triste que las máquinas de guerra fueran del aprecio de la gente, de una manera en la que las
matemáticas no lo eran, pero habría que poner énfasis en que el mundo de entonces no es muy diferente al
de principios del tercer milenio DC. Otros inventos de Arquímedes tales como el polipasto también le dieron
fama entre sus contemporáneos. De acuerdo con Plutarco, Arquímedes escribió en una carta al rey Hierón
que cualquier peso puede ser movido, e incluso lanzado, incluso la misma Tierra. Hierón, asombrado de
escuchar esto, y rogándole realizar este experimento de mover un gran peso con una pequeña máquina,
arregló que sacaran del arsenal del rey la carga de un barco, que no podía ser movida del muelle sin grandes
esfuerzos de muchos hombres. Y llenando el barco con muchos pasajeros y toda la carga, sin mucho
esfuerzo y sólo deteniendo en su mano el cabezal de la polea, logró jalar el barco suavemente, en línea recta,
como si ya hubiera estado en el mar.
Pero Arquímedes, aunque había adquirido fama por sus invenciones mecánicas, pensaba que eran las
matemáticas puras lo único por lo que valía la pena esforzarse. Según Plutarco, Arquímedes poseía un
espíritu tan alto, un alma tan profunda, y tales tesoros de conocimiento científico, que aunque ahora sus
inventos son los que le han traído renombre, de más que una sagacidad humana, no aceptaría dejar atrás
ningún comentario o escrito sobre tales temas.
Su fascinación por la geometría la describe bellamente Plutarco al anotar que en ocasiones, los sirvientes
llevaban a Arquímedes en contra de su voluntad a los baños, para lavarlo y ungirlo. Ahí seguía dibujando
figuras geométricas hasta en las cenizas de la chimenea. Mientras lo ungían con aceites y con dulces
sabores, con sus dedos dibujaba líneas sobre su cuerpo desnudo. Tanta era su enajenación, tanto su éxtasis,
su trance, por el deleite que tenía al estudiar geometría.
Los logros de Arquímedes son muy sobresalientes. Se le considera por la mayoría de los historiadores de las
matemáticas como uno de los más grandes matemáticos de todos los tiempos. Perfeccionó un método de
integración que le permitía calcular áreas, volúmenes y áreas de las superficies de muchos cuerpos. Dio
origen al cálculo del infinito concebido y perfeccionado por Kepler, Cavalieri, Fermat, Leibniz y Newton.
Arquímedes pudo aplicar el método exhaustivo, que es una forma primitiva de integración, para obtener toda
una gama de importantes resultados. Entre otros, Arquímedes dio una aproximación muy precisa para π y
demostró que podía aproximar raíces cuadradas con gran precisión. Inventó un sistema para expresar
números grandes. En mecánica, Arquímedes descubrió teoremas fundamentales concernientes al centro de
gravedad de figuras planas y de sólidos. Su teorema más famoso da el peso de un cuerpo sumergido en un
líquido, llamado el principio de Arquímedes.