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La fe sin obras está muerta

“¿De qué sirve, hermanos míos, si alguno dice que tiene fe, pero no tiene obras?
¿Acaso puede esa fe salvarlo? Si un hermano o una hermana no tienen ropa y carecen
del sustento diario, y uno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no
les dais lo necesario para su cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe por sí misma, si
no tiene obras, está muerta.” (Santiago 2:14-17)

Si soy salvo por fe y no por obras, ¿por qué en Santiago dice que la fe sin obras es
muerta? ¡Porque es verdad! La realidad es que si tu verdaderamente has puesto tu fe
en Cristo como Señor y Salvador, has sido regenerado y dado una nueva naturaleza.
Esa nueva naturaleza es dada por medio de la morada del espíritu la cual cambia tu
forma de ver la vida, sentir, y pensar y luego, de forma natural, te incentiva a hacer
obras de bien, no para ganarte tu salvación, sino como respuesta a ser salvo.

Déjame ilustrar con algo que vi cuando estaba muy pequeño. Mi padre llegó a plantar
matas de rosa macho que no producían rosas. Eventualmente, las injertó con otras
matas de rosas que sí producían rosas abriendo tallos de la mata macho e insertando
un pedacito adentro de la mata que si producía. Varios meses después, vi la mata de
rosas macho producir rosas incluso más hermosas que la mata anterior. ¿Que trabajo o
esfuerzo le tocó hacer para producir flores? Absolutamente nada. Estaba produciendo
flores porque su naturaleza había sido cambiada por medio de un injerto. El cristiano ha
sido “injertado” con el Espíritu Santo que ha venido a morar en el. Como su naturaleza
cambió, su nueva naturaleza va a generar frutos sin esfuerzo. Como dirían los
reformadores, si no hay santificación–en este caso, si no hay frutos producidos–
tampoco hubo justificación.

Santiago no escribió una carta al aire, a quien le pueda interesar; el la escribió para
responder a problemas particulares que estaba teniendo la iglesia en Jerusalén. Uno de
esos problemas era que esta iglesia estaba compuesta de mayormente judíos que se
habían convertido. Por esto, existían personas que creían que eran salvas pero no
hacían nada por el prójimo ni tenían obras que demostraban conversión genuina. La
respuesta de Santiago a esta situación fue, “Así también la fe por sí misma, si no tiene
obras, está muerta. Pero alguno dirá: Tú tienes fe y yo tengo obras. Muéstrame tu fe
sin las obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.” (Santiago 2:17-18).

Santiago dice que somos justificados por las obras porque la Palabra de Dios habla de
la justificación de dos maneras: justificación ante Dios y justificación ante los hombres.
Somos justificados ante los hombres por las obras porque los hombres no tienen ningún
otra manera de saber quién está en la fe. Pero ante Dios, somos justificados
por gracia. Efesios 2:8-9 dice “Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la
fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se
gloríe”. Dios nos salvó por gracia a través de nuestra fe en Cristo Jesús, algo de lo cual
no puedo gloriarme porque es un don de Dios.

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