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Creo que la primera pregunta a considerar debe ser: ¿Cuáles son las razones por las
cuales una oveja pudiera considerar abandonar la iglesia donde Dios le colocó
inicialmente? Sin querer ser exhaustivos, podemos decir que esta decisión debe ser
ponderada en los casos de: desviaciones doctrinales incorregibles, como fue el caso de
Martín Lutero; falta de integridad de parte del liderazgo en ausencia de
arrepentimiento, y cuando la iglesia ha caído en una apatía y monotonía, donde quizás
no se detectan desviaciones doctrinales, pero donde ya no es posible crecer, debido a la
carencia de un estudio significativo de la Palabra. Pudiéramos mencionar también los
casos donde cambiamos de residencia y se hace difícil, o imposible, permanecer
altamente involucrado con mi iglesia anterior debido a la distancia.
Independientemente de cuál sea la causa que está siendo considerada, ninguna oveja
debe tomar la decisión de irse a otra congregación simplemente porque ésta tiene más
ministerios u oportunidades que ofrecerle; eso sería una forma egoísta de pensar. Dios
nos lleva a un lugar a contribuir y para fortalecerle. Sin embargo, en ocasiones se hace
necesario partir de la comunidad cristiana en la que he estado participando, y para
muchos es difícil discernir cuándo ese momento ha llegado. Esto va a requerir oración,
estudio de Su Palabra, reflexión, y aun consejería de parte de otras personas que
puedan ayudarnos a evaluar la situación donde nos encontramos de una manera
objetiva y separada de nuestras emociones. Esto pudiera tomar semanas o meses,
hasta poder concluir qué es exactamente lo que Dios está tratando de comunicarnos.
No podemos tomar una decisión de esta envergadura a la ligera, porque el margen de
error sería muy amplio.
Por otro lado, podemos decir que esa decisión no debe ser tomada sin haber participado
a los líderes de esa congregación las inquietudes que nos están haciendo pensar en la
posibilidad de una salida. A la vez, pienso que Dios desea que hagamos el intento de
influenciar nuestra propia iglesia hacia Sus caminos, aun si esto requiere el gastar
fuerzas y energías tratando de ayudarla a tener un mejor rumbo. Cuando la desviación
de la congregación es tan severa, en términos doctrinales o morales, frecuentemente
no queda ninguna otra alternativa que no sea salir de ella. Claro está, esto no debe
ocurrir sin haber hecho la confrontación en amor de aquello que consideramos como
una violación de la Verdad.