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SEMISUD.

CURSO DE ETICA.
UNIDAD I: 1.1 Importancia, naturaleza y dimensiones.

Aspectos introductorios:
Estudios de casos.
1.1 Las características de este curso.
No es un curso tradicional centrado en la formulación de reglamentos
y en la centralidad de cuerpos legales, ni el intento de un sermón moralista, sin negar la
validez de ambos aspectos. Este curso intenta:
1. Desarrollar un sentido de responsabilidad ética centrando la santidad de vida
como una condición fundamental del discipulado.
2. Capacitarnos para interactuar con la sociedad a través de una ética significativa
y propositiva.
3. Reconocer las complejidades de las respuestas éticas y evitando respuestas
simplistas que no logran influir en las personas ni en la sociedad.

En este curso nos enfrentaremos a análisis de complejidad. A modo de ejemplos


comparto algunas características de nuestro aprendizaje:
(1) Aprender el riesgo y la necesidad de vivir reconociendo las tensiones
como parte de nuestra identidad de fe. Hay esquemas excluyentes y
polarizantes en el tratamiento de lo ético, que si bien encontraron
razones en el pasado, hoy pierden significado y fuerza. Hay que evitar: El
peligro de refugiarnos en legalismos y moralismos que no responden a la
realidad. El escapismo de los dogmas frente a las complejidades de la
persona en la sociedad actual. O, el afirmar lo contextual perdiendo
fundamentos de la fe, lo que conduce a relativismos, que nos adaptan al
presente sin costo profético. Ejemplos de estos esquemas:
a) Puritanismo ético conservador y liberalismo justificador.
b) Relativismo y universalismo.
c) Contextualidad y principios generales fundantes.
d) Ética personal y ética social.
(2) Las iglesias como reservas éticas. Frente a las disoluciones éticas,
morales y de valores en la sociedad, la iglesia es demandada a dar
respuestas éticas a los dilemas de la actualidad. Lo ético no es sólo
algo emotivo, sino que hoy define la pertinencia y el significado de
nuestro mensaje y de nuestra misión.
(3) De la ortodoxia a la ortopraxis. Hechos de los Apóstoles se lee en
griego como PRAXEIS APOSTOLON, que podemos traducirlo como
"Prácticas de los Apóstoles". Lo característico de los primeros cristianos
y de la Comunidad Primitiva fue el accionar, la praxis en comunidad: El
vivir en comunidad, el estar junto a los demás, las relaciones en la
práctica y en la vida. Bajo este análisis es que podemos comprender el
caso de Ananías y Safira.
(4) No juzgar, sino aprender a escuchar. Respetar las posiciones de cada
uno, dar espacio para escucharnos, para aprender los unos de los otros.
Jesús, en el Sermón del Monte, abre con fuerza el tema del juzgar. El
escucharnos no significa el perder convicciones y principios de nuestra
fe, es una invitación a profundizar en nuestros fundamentos éticos.
Debemos ser pastorales en el escuchar y proféticos en el actuar.

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1.2 ¿Por qué es importante la ética para la misión?
Pregunta al grupo: ¿Por qué tiene tanta importancia la ética hoy.
 Examinar las frases:
a) “El mayor problema del hombre, hoy día, no es dominar el mundo físico,
sino conocer su mente y controlar su conducta”. (Beach)
b) “Hoy estamos peor que antes, en la iglesia y en la sociedad, en cuanto a
principios morales” (Refrán popular).
La crisis de la ética.
Hay dinámicas en la vida cotidiana y en el mundo globalizado actual que contribuyen a
la crisis moral actual. Veamos algunos ejemplos, pidiéndoles que ustedes mismos
identifiquen otros factores:
Uno: En los últimos 20 años la humanidad ha experimentado más adelantos
científicos y técnicos que en el resto de la historia. Hoy vivimos bajo la
égida de un mundo tecnotrónico, de increíbles avances tecnológicos, donde
el tiempo y el espacio se acortan. Esto determina profundos cambios en los
comportamientos y capacidades humanas: Una concepción más global de la
realidad, el tema de los límites de la ciencia, una privacidad que se quiebra,
los temas éticos frente a manipulaciones de células humanas, etc. Estos
avances se constituyen en temas éticos obligados para las iglesias.
Dos: En lo social y político estamos viviendo no solamente bajo rápidos
cambios, sino que experimentamos un cambio de época. Hoy vivimos esos
raros intervalos históricos donde los cambios se precipitan y se anuncia una
nueva era. Vivir en medio de incertidumbres afecta nuestros
comportamientos éticos. La vida se siente precaria y se buscan alcanzar
resultados a corto plazo a cualquier precio.
Tres: Lo económico se impone sobre lo político como el factor determinante
en las sociedades. No es solamente lo productivo, sino lo especulativo y
financiero lo que caracteriza este nuevo modelo económico. Este estilo
económico que se impone a escala global impone parámetros de valores del
mercado caracterizados por: Individualismo, competencia, ganadores y
perdedores, falta de solidaridad, consumismo, el ser humano y sus
necesidades como gasto y no como inversión social. Estos parámetros que se
aplican en la vida diaria, parecería hacen impracticables los valores bíblicos
enseñados en la iglesia. También, la religión en ocasiones se vuelve mercado
y la teología asume los perfiles de una religiosidad de prosperidad.
Cuatro: Una destrucción sistemática de la naturaleza y el medio ambiente
que reclama una nueva conducta ética hacia la creación. Se hace cada vez
más común hablar de los derechos de la naturaleza. Tenemos tensiones entre
desarrollo y naturaleza, ecología y progreso, cultura y dinamismo cultural.
Quinto: El pluralismo religioso y cultural que rompe con hegemonías y se
abre el espectro para el diálogo, la tolerancia y el reconocimiento de
diversidades con sus implicaciones éticas. Surge el dilema ético y de
convicción entre tolerancia y evangelización. Esta realidad afecta el
tradicional espíritu sectario excluyente de algunas expresiones evangélicas.

1.3 Lectura teológica de la ética desde la posmodernidad.


Estos hechos de la realidad, pueden ser interpretados desde una perspectiva teológica.
Es lo que llamaría una lectura de la postmodernidad desde la ética:
(1) Conciencia de la historicidad de ser humano y del mundo. La humanidad

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pasa de una concepción más estática de la realidad a otra más dinámica y de
progreso, de donde surgen nuevas problemáticas para el comportamiento
ético vivido desde la fe. Hay maneras diferentes de percibir los valores. La
posmodernidad nos impone su ritmo de vida, una movilidad humana y un
exponerse a una información que incluso invade nuestra privacidad y nos
plantea nuestros dilemas como iglesia y cristianos.
Tensión para la iglesia: ¿Cómo vivir una fe de principios en situaciones
de constantes cambios? Se desafía el tradicional espíritu de resistencia al
cambio de las iglesias evangélicas frente a una realidad cambiante. La
tensión entre el relativismo y lo universal, lo universal y las realidades
contextuales en un mundo interconectado
(2) Pluralismo cultural y sociológico en el comportamiento. La humanidad
pasa de normas de comportamientos basadas en principios universales, a
hablar de diversidad y variedad. Lo moral se vive en contextos pluralistas; la
diversidad pasa a ser tema central en las políticas de derechos humanos. La
pluralidad y la tolerancia se afirman como condiciones para la convivencia.
Tensión: La moral no puede identificarse con una forma cultural
determinada, pero tampoco puede admitir todas las formas socio-
culturales posibles. Surge el dilema entre el valor de las culturas y la
necesidad de conversión de toda cultura.
(3) Variación en el concepto de “naturaleza humana”. Existía una casi
identificación entre “natural” y “moral” y entre “antinatural” e “inmoral”. En
el pasado igualamos la ley moral con la ley de Dios. Hoy asistimos a una
crisis en la manera de entender y valorar el concepto de naturaleza en
relación con la moral. Los avances científicos, la comprensión nueva del ser
humano, etc., han obligado a repensar los conceptos de naturaleza humana y
la ley natural. Hoy el ser humano tiene la capacidad de dominar y alterar la
naturaleza y la creación. El saber científico por encima de Dios: Ser como
Dios. Por otra parte, hay una tendencia de religiosidad centrada en la
naturaleza. Surgen posiciones ecologistas extremas que nos conducen a
cierto panteísmo. Se tiende a negar la centralidad del ser humano.
Tensión: Nuevos dilemas de las relaciones de la ética con la naturaleza
y la ciencia/tecnología.
(4) La persona es un ser en construcción constante. La persona es un ser en
expansión, en un proceso inacabable de construcción, lleno de imaginación y
en constante aprendizaje. Ser persona es aprender que la verdad existe, pero
que al mismo tiempo yo soy un ser limitado para abarcarla en toda su
totalidad. Estamos en un proceso constante de aprendizaje, mediante el cual
se genera una reflexión crítica del mundo y sobre el comportamiento de
quienes lo habitamos. Los comportamientos pueden cambiar de acuerdo a
cada contexto ya que estamos en un proceso constructivista constante.
Tensión: Hoy es no es posible referirnos a la persona humana sólo con
categorías cerradas. Pero, ¿qué relación se da entre lo restrictivo que
tiene su lugar y una ética de principios fundamentales?
(5) Cambios que producen incertidumbres. Se quiebran las certezas y se da
lugar a las incertidumbres. Ante la rapidez y la profundidad de los cambios el
ser humano se siente inseguro, se rompen parámetros que generaban
confianza y se instala la inseguridad, la movilidad y el desarraigo.
Tensión: Se construyen estilos de vida en medio de incertidumbres, las
que provocan pérdida de confianza y el sentido de compromiso. Se

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afianza un ser humano “ligth”.
(6) Tensión entre el sentido común y el buen sentido. ¿Qué significa el sentido
común en una época en que se homogenizan las costumbres, se instala la
cultura de masas y se repiten comportamientos miméticos? El sentido común
se vuelve un domesticador de las resistencias éticas. Lo que todo el mundo
hace es el “buen sentido”. Se precisa el discernimiento para buscar el buen
sentido de la vida, que en muchas ocasiones significa el “nadar contra la
corriente”. Se vive bajo la moda, las costumbres “aceptadas”, la competencia
y no bajo las convicciones.
Tensión: Vivir una ética de resistencia entre el aceptar comportamientos
que impone la sociedad y el buscar el buen sentido de la vida.

No es necesario, pues, probar la existencia de una crisis profunda en el terreno de la


ética, tal como lo indican las señales anteriores. Es un momento delicado y complejo en
la historia de la reflexión y del comportamiento ético y moral. De aquí surgen dos
posiciones conocidas: 1) Un punto de vista que se considera realista, tal vez con tintes
pesimistas, que dice que estamos asistiendo a una fragmentación y anonimia en cuanto a
valores y principios éticos. 2) Otros más optimistas, aunque con reservas, plantean que
estamos asistiendo al crepúsculo u oscurecimiento de un sistema moral vigente y, el
nacimiento de una nueva moral.

Esto implica una doble actitud: Una de resistencia al presente y la otra de búsqueda de
respuestas positivas o proactivas. Para el cristiano ambas posiciones deben ser
asumidas: De resistencia y de búsqueda proactiva. Desde nuestra responsabilidad
cristiana tenemos que resistir al pecado, pero al mismo tiempo debemos ser proactivos
en nuestras actuaciones. Juicio y salvación, que es la posición profética. Resistir a este
mundo, pero reconocer que somos de este mundo y debemos construir y dar esperanza.
Es lo que algunos llaman la “estimativa moral cristiana”, que veremos más adelante.

1.4 La naturaleza de la ética: Preguntas y temas centrales.

(1) El filósofo Emmanuel Kant decía al referirse a la ética: “Las preguntas que nos
hagamos sobre nuestros conocimientos, ¿qué podemos conocer?, sobre nuestras
acciones, ¿qué debemos hacer?, y sobre nuestros deseos, ¿qué tenemos derechos
a esperar?” Estas preguntas se pueden sintetizar en una sola pregunta, a saber,
¿qué somos? (Sócrates) y ¿qué es el ser humano? (La Biblia). Esta pregunta nos
lleva a lo que somos, acerca de lo que es el ser humano.

(2) Esta cuestión de lo que somos inspira a la ética. Por lo que se afirma que todo
tema ético tiene que ver con la condición humana. Hay dos debates y
preguntas fundamentales en esta época: El que pone en cuestión nuestra
condición humana y el que gira en torno a nuestra irrenunciable condición ética:
la condición humana y la condición ética. El primer dilema implica
preguntarnos sobre las cuestiones del bien y del mal. Esto nos conduce al tema
de los comportamientos en que se cimentan nuestras acciones. El tema del bien
es preguntarnos acerca de lo qué debemos hacer como personas responsables en
la comunidad. Pero hablar del bien es hablar del mal. La maldad es el pecado
que consiste en negar al otro/a, es negar las relaciones y es la acción de querer
dominar al hermano.

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El segundo dilema nos conduce a hablar de la justicia, es el campo de los
valores, fundamento de nuestras acciones. Es el valor de la sensibilidad: el sentir
dolor ante los sufrimientos de los otros. La justicia no es sólo el cumplimiento de un
deber, sino el valor humano de ser sensibles ante las injusticias que sufren los otros.

(3) La ética no es algo sencillo, no es sólo una intuición heredada o aprendida en los
ámbitos del grupo familiar, social, religioso o por los medios de comunicación. Vivimos
tiempos difíciles. Hoy en día la ética se nos ofrece como una necesidad ineludible de
sobrevivencia, como un camino para construir una vida mejor o destruirla y se nos
ofrecen múltiples alternativas de respuestas. Es imposible sobrevivir sin una ética que
oriente nuestras acciones. No podemos sobrevivir sin la ética porque somos seres
morales, no es una opción voluntaria. La ética es un imperativo y una exigencia para
nuestro tiempo. Las actitudes y comportamientos éticos implican tomar decisiones.
Nuestra condición humana es tal que no podemos desarrollar nuestra existencia sin
tomar decisiones. De esas decisiones somos responsables y para las mismas se requiere
de: discernimiento ético, práctica cotidiana y convicciones, desde las más simples hasta
las más complejas, todas exigen una decisión deliberada.
La decisión ética no se basa en prejuicios ni llegalistas, sino que debe incluir:
El objeto: la acción como tal.
La finalidad o intención perseguida por la acción.
Las circunstancias en las que se realiza la acción.

Esas decisiones éticas tienen dos dimensiones: Una, la dimensión de convicciones; la


otra, la que tienen que ver con las problemáticas pensadas y reflexionadas
críticamente. Una dimensión espiritual y otra de raciocinio.

(4) ¿Qué es lo moral? Podemos decir que las acciones son morales cuando incorporan
intenciones y fines. Es decir, son morales aquellas acciones que implican actuar en
libertad, asumiendo la responsabilidad de esas acciones. No somos libres para hacer lo
que nos venga en gana, sino cuando aprendemos a convivir con los otros. Agustín decía:
“Ama y haz lo que quieras”.
Las acciones de los seres humanos se dividen en 3 grupos:
a) Morales: Las acciones que son libres y emanan de algunos valores, que
son voluntarios.
b) Inmorales: Aquellas que al ser libres, se oponen a lo que debería hacerse,
se manifiestan en contra de los valores humanos.
c) Amorales: aquellas acciones que no tienen que ver con la moralidad, no
tienen ningún marco de referencia ética.

(5) La naturaleza de la ética y la complejidad de la situación actual hacen que como


pastores y líderes debemos huir del simplismo de las respuestas o el refugiarnos tras
sermones moralizantes y enjuiciadores. Hoy se requiere una lectura más integral de la
crisis moral que vivimos. Esta crisis se nos presenta a tres niveles:
(a) Desmoralización: Aumento cuantitativo del mal moral, aumenta el
pecado y la capacidad para pecar. El desarrollo tecnológico, las
comunicaciones y el conocimiento abren espacios de poder y dominio.
(b) Permisividad: El carácter permisivo y de flexibilidad ilimitada de nuestra
sociedad. El pluralismo y la tolerancia por encima del deber o el bien
común. Lo importante es lo privado y mi deseo.
(c) Secularismo: Dios no interesa, es más que negar a lo divino. Dios no se

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constituye en hipótesis de trabajo para la persona contemporánea. La
ética cristiana es un impedimento para el ejercicio de una libertad sin
responsabilidad social ni amor. Vivimos el mundo de los derechos
individuales por encima del las responsabilidades sociales y de los
principios éticos fundantes que nos dieron cohesión como sociedad.

(6) Actualmente nos encontramos con dos problemas éticos que afectan a la sociedad: la
falta de sentido/significado de vida y el secularismo nihilista. Muchos diagnósticos
lamentan la pérdida de valores que ayer poseíamos. Al haber eliminado ciertos asideros
que fundamentaban nuestras acciones, se produce toda una serie de desequilibrios
morales, éticos y espirituales, sociales, políticos, ambientales, tecnológicos, xenofobias,
de relaciones humanas, etc. Estas situaciones producen una pérdida generalizada de
sentido y de significado de vida.
Por otra parte, asistimos a una difusión generalizada del escepticismo moral. Lo que
hemos llamado moral y que constituye la columna vertebral de nuestras convicciones
nos parece algo insostenible. Lo que predicamos el domingo en las iglesias se nos hace
casi impracticable a la salida del culto. Se impone el individualismo, lo superfluo, lo
ligero sin compromiso, el individualismo carente de solidaridad. Se pierde confianza en
una vida moral.
Esto es lo que se llama el secularismo nihilista: No hay nada por lo cual valga la pena
luchar. Según el nihilismo no hay ni hechos morales, ni verdades morales, ni
conocimiento moral: No hay nada correcto o incorrecto, bueno o malo. Luego todo es
posible. Ecos de este nihilismo lo experimentamos cuando ante temas como la muerte o
el dolor acudimos al escapismo; cuando ante la falta de reflexión por lo esencial en la
vida acudimos a la trivialización, a los valores ligeros (“light”); cuando ante la
pérdida de sentido nos refugiamos en el consumismo absoluto; cuando ante la
impotencia por lo que acontece nos refugiamos en un individualismo que pierde
sensibilidad humana; cuando al perder la libertad, el amor y la sensibilidad por la
justicia nos volvemos seres irresponsables. La libertad actual se entiende como el
adaptarnos a los estilos de vida que se nos impone. Sin embargo, la libertad a la cual
hemos sido llamados es para construir y no destruir, es responsabilidad y resistencia, es
afirmar la vida y no la muerte.

Ante estas realidades, el tema ético es central para la misión de la iglesia. La sociedad
pide y hasta demanda a la iglesia que tenga liderazgo en el campo de los valores…,
mientras tanto estamos preocupados y ocupados en la administración de nuestras crisis o
de nuestras instituciones eclesiásticas.

La ética es el espacio de diálogo con la humanidad. El sociólogo Habermas, siendo


agnóstico, reconoce el valor de religión en el sentido que sabe introducir en el lenguaje
secular, los valores tradicionales de la religión. El lenguaje se hace secular y pierde
sentido en el mundo actual; pero el lenguaje de fe va cargado de tradiciones y
fundamentos de valor, de temas éticos.

La misión futura de la iglesia, que ya ha comenzado, tiene como uno de sus ejes
centrales la capacidad de las iglesias por dar respuestas éticas responsables y de
significado. Las iglesias se dividieron en el pasado en posiciones políticas frente a temas
sociales y políticos. Hoy en día se están dando muchas polarizaciones éticas ante nuevos
temas relacionados con la sexualidad, el derecho a la vida, los derechos humanos, la
naturaleza, lo inequidad social y económica y el relativismo ético.

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Nos encontramos en un momento delicado de la humanidad. Ésta vive una crisis que no
es sólo política o económica, sino de valores y espiritualidad. Ante esta realidad
incuestionable como iglesias escogemos caminos que influyen en la misión:
Uno, El falso camino de la patética: Se admite que este desarraigo moral es
inevitable y lo que podemos hacer es juzgar los tiempos presentes y esperar
por tiempos mejores.
Dos, el acudir al “coaching” o los manuales de auto-ayuda. Un desconocer
el papel del pecado en lo personal y lo institucional y fomentar el espejismo
que solamente por las energías positivas y el control de uno mismo podemos
superar las crisis. Reducir la ética al campo de lo privado y de la superación
personal sin necesidad de Cristo.
Tres, según Marciano Vidal, el verdadero camino radica en la “estimativa
moral”, o sea, el asumir un papel profético que condena la situación, pero
que es capaz de proclamar la salvación. Un camino ético en el que se una lo
restrictivo con lo propositivo, lo contextual con los principios fundantes.

De la naturaleza de nuestra ética como comunidad de fe dependerá en mucho la misión


para el siglo XXI.

1.5 La persona como tema central de la ética.


(1) La reflexión ética presupone una reflexión sobre la condición humana. La ética
se inspira en la cuestión de lo que somos. El concepto de persona, lo que somos
y sus implicaciones, es un concepto eje para la ética. No podemos separar la vida
humana de la ética, porque transformar nuestro ser en persona es un tema para
toda la vida. El gran reto de la ética es convertirnos en personas.

(2) Veamos el desarrollo etimológico del término persona. La palabra latina de


origen etrusco phersa, significa máscara, y esa es la primera acepción latina de
persona: "máscara de teatro". Originalmente el concepto de persona fue utilizado
para designar la máscara usada por los actores de teatro, en el papel que cada
uno representaba en la escena.
El concepto de persona pasó no al papel representado en el teatro, sino al
carácter o papel que el ser humano asume en el escenario de la vida. Persona
llegó a designar el personaje que cumple un papel. Como todos los seres
humanos cumplimos papeles en la vida, vamos realizando acciones en la vida y
cumpliendo el papel de humanos que nos corresponde. Así, persona es un
individuo irrepetible en su individualidad, mediante sus actos realiza su carácter
y se hace por las relaciones con los demás.
Kant le imprime un matiz de modernidad al concepto persona. Para él, los seres
humanos no somos cosas, no somos algo que pueda utilizarse como simple
medio, sino que debemos considerarnos como seres que tenemos un valor
interno del que no hay otro equivalente, ni es repetible, ni intercambiable. Somos
los únicos que podemos darnos leyes, tenemos autonomía. Somos los únicos que
podemos cumplir las leyes por lo que tenemos dignidad.

Desde lo cristiano, además de lo humano como la creación máxima de Dios, ser


persona es vivir la experiencia de la conversión como nuevo nacimiento. El ser
revestido por la gracia de Dios como personas significa un comportamiento
responsable ante la vida y el vivir esa vida siempre en comunidad, en relación

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con Dios, con mi prójimo, conmigo mismo y con la naturaleza. La persona desde
la fe se caracteriza por salirse de uno mismo para entrar en relación con los
otros. En la vida cristiana, el concepto de persona se opone al individualismo.
Humanizarnos significa realizar una acción con otros. La humanización, aunque
es individual, personal, siempre implica la acción de relacionarnos con otros, es
siempre es una tarea comunitaria. Es en ese mundo de relaciones que nos
edificamos como personas.

(3) Pablo Deirós nos acerca a una interpretación desde lo teológico sobre el
significado de la persona. El nos dice que todo estudio ético debe comenzar por
la pregunta fundamental acerca de qué es el hombre (digamos “ser humano”
como lenguaje inclusivo). El concepto de ser humano determinará nuestra
reflexión ética. Es la pregunta del Salmista: “¿Qué es el hombre...? (Salmo 8)
Según los relatos de la creación hay dos características importantes en el ser
humano como creado:
(a) Fue creado para pensar y ejercer su voluntad (libertad).
(b) Fue creado para vivir una vida de relaciones cuádruples: Una relación
vertical con Dios (adoración), una horizontal con el ser humano
(responsabilidad), una con uno mismo (integridad) y otra con la
naturaleza (mayordomía).

A partir de estas relaciones, el ser humano es un ser en constante búsqueda de la


verdad. Una búsqueda de la verdad que se asienta en la ética. El ser humano es
un ser libre por naturaleza, pero esa libertad implica responsabilidad. Esa
búsqueda siempre está determinada por la verdad. El camino de la libertad no es
el decir lo que deseo sin responsabilidad, sino el buscar la verdad. El ser humano
puede escoger caminos diversos, pero siempre bajo la pregunta del bien y del
mal, lo justo y lo injusto. La verdad en libertad es el corazón del accionar ético.
“Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”

(4) Lo que somos como persona se inspira la ética, Hay que comprender nuestra
condición humana para poder darle una orientación reflexiva a nuestra
conducta, a fin de definir principios, objetivos y fines que son aspectos propios
de la ética. Estos nos lleva considerar dos aspectos centrales para la ética desde
lo bíblico y teológico:
 La persona humana
 Las relaciones.

Primer aspecto: La persona humana.


A partir de la definición que se dio de persona, afirmamos que somos seres que
vamos por la vida realizando acciones y cumpliendo el papel de humanos que nos
corresponde: El fin de la ética es convertirnos en personas. Pero, ¿qué es la persona
humana?

La ética, si se quiere, es un proceso de construcción de lo que somos, es decir


edificarnos como dignos, justos, verdaderos y amoroso. La ética tiene como centro
central a la persona humana, es su punto partida y llegada. Kant decía: “Actúa de
manera que siempre tomes a la humanidad, tanto en tu persona como en la de
cualquier otro como fin, nunca como puro medio”. Jesús se opuso al legalismo de
los fariseos porque olvidaba la centralidad de la persona humana: “El Sabbath se

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hizo para el hombre y no el hombre para el Sabbath”.

Ahora bien, la persona humana no se puede entender como realidad cerrada, sino
como persona abierta. Vamos construyendo una “actitud moral”, sentando las bases
de nuestro comportamiento ético. Esta actitud moral tiene cuatro elementos:
 La motivación: Los factores que inician, sostienen y dirigen la conducta. Lo
que nos mueve a actuar: sentimiento, tradición, educación e intención.
 Referencia a un contexto concreto: La actitud moral no es una simple
intención o sentimiento. La intencionalidad debe traducirse en actos, en
conducta humana en realidades concretas. Toda acción da en un contexto
concreto: que influencia e influenciamos.
 Aspiración humana: La ética legalista se circunscribía a la Ley, el
cumplimiento de la Ley: El deber por el deber. Hoy vivimos el reino de los
fines, las metas. La búsqueda de los fines marca la conducta humana. Hay
fines, sueños, deseos y también deberes.
 La convicción cristiana: Para nuestra fe el cimiento de la ética se sustenta en
Cristo: Imitar a Cristo. Ser cristiano implica una respuesta personal entre el
ser humano, que se sabe pecador, y el Cristo que desea ser su Salvador. El
ser humano pecador es alguien quien se ha alejado de Dios; el ser humano
redimido es alguien quien se ha reconciliado con Dios. Esa es la conversión
que hace al ser humano verdaderamente persona, porque sólo entonces
conoce en verdad quién es él y cuáles son las expresiones y acciones por
medio de las cuales se realiza como persona.
Estos cuatro elementos conviven en interacción dinámica, no aislados.

(5) De diferentes maneras en la historia del pensamiento ético se ha buscado el


sentido de la vida, el significado de ser personas:
Eudemonismo: El ser humano aspira a la felicidad practicando las virtudes
que se encuentran en Dios. El origen de esta ética la proponen Sócrates,
Platón y Aristóteles. Se le llama eudemonismo que significa felicidad. Santo
Tomás toma esta idea, pero dice que Dios es la fuente de felicidad suprema
para el ser humano.
Hedonismo: Busca lo que produce placer, belleza. Fue la propuesta de
Epicuro y el epicureísmo y significa placer. Es el vivir rodeado de placeres y
satisfacciones, que se constituye en el ideal de la sociedad actual de
consumo. La belleza y el placer como búsqueda suprema de la vida.
Estoicismo: Propone alcanzar la perfección y la felicidad a través de una
actitud indiferente ante los acontecimientos. No dejarse perturbar por nada y
aceptarlo todo sin apego ni resistencia. Algunos hablan de la influencia del
estoicismo en el cristianismo.
Utilitarismo: (Benjamín Bentham, S. XVIII) Lo útil, lo que sirve, es la
norma de la moralidad. No se persigue el hacer el bien a otros, sino que se
piensa en los beneficios y en las satisfacciones personales. Lo bueno es la
utilidad, que es una tendencia natural en el ser humano: buscar el beneficio.
Racionalismo: La verdad surge de la razón. Ya Platón había expresado que
para alcanzar la felicidad había que cultivar la sabiduría. Es la razón la que
nos permite alcanzar una libertad más perfecta.
Materialismo: La satisfacción de las necesidades humanas. El criterio
último es la producción, el trabajo como expresión de lo moral. Es una ética
que se fundamenta en las necesidades humanas y en el liberar al ser humano

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de toda explotación. Análisis marxista: La persona como ser productivo.

(6) Pero nos preguntamos desde nuestra fe, ¿qué es la persona cristiana?
El cristianismo parte de una pregunta diferente, ¿qué es lo correcto/lo bueno/lo
justo y cómo cumplir la voluntad de Dios? Varias consideraciones:
** El centro de la vida se desplaza del ser humano a Dios: “Mejor que
buscarse a sí mismo es buscar a Dios en uno mismo” (Unamuno). Esa es
la búsqueda de Dios y el sentido de trascendencia. No necesariamente la
trascendencia en su forma extrema de teocentrismo, cuando el hombre
religioso es el que escoge a Dios contra el ser humano, la religión en
contra de la moral, el amor de Dios contra el amor al prójimo. Hay que
recordar a Juan: “Quien ame a Dios, ame primero a su hermano” (I Juan
4:7-21)
** Un cristiano es el que se reconoce a sí mismo como pecador. Primero,
reconoce que Dios nos ha creado para que vivamos en comunión con El.
Segundo, que hemos roto esa comunión, el pecado. Reconocimiento de
nuestra condición de pecadores Es un diálogo entre el ser humano que se
reconoce pecador y el Cristo que desea ser su Salvador.
** El ser humano es pleno solamente cuando se convierte a Cristo. La
conversión significa que cuando el ser humano es gobernado por Dios, se
convierte en persona, porque allí conoce quien es, para qué es la vida y
cuáles son los desafíos de la misma.
** El cristiano es el que vive una vida de servicio. En el cristiano auténtico
la fe y la práctica, el pensamiento y la acción, la teología y la vida, son
dos expresiones necesarias de la realidad del encuentro del ser humano
con Dios. (Juan A. Mackay). Solo amando y sirviendo a mi hermano/a es
que conozco y sirvo a Dios.
** La ética siempre tiene una dimensión comunitaria. La persona convertida
es alguien que se sale de sí mismo para estar en relación con los otros/as.
El concepto de persona se opone al individualismo. El individualista es
un ser encerrado en si mismo, no establece relaciones. El ser humano en
proceso de individualización lo que hace es encerrarse en su propio yo,
en la contemplación de si mismo como Narciso ante el espejo del agua.
Su forma de relacionarse con los demás y la sociedad sigue una lógica de
intereses individuales y egoístas.

Segundo aspecto: Las relaciones:


Junto a la persona humana, el segundo aspecto central para la ética bíblicamente son las
relaciones. El reto de transformar lo que somos en personas se alcanza solamente
cuando mi “yo” entra en relaciones: “Si quieres amar a Dios, ama a tu prójimo”. Por eso
una pregunta fundamental de la ética es, ¿quién es mi prójimo? La vida ética para el
cristiano se vive en comunidad, tiene que ver con nuestras relaciones. Tomás de Aquino
decía que “la relación como realidad constituía a las personas de la Trinidad”.

Cuando hablamos de la realización ética de la persona por medio de sus relaciones,


estamos refiriéndonos, según Roy May, a cuatro dimensiones: relación con Dios,
relación con uno mismo, relación social con mi prójimo y la sociedad y, relación con la
naturaleza. Por eso ética y espiritualidad se relacionan íntimamente. La espiritualidad
señala la manera como debemos vivir la vida cristiana en este mundo. La espiritualidad
implica asumir un estilo de vida y de conducta. El comportamiento humano está

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relacionado con la ética. La espiritualidad tiene que ver la forma cómo vivimos las
relaciones. La espiritualidad lejos de separarnos del mundo nos conduce al mismo. Por
eso, Roy May dice que la ética es la espiritualidad para la vida. Este autor dice: “la ética
no es tanto controlar la conducta, sino es el camino para habilitar a las personas a vivir
vidas constructivas”. Paul Tillich decía que sin la ética todo se vuelve vacío y se
destruye. Desde esta visión, la ética es la obra del Espíritu Santo: guiarnos hacia una
vida responsable y constructiva. La ética significa tanto el controlar la conducta, como
el posibilitar vivir vidas constructivas en nuestras relaciones.

Uno de los problemas con las iglesias que se encierra en legalismos es que la “iglesia
funcional” o institucional asfixia a la iglesia de las relaciones. Una iglesia que se
encierra en sólo esquemas doctrinales pierde de vista la centralidad de edificar la
persona humana. Las relaciones, en el ministerio de Jesús, determinan a las instituciones
y no viceversa; el amor a al prójimo determina la fidelidad a Dios.

1.6 Etica y moral: Cuestiones terminológicas.


Hacia una definición de la ética y de la moral.
 Moral: Del latín "mos-moris". (moral, costumbre).
Ética: Del griego "ethos" (casa, habitación, establo). La formal verbal es
"eiotha" - habitar; el sustantivo "to éthos" - costumbre. Originalmente
significaba "habitación, casa, establo". Era el estar "acostumbrado a". La
función principal de la costumbre era hacer en el área humana, lo que el
establo hace a los animales: "proporcionarle estabilidad y seguridad. Llegó a
entenderse como "identidad". Tradicionalmente se ha definido como "la
doctrina de las costumbres" o la "doctrina de la moral". También desde lo
popular como "el conjunto de las normas morales".
 Técnicamente se hace una distinción entre ética y moral. Moral o moralidad
fue reservada para el comportamiento de acuerdo con las costumbres; la
palabra ética para el comportamiento de acuerdo a la razón, es decir, sobre
los fundamentos y principios de la conducta. La ética tiene que ver más con
el por qué el ser humano hace algo; mientras que la moral observa lo que
realmente hace. La ética es el razonamiento de la moral; la moral sería la
conducta y la ética la sistematización de la moral:
a) la ética es la reflexión científica-crítica sobre la práctica cristiana, es
decir, sobre el significado del comportamiento humano y de la acción
del cristiano y la comunidad en el mundo.
b) La moral es aquella parte de la teología que, a la luz de la
revelación y de la fe vivida en la comunidad eclesial, pretende señalar el
camino de la humanización plena de las personas y de la comunidad en el
camino hacia Jesucristo y su Reino.
 Sin embargo, en la práctica se ha efectuado una evolución en el uso de
ambos términos. Aunque se reserva el término "ética” para la filosofía y la
sistematización teológica, en el fondo ética y moral, cuando se les
comprende debidamente se complementan entre sí. Junto a la primera
acepción (residencia, habitación, establo), o sea, el lugar donde habitar;
prevaleció una segunda acepción "modo de ser", "carácter". O sea, el "modo
de ser adquirido" de acuerdo a costumbres. Así los términos "ethos",
"moral", "ética", "moralidad se complementan entre sí y hoy se usan como
términos intercambiables.
 Cada vez más se utilizan ambos términos de forma intercambiable. Se ha

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adoptado, en algunos círculos protestantes y católicos, el término "teología
moral", que aunque viene del catolicismo, ha encontrado eco por su
pertinencia, por su doble dimensión: Uno, que no solamente apunta a
comportamientos humanos, sino al ideal a realizar: Cristo y su Reino. Dos,
no son sólo normas y principios, sino el anunciar una buena nueva: la
humanización en Cristo. De ahí, que en ocasiones utilizaremos el término
teología moral, pero rehuyendo el encerrarnos en un debate terminológico.

Para ampliar nuestros conocimientos, conozcamos las tres modalidades de la ética


que propone Alejandro Olachea:
1.- Ética normativa: Es aquella que nos define qué es lo bueno, qué es lo
correcto. El conjunto de normas y preceptos que nos llevan hacia el bien
(legalismo).
2.- Ética descriptiva: Es la que describe el comportamiento moral de un
determinado sector o grupo. Por ejemplo: la ética de los indígenas, de los
militares, de los pastores, etc.
3.- Ética lógica: La lógica o razonamiento que se utiliza para definir la ética,
la forma de justificar la ética.

De igual manera se utilizan dos grandes clasificaciones de la ética:


Deontologica: Griego "deón", lo que debe ser, "logos" razón. Afirma que las normas
deben cumplirse sin considerar las consecuencias (norma razonada). Prima la norma y
el deber. Esto puede conducir al legalismo farisaico. ¿Cómo justificar las normas?
La deontología puede ser pura y mixta. La deontología pura es extrema: "Nunca hay que
mentir", "el divorcio siempre es malo". La deontología mixta interpreta las normas en el
contexto en el cual se aplican, dependen de las relaciones interpersonales. El peligro es
que nos puede conducir a un "situacionalismo puro". Todo es contextual y justificable.
Kant decía: "Siempre hay un absoluto que es indispensable".

Teleológica: "Telos", fin, medio. "logos", razón. Es la que se fija en el fin. El valor
moral se define por el fin que dichas acciones producen. Por ejemplo, mentir está mal, si
mentir salva vidas humanas, puede estar bien. Las cosas se miden por la cantidad de
bien o mal que producen. Se pregunta: ¿Cómo justificar los actos?

Nosotros vamos a referirnos en este curso a lo que llamamos "la ética del Espíritu".
Este tipo de ética es aquella que proviene del discernimiento ético del cristiano lleno del
Espíritu Santo. Es la ética de la "segunda milla": Aunque me es lícito, no es
conveniente. Es al mismo tiempo la superación, pero también la complementación, de
la ética normativa. Es cuando Pablo habla de la ley como "ayo" que conduce a la gracia.

VI. Esquemas éticos.


¿Cuáles son las posibles respuestas, desde América Latina, que la iglesia da frente a los
desafíos éticos? En nuestra región las iglesias han vivido en tensión entre sí en cuanto
al tratamiento de los temas éticos. Se ha vivido en polarizaciones, sin mucha voluntad
integradora. Desde hace unos años se hacen esfuerzos por aproximarnos a una ética más
holística, no excluyente y que sea capaz de integrar varias aproximaciones sin
considerarlas excluyentes.

Los tres esquema éticos que hemos vivido como iglesia latinoamericana son:
1.- Esquema de los manuales: Lo central es el objeto, los manuales o principios. Se

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enfatiza el “deber hacer o cumplir”.
Aspectos positivos: -- Búsqueda de universalidad.
-- Búsqueda de lo que es perenne.
--Más que la intención o buena intención, lo que importa es el
obrar y las consecuencias.
-- La ley tienen una función pedagógica, ayuda a educar.

Aspectos negativos: -- Una seguridad no siempre crítica.


-- El imperio del legalismo.
-- Una moral privatista: salva tu alma y olvida lo terrenal.
-- Se pierde la perspectiva pastoral.

2.- El esquema renovado: Lo central es el sujeto. Trata de responder a las


demandas de un mundo que cambia.
Aspectos positivos: -- Una lectura de la Biblia no como un recetario de respuestas,
sino como mensaje de “buenas nuevas”. No nos dice “tú debes
hacer”, sino “yo te he liberado”.
-- Le interesa más que el deber, el producir frutos.
-- De un legalismo pasa a una mayor flexibilidad.

Aspectos negativos: -- Individualismo, subjetivismo, iglesia pierde fuerza moral,


peligro de adaptarse a este mundo.

3.- Esquema latinoamericano: La primacía de lo social. Ubica las decisiones en el


contexto social que se vive. Esta posición parte de los siguientes aspectos:
-- Estamos pasando de sociedades cerradas a sociedades abiertas con
nuevos desafíos.
-- El impacto del principio de historicidad. Vivimos en una historia que
cambia. Parménides hablaba de lo estático, pero Heráclito del devenir.
Hoy vivimos una historia dinámica.
-- Repercusiones sobre la teología moral: Desacraliza algunos temas muy
cerrados, dinamiza las decisiones y prioriza la vida cotidiana. Al mismo
tiempo enfatiza una ética más ligada a la misión y a una lectura de la
Biblia desde lo contextual.

Es importante que entendamos estos esquemas como interrelacionados. Evitar los


dogmatismos polarizantes, ni perdernos en relativismos claudicantes, ni en un
simple activismo social ético. Se necesita una ética que interrelacione estos
diferentes niveles. Hay una tensión creativa entre estos aspectos en lo que hay que
priorizar: el amor a Dios, la importancia del ser humano y la fidelidad a la justicia.
(MIQUEAS 6:6-8).

1.7 Ética y dogmática.


A veces se discute si la ética es una disciplina autónoma o simplemente un apéndice de
la dogmática. Por siglos la ética no se consideraba como ciencia aparte, sino como parte
de la dogmática. Esta es una cuestión superada. Hoy se considera que ambas tienen
razón de ser y están íntimamente vinculadas.

Se han dado, en diferentes momentos, diversas razones para separar ética y dogmática:
Una, la existencia de la filosofía moral como disciplina bien caracterizada y

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completamente autónoma, con vida propia y de interés práctico. Así, para algunos la
ética tiene una mayor afinidad no con la dogmática, sino con la filosofía moral. Se
considera a la ética cristiana como una especie de conciencia de la moral desde la
perspectiva cristiana. Esta separación es peligrosa, ya que nos separa del fundamento de
nuestra práctica: Cristo.
Dos, hay quienes enfatizan la naturaleza distinta de ambas: ética y dogmática. Así,
ven a la dogmática como la presentación organizada y sistemática de los dogmas de la
iglesia; mientras que la ética es la ciencia de la conducta del cristiano. La dogmática
ilumina la mente y la ética la voluntad. La dogmática describe lo que debe ser creído y
la ética lo que debe ser practicado. Es peligroso separar la acción de la reflexión: ambas
interactúan estrechamente. Es cuando Lehmann decía: “¿Qué cosa debo hacer como
creyente en Jesucristo y miembro de la iglesia?”
Tres, Algunos ha recurrido a una interpretación dualista de Romanos: De los capítulos
1 al 10, la parte dogmática, del 11 en adelante la parte ética. Leer así el pensamiento de
Pablo es crear un dualismo que no existió en su mente en temas que no son
independientes, sino que se completan e interactúan entre sí.

Ética y dogmática no pueden ser separadas, porque hay un sentido en que ambas son
una misma cosa. No se puede decir que la dogmática es el estudio de las creencias
cristianas y la ética su aplicación a la vida cristianan, que la dogmática trata de las
normas de fe y la ética de las normas de la acción. Cuando hablamos de dogmática
estamos hablando de ética y cuando nos referimos a la ética lo hacemos dentro de los
esquemas de la dogmática.

Divorciar ambas realidades se corre el peligro: Por un lado de subestimar la dogmática y


reducir el cristianismo a una práctica social; o, se subestima la ética y se cae en el
legalismo doctrinal, se busca una falsa seguridad tras los muros de la sana doctrina.

Karl Barth decía: “La dogmática tienen que ser siempre ética y la ética no puede alterar
el hecho de que ella en sí misma y primariamente es dogmática. Y como tal su
preocupación es la Palabra de Dios. Es que solamente en subordinación a esa Palabra, es
que se preocupa también por la vida cristiana. No puede darse, pues, una separación
externa entre las dos, sólo desde estos dos sentidos: 1) La separación sólo puede ser
técnica en carácter y no basada en principios de métodos. 2) Si la dogmática se separa
de la ética, ésta debe continuar su relación plena con los problemas éticos. Y si la ética
se separa de la dogmática, ésta debe continuar indisolublemente subordinada a la
dogmática”.

Israel Batista.
Septiembre 2014

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