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Arnoldo Mora Rodríguez

La antropología sartreana

Abstract. This essay shows that there nuestra, de manera fehaciente, una original y
is in Sartre a deeply original philosophical sugerente superación de lo que Enrique Dussel
anthropology. Sartre defines the human being ha tipificado como “dualismo en la antropología”
as builder of his own future. That is how Sartre (1974) que caracteriza la concepción filosófica
answers his own question about the meaning de la tradición cristiano-occidental y que cons-
of human freedom, a question which gave tituye una de sus mayores limitaciones, por no
rise to his own thought: “What is the use of decir errores, que se refleja en otros campos más
freedom?” But freedom has meaning only if it tangibles por sus consecuencias concretas en la
assumed from an ethical perspective, that is, historia, tales como la fundamentación crítico-
from our solitary and total responsibility before epistemológica del saber científico sobre todo
ourselves and others. en ciencias humanas, las corrientes ideológicas
imperantes en los países metropolitanos que
Key words: philosophical anthropology, han dominado el mundo en la modernidad y los
ethics, existentialism, freedom, Sartre. intentos de su justificación ética. Vista así, la
filosofía sartreana debe ser asumida como el últi-
mo gran sistema de pensamiento de Occidente y
Resumen. El ensayo muestra que hay en
que, por ello mismo, se sitúa en sus límites cul-
Sartre una antropología filosófica profundamente
turales y cronológicos. El pensamiento de Sartre
original. Sartre define al hombre como
tiene sus más hondas raíces en las tradiciones
constructor de su propio futuro. Así responde
de pensamiento más arraigadas e influyentes
Sartre a la pregunta que él se formula a sí mismo
de la filosofía europea continental, en que se
y que dio origen a su pensamiento: “¿Para
formó Sartre como filósofo profesional egresado
qué sirve la libertad?” La libertad solo tiene
de una de las más prestigiosas instituciones de
sentido si se asume desde la ética, esto es, desde
educación superior de Francia como es la École
nuestra responsabilidad solitaria y total frente a
Normale (ver Jeanson, 1975) y en los ambientes
nosotros mismos y frente a los otros.
literarios y corrientes estéticas de vanguardia
de su juventud (ver Jeanson, 1970) pero que
Palabras claves: antropología filosófica, produce sus mayores logros en su producción
ética, existencialismo, libertad, Sartre dramatúrgica (ver Jeanson, 1955), como son el
racionalismo cartesiano que se prolonga en las
Bajo múltiples puntos de vista, la filosofía de filosofías de Kant y de Husserl y en el pensa-
Sartre constituye la culminación de las dos princi- miento de inspiración cristiana, especialmente
pales corrientes de pensamiento filosófico de los del más influyente en los últimos siglos como ha
últimos siglos de la cultura occidental. En efecto, sido el que procede de la Reforma Protestante,
una lectura atenta y crítica del aporte sartreano a como es el caso del pensamiento existencial de
la historia de la filosofía nos mostrará, en opinión Sören Kierkegaard.

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Pero situarse en los límites de algo, sea de como los enciclopedistas en el siglo XVIII, como
una realidad tangible, sea de un concepto, teoría Víctor Hugo en el siglo XIX, Sartre se convirtió
científica o sistema filosófico, sea de una entidad en la figura que configuró para la historia cultural
cultural o estructura política, económica o social, de Francia todo el siglo XX. Con su penetrante
es verla desde su negación, desde la conciencia inteligencia, Sartre avizoró pensamientos alter-
de su nada, como diría Kant. Y esto es la única nativos en los países periféricos que constituyen
manera de comprenderla, es decir, de verla y asu- desde la alteridad una crítica radical a una cultura
mirla como un todo, según Hegel. Comprender es que nació hace veintisiete siglos en Grecia y que
abarcar, dominar, o de nuevo para emplear la ter- ha aportado a la humanidad, como expresión la
minología de Hegel, superarla (aufheben). Sartre más elevada y sistemática de su racionalidad, los
se constituye, de esta manera, en un testigo y grandes sistemas filosóficos.
protagonista directo y en la conciencia más lúcida La filosofía es aquel saber, aquella concien-
y crítica, no solo de la época más dramática que cia reflexiva, es decir, que no es espontánea ni
ha conocido la cultura occidental como es el sur- primaria, sino lúcida y plenamente consciente
gimiento y apogeo de los regímenes totalitarios de su método, de su alcance y de sus límites, de
de derecha (facismo) y de izquierda marxista su capacidad creadora y omnicomprensiva, que
(stalinismo), sino del evento más sangriento de la cultura occidental ha forjado de sí misma en
la historia de la humanidad y que marcó todo el cada momento significativo de su historia. Esto
siglo XX, como fue la II Guerra Mundial y su le permitió a Occidente situarse en un nivel de
secuela inmediata posterior, como fue la Guerra superioridad respecto del resto de las culturas
Fría. De una crítica filosófica al racionalismo del pasado hasta el presente. El logos racional ha
cartesiano y al empirismo anglosajón, Sartre pasa sido concebido como omniabarcante y, por ello
a una crítica implacable de corte ideológico al mismo, como sinónimo de humanidad. Solo es
pensamiento y a la praxis política de los países racional y, por ende, aceptable, verdadero, aquello
hegemónicos. En sus constantes visitas a todos que es asumido críticamente por el pensamiento
los rincones del mundo, descubre el surgimiento filosófico, así se trate de lo concerniente al saber
de fuerzas sociales y culturales en los países peri- o saberes de la Naturaleza, o de los hechos, ins-
féricos que cuestionan la multisecular hegemonía tituciones y procesos de la historia. Es por eso
política y cultural de las potencias occidentales e, que, desde el nacimiento de la modernidad (para
incluso, la emergencia de un pensamiento alter- lo que sigue, ver Mora, Perspectivas filosóficas
nativo, como lo prueba su lúcido y agudo ensayo del hombre) con Descartes, el conocimiento
con que presenta al mundo intelectual y político filosófico se convierte en autoconocimiento. El
europeo la obra del antillano Franz Fanon Los verbo pensar se convierte en un verbo reflexivo:
condenados de la tierra. pensar es pensarse. El único contenido del cono-
Todo este dramático y fascinante itinera- cimiento filosófico es el pensamiento en acto
rio humano e intelectual culmina, en la última o Cogito. Y solo puede obtenerse como verdad
etapa de su vida, con una crítica a la cultura inconcusa aquello que se descubre en su seno,
occidental y a los valores fundamentales que lo que Descartes llamó “ideas innatas” y Kant
sustentan la sociedad industrial moderna. Esto “a priori”. De ahí que Kant dijera que el único
lo hizo acreedor al reconocimiento y aclamación objeto de que se ocupa la filosofía es la dimen-
de los jóvenes rebeldes del célebre Mayo del 68 sión inmanente de nuestro conocimiento o, para
en París. Por eso, no nos ha de extrañar que su decirlo en sus propias palabras, el hombre solo
entierro en 1980 constituyera una apoteosis y conoce de un objeto aquello que la espontaneidad
un homenaje multitudinario tributado a un inte- de la conciencia ha depositado en el mismo. El
lectual (ver Biemel, 1988) como no se veía en la concepto mismo de “experiencia” que la filosofía
capital francesa desde el entierro de Víctor Hugo anglosajona pretende sustituir y usar como crite-
a finales del siglo XIX. Y es que, al igual que rio epistemológico último y, con ello, criticar el
el célebre novelista romántico, Sartre también concepto de “ideas innatas” propio de la tradición
llenó un siglo. Como Descartes en el siglo XVII, racionalista cartesiana, no hace sino reforzar esa

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concepción, pues la “experiencia” supone siempre experiencia existencial, que abarca por igual, las
la reafirmación del principio de inmanencia. Solo ciencias naturales y humanas, como la creativi-
existe aquello que entra dentro del ámbito de la dad artística.
experiencia, aunque esta se reduzca para ellos tan Pero la anterior reflexión sigue siendo redu-
solo a la experiencia empírica. cida epistemológicamente al ámbito de la “expli-
Esta concepción epistemológica del empi- cación”, es decir, ve la realidad como experiencia
rismo inglés es reasumida en el siglo XIX por el integral del sujeto pensante desde el punto de
positivismo. De ahí que las corrientes neokatia- vista de la causalidad eficiente, lo cual quiere
nas a finales de siglo XIX e inicios del siglo XX, decir que nos explica tan solo el qué y el cómo,
al emprender la crítica a la concepción epistemo- lo cual implica incurrir en el error epistemoló-
lógica racionalista no busquen negar el principio gico del reduccionismo metodológico, porque
de la empiricidad en el origen del conocer, sino no responde a la pregunta de hacia dónde o para
ampliar el concepto mismo de experiencia enten- qué, es decir, no explica la dinámica intrínseca
diendo por tal la totalidad de la experiencia del del actuar humano, ve lo real como hecho y no
sujeto o Cogito (cfr. Husserl, 1986, 46). De este como acto (Husserl, 1986, 79). A esta dimensión
modo, las corrientes neokantianas se convierten de lo específicamente humano lo llama Husserl,
en la más reciente versión de las filosofías del siguiendo la tradición aristotélica de Brentano,
Cogito. Como dijera Schelling como aporte del “intencionalidad” que es lo que caracteriza la
movimiento romántico: el objeto de la experien- conciencia humana (1986, 198). El saber filosó-
cia es la vida en su totalidad e integridad. La fico es aquel que explica lo real no solo desde la
filosofía debe ocuparse de todas las manifesta- causalidad eficiente, esto es, que responde a la
ciones de la vida humana en cuanto esta tiene de pregunta de dónde, sino la del para qué o causa
específicamente humano. Pero, ¿qué se entiende final. Preguntar por la finalidad, por el “en vista
por “específicamente humano”? Es aquello que de qué”, por el fin entendiendo por tal la finalidad
aporta el sujeto desde lo que Kant llamaba “la y el término de la acción humana, nos da la plena
espontaneidad de la conciencia”. Mas no por explicación de por qué el hombre es creador.
ello la filosofía debe renunciar a lo que la define Pero, ¿creador de qué? Si somos conse-
frente a toda otra experiencia, como es el verlo cuentes con el principio de inmanencia, hemos
todo subsumido en la racionalidad convertida así de afirmar que el hombre, al crear, solo busca
en experiencia integral de la existencia humana, crearse, de la misma manera que con Descartes,
en logos omniabarcador y onmicomprensivo. Sin al decir que el hombre piensa, solo está diciendo
embargo, un logos así concebido no es más que que el hombre tan solo se piensa a sí mismo, solo
una racionalidad formal, según la epistemología piensa o reflexiona sobre y dentro del ámbito del
kantiana, es decir, asume lo real desde la óptica sujeto pensante o Cogito. Si pensar es pensarse,
de lo posible, explica lo real o, mejor aun, expli- crear es crearse, hacerse hombre consiste en
cita la experiencia del Cogito desde lo posible. ser hombre, solo se es humano humanizándose.
Por eso, solo se interesa de lo posible en cuanto Como diría Hegel, el hombre no es más que lo
este y solo este, explica lo real en su racionalidad, que él hace, lo que le permite a Marx decir que
lo cual implica que solo puede comprender lo el hombre es su praxis. En palabras de Sartre en
posible (reflexión filosófica) desde lo real (expe- su célebre ensayo El existencialimo es un huma-
riencia existencial) como la única explicación nismo, con cada uno de nuestros actos estamos
última o filosófica de lo real. De ahí que el saber inventando al ser humano, cada uno de nuestros
filosófico solo sea concebido como “legítimo”, actos define por sí y ante los otros de una manera
por emplear la terminología de la filosofía crítica absolutamente universal, lo que entendemos y
de Kant, dentro del ámbito de la experiencia en queremos que sea el ser hombre. Es por eso que
su integralidad. Con ello se amplía igualmente la pregunta por el hombre, a la que según Kant
el ámbito de la racionalidad, no solo al saber se reduce toda la indagación de la filosofía, se
formal de la experiencia empírica o saber físico- concretiza al escudriñar cómo el acto de crearse
matemático, sino a todas las dimensiones de la o creatividad o espontaneidad de la conciencia, es

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el acto en su dimensión óntica, por el cual el hom- pero no comprendidas en el sentido heidegede-
bre da sentido a las cosas y, con ello, da sentido a riano de la palabra “verstehen”. La razón de ser
su existencia, da un sentido a su “ser-ahí” como de la filosofía, por ende, consiste en que es el
diría Heidegger, usando una terminología con la único saber que se funda en la autocomprensión
que Hegel en su Segundo Libro de La ciencia de del hombre como único existente, es decir, como
la lógica definió en su dimensión ontológica al libertad autocreadora, como ser-para-sí según la
humano existir. Toda la razón de ser del quehacer terminología que Sartre en su obra maestra El
filosófico y, con ello, del ser humano mismo, en ser y la nada toma de La ciencia de la lógica
su integridad, se reduce, por ende, a descubrir que de Hegel.
el hombre es aquel-ser-que-debe-dar-un-sentido- Pero la libertad del hombre es solo infinita
a-su-ser-ahí. A esto lo llama Sartre “existencia”. en potencia, como posibilidad. El existir solo se
Al acto de donación de sentido (“Sinngebung” de descubre como libertad al descubrirse el ser-ahí
Husserl) lo llama Sartre “libertad”. El concepto como facticidad en la experiencia existencial de
de libertad en Sartre, por ende, tiene una eviden- la náusea, como la experimentó en la escena del
te connotación nietzscheana, pues fue Nietzsche parque Antoine Roquentin en la conocida y pri-
quien primero definió la libertad como la capa- mera gran novela-ensayo de Sartre La náusea.
cidad sin límites de crear valores lo que, según La facticidad de la existencia se da como dato,
Nietzsche, en la tradición cristiana occidental era es decir, como la dimensión óntica de la exis-
el atributo ontológico por excelencia de Dios. De tencia dada nuestra condición de ser-arrojados,
aquí que sea Nietszche antes de Dostoyeski en su según la expresión de Heidegger en su obra capi-
novela de dimensiones metafísicas Los hermanos
tal El ser y el tiempo (195ss.) que nos descubre
Karamasov quien vio que si Dios no existe, todo
como libertad frente a algo, frente a una situa-
es posible y, por ende, todo está permitido.
ción dada o concreta. La palabra “situación”
Esto es precisamente lo que, según Sartre,
viene etimológicamente de “sitio”, con lo que se
define a la libertad humana y caracteriza el
quiere indicar que la libertad es tiempo, devenir,
humano existir. Porque hay alguien para el cual
creatividad y espontaneidad; expresa nuestra
todo es posible, es que Dios no existe y solo
dimensión temporal (de ahí la identificación de
el hombre existe, según el Sartre del conocido
nuestro ser con el tiempo que hace Heidegger en
ensayo El existencialismo es un humanismo.
Pero si el hombre “existe” es porque la libertad la obra mencionada).
es la experiencia existencial fundante de la exis- Pero el que a nuestra libertad solo la des-
tencia. Sartre lo dice en estos términos: “Soy, en cubramos frente a una situación dada, hace que
efecto, un existente que se entera [énfasis en el nuestra libertad sea finita en cuanto proyecto
original] de su libertad por sus actos; pero soy existencial concreto y real. Por lo que, si nuestra
también un existente cuya existencia individual libertad es tiempo como dimensión óntica y, en
y única se temporaliza como libertad. Como calidad de tal, es infinita, al concretizarse, al
tal, soy necesariamente conciencia (de) libertad, convertirse en acción y devenir finita, se espa-
puesto que nada existe en la conciencia sino cializa, se cosifica o, para decirlo en palabras de
como conciencia noética de existir. Así, es per- Sartre, la existencia antecede a la esencia pero
petuamente cuestión de mi libertad en mi ser; necesariamente la produce. La existencia es el
mi libertad no es una cualidad sobreagregada tiempo, la libertad es proyecto y, por ende, futuro.
o una propiedad [énfasis en el original] de mi Existimos en la medida en que nos damos como
naturaleza; es exactísimamente, la textura de futuro, en la medida en que el futuro es nuestro
mi ser; y, como en mi ser es cuestión de mi ser, hogar y nos define y constituye y configura como
debo necesariamente poseer cierta comprensión hombres. Solo somos hombres en la medida en
de la libertad” (Sartre, 1966, 544). que tomamos conciencia de que construimos
Por eso solo el hombre existe, las cosas no solos nuestro futuro y que este existe por y para
existen, tan solo son, es decir, las cosas poseen cada uno de nosotros. Eso es existir como huma-
esencia pero no existencia, pueden ser explicadas nos, eso es el ser del hombre.

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Pero esta libertad al concretizarse se da como Estos límites los da el espacio o ámbito dentro
acto en el presente y como hecho en el pasado y, del cual se sitúa la libertad. Solo se es libre en
en calidad de tal, deviene objeto, cosa para su concreto al descubrirse nuestra libertad frente a
autor y para los otros. Por la acción, nuestro futu- algo y en contra de alguien, lo que Sartre tipifica
ro deviene pasado al ser subsumido en el com- con el análisis de la “mirada” (cfr. 1966, 328).
promiso con que se define ante la situación que La mirada sitúa el encuentro con el otro como
nos obliga a asumirnos como presente. El futuro violencia o, para decirlo en las categorías de la
es proyecto y libertad, el presente es compromiso dialéctica hegeliana, como historia (Sartre dedica
y responsabilidad; el pasado, por el contrario, es lo mejor de su esfuerzo creativo y de su reflexión
esencia, producto o fruto de nuestra acción. El critica a este tema en su época de madurez, de la
pasado es lo que hemos hecho de nosotros mis- que es fruto su voluminoso tratado Crítica de la
mos concretizando un proyecto de futuro hecho razón dialéctica).
presente por nuestro compromiso. La existencia La existencia como ser-ahí o facticidad se
deviene esencia, pero debido a que el compromiso expresa como libertad que es nuestra capacidad
a que nos obliga el asumir una posición frente a de crear o dar sentido; pero es una donación de
una situación dada, nos hace igualmente respon- un sentido concreto frente a una situación con-
sables, no solo de nosotros mismos, sino igual- creta. Sin embargo, como nos hemos descubierto
mente de los otros, por lo que el humano existir como seres arrojados (“geworfen”) a este mundo,
adquiere inexorablemente una dimensión trágica. literalmente vomitados a la existencia (la náusea
Nuestro pasado es nuestra tragedia dado que no es esa incómoda y desabrida sensación que se
lo podemos borrar y el tratar de hacerlo solo nos experimenta en el paladar cuando se tienen ganas
conduce al callejón sin salida del autoengaño de vomitar) según la terminología empleada por
que Sartre tipifica con el calificativo de “mala Heidegger en el Ser y el tiempo, la libertad, como
fe” (cfr. 1966, 91). Pero la mala fe no es más que ya hemos dicho, se nos vierte y convierte en
una estrategia condenada de antemano al fracaso destino. Para enfatizar este aspecto de la humana
porque busca acallar nuestra conciencia de culpa existencia, Sartre gusta repetir la honda reflexión
y disimular hipócritamente nuestra falsa inocen- del gran novelista contemporáneo y compatriota
cia frente a los otros. Esto solo puede llevar a la suyo, André Malraux, según el cual el que los
incomunicación y a la neurosis. Tal es la lección hechos más importantes de nuestra vida, como
que nos dan dos admirables obras de teatro de son el haber nacido y el tener que morir, no sean
Sartre, a saber, A puerta cerrada en lo que a la actos libres, convierten la humana existencia en
conducta individual se refiere y Los condenados destino. De esta manera, insistimos, resuelve
del Altona en lo que se refiere a la culpabilidad el pensamiento existencialista el dilema que el
que le incumbe a las clases dominantes europeas romanticismo de Víctor Hugo no fue capaz de
por los crímenes del nazifascismo. resolver. Víctor Hugo negó la posibilidad de hacer
No hay, por ende, contradicción entre tra- tragedia en nuestro tiempo, por lo que en su lugar,
gedia y libertad como supuso Víctor Hugo y, habló e hizo como escritor lo que llamó “dramas”,
con él, el movimiento romántico del siglo XIX. alegando que la tragedia niega al ser humano
Nuestra libertad situada convierte el tiempo en como libertad al someterlo a un destino ciego.
espacio, la existencia en esencia, la libertad en Sartre le concede parcialmente razón a Víctor
destino. La esencia es el pasado pero solo fren- Hugo al reconocer que el humano existir posee
te al espacio, frente a un sitio que está delante; inexorablemente una dimensión trágica, pero
decir que la libertad está situada es decir que esta se sitúa en el pasado. En la medida en que la
la conciencia solo se descubre como actuando, existencia deviene esencia y el futuro se convierte
según la tradición kantiana, desde la toma de en pasado, en esa misma medida nuestro pasado
conciencia de sus propios límites o, para decirlo se convierte en un peso muerto que no podemos
en el lenguaje que prefieren los existencialistas destruir y que, por ello mismo, debemos asumir
y es de origen hegeliano, desde y a partir de su como nuestro destino. Pero como hemos pasado
propia negación, desde la conciencia de la nada. del futuro al pasado por un compromiso libre del

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presente, frente al pasado solo cabe una actitud en objeto que puebla un espacio y, por ende, es
auténtica: asumirlo con entera responsabilidad. parte inexorable del domino público. A esto lo
Somos nuestro pasado, por lo que somos respon- llama Sartre en la Crítica de la razón dialécti-
sables del mismo enteramente y no cabe escapa- ca, lo “práctico-inerte” (ver Audry, 90). Valga
toria. Todo intento de escaparnos o evadirnos de la pena hacer notar que el verbo “realizar” y el
las responsabilidades del pasado es solo expre- adjetivo “real” tienen la misma raíz etimológica
sión de mala fe. Sin embargo, desde Nietzsche los que el término latino “res” que significa “cosa”.
sectores más críticos y lúcidos abandonan la con- De ahí que Sartre, cuando de negar la dimensión
cepción romántica como excesivamente optimista humana (subjetiva) de alguien se trata, lo cali-
e historicista y vuelven a la concepción griega de fique de “cosificar”. En sus conocidos análisis
destino, sin que por ello se dé una contradicción sobre la mirada, Sartre utiliza abundantemente
con la interpretación filosófica del hombre como esta concepción, pues para Sartre la mirada es el
ser libre, como lo afirmó el romanticismo. El acto de violencia original, fundante. La mirada
dilema se resuelve al concebir la existencia huma- es la negación del otro como igual, como liber-
na como un ser cuya libertad se da en situación. tad, como persona; la mirada convierte al otro
Así asume Sartre por igual la herencia romántica en extraño, en amenaza y, por ende, en enemigo
de la libertad como construcción dialéctica de a destruir o a someter como esclavo (ver Sartre,
la historia (ver, por ejemplo, la crítica que hace 1966, 328). En una obra de teatro como El diablo
Sartre a la concepción, a su juicio, excesivamente y dios esta concepción adquiere dimensiones de
individualista y, por ello mismo, políticamen- crítica metafísica.
te reaccionaria del pensamiento existencial de El acto de existir por la facticidad se con-
Sören Kierkegaard en su ensayo de título deli- vierte en hecho, en realidad. La libertad, al verse
berada e irónicamente hegeliano: El universal comprometida y actuar, se realiza, se “cosifica”,
singular en la obra colectiva Kierkegaard vivo) y se hace cosa y, por ello mismo, se niega como
la crítica nietzscheana que concibe la existencia existencia, como libertad. Esto constituye nuestro
como autocreatividad y destino. pasado frente al cual, como lo muestra Sartre
La clave para ello la encuentra Sartre en su en su conocida tragedia A puerta cerrada, no
concepción de la facticidad en cuanto esta consti- somos libres. De existencia nos hemos convertido
tuye la dimensión óntica que, al ser asumida por en esencia, ya no somos seres-en-proceso, sino
la libertad como opción o compromiso, es decir, seres hechos, realizados, cosificados; el tiempo
dentro del ámbito de la reflexión se nos da como se ha convertido en espacio, el haber nacido nos
ontológica (ver Biemel, 125ss). La conciencia descubre como seres-para-la-muerte, como dice
vivida de Husserl (ver 1956, 74ss.) o no temati- Heidegger en El ser y el tiempo (258ss). Pero,
zada, no reflexiva o conciencia (de) como suele contrariamente a Heidegger quien, siguiendo a
denominarla Sartre (ver 1966, 417) nos da lo ónti- Nietzsche, tiene una concepción de alguna manera
co, la reflexión, lo ontológico. La libertad como optimista de la muerte, pues la muerte es vista
posibilidad infinita, como negación de Dios (la como la última oportunidad o el límite definitivo
conciencia de nuestra libertad en su dimensión para dar un sentido a la existencia según el autor
óntica está en la raíz de la muerte de Dios, como del Ser y tiempo, para Sartre, por el contrario, la
lo ilustra dramáticamente Sartre en su primera muerte es absolutamente negativa, ya que es una
obra de teatro Las moscas) es óntica, es decir, no manifestación de la maldad inherente a la natu-
se puede rehuir o negar, la libertad en su ontici- raleza humana, un acontecimiento que irreme-
dad, es decir, como toma de conciencia de nues- diablemente se da como término de la existencia
tro-ser-situado se da como reflexión, es decir, en y la convierte, como enfatizaba Malraux y repite
su dimensión ontológica. La situación convierte Sartre, en destino inexorable. Esta concepción
lo posible o pensable en real, lo que hace que de la muerte tiene en Sartre, como tantos otros
nuestra libertad se realice o concretice. El tér- aspectos de su ética y de su antropología, un
mino “real”, en consecuencia debe entenderse innegable acento cristiano de origen calvinista. La
como “realizado”, esto es, cosificado, convertido muerte es un destino, en la medida en que estamos

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condenados a ella, de la misma manera en que opción o compromiso, nunca se hubiese dado esa
estamos condenados a ser libres, la libertad, por acción ni sus consecuencias negativas. Pero como
el hecho de existir y la muerte por el hecho de ser somos seres situados, nunca será posible prever
facticidad. Este es el precio que debemos pagar las consecuencias negativas de nuestros actos; y,
por haber existido y no serlo más. como nuestro conocimiento de las consecuencias
La muerte es nuestro pasado, por lo que negativas es limitado, siempre nuestras acciones
también nuestra muerte es la negación de nues- tendrán efectos negativos independientemente
tra existencia, pues nos vuelve cosa. Pero a de nuestra buena voluntad o buenas intenciones
diferencia del haber nacido que supone un acto porque siempre habrá efectos no previstos. En
realizado por otros que escapa a nuestra libertad consecuencia, seremos siempre culpables, como
y que responde a la pregunta de de dónde proce- lo afirmaba Dostoyeski y lo repite Sartre según
demos, el tener que morir nos enfrenta a nosotros la tradición cultural calvinista y jansenista muy
mismos en la más absoluta soledad pues no hay propia de la herencia cartesiana de la filosofía
un otro con quien enfrentarnos. El haber nacido francesa. Es aquí donde radica la raíz óntica de
es nuestra esencia como a priori, es decir, como nuestra responsabilidad ética, la cual funda, a su
algo que se nos dio como causalidad provenien- vez, la dimensión crítica de nuestra conciencia.
te del exterior y que convierte la existencia en De esta manera, resuelve Sartre la aparente
facticidad. Por ende, hace de nuestra esencia no contradicción, de origen cartesiano y kantiano,
una posibilidad, un a priori, como es el caso del entre razón raciocinante, libertad existencial y
haber nacido, sino como un peso inerte, como un responsabilidad ética, entre ciencia y ética. Por
destino que debemos cargar, como un a posteriori primera vez en la filosofía moderna aparece la
puramente fáctico. La muerte es el triunfo de la dimensión ética como parte constitutiva de los
facticidad puramente óntica que solo se convierte criterios epistemológicos de la verdad, en el sen-
en realidad, en a posteriori, porque nuestra exis- tido fuerte del término, de la racionalidad propia
tencia antecede a la esencia, por nuestro compro- de la objetividad científica. En otras palabras,
miso como libertad situada. A esto, como hemos una ciencia sin ética no es ni una cosa ni la otra,
dicho, lo llama Sartre “esencia”. Esencia es lo cosa que se infiere de las concepciones de Kant
que hemos sido, lo que ha hecho de nuestra posi- en la Crítica de la razón práctica, pero sin que
bilidad o a priori nuestra libertad comprometida Kant logre unir la dimensión epistemológica de la
y situada. Por ende, somos la causa eficiente de ciencia con la responsabilidad ética del científico.
nuestro pasado. En otras palabras, para la construcción de la obje-
Pero si la libertad consiste en que no se da tividad como criterio de una verdad epistemoló-
a priori un sentido de la vida sino que la libertad gicamente fundada en la Crítica de la razón pura
es esa donación fundante y radical de sentido no aparece en ningún momento la dimensión
(Husserl), entonces de ahí se infiere una res- ética sino tan solo se insinúa en La dialéctica
ponsabilidad absoluta e intransferible de nuestro trascendental la dimensión metafísica. La críti-
pasado. Somos entera y absolutamente responsa- ca que, no solo Sartre, sino también su antiguo
bles de nuestras acciones y de las consecuencias amigo y filósofo como él Maurice Merleau-Ponty
de las mismas, tanto de aquellas consecuencias de (ver Phénoménologie de la perception) hacen al
las que somos conscientes y que, por ello mismo, behaviorismo y al conductismo (ver Bosquejo
son previsibles, como de aquellas de las que no de una teoría de las emociones), lo mismo que
somos conscientes ni tenemos capacidad alguna su acercamiento a la psicología de la Gestalt, en
de prever. Por eso, cuando realizamos un acto, el caso, de Merleau-Ponty y de la aplicación del
seamos o no conscientes de las consecuencias método fenomenológico en el caso de Sartre (ver
que del mismo se siguen, estemos o no en capa- La imaginación) van en el mismo sentido. En
cidad de predecir o prever esas consecuencias, resumen, desde el punto de vista epistemológico,
somos igualmente responsables de las mismas, el mayor aporte de Sartre es haber superado el
porque nosotros solos las hemos hecho realidad; dualismo reputado irreconciliable por las tenden-
en otras palabras, si no hubiese sido por nuestra cias empiristas, positivistas y racionalistas entre

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los postulados epistemológicos del método cientí- Es por eso que, al descubrirnos como creadores
fico y las exigencias de la conciencia ética. de nosotros mismos, como constructores de mundo,
Pero la superación del dualismo también se da esto nos liga a nuestra propia acción. Este actuar
desde el punto de vista ontológico cuando Sartre, es nuestro existir. El Ser (Sein) en el sentido heide-
fundándose en la tradición filosófica alemana que va ggeriano es un verbo activo, rige acusativo, no es
de Kant a Heidegger pasando por Husserl, establece como decía Aristóteles, un verbo copulativo que liga
una diferencia entre “comprender” y “explicar” al formalmente el sujeto con el predicado, no expresa
establecer la prioridad de la existencia sobre la esen- tan solo una relación lógico-formal, sino que por él
cia. En este caso, igualmente el enlace o puente entre se expresa una acción causal, el sujeto es causa, la
uno y otro lo da la ética. Veámoslo más en concreto. fuente óntica de toda causa. Existimos porque somos
Libertad y existencia se identifican. La libertad es causantes de nosotros mismos y de toda acción que
un dato fundante (Husserl) no la conclusión de un de nosotros proceda. Somos lo que hacemos de
silogismo, o la condición de posibilidad de la ética nosotros mismos y del mundo cultural e histórico
vivida existencialmente como imperativo categórico que nos rodea; con ello, nos creamos, “nos inven-
que se manifiesta en la conciencia íntima del deber, tamos” en cada uno de nuestros actos y, con ello,
haciendo, por ende, de la libertad el a priori que hace inventamos el mundo para nosotros mismos y para
inteligible nuestra condición de específicamente los demás, como reiteradamente enfatiza Sartre.
humanos, como sostiene Kant en La crítica de la Pero como Dios no existe, por el hecho inexo-
razón práctica. Por el contrario, para Sartre nos rable de ser libres, al tomar conciencia de nuestra
descubrimos como insertos en la libertad, existimos condición de ser libres, nuestra libertad va acom-
pañada de la conciencia de nuestra más radical
en la medida en que nos vivimos siendo libres. Pero
soledad, como lo afirmaba ya el pensamiento filosó-
existimos nuestra libertad ónticamente, lo cual quie-
fico de tinte existencial de inspiración cristiana, tan
re decir, que el ser humano no puede no ser libre.
arraigado en la cultura existencial cristiana desde
Esto es lo que quiere significar Sartre cuando dice:
San Agustín hasta Kierkegaard pasando por Pascal
“estamos condenados a ser libres”.
(ver Mounier, 67ss). La soledad no es más que la
Pero la libertad es conciencia no reflexiva,
experiencia existencial de nuestra responsabilidad,
no tematizada, sino conciencia vivida (“Erlebnis”
somos entera y absolutamente responsables de
según la expresión de Husserl) en la que se funda
nuestros actos. Por eso, decía Sartre en su ensayo
nuestra dimensión ética, por la que nos asumimos El exitencialismo es un humanismo, el ateismo que
como seres conscientes, es decir, “humanos”, dota- el existencialismo propugna no es cómodo, sino
dos de “existencia” porque del hecho de ser libres todo lo contrario, terriblemente duro, exigente. No
es que existimos y precisamente por eso existimos hay pared en qué recostarse, no hay nadie a quien
y en tanto en cuanto existimos, somos subjetividad, recurrir. Si los sensualistas y materialistas del siglo
somos sujetos. La conciencia nos descubre como XVIII decían que “somos lo que nos comemos”,
sujetos, la libertad nos hace sujetos. Pero ser sujetos, Sartre diría hoy día que somos lo que hacemos con
como afirmaba Nietzsche, es ser autocreadores, ser nuestros actos, frente a lo cual no hay escapatoria.
dios para cada uno; pero, subraya Sartre, un dios La experiencia de nuestra soledad se mani-
caído, “una pasión inútil”, en razón de que nuestra fiesta en la sensación de náusea que nos invade al
condición de ser una libertad situada y, por ende, sentirnos y sabernos libres, lo cual es algo más que
facticidad, nos hace descubrir nuestro-ser-para-sí la experiencia del absurdo de que habla Camus y
o libertad como el intento imposible de lograr ser, que describe magistralmente en su novela-ensayo
al mismo tiempo, ser-en-sí (ver Jolivet, 173ss). Pero El extranjero. El absurdo de Camus expresa la
esta capacidad autocreadora es también proyección convicción del autor según la cual se caracteriza
o, para emplear el lenguaje caro a los existencialis- a todo ser humano auténtico en cuanto parte de la
tas, “trascendencia” en la medida en que esto nos conciencia de que la vida carece de sentido o, más
permite crear o construir “mundo” (Welt), como exactamente, que solo tiene aquel sentido que cada
diría Heidegger. Tal es nuestro-ser-en-el-mundo, de uno de nosotros sea capaz de darle por nuestros
que hablaba Heidegger en su obra Ser y tiempo. actos libres. Hay, para Camus, una irracionalidad

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ANTROPOLOGÍA SARTREANA 141

óntica que se expresa en la conciencia existencial libertad que subyace en el pensar. El texto de Sartre
del absurdo y que psicológicamente se manifiesta es explícito al respecto cuando afirma: “Su reacción
en el ámbito humano de las pasiones o entrecruce (la de Descartes) espontánea es la de afirmar la
de pasiones que tanto explota la dramaturgia y, en responsabilidad del hombre frente a lo verdadero.
general, el arte y que Descartes solía tipificar, desde Lo verdadero es cosa humana, puesto que debo afir-
el punto de vista de la ética, como “pasiones del marlo para que exista. Con anterioridad a mi juicio
alma”. Con ello se quiere señalar que hay algo que (énfasis en el texto), que es adhesión de mi voluntad
escapa a nuestra racionalidad, al cogito reflexivo o y compromiso libre de mi ser, no existe nada más
razón raciocinante. que ideas neutras y flotantes que no son verdaderas
Esto mismo lo ve Sartre en el sentido existencial ni falsas. Por lo tanto, el hombre es el ser por el que
pero no epistemológico. Para Sartre, el cogito abarca la verdad aparece en el mundo: su tarea consiste en
todo como ya el propio Descartes lo afirmaba cuan- comprometerse totalmente para que el orden natural
do decía, al final de su II Meditación definiendo lo de las cosas que existen se convierta en un orden de
que entendía por “Cogito”: “Pero ¿Qué soy, pues? las verdades” (234). Como se ve, de la visión epis-
Una cosa que piensa. ¿Qué es una cosa que piensa? temológico-metafísica de Descartes, Sartre extrae
Es una cosa que duda, que concibe, que afirma, que una antropología existencial en donde la libertad
niega, que quiere, que no quiere, que también imagi- aparece como factor constitutivo del Cogito.
na y siente. Por cierto, no es poco si todas estas cosas En cuanto a la imaginación, Sartre le dedica
pertenecen a mi naturaleza” (1967, 227). Y, para dos ensayos: La imaginación y Lo imaginario.
enfatizar aun más lo dicho, un párrafo más adelante Este último es más descriptivo y se funda en la
Descartes es aun más explícito cuando explicaba su concepción fenomenológica que Sartre considera
pensamiento en los siguientes términos: “Pero se como el método más adecuado para la comprensión
me dirá que estas apariencias son falsas, y que estoy del mundo de lo imaginario, ya que solo con dicho
durmiendo. Lo concedo; sin embargo, por lo menos método se logra el desvelamiento de la imaginación
es muy cierto que me parece que veo, oigo y siento como dimensión constitutiva del existir. El ensayo
calor; esto no puede ser falso; y es propiamente lo La imaginación es más polémico. En él Sartre
que en mí se llama sentir, y esto, tomado así, preci- reprocha a Descartes su sustancialismo al definir el
samente no es otra cosa que pensar” (228). Cogito como “cosa”. Todo el psicologismo posterior
Cuando Descartes habla de que el Cogito e, incluso, el positivismo, incurren en este mismo
“quiere, no quiere, que también imagina y siente”, error. Sartre lo dice en estos términos: “La imagen
nos da la clave para entender los ensayos de juven- no se ha convertido en nada, no ha sufrido ninguna
tud de Sartre quien, a la luz de los aportes del méto- modificación mientras el cielo inteligible se derrum-
do fenomenológico de Husserl y la antropología ba, por la simple razón de que era ya en Descartes,
existencial del primer Heidegger, saca conclusiones una cosa (énfasis en el texto). Es ya el advenimiento
que el propio Descartes no explicitó o no se atrevió del psicologismo que, bajo formas diferentes, no es
a formular. Veamos estos ensayos del joven Sartre. más que una antropología positiva, es decir, una
En su clarificador ensayo La libertad cartesiana, ciencia que quiere tratar al hombre como a un ser
Sartre explicita lo que Descartes quiere decir cuan- del mundo, descuidando este hecho esencial: que el
do afirma que el Cogito “quiere, no quiere” al defi- hombre es también un ser que se representa (énfa-
nir la libertad según Descartes en estos términos: sis en el texto) el mundo y a él en el mundo. Y esta
“Descartes, que es ante todo un metafísico, toma las antropología positiva está ya en germen en la teoría
cosas por el otro extremo: su experiencia principal cartesiana de la imagen” (20).
no es la de la libertad creadora “ex nihilo”, sino ante En su ensayo titulado Bosquejo de una teo-
todo la del pensamiento autónomo que descubre ría de las emociones Sartre reprocha, tanto a la
por sus propias fuerzas relaciones inteligibles entre psicología positivista que, como hemos visto, hace
esencias ya existentes” (1967, 232). Sin embargo, remontar a la concepción metafísica que del hombre
Descartes de hecho en su sistema filosófico va tiene Descartes, como al psicoanálisis, de hacer del
más allá de lo que en sus orígenes pretendió. Sartre hombre una ciencia positiva, es decir, de tratar de
descubre en Descartes la dimensión existencial, la “explicar” sin por ello “comprender”. Con ello se

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reduce el ser humano a un objeto, a una cosa. Estas ________. (1963) Las pasiones del alma. Buenos
son las palabras de Sartre: “Pero, entendámonos: Aires: Aguilar.
si la simbolización es constitutiva de la conciencia, Dussel, E. (1974) El dualismo de la antropología cris-
puede aprehender un lazo inmanente de compren- tiana. Buenos Aires: Guadalupe.
sión (énfasis en el texto) entre la simbolización y el Hegel, G. W. F. (1968) Ciencia de la lógica (2ª ed.).
Buenos Aires: Hachette.
símbolo. Habrá, sin embargo, que llegar a un acuer-
Heidegger, M. (1968) Ser, verdad y fundamento.
do de que la conciencia se constituye (énfasis en el
Caracas: Monte Avila.
texto) en simbolización. En este caso, nada hay tras ________. (1962) El ser y el tiempo (2ª ed.). México:
ella, y la relación entre el símbolo, lo simbolizado y Fondo de Cultura Económica.
la simbolización son un lazo intraestructural de la Husserl, E. (1956) Ideas relativas a una fenomenolo-
conciencia” (71). Esto no obstante, el psicoanálisis gía pura y una filosofía fenomenológica (3ª ed.).
es útil para explicarse, como subyace en la auto- México: Fondo de Cultura Económica.
comprensión de su propia existencia contenida en su Jeanson, F. (1975) Jean Paul Sartre en su vida.
autobiografía novelada Las palabras. Todo lo ante- Barcelona: Barral.
rior se traduce en una nueva concepción del Ego, ________. (1970) De Gide a Sartre. Buenos Aires:
es decir, del ser del hombre como existente, que se Paidós.
define por su trascendencia, como lo señala en un ________. (1968) El problema moral y el pensamien-
breve pero enjundioso ensayo titulado precisamente to de Sartre. Buenos Aires: Siglo veinte.
________. (1955) Sartre par lui même. Paris: Seuil.
La trascendencia del Ego.
Jolivet, R. (1953) Las doctrinas existencialistas (2ª ed.,
En conclusión, tenemos en Sartre una antropo-
aumentada). Madrid: Gredos.
logía filosófica de las más originales que se hayan Kant, E. (1977) Crítica de la razón pura. México:
excogitado en la historia de la filosofía porque sitúa Porrúa.
al hombre y lo define desde el futuro, como cons- ________. (1961) Crítica dela razón práctica. Buenos
tructor de futuro, lo que él llama “trascendencia e Aires: Losada.
imaginación”. Por eso dirá que quien no tiene futuro Mora R., A. Perspectivas filosóficas del hombre (2ª
es hombre muerto, quien no se construye el futuro ed.). San José: EUNED.
solo es pasado, cosa inerte. Así responde Sartre a la Mounier, E. (1962) Oeuvres (t. III). Paris: Seuil.
pregunta que él mismo se formulaba y que dio ori- Sartre, J. P. (1996a) Lʼexistentialisme est un humanis-
gen a todo su pensamiento: “La libertad ¿para qué me. Paris: Gallimard.
sirve?” El periodo de la contemporaneidad que se ________. (1996b) Verdad y existencia. Barcelona:
inició con el grito de ¡Libertad! y que derrumbó los Paidós.
muros de la Bastilla en el verano de 1789 solo tiene ________. (1970) Obras completas (t. I: Teatro).
Madrid: Aguilar.
sentido si construye humanidad, si se asume desde
________. (1969) La nausée. Paris: Gallimard.
la ética, esto es, desde nuestra responsabilidad soli-
________. (1968a) El hombre y las cosas (3ª ed.).
taria y total frente a nosotros mismos y frente a los Buenos Aires: Losada.
otros. Solo así puede la humanidad tener un futuro, ________. (1968b) Las palabras (9ª ed.). Buenos
pues el porvenir para el hombre ya no es más un Aires: Losada.
destino sino una opción. Agradezcamos a Sartre el ________. (1967) La imaginación. Buenos Aires:
recordárnoslo en los inicios de un nuevo milenio. Sudamericana.
________. (1966) El ser y la nada. Buenos Aires:
Losada.
Bibliografía
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Emecé. I-II). Buenos Aires: Losada.
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