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Los sabios aztecas o de Anáhuac dieron al creador forma

masculina y femenina. Al creador, en su aspecto masculino, lo


nombraron Ometecuhtli (ome = dos, tecuhtli = señor), y al
principio femenino eterno divinal Omecihuatl (ome=dos,
cihuatl = señora). Son el Señor y la Señora de la Dualidad, al
respecto el V.M. Samael Aun Weor nos dice:

La cara de Tonatiuh en el calendario azteca es la cara de


Ometecuhtli-Omecihuatl, Señor y Señora de la dualidad, Dios
de la vida, del amor y de la generación.

De este divino principio dual, masculino y femenino, emanó


todo el Universo. Este Dios-Diosa tuvo cuatro hijos, los cuatro
Tezcatlipocas: Xipetotec, el colorado; Tezcatlipoca, el negro;
Quetzalcoatl, el blanco; Hizilopochtli, el azul.”

De este binario divino e invisible nacieron los cuatro colores


de las cuatro razas que actualmente pueblan el mundo.

Ometecuhtli tiene la presencia del Cristo Cósmico. Los Nahuas


lo representaban con túnica bellamente adornada y falo de
pedernal, símbolo de luz.

Omecihuatl tiene toda la presencia de la Virgen Cósmica.”

“Los Nahuas la representaban con manto azul de


extraordinaria belleza y falta de ocultación. Él es Huehueteotl,
el Dios Viejo, padre de los dioses y de los hombres. Ella es
Tonantzin, nuestra querida madrecita.” (Samael Aun Weor
Magia Cristica Azteca. Monografía Nº 10).
Ometecuhtli, el Señor (el Águila) y Omecihuatl, la Señora (la
Serpiente), se encuentran plenamente manifestados en la
Serpiente emplumada. Cuauhcoatl (Serpiente-Águila), alto
Sacerdote de nuestro bendito Dios Huitzilopochtli,
ostensiblemente era un iluminado.

En la cultura nahua, como en otros pueblos, el Sol fue el


símbolo del Padre, el eterno principio masculino; la Luna, la
madre o el eterno principio femenino divinal.

Durante el connubio sexual se expresan las fuerzas creadoras


de Ometecuhtli, -energía masculina sagrada– y Omecihuatl, -
energía femenina sagrada- que descienden hasta los órganos
humanos de la procreación con el único fin de que en el plano
físico se exprese un nuevo ser. Si el hombre y la mujer se
unen sólo por deseo, por la animalidad de derramar las
energías creadoras, las fuerzas solares de él y las lunares de
ella se hunden en los abismos atómicos de la Tierra y ambos
se convierten en esclavos del abismo.
Coatlicue
Coatlicue o “La de la falda de serpientes,” era la diosa azteca
de la vida y la muerte, de la tierra y de la fertilidad. Ella es la
Madre Universal y los aztecas le dedicaron toda su devoción.
Su representación más conocida es una figura antropomorfa
que lleva una falda de serpientes y un collar de manos y
corazones, arrancados de las víctimas. Su cabeza se forma
por dos serpientes enfrentadas, símbolo de la dualidad, un
concepto básico en la cosmovisión de las civilizaciones
precolombinas.
Coatlicue era una diosa feroz, sedienta de sacrificios
humanos. Sus afiladas garras en manos y pies remiten a la
ferocidad del jaguar, animal sagrado por excelencia, y las
serpientes que la cubren, sustituyendo incluso partes de la
anatomía, simbolizan a la humanidad.

Coatlicue fue madre de todo y de todos, incluso de los dioses


aztecas, como el dios de la guerra y el sol Huitzilopochtli. La
leyenda dice que quedó embarazada de él cuando una pluma
entró en su vientre mientras ella estaba barriendo. Esta
misteriosa concepción ofendió a sus otros cuatrocientos hijos,
pues una diosa podía concebir hijos con otros dioses
solamente, por lo que alentados por su hija, la diosa
Coyolxauhqui, decidieron matar a su deshonrada madre.

Así fue que le cortaron la cabeza a Coatlicue, pero en ese


mismo momento, Huitzilopochtli nació armado y mató a
muchos de sus hermanos y hermanas, cuyos cuerpos se
convirtieron en estrellas. A Coyolxauhqui la desmembró y
arrojó su cabeza al cielo, donde pasó a ocupar el lugar de la
luna, mientras que el resto del cuerpo fue a parar a la
profunda y obscura garganta de una montaña, donde
permanecería por toda la eternidad.

la adornada de cascabeles’‘coyolli, cascabel; xauhqui, que


adorna’)?1 es una deidad mexica, quien se considera es la
representación de la luna, sin embargo, dado que no presenta
ningún signo o glifo lunar, se ha propuesto que representa
otro tipo de cuerpo celeste.2

En la mitología nahua, Coyolxauhqui era hija de la diosa


madre Coatlicue y regente de los Centzon Huitznáhuac, sus
hermanos, y dioses de las estrellas. A esta deidad se le
representa como una mujer desmembrada, ya que su
hermano Huitzilopochtli la descuartizó y arrojó su cabeza al
cielo, pues ella y sus otros hermanos planeaban matar a su
madre Coatlicue tras quedar ésta embarazada de
Huitzilopochtli de un modo que consideraban deshonroso.

Chalchiuhtlicue (en náhuatl: chalcihuītlicueh, ‘la que tiene su


falda de jade’‘chalchihuitl 'jade'; ī-, su; cue(itl), falda; -eh,
que tiene’)? en la mitología mexica es la diosa de los lagos y
corrientes de agua. También es patrona de los nacimientos, y
desempeña un papel importante en los bautismos aztecas.
Preside sobre el día 5 Serpiente y sobre el tricenal de 1 Caña.
Fue una de las figuras femeninas más importantes vinculada
al líquido en la cultura mesoamericana. Chalchiuhtlicue fue
considerada también como la más importante protectora de la
navegación costera en el México antiguo.1
En el mito de los cinco soles, ella alumbró al mundo en el
Primer Sol, dominaba el cuarto mundo, en la era Cuatro-
Agua. Durante su reinado el cielo era de agua, la cual cayó
sobre la tierra como un gran diluvio a manos de esta diosa.
Los seres humanos se transformaron en peces. Pareja o
dualidad de Tláloc y con él fue madre de Tecciztécatl y rigió
sobre Tlalocan. En su aspecto acuático, es conocida como
Acuecucyoticihuati, diosa de los océanos, los ríos y todas las
aguas que corren, así como patrona de las parturientas. Se
dice también que fue esposa de Xiuhtecuhtli. A veces se la
asocia con la diosa de la lluvia, Matlálcueitl.1

Según otra leyenda, Chalchiuhtlicue no era la esposa de


Tláloc, sino su hermana.
era la diosa mexica de la subsistencia, en especial del maíz,
principal patrona de la vegetación y, por extensión, diosa
también de la fertilidad. Chicomecóatl era la parte femenina
de Centéotl. Se la podía llamar también Xilonen (‘la peluda’),
refiriéndose a las barbas del maíz en vaina, se la consideraba
«joven madre del jilote [maíz tierno]», así era protectora de
una de las fases del ciclo del maíz. Xilonen también podía ser
llamada Centeocíhatl y se encontraba casada con
Tezcatlipoca. Otra forma asociada a Chicomecoatl es
Ilamatecuhtli (‘anciana dignataria’, ‘ama anciana’) la mazorca
madura, cubierta por hojas arrugadas y amarillentas.

El culto a Chicomecóatl, sobre todo durante el periodo cultural


medio, su culto se centraba en el mes huei tozoztli (‘del
ayuno prolongado’) que se sitúa en septiembre. Entonces los
altares de las casas eran adornados con plantas de maíz y en
los templos se bendecían sus semillas, mientras le era
ofrecida en sacrificio una joven decapitada que representaba
a la diosa, cuya sangre se vertía sobre una estatua de
Chicomecóatl, mientras que con su piel, una vez desollada, se
vestía un sacerdote. 2 Por otra parte Xilonen también recibía
sacrificios humanos el 24 de junio para conseguir una cosecha
abundante.

Itzpapálotl o Itzpapalotlcihuatl que denota “mariposa de


obsidiana”, una de las principales y más importantes diosas
de la cultura chichimeca . Con apariencia de esqueleto y porte
tenebroso, su aspecto hace referencia a una mariposa y en
sus alas portaba navajas de obsidiana, lo cual hace que la
diosa adquiera un símbolo de renacimiento y regeneración.2
Diosa madre de la guerra, de los sacrificios humanos, patrona
de la muerte y regidora del Paraíso Tamoanchan (lugar
mítico, paraíso terrenal). Quien naciera bajo el día de la Diosa
gozaría de una perfecta salud y tendría una larga y próspera
vida.

Ya que la Diosa presentaba alas de mariposa, se le atribuye


que era su nahualli, “ser en el que se transforma”. El numen
representa que la fuerza y gran poder que ésta posee se
encuentra en la magia. Sus manos y pies están reemplazados
por garras de jaguar, esto hace que se defina como Tzitzimitl
“ser terrible mítico”. El poder de Itzpapálotl se dirige hacia la
mujer sabia y de edad avanzada, asimismo se exterioriza
como un arquetipo divino de la bruja, maga o hechicera que
ha venido a través del aprendizaje, experiencia y maestría
adquirida en el transcurso de su infinita existencia.2

Historia
La leyenda cuenta que Itzpapálotl al ser enviada a la tierra
portaba una capa que le otorgaba el ser invisible para que no
fuera vista. Se suponía que la diosa se maquillaba con polvo
blanco y distintos coloretes, como si fuese una dama de la
Corte Mexicana.

El pectoral de la diosa Itzpapálotl representa poder y fuego,


ya que es ubicada como la primera mujer en ser sacrificada
ritualmente, siendo incinerada.3
La muerte de la Diosa se debió a la guerra, en los Anales de
Cuauhtitlan se narra que, cuando los Chichimecas vinieron,
fueron guiados por cuatrocientos mixcoas hasta que en su
travesía cayeron en poder de Itzpapálotl y ésta se comió a los
cuatrocientos mixcoas. A los Chichimecas que se encontraban
ahí les ordenó flechar un águila roja, un tigre rojo, una
culebra roja, un conejo rojo y un venado rojo; y cuando
terminaran con lo ordenado les habló sobre ponerlos en
manos de Xiuhtecuhtli “ el señor del año”, Huehuetéotl “Dios
antiguo”. Pero Iztac Mixcóatl escapó de sus manos y se
escondió dentro de una biznaga.

Itzpapálotl embistió la biznaga pero Iztac Mixcóatl salió


velozmente, luego la flechó repetidamente y evocó a los
cuatrocientos mixcoas que habían muerto. Estos se
manifestaron y por consiguiente la flecharon una y otra vez.
Itzpapálotl murió y fue quemada y con sus cenizas los
guerreros se empolvaron y pintaron ojeras. La mataron para
luego adorarla como Diosa. (Anales de Cuauhtitlan, 1992, p.
3).3

A su muerte, Itzpapálotl pasó a ser una mocihuaquetzqui, una


de las estrellas que eran acompañantes del sol e hija de los
dioses que regían la Vía Láctea, creadores de las estrellas, los
dioses y los hombres
mayahuel, ‘lo que rodea el maguey’‘metl, maguey; yahualli,
redondo’)? es la diosa mexica del maguey, y por extensión,
de la embriaguez. Es una de las deidades relacionadas con la
tierra, y en ese sentido, está hermanada con otras como
Tonantzin (madre de los dioses), Cihuacóatl (la patrona de las
mujeres muertas en el parto) y Tlazoltéotl (la señora
comedora de inmundicias, que tal es el significado de su
nombre). En tanto que divinidad del mundo vegetal, es
también una diosa de la fertilidad. Por ello, comparte
atributos con Xilonen e Ilamatecuhtli, patronas del maíz; y
con Chicomecóatl, la señora Siete Serpiente y patrona de los
mantenimientos (también diosa de la tierra).

Mayáhuel era representada como una joven con el cuerpo


pintado de azul que se asomaba por una penca de maguey.
Sus atributos eran la doble cuerda en una de las manos, el
malacate de algodón sin hilar, y las manchas amarillas en su
cara. Algunas veces era representada con una nariguera de
jade y cargando una vasija de barro. Todos estos atributos los
comparte con otras divinidades como la señalada Tlazoltéotl,
y especialmente con Chalchiuhtlicue, la patrona de las aguas
terrestres. Como estas dos divinidades, Mayáhuel era signo
de la mala suerte. Aquél que nacía en un día relacionado con
esta diosa, seguro habría de terminar mal: el malacate de
algodón y las dos cuerdas significan adulterio y perdición,
derivadas en la cosmogonía mexica con la embriaguez. El
esposo de la diosa del maguey era Patécatl, que designaba en
náhuatl algunas hierbas que se agregaban al aguamiel del
agave para producir el pulque. Sus hijos eran los Centzon
Totochtzin, o los Cuatrocientos e Incontables Conejos, a los
que amamantaba (con pulque, desde luego) a través de los
muchos pechos que supuestamente poseía.
Creación del maguey
En principio Mayáhuel era una hermosa joven que vivía con su
abuela, una tzintzimitl (las tizintimime eran estrellas que
intentaban impedir que saliera el sol). En una ocasión,
Quetzalcóatl la convenció para que bajase a la tierra para
amarse convertidos en las ramas de un árbol bifurcado. Pero
cuando su abuela se despertó y no vio a Mayáhuel, llamó a
otras tzitzimime para que bajasen a la tierra para ayudarle a
buscar a su nieta. Cuando se acercaban el árbol se separó en
dos, entonces la abuela, descubriendo a su nieta como una
rama, la despedazó y dejó los restos para que los devorara
otra tzitzímitl. Sin embargo la rama en que se había
convertido Quetzacóatl permaneció intacta. Cuando se
alejaron, Quetzacóatl tomó los restos de la joven virgen y los
enterró. De ello brotó la planta del maguey, de la que se
extrae el pulque, usado en las ceremonias como bebida ritual
y ofrenda para los dioses. Así, tras su muerte, Mayáhuel se
convirtió en diosa.

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