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LA CIENCIA DE LA EVOLUCIÓN
Editado por el “Obrero Revolucionario”
Chicago, 2003
INTRODUCCIÓN
I. PANORAMA GENERAL
Nuestro planeta, como todas las cosas, tiene historia. Es una historia de cambio:
toda clase de cambios dramáticos a lo largo de miles de millones (billones) de
años. Esos cambios nunca han cesado y continúan en la actualidad.
Para empezar, veamos unas cuantas cosas que todos los científicos modernos y
casi todos los que han tenido la oportunidad de aprender nociones básicas de
ciencias saben que son ciertas: tan definitiva e innegablemente ciertas como el
hecho de que la Tierra no es plana o de que gira alrededor del Sol.
Nuestro planeta nació en explosiones cósmicas hace unos 4.5 billones de años
como una bola de rocas y gases calientes lanzada al espacio, y con el tiempo
empezó a orbitar alrededor de una de las muchas estrellas del cosmos, la que
llamamos "nuestro" sol. El primer billón de años el planeta pasó por muchos
cambios físicos; empezó a enfriarse... pero no tenía vida.
Pero si supiéramos dónde buscar hace 3.5 billones de años (¡y si nos pudiéramos
proteger de las temperaturas extremas y de la atmósfera venenosa!), podríamos
encontrar las primeras formas de vida de este planeta. Habría que mirar con
atención porque la vida no era muy evidente en ese entonces... imaginemos algo
como bolitas microscópicas de moléculas orgánicas que se juntan y forman
versiones muy básicas de células vivas, con una estructura más simple que las
algas o las bacterias de la actualidad. Una especie de "sopa" química, viva
solamente en el sentido de que esos nuevos pedacitos de materia podían hacer
dos tareas que las cosas que no tienen vida no pueden hacer por su cuenta:
obtener energía del ambiente externo (lo que les permite crecer y desarrollarse,
así como causar transformaciones en el ambiente externo) y replicarse, o hacer
nuevas copias de sí mismos.
Bueno, pero si las primeras formas de vida eran apenas bacterias muy simples,
¿cómo llegamos nosotros aquí?¿O los elefantes, los pinos, los pastos, los loros o
los mosquitos? Incluso con billones de años, ¿cómo sucedió el cambio de
bacterias a esos seres complejos? Si la vida empezó de una forma tan simple (y
los fósiles indican que las únicas formas de vida que existieron por más o menos
un billón de años fueron una gran variedad de bacterias), ¿por qué no "se quedó"
simple?¿Por qué hay ahora tantas clases de plantas y animales, y por qué muchas
de ellas son tan complejas? ¿Por qué no siguen vivas todas las formas de vida que
han existido en este planeta? ¿Por qué se extinguieron los dinosaurios, los
armadillos gigantes, los tigres de dientes de sable y tantas otras especies de
animales y plantas? ¿Por qué han desaparecido más del 90% de las especies que
han vivido? ¿Por qué, como muestran los fósiles, ciertos seres vivos de hace
millones de años casi no han cambiado (por ejemplo, unas especies de
cucarachas, cocodrilos, árboles de gingko y cangrejos herradura que son casi
idénticos a sus antepasados fosilizados hace millones de años), mientras que la
mayoría de los linajes (amplias "agrupaciones" de plantas o animales
relacionados) han cambiado dramáticamente muchas veces en el curso de esos
mismos millones de años? ¿Cómo prueba la creciente colección de fósiles de
homínidos (relacionados con los seres humanos), así como la evidencia molecular
de ADN, que el linaje que a la larga llevó a los seres humanos modernos divergió
(se separó) de una especie de antepasados que también son los antepasados de
los chimpancés y gorilas modernos, y qué nos dice esa evidencia de los rasgos
característicos de esa divergencia?
Como espero demostrar a lo largo de esta serie, para contestar todas estas
preguntas necesitamos la ciencia de la evolución. Es más, la única forma posible
de contestar preguntas así es entendiendo la evolución. (Vea "No todos quieren
que estudiemos la evolución")
¿Y QUÉ ES LA EVOLUCIÓN?
En cierto sentido, incluso los sistemas sin vida pueden "evolucionar" siempre y
cuando cumplan ciertos criterios. Por ejemplo, vemos que con el tiempo
evolucionan sistemas culturales humanos como el idioma, las tradiciones, los
estilos musicales, la filosofía, el diseño de carros, los programas de computadora
y demás. Pero en ellos el mecanismo de cambio evolutivo (de replicación,
transmisión y modificación de "información" a lo largo de "generaciones"
sucesivas) es muy distinto al de los seres porque no se basa en moléculas de ADN
y en los mecanismos de variación genética al azar y de herencia (y si no saben
nada de esto no se preocupen; se aclarará más adelante). Esta es una diferencia
importante. Pero los sistemas sin vida "evolucionan" de un modo análogo a los
procesos de la evolución biológica. De hecho, estudiar los principios de la
evolución biológica darwiniana ha permitido entender mejor cosas como la
evolución de los idiomas humanos, de diseños de ingeniería e incluso de los
principios filosóficos que sirven de fundamento a la creatividad humana y la
innovación en general. A su vez, observar lo que tienen en común todos los
sistemas que pueden evolucionar a veces ayuda a entender cómo han
evolucionado y siguen evolucionando hasta el día de hoy los sistemas vivos
(biológicos).
Para poder "evolucionar", primero que todo un sistema (cualquier sistema) debe
estar formado por distintas poblaciones (grupos) compuestas de "individuos
variados" (mejor dicho, componentes individuales que no son todos iguales, y que
tienen rasgos o características diferentes ).
También tiene que haber un mecanismo para que los "individuos" pasen sus
características a la siguiente generación. Mejor dicho, tiene que ser posible que
los descendientes hereden algunas de las variaciones que existen entre
individuos.
Lo que hemos visto hasta ahora se puede aplicar a los sistemas vivos y a los
sistemas sin vida. ¿Pero cómo sabemos con seguridad que esos procesos sí
ocurren en los sistemas vivos (biológicos)? ¿Qué sabemos sobre las formas
concretas en que evolucionaron los seres vivos a lo largo de billones de años y en
que sigue evolucionando la vida? ¿Y cómo sabemos con seguridad que la
presencia de toda forma de vida de este planeta, inclusive el ser humano, se
puede explicar completamente con los mecanismos de la evolución, sin necesidad
de una fuerza externa o plan divino?
Naturalmente el ser humano siempre se ha cuestionado por qué hay tantas clases
de plantas y de animales, de dónde salieron, de dónde salió el ser humano y así
sucesivamente. Pero durante la mayor parte de la historia humana no se contaba
con las herramientas ni los métodos para contestar esas preguntas. Por ello, se
inventaron historias creativas para tratar de explicar lo que todavía no se entendía.
¿Cómo sabemos si las historias que relatan las escrituras de varias religiones son
ciertas o no? Y, por otra parte, ¿cómo sabemos si la evolución es cierta o no?
Pero no se nos pide que pongamos a prueba los mitos de la creación de las
distintas escrituras religiosas para saber si son ciertos o falsos; se nos pide que los
aceptemos y los creamos por acto de fe. Incluso los líderes de varias religiones
admiten que por definición no se puede someter a una prueba científica ni a otra
forma de verificación humana una idea como "En el principio Dios creó el mundo y
todo lo que contiene".
Por otra parte, sí hay mucha evidencia concreta para decir que esas fuerzas
sobrenaturales nunca han existido más que como ideas en la mente humana, en
las historias que contamos, en las canciones que cantamos, en los libros que
escribimos, etc. Es verdad que la ciencia solo puede poner a prueba e investigar la
realidad material, pero es importante reconocer que el contenido y la historia de
todas las religiones del mundo (sus orígenes y sus cambios con el paso del
tiempo, así como sus explicaciones del mundo natural y de la sociedad humana)
forman parte de la realidad material que se puede explorar e investigar
científicamente.
Veamos la Biblia, por ejemplo. La Biblia a fin de cuentas es un libro. Fue escrito
hace miles de años por una serie de autores humanos. El hecho de que la
escribieron autores humanos explica por qué contiene cosas que en realidad no
son ciertas. Por ejemplo, la Biblia afirma que la Tierra tiene apenas unos 6,000
años, pero en realidad, las técnicas científicas modernas de datación demuestran
que tiene ¡unos 4.5 billones de años!
La ciencia no es una religión. No acepta nada por acto de fe. Se requiere mucha
prueba y evidencia concreta para que los científicos lleguen a un consenso y se
pongan de acuerdo en que algo es verdadero. Sabemos la edad de una cosa
porque ahora tenemos una gran variedad de técnicas científicas que nos permiten
datar prácticamente todo. Por eso ahora podemos calcular la edad del universo
conocido o la edad de la Tierra; también podemos decir cuándo se formaron
determinadas cordilleras, cuándo se separaron o chocaron los continentes o
cuándo cambió el clima de todo el planeta. Podemos datar capas de roca, toda
clase de plantas y animales fosilizados incrustados en las rocas e incluso
pedacitos de material orgánico. Las técnicas de la biología molecular moderna
hasta nos permiten rastrear cambios de moléculas de ADN y ARN y establecer
cuánto tiempo atrás ocurrieron ciertas mutaciones genéticas y grandes
"divisiones" de las líneas evolutivas. ¡Podemos datar cuándo aparecieron nuevas
líneas de plantas o animales, o cuando se extinguieron especies desaparecidas
hace tiempo!
Es importante ver que apenas en el último siglo los científicos lograron inventar
técnicas acertadas y directas de datación (y las nuevas técnicas de datación
"molecular" apenas tienen unas décadas). Así que obviamente los autores de la
Biblia y de otras escrituras de la antiegüedad, escritas hace siglos, no tenían
medios de establecer la edad de la Tierra ni de identificar la secuencia del
desarrollo de la vida vegetal y animal en el planeta. Pero hoy los científicos
pueden dar aproximaciones bastante acertadas de la edad de casi todo, y a veces
los resultados son sorprendentemente precisos y se pueden corroborar (cotejar y
verificar) con una combinación de técnicas de datación.
También sabemos que la línea homínida divergió (se separó) de sus antepasados
simios (monos) hace solo unos pocos millones de años (se estima de 4 a 10
millones, y probablemente más cerca de 4 que de 10) y terminó produciendo una
serie de especies humanoides bípedas (que caminaban paradas). Todas esas
líneas homínidas salvo una se extinguieron. La única especie de homínidos que
todavía existe (nuestra especie homo sapiens , a la que pertenecen todos los seres
humanos) se remonta apenas unos 100,000 (cien mil ) años. Puede que eso
parezca un largo tiempo comparado con la duración de una vida humana, pero
cuando pensamos en lo que es 100,000 años comparado con los 3.5 billones de
años de historia de la diversificación de la vida (con varias "olas" de diversificación
de especies y por lo menos cinco períodos de "extinciones en masa" de una
enorme proporción de todos los seres vivos del planeta), la duración de nuestra
especie en realidad es como un grano de arena en el mar.
Los fósiles son como "instantáneas" del pasado. Básicamente, los fósiles son
huellas y restos preservados de plantas y animales que murieron hace mucho
tiempo. Al morir quedaron cubiertos rápidamente por suelo y sedimento que
después se endureció y formó roca sólida. La roca los selló y los preservó. Desde
hace varios siglos científicos y aficionados han sacado millones de fósiles de todo
tipo, de toda clase de rocas, de todas partes del mundo. Esos fósiles ofrecen
evidencia concreta de cómo eran muchas plantas y animales antiguos, y a veces
también dan información de los ambientes en que vivían. Por ejemplo, si uno va
caminando por un bosque o una montaña que queda a cientos de millas del mar y
empieza a ver que el suelo está lleno de fósiles de almejas y otras conchas
marinas, no necesita un título en geología o paleontología para pensar que ahí
estuvo, hace mucho, ¡el fondo de un mar antiguo! Si uno tiene suerte, de pronto
encuentra un trilobita: el fósil de un invertebrado marino que parecía una
cucaracha acuática. En el período Paleozoico (hace 300 millones a 400 millones
de años) vivieron unas 10,000 especies de trilobitas, pero ahora todas están
extintas. Los fósiles nos permiten estudiarlos. Precisamente, reunir y estudiar
fósiles de plantas y animales ofreció una de las primeras pistas de que los
ambientes y los seres vivos no habían sido siempre iguales a los de hoy, lo que
llevó a pensar que la vida ha evolucionado con el paso del tiempo.
Después se dieron cuenta de otra cosa que era muy importante: distintos grupos
de fósiles de plantas y animales siempre aparecían en diferentes capas de roca en
una secuencia predecible. Ciertas clases de fósiles siempre aparecían en capas de
roca de cierta edad (determinada por la posición de esa capa en la secuencia
geológica de capas), pero esos mismos fósiles nunca aparecían en capas de roca
de diferente edad. Incluso parecía haber una secuencia bastante predecible:
ciertos grupos de fósiles de capas más recientes "reemplazaban" enteramente a
grupos de fósiles que solo se encontraban en capas más antiguas. Para mayor
asombro, esa secuencia (y correlación de ciertas clases de fósiles con ciertas
capas de roca) se repetía una y otra vez dondequiera que excavaban. De hecho, la
secuencia era tan confiable que los naturalistas de la época impresionaban a sus
amigos adivinando de qué capa geológica era un fósil que nunca habían visto. Lo
podían hacer porque habían visto otro fósil parecido y el patrón de sucesión era el
mismo en todas partes.
Tales eran los interrogantes que los naturalistas más avanzados discutían entre sí
en los primeros años del siglo 19. Cuantos más fósiles encontraban y
examinaban, más preguntas se planteaban. Los naturalistas empezaban a ver que
los distintos tipos de fósiles tenían ciertas semejanzas, así como diferencias.
¿Cómo explicarlo? ¿Sería que algunos seres cuyos fósiles aparecían en las capas
más profundas y antiguas de roca no desaparecieron sin dejar rastro sino que, de
alguna manera, se "transformaron" en los seres cuyos fósiles "similares-pero-
diferentes" aparecían en capas de roca más recientes?
Eso fue sumamente revolucionario, y muy perturbador para los que se adherían a
las nociones bíblicas de la creación divina. Pero así y todo en unos pocos años la
mayoría de los científicos concordaron en que la vida evolucionó,aunque el
mecanismo (la selección natural u otro mecanismo) fue motivo de acalorados
debates por años. Eso se debía a que en la época de Darwin todavía no se
conocían los principios de la herencia y no estaba claro exactamente cómo un ser
vivo "pasaba" una característica variable de una generación a la otra. Como
veremos más adelante, solo hasta casi mediados del siglo 20 se comprobó
definitivamente que la teoría de evolución por selección natural era cierta, cuando
el conocimiento de los principios de la herencia y el descubrimiento de los genes y
del ADN (y el desarrollo de la nueva ciencia de la genética) hizo posible entender
cómo se transmiten las características variables de los individuos y, más aún,
cómo se "vuelven a barajar" de una generación a la siguiente. Esto hizo posible
poner a prueba concretamente cómo ocurren los cambios evolutivos en
poblaciones de plantas y animales (en el laboratorio y en la naturaleza), y los
miles y miles de experimentos y observaciones que se hicieron a lo largo del siglo
20 verificaron y confirmaron completamente los principios de la teoría de
selección natural.
Charles Darwin era muy observador y estudió la naturaleza con mucha atención.
Como cualquier buen naturalista de su época, había visto fósiles y lo intrigaban
dos cosas: las semejanzas y las diferencias de distintos tipos de fósiles, y el hecho
de que ocupaban lugares predecibles en las capas geológicas. También se
preguntaba por qué ciertos animales desaparecieron del planeta, y por qué
encontraba fósiles de conchas marinas a miles de millas del mar en lo alto de las
montañas de los Andes.
En sus viajes Darwin también encontró muchas especies con características que
no usaban, como aves con patas palmeadas que nunca se metían al agua o
pinginos con alas que no volaban. Darwin sospechó que esas características
aparentemente "inútiles" podrían haberlas transmitido antepasados muy
diferentes (más tarde se comprobaría que era cierto). Así Darwin se convenció de
que las especies habían cambiado... de que habían evolucionado.
Darwin pasó mucho tiempo hablando con granjeros y conocía los métodos de
selección que han usado por siglos para mejorar sus ganados o cultivos y para
producir nuevas variedades con características más deseables. Los granjeros
saben que algunas características (no todas) de los animales y las plantas se
pueden transmitir a los descendientes, y ellos mismos seleccionan ciertas
características heredables para mejorarlos. Por ejemplo, si quieren un hato de
vacas que produzca más leche, deben seleccionar y cruzar (dejar que se
reproduzcan) solo los individuos que producen más leche. En la siguiente
generación repiten el proceso. Todo granjero sabe esto. Si lo hacen durante varias
generaciones, tendrán un hato compuesto principalmente de vacas que producen
más leche.
Lo mismo se puede hacer con cerdos para que sean más grandes y tengan más
carne, o con plantas de maíz para que den elotes más dulces y grandes. Basta con
seleccionar las características más favorables (siempre y cuando se puedan
transmitir a los descendientes, porque no todas se pueden transmitir o heredar) y
cruzar, generación tras generación, solo los individuos que tengan las
características deseadas. Al cabo de varias generaciones, toda la "población"
(hato o campo de cultivo) estará compuesta principalmente de individuos con
dichas características.
Darwin, entonces, sabía de la selección artificial que practican los granjeros y los
criadores de animales y plantas. Pero, ¿podía suceder algo así por cuenta propia
en poblaciones naturales?
Primero que todo, en la naturaleza los animales y las plantas producen muchos
más descendientes de los que pueden sobrevivir . Eso le hizo pensar a Darwin que
algo debía limitar lo que de otra forma sería una expansión infinita de organismos
en el mundo natural. Sospechó que los organismos se traban en una "lucha por la
supervivencia", de la que solo sobreviven y se reproducen los más "aptos". (Darwin
se estaba acercando a lo que los biólogos modernos llaman "aptitud reproductora
diferencial". Esto es simplemente una medida del hecho de que ciertos
organismos, en dado ambiente, producen más descendientes capaces de
sobrevivir y reproducirse. Tal "aptitud" no tiene nada que ver con superioridad).
Para entender cómo funciona la selección natural hay que recordar que los
organismos individuales (plantas o animales individuales) no viven en un vacío.
Viven en el contexto de (y en interacción con) un ambiente externo (formado por
los rasgos físicos del mundo externo, como temperatura y humedad, y por el
ambiente "biótico" que crean todas las plantas y animales que ocupan ese mismo
ambiente). El ambiente externo (físico y biótico) cambia continuamente.Es
esencial recordar eso.
En la vida real los científicos han documentado muchos ejemplos de rasgos que
dan a un individuo "ventaja reproductora", en comparación con individuos de la
misma población que no los tienen. Sea cual sea el rasgo (y puede ser cualquier
cosa, siempre y cuando se puede heredar ), si ese rasgo le da a un individuo una
ventaja reproductora, lo que solo quiere decir que los individuos que tienen ese
rasgo producirán más descendientes que los individuos de la misma población
que no lo tienen), los descendientes a su vez tenderán a producir más
descendientes con ese rasgo, y a lo largo de una serie de generaciones ese rasgo
se extenderá y llegará a predominar en la población. Entonces podemos decir que
la población ha "evolucionado".4
Veamos otro ejemplo: digamos que tenemos una población de insectos de un tipo
y que una especie de pájaros los come. Digamos que la mayoría de los insectos de
esa población son grises y de buen sabor, y que por pura casualidad unos pocos
insectos de esa población son de color negro y amarillo brillante y tienen un
aguijón lleno de veneno que enferma a los pájaros. Los pájaros aprenderán a
evitar los insectos brillantes y venenosos y a comer los insectos grises sin veneno.
En ese caso, los insectos brillantes y venenosos obviamente tendrán en promedio
más chance de sobrevivir y de producir descendientes que los que no tienen esos
rasgos. Como resultado, la generación siguiente tendrá... una mayor proporción de
insectos venenosos de colores brillantes.
El proceso se repite generación tras generación (en cada generación los insectos
brillantes venenosos dejan mayor cantidad de descendientes que los insectos
grises no venenosos). Después de varias generaciones, ¡toda la población se verá
diferente! Ahora toda la población estará formada enteramente (o casi
enteramente) de insectos venenosos brillantes por la sencilla razón de que esos
son los individuos que dejan más descendientes en cada generación. Por medio
de lo que se llama "reproducción diferencial" de esos "individuos variables" toda la
población ha cambiado: ¡ha evolucionado!
Sí, muchas veces. Darwin no alcanzó a ver la prueba definitiva de su teoría porque
durante su vida no se descubrió la fuente de la variación individual, que es crucial
para comprobar su teoría. Darwin sabía que los individuos no transmiten a sus
descendientes rasgos que han adquirido a lo de largo de su vida (por ejemplo, si
uno hace ejercicio y adquiere mucha musculatura, no se la transmite a sus hijos; o
si una jirafa estira el cuello para alcanzar hojas altas día tras día, no tendrá crías
con el cuello más largo). Pero la base de la teoría de la evolución por selección
natural es que algo se transmite a las generaciones sucesivas; tenía que haber un
mecanismo para que los descendientes heredaran la "variación favorable" de sus
padres. ¿Qué podía ser?
En otras partes de esta serie veremos más ejemplos de la evidencia concreta que
ha comprobado definitivamente cómo se dan cambios evolutivos dentro de las
especies por medio de la selección natural. También veremos cómo se producen
cambios evolutivos por medio de los efectos acumulativos de la selección natural
y otros procesos asociados que dan pie a nuevos tipos (especies) de plantas o
animales (este proceso se llama especiación). Darwin se interesó mucho en los
factores que llevan al surgimiento de nuevas especies y dejó una buena base para
entender que las nuevas especies surgen como modificaciones de especies que ya
existían. En el siglo y medio transcurrido desde entonces, los científicos han
confirmado y reafirmado los principios básicos de la evolución por selección
natural, y han extendido y desarrollado la teoría evolucionaria en muchas
direcciones importantes a partir de las bases que sentó Darwin.
Muchos avances desde la época de Darwin nos permiten entender mejor cómo se
puede diversificar la vida y cómo pueden surgir nuevas especies cuando, por
ejemplo, poblaciones separadas de una especie animal o vegetal pasan por
cambios evolutivos en diferente grado o a diferente velocidad en distintos lugares.
Esas diferencias pueden tener varias razones: un rasgo que da una ventaja
reproductora en determinado ambiente (y que por lo tanto se "selecciona") puede
darle una "desventaja" reproductora a una población relacionada que ocupa un
ambiente distinto; el tipo y la cantidad de variación genética presente en una
población también puede ser diferente al de una población relacionada debido a
fenómenos como "deriva genética" y "efecto fundador", especialmente en
poblaciones pequeñas aisladas.5
Con el tiempo, una población local puede pasar por cambios que la diferencian lo
suficiente de la población inicial, y de toda la especie, y acaba formando una
nueva especie.6
Así pueden surgir y han surgido nuevas especies. Este tipo de cambio evolutivo ha
ocurrido a lo largo de la historia de la vida y continúa. En vez de ver la evolución de
la vida en este planeta como un proceso lineal, hay que verla como un arbusto con
muchas ramas: unas ramitas cortas (callejones sin salida evolutivos) y otras
ramas largas de las que salen muchas más líneas de "descendencia con
modificación de un antepasado común", como lo describió Darwin.
Por ejemplo, hoy existe mucho interés en entender mejor qué factores llevaron a
períodos de diversificación especialmente intensa de linajes evolutivos en un
tiempo relativamente corto (a nivel geológico), como la famosa "explosión
cámbrica" de hace un poco más de 500 millones de años. También hay mucho
interés en entender mejor qué factores pueden llevar a grandes reorganizaciones
de la vida en el planeta por medio de extinciones masivas: las cinco principales
olas de extinciones masivas en la historia de la vida del planeta (hasta ahora)
ocurrieron al fin del período ordovícico (hace unos 450 millones de años); al final
del período devónico (hace unos 350 millones de años); al final del período
pérmico (hace unos 250 millones de años, cuando se extinguieron muchísimas
formas de vida, especialmente en los mares); al final del período cretácico (hace
unos 65 millones de años, cuando se extinguieron muchos linajes, entre ellos los
últimos dinosaurios, muy posiblemente debido a los devastadores efectos sobre el
clima y la vegetación que tuvo el impacto de un asteroide grande en la península
de Yucatán); y al final del pleistoceno, o la última gran época glacial (que duró
unos dos o tres millones de años y acabó hace de 10 a 12 mil años), durante el
cual se extinguieron muchas especies de mamíferos y aves grandes posiblemente
debido en parte a los cazadores humanos.
Se considera que factores como los siguientes han contribuido a los períodos de
extinciones masivas (cuando grandes proporciones de las plantas y los animales
existentes desaparecieron por completo): cambios de clima, el impacto de un
asteroide lo suficientemente grande para causar una especie de "invierno nuclear"
y, más recientemente, el impacto de la caza y la transformación ambiental por el
ser humano. Ciertos científicos, como Richard Leakey, sostienen que estamos
viendo el comienzo de la sexta ola de extinciones masivas, una que se debe
directamente a los efectos sumamente rápidos y en cadena de la destrucción y
depredación ambiental causada por los seres humanos en los últimos dos siglos.
Uno de los temas más interesantes que están explorando los científicos
darwinianos actualmente es el ritmo de los cambios evolutivos de gran escala.
Todos los evolucionistas coinciden en que la acumulación de pequeños cambios
evolutivos de las especies es un proceso continuo. Y, como veremos en esta serie,
también hay abundante evidencia de que la acumulación gradual de cambios
evolutivos por selección natural lleva a grandes transformaciones al nivel de la
especie (y, aunque los creacionistas piensen lo contrario, hay bastante evidencia
de fósiles y otros restos preservados de etapas "intermedias" que muestra
diferentes pasos de ese desarrollo). Pero, además de la evidencia bien conocida
de cambio evolutivo gradual, varios científicos han encontrado evidencia que
indica fuertemente que, en ciertas condiciones, pueden ocurrir relativamente
rápido (desde un punto de vista geológico) grandes "saltos" evolutivos, como el
surgimiento relativamente repentino de nuevas especies o rachas relativamente
repentinas de diversificación de grupos enteros de plantas y animales. Recalco las
palabras "relativamente" y "desde un punto de vista geológico", porque es
importante entender que nadie dice que las grandes "innovaciones" evolutivas ni
el surgimiento de nuevas especies o linajes ocurren "de la noche a la mañana".
¡No, todos los científicos siguen diciendo que los grandes cambios ocurren con el
paso de muchas, muchas generaciones! Pero lo que están debatiendo entre sí
muchos evolucionistas es si es posible que hayan ocurrido grandes cambios
evolutivos a macroescala (como los "repuntes" ocasionales de intensa
diversificación de especies que se destacan en ciertos puntos de la historia de la
Tierra) relativamente de repente, en un período muy concentrado (no de millones y
millones de años, aunque sí a lo largo de muchas generaciones sucesivas).
Como veremos en esta serie, incluso en una especie el ritmo de cambio evolutivo
no es constante y a veces se puede acelerar mucho, especialmente en
poblaciones de plantas o animales que encuentran trastornos ambientales
repentinos y dramáticos, o que quedan aisladas del pool genético de su especie.
En tales condiciones, innovaciones evolutivas relativamente pequeñas a veces
tienen efectos muy amplificados, y parece que las nuevas especies a menudo se
originan de ese modo.
No vamos a explorar todos esos temas aquí; basta con señalar que esos son los
tipos de preguntas que está investigando actualmente el dinámico campo de la
biología evolucionista. Se están haciendo muchos avances, en teoría y en
experimentación, que están extendiendo y desarrollando el legado de Darwin.
Pero decir que el campo de la evolución se sigue desarrollando no es lo mismo,
absolutamente, que decir que "los evolucionistas ni siquiera están de acuerdo
entre sí, así que la evolución es una teoría sin comprobar y la teoría creacionista
es una teoría alternativa igualmente válida", como dicen los creacionistas. Eso es
completamente falso.
Repito que se considera que los principios básicos de la evolución por selección
natural de Darwin están tan sólidamente comprobados como el hecho de que la
Tierra gira alrededor del Sol y no al contrario. El conocimiento científico avanza y
se desarrolla continuamente. Pero para que la ciencia (o cualquier otro campo del
conocimiento) avance es fundamental basarnos firmemente en los conocimientos
que la ciencia y el tiempo han comprobado. En ningún campo de la ciencia hay
nada más sólidamente comprobado y demostrado que los principios básicos de la
evolución.
Para crear esa falsa impresión, los creacionistas recurren a humo y mentiras. Por
más que los evolucionistas refuten sus mentiras y tergiversaciones, salen con
más. El famoso paleontólogo y evolucionista Stephen Jay Gould comentó que es
muy difícil batir a los creacionistas en un debate por sus métodos anticientíficos y
resbalosos, aunque en otras situaciones, como en un juzgado, donde es posible
interrogarlos y hacer que planteen sus propias explicaciones, quedan batidos. Al
fin y al cabo, los creacionistas no tienen que respetar las reglas científicas y
pueden decir lo que se les ocurra para "desgastar" a los científicos (que
efectivamente se cansan de perder tiempo con idioteces) y al público en general,
que debido a la doble carga de la tradición religiosa y de escasa educación
científica a veces no puede separar la verdad y la ficción.
NOTAS
4. Eso no quiere decir que los cambios evolutivos que han ocurrido
necesariamente se generalizarán de manera permanente a la población o
seguirán en una sola "dirección". Por ejemplo, los cambios evolutivos
podrían acumularse en cierta "dirección" por un tiempo, pero luego un
cambio de las condiciones ambientales podría revertir las tendencias
porque las características en cuestión dejan de representar una ventaja
reproductora o incluso se vuelven una desventaja. En tal caso, en el
transcurso de varias generaciones, podrían eliminarse esas características
por medio de la selección. Las características variables de una población
que han tenido efectos negativos o positivos menos dramáticos en la
aptitud reproductora relativa de los individuos pueden persistir en la
mezcla variable de la población sin desaparecer o sin generalizarse a todos
los individuos, pero su proporción o frecuencia relativa puede cambiar de
una generación a otra y en respuesta a cambios en el ambiente externo.
Veamos unos cuantos ejemplos bien conocidos que suceden tan rápidamente
(con relación a la vida humana) que se pueden ver.
El que haya tomado una clase sobre evolución seguramente ha oído hablar de la
especie de polillas Biston betularia,que también se llama geómetra del abedul.
Esta especie de polillas se ha estudiado en Inglaterra a lo largo de muchas
generaciones sucesivas y es un excelente ejemplo de evolución por selección
natural que se puede observar directamente.2
Hasta mediados del siglo 19, casi todas las polillas B. betularia eran de color gris
claro.Hasta esa época, la corteza de los abedules locales también era de color
claro, de modo que cuando las polillas se posaban en el tronco de los árboles de
día se confundían con el fondo. Por esa razón, muchas de esas polillas de color
claro pasaban desapercibidas para los pájaros que buscaban insectos. Pero
sucedió algo curioso: el desarrollo de la industria a fines del siglo 19 contaminó el
aire con polvo negro y hollín de las fábricas, y como consecuencia la corteza de los
árboles se oscureció. Eso en sí no es sorprendente. ¡Lo interesante es que las
poblaciones de polillas también se oscurecieron! Al poco tiempo los habitantes de
las zonas industriales de Inglaterra observaron que una polilla de alas negras
remplazó casi completamente a la polilla clara. Lo que estaban viendo era un
ejemplo de evolución en acción: un ejemplo clásico de los cambios evolutivos
comunes que ocurren por medio de la selección natural y que en este caso
llevaron a una adaptación de las poblaciones de polillas a los cambios del
ambiente.
Nuestro conocimiento actual del proceso de la evolución nos permite hacer cosas
nuevas, como combinar evidencia proveniente de distintas fuentes (por ejemplo,
evidencia del registro fósil con evidencia de un análisis molecular del ADN de
especies vivas) para reconstruir caminos evolutivos pasados e identificar en qué
puntos del árbol evolutivo de la vida se separaron un antepasado y sus linajes
descendientes. La combinación de los principios básicos de la evolución y de la
herencia genética también ha hecho posible mejorar el tratamiento de muchas
enfermedades, hacer que las bacterias produzcan medicinas (como insulina) para
el ser humano, y producir nuevas cepas de plantas y animales domesticados para
la agricultura y la ganadería.
Los creacionistas dicen que "no creen en la evolución", pero viven en un mundo en
que constantemente se usan las reglas de la evolución para transformar el mundo,
para bien o para mal.
En otra parte de esta serie veremos más a fondo lo que los científicos saben hoy
de los procesos evolutivos por medio de los cuales surge una nueva especie
vegetal o animal como modificación y separación de los antepasados inmediatos
(lo que se llama "especiación"). Como mi propósito en esta parte de la serie es dar
a los lectores una idea de cambios evolutivos que ocurren constantemente y que
podemos ver a nuestro alrededor, permítanme dar un ejemplo de un caso que se
ha observado de dos poblaciones que han empezado a divergir en especies
separadas (a lo largo de muchas generaciones).
El caso de las ardillas Kaibab y Abert que viven en el Gran Cañón del Colorado
muestra lo que sucede cuando una especie empieza a divergir (separarse) en dos.
No hace tanto tiempo que los antepasados de los dos tipos de ardillas eran una
sola especie de individuos con el mismo aspecto. Pero dos poblaciones de esas
ardillas acabaron en los lados opuestos de una barrera física sustancial: ¡el Gran
Cañón! Los individuos de las dos poblaciones han quedado aislados al nivel
reproductor:no pueden cruzarse y producir descendientes. Debido a ese
aislamiento reproductor las dos poblaciones han dejado de compartir el mismo
pool total de información genética. A cada población le falta parte de la
información genética que tiene la otra, información que estaba en el pool genético
total de la especie inicial. Para poner una analogía, es como si cada una de las
dos poblaciones terminara solamente con una parte del alfabeto (en vez del
alfabeto completo) y, encima, como si las dos partes del alfabeto fueran
distintas.Así que a cada población le falta cierta información genética y, además,
"reorganiza" la información genética que tiene (su parte del alfabeto) de modo
diferente en cada generación. Esto tiene consecuencias importantes: a medida
que cada población produce generación tras generación sin poder tocar el pool
genético de la otra población, su variabilidad genética total empieza a acumular
cambios de distintas clases y grados.
Eso es exactamente lo que pasó con las dos poblaciones de ardillas del Gran
Cañón: a la vista las dos son ardillas y tienen muchos rasgos comunes (por
ejemplo, las dos comen los mismos alimentos), pero las proporciones de ciertas
frecuencias génicas en cada población han cambiado. Los procesos normales de
mutación y recombinación genética al azar (que ocurren siempre que se
reproducen los organismos) han seguido caminos un tanto diferentes en las dos
poblaciones, lo que es de esperarse si no empiezan con el mismo pool genético
total. Como resultado, las dos poblaciones han venido divergiendo en dos especies
distintas y su aspecto está cambiando.5
Por ejemplo, las ardillas Abert, que solo viven en el lado sur del Gran Cañón,
tienen el cuerpo gris, el lomo rojizo y la cola oscura. Las ardillas Kaibab, que solo
viven en el lado norte del Gran Cañón, son grises y tienen la cola blanca.
¿Cuál podrá ser la razón de esa peculiaridad evolutiva que hace que los africanos
sean más susceptibles a la anemia falciforme y les causa tanto dolor? ¿Será que
los africanos por naturaleza son "menos saludables" que los europeos? ¿Será
castigo de dios? No. La evolución da una respuesta clara y simple: las personas
que nacen con la combinación AF de célula falciforme (con un alelo de célula
falciforme) tienen una ventaja en las regiones del mundo donde es común la
malaria (otra enfermedad seria), como grandes partes de África. Mejor dicho, una
copia del gen de célula falciforme protege de la malaria. Por esa razón el alelo de
célula falciforme se pudo haber preservado en el curso de la historia de los seres
humanos, en vez de ser eliminado por selección natural. En las partes del mundo
donde abunda la malaria, los individuos que nacen con una copia del alelo de
célula falciforme tienen más probabilidad de sobrevivir lo suficiente para tener
hijos que los que nacen sin ese alelo y pueden morir de malaria. Los
sobrevivientes con un gen de célula falciforme se lo pasaron a sus hijos, que se lo
pasaron a sus hijos... y cada individuo que heredaba un solo alelo de célula
falciforme tenía una "ventaja selectiva" para no morir de malaria. Tristemente,
cierta cantidad de personas de cada generación tendría la mala suerte de recibir
dos copias de ese gen (una de cada padre) y probablemente se enfermarían de
anemia y morirían sin hijos. Si un dios fuera el causante de este sufrimiento y
muerte, ¡sería una infamia! ¿Por qué darle a la humanidad anemia o malaria? ¿Y
por qué un creador todopoderoso iba a recurrir a un mecanismo tan enredado e
imperfecto para proteger de la malaria? Con seguridad un dios todopoderoso
podría hacer algo mejor.
Imaginemos:
Todas las ideas no son igualmente correctas: unas ideas corresponden mucho más
a la realidad que otras. Promover ideas que hace mucho tiempo se ha demostrado
que son falsas (como el creacionismo en contraposición a la evolución) tiene
implicaciones sociales dañinas concretas.
Así que no, no "está bien" enseñar creacionismo como si fuera una teoría
científica "alterna" aceptable para que "se oigan todos los puntos de vista". No
cuando la evolución es un hecho tan bien establecido.
Por favor pensemos en esto. Pensemos en esto la próxima vez que un conocido
diga que "de pronto sería bueno que les enseñaran más religión a los niños en la
escuela", o que "no sería malo dedicar a las historias de creación de la Biblia el
mismo tiempo que a la teoría de la evolución en las clases de ciencias; ¡que los
muchachos escojan!". ¡Sí sería malo! ¿Se le debe dedicar el mismo tiempo a la
teoría de que la Tierra es plana? ¿Se debe obligar a los profesores de ciencias a
enseñarla como una teoría científica válida? ¿Deben "escoger" los estudiantes si
la Tierra es plana o redonda?
Pensemos en eso.
NOTAS:
2. Las polillas se parecen a las mariposas, pero las mariposas por lo general son
diurnas y las polillas son nocturnas.
Por lo tanto, en una línea animal, por más que se recombine el material genético
heredado de la generación precedente, no surgirá una característica para la cual
no existen las bases, ¡por ventajosa que pudiera ser! Esto ilustra nuevamente el
importante punto de que la evolución solo puede trabajar con lo que está
disponible (con la variabilidad genética heredada de generaciones previas) y de
que los caminos evolutivos (y el surgimiento de "novedades" evolutivas) están
constreñidos ( canalizados y limitados ) por la historia pasada.
En otra parte de esta serie veremos más a fondo que la evidencia de la evolución
refuta la idea de un "artífice inteligente" supremo.
NOTAS
¿Por qué ha habido tantas especies en la historia del planeta? ¿Por qué hay
actualmente tantas especies de plantas, animales, bacterias y hongos? Mejor
dicho, ¿por qué se ha diversificado tanto la vida? La respuesta básica a estas
preguntas es que la creciente diversificación de la vida es un simple subproducto
de la evolución de la vida. La enorme diversidad de la vida de este planeta no
tiene nada que ver con dioses ni con otras fuerzas sobrenaturales; no es necesario
imaginar a un creador perpetuamente insatisfecho que no puede dejar de
"diseñar" nuevos seres, ¡aunque el planeta tiene unas 10,000 especies de aves y
por lo menos 27,000 especies de peces! No hay que recurrir a tales tonterías
porque la ciencia de la evolución ofrece una explicación mucho más sensata de
tanta diversidad. Abunda evidencia directa e indirecta de que se debe a
fenómenos naturales simples que han ocurrido a lo largo de mucho tiempo. Como
veremos en esta parte de la serie, la diversidad de especies de este planeta tiene
que ver con el hecho de que: 1) todas las poblaciones de seres vivos evolucionan
constantemente (acumulan cambios y modificaciones heredables en el curso de
generaciones); 2) todas las poblaciones evolucionan constantemente en
interacción con el ambiente que ocupan, que en sí cambia constantemente y
somete a las especies a nuevas presiones y "retos" evolutivos; 3) de vez en cuando
las modificaciones evolutivas que ha acumulado una población de una especie a
lo largo de muchas generaciones son lo suficientemente significativas (producen
cambios importantes de la anatomía, el desarrollo o la conducta característicos de
los individuos de esa población) que esa población se "ramifica" (se "separa",
"diverge") del resto de la especie "madre" y forma una nueva especie separada.
Como el cambio evolutivo nunca para, es probable que esa nueva especie se
vuelva a separar otra vez y genere más especies "hijas".
El mismo proceso básico se ha repetido vez tras vez a lo largo de cientos de
millones de años; en cada coyuntura en que surge una nueva especie aparecen
nuevos rasgos. Cuanto más se repite el proceso, más se diferencia la especie
descendiente de sus antepasados remotos, aunque conserva rasgos de ellos.
En otra parte de la serie veremos que buscar nuestros antepasados sería como
viajar en una máquina del tiempo. Sería seguir hacia atrás la trayectoria de una
línea a lo largo de muchas ramificaciones y coyunturas evolutivas, a lo largo de
una sucesión de distintas clases de antepasados, que también fueron los
antepasados de otras líneas evolutivas. Primero retrocederíamos a una serie de
antepasados homínidos (parecidos a los humanos), que se separaron más y más
de nuestros antepasados simios hace de 4 a 10 millones de años gracias a la
evolución de la posición bípeda, un cerebro más grande, y la capacidad de
lenguaje y coordinación social avanzada. Nuestros primos, los chimpancés y los
gorilas modernos, evolucionaron de las mismas especies antepasadas, pero
siguieron caminos evolutivos significativamente diferentes. Siguiendo hacia atrás,
por muchas más divisiones y coyunturas evolutivas, y por muchas especies,
llegaríamos a los primeros mamíferos (animales de sangre caliente cuyas crías se
desarrollan en el cuerpo de la madre y se alimentan con leche de las glándulas
mamarias). Si seguimos pasando las hojas de nuestro "álbum familiar", a la larga
llegaremos a los primeros reptiles (cuya piel gruesa y huevos amnióticos permitió
que no se secaran fuera del agua y les permitió colonizar la tierra sin tener que
regresar periódicamente al agua, como sus antepasados anfibios). Siguiendo
hacia atrás llegaremos a los primeros anfibios (antepasados de las ranas, los
sapos y las salamandras modernos) que evolucionaron de antepasados parecidos
a los peces y, por primera vez en la historia de la vida en la Tierra, salieron del
agua con patas rudimentarias y respiraban aire con pulmones. Más atrás,
pasando por los primeros peces óseos (peces con huesos), llegamos a los
primeros vertebrados marinos (animales con columna vertebral) y todavía más
atrás a los invertebrados marinos (los primeros animales de cuerpo multicelular
complejo), y finalmente llegaremos a nuestros más remotos antepasados, unos
seres parecidos a las bacterias que fueron los primeros en adquirir la capacidad
de rodear con una pared o membrana celular pequeños paquetes de moléculas de
ADN que evolucionaron de cadenas de proteínas presentes en el "caldo químico"
primitivo de la Tierra.
Vale la pena recordar que la especie humana no es la cúspide ni la culminación de
los 3.5 billones de años de evolución de la vida. Tenemos muchas características
especiales que nos distinguen de todas las otras especies, especialmente nuestra
gran capacidad de transformar conscientemente el mundo externo y de transmitir
conocimientos por medio de la evolución cultural no genética. Pero hay otras
líneas evolutivas que han logrado mantenerse por cientos de millones de años, por
ejemplo las bacterias (los organismos más numerosos del planeta). En cuanto a
las muchas líneas evolutivas que arrancaron en direcciones completamente
diferentes, es claro que muchas a la larga acabaron en callejones sin salida, pero
también hay muchas otras que una y otra vez se dividieron en una sucesión de
formas de vida, muchas de las cuales perviven hasta la actualidad.
Una queja común de los creacionistas es que "no había nadie" para "ver" el
desarrollo de la evolución en el transcurso de cientos de millones de años, así que
es una idea sin comprobar. Pero el hecho de que no hayamos presenciado
sucesos pasados no quiere decir que no ocurrieron y tampoco quiere decir que no
haya modos de averiguar lo que sucedió: los evolucionistas averiguan cómo
cambiaron y se diversificaron repetidamente las formas de vida; los astrónomos y
cosmólogos averiguan cómo se formaron galaxias y sistemas solares hace
billones de años, y cómo han cambiado; los científicos moleculares y los físicos de
partículas averiguan las características de enlaces químicos y de partículas
subatómicas que no pueden "ver" directamente; los lingistas averiguan cómo
evolucionaron los idiomas modernos en una serie escalonada de modificaciones
culturales de idiomas antiguos de grupos que hace mucho dejaron de existir. No
pudimos "ver" directamente ninguno de esos cambios, pero tenemos técnicas que
nos permiten saber mucho de lo que pasó en el pasado. Todas estas "ciencias
históricas", como se les llama, tienen métodos científicos que permiten descubrir
marcas del pasado: cosas que perviven y están presentes en sistemas y entidades
actuales. Cosas como las semejanzas anatómicas de estructuras del cuerpo que
conectan una especie moderna con un antepasado fósil; o cosas como los
parecidos de gramática y vocabulario del francés, el español y el italiano, que
indican que se derivan del latín antiguo. Todas las ciencias históricas contribuyen
al desarrollo del conocimiento humano por medio de investigaciones de lazos
históricos y por medio del proceso de inferencia histórica, que examina evidencia
concreta y saca teorías generales para explicar coherentemente una serie de
procesos y fenómenos relacionados. Los científicos históricos adquieren gran
confianza en sus teorías (y se genera un consenso generalizado, como en el caso
de la teoría de la evolución) cuando detectan claros patrones de consistencia de
evidencia, es decir cuando diferentes corrientes de evidencia, de muchas
direcciones, apuntan hacia las mismas conclusiones y refuerzan nuestro
conocimiento; por ejemplo, cuando tanto la evidencia molecular como la
evidencia del registro fósil indican que dos líneas evolutivas se separaron en
determinado momento.
Eso es la evolución por "selección natural" y, como vimos antes, sucede a nuestro
alrededor todo el tiempo. Recordemos que el cambio evolutivo no ocurre en
individuos y nunca ocurre "instantáneamente": solo ocurre en poblaciones
(compuestas de muchos individuos variados) y solo ocurre con el paso de muchas
generaciones sucesivas. El hecho de que las poblaciones naturales evolucionan
por selección natural es un hecho de la ciencia supremamente bien documentado
(las primeras partes de esta serie tienen ejemplos; el recuadro sobre evolución de
resistencia a los insecticidas da otro ejemplo más del hecho de que las
poblaciones vivientes evolucionan constantemente).
A estas alturas, los científicos han reunido tanta evidencia concreta de la
evolución que la mayoría de las personas que saben algo de ciencia aceptan como
un hecho comprobado la clase de evolución por selección natural que podemos
ver comúnmente en poblaciones de cualquier especie vegetal o animal viviente.
Es más, la evidencia es tan fuerte que hasta el papa reconoció hace poco que la
evolución es verdadera. Incluso algunos "creacionistas científicos"
(¡fundamentalistas cristianos que de científicos no tienen más que el nombre!) a
veces admiten que pueden darse cambios evolutivos relativamente menores en
una especie... pero siguen diciendo que hay que aceptar, básicamente por fe
ciega, que "al principio" dios creó todas las "índoles" iniciales de plantas y
animales por separado porque así lo dice la Biblia. Dicen que dios probablemente
decidió "permitir" la evolución "dentro" de esas "índoles" creadas por separado
después del acto inicial de creación. Sobra decir que la Biblia ni menciona la
evolución porque en la época en que la escribieron sus autores humanos no se
sabía nada de la evolución. O sea que esto es una tentativa un tanto extrema de
algunos seguidores actuales de la Biblia de reconciliar sus creencias religiosas con
avances obvios e innegables del conocimiento científico desde la época en que se
escribió la Biblia.
También es importante ver que no existe un gran muro artificial entre el cambio
microevolutivo y el cambio macroevolutivo. El cambio macroevolutivo tiene rasgos
y características adicionales relacionados con "tendencias" de mayor magnitud
(que todavía estamos conociendo), pero abarca los mecanismos bien conocidos
del cambio microevolutivo, especialmente la selección natural.
Todo esto se aclarará a medida que continuemos. Pero primero, acabemos con
ciertas confusiones comunes: decir que surgen nuevas especies no quiere decir
que un gato se pueda volver perro, o que un pez se pueda volver loro; no quiere
decir que uno puede alzar una lagartija en la mano y verla transformarse en ave; y,
aunque los seres humanos y los grandes simios modernos (los chimpancés y los
gorilas) somos primos cercanos (compartimos más del 99% del ADN), tampoco
quiere decir que un buen día hace mucho tiempo un chimpancé parió un ser
humano. ¡La evolución no opera así!
Por eso recalco tanto que debemos recordar que aunque los individuos se
reproducen, lo que evoluciona son las poblaciones y que lo hacen paso a paso en
el curso de muchas, muchas generaciones. El cambio evolutivo nunca es
"instantáneo".
Para entender cómo puede surgir una nueva especie de una especie antecesora
primero hay que entender muy bien qué es una especie. La biología moderna
define una especie vegetal o animal como una colección de poblaciones que
pueden cruzarse entre sí y producir descendientes fértiles (crías que sobreviven y
se pueden reproducir). Para cumplir la definición de especie, un grupo de
organismos debe tener "aislamiento reproductor" de todas las otras especies.
Veremos que hay muchos "mecanismos de aislamiento" que llevan a poblaciones
de organismos bastante relacionados a tener "incompatibilidad reproductora",
incluso si viven en la misma zona e incluso si nos parecen casi iguales. Por
ejemplo, es posible que dos especies cercanas de ranas parezcan iguales y que
vivan en la misma zona, pero que tengan incompatibilidad reproductora
simplemente porque en cada una el macho llama de una forma distinta a la
hembra y no se reconocen como parejas potenciales. La "compatibilidad
reproductora" (o la capacidad de cruzarse y reproducirse) es lo que agrupa
poblaciones de organismos en una especie, y es lo que separa una especie de
otra.
Precisamente por eso los biólogos afirman que los seres humanos de todo el
mundo son parte de una sola especie. Tenemos diferencias superficiales menores
(como el color de la piel o la textura del cabello), pero no tenemos diferencias
persistentes y fundamentales, tenemos el mismo pool genético, y todos nos
podemos aparear y reproducir. Las teorías racistas de superioridad o inferioridad
racial, que siembran confusión y llevan a pensar que las distintas "razas"
humanas son distintos grupos, no tienen la menor base científica. Somos una sola
especie distribuida por todo el planeta.
Para entender cómo surge una nueva especie, es importante entender cómo una
población de organismos se puede aislar reproductivamente de la población
madre. Es importante entender esto porque la especiación suele ocurrir cuando
una población que se ha aislado reproductivamente de la población madre
acumula suficientes diferencias genéticas (por medio de los procesos de selección
natural y fenómenos relacionados) y pierde la capacidad de cruzarse con la
población madre.
Además, la especie madre puede dar pie a una "especie hija" más de una vez en
el curso de su historia (aunque quizá en distintos momentos y con relación a
distintos ambientes), y es posible que muchas de esas especies hijas a su vez
produzcan sus propias especies hijas (más diferentes). Todo eso contribuye a
separar más y más con el tiempo los linajes antecesores y descendientes. ¡Por eso
la vida es tan diversificada!
Una especie relativamente recién separada de la especie madre seguramente se
parecerá a ella por un tiempo. Pero si el proceso de especiación se repite una y
otra vez a lo largo de muchos millones de años, no será tan evidente que distintos
organismos tienen los mismos antepasados. Por ejemplo, uno no piensa
automáticamente que las ballenas de la actualidad descienden de un mamífero
cuadrúpedo terrestre, pero sabemos que es así porque se han descubierto una
serie de fósiles de especies intermedias (y evidencia molecular de ADN) que
muestran la conexión familiar. En el desierto del Sahara (que hace millones de
años era un mar) hay un lugar que llaman el "valle de las ballenas" porque
contiene una cantidad increíble de esqueletos fosilizados bien preservados de una
especie de ballenas que nadaron en esas aguas hace 40 millones de años. La
especie tiene rasgos similares a las ballenas modernas, ¡pero también tiene
vestigios de patas, dedos y pelvis ! Esos vestigios la conectan (por otros pasos
intermedios) a un mamífero terrestre que vivió en la región 10 millones de años
antes. Tomó 15 millones de años (y muchos más episodios de separación de
especies hijas) para que los vestigios de huesos de patas y dedos se convirtieran
en las aletas que vemos en las ballenas de hoy. Viendo varios fósiles de la serie se
evidencian las modificaciones que la selección natural favoreció paso a paso en
diferentes momentos. ¡No fue que el antepasado terrestre de las ballenas "de
repente" perdiera las patas y apareció de la noche a la mañana con aletas! Se
dieron muchos pasos intermedios y las transformaciones anatómicas
(probablemente acompañadas de cambios de conducta y de utilización del
hábitat) tomaron muchísimas generaciones.
Eso fue lo que pasó en el caso de una familia de pájaros que se conoce como el
pitpit hawaiano. Una sola especie de dichos pájaros migró a las islas de Hawai en
el pasado y se diversificó rápidamente (mediante repetidas especiaciones) en una
gran cantidad de especies emparentadas que tienen notables diferencias de
tamaño y forma del pico. Esas diferencias representan distintas modificaciones
evolutivas (y en este caso claras adaptaciones) con relación a una variedad de
fuentes alimenticias. Se ha demostrado que incluso pequeñas modificaciones
anatómicas del tamaño y la forma del pico tienen un gran impacto en la clase de
alimento que pueden explotar los pájaros. Unas especies de pitpit hawaianos
tienen el pico corto y delgado y principalmente comen insectos; otras tienen el
pico grueso y comen frutas y semillas duras; otras tienen el pico largo y delgado y
chupan el néctar de las flores; otras tienen rasgos intermedios. Todas esas
especies están emparentadas y descienden de una sola especie que llegó a las
islas.
Ningún otro animal había salido a la tierra, así que las oportunidades de rápida
diversificación y especialización con relación a distintas subcaracterísticas de los
ambientes terrestres debieron ser muchas. De hecho, el registro fósil demuestra
que los anfibios se diversificaron enormemente en los siguientes 100 millones de
años y que de ellos se separaron los reptiles, que a su vez se diversificaron
enormemente y de los cuales se separaron los primeros mamíferos y aves. Pero
cada una de esas grandes separaciones en la historia de la vida se inició como
simples especiaciones: la aparición de una especie "hija" cada vez más divergente
que se aisló reproductivamente de la especie madre, y empezó a acumular
modificaciones evolutivas.
NOTAS
3. El siguiente ejemplo puede ser útil para los que no conocen el sistema biológico
de clasificación de "grupos dentro de grupos" por grados de semejanza y de
parentesco: un lobo individual pertenece a una población reproductora de lobos de
determinada región; todas las poblaciones de lobos de ese territorio forman una
especie de lobos. Todas las especies diferentes pero emparentadas de lobos (el
lobo rojizo, el lobo mexicano, etc.) se agrupan en el género Lobo; todos los lobos
se agrupan en la familia de los cánidos (que abarca perros y zorros, pero no gatos,
que son de otra familia); la familia de los cánidos se agrupa con otras familias en
el orden de los carnívoros y en la clase de los mamíferos (animales que tienen
pelo, cuyas crías se desarrollan en el cuerpo de la madre y se alimentan con leche,
etc.). Así que el lobo se agrupa con otros mamíferos carnívoros como los perros,
las zorras, los osos, las focas y las comadrejas (y la evidencia de fósiles y
molecular confirma que esos animales tienen los mismos antepasados). Fuera de
eso, el lobo pertenece al filum de los cordados (todos los animales que tienen
columna vertebral) y, finalmente, al reino de los animales (lo que lo distingue de
los organismos que pertenecen al reino de las plantas, de los hongos, de los
protistos [algas] y de los procariotas [bacterias], que representan muy distintos
caminos evolutivos en la historia de la vida). En la vida real, los límites entre
especies o grupos mayores no son siempre perfectamente claros, y a veces hay
que reclasificar las especies en nuevos grupos conforme avanza el conocimiento.
Pero en general el sistema de clasificación biológica asigna organismos a cada
categoría basándose en conjuntos de semejanzas y diferencias, que corresponden
a patrones de herencia de antepasados comunes, y que los distinguen de líneas
evolutivas que tomaron caminos significativamente distintos.
También es importante señalar que las poblaciones hijas (que se han aislado
reproductivamente de la población madre) a menudo encuentran un conjunto
diferente de condiciones ambientales que la población madre. Esto sucede
especialmente si la población hija acaba en otro lugar, donde puede encontrar
distinto alimento y una mezcla distinta de competidores y depredadores. Pero
incluso si la población hija termina en un ambiente muy similar al de la población
madre, interactúa con ella de modos completamente nuevos, simplemente
porque los cambios de la variación genética subyacente han generado rasgos
individuales significativamente diferentes. Por esta razón, también, la selección
natural puede llevar a poblaciones aisladas especialmente pequeñas a divergir
más rápidamente de la población madre.
Por las mismas razones que vimos arriba, las poblaciones muy pequeñas tienen
más probabilidades de producir cambios que aumentan sus chances de extinción.
Cuando aparecen rasgos radicalmente nuevos de anatomía, desarrollo o conducta
en una población diminuta cuyo ambiente no presenta nuevos "retos", puede ser
imposible que sobreviva y produzca descendientes. Muchos científicos piensan
que las poblaciones diminutas aisladas en promedio tienen más probabilidad de
extinguirse con relativa rapidez en la mayoría de las circunstancias, especialmente
si no encuentran cambios ambientales ante los cuales sus nuevos rasgos sean
una ventaja selectiva.
Hay muchas cosas que no sabemos sobre todo esto. Pero eso no quiere decir,
como afirman los creacionistas, que "los evolucionistas no se pueden poner de
acuerdo y eso muestra que la evolución es falsa". Primero, un punto sobre
métodos: inclusive si la teoría de la evolución fuera falsa (y claramente no lo es),
¡eso no implica que el creacionismo sea verdadero! Además, el debate científico
sobre los nuevos adelantos del campo de la evolución no quiere decir que todo el
campo sea un desastre. Todo lo contrario. Actualmente la biología evolucionaria
es un campo de las ciencias sumamente dinámico, en parte debido a que se están
haciendo avances a partir de una fundación teórica muy sólida, amplia y
comprobada. Repitiendo: hay total acuerdo de los biólogos evolucionarios de todo
el mundo de que las nuevas especies han surgido (y siguen surgiendo) solo como
modificaciones de especies inmediatamente antecesoras. Es un hecho
establecido y un consenso científico generalizado. Lo comprueban el registro fósil
y otras clases de evidencia indirecta, así como observaciones directas de
poblaciones de plantas y animales vivientes durante el proceso de divergencia y
de aislamiento reproductor (los lectores de la serie recordarán el ejemplo de la
divergencia de las ardillas Kaibab y Abert en los lados opuestos del Gran Cañón).
Los creacionistas dicen que el registro fósil no sirve para probar la evolución
porque está "incompleto", "lleno de huecos" y no tiene "fósiles intermedios" que
muestren transiciones paso a paso entre distintas formas de vida. Analizaremos
de lleno esas falsas acusaciones (y la metodología chafa de los creacionistas) en
otra entrega, pero por ahora quiero decir que ciertas "acusaciones" de plano son
mentiras. Por ejemplo, hay bastantes secuencias claras de fósiles con formas
intermedias: los conocidos fósiles del Archaeopteryx (una forma intermedia entre
los reptiles y las aves, con características anatómicas de ambos, como dientes de
reptiles y plumas de aves); las secuencias de fósiles que muestran que los
antecesores de las primeras ballenas fueron mamíferos cuadrúpedos terrestres
que evolucionaron por una serie de pasos intermedios; o, irónicamente (porque los
creacionistas sostienen con vehemencia que el ser humano actual es la creación
especial de dios y no desciende de ninguna otra especie) el registro fósil de
nuestra propia evolución, con copiosos fósiles "de transición" que conectan a
nuestros antepasados de hace unos pocos millones de años (más simiescos y de
cerebro pequeño) con la especie humana moderna por medio de una variedad de
pasos intermedios obvios. (La evolución humana será el tema de una entrega de
esta serie).
Y repitiendo, si una nueva especie no se extingue casi tan pronto como surge,
seguramente se relacionará con su ambiente de modos nuevos, y eso a su vez
puede permitir que se expanda rápidamente, que irradie en nuevas direcciones e
incluso que produzca adicionales modificaciones evolutivas (y que se siga
diversificando en más especies) en el proceso de adaptarse a nuevos desafíos
ambientales. Cuando miramos el registro fósil, no es posible ver el momento
exacto en que un nuevo linaje divergió de un linaje antecesor; lo que encontramos
es evidencia de la aparición aparentemente repentina de gran cantidad de
organismos nunca antes vistos, pero que tienen claros indicios de parentesco con
una línea anterior. Eso es lo que esperaríamos si los episodios de especiación
empiezan típicamente en poblaciones pequeñas aisladas que contienen
relativamente pocos individuos, y si toma tiempo aumentar la cantidad de
miembros de la nueva especie y "establecerse" como una especie distinta
(mantenerse durante largo tiempo) en su nuevo ambiente. Es lógico esperar que
sus fósiles solo aparecerán después de que se haya desenvuelto ese proceso
durante un tiempo.
En vista de todo esto, ¡en realidad es admirable que el registro fósil sea tan bueno
como es!
Una de las preguntas más interesantes que están explorando los biólogos
evolucionarios modernos es por qué unos linajes de plantas o animales han
evolucionado y se han diversificado más frecuente y dramáticamente que otros en
el curso de la historia. Como vimos, es posible que unas especies y linajes enteros
tengan "limitaciones" genéticas y de desarrollo más rígidas a causa de
modificaciones evolutivas pasadas; de ser así, sería más probable que se
conserven como son (o que se extingan) en lugar de acumular modificaciones
significativas. Eso podría explicar algunos rasgos de los "fósiles vivientes". Pero
también es importante recordar que las poblaciones de organismos no
evolucionan en un vacío; existen en una constante interacción dinámica con
aspectos de su hábitat y ambiente: aspectos físicos,como el clima y el terreno, y
aspectos "bióticos",como otros animales y plantas competidores o depredadores.
Muchos biólogos evolucionarios sospechan que el ritmo y la velocidad de las
tendencias evolutivas de gran escala (y la velocidad de los episodios de
especiación) dependen en gran medida de la frecuencia y la magnitud de los
nuevos "desafíos" ambientales y de los "trastornos" del hábitat que encuentren las
poblaciones en evolución.
También sabemos, sin embargo, que una especie no puede "responder" a todos
los nuevos desafíos y las nuevas oportunidades ambientales. A fin de cuentas eso
depende de la variación genética que tenga a su disposición en cierto momento.
Nada garantiza que surgirán rasgos "ventajosos" en los individuos de una
población, por más que la selección natural los favorezca si llegan a surgir.
Pero nunca hay garantías de que una especie adquiera determinado rasgo que le
permita responder a una nueva presión o un nuevo desafío ambiental. En todas
las poblaciones se da siempre cierto grado de cambio evolutivo, pero las opciones
de cuáles modificaciones específicas pueden ocurrir en un momento dado están
sumamente limitadas por sucesos al azar y por los constreñimientos de las
modificaciones evolutivas pasadas. A veces una población puede evolucionar y
responder a las transformaciones del mundo exterior, pero a veces no puede
hacerlo. La extinción en pequeña escala de especies (lo que se conoce como
"extinciones de fondo"), así como el fenómeno de que toda una línea evolutiva
vegetal o animal llegue a un "callejón sin salida", son otra parte integral de la
historia de la vida... tan integral como el nacimiento de nuevas especies y linajes.
Otro experimento tomó una población natural de moscas de la fruta de una selva,
las dividió y las puso en dos tanques separados durante cinco años sin interferir.
Al final de ese tiempo (suficiente para que cada grupo produjera muchas
generaciones), cuando se juntaron las dos poblaciones, tampoco podían cruzarse.
Las diferencias genéticas que se fueron acumulando separadamente durante
cinco años las volvieron incompatibles a la hora de reproducirse. Las
observaciones de diferencias anatómicas, conducta y ADN demostraron cuánto
divergieron: eran dos especies distintas.
NOTAS
1.
A veces los mecanismos de aislamiento reproductor son más sutiles pero
igualmente efectivos; por ejemplo, se ha demostrado en estudios que dos
poblaciones de insectos emparentados pueden aislarse reproductivamente por
alimentarse con distintas plantas. También se ha observado que surgen nuevas
especies de plantas cuando dos especies emparentadas pero distintas, que
ocupan el mismo hábitat pero que normalmente están aisladas
reproductivamente por factores genéticos (como incompatibilidades
cromosómicas), se aparean y producen híbridos estériles. Normalmente, tales
híbridos, como las mulas estériles, no pueden producir descendientes; sin
embargo, en las plantas no es raro que los cromosomas de los híbridos se
dupliquen (un fenómeno llamado poliploidia ), lo que en la práctica les permite
tener descendientes, ¡aunque no son miembros de una nueva especie! Se cree
que muchas de las 260,000 especies de plantas actuales evolucionaron por
medio de poliploidia.
2.
Es importante ver que los cambios de las frecuencias génicas y de la diversidad
genética general de las poblaciones pueden ocurrir por azar, y no solo por
selección natural. Por ejemplo, puede que a una zona migren nuevos individuos
que lleven material genético adicional a una población; o al contrario, la
diversidad genética general de una población se puede reducir por deriva
genética, cuando se pierden ciertos alelos genéticos (variantes de genes) debido a
la muerte accidental de individuos o a la eliminación accidental de un sector de la
población.
3.
También hay evidencia experimental que apoya esta posición, y se cree que la
cantidad limitada de variación genética total de la población pequeña al comienzo
de la especiación puede "relajar" los constreñimientos genéticamente
determinados presentes en la población mayor. También se cree que tal
"relajación" puede facilitar la reorganización genética que lleva a que surjan
nuevos rasgos.
Como vimos en esta serie, el registro fósil es una fuente importante de evidencia
directa de la evolución pasada de las especies. Cuando se arreglan en orden de
antigedad (determinado por diversas técnicas científicas de datación) una serie de
fósiles de plantas o animales, podemos comparar punto por punto sus estructuras
y ver muchas de las modificaciones graduales que han ocurrido entre los
representantes "más viejos" y "más jóvenes" de una línea.
Una nueva especie solo puede evolucionar a partir de la variación heredable que
existía en las poblaciones de los antepasados inmediatos; cuando uno examina
cualquier especie viva o especie fósil de plantas o animales, encuentra ciertas
semejanzas con los antepasados y ciertas diferencias (nuevos rasgos que no tenía
la especie anterior). Las semejanzas permiten estudiar el parentesco de las dos
especies; las diferencias permiten entender por qué cada especie es única .
Pero las moléculas biológicas como el ADN (y las proteínas de la sangre) cambian
con el tiempo. Parece que unas cambian más rápido que otras. Pero también
parece que cualquier clase de molécula biológica tiende a mantener un ritmo de
cambio relativamente parejo , en promedio, durante largos períodos de tiempo.
Esto es lo que ha hecho posible la técnica moderna de "datación molecular", que
permite identificar aproximadamente en qué punto del pasado dos especies
todavía tenían un antepasado común: cuanto más tiempo las dos especies hayan
estado separadas, más diferencias habrán podido acumular en sus respectivas
moléculas de ADN y de proteínas. Así que si medimos las semejanzas y
diferencias observables de uno o más genes (secuencias de ADN) de dos especies,
y si sabemos el promedio del ritmo de cambio de esa clase de molécula, podemos
saber con bastante certeza hace cuánto se separaron las dos especies y
empezaron a seguir caminos evolutivos distintos.***
Una de las principales cosas que yo quisiera que los lectores recordaran de esta
serie es que la evolución tiene una enorme "consistencia de información",o sea,
que hay muchas clases de evidencia que provienen de muchas direcciones y que
todas apuntan a las mismas conclusiones. La gran coherencia de la evidencia de
diferentes fuentes es una de las razones de que la mayoría de los científicos
consideren que la evolución es una de las teorías más sólidas y mejor
fundamentadas de toda la historia de la ciencia.
Muchas especies (todas las especies de vertebrados, entre ellas) producen huevos
que se transformarán en embriones; tales embriones tienen rasgos de especies
antepasadas, aunque ya no sean de ninguna utilidad. Por ejemplo, en las primeras
etapas de desarrollo, los embriones de reptiles, aves y mamíferos (incluidos los
embriones humanos) tienen cola y "hendiduras branquiales", tal como los
embriones de peces . En los peces, esas hendiduras branquiales formarán
branquias a los lados de la cabeza para respirar en el agua. En las tortugas, los
pollos, los cerdos o los seres humanos, las hendiduras desaparecen en una etapa
posterior del desarrollo embrionario, antes del nacimiento. ¿Pero por qué las
tienen al principio?¿Y por qué los embriones humanos al principio tienen cola (que
también desaparece y solo queda un hueso, el cóccix, en la punta de la columna)?
Si un dios o un "artífice inteligente" hubiera diseñado todos los organismos por
separado , como dice la Biblia, ¡no tendría ningún sentido que tuviéramos
branquias o cola por un tiempo! Pero eso tiene mucho sentido si los mamíferos
evolucionaron de un grupo de reptiles que evolucionaron de un grupo de peces.
Las hendiduras branquiales y la cola de los embriones son vestigios (restos)
evolutivos de antepasados.
Ninguna de esas y muchas otras estructuras vestigiales tiene sentido fuera de ser
"remanentes" evolutivos de antepasados diferentes . Es muy importante entender
que el proceso de evolución no es un mecanismo "perfeccionador": nunca
"empieza de cero" y no puede construir estructuras perfectas o ideales. Solo
puede "trabajar con lo que tiene" en cada nueva generación: la evolución
solamente puede construir "nuevas" estructuras con la variación genética que ya
existe en las generaciones inmediatamente anteriores.
Lo mismo se puede decir del hecho de que todas las formas de vida del planeta
(bacterias, plantas y animales) usan el mismo código genético básico: todas las
especies usan los mismos nucleótidos (los componentes químicos del ADN) para
producir los mismos tipos de aminoácidos (químicos con que se construyen
cadenas de proteínas). La vida podría organizarse con otro código genético, pero
no lo ha hecho. Las cadenas de proteínas pueden construirse con aminoácidos de
estructura química D o L (dos formas iguales pero opuestas), pero resulta que
todas las proteínas que producen todas las especies de la Tierra contienen
exclusivamente aminoácidos de forma L. No hay una razón absoluta para que la
vida se organice así: este patrón universal solo tiene sentido porque todas las
especies evolucionaron de una serie de antepasados comunes, remontándose a
los principios de la vida en este planeta hace unos 3.5 billones de años. Las
primeras formas de vida evidentemente usaban aminoácidos L para hacer
proteínas, y todos sus múltiples descendientes simplemente han replicado el
mismo patrón.
¿Cómo se explica esto? Parece que cuando Australia se separó de los otros
continentes hace más de 50 millones de años, todavía no tenía mamíferos
placentarios, que ya estaban evolucionando en otras partes del mundo. Así, los
mamíferos marsupiales evolucionaron separadamente, aislados de los mamíferos
placentarios, por millones de años. Las especies marsupiales ocuparon muchos
hábitats y "nichos" ecológicos que, en otras partes del mundo, ocuparon los
mamíferos placentarios. El hecho de que en la actualidad muchos marsupiales
son muy parecidos en forma y conducta a sus "contrapartes" placentarias en
continentes distantes muestra lo que puede pasar cuando la selección natural
opera independientemente en dos ramas evolutivas por largos períodos de tiempo
y produce modificaciones (adaptaciones) evolutivas similares en poblaciones
variables de organismos que encontraron condiciones ambientales similares. Esto
no tendría sentido si un "artífice inteligente" hubiera creado todas las especies al
mismo tiempo y como "índoles separadas". ¿Qué puede explicar que un
subconjunto de mamíferos de una parte aislada del mundo como Australia tenga
contrapartes tan parecidas en una línea completamente distinta de mamíferos
(con un modo de reproducción distinto), que han existido por millones de años en
lugares completamente diferentes? Como vimos, la evolución biológica
(combinada con la deriva continental) es la única explicación razonable.
Recordemos que la evolución por selección natural simplemente quiere decir que
un rasgo heredable que da a un individuo de una población una "ventaja
reproductora" automáticamente tenderá a pasarse a los descendientes y a
diseminarse a más y más individuos en las generaciones sucesivas; pero eso
pasará inclusive si ese rasgo también tiene un lado negativo, si tiene aspectos de
"mala adaptación". Por ejemplo, en bastantes especies animales los machos
tienen rasgos físicos casi absurdamente exagerados, como la larguísima colorida
cola del pavo real o la gigantesca cornamenta del venado, el alce y el ante. Se ha
demostrado en experimentos que las hembras prefieren aparearse con los
machos más "llamativos". Este hecho en sí (una variante de la selección natural
llamada selección sexual) sería suficiente para propagar más los rasgos
"llamativos" de generación en generación (puesto que los machos que los tengan
en promedio tenderán a producir más descendientes), siempre y cuando esos
rasgos sean heredables (como es el caso de las plumas de la cola del pavo real). O
sea, si los machos más llamativos se aparean más porque son más "atractivos"
para las hembras, los rasgos llamativos se diseminarán de generación en
generación y podrían exagerarse más con el tiempo. Esto concuerda con la
selección natural. Pero no podemos decir que esa tendencia evolutiva ha llevado a
que el pavo real esté "mejor adaptado" a su ambiente en un sentido general;por
ejemplo, la gran cola del pavo real no lo ayuda a conseguir alimento, a tolerar
temperaturas extremas ni a escapar de depredadores. En resumen, a menudo hay
"compensaciones" entre las ventajas y las desventajas de distintos rasgos cuando
las poblaciones evolucionan. Si bien muchos cambios evolutivos representan
adaptaciones al ambiente local, no todas las tendencias evolutivas y las
direcciones de cambio son adaptativas.
La creación bíblica tampoco puede explicar por qué tantas especies que habitan
islas son mucho más parecidas a una especie que habita la tierra firme cercana
que a especies de puntos más alejados del globo. Muchas especies de pájaros
isleños, por ejemplo, exhiben una gran variedad entre sí de algunas adaptaciones
evolutivas, pero conservan muchos rasgos en común con una especie que vive en
tierra firme. Esto es perfectamente lógico si las especies isleñas son
descendientes modificados de individuos de tierra firme que migraron a la isla y
después se diversificaron (con repetidas especiaciones relacionadas con una
variedad de componentes ambientales) en muchas especies. Pero si, como dice la
Biblia, un dios creó todas las especies de aves del mundo al mismo tiempo y como
"índoles" separadas, sin relación e inmutables, no debería haber evidencia tan
obvia de parentesco entre las especies isleñas y las especies de tierra firme.
Esto suena complicado pero no es. Como dijimos antes, una "jerarquía anidada"
simplemente es un patrón de clasificación de "grupo dentro de grupo" en que
caen naturalmente todas las especies cuando se trazan filogenias (árboles
familiares) por los rasgos que tienen en común. En la práctica, solo las cosas que
están realmente relacionadas por líneas de descendencia histórica (en que los
antepasados transmiten unos rasgos a los descendientes, de una generación a la
siguiente) encajan sistemáticamente en un patrón de jerarquía anidada. Si, por el
contrario, uno trata de encajar en ese patrón cosas que en realidad no están
conectadas por líneas de descendencia y herencia (cosas que no han
evolucionado una de la otra a lo largo de generaciones), pues no funcionará: los
objetos no relacionados no se pueden clasificar en un patrón tan sistemático de
"grupo dentro de grupo". Por ejemplo, uno puede hacer una lista de los nombres y
las características de todos los elementos químicos o de todos los minerales
conocidos. Pero lo que no puede hacer es conectar los elementos químicos entre
sí en una jerarquía de "grupo dentro de grupo" basándose en las características
que comparten, y tampoco se puede hacer con los minerales. ¿Por qué? Porque
los elementos químicos no evolucionaron de elementos químicos preexistentes y
los minerales no evolucionaron de minerales preexistentes. Por lo tanto no hay
forma de establecer lazos familiares para agruparlos en una jerarquía anidada de
grupos cada vez más grandes guiándose por las características comunes.
En realidad no conozco ninguna otra teoría científica, de ningún campo, que esté
tan bien sustentada por hechos demostrados y por tantas fuentes de evidencia
que se refuerzan mutuamente como la teoría de la evolución biológica. ¿Cuánta
más prueba se necesita? Muchos científicos están muy frustrados y enojados de
que una bola de creacionistas fundamentalistas, emperrados en promover
ignorancia por sus prioridades políticas reaccionarias, bloquee la educación
científica y no deje que la gente sepa lo fuerte que es la evidencia de la evolución.
Hacen todo lo que está a su alcance --tergiversan la verdad, riegan mentiras y
hasta amenazan-- para hacer aceptar una interpretación literal de la historia
bíblica de la creación, aunque con toda la evidencia científica que se ha
acumulado en siglo y medio eso no se puede sostener.
NOTAS
** La estructura básica de ciertos genes, por ejemplo los genes que regulan
aspectos del crecimiento y del desarrollo anatómico del cuerpo, han permanecido
tan constantes a lo largo de millones de años que se pueden encontrar en forma
esencialmente equivalente en organismos tan distintos (y tan distantes desde el
punto de vista evolutivo) como las bacterias y las moscas de la fruta. Igualmente,
la estructura química de la proteína hemoglobina de la sangre de los humanos y
de los chimpancés es casi exactamente la misma, aunque la línea humana y la
línea de los chimpancés se separaron de un antepasado común hace unos 5
millones de años y desde entonces han evolucionado separadamente.
*** Para tomar en cuenta el hecho de que puede que una clase particular de
molécula biológica no haya cambiado siempre a un ritmo constante, se repiten los
cálculos con más de una clase de molécula.
VII. ¿DE DÓNDE VENIMOS?
¿Quiénes somos? ¿De dónde salimos? ¿Cómo será el futuro? El ser humano se ha
hecho tales preguntas prácticamente desde que es ser humano. Es uno de los
rasgos que nos hacen humanos: la capacidad de pensar, de hacer preguntas y de
conversar sobre el presente y, también, sobre lo que pasó en el pasado y lo que
puede pasar en el futuro. Eso no lo hace ninguna otra especie del planeta. Esa
capacidad es lo que nos permite aprender de los conocimientos y tradiciones de
nuestros antepasados (de los cuales conviene conservar unos y descartar otros);
esa capacidad es lo que permite a generación tras generación de seres humanos
seguir acumulando conocimientos y experiencias por medio de la revisión y
modificación de interpretaciones previas, y por medio de nuevas exploraciones y
transformaciones del mundo que nos rodea.
Es fácil ver por qué hace tiempo inventaban mitos de la creación, pero la evidencia
histórica y científica actual demuestra que los relatos de la creación de todas las
religiones del mundo en sí fueron "creados" por seres humanos . Los seres
humanos también inventamos cuentos para los niños sobre Santa Claus o el ratón
Pérez, pero todos sabemos que al crecer reconoceremos que son cuentos dotados
de un propósito social. Los adultos se aferran a los mitos religiosos del origen de
los seres humanos y demás seres vivos por las mismas razones sociales que los
llevan a sentir la necesidad de la religión, así como también porque: a) durante la
mayor parte de la existencia de los seres humanos no existían los métodos, las
orientaciones ni los descubrimientos científicos que permitieran saber de dónde
procedemos, a partir de los hechos, no de superstición y mito; y b) las divisiones y
disparidades sociales que han existido en todo el mundo le han vedado el
conocimiento científico a la mayoría de la humanidad, situación que continúa a la
fecha.
¿Hay evidencia concreta de que los seres humanos (y no solo las otras especies de
seres vivos del planeta) son el producto de la evolución biológica? ¿Hay pruebas
claras de que descendemos de especies previas que no eran humanas? Sí,
definitivamente, sin lugar a dudas. La evidencia de esto es muy clara.
El ser humano desciende de una larga serie de especies preexistentes que no eran
humanas. La línea evolutiva que llevó a los seres humanos modernos (llamada la
línea "homínida") se separó de una línea de simios (monos) africanos hace pocos
millones de años. Otra rama de esa línea llevó a los gorilas y chimpancés
modernos, nuestros primos evolutivos más cercanos. En los homínidos de nuestro
lado de esa separación evolutiva están todas las especies más relacionadas a los
humanos que a los chimpancés. Como veremos, ha habido muchas especies
homínidas y se diferencian de sus antepasados simios porque eran bípedas
(caminaban de pie). Representan varios pasos evolutivos intermedios entre los
antepasados simios y los humanos modernos. Las especies bípedas más antiguas
eran muy parecidas a los simios; las especies más recientes son más parecidas a
los humanos modernos. Los paleontólogos (los científicos que coleccionan y
analizan fósiles) continuamente hallan más y más fósiles de las muchas especies
de homínidos bípedos (algunos vivieron al mismo tiempo), y estamos aprendiendo
cuáles de esas especies fueron nuestros antepasados más directos y cuáles son
ramas laterales de nuestro árbol genealógico que se truncaron. Los seres
humanos actuales pertenecemos todos a una sola especie, la única que queda de
la serie de especies homínidas. Al estudiar las especies antepasadas y los
ambientes en que vivieron, aprendemos no solo quiénes fueron nuestros
antepasados más directos sino también qué es ser plenamente humanos.
Si somos una especie distinta y bastante única, ¿entonces qué importancia tiene
saber de qué especies evolucionamos? ¿Es solo para hacer un álbum familiar de
antepasados antiguos? Bueno, algunos estudian nuestros orígenes y antepasados
por interés general y curiosidad, y eso no tiene nada de malo. Pero fuera de eso,
es importante saber lo más que podamos sobre las especies de las que se deriva
la especie humana por dos razones centrales:
Ya a fines del siglo 19 Darwin y otros científicos notaron los obvios parecidos
físicos entre los humanos y los simios africanos modernos (gorilas y chimpancés)
y sospecharon que el ser humano debió de evolucionar como una rama separada
de un antepasado común. Darwin y amigos estaban en lo cierto, aunque la prueba
no se obtuvo sino hasta el siglo 20.
¡Claro que no todos los que creen en la religión son locos fundamentalistas!
Muchos cristianos abiertos y gente de otras religiones aceptan que la evolución es
un hecho probado y adaptan sus creencias de modo acorde. Muchos creen, por
ejemplo, que los seres humanos que escribieron los libros de la Biblia hace siglos
tenían un conocimiento limitado y que por lo tanto la Biblia no se debe tomar
"textualmente". La iglesia católica tuvo que hacer un "ajuste" similar cuando
finalmente admitió que se equivocó al calificar de herejía y blasfemia la teoría de
Copérnico (que la Tierra no era el centro del universo y que esta y otros planetas
giraban alrededor del Sol). Las autoridades religiosas se opusieron fuertemente
porque ponía en entredicho la visión bíblica de que el ser humano es el centro de
la creación. Pero a fin de cuentas no fue posible negar la evidencia científica.
¡Copérnico tenía razón!4
Tanto la teoría de Copérnico como la de Darwin estremecieron el mundo de la
religión organizada y recibieron grandes ataques de las autoridades religiosas
porque ambas tumban al ser humano de su pedestal y demuestran que ni el ser
humano ni la Tierra son el centro de todo, tal como lo plantea la Biblia. Las críticas
actuales de la teoría de Darwin por los creacionistas se parecen a los desvaríos y
las peroratas de la iglesia contra Copérnico y Galileo hace siglos.
Los fósiles homínidos de más de 4 millones de años son bastante raros hasta la
fecha. Hace poco se encontró en Chad, África, un cráneo de 7 millones de años de
lo que podría ser un homínido bípedo, a quien han llamado Toumai. Varios
expertos están examinando la evidencia (por ejemplo, en qué parte del cráneo se
conectan los músculos del cuello) y no todos están convencidos de que caminaba
de pie. Sin embargo, si se llega a confirmar que era bípedo, sería lo más cerca que
hemos llegado a encontrar un homínido que vivió en el tiempo de la primera
divergencia de los homínidos bípedos de una línea de simios africanos. (Vea
recuadro sobre Toumai).
¿Sabemos todo lo que hay que saber sobre los primeros orígenes de los seres
humanos? Por supuesto que no. A veces parece que cada vez que uno abre un
periódico encuentra otro hallazgo de un cráneo homínido o de una extremidad de
una especie homínida que vivió hace millones de años. Cada vez que eso sucede,
los equipos de expertos naturalmente se emocionan y pasan meses o años
verificando la edad, examinando los rasgos, y catalogando parecidos y diferencias
con los humanos modernos, con los simios actuales, con todos los fósiles
homínidos encontrados en capas de roca de edad similar, y con todos los fósiles
homínidos más antiguos y más recientes encontrados previamente. Así se reúne
información que hace posible ver (tras mucho debate entre los distintos equipos
científicos) dónde encaja un fósil en el árbol genealógico con relación a todos los
otros fósiles encontrados.
Para repetir, en los tiempos de Darwin la idea de que los humanos descienden de
antepasados similares a los simios era una idea sin probar. Darwin y otros
científicos estaban bastante seguros de que debía de ser así por a) el hecho de
que los humanos tenían muchos parecidos anatómicos con los simios y b) el
hecho de que todos los otros seres vivos eran el producto de modificación
evolutiva de varias especies preexistentes. Darwin y colegas (T.H. Huxley en
particular) sospechaban que los seres humanos no serían una excepción a la
regla. Pero las autoridades religiosas se pusieron energúmenas pues la idea de
que el ser humano fuera producto de la evolución natural biológica y no la
creación especial de un ser sobrenatural era una amenaza a todo su sistema de
creencias y su modo de existencia. El mismo Darwin anduvo con pies de plomo en
eso por los continuos ataques de los fundamentalistas religiosos, de la prensa
popular y de los que se sentían amenazados por sus descubrimientos, así como
por el hecho de que no tenía evidencia sólida para hablar de la evolución humana
con la misma fundamentación que de la evolución de muchas otras especies.
Darwin sabía que si los seres humanos evolucionaron de una especie preexistente
similar a los simios, sería posible hallar fósiles que conectaran las dos líneas, pero
eso no se había hecho. Es más, antes de la época de Darwin no se sabía lo
suficiente para buscar tales fósiles: los primeros de tales fósiles, que conocemos
como Neanderthal, se descubrieron a fines del siglo 19, más o menos al tiempo
de la publicación de la obra de Darwin El origen de las especies.De ahí en
adelante, los científicos descubrieron muchos fósiles homínidos de transición
entre los antiguos simios y los humanos modernos.
RESUMEN
NOTAS
Como la Biblia dice que Dios creó todos los seres vivos por separado la misma
semana, los creacionistas hacen lo posible y lo imposible por negar la clara
evidencia científica de que las especies evolucionaron una de la otra en distintos
momentos de la historia de la vida en la Tierra (una historia de 3½ billones de
años). Una de las cosas que más los mortifica es la innegable evidencia de
evolución de la línea humana: la gran cantidad de fósiles de especies homínidas
que caminaban de pie y claramente son una transición entre los simios antiguos y
los humanos modernos. Los creacionistas dicen que los primeros Australopitecos
eran "monos"; que los homínidos posteriores como el Homo habilis, Homo
ergaster, Homo erectus, etc., que tienen características claramente intermedias
entre los Australopitecos (que caminaban de pie pero parecían simios) y los
humanos modernos, "son falsos"; y que el Homo sapiens es humano pero que no
tiene la edad que muestran los fósiles (más de 100,000 años). Torcer los hechos
para encajarlos en sus convicciones religiosas es una especialidad de los
creacionistas. Hasta hace poco decían que los seres humanos y los dinosaurios
vivieron al mismo tiempo (conforme a la Biblia), y como prueba señalaban unas
huellas de pisadas humanas en las mismas capas de rocas que unas huellas de
dinosaurios en Texas. Pero hay un pequeño problema: las huellas de dinosaurios
son auténticas (de antes de la extinción de los últimos dinosaurios hace 65
millones de años), pero las huellas humanas las cincelaron en las rocas en los
años 30 (durante la Depresión), cuando la zona era un paradero turístico. Ahora
los creacionistas no hablan mucho de esto.
Desde los años 70, varios equipos de científicos han comparado las proteínas de
la sangre y el ADN de los seres humanos y los chimpancés con las técnicas de la
biología molecular, y han encontrado un enorme parecido del ADN. Casi todos los
equipos obtuvieron repetidas veces una semejanza de 98.5 a 99%. Como se sabe
que a mayor tiempo de separación de dos especies más diferencias habrá en su
ADN, se ha podido calcular que los chimpancés modernos y los humanos
modernos tenían un antepasado común hace unos 5 millones de años.
Comparado con la historia de 3½ billones de años de evolución de la vida, 5
millones de años es un tiempo bastante corto. Últimamente la prensa ha sacado
una racha de titulares al estilo de "Los chimpancés y los humanos no se parecen
tanto como se pensaba". Eso puede llevar a pensar que los biólogos especialistas
en evolución ahora no están de acuerdo en el parentesco de las dos especies ni en
que descienden de un antepasado común. No hay tal desacuerdo. Los titulares
parten del hecho de que Roy Britten, un biólogo de la universidad Cal Tech, midió
las diferencias de ADN con una nueva técnica y encontró una semejanza de 95%.
(La nueva técnica incorpora la medida de fragmentos de ADN que están en
secciones "no funcionales"). Por contraste, los seres humanos y otros mamíferos
más alejados, como el ratón ,solo tienen 60% de semejanza de ADN.
Cualquiera que sea el porcentaje (95%, 98.5%, 99%), es claro que los humanos y
los chimpancés son parientes sumamente cercanos, y que los chimpancés son la
especie a la cual más nos acercamos (teníamos más parentesco con las especies
anteriores de homínidos, pero todas se extinguieron). El mismo Roy Britten señala
que "una gran parte de esas variaciones de 5% son relativamente poco
importantes" y sostiene que sus cifras corroboran la conclusión de que la línea
humana y la línea de los chimpancés se separaron de un antepasado común hace
unos 5 millones de años.
¿Fue Toumai uno de nuestros antepasados?
El término "homínidos" se aplica a todas las especies más emparentadas con los
seres humanos que con los chimpancés. A partir de estudios de ADN sabemos con
certeza que los homínidos bípedos (que caminaban de pie) se separaron hace un
poco más de 5 millones de años de una línea de simios africanos, de la cual
también descienden los chimpancés modernos. Gracias a la abundancia de
fósiles, también hay bastante información sobre las muchas especies de
homínidos bípedos (¡y hubo muchas!) que vivieron en África desde hace unos 3 a 4
millones de años. Pero los fósiles de más de 4 millones de años son raros porque
las primeras poblaciones de homínidos seguramente eran pequeñas y porque las
condiciones ambientales de ese tiempo (más húmedas) no eran favorables para
la formación de fósiles. Sin embargo hace poco se descubrió un cráneo de 7
millones de años en el Sahara, lejos de los sitios donde se han encontrado la
mayoría de fósiles de homínidos (en África del sur y oriental). Se le ha llamado
Sahelanthropus tchadensis y se le ha apodado Toumai. Su descubridor, Michel
Brunet, y otros expertos están convencidos de que caminaba de pie por la forma
en que los músculos del cuello se conectan al cráneo. Si es cierto que Toumai
caminaba de pie, sería el homínido más antiguo que conocemos y podría ser la
primera especie bípeda que se separó de la línea ancestral de simios. Sin
embargo, otros científicos dudan que el cráneo de Toumai pruebe
terminantemente que caminaba de pie como los homínidos de hace 3 a 4
millones de años. Inclusive si caminaba de pie, puede ser un antepasado directo
de la línea humana o no serlo, pues muchas especies homínidas fueron ramas
laterales que se extinguieron. No sabemos cuál será la conclusión científica sobre
Toumai, pero de todos modos el descubrimiento es importante porque muestra
que es posible hallar fósiles homínidos de más de 5 millones de años y que
podrían encontrarse lejos de los sitios donde han aparecido la mayoría de los
fósiles.
VIII. ¿QUÉ QUIERE DECIR "VOLVERSE HUMANOS"?
SOMOS EL NIÑO NUEVO
El bipedalismo, ese primer paso que distinguió de todas las especies previas a
nuestros antepasados más directos, en sí es relativamente "reciente" en la
evolución de la vida en este planeta. Recordemos que los primeros signos de vida
(bacterias primitivas) aparecieron hace unos 3½ billones (tres mil millones y
medio) de años; que los primeros peces evolucionaron hace unos 500 millones de
años, los anfibios evolucionaron de los peces óseos hace unos 400 millones de
años, los reptiles evolucionaron de los anfibios hace más de 300 millones de
años, y los primeros mamíferos, las primeras aves y las primeras plantas con
flores evolucionaron hace unos 200 millones de años (los mamíferos y las aves
evolucionaron de dos líneas distintas de reptiles). Unos de los primeros mamíferos
eran unos animalitos del tamaño de ratas que existieron hace 150 millones de
años, cuando todavía vivían los dinosaurios. Aunque parece que no había muchas
especies de mamíferos en ese tiempo, unas lograron sobrevivir la hecatombe
global de hace 65 millones de años (muy probablemente causada por el choque
de un asteroide con un impacto igual a muchas bombas nucleares) que acabó con
los dinosaurios y con una alta proporción de las especies animales y vegetales del
planeta. Esas especies de pequeños mamíferos que sobrevivieron poco después
tuvieron una "explosión" de expansión y diversificación que dio origen a muchas
especies nuevas de mamíferos. Se cree que eso se debe a que la extinción de los
dinosaurios y de muchas otras especies posiblemente creó grandes oportunidades
de expansión para los mamíferos y causó una "radiación adaptativa": ocuparon los
"nichos disponibles" que dejaron vacíos las muchas especies extintas y pasaron
por una serie de modificaciones evolutivas en el proceso de adaptarse a las
nuevas oportunidades. En todo caso, no cabe duda de que de ahí en adelante la
línea de mamíferos siguió evolucionando y produjo nuevas especies por millones
de años. Produjo los primeros "primates antropoides" (el grupo de mamíferos que
abarca todos los micos, los simios, los antepasados homínidos de los humanos y
los humanos) hace unos 35 millones de años. Después la línea de los primates
siguió evolucionando y subdividiéndose en distintas especies por otros 30 millones
de años antes de que surgiera la rama lateral de nuestros antepasados más
directos: los homínidos erectos.
Es interesante que hace unos 20 millones de años, cuando buena parte de África
estaba cubierta por bosques, había muchas más especies de simios africanos que
hoy. Pero esa gran cantidad de simios de bosques se redujo a un puñado de
especies (y hoy los gorilas y los chimpancés son las únicas especies de simios
africanos que quedan). Parece que nuestra línea homínida experimentó la misma
reducción de cantidad y diversidad de especies: al principio por lo visto había una
o un puñado de especies de homínidos bípedos; sin embargo, muy rápido la
cantidad de especies aumentó significativamente, después pasó por otra ola de
diversificación y finalmente se redujo a un puñado de especies y terminó con una
sola especie. Ese proceso y patrón es muy común en el mundo natural cuando
surge una nueva línea evolutiva de una línea ancestral gracias a una modificación
evolutiva sustancial (como el bipedalismo en una línea de simios que vivían en los
árboles): a un período de rápida diversificación evolutiva (que genera muchas
especies nuevas) le sigue una especie de "podada" del arbusto evolutivo (un
período en que el proceso de especiación disminuye, unas especies se extinguen y
otras se conservan pero no dan origen a nuevas especies).*
Como hemos visto en esta serie, todos los cambios evolutivos sustanciales
(inclusive las modificaciones evolutivas de pequeña escala que se dan
continuamente en las poblaciones de cualquier especie, que llamamos
"microevolución") ocurren a lo largo de muchas generaciones. Así sucede
especialmente con el proceso de especiación completa,es decir, el surgimiento y
consolidación de una nueva especie (distinta y aislada a nivel reproductor) como
modificación de los antepasados inmediatos. Este proceso puede comenzar con
un grupo pequeño de individuos divergentes atípicos que por una razón u otra
quedan aislados de las poblaciones ancestrales típicas de las cuales se derivaron
(un proceso que los biólogos han observado en especies actuales); pero para que
se dé un aumento sustancial de la población atípica, así como una mayor
amplificación y consolidación de las diferencias cruciales, que normalmente
indican que una población de organismos representa una nueva especie (y no una
variante menor o temporal de la vieja especie), se requiere una gran cantidad de
generaciones.
Lo menciono porque es posible que dos importantes cambios del ambiente (que
veremos más adelante) hayan estimulado dos coyunturas especialmente
importantes en nuestra historia evolutiva: primero, el momento en que los
primeros homínidos bípedos se separaron de la especie anterior de simios que no
caminaban erguidos; y segundo, el momento (millones de años después) en que
una rama cualitativamente diferente de homínidos bípedos se separó de una de
esas primeras especies homínidas bípedas (todavía se está investigando
exactamente cuál) y dio origen a una serie de especies mucho más parecidas a los
humanos modernos, que generalmente se clasifican dentro de nuestro género
Homo.
Las varias especies del género Homo, que vivieron a partir de hace unos 2
millones de años, tenían el cerebro más grande que los simios o los "primeros"
homínidos bípedos como el Australopitecus . En promedio, el cerebro de las
primeras especies del género Homo era casi el doble de los simios o los
Australopitecus, aunque el tamaño del cuerpo no era muy diferente. Pero el
registro fósil muestra que la abertura pélvica era demasiado pequeña para que
nacieran niños con un cerebro tan grande (esto se aplica a las especies antiguas
del género Homo y a nuestra especie moderna). ¿Cómo, entonces, pudo crecer el
cerebro de los homínidos posteriores y de los humanos modernos? La respuesta
parece ser una modificación evolutiva crucial del ritmo de crecimiento y
desarrollo: un cambio que llevó a que los homínidos del género Homo den a luz
niños "prematuros" (sin desarrollarse del todo) cuyo cerebro se sigue
desarrollando por bastante tiempo después del nacimiento, fuera del cuerpo de la
madre, y se triplica del nacimiento a la madurez (en los niños humanos modernos
el tamaño del cerebro se duplica el primer año de vida).
Uno de los aspectos más emocionantes de estudiar los cambios de las varias
especies homínidas, de los primeros Australopitecus a los humanos modernos, es
que sus fósiles nos dan una idea de cómo eran, cómo vivían y de lo que quiere
decir "volverse humanos".
NOTAS
Como hemos visto, sabemos con seguridad que somos parientes muy cercanos de
los simios africanos de hoy (los gorilas y los chimpancés). ¡Tenemos de 95% a
99% de ADN en común con los chimpancés! Esto es muy significativo pues se ha
demostrado de modo concluyente que cuanto más emparentadas son dos
especies, más semejanzas tienen sus moléculas de ADN. Por contraste, cuanto
menos parentesco tienen, se acumulan más diferencias de ADN y otras
moléculas. También hemos visto que los científicos tienen varios métodos para
verificar y comprobar la edad de cosas como huesos fosilizados. Uno de los
métodos de comprobación es la técnica moderna de dotación molecular,que
permite comparar el grado de semejanzas y diferencias del ADN de especies
vivas, con lo que es posible establecer con bastante aproximación el tiempo en
que dos líneas evolutivas se separaron de un antepasado común y siguieron
distintos caminos.Esta técnica del "reloj molecular" indica que la línea de los
chimpancés y la línea humana tenían un antepasado común hace apenas 5
millones de años. Por varias razones que no detallaremos, los científicos creen
que la línea de los chimpancés (que en la actualidad solo tiene dos especies: Pan
troglodytus , el chimpancé común; y Pan paniscus,el chimpancé pigmeo o bonobo)
es relativamente "conservadora", es decir, que no ha cambiado muy radicalmente
desde el tiempo en que tenía un antepasado común con el lado humano de la
línea homínida. (Lamentablemente no existe un registro fósil directo de la línea de
los chimpancés porque ha vivido en bosques, donde hasta los huesos se
descomponen rápidamente). Pero la evidencia de ADN, y otras cosas, indican que
el antepasado común de la línea de los chimpancés y de la línea humana
seguramente nos parecería un simio africano. Como los simios africanos de la
actualidad, es posible que esa especie antepasada a veces caminara en el suelo
apoyándose en los nudillos, pero probablemente pasaba la mayor parte del
tiempo en los árboles, saltando entre las ramas con sus largos brazos y pies
prensiles, y comiendo las abundantes hojas y frutas de las selvas tropicales.
Como señalé en la Parte 6B, hace 20 millones de años había muchas más
especies de simios africanos que hoy. Pero hace aproximadamente 10 millones
años, eran muchas menos. Eso es interesante porque precisamente por ese
tiempo se separó del antepasado común la línea que llevó a los humanos y a los
chimpancés (conforme a la evidencia molecular). También por ese tiempo
empieza a aparecer en el registro fósil un "simio" radicalmente diferente: ¡los
primeros homínidos bípedos! Esto sugiere que los factores que llevaron a la
reducción de la cantidad de especies de simios de los bosques posiblemente
también contribuyeron al relativo "éxito" (desde el punto de vista reproductor) de
la primera especie de simios bípeda... especialmente si el bipedalismo facilitó la
explotación de fuentes de alimento de una mayor variedad de lugares, con árboles
y sin árboles.
Para darnos una idea de la gran diversidad de especies de homínidos bípedos que
se han encontrado hasta la fecha (que sin duda aumentará a medida que sigan
apareciendo fósiles), veamos una lista parcial de los nombres científicos
aceptados:
Sin embargo, unos de los Australopithecines "robustos" de hace unos 1.5 a 2.5
millones de años coexistieron con las especies "gráciles" de los Australopithecines
"posteriores" y también con las primeras especies de nuestro género Homo .
Parece que en el período general de hace unos 1.5 millones de años había unas
seis o más especies de homínidos bípedos en África oriental, y que unas de las
especies "robustas" coincidieron con unas de las primeras especies de Homo,que
muy probablemente evolucionaron de las líneas gráciles de Australopithecines .
Las nuevas especies del género Homo eran bípedas como sus predecesores, pero
tenían muchos rasgos nuevos, como proporciones y cara más humanas, y un
cerebro mucho mayor. En este momento, los fósiles de la nueva línea Homo
incluyen la especie Homo habilis (a veces clasificada como Australopithecus
habilis por su carácter "intermedio") y Homo rudolfensis,que vivieron de hace 1.5 a
2.5 millones de años: el período en que aparecen en el registro fósil herramientas
de piedra manufacturadas.
A esas especies tempranas de Homo les siguió, hace unos 1.5 millones de años, el
Homo ergaster (también llamado la forma africana de Homo erectus ), que tenía
piernas más largas, cerebro grande y se parecía más a los humanos modernos.
Homo ergaster/erectus (un ejemplo famoso y muy estudiado es el fósil casi
completo llamado el niño de Turkana) es la primera especie homínida que se sabe
que construía herramientas complejas como hachas de piedra y que tenía fuego.
También se cree que fue la primera especie homínida que salió de África, en la
primera gran ola de migración homínida.Sus descendientes llegaron hasta China y
el sudeste asiático (donde los fósiles se conocen como el hombre de Java, de
Pekín o el Homo erectus asiático) pero todos se extinguieron; una variante de
Homo erectus llegó al Medio Oriente y a Europa, donde los fósiles se conocen
como Homo heidelbergensis y Homo neanderthalensis o simplemente
"neandertales". También se extinguieron.
Puede ser que los homínidos bípedos ya tuvieran las características físicas y
sociales necesarias para emprender largas exploraciones antes de adquirir el
cuerpo más alargado, el cerebro mayor y las tecnologías más avanzadas de
herramientas de piedra y de fuego que asociamos con Homo erectus/ergaster y
con nuestra especie posterior de Homo sapiens.Algunos científicos piensan que
individuos Homo habilis migraron de África (Vea el recuadro: "¿Fue Homo erectus
la primera especie humana que salió de África?").
Será interesante ver cómo se desenvuelve esto a medida que se obtenga más
información porque el status de Homo habilis (que tiene rasgos intermedios entre
los Australopithecines y las especies posteriores de rasgos más humanos de la
línea Homo ) siempre ha causado controversia. Unos científicos tienden a "bajarlo
de categoría" a Australopithecus y cuestionan si realmente hacía herramientas de
piedra o si las herramientas encontradas son de una especie diferente de Homo
que vivía en ese tiempo (como Homo rudolfensis ). De todas formas, esto indica
que seguramente había mucha variedad desde los primeros comienzos de la línea
Homo (y por lo tanto mucho potencial de expansión).
Los neandertales no son nuestros antepasados directos, pero nos recuerdan que
hace apenas unos 40,000 años todavía existían en el planeta por lo menos dos o
tres especies humanas:el Homo sapiens moderno (nuestra especie), los
neandertales de Europa y varias poblaciones de descendientes de los Homo
erectus que llegaron al sudeste asiático en una ola migratoria anterior. Pero
cuando Homo sapiens se extendió por todo el planeta, remplazó de una forma u
otra a las otras especies humanas. El registro fósil nos dice que las herramientas
de piedra y de otros materiales de Homo sapiens eran más avanzadas que las de
otras especies con que coexistió. Las destrezas más complejas necesarias para
conceptualizar y elaborar esas herramientas seguramente eran el producto de
importantes diferencias cognoscitivas de nuestra especie, y eso podría explicar por
qué remplazó a las otras especies humanas dondequiera que fue.
Todas las otras especies de homínidos bípedos (inclusive las otras especies
esencialmente humanas del género Homo ) han desaparecido. Pero es importante
recordar que el hecho de que se extinguieron no quiere decir que fueran
"inferiores" o "imperfectas". De hecho, varias de esas especies homínidas vivieron
mucho tiempo; por ejemplo, el Homo erectus vivió un millón de años o más. El
hecho de que nuestra especie todavía exista no es sorprendente: todas las
especies se extinguen con el tiempo y, en promedio, las especies vertebradas no
suelen durar más de un par de millones de años.
La extinción de todas las otras especies de homínidos obedece a las leyes básicas
de la evolución biológica: el mundo externo físico y biótico en que vive una especie
y con el que se relaciona continuamente (los aspectos físicos, como el clima y el
terreno, y los aspectos bióticos, como la combinación de especies depredadoras y
de presa que ocupa el mismo ambiente) siempre cambia, aunque no siempre
cambia al mismo ritmo. Por lo tanto, todas las especies encuentran nuevos "retos"
de un ambiente cambiado a los cuales se tienen que adaptar por medio de
modificaciones evolutivas a lo largo de generaciones sucesivas. Unas se pueden
adaptar a tales retos y otras no.
a) Dicen que los fósiles de los primeros homínidos (los que vivieron de 3 a 4
millones de años) son "puros monos". Esto pasa por alto el hecho de que
caminaban erguidos y de que usaban herramientas primitivas (por ejemplo, los
Australopithecines "posteriores") mucho más que los simios de hoy. Es posible
que unos de ellos empezaran a construir herramientas de piedra: se han
encontrado fósiles de Australopithecus garhi de hace unos 2.5 millones de años
con fósiles de huesos de antílopes que tenían marcas de cortes con herramientas
de piedra,lo que indica que seguramente los carnearon con dichas herramientas.
Y en sitios cercanos se han encontrado herramientas sencillas.
b) Dicen que los fósiles que se parecen a los humanos modernos son humanos,
pero que no tienen 100,000 años (a pesar de que las técnicas modernas de
dotación científica no dejan ninguna duda). La existencia de seres humanos
modernos hace tanto tiempo contradice la Biblia.
c) Dicen que los fósiles de homínidos intermedios son falsos. Los creacionistas
rechazan especialmente la evidencia de que unas especies de homínidos son
intermedios entre los Australopithecines (más cercanos a los simios) y los
humanos modernos: especies del género Homo,como Homo ergaster y Homo
erectus,que evolucionaron después de los primeros homínidos bípedos pero antes
de nuestra especie Homo sapiens.El registro fósil indica que esas especies
construían herramientas mucho más complejas y utilizaban el fuego. Además, el
tamaño del cerebro estaba entre el de los primeros homínidos y el de los
humanos modernos. Mejor dicho, Homo ergaster y Homo erectus son un serio
problema para los creacionistas porque obviamente son especies intermedias ...
¡así que declaran que todos esos fósiles son falsos!
Sabemos con seguridad que Homo erectus migró de África, ¿pero fue el primero ?
Recientemente se encontraron unos fósiles de homínidos de hace unos 1.7 a 1.8
millones de años en Georgia (entre el mar Negro y el mar Caspio, cerca de Rusia,
Turquía e Irán. Por ahora los llaman fósiles Dmanisi. No se sabe todavía si
pertenecen a la especie bien conocida Homo erectus o a una especie anterior.
Tenían el cerebro pequeño, cara de chimpancé y hacían unas cuchillas y rasquetas
de piedras muy simples. Todo indica que eran una especie intermedia entre las
especies tempranas de Homo (como Homo habilis o Homo rudolfensis, que tenían
herramientas simples de piedra hace unos 2.4 millones de años pero que hasta
ahora no se pensaba que hubieran salido de África) y la especie posterior Homo
erectus,que es más parecida a los humanos modernos que los fósiles Dmanisi y
tenía herramientas más avanzadas, y que sabemos con certeza que migró a Asia y
a Europa a partir de hace un millón de años. La apariencia "intermedia" de los
fósiles Dmanisi (entre H. habilis y H. erectus ) puede ser engañosa y de pronto
estos fósiles son Homo erectus tempranos. Pero es posible que los fósiles Dmanisi
sean de descendientes de migrantes anteriores y que Homo erectus no sea el
primero que salió de África.
Es interesante que los fósiles de Dmanisi aparecen con fósiles de otros animales
africanos, como avestruces y jirafas de cuello corto: podría ser que una serie de
cambios ambientales en África estimuló la migración de varias especies en ese
tiempo. Es posible que Homo erectus (o la especie que se compruebe)
simplemente haya seguido a otros animales que migraron. Quizá factores
similares estimularon a nuestra especie Homo sapiens a ampliar su territorio a
otros continentes, como sabemos que lo hizo hace unos 50,000 años. Sin duda
sabremos más de todo esto a medida que se reúna evidencia científica.
X. LOS DOS MAYORES SALTOS EN LA EVOLUCIÓN DE LOS HOMÍNIDOS
A lo largo del proceso evolutivo que conecta a los seres humanos modernos con
nuestros primeros antepasados simios, se destacan varios puntos salientes o
"hitos". Probablemente los hitos biológicos más importantes fueron, primero, la
aparición del bipedalismo en una línea de simios y, segundo, una modificación
que ocurrió varios millones de años después que "disminuyó" el ritmo de
desarrollo de los homínidos y llevó a que los infantes humanos nacieran en un
estado poco desarrollado y dependiente (mucho más que los chimpancés) pero
que permitió un enorme aumento del tamaño cerebral y un período mucho mayor
de desarrollo del cerebro después del nacimiento. Esto hizo posible la gran
capacidad de aprendizaje que es característica de la especie humana.
Pasarían unos cuantos millones de años más antes de que una especie homínida
bípeda empezara a golpear una piedra con otra para hacer lascas y elaborar
herramientas simples de piedra (a diferencia de usarlas). Al dejar las manos libres
del proceso de locomoción, el bipedalismo preparó el terreno para la construcción
de herramientas.
Aunque el registro fósil (hasta la fecha) indica que los homínidos no empezaron a
hacer los primeros raspadores y cuchillas sino hasta hace unos 2.4 millones de
años (varios millones de años después de la aparición del bipedalismo), vale la
pena señalar que incluso los chimpancés, que no pueden caminar erectos por
mucho tiempo, pueden usar las manos para transportar alimentos distancias
cortas, blandir ramas para asustar a los depredadores, usar piedras como
"martillos" para partir nueces o deshojar tallos para sacar con ellos termitas de
sus nidos subterráneos. Por lo tanto, es probable que inclusive los primeros
homínidos que caminaron erectos (que seguramente tenían la apariencia de
simios) hayan usado más las manos que las especies no bípedas de las que
descendieron, especialmente cuando estaban en el suelo y alejados de los
árboles*.
Como vimos, el segundo hito biológico crucial del desarrollo humano sucedió unos
cuantos millones de años después del bipedalismo, cuando se dio un importante
cambio en la tasa de desarrollo de una línea de homínidos bípedos. Es interesante
que muchos biólogos evolutivos y del desarrollo creen que muchos cambios
importantes en la historia de la evolución de la vida han sido el resultado de un
cambio relativamente simple en la tasa de desarrollo de una o más estructuras
del cuerpo de una población de antepasados. En el caso de los homínidos, parece
que un "desaceleramiento" general del desarrollo anatómico y fisiológico llevó a
un "paquete" de cambios, por ejemplo cambios en las proporciones de los brazos
y las piernas, cambios en la forma de los huesos del cráneo y de la cara, etc.
Probablemente el más importante de esos cambios fue que los hijos nacían ahora
en un estado muy inmaduro que requería un tiempo más largo de cuidados
paternos. A primera vista se podría pensar que el hecho de dar a luz bebés muy
inmaduros y dependientes que requieren una larga crianza sería una desventaja
que la selección natural eliminaría rápidamente. Pero tal cambio permitió que los
infantes nacidos "prematuramente" (con respecto a especies precedentes)
siguieran creciendo y desarrollándose más tiempo fuera del cuerpo de la madre, ¡y
esto también se aplica al cerebro! En las especies anteriores de homínidos
bípedos el crecimiento del cerebro tenía un límite bastante estricto porque un
infante con un cerebro muy grande no podía pasar por el canal del parto sin matar
a la madre. Pero si el cerebro pudiera seguir creciendo después del nacimiento,
podría aumentar de tamaño.
En los seres humanos, sin embargo, la apertura del foramen magnum está debajo
del cráneo y la cabeza "se balancea" sobre la columna vertebral. Este es un rasgo
crucial que solamente se encuentra en la especie homínida y que, junto con otros
cambios de la alineación del esqueleto, nos permite caminar erectos.
Después los paleontólogos miden y estudian cosas muy específicas, como las
proporciones de los huesos de brazos y piernas; la posición del foramen magnum;
la forma y el tamaño del cráneo; el lugar donde se conectaban los músculos a la
mandíbula; el tamaño de los huesos de manos y pies (muy raros de encontrar); el
tamaño, la forma y las superficies de masticar de los dientes (y a veces el patrón
de salida y el ritmo de desarrollo); el tamaño, el sexo y la edad aproximada del
individuo; si se halló cerca de herramientas primitivas de piedra; si se halló cerca
de fósiles de animales que comían, cuyos huesos podrían tener "marcas" de
herramientas de piedra usadas para descarnarlos.
De modo que es cierto, como otros han señalado, que los "primeros" homínidos
eran tan parecidos a los simios que no debemos pensar que eran una especie de
"humanos chaparros". Pero por otra parte, tampoco eran "apenas simios"; ¡al fin y
al cabo eran bípedos!
Algunas personas le restan importancia a la evolución del bipedalismo; dicen que
"tener las manos libres" no tuvo mayor importancia porque los primeros
homínidos no hacían herramientas de piedra y porque el cerebro homínido no
creció sino hasta mucho después. En cambio enfatizan las características
simiescas y dicen que eran "simios bípedos". Este término puede ser correcto con
respecto a su apariencia,pero me parece que puede inducir a error y que recalca
de modo unilateral los rasgos simiescos y subestima las profundas implicaciones
de la aparición de la locomoción erecta y de las manos libres en estos inusuales
"simios" (o "protohumanos"), rasgos que seguramente les permitieron expandirse
a una gran variedad de entornos y realizar nuevas conductas.
Pero por otra parte sería incorrecto no ver lo importante que fue la evolución del
bipedalismo en el proceso general de evolución humana. Incluso si las primeras
especies bípedas de Australopithecines no usaban las manos para fabricar
herramientas y para capturar y destazar animales (o para recoger y transportar
plantas) desde el primer momento en que surgió el bipedalismo, la evolución de la
capacidad de caminar en dos piernas preparó el terreno para las habilidades
posteriores.
Imaginémonos que de unas especies simias no bípedas del pasado por casualidad
surgiera una nueva especie que aún no podía caminar erecta, pero cuya principal
modificación evolutiva era dar a luz infantes con un ritmo menor de desarrollo que
necesitaba prolongados cuidados paternos, de modo que el cerebro pudiera crecer
y desarrollarse mucho tiempo después del nacimiento. Tal cambio podría haber
facilitado un gran aumento de la capacidad de aprendizaje, el desarrollo de una
habilidad mucho mayor de vocalizaciones (variedad de sonidos) y tal vez el
desarrollo de un lenguaje complejo.
Pero, si todo eso hubiera pasado, ¿qué especie hubiera resultado de esas
modificaciones si las manos no estuvieran libres para otras cosas fuera de la
locomoción debido a la evolución anterior del bipedalismo?El resultado podría ser
algo como un chimpancé muy inteligente, pero no lo que consideramos humano.
Para que una línea de simios diera origen a la especie humana moderna se
necesitó la combinación de dos grandes saltos evolutivos: la evolución del
bipedalismo, seguida varios millones de años después por la evolución de un
mecanismo que permitió el desarrollo cerebral posnatal y una capacidad de
aprendizaje sin precedentes.
¿O sea que no importamos? ¿O sea que da lo mismo que nos matemos unos a
otros porque no hay un dios a quien le importe lo que hagamos? ¿O sea que
nuestra vida no tiene absolutamente ningún propósito? ¡Todo lo contrario!
¡Nuestras vidas son muy valiosas y nuestra existencia es muy importante... para
los demás seres humanos!
Así que aquí estamos: una bola de seres vivos maravillosamente complejos,
simultáneamente muy destructivos y muy creativos, con una capacidad enorme
de transformar conscientemente el mundo natural y las sociedades que
habitamos. "Allá arriba" no hay nada más... ¿pero no es esto más que suficiente?
NOTAS
* Cuanto más sabemos sobre los primeros homínidos bípedos, más probable es
que hayan pasado una buena cantidad de tiempo en los árboles; muy
seguramente descansaban y dormían en los árboles, lejos de los depredadores.
Estos homínidos todavía tenían los largos brazos de los simios que saltaban de
árbol en árbol, y en la actualidad se cree que el bipedalismo surgió cuando la
mayor parte de África estaba cubierta de bosques tropicales. La vieja idea de que
los primeros homínidos bípedos evolucionaron cuando África se cubrió de grandes
sabanas (y que la selección natural favoreció el hecho de caminar erguidos porque
permitía a los individuos cruzar los claros, ver sobre los altos pastos y sobrevivir
lejos de los árboles) ha perdido aceptación porque hoy sabemos que en esa época
los hábitats de árboles eran muy comunes en muchas partes de África. Los
amplios corredores de sabanas sin árboles aparecieron bastante después de los
primeros homínidos bípedos. Sin embargo, hay evidencia de que los grandes
bosques tropicales se estaban empezando a separar en hábitats de una "mezcla"
de zonas boscosas y claros por el tiempo en que evolucionaron las primeras
especies bípedas.
De todas formas no cabe duda de que al mismo tiempo que la diversidad de las
especies de simios no bípedos se redujo notablemente evolucionó el bipedalismo
y la diversidad de las especies bípedas aumentó rápidamente. Esto indica que el
bipedalismo seguramente otorgó claras ventajas reproductoras en el cambiante
ambiente africano de esa época y que por lo tanto la selección natural lo
favoreció.
Sabemos que nuestra especie, Homo sapiens , es la "más joven" de todas las
especies homínidas pues se separó de sus antepasados hace solamente 200,000
años. Hoy, todas las otras especies homínidas han desaparecido, pero hace
40,000 años había dos o quizá tres especies homínidas en el planeta:
1) nuestra propia especie, Homo sapiens , que evolucionó en África hace unos
200,000 años y empezó a extenderse por diferentes partes del mundo hace unos
50,000 años.
De modo que tras salir de África hace unos 50,000 años, nuestra especie
moderna de Homo sapiens reemplazó a todas las otras especies humanas
dondequiera que fue. Hace 35,000 años era la única que quedaba.
¿Es posible que el bipedalismo y el aumento del tamaño del cerebro en la línea
homínida se hayan debido a cambios ambientales? Al examinar esta pregunta, es
importante recordar que un cambio ambiental nunca "causa" directamente un
cambio evolutivo; la evolución no opera así. Pero un cambio ambiental puede
cambiar dramáticamente las condiciones en que viven plantas y animales. En
tales casos, si se da por casualidad una innovación evolutiva en una línea vegetal
o animal (por medio de los procesos usuales de recombinación genética y demás)
y si esa modificación genética que ocurre al azar da por casualidad una ventaja
reproductora a los individuos que viven en esas nuevas condiciones ambientales,
entonces es posible que el nuevo rasgo evolutivo se extienda por selección natural.
En ciertas condiciones (y el suficiente aislamiento reproductor de la población
madre), especialmente si la modificación evolutiva es significativa, el surgimiento
y la diseminación del nuevo rasgo (como el surgimiento del bipedalismo en una
línea de simios que viven en los árboles) puede ser suficiente para que emerja una
nueva especie.
Es muy interesante que en los dos períodos en que ocurrieron las modificaciones
más significativas en la evolución de los homínidos también ocurrieron grandes
cambios ambientales en África oriental. Primero, hace de 5 a 10 millones de
años, cuando se cree que surgió el bipedalismo, hubo un patrón de enfriamiento
global y de elevación y fracturación geológica en el continente africano,lo que por
lo visto causó sequedad y un clareo parcial de una vasta zona uniforme de
bosques en África oriental. Aparecieron zonas de sabanas boscosas (claros
salpicados de macizos de árboles) entremezcladas con bosques donde antes solo
había espesura. Se ha sugerido que cuando el bipedalismo surgió en una
población de simios de bosques, la selección natural pudo favorecerlo si les
permitió ampliar su territorio y conseguir alimentos en esos nuevos entornos (en
que los árboles estaban más espaciados) cuando los alimentos de los bosques
tradicionales escaseaban. El bipedalismo pudo ser una ventaja en esas
situaciones, inclusive si las primeras especies bípedas pasaban mucho tiempo en
los árboles y se retiraban a ellos a descansar y protegerse, como parece ser el
caso. La nueva anatomía erecta debió facilitar el desplazamiento entre macizos
separados de árboles en las nuevas sabanas boscosas. Sabemos que los primeros
homínidos no construían herramientas (y quizá no usaban muchos materiales
naturales como herramientas), pero el hecho de que no necesitaran las manos
para la locomoción les permitía cubrir más distancias y empezar a usar más las
manos para cosas como excavar raíces comestibles y cargar comida en viajes
largos. Esto, a su vez, pudo mejorar la nutrición, aumentar la población, facilitar la
expansión a nuevos hábitats y quizá operar cambios de las relaciones sociales,
como por ejemplo llevar comida a los niños y a otros (los chimpancés muestran
rudimentos de esta conducta).
Podría resultar que los importantes cambios ambientales que se dieron en África
hace unos 2 millones de años (el secamiento y la extensión de las sabanas de
pastos) "estimuló" indirectamente el desarrollo de los homínidos en una dirección
más humana. Como dijimos, uno pensaría que la selección natural eliminaría las
líneas homínidas que empezaron a tener bebés esencialmente "prematuros" y
totalmente indefensos por un largo tiempo; pero el hecho de que tal cambio
también permitió que el cerebro homínido se desarrollara un tiempo más largo
después del nacimiento (lo que permitió a los infantes homínidos ampliar su
capacidad mental por medio de la interacción social y del aprendizaje, en vez de
programación genética, en un grado nunca antes visto) probablemente compensó
con creces cualquier desventaja.
Quizá todo esto pudo suceder sin que ocurrieran grandes cambios ambientales.
Después de todo, la selección natural podía fortalecer el aumento de la capacidad
de aprender, de manipular y refinar herramientas, de comunicarse mejor y
reforzar la socialización en una línea de mamíferos sociales, inclusive en un
ambiente con pocos cambios. Pero los nuevos retos que seguramente presentaron
los cambios de clima, vegetación, alimentos disponibles y exposición a
depredadores en el período de hace 2 millones de años podrían ser una de las
razones que llevaron a que la nueva especie Homo (¡una especie muy "rara" en su
tiempo!) tuviera tanto éxito y a que pasara por otra racha de expansión y
diversificación de especies en el millón de años siguientes.
Pero fue la especie posterior Homo ergaster la que realmente dio un gran paso, ya
que parece que fue la que descubrió cómo usar y hacer fuego. Esto fue una
enorme innovación porque permitió viajar a campo abierto y alejar a los
depredadores de noche cuando no había árboles para dormir; además, el fuego
cocina y hace más fáciles de digerir una variedad de alimentos duros, como raíces
fibrosas y carnes duras.
Cuando nuestra propia especie surgió en África hace unos 200,000 años
(probablemente de Homo ergaster/erectus africano o de una especie homínida
muy similar), tenía capacidades cognoscitivas más desarrolladas, como se ve en
sus herramientas de diseño más complejo. Homo sapiens seguramente ya tenía
capacidades bastante desarrolladas de lenguaje e interacción social y la
capacidad general de transformarse a sí mismo y sus alrededores por medio de
modificaciones culturales conscientes más que por evolución biológica.(Cabe
señalar que unos descendientes de H. erectus,los neandertales, desarrollaron
aspectos significativos de cultura humana, como por ejemplo, enterrar a los
muertos con rituales).
Cuando nuestra especie salió de África hace unos 50,000 años, su biología le
daba la flexibilidad conductual y la coordinación social para extenderse a
prácticamente todos los ambientes físicos y para adaptarse a ellos por medios
culturales (por ejemplo, protegerse del frío con pieles de animales y fuego,
mejorar diseños y materiales de herramientas para recoger plantas y cazar
animales, etc.). Tenía ahora una variedad de medios culturales para acumular y
transmitir conocimientos de grupo a grupo y de generación en generación, entre
ellos el arte y el ritual. Dondequiera que fue, reemplazó las poblaciones de
especies humanas más antiguas descendientes de las anteriores migraciones de
África de Homo erectus.
Desde nuestros inicios en África hace unos 200,00 años, nos extendimos con
bastante rapidez a todo el globo y llegamos a las Américas cruzando el istmo de
Bering hace por lo menos 12,000 años. Empezamos en África como una sola
especie y hemos seguido siendo una sola especie. (Vea el recuadro "Todos
venimos de África"). Ningún grupo de Homo sapiens moderno está totalmente
aislado a nivel reproductor del resto de la especie, así que seguimos mezclando
nuestros genes como lo hemos hecho desde nuestros orígenes en el continente
africano.
A nivel biológico esta especie nuestra, que hoy construye computadoras y explora
las profundidades del océano y la inmensidad del espacio, no ha cambiado
esencialmente del Homo sapiens que salió de África en esa segunda ola
migratoria hace unos 50,000 años. Esto no se debe solamente a que ha pasado
relativamente poco tiempo y a que una especie individual tiende a ser "estable" a
lo largo de su vida; también se debe a que la especie que surgió de nuestros
antepasados homínidos hace unos 200,000 años tenía una capacidad sin
precedentes de modificar y reestructurar continuamente su propia vida, y
prácticamente todos los aspectos del ambiente exterior, por medios culturales.
Esto resultó ser mucho más rápido y eficaz de lo que se puede lograr por medio de
la continua evolución biológica. Los individuos que pintaron las primeras pinturas
en cuevas, los que se aventuraron por el istmo de Bering, los que vivieron como
cazadores-recolectores por 100,000 años o más, los que iniciaron la agricultura
hace 10,000 años y los que crearon sociedades tecnológicas avanzadas en los
últimos dos siglos son básicamente la misma gente. En todo este tiempo no
hemos tenido modificaciones biológicas significativas (por ejemplo, el cerebro no
nos ha crecido), aunque los cambios que hemos efectuado en todo el mundo por
medio de modificaciones sociales y culturales en unas pocas docenas de miles de
años son asombrosos.
La evolución nos proporcionó hace mucho tiempo una capacidad sin precedentes
de aprender continuamente cosas nuevas, de procurar conscientemente modificar
y transformar el mundo material, y de transmitir de generación en generación por
esos medios culturales no genéticos una gran cantidad de información
acumulada. Esto es lo que le permite a nuestra especie hacer frente a los nuevos
problemas y las nuevas oportunidades que presente el mundo exterior (¡o no
hacerlo!) sin necesidad de modificaciones biológicas significativas de nuestro
cuerpo ni de generar nuevas especies.
Esto no quiere decir que no nos extinguiremos un día: todas las formas
particulares de materia a la larga dejan de existir como tales, y los seres humanos
(o lo que consideramos seres humanos hoy) a la larga dejarán de existir. La
pregunta es más bien si esa extinción será prematura y cómo será la calidad de la
vida humana de aquí a allá. ¿Lograremos usar nuestras increíbles capacidades
para hacer repetidas modificaciones sociales y culturales que eviten que
acabemos con nosotros mismos con guerras, opresión social y degradación
ambiental global? La respuesta a esa pregunta depende de nosotros.
Primero, nuestro ADN indica que nuestros parientes más cercanos son los simios
africanos (chimpancés y gorilas africanos) y no los simios asiáticos (los
orangutanes, que no son muy cercanos a nosotros). Los cálculos del "reloj
molecular" de ADN indican que hace unos 5 millones de años una especie de
simio africano se ramificó en dos líneas divergentes: una línea a la larga llevó a la
especie de chimpancés modernos; la otra línea a la larga llevó a la especie
humana moderna.
Por último, aunque sabemos que nuestra especie coincidió con por lo menos otras
dos especies humanas en partes de Asia, el Medio Oriente y Europa hasta hace
35,000 años, la evidencia fósil indica que esas otras especies eran más similares
anatómica y culturalmente a la especie Homo erectus de hace 1 a 2 millones de
años que al Homo sapiens moderno.
Es más, la evidencia del ADN mitocondrial indica fuertemente que todos los seres
humanos actuales descienden de una pequeña población que vivió en África hace
unos 150,000 años (pero no de una sola mujer, como dicen incorrectamente los
medios de comunicación). Los cálculos derivados de un análisis del ADN nuclear
llegaron a la misma conclusión. El genoma humano obviamente tiene información
mucho más antigua, y unas combinaciones humanas de ADN presentes en
nuestros antepasados han desaparecido (como desaparece un apellido cuando el
linaje no se reproduce). Pero el análisis molecular del ADN indica que especies
como los neandertales no contribuyeron al pool genético humano moderno (y que
los neandertales divergieron de la línea homínida que dio origen a Homo sapiens
hace unos 600,000 años). Todos los seres humanos vivientes todavía tienen
segmentos de ADN mitocondrial que estaban presentes en una sola población de
Homo sapiens que vivió en la misma zona geográfica hace unos 150,000 años,
mucho antes de que empezara la migración de Homo sapiens de África.
¡Lo principal que nos enseña la evolución sobre la raza es que no hay distintas
razas biológicas de seres humanos! Lo que llamamos "razas" humanas son
categorías definidas por razones históricas, sociales y culturales; pero esas
categorías no corresponden a divisiones "naturales" de la especie humana.
Aclaremos una cosa: el concepto social de "raza" todavía tiene importancia social
en la vida humana; por ejemplo, puede ser una importante forma de identificación
cultural de grupos sociales oprimidos y opresores (en un sentido social positivo,
como el movimiento de orgullo negro, o en una dirección social negativa, como el
KKK y otros supremacistas blancos). Además, todavía se usa para oprimir y
discriminar económica, social y culturalmente a grandes grupos. Por eso la lucha
contra el racismo y la opresión nacional sigue, y hay que seguir luchando
concretamente por la implementación de "igualdad racial" y por la emancipación
de los pueblos oprimidos. Es incorrecto decir que la "raza ya no importa".
Puede que esto sorprenda a algunos lectores porque nos han condicionado
socialmente a pensar que cada persona pertenece a una "raza" por diferencias
superficiales como el color de la piel y la textura o el tipo del cabello. Mucha gente
sabe que no hay una "raza" superior o inferior; mucha gente también sabe que
todos los seres humanos pertenecemos a una sola especie (todas las poblaciones
humanas de todo el globo se pueden cruzar y reproducir).
Pero a pesar de eso, muchos creen que las "razas" son categorías biológicas
naturales, ¡o que son como las razas de perros! Eso es completamente
incorrecto.No importa cómo se definan las categorías (ni si son 5 ó 500), cuando
se comparan poblaciones humanas al nivel molecular y genético, ¡todas esas
categorías "raciales" se van a pique! Eso se debe a que los tipos y la cantidad de
variación genética que existen dentro de poblaciones humanas y entre ellas... ¡no
corresponden a ninguna de las categorías sociales que definimos como las
grandes "razas" humanas!
Por ejemplo, los "africanos" abarcan todos los colores imaginables de piel: todo
tono imaginable de piel oscura, piel clara (norafricanos y egipcios de apariencia
caucásica) y piel amarilla (los KoiSan del sur); igualmente tienen todos los tipos de
cuerpo; en África viven los pigmeos, que son los seres humanos más bajos (en
promedio) y los masai, que son los más altos (en promedio).
De modo similar, los "europeos" abarcan gente de piel clara y cabello rubio (el
escandinavo promedio), pero también gente de piel oscura y cabello oscuro (del
sur y el este) que se parece más a las poblaciones del norte de África y del Medio
Oriente que al sueco promedio. Los "asiáticos" tampoco encajan en un solo
estereotipo: hay una amplia variedad de gente, como turcos, indios y japoneses, y
abarcan todo color imaginable de piel y todo tipo de cuerpo.
O sea que donde quiera que miremos encontramos una extensa variedad de
colores de piel y de tipo de cuerpo. (Unos se deben a la "mezcla" de migraciones e
invasiones recientes; otros son más antiguos, como la mayor frecuencia de piel
oscura en las zonas tropicales y la mayor frecuencia de piel clara en las zonas
templadas y árticas, que posiblemente surgieron como adaptaciones locales a
ciertas condiciones ambientales en los primeros tiempos de la expansión humana
por el planeta. Esto se explora más adelante en este recuadro). Pero en la
actualidad la variedad es tan grande que no tiene sentido hablar de un "africano"
típico, un "europeo" típico, un "asiático" típico o un "hispano" típico, ni siquiera con
respecto a las características más superficiales como el color de piel.
No hay razas biológicas humanas por una sencilla razón. La única especie humana
que existe en la actualidad, Homo sapiens,seguramente empezó (como todas las
especies) como una pequeña población que evolucionó de una especie anterior
(probablemente Homo ergaster,la versión africana de Homo erectus,o una especie
homínida muy similar); pero también sabemos por el registro fósil que Homo
sapiens, tras evolucionar hace unos 200,000 años, se extendió a una gran
variedad de hábitats desde hace unos 50,000 años. O sea que en un tiempo
relativamente corto se extendió de África a todos los hábitats y zonas climáticas:
el Medio Oriente, Europa, Asia, Australia y cruzó del norte de Asia a las Américas
hace por lo menos 12,000 años.
La evidencia científica indica que nuestra especie no ha tenido modificaciones
biológicas significativas en los últimos 100,000 años. Lo que sí ha cambiado
mucho es la cultura humana, nuestra capacidad de desarrollar, transmitir y
ampliar el caudal de conocimientos y experiencias transmitidos de generación en
generación por medios culturales no genéticos; esto hizo que fuéramos la primera
especie del planeta capaz de cambiarse y de cambiar el mundo que la rodea
(rápida y dramáticamente) por medios culturales, pasando por encima y
superando el mecanismo mucho más lento y limitado de la evolución biológica.
El hecho de que los rasgos biológicos que nos hicieron diferentes --la combinación
de locomoción bípeda (que nos dejó las manos libres) y el período de desarrollo
posnatal del cerebro (que permitió una mayor cantidad de aprendizaje social con
una concomitante mayor coordinación y comunicación social)-- nos dio una
capacidad sin precedentes de adaptarnos a cualquier entorno imaginable por
medio de adaptaciones y modificaciones culturales, en vez del medio más lento y
limitado de la evolución biológica; este hecho, repito, es mucho más importante
que la variación genética de los individuos.
Unas poblaciones tienen una distinta frecuencia relativa de genes que vienen en
distintas formas (por ejemplo los genes que codifican el tipo sanguíneo), pero no
es posible predecir la "raza" a partir de esas diferencias. Como señala Richard
Lewontin: "Los kikuyu de África oriental difieren de los japoneses en frecuencia
génica, pero también difieren de sus vecinos los masai... las definiciones sociales
e históricas que colocan a las dos tribus de África oriental en la misma `raza' y
ponen a los japoneses en otra `raza' son arbitrarias en el sentido biológico".
Por eso es que inclusive en el campo de la medicina (donde puede ser importante
observar las diferencias étnicas aparentes de un individuo para no pasar por alto
ciertas diferencias históricas de susceptibilidad a enfermedades como la anemia
falciforme) la apariencia subjetiva de "raza" no es tan valiosa como un análisis
individual y puede llevar a errores. En cualquier caso, la historia personal y familiar
y el análisis de los factores sociales que afectan desproporcionadamente la salud
de grupos definidos socialmente (como los múltiples efectos de la pobreza en la
salud de los habitantes de los ghettos o la preponderancia de trastornos
alimenticios en las adolescentes de clase media y alta) es mucho más útil para
predecir qué servicios médicos se necesitarán que una evaluación subjetiva de la
categoría racial en que aparentemente "cae" una persona.
[El libro reciente The Emperor's New Clothes: Biological Theories of Race at the
Millennium, de Joseph L. Graves, y partes de La falsa medida del hombre, de
Stephen Jay Gould, y de No en nuestros genes,de Lewontin, Rose y Kamin,
explican más a fondo por qué el concepto de raza biológica no se aplica a los
seres humanos].
Seguimos evolucionando?
Para contestar esta pregunta es importante tener presente la diferencia entre los
mecanismos de evolución biológica y los mecanismos de evolución cultural.
Como en todas las demás especies, si los seres humanos heredan cierta variación
genética que les da rasgos que producen una ventaja reproductora (les permiten
tener más hijos, que a su vez se reproducen, que los individuos que no tienen esos
nuevos rasgos heredables) y si este proceso se repite a lo largo de muchas
generaciones sucesivas, es posible que se manifieste un cambio evolutivo en
pequeña escala (por ejemplo, de resistencia a enfermedades).
Pero esto es muy raro en la práctica porque la mayoría de los cambios que todavía
ocurren por recombinación genética en los seres humanos no afectan
significativamente cuántos descendientes un individuo contribuirá a futuras
generaciones. Como vimos, en tiempos modernos, la cantidad de descendientes
que un individuo contribuya a las generaciones siguientes tiene muy poco que ver
con su "aptitud reproductora" biológica, pero tiene mucho que ver con las
relaciones y costumbres sociales y culturales, y con las oportunidades: suficiente
alimentación, las ideas sobre quién, cuándo y con quién se debe uno reproducir,
nuestra capacidad de prevenir y curar muchas enfermedades que antes impedían
la reproducción, etc. Todas estas cosas tienen más efecto en la reproducción
humana hoy que cualquier rasgo nuevo que pueda surgir por recombinación
genética al azar de nuestro ADN.De hecho, remontándonos al pasado de la
existencia humana, la capacidad de los seres humanos de transformarse a sí
mismos y su mundo por medios culturales ha rebasado desde hace tanto tiempo
los efectos de la evolución biológica, que no hay evidencia de que nuestro cuerpo
haya tenido una reorganización biológica significativa por selección en una
dirección definida ¡en los últimos 100,000 años!
No es probable por dos razones. Primero, debido a lo que acabamos de ver sobre
el hecho de que los medios culturales y sociales de modificación de nosotros
mismos y de nuestro mundo externo han rebasado lo que se pueda lograr por
medio de la evolución biológica (aunque queda por verse lo que hagamos a la
biología de nuestra especie con ingeniería genética y demás técnicas).
Además, es importante recordar que una nueva especie por lo general evoluciona
de una población pequeña y aislada a nivel reproductor de la especie madre. Sin
un período de aislamiento reproductor absoluto por muchas generaciones, no es
posible que una modificación genética se establezca y distinga a una población
nueva de la población ancestral al punto de que no puedan cruzarse y reunirse en
una sola especie. Pero ese aislamiento reproductor no ocurre con los seres
humanos en este planeta; somos una sola especie, muy móvil y distribuida por
todo el globo.Habitamos todos los rincones del planeta y toda clase de hábitats, y
hay una corriente continua de genes entre las poblaciones humanas. No es posible
hoy en día que una población humana del planeta se aísle completamente del
resto de la humanidad el largo lapso de tiempo necesario para que empezara a
divergir como una nueva especie (si todos los factores culturales no trastornaran
el proceso).
Supongo que si una pequeña población humana colonizara una parte distante del
cosmos y pudiera permanecer aislada del resto de la humanidad por muchas
generaciones (¿qué tan probable es?), entonces se podría dar cierta divergencia
biológica evolutiva. Pero inclusive en ese caso, es altamente improbable que las
particularidades de la herencia genética individual desempeñaran el papel
principal en la constitución de las generaciones sucesivas. Otros factores,
principalmente culturales y sociales, entrarían en juego para que los colonos
espaciales y la población terrestre se pudieran o no se pudieran cruzar (la
definición de especiación completa), como por ejemplo, la orientación de las
sociedades futuras hacia la ingeniería genética y si todavía nos reproducimos
biológicamente o no de la forma que conocemos.
* Aunque esa clase de factores aleatorios, que pueden tener grandes efectos
especialmente en la constitución genética de poblaciones pequeñas y aisladas en
otras especies, suelen tener mínimo efecto en los seres humanos porque las
poblaciones humanas nunca están completamente aisladas de otras a nivel de
reproducción y hay una continua corriente de genes entre ellas.