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Ardea Skybreak

LA CIENCIA DE LA EVOLUCIÓN
Editado por el “Obrero Revolucionario”

Chicago, 2003
INTRODUCCIÓN

Ardea Skybreak, señalando la importancia de


la ciencia de la evolución, ha escrito: "Es
preciso que conozcamos los conceptos básicos de la
evolución y que captemos el reaccionario proyecto
social y político de los fundamentalistas religiosos,
que fomentan confusión e ignorancia de dichos
conceptos... A mi juicio, los más grandes y
magistrales revolucionarios siempre están
debatiendo muchas cuestiones cardinales sociales,
culturales, filosóficas y políticas... porque a fin de
cuentas nuestro interés es conocer el mundo para
cambiarlo fundamentalmente.... Mi intención es
animar a los lectores muy diversos a la discusión y
debate de estas cuestiones importantes".

Bajo esa premisa publicó una serie de ensayos


en el importante periódico “Obrero
Revolucionario”, vocero del proletariado
norteamericano, entre el de 30 de junio del
2002 y el 19 de enero del 2003. En ellos,
mediante una discusión de los conceptos
básicos de la evolución y los elementos
básicos de la teoría de la evolución, explica
que todas las formas de vida del planeta son
producto de billones de años de evolución -de
las bacterias unicelulares a los animales
complejos, como los seres humanos- y que
todas las especies son descendientes de otras
especies y tienen antecesores comunes. Por
igual deslinda con los fundamentalistas
cristianos que atacan implacablemente la
evolución, refutando los argumentos
anticientíficos de "creacionismo" y del "artífice
inteligente" acerca del origen y el desarrollo
de la vida del planeta.

Se trata de una obra trascendental y


esclarecedora, dirigida a todo el que quiera
conocer la verdad. Para entenderla, no se
necesitan estudios de ciencias. De allí que
esté dedicada a todos los públicos, en especial
al de las masas desposeídas, ávidas de
acercarse al conocimiento científico, único
válido para la transformación de la sociedad.
Los especialistas, por su parte, encontrarán
en estas páginas una nueva motivación para
aportar al debate y para buscar medios de
popularizar los conceptos básicos de la
evolución lo más ampliamente que sea
posible.

I. PANORAMA GENERAL

Nuestro planeta, como todas las cosas, tiene historia. Es una historia de cambio:
toda clase de cambios dramáticos a lo largo de miles de millones (billones) de
años. Esos cambios nunca han cesado y continúan en la actualidad.

Para empezar, veamos unas cuantas cosas que todos los científicos modernos y
casi todos los que han tenido la oportunidad de aprender nociones básicas de
ciencias saben que son ciertas: tan definitiva e innegablemente ciertas como el
hecho de que la Tierra no es plana o de que gira alrededor del Sol.

Nuestro planeta nació en explosiones cósmicas hace unos 4.5 billones de años
como una bola de rocas y gases calientes lanzada al espacio, y con el tiempo
empezó a orbitar alrededor de una de las muchas estrellas del cosmos, la que
llamamos "nuestro" sol. El primer billón de años el planeta pasó por muchos
cambios físicos; empezó a enfriarse... pero no tenía vida.

Avancemos un billón de años. La composición física del planeta ha cambiado


mucho: la temperatura de la superficie se ha enfriado considerablemente y se
empiezan a formar masas de tierra y de agua. Pero la temperatura todavía es
extrema, y las aguas y la atmósfera están llenas de ácidos y de gases venenosos.
De hecho, si pudiéramos volver atrás unos 3.5 billones de años, ¡casi no
reconoceríamos nuestro planeta! No veríamos animales en la tierra, insectos ni
aves en el aire, ni peces en los mares. No veríamos pastos, árboles ni plantas con
flores. No veríamos cosas familiares: ninguno de los continentes, cordilleras,
llanuras u océanos de hoy. No habría agua dulce para tomar, absolutamente nada
para comer y ni siquiera podríamos respirar el aire, que todavía no tiene oxígeno.

Pero si supiéramos dónde buscar hace 3.5 billones de años (¡y si nos pudiéramos
proteger de las temperaturas extremas y de la atmósfera venenosa!), podríamos
encontrar las primeras formas de vida de este planeta. Habría que mirar con
atención porque la vida no era muy evidente en ese entonces... imaginemos algo
como bolitas microscópicas de moléculas orgánicas que se juntan y forman
versiones muy básicas de células vivas, con una estructura más simple que las
algas o las bacterias de la actualidad. Una especie de "sopa" química, viva
solamente en el sentido de que esos nuevos pedacitos de materia podían hacer
dos tareas que las cosas que no tienen vida no pueden hacer por su cuenta:
obtener energía del ambiente externo (lo que les permite crecer y desarrollarse,
así como causar transformaciones en el ambiente externo) y replicarse, o hacer
nuevas copias de sí mismos.

Si escarbamos la tierra hoy, encontramos restos fosilizados (endurecidos y


preservados) de seres antiguos, muchos de los cuales no existen hoy. Los fósiles
más antiguos que se han hallado son restos de bacterias antiguas que vivieron
hace unos 3.5 billones de años.1

Bueno, pero si las primeras formas de vida eran apenas bacterias muy simples,
¿cómo llegamos nosotros aquí?¿O los elefantes, los pinos, los pastos, los loros o
los mosquitos? Incluso con billones de años, ¿cómo sucedió el cambio de
bacterias a esos seres complejos? Si la vida empezó de una forma tan simple (y
los fósiles indican que las únicas formas de vida que existieron por más o menos
un billón de años fueron una gran variedad de bacterias), ¿por qué no "se quedó"
simple?¿Por qué hay ahora tantas clases de plantas y animales, y por qué muchas
de ellas son tan complejas? ¿Por qué no siguen vivas todas las formas de vida que
han existido en este planeta? ¿Por qué se extinguieron los dinosaurios, los
armadillos gigantes, los tigres de dientes de sable y tantas otras especies de
animales y plantas? ¿Por qué han desaparecido más del 90% de las especies que
han vivido? ¿Por qué, como muestran los fósiles, ciertos seres vivos de hace
millones de años casi no han cambiado (por ejemplo, unas especies de
cucarachas, cocodrilos, árboles de gingko y cangrejos herradura que son casi
idénticos a sus antepasados fosilizados hace millones de años), mientras que la
mayoría de los linajes (amplias "agrupaciones" de plantas o animales
relacionados) han cambiado dramáticamente muchas veces en el curso de esos
mismos millones de años? ¿Cómo prueba la creciente colección de fósiles de
homínidos (relacionados con los seres humanos), así como la evidencia molecular
de ADN, que el linaje que a la larga llevó a los seres humanos modernos divergió
(se separó) de una especie de antepasados que también son los antepasados de
los chimpancés y gorilas modernos, y qué nos dice esa evidencia de los rasgos
característicos de esa divergencia?

Como espero demostrar a lo largo de esta serie, para contestar todas estas
preguntas necesitamos la ciencia de la evolución. Es más, la única forma posible
de contestar preguntas así es entendiendo la evolución. (Vea "No todos quieren
que estudiemos la evolución")

¿Y QUÉ ES LA EVOLUCIÓN?

Mucha gente tiene ideas falsas de la evolución. En el sentido más básico la


evolución es "cambio". Pero no el cambio cuantitativo que ocurre cuando algo
crece, se expande o se pudre, sino un cambio cualitativo más rico y complejo, la
clase de cambio que produce novedad e innovación: cosas nuevas que nunca
antes existieron. Además, la evolución no habla de cómo cambian individuos , sino
de cómo cambian sistemas con el transcurso del tiempo a lo largo de
generaciones.

En cierto sentido, incluso los sistemas sin vida pueden "evolucionar" siempre y
cuando cumplan ciertos criterios. Por ejemplo, vemos que con el tiempo
evolucionan sistemas culturales humanos como el idioma, las tradiciones, los
estilos musicales, la filosofía, el diseño de carros, los programas de computadora
y demás. Pero en ellos el mecanismo de cambio evolutivo (de replicación,
transmisión y modificación de "información" a lo largo de "generaciones"
sucesivas) es muy distinto al de los seres porque no se basa en moléculas de ADN
y en los mecanismos de variación genética al azar y de herencia (y si no saben
nada de esto no se preocupen; se aclarará más adelante). Esta es una diferencia
importante. Pero los sistemas sin vida "evolucionan" de un modo análogo a los
procesos de la evolución biológica. De hecho, estudiar los principios de la
evolución biológica darwiniana ha permitido entender mejor cosas como la
evolución de los idiomas humanos, de diseños de ingeniería e incluso de los
principios filosóficos que sirven de fundamento a la creatividad humana y la
innovación en general. A su vez, observar lo que tienen en común todos los
sistemas que pueden evolucionar a veces ayuda a entender cómo han
evolucionado y siguen evolucionando hasta el día de hoy los sistemas vivos
(biológicos).

LO QUE TIENEN EN COMÚN TODOS LOS SISTEMAS QUE EVOLUCIONAN

Para poder "evolucionar", primero que todo un sistema (cualquier sistema) debe
estar formado por distintas poblaciones (grupos) compuestas de "individuos
variados" (mejor dicho, componentes individuales que no son todos iguales, y que
tienen rasgos o características diferentes ).

Esto es muy importante: sin variación individual no puede haber evolución.

También tiene que haber un mecanismo para que los "individuos" pasen sus
características a la siguiente generación. Mejor dicho, tiene que ser posible que
los descendientes hereden algunas de las variaciones que existen entre
individuos.

Esto también es muy importante: sin una forma de transmitir la variación no


puede haber evolución.

La evolución es"descendencia con modificación". El cambio evolutivo ocurre a lo


largo de muchas generaciones, no de repente. Se dice que ha ocurrido evolución
cuando hay cambio, de generación en generación, de la representación
proporcional de individuos con variantes en una población (es decir, cuando
cambia el "número relativo" de "variantes" --individuos con características
diferentes-- de la población).2

Lo que hemos visto hasta ahora se puede aplicar a los sistemas vivos y a los
sistemas sin vida. ¿Pero cómo sabemos con seguridad que esos procesos sí
ocurren en los sistemas vivos (biológicos)? ¿Qué sabemos sobre las formas
concretas en que evolucionaron los seres vivos a lo largo de billones de años y en
que sigue evolucionando la vida? ¿Y cómo sabemos con seguridad que la
presencia de toda forma de vida de este planeta, inclusive el ser humano, se
puede explicar completamente con los mecanismos de la evolución, sin necesidad
de una fuerza externa o plan divino?

Es importante tener presente que durante la mayor parte de la historia humana el


ser humano ni siquiera sabía que la vida ha evolucionado, ¡y ciertamente nadie
tenía idea de que nuestros antepasados más distantes eran unas bacterias! En el
mundo antiguo y hasta el siglo 19, se pensaba que el mundo era algo estático
(que no cambia). Se imaginaban que todas las plantas y animales que veían a su
alrededor siempre habían sido iguales. No tenían forma de saber, como sabemos
hoy, por ejemplo, que los antepasados distantes de todas las ranas eran una clase
de peces a los que les salieron un pulmón primitivo y unas aletas chatas, como
patas, por lo que podían pasar un tiempo fuera del agua. No se imaginaban que
las diferentes clases de seres vivos podían tener alguna relación, aunque algunos
notaron que distintos animales tenían un esqueleto similar.

Naturalmente el ser humano siempre se ha cuestionado por qué hay tantas clases
de plantas y de animales, de dónde salieron, de dónde salió el ser humano y así
sucesivamente. Pero durante la mayor parte de la historia humana no se contaba
con las herramientas ni los métodos para contestar esas preguntas. Por ello, se
inventaron historias creativas para tratar de explicar lo que todavía no se entendía.

Tales historias, llamadas "mitos de los orígenes" o "mitos de la creación", se


encuentran en todas las religiones del mundo. Por lo general tienen cosas en
común, aunque también les da color local la región y el tiempo en que vivía un
pueblo o tribu. A lo largo de la historia humana, en todas partes se han contado
esos mitos y se han pasado de generación en generación para explicar cómo
surgió el mundo y "la gente" (o sea, ellos mismos).

¿Cómo sabemos si las historias que relatan las escrituras de varias religiones son
ciertas o no? Y, por otra parte, ¿cómo sabemos si la evolución es cierta o no?

La mejor forma de establecer si una idea es verdadera o es falsa es ponerla a


prueba. Así es como aprendemos los seres humanos: experimentamos,
manipulamos y transformamos el mundo exterior, y en el proceso descubrimos
mucha información sobre el comportamiento o el funcionamiento de algo, y sobre
los procesos y la dinámica de fondo.

Pero no se nos pide que pongamos a prueba los mitos de la creación de las
distintas escrituras religiosas para saber si son ciertos o falsos; se nos pide que los
aceptemos y los creamos por acto de fe. Incluso los líderes de varias religiones
admiten que por definición no se puede someter a una prueba científica ni a otra
forma de verificación humana una idea como "En el principio Dios creó el mundo y
todo lo que contiene".

Por otra parte, sí hay mucha evidencia concreta para decir que esas fuerzas
sobrenaturales nunca han existido más que como ideas en la mente humana, en
las historias que contamos, en las canciones que cantamos, en los libros que
escribimos, etc. Es verdad que la ciencia solo puede poner a prueba e investigar la
realidad material, pero es importante reconocer que el contenido y la historia de
todas las religiones del mundo (sus orígenes y sus cambios con el paso del
tiempo, así como sus explicaciones del mundo natural y de la sociedad humana)
forman parte de la realidad material que se puede explorar e investigar
científicamente.

Veamos la Biblia, por ejemplo. La Biblia a fin de cuentas es un libro. Fue escrito
hace miles de años por una serie de autores humanos. El hecho de que la
escribieron autores humanos explica por qué contiene cosas que en realidad no
son ciertas. Por ejemplo, la Biblia afirma que la Tierra tiene apenas unos 6,000
años, pero en realidad, las técnicas científicas modernas de datación demuestran
que tiene ¡unos 4.5 billones de años!

MILLONES Y BILLONES DE AÑOS

La ciencia no es una religión. No acepta nada por acto de fe. Se requiere mucha
prueba y evidencia concreta para que los científicos lleguen a un consenso y se
pongan de acuerdo en que algo es verdadero. Sabemos la edad de una cosa
porque ahora tenemos una gran variedad de técnicas científicas que nos permiten
datar prácticamente todo. Por eso ahora podemos calcular la edad del universo
conocido o la edad de la Tierra; también podemos decir cuándo se formaron
determinadas cordilleras, cuándo se separaron o chocaron los continentes o
cuándo cambió el clima de todo el planeta. Podemos datar capas de roca, toda
clase de plantas y animales fosilizados incrustados en las rocas e incluso
pedacitos de material orgánico. Las técnicas de la biología molecular moderna
hasta nos permiten rastrear cambios de moléculas de ADN y ARN y establecer
cuánto tiempo atrás ocurrieron ciertas mutaciones genéticas y grandes
"divisiones" de las líneas evolutivas. ¡Podemos datar cuándo aparecieron nuevas
líneas de plantas o animales, o cuando se extinguieron especies desaparecidas
hace tiempo!

Es importante ver que apenas en el último siglo los científicos lograron inventar
técnicas acertadas y directas de datación (y las nuevas técnicas de datación
"molecular" apenas tienen unas décadas). Así que obviamente los autores de la
Biblia y de otras escrituras de la antiegüedad, escritas hace siglos, no tenían
medios de establecer la edad de la Tierra ni de identificar la secuencia del
desarrollo de la vida vegetal y animal en el planeta. Pero hoy los científicos
pueden dar aproximaciones bastante acertadas de la edad de casi todo, y a veces
los resultados son sorprendentemente precisos y se pueden corroborar (cotejar y
verificar) con una combinación de técnicas de datación.

En la actualidad hay un consenso científico general sobre lo siguiente: la Tierra


tiene unos 4.5 billones de años (¡4,500 millones!); las primeras formas de vida
(como las primeras bacterias) emergieron en este planeta hace unos 3.5 billones
de años; hace unos 540 millones de años se produjo una enorme diversificación
de animales marinos (la "explosión cámbrica"); los primeros peces con
mandíbulas, anfibios e insectos, así como los helechos y otras plantas terrestres,
aparecieron en los 100 millones de años siguientes. Las plantas terrestres, los
anfibios y los insectos se diferenciaron mucho y los primeros reptiles aparecieron
hace unos 350 millones de años. Después, hace unos 250 millones de años, los
reptiles a su vez se diferenciaron mucho (dieron pie a los dinosaurios, entre otros
animales) y aparecieron los primeros mamíferos. Hace 200 millones de años la
vegetación del planeta todavía estaba dominada por palmas, helechos, coníferas
parecidas a los pinos y gingkos, pero aparecieron las primeras plantas con flores.
También aparecieron las primeras aves. También sabemos que los últimos
dinosaurios se extinguieron hace unos 65 millones de años, pero que una gran
variedad de mamíferos, aves, plantas con flores e insectos polinizadores se
siguieron diversificando y diseminándose por el globo. La última ola de extinción
(la quinta desde el comienzo de la vida en la Tierra) ocurrió cuando muchos de los
grandes mamíferos y aves se extinguieron al final de la edad de hielo del
Pleistoceno, hace de 10,000 a 12,000 años. Esta fue una época de dramáticos
cambios del clima (las temperaturas subieron y los glaciares retrocedieron) y una
época en que posiblemente aumentó el impacto de la actividad humana en varios
ambientes.

También sabemos que la línea homínida divergió (se separó) de sus antepasados
simios (monos) hace solo unos pocos millones de años (se estima de 4 a 10
millones, y probablemente más cerca de 4 que de 10) y terminó produciendo una
serie de especies humanoides bípedas (que caminaban paradas). Todas esas
líneas homínidas salvo una se extinguieron. La única especie de homínidos que
todavía existe (nuestra especie homo sapiens , a la que pertenecen todos los seres
humanos) se remonta apenas unos 100,000 (cien mil ) años. Puede que eso
parezca un largo tiempo comparado con la duración de una vida humana, pero
cuando pensamos en lo que es 100,000 años comparado con los 3.5 billones de
años de historia de la diversificación de la vida (con varias "olas" de diversificación
de especies y por lo menos cinco períodos de "extinciones en masa" de una
enorme proporción de todos los seres vivos del planeta), la duración de nuestra
especie en realidad es como un grano de arena en el mar.

El hecho de que nuestra especie ha ocupado una minúscula parte de la historia se


destaca más cuando pensamos que los seres humanos desarrollaron la
agricultura (que resultó ser la base de "civilizaciones" grandes y complejas) ¡hace
apenas unos 10,000 años!

La ciencia de la evolución y el desarrollo de técnicas científicas de datación nos ha


permitido confirmar de una vez por todas que la historia de los orígenes de la vida
que relata el Génesis de la Biblia no es correcta. La Biblia dice que dios creó la
Tierra y los antepasados de todas las plantas, los animales y los seres humanos
en solo seis días , pero sabemos que en realidad tomó unos 3.5 billones de años
para que la vida llegara a lo que es hoy desde sus simples orígenes. La Biblia
también dice que todas las plantas y los animales (y nuestros antepasados)
aparecieron en la Tierra hace unos pocos miles de años y al mismo tiempo,pero en
la actualidad sabemos que muchas plantas y animales aparecieron (y
desaparecieron) en diferentes momentos de la larga historia de la vida en este
planeta. La Biblia dice que todas las plantas y los animales no han cambiado en
absoluto desde el tiempo de la creación, pero (como veremos en el curso de esta
serie) sabemos más allá de toda duda razonable que vez tras vez han surgido
nuevas especies de plantas y animales que nunca antes existieron, como
modificaciones de especies preexistentes.

Hay mucha evidencia para comprobar todo esto, como veremos.

LO QUE NOS DICEN LOS FÓSILES

Los fósiles son como "instantáneas" del pasado. Básicamente, los fósiles son
huellas y restos preservados de plantas y animales que murieron hace mucho
tiempo. Al morir quedaron cubiertos rápidamente por suelo y sedimento que
después se endureció y formó roca sólida. La roca los selló y los preservó. Desde
hace varios siglos científicos y aficionados han sacado millones de fósiles de todo
tipo, de toda clase de rocas, de todas partes del mundo. Esos fósiles ofrecen
evidencia concreta de cómo eran muchas plantas y animales antiguos, y a veces
también dan información de los ambientes en que vivían. Por ejemplo, si uno va
caminando por un bosque o una montaña que queda a cientos de millas del mar y
empieza a ver que el suelo está lleno de fósiles de almejas y otras conchas
marinas, no necesita un título en geología o paleontología para pensar que ahí
estuvo, hace mucho, ¡el fondo de un mar antiguo! Si uno tiene suerte, de pronto
encuentra un trilobita: el fósil de un invertebrado marino que parecía una
cucaracha acuática. En el período Paleozoico (hace 300 millones a 400 millones
de años) vivieron unas 10,000 especies de trilobitas, pero ahora todas están
extintas. Los fósiles nos permiten estudiarlos. Precisamente, reunir y estudiar
fósiles de plantas y animales ofreció una de las primeras pistas de que los
ambientes y los seres vivos no habían sido siempre iguales a los de hoy, lo que
llevó a pensar que la vida ha evolucionado con el paso del tiempo.

Mucho antes de que se inventaran las modernas técnicas de datación como la


datación por radiocarbono, que permite calcular la edad de las rocas y fósiles, no
pocas personas empezaron a darse cuenta de que todas las plantas y animales
seguramente no aparecieron al mismo tiempo. Ya a principios del siglo 19 era
bastante claro que unos "tipos" de plantas y animales antiguos se desvanecieron
completamente de la Tierra; que unos aparecieron hace mucho tiempo y otros
mucho más recientemente; y que unos aparentemente existieron por un tiempo
largo mientras que otros se desvanecieron más rápidamente.

El reconocimiento básico de que la vida probablemente evolucionó y pasó por


distintas etapas a lo largo del tiempo surgió en los siglos 18 y 19, cuando los
primeros geólogos y naturalistas empezaron a estudiar científicamente cómo se
fueron acumulando las capas de suelo y de roca, y empezaron a estudiar las
fuerzas físicas que les parecía que hicieron cambiar dramáticamente la superficie
terrestre a lo largo de períodos de tiempo casi inconcebiblemente largos (como
cuando sale una cordillera o la erosión la reduce, o cuando el lento movimiento de
un glaciar crea un valle). Darse cuenta de que la superficie terrestre había
cambiado enormemente con el tiempo y entrever cuánto tiempo se necesitaba
para esos cambios hizo sospechar a algunos geólogos y naturalistas de los siglos
18 y 19 que la Tierra no podía ser tan joven como decía la Biblia. Eso los inquietó
porque su educación les enseñaba a creer que la Biblia era verdadera al pie de la
letra. Pero la evidencia concreta que estaban descubriendo no se podía negar.

Los primeros geólogos también se dieron cuenta de que la superficie terrestre es


como un pastel de capas: la acumulación de suelo y desechos con el tiempo
forma una capa rocosa. A medida que pasa el tiempo sigue la acumulación y
nuevas capas (más recientes) se acumulan sobre las capas viejas (más antiguas).
Las capas que se acumularon en diferentes períodos de la historia de la Tierra
tienen aspecto diferente y se pueden identificar, de modo que excavar a través de
ellas es como excavar a través del tiempo. El mismo patrón básico de
"estratificación geológica", como se llama, se observa en todo el mundo. Eso hizo
posible que los primeros geólogos establecieran la secuencia básica de edades
geológicas de la historia de la Tierra.

Esto es lo que esos primeros geólogos y naturalistas entendieron: la superficie de


la primera capa de la Tierra es la capa más reciente (o más joven), y está encima
de una capa más antigua, que está encima de una capa todavía más antigua, y
así sucesivamente hasta llegar a las capas más profundas ("las más viejas").

Después se dieron cuenta de otra cosa que era muy importante: distintos grupos
de fósiles de plantas y animales siempre aparecían en diferentes capas de roca en
una secuencia predecible. Ciertas clases de fósiles siempre aparecían en capas de
roca de cierta edad (determinada por la posición de esa capa en la secuencia
geológica de capas), pero esos mismos fósiles nunca aparecían en capas de roca
de diferente edad. Incluso parecía haber una secuencia bastante predecible:
ciertos grupos de fósiles de capas más recientes "reemplazaban" enteramente a
grupos de fósiles que solo se encontraban en capas más antiguas. Para mayor
asombro, esa secuencia (y correlación de ciertas clases de fósiles con ciertas
capas de roca) se repetía una y otra vez dondequiera que excavaban. De hecho, la
secuencia era tan confiable que los naturalistas de la época impresionaban a sus
amigos adivinando de qué capa geológica era un fósil que nunca habían visto. Lo
podían hacer porque habían visto otro fósil parecido y el patrón de sucesión era el
mismo en todas partes.

¿Cuál era la explicación de la secuencia predecible de fósiles? Como los


naturalistas de la época entendían que las capas de suelo y roca se acumularon
unas encima de otras con el paso de largos períodos de tiempo (y, por lo tanto,
eran de distinta edad), el hecho de que ciertos fósiles se asociaran con diferentes
capas indicaba que los seres vivos habían sido distintos en diferentes épocas y
que probablemente habían cambiado (evolucionado) con el tiempo. Entrever eso
causó mucha más consternación porque contradecía la historia de la creación que
relata la Biblia. Aunque encontraban más y más evidencia que apuntaba
fuertemente a un proceso evolutivo, muchos trataron de encontrar otras
explicaciones que les permitieran conservar la noción bíblica de que todos los
seres vivos aparecieron al mismo tiempo y esencialmente no han cambiado desde
la creación divina.

Pero la evidencia de la evolución seguía acumulándose y no se podía tapar ni


borrar.3
Cuando a partir del registro de los fósiles quedó claro que en distintas épocas de
la historia de la Tierra vivieron distintos tipos de seres vivos, algunos naturalistas
trataron de reconciliar esa inquietante idea con sus creencias cristianas:
propusieron que quizá dios no realizó una sino varias creaciones. A otros no les
pareció verosímil. La concepción tradicional de que el mundo era un lugar muy
estático que nunca cambiaba se estaba resquebrajando. Si la cara física del
planeta había cambiado (ya se empezaban a entender las fuerzas físicas que
causan la formación de las montañas y la erosión de los valles), ¿sería que las
plantas y los animales también se transformaron con el tiempo?

Tales eran los interrogantes que los naturalistas más avanzados discutían entre sí
en los primeros años del siglo 19. Cuantos más fósiles encontraban y
examinaban, más preguntas se planteaban. Los naturalistas empezaban a ver que
los distintos tipos de fósiles tenían ciertas semejanzas, así como diferencias.
¿Cómo explicarlo? ¿Sería que algunos seres cuyos fósiles aparecían en las capas
más profundas y antiguas de roca no desaparecieron sin dejar rastro sino que, de
alguna manera, se "transformaron" en los seres cuyos fósiles "similares-pero-
diferentes" aparecían en capas de roca más recientes?

El gran naturalista Charles Darwin (junto con su contemporáneo Alfred Russell


Wallace, quien formuló la misma idea más o menos al mismo tiempo) causó una
profunda revolución del pensamiento humano cuando publicó en 1859 un libro
titulado El origen de las especies por la selección natural. El libro presentaba una
gran cantidad de evidencia concreta de que los seres vivos evolucionaron con el
tiempo. Darwin dio otro paso gigantesco: formuló una teoría general y propuso un
mecanismo concreto para explicar cómo pudo ocurrir el cambio evolutivo. Darwin
le dio a ese mecanismo el nombre de "selección natural", y en los más de 150
años largos que han pasado desde que publicó su teoría se ha comprobado una y
otra vez que la selección natural efectivamente es uno de los mecanismos más
cruciales y fundamentales por medio de los cuales la vida evoluciona.

La publicación de El origen de las especies por la selección natural es uno de los


acontecimientos más importantes de la historia del pensamiento humano. Fue
especialmente importante porque, repito, fuera de dar mucha evidencia de la
evolución de la vida (a lo largo de períodos supremamente largos) propuso un
mecanismo para explicar cómo ocurrió, y ese mecanismo se podía poner a prueba
y verificar, como lo hicieron repetidamente muchos otros científicos en las
décadas siguientes.Demostró que la evolución por selección natural se podía
desenvolver exclusivamente a partir de las características existentes (y altamente
variables) que siempre tienen los seres vivos individuales, y así demostró que la
evolución pudo suceder sin mano externa o diseño divino.

Eso fue sumamente revolucionario, y muy perturbador para los que se adherían a
las nociones bíblicas de la creación divina. Pero así y todo en unos pocos años la
mayoría de los científicos concordaron en que la vida evolucionó,aunque el
mecanismo (la selección natural u otro mecanismo) fue motivo de acalorados
debates por años. Eso se debía a que en la época de Darwin todavía no se
conocían los principios de la herencia y no estaba claro exactamente cómo un ser
vivo "pasaba" una característica variable de una generación a la otra. Como
veremos más adelante, solo hasta casi mediados del siglo 20 se comprobó
definitivamente que la teoría de evolución por selección natural era cierta, cuando
el conocimiento de los principios de la herencia y el descubrimiento de los genes y
del ADN (y el desarrollo de la nueva ciencia de la genética) hizo posible entender
cómo se transmiten las características variables de los individuos y, más aún,
cómo se "vuelven a barajar" de una generación a la siguiente. Esto hizo posible
poner a prueba concretamente cómo ocurren los cambios evolutivos en
poblaciones de plantas y animales (en el laboratorio y en la naturaleza), y los
miles y miles de experimentos y observaciones que se hicieron a lo largo del siglo
20 verificaron y confirmaron completamente los principios de la teoría de
selección natural.

¿Y QUÉ DESCUBRIÓ DARWIN?

Charles Darwin era muy observador y estudió la naturaleza con mucha atención.
Como cualquier buen naturalista de su época, había visto fósiles y lo intrigaban
dos cosas: las semejanzas y las diferencias de distintos tipos de fósiles, y el hecho
de que ocupaban lugares predecibles en las capas geológicas. También se
preguntaba por qué ciertos animales desaparecieron del planeta, y por qué
encontraba fósiles de conchas marinas a miles de millas del mar en lo alto de las
montañas de los Andes.

Darwin pasó mucho tiempo examinando poblaciones de caracoles, pájaros,


plantas con flores, hormigas, abejas, animales domésticos, etc., en Inglaterra y en
otras partes del mundo. Tuvo la extraordinaria oportunidad de viajar como
naturalista de un barco explorador, el Beagle.Cuando el barco exploró las costas y
la tierra firme de América del Sur, las islas del Pacifico, Sudáfrica y otras partes,
Darwin reunió toneladas de información sobre la geografía y las muchas plantas y
animales exóticos que encontró. Cuando partió tenía 22 años y creía en la
creación divina. De hecho, el capitán esperaba que Darwin encontrara evidencia
que refutara las locas ideas de la evolución que muchos naturalistas europeos
empezaban a considerar. En cambio, ¡Darwin regresó con evidencia de la
evolución!

En sus exploraciones, a Darwin le fascinó la diversidad de especies que encontró y


lo bien "adaptadas" que parecían muchas especies a las particularidades del lugar
o ambiente en que vivían. Por ejemplo, encontró cactos con "hojas" en forma de
agujas que conservan el agua especialmente bien adaptadas a la sequedad del
desierto; en las islas Galápagos encontró aves con el pico especialmente bien
adaptado a los alimentos que comían: las especies que comían semillas duras
tenían el pico corto y fuerte, las que comían semillas pequeñas o insectos tenían
el pico más fino y en punta, y las que chupaban néctar de las flores tenían el pico
delgado y curvo, casi como un popote. De hecho, Darwin encontró una serie de
pinzones (un pajarillo) que tenían el mismo tamaño y color, pero que variaban de
isla en isla en el tamaño y la forma del pico y que parecían haberse "adaptado" a
la presencia de diferentes alimentos en cada isla. También notó que todas las
especies de pinzones tenían rasgos comunes entre sí y con la única especie de
pinzones que vivía en el continente, a cientos de millas. Esto llevó a Darwin a
especular que unos individuos del continente volaron a las islas tiempo atrás y que
sus descendientes formaron poblaciones separadas en distintas islas que a lo
largo de generaciones acumularon ciertos cambios de modo que finalmente cada
isla acabó con una especie que tenía mucho en común con la del continente y las
de las demás islas pero que también tenía características notablemente
diferentes. La especulación de Darwin --que las distintas especies de las distintas
islas eran "descendientes modificados" de una especie común del continente que
en algún momento "irradió" (se expandió) a islas de distintos ambientes y con el
tiempo se "diversificó"-- resultó correcta.

En sus viajes Darwin también encontró muchas especies con características que
no usaban, como aves con patas palmeadas que nunca se metían al agua o
pinginos con alas que no volaban. Darwin sospechó que esas características
aparentemente "inútiles" podrían haberlas transmitido antepasados muy
diferentes (más tarde se comprobaría que era cierto). Así Darwin se convenció de
que las especies habían cambiado... de que habían evolucionado.

Darwin regresó a Inglaterra convencido de la evolución, pero le tomó 22 años


formular un mecanismo viable (la selección natural) y atreverse a publicar sus
conclusiones, a sabiendas de que iba a causar un escándalo en la iglesia y la
sociedad.

Darwin obtuvo mucha "evidencia en bruto" de la evolución durante sus viajes y


observaciones. Pero para formular el mecanismo de la evolución tuvo que
elaborar dos importantes conceptos: el concepto de la variación individual dentro
de poblaciones y el concepto de la selección de características heredables.

LO QUE DARWIN APRENDIÓ DE LOS GRANJEROS

Darwin pasó mucho tiempo hablando con granjeros y conocía los métodos de
selección que han usado por siglos para mejorar sus ganados o cultivos y para
producir nuevas variedades con características más deseables. Los granjeros
saben que algunas características (no todas) de los animales y las plantas se
pueden transmitir a los descendientes, y ellos mismos seleccionan ciertas
características heredables para mejorarlos. Por ejemplo, si quieren un hato de
vacas que produzca más leche, deben seleccionar y cruzar (dejar que se
reproduzcan) solo los individuos que producen más leche. En la siguiente
generación repiten el proceso. Todo granjero sabe esto. Si lo hacen durante varias
generaciones, tendrán un hato compuesto principalmente de vacas que producen
más leche.

Lo mismo se puede hacer con cerdos para que sean más grandes y tengan más
carne, o con plantas de maíz para que den elotes más dulces y grandes. Basta con
seleccionar las características más favorables (siempre y cuando se puedan
transmitir a los descendientes, porque no todas se pueden transmitir o heredar) y
cruzar, generación tras generación, solo los individuos que tengan las
características deseadas. Al cabo de varias generaciones, toda la "población"
(hato o campo de cultivo) estará compuesta principalmente de individuos con
dichas características.

Esta selección se llama selección artificial (para distinguirla de la selección


natural que ocurre en la naturaleza sin intervención humana), y de este modo es
posible cambiar gradualmente las características de ciertos animales y plantas. La
selección artificial a veces también produce nuevas variedades, como cuando un
jardinero logra producir una nueva rosa o un tomate más jugoso. O miremos la
cantidad de variedades de perros que el ser humano ha producido por medio de la
reproducción selectiva a lo largo de muchas generaciones: ¡una variedad
asombrosa considerando que todas las variedades de perros, de los diminutos
chihuahuas a los pastores alemanes o grandes daneses, son descendientes de un
mismo antepasado parecido al lobo!

Darwin, entonces, sabía de la selección artificial que practican los granjeros y los
criadores de animales y plantas. Pero, ¿podía suceder algo así por cuenta propia
en poblaciones naturales?

El gran descubrimiento de que la selección "natural" ocurría por sí sola en la


naturaleza sucedió cuando Darwin captó dos cosas:

Primero que todo, en la naturaleza los animales y las plantas producen muchos
más descendientes de los que pueden sobrevivir . Eso le hizo pensar a Darwin que
algo debía limitar lo que de otra forma sería una expansión infinita de organismos
en el mundo natural. Sospechó que los organismos se traban en una "lucha por la
supervivencia", de la que solo sobreviven y se reproducen los más "aptos". (Darwin
se estaba acercando a lo que los biólogos modernos llaman "aptitud reproductora
diferencial". Esto es simplemente una medida del hecho de que ciertos
organismos, en dado ambiente, producen más descendientes capaces de
sobrevivir y reproducirse. Tal "aptitud" no tiene nada que ver con superioridad).

Segundo, Darwin hizo la muy importante observación de que en cualquier


población de animales o plantas, aunque todos tienen ciertos rasgos en común (lo
que nos permite reconocerlos como miembros de la misma especie), no hay dos
individuos que sean exactamente iguales.Darwin comprendió que esa variabilidad
natural entre individuos de una población podía aportar la "materia prima" para
que toda la población cambiara en el curso de generaciones sucesivas mediante
un proceso de "selección natural" ciega e inconsciente de ciertas características,
sin intervención de mano humana ni divina.

Para entender cómo funciona la selección natural hay que recordar que los
organismos individuales (plantas o animales individuales) no viven en un vacío.
Viven en el contexto de (y en interacción con) un ambiente externo (formado por
los rasgos físicos del mundo externo, como temperatura y humedad, y por el
ambiente "biótico" que crean todas las plantas y animales que ocupan ese mismo
ambiente). El ambiente externo (físico y biótico) cambia continuamente.Es
esencial recordar eso.

Bueno, veamos paso a paso un ejemplo de selección natural en acción. Digamos


que hay una población de plantas o animales de cierta especie (llamémosla X).
Ningún par de individuos de esa población son exactamente iguales. Ahora
imaginemos que los individuos de esa población tienen mucha variabilidad en un
rasgo que se puede pasar a los descendientes. Vamos bien. Bueno, ahora
imaginemos que ese rasgo, en ese ambiente particular y en ese momento
particular, le da al individuo alguna "ventaja reproductora"(comparado con los
individuos que no tienen tal rasgo). Podría ser que le permite vivir más tiempo (la
ventaja reproductora es que tiene más tiempo para producir descendientes); o
podría ser que le permite tolerar mejor una sequía u otro cambio dramático del
ambiente; o quizá le permite ser mejor que otros de su población para buscar
comida, pareja , nidos o para evitar que se lo coman: cosas que pueden contribuir
a que un individuo produzca más descendientes (¡un animal no puede producir
muchos descendientes si lo devoran antes de reproducirse!).

En la vida real los científicos han documentado muchos ejemplos de rasgos que
dan a un individuo "ventaja reproductora", en comparación con individuos de la
misma población que no los tienen. Sea cual sea el rasgo (y puede ser cualquier
cosa, siempre y cuando se puede heredar ), si ese rasgo le da a un individuo una
ventaja reproductora, lo que solo quiere decir que los individuos que tienen ese
rasgo producirán más descendientes que los individuos de la misma población
que no lo tienen), los descendientes a su vez tenderán a producir más
descendientes con ese rasgo, y a lo largo de una serie de generaciones ese rasgo
se extenderá y llegará a predominar en la población. Entonces podemos decir que
la población ha "evolucionado".4

Veamos otro ejemplo: digamos que tenemos una población de insectos de un tipo
y que una especie de pájaros los come. Digamos que la mayoría de los insectos de
esa población son grises y de buen sabor, y que por pura casualidad unos pocos
insectos de esa población son de color negro y amarillo brillante y tienen un
aguijón lleno de veneno que enferma a los pájaros. Los pájaros aprenderán a
evitar los insectos brillantes y venenosos y a comer los insectos grises sin veneno.
En ese caso, los insectos brillantes y venenosos obviamente tendrán en promedio
más chance de sobrevivir y de producir descendientes que los que no tienen esos
rasgos. Como resultado, la generación siguiente tendrá... una mayor proporción de
insectos venenosos de colores brillantes.

El proceso se repite generación tras generación (en cada generación los insectos
brillantes venenosos dejan mayor cantidad de descendientes que los insectos
grises no venenosos). Después de varias generaciones, ¡toda la población se verá
diferente! Ahora toda la población estará formada enteramente (o casi
enteramente) de insectos venenosos brillantes por la sencilla razón de que esos
son los individuos que dejan más descendientes en cada generación. Por medio
de lo que se llama "reproducción diferencial" de esos "individuos variables" toda la
población ha cambiado: ¡ha evolucionado!

He aquí otro ejemplo que mucha gente ha oído mencionar: la evolución de


bacterias resistentes a los antibióticos. Tomemos una población de bacterias que
causa una enfermedad. Expongámosla a un antibiótico que mata bacterias.
Muchas de las bacterias morirán. Digamos que el antibiótico mata a la mayoría
pero que unas cuantas, por puro azar, tienen un rasgo que les permite sobrevivir al
antibiótico y después se reproducen y le pasan a sus descendientes ese rasgo de
"resistencia al antibiótico". Al paciente le dan más del mismo antibiótico, pero
ahora las bacterias resistentes al antibiótico sobreviven y producen más
generaciones de bacterias resistentes. Ahora hay un serio problema: tras varias
generaciones (¡y las bacterias producen nuevas generaciones muy rápidamente en
un huésped!) las únicas bacterias que quedan son las resistentes y se
reproducirán sin control. A menos que el paciente reciba un antibiótico diferente,
al que esas bacterias todavía no se han hecho resistentes, puede tener una grave
"infección galopante" porque no hay forma de controlar las bacterias.

Un gran problema actual es que el uso excesivo y descuidado de algunos


antibióticos ha llevado al surgimiento de varias cepas de bacterias (como nuevas
cepas de tuberculosis) que son resistentes a todos los antibióticos conocidos. Este
es un caso clásico de evolución en acción, y es imposible hacer avances en la
ciencia de tratar enfermedades contagiosas si no aplicamos a la medicina los
principios de la evolución.

Lo que acabo de describir es el mecanismo de la evolución que Darwin descubrió y


llamó selección natural. Los científicos modernos no tienen absolutamente la
menor duda de que este tipo de cambio evolutivo (a veces llamado microevolución
para distinguirlo de los cambios macroevolutivos de mayor escala, que veremos
en otra parte de esta serie) ocurre en todas las poblaciones y especies vivas --no
"instantáneamente" sino a lo largo de muchas generaciones-- y es sumamente
común. Se ha observado en la vida real vez tras vez, tras vez, en poblaciones de
toda clase de plantas y animales, en la naturaleza y en el laboratorio.

¿SÍ SE HA PUESTO A PRUEBA LA TEORÍA DE SELECCIÓN NATURAL DE


DARWIN Y SE HA COMPROBADO QUE ES CIERTA?

Sí, muchas veces. Darwin no alcanzó a ver la prueba definitiva de su teoría porque
durante su vida no se descubrió la fuente de la variación individual, que es crucial
para comprobar su teoría. Darwin sabía que los individuos no transmiten a sus
descendientes rasgos que han adquirido a lo de largo de su vida (por ejemplo, si
uno hace ejercicio y adquiere mucha musculatura, no se la transmite a sus hijos; o
si una jirafa estira el cuello para alcanzar hojas altas día tras día, no tendrá crías
con el cuello más largo). Pero la base de la teoría de la evolución por selección
natural es que algo se transmite a las generaciones sucesivas; tenía que haber un
mecanismo para que los descendientes heredaran la "variación favorable" de sus
padres. ¿Qué podía ser?

Los científicos encontraron la respuesta en menos de 100 años: establecieron los


principios y mecanismos básicos de la herencia y descubrieron las estructuras
básicas de los genes y del ADN. Esa era la pieza del rompecabezas que hacía falta
y con ella se comprobó de modo definitivo el mecanismo de cambio evolutivo por
selección natural que postuló Darwin. (Por ejemplo, se realizaron incontables
experimentos con animales que se reproducen rápidamente, como la mosca de la
fruta, en cuyas poblaciones se pueden observar en poco tiempo los cambios
evolutivos y los cambios genéticos subyacentes).

En otras partes de esta serie veremos más ejemplos de la evidencia concreta que
ha comprobado definitivamente cómo se dan cambios evolutivos dentro de las
especies por medio de la selección natural. También veremos cómo se producen
cambios evolutivos por medio de los efectos acumulativos de la selección natural
y otros procesos asociados que dan pie a nuevos tipos (especies) de plantas o
animales (este proceso se llama especiación). Darwin se interesó mucho en los
factores que llevan al surgimiento de nuevas especies y dejó una buena base para
entender que las nuevas especies surgen como modificaciones de especies que ya
existían. En el siglo y medio transcurrido desde entonces, los científicos han
confirmado y reafirmado los principios básicos de la evolución por selección
natural, y han extendido y desarrollado la teoría evolucionaria en muchas
direcciones importantes a partir de las bases que sentó Darwin.
Muchos avances desde la época de Darwin nos permiten entender mejor cómo se
puede diversificar la vida y cómo pueden surgir nuevas especies cuando, por
ejemplo, poblaciones separadas de una especie animal o vegetal pasan por
cambios evolutivos en diferente grado o a diferente velocidad en distintos lugares.
Esas diferencias pueden tener varias razones: un rasgo que da una ventaja
reproductora en determinado ambiente (y que por lo tanto se "selecciona") puede
darle una "desventaja" reproductora a una población relacionada que ocupa un
ambiente distinto; el tipo y la cantidad de variación genética presente en una
población también puede ser diferente al de una población relacionada debido a
fenómenos como "deriva genética" y "efecto fundador", especialmente en
poblaciones pequeñas aisladas.5

A veces las poblaciones separadas geográfica y reproductivamente evolucionan de


distinto modo porque el ambiente de cada una "favorece distintos rasgos", y a
veces simplemente porque la cantidad de variación genética que existe al
comienzo (dentro de cada población) es una pequeña fracción de la variación de
toda la especie.

Con el tiempo, una población local puede pasar por cambios que la diferencian lo
suficiente de la población inicial, y de toda la especie, y acaba formando una
nueva especie.6

Así pueden surgir y han surgido nuevas especies. Este tipo de cambio evolutivo ha
ocurrido a lo largo de la historia de la vida y continúa. En vez de ver la evolución de
la vida en este planeta como un proceso lineal, hay que verla como un arbusto con
muchas ramas: unas ramitas cortas (callejones sin salida evolutivos) y otras
ramas largas de las que salen muchas más líneas de "descendencia con
modificación de un antepasado común", como lo describió Darwin.

Hoy la teoría darwiniana se sigue extendiendo y desarrollando. Las "nuevas


fronteras" del desarrollo de la ciencia de la evolución no están cuestionando las
bases de la selección natural darwiniana;están ampliando el darwinismo clásico
con la exploración de conceptos adicionales y relacionados para entender mejor
los cambios de gran escala (macroevolutivos), como el surgimiento de nuevas
especies y nuevos órdenes de plantas y animales en el transcurso de millones de
años, y la extinción o supervivencia diferencial de grandes grupos de plantas y
animales en diferentes coyunturas de la historia de la Tierra.

Por ejemplo, hoy existe mucho interés en entender mejor qué factores llevaron a
períodos de diversificación especialmente intensa de linajes evolutivos en un
tiempo relativamente corto (a nivel geológico), como la famosa "explosión
cámbrica" de hace un poco más de 500 millones de años. También hay mucho
interés en entender mejor qué factores pueden llevar a grandes reorganizaciones
de la vida en el planeta por medio de extinciones masivas: las cinco principales
olas de extinciones masivas en la historia de la vida del planeta (hasta ahora)
ocurrieron al fin del período ordovícico (hace unos 450 millones de años); al final
del período devónico (hace unos 350 millones de años); al final del período
pérmico (hace unos 250 millones de años, cuando se extinguieron muchísimas
formas de vida, especialmente en los mares); al final del período cretácico (hace
unos 65 millones de años, cuando se extinguieron muchos linajes, entre ellos los
últimos dinosaurios, muy posiblemente debido a los devastadores efectos sobre el
clima y la vegetación que tuvo el impacto de un asteroide grande en la península
de Yucatán); y al final del pleistoceno, o la última gran época glacial (que duró
unos dos o tres millones de años y acabó hace de 10 a 12 mil años), durante el
cual se extinguieron muchas especies de mamíferos y aves grandes posiblemente
debido en parte a los cazadores humanos.

Se considera que factores como los siguientes han contribuido a los períodos de
extinciones masivas (cuando grandes proporciones de las plantas y los animales
existentes desaparecieron por completo): cambios de clima, el impacto de un
asteroide lo suficientemente grande para causar una especie de "invierno nuclear"
y, más recientemente, el impacto de la caza y la transformación ambiental por el
ser humano. Ciertos científicos, como Richard Leakey, sostienen que estamos
viendo el comienzo de la sexta ola de extinciones masivas, una que se debe
directamente a los efectos sumamente rápidos y en cadena de la destrucción y
depredación ambiental causada por los seres humanos en los últimos dos siglos.

Uno de los temas más interesantes que están explorando los científicos
darwinianos actualmente es el ritmo de los cambios evolutivos de gran escala.
Todos los evolucionistas coinciden en que la acumulación de pequeños cambios
evolutivos de las especies es un proceso continuo. Y, como veremos en esta serie,
también hay abundante evidencia de que la acumulación gradual de cambios
evolutivos por selección natural lleva a grandes transformaciones al nivel de la
especie (y, aunque los creacionistas piensen lo contrario, hay bastante evidencia
de fósiles y otros restos preservados de etapas "intermedias" que muestra
diferentes pasos de ese desarrollo). Pero, además de la evidencia bien conocida
de cambio evolutivo gradual, varios científicos han encontrado evidencia que
indica fuertemente que, en ciertas condiciones, pueden ocurrir relativamente
rápido (desde un punto de vista geológico) grandes "saltos" evolutivos, como el
surgimiento relativamente repentino de nuevas especies o rachas relativamente
repentinas de diversificación de grupos enteros de plantas y animales. Recalco las
palabras "relativamente" y "desde un punto de vista geológico", porque es
importante entender que nadie dice que las grandes "innovaciones" evolutivas ni
el surgimiento de nuevas especies o linajes ocurren "de la noche a la mañana".
¡No, todos los científicos siguen diciendo que los grandes cambios ocurren con el
paso de muchas, muchas generaciones! Pero lo que están debatiendo entre sí
muchos evolucionistas es si es posible que hayan ocurrido grandes cambios
evolutivos a macroescala (como los "repuntes" ocasionales de intensa
diversificación de especies que se destacan en ciertos puntos de la historia de la
Tierra) relativamente de repente, en un período muy concentrado (no de millones y
millones de años, aunque sí a lo largo de muchas generaciones sucesivas).

Como veremos en esta serie, incluso en una especie el ritmo de cambio evolutivo
no es constante y a veces se puede acelerar mucho, especialmente en
poblaciones de plantas o animales que encuentran trastornos ambientales
repentinos y dramáticos, o que quedan aisladas del pool genético de su especie.
En tales condiciones, innovaciones evolutivas relativamente pequeñas a veces
tienen efectos muy amplificados, y parece que las nuevas especies a menudo se
originan de ese modo.

Así que actualmente hay mucho interés en profundizar el conocimiento científico


de los factores que pueden afectar la velocidad y el ritmo del cambio evolutivo,
especialmente la velocidad de especiación y las condiciones en que una línea
evolutiva se ramifica (se diversifica) en muchos linajes descendientes, o quizá en
unos pocos. También hay mucho interés constructivo en debatir la relativa
importancia de la selección natural y los factores no selectivos, como la deriva
genética, el efecto fundador o el efecto de catástrofes ambientales (como el
impacto de un asteroide), en la aparición de "novedad" evolutiva. 7

No vamos a explorar todos esos temas aquí; basta con señalar que esos son los
tipos de preguntas que está investigando actualmente el dinámico campo de la
biología evolucionista. Se están haciendo muchos avances, en teoría y en
experimentación, que están extendiendo y desarrollando el legado de Darwin.
Pero decir que el campo de la evolución se sigue desarrollando no es lo mismo,
absolutamente, que decir que "los evolucionistas ni siquiera están de acuerdo
entre sí, así que la evolución es una teoría sin comprobar y la teoría creacionista
es una teoría alternativa igualmente válida", como dicen los creacionistas. Eso es
completamente falso.

Repito que se considera que los principios básicos de la evolución por selección
natural de Darwin están tan sólidamente comprobados como el hecho de que la
Tierra gira alrededor del Sol y no al contrario. El conocimiento científico avanza y
se desarrolla continuamente. Pero para que la ciencia (o cualquier otro campo del
conocimiento) avance es fundamental basarnos firmemente en los conocimientos
que la ciencia y el tiempo han comprobado. En ningún campo de la ciencia hay
nada más sólidamente comprobado y demostrado que los principios básicos de la
evolución.

Más adelante, cuando hayamos sentado más bases de lo que es la evolución, lo


que no es, y la evidencia de que ha ocurrido y de que la vida sigue evolucionando,
espero que reconozcamos con más confianza los errores de los supuestos
"creacionistas científicos", que dicen que tienen razones "científicas" para no creer
en la evolución. Veremos que el "creacionismo científico" ¡no tiene nada de
científico! Es simplemente religión: una serie de creencias que los que siguen la
Biblia al pie de la letra quieren que aceptemos por fe, sin ninguna evidencia
científica concreta y verificable (¡no la tienen!)

Es importante estudiar y reflexionar sobre los métodos favoritos de los


creacionistas para "cuestionar" la evolución: los métodos en sí muestran que no
tienen fundamento.

Los creacionistas quieren que creamos que la historia bíblica de la creación es


verdad palabra por palabra, pero (a diferencia de los evolucionistas) no pueden
presentar ninguna evidencia y, más aún, no pueden presentar ninguna idea que se
pueda poner a prueba en el mundo real para determinar si la propuesta de la
creación divina es cierta o falsa. ¡Eso de por sí dice mucho! Por contraste, la teoría
de la evolución se ha puesto a prueba repetidamente en el mundo real (con
observación y experimentación) y muchos de los avances de las ciencias
modernas se basan en el conocimiento de sus principios.

Además, como toda teoría científica, la teoría de la evolución acepta


cuestionamiento, verificación y rechazo. ¿Qué quiere decir eso? Quiere decir que
cuando los científicos proponen una teoría predicen que, si es CIERTA, será posible
hallar esta y aquella evidencia. Además, indican qué evidencia es incompatible
con la teoría y demostrará que es FALSA. Lo asombroso de la teoría de la
evolución es que en los más de 140 años desde que Darwin la publicó miles de
científicos de todo el mundo han reunido toneladas de evidencia de distintas
clases que es compatible con ella y que demuestra que es cierta, pero nadie (ni
una sola persona en ninguna parte) ha encontrado una gota de evidencia
científica (que científicos serios puedan verificar) que demuestre que la teoría de
la evolución es falsa. Y eso, estimados amigos, también dice mucho.
Especialmente porque, como se ha señalado varias veces, el que lograra probar
que la teoría de la evolución es falsa se volvería célebre de la noche a la mañana
por refutar uno de los principios más sólidos de la ciencia.

Es importante entender que la teoría de la evolución no es uno o dos puntos y ya:


es una teoría coherente de muchos componentes que conforman un todo general.
Si alguien pudiera demostrar que uno de los componentes básicos de la teoría es
falso (por ejemplo, si encontrara fósiles que demuestren que los seres humanos
vivieron al mismo tiempo que los dinosaurios, por mencionar uno de millones de
ejemplos posibles que serían incompatibles con nuestro conocimiento del
desarrollo de la evolución), ¡toda la teoría se iría a pique! Pero a pesar de eso y a
pesar de que los creacionistas fanáticos harían cualquier cosa para encontrar una
gota de prueba científica de que la evolución es falsa, nadie ha logrado hacerlo.

A falta de evidencia concreta para refutar la teoría de la evolución o validar la idea


de la creación bíblica (fuera de fe ciega), e incapaces de proponer una teoría
científica alternativa que se pueda poner a prueba,los creacionistas han quedado
reducidos a tratar de "abrir huecos" en aspectos de la teoría de la evolución que
les parecen "débiles" (porque no los entienden). Con frecuencia, parece que sus
ataques no arrancan de desacuerdos honestos sino que buscan crear confusión
para que la gente que no ha estudiado ciencia crea que la teoría de la evolución
no es sólida.

Para crear esa falsa impresión, los creacionistas recurren a humo y mentiras. Por
más que los evolucionistas refuten sus mentiras y tergiversaciones, salen con
más. El famoso paleontólogo y evolucionista Stephen Jay Gould comentó que es
muy difícil batir a los creacionistas en un debate por sus métodos anticientíficos y
resbalosos, aunque en otras situaciones, como en un juzgado, donde es posible
interrogarlos y hacer que planteen sus propias explicaciones, quedan batidos. Al
fin y al cabo, los creacionistas no tienen que respetar las reglas científicas y
pueden decir lo que se les ocurra para "desgastar" a los científicos (que
efectivamente se cansan de perder tiempo con idioteces) y al público en general,
que debido a la doble carga de la tradición religiosa y de escasa educación
científica a veces no puede separar la verdad y la ficción.

Para no dejarse engatusar por mentiras y confusiones, es necesario aprender el


método científico y los puntos básicos de la evolución. Es una lucha pero vale la
pena. Cuesta trabajo (porque aprender la ciencia de la evolución es como
aprender la ciencia de todo) pero espero que esta serie ayude. Al entrarle al
material que presentaremos "paso por paso", será posible (incluso para los que no
tengan conocimientos sobre la evolución) adquirir una comprensión básica de los
hechos científicos como punto de partida para poder refutar los espejismos de los
antievolucionistas y proponentes de la fe ciega. Y entonces, ¡a lo mejor te
divertirás cuestionándolos a ellos!

NOTAS

1. No sabemos con certeza si la vida primitiva surgió y luego tal vez


desapareció (y luego volvió a aparecer) en distintos momentos de los
comienzos de la Tierra. De todos modos, se puede decir que todos los
seres que viven en el mundo hoy son descendientes de un solo antecesor
común. Uno de los indicadores más importantes de ese "antecesor común"
es que entre las muchas características importantes que comparten todos
los seres vivos del planeta figura el mismo código genético básico y
mecanismos compartidos de síntesis de proteínas. El método de
replicación y herencia basado en el ARN y el ADN, común a todos los seres
vivos de la Tierra, no es necesariamente la única manera en que la "vida"
se puede reproducir en otras partes del universo. Son apenas los "ladrillos"
químicos con que los seres vivos pueden replicarse en este planeta. La
mayoría de los biólogos piensa que, como ninguna forma de vida de la
Tierra utiliza otro mecanismo de replicación genética, es una indicación
muy fuerte de que todos los seres vivos de este planeta (incluidos los seres
humanos) son descendientes de una sola forma de vida común,que
evolucionó y divergió (se ramificó) durante cientos de millones y hasta de
billones de años.
2. Como veremos, con el transcurso del tiempo, sistemas enteros pueden
"divergir" más cuando una "población antecesora" se ramifica y da origen a
diversas poblaciones separadas, y luego ciertos factores afectan los
patrones de variación al azar en esas poblaciones. La "selección" de la
proporción relativa de individuos variantes de una generación a otra puede
darse de manera muy diferente en linajes separados y, con el tiempo, las
poblaciones nuevas pueden tener variaciones muy radicales entre sí, y en
comparación con la población antecesora. Así, pueden darse verdaderas
"novedades" evolutivas por la variación que ocurrió puramente por
casualidad en las generaciones anteriores.

3. Los creacionistas de hoy tienen el mismo problema: algunos sostienen que


hay diferentes fósiles en diferentes capas porque, cuando ocurrió el
"diluvio universal" bíblico de 40 días, los seres "menos inteligentes"
simples fueron los primeros en ahogarse y los seres complejos y avanzados
pudieron resistir más tiempo, pero al fin murieron y quedaron enterrados
en las capas superiores del lodo. Y que las aves se posaron en las copas de
los árboles y fueron los últimos seres en morir... por eso, dicen, ¡los fósiles
de las aves solo aparecen en las capas geológicas superiores! ...
Para aferrarse a sus creencias obsoletas, los creacionistas clásicos
confeccionan muchísimas "explicaciones" absurdas, pero hoy poca gente,
hasta cristianos devotos, acepta tales ideas. Los geólogos que estudian la
topografía y la formación de las capas de rocas y continentes han
entendido desde hace mucho que nunca ha ocurrido una sola inundación
global como la que describe la Biblia. Incluso antes de Darwin, los geólogos
sabían que las capas de la superficie terrestre se depositaron una encima
de la otra en el transcurso de cientos de millones de años, y que las
plantas y animales fosilizados atrapados en esas capas murieron en
épocas geológicas muy distintas, separados por millones de años, y que no
es posible que todos murieran de golpe o en un tiempo reducido (¡40
días!).

4. Eso no quiere decir que los cambios evolutivos que han ocurrido
necesariamente se generalizarán de manera permanente a la población o
seguirán en una sola "dirección". Por ejemplo, los cambios evolutivos
podrían acumularse en cierta "dirección" por un tiempo, pero luego un
cambio de las condiciones ambientales podría revertir las tendencias
porque las características en cuestión dejan de representar una ventaja
reproductora o incluso se vuelven una desventaja. En tal caso, en el
transcurso de varias generaciones, podrían eliminarse esas características
por medio de la selección. Las características variables de una población
que han tenido efectos negativos o positivos menos dramáticos en la
aptitud reproductora relativa de los individuos pueden persistir en la
mezcla variable de la población sin desaparecer o sin generalizarse a todos
los individuos, pero su proporción o frecuencia relativa puede cambiar de
una generación a otra y en respuesta a cambios en el ambiente externo.

5. La deriva genética y el efecto fundador son fenómenos relacionados con


cambios en la frecuencia y diversidad genética que ocurren al azar (es
decir, no son el resultado de la selección natural). El efecto fundador puede
ocurrir cuando individuos migran a una región e introducen nuevo material
genético. Asimismo, ocurren alteraciones casuales de las frecuencias
genéticas por la muerte accidental de individuos o la reducción del
material genético disponible cuando parte de la población se elimina o "se
separa" y no puede cruzarse con el resto de la población. Como es de
esperarse, dichos fenómenos, que no se deben a la selección natural,
pueden amplificarse y destacarse en poblaciones pequeñas.

6. Una población se define como una nueva especie cuando diverge de la


especie ascendente a tal grado que no puede cruzarse con ella y producir
crías que puedan reproducirse.

7. Los científicos están investigando el papel de mutaciones "neutrales" en el


cambio evolutivo y la relativa importancia para la macroevolución de los
efectos acumulativos de adaptaciones específicas de las poblaciones al
hábitat en contraste con cambios que no están relacionados con la
adaptación. Asimismo, están investigando otras cuestiones de mucho
interés: ¿el cambio evolutivo necesariamente produce mayor
complejidad?; ¿los principios básicos de la selección natural se aplican a
varios niveles de organización (como genes, células, organismos,
poblaciones, especies, clases [organismos que comparten características
de un antepasado])?; si es así, ¿algunos niveles son de mayor importancia
como fuentes o mecanismos de cambios evolutivos?; y ¿es posible integrar
a la teoría de la evolución el concepto de cambios que ocurren
simultáneamente en varios niveles?
II. LA EVIDENCIA DE LA EVOLUCIÓN EN ACCIÓN NOS RODEA
En la primera parte examinamos la importancia del hecho de que las múltiples
formas de vida de este planeta han evolucionado (cambiado) a lo largo de billones
y billones de años. Vimos que durante la mayor parte de la historia humana no fue
posible explicar científicamente cómo surgieron las plantas y los animales
(incluido el ser humano) y que por lo tanto se inventaron historias imaginativas
sobre fuerzas sobrenaturales misteriosas que los "crearon". (Esas historias son los
mitos de "origen" y de "creación" que forman parte de las distintas religiones del
mundo). Fue hace comparativamente poco tiempo (apenas 140 años) que el gran
naturalista Charles Darwin averiguó cómo evolucionó la vida por medios
puramente naturales en el transcurso de cientos de millones de años. El
descubrimiento de la evolución por medio de la selección natural (que miles de
científicos han puesto a prueba y comprobado una y otra vez desde la época de
Darwin) fue uno de los mayores descubrimientos científicos de todos los tiempos.
Tal como el descubrimiento de Copérnico de que la Tierra no es el centro del
universo y de que gira alrededor del Sol, y no al revés, el descubrimiento de la
evolución revolucionó completamente las ideas sobre la historia de nuestro
planeta y todas las formas de vida (incluido el ser humano). A partir de ese
momento la ciencia de la evolución ha sido un pilar de toda la ciencia moderna.

La vez pasada repasamos los mecanismos básicos del cambio evolutivo, en


particular el mecanismo fundamental que se conoce como selección natural de
Darwin. (También mencionamos otros mecanismos como la deriva genética y el
efecto fundador). En otras partes de esta serie exploraremos la evidencia de los
cambios de gran escala ("macroevolutivos") que han ocurrido en los 3.5 billones
de años de historia de la vida en este planeta (por ejemplo, cómo se sabe a
ciencia cierta que los mamíferos descienden de reptiles o que las ballenas
descienden de un mamífero terrestre de cuatro patas o que nuestros antepasados
distantes también fueron los antepasados de los chimpancés y los gorilas
modernos, nuestros parientes más cercanos). Veremos que la evidencia de los
grandes cambios evolutivos que han ocurrido en cientos de millones de años se
encuentra en cosas como los patrones de semejanzas y de diferencias entre
especies (en fósiles y en especies vivas) y en las muchas particularidades de
plantas y animales que solo tienen sentido si son consecuencia de la evolución.

En resumen, hay mucha evidencia concreta de los cambios evolutivos de gran


escala que han caracterizado la historia de la vida en los 3.5 billones de años
pasados. Pero la evolución no es solamente algo que sucedió en el pasado: es un
proceso que ocurre todo el tiempo, en todos los seres vivos. Por eso vamos a
empezar esta segunda parte de la serie con unos cuantos ejemplos de los
cambios evolutivos que podemos observar a nuestro alrededor. Esos cambios
ocurren en poblaciones y en especies de plantas y animales; se les llama
"microevolución" para distinguirlos de la "macroevolución": los patrones de
evolución de mayor escala que se dan por encima del nivel de las especies, como
el surgimiento y las sucesivas ramificaciones de taxones y linajes (grupos de
grupos) a lo largo de millones y cientos de millones de años.1

LA EVOLUCIÓN EN ACCIÓN HOY

¿Entonces podemos ver la evolución en acción hoy? Claro que sí.


Como característica fundamental de la materia viva, la evolución es algo que
ocurre siempre. Mucha gente no sabe esto porque no entiende qué es la evolución
(y qué no es). Es importante entender que aunque la "materia prima" del cambio
evolutivo son las características heredables de individuos variables, en general el
cambio evolutivo se observa mejor al nivel de poblaciones enteras y de especies
enteras de plantas y animales, y a lo largo de muchas generaciones .

Veamos unos cuantos ejemplos bien conocidos que suceden tan rápidamente
(con relación a la vida humana) que se pueden ver.

CAMBIO EVOLUTIVO RÁPIDO OBSERVADO EN UNA POBLACIÓN DE POLILLAS

El que haya tomado una clase sobre evolución seguramente ha oído hablar de la
especie de polillas Biston betularia,que también se llama geómetra del abedul.
Esta especie de polillas se ha estudiado en Inglaterra a lo largo de muchas
generaciones sucesivas y es un excelente ejemplo de evolución por selección
natural que se puede observar directamente.2

Hasta mediados del siglo 19, casi todas las polillas B. betularia eran de color gris
claro.Hasta esa época, la corteza de los abedules locales también era de color
claro, de modo que cuando las polillas se posaban en el tronco de los árboles de
día se confundían con el fondo. Por esa razón, muchas de esas polillas de color
claro pasaban desapercibidas para los pájaros que buscaban insectos. Pero
sucedió algo curioso: el desarrollo de la industria a fines del siglo 19 contaminó el
aire con polvo negro y hollín de las fábricas, y como consecuencia la corteza de los
árboles se oscureció. Eso en sí no es sorprendente. ¡Lo interesante es que las
poblaciones de polillas también se oscurecieron! Al poco tiempo los habitantes de
las zonas industriales de Inglaterra observaron que una polilla de alas negras
remplazó casi completamente a la polilla clara. Lo que estaban viendo era un
ejemplo de evolución en acción: un ejemplo clásico de los cambios evolutivos
comunes que ocurren por medio de la selección natural y que en este caso
llevaron a una adaptación de las poblaciones de polillas a los cambios del
ambiente.

Esto es lo que pasó: La población inicial de polillas se componía de individuos


variados. La mayoría eran de color claro, pero en la población total había unas
cuantas variantes de color oscuro. Antes de la industrialización, las polillas claras
eran mucho más numerosas que las polillas oscuras; estas últimas resaltaban
sobre la corteza clara de los árboles y, en promedio, los pájaros las comían con
más frecuencia que a las polillas claras, que estaban mejor camufladas. De modo
que en ese ambiente los individuos claros tenían lo que los biólogos llaman
"ventaja reproductora diferencial" en comparación con las polillas oscuras. Eso
quiere decir sencillamente que como a las polillas claras los pájaros las comían
menos que a las polillas oscuras, en promedio podían sobrevivir más y por lo tanto
tenían más probabilidades de producir descendientes. Como la variabilidad
genética que controla el color de las alas es un carácter heredable, las polillas
sobrevivientes se lo transmitían a sus descendientes, quienes se lo transmitían a
sus descendientes, y así sucesivamente. Mientras que la corteza de los árboles
fuera clara, las polillas claras tenían una "ventaja selectiva" y las poblaciones de
polillas se componían casi exclusivamente de variantes claras. Había una que otra
variante oscura, pero eran muy poco comunes.
Esta situación empezó a cambiar cuando el ambiente cambió y el hollín
ennegreció los árboles: ahora esos individuos muy poco comunes que por
casualidad tenían alas negras (porque la información genética que controla las
alas negras no "desapareció" completamente de la población total) eran los que
tenían una importante ventaja reproductora: ahora ellos pasaban desapercibidos y
por lo tanto eran los que, en promedio, sobrevivían más y producían más
descendientes. Así, a lo largo de varias generaciones, la cantidad de polillas
oscuras aumentó y formó una mayor proporción de la población total. Con el
tiempo, probablemente solo se veían polillas de alas oscuras. ¡La población de
polillas evolucionó!

También es interesante ver que después esa tendencia evolutiva se ha revertido


en algunas regiones donde el aire mejoró, se redujo la cantidad de hollín industrial
y el tronco de los árboles volvió a ser de color claro. Acorde con ese cambio
ambiental, las poblaciones de polillas evolucionaron una vez más, pero esta vez
volvieron a ser predominantemente de color claro. El cambio fue posible porque la
información genética que controla las alas de color claro seguía presente en el
pool genético total de la población: incluso cuando la población estaba formada
casi enteramente de polillas oscuras había unas cuantas polillas de color claro.
Eran poco comunes, pero el hecho de que quedaban unos cuantos individuos
claros en cada generación aportó la suficiente base genética para que la
proporción de individuos claros aumentara cuando el ambiente cambió y los
individuos oscuros resultaron de nuevo más visibles para los pájaros. Con cada
generación, las polillas oscuras producían, en promedio, menos descendientes y
las polillas claras producían, en promedio, más descendientes. Este ejemplo
clásico de selección natural era todo lo que se necesitaba para que la población
de polillas evolucionara de nuevo. [Vea "Asunto polillas"]

¿DÓNDE ESTARÍAMOS SIN LA MOSCA DE LA FRUTA?

Como el cambio evolutivo solo ocurre a lo largo de una serie de generaciones, es


útil estudiar plantas o animales que producen nuevas generaciones muy
rápidamente. Por eso se han hecho famosas en biología varias especies de
pequeñas moscas de la fruta (Drosophila): es fácil criarlas en un ambiente
controlado de laboratorio, reproducen muchas generaciones en unos pocos meses
y hasta resulta que el ADN es fácil de manipular. En la primera mitad del siglo 20,
científicos como el genetista Theodosius Dobzhansky observaron poblaciones de
moscas de la fruta en el laboratorio y en la naturaleza. Dobzhansky realizó
muchos experimentos, como "seleccionar" artificialmente moscas que tenían
cierto color de ojos, forma de alas, número o posición de patas, etc., y observó
cómo cambiaba la proporción de individuos de determinadas características con
el paso de generaciones según las condiciones. Gracias a esos estudios se
pudieron descifrar mejor los principios de la herencia y saber qué ocurre
exactamente al nivel genético cuando evoluciona una población. En muchos casos
fue posible correlacionar (conectar) los cambios de la proporción de individuos de
ciertas características de una población (por ejemplo, cierto color de ojos) con los
cambios que ocurren de generación en generación en las frecuencias génicas. Por
ejemplo, se pudo demostrar que un aumento de la "proporción de moscas con
ojos rojos" en una población estaba conectado directamente con un aumento de
la "frecuencia del alelo (cada una de las formas alternativas de un gen) que
`produce' los ojos rojos" en el pool genético total de esa misma población. 3
Darwin explicó cómo opera la selección natural en poblaciones de individuos
variados para causar cambios evolutivos, y sabía que el proceso solo opera con los
caracteres heredables y a lo largo de muchas generaciones. Pero Darwin no sabía
realmente cuál era la fuente de la variación individual heredable porque en esos
días no se conocían los genes ni el ADN, ni se sabía cómo se transmiten los
caracteres heredables de una generación a otra.4

Precisamente la combinación de la teoría de la evolución de Darwin con los


avances en el nuevo campo de la genética hizo posible realizar una "síntesis
moderna" en la primera mitad del siglo 20 y llegar a un conocimiento mucho más
completo y general de la dinámica fundamental del cambio evolutivo.

Nuestro conocimiento actual del proceso de la evolución nos permite hacer cosas
nuevas, como combinar evidencia proveniente de distintas fuentes (por ejemplo,
evidencia del registro fósil con evidencia de un análisis molecular del ADN de
especies vivas) para reconstruir caminos evolutivos pasados e identificar en qué
puntos del árbol evolutivo de la vida se separaron un antepasado y sus linajes
descendientes. La combinación de los principios básicos de la evolución y de la
herencia genética también ha hecho posible mejorar el tratamiento de muchas
enfermedades, hacer que las bacterias produzcan medicinas (como insulina) para
el ser humano, y producir nuevas cepas de plantas y animales domesticados para
la agricultura y la ganadería.

Nada de esto sería posible si la evolución no fuera cierta y si no conociéramos sus


principios y mecanismos básicos. El nuevo campo de "ingeniería genética" es un
ejemplo. El hecho de que los seres humanos busquen transformar la materia viva
para beneficio de la humanidad no es "intrínsecamente malo". Los criadores de
plantas y animales lo han hecho por siglos (mediante selección artificial), y los
seres humanos no podemos vivir sin consumir y transformar otras especies
vegetales y animales. Pero a mucha gente le preocupa, con razón, que el nuevo
campo de la ingeniería genética lleve a un nivel sin precedentes de
"manipulación" genética y evolutiva descuidada e irreflexiva. En malas manos
(ligados a la ganancia privada y/o al servicio de objetivos sociales reaccionarios,
como sucedió con el desarrollo de la capacidad de "manipular" la energía nuclear,
por ejemplo) los avances en el campo de la ingeniería genética efectivamente
pueden tener pésimas consecuencias para la salud humana y para la salud y
relativa estabilidad de ecosistemas enteros. La ingeniería genética es el tema de
otra discusión que guardaremos para otra oportunidad, pero lo menciono para
señalar una vez más que si la evolución no fuera cierta (como dicen los
creacionistas), si la evolución no fuera un fenómeno real,¡pues no existirían
campos como la ingeniería genética (con todo lo bueno y lo malo que están
haciendo y que tienen el potencial de hacer)!

Los creacionistas dicen que "no creen en la evolución", pero viven en un mundo en
que constantemente se usan las reglas de la evolución para transformar el mundo,
para bien o para mal.

UNA ESPECIE SE DIVIDE EN LOS DOS LADOS DEL GRAN CAÑÓN

En otra parte de esta serie veremos más a fondo lo que los científicos saben hoy
de los procesos evolutivos por medio de los cuales surge una nueva especie
vegetal o animal como modificación y separación de los antepasados inmediatos
(lo que se llama "especiación"). Como mi propósito en esta parte de la serie es dar
a los lectores una idea de cambios evolutivos que ocurren constantemente y que
podemos ver a nuestro alrededor, permítanme dar un ejemplo de un caso que se
ha observado de dos poblaciones que han empezado a divergir en especies
separadas (a lo largo de muchas generaciones).

Cada vez que diferentes poblaciones de la misma especie se aíslan a nivel de


reproducción (por muchas generaciones) existe el potencial de que haya
especiación. En la vida diaria la especiación completa no se da con mucha
frecuencia porque a menudo dos poblaciones que se aislaron (por una barrera
física, digamos) después de un tiempo se unen de nuevo (por ejemplo la barrera
desaparece) y vuelven a aparearse y a mezclar su material genético en un mismo
pool genético, lo que detiene el proceso de especiación. Pero a veces dos
poblaciones de una especie quedan aisladas el tiempo suficiente para que se
complete el proceso de especiación (al punto de que los individuos de las dos
poblaciones no podrían aparearse y reproducirse, aun si volvieran a vivir en el
mismo lugar).

El caso de las ardillas Kaibab y Abert que viven en el Gran Cañón del Colorado
muestra lo que sucede cuando una especie empieza a divergir (separarse) en dos.
No hace tanto tiempo que los antepasados de los dos tipos de ardillas eran una
sola especie de individuos con el mismo aspecto. Pero dos poblaciones de esas
ardillas acabaron en los lados opuestos de una barrera física sustancial: ¡el Gran
Cañón! Los individuos de las dos poblaciones han quedado aislados al nivel
reproductor:no pueden cruzarse y producir descendientes. Debido a ese
aislamiento reproductor las dos poblaciones han dejado de compartir el mismo
pool total de información genética. A cada población le falta parte de la
información genética que tiene la otra, información que estaba en el pool genético
total de la especie inicial. Para poner una analogía, es como si cada una de las
dos poblaciones terminara solamente con una parte del alfabeto (en vez del
alfabeto completo) y, encima, como si las dos partes del alfabeto fueran
distintas.Así que a cada población le falta cierta información genética y, además,
"reorganiza" la información genética que tiene (su parte del alfabeto) de modo
diferente en cada generación. Esto tiene consecuencias importantes: a medida
que cada población produce generación tras generación sin poder tocar el pool
genético de la otra población, su variabilidad genética total empieza a acumular
cambios de distintas clases y grados.

Eso es exactamente lo que pasó con las dos poblaciones de ardillas del Gran
Cañón: a la vista las dos son ardillas y tienen muchos rasgos comunes (por
ejemplo, las dos comen los mismos alimentos), pero las proporciones de ciertas
frecuencias génicas en cada población han cambiado. Los procesos normales de
mutación y recombinación genética al azar (que ocurren siempre que se
reproducen los organismos) han seguido caminos un tanto diferentes en las dos
poblaciones, lo que es de esperarse si no empiezan con el mismo pool genético
total. Como resultado, las dos poblaciones han venido divergiendo en dos especies
distintas y su aspecto está cambiando.5
Por ejemplo, las ardillas Abert, que solo viven en el lado sur del Gran Cañón,
tienen el cuerpo gris, el lomo rojizo y la cola oscura. Las ardillas Kaibab, que solo
viven en el lado norte del Gran Cañón, son grises y tienen la cola blanca.

Mientras que no se crucen y "mezclen" su variación genética total en un pool


genético común, las dos poblaciones aisladas seguirán acumulando cambios
diferentes. Ya tienen aspecto diferente y es muy posible que a la larga exhiban
diferencias más significativas, por ejemplo diferencias de conducta y de
interacción con el ambiente (como comer distintos alimentos), simplemente
debido al hecho de que la reorganización y reacomodación de la variabilidad
genética que ocurre de una generación a la siguiente ahora se produce a partir de
una base genética un tanto distinta en las dos poblaciones. Esas diferencias se
seguirán acentuando cuanto más tiempo sigan separadas al nivel de
reproducción.6

Los procesos normales de mutación y recombinación genética al azar que ocurren


en cada nueva generación harán que surjan nuevas características que ninguna de
las dos poblaciones tenía, pero serán diferentes en las dos poblaciones y seguirán
diferenciándolas más y más.7

La divergencia de las ardillas del Gran Cañón en dos especies a lo largo de


muchas generaciones es otro ejemplo de evolución en acción en el mundo que
nos rodea: un cambio que podemos observar directamente en un lapso razonable.
No estábamos presentes cuando los primeros vertebrados terrestres (ancestros de
las ranas y salamandras de hoy) evolucionaron de esos extraños peces que por
medio de la evolución adquirieron un "pulmón" primitivo que respiraba aire hace
unos 400 millones de años; o cuando las primeras aves evolucionaron de los
parientes emplumados de los dinosaurios hace unos 200 millones de años; pero
eso no quiere decir que no podamos ser testigos de la frecuente aparición de
novedades evolutivas en una escala más pequeña (e inclusive del surgimiento de
nuevas especies) que ocurre a nuestro alrededor.

Las grandes transiciones evolutivas de la historia de la vida se desenvolvieron


paso a paso en el transcurso de cientos de millones de años. Pero los principios y
mecanismos básicos seguramente fueron muchos de los mismos que vemos a
nuestro alrededor todos los días en una escala menor.

No hay que pensar que vamos a ver la transformación "instantánea" de un animal


o planta individual ni de una especie en otra como por arte de magia: eso nunca
ocurre y eso no es la evolución.

Sabemos, por ejemplo, que el antepasado de las ballenas modernas fue un


cuadrúpedo ungulado (mamífero cuyos dedos terminan en cascos o pezuñas) que
vivía en la tierra, no en el agua. Lo sabemos por el registro fósil y por la evidencia
de parecido genético de las ballenas y ciertos mamíferos terrestres inclusive hoy.
Pero también sabemos que el proceso se desenvolvió con una serie de especies
de transición, cada una de las cuales tenía una "modificación" evolutiva con
respecto a sus antepasados inmediatos. A los creacionistas les encanta decir que
no existen fósiles "intermedios" en el registro fósil y que eso demuestra que la
"descendencia con modificación" es un cuento que se inventaron los
evolucionistas. Bueno, resulta que hay bastantes fósiles intermedios (a lo que
volveremos en esta serie), por ejemplo, una serie de fósiles de especies
relacionadas que conectan ese cuadrúpedo ungulado con la ballena por medio de
una docena de especies de transición. Los fósiles muestran una secuencia muy
clara de modificaciones escalonadas de un cuerpo adaptado a la vida en la tierra
a un cuerpo adaptado a la vida en el agua que ocurrieron en el transcurso de unos
25 millones de años.8

Evolución en acción: La distribución de los genes de células falciformes en


poblaciones humanas

Otro ejemplo bien conocido de evolución que se puede observar directamente en


el mundo hoy es la evolución de la hemoglobina de célula falciforme. La
hemoglobina es una proteína de la sangre que garantiza el transporte de oxígeno
a los pulmones. Los seres humanos tienen dos variantes del gen de hemoglobina:
llamémoslas el alelo A y el alelo F (un alelo es una forma alterna de un gen). Una
persona hereda un alelo de hemoglobina de cada padre, así que tendrá una
combinación de AA, AF o FF. Las personas que nacen con la combinación FF (que
tienen dos copias del alelo "célula falciforme") tienen problemas porque esa
combinación causa una enfermedad llamada anemia falciforme que puede ser
mortal. Las poblaciones africanas y sus descendientes tienen una mayor
proporción de alelos de célula falciforme que otras poblaciones, y por lo tanto es
importante evaluarlas y tratarlas. Esto es un asunto importante de salud pública.

¿Cuál podrá ser la razón de esa peculiaridad evolutiva que hace que los africanos
sean más susceptibles a la anemia falciforme y les causa tanto dolor? ¿Será que
los africanos por naturaleza son "menos saludables" que los europeos? ¿Será
castigo de dios? No. La evolución da una respuesta clara y simple: las personas
que nacen con la combinación AF de célula falciforme (con un alelo de célula
falciforme) tienen una ventaja en las regiones del mundo donde es común la
malaria (otra enfermedad seria), como grandes partes de África. Mejor dicho, una
copia del gen de célula falciforme protege de la malaria. Por esa razón el alelo de
célula falciforme se pudo haber preservado en el curso de la historia de los seres
humanos, en vez de ser eliminado por selección natural. En las partes del mundo
donde abunda la malaria, los individuos que nacen con una copia del alelo de
célula falciforme tienen más probabilidad de sobrevivir lo suficiente para tener
hijos que los que nacen sin ese alelo y pueden morir de malaria. Los
sobrevivientes con un gen de célula falciforme se lo pasaron a sus hijos, que se lo
pasaron a sus hijos... y cada individuo que heredaba un solo alelo de célula
falciforme tenía una "ventaja selectiva" para no morir de malaria. Tristemente,
cierta cantidad de personas de cada generación tendría la mala suerte de recibir
dos copias de ese gen (una de cada padre) y probablemente se enfermarían de
anemia y morirían sin hijos. Si un dios fuera el causante de este sufrimiento y
muerte, ¡sería una infamia! ¿Por qué darle a la humanidad anemia o malaria? ¿Y
por qué un creador todopoderoso iba a recurrir a un mecanismo tan enredado e
imperfecto para proteger de la malaria? Con seguridad un dios todopoderoso
podría hacer algo mejor.

Por el contrario, la selección natural no produce soluciones "perfectas". Es un


proceso natural "ciego" sin juicios de valor que sucede automáticamente, sin
intervención de una conciencia externa ni de la mano de un "artífice inteligente".
La evolución por selección natural no es intrínsecamente "buena" ni "mala".
Ocurre y punto. Si lo único que hiciera el alelo de célula falciforme fuera causar
una enfermedad mortal, muy probablemente el proceso de selección natural lo
habría eliminado de las poblaciones humanas. La razón es que si los genes de
célula falciforme no tuvieran ningún efecto benéfico y solo causaran enfermedad,
los individuos sin alelos de célula falciforme seguramente producirían más
descendientes que los individuos con tal alelo. Pero como un solo alelo de célula
falciforme, en combinación con un alelo diferente (AF), protege de la malaria (y
por lo tanto aumenta la probabilidad de vivir y de tener descendientes sanos), la
selección natural tenderá a "conservar" el alelo de célula falciforme de generación
en generación de las poblaciones humanas que viven en zonas de malaria. Eso
sucederá aunque sea a expensas de un grupo de individuos que hereden dos
copias del gen y sufran de anemia falciforme. Para repetir, la selección natural no
hace juicios de valor y no favorece conscientemente a unos seres humanos por
encima de otros: es simplemente un proceso inconsciente que reorganiza las
proporciones relativas de distintos alelos heredables en una población de
individuos variados, como simple subproducto (nada más) de cuántos
descendientes pueden contribuir diferentes individuos a la siguiente generación.

Pensemos en esto: si uno no entiende esto, si no entiende cómo opera la


evolución, podría pensar que los negros son víctimas de un misterioso castigo ya
que los africanos y sus descendientes sufren más de anemia falciforme que, por
ejemplo, los europeos. Este ejemplo demuestra de nuevo por qué es tan
importante que todos: a) entendamos cómo se sabe a ciencia cierta que la
evolución es un hecho, b) aprendamos los principios básicos de la evolución y c)
nos opongamos vigorosamente a los fundamentalistas religiosos que tratan de
impedir que estos hechos se conozcan.

UNAS CUANTAS PALABRAS SOBRE LOS CREACIONISTAS

Los creacionistas niegan que la vida ha evolucionado a pesar de toda la evidencia


de la evolución. Fundamentalistas cristianos como Jerry Falwell cenan en la Casa
Blanca y asesoran a los presidentes; dos magistrados de la Suprema Corte actual
hubieran mandado enseñar creacionismo en las clases de ciencias si fuera por
ellos; cuentan que cuando a George Bush le preguntaron si creía en la evolución,
¡¡contestó que "todavía no se sabe si es verdad"!!

Imaginemos:

Si los creacionistas mandaran en las facultades de ciencias, los institutos de


investigación y los hospitales, ¿qué chance tendríamos de contrarrestar la
evolución de bacterias y virus resistentes a las drogas?

Si los creacionistas mandaran en las estaciones de investigación agrícola, ¿qué


chance tendríamos de contrarrestar la evolución de "superplagas" resistentes a
los pesticidas que pueden trastornar la producción de alimentos?

Si los creacionistas tuvieran el poder y la autoridad de definir planes de acción


oficiales y de coartar la labor de los ecologistas que han estudiado la evolución,
¿qué esperanza tendríamos de reducir y prevenir extinciones de animales y
plantas, de reconocer el valor esencial de la diversidad biológica, de conservar
importantes ecosistemas?
Los creacionistas tienen un plan social y político reaccionario que dicta remplazar
la enseñanza científica de la evolución con la enseñanza anticientífica del
creacionismo bíblico, por las buenas o por las malas. Pensemos en las
implicaciones de eso la próxima vez que oigamos decir en una reunión escolar que
sería bueno dedicarle "el mismo tiempo" a la "ciencia de la creación" y a la
evolución en las clases de ciencias; o la próxima vez que abramos un texto de
biología de nuestros hijos y veamos que una "aclaración del editor" dice que la
evolución es "solo una de varias teorías paralelas" y que por lo tanto los
estudiantes tienen libertad de creer en el creacionismo si lo prefieren; o la
próxima vez que todo un estado, como Kansas y ahora Ohio, se ponga en ridículo
debatiendo si debe haber una ley estatal que ordene enseñar creacionismo en las
escuelas; y pensemos en esto la próxima vez que esta batalla llegue a la Suprema
Corte y quizá logre seducir a más magistrados ignorantes y reaccionarios, y la
corte mande enseñar creacionismo.

Todas las ideas no son igualmente correctas: unas ideas corresponden mucho más
a la realidad que otras. Promover ideas que hace mucho tiempo se ha demostrado
que son falsas (como el creacionismo en contraposición a la evolución) tiene
implicaciones sociales dañinas concretas.

Así que no, no "está bien" enseñar creacionismo como si fuera una teoría
científica "alterna" aceptable para que "se oigan todos los puntos de vista". No
cuando la evolución es un hecho tan bien establecido.

Por favor pensemos en esto. Pensemos en esto la próxima vez que un conocido
diga que "de pronto sería bueno que les enseñaran más religión a los niños en la
escuela", o que "no sería malo dedicar a las historias de creación de la Biblia el
mismo tiempo que a la teoría de la evolución en las clases de ciencias; ¡que los
muchachos escojan!". ¡Sí sería malo! ¿Se le debe dedicar el mismo tiempo a la
teoría de que la Tierra es plana? ¿Se debe obligar a los profesores de ciencias a
enseñarla como una teoría científica válida? ¿Deben "escoger" los estudiantes si
la Tierra es plana o redonda?

Pensemos en eso.

Hablaremos en el siguiente capítulo de adaptación y coevolución entre especies;


el proceso de especiación (cómo surgen nuevas plantas o animales); dónde se
encuentra evidencia de los cambios macroevolutivos que ocurrieron a lo largo de
millones de años; diferentes categorías de evidencia de la evolución, cuya
combinación ofrece fuerte prueba de la evolución pero contradice completamente
la idea de un creador sobrenatural; la evolución humana y nuestra relación con los
monos; varios argumentos absurdos y métodos anticientíficos de los
creacionistas; las teorías de un artífice inteligente, que son creacionismo
disfrazado.

NOTAS:

1. Es importante captar que hay montones de evidencia de cambios


microevolutivos y de cambios macroevolutivos. Además, no existe una división
absoluta entre la evolución que ocurre al nivel de las especies o a niveles
inferiores y la evolución que ocurre al nivel de linajes mayores de especies. En
ambos niveles se dan muchos de los mismos procesos evolutivos,como la
selección natural que opera en poblaciones de individuos variables. Los cambios
macroevolutivos y microevolutivos son rasgos de diferentes niveles y diferentes
escalas de tiempo. Es posible reconstruir indirectamente muchos aspectos de los
cambios macroevolutivos del pasado distante por medio del estudio de la
evidencia que quedó preservada en fósiles o de los patrones de distribución y
grados de semejanzas y diferencias entre especies vivas. Es más fácil reunir
evidencia directa de los cambios microevolutivos cuando suceden porque ocurren
todo el tiempo en poblaciones actuales de plantas y animales durante períodos de
tiempo más limitados que hacen posible la observación humana directa.

2. Las polillas se parecen a las mariposas, pero las mariposas por lo general son
diurnas y las polillas son nocturnas.

3. Es importante captar que un gen particular (dentro de un individuo) de por sí


no es el blanco directo de la selección: el individuo completo es el que se
reproduce y contribuye crías con distintos rasgos a la siguiente generación. Ese
individuo completo (con una mezcla compleja de rasgos que no se puede atribuir
simplemente a su constitución genética) es el blanco del proceso de selección. En
un ambiente dado, los individuos que contribuyan más descendientes a la
siguiente generación obviamente contribuirán más genes a las siguientes
generaciones que los individuos que no produjeron tantos descendientes. Pero los
genes en sí no "causan" directamente cambios evolutivos en las poblaciones;
tales cambios ocurren cuando la proporción de individuos con ciertas
características de una población cambia (mediante selección y factores
relacionados) y eso se refleja en cambios de ciertas frecuencias génicas (unas
aumentarán, otras disminuirán) en la población total. Eso a su vez afecta la
cantidad total de variabilidad genética disponible como materia prima para
cambios evolutivos. Hay que recordar también que un solo gen de cualquier
especie rara vez se puede ligar a una sola característica (como el alelo que
produce ojos rojos en la mosca de la fruta). Los genetistas hace tiempo saben que
a la mayoría de las características heredables (las únicas que toca la evolución)
las afecta una compleja interacción de genes; además, la mayoría de los genes
tienen influencias y efectos en más de una característica del organismo completo.
Asimismo, a muchas características de los organismos las moldean complejas
interacciones del organismo con el ambiente exterior y no se pueden reducir al
efecto de los genes. (Vale la pena recordar que los genes son simplemente
secciones de ADN que hacen distintas clases de proteínas en el cuerpo). Sin
embargo, la variabilidad genética subyacente de una población de plantas o
animales (que produce los rasgos que se pueden transmitir a los descendientes)
es la materia prima con la que se realiza mucho del cambio evolutivo.

4. Sería necesario descubrir los principios básicos de la herencia (a partir del


trabajo del monje del siglo 19 Gregor Mendel, que se extendió cualitativamente en
la primera mitad del siglo 20) y descubrir la estructura de los genes y del ADN
para completar el rompecabezas.

5. Cuando los organismos no pueden cruzarse y producir descendientes que


vivan y se reproduzcan, se dice que pertenecen a especies distintas.
6. Además de la separación física, hay otros factores que pueden mantener la
separación reproductora de dos poblaciones. Si se ha dado una especiación
completa (separación en dos especies), los individuos de las dos poblaciones no
podrán cruzarse y producir nuevas generaciones, incluso si terminan de nuevo en
el mismo ambiente. Por ejemplo, si dos especies muy relacionadas se han aislado
el tiempo suficiente, es posible que no se reconozcan como parejas potenciales
debido a diferencias de aspecto y de conducta; o que las dos no estén activas a la
misma hora o que no se reproduzcan en la misma época del año; o podrían
aparearse pero la incompatibilidad del ADN haría que produzcan crías enfermizas
o estériles. Factores así perpetúan el aislamiento reproductor incluso si miembros
de las dos especies terminan en el mismo lugar.

7. Hay mucho interés en conocer las condiciones que tienden a producir


"novedades" evolutivas, es decir características que no existían previamente. La
evidencia indica que es más probable que surjan en poblaciones de plantas y
animales especialmente pequeñas . Se ha demostrado experimentalmente (por
ejemplo, con la mosca de la fruta) que las poblaciones pequeñas tienden a
acumular rasgos novedosos más fácilmente que las poblaciones grandes. Es
posible que la reducción general de variabilidad genética total (es decir, la relativa
"pobreza genética") de poblaciones pequeñas aisladas sirva para "relajar" algunos
factores limitantes del desarrollo asociados con un pool genético más diverso (de
poblaciones mayores), y que eso permita separaciones radicales de los rasgos
relativamente estáticos que suelen caracterizar a poblaciones o grupos de
poblaciones más grandes. Este fenómeno lo ha estudiado en particular el biólogo
Ernst Mayr, el mayor contribuidor al conocimiento actual de la especiación. La
capacidad relativa de poblaciones pequeñas de separarse de las condiciones de
relativa estasis ("estados permanentes") de poblaciones mayores de la misma
especie es un fenómeno que ocurre al nivel de la población, pero parece que
interpenetra con los modelos de equilibrio puntuado propuestos por Stephen Jay
Gould y Niles Eldredge para explicar los patrones de evolución a mayor escala al
nivel de taxones (linajes mayores de plantas y animales). Regresaremos a este
punto en otra parte de la serie.

8. Se debe señalar que incluso la teoría de "equilibrio puntuado" de Gould y


Eldredge (que propone que muchas de las grandes transiciones evolutivas y
períodos de gran diversificación evolutiva en la historia de la vida ocurrieron
mediante repuntes relativamente rápidos y concentrados de cambio evolutivo)
reconoce que solo se puede decir en un sentido relativo que tales cambios
ocurrieron en poco tiempo o de modo acelerado: ¡de todos modos tomaron un
tiempo inconcebiblemente largo desde una perspectiva humana! También hay
acuerdo general sobre el hecho de que los mecanismos conocidos de evolución
darwiniana al nivel de población y especie operaron en dichos cambios, además
de los otros factores que hayan podido afectar en mayor o menor grado el ritmo y
la velocidad de cambio.
III. UNAS PALABRAS SOBRE LA ADAPTACIÓN
Muchos cambios evolutivos representan adaptaciones de los organismos a
cambios del ambiente exterior, aunque no todo cambio evolutivo es una
adaptación.1

La adaptación es un proceso que ocurre con el transcurso del tiempo. Se refiere al


desarrollo de una marcada "correspondencia" entre ciertas características de un
organismo y el ambiente en que vive. Es una especie de "afinación" de las
especies al ambiente que normalmente produce la selección natural a lo largo de
muchas generaciones. Los ejemplos de adaptación en la naturaleza son
numerosos y maravillosos. El camuflaje es un buen ejemplo. Muchos mamíferos
del Ártico (como el oso polar, la zorra ártica y otros) tienen la piel blanca y se
pueden confundir con el fondo nevado, lo que los protege de los depredadores;
ciertas especies de insectos parecen hojas, ramitas o corteza, lo que dificulta que
los vean los depredadores.

La evolución de organismos que parecen una "copia" de otras especies es otro


ejemplo de evolución de adaptaciones: por ejemplo, unos insectos tienen franjas
negras y amarillas como si fueran abejas y avispas, pero no tienen veneno y serían
muy apetitosos para los pájaros y otros depredadores. Esa apariencia engaña a
los depredadores. Recordemos que esto no se hace de modo consciente: el
insecto que parece una abeja no sabe que engaña a los pájaros. Lo que pasa es
que los insectos individuales que por casualidad tenían franjas sobrevivieron más
y dejaron más descendientes en promedio que los individuos de la misma especie
que no tenían franjas. Con el paso de muchas generaciones, la selección natural
hizo que todos (o casi todos) los individuos de la población tuvieran franjas. Hay
muchas especies "copiadas": insectos sin veneno que parecen abejas y avispas;
serpientes sin veneno que son casi exactas a serpientes muy venenosas, etc.

Bueno, si "copiar" animales venenosos da una ventaja reproductora, ¿por qué no


todas las especies de insectos han adquirido la coloración de advertencia de las
abejas y avispas, por dar un ejemplo? Esta pregunta es importante. La respuesta
básicamente es que la evolución solo trabaja con la materia prima (variabilidad
genética) disponible. Puede que una población no haya heredado la información
genética necesaria para que aparezcan ciertas características, no importa lo
ventajosas que puedan ser. Por ejemplo, para los seres humanos sería una
ventaja volar moviendo los brazos, pero el "equipo" genético humano no tiene las
bases para que se desarrolle esa capacidad. Así que la selección natural no llevará
a la evolución del vuelo en los seres humanos, aunque se demostrara que
beneficia la supervivencia y la reproducción. El biólogo Doug Futuyma (autor de
excelentes textos universitarios de evolución, así como de un excelente libro para
el público general, Science on Trial, the Case for Evolution ) da un mejor ejemplo:
dice que para los animales sin duda sería una gran ventaja ser capaces de realizar
fotosíntesis (el método por el cual las plantas producen carbohidratos con la
energía del sol) pues tendrían una fuente confiable de nutrición cuando escaseara
el alimento. Así que, si fuera posible que surgiera la capacidad de realizar
fotosíntesis en cualquier población animal, la selección natural la favorecería y se
transmitiría rápidamente de generación en generación. Pero por más ventajosa
que sea esa capacidad, ¡ nunca surgirá! Para repetir, eso se debe a que ningún
animal ha heredado de sus antepasados la información genética necesaria para
hacer la maquinaria de la fotosíntesis, que solo evolucionó en las plantas.

Por lo tanto, en una línea animal, por más que se recombine el material genético
heredado de la generación precedente, no surgirá una característica para la cual
no existen las bases, ¡por ventajosa que pudiera ser! Esto ilustra nuevamente el
importante punto de que la evolución solo puede trabajar con lo que está
disponible (con la variabilidad genética heredada de generaciones previas) y de
que los caminos evolutivos (y el surgimiento de "novedades" evolutivas) están
constreñidos ( canalizados y limitados ) por la historia pasada.

Pero a pesar de esas limitaciones, la evolución ha llevado a una increíble


diversidad de forma y función en el mundo vegetal y animal. Pensemos en las
diferentes formas y colores de las flores. ¿Por qué no son todas las flores de la
misma forma o del mismo color? ¿Por qué tanta diversidad? En parte eso se debe
al proceso histórico de co-evolución de distintas especies. Veamos el ejemplo de
las plantas y los polinizadores. Unas plantas no producen flores completas y se
reproducen soltando al aire polen (células reproductoras masculinas). El aire se
lleva el polen, que a veces cae en los ovarios (órgano reproductor femenino) de la
planta y se produce una nueva semilla. Pero en muchas especies la evolución ha
desarrollado un mecanismo que favorece la polinización, no la deja al azar: la
planta produce flores llamativas, tal vez de olor distintivo, que además de los
órganos reproductores contienen néctar. Los pétalos de colores y el dulce néctar
no le "sirven" a la planta en sí pero atraen animales polinizadores: miembros de
especies que reconocen la flor y recuerdan que es una "bandera" que anuncia una
fuente de alimento, el néctar. Entre los polinizadores figuran muchas especies de
insectos voladores (como las abejas), especies de aves (como el colibrí o
chupaflor) y unas cuantas especies de murciélagos y monos. En todos los casos
pasa básicamente lo mismo: los polinizadores van a una flor a chupar el dulce
néctar y en el proceso se les pega polen en el cuerpo. Después van a otra flor de la
misma especie a buscar más néctar; ahí, el polen de la primera flor cae en los
ovarios de la segunda flor, donde se producirán semillas. Este método es mucho
más confiable que el viento. En la especie vegetal se ha dado la evolución de una
forma de "usar" la especie animal para facilitar su propia reproducción, y en la
especie animal se ha dado una co-evolución para obtener alimento. Ambas
especies se benefician de la relación simbiótica (que beneficia a los dos), aunque
por supuesto ni el animal polinizador ni la planta polinizada está consciente del
proceso.

Lo que vemos es simplemente el resultado de un proceso de selección natural que


ocurrió a lo largo de muchas generaciones y de considerables períodos de tiempo.
Estos procesos no se dan en todos los linajes evolutivos (a muchas especies
vegetales las poliniza el viento y hay muchas especies animales que no sirven
como polinizadores) y no estaba "escrito" que la evolución se desenvolviera en esa
dirección. Pero entre los antepasados de los polinizadores de la actualidad los
individuos que fueron a buscar néctar de las flores se deben haber reproducido
más que los que no lo hicieron; así que, si la capacidad para detectar y explotar
esa fuente de alimento era heredable, se transmitió a más y más descendientes.
Igualmente, entre los antepasados de las plantas de hoy los individuos que por
accidente producían flores con néctar y avisos llamativos (colores vivos, olor dulce,
etc.) que aumentaban la posibilidad de polinización, deben haber tenido una
ventaja reproductora en comparación con otros individuos que no tenían esas
características. Mediante la simple selección natural, esas características se
pasaron a más y más descendientes.

Este proceso totalmente inconsciente (que no necesita un "artífice" externo en


absoluto) se observa una y otra vez en la naturaleza. Normalmente no podemos
ver el surgimiento de nuevas especies (muchas de las plantas y animales que
vemos hoy son el producto de millones de años de evolución y adaptación), pero sí
podemos realizar experimentos para manipular (transformar) la naturaleza y
observar y medir si ciertos rasgos de un organismo que nos parece que le dan una
ventaja reproductora efectivamente lo hacen (y a qué grado).

Este es uno de miles de ejemplos de tales experimentos: varias especies de


plantas, especialmente en el trópico, producen gotas de néctar en las hojas o en
los tallos que en apariencia no tienen uso directo para la planta (y cuya producción
requiere mucha energía). El néctar atrae hormigas que caminan por toda la planta
chupando esa rica fuente de alimento. La ventaja para las hormigas es obvia: una
buena fuente de alimento. ¿Pero hay una ventaja para la planta? En experimentos
de campo se ha demostrado que si se impide que las hormigas suban a esas
especies de plantas, los insectos que comen hojas devorarán las plantas. Pero las
"patrullas" de hormigas alejan a los insectos come-hojas, y así las plantas tienen
más posibilidades de crecer y de producir semillas. La evolución por selección
natural de esta correlación inconsciente entre hormigas y plantas ha dado a
ambas poblaciones una "ventaja reproductora", y la prueba es observable.

Volvamos al ejemplo de los polinizadores: la co-evolución de adaptaciones de


especies de plantas y de las especies que las polinizan es tan directa que los
biólogos pueden predecir qué animal polinizará una planta guiándose por la
forma, el color y el olor de las flores. Por ejemplo, a las flores rojas de forma larga
y tubulada las poliniza el colibrí: lo atrae el color rojo y chupa el néctar con su largo
pico; a las flores de colores vivos, redondeadas y de olor dulzón las polinizan las
abejas y otros insectos que detectan esos colores y olores; a las flores blancas de
fuerte olor dulzón las polinizan animales nocturnos (de noche el color no importa)
como las polillas o los murciélagos; y a las plantas de flores pálidas con un
horrible olor a carne podrida (afortunadamente pocas) las polinizan las moscas.

En cierto sentido el cambio evolutivo por selección natural puede parecer


"dirigido" por el simple hecho de que los recursos del mundo natural no son
infinitos y de que los organismos tienen que competir de una forma u otra por
ellos. Tanto la competencia entre individuos de la misma especie como entre
individuos de distintas especies contribuye al cambio evolutivo por selección
natural. Por ejemplo, los individuos de la misma especie compiten entre sí por
recursos limitados como comida, agua, pareja, territorio, lugares para nidos,
polinizadores, etc. Los individuos con características heredables que dan más
probabilidades de obtener esos recursos seguramente sobrevivirán más y se
reproducirán más que los individuos que no tienen esas características. A menos
que intervengan factores que canalicen los cambios evolutivos en otras
direcciones (o que lleven a la extinción de la especie), esas características
tenderán a pasarse de una generación a otra por selección natural y pueden llegar
a caracterizar toda una población o incluso toda una especie.

Los individuos que pertenecen a distintas especies y ocupan el mismo hábitat


también pueden competir por recursos limitados como comida y agua (por
ejemplo, cuando miembros de diferentes especies vegetales compiten por la luz
solar en la capa inferior de un bosque). Además, los miembros de muchas
especies interaccionan como depredadores o presas potenciales. De hecho, es
probable que la gran variedad de interacciones entre depredadores y presas que
se da entre miembros de distintas especies haya jugado un papel muy importante
en la "dirección" (o canalización) de una gran cantidad de cambios evolutivos por
selección natural (como la diversificación de especies) a lo largo de la historia de
la vida. Las modificaciones evolutivas que facilitan a los depredadores atrapar
presas y a las presas evitar a los depredadores representan claras adaptaciones
de los organismos a los cambios de su ambiente.2

El trabajo conjunto de los ecologistas evolucionarios y de los genetistas de


poblaciones ha producido una gran cantidad de evidencia de la evolución en
ecosistemas: evidencia de cómo usan recursos limitados distintas poblaciones; los
efectos de la competencia entre miembros de la misma especie y de distintas
especies, y de las interacciones entre depredadores y presas; la dirección del
cambio evolutivo de distintas poblaciones en respuesta a cambios en el ambiente
físico o biótico (sequías, inundaciones, aumento o disminución de especies
competidoras o de presa); y demás. Todo esto se puede evaluar
experimentalmente y el efecto de varias variables en la "aptitud reproductora" se
puede medir. También se pueden correlacionar (conectar) los cambios evolutivos
con cambios subyacentes de la variación genética a nivel molecular. Por ejemplo,
se puede demostrar que la frecuencia de ciertos alelos de ADN sube o baja de
acuerdo con ciertos cambios observables en la apariencia y/o el modo de
existencia de esa población; y todo eso se puede comparar con otra población de
la misma especie que interacciona con un conjunto diferente de factores
ambientales.

Es importante recordar también que el cambio evolutivo no sigue una dirección


predeterminada. Es más, la dirección de un cambio evolutivo se puede invertir en
una población si una característica que ofrecía una ventaja reproductora en una
situación deja de ser una ventaja porque el ambiente ha cambiado. Por ejemplo,
en un desierto caluroso y seco son muy comunes las adaptaciones que permiten
conservar agua (como las espinas de los cactos), pero si un cambio climático
transformara el desierto en un pantano tropical, es probable que las especies que
tienen adaptaciones tan especializadas evolucionaran (o que se extinguieran).
Repito: el cambio evolutivo ocurre a lo largo del tiempo con relación a ambientes
que cambian continuamente, así que no hay una dirección, un camino único al
"progreso", un propósito predeterminado ni un punto final.
Sin embargo, hay tantos ejemplos espectaculares de adaptaciones "muy
afinadas" entre los organismos y su ambiente (y otras especies) que no es
sorprendente que mucha gente crea que esas maravillas las tuvo que hacer un
"artífice" que todo lo sabe (un dios). Pero si uno examina el asunto con una
orientación científica se da cuenta de que todas las maravillas de la naturaleza,
toda su diversidad, pueden ser fruto de modificaciones de los seres vivos
preexistentes mediante procesos que se desenvuelven paso a paso a lo largo de
períodos de tiempo muy extensos. Además, como veremos más adelante en esta
serie, la evolución no es ni mucho menos un mecanismo que "perfecciona" o que
"optimiza": hay montones de peculiaridades evolutivas, vestigios inútiles (cosas
que tenían los antepasados y que ya no se necesitan), derroches e incluso
"imperfecciones" dañinas que no tendrían ninguna explicación si un dios
todopoderoso y omnisciente hubiera "diseñado" la naturaleza. Pero sí se pueden
explicar si toda la vida evolucionó de un antepasado común y se diversificó en
innumerables formas por medio de la selección natural y mecanismos
relacionados a partir de la materia prima (variabilidad genética) que una
generación hereda de la generación que la precede. Esa materia prima está
limitada (canalizada y restringida) por el desarrollo histórico pasado y por lo tanto
no puede producir modificaciones sin límite o "ideales".

En otra parte de esta serie veremos más a fondo que la evidencia de la evolución
refuta la idea de un "artífice inteligente" supremo.

NOTAS

1. Como ya mencionamos en esta serie, fuera de la selección natural otros


procesos contribuyen a la evolución de poblaciones de organismos; entre ellos
figuran la deriva genética accidental, el efecto fundador y las mutaciones
neutrales. Estos procesos contribuyen a la evolución de una población causando
cambios en la frecuencia relativa de ciertos genes de una generación a la
siguiente. Tales cambios de frecuencia génica no se deben a la selección natural.
Pero la selección natural es responsable por el proceso de afinación que
llamamos adaptación. Por otra parte, hay que tener en cuenta que no es correcto
asumir que determinado rasgo de un organismo representa una adaptación sin
más ni más. Muchos rasgos de los organismos no son adaptaciones; pueden ser el
resultado de limitaciones del desarrollo o subproductos del desarrollo de otro
rasgo que es una adaptación producida por selección natural.

2. Es importante recordar que las adaptaciones no son el único tipo de cambio


evolutivo. Por ejemplo, una población puede evolucionar y diferenciarse de la
población de la cual desciende cuando una cantidad pequeña de individuos queda
aislada tras migrar a un lugar separado, como una isla, un valle escondido, el otro
lado de una cordillera u otra barrera. El pool genético de esa subpoblación aislada
no tiene tanta variación genética como el pool genético de la población de la cual
se separó. Eso puede llevar a una pérdida de la materia prima con que trabaja la
evolución (relativa "pobreza genética"), pero también puede crear condiciones
para que surjan "novedades" evolutivas (que tienen mayor probabilidad de darse
accidentalmente en poblaciones pequeñas). Los fenómenos como la deriva
genética y el efecto fundador suplementan la selección natural darwiniana y
contribuyen al cambio evolutivo.
IV. CÓMO PRODUCE NUEVAS ESPECIES LA EVOLUCIÓN
La diversidad de las formas de vida de este planeta es para maravillarse: la
ciencia todavía está descubriendo especies vegetales y animales (especialmente
en la copa de los árboles de la selva tropical y en las capas más profundas de los
mares), ¡y se calcula que hay unos 10 millones de especies! Pero esas son
solamente las especies que viven en la actualidad ; la gran mayoría de las
especies que vivieron en otras eras geológicas se extinguieron. De hecho, parece
que más del 90% de las especies que han vivido en este planeta han dejado de
existir.

¿Por qué ha habido tantas especies en la historia del planeta? ¿Por qué hay
actualmente tantas especies de plantas, animales, bacterias y hongos? Mejor
dicho, ¿por qué se ha diversificado tanto la vida? La respuesta básica a estas
preguntas es que la creciente diversificación de la vida es un simple subproducto
de la evolución de la vida. La enorme diversidad de la vida de este planeta no
tiene nada que ver con dioses ni con otras fuerzas sobrenaturales; no es necesario
imaginar a un creador perpetuamente insatisfecho que no puede dejar de
"diseñar" nuevos seres, ¡aunque el planeta tiene unas 10,000 especies de aves y
por lo menos 27,000 especies de peces! No hay que recurrir a tales tonterías
porque la ciencia de la evolución ofrece una explicación mucho más sensata de
tanta diversidad. Abunda evidencia directa e indirecta de que se debe a
fenómenos naturales simples que han ocurrido a lo largo de mucho tiempo. Como
veremos en esta parte de la serie, la diversidad de especies de este planeta tiene
que ver con el hecho de que: 1) todas las poblaciones de seres vivos evolucionan
constantemente (acumulan cambios y modificaciones heredables en el curso de
generaciones); 2) todas las poblaciones evolucionan constantemente en
interacción con el ambiente que ocupan, que en sí cambia constantemente y
somete a las especies a nuevas presiones y "retos" evolutivos; 3) de vez en cuando
las modificaciones evolutivas que ha acumulado una población de una especie a
lo largo de muchas generaciones son lo suficientemente significativas (producen
cambios importantes de la anatomía, el desarrollo o la conducta característicos de
los individuos de esa población) que esa población se "ramifica" (se "separa",
"diverge") del resto de la especie "madre" y forma una nueva especie separada.
Como el cambio evolutivo nunca para, es probable que esa nueva especie se
vuelva a separar otra vez y genere más especies "hijas".
El mismo proceso básico se ha repetido vez tras vez a lo largo de cientos de
millones de años; en cada coyuntura en que surge una nueva especie aparecen
nuevos rasgos. Cuanto más se repite el proceso, más se diferencia la especie
descendiente de sus antepasados remotos, aunque conserva rasgos de ellos.

Como hemos visto en las entregas anteriores de la serie, no existe absolutamente


la menor duda de que todas las especies del planeta surgieron como
modificaciones evolutivas de especies preexistentes. Eso quiere decir que todas
las especies actuales están emparentadas por medio de una sucesión de
antepasados comunes que se remontan hasta las primeras formas primitivas de
vida que evolucionaron en el "caldo químico" de la Tierra hace unos 3.5 billones
de años. También quiere decir que nuestra especie humana está emparentada, en
distintos grados, con todas las otras especies del planeta: la paloma de la acera,
el roble del parque o el perro del vecino. Todos somos el producto de un largo
proceso de acumulación de modificaciones evolutivas de antepasados comunes,
¡aunque obviamente la evolución nos encaminó en muchas direcciones y por
muchos caminos en diferentes coyunturas de los 3.5 billones de años de nuestra
historia colectiva!

En otra parte de la serie veremos que buscar nuestros antepasados sería como
viajar en una máquina del tiempo. Sería seguir hacia atrás la trayectoria de una
línea a lo largo de muchas ramificaciones y coyunturas evolutivas, a lo largo de
una sucesión de distintas clases de antepasados, que también fueron los
antepasados de otras líneas evolutivas. Primero retrocederíamos a una serie de
antepasados homínidos (parecidos a los humanos), que se separaron más y más
de nuestros antepasados simios hace de 4 a 10 millones de años gracias a la
evolución de la posición bípeda, un cerebro más grande, y la capacidad de
lenguaje y coordinación social avanzada. Nuestros primos, los chimpancés y los
gorilas modernos, evolucionaron de las mismas especies antepasadas, pero
siguieron caminos evolutivos significativamente diferentes. Siguiendo hacia atrás,
por muchas más divisiones y coyunturas evolutivas, y por muchas especies,
llegaríamos a los primeros mamíferos (animales de sangre caliente cuyas crías se
desarrollan en el cuerpo de la madre y se alimentan con leche de las glándulas
mamarias). Si seguimos pasando las hojas de nuestro "álbum familiar", a la larga
llegaremos a los primeros reptiles (cuya piel gruesa y huevos amnióticos permitió
que no se secaran fuera del agua y les permitió colonizar la tierra sin tener que
regresar periódicamente al agua, como sus antepasados anfibios). Siguiendo
hacia atrás llegaremos a los primeros anfibios (antepasados de las ranas, los
sapos y las salamandras modernos) que evolucionaron de antepasados parecidos
a los peces y, por primera vez en la historia de la vida en la Tierra, salieron del
agua con patas rudimentarias y respiraban aire con pulmones. Más atrás,
pasando por los primeros peces óseos (peces con huesos), llegamos a los
primeros vertebrados marinos (animales con columna vertebral) y todavía más
atrás a los invertebrados marinos (los primeros animales de cuerpo multicelular
complejo), y finalmente llegaremos a nuestros más remotos antepasados, unos
seres parecidos a las bacterias que fueron los primeros en adquirir la capacidad
de rodear con una pared o membrana celular pequeños paquetes de moléculas de
ADN que evolucionaron de cadenas de proteínas presentes en el "caldo químico"
primitivo de la Tierra.
Vale la pena recordar que la especie humana no es la cúspide ni la culminación de
los 3.5 billones de años de evolución de la vida. Tenemos muchas características
especiales que nos distinguen de todas las otras especies, especialmente nuestra
gran capacidad de transformar conscientemente el mundo externo y de transmitir
conocimientos por medio de la evolución cultural no genética. Pero hay otras
líneas evolutivas que han logrado mantenerse por cientos de millones de años, por
ejemplo las bacterias (los organismos más numerosos del planeta). En cuanto a
las muchas líneas evolutivas que arrancaron en direcciones completamente
diferentes, es claro que muchas a la larga acabaron en callejones sin salida, pero
también hay muchas otras que una y otra vez se dividieron en una sucesión de
formas de vida, muchas de las cuales perviven hasta la actualidad.

De modo que la especie humana es apenas una de los millones de especies


actuales posada en la punta actual de una de las "ramitas" del árbol de la vida.
Las muchas otras ramas y ramitas produjeron las muchas otras especies
modernas. Por ejemplo, además de las 27,000 especies de peces y las 10,000
especies de aves que mencionamos, hay 4,000 especies de anfibios, más de
7,000 especies de reptiles y casi 5,000 especies de mamíferos. Fuera de ellas,
hay millones más de especies de plantas con flores y sin flores, bacterias y otros
microorganismos, moluscos, insectos, etc. De hecho, el mayor grupo de animales
del planeta son los coleópteros (el subgrupo de insectos del que forman parte los
escarabajos y las mariquitas): ¡en la actualidad hay como medio millón de
especies de coleópteros!1

¿CÓMO SABEMOS QUE PASÓ SI NO LO PRESENCIAMOS?

Como veremos en otra entrega de esta serie, hay muchas "categorías de


evidencia" y, combinadas, confirman el patrón básico de la evolución de la vida en
este planeta. Por ejemplo, tenemos la evidencia del registro fósil (que muestra
una serie de cambios sucesivos de las líneas de plantas y de animales a lo largo
de millones de años) y evidencia de la biología molecular (que refuerza la
evidencia del registro fósil y muestra el grado de parentesco de distintas líneas
evolutivas según el grado de semejanza o diferencia de su ADN). A esas
categorías de evidencia que se refuerzan mutuamente a su vez las refuerza
evidencia de la biología del desarrollo y la embriología, e incluso de los patrones
de distribución de especies en el planeta. Todas esas clases de evidencia,
combinadas, no dejan la menor duda de que todas las especies vivas están
emparentadas y son el fruto de descendencia con modificación de una serie de
antepasados comunes.

Una queja común de los creacionistas es que "no había nadie" para "ver" el
desarrollo de la evolución en el transcurso de cientos de millones de años, así que
es una idea sin comprobar. Pero el hecho de que no hayamos presenciado
sucesos pasados no quiere decir que no ocurrieron y tampoco quiere decir que no
haya modos de averiguar lo que sucedió: los evolucionistas averiguan cómo
cambiaron y se diversificaron repetidamente las formas de vida; los astrónomos y
cosmólogos averiguan cómo se formaron galaxias y sistemas solares hace
billones de años, y cómo han cambiado; los científicos moleculares y los físicos de
partículas averiguan las características de enlaces químicos y de partículas
subatómicas que no pueden "ver" directamente; los lingistas averiguan cómo
evolucionaron los idiomas modernos en una serie escalonada de modificaciones
culturales de idiomas antiguos de grupos que hace mucho dejaron de existir. No
pudimos "ver" directamente ninguno de esos cambios, pero tenemos técnicas que
nos permiten saber mucho de lo que pasó en el pasado. Todas estas "ciencias
históricas", como se les llama, tienen métodos científicos que permiten descubrir
marcas del pasado: cosas que perviven y están presentes en sistemas y entidades
actuales. Cosas como las semejanzas anatómicas de estructuras del cuerpo que
conectan una especie moderna con un antepasado fósil; o cosas como los
parecidos de gramática y vocabulario del francés, el español y el italiano, que
indican que se derivan del latín antiguo. Todas las ciencias históricas contribuyen
al desarrollo del conocimiento humano por medio de investigaciones de lazos
históricos y por medio del proceso de inferencia histórica, que examina evidencia
concreta y saca teorías generales para explicar coherentemente una serie de
procesos y fenómenos relacionados. Los científicos históricos adquieren gran
confianza en sus teorías (y se genera un consenso generalizado, como en el caso
de la teoría de la evolución) cuando detectan claros patrones de consistencia de
evidencia, es decir cuando diferentes corrientes de evidencia, de muchas
direcciones, apuntan hacia las mismas conclusiones y refuerzan nuestro
conocimiento; por ejemplo, cuando tanto la evidencia molecular como la
evidencia del registro fósil indican que dos líneas evolutivas se separaron en
determinado momento.

Asimismo, las ciencias históricas (y la evolución es una de ellas) usan métodos


científicos para hacer predicciones que se pueden poner a prueba: predicciones
sobre lo que debemos encontrar y sobre lo que no debemos encontrar si una
teoría sobre el pasado es correcta. Los científicos ponen a prueba las teorías en el
mundo real. Veamos un ejemplo: si la teoría de la evolución es correcta, debemos
encontrar progresiones escalonadas de ciertas modificaciones anatómicas en
series de fósiles organizados por edad (y las encontramos); también podemos
predecir que si la teoría de la evolución es correcta no debemos encontrar un fósil
humano en una capa de roca donde hay dinosaurios porque todo lo que sabemos
sobre la evolución nos dice que los seres humanos evolucionaron mucho tiempo
después de la extinción de los dinosaurios (y efectivamente los fósiles de
dinosaurios y de antepasados humanos nunca se encuentran en las mismas
capas de roca). Así que a diferencia de las "creencias religiosas", las predicciones
científicas (como las predicciones de los procesos de la evolución) se pueden
poner a prueba y verificar. Por esto, más que nada, es por lo que existe un
consenso tan fuerte de científicos en todo el mundo sobre los hechos y principios
básicos de la evolución.

Como cualquier buena teoría científica, la teoría de la evolución es "falsificable", lo


que en lenguaje científico quiere decir que si se encuentra evidencia incompatible
con la teoría se puede demostrar que es falsa (y por lo tanto se puede descartar).
Es fácil hacer una lista de cosas que, si se hallaran --ya sea en el registro fósil, en
el ADN de organismos, en la anatomía y los patrones de desarrollo de plantas y
animales vivientes o incluso en los patrones de distribución de las especies en el
planeta-- harían que los científicos refutaran, obligatoriamente, la teoría de la
evolución. Pero en los 140 años desde que Darwin la propuso ha habido
innumerables estudios y experimentos científicos que la han apoyado,y no ha
habido ni gota de evidencia concreta, en ningún campo, que lleve a los científicos
a dudar o cuestionar los hechos básicos y los principios fundamentales de la
evolución. Ni gota. No es sorprendente, entonces, que tantos científicos
consideren que la evolución es una de "las teorías mejor fundamentadas de toda
la ciencia".

LA ESPECIACIÓN Y LA DIVERSIFICACIÓN DE LA VIDA TIENEN LAS MISMAS


RAÍCES (LA SELECCIÓN NATURAL Y OTRAS)

La ciencia de la evolución nos ha permitido entender que el proceso de


especiación (cómo evolucionan nuevas especies a partir de especies
preexistentes) y la pregunta de por qué hay tantas especies en el planeta están
muy conectados. De hecho, veremos que entender la especiación es central para
entender la diversificación: entender cómo y por qué surgen nuevas especies
"hijas" de una especie "madre" (especiación) también nos permite entender mejor
qué "llevó" a las formas de vida a seguir subdividiéndose (¡frecuente y
repetidamente!) en tantas y tan diferentes especies vegetales y animales. La
ciencia de la evolución puede contestar preguntas tan intrigantes como, por
ejemplo: si las bacterias han tenido tanto éxito en este planeta, ¿por qué toda la
vida no se "quedó" como bacterias?

LOS SERES VIVOS FORZOSAMENTE TIENEN QUE EVOLUCIONAR

Primero que todo, es importante recordar un hecho crucial que examinamos en


las primeras entregas de esta serie: que una característica fundamental de todas
las poblaciones de organismos es que continuamente evolucionan (cambian). Lo
hacen automáticamente, como parte integral del proceso de vivir,
inconscientemente y sin ninguna fuerza sobrenatural ni dirección. Vimos varios
ejemplos de cambios evolutivos que podemos observar (a lo largo de varias
generaciones de poblaciones actuales de plantas y animales) en el laboratorio y
en la naturaleza. Vimos que todo lo que se necesita para que se dé un cambio
evolutivo son los siguientes ingredientes: una población que se reproduce
(comunidad reproductora) compuesta de una colección de individuos variados ; y
un mecanismo (como la herencia de variación genética por medio del ADN ) para
que parte de esa variación individual se transmita a generaciones sucesoras
(descendientes). Cada vez que se reúnan esos ingredientes, automáticamente
ocurrirá evolución porque en cada sucesiva generación los individuos que han
heredado de sus padres ciertos rasgos que les dan una "ventaja" reproductora
(con respecto a los individuos que no tienen esos rasgos) en promedio podrán
contribuir más descendientes a la siguiente generación, los que a su vez
contribuirán más descendientes a la siguiente generación y así sucesivamente. De
ese modo, los rasgos en cuestión tenderán a diseminarse por toda la población.
Eso es lo que significa decir que una población ha pasado por un cambio evolutivo.

Eso es la evolución por "selección natural" y, como vimos antes, sucede a nuestro
alrededor todo el tiempo. Recordemos que el cambio evolutivo no ocurre en
individuos y nunca ocurre "instantáneamente": solo ocurre en poblaciones
(compuestas de muchos individuos variados) y solo ocurre con el paso de muchas
generaciones sucesivas. El hecho de que las poblaciones naturales evolucionan
por selección natural es un hecho de la ciencia supremamente bien documentado
(las primeras partes de esta serie tienen ejemplos; el recuadro sobre evolución de
resistencia a los insecticidas da otro ejemplo más del hecho de que las
poblaciones vivientes evolucionan constantemente).
A estas alturas, los científicos han reunido tanta evidencia concreta de la
evolución que la mayoría de las personas que saben algo de ciencia aceptan como
un hecho comprobado la clase de evolución por selección natural que podemos
ver comúnmente en poblaciones de cualquier especie vegetal o animal viviente.
Es más, la evidencia es tan fuerte que hasta el papa reconoció hace poco que la
evolución es verdadera. Incluso algunos "creacionistas científicos"
(¡fundamentalistas cristianos que de científicos no tienen más que el nombre!) a
veces admiten que pueden darse cambios evolutivos relativamente menores en
una especie... pero siguen diciendo que hay que aceptar, básicamente por fe
ciega, que "al principio" dios creó todas las "índoles" iniciales de plantas y
animales por separado porque así lo dice la Biblia. Dicen que dios probablemente
decidió "permitir" la evolución "dentro" de esas "índoles" creadas por separado
después del acto inicial de creación. Sobra decir que la Biblia ni menciona la
evolución porque en la época en que la escribieron sus autores humanos no se
sabía nada de la evolución. O sea que esto es una tentativa un tanto extrema de
algunos seguidores actuales de la Biblia de reconciliar sus creencias religiosas con
avances obvios e innegables del conocimiento científico desde la época en que se
escribió la Biblia.

Por otra parte, los creacionistas recalcitrantes y los intérpretes "literalistas" de la


Biblia (como "la Palabra de Dios") no aceptan nada que tenga que ver con la
evolución, juran que los evolucionistas arderán en el infierno, proponen leyes para
implantar la enseñanza textual de la Biblia en las escuelas públicas, y tratan de
adquirir posiciones de poder e influencia en juntas escolares y comedores
presidenciales (con cierto éxito).

Una cosa que todas las variedades de creacionistas rechazan es el hecho


comprobado por evidencia científica concreta de que nuevas especies de plantas y
animales surgen como modificaciones evolutivas de otras especies antecesoras (y
no del aire ni por medio de intervención divina). Toda la evidencia indica que ni
hoy ni nunca ha habido "índoles creadas separadamente".2

Lamentablemente, hay muchos malentendidos sobre el surgimiento de una nueva


especie a partir de una especie anterior.

Aquí sería bueno recordar que el término microevolución se refiere a cambios


evolutivos que ocurren en poblaciones y en especies, y que el término
macroevolución se refiere a los patrones de evolución de gran magnitud que han
caracterizado las divisiones y coyunturas de los grupos mayores al nivel o por
encima del nivel de las especies a lo largo de toda la historia de la evolución de la
Tierra. Esta parte de la serie se concentra en el fenómeno de especiación
(surgimiento de una nueva especie como modificación de los antepasados
inmediatos) porque es el "puente" crucial que conecta los cambios evolutivos que
podemos ver todo el tiempo en poblaciones con las separaciones y rupturas
cualitativas que dan comienzo a una nueva línea evolutiva, como una familia o
orden,y que empiezan con episodios particulares de especiación o con rápidas
rachas de especiación.3

Los episodios de especiación (el nacimiento de nuevas especies) a veces se dan


sobre un trasfondo de extinción de especies (la muerte de viejas especies), ya que
las extinciones también son parte del proceso de cambio evolutivo, incluso a nivel
macroevolutivo. En una palabra, entender cómo surgen nuevas especies y cómo y
por qué se extinguen otras es crucial para entender cómo se ha desenvuelto la
historia de la evolución de la vida en la Tierra en el curso de billones de años, y
cómo se sigue desenvolviendo hoy.

También es importante ver que no existe un gran muro artificial entre el cambio
microevolutivo y el cambio macroevolutivo. El cambio macroevolutivo tiene rasgos
y características adicionales relacionados con "tendencias" de mayor magnitud
(que todavía estamos conociendo), pero abarca los mecanismos bien conocidos
del cambio microevolutivo, especialmente la selección natural.

Todo esto se aclarará a medida que continuemos. Pero primero, acabemos con
ciertas confusiones comunes: decir que surgen nuevas especies no quiere decir
que un gato se pueda volver perro, o que un pez se pueda volver loro; no quiere
decir que uno puede alzar una lagartija en la mano y verla transformarse en ave; y,
aunque los seres humanos y los grandes simios modernos (los chimpancés y los
gorilas) somos primos cercanos (compartimos más del 99% del ADN), tampoco
quiere decir que un buen día hace mucho tiempo un chimpancé parió un ser
humano. ¡La evolución no opera así!

Por eso recalco tanto que debemos recordar que aunque los individuos se
reproducen, lo que evoluciona son las poblaciones y que lo hacen paso a paso en
el curso de muchas, muchas generaciones. El cambio evolutivo nunca es
"instantáneo".

¿CÓMO APARECEN ESPECIES ENTERAMENTE NUEVAS?

Para entender cómo puede surgir una nueva especie de una especie antecesora
primero hay que entender muy bien qué es una especie. La biología moderna
define una especie vegetal o animal como una colección de poblaciones que
pueden cruzarse entre sí y producir descendientes fértiles (crías que sobreviven y
se pueden reproducir). Para cumplir la definición de especie, un grupo de
organismos debe tener "aislamiento reproductor" de todas las otras especies.
Veremos que hay muchos "mecanismos de aislamiento" que llevan a poblaciones
de organismos bastante relacionados a tener "incompatibilidad reproductora",
incluso si viven en la misma zona e incluso si nos parecen casi iguales. Por
ejemplo, es posible que dos especies cercanas de ranas parezcan iguales y que
vivan en la misma zona, pero que tengan incompatibilidad reproductora
simplemente porque en cada una el macho llama de una forma distinta a la
hembra y no se reconocen como parejas potenciales. La "compatibilidad
reproductora" (o la capacidad de cruzarse y reproducirse) es lo que agrupa
poblaciones de organismos en una especie, y es lo que separa una especie de
otra.

En el mundo real, las poblaciones de organismos de la misma especie a menudo


varían un poco si cubren un territorio muy grande. Por ejemplo, hay especies de
pájaros que tienen poblaciones de color un tanto diferente en la costa este y la
costa oeste de Estados Unidos; las poblaciones del centro del país, donde las
variedades de las dos costas se cruzan, tienen un aspecto intermedio. A pesar de
sus diferencias superficiales, esas poblaciones son parte de la misma especie
porque no han perdido la capacidad de cruzarse y de producir descendientes
fértiles. En tales casos, se dice que las distintas poblaciones son diferentes "razas
geográficas" o "subespecies".

Precisamente por eso los biólogos afirman que los seres humanos de todo el
mundo son parte de una sola especie. Tenemos diferencias superficiales menores
(como el color de la piel o la textura del cabello), pero no tenemos diferencias
persistentes y fundamentales, tenemos el mismo pool genético, y todos nos
podemos aparear y reproducir. Las teorías racistas de superioridad o inferioridad
racial, que siembran confusión y llevan a pensar que las distintas "razas"
humanas son distintos grupos, no tienen la menor base científica. Somos una sola
especie distribuida por todo el planeta.

Solamente se puede decir que dos organismos pertenecen a especies diferentes


si tienen aislamiento reproductor y por lo tanto no pueden cruzarse con éxito,
incluso si viven en el mismo medio.4

Para entender cómo surge una nueva especie, es importante entender cómo una
población de organismos se puede aislar reproductivamente de la población
madre. Es importante entender esto porque la especiación suele ocurrir cuando
una población que se ha aislado reproductivamente de la población madre
acumula suficientes diferencias genéticas (por medio de los procesos de selección
natural y fenómenos relacionados) y pierde la capacidad de cruzarse con la
población madre.

Cuando se mantiene el aislamiento reproductor por un tiempo suficientemente


largo (muchas generaciones) y se produce especiación completa, las poblaciones
de las dos especies seguirán evolucionando por los mecanismos usuales, como
selección natural e interacción con su ambiente. Pero lo harán separadamente (su
pool genético será separado, y un poco diferente) y por esa razón acumularán
mayores diferencias con el paso del tiempo y se separarán más y más. En cada
generación de la especie inicial y de la nueva especie los procesos usuales de
mutación y recombinación genética al azar barajarán nuevamente el naipe
genético (ahora un poco diferente) y eso producirá unos individuos de nuevos
rasgos, que pueden ser o no ser una ventaja reproductora en su medio, pero que
en cualquier caso no serán exactamente los mismos en las dos especies puesto
que ya no mezclan su pool genético en cada generación. Esto, combinado con el
hecho de que incluso diferencias pequeñas de los ambientes que ocupan pueden
ejercer presiones selectivas algo diferentes sobre las poblaciones de la vieja y de
la nueva especie (por ejemplo, pueden "favorecer" el desarrollo de un pico corto y
grueso donde hay semillas duras o de un pico alargado donde hay flores llenas de
néctar), hará que las poblaciones de la especie vieja y de la especie nueva se
alejen más (y se diferencien más en anatomía, desarrollo o conducta) cuanto más
pase el tiempo.

Además, la especie madre puede dar pie a una "especie hija" más de una vez en
el curso de su historia (aunque quizá en distintos momentos y con relación a
distintos ambientes), y es posible que muchas de esas especies hijas a su vez
produzcan sus propias especies hijas (más diferentes). Todo eso contribuye a
separar más y más con el tiempo los linajes antecesores y descendientes. ¡Por eso
la vida es tan diversificada!
Una especie relativamente recién separada de la especie madre seguramente se
parecerá a ella por un tiempo. Pero si el proceso de especiación se repite una y
otra vez a lo largo de muchos millones de años, no será tan evidente que distintos
organismos tienen los mismos antepasados. Por ejemplo, uno no piensa
automáticamente que las ballenas de la actualidad descienden de un mamífero
cuadrúpedo terrestre, pero sabemos que es así porque se han descubierto una
serie de fósiles de especies intermedias (y evidencia molecular de ADN) que
muestran la conexión familiar. En el desierto del Sahara (que hace millones de
años era un mar) hay un lugar que llaman el "valle de las ballenas" porque
contiene una cantidad increíble de esqueletos fosilizados bien preservados de una
especie de ballenas que nadaron en esas aguas hace 40 millones de años. La
especie tiene rasgos similares a las ballenas modernas, ¡pero también tiene
vestigios de patas, dedos y pelvis ! Esos vestigios la conectan (por otros pasos
intermedios) a un mamífero terrestre que vivió en la región 10 millones de años
antes. Tomó 15 millones de años (y muchos más episodios de separación de
especies hijas) para que los vestigios de huesos de patas y dedos se convirtieran
en las aletas que vemos en las ballenas de hoy. Viendo varios fósiles de la serie se
evidencian las modificaciones que la selección natural favoreció paso a paso en
diferentes momentos. ¡No fue que el antepasado terrestre de las ballenas "de
repente" perdiera las patas y apareció de la noche a la mañana con aletas! Se
dieron muchos pasos intermedios y las transformaciones anatómicas
(probablemente acompañadas de cambios de conducta y de utilización del
hábitat) tomaron muchísimas generaciones.

En cada coyuntura evolutiva en la historia de la vida, el proceso seguramente fue


parecido: una población que ocupaba determinado ambiente quedó aislada
reproductivamente, por una razón u otra, de la población general de la especie.
Esa subpoblación con el tiempo adquirió y consolidó rasgos de anatomía,
desarrollo o conducta diferentes de los de la población "madre" a medida que la
selección natural y fenómenos relacionados operaron sobre una base algo
alterada de variación genética en las dos poblaciones para producir distintos
rasgos heredables, y a medida que las dos poblaciones encontraron conjuntos de
presiones selectivas ligeramente diferentes debido a las particularidades del
ambiente de cada una.

La continua recombinación genética de la nueva especie periódicamente produjo


rasgos que nunca existieron en la población ancestral. A los genetistas les gusta
recordarnos que los "mutantes no son monstruos": las mutaciones son
simplemente "errores de copiado" bastante comunes que ocurren en el curso de
la replicación del ADN cuando los organismos se reproducen. Pueden tener
efectos grandes o pequeños en la anatomía, el desarrollo o la conducta de los
individuos que las heredan, y a veces no tienen ningún efecto observable (tales
mutaciones, que llamamos "neutrales", de todos modos contribuyen a la
variabilidad genética de una población y más adelante pueden contribuir al
desarrollo de modificaciones evolutivas). Las mutaciones y las más rutinarias
recombinaciones genéticas que ocurren en cada generación de organismos de
reproducción sexual pueden producir rasgos que, en un ambiente dado, le dan una
desventaja reproductora al individuo con relación a otros miembros de la
población. En ese caso, la selección natural tenderá a eliminar esa variación
rápidamente de la población. Si por el contrario aparece un nuevo rasgo que da a
los individuos una ventaja reproductora en determinado ambiente (lo que es más
probable que ocurra cuando el ambiente está cambiando o cuando la especie hija
se ha trasladado a un nuevo ambiente), la selección natural puede diseminar ese
nuevo rasgo rápidamente de generación en generación a más y más
descendientes.

También es importante entender que cuando una población aislada


reproductivamente forma una nueva especie y acumula significativas
"innovaciones evolutivas" (rasgos evolutivos que no tenían los antepasados), a
veces puede expandirse muy rápidamente y diseminarse a nuevos hábitats, donde
aprovecha recursos que nunca usó la vieja especie. En esas circunstancias, la
nueva especie puede diversificarse más y subdividirse con relativa rapidez en
varias especies hijas con "especializaciones" que les permiten adaptarse a
componentes específicos de los nuevos ambientes y explotar diferentes tipos de
alimento, lugares para anidar u otros recursos.

Esa rápida expansión y "radiación adaptiva" se ha observado cuando una


"población fundadora" de apenas un puñado de organismos individuales logra
colonizar islas u otros hábitats relativamente "abiertos" donde no tiene parientes
cercanos y donde no existen las especies competidoras o depredadoras que
confrontaba la especie antecesora.

Eso fue lo que pasó en el caso de una familia de pájaros que se conoce como el
pitpit hawaiano. Una sola especie de dichos pájaros migró a las islas de Hawai en
el pasado y se diversificó rápidamente (mediante repetidas especiaciones) en una
gran cantidad de especies emparentadas que tienen notables diferencias de
tamaño y forma del pico. Esas diferencias representan distintas modificaciones
evolutivas (y en este caso claras adaptaciones) con relación a una variedad de
fuentes alimenticias. Se ha demostrado que incluso pequeñas modificaciones
anatómicas del tamaño y la forma del pico tienen un gran impacto en la clase de
alimento que pueden explotar los pájaros. Unas especies de pitpit hawaianos
tienen el pico corto y delgado y principalmente comen insectos; otras tienen el
pico grueso y comen frutas y semillas duras; otras tienen el pico largo y delgado y
chupan el néctar de las flores; otras tienen rasgos intermedios. Todas esas
especies están emparentadas y descienden de una sola especie que llegó a las
islas.

En la historia de la vida de la Tierra también sucedió esa rápida "radiación


adaptiva" cuando, por ejemplo, una innovación evolutiva grande como la evolución
de plumas y de huesos huecos aptos para volar "abrió" un nuevo ambiente (el
cielo, hasta ese momento despoblado) y se produjo una explosión de especies de
aves. Las grandes innovaciones de una línea de organismos también pueden
repercutir en otras líneas. Por ejemplo, los biólogos en general concuerdan en que
el enorme aumento de especies de insectos, aves y mamíferos del período
cretácico (hace unos 140 millones de años) estuvo ligado a la rápida
diversificación de las plantas con flores (una innovación evolutiva relativamente
reciente).

Imaginemos también los enormes "espacios" evolutivos que seguramente


encontraron las primeras especies de peces óseos que dieron origen a los
primeros anfibios primitivos hace unos 400 millones de años. Fueron los primeros
animales de cuatro patas que salieron del agua y colonizaron la tierra. Surgieron
como modificaciones relativamente pequeñas de peces óseos que habían
adquirido un par de rarezas anatómicas y de desarrollo: un saco aéreo que parecía
un pulmón y unas aletas cortas y gruesas que parecían patas. Esos dos rasgos a la
larga permitieron que algunos de sus descendientes pasaran un tiempo fuera del
agua. El registro fósil nos indica que esas modificaciones evolutivas ocurrieron en
un grupo de peces óseos llamados peces de aletas lobuladas (sus descendientes
actuales son los muy primitivos celacantos y varias especies de peces dípneos o
pez pulmón). Solo podemos especular qué ventajas reproductoras dio la evolución
de un pulmón primitivo y de aletas con huesos de dedos o de patas a los
individuos que los tenían: quizá el saco de aire les permitió sobrevivir cuando se
secaban los charcos de agua (como sucede en la actualidad con los peces
dípneos), y quizá la modificación de los huesos de las aletas al principio solo
permitió a unas especies de peces escapar mejor de los depredadores o perseguir
mejor a otros peces, y después esas estructuras se destinaron a otro uso: a
moverse en la tierra. De todos modos, los esqueletos fósiles de los primeros
animales de cuatro patas que vivieron en tierra (los más primitivos anfibios tipo
salamandras, que parecían peces con patas) tienen un increíble parecido con los
esqueletos de los peces de aletas lobuladas. Lo más llamativo es que el patrón
básico de huesos de las extremidades de todos los cuadrúpedos terrestres
posteriores ya se puede ver en la estructura de las aletas óseas de esos antiguos
peces.

Ningún otro animal había salido a la tierra, así que las oportunidades de rápida
diversificación y especialización con relación a distintas subcaracterísticas de los
ambientes terrestres debieron ser muchas. De hecho, el registro fósil demuestra
que los anfibios se diversificaron enormemente en los siguientes 100 millones de
años y que de ellos se separaron los reptiles, que a su vez se diversificaron
enormemente y de los cuales se separaron los primeros mamíferos y aves. Pero
cada una de esas grandes separaciones en la historia de la vida se inició como
simples especiaciones: la aparición de una especie "hija" cada vez más divergente
que se aisló reproductivamente de la especie madre, y empezó a acumular
modificaciones evolutivas.

NOTAS

1. La increíble cantidad y diversidad de especies de coleópteros llevó a T.H. Huxley


(científico inglés proponente de la evolución darwiniana del siglo 19) a bromear
que si dios creó la naturaleza debía tener un "cariño excesivo por los coleópteros".

2. Ver las especies vegetales y animales como algo completamente segregado y


fijo (como "índoles") muestra que los creacionistas no son científicos. Todos los
biólogos entienden que los bordes que separan a los organismos son relativos (no
absolutos), que los rasgos de unos y otros tienden a mezclarse y a confundirse (no
están compartamentalizados rígidamente), y que ningún ser vivo es
absolutamente "inalterable". Por contraste, el filósofo griego Platón, quien vivió
hace unos 2,400 años, pensaba que todas las cosas tenían una "esencia"
fundamental e inmutable (que no cambia). Esa concepción se popularizó en su
época y duró hasta que se desarrollaron métodos y concepciones científicas que
nos han permitido descubrir que en realidad todas las formas de la materia (de
átomos a organismos a galaxias) cambian constantemente.¡Todos los campos de
la ciencia moderna, y sus aplicaciones para transformar nuestro mundo material,
se basan en ese punto de partida! En esta alborada del siglo XXI, ¿no es hora de
abandonar de una vez por todas las concepciones anticuadas, estáticas y
"esencialistas"?

3. El siguiente ejemplo puede ser útil para los que no conocen el sistema biológico
de clasificación de "grupos dentro de grupos" por grados de semejanza y de
parentesco: un lobo individual pertenece a una población reproductora de lobos de
determinada región; todas las poblaciones de lobos de ese territorio forman una
especie de lobos. Todas las especies diferentes pero emparentadas de lobos (el
lobo rojizo, el lobo mexicano, etc.) se agrupan en el género Lobo; todos los lobos
se agrupan en la familia de los cánidos (que abarca perros y zorros, pero no gatos,
que son de otra familia); la familia de los cánidos se agrupa con otras familias en
el orden de los carnívoros y en la clase de los mamíferos (animales que tienen
pelo, cuyas crías se desarrollan en el cuerpo de la madre y se alimentan con leche,
etc.). Así que el lobo se agrupa con otros mamíferos carnívoros como los perros,
las zorras, los osos, las focas y las comadrejas (y la evidencia de fósiles y
molecular confirma que esos animales tienen los mismos antepasados). Fuera de
eso, el lobo pertenece al filum de los cordados (todos los animales que tienen
columna vertebral) y, finalmente, al reino de los animales (lo que lo distingue de
los organismos que pertenecen al reino de las plantas, de los hongos, de los
protistos [algas] y de los procariotas [bacterias], que representan muy distintos
caminos evolutivos en la historia de la vida). En la vida real, los límites entre
especies o grupos mayores no son siempre perfectamente claros, y a veces hay
que reclasificar las especies en nuevos grupos conforme avanza el conocimiento.
Pero en general el sistema de clasificación biológica asigna organismos a cada
categoría basándose en conjuntos de semejanzas y diferencias, que corresponden
a patrones de herencia de antepasados comunes, y que los distinguen de líneas
evolutivas que tomaron caminos significativamente distintos.

4. El lector seguramente conoce el ejemplo clásico del caballo y el burro: como


son parientes cercanos, pueden cruzarse e inclusive tener crías que sobreviven,
con rasgos de ambos progenitores: la mula. Pero la mula es lo que se llama un
"híbrido estéril": puede vivir y crecer pero no se puede reproducir. Para decir que
los organismos pertenecen a la misma especie tienen que pasar la "prueba de la
especie": deben poder cruzarse y producir descendientes viables (crías que
sobreviven), y esos descendientes a su vez deben poderse reproducir. Unas
especies están separadas por mecanismos pre-cruzamiento (no se pueden cruzar
por una variedad de razones) y a veces por mecanismos post-cruzamiento (se
pueden cruzar pero sus híbridos son deformes y mueren, o sobreviven pero no se
pueden reproducir). Al aplicar la "prueba de la especie" vemos que los caballos y
los burros pertenecen a especies diferentes (pero muy emparentadas).
V. MÁS SOBRE EL AISLAMIENTO REPRODUCTOR, LA ESPECIACIÓN Y EL
SURGIMIENTO DE NOVEDADES EVOLUTIVAS
Como acabamos de ver, la divergencia de dos poblaciones de una misma especie
que experimentan aislamiento reproductor es una de las principales avenidas
para el surgimiento de nuevas especies. Ahora bien, es más probable que surjan
nuevas especies a partir de grupos de individuos especialmente pequeños que se
han separado reproductivamente de la población inicial y que empiezan a
acumular cambios evolutivos a una velocidad desproporcionadamente rápida (y
con efectos desproporcionadamente significativos), en comparación con los
cambios evolutivos de pequeña escala más rutinarios que siguen dándose en la
población inicial. En tales casos, es posible que la especie ancestral simplemente
siga existiendo,en el ambiente usual y en un estado relativamente igual, mientras
que la nueva especie que surge de la pequeña "población fundadora" se disemina
rápidamente, ocupa un ambiente algo diferente al de la especie inicial e
interactúa con el ambiente de nuevos modos.
MECANISMOS DE AISLAMIENTO REPRODUCTOR

¿Cómo se da aislamiento reproductor entre dos poblaciones? De varios modos. A


menudo la separación inicial la causa una barrera física geográfica: un banco de
arena, un cañón (como en el caso de las especies de ardillas Kaibab y Abert que
vimos en otra entrega), agua, cordilleras y demás. Pero a veces, especialmente
cuando dos poblaciones relacionadas han estado separadas geográficamente por
un tiempo (y han acumulado suficientes cambios para empezar el proceso de
divergir en dos especies), el aislamiento reproductor continuará inclusive si
vuelven a vivir en el mismo lugar. Eso puede deberse a que han acumulado
suficientes diferencias genéticas y ya no se reproducen al mismo tiempo (por
ejemplo, cuando dos poblaciones de árboles, aunque estén en el mismo hábitat
florecen en épocas ligeramente distintas, o cuando dos poblaciones de animales
emparentados ya no se aparean exactamente en la misma temporada), o a que
se han adaptado a ocupar distintos "nichos" (subgrupos de variables ambientales)
y a usar distintos medios de explotación de los recursos de los hábitats que
ocupan,incluso en la misma zona (como cuando especies emparentadas viven y
comen en el suelo o en la copa de los árboles de una selva). En el caso de muchas
especies de mamíferos y de aves, se da suficiente aislamiento reproductor para la
especiación completa cuando dos poblaciones han acumulado diferencias
significativas de conducta en ritos de apareamiento codificados genéticamente u
otras formas de comunicación:en tales casos, los individuos de las dos
poblaciones no se reconocen como parejas potenciales cuando se ven en el
mismo hábitat, y por lo tanto no tratan de cruzarse.1

LAS POBLACIONES ESPECIALMENTE PEQUEÑAS CON AISLAMIENTO


REPRODUCTOR PUEDEN EXHIBIR MÁS "NOVEDADES" EVOLUTIVAS Y
CAMBIO EVOLUTIVO RÁPIDO

De nuevo quiero recalcar lo importantes que son para el proceso de especiación


los cambios que se acumulan rápidamente en poblaciones aisladas
especialmente pequeñas.Mucha de la reorganización genética rutinaria que ocurre
en el pool genético de una población antecesora grande puede tener efectos
limitados (por ejemplo, pequeños aumentos o disminuciones cuantitativos de una
variable de desarrollo) y llevar a pocas modificaciones evolutivas sustanciales. Esa
población inicial grande puede permanecer largo tiempo en un estado
relativamente igual ("relativa estasis" se le llama), especialmente si el ambiente
no cambia y si el proceso de evolución ha tenido bastante tiempo para "afinar" las
interacciones de la población con su ambiente. Pero en una población hija muy
pequeña con aislamiento reproductor (que por definición empieza con una
pequeña porción de la variabilidad genética total de la población ancestral),
incluso mutaciones y recombinaciones genéticas relativamente menores (así
como cambios de variación genética causados por migración o por deriva
genética) pueden tener un efecto desproporcionadamente grande en la
composición genética de la pequeña población.2

De modo que las particularidades del pool genético de una población


especialmente pequeña pueden facilitar la aparición y consolidación de
novedades evolutivas, que tienen menos probabilidad de aparecer o de
consolidarse en la población antecesora mayor. Esto lo ha propuesto en particular
el biólogo evolucionario Ernst Mayr, quien ha contribuido mucho a nuestro
conocimiento actual del proceso de especiación (especialmente cuando se separa
de una población grande una "población fundadora" formada por un grupo
pequeño de individuos). Mayr señala que a menudo suponemos que una nueva
especie solo surge cuando una especie se divide completamente en dos especies
nuevas, que proceden a acumular cambios evolutivos más o menos a la misma
velocidad. Pero eso es incorrecto porque no toma en cuenta que la población
inicial con frecuencia sigue viviendo en determinado ambiente después de que la
especie "hija" se separa, y que la velocidad de acumulación de modificaciones
evolutivas (así como los impactos cualitativos de tales cambios) puede ser muy
diferente en la población hija que en la población mayor de la especie inicial. 3

También es importante señalar que las poblaciones hijas (que se han aislado
reproductivamente de la población madre) a menudo encuentran un conjunto
diferente de condiciones ambientales que la población madre. Esto sucede
especialmente si la población hija acaba en otro lugar, donde puede encontrar
distinto alimento y una mezcla distinta de competidores y depredadores. Pero
incluso si la población hija termina en un ambiente muy similar al de la población
madre, interactúa con ella de modos completamente nuevos, simplemente
porque los cambios de la variación genética subyacente han generado rasgos
individuales significativamente diferentes. Por esta razón, también, la selección
natural puede llevar a poblaciones aisladas especialmente pequeñas a divergir
más rápidamente de la población madre.

RAZONES POR LAS QUE NO OCURRE LA ESPECIACIÓN

Por las mismas razones que vimos arriba, las poblaciones muy pequeñas tienen
más probabilidades de producir cambios que aumentan sus chances de extinción.
Cuando aparecen rasgos radicalmente nuevos de anatomía, desarrollo o conducta
en una población diminuta cuyo ambiente no presenta nuevos "retos", puede ser
imposible que sobreviva y produzca descendientes. Muchos científicos piensan
que las poblaciones diminutas aisladas en promedio tienen más probabilidad de
extinguirse con relativa rapidez en la mayoría de las circunstancias, especialmente
si no encuentran cambios ambientales ante los cuales sus nuevos rasgos sean
una ventaja selectiva.

En la naturaleza también es común que el aislamiento reproductor (necesario


para la especiación) dé marcha atrás. Eso sucede cuando una población que ha
estado aislada por un tiempo de la población madre (por ejemplo, por una barrera
física temporal), se reúne con ella antes de que se complete la especiación. Eso
pasa mucho en la vida real; por eso es muy raro ver especiación completa de
principio a fin en el transcurso de una vida humana.

PUNTOS DE DEBATE EN BIOLOGÍA EVOLUCIONARIA Y SUS IMPLICACIONES

El conocimiento del proceso de especiación y de los factores que lo favorecen (y


que afectan su frecuencia) en diferentes períodos, condiciones y ambientes
aumenta constantemente. Por eso es natural que los biólogos evolucionarios
siempre debatan, por ejemplo, si ciertos factores afectan la velocidad y el ritmo
del cambio evolutivo en diferentes líneas de plantas y animales; o si los grandes
puntos de viraje evolutivo en la historia de la vida siempre son el resultado de una
acumulación gradual de modificaciones microevolutivas, o si , más bien, las
tendencias evolutivas de gran escala se caracterizan por largos períodos de
relativa estasis (en los cuales muchas especies y líneas evolutivas cambian poco),
separados por períodos más cortos de modificaciones más rápidas en "rachas" de
especiación y diversificación (como propone la teoría de "equilibrio puntuado" de
Niles Eldredge y Stephen Jay Gould). En la actualidad los biólogos evolucionarios
están tratando de integrar lo que se sabe del proceso de especiación
(especialmente en poblaciones pequeñas aisladas) con un mayor reconocimiento
de que factores al azar externos (como la colisión de un meteorito con la Tierra
hace 65 millones de años) pueden haber tenido profundos efectos en la velocidad
y el ritmo de especiación y procesos afines en la historia de la vida. Se están
proponiendo hipótesis y diseñando experimentos para entender mejor qué mezcla
de factores estimula velocidades especialmente altas de especiación (y de
extinciones) en diferentes momentos y en diferentes condiciones ambientales.

Hay muchas cosas que no sabemos sobre todo esto. Pero eso no quiere decir,
como afirman los creacionistas, que "los evolucionistas no se pueden poner de
acuerdo y eso muestra que la evolución es falsa". Primero, un punto sobre
métodos: inclusive si la teoría de la evolución fuera falsa (y claramente no lo es),
¡eso no implica que el creacionismo sea verdadero! Además, el debate científico
sobre los nuevos adelantos del campo de la evolución no quiere decir que todo el
campo sea un desastre. Todo lo contrario. Actualmente la biología evolucionaria
es un campo de las ciencias sumamente dinámico, en parte debido a que se están
haciendo avances a partir de una fundación teórica muy sólida, amplia y
comprobada. Repitiendo: hay total acuerdo de los biólogos evolucionarios de todo
el mundo de que las nuevas especies han surgido (y siguen surgiendo) solo como
modificaciones de especies inmediatamente antecesoras. Es un hecho
establecido y un consenso científico generalizado. Lo comprueban el registro fósil
y otras clases de evidencia indirecta, así como observaciones directas de
poblaciones de plantas y animales vivientes durante el proceso de divergencia y
de aislamiento reproductor (los lectores de la serie recordarán el ejemplo de la
divergencia de las ardillas Kaibab y Abert en los lados opuestos del Gran Cañón).

UNAS PALABRAS SOBRE LOS "HUECOS" DEL REGISTRO FÓSIL

Los creacionistas dicen que el registro fósil no sirve para probar la evolución
porque está "incompleto", "lleno de huecos" y no tiene "fósiles intermedios" que
muestren transiciones paso a paso entre distintas formas de vida. Analizaremos
de lleno esas falsas acusaciones (y la metodología chafa de los creacionistas) en
otra entrega, pero por ahora quiero decir que ciertas "acusaciones" de plano son
mentiras. Por ejemplo, hay bastantes secuencias claras de fósiles con formas
intermedias: los conocidos fósiles del Archaeopteryx (una forma intermedia entre
los reptiles y las aves, con características anatómicas de ambos, como dientes de
reptiles y plumas de aves); las secuencias de fósiles que muestran que los
antecesores de las primeras ballenas fueron mamíferos cuadrúpedos terrestres
que evolucionaron por una serie de pasos intermedios; o, irónicamente (porque los
creacionistas sostienen con vehemencia que el ser humano actual es la creación
especial de dios y no desciende de ninguna otra especie) el registro fósil de
nuestra propia evolución, con copiosos fósiles "de transición" que conectan a
nuestros antepasados de hace unos pocos millones de años (más simiescos y de
cerebro pequeño) con la especie humana moderna por medio de una variedad de
pasos intermedios obvios. (La evolución humana será el tema de una entrega de
esta serie).

Pasemos a otra acusación: ¿que el registro fósil es incompleto? ¡Pues claro!


Primero que todo, solo un pequeño porcentaje de plantas y animales se preserva
como fósiles. Pero eso no quiere decir que no haya más que suficientes fósiles (y a
diario se encuentran más) para que la vasta mayoría de los científicos acepte con
plena confianza la cronología básica y las secuencias de antepasados-
descendientes que conectan todos los distintos linajes evolutivos. ¿Que hay
"huecos" entre especies en el registro fósil? Sí, efectivamente hay unos huecos,
pero eso no representa un "problema" para la teoría de la evolución, como
afirman los creacionistas. Los creacionistas tienen un plan social y político
reaccionario: imponer el fundamentalismo religioso. Por eso suelen tergiversar lo
que significan cosas como los huecos del registro fósil (y mandan los hechos a
paseo). Los críticos de los métodos del creacionismo señalan que cada vez que se
encuentra un fósil intermedio que llena un vacío entre los fósiles de dos especies,
los creacionistas dicen que ahora hay dos huecos nuevos,¡uno a cada lado del fósil
de la nueva especie! A ese paso se quejarán toda la vida de que hay huecos, por
más fósiles que se encuentren.

Dejando de lado la demencia de los creacionistas, la teoría de la evolución predice


que habrá "huecos" significativos en series de fósiles debido a las condiciones en
que surgen nuevas especies. Los paleontólogos y otros recolectores de fósiles han
notado que los fósiles de nuevas especies (especies nunca antes encontradas)
suelen aparecer "de repente" en una capa geológica. Eso es precisamente lo que
se esperaría si una nueva especie evoluciona a partir de una cantidad
relativamente pequeña de individuos que quedan aislados reproductivamente de
una población mayor (como suele suceder en el caso de las especies vivientes ). Si
así es como evolucionan típicamente las nuevas especies, el registro fósil tendrá
muchos "huecos" y discontinuidades: por el obvio hecho de que la mayoría de los
individuos se descomponen completamente y no quedan preservados como
fósiles, y también porque muchos de los episodios de especiación seguramente
ocurrieron en pequeños grupos de un puñado de individuos aislados . Por eso sería
altamente improbable que los recolectores de fósiles encontraran alguna vez los
miembros "originales" de una nueva especie.

Y repitiendo, si una nueva especie no se extingue casi tan pronto como surge,
seguramente se relacionará con su ambiente de modos nuevos, y eso a su vez
puede permitir que se expanda rápidamente, que irradie en nuevas direcciones e
incluso que produzca adicionales modificaciones evolutivas (y que se siga
diversificando en más especies) en el proceso de adaptarse a nuevos desafíos
ambientales. Cuando miramos el registro fósil, no es posible ver el momento
exacto en que un nuevo linaje divergió de un linaje antecesor; lo que encontramos
es evidencia de la aparición aparentemente repentina de gran cantidad de
organismos nunca antes vistos, pero que tienen claros indicios de parentesco con
una línea anterior. Eso es lo que esperaríamos si los episodios de especiación
empiezan típicamente en poblaciones pequeñas aisladas que contienen
relativamente pocos individuos, y si toma tiempo aumentar la cantidad de
miembros de la nueva especie y "establecerse" como una especie distinta
(mantenerse durante largo tiempo) en su nuevo ambiente. Es lógico esperar que
sus fósiles solo aparecerán después de que se haya desenvuelto ese proceso
durante un tiempo.

En vista de todo esto, ¡en realidad es admirable que el registro fósil sea tan bueno
como es!

NO TODAS LAS LÍNEAS EVOLUTIVAS EVOLUCIONAN A LA MISMA VELOCIDAD

Parece que en el pasado se han dado épocas y condiciones ambientales


altamente favorables para la especiación y diversificación de especies en general,
inclusive en períodos de tiempo relativamente cortos y concentrados. Otras
épocas y condiciones ambientales se caracterizan por cierto mantenimiento del
statu quo en muchas especies y linajes, aunque las poblaciones evolucionaran un
poco (por medio de la selección natural y fenómenos afines) en una constante
interacción dinámica con el ambiente. Parece que la cantidad de especiación que
ocurre (en un linaje de una especie vegetal o animal, y en general en todos los
linajes de la vida vegetal y animal de un período especifico de la historia de la
Tierra) varía con relación a factores y condiciones que todavía no se conocen bien.
A la fecha todavía no se sabe por qué ciertos linajes no cambian durante millones
de años, mientras que otros cambian frecuente y rápidamente. O exactamente por
qué (como se deduce de la relativa diversidad de fósiles hallados en distintas
capas de roca) en unas eras geológicas se dieron enormes "explosiones" de
diversificación de especies, y en otras no. Los fósiles de los antepasados de las
tortugas marinas modernas aparecen en capas de roca de hace 100 millones de
años (antes del tiempo de los dinosaurios), pero son casi idénticos
anatómicamente a las tortugas de hoy. ¿Por qué han cambiado tan poco en 100
millones de años? La misma pregunta se aplica al cangrejo herradura, el árbol
gingko y otros "fósiles vivientes", que casi no han cambiado en cientos de millones
de años. También se ve la situación contraria: actualmente hay unas 400 especies
distintas de un pez en un lago africano, el lago Victoria. Todas están
emparentadas y obviamente todas descienden de una sola especie. Lo más
increíble es que sabemos por el registro geológico que el lago estaba seco hace
12,000 años, así que esa enorme cantidad de diversificación evolutiva - todas
esas repetidas especiaciones-- se realizaron en no más de 12,000 años, lo que es
como un segundo en la escala del tiempo geológico. ¡Así que, de un lado, hay
tortugas marinas que casi no han cambiado en 100 millones de años y, de otro
lado, hay peces que se han diversificado en cientos de especies en 12,000 años!

Una de las preguntas más interesantes que están explorando los biólogos
evolucionarios modernos es por qué unos linajes de plantas o animales han
evolucionado y se han diversificado más frecuente y dramáticamente que otros en
el curso de la historia. Como vimos, es posible que unas especies y linajes enteros
tengan "limitaciones" genéticas y de desarrollo más rígidas a causa de
modificaciones evolutivas pasadas; de ser así, sería más probable que se
conserven como son (o que se extingan) en lugar de acumular modificaciones
significativas. Eso podría explicar algunos rasgos de los "fósiles vivientes". Pero
también es importante recordar que las poblaciones de organismos no
evolucionan en un vacío; existen en una constante interacción dinámica con
aspectos de su hábitat y ambiente: aspectos físicos,como el clima y el terreno, y
aspectos "bióticos",como otros animales y plantas competidores o depredadores.
Muchos biólogos evolucionarios sospechan que el ritmo y la velocidad de las
tendencias evolutivas de gran escala (y la velocidad de los episodios de
especiación) dependen en gran medida de la frecuencia y la magnitud de los
nuevos "desafíos" ambientales y de los "trastornos" del hábitat que encuentren las
poblaciones en evolución.

Sabemos por experiencia directa que en las especies vivas el cambio de


condiciones ambientales puede ejercer nuevas presiones de selección fuertes
sobre las poblaciones de organismos; esto ocurre a una escala grande (por
ejemplo, el cambio del clima global o el trastorno de todo un ecosistema) y a una
escala pequeña (por ejemplo, el cambio de una sola variable de un ambiente
estable, como la introducción de una nueva especie depredadora, ejerce una
nueva presión selectiva sobre las poblaciones de una sola especie). Parece claro
que unas líneas tienden a evolucionar rápidamente con repetidas modificaciones
ante cambios repetidos de las presiones ambientales. Esto se ve en la co-
evolución de especies de presa y depredador (que recibe el nombre de "carrera
armamentista" biológica): con el tiempo el depredador adquiere nuevos medios
de agarrar la presa, y la presa adquiere nuevos medios de escapar del depredador.
A partir de la observación de las especies vivientes también parece claro que las
modificaciones evolutivas pueden afectar la interacción de una especie con su
ambiente; por ejemplo, pueden permitirle usar recursos que no explotaba antes o
vivir en hábitats que no ocupaba.

EN LA EVOLUCIÓN NO HAY GARANTÍAS

También sabemos, sin embargo, que una especie no puede "responder" a todos
los nuevos desafíos y las nuevas oportunidades ambientales. A fin de cuentas eso
depende de la variación genética que tenga a su disposición en cierto momento.
Nada garantiza que surgirán rasgos "ventajosos" en los individuos de una
población, por más que la selección natural los favorezca si llegan a surgir.

En la entrega anterior vimos que la selección natural conjuga factores aleatorios y


no aleatorios: primero que todo, factores aleatorios (al azar) como las mutaciones,
las recombinaciones y la deriva genética barajan continuamente el naipe que
constituye la variación genética total de una población y que forma la materia
prima del cambio evolutivo; pero después, la selección natural escoge de una
forma no aleatoria (no al azar) ciertos rasgos en relación con las demandas y
desafíos de determinado ambiente externo.

Pero nunca hay garantías de que una especie adquiera determinado rasgo que le
permita responder a una nueva presión o un nuevo desafío ambiental. En todas
las poblaciones se da siempre cierto grado de cambio evolutivo, pero las opciones
de cuáles modificaciones específicas pueden ocurrir en un momento dado están
sumamente limitadas por sucesos al azar y por los constreñimientos de las
modificaciones evolutivas pasadas. A veces una población puede evolucionar y
responder a las transformaciones del mundo exterior, pero a veces no puede
hacerlo. La extinción en pequeña escala de especies (lo que se conoce como
"extinciones de fondo"), así como el fenómeno de que toda una línea evolutiva
vegetal o animal llegue a un "callejón sin salida", son otra parte integral de la
historia de la vida... tan integral como el nacimiento de nuevas especies y linajes.

LOS EFECTOS DE LAS EXTINCIONES EN MASA


Recordemos que el registro fósil muestra que en la historia del planeta ha habido
por lo menos cinco olas de "extinciones en masa" de una gran proporción de las
especies existentes de plantas y animales. La más famosa de ellas sucedió hace
unos 65 millones de años y parece que la causa fue el impacto de un gran
meteorito contra la península de Yucatán a cientos de miles de millas por hora. El
cráter todavía se ve y en las capas de roca de esa época en todo el planeta se ven
bandas del mineral iridio (común en meteoritos). Se estima que el impacto lanzó
grandes nubes de polvo a la atmósfera que bloquearon la luz solar y bajaron la
temperatura en todo el mundo a tal grado que muchas de las plantas
dependientes de la luz solar murieron. Como reacción en cadena, eso a su vez
llevó a la muerte de la mayoría de los animales herbívoros (que se alimentan de
plantas) y de muchos de sus depredadores. En el registro fósil se ve que todos los
dinosaurios herbívoros y sus depredadores carnívoros se extinguieron hace 65
millones de años, muy probablemente a raíz de ese catastrófico impacto. Es muy
improbable que alguna especie de dinosaurios haya podido evolucionar lo
suficientemente rápido para no extinguirse ante un suceso tan devastador y
repentino. Pero para las especies animales que lograron sobrevivir (como los
antepasados de los mamíferos modernos, que hace 65 millones de años eran
unos animalitos parecidos a las musarañas o a los ratones, y que seguramente no
se extinguieron porque eran nocturnos y vivían en madrigueras), la eliminación de
muchas de las especies dominantes de la época (especialmente los dinosaurios)
pudo haber creado una "apertura" ambiental y una oportunidad que permitió a
esas especies sobrevivientes expandirse y diversificarse rápidamente.
Efectivamente, hay claras indicaciones de que en el período geológico posterior a
la extinción en masa de hace 65 millones de años se dio una enorme explosión de
diversificación de especies de mamíferos.

¿ESPECIACIÓN ANTE NUESTROS PROPIOS OJOS?

En la mayoría de los casos, las especiaciones toman demasiado tiempo


(demasiadas generaciones) para que los seres humanos podamos presenciar el
proceso de principio a fin. Pero en unos casos (especialmente de plantas, y de
animales que se reproducen rápidamente) ha sido posible observar la especiación
en acción.

Por ejemplo, hace muchos años el gran genetista Theodosius Dobzhansky


demostró experimentalmente cómo puede ocurrir la especiación en la mosca de
la fruta: en uno de muchos experimentos de laboratorio tomó una especie de
mosca de la fruta, la dividió en dos poblaciones y procedió a "seleccionar"
artificialmente distintas características (como el número de pelillos en las patas)
en las dos poblaciones por varias generaciones. Después de unas 20
generaciones, juntó las dos poblaciones pero observó que ya no se apareaban: por
medio de las manipulaciones que "favorecían" ciertos rasgos superficiales
acumularon las suficientes diferencias genéticas subyacentes para no poderse
cruzar. ¡Eran dos especies distintas!

Otro experimento tomó una población natural de moscas de la fruta de una selva,
las dividió y las puso en dos tanques separados durante cinco años sin interferir.
Al final de ese tiempo (suficiente para que cada grupo produjera muchas
generaciones), cuando se juntaron las dos poblaciones, tampoco podían cruzarse.
Las diferencias genéticas que se fueron acumulando separadamente durante
cinco años las volvieron incompatibles a la hora de reproducirse. Las
observaciones de diferencias anatómicas, conducta y ADN demostraron cuánto
divergieron: eran dos especies distintas.

¿Por qué no vemos surgir nuevas especies de plantas y animales en el mundo


natural? Por varias razones. Una de las más obvias es que la mayoría de las
especies no producen series de nuevas generaciones tan rápido como la mosca de
la fruta o las bacterias, y se necesita que pasen muchas generaciones para que se
acumule suficiente variación genética en una población y se presente la
posibilidad de que surja una nueva especie. Podemos observar muchas
generaciones de la mosca de la fruta en unos meses o un año, pero pensemos en
el tiempo que tomaría observar 20 ó 30 generaciones de mamíferos. Los grandes
cambios evolutivos toman por lo menos miles de generaciones, así que para
nosotros es mucho más probable observar la extinción de una especie (algo muy
frecuente en la actualidad, desgraciadamente) que el surgimiento de una nueva
especie.

Además, en el mundo natural las condiciones de absoluto aislamiento reproductor


entre poblaciones de una especie no se suelen mantener el tiempo suficiente para
que ocurra especiación completa. Las poblaciones separadas por un tiempo por
una barrera física (un canal que se secó, un banco de arena, un camino que corta
un bosque) a menudo se recombinan cuando la barrera desaparece. Por ejemplo,
cuando un canal bloqueado entre dos lagos se vuelve a abrir, las poblaciones
separadas de peces de una misma especie se vuelven a cruzar. Eso interrumpe el
proceso de especiación que apenas empezaba. También hay que tener presente
que no basta con "surjan" nuevos rasgos en una población con relativo
aislamiento reproductor. Pueden surgir "novedades" evolutivas que den una
ventaja reproductora a los individuos que las tengan; pero eso no garantiza que el
cambio se preservará y se consolidará en la población general. Muchos procesos
"accidentales" pueden impedirlo, como la repentina introducción de una nueva
especie depredadora o competidora, un cambio dramático del clima, un incendio
o una inundación, etc. Cualquiera de esos factores puede llevar a la eliminación de
individuos o de poblaciones enteras antes de que las novedades ventajosas
puedan transmitirse a suficientes descendientes y preservarse. Especialmente en
el caso de una población muy pequeña, es muy incierto si puede subsistir lo
suficiente para establecerse.

A pesar de los factores que impiden que se complete un proceso de especiación, o


que una nueva especie sobreviva, la especiación completa ha ocurrido
innumerables veces en los 3.5 millones de años pasados y continúa. La
especiación explica la increíble diversidad de la vida pasada y presente de este
planeta... una diversidad tanto más maravillosa porque se ha desenvuelto y
florecido por su cuenta, sin que la dirija un "ingeniero" imaginario ni un
"diseñador" sobrenatural.

NOTAS
1.
A veces los mecanismos de aislamiento reproductor son más sutiles pero
igualmente efectivos; por ejemplo, se ha demostrado en estudios que dos
poblaciones de insectos emparentados pueden aislarse reproductivamente por
alimentarse con distintas plantas. También se ha observado que surgen nuevas
especies de plantas cuando dos especies emparentadas pero distintas, que
ocupan el mismo hábitat pero que normalmente están aisladas
reproductivamente por factores genéticos (como incompatibilidades
cromosómicas), se aparean y producen híbridos estériles. Normalmente, tales
híbridos, como las mulas estériles, no pueden producir descendientes; sin
embargo, en las plantas no es raro que los cromosomas de los híbridos se
dupliquen (un fenómeno llamado poliploidia ), lo que en la práctica les permite
tener descendientes, ¡aunque no son miembros de una nueva especie! Se cree
que muchas de las 260,000 especies de plantas actuales evolucionaron por
medio de poliploidia.
2.
Es importante ver que los cambios de las frecuencias génicas y de la diversidad
genética general de las poblaciones pueden ocurrir por azar, y no solo por
selección natural. Por ejemplo, puede que a una zona migren nuevos individuos
que lleven material genético adicional a una población; o al contrario, la
diversidad genética general de una población se puede reducir por deriva
genética, cuando se pierden ciertos alelos genéticos (variantes de genes) debido a
la muerte accidental de individuos o a la eliminación accidental de un sector de la
población.
3.
También hay evidencia experimental que apoya esta posición, y se cree que la
cantidad limitada de variación genética total de la población pequeña al comienzo
de la especiación puede "relajar" los constreñimientos genéticamente
determinados presentes en la población mayor. También se cree que tal
"relajación" puede facilitar la reorganización genética que lleva a que surjan
nuevos rasgos.

VI. LA EVOLUCIÓN ES UN HECHO COMPROBADO: LAS EVIDENCIA ES CONCRETA Y


PROVIENE DE MUCHAS DIRECCIONES
Hemos hablado ya de que todas las formas de vida son producto de la evolución,
de que la evolución continúa y de que la evidencia de la evolución está en todas
partes. También hablamos de lo que saben los biólogos actualmente del proceso
de especiación: cuando una nueva especie se separa de la especie antecesora en
el transcurso de muchas generaciones. (Vea el OR No. 1163, 18 de agosto y OR
No. 1164, 25 de agosto de este año). Por medio de innumerables casos de
especiación a lo largo de 3.5 billones de años, la vida evolucionó de unas
bacterias primitivas a la gran diversidad de animales marinos y a todas las
especies de anfibios, reptiles, aves y mamíferos (incluido el ser humano) que viven
en la Tierra.

La evolución se considera una de las teorías científicas más sólidas porque la


evidencia que la prueba proviene de muchas direcciones y de muchos campos de
la ciencia: la biología molecular ha hallado evidencia de la evolución en los
patrones de ADN; la paleontología ha hallado evidencia en las características y las
secuencias de fósiles; la embriología la halla en los patrones de desarrollo de los
embriones; la genética de poblaciones y la ecología halla evidencia de la evolución
en las características, los modos de interacción y los patrones de distribución de
poblaciones y comunidades de organismos vivientes. En la actualidad se ha
documentado tanta evidencia de la evolución que uno puede leer centenares de
libros científicos y miles de artículos de revistas científicas sobre el tema, y
todavía tendrá más por leer.

En esta parte de la serie hablaremos de las principales categorías de evidencia


que comprueban de manera concluyente que la evolución es un hecho.

EL PASADO DEJA HUELLAS EN EL PRESENTE

En todo proceso (ya sea de la naturaleza o de la sociedad) que tenga historia, el


pasado deja huellas en el presente. Por lo tanto, uno puede estudiar fósiles de
organismos muertos hace mucho y encontrar en ellos rasgos (huesos, etc.) que
pertenecían a especies antecesoras; o uno puede estudiar especies vivas y
encontrar rasgos que conectan claramente dos o más especies, y que las
conectan con una especie anterior de la cual evolucionaron. La teoría de la
evolución predice que si una especie vegetal o animal no salió "de la nada", su
físico y sus patrones de distribución en el planeta darán muchas pistas concretas
para averiguar de dónde proviene. Y eso es precisamente lo que pasa.

EVIDENCIA DIRECTA DE LA EVOLUCIÓN DEL REGISTRO FÓSIL Y DEL


REGISTRO MOLECULAR

Como vimos en esta serie, el registro fósil es una fuente importante de evidencia
directa de la evolución pasada de las especies. Cuando se arreglan en orden de
antigedad (determinado por diversas técnicas científicas de datación) una serie de
fósiles de plantas o animales, podemos comparar punto por punto sus estructuras
y ver muchas de las modificaciones graduales que han ocurrido entre los
representantes "más viejos" y "más jóvenes" de una línea.

Una nueva especie solo puede evolucionar a partir de la variación heredable que
existía en las poblaciones de los antepasados inmediatos; cuando uno examina
cualquier especie viva o especie fósil de plantas o animales, encuentra ciertas
semejanzas con los antepasados y ciertas diferencias (nuevos rasgos que no tenía
la especie anterior). Las semejanzas permiten estudiar el parentesco de las dos
especies; las diferencias permiten entender por qué cada especie es única .

La vida lleva evolucionando en este planeta aproximadamente 3.5 billones de


años: suficiente tiempo para que se produzcan toda clase de dramáticas
modificaciones evolutivas en todas y cada una de las líneas de plantas y animales.
Así, por ejemplo, hay fósiles de ballenas marinas conectados (por medio de una
serie de fósiles de especies relacionadas) con una especie antecesora de
cuadrúpedos terrestres; y nuestra propia especie humana está emparentada con
una serie de antepasados homínidos, es decir, especies parecidas al ser humano
que caminaban erguidas como nosotros pero que todavía tenían mucho en común
con los monos de los cuales evolucionaron. Si ponemos en fila por orden de edad
las especies antecesoras de la línea humana que caminaban erectas, se ve que
las más antiguas se parecen más a los simios y las más recientes se parecen más
a los humanos modernos. Eso quiere decir solamente una cosa: los seres
humanos descienden de especies previas no humanas parecidas a los simios.
(Más adelante trataremos a fondo el tema de la evolución humana).

Desde hace ya bastante tiempo los científicos establecieron la filogenia básica


(secuencia de antepasados y descendientes) de todas las líneas vegetales y
animales. Lo hicieron simplemente comparando los rasgos morfológicos (forma)
de las especies vivas y de fósiles de distintas edades. De hecho es posible, tal
como lo predice la teoría de la evolución, reconstruir el árbol de la vida agrupando
especies y linajes por forma y función, y separándolos por rasgos que no tienen en
común. Cuanto más cercana sea la relación de linajes y especies, más rasgos en
común tendrán; y cuanto más lejana sea la relación, más diferencias entre sí
habrán acumulado. Por tales comparaciones sabemos, por ejemplo, que los
caballos y las cebras tienen una relación mucho más cercana entre sí que con los
lobos, y a su vez, que los caballos, las cebras y los lobos tienen más relación entre
sí que con las aves. Se puede seguir agrupando las especies así en grupos cada
vez más grandes, pero siempre a partir de los rasgos que realmente tienen en
común. Así encontraremos que los caballos, las cebras y los lobos tienen unos
rasgos en común con las aves (por ejemplo: son de sangre caliente y tienen
columna vertebral); y que a su vez tienen rasgos en común (como la columna
vertebral) con unas especies muy antiguas de peces que conocemos por el
registro fósil (unas líneas de peces óseos de los que descendieron los primeros
animales que salieron a la tierra). Y naturalmente los caballos, las cebras, los
lobos, las aves, los peces óseos y todos los demás vertebrados existentes o
extintos, a pesar de todas sus diferencias, están más relacionados entre sí que
con los invertebrados, como las esponjas de mar y las almejas, que representan
un camino evolutivo muy diferente desde las etapas tempranas de la historia de la
vida. Como veremos más adelante, en sí el hecho de que las especies animales y
vegetales se puedan clasificar en una sucesión de grupos cada vez más grandes
exclusivamente por los rasgos que tienen en común (lo que se llama "jerarquía
anidada") prueba que están conectadas por líneas de ascendencia y
descendencia.*

Si eso no fuera suficiente prueba de parentesco entre antepasados y


descendientes, el campo de la biología molecular ahora tiene nuevas técnicas que
corroboran la evidencia de la evolución que se obtuvo por comparaciones de
rasgos anatómicos y de desarrollo de especies vivas, y por el rastreo de las
secuencias de modificaciones evolutivas en el registro fósil. Resulta que todas las
especies vivas del planeta contienen muchas de las mismas moléculas
bioquímicas (como el ADN o las proteínas de la sangre), que realizan muchas de
las mismas funciones. El hecho de que toditos los organismos (bacterias, pinos,
seres humanos, palomas, etc., etc.) usen el mismo sistema, las mismas moléculas
bioquímicas (las cadenas de ácidos nucleicos llamadas ADN y ARN), para
almacenar información hereditaria (el modelo para la fabricación de distintas
proteínas en el cuerpo) y para transmitir esa información de generación en
generación, demuestra que todos los organismos del planeta descienden de una
serie de antepasados comunes (y que están relacionados en distinto grado).

De esas moléculas unas son sumamente antiguas y casi no han cambiado en


millones de años.**

Pero las moléculas biológicas como el ADN (y las proteínas de la sangre) cambian
con el tiempo. Parece que unas cambian más rápido que otras. Pero también
parece que cualquier clase de molécula biológica tiende a mantener un ritmo de
cambio relativamente parejo , en promedio, durante largos períodos de tiempo.
Esto es lo que ha hecho posible la técnica moderna de "datación molecular", que
permite identificar aproximadamente en qué punto del pasado dos especies
todavía tenían un antepasado común: cuanto más tiempo las dos especies hayan
estado separadas, más diferencias habrán podido acumular en sus respectivas
moléculas de ADN y de proteínas. Así que si medimos las semejanzas y
diferencias observables de uno o más genes (secuencias de ADN) de dos especies,
y si sabemos el promedio del ritmo de cambio de esa clase de molécula, podemos
saber con bastante certeza hace cuánto se separaron las dos especies y
empezaron a seguir caminos evolutivos distintos.***

Las nuevas técnicas de datación molecular siguen mejorando, pero ya han


permitido refinar las filogenias (árboles familiares) evolutivas: por ejemplo, a partir
del registro fósil y de evidencia anatómica y conductual, los evolucionistas saben
hace tiempo que los mapaches, los pandas rojos, los pandas gigantes y los osos
tienen un antepasado común. El análisis molecular de ADN de esas especies ha
confirmado eso independientemente; pero además ha dado información adicional
sobre la secuencia de divergencia evolutiva de esas especies. Así hoy sabemos
que a pesar de las semejanzas de forma y conducta de los pandas rojos y los
pandas gigantes, en realidad los pandas rojos tienen más parentesco con los
mapaches que con los pandas gigantes, los cuales se separaron más tarde de la
línea de los osos. Este ejemplo, uno de muchos, ilustra que la colaboración de los
biólogos moleculares y los biólogos evolucionarios ha dado un cuadro más
completo y detallado de la historia evolutiva de distintas líneas vegetales y
animales.

Incluso cuando la evidencia molecular no añade tales precisiones, es invaluable


porque da una corroboración independiente de las filogenias que los científicos
han trazado con la evidencia fósil y con la comparación de semejanzas y
diferencias de forma y función de las especies vivas.

Una de las principales cosas que yo quisiera que los lectores recordaran de esta
serie es que la evolución tiene una enorme "consistencia de información",o sea,
que hay muchas clases de evidencia que provienen de muchas direcciones y que
todas apuntan a las mismas conclusiones. La gran coherencia de la evidencia de
diferentes fuentes es una de las razones de que la mayoría de los científicos
consideren que la evolución es una de las teorías más sólidas y mejor
fundamentadas de toda la historia de la ciencia.

CATEGORÍAS ADICIONALES DE EVIDENCIA


Además de la evidencia directa del registro fósil y del registro molecular, muchas
formas de evidencia indirecta de la evolución de las especies provienen de ciertos
rasgos de organismos vivos (y de comunidades enteras) que no tienen sentido, a
menos que las especies modernas sean modificaciones evolutivas de diferentes
especies anteriores. Esos rasgos tampoco tienen sentido si un dios sobrenatural o
un "artífice inteligente" hubiera "diseñado" conscientemente todas las formas de
vida de este planeta. Veamos unos ejemplos (basados en el respetado libro de
texto universitario Evolutionary Biology de Doug Futuyma y en su excelente libro
para el público general Science on Trial--The Case for Evolution,entre otras
fuentes).

1) EVIDENCIA DE LA EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES PROVENIENTE DEL


DESARROLLO EMBRIONARIO

Muchas especies (todas las especies de vertebrados, entre ellas) producen huevos
que se transformarán en embriones; tales embriones tienen rasgos de especies
antepasadas, aunque ya no sean de ninguna utilidad. Por ejemplo, en las primeras
etapas de desarrollo, los embriones de reptiles, aves y mamíferos (incluidos los
embriones humanos) tienen cola y "hendiduras branquiales", tal como los
embriones de peces . En los peces, esas hendiduras branquiales formarán
branquias a los lados de la cabeza para respirar en el agua. En las tortugas, los
pollos, los cerdos o los seres humanos, las hendiduras desaparecen en una etapa
posterior del desarrollo embrionario, antes del nacimiento. ¿Pero por qué las
tienen al principio?¿Y por qué los embriones humanos al principio tienen cola (que
también desaparece y solo queda un hueso, el cóccix, en la punta de la columna)?
Si un dios o un "artífice inteligente" hubiera diseñado todos los organismos por
separado , como dice la Biblia, ¡no tendría ningún sentido que tuviéramos
branquias o cola por un tiempo! Pero eso tiene mucho sentido si los mamíferos
evolucionaron de un grupo de reptiles que evolucionaron de un grupo de peces.
Las hendiduras branquiales y la cola de los embriones son vestigios (restos)
evolutivos de antepasados.

2) EVIDENCIA DE LA EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES PROVENIENTE DE OTROS


RASGOS VESTIGIALES (REMANENTES)

Inclusive después del nacimiento, los individuos de muchas especies conservan


rasgos inútiles o en algunos casos peor que inútiles. En ciertas especies de plantas
que en la actualidad tienen flores masculinas y femeninas completamente
separadas, las flores masculinas todavía tienen vestigios pequeños e inútiles de
órganos femeninos (pistilos) y las flores femeninas tienen vestigios de órganos
masculinos (estambres). Algo tan extraño no tendría sentido si un dios hubiera
creado las especies siguiendo un plan maestro consciente e inteligente, pero sí
tiene sentido a la luz de la evolución: son vestigios de antepasados que producían
órganos masculinos y femeninos en la misma flor (como todavía lo hacen muchas
especies). O veamos las ballenas: todavía tienen huesos pélvicos pequeños, poco
desarrollados y aparentemente sin función, que ni siquiera están conectados al
resto del esqueleto. Esas estructuras no concuerdan con un cuerpo alargado
adaptado a desplazarse en el agua; son vestigios evolutivos de cuando los
antepasados de las ballenas vivían en la tierra y tenían patas conectadas a la
pelvis.
¿Y las especies de peces y organismos que viven en cuevas y tienen ojos, aunque
pasan toda la vida en la oscuridad y no pueden ver? ¿Diseñaría algo tan
disparatado un dios? Lo que pasa es que esos organismos que hoy viven en
cuevas descienden de especies que vivían en ambientes iluminados y tenían ojos
funcionales. ¿Por qué unos insectos que no vuelan tienen alas vestigiales?
Simplemente porque descienden de especies que tenían alas y volaban . ¿Y los
seres humanos? Tenemos un cachito de cola; tenemos una columna vertebral y
músculos abdominales como los de los cuadrúpedos, que nos hacen vulnerables
al dolor de espalda y que a duras penas sostienen los órganos vitales (porque no
fueron "diseñados" para andar en posición vertical); tenemos un apéndice
(rezagos del saco intestinal de una especie anterior) que no nos sirve y a veces se
tapa, se infecta y nos puede matar. ¿Qué dios o "artífice inteligente" diseñaría
organismos con rasgos físicos tan inútiles, imperfectos y a veces perjudiciales?

Ninguna de esas y muchas otras estructuras vestigiales tiene sentido fuera de ser
"remanentes" evolutivos de antepasados diferentes . Es muy importante entender
que el proceso de evolución no es un mecanismo "perfeccionador": nunca
"empieza de cero" y no puede construir estructuras perfectas o ideales. Solo
puede "trabajar con lo que tiene" en cada nueva generación: la evolución
solamente puede construir "nuevas" estructuras con la variación genética que ya
existe en las generaciones inmediatamente anteriores.

3) EVIDENCIA DE LA EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES PROVENIENTE DE


RASGOS HOMÓLOGOS

La naturaleza está llena de rasgos homólogos: partes del cuerpo hechas de


estructuras muy similares aunque tienen funciones algo distintas . Las manos de
los primates, las patas delanteras de los topos, las alas de las aves, los
murciélagos y los dinosaurios voladores, y las aletas de las ballenas y los pinginos
están compuestas de los mismos huesos (el humero, la ulna, el radio y el carpo),
aunque las proporciones relativas de las extremidades son algo diferentes y
aunque tienen funciones un tanto diferentes (agarrar, cavar, volar, nadar). ¿Por
qué están compuestas de los mismos huesos? Un "artífice inteligente"
seguramente podría diseñar por separado huesos más especializados para hacer
una mano "más perfecta", un ala más perfecta, una aleta más perfecta; pero
ninguna de las estructuras actuales es "perfecta" o ideal para cumplir sus
funciones. Tales imperfecciones de función y semejanzas de estructura tienen
explicación si son el resultado de modificaciones evolutivas de extremidades
preexistentes que tenían especies anteriores. No hay otra explicación lógica.

Lo mismo se puede decir del hecho de que todas las formas de vida del planeta
(bacterias, plantas y animales) usan el mismo código genético básico: todas las
especies usan los mismos nucleótidos (los componentes químicos del ADN) para
producir los mismos tipos de aminoácidos (químicos con que se construyen
cadenas de proteínas). La vida podría organizarse con otro código genético, pero
no lo ha hecho. Las cadenas de proteínas pueden construirse con aminoácidos de
estructura química D o L (dos formas iguales pero opuestas), pero resulta que
todas las proteínas que producen todas las especies de la Tierra contienen
exclusivamente aminoácidos de forma L. No hay una razón absoluta para que la
vida se organice así: este patrón universal solo tiene sentido porque todas las
especies evolucionaron de una serie de antepasados comunes, remontándose a
los principios de la vida en este planeta hace unos 3.5 billones de años. Las
primeras formas de vida evidentemente usaban aminoácidos L para hacer
proteínas, y todos sus múltiples descendientes simplemente han replicado el
mismo patrón.

4) EVIDENCIA DE LA EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES PROVENIENTE DE


CONVERGENCIA

Los rasgos convergentes son similares en apariencia y realizan funciones


parecidas, pero están compuestos por diferentes elementos y no se derivan del
mismo rasgo ancestral. Por ejemplo, los ojos de los vertebrados y los ojos de los
cefalópodos (un grupo de invertebrados al que pertenecen el pulpo y el calamar)
realizan una función similar (ver), pero vienen de la evolución de estructuras
diferentes. Igualmente, las aletas de los peces y las aletas de las ballenas son
parecidas y realizan la misma función (surcar el agua), pero son el resultado de la
modificación evolutiva de estructuras anatómicas diferentes que tenían sus
respectivos antepasados. Los pandas pueden agarrar y manipular los retoños de
bambú con lo que parece un dedo pulgar, pero esos "pulgares" en realidad no
tienen huesos de dedos; son una modificación del hueso de la muñeca de una
especie antecesora. Lo que muestran todos estos ejemplos es, primero, que una
función puede evolucionar de más de una forma y, segundo, que la forma
particular en que evoluciona (la estructura preexistente de que se deriva) depende
del material disponible en la población de antepasados inmediatamente
anteriores.

A veces comunidades enteras de plantas o animales muestran evidencia de


evolución convergente:

La gran variedad de las formas de vida de este planeta es testimonio de que la


evolución biológica es un proceso muy creativo y de que la selección natural es un
mecanismo muy poderoso para moldear cambios en todos los organismos. Una
buena ilustración de esto es la convergencia evolutiva de comunidades enteras de
plantas y animales que tienen impresionantes semejanzas de forma y función
aunque viven en distintas partes del mundo y no tienen parentesco cercano.
Veamos unos ejemplos: ciertas especies de cactos de los desiertos de
Norteamérica (como la pitahaya dulce, también llamada órgano) son tan
parecidas a unas especies de la familia de plantas Euforbia del sur de África que
es difícil distinguirlas. Pero las dos familias no tienen ningún parentesco
inmediato; representan dos separaciones diferentes de líneas vegetales
anteriores, y sus semejanzas actuales de forma y función evolucionaron después
(e independientemente ), simplemente como resultado de la selección natural,
que produjo adaptaciones similares a ambientes similares (en este caso,
desiertos). Un ejemplo parecido son las cuatro familias de pájaros que tienen pico
adaptado a chupar el néctar de las flores: los colibríes de Norte y Sudamérica, los
azucareros de Hawai, los soles de África y los chupamiel de Australia. En las
cuatro familias las adaptaciones del pico evolucionaron independientemente.
Representan diferentes líneas evolutivas, pero a lo largo de mucho tiempo las
cuatro líneas adquirieron adaptaciones muy similares a oportunidades ecológicas
similares.
El ejemplo más famoso de convergencia evolutiva es el de los mamíferos
placentarios y los mamíferos marsupiales. Los marsupiales son mamíferos que
dan a luz crías inmaduras que se terminan de desarrollar en una bolsa exterior
que tiene la madre, como el canguro; viven principalmente en Australia. Son muy
diferentes de los mamíferos placentarios, cuyas crías se desarrollan dentro de un
útero nutrido por la placenta y no tienen bolsa exterior; estos son mucho más
comunes y viven por todo el mundo. Los marsupiales se diversificaron en Australia
por millones de años antes de que llegaran al continente mamíferos placentarios
(incluso en la actualidad los mamíferos placentarios que hay en Australia son
"importaciones" relativamente recientes). Lo curioso es que a pesar de millones
de años de caminos evolutivos separados, muchos marsupiales australianos
tienen una contraparte casi idéntica en el mundo de los mamíferos placentarios
en otros lugares del planeta. Esas contrapartes tienen la misma apariencia, se
comportan igual, consiguen alimento de modo similar, etc. Hay un lobo marsupial
(el lobo de Tasmania o yabí) y un lobo placentario; hay un "ratón" marsupial
similar al ratón placentario; hay topos, ardillas voladoras, osos hormigueros y
gatos placentarios y marsupiales.

¿Cómo se explica esto? Parece que cuando Australia se separó de los otros
continentes hace más de 50 millones de años, todavía no tenía mamíferos
placentarios, que ya estaban evolucionando en otras partes del mundo. Así, los
mamíferos marsupiales evolucionaron separadamente, aislados de los mamíferos
placentarios, por millones de años. Las especies marsupiales ocuparon muchos
hábitats y "nichos" ecológicos que, en otras partes del mundo, ocuparon los
mamíferos placentarios. El hecho de que en la actualidad muchos marsupiales
son muy parecidos en forma y conducta a sus "contrapartes" placentarias en
continentes distantes muestra lo que puede pasar cuando la selección natural
opera independientemente en dos ramas evolutivas por largos períodos de tiempo
y produce modificaciones (adaptaciones) evolutivas similares en poblaciones
variables de organismos que encontraron condiciones ambientales similares. Esto
no tendría sentido si un "artífice inteligente" hubiera creado todas las especies al
mismo tiempo y como "índoles separadas". ¿Qué puede explicar que un
subconjunto de mamíferos de una parte aislada del mundo como Australia tenga
contrapartes tan parecidas en una línea completamente distinta de mamíferos
(con un modo de reproducción distinto), que han existido por millones de años en
lugares completamente diferentes? Como vimos, la evolución biológica
(combinada con la deriva continental) es la única explicación razonable.

5) EVIDENCIA DE LA EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES PROVENIENTE DEL


"DISEÑO MENOS QUE ÓPTIMO": PECULIARIDADES E IMPERFECCIONES DE
LA NATURALEZA

Repitamos: la evolución no es un "mecanismo perfeccionador" en absoluto. Es


muy importante entender esto. Mucha gente cree que la evolución quiere decir
que todas las especies de plantas y animales siempre están evolucionando en una
sola dirección y que siempre se están "adaptando mejor" a su ambiente. Eso es un
error. La evolución no es una marcha en línea recta hacia el "Progreso" con
mayúscula. Es cierto que muchas especies exhiben adaptaciones
maravillosamente ajustadas a su ambiente, como la evolución del camuflaje que
permite integrarse a los colores del fondo y confundir a los depredadores. Pero no
todos los rasgos de los organismos están igualmente bien "adaptados" a su
ambiente. Además, el ambiente (del que forman parte todas las especies que lo
habitan, contando los competidores y depredadores, y no solo la temperatura, la
humedad y demás características físicas) siempre cambia . Por lo tanto la
dinámica entre los organismos y el ambiente es fluida, y lo que puede ser una
"adaptación" en determinado contexto puede no serlo cuando hay cambios.

Recordemos que la evolución por selección natural simplemente quiere decir que
un rasgo heredable que da a un individuo de una población una "ventaja
reproductora" automáticamente tenderá a pasarse a los descendientes y a
diseminarse a más y más individuos en las generaciones sucesivas; pero eso
pasará inclusive si ese rasgo también tiene un lado negativo, si tiene aspectos de
"mala adaptación". Por ejemplo, en bastantes especies animales los machos
tienen rasgos físicos casi absurdamente exagerados, como la larguísima colorida
cola del pavo real o la gigantesca cornamenta del venado, el alce y el ante. Se ha
demostrado en experimentos que las hembras prefieren aparearse con los
machos más "llamativos". Este hecho en sí (una variante de la selección natural
llamada selección sexual) sería suficiente para propagar más los rasgos
"llamativos" de generación en generación (puesto que los machos que los tengan
en promedio tenderán a producir más descendientes), siempre y cuando esos
rasgos sean heredables (como es el caso de las plumas de la cola del pavo real). O
sea, si los machos más llamativos se aparean más porque son más "atractivos"
para las hembras, los rasgos llamativos se diseminarán de generación en
generación y podrían exagerarse más con el tiempo. Esto concuerda con la
selección natural. Pero no podemos decir que esa tendencia evolutiva ha llevado a
que el pavo real esté "mejor adaptado" a su ambiente en un sentido general;por
ejemplo, la gran cola del pavo real no lo ayuda a conseguir alimento, a tolerar
temperaturas extremas ni a escapar de depredadores. En resumen, a menudo hay
"compensaciones" entre las ventajas y las desventajas de distintos rasgos cuando
las poblaciones evolucionan. Si bien muchos cambios evolutivos representan
adaptaciones al ambiente local, no todas las tendencias evolutivas y las
direcciones de cambio son adaptativas.

El hecho de que muchos rasgos no sean "perfectamente diseñados" para sus


funciones tiene sentido si son el producto de series sucesivas de evolución
biológica y no del "diseño" de una fuerza consciente externa. Pero no tendría
sentido que un dios omnisciente y todopoderoso diseñara organismos con fallas e
imperfecciones de diseño. Por ejemplo, los seres humanos somos propensos al
dolor de espalda y de cadera porque nuestro esqueleto no está "perfectamente
diseñado" para la posición vertical. ¿Cuál será más probable: que un dios
omnisciente y todopoderoso hizo un trabajo mal hecho, o que nuestro esqueleto
es "imperfecto" porque se deriva del esqueleto de especies antepasadas que
caminaban en cuatro patas?

El ser humano también tiene la peligrosa tendencia de atragantarse o atorarse


con la comida; esto se debe a que el conducto que lleva el aire a los pulmones
cruza el conducto que lleva la comida al estomago. Si un dios lo hubiera diseñado,
sería muy chafo (o sádico). Pero no es un "diseño" consciente; es un producto de
nuestra historia evolutiva: los canales de respiración de todos los vertebrados
terrestres también evolucionaron en el pasado distante como modificaciones de
estructuras preexistentes (en este caso, "vejigas natatorias" de peces óseos y
peces dipneos, o pez pulmón) que formaron pulmones primitivos. Esa "innovación"
evolutiva permitió a los primeros vertebrados terrestres respirar fuera del agua y
colonizar nuevos hábitats. Pero junto con todas las nuevas oportunidades y
ventajas iba el pequeño problema del "cruce" de los conductos del aire y de la
comida. Y ese problema se agravó en el ser humano cuando la evolución de la
posición vertical cambió la posición relativa de la cabeza y la garganta.

Como dijimos, el ser humano no tiene un "diseño óptimo" para caminar en


posición vertical. Esta posición fue una ventaja para nuestra especie, pero creó
presiones en los huesos y los músculos porque no "salimos de la nada" y la
posición vertical evolucionó a partir de lo que existía antes: del cuerpo
preexistente de nuestros antepasados que no tenían posición vertical. O sea que,
como todas las demás especies del planeta, el ser humano tiene muchos rasgos
físicos que sin duda podrían ser mejores si un "artífice inteligente" lo hubiera
creado... ¡a menos que ese "diseñador" fuera bien morboso! Vuelvo a plantear la
pregunta: ¿cuál será más probable: que un dios diseñara al ser humano con una
garganta propensa a atragantarse y una tendencia crónica al dolor de espalda, o
que la configuración de propensión a atragantarse de la garganta humana y
presiones en la espalda y las rodillas sea simplemente el resultado no tan perfecto
de una serie de reconfiguraciones anatómicas que sucedieron cuando de unos de
nuestros antepasados simios que caminaban agachados evolucionaron homínidos
erectos?

En todas las muchas peculiaridades e imperfecciones de la naturaleza hay


evidencia concreta de la evolución. Además, el estudio de tales imperfecciones da
mucha información sobre la secuencia de pasos evolutivos que llevaron a cierto
punto. Por ejemplo, como mencionamos, si ponemos en orden de edad una
docena de fósiles de especies de homínidos, de los más antiguos a los más
recientes (abarcando varios millones de años), veremos que las primeras especies
de homínidos que caminaban erectos no tenían todos los rasgos que
consideramos humanos; todavía tenían cráneo y cerebro pequeño muy parecido al
de los simios, y brazos largos y piernas cortas como los simios, aunque ya eran
muy diferentes de ellos y podían pararse y caminar erectos. También veremos que
los homínidos posteriores, que son derivaciones evolutivas de esos primeros
homínidos, tenían casi la forma, las proporciones y el tamaño del cerebro de los
humanos modernos. Pero eso no pasó de una vez; ocurrió en el transcurso de
millones de años.

La evidencia es clara: la evolución de la vida implica modificaciones


"imperfectas", paso a paso, de la materia prima preexistente (canalizada y
limitada por la historia pasada) disponible en un momento dado, y no es la obra
magna de una deidad infinitamente sabia y poderosa.

6) EVIDENCIA DE LOS PATRONES DE DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DE LAS


ESPECIES EN EL PLANETA

Los patrones de distribución de muchos grupos de plantas y animales en el


mundo no tendrían sentido si no descendieran de antepasados comunes. Por
ejemplo, los linajes más antiguos de animales que viven en tierra (como los
anfibios y los reptiles) tienen descendientes relativamente similares (ranas y
culebras similares) en todos los continentes. Esto no es sorprendente porque el
registro fósil indica que los anfibios y los reptiles evolucionaron y se extendieron
por todo el mundo mucho antes de que los continentes se separaran. Por otra
parte, los mamíferos, que evolucionaron después (aparecen en el registro fósil
cuando los continentes se empiezan a separar), siguieron caminos evolutivos
separados y diversos en los distintos continentes (como vimos, los marsupiales
australianos son muy distintos de los mamíferos placentarios de otros
continentes; y muchos mamíferos de África, como los primates, son distintos de
los de las Américas). La ciencia de la evolución puede explicar tales patrones
basándose en el tiempo transcurrido desde que las diferentes líneas se separaron
y en el tiempo que han evolucionado independientemente. Pero la creación bíblica
no lo puede explicar.

La creación bíblica tampoco puede explicar por qué tantas especies que habitan
islas son mucho más parecidas a una especie que habita la tierra firme cercana
que a especies de puntos más alejados del globo. Muchas especies de pájaros
isleños, por ejemplo, exhiben una gran variedad entre sí de algunas adaptaciones
evolutivas, pero conservan muchos rasgos en común con una especie que vive en
tierra firme. Esto es perfectamente lógico si las especies isleñas son
descendientes modificados de individuos de tierra firme que migraron a la isla y
después se diversificaron (con repetidas especiaciones relacionadas con una
variedad de componentes ambientales) en muchas especies. Pero si, como dice la
Biblia, un dios creó todas las especies de aves del mundo al mismo tiempo y como
"índoles" separadas, sin relación e inmutables, no debería haber evidencia tan
obvia de parentesco entre las especies isleñas y las especies de tierra firme.

7) EVIDENCIA DE LA EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES PROVENIENTE DEL


HECHO DE QUE LAS CARACTERÍSTICAS DE LOS ORGANISMOS SE AJUSTAN A
UN SISTEMA DE CLASIFICACIÓN JERÁRQUICA "ANIDADA"

Esto suena complicado pero no es. Como dijimos antes, una "jerarquía anidada"
simplemente es un patrón de clasificación de "grupo dentro de grupo" en que
caen naturalmente todas las especies cuando se trazan filogenias (árboles
familiares) por los rasgos que tienen en común. En la práctica, solo las cosas que
están realmente relacionadas por líneas de descendencia histórica (en que los
antepasados transmiten unos rasgos a los descendientes, de una generación a la
siguiente) encajan sistemáticamente en un patrón de jerarquía anidada. Si, por el
contrario, uno trata de encajar en ese patrón cosas que en realidad no están
conectadas por líneas de descendencia y herencia (cosas que no han
evolucionado una de la otra a lo largo de generaciones), pues no funcionará: los
objetos no relacionados no se pueden clasificar en un patrón tan sistemático de
"grupo dentro de grupo". Por ejemplo, uno puede hacer una lista de los nombres y
las características de todos los elementos químicos o de todos los minerales
conocidos. Pero lo que no puede hacer es conectar los elementos químicos entre
sí en una jerarquía de "grupo dentro de grupo" basándose en las características
que comparten, y tampoco se puede hacer con los minerales. ¿Por qué? Porque
los elementos químicos no evolucionaron de elementos químicos preexistentes y
los minerales no evolucionaron de minerales preexistentes. Por lo tanto no hay
forma de establecer lazos familiares para agruparlos en una jerarquía anidada de
grupos cada vez más grandes guiándose por las características comunes.

En cambio las especies biológicas sí se pueden clasificar en una jerarquía


anidada. También se pueden clasificar en ese patrón cosas no biológicas que
realmente estén conectadas por líneas de descendencia, como los idiomas. Los
miles de idiomas se pueden clasificar en una jerarquía de "grupo dentro de
grupo", de idiomas "antepasados" e idiomas "descendientes", porque cada uno
surgió en un proceso de "descendencia con modificación" de una serie de idiomas
preexistentes, de los cuales "heredaron" muchas características de vocabulario y
sintaxis (reglas de gramática, etc.). El francés, el español y el italiano, por ejemplo,
están muy emparentados y cada uno es una modificación ligeramente diferente
de un idioma "antecesor": el latín. El hecho de que los idiomas humanos se
puedan clasificar en una jerarquía anidada prueba que no se desarrollaron por
separado sino "uno del otro" (a diferencia de los elementos químicos o los
minerales). Asimismo, el hecho de que las especies biológicas se puedan
clasificar en tal patrón es una prueba más de que las formas de vida no
aparecieron todas a la vez como "índoles" separadas y sin relación (como dice la
Biblia), sino que evolucionaron una de la otra de una serie de antepasados
comunes.

En realidad no conozco ninguna otra teoría científica, de ningún campo, que esté
tan bien sustentada por hechos demostrados y por tantas fuentes de evidencia
que se refuerzan mutuamente como la teoría de la evolución biológica. ¿Cuánta
más prueba se necesita? Muchos científicos están muy frustrados y enojados de
que una bola de creacionistas fundamentalistas, emperrados en promover
ignorancia por sus prioridades políticas reaccionarias, bloquee la educación
científica y no deje que la gente sepa lo fuerte que es la evidencia de la evolución.
Hacen todo lo que está a su alcance --tergiversan la verdad, riegan mentiras y
hasta amenazan-- para hacer aceptar una interpretación literal de la historia
bíblica de la creación, aunque con toda la evidencia científica que se ha
acumulado en siglo y medio eso no se puede sostener.

Los paleontólogos pueden mostrar montones de fósiles, de todo el mundo, con


secuencias claramente demostradas de modificaciones evolutivas, y muchas de
las divergencias sucesivas que caracterizan las distintas líneas evolutivas
animales y vegetales. Los anatomistas comparativos y los biólogos del desarrollo
pueden mostrar pruebas muy concretas de que todas las plantas y los animales
tienen estructuras que conservan rasgos significativos de las especies que los
precedieron, combinadas con nuevas estructuras que obviamente son una
modificación de la parte correspondiente en una especie anterior. Los biólogos
moleculares en las últimas décadas han comparado el ADN y otras moléculas de
montones de especies y han averiguado el grado de parentesco entre distintas
especies y en qué momento ocurrieron diferentes divergencias en su árbol
familiar. Muchos biólogos moleculares no saben mucho de fósiles o de anatomía
comparativa (igual que muchos paleontólogos y anatomistas no saben mucho de
biología molecular), pero los científicos de esos campos (y de muchos otros) han
llegado a las mismas conclusiones básicas sobre la evolución del árbol de la vida
que conecta todas las especies vivas y extintas.

Todo biólogo puede dar de un tirón montones de ejemplos de rasgos de


organismos y comunidades de organismos (estructuras vestigiales, homologías,
casos de evolución convergente, etc.) que se pueden explicar muy sencillamente
con la teoría de la evolución pero que no se pueden explicar lógicamente de
ninguna otra manera. Además, como vimos en otras partes de esta serie, los
biólogos evolucionarios, los genetistas de poblaciones y los ecólogos de
comunidades han corroborado experimentalmente muchas predicciones de la
teoría de la evolución (en el laboratorio y en poblaciones naturales) en miles de
estudios y experimentos que muestran la evolución en acción en toda clase de
líneas vegetales y animales, y han permitido descifrar muchos de los mecanismos
del cambio evolutivo.

Ninguno de esos científicos, en ninguno de esos campos, ha encontrado un solo


ejemplo de evidencia concreta que refute (o contradiga) los hechos básicos de la
evolución. Así que vuelvo a plantear la pregunta: ¿cuánta más prueba se necesita?

NOTAS

* Anteriormente vimos que en la actualidad contamos con varias técnicas


científicas que permiten datar fósiles (determinar la edad relativa). Con las
técnicas de datación los científicos han podido verificar y confirmar las filogenias
básicas (secuencias básicas de especies de antepasados y de descendientes, y los
linajes que forman el árbol de la vida) que se establecieron comparando las
semejanzas y las diferencias de anatomía y desarrollo de distintas especies y
grupos mayores de plantas y animales.

** La estructura básica de ciertos genes, por ejemplo los genes que regulan
aspectos del crecimiento y del desarrollo anatómico del cuerpo, han permanecido
tan constantes a lo largo de millones de años que se pueden encontrar en forma
esencialmente equivalente en organismos tan distintos (y tan distantes desde el
punto de vista evolutivo) como las bacterias y las moscas de la fruta. Igualmente,
la estructura química de la proteína hemoglobina de la sangre de los humanos y
de los chimpancés es casi exactamente la misma, aunque la línea humana y la
línea de los chimpancés se separaron de un antepasado común hace unos 5
millones de años y desde entonces han evolucionado separadamente.

*** Para tomar en cuenta el hecho de que puede que una clase particular de
molécula biológica no haya cambiado siempre a un ritmo constante, se repiten los
cálculos con más de una clase de molécula.
VII. ¿DE DÓNDE VENIMOS?

"¡Descendientes de los monos! Dios mío,


esperemos que no sea verdad, pero si lo
es, ¡recemos por que no se sepa!"

Comentario de la esposa del obispo de


Worcester, Inglaterra, en el siglo 19,
cuando se enteró de la teoría de la
evolución de Darwin.

"Los hechos son la información del


mundo; las teorías son explicaciones
propuestas para interpretar y coordinar
los hechos. La evolución es uno de los
hechos más sólidamente establecidos de
la ciencia (tan cierto como que la Tierra
gira alrededor del Sol)".

Stephen Jay Gould, paleontólogo y biólogo


evolucionario altamente respetado.

¿Quiénes somos? ¿De dónde salimos? ¿Cómo será el futuro? El ser humano se ha
hecho tales preguntas prácticamente desde que es ser humano. Es uno de los
rasgos que nos hacen humanos: la capacidad de pensar, de hacer preguntas y de
conversar sobre el presente y, también, sobre lo que pasó en el pasado y lo que
puede pasar en el futuro. Eso no lo hace ninguna otra especie del planeta. Esa
capacidad es lo que nos permite aprender de los conocimientos y tradiciones de
nuestros antepasados (de los cuales conviene conservar unos y descartar otros);
esa capacidad es lo que permite a generación tras generación de seres humanos
seguir acumulando conocimientos y experiencias por medio de la revisión y
modificación de interpretaciones previas, y por medio de nuevas exploraciones y
transformaciones del mundo que nos rodea.

Pero además de esta increíble capacidad, también tenemos la capacidad y la


tendencia de "inventar cosas" cuando no sabemos algo. Cuando inventamos
relatos imaginativos sobre el futuro, los llamamos ficción científica o ciencia
ficción, y cuando los relatos se imaginan lo que sucedió en el pasado se suelen
llamar supersticiones o mitos . En la primera entrega de esta serie (La ciencia de
la evolución, Primera parte: Panorama general, OR No. 1157, hablamos de los
"mitos de los orígenes" o "mitos de la creación" que son el fundamento de
muchas religiones de la actualidad (y seguramente de las religiones de la
antigüedad que han dejado de existir). Los mitos de la creación sencillamente son
relatos que los seres humanos de hace siglos o miles de años se contaban para
explicar algo que no podían saber todavía: cómo surgieron los seres humanos.
Tales relatos (contados en canciones y poemas en muchas culturas, y escritos en
"escrituras sagradas" de autoría humana como la Biblia, el Tanak y el Corán)
tienen detalles diferentes (que indican que se idearon en distintos lugares, épocas
y ambientes físicos); pero todos tienen algo en común: dicen que al ser humano lo
crearon hace mucho tiempo espíritus sobrenaturales misteriosos (dioses del sol,
espíritus del agua, madres de la tierra o patriarcas barbados en las nubes), por lo
general invisibles, a partir de un elemento terrestre, como el barro, y que después
lo bajaron del cielo o lo sacaron de las entrañas de la tierra, y que de ahí en
adelante se reprodujeron y poblaron la tierra (o la parte del planeta que fuera
conocida a los autores del mito).

No me sorprende en lo más mínimo que los pueblos antiguos que vivían en un


mundo precientífico inventaran relatos para explicar el origen del ser humano. El
estudio de tales mitos hoy no dará una explicación verdadera de nuestro origen,
pero podemos apreciarlos como poesía, canción y literatura, y podemos aprender
mucho de la vida de los pueblos antiguos y de cómo veían su mundo. 1

Es fácil ver por qué hace tiempo inventaban mitos de la creación, pero la evidencia
histórica y científica actual demuestra que los relatos de la creación de todas las
religiones del mundo en sí fueron "creados" por seres humanos . Los seres
humanos también inventamos cuentos para los niños sobre Santa Claus o el ratón
Pérez, pero todos sabemos que al crecer reconoceremos que son cuentos dotados
de un propósito social. Los adultos se aferran a los mitos religiosos del origen de
los seres humanos y demás seres vivos por las mismas razones sociales que los
llevan a sentir la necesidad de la religión, así como también porque: a) durante la
mayor parte de la existencia de los seres humanos no existían los métodos, las
orientaciones ni los descubrimientos científicos que permitieran saber de dónde
procedemos, a partir de los hechos, no de superstición y mito; y b) las divisiones y
disparidades sociales que han existido en todo el mundo le han vedado el
conocimiento científico a la mayoría de la humanidad, situación que continúa a la
fecha.

Hoy la ciencia puede contestar clara y definitivamente la pregunta "¿de dónde


venimos?". Desde la publicación en el siglo 19 del innovador trabajo de Charles
Darwin sobre la evolución de la vida, los científicos han podido entender y
demostrar científicamente cada vez más que todos los seres vivos del planeta
(todas las plantas y los animales, y dentro de estos los seres humanos) están
emparentados en distinto grado, y que todas las especies evolucionaron (se
originaron y cambiaron) en el transcurso de cientos de millones de años por medio
de un proceso llamado "descendencia con modificación" de una serie de
antepasados comunes. Hoy es muy claro que a ese proceso lo moldeó en gran
medida el mecanismo principal del cambio evolutivo que llamamos selección
natural.2

Que la evolución opera por selección natural sobre poblaciones de individuos


variados fue la "gran idea" de Darwin; pero no es apenas una "idea interesante" ni
una "teoría sin comprobar" o especulación: es un hecho científico altamente
comprobado. Se puede decir que prácticamente todo el progreso de la biología y
ciencias afines de principios del siglo 20 hasta hoy ha sido una larga "prueba" de
la teoría básica de la evolución de Darwin. A estas alturas se ha demostrado sin la
más mínima duda que la vida ha evolucionado continuamente 3« billones (tres mil
millones y medio) de años, que sigue evolucionando y que gran parte del cambio
evolutivo (tanto de escala pequeña como de gran escala) se da por medio del
mecanismo inconsciente de la selección natural. Además de probar que la
evolución ocurre, la ciencia moderna ha demostrado cómo ocurre, en parte
gracias a descubrimientos de la genética y la biología molecular posteriores a
Darwin. La evidencia de la evolución pasada está en todas partes, en todas las
especies vivas y en todos los fósiles de las especies extintas. Por otra parte, miles
de estudios científicos demuestran que la evolución continúa. Las poblaciones de
plantas y animales siguen cambiando (evolucionando) a lo largo de muchas
generaciones (no "instantáneamente") gracias a la selección natural y fenómenos
relacionados. (Las entregas anteriores de esta serie explican a fondo el proceso de
la selección natural y dan ejemplos de evolución en acción a nuestro alrededor). 3

EL SER HUMANO EVOLUCIONÓ DE ESPECIES NO HUMANAS

¿Hay evidencia concreta de que los seres humanos (y no solo las otras especies de
seres vivos del planeta) son el producto de la evolución biológica? ¿Hay pruebas
claras de que descendemos de especies previas que no eran humanas? Sí,
definitivamente, sin lugar a dudas. La evidencia de esto es muy clara.

El ser humano desciende de una larga serie de especies preexistentes que no eran
humanas. La línea evolutiva que llevó a los seres humanos modernos (llamada la
línea "homínida") se separó de una línea de simios (monos) africanos hace pocos
millones de años. Otra rama de esa línea llevó a los gorilas y chimpancés
modernos, nuestros primos evolutivos más cercanos. En los homínidos de nuestro
lado de esa separación evolutiva están todas las especies más relacionadas a los
humanos que a los chimpancés. Como veremos, ha habido muchas especies
homínidas y se diferencian de sus antepasados simios porque eran bípedas
(caminaban de pie). Representan varios pasos evolutivos intermedios entre los
antepasados simios y los humanos modernos. Las especies bípedas más antiguas
eran muy parecidas a los simios; las especies más recientes son más parecidas a
los humanos modernos. Los paleontólogos (los científicos que coleccionan y
analizan fósiles) continuamente hallan más y más fósiles de las muchas especies
de homínidos bípedos (algunos vivieron al mismo tiempo), y estamos aprendiendo
cuáles de esas especies fueron nuestros antepasados más directos y cuáles son
ramas laterales de nuestro árbol genealógico que se truncaron. Los seres
humanos actuales pertenecemos todos a una sola especie, la única que queda de
la serie de especies homínidas. Al estudiar las especies antepasadas y los
ambientes en que vivieron, aprendemos no solo quiénes fueron nuestros
antepasados más directos sino también qué es ser plenamente humanos.

Con cada nuevo fósil que se encuentra, y con el correspondiente análisis y


discusión por varios grupos de científicos, sabemos más detalles del
desenvolvimiento exacto de la evolución humana. Queda mucho por saber, pero
las líneas generales, el patrón básico, están tan claros que para la vasta mayoría
de los científicos de todo el mundo quien no crea que los seres humanos
evolucionaron de una especie preexistente es similar al que todavía crea que la
Tierra es plana y que si navega hacia el horizonte ¡se despeñará del borde!
Los creacionistas aprovechan la ignorancia y la confusión que generan la falta de
educación y la mala educación; mienten y tergiversan los hechos sabidos de la
evolución, y quieren que la gente considere vergonzoso tener antepasados pre-
humanos. Dicen que para los evolucionistas los seres humanos "no son diferentes
a los monos de un zoológico", pero eso no es cierto. Lo que los evolucionistas
dicen es que hay una abundancia de pruebas concretas de que: 1) los seres
humanos descienden de antepasados similares a los simios; 2) los simios
modernos como los chimpancés son parientes cercanos de los humanos; 3) los
humanos y los simios todavía tienen en común muchos rasgos físicos y
conductuales; 4) los seres humanos también tienen características evolutivas que
les son exclusivas a ellos, y que obviamente hacen que sean diferentes de sus
parientes simios.

Los creacionistas también sostienen que si las escuelas enseñaran que


descendemos de animales, los niños "se portarían como animales" y caerían en la
inmoralidad y el libertinaje. Esto es ridículo y es una falta de respeto a los jóvenes,
las familias y su capacidad de reaccionar a la verdad. Igualmente, no capta que
por más que descendemos de especies no humanas, tenemos características
exclusivamente humanas que nos distinguen de nuestros parientes más cercanos
de otras especies. Nuestro comportamiento (para bien o para mal) es
inconfundiblemente humano.

La ciencia de la evolución demuestra que si pudiéramos caminar a lo largo del


tiempo hacia atrás, a lo largo de toda la serie de especies antepasadas de las que
descendemos, pasaríamos por la larga serie de simios pre-humanos que son
nuestros antepasados más directos. Siguiendo hacia atrás, mucho después
pasaríamos por los primeros mamíferos del tamaño de ratas que vivieron en los
tiempos de los dinosaurios (de los que se derivaron especies tan diferentes como
los osos, las ballenas, los perros y los seres humanos, en diferentes puntos de la
historia de la evolución). Esos primeros mamíferos evolucionaron de una rama de
reptiles con rasgos parecidos a los mamíferos, y los primeros representantes de
los reptiles a su vez evolucionaron de una rama de los primeros anfibios (el grupo
al que pertenecen las salamandras, las ranas y los sapos), que fueron los primeros
animales que salieron del agua y caminaron en la tierra. Los anfibios por su parte
evolucionaron de una rama de peces marinos que tenían un saco aéreo que
parecía un pulmón y unas aletas cortas y gruesas que parecían patas, lo que
permitió que pasaran tiempo fuera del agua. Los peces, a su vez, evolucionaron
mucho antes de una rama de invertebrados (animales sin columna vertebral)
marinos que evolucionaron de animales marinos más simples y primitivos,
remontándose hasta las primeras formas de vida parecidas a las bacterias que
empezaron todo el show evolutivo, que seguramente eran unas pocas tiras de
ADN rodeadas de una especie de membrana celular. Así que al hablar de las
raíces y de los antepasados de los seres humanos no hay que parar en los simios;
hay que seguir hacia atrás hasta las primeras bacterias que salieron del caldo
químico de las aguas del mundo hace unos 3« billones de años, ¡y reconocer que
también son nuestros antepasados!

Por mi parte, esto no me asusta ni me inquieta. De hecho, me parece maravilloso


que hayamos llegado a donde estamos gracias a una mezcla tan diversa de
antepasados. ¡Naturalmente, reconocer la evidencia de nuestras raíces no quiere
decir que vamos a comenzar a portarnos como bacterias, peces o monos! Solo
podemos "ser" lo que somos y portarnos como lo que somos: una especie distinta
y bastante única: Homo sapiens.

Si somos una especie distinta y bastante única, ¿entonces qué importancia tiene
saber de qué especies evolucionamos? ¿Es solo para hacer un álbum familiar de
antepasados antiguos? Bueno, algunos estudian nuestros orígenes y antepasados
por interés general y curiosidad, y eso no tiene nada de malo. Pero fuera de eso,
es importante saber lo más que podamos sobre las especies de las que se deriva
la especie humana por dos razones centrales:

1) PARA QUITARNOS LAS TELARAÑAS DE LO SOBRENATURAL

Cuanto más conozcamos la realidad concreta de los orígenes humanos, más


podemos liberarnos de las supersticiones y las creencias sobrenaturales
(creencias anticuadas que en realidad hacen daño a los seres humanos). Muchos
de los que creen que nos creó un espíritu sobrenatural también tienden a aceptar
las injusticias y los males sociales ("es la voluntad de dios"). Muchos también
esperan pasivamente que ese espíritu venga a rescatar la humanidad en vez de
hacer algo ellos mismos para cambiar los problemas sociales. Pero si conocemos
los hechos concretos de la ciencia moderna y que los seres humanos, a pesar de
ser especiales y únicos, somos simplemente el resultado de un proceso muy largo
y completamente inconsciente de evolución biológica y selección natural que ha
operado sobre todos los seres vivos por billones de años, eso nos puede ayudar a
poner la situación en su debida perspectiva y a buscar soluciones al nivel social y
práctico, no al nivel celestial y sobrenatural.

2) PARA ENTENDER MEJOR QUIÉNES SOMOS, Y NUESTRAS NECESIDADES Y


CAPACIDADES

Cuanto más entendamos nuestros orígenes evolutivos, me parece que más


entenderemos que nuestra especie está estrechamente entrelazada y ligada con
muchas otras formas de vida de este planeta, y que por lo tanto no puede
sobrevivir sola. Una importante implicación de esto es entender que si seguimos
degradando gratuitamente ecosistemas enteros y llevando a la extinción a tantas
especies, podemos desencadenar una cascada de efectos biológicos que vuelvan
inhabitable el planeta para nuestra propia especie. Asimismo, si entendemos más
los sucesos biológicos que ocurrieron cuando la línea humana evolucionó de las
especies antepasadas preexistentes (las modificaciones e innovaciones evolutivas
clave ), me parece que también entenderemos mejor que la evolución de nuestra
excepcional flexibilidad conductual y de nuestra capacidad de aprender cosas
nuevas nos libera de una rígida determinación por nuestros programas genéticos
(¡somos mucho más que nuestros genes!).

Los seres humanos tenemos una increíble habilidad de transformar


dramáticamente toda clase de aspectos de la naturaleza y de la sociedad, para
bien o para mal. Esa habilidad se deriva de ciertos aspectos de nuestra evolución,
que dieron como resultado una especie con una capacidad altamente
desarrollada de interactuar conscientemente con el mundo que la rodea gracias al
aprendizaje continuo, complementada por una capacidad altamente desarrollada
de comunicación y coordinación social. No somos la única especie que adquirió la
capacidad de aprender o de manipular el ambiente externo, flexibilidad
conductual, y formas complejas de organización y comunicación social; todo eso
se encuentra en distinto grado en otras especies, especialmente en los otros
mamíferos sociales: los chimpancés elaboran y usan herramientas primitivas, los
perros piden atención, los lobos enseñan a los lobatos a cazar, los elefantes
aprenden a cuidar sus crías por medio del ejemplo, las ballenas enseñan a los
ballenatos las complejas canciones con que se comunican, etc. Así que,
especialmente de los mamíferos que viven en grupos, muchas especies
adquirieron una capacidad impresionante de aprender conductas complejas que
no responden simplemente a programación genética. Pero es innegable que la
evolución de los seres humanos representa un salto cualitativo del desarrollo de
esas capacidades. Ninguna otra especie del planeta tiene la capacidad del ser
humano de transformar conscientemente el mundo. Precisamente porque es lo
que nos hace inconfundiblemente humanos, debemos entender la naturaleza de
ese salto y sus orígenes evolutivos.

Ya a fines del siglo 19 Darwin y otros científicos notaron los obvios parecidos
físicos entre los humanos y los simios africanos modernos (gorilas y chimpancés)
y sospecharon que el ser humano debió de evolucionar como una rama separada
de un antepasado común. Darwin y amigos estaban en lo cierto, aunque la prueba
no se obtuvo sino hasta el siglo 20.

Desde los tiempos de Darwin, los fundamentalistas cristianos han tratado de


impedir que se conozcan las teorías científicas de la evolución y las grandes
cantidades de evidencia científica concreta que han confirmado esas teorías. No
quieren que la gente sepa que la vida en la Tierra se remonta 3 « billones de
años... porque la interpretación literal de la Biblia dice que empezó hace apenas
unos pocos miles de años. No quieren que la gente conozca la evidencia científica
que prueba que todas las especies vegetales y animales están emparentadas en
mayor o menor grado ni que todas y cada una de las especies son el resultado de
modificaciones evolutivas de especies anteriores... porque la Biblia dice que Dios
creó todas las plantas y los animales por separado y al mismo tiempo. Pero más
que nada, no quieren oír que los seres humanos evolucionaron de especies no
humanas... porque la Biblia dice que "el hombre" es la "creación especial" de Dios,
que fuimos creados a "su imagen y semejanza" y que fuimos creados para
"señorear el mundo". Los hechos probados de la evolución contradicen todo esto.
(Vea el recuadro "¿Seres humanos y dinosaurios? Otro absurdo creacionista").

¡Claro que no todos los que creen en la religión son locos fundamentalistas!
Muchos cristianos abiertos y gente de otras religiones aceptan que la evolución es
un hecho probado y adaptan sus creencias de modo acorde. Muchos creen, por
ejemplo, que los seres humanos que escribieron los libros de la Biblia hace siglos
tenían un conocimiento limitado y que por lo tanto la Biblia no se debe tomar
"textualmente". La iglesia católica tuvo que hacer un "ajuste" similar cuando
finalmente admitió que se equivocó al calificar de herejía y blasfemia la teoría de
Copérnico (que la Tierra no era el centro del universo y que esta y otros planetas
giraban alrededor del Sol). Las autoridades religiosas se opusieron fuertemente
porque ponía en entredicho la visión bíblica de que el ser humano es el centro de
la creación. Pero a fin de cuentas no fue posible negar la evidencia científica.
¡Copérnico tenía razón!4
Tanto la teoría de Copérnico como la de Darwin estremecieron el mundo de la
religión organizada y recibieron grandes ataques de las autoridades religiosas
porque ambas tumban al ser humano de su pedestal y demuestran que ni el ser
humano ni la Tierra son el centro de todo, tal como lo plantea la Biblia. Las críticas
actuales de la teoría de Darwin por los creacionistas se parecen a los desvaríos y
las peroratas de la iglesia contra Copérnico y Galileo hace siglos.

Como punto secundario, ¿no es espeluznante que el actual presidente de Estados


Unidos (el país más poderoso del planeta, que admite tener grandes cantidades
de armas de destrucción masiva) diga que es un ferviente fundamentalista
cristiano, que coincida abiertamente con muchos aspectos del plan político y
social de los creacionistas fascistas cristianos de la "derecha religiosa", y que los
promueva enérgicamente?

Conocer la evolución (y la evolución humana) es, primero que todo, conocer la


verdad y hechos científicos comprobados. Pero conocer esos hechos y aprender a
desenmascarar las mentiras de los creacionistas también puede asestar un golpe
de resistencia contra un plan político y social reaccionario.

HECHOS BÁSICOS DE LA EVOLUCIÓN HUMANA

¿Cuáles son, entonces, los principales puntos que debemos conocer de la


evolución humana? Bueno, primero que todo debemos saber que no hay ni gota
de duda de que somos parientes cercanos de los simios africanos modernos: de
los gorilas y los chimpancés. Son nuestros parientes vivos más cercanos. Por lo
tanto, estudiarlos puede brindar un mayor conocimiento de los muchos aspectos
que todavía tenemos en común, aspectos que seguramente también tenían los
antepasados comunes de los humanos y los simios que vivieron hace unos pocos
millones de años, de los cuales se separaron la línea humana y la línea de los
chimpancés. Estudiar a los simios también puede brindar un mayor conocimiento
de sus diferencias con los seres humanos, y eso permite reconstruir los probables
pasos críticos del camino que seguimos para llegar a ser plenamente humanos.

Al observar los simios en un zoológico, en TV o en su ambiente natural sorprenden


sus obvias semejanzas físicas con los seres humanos, y también muchas
conductas "casi humanas": su forma de jugar, de manipular objetos, de disciplinar
o consolar a las crías, etc. Para un científico especializado en anatomía (el estudio
de la forma y la función de las distintas partes del cuerpo) las semejanzas son
más evidentes: la mayoría de nuestros huesos y órganos son similares a los de los
simios, y eso indica que tenemos antepasados comunes. Nuestras diferencias
más aparentes son: diferentes proporciones (tenemos los brazos más cortos y las
piernas más largas), poco pelo en la piel, el pulgar más móvil, el cráneo alineado
con la columna (lo que nos permite pararnos, caminar y correr de pie, en vez de
inclinados en los nudillos como los simios), un cerebro proporcionalmente mayor y
una capacidad más desarrollada de lenguaje complejo. Esas son nuestras
diferencias más obvias. Volviendo a las semejanzas, las proteínas de la sangre y
las moléculas de ADN de los seres humanos y de los chimpancés son casi
idénticas. ¡La mayoría de los biólogos moleculares coinciden en que solo hay una
diferencia del orden de 1% a 2% entre el ADN de los humanos y el ADN de los
chimpancés!
Se sabe que cuanto más tiempo evolucionan por separado dos líneas que tienen
un antepasado común, más diferencias tendrá su ADN. El análisis de las
semejanzas y diferencias del ADN indica, por ejemplo, que los simios africanos
están más emparentados con los seres humanos que con los micos (un grupo que
se separó antes en la evolución de los primates). El hecho de que todavía existe
una semejanza de más o menos 98% entre el ADN humano y el ADN de los
chimpancés prueba sin lugar a dudas que las dos especies tienen un parentesco
sumamente cercano. Con esa información, los biólogos moleculares han podido
calcular que las dos especies tenían un antepasado común hace 5 millones de
años, lo que es muy poco tiempo en la escala del tiempo evolutivo. (Vea el
recuadro "ADN de chimpancé y humano: ¿Cuánto nos parecemos?").

Y HAY FÓSILES: MUCHOS, MUCHOS FÓSILES

En los tiempos de Darwin apenas empezaba la búsqueda de fósiles de posibles


antepasados humanos, así que no se sabía si se encontrarían muchos fósiles,
cómo serían (más parecidos a los simios, a los humanos o una mezcla) ni si
confirmarían o refutarían la idea de que los seres humanos evolucionaron de
antepasados parecidos a los simios que no eran humanos. Pero en el siglo y
medio transcurrido desde la época de Darwin muchos equipos de científicos han
encontrado miles de fósiles homínidos de distintas edades: fósiles que tienen
menos de 200,000 años (que ya tienen la anatomía de humanos modernos);
fósiles de varias especies que tienen de 1 a 2 millones de años (que no tienen la
anatomía de humanos modernos pero que ya tienen algunos de los rasgos críticos
que distinguen a los humanos de los simios y de los homínidos previos); y fósiles
de varias especies que vivieron de 3 a 4 millones de años (muy parecidos a los
simios pero que ya caminaban de pie).

Los fósiles homínidos de más de 4 millones de años son bastante raros hasta la
fecha. Hace poco se encontró en Chad, África, un cráneo de 7 millones de años de
lo que podría ser un homínido bípedo, a quien han llamado Toumai. Varios
expertos están examinando la evidencia (por ejemplo, en qué parte del cráneo se
conectan los músculos del cuello) y no todos están convencidos de que caminaba
de pie. Sin embargo, si se llega a confirmar que era bípedo, sería lo más cerca que
hemos llegado a encontrar un homínido que vivió en el tiempo de la primera
divergencia de los homínidos bípedos de una línea de simios africanos. (Vea
recuadro sobre Toumai).

Unos científicos creen que el bipedalismo pudo haber evolucionado (y


desaparecido) más de una vez en los simios ancestrales. Sea cierto o no, es muy
claro que la historia de la evolución humana no es un desarrollo en línea recta de
una sola especie simia que dio origen a una sola especie bípeda homínida que
llevó a los humanos modernos. Es algo mucho más complicado: en la actualidad
se sabe con seguridad que entre los antepasados simios y los humanos modernos
hubo olas sucesivas de muchas especies homínidas bípedas. Unas de esas
especies vivieron cientos, miles o incluso un millón de años o más y se
extinguieron. Unas fueron nuestros antepasados en línea directa; otras fueron
ramas laterales de la gran familia homínida (que se extinguieron sin dejar
descendientes modernos). En general, la evolución homínida se parece más a un
arbusto con muchas ramas que a un camino en línea recta o una escalera de
simio a humano. Los estudios de las semejanzas y diferencias de varias especies
homínidas que vivieron en distintas épocas en los 5 millones de años pasados han
proporcionado una gran cantidad de pruebas concretas de que los humanos
modernos evolucionaron mediante una serie de modificaciones evolutivas paso a
paso, desde nuestro antepasado homínido más similar a los simios, pasando por
una serie de especies descendientes sucesivas (muchas de las cuales tenían
rasgos intermedios entre los simios y los humanos modernos), hasta llegar
finalmente a nuestra especie humana moderna hace aproximadamente 200,000
años.

¿Sabemos todo lo que hay que saber sobre los primeros orígenes de los seres
humanos? Por supuesto que no. A veces parece que cada vez que uno abre un
periódico encuentra otro hallazgo de un cráneo homínido o de una extremidad de
una especie homínida que vivió hace millones de años. Cada vez que eso sucede,
los equipos de expertos naturalmente se emocionan y pasan meses o años
verificando la edad, examinando los rasgos, y catalogando parecidos y diferencias
con los humanos modernos, con los simios actuales, con todos los fósiles
homínidos encontrados en capas de roca de edad similar, y con todos los fósiles
homínidos más antiguos y más recientes encontrados previamente. Así se reúne
información que hace posible ver (tras mucho debate entre los distintos equipos
científicos) dónde encaja un fósil en el árbol genealógico con relación a todos los
otros fósiles encontrados.

Para repetir, en los tiempos de Darwin la idea de que los humanos descienden de
antepasados similares a los simios era una idea sin probar. Darwin y otros
científicos estaban bastante seguros de que debía de ser así por a) el hecho de
que los humanos tenían muchos parecidos anatómicos con los simios y b) el
hecho de que todos los otros seres vivos eran el producto de modificación
evolutiva de varias especies preexistentes. Darwin y colegas (T.H. Huxley en
particular) sospechaban que los seres humanos no serían una excepción a la
regla. Pero las autoridades religiosas se pusieron energúmenas pues la idea de
que el ser humano fuera producto de la evolución natural biológica y no la
creación especial de un ser sobrenatural era una amenaza a todo su sistema de
creencias y su modo de existencia. El mismo Darwin anduvo con pies de plomo en
eso por los continuos ataques de los fundamentalistas religiosos, de la prensa
popular y de los que se sentían amenazados por sus descubrimientos, así como
por el hecho de que no tenía evidencia sólida para hablar de la evolución humana
con la misma fundamentación que de la evolución de muchas otras especies.

Darwin sabía que si los seres humanos evolucionaron de una especie preexistente
similar a los simios, sería posible hallar fósiles que conectaran las dos líneas, pero
eso no se había hecho. Es más, antes de la época de Darwin no se sabía lo
suficiente para buscar tales fósiles: los primeros de tales fósiles, que conocemos
como Neanderthal, se descubrieron a fines del siglo 19, más o menos al tiempo
de la publicación de la obra de Darwin El origen de las especies.De ahí en
adelante, los científicos descubrieron muchos fósiles homínidos de transición
entre los antiguos simios y los humanos modernos.

Los hallazgos de fósiles homínidos aumentaron mucho en el siglo 20,


especialmente gracias al trabajo pionero de las tres generaciones de la familia
Leakey en África oriental, y han sido muy numerosos en las últimas décadas. El
problema actual no es la escasez de fósiles sino que hay tantos y se descubren
con tanta frecuencia que es difícil catalogarlos. Hoy, a comienzos del siglo 21,
podemos reconstruir una gran parte de nuestro árbol genealógico, pero nuevos
descubrimientos de fósiles de especies variadas de homínidos siguen aportando
información, y los científicos tienen que revisar o afinar la secuencia exacta y el
grado de parentesco que conecta las distintas especies homínidas a la antigua
especie simia antepasada, en una dirección, y a la única especie homínida que
queda (la nuestra) en la otra dirección, a lo largo de un proceso de pasos
evolutivos intermedios de millones de años. Como vimos, cada vez que se
descubre un fósil por lo general empieza un proceso de meses o años de análisis y
debate entre los equipos de científicos hasta que se llega a un consenso sobre el
lugar del nuevo fósil con relación a los que ya se conocían.

Trazando una analogía, es como si un álbum de fotos de una familia de muchas


generaciones se cae y todas las fotos se desparraman en el suelo. Ahora estamos
tratando de reconstruirlo pero es difícil porque con el tiempo se perdió mucha
información de los parentescos exactos . Las fotos de los antepasados más
antiguos y más recientes son fáciles de identificar, pero en la mitad es difícil ver
cuáles fotos son de parientes cercanos y de línea directa, y cuáles son de primos
remotos. Incluso hay fotos que nadie sabe dónde van y que causan discusiones
por años. Pero, con tiempo y paciencia, es posible sacar de las fotos (y de
evidencia histórica asociada) suficiente información para poner todo el álbum más
o menos en el orden correcto. Esto es una analogía, por supuesto, pero se parece
mucho al trabajo actual de los científicos que están tratando de poner los detalles
del gran álbum familiar que conecta los antepasados de hace millones de años y
nuestra especie humana moderna (Homo sapiens) por medio de una serie de
parientes intermedios: las muchas especies homínidas de transición.

Continuando con la analogía de la evolución homínida, se puede decir que "unas


fotos todavía están en el suelo" (con toda seguridad se hallarán muchos más
fósiles de homínidos antiguos); que "unas cuantas fotos seguro están mal
puestas" (nuevas técnicas y conocimientos seguramente harán cambiar la
relación de algunos fósiles de las especies homínidas); pero en general "muchas
fotos están en su lugar". Mejor dicho, es sumamente importante entender que hay
un acuerdo y consenso científico general sobre las principales relaciones y rasgos
distintivos que permiten conectar las primeras especies bípedas y los humanos
modernos por medio de una serie de pasos intermedios y modificaciones
evolutivas a lo largo de unos cuantos millones de años.

RESUMEN

Permítanme resumir en pocas palabras lo que sabemos actualmente sobre la


pregunta "¿de dónde venimos?". Sabemos que en un período de unos cuantos
millones de años vivieron muchas especies de homínidos que caminaban de pie, y
es claro que unas especies tuvieron mucho "éxito" (que sobrevivieron por cientos
de miles o millones de años hasta que se extinguieron). También sabemos que en
un mismo período de tiempo y a veces en una misma zona geográfica vivieron
varias especies de homínidos que se diferenciaban un poco en los rasgos físicos
(proporciones de los dientes y del cuerpo, tamaño del cerebro, etc.) y en las
relaciones con el ambiente, por ejemplo el alimento (que se deduce de los
dientes), y el uso de herramientas de piedra y posteriormente de fuego para
obtener y procesar los alimentos. Sabemos que la evolución de los homínidos no
"tenía"que desembocar en los humanos modernos, pero que lo hizo.Y sabemos,
absolutamente sin la más mínima duda, que nuestros antepasados muy lejanos
fueron una especie de simios y que de sus descendientes surgieron por una parte
la línea que con el tiempo llevó a los simios africanos modernos (gorilas y
chimpancés) y, por otra parte, una compleja serie de homínidos bípedos que con
el tiempo llevó a los humanos modernos.

NOTAS

1. También podemos aplicar los métodos y las técnicas de la ciencia moderna


para explorar por qué los seres humanos crearon las religiones en primer lugar o
por qué muchos individuos todavía sienten la "necesidad" de la religión.

2. Como vimos en las entregas anteriores de esta serie, la selección natural es un


mecanismo relativamente simple: en un individuo pueden aparecer nuevos rasgos
(novedades de forma o función que no tenían las generaciones anteriores)
simplemente como resultado de varios tipos de recombinación de la variación
genética heredable que tenía la generación de los padres; cuando esos nuevos
rasgos dan al individuo una "ventaja reproductora" sobre los individuos que no los
tienen (cuando permiten producir más descendientes que sobrevivirán y se
reproducirán), los nuevos rasgos se transmitirán a una mayor proporción de los
individuos de la población en las siguientes generaciones. De esa forma, los
nuevos rasgos tenderán a extenderse por toda la población de plantas o animales.
Eso sucederá automáticamente si los rasgos son heredables (se pueden transmitir
de padres a hijos por la reproducción) y si dan a los individuos una ventaja
reproductora de modo que quienes los tengan contribuyan más descendientes (en
promedio) a las generaciones siguientes que quienes no los tengan.

3. Primera parte, Panorama general OR No. 1157; Segunda parte, La evidencia de


la evolución en acción nos rodea OR No.1159; Tercera parte: Una palabras sobre
la adaptación OR No.1160; Cuarta parte: Cómo produce nuevas especies la
evolución OR No.1163; Parte 4b: Más sobre el aislamiento reproductor, la
especiación y el surgimiento de novedades evolutivas OR No.1164; Parte 5: La
evolución es un hecho comprobado: La evidencia es concreta y proviene de
muchas direcciones OR No.1170;

4. La iglesia católica no tiene muy buena reputación de reconocer y aceptar los


avances de la ciencia. El astrónomo Copérnico planteó que la Tierra gira alrededor
del Sol (y no al revés, como se creía) en el siglo 16. El astrónomo Galileo
comprobó que esta teoría era correcta a principios del siglo 17. La iglesia rechazó
la evidencia científica pues mostraba que la Biblia tiene errores, declaró hereje a
Galileo, lo metió en las cárceles de la Inquisición y lo obligó a retractarse. Eso fue
en 1633. El papa finalmente admitió que Galileo tenía razón y que fue castigado
injustamente... ¡en 1979!

¿Seres humanos y dinosaurios? Otro absurdo creacionista

Como la Biblia dice que Dios creó todos los seres vivos por separado la misma
semana, los creacionistas hacen lo posible y lo imposible por negar la clara
evidencia científica de que las especies evolucionaron una de la otra en distintos
momentos de la historia de la vida en la Tierra (una historia de 3½ billones de
años). Una de las cosas que más los mortifica es la innegable evidencia de
evolución de la línea humana: la gran cantidad de fósiles de especies homínidas
que caminaban de pie y claramente son una transición entre los simios antiguos y
los humanos modernos. Los creacionistas dicen que los primeros Australopitecos
eran "monos"; que los homínidos posteriores como el Homo habilis, Homo
ergaster, Homo erectus, etc., que tienen características claramente intermedias
entre los Australopitecos (que caminaban de pie pero parecían simios) y los
humanos modernos, "son falsos"; y que el Homo sapiens es humano pero que no
tiene la edad que muestran los fósiles (más de 100,000 años). Torcer los hechos
para encajarlos en sus convicciones religiosas es una especialidad de los
creacionistas. Hasta hace poco decían que los seres humanos y los dinosaurios
vivieron al mismo tiempo (conforme a la Biblia), y como prueba señalaban unas
huellas de pisadas humanas en las mismas capas de rocas que unas huellas de
dinosaurios en Texas. Pero hay un pequeño problema: las huellas de dinosaurios
son auténticas (de antes de la extinción de los últimos dinosaurios hace 65
millones de años), pero las huellas humanas las cincelaron en las rocas en los
años 30 (durante la Depresión), cuando la zona era un paradero turístico. Ahora
los creacionistas no hablan mucho de esto.

ADN de chimpancé y humano: ¿Cuánto nos parecemos?

Desde los años 70, varios equipos de científicos han comparado las proteínas de
la sangre y el ADN de los seres humanos y los chimpancés con las técnicas de la
biología molecular, y han encontrado un enorme parecido del ADN. Casi todos los
equipos obtuvieron repetidas veces una semejanza de 98.5 a 99%. Como se sabe
que a mayor tiempo de separación de dos especies más diferencias habrá en su
ADN, se ha podido calcular que los chimpancés modernos y los humanos
modernos tenían un antepasado común hace unos 5 millones de años.
Comparado con la historia de 3½ billones de años de evolución de la vida, 5
millones de años es un tiempo bastante corto. Últimamente la prensa ha sacado
una racha de titulares al estilo de "Los chimpancés y los humanos no se parecen
tanto como se pensaba". Eso puede llevar a pensar que los biólogos especialistas
en evolución ahora no están de acuerdo en el parentesco de las dos especies ni en
que descienden de un antepasado común. No hay tal desacuerdo. Los titulares
parten del hecho de que Roy Britten, un biólogo de la universidad Cal Tech, midió
las diferencias de ADN con una nueva técnica y encontró una semejanza de 95%.
(La nueva técnica incorpora la medida de fragmentos de ADN que están en
secciones "no funcionales"). Por contraste, los seres humanos y otros mamíferos
más alejados, como el ratón ,solo tienen 60% de semejanza de ADN.

Cualquiera que sea el porcentaje (95%, 98.5%, 99%), es claro que los humanos y
los chimpancés son parientes sumamente cercanos, y que los chimpancés son la
especie a la cual más nos acercamos (teníamos más parentesco con las especies
anteriores de homínidos, pero todas se extinguieron). El mismo Roy Britten señala
que "una gran parte de esas variaciones de 5% son relativamente poco
importantes" y sostiene que sus cifras corroboran la conclusión de que la línea
humana y la línea de los chimpancés se separaron de un antepasado común hace
unos 5 millones de años.
¿Fue Toumai uno de nuestros antepasados?

El término "homínidos" se aplica a todas las especies más emparentadas con los
seres humanos que con los chimpancés. A partir de estudios de ADN sabemos con
certeza que los homínidos bípedos (que caminaban de pie) se separaron hace un
poco más de 5 millones de años de una línea de simios africanos, de la cual
también descienden los chimpancés modernos. Gracias a la abundancia de
fósiles, también hay bastante información sobre las muchas especies de
homínidos bípedos (¡y hubo muchas!) que vivieron en África desde hace unos 3 a 4
millones de años. Pero los fósiles de más de 4 millones de años son raros porque
las primeras poblaciones de homínidos seguramente eran pequeñas y porque las
condiciones ambientales de ese tiempo (más húmedas) no eran favorables para
la formación de fósiles. Sin embargo hace poco se descubrió un cráneo de 7
millones de años en el Sahara, lejos de los sitios donde se han encontrado la
mayoría de fósiles de homínidos (en África del sur y oriental). Se le ha llamado
Sahelanthropus tchadensis y se le ha apodado Toumai. Su descubridor, Michel
Brunet, y otros expertos están convencidos de que caminaba de pie por la forma
en que los músculos del cuello se conectan al cráneo. Si es cierto que Toumai
caminaba de pie, sería el homínido más antiguo que conocemos y podría ser la
primera especie bípeda que se separó de la línea ancestral de simios. Sin
embargo, otros científicos dudan que el cráneo de Toumai pruebe
terminantemente que caminaba de pie como los homínidos de hace 3 a 4
millones de años. Inclusive si caminaba de pie, puede ser un antepasado directo
de la línea humana o no serlo, pues muchas especies homínidas fueron ramas
laterales que se extinguieron. No sabemos cuál será la conclusión científica sobre
Toumai, pero de todos modos el descubrimiento es importante porque muestra
que es posible hallar fósiles homínidos de más de 5 millones de años y que
podrían encontrarse lejos de los sitios donde han aparecido la mayoría de los
fósiles.
VIII. ¿QUÉ QUIERE DECIR "VOLVERSE HUMANOS"?
SOMOS EL NIÑO NUEVO

Sabemos que en la historia de la línea homínida (la línea de especies que se


separó de nuestros antepasados simios hace unos 5 millones de años y abarca
todas las especies más emparentadas con los seres humanos que con los
chimpancés) se han dado períodos notables de diversificación de especies
(cuando evolucionaron nuevas especies homínidas a partir de otras especies
homínidas) y períodos notables de extinción de especies (cuando una o más
especies homínidas desaparecieron después de solo cientos de miles de años de
existencia). También sabemos que nuestra especie, Homo sapiens, es el bebé de
la familia homínida pues evolucionó hace apenas unos 200,000 años. Por
comparación, se calcula que la primera especie bípeda se separó inicialmente de
la línea de simios hace un poco más de 5 millones de años.

El bipedalismo, ese primer paso que distinguió de todas las especies previas a
nuestros antepasados más directos, en sí es relativamente "reciente" en la
evolución de la vida en este planeta. Recordemos que los primeros signos de vida
(bacterias primitivas) aparecieron hace unos 3½ billones (tres mil millones y
medio) de años; que los primeros peces evolucionaron hace unos 500 millones de
años, los anfibios evolucionaron de los peces óseos hace unos 400 millones de
años, los reptiles evolucionaron de los anfibios hace más de 300 millones de
años, y los primeros mamíferos, las primeras aves y las primeras plantas con
flores evolucionaron hace unos 200 millones de años (los mamíferos y las aves
evolucionaron de dos líneas distintas de reptiles). Unos de los primeros mamíferos
eran unos animalitos del tamaño de ratas que existieron hace 150 millones de
años, cuando todavía vivían los dinosaurios. Aunque parece que no había muchas
especies de mamíferos en ese tiempo, unas lograron sobrevivir la hecatombe
global de hace 65 millones de años (muy probablemente causada por el choque
de un asteroide con un impacto igual a muchas bombas nucleares) que acabó con
los dinosaurios y con una alta proporción de las especies animales y vegetales del
planeta. Esas especies de pequeños mamíferos que sobrevivieron poco después
tuvieron una "explosión" de expansión y diversificación que dio origen a muchas
especies nuevas de mamíferos. Se cree que eso se debe a que la extinción de los
dinosaurios y de muchas otras especies posiblemente creó grandes oportunidades
de expansión para los mamíferos y causó una "radiación adaptativa": ocuparon los
"nichos disponibles" que dejaron vacíos las muchas especies extintas y pasaron
por una serie de modificaciones evolutivas en el proceso de adaptarse a las
nuevas oportunidades. En todo caso, no cabe duda de que de ahí en adelante la
línea de mamíferos siguió evolucionando y produjo nuevas especies por millones
de años. Produjo los primeros "primates antropoides" (el grupo de mamíferos que
abarca todos los micos, los simios, los antepasados homínidos de los humanos y
los humanos) hace unos 35 millones de años. Después la línea de los primates
siguió evolucionando y subdividiéndose en distintas especies por otros 30 millones
de años antes de que surgiera la rama lateral de nuestros antepasados más
directos: los homínidos erectos.

Como la vida empezó a evolucionar en el planeta hace 3½ billones de años, y la


línea de los primates lleva unos 35 millones de años evolucionando, y los
homínidos erectos aparecieron hace unos 5 millones de años, en realidad nuestra
especie ( Homo sapiens,que lleva mucho menos de un millón de años ) es el niño
nuevo del juego.

Es interesante que hace unos 20 millones de años, cuando buena parte de África
estaba cubierta por bosques, había muchas más especies de simios africanos que
hoy. Pero esa gran cantidad de simios de bosques se redujo a un puñado de
especies (y hoy los gorilas y los chimpancés son las únicas especies de simios
africanos que quedan). Parece que nuestra línea homínida experimentó la misma
reducción de cantidad y diversidad de especies: al principio por lo visto había una
o un puñado de especies de homínidos bípedos; sin embargo, muy rápido la
cantidad de especies aumentó significativamente, después pasó por otra ola de
diversificación y finalmente se redujo a un puñado de especies y terminó con una
sola especie. Ese proceso y patrón es muy común en el mundo natural cuando
surge una nueva línea evolutiva de una línea ancestral gracias a una modificación
evolutiva sustancial (como el bipedalismo en una línea de simios que vivían en los
árboles): a un período de rápida diversificación evolutiva (que genera muchas
especies nuevas) le sigue una especie de "podada" del arbusto evolutivo (un
período en que el proceso de especiación disminuye, unas especies se extinguen y
otras se conservan pero no dan origen a nuevas especies).*

EL SURGIMIENTO, Y LA CONSOLIDACIÓN, DE NUEVAS ESPECIES

Como hemos visto en esta serie, todos los cambios evolutivos sustanciales
(inclusive las modificaciones evolutivas de pequeña escala que se dan
continuamente en las poblaciones de cualquier especie, que llamamos
"microevolución") ocurren a lo largo de muchas generaciones. Así sucede
especialmente con el proceso de especiación completa,es decir, el surgimiento y
consolidación de una nueva especie (distinta y aislada a nivel reproductor) como
modificación de los antepasados inmediatos. Este proceso puede comenzar con
un grupo pequeño de individuos divergentes atípicos que por una razón u otra
quedan aislados de las poblaciones ancestrales típicas de las cuales se derivaron
(un proceso que los biólogos han observado en especies actuales); pero para que
se dé un aumento sustancial de la población atípica, así como una mayor
amplificación y consolidación de las diferencias cruciales, que normalmente
indican que una población de organismos representa una nueva especie (y no una
variante menor o temporal de la vieja especie), se requiere una gran cantidad de
generaciones.

También vimos anteriormente que el comienzo del proceso de especiación puede


ser bastante "repentino" (por ejemplo, puede comenzar con un puñado de
mutaciones o recombinaciones genéticas en unos pocos individuos). Vimos
igualmente que la aparición de esa nueva especie en el registro fósil puede ser
también "repentina" (especialmente porque es muy poco probable hallar fósiles
de la nueva especie hasta que haya pasado tiempo suficiente para que aumente
la población y el alcance geográfico). Pero el proceso de consolidación de una
especiación (el momento en que uno dice: "sí, definitivamente esta es una nueva
especie; no se extinguió tan pronto como surgió ni fue reabsorbida en la población
ancestral; conservó su identidad diferente y parece que va a durar un tiempo")
dura mucho más tiempo. En la escala geológica , que se mide en cientos de miles
y millones de años, se puede decir que el proceso es relativamente "repentino",
pero podría tomar cientos o miles de generaciones. En una especie de corta vida y
rápida reproducción, como una de las moscas de la fruta, puede surgir una nueva
especie en unos pocos años; pero en especies de vida más larga y reproducción
más lenta como los primates, la acumulación de cambios evolutivos significativos
en una población que lleven a una especiación completa podría tomar cientos o
miles de años.

COYUNTURAS CLAVE EN LA EVOLUCIÓN DE LOS SERES HUMANOS

No repetiré lo que hemos visto sobre los pasos de la especiación ni sobre la


importancia de los mecanismos de aislamiento reproductor para empezar el
proceso. Pero sí quiero recalcar que actualmente los científicos creen que es
probable que grandes transformaciones o trastornos del ambiente hayan
desempeñado un papel crucial para reorganizar una línea evolutiva de plantas o
animales relativamente estática e iniciar el proceso de formación de una o más
especies nuevas.

Lo menciono porque es posible que dos importantes cambios del ambiente (que
veremos más adelante) hayan estimulado dos coyunturas especialmente
importantes en nuestra historia evolutiva: primero, el momento en que los
primeros homínidos bípedos se separaron de la especie anterior de simios que no
caminaban erguidos; y segundo, el momento (millones de años después) en que
una rama cualitativamente diferente de homínidos bípedos se separó de una de
esas primeras especies homínidas bípedas (todavía se está investigando
exactamente cuál) y dio origen a una serie de especies mucho más parecidas a los
humanos modernos, que generalmente se clasifican dentro de nuestro género
Homo.

Las varias especies del género Homo, que vivieron a partir de hace unos 2
millones de años, tenían el cerebro más grande que los simios o los "primeros"
homínidos bípedos como el Australopitecus . En promedio, el cerebro de las
primeras especies del género Homo era casi el doble de los simios o los
Australopitecus, aunque el tamaño del cuerpo no era muy diferente. Pero el
registro fósil muestra que la abertura pélvica era demasiado pequeña para que
nacieran niños con un cerebro tan grande (esto se aplica a las especies antiguas
del género Homo y a nuestra especie moderna). ¿Cómo, entonces, pudo crecer el
cerebro de los homínidos posteriores y de los humanos modernos? La respuesta
parece ser una modificación evolutiva crucial del ritmo de crecimiento y
desarrollo: un cambio que llevó a que los homínidos del género Homo den a luz
niños "prematuros" (sin desarrollarse del todo) cuyo cerebro se sigue
desarrollando por bastante tiempo después del nacimiento, fuera del cuerpo de la
madre, y se triplica del nacimiento a la madurez (en los niños humanos modernos
el tamaño del cerebro se duplica el primer año de vida).

Parece que muchas modificaciones evolutivas a lo largo de la historia de la vida


han ocurrido a raíz de "ajustes" relativamente pequeños del ritmo de crecimiento
y desarrollo de una o más partes del cuerpo. Por ejemplo, desde 1980 se ha
venido reuniendo evidencia de que incluso pequeñas mutaciones del puñado de
genes que controlan el desarrollo embrionario (los genes homeóticos, que
"encienden'' y “apagan'' otros genes) pueden causar cambios dramáticos de la
organización anatómica. Tales "ajustes'' pueden producir individuos con nuevos
rasgos anatómicos que a la larga ofrecerán una ventaja reproductora y como
consecuencia la selección natural los diseminará en el curso de las generaciones
sucesivas. En el caso de los homínidos bípedos (cuya forma de locomoción con las
manos libres ya les permitía explorar y manipular el mundo mucho más que a las
especies previas), parece que un "ajuste" evolutivo que disminuyó el ritmo de
desarrollo y crecimiento fue el segundo gran paso clave por el camino de ser
plenamente humanos. Este cambio llevó a un aumento considerable del tamaño
del cerebro y a un aumento del tiempo durante el cual el cerebro podía crecer y
desarrollarse fuera del cuerpo de la madre. Parece que esto fue lo que aumentó
enormemente la capacidad de aprendizaje , en interacción con el ambiente
natural y social. Además, el hecho de que los hijos de los homínidos posteriores
nacieran en un estado poco desarrollado, dependiente e inmaduro requería que
los adultos los cuidaran por mucho más tiempo que en el caso de los primeros
homínidos (tal como los niños humanos necesitan cuidado por mucho más tiempo
que las crías de los chimpancés, que son mucho más móviles e independientes
desde que nacen). La necesidad de un período más largo de cuidado infantil sin
duda tuvo importantes implicaciones para la organización social de los homínidos,
estimuló el desarrollo de mayor coordinación y comunicación social de familias y
grupos mayores, y facilitó la expansión del aprendizaje y la enseñanza.

Pero después de ese momento la evolución de los humanos modernos todavía


tardó un buen tiempo: el registro fósil muestra claramente que las "primeras"
especies del género Homo no se parecían tanto a los humanos modernos (ni en
los rasgos físicos ni en la capacidad de construir herramientas) como sus
descendientes "posteriores", de los que surgió nuestra propia especie después de
unos 2 millones más de años de evolución de la línea Homo . Parece que la
modificación evolutiva que disminuyó el ritmo de crecimiento y desarrollo de los
homínidos, y permitió mayor desarrollo del cerebro y aprendizaje después del
nacimiento, inició un período de afinación de las características que consideramos
netamente humanas. Durante ese período, en las poblaciones de homínidos
vulnerables físicamente con infantes altamente dependientes, la selección natural
probablemente favoreció una mayor capacidad de aprender y de responder a los
complejos retos del ambiente natural y social con conductas más flexibles y
mayor coordinación social, por ejemplo un lenguaje más desarrollado y otras
formas de comunicación.
Es probable que algunas de las primeras especies homínidas bípedas (por
ejemplo, las que generalmente clasificamos como Australopitecus y similares)
hayan usado herramientas primitivas. (El uso de herramientas para obtener
alimento no es exclusivo de la línea humana; los chimpancés usan herramientas e
incluso las usan aves como el cuervo y el arrendajo). Muchas de las primeras
herramientas de los homínidos seguramente eran herramientas naturales como
las que usan los chimpancés modernos, los cuales lanzan palos para ahuyentar
depredadores, limpian tallos para sacar termitas de nidos, y golpean piedras para
partir nueces. Los primeros homínidos bípedos, como el Australopitecus ,
seguramente hacían todo eso y quizá empezaron a usar calabazas huecas o
vejigas de animales para cargar agua y plantas. No lo sabemos a ciencia cierta
porque tales materiales se dañaban rápidamente y no quedaban en el registro
fósil. Sí sabemos que los primeros homínidos bípedos no hacían herramientas de
piedra: las primeras evidencias de manufactura de las herramientas de piedra
más sencillas (las rasquetas y cortadores que los homínidos aprendieron a hacer
golpeando ciertas clases de piedras para obtener lascas afiladas) no aparecen en
el registro fósil sino hasta hace 2.4 millones de años, o sea, unos pocos millones
de años después de que aparece el bipedalismo.

Solo cuando aparece nuestro propio género Homo aparece evidencia de la


manufactura de herramientas, que es mucho más compleja que el uso:
seguramente los primeros homínidos usaban materiales naturales como
herramientas (quizá más que los chimpancés hoy en día); pero es mucho más
difícil (incluso para los humanos modernos) entender cómo golpear dos piedras
determinadas en determinado ángulo para hacer simples rasquetas y cortadores
para descuartizar animales, que empiezan a aparecer en el registro fósil hace
unos 2.5 millones de años. Por la época en que aparecen en el registro fósil
especies posteriores de Homo (Homo erectus y Homo ergaster, por ejemplo) la
"cultura de herramientas" se ha desarrollado al punto de elaborar hachas de
piedra más complejas, y de usar de modo consciente y deliberado el fuego para
calentarse, cocinar alimentos y protegerse. Con el tiempo cambiaron la anatomía,
el desarrollo fisiológico y las capacidades tecnológicas de los homínidos; pero
también cambiaron la conducta y las estructuras sociales.

Uno de los aspectos más emocionantes de estudiar los cambios de las varias
especies homínidas, de los primeros Australopitecus a los humanos modernos, es
que sus fósiles nos dan una idea de cómo eran, cómo vivían y de lo que quiere
decir "volverse humanos".

NOTAS

 El efecto general de esos períodos de "estasis relativa" (cuando no se


producen muchas especies nuevas) es "podar" y reducir con el tiempo la
explosión inicial de diversificación de especies... hasta que más adelante
algo desencadena otra explosión de especiación y produce una nueva ola
de especies a partir de una línea que se había vuelto estática y pesada,
desde el punto de vista evolutivo. En la actualidad hay mucho interés
científico en descifrar los factores (o combinación de factores) que
estimulan, facilitan y contribuyen a los cambios del ritmo y frecuencia de
especiación en líneas especificas de plantas y animales, o en muchas
líneas más o menos simultáneamente. A medida que avanza la labor de
reconstruir cómo era el ambiente total en distintas épocas de la historia de
la Tierra y en puntos geográficos específicos (no solo el terreno y el clima,
sino la variedad de animales y plantas) se empieza a ver que los períodos
de mucha especiación están asociados con períodos de desestabilización o
reestructuración significativa del ambiente físico y/o biótico en que vivían
diferentes especies. Los grandes cambios del ambiente suelen llevar a la
extinción de especies, pero también pueden ofrecer condiciones favorables
para que se afiancen poblaciones atípicas y dar pie a nuevas especies que
tienen rasgos más acordes con las condiciones externas.

IX. LA CLARA, Y CRECIENTE, EVIDENCIA DE EVOLUCIÓN: DE SIMIOS A SERES


HUMANOS
Hay muchos libros y artículos científicos sobre la evolución de los homínidos, y
prácticamente a diario se conocen nuevos detalles. Aquí me propongo presentar
un esbozo y resumen de lo que sabemos en la actualidad.

Como hemos visto, sabemos con seguridad que somos parientes muy cercanos de
los simios africanos de hoy (los gorilas y los chimpancés). ¡Tenemos de 95% a
99% de ADN en común con los chimpancés! Esto es muy significativo pues se ha
demostrado de modo concluyente que cuanto más emparentadas son dos
especies, más semejanzas tienen sus moléculas de ADN. Por contraste, cuanto
menos parentesco tienen, se acumulan más diferencias de ADN y otras
moléculas. También hemos visto que los científicos tienen varios métodos para
verificar y comprobar la edad de cosas como huesos fosilizados. Uno de los
métodos de comprobación es la técnica moderna de dotación molecular,que
permite comparar el grado de semejanzas y diferencias del ADN de especies
vivas, con lo que es posible establecer con bastante aproximación el tiempo en
que dos líneas evolutivas se separaron de un antepasado común y siguieron
distintos caminos.Esta técnica del "reloj molecular" indica que la línea de los
chimpancés y la línea humana tenían un antepasado común hace apenas 5
millones de años. Por varias razones que no detallaremos, los científicos creen
que la línea de los chimpancés (que en la actualidad solo tiene dos especies: Pan
troglodytus , el chimpancé común; y Pan paniscus,el chimpancé pigmeo o bonobo)
es relativamente "conservadora", es decir, que no ha cambiado muy radicalmente
desde el tiempo en que tenía un antepasado común con el lado humano de la
línea homínida. (Lamentablemente no existe un registro fósil directo de la línea de
los chimpancés porque ha vivido en bosques, donde hasta los huesos se
descomponen rápidamente). Pero la evidencia de ADN, y otras cosas, indican que
el antepasado común de la línea de los chimpancés y de la línea humana
seguramente nos parecería un simio africano. Como los simios africanos de la
actualidad, es posible que esa especie antepasada a veces caminara en el suelo
apoyándose en los nudillos, pero probablemente pasaba la mayor parte del
tiempo en los árboles, saltando entre las ramas con sus largos brazos y pies
prensiles, y comiendo las abundantes hojas y frutas de las selvas tropicales.

Como señalé en la Parte 6B, hace 20 millones de años había muchas más
especies de simios africanos que hoy. Pero hace aproximadamente 10 millones
años, eran muchas menos. Eso es interesante porque precisamente por ese
tiempo se separó del antepasado común la línea que llevó a los humanos y a los
chimpancés (conforme a la evidencia molecular). También por ese tiempo
empieza a aparecer en el registro fósil un "simio" radicalmente diferente: ¡los
primeros homínidos bípedos! Esto sugiere que los factores que llevaron a la
reducción de la cantidad de especies de simios de los bosques posiblemente
también contribuyeron al relativo "éxito" (desde el punto de vista reproductor) de
la primera especie de simios bípeda... especialmente si el bipedalismo facilitó la
explotación de fuentes de alimento de una mayor variedad de lugares, con árboles
y sin árboles.

Sabemos que es difícil y a veces imposible hallar fósiles de los primerísimos


representantes de una línea evolutiva por dos razones: en general la mayoría de
los cadáveres no se preservan; y las especies nuevas empiezan con pocos
individuos enclavados en rincones geográficos aislados. Hoy tenemos muchos
fósiles homínidos bípedos de hace 3 a 4 millones de años (cuando ya había
muchos homínidos), pero todavía no tenemos fósiles que con certeza representen
las primerísimas especies de homínidos bípedos. El cráneo recién descubierto en
Chad de 7 millones de años (Toumai) es un candidato, si se confirma que era de
una especie bípeda. El hecho de que las primerísimas especies de homínidos
bípedos empezaron con muy pocos individuos (como todas las especies) complica
mucho la tarea de encontrar tales fósiles; por eso, por ahora tenemos que
contentarnos con los numerosos hallazgos de los muchos homínidos bípedos
tempranos (como los varios Australopitecines ) que son relativamente comunes en
el registro fósil a partir de hace unos 3.5 millones de años. Esos fósiles tienen
características intermedias entre los simios y los humanos modernos, en distinto
grado.

Para darnos una idea de la gran diversidad de especies de homínidos bípedos que
se han encontrado hasta la fecha (que sin duda aumentará a medida que sigan
apareciendo fósiles), veamos una lista parcial de los nombres científicos
aceptados:

El más viejo parece ser Sahelanthropus tchadensis (Toumai) de hace 6 a 7


millones de años. No hay consenso de que sea bípedo, así que lo pongo en la lista
de modo tentativo y haré lo mismo con Ardipithecus ramidus de hace 4.4 millones
de años, que todavía no se ha confirmado que fuera bípedo.

Entre los bípedos seguros están: Australopithecus anamensis entre hace 4 y 5


millones de años; Australopithecus afarensis (el famoso esqueleto casi completo
llamado "Lucy" y otros) de hace unos 3.5 millones de años; el reciente hallazgo de
Meave Leakey de un homínido de cara plana (más parecido a los humanos) de
más o menos el mismo tiempo (llamado Platyops kenyanthropus; vea el recuadro
sobre Meave Leakey).
Después llegamos al Australopithecus africanus, Australopithecus aethiopicus y
Australopithecus garhi,que vivieron de hace unos 2.5 a 3 millones de años. De
estos, el Australopithecus aethiopicus de hace 2.5 millones de años (el famoso
"Cráneo negro" que encontró Richard Leakey, llamado así por el bello color de los
minerales que lo recubren) pudo haber sido el primero de una rama lateral de
Australopithecines entre los cuales más tarde figuran Australopithecus robustus
(también conocido como Paranthropus robustus) y Australopithecus boisei (o
Paranthropus boisei ). Estos son los Australopithecines "robustos" que vivieron
hasta hace unos 1.5 millones de años. Estos homínidos "robustos" se diferencian
de los Australopithecines "gráciles" (como A. africanus y A. garhi ) porque tenían
enormes mandíbulas y cráneo, grandes músculos para masticar y enormes
dientes planos. Se cree que son un camino alternativo de la evolución homínida,
con especies especializadas en comer plantas correosas. Ese camino terminó en
un callejón sin salida, y no se cree que sean antepasados directos de los seres
humanos.

Sin embargo, unos de los Australopithecines "robustos" de hace unos 1.5 a 2.5
millones de años coexistieron con las especies "gráciles" de los Australopithecines
"posteriores" y también con las primeras especies de nuestro género Homo .
Parece que en el período general de hace unos 1.5 millones de años había unas
seis o más especies de homínidos bípedos en África oriental, y que unas de las
especies "robustas" coincidieron con unas de las primeras especies de Homo,que
muy probablemente evolucionaron de las líneas gráciles de Australopithecines .

Las nuevas especies del género Homo eran bípedas como sus predecesores, pero
tenían muchos rasgos nuevos, como proporciones y cara más humanas, y un
cerebro mucho mayor. En este momento, los fósiles de la nueva línea Homo
incluyen la especie Homo habilis (a veces clasificada como Australopithecus
habilis por su carácter "intermedio") y Homo rudolfensis,que vivieron de hace 1.5 a
2.5 millones de años: el período en que aparecen en el registro fósil herramientas
de piedra manufacturadas.

A esas especies tempranas de Homo les siguió, hace unos 1.5 millones de años, el
Homo ergaster (también llamado la forma africana de Homo erectus ), que tenía
piernas más largas, cerebro grande y se parecía más a los humanos modernos.
Homo ergaster/erectus (un ejemplo famoso y muy estudiado es el fósil casi
completo llamado el niño de Turkana) es la primera especie homínida que se sabe
que construía herramientas complejas como hachas de piedra y que tenía fuego.
También se cree que fue la primera especie homínida que salió de África, en la
primera gran ola de migración homínida.Sus descendientes llegaron hasta China y
el sudeste asiático (donde los fósiles se conocen como el hombre de Java, de
Pekín o el Homo erectus asiático) pero todos se extinguieron; una variante de
Homo erectus llegó al Medio Oriente y a Europa, donde los fósiles se conocen
como Homo heidelbergensis y Homo neanderthalensis o simplemente
"neandertales". También se extinguieron.

Puede ser que los homínidos bípedos ya tuvieran las características físicas y
sociales necesarias para emprender largas exploraciones antes de adquirir el
cuerpo más alargado, el cerebro mayor y las tecnologías más avanzadas de
herramientas de piedra y de fuego que asociamos con Homo erectus/ergaster y
con nuestra especie posterior de Homo sapiens.Algunos científicos piensan que
individuos Homo habilis migraron de África (Vea el recuadro: "¿Fue Homo erectus
la primera especie humana que salió de África?").

Será interesante ver cómo se desenvuelve esto a medida que se obtenga más
información porque el status de Homo habilis (que tiene rasgos intermedios entre
los Australopithecines y las especies posteriores de rasgos más humanos de la
línea Homo ) siempre ha causado controversia. Unos científicos tienden a "bajarlo
de categoría" a Australopithecus y cuestionan si realmente hacía herramientas de
piedra o si las herramientas encontradas son de una especie diferente de Homo
que vivía en ese tiempo (como Homo rudolfensis ). De todas formas, esto indica
que seguramente había mucha variedad desde los primeros comienzos de la línea
Homo (y por lo tanto mucho potencial de expansión).

En África, nuestra propia especie de seres humanos modernos, Homo


sapiens,evolucionó hace unos 200,000 años (muy probablemente de Homo
ergaster o una especie muy similar). Nuestra nueva especie obviamente tuvo
mucho éxito y hace unos 50,000 años migró de África y se expandió por todo el
planeta. Esa fue por lo menos la segunda ola de migración de homínidos.

Homo sapiens encontró otras especies humanas, como Homo neanderthalensis,y


coexistió con ellas. Los neandertales eran descendientes de anteriores
poblaciones de Homo erectus que salieron de África 1 a 2 millones de años antes.
Como Homo sapiens y Homo neanderthalensis coexistieron en Europa por unos
cuantos miles de años y como se han encontrado herramientas de piedra de H.
Sapiens en sitios de neandertales (lo que sugiere que las dos especies se
relacionaron), en una época se pensó que las dos especies se cruzaron y que los
humanos modernos podrían ser descendientes de los dos. Pero hoy sabemos que
no es así: el ADN y otras moléculas bioquímicas de los humanos modernos de
todo el mundo se han analizado con las técnicas de biología molecular y se ha
llegado a la conclusión de que todos los seres humanos vivos se derivan de una
sola población que vivió en África hace unos 150,000 años, y que los neandertales
nunca contribuyeron al pool genético de nuestra especie. Ahora se piensa que la
línea homínida que llevó a los seres humanos modernos y la línea que llevó a los
neandertales se separaron hace unos 600,000 años; en ese largo período de
separación reproductora se han podido acumular suficientes diferencias genéticas
para que se formaran dos especies distintas y por eso cuando Homo sapiens y
Homo neanderthalensis se encontraron en Europa hace unos 40,000 años no se
pudieron reproducir.

Los neandertales no son nuestros antepasados directos, pero nos recuerdan que
hace apenas unos 40,000 años todavía existían en el planeta por lo menos dos o
tres especies humanas:el Homo sapiens moderno (nuestra especie), los
neandertales de Europa y varias poblaciones de descendientes de los Homo
erectus que llegaron al sudeste asiático en una ola migratoria anterior. Pero
cuando Homo sapiens se extendió por todo el planeta, remplazó de una forma u
otra a las otras especies humanas. El registro fósil nos dice que las herramientas
de piedra y de otros materiales de Homo sapiens eran más avanzadas que las de
otras especies con que coexistió. Las destrezas más complejas necesarias para
conceptualizar y elaborar esas herramientas seguramente eran el producto de
importantes diferencias cognoscitivas de nuestra especie, y eso podría explicar por
qué remplazó a las otras especies humanas dondequiera que fue.
Todas las otras especies de homínidos bípedos (inclusive las otras especies
esencialmente humanas del género Homo ) han desaparecido. Pero es importante
recordar que el hecho de que se extinguieron no quiere decir que fueran
"inferiores" o "imperfectas". De hecho, varias de esas especies homínidas vivieron
mucho tiempo; por ejemplo, el Homo erectus vivió un millón de años o más. El
hecho de que nuestra especie todavía exista no es sorprendente: todas las
especies se extinguen con el tiempo y, en promedio, las especies vertebradas no
suelen durar más de un par de millones de años.

Repito: el hecho de que todas las otras especies homínidas se extinguieron no


quiere decir que "nosotros" somos la especie más perfecta o que todas las otras
especies eran "imperfectas". Es cierto que tenemos particularidades únicas (como
una capacidad sin precedentes de modificarnos y de transformar el mundo por
medios culturales), que podrían hacer que nuestra especie tenga una vida más
larga de lo normal; por otra parte, esas mismas "capacidades" podrían hacer que
aceleremos nuestra propia extinción mediante armas de destrucción masiva o
grandes trastornos del ambiente. ¡El tiempo lo dirá!

¿POR QUÉ ES NUESTRA ESPECIE HOMÍNIDA LA ÚNICA QUE QUEDA?

La extinción de todas las otras especies de homínidos obedece a las leyes básicas
de la evolución biológica: el mundo externo físico y biótico en que vive una especie
y con el que se relaciona continuamente (los aspectos físicos, como el clima y el
terreno, y los aspectos bióticos, como la combinación de especies depredadoras y
de presa que ocupa el mismo ambiente) siempre cambia, aunque no siempre
cambia al mismo ritmo. Por lo tanto, todas las especies encuentran nuevos "retos"
de un ambiente cambiado a los cuales se tienen que adaptar por medio de
modificaciones evolutivas a lo largo de generaciones sucesivas. Unas se pueden
adaptar a tales retos y otras no.

Las poblaciones de organismos que encuentran cambios ambientales


significativos a los cuales no se pueden adaptar a la velocidad necesaria se
extinguirán. Sin embargo, cuando se extinguen, muchas especies ya han
engendrado una o más "especies hijas" (con las cuales quizá han coexistido) que
continuarán su línea evolutiva. Cuando una especie se extingue sin dejar especies
descendientes, decimos que es un "callejón sin salida" evolutivo. Eso fue lo que
pasó con unas de las líneas y especies homínidas bípedas.

Es importante entender que todas las especies biológicas a fin de cuentas se


extinguen, por más "éxito" que hayan tenido. Se calcula que el 99% de las
especies vegetales y animales que han vivido en la Tierra se han extinguido.
Nuestra especie es la única especie homínida que queda, pero eso no se debe a
que seamos "un milagro de progreso y perfección" ni a que la evolución homínida
tenga una fuerza motriz inherente que "culminara" en los seres humanos como
cima del "progreso" evolutivo. Quizá lo parezca desde una perspectiva humana,lo
cual es comprensible, pero no es así. Organismos mucho más simples (como las
bacterias y los parásitos) han perdurado más y están tan difundidos que muchos
biólogos consideran que son las especies de más "éxito" del planeta.

Somos la única especie que queda de la línea homínida simplemente porque


todavía somos el niño nuevo, porque evolucionamos de nuestros antepasados
directos (probablemente Homo ergaster o una especie muy similar) hace apenas
200,000 años. Sin embargo, ahora que estamos aquí, dada nuestra capacidad de
transformarnos conscientemente y de transformar nuestro ambiente natural y
social, creo que podemos decir que lo que le pase a nuestra especie en el futuro, y
cuándo y cómo desaparezcamos, depende en buena medida de nosotros mismos.

¿QUÉ NOS HACE TAN ESPECIALES, A NUESTROS PROPIOS OJOS?

Volvamos a los homínidos bípedos tempranos que generalmente llamamos


Australopithecines . Mucha gente pregunta: ¿eran simios o eran humanos? Bueno,
me parece que sería correcto decir que eran un poco de los dos. En los últimos
años se ha puesto medio de moda fijarse en las características de simios, pero me
parece que eso puede inducir a un error. Como grupo, las primeras especies
Australopithecines todavía tenían muchos rasgos de simios (unas más que otras),
pero muchas también tienen rasgos intermedios entre los rasgos típicos de los
simios y los rasgos típicos humanos. Por ejemplo, tenían brazos largos y piernas
cortas como los simios, pero se paraban y caminaban erguidos como los
humanos. El cerebro era mayor que el de los simios pero mucho menor que el de
los homínidos posteriores. La cara se prolongaba en un hocico más parecido a los
chimpancés que a los humanos, y los dientes y las mandíbulas eran como las de
los simios. De hecho, esos primeros Australopithecines, junto con sus
descendientes, y seguidos por las primeras especies y las especies posteriores de
la línea Homo,son uno de los mejores ejemplos en todo el registro fósil de una
serie de especies de transición que claramente conectan una especie con otra por
medio de una secuencia de pasos intermedios. El hecho de que haya una clara
evidencia de especies intermedias precisamente en la línea evolutiva
humana,saca de sus casillas a los creacionistas porque si fuera cierto lo que dice
la Biblia (que el ser humano fue creado de modo especial y separado) no habría
especies intermedias que conectaran paso a paso los simios con los humanos.
¿Qué puedo decir? Los creacionistas están errados, terca y absurdamente errados.
¡La larga y diversa secuencia de fósiles de homínidos bípedos prueba que están
completamente errados!

¿QUÉ DICEN LOS CREACIONISTAS ANTE LA CADA VEZ MAYOR CANTIDAD DE


FÓSILES DE HOMÍNIDOS?

Como señala el paleontólogo Niles Eldredge en su útil libro The Triumph of


Evolution and the Failure of Creationism (El triunfo de la evolución y el fracaso del
creacionismo),la respuesta de los creacionistas ante los hechos irrefutables de la
evolución humana es patética.

a) Dicen que los fósiles de los primeros homínidos (los que vivieron de 3 a 4
millones de años) son "puros monos". Esto pasa por alto el hecho de que
caminaban erguidos y de que usaban herramientas primitivas (por ejemplo, los
Australopithecines "posteriores") mucho más que los simios de hoy. Es posible
que unos de ellos empezaran a construir herramientas de piedra: se han
encontrado fósiles de Australopithecus garhi de hace unos 2.5 millones de años
con fósiles de huesos de antílopes que tenían marcas de cortes con herramientas
de piedra,lo que indica que seguramente los carnearon con dichas herramientas.
Y en sitios cercanos se han encontrado herramientas sencillas.
b) Dicen que los fósiles que se parecen a los humanos modernos son humanos,
pero que no tienen 100,000 años (a pesar de que las técnicas modernas de
dotación científica no dejan ninguna duda). La existencia de seres humanos
modernos hace tanto tiempo contradice la Biblia.

c) Dicen que los fósiles de homínidos intermedios son falsos. Los creacionistas
rechazan especialmente la evidencia de que unas especies de homínidos son
intermedios entre los Australopithecines (más cercanos a los simios) y los
humanos modernos: especies del género Homo,como Homo ergaster y Homo
erectus,que evolucionaron después de los primeros homínidos bípedos pero antes
de nuestra especie Homo sapiens.El registro fósil indica que esas especies
construían herramientas mucho más complejas y utilizaban el fuego. Además, el
tamaño del cerebro estaba entre el de los primeros homínidos y el de los
humanos modernos. Mejor dicho, Homo ergaster y Homo erectus son un serio
problema para los creacionistas porque obviamente son especies intermedias ...
¡así que declaran que todos esos fósiles son falsos!

Como constantemente aparecen más fósiles (descubiertos por distintos grupos de


paleontólogos y científicos en distintos puntos), quién sabe cuánto tiempo
seguirán diciendo los creacionistas que son falsos. Por mi parte, estoy plenamente
de acuerdo con el paleontólogo Niles Eldredge: "Es patético que lo mejor que
pueden hacer los creacionistas con el registro fósil humano es decir que los fósiles
más recientes son humanos, que los primeros fósiles son monos, y que los del
medio... son falsificaciones... La ironía es inmensa: dedican todos sus esfuerzos a
probar cómo surgimos nosotros,y eso es lo más problemático para probar el
modelo de la creación".

La opinión de Meave Leakey sobre su último hallazgo

La paleontóloga Meave Leakey está continuando y ampliando la increíble labor de


la familia Leakey (sus suegros son Louis y Mary Leakey, y su esposo es Richard
Leakey); con sus estudios y hallazgos de fósiles de homínidos y otros fósiles, todos
los Leakey han hecho grandes contribuciones a esclarecer la historia de los
orígenes humanos en África. Meave Leakey primero encontró nuevos fósiles de
Australopithecus anamensis (probable antepasado de A. afarensis,conocido como
"Lucy"). Después, en 1999, con la ayuda de su hija Louise, encontró otro cráneo
homínido en las orillas del lago Turkana en Kenia. Lo llamó Kenyanthropus
platyops ("hombre de cara plana de Kenia") porque la cara era más parecida a los
homínidos posteriores. Se trata de un homínido bastante temprano que vivió hace
unos 3.5 millones de años, más o menos al mismo tiempo que Australopithecus
afarensis ("Lucy"). Leakey cree que platyops es diferente de afarensis y que es
otro género. Todavía no está claro si esta especie es un mejor candidato para
antepasado directo de los seres humanos o si será una especie lateral. Lo que sí
está completamente claro es que la evolución del bipedalismo inicialmente
produjo un "florecimiento de especies", y que más tarde se redujeron. Leakey dice
que hoy nuestra especie humana moderna es "la única especie restante. Somos
una ramita que queda del complicado árbol del pasado".

¿Fue Homo erectus la primera especie humana que salió de África?


Es bien sabido que individuos de una especie homínida que construía
herramientas y utilizaba el fuego, identificada a veces como Homo ergaster o
Homo erectus,salieron de África hace unos 2 millones de años. Llegaron a Asia
(los fósiles de sus descendientes se conocen como el hombre de Java y el hombre
de Pekín), al Medio Oriente y a Europa (donde se conocen como neandertales).
Eran humanos relativamente "avanzados" (por ejemplo, tenían herramientas de
piedra bastante avanzadas), pero no pertenecían a nuestra especie Homo
sapiens,que parece que evolucionó de poblaciones de Homo ergaster en África
después: hace unos 200,000 años. Homo sapiens empezó a salir de África hace
unos 50,000 años y con el tiempo remplazó a los neandertales y otros
descendientes de la anterior especie H. erectus en todo el mundo a partir de hace
unos 35,000 años.

Sabemos con seguridad que Homo erectus migró de África, ¿pero fue el primero ?
Recientemente se encontraron unos fósiles de homínidos de hace unos 1.7 a 1.8
millones de años en Georgia (entre el mar Negro y el mar Caspio, cerca de Rusia,
Turquía e Irán. Por ahora los llaman fósiles Dmanisi. No se sabe todavía si
pertenecen a la especie bien conocida Homo erectus o a una especie anterior.
Tenían el cerebro pequeño, cara de chimpancé y hacían unas cuchillas y rasquetas
de piedras muy simples. Todo indica que eran una especie intermedia entre las
especies tempranas de Homo (como Homo habilis o Homo rudolfensis, que tenían
herramientas simples de piedra hace unos 2.4 millones de años pero que hasta
ahora no se pensaba que hubieran salido de África) y la especie posterior Homo
erectus,que es más parecida a los humanos modernos que los fósiles Dmanisi y
tenía herramientas más avanzadas, y que sabemos con certeza que migró a Asia y
a Europa a partir de hace un millón de años. La apariencia "intermedia" de los
fósiles Dmanisi (entre H. habilis y H. erectus ) puede ser engañosa y de pronto
estos fósiles son Homo erectus tempranos. Pero es posible que los fósiles Dmanisi
sean de descendientes de migrantes anteriores y que Homo erectus no sea el
primero que salió de África.

Es interesante que los fósiles de Dmanisi aparecen con fósiles de otros animales
africanos, como avestruces y jirafas de cuello corto: podría ser que una serie de
cambios ambientales en África estimuló la migración de varias especies en ese
tiempo. Es posible que Homo erectus (o la especie que se compruebe)
simplemente haya seguido a otros animales que migraron. Quizá factores
similares estimularon a nuestra especie Homo sapiens a ampliar su territorio a
otros continentes, como sabemos que lo hizo hace unos 50,000 años. Sin duda
sabremos más de todo esto a medida que se reúna evidencia científica.
X. LOS DOS MAYORES SALTOS EN LA EVOLUCIÓN DE LOS HOMÍNIDOS
A lo largo del proceso evolutivo que conecta a los seres humanos modernos con
nuestros primeros antepasados simios, se destacan varios puntos salientes o
"hitos". Probablemente los hitos biológicos más importantes fueron, primero, la
aparición del bipedalismo en una línea de simios y, segundo, una modificación
que ocurrió varios millones de años después que "disminuyó" el ritmo de
desarrollo de los homínidos y llevó a que los infantes humanos nacieran en un
estado poco desarrollado y dependiente (mucho más que los chimpancés) pero
que permitió un enorme aumento del tamaño cerebral y un período mucho mayor
de desarrollo del cerebro después del nacimiento. Esto hizo posible la gran
capacidad de aprendizaje que es característica de la especie humana.

La primera de estas dos modificaciones evolutivas, el bipedalismo, cambió la


forma básica de locomoción de los homínidos y posiblemente les permitió ampliar
su territorio a una mayor variedad de hábitats y entornos. El bipedalismo también,
objetivamente, "dejó las manos libres" para otras cosas fuera de la locomoción, y
sentó la base anatómica para cosas tan relativamente simples como cargar
alimentos u otros objetos largas distancias y usar como "herramientas" materiales
naturales sin modificar (tales como piedras y palos).

Pasarían unos cuantos millones de años más antes de que una especie homínida
bípeda empezara a golpear una piedra con otra para hacer lascas y elaborar
herramientas simples de piedra (a diferencia de usarlas). Al dejar las manos libres
del proceso de locomoción, el bipedalismo preparó el terreno para la construcción
de herramientas.

Aunque el registro fósil (hasta la fecha) indica que los homínidos no empezaron a
hacer los primeros raspadores y cuchillas sino hasta hace unos 2.4 millones de
años (varios millones de años después de la aparición del bipedalismo), vale la
pena señalar que incluso los chimpancés, que no pueden caminar erectos por
mucho tiempo, pueden usar las manos para transportar alimentos distancias
cortas, blandir ramas para asustar a los depredadores, usar piedras como
"martillos" para partir nueces o deshojar tallos para sacar con ellos termitas de
sus nidos subterráneos. Por lo tanto, es probable que inclusive los primeros
homínidos que caminaron erectos (que seguramente tenían la apariencia de
simios) hayan usado más las manos que las especies no bípedas de las que
descendieron, especialmente cuando estaban en el suelo y alejados de los
árboles*.

Como vimos, el segundo hito biológico crucial del desarrollo humano sucedió unos
cuantos millones de años después del bipedalismo, cuando se dio un importante
cambio en la tasa de desarrollo de una línea de homínidos bípedos. Es interesante
que muchos biólogos evolutivos y del desarrollo creen que muchos cambios
importantes en la historia de la evolución de la vida han sido el resultado de un
cambio relativamente simple en la tasa de desarrollo de una o más estructuras
del cuerpo de una población de antepasados. En el caso de los homínidos, parece
que un "desaceleramiento" general del desarrollo anatómico y fisiológico llevó a
un "paquete" de cambios, por ejemplo cambios en las proporciones de los brazos
y las piernas, cambios en la forma de los huesos del cráneo y de la cara, etc.

Probablemente el más importante de esos cambios fue que los hijos nacían ahora
en un estado muy inmaduro que requería un tiempo más largo de cuidados
paternos. A primera vista se podría pensar que el hecho de dar a luz bebés muy
inmaduros y dependientes que requieren una larga crianza sería una desventaja
que la selección natural eliminaría rápidamente. Pero tal cambio permitió que los
infantes nacidos "prematuramente" (con respecto a especies precedentes)
siguieran creciendo y desarrollándose más tiempo fuera del cuerpo de la madre, ¡y
esto también se aplica al cerebro! En las especies anteriores de homínidos
bípedos el crecimiento del cerebro tenía un límite bastante estricto porque un
infante con un cerebro muy grande no podía pasar por el canal del parto sin matar
a la madre. Pero si el cerebro pudiera seguir creciendo después del nacimiento,
podría aumentar de tamaño.

Eso es exactamente lo que pasó. En cierta coyuntura de la evolución de los


homínidos bípedos aparecieron una o más especies con un patrón de desarrollo
más lento que los simios o los homínidos anteriores, pero cuyo cerebro siguió
creciendo por más tiempo después del nacimiento. En dichos homínidos, así como
en nuestra propia especie, el cerebro se podía triplicar entre el nacimiento y la
madurez (y en los seres humanos modernos el cerebro sigue creciendo y
desarrollándose por casi dos años después del nacimiento). Así que algo tan
relativamente sencillo como un desaceleramiento del proceso de maduración era
todo lo que se necesitaba para posibilitar una increíble expansión del tamaño del
cerebro y del período de desarrollo del cerebro después del nacimiento en esos
nuevos homínidos. Eso, a su vez, evidentemente permitió un increíble aumento de
la capacidad de aprendizaje y de aprender en interacción con el ambiente externo
natural y social.

UNA SERIE DE TRANSICIONES DE RASGOS SIMIESCOS A RASGOS HUMANOS


Al comparar los simios modernos y los seres humanos, se distinguen rasgos
típicos de los simios y rasgos típicos de los seres humanos. Muchos de esos
rasgos están preservados en los fósiles. (Obviamente también hay grandes
diferencias en el idioma y en la capacidad general de entender y hacer diferentes
cosas que no se pueden preservar en fósiles, pero por ahora me refiero solamente
a las diferencias que se detectan en ellos). Si conocemos qué rasgos son más
simiescos y qué rasgos son más humanos, podemos estudiar los fósiles
homínidos de distintas épocas y darnos una idea de cuándo ocurrieron las
modificaciones evolutivas que caracterizan el proceso de desarrollo de los seres
humanos.

Nuestro cuerpo es increíblemente parecido al de los simios: tenemos similares


huesos, órganos y moléculas bioquímicas (como el ADN). Pero los simios africanos
modernos (gorilas y chimpancés) no se pueden parar y caminar erectos por mucho
tiempo porque la alineación del esqueleto es diferente a la nuestra. En los simios
y en otros mamíferos no humanos el foramen magnum (la apertura de la base del
cerebro donde la columna vertebral se conecta con la cabeza) está más atrás que
en los seres humanos. Esto se puede sentir al tocar la cabeza de un perro: la
apertura está atrás.Lo mismo sucede con los simios.

En los seres humanos, sin embargo, la apertura del foramen magnum está debajo
del cráneo y la cabeza "se balancea" sobre la columna vertebral. Este es un rasgo
crucial que solamente se encuentra en la especie homínida y que, junto con otros
cambios de la alineación del esqueleto, nos permite caminar erectos.

El esqueleto de los seres humanos modernos también tiene distintas proporciones


del de los simios: tenemos muchos de los mismos huesos pero los simios tienen
los brazos proporcionalmente más largos y las piernas más cortas. Los pies de los
simios también son diferentes y están más adaptados a agarrar ramas que a
caminar en el suelo. Cuando caminan en el suelo, lo hacen en cuatro patas y se
apoyan en los nudillos.

La cara de los simios también es diferente: más alargada y con mandíbulas y


dientes proporcionalmente más grandes (los colmillos son mucho más grandes).
Aquí no hablaremos mucho del tamaño, la forma y el desarrollo de los dientes,
pero debemos saber que los fósiles de dientes son muy importantes para estudiar
la evolución homínida. El tamaño, la forma y la posición de los dientes revelan
mucho sobre lo que comía una especie (plantas, carne o una alimentación
omnívora como la de los humanos modernos) y permiten establecer el parentesco
de diferentes especies de homínidos.

Además se ha demostrado que los patrones de salida y de desarrollo de los


dientes (que se pueden deducir de fósiles homínidos) dan bastante información
sobre el ritmo de desarrollo de todo el cuerpo, y como sabemos ese es un dato
muy importante. El análisis de esta información, combinado con el tamaño del
cerebro con respecto al tamaño del canal de parto, puede indicar si una especie
daba a luz crías que tenían un ritmo de desarrollo más parecido a los simios o a
los humanos modernos. (El libro de Richard Leakey Origins Reconsidered tiene
una interesante discusión de la información que dan los dientes).
Así que cuando los paleoantropólogos encuentran fósiles de homínidos (un cráneo
aquí, una parte de una esqueleto allá, o si tienen mucha suerte varios huesos
juntos), lo primero que hacen es establecer la edad de esos fósiles (con varias
técnicas de datación que hemos visto en esta serie). Después tratan de averiguar
si es una especie nunca antes encontrada o un ejemplar más de una especie ya
descrita. (Y a veces descubren que más de una especie homínida vivió en la
misma época).

Después los paleontólogos miden y estudian cosas muy específicas, como las
proporciones de los huesos de brazos y piernas; la posición del foramen magnum;
la forma y el tamaño del cráneo; el lugar donde se conectaban los músculos a la
mandíbula; el tamaño de los huesos de manos y pies (muy raros de encontrar); el
tamaño, la forma y las superficies de masticar de los dientes (y a veces el patrón
de salida y el ritmo de desarrollo); el tamaño, el sexo y la edad aproximada del
individuo; si se halló cerca de herramientas primitivas de piedra; si se halló cerca
de fósiles de animales que comían, cuyos huesos podrían tener "marcas" de
herramientas de piedra usadas para descarnarlos.

Otros científicos contribuyen a delinear el entorno en que vivía un fósil homínido


estudiando las rocas, suelos antiguos, fósiles vegetales y animales de la misma
edad e inclusive fósiles de granos de polen, todo lo que permite reconstruir el
hábitat en que los homínidos vivieron y murieron: si la zona tenía bosques,
sabanas boscosas, sabanas de pastos o una mezcla de los tres; qué otras
especies animales (presas y depredadores) había; y si hay evidencia de grandes
cambios ambientales (como tendencias a secarse o a enfriarse) en esa época.

¿ERAN LOS PRIMEROS HOMÍNIDOS "APENAS SIMIOS"? LA IMPORTANCIA


DE LA EVOLUCIÓN DEL BIPEDALISMO EN EL PROCESO DE DESARROLLO DEL
SER HUMANO

En las últimas décadas, y especialmente en los últimos años, ha salido a la luz


mucha información sobre la secuencia de cambios de varias líneas de homínidos.
Al comparar las características de muchas especies de homínidos bípedos, se ha
visto con claridad que los que generalmente llamamos "primeros" homínidos
bípedos (los que vivieron de la época en que surgió el bipedalismo hasta hace 2.5
millones de años) todavía tenían muchos rasgos de simios, aunque caminaran
erectos. No eran todos iguales pero en general eran muy bajos de estatura, con las
piernas cortas y los brazos largos, como los simios que se balancean de un árbol a
otro. El cráneo era más alargado que el cráneo abovedado de los homínidos
posteriores y los humanos; los colmillos eran más largos, como los de los simios
modernos; y en muchos casos los huesos de la cara formaban una especie de
"hocico" y no la cara plana de los homínidos posteriores y los humanos modernos.
Lo más llamativo es que tenían un cerebro proporcionalmente muy pequeño, más
parecido al de los simios que de los seres humanos**.

De modo que es cierto, como otros han señalado, que los "primeros" homínidos
eran tan parecidos a los simios que no debemos pensar que eran una especie de
"humanos chaparros". Pero por otra parte, tampoco eran "apenas simios"; ¡al fin y
al cabo eran bípedos!
Algunas personas le restan importancia a la evolución del bipedalismo; dicen que
"tener las manos libres" no tuvo mayor importancia porque los primeros
homínidos no hacían herramientas de piedra y porque el cerebro homínido no
creció sino hasta mucho después. En cambio enfatizan las características
simiescas y dicen que eran "simios bípedos". Este término puede ser correcto con
respecto a su apariencia,pero me parece que puede inducir a error y que recalca
de modo unilateral los rasgos simiescos y subestima las profundas implicaciones
de la aparición de la locomoción erecta y de las manos libres en estos inusuales
"simios" (o "protohumanos"), rasgos que seguramente les permitieron expandirse
a una gran variedad de entornos y realizar nuevas conductas.

Hace unos años se pensaba que el bipedalismo era de por sí un desarrollo


evolutivo tan importante que todo homínido bípedo era esencialmente humano.
Se creía que tan pronto como nuestros primeros antepasados homínidos
adquirieron la capacidad de caminar en dos piernas, y las manos les quedaron
"libres", "automáticamente" empezaron a usarlas en actividades como elaborar
herramientas y armas, cazar y recolectar alimentos, cargar a los niños, etc. Se
especulaba que eso, a su vez, creó una necesidad inmediata e imperiosa de
mayor inteligencia, mayor y más complejo cerebro, comunicación y coordinación
social más avanzada, y cambios en la estructura familiar y en la organización
social.

Bueno, todos esos cambios sucedieron,¡pero no de la noche a la mañana! Ahora


sabemos que todo eso no ocurrió como parte de un solo paquete de
modificaciones evolutivas cuando apareció el bipedalismo: los Australopithecines
de hace 3 a 4 millones de años caminaban erectos en dos piernas pero tenían el
cerebro pequeño y parece que no construyeron herramientas de piedra. El gran
cambio en el tamaño del cerebro, mayor período de inmadurez juvenil, desarrollo
posnatal del cerebro y la capacidad cognoscitiva de diseñar y construir
herramientas simples de piedra no apareció sino de 2 a 3 millones de años
después del bipedalismo. O sea, que la novedad evolutiva del bipedalismo ocurrió
mucho antes que muchos de los otros atributos que consideramos humanos.

Pero por otra parte sería incorrecto no ver lo importante que fue la evolución del
bipedalismo en el proceso general de evolución humana. Incluso si las primeras
especies bípedas de Australopithecines no usaban las manos para fabricar
herramientas y para capturar y destazar animales (o para recoger y transportar
plantas) desde el primer momento en que surgió el bipedalismo, la evolución de la
capacidad de caminar en dos piernas preparó el terreno para las habilidades
posteriores.

Imaginémonos que de unas especies simias no bípedas del pasado por casualidad
surgiera una nueva especie que aún no podía caminar erecta, pero cuya principal
modificación evolutiva era dar a luz infantes con un ritmo menor de desarrollo que
necesitaba prolongados cuidados paternos, de modo que el cerebro pudiera crecer
y desarrollarse mucho tiempo después del nacimiento. Tal cambio podría haber
facilitado un gran aumento de la capacidad de aprendizaje, el desarrollo de una
habilidad mucho mayor de vocalizaciones (variedad de sonidos) y tal vez el
desarrollo de un lenguaje complejo.
Pero, si todo eso hubiera pasado, ¿qué especie hubiera resultado de esas
modificaciones si las manos no estuvieran libres para otras cosas fuera de la
locomoción debido a la evolución anterior del bipedalismo?El resultado podría ser
algo como un chimpancé muy inteligente, pero no lo que consideramos humano.
Para que una línea de simios diera origen a la especie humana moderna se
necesitó la combinación de dos grandes saltos evolutivos: la evolución del
bipedalismo, seguida varios millones de años después por la evolución de un
mecanismo que permitió el desarrollo cerebral posnatal y una capacidad de
aprendizaje sin precedentes.

De modo que, repitiendo, aunque es importante recalcar que los primeros


Australopithecines eran muy parecidos a los simios (y no apenas "humanos
chaparros") y que varias de esas primeras especies bípedas quizá usaron
relativamente poco las manos los primeros cientos de miles o millones de años
del bipedalismo, creo que presentaríamos una visión tergiversada de nuestros
orígenes si no recalcáramos también que el período posterior de transformaciones
evolutivas cualitativas (las que llevaron a un aumento sustancial del tamaño del
cerebro y de la capacidad de aprendizaje) no hubieran importado tanto si no
hubieran ocurrido en especies cuyo bipedalismo les permitía usar las manos para
otros fines fuera de la locomoción. Incluso si los primeros Australopithecines
todavía no tenían el desarrollo cerebral ni las capacidades cognoscitivas para
"aprovechar" plenamente las manos libres (aunque probablemente lo hacían
tanto como los chimpancés modernos), la evolución del bipedalismo y el hecho de
tener libres las manos fue el primer gran hito evolutivo en el desarrollo del ser
humano. Hizo posible que el segundo salto cualitativo (el cambio de tamaño del
cerebro y el desarrollo cerebral posnatal) tuviera los efectos que tuvo:una especie
que adquirió la capacidad de transformarse a sí misma y al mundo que la rodea
mediante innovaciones culturales y la acumulación y transmisión de información
aprendida, y no mediante la evolución biológica.

Vale la pena recordar que la diferencia (en formas de actividades productivas y de


organización social) entre los primeros miembros de nuestra especie Homo
sapiens (que vivieron como cazadores/recolectores nómadas por más de 100,000
años antes de la invención de la agricultura, hace apenas 10,000 años, y de
empezar a construir ciudades) y los seres humanos modernos (que construyen
carros y computadoras, y exploran el espacio y el fondo de los mares) es
principalmente una diferencia de cultura: nada de eso requirió mayores cambios
evolutivos en la biología fundamental de nuestro cuerpo. Todo lo que hacemos hoy
parte de la misma capacidad de aprendizaje y de transmitir vastas reservas de
conocimiento acumulado a lo largo de generaciones por medios culturales no
genéticos que ha tenido nuestra especie homínida desde el principio. Esto, quizá
más que nada, es lo que nos hace fundamentalmente humanos y nos distingue de
las otras especies.

Pero nada de esto probablemente hubiera ocurrido si no se hubiera dado el


segundo salto evolutivo de hace 2 millones de años en una especie que ya era
bípeda y objetivamente tenía las manos libres.

¿ENTONCES, SOMOS NO MÁS UN ACCIDENTE?


La evolución de la línea homínida no estaba destinada a desenvolverse como lo
hizo. En su lugar ha podido darse una serie distinta de modificaciones evolutivas,
una serie distinta de procesos y el ser humano nunca hubiera existido.

Para algunas personas, esto es angustioso. El otro día, le estaba contando a


alguien lo que sabemos sobre los orígenes de nuestro planeta y del sistema solar,
la aparición de la vida en la Tierra, los 3.5 billones (mil millones) de años de
evolución de los seres vivos y la evolución de nuestra propia especie... sin la
intervención de dioses sobrenaturales ni espíritus. Era la primera vez que oía todo
esto. Y de repente, me preguntó ansiosamente: "Pero, entonces, ¿qué sentido
tiene? ¿Cuál es el propósito de la vida?".

¡Precisamente: no tiene un sentido predeterminado! Nuestra existencia no tiene


propósito especial en el gran universo... fuera del que le demos. Nuestra presencia
no le importa a nada ni nadie de este planeta fuera de nosotros mismos; y nuestra
existencia no tiene el menor impacto en el cosmos (en este punto), donde
tenemos menos importancia que un granito de arena en una playa.

¿O sea que no importamos? ¿O sea que da lo mismo que nos matemos unos a
otros porque no hay un dios a quien le importe lo que hagamos? ¿O sea que
nuestra vida no tiene absolutamente ningún propósito? ¡Todo lo contrario!
¡Nuestras vidas son muy valiosas y nuestra existencia es muy importante... para
los demás seres humanos!

Debemos "portarnos bien" y tratarnos con integridad y de una forma "moral y


ética" no por temor a que nos regañe un dios castigador, sino porque lo que
hagamos afecta directamente la calidad de la vida humana. Y nuestra vida tiene
propósito (aunque cada quien lo define de modo distinto según su concepción del
mundo) ¡porque los seres humanos podemos infundirle propósito a nuestra vida!

Así que aquí estamos: una bola de seres vivos maravillosamente complejos,
simultáneamente muy destructivos y muy creativos, con una capacidad enorme
de transformar conscientemente el mundo natural y las sociedades que
habitamos. "Allá arriba" no hay nada más... ¿pero no es esto más que suficiente?

NOTAS

* Cuanto más sabemos sobre los primeros homínidos bípedos, más probable es
que hayan pasado una buena cantidad de tiempo en los árboles; muy
seguramente descansaban y dormían en los árboles, lejos de los depredadores.
Estos homínidos todavía tenían los largos brazos de los simios que saltaban de
árbol en árbol, y en la actualidad se cree que el bipedalismo surgió cuando la
mayor parte de África estaba cubierta de bosques tropicales. La vieja idea de que
los primeros homínidos bípedos evolucionaron cuando África se cubrió de grandes
sabanas (y que la selección natural favoreció el hecho de caminar erguidos porque
permitía a los individuos cruzar los claros, ver sobre los altos pastos y sobrevivir
lejos de los árboles) ha perdido aceptación porque hoy sabemos que en esa época
los hábitats de árboles eran muy comunes en muchas partes de África. Los
amplios corredores de sabanas sin árboles aparecieron bastante después de los
primeros homínidos bípedos. Sin embargo, hay evidencia de que los grandes
bosques tropicales se estaban empezando a separar en hábitats de una "mezcla"
de zonas boscosas y claros por el tiempo en que evolucionaron las primeras
especies bípedas.

Recordemos, sin embargo, que el bipedalismo no evolucionó "debido a" ningún


cambio ambiental; como vimos en esta serie, un cambio del ambiente de por sí no
"causa" una novedad evolutiva. Pero es más probable que una novedad evolutiva
que aparece por casualidad (por recombinaciones genéticas al azar u otras
razones) se conserve y se extienda en una población a lo largo de varias
generaciones si esa población encuentra cambios ambientales, y si las nuevas
modificaciones evolutivas permiten a los individuos sobrevivir y reproducirse en
medio de esos cambios. Es posible, entonces, que individuos de poblaciones que
por casualidad adquirieron una capacidad de caminar erectos hayan tenido una
"ventaja reproductora" porque podían pasar algún tiempo lejos de los árboles y
podían desplazarse entre los árboles y los trechos de hábitats menos arbolados
que empezaban a surgir. Esa nueva flexibilidad conductual les pudo permitir
aprovechar una mayor variedad de alimentos vegetales y otros recursos en los
claros y en el borde de los bosques. Incluso si los primeros homínidos bípedos
pasaban mucho tiempo en los árboles, es posible que hayan empezado a cargar
alimentos de un lugar a otro (en vez de comer siempre en donde encontraban el
alimento); eso pudo haber impactado la nutrición, las interacciones sociales (por
ejemplo, si unos individuos cargaban alimentos de lejos para compartir con los
otros miembros del grupo), etc.

De todas formas no cabe duda de que al mismo tiempo que la diversidad de las
especies de simios no bípedos se redujo notablemente evolucionó el bipedalismo
y la diversidad de las especies bípedas aumentó rápidamente. Esto indica que el
bipedalismo seguramente otorgó claras ventajas reproductoras en el cambiante
ambiente africano de esa época y que por lo tanto la selección natural lo
favoreció.

** Los primeros Australopithecines bípedos tenían un cerebro de unos 450


centímetros cúbicos, que es más o menos el mismo tamaño de los chimpancés
modernos (400 cc). Pero los homínidos "posteriores", como los primeros
representantes del genero Homo,tenían un cerebro mucho más grande: Homo
rudolfensis tenía un cerebro de 700 a 900 cc (casi el doble de los
Australopithecines , aunque el cuerpo era casi igual). En los simios, el cerebro se
duplica entre el nacimiento y la madurez; en los homínidos (a partir de Homo
erectus y en los humanos modernos) el cerebro se triplica en ese tiempo. En los
humanos modernos, un bebé nace con un cerebro de unos 385 cc, que se duplica
en el primer año y llega a tener unos 1350 cc.
XI. Resumen y visión de conjunto
Con toda seguridad en los próximos años se descubrirán muchas cosas que
detallarán la compleja historia de la evolución homínida, pero la trayectoria
general se puede resumir de la siguiente manera:

Todos los seres humanos que viven en la actualidad pertenecen a la especie


Homo sapiens , que es parte de la familia Hominidae (los "homínidos"), la familia
biológica a la que pertenecen los humanos, las especies que quedan de simios
africanos (gorilas y chimpancés) y los simios asiáticos (orangutanes, con los
cuales no estamos muy emparentados). Los seres humanos no descienden
directamente de los chimpancés ni de los gorilas, pero hace millones de años
teníamos una especie antepasada común: una de las muchas especies de simios
que evolucionaron en el continente africano y que probablemente vivía en los
árboles, comía frutas y hojas de los bosques, y era similar a los gorilas y
chimpancés de la actualidad. ¡Los chimpancés y los seres humanos son parientes
tan cercanos que del 98 al 99% de su código genético (ADN) es igual!

Comparando el ADN humano y de los chimpancés, los biólogos moleculares


pueden calcular hace aproximadamente cuánto tiempo se "separaron"
(divergieron) de una especie antepasada común nuestra línea evolutiva y la línea
de los chimpancés.
Por medio de esta técnica, sabemos que la separación inicial ocurrió hace un poco
de más de 5 millones de años. Una línea a la larga llevó a la especie de
chimpancés modernos. La otra línea a la larga llevó a la especie humana
moderna. La rama de los homínidos empezó con la evolución de un rasgo
radicalmente nuevo: el bipedalismo. Aunque nuestros primeros antepasados
homínidos eran muy parecidos a los simios, se paraban y caminaban en dos
piernas.

Los homínidos bípedos obviamente tuvieron mucho éxito: se extendieron y


generaron varias especies adicionales (cada una con sus propias características,
pero todas bípedas). A lo largo de los siguientes millones de años la línea
homínida bípeda dio origen a una gran variedad de especies. Unas de ellas son
antepasados en línea directa de nuestra especie moderna; otras son como ramas
separadas del mismo árbol familiar y representan sendas evolutivas alternativas.
Muchas de esas especies vivieron por cientos de miles de años o más, y algunas
tuvieron sus propias especies descendientes; pero en última instancia todas se
extinguieron.

Sabemos que nuestra especie, Homo sapiens , es la "más joven" de todas las
especies homínidas pues se separó de sus antepasados hace solamente 200,000
años. Hoy, todas las otras especies homínidas han desaparecido, pero hace
40,000 años había dos o quizá tres especies homínidas en el planeta:

1) nuestra propia especie, Homo sapiens , que evolucionó en África hace unos
200,000 años y empezó a extenderse por diferentes partes del mundo hace unos
50,000 años.

2) Homo neanderthalensis (los neandertales) en Europa y en el Medio Oriente, que


era una especie humana diferente según indica el análisis molecular. Se cree que
Homo neanderthalensis y Homo sapiens tuvieron un antepasado homínido común
hace unos 600,000 años*.

Sabemos que poblaciones de Homo erectus empezaron a migrar de África hace


más de un millón de años, y se cree que las especies de Homo neanderthalensis
de Europa y del Medio Oriente evolucionaron de esas poblaciones migrantes de
Homo erectus . Cuando el Homo sapiens moderno evolucionó un poco más
adelante (hace unos 200,000 años) de descendientes africanos de Homo erectus ,
se extendió rápidamente y empezó su propia migración de África hace unos
50,000 años. Cuando llegó a Europa y el Medio Oriente coincidió (por miles de
años) con poblaciones de neandertales. No sabemos cuánto se relacionaron estas
dos especies humanas. Sabemos que aunque los neandertales tenían muchas
herramientas de piedra, las poblaciones de Homo sapiens tenían herramientas
"más avanzadas" y más complejas en diseño conceptual y ejecución técnica. Se
han encontrado herramientas de Homo sapiens en sitios arqueológicos de
neandertales, lo que indica que quizá los neandertales trataron de adoptar la
tecnología más avanzada. No sabemos si los neandertales encontraron
condiciones ambientales a las que no se pudieron adaptar o si las poblaciones de
Homo sapiens tuvieron un papel más directo en su extinción (apoderándose de los
alimentos y otros recursos o atacándolos). Pero sí sabemos que hace unos 35,000
años la especie Homo sapiens "reemplazó" totalmente a la especie neandertal.
3) descendientes de Homo erectus en el sur y el este de Asia: estas poblaciones
también son descendientes evolutivos de las primeras poblaciones de Homo
erectus que migraron de África hace más de un millón de años, mucho antes de
que evolucionara Homo sapiens . Sabemos que llegaron a China y Java. También
sabemos por el registro fósil que, como el Homo erectus africano del que
descendieron, hacían una variedad de herramientas de piedra y usaron el fuego.
Sobrevivieron en Asia cientos de miles de años hasta hace unos 30,000 años. No
sabemos si Homo sapiens se relacionó con esas especies asiáticas de Homo
erectus ni cómo pudo ser esa relación, pero sí sabemos que los últimos
descendientes de Homo erectus asiático se extinguieron más o menos al mismo
que el Homo sapiens moderno llegó a esas regiones.

De modo que tras salir de África hace unos 50,000 años, nuestra especie
moderna de Homo sapiens reemplazó a todas las otras especies humanas
dondequiera que fue. Hace 35,000 años era la única que quedaba.

Como hemos visto, la historia general de nuestra línea homínida se caracteriza


por un patrón como de "arbusto" de múltiples especies y una sucesión de
episodios de especiación y extinción. Este es un patrón común en la evolución de
especies biológicas: una especie suele empezar cuando aparece una "novedad"
evolutiva significativa (como el bipedalismo en una línea de simios) en una
población pequeña que ha quedado aislada en materia reproductora de su grupo
ancestral. Si la nueva especie no se extingue en poco tiempo, suele pasar por un
proceso de radiación adaptiva:las poblaciones aumentan y se extienden a
distintos lugares y después generan varias especies de descendientes en una o
más olas de diversificación evolutiva. Muchos científicos creen que tales episodios
múltiples de especiación suceden especialmente en épocas de cambios y
trastornos ambientales.

Con el tiempo, sin embargo, el ritmo de especiaciones de una nueva línea


evolutiva tiende a amainar y se reduce el ritmo de generación de nuevas especies.
Con frecuencia se presenta la analogía de que un nuevo "arbusto" evolutivo al
principio crece mucho y se ramifica, pero con el tiempo se achica por extinciones
de especies.

Este patrón evolutivo, que se observa en la evolución de plantas y animales,


también es el patrón de nuestra propia evolución: en la cúspide de la
diversificación homínida (entre hace 2 y 3 millones de años) había una media
docena de especies: unos de los últimos Australopithecines "gráciles", unos
Australopithecines "robustos" y dos o tres especies de nuestro género Homo . Pero
ese arbusto evolutivo se ha podado y solo queda una especie homínida: el Homo
sapiens .

No es fácil establecer a partir de los fósiles los distintos grados de parentesco


entre las especies homínidas ni definir las características de cada una, pero se
pueden observar ciertos patrones generales: está bastante claro que se dieron dos
coyunturas especialmente significativas (desde nuestra perspectiva) en el
desarrollo del "arbusto" homínido; la primera fue el surgimiento de los primeros
homínidos bípedos de una línea de simios africanos, que dio inicio a la línea
homínida hace de 5 a 10 millones de años.
La segunda fue el gran aumento del tamaño del cerebro y capacidades
relacionadas que acompañó el surgimiento de la primera especie homínida con
ese patrón característicamente humano de desarrollo biológico "más lento", que
lleva a que las crías nazcan poco desarrolladas y requieran un largo tiempo de
cuidado paterno, con el beneficio (desde nuestra perspectiva) de que el cerebro
sigue creciendo y desarrollándose mucho después del nacimiento . Este cambio
crucial (asociado con una capacidad de aprendizaje mucho mayor, y mayor de lo
que era posible anteriormente) es lo que para mí es el segundo gran salto de la
evolución homínida, el que realmente distinguió al nuevo género Homo de los
homínidos Australopithecines anteriores. Este cambio vino acompañado de otra
serie de cambios anatómicos y de desarrollo, que de conjunto hicieron que estos
homínidos fueran menos parecidos a los simios bípedos y más parecidos a los
humanos modernos, por ejemplo: cuerpo más alto con brazos más cortos y
piernas más largas; cara más aplanada y cráneo abovedado; cambios del tamaño,
la forma, el crecimiento y el desarrollo de los dientes; mucho menos dimorfismo
sexual (menos diferencia de tamaño entre machos y hembras); y un cambio de la
posición de la laringe hacia abajo en la garganta, lo que permite a los seres
humanos emitir mucho más sonidos vocales que los simios modernos (y
probablemente muchos más que los primeros homínidos). Este cambio de la
posición de la laringe, junto con el desarrollo posnatal del cerebro característico de
los homínidos posteriores, pudo haber sido muy importante para el desarrollo de
un lenguaje humano más extenso, con las implicaciones resultantes para la
comunicación y coordinación social.

UNA POSIBLE CONEXIÓN AMBIENTAL

¿Es posible que el bipedalismo y el aumento del tamaño del cerebro en la línea
homínida se hayan debido a cambios ambientales? Al examinar esta pregunta, es
importante recordar que un cambio ambiental nunca "causa" directamente un
cambio evolutivo; la evolución no opera así. Pero un cambio ambiental puede
cambiar dramáticamente las condiciones en que viven plantas y animales. En
tales casos, si se da por casualidad una innovación evolutiva en una línea vegetal
o animal (por medio de los procesos usuales de recombinación genética y demás)
y si esa modificación genética que ocurre al azar da por casualidad una ventaja
reproductora a los individuos que viven en esas nuevas condiciones ambientales,
entonces es posible que el nuevo rasgo evolutivo se extienda por selección natural.
En ciertas condiciones (y el suficiente aislamiento reproductor de la población
madre), especialmente si la modificación evolutiva es significativa, el surgimiento
y la diseminación del nuevo rasgo (como el surgimiento del bipedalismo en una
línea de simios que viven en los árboles) puede ser suficiente para que emerja una
nueva especie.

Es muy interesante que en los dos períodos en que ocurrieron las modificaciones
más significativas en la evolución de los homínidos también ocurrieron grandes
cambios ambientales en África oriental. Primero, hace de 5 a 10 millones de
años, cuando se cree que surgió el bipedalismo, hubo un patrón de enfriamiento
global y de elevación y fracturación geológica en el continente africano,lo que por
lo visto causó sequedad y un clareo parcial de una vasta zona uniforme de
bosques en África oriental. Aparecieron zonas de sabanas boscosas (claros
salpicados de macizos de árboles) entremezcladas con bosques donde antes solo
había espesura. Se ha sugerido que cuando el bipedalismo surgió en una
población de simios de bosques, la selección natural pudo favorecerlo si les
permitió ampliar su territorio y conseguir alimentos en esos nuevos entornos (en
que los árboles estaban más espaciados) cuando los alimentos de los bosques
tradicionales escaseaban. El bipedalismo pudo ser una ventaja en esas
situaciones, inclusive si las primeras especies bípedas pasaban mucho tiempo en
los árboles y se retiraban a ellos a descansar y protegerse, como parece ser el
caso. La nueva anatomía erecta debió facilitar el desplazamiento entre macizos
separados de árboles en las nuevas sabanas boscosas. Sabemos que los primeros
homínidos no construían herramientas (y quizá no usaban muchos materiales
naturales como herramientas), pero el hecho de que no necesitaran las manos
para la locomoción les permitía cubrir más distancias y empezar a usar más las
manos para cosas como excavar raíces comestibles y cargar comida en viajes
largos. Esto, a su vez, pudo mejorar la nutrición, aumentar la población, facilitar la
expansión a nuevos hábitats y quizá operar cambios de las relaciones sociales,
como por ejemplo llevar comida a los niños y a otros (los chimpancés muestran
rudimentos de esta conducta).

De todos modos, es indisputable que cuando apareció el bipedalismo se


estableció firmemente en la línea homínida y que se siguió extendiendo con una
sucesión de especies. Esto indica que la selección natural "favoreció" fuertemente
esta "novedad" evolutiva, por la combinación de razones que fuera, en un período
en que también se dieron cambios ambientales importantes a gran escala.

¿Estuvo relacionado el "segundo gran salto" de la evolución homínida (la


disminución del ritmo de desarrollo y el gran aumento de tamaño del cerebro) con
períodos de grandes cambios ambientales? Hay evidencia que indica que así fue.
El período de hace unos 2.5 millones de años (cuando ocurrió el "segundo salto")
fue una época de enfriamiento global, cuando el Ártico se empezó a cubrir de
grandes capas de hielo y cuando grandes partes de África se volvieron más áridas.
Donde había bosques tropicales continuos, y después una mezcla de bosques y
sabanas boscosas, ahora aparecieron zonas mucho más grandes de sabanas de
pastos, secas y sin árboles. Repito: períodos de cambios ambientales así de
dramáticos fácilmente pueden llevar a la extinción de especies (¡y seguramente
así fue!), pero también crean condiciones ambientales que favorecen el
establecimiento y difusión de importantes modificaciones evolutivas y de nuevas
especies. Las nuevas sabanas secas debieron ser un entorno duro para los
primeros homínidos: las fuentes de alimentos vegetales eran menos seguras y
más dispersas que en los bosques tropicales y, después, en las sabanas boscosas;
y la ausencia de árboles dejaba a los homínidos vulnerables a depredadores
grandes, como los felinos. En tales condiciones, la selección natural
probablemente favoreció cualquier aumento de la capacidad de construir
herramientas y de razonar, y de la coordinación social.

Podría resultar que los importantes cambios ambientales que se dieron en África
hace unos 2 millones de años (el secamiento y la extensión de las sabanas de
pastos) "estimuló" indirectamente el desarrollo de los homínidos en una dirección
más humana. Como dijimos, uno pensaría que la selección natural eliminaría las
líneas homínidas que empezaron a tener bebés esencialmente "prematuros" y
totalmente indefensos por un largo tiempo; pero el hecho de que tal cambio
también permitió que el cerebro homínido se desarrollara un tiempo más largo
después del nacimiento (lo que permitió a los infantes homínidos ampliar su
capacidad mental por medio de la interacción social y del aprendizaje, en vez de
programación genética, en un grado nunca antes visto) probablemente compensó
con creces cualquier desventaja.

Quizá todo esto pudo suceder sin que ocurrieran grandes cambios ambientales.
Después de todo, la selección natural podía fortalecer el aumento de la capacidad
de aprender, de manipular y refinar herramientas, de comunicarse mejor y
reforzar la socialización en una línea de mamíferos sociales, inclusive en un
ambiente con pocos cambios. Pero los nuevos retos que seguramente presentaron
los cambios de clima, vegetación, alimentos disponibles y exposición a
depredadores en el período de hace 2 millones de años podrían ser una de las
razones que llevaron a que la nueva especie Homo (¡una especie muy "rara" en su
tiempo!) tuviera tanto éxito y a que pasara por otra racha de expansión y
diversificación de especies en el millón de años siguientes.

No todas las especies homínidas de ese período evolucionaron en la dirección de


los humanos modernos. La línea "robusta" de Australopithecines , cuyos dientes y
mandíbulas indican que comía principalmente plantas fibrosas de las sabanas
áridas, no tuvo mayor expansión cerebral y se extinguió. Por otra parte, las líneas
homínidas "gráciles" (y especialmente la nueva especie Homo ) siguieron
consumiendo una alimentación más generalizada (a juzgar por los dientes y las
estructuras de la cara, que son típicos de omnívoros menos especializados).
Parece que también empezaron a comer mayor cantidad de carne , con lo que
tenían una mayor variedad de alimentos (altamente nutritivos) para mantenerse
en ambientes más secos y rigurosos. Ya los fósiles del australopiteco "posterior"
A. garhi (que vivió en África justo antes de las primeras especies Homo ) aparecen
asociados con huesos de antílopes que tienen marcas de cortes, lo que indica que
los destazaron. Un crecimiento posnatal del cerebro en esta época seguramente
facilitó el aprendizaje de esas nuevas destrezas, y es muy probable que lo haya
favorecido la selección natural.

Pero fue la especie posterior Homo ergaster la que realmente dio un gran paso, ya
que parece que fue la que descubrió cómo usar y hacer fuego. Esto fue una
enorme innovación porque permitió viajar a campo abierto y alejar a los
depredadores de noche cuando no había árboles para dormir; además, el fuego
cocina y hace más fáciles de digerir una variedad de alimentos duros, como raíces
fibrosas y carnes duras.

Con un cerebro mucho mayor, herramientas de piedra más refinadas, fuego y


seguramente un lenguaje más desarrollado y mayor coordinación social, no es
sorprendente que Homo ergaster (también llamado Homo erectus africano) fuera
la primera especie que salió de África en gran escala y la primera que logró
establecerse en distintos entornos de muchas partes del mundo.

Cuando nuestra propia especie surgió en África hace unos 200,000 años
(probablemente de Homo ergaster/erectus africano o de una especie homínida
muy similar), tenía capacidades cognoscitivas más desarrolladas, como se ve en
sus herramientas de diseño más complejo. Homo sapiens seguramente ya tenía
capacidades bastante desarrolladas de lenguaje e interacción social y la
capacidad general de transformarse a sí mismo y sus alrededores por medio de
modificaciones culturales conscientes más que por evolución biológica.(Cabe
señalar que unos descendientes de H. erectus,los neandertales, desarrollaron
aspectos significativos de cultura humana, como por ejemplo, enterrar a los
muertos con rituales).

UNA ESPECIE POR TODO EL MUNDO, UNA ESPECIE QUE TRANSFORMA


RADICALMENTE EL MUNDO

Cuando nuestra especie salió de África hace unos 50,000 años, su biología le
daba la flexibilidad conductual y la coordinación social para extenderse a
prácticamente todos los ambientes físicos y para adaptarse a ellos por medios
culturales (por ejemplo, protegerse del frío con pieles de animales y fuego,
mejorar diseños y materiales de herramientas para recoger plantas y cazar
animales, etc.). Tenía ahora una variedad de medios culturales para acumular y
transmitir conocimientos de grupo a grupo y de generación en generación, entre
ellos el arte y el ritual. Dondequiera que fue, reemplazó las poblaciones de
especies humanas más antiguas descendientes de las anteriores migraciones de
África de Homo erectus.

Desde nuestros inicios en África hace unos 200,00 años, nos extendimos con
bastante rapidez a todo el globo y llegamos a las Américas cruzando el istmo de
Bering hace por lo menos 12,000 años. Empezamos en África como una sola
especie y hemos seguido siendo una sola especie. (Vea el recuadro "Todos
venimos de África"). Ningún grupo de Homo sapiens moderno está totalmente
aislado a nivel reproductor del resto de la especie, así que seguimos mezclando
nuestros genes como lo hemos hecho desde nuestros orígenes en el continente
africano.

A nivel biológico esta especie nuestra, que hoy construye computadoras y explora
las profundidades del océano y la inmensidad del espacio, no ha cambiado
esencialmente del Homo sapiens que salió de África en esa segunda ola
migratoria hace unos 50,000 años. Esto no se debe solamente a que ha pasado
relativamente poco tiempo y a que una especie individual tiende a ser "estable" a
lo largo de su vida; también se debe a que la especie que surgió de nuestros
antepasados homínidos hace unos 200,000 años tenía una capacidad sin
precedentes de modificar y reestructurar continuamente su propia vida, y
prácticamente todos los aspectos del ambiente exterior, por medios culturales.
Esto resultó ser mucho más rápido y eficaz de lo que se puede lograr por medio de
la continua evolución biológica. Los individuos que pintaron las primeras pinturas
en cuevas, los que se aventuraron por el istmo de Bering, los que vivieron como
cazadores-recolectores por 100,000 años o más, los que iniciaron la agricultura
hace 10,000 años y los que crearon sociedades tecnológicas avanzadas en los
últimos dos siglos son básicamente la misma gente. En todo este tiempo no
hemos tenido modificaciones biológicas significativas (por ejemplo, el cerebro no
nos ha crecido), aunque los cambios que hemos efectuado en todo el mundo por
medio de modificaciones sociales y culturales en unas pocas docenas de miles de
años son asombrosos.

La evolución nos proporcionó hace mucho tiempo una capacidad sin precedentes
de aprender continuamente cosas nuevas, de procurar conscientemente modificar
y transformar el mundo material, y de transmitir de generación en generación por
esos medios culturales no genéticos una gran cantidad de información
acumulada. Esto es lo que le permite a nuestra especie hacer frente a los nuevos
problemas y las nuevas oportunidades que presente el mundo exterior (¡o no
hacerlo!) sin necesidad de modificaciones biológicas significativas de nuestro
cuerpo ni de generar nuevas especies.

Esto no quiere decir que no nos extinguiremos un día: todas las formas
particulares de materia a la larga dejan de existir como tales, y los seres humanos
(o lo que consideramos seres humanos hoy) a la larga dejarán de existir. La
pregunta es más bien si esa extinción será prematura y cómo será la calidad de la
vida humana de aquí a allá. ¿Lograremos usar nuestras increíbles capacidades
para hacer repetidas modificaciones sociales y culturales que eviten que
acabemos con nosotros mismos con guerras, opresión social y degradación
ambiental global? La respuesta a esa pregunta depende de nosotros.

* Esa especie común era probablemente una versión "posterior" de Homo


ergaster / erectus , a quien a veces se llama " Homo sapiens arcaico".

Todos venimos de África

¿Cómo lo sabemos? Por una combinación de razones.

Primero, nuestro ADN indica que nuestros parientes más cercanos son los simios
africanos (chimpancés y gorilas africanos) y no los simios asiáticos (los
orangutanes, que no son muy cercanos a nosotros). Los cálculos del "reloj
molecular" de ADN indican que hace unos 5 millones de años una especie de
simio africano se ramificó en dos líneas divergentes: una línea a la larga llevó a la
especie de chimpancés modernos; la otra línea a la larga llevó a la especie
humana moderna.

Segundo, solo se han encontrado fósiles de especies homínidas de más de 3


millones de años en África (y hay muchos). Por eso los paleontólogos y biólogos
evolutivos en general concuerdan en que el proceso de evolución humana empezó
en África.

Tercero, la evidencia de ADN muestra con absoluta claridad que la especie


sobreviviente de la línea humana, nuestra especie, es una sola especie en todo el
mundo, y los fósiles más antiguos de nuestra especie (de 100,000 años o más)
también se han encontrado en África. Los fósiles de Homo sapiens modernos no
aparecen fuera de África sino hasta hace 50,000 años, la época en que pensamos
que nuestra especie emigró de dicho continente.

Por último, aunque sabemos que nuestra especie coincidió con por lo menos otras
dos especies humanas en partes de Asia, el Medio Oriente y Europa hasta hace
35,000 años, la evidencia fósil indica que esas otras especies eran más similares
anatómica y culturalmente a la especie Homo erectus de hace 1 a 2 millones de
años que al Homo sapiens moderno.

Una pregunta que todavía surge es si nuestra especie moderna definitivamente


evolucionó primero en África y de ahí se extendió al resto del mundo, o si
evolucionó en otra parte del mundo (digamos, de las poblaciones europeas o
asiáticas de Homo erectus ) y después llegó a África y a otras partes. También se
ha propuesto que los humanos modernos evolucionaron de una convergencia y
"combinación" de 2 ó 3 especies humanas preexistentes y probablemente muy
emparentadas que ya se habían extendido a distintas partes del mundo hace un
millón de años (como Homo ergaster/erectus en África, Homo erectus en Asia,
Homo neanderthalensis en el Medio Oriente y Europa, etc.).

Esta "hipótesis multirregional", que todavía se ve en la prensa de vez en cuando,


cree que esas poblaciones se pudieron encontrar, cruzar y dar origen a Homo
sapiens.Pero esto no tiene base científica sólida. Es muy posible que haya habido
múltiples olas de migración homínida de África en el millón de años pasados
(quizá desde Homo habilis ), y que ciertas poblaciones hayan vuelto a África, pero
no hay evidencia de que la especie moderna Homo sapiens evolucionó de ninguna
de esas poblaciones migrantes ni de una "combinación" o cruce de sus
descendientes.

Es más, esa idea contradice lo que sabemos de los mecanismos de la evolución:


las poblaciones biológicas que viven aisladas en el aspecto reproductor por
cientos de miles de años (como es el caso de esas poblaciones migrantes de
Homo erectus ) acumulan diferencias genéticas significativas y es muy poco
probable que se puedan cruzar y reproducir si se encuentran más tarde.
Asimismo, las poblaciones aisladas geográficamente y a nivel reproductor el
tiempo suficiente para constituir distintas especies no convergen más adelante en
una sola dirección evolutiva y se unen para formar una nueva especie. La
evolución no opera así. Por contraste, lo que es muy común en la evolución
biológica es que una nueva especie evolucione en un solo lugar a partir de una
población pequeña separada y aislada de la especie madre, y que después se
extienda a nuevas zonas. La evidencia que indica fuertemente que Homo sapiens
evolucionó de una pequeña población en África y que después se extendió a otras
partes del mundo encaja en este patrón común del origen de nuevas especies.

El análisis del ADN de poblaciones humanas modernas con las técnicas de la


biología molecular moderna confirma esto. El análisis del ADN nuclear humano
(proveniente de ambos padres y presente en todas las células) y del ADN
mitocondrial (transmitido de generación en generación por la madre y presente en
los organelos de la célula llamados mitocondrias), y los estudios de los patrones
de distribución de la variación genética humana en el mundo, convergen todos en
la misma conclusión: nuestra especie moderna Homo sapiens tuvo un solo origen
africano.

Es más, la evidencia del ADN mitocondrial indica fuertemente que todos los seres
humanos actuales descienden de una pequeña población que vivió en África hace
unos 150,000 años (pero no de una sola mujer, como dicen incorrectamente los
medios de comunicación). Los cálculos derivados de un análisis del ADN nuclear
llegaron a la misma conclusión. El genoma humano obviamente tiene información
mucho más antigua, y unas combinaciones humanas de ADN presentes en
nuestros antepasados han desaparecido (como desaparece un apellido cuando el
linaje no se reproduce). Pero el análisis molecular del ADN indica que especies
como los neandertales no contribuyeron al pool genético humano moderno (y que
los neandertales divergieron de la línea homínida que dio origen a Homo sapiens
hace unos 600,000 años). Todos los seres humanos vivientes todavía tienen
segmentos de ADN mitocondrial que estaban presentes en una sola población de
Homo sapiens que vivió en la misma zona geográfica hace unos 150,000 años,
mucho antes de que empezara la migración de Homo sapiens de África.

¿Qué nos dice la ciencia de la evolución sobre las "razas" humanas?

¡Lo principal que nos enseña la evolución sobre la raza es que no hay distintas
razas biológicas de seres humanos! Lo que llamamos "razas" humanas son
categorías definidas por razones históricas, sociales y culturales; pero esas
categorías no corresponden a divisiones "naturales" de la especie humana.

Aclaremos una cosa: el concepto social de "raza" todavía tiene importancia social
en la vida humana; por ejemplo, puede ser una importante forma de identificación
cultural de grupos sociales oprimidos y opresores (en un sentido social positivo,
como el movimiento de orgullo negro, o en una dirección social negativa, como el
KKK y otros supremacistas blancos). Además, todavía se usa para oprimir y
discriminar económica, social y culturalmente a grandes grupos. Por eso la lucha
contra el racismo y la opresión nacional sigue, y hay que seguir luchando
concretamente por la implementación de "igualdad racial" y por la emancipación
de los pueblos oprimidos. Es incorrecto decir que la "raza ya no importa".

Pero esto se debe a la realidad social de la raza. Desde un punto de vista


biológico, el concepto de distintas razas de seres humanos carece de sentido.

Puede que esto sorprenda a algunos lectores porque nos han condicionado
socialmente a pensar que cada persona pertenece a una "raza" por diferencias
superficiales como el color de la piel y la textura o el tipo del cabello. Mucha gente
sabe que no hay una "raza" superior o inferior; mucha gente también sabe que
todos los seres humanos pertenecemos a una sola especie (todas las poblaciones
humanas de todo el globo se pueden cruzar y reproducir).

Pero a pesar de eso, muchos creen que las "razas" son categorías biológicas
naturales, ¡o que son como las razas de perros! Eso es completamente
incorrecto.No importa cómo se definan las categorías (ni si son 5 ó 500), cuando
se comparan poblaciones humanas al nivel molecular y genético, ¡todas esas
categorías "raciales" se van a pique! Eso se debe a que los tipos y la cantidad de
variación genética que existen dentro de poblaciones humanas y entre ellas... ¡no
corresponden a ninguna de las categorías sociales que definimos como las
grandes "razas" humanas!

Bueno, sí hay algunos patrones de variación genética entre poblaciones regionales


de seres humanos, pero esos patrones no respetan las categorías "raciales". Por
ejemplo, la variación genética que se encuentra en una población de un
continente puede parecerse más a la de una población que está al otro lado del
mundo que a la de una población vecina. ¡Además, no hay un solo gen (ni un solo
alelo, que es una forma alternativa de un gen) que sirva para distinguir
claramente una "raza" de otra!
Hay ciertas diferencias bien conocidas en poblaciones de distintas regiones
geográficas del mundo en la frecuencia de distribución de ciertos alelos genéticos,
por ejemplo, los que dan resistencia a ciertas enfermedades. (Se sabe que los
alelos de hemoglobina que causan anemia falciforme pero protegen de malaria
son más comunes en grupos cuyos antepasados recientes son de las partes de
África y Asia donde es común la malaria; pero esto no siempre se correlaciona
claramente con lo que llamamos "raza").

La mayoría de las diferencias reconocibles entre amplios grupos humanos tienen


que ver con características muy superficiales, como color de piel o tipo de cabello:
nadie negará que en promedio es fácil distinguir entre personas de familia bantú,
japonesa y sueca. Pero eso es "en promedio" y no hay un miembro "típico" de
ninguna de las grandes "razas" humanas en ninguna parte del mundo, ni siquiera
con respecto a rasgos superficiales como color de piel o tipo de cabello o de
cuerpo.

Por ejemplo, los "africanos" abarcan todos los colores imaginables de piel: todo
tono imaginable de piel oscura, piel clara (norafricanos y egipcios de apariencia
caucásica) y piel amarilla (los KoiSan del sur); igualmente tienen todos los tipos de
cuerpo; en África viven los pigmeos, que son los seres humanos más bajos (en
promedio) y los masai, que son los más altos (en promedio).

De modo similar, los "europeos" abarcan gente de piel clara y cabello rubio (el
escandinavo promedio), pero también gente de piel oscura y cabello oscuro (del
sur y el este) que se parece más a las poblaciones del norte de África y del Medio
Oriente que al sueco promedio. Los "asiáticos" tampoco encajan en un solo
estereotipo: hay una amplia variedad de gente, como turcos, indios y japoneses, y
abarcan todo color imaginable de piel y todo tipo de cuerpo.

Los "hispanos" o "latinoamericanos" abarcan chilenos que parecen canadienses


de piel clara, amerindios de piel oscura de las zonas tropicales y negros de la
costa de Brasil o de Centroamérica.

O sea que donde quiera que miremos encontramos una extensa variedad de
colores de piel y de tipo de cuerpo. (Unos se deben a la "mezcla" de migraciones e
invasiones recientes; otros son más antiguos, como la mayor frecuencia de piel
oscura en las zonas tropicales y la mayor frecuencia de piel clara en las zonas
templadas y árticas, que posiblemente surgieron como adaptaciones locales a
ciertas condiciones ambientales en los primeros tiempos de la expansión humana
por el planeta. Esto se explora más adelante en este recuadro). Pero en la
actualidad la variedad es tan grande que no tiene sentido hablar de un "africano"
típico, un "europeo" típico, un "asiático" típico o un "hispano" típico, ni siquiera con
respecto a las características más superficiales como el color de piel.

Algo más importante es que si vamos más a fondo, si examinamos la variación


molecular y genética presente en el ADN de todas y cada una de las poblaciones
humanas, encontraremos que siempre hay más variación genética general entre
los individuos de una población que entre dos poblaciones geográficas, o entre
dos grupos "raciales", en cualquier parte del planeta.De hecho, el consenso de los
antropólogos, los biólogos moleculares y los genetistas de población es que el
concepto de "razas" biológicas en los seres humanos por regla general no tiene
sentido porque prácticamente toda la cantidad de variación genética presente en
la especie humana entera se encuentra en cualquier población humana en
cualquier parte del mundo. Por ejemplo, como señala el genetista de población
Richard Lewontin, si todos los seres humanos del mundo se extinguieran menos
los de la tribu kikuyu de África oriental, esa tribu preservaría por lo menos el 85%
de toda la variabilidad genética de la especie humana en su totalidad.

La definición de raza biológica (también llamada raza geográfica o subespecie) es


una población de individuos variables genéticamente que se cruzan entre sí pero
que mantienen constantemente una proporción relativa (o "frecuencia relativa")
de ciertas formas específicas de genes (alelos) que es diferente a la de
poblaciones de la misma especie que viven en una zona geográfica diferente.

Las poblaciones humanas a veces difieren en la frecuencia relativa de ciertos


alelos (de los genes que vienen en múltiples alelos). Por ejemplo, ciertas
poblaciones humanas en promedio tienen una frecuencia general mayor o menor
de los tipos de sangre A, B, AB o O; otras tienen una frecuencia más alta que otras
del alelo de hemoglobina falciforme que protege de la malaria; unas tienen una
frecuencia más alta de un alelo que facilita la digestión de la leche que la mayoría
de las poblaciones humanas (en que los adultos no toleran la lactosa). Pero esas
diferencias regionales en la proporción de ciertos alelos no corresponden perfecta
ni sistemáticamente con las categorías "raciales". Por ejemplo, los
afroamericanos, cuyos antepasados eran principalmente de regiones de África
occidental donde predomina la malaria, en promedio tienen una mayor frecuencia
del alelo de hemoglobina que causa anemia falciforme (y protege de la malaria)
que los estadounidenses caucásicos, cuyos antepasados europeos vivían en
regiones donde no había malaria. Pero, en promedio, la frecuencia de este alelo
en los afroamericanos es menor que la de las poblaciones africanas que siguen
expuestas a la malaria. Asimismo, entre las diferentes poblaciones de "negros" de
África hay poblaciones de las montañas (donde el mosquito transmisor de la
malaria no puede vivir) que tienen una frecuencia del alelo de célula falciforme
mucho menor que los afroamericanos y que las poblaciones de negros africanos
de las zonas tropicales donde la malaria es un gran problema. Pero mucha gente
colocaría a todos esos grupos en la misma "categoría racial".

Desde un punto de visto biológico, repito, no hay un africano "típico", un "negro


africano" típico, un "afroamericano" típico o un "negro" típico, igual que no hay
"blancos" típicos, "asiáticos" típicos ni "hispanos" típicos. Lo mismo se aplica a
cualquier otra categoría racial que se quiera definir.

No hay razas biológicas humanas por una sencilla razón. La única especie humana
que existe en la actualidad, Homo sapiens,seguramente empezó (como todas las
especies) como una pequeña población que evolucionó de una especie anterior
(probablemente Homo ergaster,la versión africana de Homo erectus,o una especie
homínida muy similar); pero también sabemos por el registro fósil que Homo
sapiens, tras evolucionar hace unos 200,000 años, se extendió a una gran
variedad de hábitats desde hace unos 50,000 años. O sea que en un tiempo
relativamente corto se extendió de África a todos los hábitats y zonas climáticas:
el Medio Oriente, Europa, Asia, Australia y cruzó del norte de Asia a las Américas
hace por lo menos 12,000 años.
La evidencia científica indica que nuestra especie no ha tenido modificaciones
biológicas significativas en los últimos 100,000 años. Lo que sí ha cambiado
mucho es la cultura humana, nuestra capacidad de desarrollar, transmitir y
ampliar el caudal de conocimientos y experiencias transmitidos de generación en
generación por medios culturales no genéticos; esto hizo que fuéramos la primera
especie del planeta capaz de cambiarse y de cambiar el mundo que la rodea
(rápida y dramáticamente) por medios culturales, pasando por encima y
superando el mecanismo mucho más lento y limitado de la evolución biológica.

El hecho de que los rasgos biológicos que nos hicieron diferentes --la combinación
de locomoción bípeda (que nos dejó las manos libres) y el período de desarrollo
posnatal del cerebro (que permitió una mayor cantidad de aprendizaje social con
una concomitante mayor coordinación y comunicación social)-- nos dio una
capacidad sin precedentes de adaptarnos a cualquier entorno imaginable por
medio de adaptaciones y modificaciones culturales, en vez del medio más lento y
limitado de la evolución biológica; este hecho, repito, es mucho más importante
que la variación genética de los individuos.

Además, solo en los primeros momentos de la historia de nuestra especie (y solo


temporalmente) las poblaciones locales permanecieron aisladas unas de otras por
mucho tiempo. Algunas de las pequeñas diferencias del color de piel promedio de
poblaciones de distintas regiones pueden deberse a cierto grado de adaptación
biológica a las condiciones locales en las primeras épocas de la historia humana.
Por ejemplo, en todo el globo las poblaciones modernas cuyos antepasados vivían
en zonas tropicales (donde se recibe más radiación ultravioleta de la luz solar)
tienden a tener la piel más oscura (más pigmento de melanina) que las
poblaciones cuyos antepasados vivían en las zonas templadas más cerca de los
polos (que reciben menos luz solar y menos radiación ultravioleta). Se ha sugerido
que eso fue una adaptación de las poblaciones locales a las condiciones locales
porque la piel oscura protege de la destrucción del ácido fólico por la radiación
ultravioleta (y el ácido fólico es un nutriente importante en los años reproductivos
y previene defectos genéticos como la espina bífida), mientras que la piel clara
hace más fácil producir vitamina D (importante para el metabolismo del calcio y la
formación de un esqueleto fuerte en zonas de insuficiente luz solar). Por lo tanto
es posible (aunque no es absolutamente cierto) que las diferencias promedio de
color de piel en poblaciones geográficas surgieron en los comienzos de nuestra
historia debido a las ventajas reproductoras de cada color de piel en cada región
según la cantidad de luz solar. (Esta propuesta se explica en detalle en un artículo
de Jablonski y Chapman en la revista Scientific American , octubre de 2002).

Pero así y todo, la mayor cantidad de variación genética presente en la especie


humana es la variación que existe entre los individuos de cualquier población
humana. En el tiempo relativamente corto desde que apareció el Homo sapiens
moderno (hace unos 200,000 años), ninguna población humana ha vivido en
completo aislamiento reproductor el tiempo necesario (la gran cantidad de
generaciones) para que se acumulen suficientes diferencias genéticas y se formen
distintas razas geográficas.

Unas poblaciones tienen una distinta frecuencia relativa de genes que vienen en
distintas formas (por ejemplo los genes que codifican el tipo sanguíneo), pero no
es posible predecir la "raza" a partir de esas diferencias. Como señala Richard
Lewontin: "Los kikuyu de África oriental difieren de los japoneses en frecuencia
génica, pero también difieren de sus vecinos los masai... las definiciones sociales
e históricas que colocan a las dos tribus de África oriental en la misma `raza' y
ponen a los japoneses en otra `raza' son arbitrarias en el sentido biológico".

Por eso es que inclusive en el campo de la medicina (donde puede ser importante
observar las diferencias étnicas aparentes de un individuo para no pasar por alto
ciertas diferencias históricas de susceptibilidad a enfermedades como la anemia
falciforme) la apariencia subjetiva de "raza" no es tan valiosa como un análisis
individual y puede llevar a errores. En cualquier caso, la historia personal y familiar
y el análisis de los factores sociales que afectan desproporcionadamente la salud
de grupos definidos socialmente (como los múltiples efectos de la pobreza en la
salud de los habitantes de los ghettos o la preponderancia de trastornos
alimenticios en las adolescentes de clase media y alta) es mucho más útil para
predecir qué servicios médicos se necesitarán que una evaluación subjetiva de la
categoría racial en que aparentemente "cae" una persona.

Es importante recordar que a lo largo de la historia de nuestra especie los grupos


humanos han inmigrado y emigrado continuamente de distintas zonas, se han
reproducido entre sí continuamente, y ha habido una corriente ininterrumpida de
genes entre distintas poblaciones que con el tiempo ha cubierto todo el globo. Las
migraciones, en gran escala y en pequeña escala, han caracterizado la historia de
nuestra especie, y continúan, lo que garantiza nuestra unidad biológica y un
constante intercambio y enriquecimiento entre culturas.

Los vergonzosos e ignorantes conatos de preservar la presunta "pureza racial" de


una "raza" (que fomentan los nazis, la Nación Aria, el KKK y demás supremacistas
raciales) son, además, absurdos y ¡sin la menor base científica! Aparte de que la
biología comprueba claramente que no hay grupos humanos o "razas"
innatamente "superiores" o "inferiores", muchos reconocemos, y celebramos, el
hecho de que la pesadilla de los supremacistas (la "mezcla de razas")
¡esencialmente ya ha sucedido! Somos y siempre hemos sido una sola especie
mundial, variada pero biológicamente indivisible.

[El libro reciente The Emperor's New Clothes: Biological Theories of Race at the
Millennium, de Joseph L. Graves, y partes de La falsa medida del hombre, de
Stephen Jay Gould, y de No en nuestros genes,de Lewontin, Rose y Kamin,
explican más a fondo por qué el concepto de raza biológica no se aplica a los
seres humanos].

Seguimos evolucionando?

Para contestar esta pregunta es importante tener presente la diferencia entre los
mecanismos de evolución biológica y los mecanismos de evolución cultural.

La especie humana, como todas las especies de plantas y animales, está


compuesta por poblaciones de individuos variables. Parte de esa variación es
genética y, por lo tanto, se puede heredar y la puede afectar la selección natural.
Por ejemplo, si el ADN de una persona tiene el gen de fibrosis cística hay
probabilidades de que lo transmita a sus hijos.
Sin embargo, gran parte de la variación individual humana es cultural (viene del
aprendizaje y la experiencia social) y eso no se puede transmitir a los
descendientes por la reproducción biológica. Así sucede con la personalidad y el
nivel social: los ricos pueden "heredar" riquezas y privilegios a sus hijos (dinero,
educación, ventajas sociales, etc.), pero eso no tiene nada que ver con los genes
que transmiten sus células sexuales (óvulos y espermatozoides). O si alguien dice
que su hija "heredó" su sentido del humor o el mal genio de su tío, en realidad
quiere decir que ella ha aprendido esas cosas por ejemplo o imitación, pero eso no
tiene nada que ver con la herencia biológica ni con los genes que recibió de sus
padres.

Los genes elaboran proteínas importantes para el funcionamiento de los órganos


del cuerpo; pero la personalidad, la inteligencia, el nivel social, etc., se deben a
complejas experiencias sociales e interacciones de los individuos con el mundo
externo, y no están codificados en los genes. Comparados con todas las demás
especies del planeta (y con los otros primates y las muchas especies homínidas
que fueron nuestros antepasados más recientes), lo que más nos diferencia es
nuestra capacidad mucho mayor de aprender, enseñar, construir cosas que no
existían, inventar nuevas formas de relacionarnos entre nosotros y con el entorno,
organizar y comunicar, transformarnos nosotros y el mundo natural y social... sin
necesidad de modificaciones biológicas.

Nuestros parientes cercanos, como los chimpancés, pueden hacer muchas de


esas cosas en cierto grado (tienen formas complejas de cooperación y
comunicación social, usan herramientas sencillas, enseñan a sus hijos destrezas
complejas y forman "amistades"; inclusive en distintas partes tienen distintas
"tradiciones culturales" sobre el uso de herramientas y la conducta social), pero
eso no se compara con lo que podemos hacer los seres humanos. Nuestra especie
humana moderna es la primera en la historia de la evolución biológica de este
planeta que se zafado de las limitaciones de la evolución biológica y ha
"evolucionado" principalmente por medios sociales y culturales no genéticos. En
gran medida, esto es lo que nos hace humanos.

De hecho, la supervivencia de los individuos y la cantidad de descendientes que


dejen en general tiene poco que ver con los rasgos favorables o desfavorables que
generen la variación genética y los mecanismos genéticos, porque el efecto de la
evolución cultural en los seres humanos es mucho más importante que el de la
evolución biológica. El hecho de que una enfermedad mate a una persona
depende más de si recibe una vacuna, antibióticos o tratamiento médico (o agua
potable y suficiente comida) que de la variación genética que tenga con respecto a
otros individuos. La cantidad de descendientes de una persona en generaciones
futuras depende más de factores sociales (pobreza o riqueza y recursos;
costumbres, tradiciones, concepciones y prácticas de control de la natalidad y
posición social de la mujer; estructura económica y organización de la sociedad a
favor de familias grandes o pequeñas; influencia de la religión y otros factores
ideológicos, etc.) que de los rasgos que pueda transmitir por medio de material
genético y procesos genéticos.

En los últimos 100,000 años nuestro cuerpo (y nuestro cerebro) casi no ha


cambiado; pasamos de la cultura de herramientas de piedra a ser capaces de
curar muchas enfermedades y explorar por medio de tecnología partes remotas
del cosmos con el mismo cuerpo biológico. Repitiendo, todo esto se ha logrado
principalmente por medio de la evolución cultural, no biológica, aunque nuestra
biología es lo que lo hizo posible.

Bueno, ¿entonces la evolución biológica ha parado por completo en la especie


humana? No del todo, pero casi. Las poblaciones humanas constan de individuos
con variación genética (no somos clones unos de otros) y la frecuencia relativa de
ciertos alelos (formas de genes) en una localidad puede ser afectada de una
generación a la siguiente por las continuas recombinaciones genéticas que causa
la reproducción sexual, o inclusive por mutaciones genéticas ocasionales o
cambios de las frecuencias génicas debidos a factores aleatorios como la muerte
o la migración de individuos*.

Como en todas las demás especies, si los seres humanos heredan cierta variación
genética que les da rasgos que producen una ventaja reproductora (les permiten
tener más hijos, que a su vez se reproducen, que los individuos que no tienen esos
nuevos rasgos heredables) y si este proceso se repite a lo largo de muchas
generaciones sucesivas, es posible que se manifieste un cambio evolutivo en
pequeña escala (por ejemplo, de resistencia a enfermedades).

Pero esto es muy raro en la práctica porque la mayoría de los cambios que todavía
ocurren por recombinación genética en los seres humanos no afectan
significativamente cuántos descendientes un individuo contribuirá a futuras
generaciones. Como vimos, en tiempos modernos, la cantidad de descendientes
que un individuo contribuya a las generaciones siguientes tiene muy poco que ver
con su "aptitud reproductora" biológica, pero tiene mucho que ver con las
relaciones y costumbres sociales y culturales, y con las oportunidades: suficiente
alimentación, las ideas sobre quién, cuándo y con quién se debe uno reproducir,
nuestra capacidad de prevenir y curar muchas enfermedades que antes impedían
la reproducción, etc. Todas estas cosas tienen más efecto en la reproducción
humana hoy que cualquier rasgo nuevo que pueda surgir por recombinación
genética al azar de nuestro ADN.De hecho, remontándonos al pasado de la
existencia humana, la capacidad de los seres humanos de transformarse a sí
mismos y su mundo por medios culturales ha rebasado desde hace tanto tiempo
los efectos de la evolución biológica, que no hay evidencia de que nuestro cuerpo
haya tenido una reorganización biológica significativa por selección en una
dirección definida ¡en los últimos 100,000 años!

En pequeña escala, es posible encontrar evidencia reciente de evolución de


resistencia a enfermedades, por ejemplo. Muchas enfermedades humanas
actuales (como el cáncer) no son objeto de selección natural porque no afectan la
reproducción, o porque se presentan a una edad avanzada, cuando ha terminado
la reproducción. Por otra parte, hace apenas unos pocos siglos los colonos
europeos diezmaron las poblaciones de las Américas exponiéndolas a la viruela
(¡a veces adrede!). Los europeos, expuestos a la viruela por siglos, adquirieron una
inmunidad parcial a lo largo de muchas generaciones, y por eso la enfermedad no
les daba muy fuerte y por lo general no los mataba. Por contraste, los amerindios
nunca se habían expuesto a la viruela y por lo tanto no habían tenido tiempo de
adquirir ninguna inmunidad, así que la enfermedad los atacó con fuerza y casi los
aniquiló. (Esto contribuyó mucho a su derrota militar por los europeos).
Es posible imaginar que hoy una mutación al azar que ofrezca resistencia al VIH
(que mata mucha a gente antes de tener hijos) se pueda establecer y extender a
lo largo de generaciones en África y otras partes del mundo especialmente
devastadas por esta enfermedad. Parece que ya existe una de tales mutaciones
en un pequeñísimo porcentaje de europeos caucásicos, y se cree que se
estableció por medio de la selección natural hace unos siglos, durante las
epidemias de peste bubónica de la Edad Media, y que protegía de esa
enfermedad. Tales casos son interesantes y dejan la incógnita de si nuestra
especie todavía está evolucionando con relación a cosas como enfermedades
letales que matan antes de la reproducción.

Pero inclusive con enfermedades tan devastadoras, es evidente que lo que


podemos hacer hoy por medios sociales y transformaciones culturales es mucho
mayor, y más rápido, que lo que pueda hacer la selección natural hoy en día.
Millones de personas mueren en poco tiempo de SIDA a una edad joven en
muchas naciones africanas (pero en las naciones industrializadas mucha gente
vive con VIH más tiempo) debido a la pobreza, las relaciones desiguales y la
explotación del sistema imperialista mundial (con la falta de educación y la
inescrupulosa negación de medicinas y tratamientos modernos por compañías
farmacéuticas multinacionales regidas por la ganancia). Eso no tiene que ver con
la evolución biológica. ¡Y la solución a tales problemas tampoco tiene nada que
ver con la evolución biológica!

Nuestra especie evolucionó de otras especies homínidas; ¿surgirá de nosotros otra


especie?

No es probable por dos razones. Primero, debido a lo que acabamos de ver sobre
el hecho de que los medios culturales y sociales de modificación de nosotros
mismos y de nuestro mundo externo han rebasado lo que se pueda lograr por
medio de la evolución biológica (aunque queda por verse lo que hagamos a la
biología de nuestra especie con ingeniería genética y demás técnicas).

Además, es importante recordar que una nueva especie por lo general evoluciona
de una población pequeña y aislada a nivel reproductor de la especie madre. Sin
un período de aislamiento reproductor absoluto por muchas generaciones, no es
posible que una modificación genética se establezca y distinga a una población
nueva de la población ancestral al punto de que no puedan cruzarse y reunirse en
una sola especie. Pero ese aislamiento reproductor no ocurre con los seres
humanos en este planeta; somos una sola especie, muy móvil y distribuida por
todo el globo.Habitamos todos los rincones del planeta y toda clase de hábitats, y
hay una corriente continua de genes entre las poblaciones humanas. No es posible
hoy en día que una población humana del planeta se aísle completamente del
resto de la humanidad el largo lapso de tiempo necesario para que empezara a
divergir como una nueva especie (si todos los factores culturales no trastornaran
el proceso).

Supongo que si una pequeña población humana colonizara una parte distante del
cosmos y pudiera permanecer aislada del resto de la humanidad por muchas
generaciones (¿qué tan probable es?), entonces se podría dar cierta divergencia
biológica evolutiva. Pero inclusive en ese caso, es altamente improbable que las
particularidades de la herencia genética individual desempeñaran el papel
principal en la constitución de las generaciones sucesivas. Otros factores,
principalmente culturales y sociales, entrarían en juego para que los colonos
espaciales y la población terrestre se pudieran o no se pudieran cruzar (la
definición de especiación completa), como por ejemplo, la orientación de las
sociedades futuras hacia la ingeniería genética y si todavía nos reproducimos
biológicamente o no de la forma que conocemos.

Los mecanismos de evolución biológica produjeron todas las especies de la Tierra


a lo largo de unos 3.5 billones (mil millones) de años, y no hay la menor duda de
que nuestra especie surgió por este proceso natural. Como todas las demás
especies, la nuestra se extinguirá, sea como sea; pero entre ahora y ese momento
sin duda nos transformaremos conscientemente a nosotros y al mundo que nos
rodea de modos que apenas podemos imaginar.

* Aunque esa clase de factores aleatorios, que pueden tener grandes efectos
especialmente en la constitución genética de poblaciones pequeñas y aisladas en
otras especies, suelen tener mínimo efecto en los seres humanos porque las
poblaciones humanas nunca están completamente aisladas de otras a nivel de
reproducción y hay una continua corriente de genes entre ellas.

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