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MARGARITA CABELLO BLANCO

Magistrada ponente

STC5860-2017
Radicación n.° 68679-22-14-000-2017-00024-01
(Aprobado en sesión de veintiséis de abril de dos mil diecisiete)

Bogotá, D. C., veintiocho (28) de abril de dos mil


diecisiete (2107).

Se decide la impugnación interpuesta frente a la


sentencia proferida el 9 de marzo de 2017, mediante la cual
la Sala Civil-Familia-Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de San Gil negó la acción de tutela
promovida por Marco Tulio Manosalva Quintero contra los
Juzgados Primero Civil del Circuito y Tercero Promiscuo
Municipal de Socorro, con vinculación del Banco Agrario de
Colombia S.A. y Coomuldesa Ltda.

ANTECEDENTES

1. El promotor reclamó la protección constitucional de


los derechos fundamentales al debido proceso y acceso a la
administración de justicia, presuntamente vulnerados por
las autoridades acusadas.
Radicación n.°68679-22-14-000-2017-00024-01

2. Arguyó, en sustento de su reclamo, en síntesis, lo


siguiente:

2.1. Que el 18 de noviembre de 2015, ante la Notaría


Primera de Socorro, inició el «trámite de insolvencia de persona
natural no comerciante (…) en aplicación de los artículos 537
numeral 4°, 538 y 539 del Código General del Proceso. Actuación
que fue debidamente notificada a todos los acreedores, incluidos el
Banco Agrario de Colombia y la Cooperativa de Ahorro Coomuldesa
Ltda».

2.2. Que «al no concretarse un acuerdo de pago con los


acreedores, en aplicación del artículo 563 del C.G.P.» la Notaría
remitió las diligencias a los jueces civiles municipales.

2.3. Que el Juzgado Tercero Promiscuo Municipal de


Socorro dio apertura al concurso y por auto del 6 de abril de
2016 designó a su abogada como liquidadora, quien presentó
los inventarios y avalúos.

2.4. Que el 25 de junio siguiente Coomudelsa Ltda. y el


Banco Agrario formularon «petición de nulidad», aduciendo,
sólo hasta ese momento, que el solicitante ostenta la calidad
de comerciante, por lo que debe aplicarse el procedimiento
previsto en la Ley 1116 de 2006.

2.5. Que el fallador, por determinación de 5 de agosto


de 2016, acogió dicho pedimento y declaró su «falta de
competencia funcional», por lo que envió el asunto a los jueces
civiles del circuito.

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2.6. Que interpuso reposición, pero por auto de 20 de


octubre siguiente, se «desconoció la personería de [su] apoderada
que procedía de la notaría (…) igual con el recurso o sin él [la
determinación] fue arbitraria y desde el momento de aceptar la
nulidad ya se conocía cual sería la decisión».

2.7. Que posteriormente, el 8 de noviembre último, el


circuito definió que «no es posible adelantar el trámite en el
estado en que se encuentra, atendiendo las particularidades del
proceso de liquidación judicial de persona natural comerciante
consagrado en la Ley 1116 de 2006, y la ausencia de requisitos
inherentes a este proceso».

2.8. Que censuró esa determinación, empero el


sentenciador la mantuvo, por resolución de 28 de noviembre
de 2016.

3. Pidió, en consecuencia, respetar «lo iniciado por la


Notaría Primera de Socorro y continuar con [el] trámite de
liquidación patrimonial» como persona natural no comerciante
(fls. 37-46, cdno. 1).

RESPUESTA DEL ACCIONADO Y VINCULADOS

1. El Banco convocado indicó que los créditos a cargo


del actor «fueron adquiridos bajo la vigencia de su registro como
comerciante la Cámara de Comercio de Bucaramanga, la sola
circunstancia de que cincuenta días antes de presentar su solicitud
ante la Notaría del Círculo de Socorro hubiese cancelado tal registro
de comerciante, no lo legitimaba para tomar el camino de
insolvencia de persona natural no comerciante» (fl. 98, ibidem).

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2. El fallador del circuito encartado afirmó que «atendió


el conocimiento del proceso de liquidación judicial de que trata la
Ley 1116 de 2006, ante la firmeza de la decisión tomada por el
Juzgado Tercero Promiscuo Municipal del Socorro (…) la cual
estableció la calidad de comerciante del accionante (…) es ante ese
escenario que el demandante debió plantear sus diferentes
argumentaciones, para desvirtuar la calidad que se le otorgó » (fl.
103, cdno. 1).

3. El Juzgado Tercero Promiscuo Municipal manifestó


que no decretó la nulidad sino que, simplemente, declaró su
«falta de competencia por el factor funcional», resolución contra
la que se presentó «escrito de reposición y en subsidio apelación,
una vez revisado el expediente no se encontró poder para actuar
por lo que fue rechazado» (fls. 104-106 idem).

LA SENTENCIA IMPUGNADA

El Tribunal denegó el resguardo porque el interesado


«ostentaba la posibilidad de interponer el recurso de reposición o
apelación, contra la determinación del Juzgado Tercero Promiscuo
Municipal de Socorro, el cual declaró la falta de competencia
funcional. Ahora si bien se incoaron tales recursos a través de
apodero judicial, se observa que éstos fueron rechazados
precisamente por falta de poder especial para incoar tales medios
de defensa, sin que contra tal determinación se utilizara recurso
alguno, pues se ventilaba la posibilidad de interponer el recurso de
queja en subsidio con el de reposición tal como lo establece el
artículo 353 del C.G.P.».

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Añadió que «la negación de la apertura del trámite de


liquidación judicial (…) no se advierte caprichosa o arbitraria, vale
decir constitutiva de vía de hecho, toda vez que los argumentos que
se expusieron en torno a la falta de requisitos por parte del
solicitante (…) son razonables, pues se indicaron cuáles eran los
fundamentos legales para su cumplimiento. En efecto (…) el artículo
47 de la ley 1116 de 2006 exige que de acuerdo a las causales allí
impuestas, se expresen los fundamentos de la apertura; también
de conformidad con el artículo 49 ibidem debe presentarse la
solicitud en los términos allí indicados, además que bajo el artículo
50 idem la solicitud debía encaminar lo efectos de la apertura, para
efectos de impartir órdenes consecuenciales».

Además, si en realidad el quejoso presumía la «falta de


competencia del Juzgado Primero Civil del Circuito de Socorro, la
parte interesada podía haber incoado una solicitud de la actuación
procesal, lo cual también se echa de menos» (fls. 110-115, cdno.
1).

LA IMPUGNACIÓN

El promotor insiste en que el funcionario no podía


declarar su incompetencia, máxime cuando la «audiencia de
negociación de deudas» se suspendió dos veces, por lo que sus
acreedores tuvieron a la postre tres oportunidades para
alegar su presunta condición de «comerciante», pero sólo lo
hicieron ante el juez municipal.

También reprocha que no se le haya dado trámite a los


recursos que intentó contra la «nulidad», pues su mandataria
había sido reconocida como tal en las diligencias previas ante
notario.

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Sostiene que, aun antes de que el circuito negara darle


curso a la solicitud de insolvencia, pues el expediente apenas
se le remitió el 27 de octubre de 2016, los acreedores «daban
por hecho que la liquidación terminaba ahí al punto que el día tres
de noviembre del mismo año el representante judicial de los bancos
ya había iniciado sendos procesos ejecutivos».

Asegura que no ejerce labores mercantiles, pues se


dedica al campo, de ahí que sus créditos correspondan a la
«línea Finagro, exclusiva para agricultores», al tiempo que ante
la DIAN su actividad económica es «eminentemente agrícola»; y
si bien participó en la “Trilladora Cafemar”, el «proyecto no
pudo iniciarse (…) por eso se canceló la matrícula porque no hubo
ni maquinaria ni dinero para iniciar esa empresa».

Y como el trámite de es de única instancia, no es


correcto el reproche del a-quo por no perseverar en la
apelación (fls. 125-130 cdno. 1).

CONSIDERACIONES

1. Reiteradamente se ha explicado que tratándose de


actuaciones judiciales este amparo no es la senda idónea
para censurar las decisiones que se adopten y únicamente,
de manera excepcional, puede acudirse a esa herramienta
cuando el funcionario proceda «con ostensible desviación del
sendero normado, sin ecuanimidad y apoyado en el capricho o en
la subjetividad, a tal punto que estructure ‘vía de hecho’»; bajo los
supuestos de que el afectado concurra dentro de un término
razonable a formular la queja, y de que «no disponga de medios

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ordinarios y efectivos para lograrlo» (ver entre otras, CSJ STC, 3


de mar. 2011, rad. 00329-00).

El concepto de vía de hecho fue fruto de una evolución


pretoriana por parte de la Corte Constitucional, en razón de
la necesidad de que todo el ordenamiento jurídico respete los
derechos fundamentales como base de la noción de «Estado
Social de Derecho» y la disposición contemplada en el artículo
4 de la Carta Política. Así, bajo la aceptación de la
probabilidad de que las sentencias judiciales pueden
desconocer las prerrogativas esenciales, se admite por
excepción la posibilidad de amparar esa afectación siempre y
cuando se cumplan los siguientes presupuestos: l.
Generales: «a) Que la cuestión que se discuta resulte de evidente
relevancia constitucional; b) Que se hayan agotado todos los
medios ordinarios y extraordinarios de defensa judicial al alcance
de la persona afectada, salvo que se trate de evitar la consumación
de un perjuicio iusfundamental irremediable; c) Que se cumpla el
requisito de la inmediatez; d) Cuando se trate de una irregularidad
procesal; e) Que la parte actora identifique de manera razonable
tanto los hechos que generaron la vulneración como los derechos
vulnerados y que hubiere alegado tal vulneración en el proceso
judicial siempre que esto hubiere sido posible y f) Que no se trate
de sentencia de tutela» y, 2. Especiales: «a) Defecto orgánico; b)
Defecto procedimental absoluto; c) Defecto fáctico; d) Defecto
material o sustantivo; e) Error inducido; f) Decisión sin motivación;
g) Desconocimiento del precedente y h) Violación directa de la
constitución» (C-590/2005, reiterada, entre otras, SU-
913/2009 y T-125/2012).

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2. Observada la inconformidad planteada, el accionante


discute, en suma, que el fallador municipal no podía
apartarse del conocimiento de su solicitud de insolvencia
como «persona natural no comerciante», ni el circuito podía
entenderla como de «persona natural comerciante», puesto que
no ejerce esa actividad.

3. Del examen de las pruebas arrimadas, encuentra la


Corte lo siguiente:

3.1. Determinación de 18 de noviembre de 2015, de la


Notaría Primera del Círculo de Socorro, que aceptó la
solicitud de «insolvencia y/o negociación de deudas» interpuesta
por el gestor bajo la afirmación de que en la actualidad «no
[es] comerciante» y pretende iniciar la «negociación de deudas»
(fls. 5 y 11-27, cdno. 2).

3.2. Actas de audiencias del 15 de diciembre de 2015 y


24 febrero de 2016, en las que intervino Judith Otalora Reyes
como apoderada del accionante (fls. 9 y 10, 29 y 30 idem).

3.3. Decisión de 26 de febrero de 2016, de la misma


oficina notarial, ordenando informar al juez municipal del
«fracaso en la negociación de deudas» (fl. 31 ibidem).

3.4. Auto del 28 de marzo siguiente, proferido por el


Juzgado Tercero Promiscuo Municipal de esa localidad,
disponiendo «la apertura de la liquidación patrimonial del
ciudadano Marco Tulio Manosalva Quintero» (fls.39, ibid.).

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3.5. Memorial presentado, el 11 de mayo pasado, por el


Banco Agrario de Colombia S.A., deprecando que se «declare
la falta de competencia (…) para conocer del proceso de liquidación
patrimonial (…) toda vez que se dio el trámite contemplado por el
Código General del Proceso a la persona natural no comerciante
siendo lo correcto el trámite de la Ley 1116 de 2006 contemplado
para las personas comerciantes» (fl. 72, cdno. 2).

3.6. Interlocutorio de 5 de agosto de 2016 que «declaró


la falta de competencia por el factor funcional para conocer del
trámite de la liquidación patrimonial de la persona natural no
comerciante», atendiendo que el promotor sí tiene esa calidad,
y lo condenó en costas (fls. 82-89 idem).

3.7. Recurso de reposición, y subsidiario apelación,


formulado contra esa resolución judicial por la abogada
Judith Otalora Reyes (fls. 90-94 id).

3.8. Proveído de 20 de octubre ulterior que rechazó


dicha censura porque la togada carece de derecho de
postulación pues no hay un poder que la faculte para obrar
(fl. 103, cdno. 2).

3.9. Auto de 8 de noviembre último, del Juzgado


Primero Civil del Circuito de Socorro, que tuvo por «acreditada
dentro del expediente la calidad de comerciante» y negó la
«apertura del trámite de liquidación judicial de persona natural
comerciante» por la «ausencia de requisitos inherentes a este
proceso» (fl. 104 ibidem).

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3.10. Nuevamente el gestor interpuso remedio


horizontal, reiterando que no ejerce ninguna actividad
mercantil, pero el fallador los desestimó en decisión del
pasado 28 de noviembre (fls. 107-112, cdno. 2).

4. De entrada cabe precisar que no había manera de


imputarle al actor alguna omisión en el ejercicio de los
medios de impugnación frente a la determinación del juzgado
promiscuo municipal de no seguir conociendo las diligencias
dispuestas por auto de 5 de agosto de 2016, pues su
apoderada ya había intervenido en el trámite de insolvencia,
pero en su fase negocial ante la Notaría Primera del Socorro,
lo que ciertamente generó la confianza legítima de que ésta
podía representarlo. En ese orden, lo pertinente, ante todo,
es dilucidar si se incurrió en alguna anomalía con dicha
providencia.

Sobre ese punto conviene señalar que esta salvaguarda


no es una instancia adicional o una oportunidad para reabrir
las discusiones dirimidas por los operadores judiciales
mientras sus determinaciones no sean contraevidentes o
resulten abiertamente contrapuestas al ordenamiento
positivo. Lo dicho tiene relevancia, en la medida que la
resolución que tuvo por comerciante al demandante y, por
consiguiente, defirió la incompetencia del despacho
municipal, refleja una interpretación respetable de las
normas aplicables y una valoración ponderada de las
pruebas.

Preliminarmente, consignó el juzgador: «(…) la competencia

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se radica en determinados funcionarios judiciales en consideración a la


calidad del sujeto que debe intervenir en la relación procesal, es decir,
teniendo en cuenta la connotación especial que se predica respecto de
determinado sujeto de derecho; mientras el factor funcional hace
referencia a la designación de determinado funcionario para que conozca
de un proceso atendiendo la organización jerárquica y división territorial
del país (fl. 85, cdno. 2)

A continuación señaló que era dable verificar su


competencia, dado el reclamo por parte del banco, tarea en
la cual identificó que en el «certificado de cancelación de persona
natural de Marco Tulio Manosalva Quintero expedido por la
Cámara de Comercio de Bucaramanga» aparece que éste tuvo
los siguientes establecimientos de comercio: i) uno que
llevaba su mismo nombre y que tuvo registrado hasta el 31
de enero de 2013, ii) otro denominado ‘Fosters Café’, que
vendió en esa misma fecha, y iii) la ‘Trilladora Cafemar’ que
enajenó el 2 de septiembre de 2015; además, consta que el
24 del mismo mes y año canceló su matrícula mercantil, que
había registrado el 31 de agosto de 2010 (fls. 86 y 87, idem).
Además, resaltó que en la petición de insolvencia fueron
relacionados ocho (8) empréstitos con el Banco Agrario
otorgados, en su totalidad, entre abril de 2012 y septiembre
de 2014.

Pasó a destacar que según el Código de Comercio son


«comerciantes las personas que profesionalmente se ocupan en
alguna de las actividades que la ley considera mercantiles»
(artículo 10), y que cabe presumir esa calidad respecto de
quienes figuran en el registro mercantil o tienen abierto un
«establecimiento de comercio» (artículo 13).

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Luego de lo cual, con apoyo en la referida evidencia,


concluyó: «son los anteriores actos reflejo de la actividad comercial o
mercantil, pues desde el enfoque normativo es claro deducir que Marco
Tulio Manosalva Quintero ejerció en varias ocasiones y en distintas
modalidades la actividad comercial y bajo dicho ejercicio adquirió las
obligaciones dinerarias con entidades bancarias como también con
particulares, mientras se encontraba vigente su inscripción mercantil en
la Cámara de Comercio de Bucaramanga, [por] lo que es fácil deducir que
las acreencias y deudas fueron adquiridas dentro de los postulados del
marco normativo comercial en su artículo 10, pues, nótese que se
encontraba inscrito con su propia marca (…) como también ejercía el
comercio con los establecimientos comerciales Fosters Café y Trilladora
Cafemar (…) luego no puede desconocerse que transcurrido un corto
término de tiempo desde la fecha de cancelación de la matrícula, se
presentó para trámite de insolvencia de persona natural no comerciante
y relacionó obligaciones o acreencias adquiridas bajo la condición
subjetiva de comerciante» (fl. 88, cdno. 2).

Y por consiguiente, definió que «no tiene competencia para


conocer de estas diligencias en razón del factor funcional (sic), ya
que la competencia tratándose de persona natural COMERCIANTE
regulado en la Ley 1116 de 2006 recae en los jueces civiles del
circuito del domicilio principal del deudor» (idem).

5.1. Entonces, la providencia discutida, en los apartes


transcritos, expresa una hermenéutica razonable acerca de
las normas que regulan la competencia para conocer los
juicios de insolvencia, pues por más que haya aludido al
factor funcional, arribó a la citada conclusión a partir del
carácter de comerciante del quejoso, calificación con la que
no incurrió en desafuero, comoquiera que la Corte ha

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sostenido, a partir de las previsiones del artículo 13 del


Código de Comercio, que la figuración de una persona en el
registro mercantil, bien sea como profesional del comercio o
propietario de un establecimiento dedicado al mismo,
conlleva la presunción legal de que desarrolla esa actividad.

En cuanto al tópico, se ha sostenido en casos que


comparten algunos matices con éste:

«(…) sobre la base de hallarse demostrada la inscripción del


demandante (…) como comerciante, y esta calidad la dio por
establecida con la certificación expedida por la Cámara de
Comercio de Bogotá, en la cual consta su matrícula (…) y
sobre ese particular, de conformidad con el numeral 1º del
artículo 13 del estatuto mercantil, se presume que desde
entonces el actor ha ejercido el comercio» (CSJ, SC2068-
2016, 22, feb., rad. 2007-00682-01).

Por ende, no puede reprochársele que hubiese


entendido que no podía seguir surtiendo el trámite de
negociación de deudas que establece el artículo 531 del
Código General del Proceso, toda vez que según el artículo
532 del mismo compendio, dichos procedimientos «sólo serán
aplicables a las personas naturales no comerciantes».

5.2. Ahora, es cierto que el fallador no puede


desprenderse a su antojo de la competencia que inicialmente
avocó, ya que «una vez definida la atribución en un determinado
funcionario, en él quedará radicado el conocimiento del asunto,
salvo las excepciones previstas en los artículos 16 y 27 del Código

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General del Proceso» (CSJ, AC738-2017). No obstante, lo cierto


es que en este caso lo hizo en virtud, exactamente, de una de
las situaciones en que es admisible hacerlo: en vista del
reproche oportuno del convocado, elevado en su primera
intervención ante el despacho promiscuo municipal.

Al respecto ha dicho la Sala:

«(…), la autoridad que le dé inicio a la actuación conservará su


competencia, sin que pueda (…) variarla o modificarla por factores
distintos al de la cuantía (…) si por alguna circunstancia la
manifestación del demandante resultare inconsistente (…) es
carga procesal del extremo demandado alegar la incompetencia
del juez, lo que debe hacer en las oportunidades procesales que se
establecen para el efecto» (CSJ, AC 12 dic. 2014, rad. n°

2014-02688-00, citado en AC6263-2016, 20 sep., rad.


02631-00).

5.3. De ese modo, no hay forma de censurar la referida


decisión, de declarar la incompetencia del Juzgado Tercero
Promiscuo Municipal, por esta vía residual y extraordinaria,
que no opera como una instancia adicional para revisar el
criterio de los funcionarios investidos de la competencia para
resolver, puesto que, mientras no contravengan el
ordenamiento positivo, permanecen al margen del escrutinio
de la jurisdicción constitucional.

Sobre el tema ha enfatizado la Corporación que:

«(…) independientemente de que se comparta o no la hermenéutica


del juzgador ello no descalifica su decisión ni la convierte en

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caprichosa y con entidad suficiente de configurar vía de hecho,


pues para llegar a este estado se requiere que la determinación
judicial sea el resultado de una actuación subjetiva y arbitraria del
accionado, contraria a la normatividad jurídica aplicable y
violatoria de los derechos fundamentales”» (CSJ; STC 20 sep.

2012, rad. 00245-01, citada en STC139-2017, 19 en.,


rad. 2016-01985-01).

6. Del mismo modo, la decisión del juzgador del circuito


de rechazar de plano la solicitud de insolvencia tampoco se
observa arbitraria, puesto que en realidad habiéndose
propuesto un trámite de «negociación de deudas» de persona
natural no comerciante (fl. 26, cdno. 2), el fallador no estaba
facultado, mucho menos obligado, a adecuar las
pretensiones y fundamentos fácticos para hacerlos encajar
en uno de los procedimientos concursales previstos en la Ley
1116 de 2006 para quienes la actividad mercantil, bien sea
la reorganización o la liquidación judicial.

Al respecto consignó que «no es posible adelantar el trámite


en el estado en que se encuentra», porque no satisface los
siguientes requisitos:

«- Expresión del trámite solicitado.


- Expresión del fundamento de la apertura del proceso de
liquidación, de conformidad con las causales previstas en el
artículo 47 de la Ley 1116 de 2006.
- Presentación de la solicitud en los términos del artículo 49 de la
citada ley –liquidación judicial inmediata-, así como los
documentos allí enunciados.
- Presentación de la solicitud de cara a los efectos de la apertura
del proceso de liquidación previstos en el artículo 50 de la ley en

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comento (…).
-Presentación del balance que sirvió de base para la liquidación
con su respectivo dictamen, si lo hubiere, y un estado de inventario
de activos y pasivos, debidamente certificado y valorado» (fl. 104,
cdno. 2).

De esa forma, la providencia del sentenciador resulta no


arbitraria, en la medida que efectivamente los presupuestos
de la solicitud del actor, insístase, de negociación de deudas,
no podían amalgamarse, o desdibujarse mejor, para
asimilarlos a de la reorganización empresarial o la
liquidación judicial, lo que impide la intromisión de la
jurisdicción constitucional, pues, como ha dicho
insistentemente la Sala, «al juez de tutela le está vedado
examinar si los funcionarios realizaron la más convincente o
adecuada de las interpretaciones, pues, tal tarea está por fuera de
sus facultades» (CSJ, STC2713-2015, 12 mar., rad.00502-00,
citada en STC1946-2016, 18 feb., rad. 2015-03001-01).

7. Sin embargo, no puede decirse lo mismo respecto de


la decisión de ese estrado municipal de condenar en costas
al accionante por auto de 5 agosto de 2016, por lo que sobre
ese aspecto en particular se abre paso el amparo y habrá de
revocarse el fallo impugnado, según pasa a verse.

Conforme al numeral 1° del artículo 365 del Código


General del Proceso, la condena en costas, resuelta en
proveído de 5 de agosto de 2016, está prevista para «la parte
vencida en el proceso, o a quien se le resuelva desfavorablemente
el recurso de apelación, casación, queja, súplica, anulación o
revisión» o, en igual sentido, «un incidente, la formulación de

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excepciones previas, una solicitud de nulidad o amparo de


pobreza».

Pues bien, la determinación del fallador municipal no


encaja en ninguno de esos eventos, por lo que es evidente
que la «condena» que aplicó no tiene fundamento. De hecho,
aquél únicamente expresó que, al no poder seguir conociendo
del proceso, debía «hacerse la correspondiente condena en costas
a cargo del deudor» (fl. 88, cdno. 2), siendo, por tanto, una
lacónica admonición carente de verdadera motivación, lo que
habilita conceder la protección.

Frente a esto ha dicho la Sala:

«La motivación de las decisiones constituye imperativo que surge


del debido proceso, cuya finalidad consiste en brindar el derecho
a las partes e intervinientes de asentir o disentir de la actividad
intelectual desplegada por el juez natural frente al caso objeto de
controversia, razón por la cual esta debe ser, para el asunto
concreto, suficiente, es decir, «…la función del juez tiene un rol
fundamental, pues no se entiende cumplida con el proferimiento
de una decisión que resuelva formalmente, el asunto sometido a
su consideración» (CSJ, STC, 13 mar. 2013, rad. 2012-

00208-01, reiterado en STC11096-2016, 1° ago., rad.


02134-00).

7. En definitiva, se revocará el fallo impugnado para en


su lugar conceder el resguardo en la forma advertida, es
decir, únicamente frente a la condena en costas que impuso
el juzgado municipal.

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DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia


en Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre
de la República y por autoridad de la ley, REVOCA la
sentencia impugnada y, en su lugar, RESUELVE:

Primero: Conceder el amparo el debido proceso de


Marco Tulio Manosalva Quintero frente al Juzgado Tercero
Promiscuo Municipal de Socorro.

Segundo: Dejar sin efecto la condena en costas


impuesta al accionante por el Juzgado Tercero Promiscuo
Municipal de Socorro en auto de 5 de agosto de 2016. En
todo lo demás dicha decisión permanece incólume.

Tercero: Remítasele copia al aludido despacho de la


presente providencia.

Cuarto: Comuníquese telegráficamente lo resuelto en


esta providencia a los interesados y oportunamente remítase
el expediente a la Corte Constitucional para eventual
revisión.

Notifíquese

LUIS ALONSO RICO PUERTA


Presidente de Sala

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MARGARITA CABELLO BLANCO

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

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